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en la hominización
Los cambios operados
en el régimen alimentario
han constituido una fuerza motriz
de la evolución humana
William R. Leonard
L
os seres humanos son primates un tanto extraños. Presentan
una postura erguida, poseen un cerebro voluminoso y han co-
lonizado todos los rincones del planeta. Los antropólogos lle-
van mucho tiempo tratando de saber cómo se diferenció del
resto de los primates nuestro linaje. A lo largo de los años se
han propuesto todo tipo de hipótesis para explicar el origen de nues-
tras singularidades. Pero las pruebas que se recogen apuntan con in-
sistencia creciente en una misma dirección, según la cual las pecu-
liaridades del hombre descritas se hallarían unidas por un hilván;
resultarían, en buena medida, de procesos de selección natural que
procuraron maximizar la calidad de la alimentación y el rendimiento
en la búsqueda de los recursos. Según parece, los cambios en la dis-
ponibilidad alimentaria, a lo largo del tiempo, ejercieron una in-
fluencia determinante en los homínidos. Expresado en un contexto
evolutivo, somos lo que comemos.
Por lo tanto, nuestra dieta constituye una diferenciación más que
nos separa de los otros primates. No hay población humana hoy en
el mundo que no siga un régimen más rico en calorías y sustancias
nutritivas que el de nuestros parientes más próximos, los simios an-
tropomorfos. ¿Cuándo y cómo los hábitos alimentarios de nuestros
antepasados comenzaron a divergir de los del resto de los primates?
¿Hasta qué punto nos hemos alejado de las pautas alimentarias an-
cestrales?
El interés científico en la evolución de los requerimientos nutriti-
vos de nuestra especie cuenta con una larga tradición. Pero la inves-
tigación se intensificó a raíz de la publicación, en 1985, del artículo
“Nutrición paleolítica”. Apareció ese texto fundamental en New En-
gland Journal of Medicine y lo firmaban S. Boyd Eaton y Melvin
J. Konner, de la Universidad Emory. Sostenían que la difusión, en las
sociedades modernas, de muchas enfermedades crónicas (obesidad,
hipertensión, enfermedades coronarias y diabetes) obedecía al aleja-
miento de nuestra alimentación del tipo de dieta que había evolucio-
nado para una población de cazadores-recolectores prehistóricos. En
los 18 años transcurridos desde ese estudio pionero, hemos avanzado
mucho en el conocimiento de las necesidades nutricionales humanas.
Hoy sabemos que la evolución nos ha moldeado de suerte tal que no
dependiéramos de una sola dieta paleolítica, sino que fuéramos flexi-
bles en los hábitos alimentarios. Tal adquisición presenta implicacio-
nes importantes.
JOHN GURCHE
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2. LOS RESTOS DEL ESQUELETO nos
muestran que hace unos cuatro millo-
nes de años nuestros más remotos
antepasados, los australopitecos,
eran bípedos. En A. afarensis (a la de-
recha), uno de los primeros homínidos,
las características que lo demuestran
son el arco plantar del pie, el dedo
gordo del pie no oponible y algunos
rasgos de la rodilla y de la pelvis.
Pero estos homínidos retenían algunas
características primitivas (piernas cor-
tas, brazos largos y falanges del pie
curvadas, entre otras), que indican
que probablemente no caminaban igual
que nosotros; debían de pasar algún
tiempo en los árboles. Hasta la apari-
ción de nuestro género Homo (la
figura de la izquierda corresponde a
un representante actual), no surgieron
las proporciones modernas de miem-
bros y de pies y la forma de la pelvis
necesaria para caminar erguidos.
