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“Los profesores deberían volverse grandes

lectores de emociones”
Constanza del Rosario, Fundadora de Relaciones Inteligentes y
psicóloga experta en relaciones de pareja, género, sexualidad y
educación emocional, hace una reflexión importante acerca de las
habilidades socioemocionales y cómo influyen éstas en los
procesos de enseñanza y aprendizaje.
Escrito por: Camila Londoño
mayo 14, 2019

En una calle de Santiago de Chile, frente a La Universidad Andrés


Bello, Constanza del Rosario –psicóloga y fundadora de la Fundación
Relaciones Inteligentes–, se subió a un escenario para llamar la atención
de jóvenes universitarios con un tema que, en pleno siglo XXI, continúa
siendo tabú… no sólo para ellos, sino también para quienes lideran los
procesos de formación de niños y jóvenes. Enfermedades de transmisión
sexual, condones, relaciones sexuales, placer y violencia en el “pololeo”
(noviazgo), eran algunas de las palabras que destacaba Constanza, mientras
tímidamente, quienes transitaban por la calle, escuchaban lo que ella tenía
para decirles.

Su discurso era potente, directo, honesto, incluso disruptivo y por lo


mismo, perfecto para ese difícil público objetivo. Pero la fórmula de esta
experta iba más allá de hablar sin “pelos en la lengua”. Bajo las palabras
llamativas, las cifras alarmantes, y las frases directas, Constanza construía
un relato enmarcado en algo que hoy debería ser prioritario: las
emociones.

“Las personas que no son conscientes de sus


emociones tienen más probabilidades de tomar
decisiones que son contraproducentes para ellos
mismos”, explica Constanza.
Decisiones como actuar de manera impulsiva, ser agresivo, permanecer en
una relación tóxica e incluso no ponerse un preservativo. Todo, dice la
experta, está mediado por una consciencia emocional que debe
educarse desde los primeros años de vida. Relaciones Inteligentes, la
fundación creada por Constanza, apunta justamente a eso, a “revolucionar la
educación desde el corazón”, lo que implica poner las emociones en el centro
de la enseñanza y el aprendizaje, y cambiar la mentalidad desde el sistema.
Por lo mismo, este proyecto se dirige a un público muy amplio que incluye
niños, jóvenes, padres, tomadores de decisiones y por supuesto, profesores y
educadores infantiles (párvulos).

“Creemos que los docentes son la posibilidad de


cambio. Y el cambio está en ellos pues son quienes
están día a día fomentando esas habilidades”,
menciona Constanza.
Pero hay un paso previo. Para que los docentes puedan educar las
habilidades socioemocionales, ellos mismos tienen que prepararse en este
aspecto. Constanza lo explica de una manera precisa:“Hay que preparar a
nuestros docentes para que aprendan a lidiar con ellos mismos y con
los demás”. Esto podría resumirse en algo que la psicóloga llama “despertar
la empatía”, una habilidad que es propia de la inteligencia emocional.
“Cuando uno apela a un otro que es un igual, y que ha vivido determinada
experiencia, cuando se habla desde la autenticidad, la gente se abre. Esto
tiene que ver con eso, con mostrar empatía, y las emociones son claves en
estos procesos empáticos”. En otras palabras, si un alumno no sabe leer la
emoción que está representando su profesor, entonces éste no podrá
transformar o educar las emociones del alumno.

