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TRABAJO DE HISTORIA DE LA FILOSOFIA DEL DERECHO

PRESENTADO A:

DR. YEZID CARRILLO

PRESENTADO POR:

Daniela Andrea González Mendoza.

Taiwany Juliette Julio Eljach.

María Fernanda Rodríguez Vega.

Diana Teherán Alcalá.

UNIVERSIDAD LIBRE SEDE CARTAGENA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS.

08-04-19

CARTAGENA DE INDIAS D,T Y C.


BIOGRAFÍA DE JHON LOCKE

Locke, fue uno de los teóricos más influyentes el cual elevó la defensa de los
derechos naturales a la categoría de principio fundamental de legitimación del
gobierno y fin básico de la sociedad civil, al basar sus ideas en el concepto de
propiedad, que utilizó en un sentido amplio, al referirse a un amplio conjunto de
intereses y aspiraciones humanas y además aludiendo a los bienes materiales.
Locke afirmó que la propiedad precede al estado y que este no puede disponer de
la propiedad de los sujetos arbitrariamente. Locke además defiende la idea de pacto
social, sin embargo, considera que el estado de naturaleza es vivir guiados por la
razón, disponiendo de innatos, generados por la acción de trabajo.

Locke intentó una síntesis de una discusión “iusnaturalista” que llevaba siglos.
Claramente los Essays (conjunto de textos juveniles, nunca publicados por el autor
y editados como libro, siglos después, por W. Von Leyden) no son un texto
elaborado para la demostración de una tesis: los Essays son el testimonio de un
proceso de reflexión informal sobre la Ley natural. Para algunos, el tratamiento del
tema es definitivamente elemental, convencional, y hasta cuestionable: estaríamos
sólo ante un “conjunto de apuntes” donde coexiste el pensamiento de Locke con
elementos de correspondencia personal, discusiones ocasionales y opiniones de
moral corriente. Como ejemplo de sus limitaciones, en ningún momento
los Essays intentan un repaso mínimamente cuidadoso de los trabajos ensayados
en la filosofía occidental sobre la cuestión de la Ley natural. No es menos cierto que,
quizás, en la propia estrechez del abordaje y en la informalidad del tratamiento del
tema, radican, al menos en parte, algunas virtudes. Los Essays se plantean
sólo algunas preguntas sobre la problemática de la Ley natural y es en la selección
de estas preguntas, y en las modalidades de sus respuestas, donde los analistas
del texto manifiestan cuestionamientos y divergencias importantes.
Al igual que Hobbes, Locke, también parte del estado de naturaleza. Y a diferencia
de Hobbes sí lo considera un estado jurídico. En él no hay leyes ni gobernantes,
sólo individuos libres, pero esa libertad sí es un derecho. Sostiene que el derecho
es una cualidad personal y esa idea está ya tan difundida que no considera
necesario explicarlo. El derecho es un poder que emana directamente del mismo
individuo y se manifiesta en forma de derechos individuales naturales. Los
principales son la libertad y la propiedad.

Se ha venido considerando esa consideración "natural" de la propiedad privada una


originalidad de Locke. Es cierto que durante siglos el ius commune y los teólogos
escolásticos entendieron que esa institución no existía en el estado de naturaleza y
que no era de derecho natural, sino de derecho de gentes. Sin embargo, en el siglo
XVI algunos juristas integrados en el Humanismo jurídico sostienen con claridad
que el derecho de gentes es parte del derecho natural, porque las necesidades
sociales comunes a todos los hombres, captadas por su racionalidad, forman parte
de lo natural del humano, aunque no tengan carácter inmutable. Igualmente, en el
siglo XVII algunos teólogos españoles como Juan de Lugo (1583-1660), discípulo
de Francisco Suárez, también mantenían que la propiedad privada era de derecho
natural. El curso posterior de la historia del pensamiento occidental dejó olvidados
a esos juristas y teólogos y Locke apareció como el primer pensador que había
lanzado la idea. Y aunque no sea tan novedosa, desde luego la fundamentación
que da a su postura es coherente con su liberalismo: la propiedad es una emanación
de la libertad, que él identifica con el derecho natural.

