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Leticia Sánchez Sánchez

Luis Samuel Murillo Nuñez

Aculturación y exclusión en estudiantes extranjeros


universitarios de la UVM campus San Rafael CDMX

Resumen

En la presente investigación se intenta encontrar la relación que existe entre la


exclusión o autoexclusión y la aculturación en estudiantes extranjeros
universitarios, ubicando la diferencia en la percepción de la cultura respecto al
tiempo de residencia en México. Haciendo uso de un Cuestionario para grupo de
inmigrantes generada en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid, junto
con una entrevista estructurada a cada uno de los participantes. Por medio de los
resultados se analizaran los resultados para obtener un porcentaje en los factores
de aculturación, por medio de estadística descriptiva, obteniendo la media en las
respuestas y de allí se hará una correlación con la percepción de cada uno de los
participantes. La finalidad será obtener una identidad bicultural por parte de los
estudiantes.

Introducción

El fenómeno migratorio se ha convertido progresivamente en un campo de estudio


en el que se encuentran implicadas distintas disciplinas científicas. Un aspecto
fundamental analizado dentro de este fenómeno han sido las consecuencias
provocadas por las relaciones que se establecen entre diferentes grupos étnicos y
culturales en su proceso de contacto e intercambio. Este proceso y sus
consecuencias se han denominado de forma general como ‘aculturación’ (Arenas,
2016)

La aculturación comprende aquellos fenómenos que resultan cuando grupos que


tienen culturas diferentes entran en contacto directo y continuo, con los
subsiguientes cambios de la cultura original de uno o de ambos grupos. Término
acuñado por la antropología americana, los especialistas británicos prefieren el —
quizá más directo— de contacto cultural. La aculturación, como relación
intersocietaria, no se define por la adaptación de simples elementos a la estructura
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cultural existente, sino por la significativa y rápida restructuración de una de las


culturas que entran en contacto, o de ambas. Existe cierta falta de concordancia
sobre si el término debe referirse a los resultados o a los procesos de cambio. Los
estudios sobre aculturación, centrados mayoritariamente en las situaciones de
contacto entre culturas iletradas de los primitivos actuales y la europea,
difícilmente pueden abocar a resultados completos en el campo de la Antigüedad:
la penuria de datos existente hace que seamos capaces de descubrir sólo los
cambios diversos en el contenido cultural, pero no los cambios estructurales
implicados, problema y objetivo fundamental. En el ámbito de la Antigüedad —y de
la Antigüedad aragonesa—, puede ser en ocasiones relativamente fácil determinar
las variables en un tipo de contacto determinado (grado de diferencia cultural,
dirección de la corriente cultural, agentes del contacto y circunstancias de éste,
situaciones de superordinación o subordinación, etc.); pero es más difícil calibrar
el tipo de proceso de contacto (sustitutivo, aditivo, sincrético, deculturativo,
recusativo...) o el resultado final (aceptación, adaptación, extinción, reacción). Es
dificil medir, asimismo, el grado de fusión cultural, de aislamiento o de escala
social, de sincretismo o de biculturalismo. De ahí que, en el estado actual de
nuestra documentación —muy escasa: la arqueología es muy lenta por su propia
metodología y por los medios económicos a su alcance en nuestra región— no
puedan darse sino ejemplos diversos o llamadas de atención a elementos
traductores de determinados cambios culturales GEA (2000).

Las definiciones viejas y nuevas tienen una frontera borrosa en las sociedades
multilaterales modernas, en las que los hijos de familias inmigrantes pueden ser
motivados a adquirir la cultura dominante, pero también la familiar, considerando a
cualquiera de las dos como la extranjera, cuando ambas son parte del desarrollo
infantil.