Para comprender el papel de la costes de mantenimiento superiores. Australopithecus, que vivió en Afri-
alimentación en la evolución hu- Sin embargo, el objetivo de todos ca hace unos cuatro millones de
mana, debemos recordar que la ob- los organismos es el mismo: dedi- años. En la bibliografía paleoan-
tención de comida, su consumo y car suficiente cantidad de energía a tropológica abundan las hipótesis
su utilización en diversos procesos la reproducción para asegurar el éxi- sobre el origen de la locomoción bí-
biológicos son aspectos fundamen- to a largo plazo de la especie. Así, peda. C. Owen Lovejoy, de la Uni-
tales de un ser vivo. La dinámica analizando de qué modo los ani- versidad estatal de Kent, propuso en
energética entre los organismos y males obtienen la energía y la dis- 1981 que la locomoción sobre las
su entorno (es decir, la energía gas- tribuyen, entenderemos mejor la vía dos extremidades inferiores liberaba
tada con respecto a la energía ad- seguida por la selección natural en los brazos para transportar a las crías
quirida) comporta consecuencias su determinación de los cambios y los alimentos recolectados. En
adaptativas para la supervivencia y evolutivos. fecha más cercana, Kevin D. Hunt,
la reproducción. Estos dos compo- de la Universidad de Indiana, de-
nentes de la adaptación darwiniana fendía que surgió porque permitía
se reflejan en la forma en que un Adquisición del bipedismo obtener alimentos a los que antes
animal divide su reserva. La energía
de mantenimiento es la que nece-
sita para sobrevivir día a día. La
S in excepción, los primates no
humanos deambulan sobre las
cuatro extremidades. De ahí que se
no se llegaba. Según Peter Whee-
ler, de la Universidad John Moores
de Liverpool, desplazarse erguido
energía productiva se asocia a la ge- dé por sentado que el último ante- permitía a los homínidos regular me-
neración y cuidado de la prole; en pasado común de los humanos y de jor la temperatura corporal, porque
los mamíferos, debe ésta tomar en los chimpancés (nuestro pariente así exponían menos superficie cor-
consideración las necesidades aña- vivo más próximo) fuera cuadrú- poral al abrasador sol africano.
didas de la madre durante la ges- pedo. No sabemos exactamente La lista sigue. En realidad, para
tación y la lactancia. cuándo vivió ese último antepasado primar por vía selectiva este tipo
El entorno influye en la forma común, pero existen indicios claros de locomoción, tuvieron que inter-
JOHN GURCHE
en que el individuo reparte la energía de locomoción bípeda (la carac- venir, a buen seguro, varios facto-
entre mantenimiento y producción. terística que distingue los antepa- res concomitantes. Basado en las in-
Unas condiciones hostiles imponen sados humanos de otros simios) en vestigaciones realizadas con mi
0,5
Chimpancé actual
400 cc
1,0 H. erectus
900 cc
Tiempo (millones de años de antigüedad)
H. sapiens actual
1350 cc
1,5 A. boisei
500 cc Homo habilis
600 cc
2,0
2,5 A. africanus
415 cc
4,0
5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25
Porcentaje de energía en reposo consumida por el cerebro
que el 3-5 % que asignan al cere- de la sangre en el cerebro homínido. su energía de alimentos de origen
bro otros mamíferos). De ese modo se liberó al cerebro animal (carne, leche y otros pro-
Utilizando la estimación del ta- —muy sensible al calor— de unas ductos derivados), frente al 5-7 %
maño corporal de los homínidos rea- limitaciones de temperatura que de los chimpancés. Los alimentos
lizada por Henry M. McHenry, de habrían impedido su crecimiento. de origen animal contienen, en pa-
la Universidad de California en Da- Pienso que, como en el caso de la ridad de peso, más calorías y sus-
vis, Robertson y yo hemos calcu- locomoción bípeda, participaron va- tancias nutritivas que los vegetales.
lado la proporción del metabolismo rios factores. Pero la expansión del Por ejemplo, 100 gramos de carne
basal que habrían necesitado nues- cerebro no fue posible antes de que proporcionan 200 kilocalorías; en
tros antepasados para mantener sus los homínidos adoptaran un tipo de tanto que la misma cantidad de fruta
cerebros. Hemos llegado a las ci- dieta tan rica en calorías y nutrientes proporciona sólo de 50 a 100 kilo-
fras siguientes: un australopiteco que cubriese sus necesidades. calorías, para quedarse en 10-20
de 35-40 kilogramos de peso con un La investigación de lo que ocu- las hojas. Resulta, pues, verosímil,
cerebro de 450 centímetros cúbicos rre entre los animales actuales apo- que los seres humanos primitivos
debía de destinar al funcionamiento ya esta afirmación. Entre los pri- alcanzaran mayor volumen cere-
de éste alrededor del 11 % de su mates, las especies con un cerebro bral consumiendo alimentos más
energía basal. Por otro lado, H. erec- mayor comen alimentos más nu- ricos en energía.