De manera más precisa, entiende la libertad como un poder de disposición que se


manifiesta en diferentes ámbitos. El primero es la propia persona: ser libre consiste
en ser dueño del propio cuerpo y de sus acciones. Todo lo que hacemos
voluntariamente es una manifestación de libertad. El trabajo, al ser una acción
voluntaria, también es una emanación de la libertad. Y el producto de dicho trabajo
también es resultado de ejercer la libertad individual. En consecuencia, todo lo
producido mediante el trabajo es, de forma natural, propiedad del trabajador, ya que
se deriva de una de las características básicas de su individualidad. Por ese motivo,
todo individuo en el estado de naturaleza hace suyas las cosas adquiridas mediante
su esfuerzo: sería contraria a la libertad el que no pudiésemos disponer de tales
adquisiciones. La propiedad privada existe, por tanto, en el estado de naturaleza.
Es preciso aclarar aquí que el derecho romano consideraba una forma natural de
adquirir la propiedad la producida en ciertos supuestos en los que alguien aplicaba
su trabajo a alguna cosa, aunque no relacionaba esa adquisición con el derecho
natural. Los romanistas medievales, sin embargo, sí plantearon que la ocupación
de un terreno o la recolección de un fruto realizadas en el estado de naturaleza
servían de base para un reparto que luego conformaba de manera jurídica el
derecho de gentes. En consecuencia, las explicaciones de Locke parecen ser
derivaciones de doctrinas anteriores. Pero en Locke y los posteriores Ilustrados el
desprecio por las épocas anteriores les lleva a ocultar los precedentes en sus
teorías y a presentarse como filósofos que piensan ex novo.

Volviendo al curso del pensamiento de Locke, queda claro para él que el estado de
naturaleza es una situación jurídica: existen los derechos naturales de libertad y
propiedad. No obstante, estos derechos peligran, porque en el estado de naturaleza
no hay gobernantes ni leyes positivas que puedan ser impuestas eficazmente. Para
evitar conflictos los individuos pactan y ceden parte de sus derechos -sobre todo los
que se refieren a la autodefensa- a una entidad política creada para hacerse cargo
de esa protección. Tengamos en cuenta que la única finalidad del poder político
constituido mediante el pacto es proteger de manera eficaz los derechos naturales.
El Estado se convierte en una especie de sociedad aseguradora que sólo tiene
como función la defensa de los derechos individuales. Cualquier otro
comportamiento que vaya más allá, en aras de la consecución de algún bien de tipo
comunitario por ejemplo, resulta ilegítimo.

En realidad, Locke adopta una actitud parecida a la de Hobbes, aunque algo más
moderada. En efecto, Locke no niega que en el estado de naturaleza exista derecho,
pero admite que no es un derecho completamente eficaz; para que lo sea es
necesario constituir el Estado; es decir, que no es derecho propiamente hablando.
Una vez que éste aparece, el derecho estará constituido por sus leyes, destinadas
a proteger la libertad individual. También para Locke el derecho natural no es sino
el fundamento teórico para establecer el Estado.

Finalmente cabe cuestionar un aspecto de la teoría de Locke: la compatibilidad entre


