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De los escritos de la Divina Voluntad

Sierva de Dios Luisa Piccarreta

Citas referenciadas en el Retiro:


“Vida de Cielo en la tierra”
Expositor: Dr. Salvador Thomassiny Frías
29 de Junio de 2019

Video 2/4
https://www.youtube.com/watch?v=FkQY5ybZUHQ

34-43
Julio 12, 1937
Esta Lección de Jesús está en la página 1 del Pdf Retiro Vida
de Cielo 1 de 4.

11-85
Diciembre 17, 1914

La Divina Voluntad forma


la verdadera y perfecta consagración de la Vida Divina
en el alma.

(1) Continuando mi habitual estado y estando muy afligida


por las privaciones de Jesús, después de mucho esperarlo ha
venido, haciéndose ver en todo mi pobre ser, y yo, me parecía
como si fuera la vestidura de Jesús, y rompiendo su silencio
me dijo:
(2) “Hija mía, también tú puedes formar hostias y
consagrarlas. ¿Ves la vestidura que me cubre en el
Sacramento? Son los accidentes del pan con los cuales es
formada la hostia, la Vida que existe en esta hostia es mi
cuerpo, mi sangre y mi Divinidad, la actitud que contiene esta
Vida es mi Suprema Voluntad, y esta Voluntad desarrolla el
amor, la reparación, la inmolación y todo lo demás que hago
en el Sacramento, el cual no se separa ni un punto de mi
Querer; no hay cosa que salga de Mí de la cual mi Querer no
vaya delante. Y he aquí cómo también tú puedes formar la
hostia: La hostia es material y hechura del todo humana;
también tú tienes un cuerpo material y una voluntad
humana, este cuerpo tuyo y esta tu voluntad, si los mantienes
puros, rectos, alejados de cualquier sombra de pecado, son
los accidentes, los velos para poderme consagrar y vivir
escondido en ti. Pero esto no basta, sería como en la hostia
sin la consagración, por eso se necesita mi Vida; mi Vida está
compuesta de santidad, de amor, de sabiduría, de potencia,
etc., pero el motor de todo es mi Voluntad, por eso después
de que has preparado la hostia, debes hacer morir tu
voluntad en esa hostia, la debes cocer bien, bien, para hacer
que no renazca más, y debes hacer entrar en todo tu ser a mi
Voluntad, y Ésta, que contiene toda mi Vida, formará la
verdadera y perfecta consagración. Así que no tendrá más
vida el pensamiento humano, sino el pensamiento de mi
Querer, y esta consagración creará mi sabiduría en tu mente,
no más vida de lo humano, la debilidad, la inconstancia,
porque mi Voluntad formará la consagración de la Vida
Divina, de la fortaleza, de la firmeza y de todo lo que Yo soy.
Entonces, cada vez que hagas correr tu voluntad en la mía, en
tus deseos y en todo lo que eres y puedes hacer, Yo renovaré
la consagración, y como en hostia viviente, no muerta como
son las hostias sin Mí, Yo continuaré mi Vida en ti. Pero esto
no es todo, en las hostias consagradas, en los copones, en los
sagrarios, todo está muerto, mudo, no hay sensiblemente un
latido, un ímpetu de amor que pueda responder a tanto amor
mío. Si no fuera porque espero a los corazones para darme a
ellos, Yo sería bien infeliz, quedaría defraudado en mi Amor y
sin finalidad mi Vida Sacramental; y si esto lo tolero en los
tabernáculos, no lo toleraré en las hostias vivientes. A la vida
le es necesaria la nutrición, y Yo en el Sacramento quiero ser
alimentado, pero quiero ser nutrido y alimentado con mi
mismo alimento, esto es, el alma hará suya mi Voluntad, mi
Amor, mis oraciones, las reparaciones, los sacrificios, y me
los dará a Mí como cosas suyas, y Yo me nutriré. El alma se
unirá Conmigo, escuchará atenta para oír lo que estoy
haciendo para hacerlo junto Conmigo, y conforme repita mis
mismos actos me dará su alimento, y Yo por ello seré feliz, y
sólo en estas hostias vivientes encontraré la compensación
de la soledad, del ayuno y de lo que sufro en los
tabernáculos”.
+ + + +

21-25 (5)
Mayo 22, 1927

Cómo en la Creación fue establecido el número de todas


las cosas, hasta de los actos humanos.
Cómo Jesús encerró todo en Él.

