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Derecho Constitucional – Trabajo práctico final

El artículo 57 de la Constitución Nacional1 (anteriormente artículo 49), instituye


que “el vicepresidente de la Nación será presidente del Senado; pero no tendrá voto sino
en el caso que haya empate en la votación”.
Para analizar este artículo, primero deberíamos responder quién es el
vicepresidente de la Nación.
En nuestra CN, el vicepresidente aparece nombrado por primera vez cuando se
trata el tema de la acefalía. El artículo 88, correspondiente a la sección “del Poder
Ejecutivo”, establece: “en caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia
o destitución del presidente, el poder Ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la
Nación…”.
En los artículos siguientes (del 89 al 93) se lo continúa mencionado haciendo
referencia a: las condiciones para ser vicepresidente, la duración de su mandato y la
reelección, la finalización del mandato, el sueldo y las incompatibilidades y el
juramento. Si bien en al artículo 91 no se lo menciona expresamente, es de suponerse
que finaliza sus funciones junto con el presidente, al expirar los 4 años de mandato,
teniendo en cuenta el artículo 90: “el presidente y el vicepresidente duran en sus
funciones el término de 4 años…”
El presidente y el vicepresidente son elegidos como fórmula y directamente por el
pueblo. Lo referente a la forma y tiempo de elección del presidente y vicepresidente de
la Nación, se explica en la CN en los artículos 94 a 98.
A pesar de ser elegidos de manera conjunta, el vicepresidente no forma parte del
Poder Ejecutivo. Esto es teniendo en cuenta el artículo 87 CN que establece que el
Ejecutivo será desempeñado por un ciudadano con el título de presidente de la Nación.
Al respecto podemos mencionar la opinión de Dalla Vía, quien dice que “el
vicepresidente reemplaza al presidente en caso de vacancia, esa es su función
institucional principal. Sin embargo no integra el Poder Ejecutivo (que es de carácter
unipersonal)” y la opinión de Bidart Campos, que sostiene que “el vicepresidente,
respecto al Poder Ejecutivo es órgano extrapoderes, y respecto al Senado es su
presidente nato”.
Bidart Campos nos da pie para discurrir sobre las funciones del vicepresidente
según las visiones de la doctrina. En Badeni sólo encontramos una pequeña mención

1
En adelante “CN”
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sobre el artículo 57 y la función del vicepresidente, la cual reproduce casi textualmente


el artículo: “el vicepresidente de la Nación ejerce la presidencia del Senado, aunque
carece de voto salvo en el caso de producirse un empate en la votación” 2. Coinciden con
Badeni, también con un comentario muy escueto sobre el tema, Dalla Vía, Quiroga
Lavié y Sánchez Viamonte. Por su parte, Joaquín V. González, describe al
vicepresidente como “…la persona que va a servir de árbitro entre los estados en las
discusiones que se hallen igualmente divididos”.
Quienes más se explayan sobre las funciones del vicepresidente y emiten una
opinión son González Calderón y Linares Quintana. Para el primero, el
vicepresidente preside el Senado representando un vínculo de unión entre el Ejecutivo y
la Cámara Alta; esta representación, para González Calderón, es puramente virtual
pero puede tener notables consecuencias prácticas en el sentido de armonizar opiniones,
de disipar desconfianzas y de facilitar el funcionamiento del Senado. El desempeño de
esta misión política tan especial dependerá del tino y la sagacidad del vicepresidente.
El segundo, cita a Sherman y Beveridge quienes explican el porqué de la elección
del vicepresidente como presidente del Senado en la constitución de Estados Unidos.
Sherman indica que “si el vicepresidente no fuera presidente del Senado, carecería de
función, y si algún otro miembro fuera hecho presidente del Senado sería privado de su
voto excepto cuando se produjera un empate, lo cual ocurre raramente”; Beveridge
declara que “el voto decisivo en el Senado y no la sucesión presidencial fue la idea
madre de la que nació la vicepresidencia”
Sobre cómo surgió la figura del vicepresidente en nuestra CN, la doctrina coincide
en que los antecedentes han de encontrarse en la Constitución de Estados Unidos. Como
dice Joaquín V. González: “el artículo es igual al de Estados Unidos (Constitución de
Estados Unidos, art. I, sec. III, cl. 4) y constituye un rasgo original del sistema de
gobierno”
Joaquín V. González, Dalla Vía y Linares Quintana, relatan las justificaciones
que dieron los constitucionalistas estadounidenses al instituir la figura del
vicepresidente. La primera refiere a la influencia del sistema inglés, donde la
presidencia de la Cámara de los Lores “correspondía al Lord Canciller o a otro
nombrado por comisión especial del Rey o la Cámara no requiriéndose que el
nombramiento recaiga necesariamente en par del reino ni en miembro del Parlamento.

