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Universidad del Valle

Facultad de Artes Integradas


Licenciatura en Artes Visuales
Psicología del arte
Fernando Flórez
Laura Andrea Gallo Morales 1343255

IMÁGENES VISUALES Y MENTALES

Para llevar a cabo este escrito, es importante fijarse en los estudios sobre la mente,
realizados por el neurólogo Oliver Sacks (1933 – 2015). Su libro “El hombre que
confundió a su mujer con un sombrero” narra las historias médicas de algunos pacientes
que se encontraban sumergidos en diversas enfermedades neurológicas. Muy relacionado
a esto se encuentran las imágenes visuales, imágenes mentales y sus respectivas
percepciones y construcciones.

Las imágenes visuales se refieren a aquellas percibidas con los funcionamientos


cerebrales y los órganos visuales a partir de las apariencias que se presentan ante estos.
Las imágenes mentales se refieren entonces, a las representaciones visuales en ausencia
de una materia. Para llevar a cabo la visualización de una imagen, sin importar de qué
tipo sea, es necesario un óptimo funcionamiento a nivel neurológico. Esto se torna
interesante cuando se fijan en aquellos trastornos relatados por Oliver Sacks los cuales
presentan ejemplos determinados sobre personas que presentaban dificultades para
realizar dicho proceso.

Poder percibir una imagen visual como poder construir una imagen mental, son
importantes y necesarias para un funcionamiento normal de la vida diaria, sobre todo para
actividades que se relacionen al arte. O al menos eso podría creerse. Se abre entonces una
incógnita al leer sobre tales casos o muchos otros encontrados posteriormente: personas
ciegas que logran pintar como cualquier pintor, una mujer sorda y ciega que aprende
“ver” y reconocer el mundo y los objetos a través de las vibraciones que estos emiten, e
incluso está el caso de un hombre que tras pasar su vida entera en la ceguera, recuperó la
vista creando un desastre en su vida puesto que el hombre aprendió y pasó su vida
“percibiendo” su exterior por medio de otros sentidos no visuales. Por consiguiente,
resulta pertinente mencionar que el acto de ver, se desarrolla y se aprende de acuerdo a
los estímulos con los que se crece, por lo tanto, una persona ciega es capaz de construir
imágenes mentales y de reconocer lo que está frente a él por medio del sentido que este
haya desarrollado para realizar la actividad. Este tipo de cosas son capaces de suceder ya
que el cerebro, al carecer de un sentido, enfoca la energía que sería destinada al faltante
para potenciar otro u otros sentidos y a partir de ellos percibir su entorno y sus propias
imágenes mentales.

Retomando lo dicho en el párrafo anterior, hay una conexión entre el ejemplo del ciego
que recuperó la vista, con el aprendizaje de los sentidos para la percepción. Este caso
particular, como ya se mencionó, resultó siendo una pesadilla para el hombre ya que el
recuperar un sentido tras muchos años de haber vivido sin este, implicaba aprenderlo y,
aunque fuese mínimamente, potenciarlo, una tarea compleja cuando los años de mejor
aprendizaje y desarrollo corporal ya han pasado, y sobre todo, cuando ya se ha construido
de manera funcional la percepción y entendiendo del alrededor. Para tal hombre, ver no
significaba ver en aras de lo que para una persona con óptima visión significa. Entender
un objeto frente a él o las espacialidades de los lugares eran tareas que realizaba a partir
de los sonidos, del tacto, entre otros estímulos posibles, no por medio de la vista. Así
pues, basados en este caso, quiere decir que la imagen mental no se refiere únicamente a
la proyección mental basada en la percepción de las imágenes visuales, sino en las
percepciones dadas por otros sentidos. En otras palabras, se trata de una imagen
construida a partir de cualquier tipo de percepción.

Al mencionar el amplio rango de posibilidades perceptivas que hay para proyectar una
imagen mental, entra a colación un par de casos en los que, relacionados al arte,
ejemplifican lo dicho: la artista estadounidense Lisa Fittipaldi (1948) pasó su vida hasta
su adultez siendo enfermera hasta que perdió la vista a casusa de una enfermedad. Al estar
casada con un oficial de la Marina, pudo viajar por el mundo en diversas ocasiones,
guardando dichos felices recuerdos vívidamente. Tras perder la visión, Lisa debe afrontar
el nuevo reto de percepción que, aunque en un principio todo era frustración y depresión,
por medio de la pintura pudo alcanzar. La potencia que su sentido olfativo alcanzó, le
permitió la distinción de las pinturas y con ello, la creación de cuadros maravillosos en
los que plasma los recuerdos de sus viajes en las más coloridas y acertadas
representaciones.

En un segundo caso puede hablarse del famoso artista ruso Vasili Kandinsly (1866 –
1944). Este artista vivía con la condición de la sinestesia, una interferencia entre los
sentidos en la que un estímulo que es percibido por una parte de nuestro cuerpo/cerebro,
es percibido por otra diferente. Esta habilidad le permitía ver los sonidos, percepción que
representaba en el lienzo. Dicha es la razón de sus famosas abstracciones que lo llevaron
a convertirse en un pionero y por la que muchos, aún sin saber de su condición, lo
consideraron un revolucionario del arte. Para Kandinsky, dada su condición, las imágenes
visuales no sólo se trataban de lo que sus ojos percibieran, sino también sus oídos, razón
por la que podía plasmar los colores de manera tan fácil y armoniosa entre sí, llegando a
hacer cuadros, que aun siendo abstractos, conservan cierta coherencia.

Es así como se puede dar cuenta sobre la capacidad que tiene el cerebro en la percepción
para la construcción de imágenes tanto visuales como mentales. Enfermedades y
accidentes que pueden afectar abruptamente un sentido, hacen que el cerebro logre
adaptarse de formas increíbles a tal situación sin frenar la percepción de las imágenes. De
tal forma, son los estudios de Oliver Sacks en los que se encuentra una base sólida para
respaldar tal enunciado y darle validez, y de los que se partió para continuar el estudio de
fenómenos y casos similares.

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