(1)Estaba fundiéndome junto con mi dulce Jesús en su


Divino Querer para multiplicar mis pensamientos con los
suyos, alineándome sobre cada pensamiento de criatura y así
poder también yo dar a mi Creador tantos actos de
homenaje, de gloria, de amor, por todos los pensamientos de
cada una de las criaturas. Pero mientras esto hacía pensaba
entre mí: “¿Cómo hizo mi amado Jesús que hizo tantos actos,
tantos pensamientos, tantos pasos, etc., por cuantos debían
hacer todas las criaturas?” Y Jesús moviéndose en mi
interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, así como en la Creación mi Divina Voluntad
establecía el número de todas las cosas creadas, todo fue
numerado: Las estrellas, las plantas, las especies y hasta las
gotas de agua; cada cosa no puede ni perder algo de ella, ni
crecer, según el orden establecido por el Fiat Supremo, así
también mi Voluntad establecía todos los actos humanos de
todas las criaturas, sólo que en virtud del libre albedrío
concedido a ellas, podían hacer estos mismos actos buenos o
malos, pero hacer de más o de menos no les es concedido,
sino que todo está establecido por el Divino Querer.
(3) Ahora, en la Redención, el eterno Fiat reinante en mi
Humanidad sabía todos los actos que debían hacer todas las
criaturas, todos los pensamientos, palabras, pasos, nada se le
escapaba, por tanto no es maravilla que multiplicaba mis
actos por cada acto de las criaturas, para hacer que la gloria
del Padre Celestial fuese completa por parte mía a nombre de
cada criatura y por cada acto de ellas, y que el bien que
conseguía a ellas fuese con toda la plenitud, de modo que
cada acto de ellas, pensamiento, palabra y paso, debía tener
mi acto por ayuda de los suyos; cada pensamiento mío, como
ayuda y luz de cada pensamiento de ellas, y así de todo lo
demás de las criaturas. Todo encerré en Mí, formé en Mí la
nueva creación de todos los actos de las criaturas para
poderles dar de nuevo todo, nada me escapó, de otra manera
no habría sido obra digna de tu Jesús; si aun un solo
pensamiento me hubiera escapado, la criatura habría
encontrado el vacío del mío y queriéndolo, no habría
encontrado la ayuda, la fuerza, la luz para aquel pensamiento
suyo. Ahora hija mía, te quiero a ti en mi Voluntad Divina a
fin de que junto Conmigo formes esta nueva creación de
todos los actos humanos de las criaturas, para poder
conseguir de mi Padre Celestial el Reino del Fiat Supremo, y
las criaturas encuentren la triple ayuda de fuerza, de luz, en
todos sus actos, para regresar al Reino de mi Voluntad, y
estas triples ayudas universales son: Lo obrado por la
Soberana Reina, los actos de tu Jesús y los de la pequeña hija
de mi Divino Querer”.
(4) Después de esto pensaba entre mí y preguntaba: “¿Qué
cosa es esta Divina Voluntad?” Y Jesús ha agregado:
(5) “Hija mía, Voluntad Divina significa: dar Dios a Dios,
desahogo divino y transformación de naturaleza humana en
Divina, comunicación de virtud creadora, abrazar el infinito,
elevarse en el Eterno y tomar como en un puño la eternidad
para decir a Dios: ‘Desde la eternidad yo te amaba, tu
Voluntad no tiene principio, es eterna Contigo, y yo en Ella te
amaba con amor sin principio y sin fin’. ¿Qué cosa es mi
Voluntad? Es todo”.
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20-52
Enero 25, 1927

Jesús la incita a escribir.


