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La dialéctica de Proudhon
confrontada con la de Marx
' En mi libro Oíalecliqul! el Sociologie, pi.~. 96·1 56. Flammarion. París. 1962. ya di un
análisis más d~lallado: pero en lo que concierne a Proudhon. he debido imroducir aquí algunas
reformas y correcciones con relación a mi lulo publicado.
118 Proudhon y Marx: una confrontación
este punto de vista. todo el sistema de Hegel estaria por rehacer" (De la Jusri·
ce. vol. l. págs. 28-29).
La síntesis de Hegel "suprimiendo" y manteniendo a la vez la tesis y la
antítesis (aujheben : aquí se encuentra el error de los traductores utilizados
por Proudhon. que tambien dicen "absorbente") es gubernamental. Es. añade
con mucha delicadeza, "anterior y superior a los términos que une". Es.
señala Proudhon, la que conduce a Hc1;el "a la prepo?encia del E ~tado" y "al
restablecimiento de la auto ridad". (La Pornocratie. Obras póstumas). " Hegel
concluía con Hobbes en el absolutismo guberna mental. en lu omn ipot~ n cia
del Estado y en la subalternización del indi~·iduo y de los grupos. Ignoro si,
para esta parte de su filosofia, Hegel conservó en Alemania algun partic.lario.
Pero sólo puedo afirmar que hablar de esta forma ... 's deshon rar la filosofía"
(Guerre et Paix, 1861).
A la dial~ctica hegeliana. Proudhon ópone otra. la suya. No se trata úni-
camente de una dialéctica antinámica. negativa, antitética, que re~.:haza toda
síntesis. Se trata de un método dialectico que se propone buscar la diversidad
con todos sus detalles. Ahora bien, la diversidad con todos sus detalles sola-
mente puede comprenderse por medio de la experiencia. En este sentido. el
método dialéctico de Proudhon se aproxima al empirismo dialél·tico, y t:l.l
como ya hemos señalado. conduce a una experiencia que siempre se renueva.
y que desemboca en un pluralismo que, en Proudhon. deviene cada vez más
realista. Deduce por etapas y con una creciente claridad. que el movimiento
dialéctico es, en primer Jugar. el movimiento de la misma realidad !;OCial y
sólo ur. método para seguir l:1s sinuosidades je este movimiento. Cada vez se
da más ~.:ucnta de que las complementar iedades, las impliczciones mült iples y
las reciprocidadtli de p::rspcctivas también son tan reales como las rolarizll-
ciones y tan indispensables como los procedimientos dialécticos. como el
establecimiento de las antinomias. Pero el empiri ~mo y el realismo dialecticos
de Proudhon poseen sus limites. Lo que busca por medio ele su dialé~.:tica, ''la
reconciliación universal por la contradicción universal". se cfectua con equili·
brios. A pesar del reconocimiento de su inestabilidad y la llamada a nuevos
esfuerzos, a veces las an tinomias ~e completan y se equilibran demasiado fá-
cilmente. recubriendo a menudo por medio de ~ u inflación a !o~ demás moví·
mientes y pro<:ed imientos di a lécti~.:os.
D e este modo. y a pesar de todos los presentimientos que tiene Pro udhon
de la extrema complejidad del movimíentCI dialéctico. propio de la realidad
social y de la rluralidad de los procedimientos dialécticos necesarios para
estudiarlo en el interior de su variedad y diversidad, no evita el error siguien-
te: su dialéctica desemboca a veces en un pluralismo tan ordenado . tan inte
g rado y tan equilibrado . que se sospecha que esta integración y este equili b;~o
han sido preparados de antemano y preconcebidos.
La dialectica de Proudhon confrontada con la de Marx JJ9
11
este modo, es preciso notar la riqueza de las perspectivas que ha abierto sin
proseguirlas siempre, o incluso teniendo (;Onciencia de todas las consecuen·
cias que podrían desprenderse.
