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Investigación y textos académicos.

UDLA

Samuel Uzcátegui

Amy Chicaiza

Marcia Castillo

Cristina Céspedes

“Another Brick in The Wall” de Pink Floyd

1) ¿Qué características tenía la educación que se retrata tanto en el vídeo como en la letra de

la canción?

R: En relación con el contexto histórico, los docentes tenían que ser (o intentar ser) la figura

paterna de tantos niños que perdieron a su padre en la guerra había un adoctrinamiento y una

dura represión que se escondía con el concepto de inculcar “disciplina”. En el vídeo se ven

varios ejemplos, el joven poeta es ridiculizado públicamente por ser diferente y esto suprime

su credibilidad. Es golpeado por el profesor con una regla, literal y simbólicamente, al ser un

ladrillo más en la pared, todos deben ser iguales y si eras “diferente”, eras reprimido por ello.

Con respecto al adoctrinamiento, el maestro hace que los niños repitan lo que el les dicta,

toda la enseñanza es memorística y esto es una clara crítica al sistema educativo. Además de

que también entra en el concepto de adoctrinamiento lo que ven los demás niños cuando el

poeta es ridiculizado públicamente, a estos les quedó la creencia de que si eres debes ser

castigado por ello. Siendo la poesía una de las mayores manifestaciones de la expresión

personal, al ser esta criticada, queda muy en claro que al sistema educativo retratado en el

vídeo no le interesaba en lo absoluto el pensamiento crítico o el desarrollo personal del

individuo. Simplemente le interesaba que el estudiante se creyera todo lo que el maestro le


decía. Por todas estas razones la letra de la canción dice: “Hey, maestro, ¡deje a los niños en

paz!”.

2) ¿Cuáles de estas características no hemos logrado superar? De 3 ejemplos concretos.

R: El primer ejemplo está ambientado a como algunos profesores suprimen la creatividad.

Esto es algo que se ve mucho en los sistemas educativos extremadamente ortodoxos que no

están abiertos al cambio. Cuando estaba en el colegio tenía un compañero que en la clase de

matemáticas resolvía los ejercicios a su propia manera y no como el profesor había enseñado.

Una vez el profesor le vio como trabajaba y le dijo que todo lo que había hecho estaba mal y

que no puede estar buscando otras formas de hacer el mismo ejercicio cuando él ya indicó

una. Cuando le decía eso hacía que todo el curso se riera de él por la forma en la que resolvía

los ejercicios. A pesar de que el método era efectivo, no era lo que el profesor les había

enseñado y por eso debía ser ridiculizado.

El segundo ejemplo va ligado con el anterior, la ridiculización pública hacia el estudiante es

algo que se sigue viendo en las aulas de clase actualmente. Por ejemplo, cuando en el colegio

se le pregunta a un estudiante algo sobre clases y este no sabe responder, la retroalimentación

del docente va acompañada de una burla pública, que alimenta la falta de confianza del joven

en sí mismo. El estudiante que no tiene la respuesta de una pregunta en clases, en vez de ser

retroalimentado por el docente para saber la respuesta, es ridiculizado por éste y por sus

compañeros por su “falta de conocimientos”.

El tercer ejemplo es uno que ocurre con mucha frecuencia y no solemos darnos cuenta. La

ausencia de pensamiento crítico, que nos enseñen algo y tengamos que creérnoslo, ni siquiera

en ciencias exactas donde este concepto podría tener sentido, en TODOS los aspectos

debemos creernos lo que nos dice el maestro. Un ejemplo concreto es algo que ocurrió el mes
pasado en la UDLA, una docente de la carrera de Periodismo nos hizo leer un texto que

hablaba de los medios de comunicación en países “democráticos” como Venezuela. Eso es

una vil mentira, y nos podríamos dar cuenta de esto si tan solo viéramos quien era el autor,

que es un hombre muy cercano al chavismo. Todos los estudiantes se creyeron estas

mentiras, que atentaban directamente a lo que yo (Samuel Uzcátegui) he intentado

comunicarles a mis compañeros desde que me mudé al Ecuador. Personalmente se lo

comenté a la profesora y ella me dijo que era responsabilidad de cada quien cuestionar lo que

se le enseña y que el plan de ella era hacer un debate sobre el texto. Al día siguiente fue el

debate y fue patético, nadie sabía debatir ni había leído nada sobre Venezuela y pensaban

que, con leer un texto de un aliado del chavismo, sabían más sobre mi país que yo, alguien

que vivió toda su vida allí. No había pensamiento crítico por parte de nadie, se creían todo lo

que decían porque lo leyeron en un texto asignado por una docente universitaria (y la culpa

no era de esta docente en específico, es culpa de todo el sistema educativo que hace creer que

todo lo que te enseñan es verdad). De no haber estado yo en ese debate, esos jóvenes se

seguirían creyendo y promoviendo esas viles mentiras sobre mi país y seguirían lavándole las

manos llenas de sangre a la dictadura.

3) ¿Qué características comparte esta educación con la educación en las dictaduras?

R: En un régimen totalitario, la propaganda política suele apuntar hacia los jóvenes, esto

ocurre porque los jóvenes suelen ser los que terminan liderando los movimientos que

buscan la caída de estas dictaduras. Como se vio en México en 1968 o como se ve en la

actualidad en Venezuela, donde la nueva camada de políticos opositores de la dictadura

surgió en el ámbito estudiantil. Al reprimir la libertad de expresión, se logra que el joven

no desarrolle ningún tipo de pensamiento critico y ante esto, acepte vivir en un régimen
dictatorial y nunca intente velar por el cambio. Se ve al estudiante como un sujeto que

debe acatar y actuar según lo impuesto. En Venezuela, desde hace algunos años, hay una

maquinaria de adoctrinamiento que ha llegado a los colegios públicos y privados, en el

último año de bachillerato se enseña una materia llamada “Formación para la Soberanía

Nacional” que va ligada a la instrucción premilitar y a la búsqueda de “defender la

nación”. En esta clase se enseña sobre la “revolución” de uno de los mayores regímenes

totalitarios, como lo fue el de Hugo Chávez, intentando inculcar sus ideas en los jóvenes,

y el estudiante no está en la capacidad de cuestionar estas enseñanzas porque de hacerlo,

será castigado. Quizás actualmente el internet permitió que en Venezuela la mayoría de

los jóvenes no fueran adoctrinados, pero de igual manera muchos lo fueron. El estudiante

en los regímenes totalitarios es víctima del sistema y al suprimir su creatividad y su

libertad de expresión, termina siendo una amenaza menos para la dictadura, y un ladrillo

más para la pared.

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