Quien vive en el Querer Divino respira el Todo.
El alma que vive en Él copia a Dios en ella
y ella queda copiada en Dios.

(1) Sintiéndome sufriente me sentía incapaz de escribir lo


que el bendito Jesús manifestaba a su pequeña hija, por eso
he estado algunos días sin escribir, y Jesús en mi interior me
incitaba a hacerlo, pero yo me rehusaba por la gran debilidad
que sentía. Finalmente esta mañana saliendo de mi interior
me ha dicho:
(2) “Mi hija esta tarde debe escribir, porque aunque se esté
muriendo quiero que dé los últimos toques de luz fuerte y
deslumbrante de los conocimientos del Fiat Supremo, a fin de
que todos conozcan que mi Querer la ha tenido siempre
ocupada para Sí y para su Reino, y su último suspiro no será
otra cosa que un movimiento fuerte de luz que quedará como
un último testimonio de amor y de manifestación para el
Reino de mi Voluntad. Por eso mientras escribirás Yo te
ayudaré, y la pequeña hija de mi Querer no negará nada a su
Jesús y a aquel Fiat que con tanto amor te tiene en su regazo
para confiarte sus secretos”.
(3) Después de esto me he decidido a escribir, aunque fuera
poco, porque mi dulce Jesús se contenta de todo. Entonces
me ha dicho:
(4) “Hija mía, quien vive en mi Voluntad Divina respira al
Todo, y como el respiro se toma y se da, y sin interponer
tiempo en medio se recibe para darlo de nuevo, así quien
respira el Todo que es Dios, al emitir su respiro da el Todo
que ha respirado, así que Todo toma y Todo da, da el Todo a
Dios, dando Dios a Dios, da el Todo a las criaturas, para
respirar de nuevo a Dios y todo lo que Dios obra; es
connatural que quien toma Todo puede dar Todo. Sólo en mi
Divino Querer la Vida del Ente Supremo es continuamente
bilocada por parte de las criaturas”.
(5) Y yo: “Jesús mío, siento que no hago nada, ¿y Tú me
dices que en tu Fiat tomo Todo y doy Todo?” Y Jesús ha
agregado:
(6) “Hija mía, cuando obra el Todo la nada está en su
puesto, sólo que se presta a recibir al Todo, ¿y además no
sientes en ti la fuerza de este Todo que haciéndote abrazar e
invadiendo todo: Cielo, estrellas, sol, mares y tierra, y
abrazando todos los actos de mi Fiat que ejercita en toda la
Creación, te los hace llevar como en un solo respiro a tu
Creador para devolverle todos y todo? ¿Ha existido hasta
ahora alguien que haya dado y haya podido decir: ‘Doy a
Dios todo, aun a Dios mismo, porque viviendo en su Querer
Dios es mío, los cielos son míos, el sol y todo lo que ha hecho
este Fiat Supremo es mío, por lo tanto siendo todo mío, todo
puedo dar y todo puedo tomar?’ Ahora, de esto viene como
consecuencia que quien vive en mi Querer tiene la posesión
del Todo, y esto forma y atrae el Reino de la Divina Voluntad
a la tierra, porque para formar un reino se necesita la fuerza
de la potencia del Todo”.
(7) Después de esto se hacía ver como pequeño niño, que
me miraba tan fijo que quedaba como impreso en mí y quería
ser mirado, pero tanto, de quedar yo impresa en Él, y
después todo amor y ternura me ha dicho:
(8) “Hija mía, esta es la verdadera imagen del vivir en mi
Eterno Querer, el alma copia en sí la Divina Voluntad y la
Voluntad Suprema copia al alma, de modo que tu Creador
tiene la copia de tu imagen impresa en su seno, la tiene tan
amada porque la ve tal como la hizo salir en su origen, nada
ha perdido de su frescura y belleza, sus lineamientos
paternos están impresos en esta copia; esta copia en el seno
paterno de Dios le ensalza toda la Creación con todas sus
obras, le susurra continuamente al oído: ‘Todo lo hiciste
para mí, mucho me amaste y me amas, y yo todo, todo quiero
convertir en amor para Ti’. Esta copia es el portento de Dios
en su seno, es el recuerdo de todas sus obras; esta es la copia
del alma en Dios y la copia de Dios en el alma y el desarrollo
de la Vida Divina en la criatura. Qué bello es el Reino de mi
Voluntad, la nada perdida en el Todo, el Todo fundido en la
nada, la bajeza de la criatura que se eleva a la altura divina, la
altura divina que desciende en la profundidad de la criatura,
son dos seres unidos juntos, inseparables, transfundidos,
ensimismados, que con trabajo se distingue que son dos
vidas que palpitan juntas. Toda la magnificencia, la santidad,
la sublimidad, los prodigios del Reino de mi Voluntad, será
propiamente esto: ‘La copia fiel del alma en Dios y la copia
íntegra y bella de Dios en el alma’. Por eso los hijos del Reino
del Fiat Divino serán tantas imágenes de pequeños dioses en
mi reino”.
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27-1
Septiembre 23, 1929