La orientación de la dialéctica proudhoniana hacia el rea lismo y la expe·
riencia recibe una confirmación en /.a Guerre et la Paix (1861). Según
Proudhon. la guerra sería meramente el término genérico que designa todo lo
que es lucha. acción y virilidad, sin las cuales la vida social es imposible. de la
misma manera que son imposibles. en particular, la revolución y el trabajo.
Bajo las diferen tes formas del régimen capitalista, la guerra (o lucha de cla·
ses} es a la vez externa e interna. Bajo el régimen de la "democracia indus·
tria)". toma el carácter de tensiones y de equilibrios entre el Estado y la
democracia industrial planificando la economía de una forma descentraliza·
da. Lo mismo pasa entre las empresas y las profesiones. que incluso bajo el
régimen de colectivismo descentralizado se encuentran en competición de
productividad. La guerra cambia de caracter, pero no desaparece.
Sin embargo. al mismo tiempo que mantenía estas posiciones en su obra
sobre El principiofederalivo (1863) y en su libro póstumo sobre La Proprié·
té, Proudhon no resiste a la tentación de utilizar s u dialéctica para conseguir
equilibrios racionales y más bien estabilizados que corresponden a su ideal
social. Insiste. es verdad, una vez más, sobre el hecho de que "el m undo
social y el mundo moraL.. reposan en una pluralidad de elementos
irreductibles...". Mejor todavía. pone en evidencia la constatación según la
cual el método dialéctico está obligado, dentro de la variedad de sus procedí·
mientas, a seguir las sinuosidades de las tensiones entre los grupos, las profc
siones, las comunas libres y sobre todo y ante todo el Estado y la sociedad
económica, incluso cuando esta toma el carácter de una democracia indus·
tria! y del colectivismo descentralizado después de la revolución social. F.l
''choque de poderes d el cual se puede abusar'', sigue siendo por consiguiente
válido para un Estado transformado y para una propiedad federativa atribuí·
da a una organización económica planificada autónoma después de la desa·
parición de los patronos. Es preciso oponer un conjunto a otro. si se quiere
evitar una nueva esclavitud. De este modo, la libertad religiosa unícamente se
ha podido adquirir gracias a una pluralidad de Iglesias que venía a limitar el
Estado. Para P roudhon este es el camino a tomar para combati r. en la socie-
dad de mañana, por una parte. las tendencias que se dirigen hacia el estatis-
mo económico y, por otra, hacia la anarquía económica.
Según Proudhon. la única solución para poner fin definitiva mente a la
esclavitud humana es el feder alismo. que significa igualmente tanto la reali7.a ·
ción de la dialéctica como movimiento real de la socied2d y como método.
Este federalismo está concebido a la vez como federalismo político que equili-
bra al Estado desde el interior, y como federalismo económico que refuerza
la unidad de la sociedad planificada. estando e~;ta basada sobre una propie-
La díuléctica de Proudhon confrontada con la de Marx 125
lii
' Par:. más delnlles. ver cni libro Dialeclique el Sociologie. pags. ll R · ~~ . l'aris. >~ 2.
La dialéC'tica de Proudhon confrontada con la de Marx 129
' Ver en relación al concepto de la alienación en Marx mi Vocation dt! la Sociofogit!. vol. 11.
2.• ed.: pl!gs. 2~3 y sigs y pág . .!21. 1963.
132 Proudhon y Marx: una confrontación
La influencia
de Proudhon y de Marx
sobre el movimiento obrero real
jornada de ocho horas y sobre la libertad sindical, lo cual debía recoger una
aprobación unánime. lgualml!nte, en el Congreso de Lausana (1867). los
proudhonianos, que por otra parte son cada vez más revolucionarios. siem·
pre predominan sostenidos por los partidarios de Bakunin.
