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En ese sentido, surge la siguiente pregunta: ¿Qué elementos se deben tener en cuenta para
la construcción de una estrategia pedagógica en memoria histórica que potencie la
capacidad de agenciamiento de los sujetos dentro de su contexto social?
González (2002), señala que este instituto realizó una crítica frente a los sistemas de ideas
que disfrazan intereses de clase, es decir, realiza la crítica a las diferentes ideologías
dominantes. Adorno, exponente de la primera etapa de la Escuela de Fráncfort, muestra la
manera en que un pensamiento que promovía los ideales de progreso, educación e igualdad,
termina consolidando el capitalismo industrial, evidencia de una razón instrumental que
hizo uso de la ciencia para la muerte, la educación para la formación de mano de obra, el
progreso como técnica y la igualdad como posibilidad de consumo.
Es así como surge la Teoría Crítica, cuyo interés es el origen de la Sociedad de Masas y su
ideología justificadora como son los sistemas y canales construidos por la comunicación de
masas que crea una pseudocultura que impide la conciencia crítica colectiva.
Esta conciencia crítica permeó el ámbito educativo, desde el cual han surgido otras
perspectivas contra hegemónicas respecto de la enseñanza como las planteadas por las
Pedagogías Críticas. En ese sentido, el norteamericano Giroux (1992), cuestiona la cultura
del positivismo, la cual maneja la escuela como agente de reproducción social y cultural,
que desconoce cuestiones como la riqueza, privilegio, poder, es decir, las desigualdades
significativas.
Lo anterior, pone de manifiesto el carácter político del acto educativo, en la medida que el
conocimiento se construye conjuntamente y donde la escuela es partícipe de la
transformación de la realidad, al posibilitar la reflexión y el desarrollo del espíritu crítico de
los sujetos.
Es importante destacar dentro de esta perspectiva crítica, la pedagogía de la memoria y la
relación dialógica con la Enseñanza de la Historia Reciente. De acuerdo con Ortega. P.,
Merchán. Y., y Vélez. G. (2014), ambas otorgan un lugar a los sujetos de enseñanza como
agentes de su propia historia, en tanto reconoce individual y colectivamente sus
capacidades para interpretar y resignificar el pasado y sus relaciones con su propio
presente.
Tal necesidad, destaca el papel del docente y sus apuestas pedagógicas que motiven y
aporten a los estudiantes e inviten a la construcción de paz, lo cual implica la participación
de los docentes en procesos de formación en estrategias pedagógicas en memoria histórica
que posibiliten el acompañamiento de los estudiantes víctimas del conflicto armado en la
institución. Esto permite que en el escenario educativo se reconstruya el pasado para
reconocer a las víctimas, volver a los intereses que entraron en juego y los actores que
participaron, siempre en clave de no repetición.
En conclusión, la crisis del mundo occidental a principios del siglo XX abrió el debate acerca
de un cambio de paradigma desde el cual analizar los fenómenos sociales, en ese sentido, la
Pedagogía Crítica sustentada en la Teoría Crítica, ha reconocido la importancia de la
formación de la autoconciencia y el sentido político de la educación, toda vez que permite a
los sujetos interpretar y cuestionar la realidad para transformarla.
Una estrategia de pedagogía en memoria histórica debe apuntar al desarrollo del pensamiento
crítico de los sujetos con el fin de interpelar las versiones oficiales del pasado a través del
reconocimiento de múltiples versiones frente a un mismo acontecimiento, lo cual implica a
su vez, un compromiso ético y político de los docentes mediante apuestas pedagógicas que
motiven e inviten a los estudiantes a la construcción de paz.
BIBLIOGRAFÍA
Freire, P., Pedagogía del oprimido-2a ed. México. Siglo XXI Editores. 2005
Ortega. P., Castro. C., Merchán. J., y Vélez. G. Pedagogía de la memoria para un país
amnésico. Universidad Pedagógica Nacional. 2015.
Ortega Valencia, P., Merchán Díaz, J., & Vélez Villafañe, G. Enseñanza de la historia
reciente y pedagogía de la memoria: emergencias de un debate necesario. Pedagogía y
Saberes, (40), 59.70. 2014.