su empirismo y la existencia de la ley natural. El pensamiento premoderno no
reducía la capacidad cognoscitiva del hombre a la percepción sensorial; por eso,
podía afirmar que las leyes naturales, aunque no pudieran ser captadas por los
sentidos, eran verdades evidentes conocidas mediante intuición. El problema surge
cuando se niega seriedad a todo conocimiento que no sea empírico. Locke
soluciona esto señalando que la inteligencia humana capta, a partir de la
observación empírica de la realidad, la existencia de un orden general y la presencia
de una inteligencia creadora: Dios. Dentro de ese orden tienen que existir
determinados principios morales básicos que estructuren la vida social; no es
posible la existencia de una sociedad si no hay una ley natural, establecida por Dios,
que ordena cumplir las promesas y pactos. La verdad es que la explicación no es
demasiado convincente, porque la conciencia de esa ley natural presupone una
serie de valoraciones que no son proporcionadas por la mera empiria. En efecto, los
datos de la experiencia nos muestran tanto la existencia de promesas como sus
incumplimientos. La necesidad de una ley natural es una valoración moral que va
más allá de lo sensorial y presupone la presencia de principios para ordenar lo
meramente empírico y distinguir lo que está bien de lo que está mal. Si observamos
la cotidianidad y aceptamos la necesidad de cumplir las promesas lo hacemos
porque partimos de un principio básico: es bueno vivir ordenadamente cumpliendo
con nuestra palabra. Pero esta forma de pensar presupone que enjuiciamos la
realidad empírica desde un sustrato de valoraciones, de las que forma parte ese
principio tan fundamental, y que es previo a lo empírico. No es posible, como él
pretende, llegar a esos principios simplemente ascendiendo desde lo meramente
sensorial. Este aspecto de la filosofía moderna es importante: el empirismo se
convertirá en el modelo epistemológico hasta el siglo XX, y como veremos ese
empirismo adoptado de manera coherente lleva a la negación de la moral.

En cualquier caso, Locke alcanzó gran éxito, a diferencia de Hobbes cuya obra fue
aparentemente rechazada por su radicalidad (aunque de hecho marque la senda de
la Modernidad política).
“ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO”

JHON LOCKE

A partir de la investigación previamente realizada sobre la vida y obra del filósofo


Jhon Locke, hemos seleccionado dentro de su literatura el libro titulado “Ensayo
sobre el entendimiento humano”, haciendo especial énfasis en la idea de “El
abuso de las palabras”, por lo tanto, en la siguiente reseña desarrollaremos los
aspectos más significativos e importantes a partir de la lectura de esta gran obra.

Locke inicialmente propone la idea de la oscuridad y de la imperfección en el leguaje


mismo, sosteniendo que el hombre muchas veces es culpable de las negligencias
y faltas intencionadas en el uso del mismo, es por ello que el abuso del lenguaje es
lo que conlleva a que las palabras se consideren como signos poco claros y
distintos. A partir de este punto, Locke distingue dos tipos de abuso: el primero,
refiriéndose a la utilización de ciertas palabras que no connotan ninguna idea clara,
tal como sucede en la mayoría de las corrientes filosóficas y religiosas; el segundo,
aludiendo a la utilización de aquellas palabras que carecen de significado distintivo,
es decir, no se tiene certeza de lo que realmente quieren significar.

De igual forma, Locke desarrolla la idea de la inconstancia en el uso del lenguaje,


como otro tipo de abuso, reflexionando acerca de que existen un gran número de
escritos, basados sobre el mismo tema, y empleando las mismas palabras, pero con
un sentido totalmente diferente, es así como sucede en varios tratados filosóficos y
religiosos, por ello, este autor hacia una comparación un poco cómica, al decir que
si los hombres actuaran de esta manera en el mundo de los negocios, todo estaría
lleno de caos y confusión.

En el desarrollo de esta obra, Locke nos explica la idea de la oscuridad afectada,


refiriéndose a esta como el uso de aquellos términos que resultan confusos, y por
ende muy difíciles de comprender, significando absolutamente nada; por esta razón,
Jhon criticaba aquellas corrientes filosóficas que hacen del abuso del lenguaje un
arte de controversia, y es precisamente por esto que él prefiere a un buen mecánico
que a un sabio cuyo lenguaje sea cultista, ya que el primero nos lleva al absurdo de
la oscuridad. A partir de esta idea, Jhon Locke critica a filósofos como Anaxágoras,
el cual se había empeñado en demostrar algo tan absurdo, como que la nieve es
negra, entendiendo hoy día, que el propósito de este antiguo filosofo no era probar
eso.

