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Varón de 6 años y 8 meses, mayor de dos hermanos (el menor tiene 3 años
y 7 meses). Ha tenido un desarrollo evolutivo normal y destacable en el área
motora y del lenguaje, del que tiene un dominio excelente, superando en
este aspecto a sus compañeros de clase. Según describe su madre, es un
niño sociable y afectuoso. Bien integrado en el contexto escolar y con buen
nivel de aprendizaje, aunque el informe psicológico realizado en el colegio
un año antes resalta que es un muy sensible, con miedo a cometer errores y
a no agradar a los demás. Ambos padres son licenciados universitarios y
trabajan fuera del hogar. El nivel cultural de la familia es elevado y
estimulante para el niño. El único problema reseñable se circunscribe (según
su madre) al hecho de que padece enuresis nocturna primaria, aspecto que
le preocupa y le disgusta, sobre todo cuando tiene que dormir fuera de casa
(en vacaciones), y que en cierto modo está limitando algunas de sus
actividades, ya que sus padres no se atreven a dejarlo ir sólo a excursiones
o campamentos, por lo que se siente bastante motivado hacia el
tratamiento.
CASO 20
Se trata de una chica de 16 años del medio rural que nos ha sido remitida
por un neurólogo que, después de un examen neurológico completo,
descarta toda organicidad. En la primera consulta se presenta c o n su
madre que coge el mando de la entrevista hablando del síntoma orina, por
el que viene consultando de forma intermitente desde que su hija tenía 3
años. A esta edad consultó los urólogos más prestigiosos de la capital. Todos
ellos le aseguraron que su hija era normal. Seguidamente, nos habla
espontáneamente de la bondad de su hija, que n o quiere salir ni casarse,
ni frecuentar discotecas. A continuación nos describe sus proyectos para el
futuro. Su hija dispondrá de un piso construid o en la parte superior del de su
madre para que puedan estar cerca la una de la otra. Pregunta sobre la
infancia y la escolaridad de su hija, nos dice que todo fue bien meno s la
escuela con la que tuvo problemas, hasta el extremo que la madre la sacó
del colegio y le pus o un profeso r particular. En la actualidad, ayuda a su
madre en atender un negocio de comestibles. En la época de los problemas
escolares, consultó de nuevo a los médicos que siguen las vivencias de la
madre, la tranquilizan sobre la «normalidad» de su hija. Se le practicaron EEG
y se le pasaron test s psicológicos. En la segunda a consulta la madre
empieza de nuevo con la «bondad » de la «niña», en contraste con el
hermano, al que describe de forma totalmente negativa. Al parecer, los
conflicto s de la madre con el hijo varón alcanzaron tal envergadura que la
madre requirió los servicios de la Guardia Civil para echarle de casa...; tras
un silencio, asocia y dice que tiene un hermano subnormal al que quiere
mucho, «lo quiero tanto que desde el día de mi boda m e lo llevé a casa y
desde entonces sigue viviendo con nosotros». Preguntada por su marido,
dice que éste hace su vida fuera de casa, trabaja y viene a dormir y comer.
En la tercera visita decidimos entre 5 vista a la hija sin la presencia de la
madre, que queda sorprendida de nuestra actitud. La joven se anima,
abandona su actitud pasiva y su rostro de «tontina», pendiente siempre de
confirma r lo que dice o quiere su madre. M e cuenta con cierto rubor que
ha dejado de ser enuretica a desde la última visita (hace 15 días), «se
acabaron los problema de este tipo». A continuación, empieza a hablar mu
y animad a de sus amiga s que salen con chicos, frecuenta n discoteca s y
se divierten... . Cuarta consulta: no se presenta n ni dan señales de vida,
aunque habían concertad o la visita
CASO 21
Martín (M) es un niño de 11 años, hijo único que vive con su madre (separada
de su padre desde que M tenía 2 meses). El nivel sociocultural de la familia
es medio y la relación de los padres entre sí es positiva, mostrando un buen
nivel de comunicación.
Motivo de consulta
Para poder dormir, M necesita seguir ciertos rituales que han aumentando
en frecuencia e intensidad a lo largo del último año. En el momento de la
evaluación, sus padres identifican varios tipos, como por ejemplo proferir
"retahílas" (frases repetidas) varias veces y en el mismo orden, necesitar
repasar con ellos los acontecimientos del día y que ellos le aseguren que no
ocurrirá nada malo al día siguiente, necesitar conocer con anterioridad
planes y actividades familiares, etc.
Caso 26
Caso 28
Paciente de sexo femenino de 18 años que desde hace dos años comienza
a “pellizcar los granos” de su piel, situación que va aumentando
progresivamente lesionándose extensas zonas del cuerpo. Inicialmente la
conducta involucra brazos, luego piernas y dos semanas previo a la consulta
incluye la región toraco-dorsal. Para ello, hace uso de uñas, pinzas, agujas u
otros objetos puntiagudos. Dedica alrededor de dos horas diarias a la
conducta señalada, abandonando por ello cualquier actividad cuando se
apodera de ella el impulso, señalando la necesidad de rascar incluso los
“granos” de otras personas. “Mientras lo hago es como que pierdo el control
de mis movimientos; me digo: esto no tengo que hacerlo, como que lucho
por parar, pero es tan rico que no puedo detenerme y me dejo llevar como
si fuera en una corredera... lo peor de todo es que después me miro los
brazos, me arrepiento y me angustio...”. Las lesiones en su cuerpo le
producen molestia, evitando situaciones sociales en que tenga que exponer
las zonas afectadas como ir a la piscina, playa, ponerse falda, etc. También
refiere sentirse limitada en su vida afectiva, manifestando preocupación por
cómo enfrentar la actividad sexual con “el cuerpo que tiene”. Junto a lo
anterior refiere una masturbación impulsiva que le vivencia con culpa y
desagrado por el tiempo que “pierde” en ello (alrededor de dos horas
diarias), destacando además otras conductas repetitivas como mover las
piernas y enroscarse el pelo. Como antecedente, a la edad de 14 años
presentó, durante un año, un trastorno por atracón. Se observan cicatrices
antiguas hipopigmentadas al modo de cráteres y lesiones recientes. Caso III
Psiquiatría universitaria | 217 Juan Carlos Martínez, Claudia González Se
inicia tratamiento con fluoxetina 20 miligramos al día, aumentándose a 40
miligramos a las dos semanas. Al mes de tratamiento la paciente refiere una
mejoría subjetiva del 50%. Posteriormente se incrementa a 60 miligramos,
cediendo el rascado a las dos semanas. La masturbación disminuye
notablemente, recurriendo a ella de modo esporádico, pero esta vez de
forma voluntaria. Tomografía axial computada y electroencefalograma sin
hallazgos patológicos. No habrían antecedentes familiares ni médicos ni
psiquiátricos.
Caso 29