En temas como la educación sexual y el acoso


escolar, esta empatía es más que necesaria.
Es tan simple como hablar desde la experiencia, desde las emociones más
honestas para poder reflexionar sobre temas como la sexualidad. Además de
la empatía es indispensable estar informado, tener seguridad en los temas
más sensibles o disruptivos, y de la mano con esto, es clave que ellos
aprendan a reconocer las emociones. Por eso, Constanza afirma que “los
profesores deberían volverse grandes lectores de emociones”… de las
propias y las de sus alumnos.
Relaciones Inteligentes está aportando bastante en esa misión, en la misión
de empoderar a los profesores y educadores infantiles para que sean los
líderes de esta importante tarea. Lo está haciendo a través de “Teacher
Wellness”, un programa que ofrece herramientas para aumentar el
bienestar de los docentes, generando así, una cultura del cuidado del
profesor. “Si uno le pregunta a los profesores cuáles son sus mayores
problemas, estos no son los niños… Hay otras cosas, como lidiar con los
apoderados, con los compañeros, con la jefatura, con la sobrecarga.
Entonces, es fundamental que miremos lo que está pasando con la
regulación del estrés del docente y qué habilidades tienen ellos para
afrontar conflictos. Eso es parte de “Teacher Wellness: cómo les damos esas
herramientas para que ellos puedan estar mejor”, afirma Constanza.
Porque “para enseñar e ir a enseñar motivados, ellos deben aprender a
sentirse bien”, agrega.

“Mientras antes partamos, mejor”, explica


Constanza.
Esto significa dos cosas: priorizar la educación emocional en los procesos de
formación docente y potenciar esto en la educación inicial. “Si hay algo que
es fundamental, es lo que pasa en párvulos. Entonces, lo primero que
considero esencial, es dejar de ver a los educadores como cariñositos y
empezar a ponerle la capa de superhéroes. ¿Por qué? Porque hay que
empoderarlos para decirles: ‘de ustedes depende que un niño o niña no
tome el camino equivocado’. Porque lo que determina que alguien opte
por las drogas, por ejemplo, tiene que ver con que esa persona no puede
regular sus emociones y el periodo crítico para regular esas emociones
es la primera etapa de la vida”, explica la experta.

“Semillas para el bienestar”, es otro programa de la fundación de Constanza


que responde a esto a través de capacitaciones intensas de dos días,
dirigidas especialmente a educadores infantiles. En esta capacitación, ellos
aprenden todo lo que necesitan para saber cómo regular las emociones
y cómo utilizar el juego como herramienta fundamental para el
desarrollo socioemocional de los más chicos.

“El mundo está cambiando, el conocimiento lo


puedes descargar, ya no es tan importante
adquirir tanto conocimiento, pero sí adquirir
herramientas para aprender a relacionarte con
otros”, explica Constanza del Rosario.
Esas herramientas son las llamada “habilidades blandas”, las cuales son
fundamentales en el futuro laboral que enfrentarán niños y jóvenes. Por eso,
tiene sentido empezar desde temprano. “No somos seres racionales.
Somos seres emocionales con habilidades cognitivas”, afirma Constanza.
Esto quiere decir que es necesario romper el paradigma de a quiénes
estamos enseñando y cómo les estamos enseñando, y esto implica priorizar
las habilidades socioemocionales, pues sólo así, los docentes podrán
enfrentarse con seguridad a temas tan relevantes como la sexualidad, el
acoso y la violencia. “No hay profesor que no haya pensado que iba a
cambiar el mundo”, dice ella y cambiar el mundo también significa hacer
cosas como pararse al frente y reflexionar con seguridad y confianza acerca
de temas que son “incómodos”, de temas que pueden marcar una diferencia
en la vida de los niños, de los jóvenes. “Si tenemos una cultura que está
abierta a las necesidades emocionales y a las inquietudes vitales que
tienen los alumnos, entonces las cosas serán muy distintas”.

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2 COMMENTS

1.
Erico Alexander Cueva Balcazar mayo 15, 2019 at mayo, 2019

Creo que no podemos volvernos lectores de emociones, se nace con ese don
estimada amiga. Mirar los ojos, la expresión de alguien y descubrir sus
emociones no es algo que pueda hacer cualquiera, asi sea un profesor. Se
requiere de cierta conectividad, empatia, mistica y esas cualidades no son de
la mente, vienen del alma, del ser.

2.
Martha Trillo Tornero mayo 25, 2019 at mayo, 2019

Que bueno, interesante esta información como docentes es importante


conocer y muchas gracias por publicar el tema.

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