Raquel Ferrer y cols. (2014) comenta que existen diversos ejemplos de


aculturación. Entre los más resaltantes se pueden mencionar los siguientes:

 La colonización de América es un ejemplo de aculturación violenta. Los


colonizadores se enfrentaron a los grupos autóctonos y ganaron el
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combate. En consecuencia impusieron sus costumbres, lenguas, valores,


religión, entre otros, sobre las culturas y tradiciones de las comunidades
indígenas.
 La migración también es un ejemplo de aculturación. Cuando hay
importantes grupos humanos que emigran de un país a otro, lleva consigo
su cultura, inculcan a los más pequeños. Sin embargo, muchos otros van
perdiendo sus tradiciones y se adaptan a la cultura del lugar donde están.
 Con la globalización también se han producido diversos casos aculturación
como consecuencia del intercambio cultural. Entre ellos se pueden
mencionar el uso de palabras en lenguas extranjeras, generalmente en
inglés, para referirse a un producto o servicio.
 Otro ejemplo de aculturación es el consumo de productos exportados, bien
sea por su calidad o bajo precio, los cuales también derivan de la adopción
de nuevas costumbres y dominación del mercado.

Los migrantes tienen cuatro posibilidades (Ferrer, 2014):

a) Integración: El migrante intenta mantener su herencia cultural y también


mantiene contacto con el grupo cultural dominante.
b) Asimilación: El individuo no conserva su cultura de origen e intenta
mantener con tacto sólo con miembros del grupo dominante.
c) Marginación: Ocurre cuando el migrante no tiene interés o posibilidades de
mantener su cultura materna y además tiene pocas posibilidades de entrar
en contacto con la cultura huésped.
d) Separación: Tiene lugar cuando el migrante consigue mantener su cultura
original pero evita o no puede tener interacción con el grupo dominante o
con otros grupos.

Los primeros en estudiar la aculturación fueron sociólogos y antropólogos a


principios del siglo XX quienes se interesaron en los cambios posteriores a la
migración, a nivel de grupo. Destacan los trabajos de Park (1914), quien estudió
qué sucedía con las personas de diversas culturas y lenguas cuando entraban en
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contacto las unas con las otras; y Redfield et al. (1936), quienes pusieron énfasis
en la importancia del continuo contacto cara a cara como ingrediente esencial en
la aculturación y los subsecuentes cambios en los patrones culturales originales
de los grupos. En 1964, Gordon propone un modelo de aculturación
unidimensional en el cual el proceso de cambio siempre es en dirección hacia la
cultura de acogida. A nivel individual la velocidad del proceso puede diferir pero el
resultado invariablemente sería la adaptación a la cultura dominante en desmedro
de la cultura de origen. Tres años más tarde, Graves (1967) hace la distinción
entre aculturación como fenómeno colectivo o a nivel de grupo, y la aculturación
psicológica. La primera sería el cambio en la cultura del grupo, mientras que la
segunda comprende el cambio en la psicología del individuo. Si bien los cambios
generales pueden ser profundos en el grupo, no todas las personas participan
igualmente en los cambios que atraviesa su comunidad (Berry, 1997; Padilla &
Pérez, 2003; Van de Vijver & Phalet, 2004).

Planteamiento del problema

¿Cuál es la relación que existe entre la exclusión y la aculturación en estudiantes


extranjeros universitarios de la UVM San Rafael CDMX?

¿Cuál es la relación que existe entre la exclusión y la aculturación en estudiantes


extranjeros universitarios de la UVM San Rafael CDMX?

¿Cuál es la relación que existe entre la autoexclusión y la aculturación en


estudiantes extranjeros universitarios de la UVM San Rafael CDMX?

Marco teórico

Las interacciones etnoculturales repetidas suponen un fuerte impacto en las


experiencias de identificación cultural (Chirkov, 2009; Giguère, Lalonde y Lou,
2010; Nguyen y Benet-Martínez, 2013; Hui, Chen, Leung y Berry, 2015; Labedeva,
Tatarko y Berry, 2016). Ante esta situación, los individuos se encuentran con una
diversidad de lenguas, religiones, grupos étnicos e identidades culturales que
están afectando a aspectos tales como las prácticas culturales, la identidad y los
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valores nacionales, que terminan generando sociedades con diferentes


