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CORONA DE LAS DIEZ VIRTUDES DE LA VIRGEN, LLAMADA DE

LA ANUNCIADA

Esta Corona tuvo origen de la Beata Juana de Valois, bija de Luis XI, rey de
Francia, la cual fundó la Orden de religiosas de Nuestra Señora de la
Anunciación y la puso bajo la obediencia de los frailes menores. El objeto de
estas religiosas es el de imitar las virtudes de la Santísima Virgen, a cuyo fin
su piadosa fundadora les dió ciertas reglas, que fueron aprobadas por
Alejandro VI, y además estableció la devoción de la Corona de las diez
principales virtudes de María Santísima. Esta se compone de diez granos
engarzados teniendo al fin otro mayor con una medalla de la Virgen: tiene
concedidas muchas indulgencias. Se reza así:

Acto de contrición: Señor mío Jesucristo, etc.


Rezaremos un Padre nuestro en honor del amor que Jesucristo nuestro Señor
tiene a las almas. Padre nuestro.

1. Rezaremos una Ave María en honor de la pureza virginal de María Santísima.


Ave María.
Virgen purísima, rogad por nosotros.

2. en honor de la prudencia de María Santísima. Ave María.


Virgen prudentísima, rogad por nosotros.

3. en honor de la paciencia de María Santísima. Ave María.


Virgen pacientísima, rogad por nosotros.

4. en honor de la humildad de María Santísima. Ave María.


Virgen humildísima, rogad por nosotros.

5. en honor de la fe de María Santísima. Ave María.


Virgen fidelísima, rogad por nosotros.
6. en honor de la devoción de María Santísima. Ave María.
Virgen devotísima, rogad por nosotros.

7. en honor de la obediencia de María Santísima. Ave María.


Virgen obedientísimo, rogad por nosotros.

8. en honor de la pobreza de María Santísima. Ave María.


Virgen desinteresadísima, rogad por nosotros.

9. en honor de la caridad de María Santísima. Ave María.


Virgen amantísima, rogad por nosotros.

10. en honor del martirio interior de la Santísima Virgen. Ave María.


Virgen dolorosísima, rogad por nosotros.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espirita Santo: Por los siglos de los
siglos. Amen.

Omnipotente y eterno Dios, que preparasteis en el corazón de la Bienaventurada


Virgen María una digna habitación para el Espíritu Santo, os suplicamos
humildes que mientras meditamos con devoción las virtudes con que le
adornasteis, logremos conformar nuestro corazón con el vuestro. Amen.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.

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