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CENTROS URBANOS: COMPONENTE SOCIAL

CIUDAD, CALIDAD DE VIDA Y MERCADO INMOBILIARIO


PAMELA BARRIGA
01/03/19

Los tipos de ciudades desarrollados a nivel global se caracterizan en su singularidad por la


igualdad socio-económica de cada uno de sus habitantes, que resulta en indicadores de la
calidad de vida y el disfrute hacia cada uno de los aspectos que rodean el desarrollo integro del
ser humano, partiendo de lo que es tan básico como el tener accesibilidad a una vivienda bajo la
cual protegerse y residir, trayendo en este caso a colación el tema del mercado inmobiliario y su
relación respecto al entorno en el cual una población determinada se consolida, se extiende y se
transforma.

Dado lo anterior, el siguiente ensayo pretende dar en principio un concepto claro de ‘ciudad’,
y adentrarse a partir de allí en la relación de la calidad de vida de la población que se da dentro
de los espacios conformantes de la ciudad, con el mercado inmobiliario que en Latinoamérica de
alguna forma segrega a modo residencial las interacciones sociales posibles dadas para el
desarrollo territorial de este tipo de lugar.

El concepto de ciudad se ha venido desarrollando a través del tiempo como uno ligado a lo
‘urbano’, entendiéndose este último como aquel hecho intangible dado por el alcance de las
relaciones producidas a nivel social, político y económico, que resultan en una estructuración
espacial correspondiente a la población presente en un territorio determinado, dando paso a lo
reconocido comúnmente como ‘ciudad’. La ciudad se caracteriza por ser aquel lugar donde se
encuentran las oportunidades económicas para el cubrimiento de las necesidades básicas del
ser humano, se desarrolla a diferencia de los otros tipos de lugares de una menor escala como
aquella que posibilita la conexión directa y rápida de los puntos de interés de los ciudadanos para
los altos índices de calidad de vida, incluyendo así, una mejor accesibilidad a los bienes y
servicios que ofrecen tanto el Estado como algunas entidades de carácter privado.

Bogotá se denota como aquella ciudad Latinoamericana donde no existe una distribución
esperada de los grupos sociales, sino que por el contrario se dan concentraciones de los mismos
en zonas determinadas de la ciudad. Así como se reconoce, los de bajo ingreso y alcance
económico se ubican sobre la periferia hacia el Sur, mientras que los de alto ingreso y alcance
se reparten hacia el Norte, sin sobrepasar los límites o las localidades de las cuales no comparten
un intercambio primordialmente respecto a su desarrollo y/o responsabilidad laboral, así como
mucho menos hacia las actividades que van más allá de la satisfacción de una necesidad básica,
como lo corresponde el ocio y la recreación, dictando principios hacia los indicadores de calidad
de vida.

La calidad de vida, así como la concentración y poca distribución de grupos sociales


determinados en Bogotá, también se podría identificar de forma especializada y no equitativa a
nivel general de ciudad; algo que resulta en correlación con las localidades que albergan a la
población de menores índices de educación, de trabajo formal y con esto de ingreso, que lanzan
desde esta perspectiva, los más altos indicadores de delincuencia e inseguridad, disminuyendo
así el nivel de calidad de vida de los habitantes que allí desarrollan su diario cotidianidad.

Siguiendo esta idea, se genera una segregación residencial dada por las condiciones sociales
que presentan ciertos sectores de Bogotá, donde no solo existe una estigmatización de la zona
que no permite la entrada de forma indirecta de grupos poblacionales diferentes a los
concentrados en el Sur (la escala metropolitana dificulta aún más el desplazamiento de Sur a
Norte) , sino que también produce un efecto aislante y de red social cerrada que más bien reactiva
y multiplica el ciclo de dicha construcción de vivienda informal, de interacciones sociales, de
indicadores de natalidad, mortalidad y esperanza de vida bajos que son propios de reflejarse
espacialmente sobre el territorio, como así lo plantea la “teoría del espejo” (Mayorga, García y
Hernández, 2017), y crear una barrera virtual que segrega dichos sectores sobre otros parte de
las localidades de Bogotá, se replican los guetos de la ciudad.

Entonces, según lo previamente mencionado, una de las principales razones por las cuales el
mercado inmobiliario interviene en su minoría y atrae la población hacia zonas de diferente
característica, rango y posición en la ciudad es precisamente el reconocimiento de la elección de
las personas a una mejor calidad de vida, que es evidente no se da hacia las localidades del Sur
de Bogotá, segregándola. El sector inmobiliario identifica la igualdad en comportamientos de
grupos poblacionales determinados y evita juntar las personas de alto estrato con las de bajo por
sus modos de desarrollarse frente a las actividades del día a día.

Por otro lado, el mercado inmobiliario confirma que dicha elección de la cual se habló antes,
esta netamente arraigada a la condición económica de cada familia y que a nivel del distrito se
dificulta el acceso a un tipo de suelo barato con dotaciones suficientes para desarrollar vivienda
(Mayorga, García y Hernández, 2017), lo cual proporciona el asentamiento y la ubicación
específica de personas de característica similar respecto a su alcance para el goce de
condiciones de buen estándar y calidad de vida, desde otro punto de vista, las localidades de
Bogotá se diferencian no solo por su conformación espacial-arquitectónica sino por los valores
que presenta el suelo, siendo estos los más accesibles hacia el Sur de la ciudad.

La calidad de vida, entre otras cosas parte de la posibilidad a la accesibilidad, la condición y


el tipo de vivienda y a partir de esto lo que se estructura alrededor de la misma, cercanías y
proximidades que disminuyen los tiempos de desplazamiento y de esta manera valorizan y
aumentan el valor del suelo. El mercado inmobiliario busca invertir en zonas donde el valor de
cambio sea mayor al que se dio sobre el valor de inversión, por esta razón no existe un interés
tan alto y diferenciado como se da en localidades del Norte respecto a las de Sur, donde se dan
bajos índices de la calidad de vida que van desde los metros cuadrados de espacio público
existentes por persona hasta la cantidad de equipamientos que suplen a la población en
administración, seguridad, salud, educación, cultura y demás; siendo esto el determinante
principal para establecer los valores del suelo y lo que circunda el sector inmobiliario.
En conclusión, la relación entre los dos conceptos claves vinculados al estructurante de
‘ciudad’, parte de la calidad del tipo de vivencia de las actividades a nivel de necesidad básica y
por otro lado de recreación, que ciertos sectores de Bogotá permiten desarrollar desde la
integridad y la seguridad de los habitantes; todo esto dando como resultado los niveles de calidad
de vida que determinan la alta o baja incidencia del mercado inmobiliario sobre las localidades,
guiadas por la preferencia y la capacidad de ingreso de los usuarios , se da entonces una relación
ingreso-localización, donde se da la oferta no según la demanda sino según el alcance
económico de los grupos poblacionales.

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