afiliaciones socioculturales (Gibson, 2001; Van de Vijver y Phalet, 2004; Jensen y
Arnett, 2012). Estas sociedades se estructuran entorno a grupos e individuos con
valores, creencias, actitudes, sistemas de regulación y estilos de comportamiento
absolutamente diferenciados (Mancini y Bottura, 2014). De esta forma, la sociedad
queda constituida por culturas, o lo que es lo mismo, por significados compartidos
por grupos diferentes (Shore, 2002) que en ocasiones imponen fronteras y claros
rasgos distintivos como son las naciones (Schwarts, Unger, Zamboanga y
Szapocznik, 2010). Sin embargo, los cambios que se dan en sociedades
caracterizadas por el intercambio humano y cultural son tan acusados que exigen
construir nuevas identidades sociales, aprender nuevos códigos culturales y
encajar situaciones inesperadas relacionadas con su adaptación a los contextos
de acogida o reasentamiento (Brown y Zagefka, 2011), lo que, a su vez, provoca
el desarrollo de la sensibilidad y competencia intercultural (Wang y Zhou, 2016).

En relación a los diferentes tipos de inmigración, Berry (2006) manifiesta que las
oleadas de inmigrantes se enmarcan en cuatro categorías:

1. Inmigrantes Voluntarios, son aquellas personas que abandonan su país de


origen de forma voluntaria. Estos inmigrantes se desplazan en busca de
nuevas oportunidades de empleo, matrimonio, oportunidades económicas o
para reunirse con su familia que abandonó el país con anterioridad.
2. Inmigrantes Refugiados, son personas desplazadas de forma involuntaria
de su país por motivo de guerras, persecuciones y desastres naturales.
Este colectivo busca reubicarse en un nuevo país en virtud de los acuerdos
internacionales entre los gobiernos de los países que han acordado aceptar
a refugiados.
3. Inmigrantes Solicitantes de Asilo, son aquellos que, de forma voluntaria,
buscan refugio en otro país por temor a la violencia o persecución.
4. Inmigrantes Residentes Temporales, son personas que se trasladan a otro
país por un período de tiempo limitado y con la intención de regresar a su
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país de origen, como por ejemplo son los estudiantes internacionales o


trabajadores temporales.

Un aspecto relevante a considerar en el proceso de integración es que los grupos


de inmigrantes, previamente al inicio del proceso de contacto con las sociedades
de acogida, no suelen anticipar aspectos como la discriminación, la calidad de las
relaciones intergrupales o incluso el prejuicio (Mallet, Wilson y Gilbert, 2008), sino
que esperan ser tratados como si fuesen miembros de pleno derecho del grupo
mayoritario (Jasinskaja-Lahti, Mähönen y Liebkind, 2012). Estas expectativas,
además del choque con una realidad cultural distinta a la de su origen (Chirkov,
2009), generan una serie de reacciones que predicen el ajuste entre grupos e
individuos, o también la resistencia a los intentos de cambio e incluso el
alejamiento o la marginación (Sam y Berry, 2006). Siguiendo con este
razonamiento, Berry (1980) ya planteó la integración como una necesaria
búsqueda de equilibrio entre las relaciones cognitivas, afectivas y conductuales
que emergen desde la cultura de origen de los inmigrantes y la nueva cultura de
acogida de la sociedad mayoritaria.

Continuando con este concepto, Berry (1980) conceptualizó la integración como


una opción de aculturación, relativa al mantenimiento de la cultura de origen y a la
aceptación o inmersión en la cultura de acogida. En los últimos años, las
investigaciones han estado dirigidas hacia un modelo de aculturación
bidimensional, donde se ha considerado la retención de la cultura de origen y la
adquisición de la cultura de acogida como dimensiones independientes (Phinney,
2003; Ryder, Alden y Paulhus, 2000). A este respecto, Nguyen y Benet-Martínez
(2013) desarrollan el término de biculturalismo para identificar aquellos individuos
que integran los valores, las identidades y los comportamientos de cada una de
las culturas con las que interactúan día a día, esto es la integración, entendida
como orientación hacia ambas culturas. Con respecto a este planteamiento, las
personas biculturales podrían mantener separadas en un funcionamiento cotidiano
ambas culturas, o bien unificar su cultura de origen con la de acogida de una única
cultura (Benet-Martínez y Haritatos, 2008; Chen, Benet-Martínez y Bond, 2008).
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Luis Samuel Murillo Nuñez