En esta obra Locke nos propone otra idea encuadrada en el abuso de las palabras,
y es aquella que a su juicio han invadido los cimientos más importantes sobre los
que se asiente la vida y la sociedad, y es precisamente lo que sucede cuando en
los ámbitos de la religión y de la justicia se utilizan las palabras de una forma oscura,
por esto Jhon nos plantea el siguiente interrogante “¿Acaso no sucede muchas
veces, que un hombre de capacidad normal ha llegado a comprender
perfectamente un texto religioso o una ley, y resulta que cuando consulta un
abogado o un teólogo, llega a la conclusión de que las palabras que había
creído entender no significan nada en absoluto o que significan lo que el
abogado o el teólogo quieren que signifique?”, como solución a esta
problemática, Locke nos da la solución de emplear las palabras llanas y directas, y
no esos términos cuyo propósito es destruir la verdad y camuflar los derechos de
los pueblos, evitando así que la moral y ña religión se conviertan en algo intangible.

De esta manera, este filosofo concluye su importante obra, describiendo los tres
fines principales del uso del lenguaje y la comunicación con las demás personas, el
primero, es dar a conocer los pensamientos de un hombre a otro; segundo, es
hacerlo con la mayor celeridad y facilidad posibles; y tercero, es transmitir el
conocimiento de las cosas, entendiendo así que el abuso del lenguaje o de las
palabras, se suscita cuando no se cumplen con estos tres fines.

Así mismo, en esta importante obra, el filósofo Jhon Locke, nos plantea un amplitud
de causas que generan el abuso del propio lenguaje, entre ellas: el empleo de las
palabras sin ninguna idea clara, la inconstancia de la aplicación del lenguaje y la
atribución de un significado que las palabras no pueden tener; sin embargo, Locke
no se limita a explicarnos una causalidad determinada del abuso del lenguaje, sino
que al mismo tiempo nos propone la solución a estas, dichas soluciones se basan
en: no usar las palabras sin una idea anexa a ellas, tener ideas claras anexadas a
las palabras, aplicar las palabras a aquellas ideas a las que se les ha anexado el
uso común, y dar a conocer el significado y el contexto en el que las usamos.

Ahora bien, Locke ha sido un gran influenciador en la filosofía moderna, a partir de


su aplicación del análisis empírico a la ética, la política, y la religión, es por ello que
fue uno de los principales críticos de la Teoría del Derecho divino de los reyes y la
naturaleza del Estado, puesto que él afirmaba que la soberanía reside en el pueblo
y no en la figura del Estado mismo, y es precisamente que su supremacía se
encuentra en el respeto de las leyes civiles y las leyes naturales.

Con base a lo anterior, podemos concluir que esta obra es un claro ejemplo de lo
que muchas veces creemos saber, pero que realmente no llegamos a comprender,
empelamos en nuestra cotidianidad las palabras como instrumento de
comunicación con las demás personas que nos rodean, sin embargo, en la mayor
parte del tiempo no nos detenemos a pensar si el uso que le damos es el correcto,
y si el mensaje o la idea que queremos trasmitir ha sido recepcionada claramente,
y es así como sucede en el ámbito de la justicia y el derecho, la importancia de este
correcto uso de las palabras es clave para la impartición de leyes y administración
del sistema, puesto que si la legalidad se basa en términos inocuos, repetitivos, y
distorsionados, solo estaríamos obteniendo injusticia e inequidad dentro de nuestra
sociedad, violentando los derechos y transgrediendo las normas de convivencia.
BIBLIOGRAFÍA

Libro titulado “El abuso de las palabras” escrito por el filósofo Jhon Locke.

CIBERGRAFÍA

 https://mislibrosgratisfavoritosblog.files.wordpress.com/2016/12/del-abuso-de-las-
palabras-de-john-locke-en-pdf.pdf
 http://quelibroleo.com/del-abuso-de-las-palabras
 http://www.paginasobrefilosofia.com/html/Locke1/Ensayo%20sobre%20el%20entendimi
ento%20humano/comentarios/LibroTercero/comenta10.html

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