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Por Al Valdés
A veces nos preocupa más llevar a los esposos a nuestra iglesia que al
Señor. Sin dudas, pensamos que será allí dónde conocerá a Cristo—
dónde creerá en Él como Salvador. Pero en algunas instancias el
esposo no le atrae algún estilo particular de adoración, o no respeta
al pastor, o considera el domingo como su único día de descanso.
Pero, aunque puede que tenga una queja legítima respecto a alguna
congregación no hay ninguna en contra de Jesús, el Cordero de Dios
sin mancha. Pedro nos hace recordar acerca de nuestro Salvador:
“Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo
por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18a, LBLA).
Pero, ¿significa esto que hay que asistir a todas las actividades de la
iglesia? ¿Es posible faltar un domingo por la mañana y asistir a algún
otro culto en la noche (aunque no sea la iglesia usual donde nos
congregamos)? Por otro lado, la cuestión de las actividades de un
sábado por la noche debe decidirse tomando en cuenta la doble
verdad de que vivimos en el mundo aunque no somos del mismo. Aquí
nuestra conciencia (guiada por las Escrituras y el Espíritu Santo) nos
puede ayudar. El Señor Jesús nos servirá como ejemplo. El participó
en la celebración en la boda de Caná sin hacer nada mal (véase Juan
2:1-12). Hacia ese fin necesitamos orar al Señor para que nos de
sabiduría, discernimiento, y protección. No debemos ir ni en contra
de las Escrituras ni de nuestra conciencia. No obstante, sí debemos
asegurarnos de que estamos interpretando la Biblia con precisión y
entonces participar en todo lo posible con el esposo.
Conclusión