Desde J 867 hasta la Comuna de 1871, la crisis económica engendra una
serie de huelgas. Marx, llegado clandestinamente a Francia, en 1869. consta-
ta que el movimiento obrero supera a !os proudhonianos. En realidad, este
movimiento los conduce cada vez más hacia el extremismo. La evolución de
Varlin es, desde este punto de vista. muy caract~ristica. Las ideas de Proud -
hon. de Blanqui y de Bakunin, se combinan en su pensamiento, pero se sigue
manteniendo alejado del marxismo. En los Congresos de Bruselas ( 1868) y
de Basilea (1869). Marx todavía cuenta con pocos partidarios. No obstante,
todos los delegados se ponen de acuerdo sobre el principio de la colectiviza-
cién de los medios de producción.
En Francia sólo existían en este momento dos marxistas: P. Lafsrgue.
yerno de Marx, y L. Frankel. Lafargue a o pudo tomar parte rn la Comuna
de París, pucll vivía en Burdeos: pero fue a París por algunos días con el fin
de tomar contacto con la Comuna, lo cual le valió una severa condena. de la
que se escapó gracias al exilio, del que volvió despues de la amnistía de 1880.
Su misión tenía por fin organizar en Burdeos, de la misma forma que se había
intentado en muchas ciudades de Francia, Comunas análogas a la de París.
Se intentó en Saint-Etienne y sobre todo en Lyon, pero fracasaron . En cuanto
al otro marxista, el húngaro Frankel, debía jugar un importante papel en la
Comuna.
En el curso de Jos dos años que precedieron a la Comuna y que marcan el
apogeo de la Primera Internacional en Francia, los proudhonianos. despues
de haber descubierto el caracter revolucionario del proudhonismo y com-
prendido finalmente la posición efectiva de Proudhon. intentan combinar. en
un momento propicio, la revolución social y la revolución política; entonces
es cuando se afirman como los auténticos dirigientes del movimiento obrero.
El gobierno imperial intenta dos procesos a la sección francesa de la Interna-
cional. Sus dirigentes son condenados a penas de prisión. pero la sección,
disuelta por dos veces, se reconstituye inmediatamente cada vez. En este
momento, y sobre todo despues de la caída del imperio, impuesta por la
revuelta obrera del 4 de septiembre de 18 70, la sección francesa de la Inter-
nacional cuenta con más de 300.000 obreros.
Sin embargo, seria dificil afirmar, con los adversarios de la Comuna y
tambien con algunos historiadores influidos por ellos. que la Internacional
obrera fuese la principal causa de la Comuna. La propaganda oficial de los
versaUeses, encabezados por Thiers. presentaba la Comuna de París como
una intriga tramada en el extranjero por aventureros que residían en Londres.
La i'lfluencia de Proudhon y de Marx 135
Ahora bien, nada es mas cieno que el siguiente hecho: desde el 4 de septiem-
bre de 1870, el Comité central de la Internacional con sede en Londres, y en
particular Karl Marx, ponían a los obreros franceses en guardia contra una
"insurrección prematura". La sublevación del31 de octubre de 1870. en que
los obreros y los guardias nacionales invadieron la sala de sesiones del
gobierno de Defensa Nacional en el Ayuntamiento. no hacia mas que aumen-
tar las aprehensiones de Marx y de Engels. Consideraban que la clase obrera
francesa no estaba madura para una revolución social. M~trx solamente acep-
tó la Comuna de Paris después de que se instituyera y, dedicándole su prime-
ra apología. silenció el hecho de que la mayoría de la Comuna se componía
de proudhonianos y de blanquistas. Todas las medidas administrativas, eco-
nómicas y políticas tomadas por la Comuna se inspiraban en Proudhon.
La sección francesa de la Internacional, junto con el Comité republicano
de los veinte distritos de Paris (septiembre de 1870- mayo de 1871), influen-
ciado por la sección y sostenido por los guardias republicanos rebelados. fue·
;on las principales fuerzas organizadas de la Comuna. apoyadas esencial-
mente en los obreros de París. Sin embargo, la causa principal de la Comuna
reside en una coyuntura unica: el sitio de París por el ejército aleman que cer-
caba la capital desde el 19 de septiembre de 1870. la falta de víveres y la na.
grl\nte injusticia de su repartición. el armisticio con Alemania aceptado el 28
de enero de 1871 en condiciones inauditas, el carácter ultrarreaccionario de
la Asamblea Constituyente reunida en Versalles y, por ultimo, la política
directamente provocadora de Thiers. J. Favre y J. Ferry con respecto a la
clase obrera, fueron los verdaderos factores de esta explosión social que fue
la Comuna de París.