2
Badeni, Reforma constitucional e instituciones políticas. Edit. Ad-Hoc, Bs. As., 1994
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Las designaciones reales no dieron lugar a quejas ni inconvenientes sino que el sistema
tuvo para el funcionario y para la Cámara la ventaja de aumentar en el uno la dignidad y
la consideración y de asegurar a la otra el apoyo de la capacidad y de los grandes
talentos”3
La segunda justificación es la protección en todo tiempo de la posibilidad de una
resolución definida. Para eso es necesario que el presidente tenga únicamente voto de
calidad.
Otra justificación responde a que si el presidente fuese un senador, el estado al que
perteneciese tendría un voto menos en las discusiones de la Cámara y en los casos de
empate, en cambio, tendría un poder superior a todos los demás.
Por último, como el vicepresidente puede sustituir eventualmente al presidente,
todas las razones que apoyan el modo de elegir prescripto para el uno, se aplican con
gran fuerza a la manera de designar al otro.
En contra de estas justificaciones, por supuesto que se levantaron voces. Entre
ellas encontramos los argumentos, mencionados por, Linares Quintana, de la
innecesidad del cargo; la afirmación de que el Senado debía elegir su presidente; el
temor de que el Senado se convirtiera en instrumento del vicepresidente; y posibilidad
de que el vicepresidente llevara al Senado la influencia del presidente.
En lo referente a las funciones del vicepresidente como presidente del Senado, el
reglamento del Senado de la Nación expone el tema del artículo 32 al 37. Respecto a la
acción de la presidencia en el debate, y en concordancia con el artículo 57 de la CN,
dice que “el presidente no discute ni opina sobre el asunto que se delibera. Sólo vota en
caso de empate. En los casos en que la Presidencia del cuerpo es ejercida por un
senador, corresponde que éste vote en las cuestiones sometidas a resolución de la
Cámara, ejerciendo, en caso de empate de la votación, el derecho de decidir la misma,
conforme a lo dispuesto por el artículo 213. El presidente puede invitar a pasar a un
cuarto intermedio de conformidad a la facultad prevista en el artículo 32, inciso c.”4

No puedo evitar mencionar la puesta en práctica del artículo 57 de la CN que


ocurrió hace días y que revolucionó a la sociedad entera. Me refiero a la actuación del
vicepresidente actual, Julio Cobos, en la cámara de Senadores durante la sesión que

3
Linares Quintana, Tratado de la ciencia del Derecho Constitucional argentino y comparado, tomo III.
Edit. Alfa, 1963
4
Artículo 33 del reglamento de la Cámara de Senadores de la Nación
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llevaría al rechazo o aprobación de la propuesta 125, en la cual se produjo un empate en