tus, que pesaba alrededor de 55-60 tritivos; el hombre constituye el Los fósiles revelan también que
kilogramos y contaba con un cere- ejemplo extremo de dicha correla- la mejora en la calidad de la dieta
bro de unos 900 centímetros cúbi- ción, puesto que presenta el mayor acompañó al desarrollo evolutivo
cos, pondría a su disposición alre- volumen cerebral y la dieta más del cerebro. Todos los australopite-
dedor de un 17 % de su energía basal completa [véase “Dieta y evolución cos tenían características esqueléti-
(es decir, unas 260 de las 1500 ki- de los primates” por Katharine Mil- cas y dentarias adaptadas para el
localorías diarias). ton; INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, oc- consumo de alimentos vegetales co-
¿Cómo evolucionó un cerebro tan tubre, 1993]. De acuerdo con los riáceos y de baja calidad. Sus re-
costoso en energía? A tenor de la análisis de Loren Cordain, de la Uni- presentantes más avanzados, los aus-
CORNELIA BLIK
teoría propuesta por Dean Falk, de versidad estatal de Colorado, los ca- tralopitecos robustos (una línea
la Universidad estatal de Florida, zadores y recolectores actuales ob- extinta del árbol familiar de los
la bipedia permitió el enfriamiento tienen, en promedio, el 40-60 % de homínidos, contemporánea de miem-
POMULOS ENORMES
(origen de los músculos POMULOS MAS
maseteros) PEQUEÑOS
MOLARES
MOLARES MUY GRANDES MAS PEQUEÑOS
Y DE ESMALTE Y CON EL ESMALTE
MUY GRUESO INCISIVOS MAS FINO
MAS
GRANDES
INCISIVOS Y CANINOS
PEQUEÑOS
bros de nuestro género), habían ad- bién los cambios ambientales in- portamiento nos habla el registro
quirido rasgos evidentes para mas- fluyeron. La creciente aridez del pai- arqueológico, que nos ofrece un
ticar vegetales fibrosos: rostros ma- saje africano redujo la cantidad y aumento de los huesos de animales
cizos y discoidales, mandíbulas muy la variedad de alimentos vegetales en los yacimientos de homínidos du-
potentes, cresta sagital en la parte comestibles a disposición de los rante este período, además de las
superior del cráneo para la inser- homínidos. Los que se encontraban pruebas y señales de despiece con
ción de vigorosos músculos masti- en la línea evolutiva que condujo a útiles líticos.
cadores, y molares robustos con un los australopitecos robustos afron- Estos cambios en la dieta y en el
esmalte muy grueso. (No significa taron este problema con recursos comportamiento asociado a ella no
eso que los australopitecos nunca morfológicos: adquirieron especia- convirtieron a nuestros antepasa-
comieran carne. Sin duda la con- lizaciones anatómicas que les per- dos en carnívoros exclusivos. Sin
sumían ocasionalmente, como los mitieron sobrevivir con alimentos embargo, la adición de pequeñas
chimpancés actuales.) En cambio, difíciles de digerir, aunque más fre- cantidades de alimentos de origen
los primeros miembros del género cuentes. animal a su dieta, combinada con
Homo, que descendían de los aus- La línea evolutiva que desembocó la repartición de los recursos, común
tralopitecos gráciles, tenían caras en Homo recorrió otro camino. La en los grupos cazadores-recolecto-
mucho más pequeñas, mandíbulas extensión de la sabana también in- res, aumentó la calidad y la esta-
más delicadas, molares menores y crementó la presencia de mamífe- bilidad de su alimentación. Esta me-
carecían de cresta sagital, a pesar ros de pasto, como los antílopes y jora no constituye por sí sola la
de que su cuerpo era mucho mayor las gacelas; aparecieron nuevas razón de que los cerebros de los
que el de sus predecesores. Este con- oportunidades para los homínidos homínidos crecieran, pero parece ha-
junto de características indica que que fueran capaces de explotarlos. ber desempeñado un papel decisivo
los primeros Homo consumían me- H. erectus lo consiguió. Creó la pri- en que ese cambio fuera posible.