Berry (2005) considera que el fenómeno de la aculturación psicológica está


caracterizado por la vulnerabilidad con la que se lleva a cabo. Puesto que, por un
lado, se encuentra un grupo determinado con sus diferencias individuales y con
una visión determinada para desarrollar su proceso de aculturación, no obstante,
con el objetivo de lograr un nivel de adaptación determinado. Mientras que, por
otro lado, además de encontrar una variación cultural e individual, también se
encuentran variaciones dentro de las familias, este hecho puede conducir a que el
proceso de aculturación se desarrolle con un ritmo y unos objetivos diferentes para
cada individuo, lo que puede ocasionar por ejemplo un aumento de los conflictos,
un mayor nivel de estrés o incluso una adaptación más difícil. Ante esta situación,
el autor plantea que se puede pensar que el proceso de aculturación psicológica
puede involucrar conflictos o consecuencias negativas entre los individuos y los
grupos que se encuentran involucrados.

Las investigaciones realizadas durante las últimas décadas muestran que los
resultados del proceso de aculturación y de las relaciones intergrupales no solo
dependen de las interacciones entre los miembros de los grupos en contacto, sino
también de sus expectativas (Bourhis, Moïse, Perreault y Senécal, 1997;
Piontkowski, Rohmann y Florack, 2002; Benet-Martínez y Haritatos, 2005; Navas
et al., 2005). Por ello, es necesario conocer el grado de similitud existente entre
los grupos culturales y, también, el grado de apertura que las sociedades
receptoras muestran hacia la cultura de origen de los grupos minoritarios y hacia
la participación de estos en la cultura de acogida (Arends- Toth y Van de Vijver,
2003). A este respecto, se ha señalado el poder del grupo migrante como un factor
que influye en su grado de acomodación a las nuevas normas y actitudes
culturales (Triandis, Kashima, Shimada y Villareal, 1988). Por otro lado, el ritmo y
el alcance de los cambios que se producen en un nivel individual se encuentran
relacionados con el grado de mantenimiento de la propia cultura y este hecho, a
su vez, está vinculado a aspectos tales como la situación sociopolítica y
demográfica de los grupos en contacto (Berry, 2001).

Objetivos
Leticia Sánchez Sánchez
Luis Samuel Murillo Nuñez

Determinar la relación que existe entre la exclusión y la aculturación en


estudiantes extranjeros universitarios de la UVM San Rafael CDMX.

Determinar la relación que existe entre la exclusión y la aculturación en


estudiantes extranjeros universitarios de la UVM San Rafael CDMX

Determinar la relación que existe entre la autoexclusión y la aculturación en


estudiantes extranjeros universitarios de la UVM San Rafael CDMX

Metodología

Para la presente investigación se tomara una muestra selectiva dentro de la UVM


campus San Rafael, se les realizará una entrevista estructurada para conocer
datos generales y de estadio en la Ciudad de México. Posteriormente se aplicará
un cuestionario con preguntas seleccionadas del Cuestionario para Inmigrantes
elaborado por la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid, los cuales permiten
conocer el nivel de aculturación de los participantes así como las consecuencias
de multiculturalismo. Posteriormente se hará un análisis de los resultados por
medio de la estadística descriptiva. De esta forma se obtendrá un grado de
integración y asimilación de la cultura para determinar las variables de exclusión y
autoexclusión.

Plan de análisis de resultados

Se realizará un análisis cuantitativo y cualitativo de los resultados para obtener


una conclusión de la investigación elaborada.
Leticia Sánchez Sánchez
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Arenas, P., & Urzúa M., A. (2016). Estrategias de aculturación e identidad étnica:
un estudio en migrantes sur-sur en el norte de Chile.. Universitas Psychologica, 15
(1), 15-25.

Ferrer, R., & Palacio, J., & Hoyos, O., & Madariaga, C. (2014). Proceso de
aculturación y adaptación del inmigrante: características individuales y redes
sociales. Psicología desde el Caribe, 31 (3), 557-576.

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=222

Ramírez, M. (2017) “El proceso de adaptación sociocultural: Un modelo socio


cognitivo de aculturación.” Madrid: Instituto Universitario De Estudios Sobre
Migraciones

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