la votación, teniendo el presidente del Senado que desempatar.
En referencia a esto, debo citar a Dalla Vía en un pasaje que recordé cuando el
vicepresidente votó por la negativa: “la elección conjunta de presidente y vicepresidente
es entendida como garantía de continuidad: un vicepresidente elegido aisladamente
podría no tener la necesaria concordancia de ideas que debe caracterizarlo.”5
¿Podría entenderse entonces, a través de esta interpretación, que el rechazo de
Cobos a la propuesta 125 fue anticonstitucional? Si se me permite, a mi entender eso es
un poco exagerado. En los artículos dedicados al vicepresidente en la CN, jamás se hace
referencia a que presidente y vicepresidente deban tener “concordancia de ideas”. Esto
en general se supone porque se postulan como una fórmula, como un equipo,
provenientes del mismo partido, por tanto con las mismas ideas básicas.
Pero en este caso particular, presidenta y vicepresidente provenían de partidos
diferentes. Y por más que hayan provenido del mismo partido, las personas tenemos
derecho al librepensamiento y a la libertad de expresión de nuestras ideas, tenemos
derecho a disentir, a no estar de acuerdo, y esto sí figura en la CN y en los pactos y
tratados que la misma prescribe.
En un artículo de Aleardo Laría (abogado y periodista), se analizan las opiniones
de aquellos que vieron en la negativa de Cobos un acto de traición y de deslealtad. Laría
explica que la Concertación Plural (agrupación formada por los “radicales K” y el
Frente para la Victoria) “carece de un ámbito para discutir las políticas de la coalición y
ni siquiera existe un programa de gobierno público y conocido. Cobos se enfrentaba a
una ley con graves tachas de inconstitucionalidad […] por consiguiente, no parece que
su voto haya vulnerado algún programa o acuerdo multipartidario previo que regulara
específicamente esta cuestión”.
En los referente a los argumentos de que Cobos debería haber optado por el sí por
cuestiones de agradecimiento y si iba en contra de sus principios renunciar a la
vicepresidencia, Laría objeta que “esta idea de que los candidatos son ‘puestos’ y no
‘elegidos’ en congresos partidarios –o en acuerdos multipartidarios- tiene que ver con la
inexistencia de vida partidaria en la Argentina y la resignada aceptación de que los
candidatos integran las listas por simple voluntad o deseo del jefe o caudillo, lo cual, si
bien lamentablemente no deja de ser cierto, no debe conducir al extremo de que la única

5
Dalla Vía, Manual de Derecho Constitucional. Edit. Lexis Nexis, Bs. As., 2004
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opción del diputado o senador ‘puesto’ es obedecer disciplinadamente o marcharse”. En


otras palabras, el vicepresidente no es un representante del Ejecutivo en la Cámara de
Senadores, sino que representa a sus votantes. Sólo desde una visión paternalista y
clientelar se puede reivindicar la existencia de una obligación de agradecimiento que
lleve al vicepresidente a perder su libertad a favor de las personas que contribuyeron a
su designación.
Por último, Laría se refiere al plano ético de la cuestión. Enfrenta una visión
antigua y elitista de la ética profesional donde los errores son encubiertos para proteger
a la autoridad a una visión moderna y democrática de la ética basada en las enseñanzas
de Popper, que se sustenta en la idea de aprender de nuestros errores y aceptar cuando
nos corrigen. Tener una actitud crítica frente a los errores de amigos es una auténtica
obligación moral.
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Derecho Constitucional – Trabajo práctico final

Bibliografía

BADENI, Gregorio. Reforma constitucional e instituciones políticas. Edit. Ad-


Hoc, Bs. As., 1994
BIDART CAMPOS, Germán. Manual de la Constitución reformada, tomo III.
Sociedad Anónima Editora, 1997
DALLA VIA, Roberto. Manual de Derecho Constitucional. Edit. Lexis Nexis, Bs.
As., 2004
GONZÁLEZ CALDERÓN, Juan A. Curso de Derechos Constitucional, sexta
edición. Edit. Depalma, 1981
GONZÁLEZ, Joaquín V. Manual de la Constitución Argentina. Edit. Ángel
Estrada y Cía. S.A., 1980
LINARES QUINTANA, Segundo V. Tratado de la ciencia del Derecho
Constitucional argentino y comparado, tomo III. Edit. Alfa, 1963
QUIROGA LAVIÉ, Humberto. Derecho Constitucional, tercera edición
actualizada. Edit. Depalma, Bs. As., 1993
SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos. Manual de Derecho Constitucional. Edit.
Kapeluz, 1959
Reglamento de la Cámara de Senadores de la Nación. Edición provisional al
12/03/2008
http: ∕∕www.rionegro.com.ar∕diario∕2008∕07∕22∕20087o22s03.php el día 30 de julio
de 2008

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