Quien vive en la Divina Voluntad,


en su pequeñez encierra el Todo, y da Dios a Dios.
Los prodigios divinos.

(1) La Divina Voluntad me absorbe en todo, y por cuanto


siento repugnancia en escribir, el Fiat Omnipotente, con su
imperio se impone sobre mí, pequeña criatura, y con su
autoridad divina me vence, derriba mi voluntad y
poniéndosela como escabel a sus pies divinos, con su imperio
dulce y fuerte me induce a escribir un nuevo volumen,
mientras que yo creía que debía hacer una pausa. ¡Oh!
Voluntad adorable, imperante y santa, quieres el sacrificio, y
yo no me siento con fuerzas de resistir y luchar contra Ti,
más bien adoro tus disposiciones, y perdiéndome en tu Santo
Querer te pido que me ayudes, fortifiques mi debilidad y no
permitas que yo escriba sino lo que quieres, y como quieres
Tú; ¡ah, que yo sea tu repetidora y no ponga nada mío! Y Tú,
Amor mío Sacramentado, desde esa custodia santa desde la
cual me ves, y en la cual yo te veo a Ti, mientras escribo no
me niegues tu ayuda, más bien, ven junto conmigo a escribir,
sólo así sentiré la fuerza para comenzar.
(2) Estaba haciendo mi acostumbrado giro en la Creación
para seguir todos los actos que el Supremo Querer había
hecho en todas las cosas creadas, y mi dulce Jesús saliendo de
mi interior me ha dicho:
(3) “Hija mía, cuando la criatura recorre las obras de su
Creador, significa que quiere reconocer, apreciar, amar, lo
que Dios ha hecho por amor suyo, y no teniendo qué dar
como correspondencia, mientras recorre sus obras toma
toda la Creación como en su propio puño, y la da nuevamente
a Dios, íntegra y bella para su gloria y honor diciéndole: ‘Te
reconozco, te glorifico por medio de tus mismas obras, pues
sólo ellas son dignas de Ti’. Ahora, es tal y tanta nuestra
complacencia al vernos reconocidos por la criatura en
nuestras obras, que nos sentimos como si la Creación se
repitiese de nuevo para darnos doble gloria, y esta doble
gloria nos viene dada porque la criatura reconoce nuestras
obras hechas por amor de ella, y dadas a ella como don
nuestro para que nos ame. La criatura con reconocer nuestro
don encierra en el cielo de su alma el Todo, y Nosotros vemos
en la pequeñez de ella a nuestro Ser Divino con todas
nuestras obras; mucho más, porque estando nuestro Fiat
Divino en la pequeñez de esta criatura, tiene capacidad y
espacio de encerrar el Todo, y ¡oh! prodigio, ver encerrado en
la pequeñez humana el Todo, y que osadamente da el Todo al
Todo sólo para amarlo y glorificarlo. Que el Todo de nuestro
Ser Supremo sea el Todo, no es para maravillarse, porque tal
es nuestra naturaleza divina: ‘Ser Todo’. Pero el Todo en la
pequeñez humana es la maravilla de las maravillas, son
prodigios de nuestro Querer Divino, que donde reina no sabe
hacer de nuestro Ser Divino un ser a mitad, sino todo
entero. Y como la Creación no es otra cosa que un desahogo
de amor de nuestro Fiat Creante, donde Él reina encierra
todas sus obras, y por eso la pequeñez humana puede
