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Por otro lado, los pinos son plantas de gran importancia porque forman densos bosques
que humedecen la atmosfera, regulan las lluvias, detienen las aguas de las mismas en el terreno,
estos producen un anticongelante resinoso en su sabía que le permite continuar transportando
nutrientes en temperaturas por debajo del punto de congelación y evitan las erosiones, tanto
de las lluvias como del viento.
Así mismo, también ayudan a la eliminación del dióxido de carbono que es el principal
gas invernadero y contaminante que existe en el aire. También permite la vida de más de la
mitad de las especies biológicas en el planeta, debido a su gran abundancia y variedad los pinos
son muy importantes para el medio ambiente, pero de igual forma son de gran importancia
económica pues su madera se aprovecha en la fabricación de muebles, usos domésticos e
industriales.
Nuestra riqueza se define en términos forestales por la calidad del fenotipo, es decir, el
aspecto físico del árbol, y su genotipo, que es la suma de los genes desarrollados tras
generaciones de reproducción de acuerdo con el proceso de salvación natural.
Nicaragua es un país privilegiado por sus enormes recursos naturales, es por eso que la
protección y conservación de los recursos naturales (agua, suelo, bosque, flora y fauna)
requiere de acciones concretas y de trabajos en conjunto con personal capacitado en la
protección forestal, es por ello que el manejo de los bosques naturales impone un rol
importante en la protección, así como la preservación de los ecosistemas naturales (cuencas,
suelos, fauna, etc.).
En nuestro país, los bosques de pino son considerados uno de los recursos más valiosos
por su importancia económica como en la diversidad de usos, por la obtención de la madera
preciosa y la de subproductos. Además de que estos bosques representan un gran potencial
turístico que pueden generar divisas, atraer inversiones importantes, así mismo en la
contribución de oxígeno para nuestro planeta, al equilibrio del carbono, el cambio climático y
proporcionar un hábitat natural indispensable para la vida silvestre (INAFOR, 2001).
Styles, 20003 afirma que en Nicaragua existen solo 4 especies de pinos que, aunque pocas
son de suma importancia genética, estas son:
Cabe destacar que los pinos son arboles resinosos, con follaje adulto, marcadamente
dimorfo, formadas de fascículos de hojas angostas, fotosintéticas que representan brotes
enanos deciduos y hojas escamosas café, tallos jóvenes, conos femeninos maduros leñosos con
brácteas fusionadas, sus semillas entre un ala bien desarrollada, cotiledones 4-20.
A continuación, analizaremos la descripción de especies de coníferas que existen en
el territorio de Nicaragua ubicadas con mayor cantidad en la parte norcentral como antes se
había mencionado.
Estos árboles alcanzan alturas que oscilan entre los 25 a 35 m (raramente mayores de
40 m) y 35 cm de diámetro a la altura del pecho (DAP) con copa irregular y cónica, poseen
una corteza áspera, usurada café grisáceo, su follaje es verde claro rígido y erecto.
Generalmente poseen 3 acículas por fascículos a veces 4 o 5 poblaciones del interior del país:
12-28 cm de longitud; vainas persistentes, 10-16 cm de longitud. Usualmente de 2-3 canales
resinosos internos
Este tipo presenta arboles de hasta 36m de altura, algunas veces alcanzando los 48m
con un DAP de 50-56 cm, con copa cónica pero irregular en arboles viejos con ramas o menos
péndulas. Corteza áspera, café oscura o negruzca; profundamente fisurada, descascarándose
en plaquetas gruesas, alongadas e irregulares; anaranjado rojizo en las fisuras. Follaje verde
oscuro, erecto o esparcido, tosco y grueso, 5 acículas por fascículo (raramente 6) gruesas y
toscas 12-28 cm de longitud; vainas persistentes, amplias, café oscuras, ásperas y escamosas,
de 10-30 cm de longitud. 3-8 canales resinosos, la mayoría septales (que tocan tanto al
hipodermo como al endodermo). Conos ampliamente ovoides abriéndose para formar una
roseta, muy variable en tamaño, pero usualmente de 2.5-10cm de largo x 4-7.5 cm de ancho;
café mate; nacen en pedúnculos rígidos de hasta 3 cm de longitud; escamas gruesas, planas o
ligeramente convexas con apófisis alzados. Los conos maduran de enero a marzo.
El Pino Oocarpa se encuentra ampliamente distribuido en América Central formando
extensos rodales puros. Se presenta entre 700 y 1300 msnm en las montañas del norte de los
departamentos de Nueva Segovia, Madriz, Estelí, León, Jinotega y Chinandega. Generalmente
los rodales son muy irregulares y degradados por la sobre explotación y los fuegos frecuentes.
Hacia el este P. oocarpa aparentemente desaparece dando paso a P. Patula tecunumanii a
altitudes similares.
En cuanto a las funciones y beneficios que generan los bosques de pinos desempeñan
diferentes funciones sobre la tierra o sobre el sistema natural y se pueden agrupar en
protectivas, reguladoras y productivas, las cuales adquieren un valor económico de acuerdo al
uso y valor que le asigne el hombre.
Funciones protectivas:
Funciones reguladoras:
Funciones productivas:
Las principales enfermedades con causadas por hongos, casi no se presentan daños por
bacterias debido a las características químicas (pH acido) del suelo. Las condiciones favorables
para manchas o tizones son temperaturas moderadamente altas (18 a 30°C). en tiempos secos
es desfavorable. El viento y la lluvia son factores determinantes en la diseminación (Hansen y
Lewis 2008).
