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El Arte de Mirar

Caravaggio, «La Cena de Emaús», 1601, óleo sobre tela, 141 x 196.2 cm.
National Gallery de Londres. © The National Gallery, London

CARAVAGGIO
San Juan Bautista
(1602, Musei Capitolini, Roma)
Hasta mediados de diciembre, el Museo Nacional de Bellas
Artes exhibirá esta pintura, una de las obras emblemáticas
del artista y de los Museos Capitolinos de Roma, en
«Caravaggio en Chile. Luz del Barroco».

POR SANDRA ACCATINO Arriba: «San Juan Bautista», óleo sobre tela,

H
129 x 95 cm., Musei Capitolini, Roma.
A C I A F I N E S D E L 1 6 0 2 , el colec-
cionista romano Ciriaco Mattei recibió Izquierda: Caravaggio, «La captura de Cristo», óleo sobre tela,
de Michelangelo Merisi da Caravaggio 133.5 x 169.5 cm., National Gallery of Ireland, Dublin
el «San Juan Bautista» y los otros dos © The National Gallery of Ireland, Dublin
cuadros que le había encargado: «La cena de Emaús»
(National Gallery de Londres) y «La captura de Cristo» desnudos que Miguel Ángel había pintado en la bóveda
(National Gallery de Irlanda, Dublín). La fama del pin- de la Capilla Sixtina, también el San Juan Bautista, como
tor, que había llegado a Roma desde el norte casi diez los personajes de las otras dos telas, parece presente
años antes, se había extendido entre los nobles y los y real. Su figura surge de pronto desde las sombras,
prelados, y sus pinturas podían verse, ese año, en las ca- mientras se voltea hacia nosotros y nos sonríe, inte-
pillas de dos iglesias romanas. El naturalismo de los su- grándonos a la escena. Está desnudo, pero su cuerpo
jetos que Caravaggio pintaba y su capacidad de recrear, se posa sobre una tela roja y una piel de un camello,
desde los sombríos fondos de las telas, el efecto de la dos atributos que tradicionalmente identifican al santo.
LAS OTRAS DOS TELAS ENCARGADAS POR
luz sobre los cuerpos, contribuían a impulsar, en esos También el carnero, que se ha acercado a él, lo señala,
años, un cambio radical en el arte. La innovación que MATTEI JUNTO AL SAN JUAN EVANGELISTA, en tanto animal sacrificial, como el Precursor que anun-
sus obras proponían, sin embargo, no residía sólo en la SE EXHIBEN HASTA ENERO EN LA MUESTRA cia la venida del Mesías y que prefigura, en su propia
incorporación de nuevos motivos o de soluciones figu- muerte, Su sacrificio.
rativas distintas, sino sobre todo en la relación que éstas «BEYOND CARAVAGGIO», EN LA NATIONAL En el «San Juan Bautista», como en los otros dos
establecían con el espectador. Ellas suscitaban, antes que GALLERY DE LONDRES. trabajos encargados por Mattei, la luz viene desde fuera
admiración estética, un profundo compromiso emotivo. de la escena y parece transformar toda la realidad. Hace
Las tres telas que Caravaggio pintó para Mattei le el ímpetu de los movimientos escorzados de los dos que cosas insignificantes resplandezcan y se colmen de
permitieron experimentar y extremar la elección de los apóstoles (uno de ellos imita, con sus brazos exten- sentido. Una vez que han sido iluminadas, las hojas de
sujetos, los efectos de la luz y la compenetración del didos, la forma de la Cruz) contrastan con la mesura la vid, en la parte superior, se vuelven una promesa de
espectador, volviendo a los personajes de los relatos del extraño que acaba de ser reconocido, al repetir el nuestra redención. También la mata de verbasco reful-
evangélicos cercanos y presentes. «La captura de Cris- gesto sacrificial, como Cristo resucitado. En ambas, los ge, al igual que el Bautista, como señal de sacrificio y
to» se desarrolla bajo la luz de las linternas, en la noche, detalles (el óxido del yelmo de uno de los guardias, la resurrección. Utilizada como mecha en las lámparas de
y «La cena de Emaús», en el interior de una habitación. ropa gastada y descosida, las imperfecciones de la fruta, aceite, la planta evoca lo que el mismo Cristo señaló
Si en la primera la violencia de los guardias del templo el registro de las arrugas de la piel) acercaban a los sobre Juan y que la pintura buscaba que recordemos:
y la desesperación del apóstol que escapa se oponen personajes a la realidad del espectador. “Era la lámpara que arde y resplandece y ustedes han
a la inmovilidad de Cristo; en la segunda, la sorpresa y A pesar de retomar la artificiosa pose de uno de los querido gozar un instante de su luz” (Juan 5:35).

SANDRA ACCATINO es académica del departamento de Arte de la Universidad Alberto Hurtado. Es la curadora invitada de la
exposición «Caravaggio en Chile. Luz del Barroco», que exhibe el Museo Nacional de Bellas Artes.

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