No es sorprendente que, en estas condiciones, la Comuna sólo durara
setenta y tres días: del 18 de marzo al28 de mayo de 1871. Una de las cosas
que debería sorprender son todas las medidas que la Comuna consiguió
tomar dentro del cono plazo que se le impartió. Estas medidas, así como la
existencia misma de la Comuna -primer ejemplo del comienzo de una
revolución social-, tuvieron inmensas repercusiones sobre el movimiento
obrero y sus adversarios en el mundo entero. Lenin todavía se encontraba
obsesionado por el advenimiento de la Comuna.
Además. esta primera tentativa de organización del poder proletario jugó
el papel de un verdadero mito en el sentido soreliano de llamada a la acción.
Hasta tal punto. que Lenin, en un debate publico en que tanto sus panidarios
como sus adversarios !e pedían si el gobierno soviético podía durar mucho
tiempo. respondió en sustancia que todavía no lo sabía, pero que al menos
duraría, contribuyendo de esa forma a crear un mito -que, al lado de la
Comunu, y más quizá que la Comuna. se grabaría para siempre en la memo·
ria de la clase proletaria del mundo entero.
136 Proudhon y Marx: una rot¡frontación
Todas estas medidas fueron sostenidas por "clubs populares" que empu-
jaron a la Comuna a las más radicales medidas de socialización. Fueron
probablemente estos clubs, así como las violencias ejercidas por los versalle-
ses, que fusilaron a todos los communards que caían en sus manos y cogían
rehenes que sufrían la misma suerte o se encontraban bajo esta terrible
amenaza. que condujeron a la Comuna a una medida que más tarde se reveló
como nefasta: se trata de la organización de un Comité de Salud Pública, el
cual cometió grandes errores bajo la inspiración de blanquistas jacobinos. A
pesar de su reorganización, el 9 de mayo, es decir, menos de tres semanas
antes de la caída, no evitó masacres colectivas y arbit rarias. La Comuna pro-
puso al gobierno de Versalles un cambio de rehenes, al frente de Jos cuales se
encontraba el arzobispo de P arís. Thíers rechazó este cambio y 64 rehenes
fueron fusilados antes de la caída de la Comuna. Una de las víctimas fue
Chaudcy. el antiguo secretario de Proudhon, que había permanecido en
París. pero q ue no participó en la Comuna: no es que le fuera hostil, pero
había desaprobado la sublevación de la guard ia nacional en octubre de 1870
y era. por esta razón, mal visto por los miem bros de la Comuna. Fue deteni-
do por un comisario de policía dudoso, que se apropió de sus economías. lo
cual provocó la dimisión del delegado "communard'' en la prefectura de poli-
cía. Rigault. C haudey fue pues simplemente una víctima de las circunstan-
cias, pero su ejecución, cuatro días antes de la caída de la Comuna, acreditó
la leyenda sostenida más tarde por el marxismo oficial. de que los proudho-
nianos más allegados personalmente a P roudhon habían sido hostiles a la
Comuna. Lo cual es completamente falso, ya que algunos de los amigos mas
íntimos de Proudhon. como Belsay, Deslec!use y Denis. fueron miembros de
la Comuna. e incluso delegados del gobierno 11ue instituyó. Además, en su
libro La Vérité sur la Commune, Bcslay hace su apología.