Varias de estas enfermedades foliares de las coníferas han sido calificadas como
“perdida de acículas o marchites de acículas” dependiendo de su se hace hincapié en el síntoma
de la enfermedad o en los organismos causales. La pérdida de las acículas se refiere
normalmente a una enfermedad que causa la abscisión prematura de las acículas, pero se ha
usado generalmente para referirse a las enfermedades del follaje causados por los hongos
denominados de la perdida de las acículas y el termino marchites de las acículas para describir
las enfermedades en que las acículas muertas permanecen unidad a las ramas.
Se debe agregar que las micosis constituyen las enfermedades más importantes en las
masas forestales. Un alto número de especies fúngicas aprovechan el mas mínimo estado de
debilidad que presentan los árboles, produciendo todo tipo de alteraciones en los tejidos de los
diferentes órganos de estas plantas. Si bien el conjunto de hongos presentes en o sobre los
tejidos vegetales solo algunos pueden considerarse parásitos primarios, el marcado carácter
oportunista de a gran mayoría de ellos les convierte rápidamente en los causantes de la muerte
de los arboles afectando la función que estos realizan siendo en muchos casos vital y concluye
a medio o corto plazo con la muerte del árbol.
Por otra parte, Nicaragua ha perdido más de 6000 hectáreas de bosque de pinos durante
el periodo 2011 a 2016, según un estudio realizado por el Centro Humboldt.
De esas cantidades de pinos se debe diferencias entre pino abierto y pino cerrado, el
cual del primero mencionado se han perdido alrededor de 30 % de su cobertura, es decir, casi
29000 hectáreas en 2011. Y de bosque de pino cerrado se perdió aproximadamente casi 2000
hectáreas por la desforestación, en 2011 se contaba con 10,455 hectáreas y para el año pasado
se encontraron 8,599 hectáreas.
Según Jurgen Guevara, oficial de industrias extractivas del Centro Humboldt, la
perdida de dicho ecosistema se tradujo en una ganancia, principalmente, para el cultivo de café
y agricultura. Está expansión de la siembra de café que cada vez apunta más hacia arriba, a
causa de los efectos del cambio climático y los trastornos en los regímenes de temperatura,
están sacrificando zonas de pinos en las áreas altas de Nueva Segovia, la cordillera de Dipilto
y Jalapa.
Cabe destacar que el pino es un árbol pionero en suelos de baja fertilidad, es decir que
su función ecológica es poblar sitios difíciles y luego cederlos a otras especies forestales. Estos
no tienen un sistema propio de control poblacional y tiende a formar rodales más densos que
los suelos arenosos y áridos de Las Segovia pueden alimentar, pero en estos últimos años secos
no ha habido suficiente agua para todos los árboles y por ende se da el debilitamiento que abre
el camino para el gorgojo.
Hay que agregar que ante esta debilidad inherente el pino solo ha podido subsistir por
siglos en Las Segovia por su alianza con el fuego, es decir, en el ámbito natural el fuego arrasa
con frecuencia los pinares eliminando los arboles más débiles y dejando solo una cantidad
menor de árboles sanos. A la misma vez, el fuego elimina las otras especies que podrían invadir
el sitio y establecerse en un bosque más variado.
No obstante, para las comunidades humanas los incendios en los pinares implican
mucho riesgo e incomodidad, y por ende se hace un trabajo constante de prevención de
incendios. Si el trabajo tiene éxito se pierde el control natural de las poblaciones de pino, y
solamente quedan dos opciones: O se hacen raleos constantes o se deja el trabajo de eliminar
los arboles sobrantes al gorgojo.
Ahora bien, según los expertos de la FAO la mejor manera de reducir los efectos y
daños que provoca el gorgojo es a través de un monitoreo y buen manejo de rodales y no la
destrucción de los pinares a la tala rasa, como actualmente lo están justificando las autoridades
del país. Ya que resulta sospechoso que las tucas que cargan los camiones, vienen ya
descortezadas para que no se diferencie n los arboles parasitados de aquellos sanos, dejando la
misma corteza infestada en el campo para que esta plaga se siga extendiendo y se continúe con
las practicas despaladoras.
Según el Nuevo Diario la contribución del sector forestal (pinares) al producto interno
Bruto, PIB, de Nicaragua es apenas del 2.5%, según el informe sobre el estado de los Bosques
del Mundo de la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura,
FAO.
El documento detalla que en 2011 el sector forestal formal nicaragüense apenas genero
ingresos por US$140 millones y brindó empleos a 16 mil personas, no obstante, también señala
que si se incluye al sector informal, los ingresos alcanzaron US$217 millones y los empleos,
132 mil.
Nuestra riqueza se define en términos forestales por la calidad del fenotipo, es decir, el
aspecto físico del árbol, y su genotipo, que es la suma de los genes desarrollados tras
generaciones de reproducción de acuerdo con el proceso de salvación natural.
Los pinares de nuestro país aportan poco producto interno bruto a la economía a pesar
de que estos bosques contribuyen a las necesidades básicas y medios en la vida rural de los
habitantes. Es de gran importancia destacar que la mayor parte de la madera que se consume
en Nicaragua es del árbol el pino debido a su principal característica que es su resistencia y
sus demás bondades que presentan.
Bibliografía.
Nicaragua y ecoturismo, 06 Septiembre 2012, http://agroecologia-nica.blogspot.com/p/pinos-
en-nicaragua.html)