decir: ‘Doy Dios a Dios’. He aquí el por qué cuando nos
damos a la criatura queremos todo, también su nada, a fin de
que sobre su nada sea repetida nuestra palabra creadora, y
formemos nuestro Todo sobre la nada de la criatura; si no
nos da todo, su pequeñez, su nada, nuestra palabra creadora
no viene repetida, ni es decoro y honor para Nosotros
repetirla, porque cuando Nosotros hablamos queremos
deshacernos de todo lo que no nos pertenece, y cuando
vemos que no se da toda, no la hacemos cosa nuestra, y ella
queda la pequeñez y la nada que es, y Nosotros quedamos
con nuestro Todo que somos”.
(4) Después de esto continuaba mi abandono en el
Supremo Fiat, pero me sentía triste por ciertas cosas que no
es necesario escribirlas, y mi siempre amable Jesús,
moviéndose a compasión me ha estrechado entre sus brazos,
y todo amor me ha dicho:
(5) “¡Oh! cómo me es querida la hija de mi Querer. Tú
debes saber que la tristeza no entra en mi Divina
Voluntad. Ella es alegría perenne que vuelve pacífica y feliz
su morada donde reina, por eso esta tristeza, si bien sé que
es por causa mía, es cosa vieja de tu voluntad humana, y las
cosas viejas no las recibe en tu alma mi Voluntad Divina,
porque tiene tantas de las nuevas, que no alcanza el espacio
de tu alma para ponerlas todas, por eso fuera tu tristeza,
fuera. ¡Oh! si supieras cuántas singulares bellezas forma en
el alma mi Divina Voluntad; donde Ella reina forma su cielo,
su sol, su mar y el vientecillo de sus refrigerios y frescuras
divinas; Ella, siendo artífice insuperable, tiene en Sí misma la
habilidad del arte de la Creación, y cuando entra en la
criatura para formar su reino, tiene un deseo excesivo de
repetir su arte, y por eso ahí extiende su cielo, forma el sol y
todas las bellezas de la Creación, porque donde Ella reina
quiere sus cosas, y con su arte las forma y se hace circundar
de las obras dignas de mi Fiat, por eso la belleza del alma
donde Ella reina es indescriptible. ¿No sucede esto también
en el orden humano? Cuando se hace un trabajo, con hacerlo
no pierde su arte, el arte permanece dentro de la criatura
como propiedad suya, y cuantas veces quiere repetir su
trabajo, tiene virtud de repetirlo, y si el trabajo es bello, ansía
tener ocasión de repetirlo. Tal es mi Voluntad Divina, el
trabajo de la Creación es bello, majestuoso, suntuoso, pleno
de orden y armonía indecible, así que va buscando ocasión
para repetirlo, y esta ocasión se la dan las almas que le dan la
libertad de hacerla dominar y extender su reino en ellas. Por
eso, ánimo, aleja de ti lo que no pertenece a mi Fiat Divino, a
fin de que quede libre en su trabajo divino, de otra manera
formarías las nubes en torno a ti, las cuales impedirían que
mi Luz se engrandeciera y resplandeciera con sus refulgentes
rayos en tu alma”.

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Continúa el Pdf: Retiro Vida de Cielo. 3 de 4

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