A quien me preguntara: ¿Si Proudhon hubiese vivido. hubiera participa-
do en la Comuna? -lo cual, dada su edad, habría sido muy posible, ya que
mu rió a los 56 años en tnero de 1865, y tan sólo hubiera tenido 61 a ños en el
momento de la Comuna- respondería que me es evidentemente imposible
afirmar cuáles habrían sido sus reacciones directas. Sin embargo, si se tiene
en cuenta que la conducta de Proudhon en la Constituyente de 1848 fue
ultrarrevolucionaria, y si se relee De la Capacité Politique des Classes Ou-
\'ri~res -con su llamada a la separación total de estas clases y de la burgue-
sía. y su predicción demas iado optimista de la in minente desaparició n de esta
última-. la participación de P roudhon en la Comuna viene a ser muy
probable. En este caso, habría sido ciertamente su jefe. Todas las medidas
tomadas por la Comuna se orientan en el sentido de las ideas de Proudhon,
excepto en el Comité de Salud Pública debido a la influencia del blanquismo.
No hay duda alguna que P roudhon habría combatido el blan4uismo con
La inj1ue11da de Proudhon r de Marx 139
hon que "el taller debe reemplazar al gobierno'' y que la democracia indus
tria! debe ser instituida por los mismos obreros. Pero, para realizarla, añaden,
es preciso una acción directa fuera de toda forma legal, acción que solamente
puede ser ejercida por Jos sindicatos y sus celulas en el i.nterior de las fábri·
cas. Su principal medio es la huelga: !as huelgas parciales y la huelga gene·
ra/. Es en este punto cuando el sindicalismo revolucionario se distingue esen·
cialmente de Proudhon al mismo tiempo que Jo evoca. Las celulas sindicales
en las fábricas y las empresas que estos autores identifican sin razón con Jos
co;1sejos obrt"ros de control y de gestión, les parecen ser la base de la futura
sociedad. Además. confian en "minorías acti\'as" capaces de tomar la inicia·
tiva tanto de la "revolución final" como de la ";evolución permanente", coti-
diana. Esta idea ciertamente no diría nada a Proudhon. Sería preciso añadir a
esta orientación del sindicalismo revolucionario un antimilitarismo indigna-
do, el rechazo en términos violentos de todo un ejército permanente y un
pacifismo radical que se desvaneció bajo el golpe de los acontecimientos de
1914.
Lo que Sorel en sus Réjlexions sur la Violence ( 1908) y Berth, en Les mé-
faits des lntellectuels (19 14), añadieron a la doctrina del sindicalismo revolu-
cionario, Fue primero la idea del milo llamando a la acción y representando
una especie de síntesi~ entre algunas ideas de Proudhon y de Bergson. Esta
idea de la importancia del mito debía ejercer ~u influencia sobre Lenín. Y la
de la prevención contra los intelectuales, tan querida a Berth, no tuvo reper-
cusión en Francia. pero fue utilizada al principio de la Revolución Rusa, para
condenarla más tarde ...
Señalemos. para terminar nuestras reflexiones sobre el sindicalismo
revolucionario en Francia y sobre la influencia parcial que Proudhon ejerció
sobre el. que en tanto que movimiento real, su importancia no se mide por el
número de adheridos a la CGT de la época (tan sólo el 5% de las masas tra·
bajador&s), sino por los participantes a las huelgas, que Fueron muy elevado!\:
9.500.000 en 1906. y 4.800.000 en 1910, por ejemplo.
En el mismo momento en que en Francia el sindicalismo revolucionario
se desarrollaba de una forma ruidosa, J ean J aures se con venia, a pesar de su
lucha con los partidarios de Guesdes, en el jere indiscutible del Partido
Sociali~ta Unificado ( 1905-14). Al mismo tiempo que desaprobaba la acción
directa preconizada por el sindicalismo revolucio!lario, reconocía lo bien fun-
dado de la independencia del sindicalismo con respecto a los pattidos politi·
cos y el papel cte los sindicatos y de sus célulr.s, no sólo bajo el régimen
capitalista. sino también como base de la gestión industrial en la sociedad del
futuro.
Quizá bajo la influencia del sociali!\ta belga C. de Faepe. del que profun·
dizó su!l sugestiones, J aurés se reconcilió con Proudhon y sobre todo con sus
142 Proudhon y Marx: una C'onfronración
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