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El Indigenismo en México y Perú

Daniela

El indigenismo fue un movimiento social, cultural y artístico que tuvo gran impacto en los países
latinoamericanos cuya demográfica estaba conformada en gran parte por comunidades nativas. El
desarrollo del indigenismo dio paso a una nueva etapa del arte en estos países y sobretodo fue el
comienzo de un arte que se identificaba con sus raíces. Natalia Majluf, en El Indigenismo en
México y Perú: hacia una visión comparativa, explora como surgió el indigenismo en Perú y
México, resalta el papel personajes principales en el desarrollo del indigenismo, las etapas
generales de esta, recalca las similitudes entre el indigenismo en ambos países y sus diferencias.

En México, pintores como Jorge Enciso, Saturnino Herran, Diego Rivera y Francisco de la Torre
estaban con la intención de realizar proyecto que tengan como temática principal revalorizar lo
nacional.. En 1922 Sabogal viajó a México y estuvo entre artistas como Abraham Angel, Carlos
Orozco Romero, Diego Rivera y Manuel Rodríguez Lozano, donde influencio con la técnica de
grabado en madera. En 1935 Siqueiros presenta la obra de Julia Codesido en representación de
“nuevas experiencia y rectificaciones” en los siguientes pasos del indigenismo. Se fomentó la
difusión de artesanía y el coleccionismo de artes originarias precolombinas para su exposición con
el apoyo del Dr. ATl, Roberto Montenegro, Adolfo Best Maugard, Francisos Cornejor y Jorge
Enciso.

En Peru, Francisco Gonzales Gamarra y Rodriguez del Valle realizaron proyectos de corriente
nacional y en el caso de Teófilo Castillo fue desde el punto de vista de la crítica. José Sabogal por
otro lado, permaneciendo en lima, introdujo el regionalismo cuzqueño a la capital. También se
dedicó a la investigación y recolección de artesanía rural como Directo del Instituto de Arte
Peruano. Se prepararon álbumes con motivos ornamentales y se enseñaron los motivos decorativos
indígenas en el Museo Laco Herrera con el apoyo de otros artistas.

Para ambos países el afán del indigenismo era hallar lo auténtico de cada país, se trataba de la
autenticidad cultural que manifestaba “el indio” la fuerza de este, aquel que no podía tener el arte
occidental-europeo. Para esto la intervención de disciplinas académicas como la antropología y la
arqueología eran necesarias para sustentar y ubicar esta nueva corriente artística en un momento
de cambio para la sociedad. Sim embargo, tanto como aquellos que realizaban estudios como los
mismo artistas no se reconocían como indígenas o indios dándose de esta manera el paradigma del
movimiento plástico indigenista por desear idealmente el revalorizar, poner en primer plano y
reconocerse como un símbolo de identidad nacional al indígena pero desde un enfoque externo y
ajeno. Ejemplo de esto se encuentran en las obras de Francisco Laso y Frida Kahlo que lo que
logran es retratarse en la vestimenta originaria. Así mismo, el encontrarse con esa brecha entre el
indígena y el artista se manifestaba al no querer adoptar las prácticas artísticas originarias pues
según fundamentaba “lo indígena es lo puro y lo propio y si se transforma se adultera (Laurer
1982) Si se trataba de realizar la una pintura dentro de las líneas del indigenismo esta se daba
dentro de las pautas de la estética y figurativa europea puesto que “los artistas no querían ni podían
ser artesanos (Laurer, 1982). Se temía que su arte quede relegado a una expresión minoritaria como
lo utilitario.

Algunas diferencias que se marcan en el indigenismo peruano y mexicano parte desde su visión
con el indigenismo político. En el caso de México, este se ve envuelta en el contexto político,
donde se le atribuye su origen como consecuencia de la Revolución Mexicana a pesar que haya
iniciado en siglo XIX. Para Perú el indigenismo artístico no buscaba que sus agentes estén
directamente ligados a una práctica política; según Sabogal la acción política en el arte se daba
desde la pintura artística. En adición, los motivos de incursar en el indigenismo en líneas generales
eran similares pero respondían a experiencias distintas. En Perú, con Mariategui se buscaba captar
a la mirada del referente peruano en el extranjero por lo autóctono por lo que se requiera producir
el imaginario regional. Para México, cada vez calando al mercado estadounidense se buscaba lo
que resaltara su arte como mexicano, y eso solo podía realizarse mediante la simbología y estética
autóctona. Respecto al mestizaje, para Perú, el mestizaje hacia perder la pureza de cada raza en
medio de la ambigüedad mientras que para México, el mestizo representaba el “nuevo indio” de
acuerdo a Mariategui y José Uriel García, respectivamente. Por otro lado, en la representación
figurativa, el artista mexicano valoraba la presencias del indígena como personaje primordial y
que cumplía con un mensaje efectivo de denuncia social mientras que para el artista peruano el
paisaje trasmitía la imagen del indio a través de sus “ciudades serranas, andenes de sus montañas,
y habitantes de sus pueblos (Majluf, 1994)”.

Finalmente, la autenticidad nacional fue el principio del desarrollo del indigenismo tanto en
México como en Perú. Artistas, académicos y teóricos realizaron acciones que fomentarían y
difundirían el arte, estética, simbología y cultura de sus comunidades nativas para generar así un
referente artístico propio de cada país a nivel internacional. En estos procesos en ambos países sus
representantes no lograban entender su rol y su relación respecto a su objeto de valoración,
llevándolo en instantes a ser ajeno a lo que promovía. Este paso serviría para futuras corrientes y
generaciones de artistas que reevalúen lo logrado y lo que aún se puede mejorar.
Refrentes bibliográficos

Laurer, Mirko. Critica de la artesanía. Plastica y soiedad en los Andes peruanos., Lima: DESCO, 1982.

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