nos vegetales y más alimentos de mera economía de cazador-recolec- Tras un primer aumento de tamaño
origen animal. tor. La captura de animales se con- cerebral, resulta verosímil una mu-
Sobre las causas que provocaron virtió en uno de los fundamentos tua interacción entre dieta y ex-
DAVID BRILL
que Homo adoptase la dieta de ma- de la alimentación; los recursos se pansión cerebral: cerebros mayores
yor calidad necesaria para el de- distribuían entre los componentes produjeron comportamientos socia-
sarrollo del cerebro, parece que tam- del grupo. De ese cambio de com- les más complejos, que condujeron
a cambios en las tácticas de obten- lítica de hace alrededor de 1,4 mi- cho mayores que los herbívoros de
ción de alimentos y mejoras en la llones de años (en concreto, la apa- talla pareja por una sencilla razón:
dieta, que a su vez fomentaron la rición de los bifaces del Achelense) disponen de menos calorías por uni-
evolución del cerebro. permitió a los homínidos salir de dad de área.
Africa. Pero los hallazgos más re- H. erectus, con un tamaño cor-
cientes indican que aparición y dis- poral respetable y una dependencia
Migración alimentaria persión de H. erectus fueron fenó- mayor de los alimentos de origen
L a evolución de H. erectus en
Africa hace 1,8 millones de
años también señaló un tercer cam-
menos casi simultáneos. El equipo
encabezado por Carl Swisher III,
geocronólogo de la Universidad de
animal, necesitaba mucho más es-
pacio que los pequeños australopi-
tecos dependientes de una dieta ve-
bio profundo en la evolución hu- Rutgers, ha mostrado que los yaci- getariana. A partir de datos de
mana: la emigración inicial de los mientos de H. erectus más antiguos primates y poblaciones de cazado-
homínidos desde Africa. Hasta hace que se conocen fuera de Africa, si- res-recolectores actuales, Robertson,
poco, la ubicación geográfica y la tuados en Indonesia y en la Repú- Susan C. Antón, de la Universidad
antigüedad de los yacimientos blica de Georgia, tienen entre 1,8 de Rutgers, y el autor han estimado
arqueológicos indicaban que los pri- y 1,7 millones, lo que corrobora la que el mayor tamaño corporal de
meros miembros del género Homo simultaneidad mencionada. H. erectus, unido al incremento mo-
permanecieron algunos centenares Tras estas ansias por ver nuevos derado en el consumo de carne, hizo
I. DEVORE Anthro-Photo File
de miles de años en Africa, antes mundos parece hallarse, una vez necesario que se multiplicara entre
de aventurarse, poco a poco, fuera más, la alimentación. Lo que come ocho y diez veces su predio respecto
de su territorio de origen y disper- un animal determina la extensión de al precisado por los últimos aus-
sarse por el resto del Viejo Mun- territorio que necesita para sobre- tralopitecos (lo suficiente para ex-
do. Según investigaciones prece- vivir. Los animales carnívoros re- plicar la rápida expansión de esta
dentes, las mejoras en la técnica quieren por lo general espacios mu- especie fuera de Africa). No cono-
CAZADORES-
RECOLECTORES 2100 33 67 121 19
!Kung (Botswana) 2350 96 4 141 24
Inuit (América del Norte)
GANADEROS
Turkana (KenIa) 1411 80 20 186 18
Evenki (Rusia) 2820 41 59 142 22
AGRICULTORES
Quechua (Altiplanos 2002 5 95 150 21
de Perú)
SOCIEDADES
INDUSTRIALES 2250 23 77 204 26
EE.UU.
Nota: El consumo de energía señala el promedio adulto (hombres y mujeres); los datos del colesterol en sangre y el índice de masa corporal (IMC) se refieren a hombres.
IMC saludable = 18,5-24,9; sobrepeso = 25,0-29,9; obesidad = 30 o mayor.