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Flores de Lilium
Cada vara de Lilium suele contar con grandes botones florales que, al
florecer, ofrecen unas enormes flores de colores puros o variados y un
poderoso perfume en función de la especie y variedad. Este aroma
puede llegar a ser tan intenso que incluso puede resultar incómodo si se
ponen sus flores en una habitación pequeña. Como ventaja,
ambientarán cualquier estancia donde se coloque el ramo.
Para ello las pondremos en el jarrón nada más llegar a casa, procurando
recortar un centímetro aproximadamente las bases de sus tallos y a ser
posible, mediante un corte inclinado para aumentar la superficie de
contacto con el agua. Esta será limpia a la que añadiremos un
conservante de flor.
Una vez se hayan marchitado sus flores, se pueden cortar sus tallos
justo por las primeras hojas por debajo de las flores. A las pocas
semanas podemos ir reduciendo los riegos hasta dejar secar toda la
planta.
Tras la brotación del Lilium, si vemos que se hacen muy altos y estamos
en una zona de fuertes vientos, podemos tutorar sus tallos para evitar
que entre el viento y el peso de sus flores se rompan.
Una vez se hayan marchitado sus flores, se puede cortar el tallo justo
por las primeras hojas por debajo de las flores, simplemente por
cuestiones estéticas.
Cuando llegue el momento de letargo del Lilium, este perderá sus hojas
y dará el aspecto de que han desaparecido del jardín. Con la llegada de
su época de brotación, volverán a verse crecer. Por lo tanto no tenemos
el porqué arrancar sus bulbos.