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Capitales, tecnologías y mundos de la vida.

El despojo
de los cuatro elementos – Gilly y Roux

Nombres como “modelo neoliberal” y “globalización” son en realidad una nueva


conformación mundial de la relación del capital, el nombre que se le ha querido dar a una
de sus periódicas mutaciones.

La relación de capital es:

- Una relación de dominación – subordinación.


- Una relación de extracción y reparto del producto excedente del trabajo.
- La alteración y revolucionamiento de las relaciones sociales.
- Creación de nuevas posibilidades de conocimiento y disfrute en potencia y en
promesa, pero no en realidad.

Esta relación se sostiene, en el plano histórico, en dos procesos concomitantes (que se


acompañan) y entrelazados:

a. Explotación: Apropiación del producto excedente bajo la forma de plusvalor.

b. Despojo: apropiación violenta o encubierta bajo formas legales de bienes naturales y


de bienes de propiedad comunal o pública.

Los autores buscan centrarse en este último proceso y sus acompañantes contemporáneos:
la subordinación de la ciencia al capital, las múltiples formas del despojo y, en consecuencia,
las formas e intensidad de la violencia, presente y latente, como componente del proceso y
de la intensidad enmascarada de la actual dominación.

Para acotar, los autores empiezan por la relación capital/trabajo pues esta es la base de las
relaciones sociales en las sociedades capitalistas.

El largo asalto contra el trabajo

El incremento de la explotación salarial, la competencia entre asalariados y la acumulación


por despojo hoy están superpuestos y combinados, mucho más de lo que se pensaba antes
de que las nuevas innovaciones tecnológicas (microelectrónica, genética,
telecomunicaciones, etc.) incursionaran en la sociedad. Sin embargo, esto no es un resultado
y/o un “objetivo” del progreso científico, algo que se busque, sino que es consecuencia de la
intromisión del capitalismo en la ciencia.

Es por eso que el uso de estas innovaciones solo pudo implementarse a través de una serie
de batallas contra las posiciones y las conquistas del trabajo organizado, arremetiendo
contra el trabajador. Algunos ejemplos que encontramos son:

- Fiat contra trabajadores (1980)


- Reagan (EE.UU.) contra los controladores aéreos (1981)
- Thatcher (G.B.) contra mineros (1984)
- Países integrantes del Plan Cóndor (década del 70)

Los autores toman como referencia a Mandel (1986), quien presenta este proceso como un
“proyecto político y social” de conservadores y neoliberales, que va más allá de un
porcentaje suplementario en el reparto del ingreso nacional, aumentar la tasa del
plusvalor y recuperar la tasa de ganancia.

Para el, la burguesía apela a insertar estas medidas al aprovechar la depresión económica
y el debilitamiento relativo del movimiento obrero, y eliminar las conquistas conseguidas
(legislación laboral y social, fuerza sindical, control sobre el proceso de trabajo y peso
político) que generan una solidaridad de clase.

Cuando estas conquistas son desmanteladas, diferentes capas son golpeadas, sobre todo
las más débiles: inmigrantes, mujeres, jóvenes e inválidos.

La raíz de la ofensiva contra el trabajo y la intensidad en la introducción de las innovaciones


tecnológicas se encuentra en la caída tendencias de la tasa de ganancia a mediados de los 70.

Por ello, Husson sostiene que:

“La característica principal del capitalismo es el descenso de la parte salarial (…) Esa
tendencia equivale, en términos marxistas, a una elevación de la tasa de explotación”

La desvalorización de la fuerza de trabajo y la flexibilidad laboral han sido desde entonces


dos líneas combinadas para elevar la tasa de explotación bajo medidas como:

- Reducir los salarios reales.


- Suprimir el control obrero sobre la contratación.
- Limitar las organizaciones sindicales, sino eliminándolas.
- Extender el ciclo laboral.
Algunas medidas para lograrlo han sido:

- El aumento del desempleo.


- La fragmentación del mundo laboral.
- La delocalización geográfica de empresas e inversiones (mudar empresas de lugares
dejando a trabajadores de la zona sin empleo)

Como resultado hubo un alza tendencia de la tasa de explotación y una recuperación de la


tasa de ganancia.

La nueva universalización del proceso-capital

La expansión de la relación de capital está atravesando un nuevo ciclo, bajo la


reconfiguración de las relaciones. Algunas tendencias constitutivas de este proceso son:

- La ampliación mundial de la escala de salarización de la fuerza de trabajo.


- La incorporación de territorios en los nuevos circuitos desregulados del mercado.
- Ruptura de anteriores barreras naturales y espacio-temporales para la valorización
del valor.

Esto conlleva a un aumento de la población asalariada, en especial gracias a la apertura de


Asia y América Latina, a las inversiones de capitales, a las privatizaciones, a la expansión de
las telecomunicaciones y los flujos financieros.

Estas expansiones se encuentran acompañadas por un creciente dinamismo y densidad del


proceso del capital, ambos (innovaciones y proceso del capital) potenciados por las
innovaciones tecno-científicas.

Pero, para lograr todo esto significa que el capitalismo se puede asentar en países
dependiendo su ubicación geográfica, sus avances tecnológicos, las condiciones salariales y
culturales de su población, de si tienen la posibilidad de revertir las conquistas obreras. Sin
embargo, también hay una resistencia del otro lado…

Hay una gran conformación global del proceso (expansión del mercado y toma la forma de
un poder tecnológico) y se expresa bajo ciertas tendencias:

- Fragmentación y mundialización de los procesos productivos (nueva división


espacial de los procesos de trabajo).
- Las tecnologías de la información y comunicación dinamizan y amplían el proceso.
El capital se gestiona 24/7 en los mercados fin acioneros.
- La expansión (en cantidad y velocidad) de la red de medios de transporte.
- Las migraciones de fuerza de trabajo (incluyendo la calificada).

Monopolio del conocimiento, monopolio de la violencia

La nueva forma que adopta la universalización del proceso-capital se sustenta en la


violencia, este monopolio violento tiene como base la subordinación del conocimiento a la
forma de dominación existente. Esto es conocido como la subordinación de la ciencia al
capital. Y se ha venido consolidando en la innovación, crecimiento y expresión acelerada de
conocimientos y tecnologías.

Desde otros campos es interpretado como el ingreso a una sociedad “post-industrial”, “era
de la información” o “sociedad del conocimiento”.

Esta subordinación, en la actualidad, se ve puede ver reflejada en el incremento, distribución


e intensidad de las inversiones en investigación y desarrollo de tecnologías; y su uso en el
desarrollo de áreas como las que engloban a armas y guerra, también procesos de
producción, y los referentes a trabajar sobre la naturaleza.

Aun así, el desarrollo y la investigación siempre se han potenciado en áreas bélicas como lo
es la guerra y la violencia, ambas pertenecen a la matriz de todo proceso tecno-capitalista y
muchos de los avances que hoy conocemos actualmente, por ejemplo, internet, fueron
creados para utilizarse en las guerras.

Trabajo, ciencia, naturaleza: subsunciones

Estos han sido componentes constitutivos de la relación de capital desde siempre. Lo


distinto en esta época radica en el cambio radical que se está operando en las proporciones
y relaciones entre dichos componentes.

Hoy se ve una nueva tendencia hacia la incorporación de sistemas digitalizados, también


sistemas informáticos, de la microelectrónica, telecomunicaciones; sistemas que están
revolucionando el ámbito de la producción humana y apropiándose del trabajo colectivo.

Se está gestando una nueva composición tecnológica del proceso del trabajo y de la relación
capital-trabajo en el punto de producción (el contacto entre el ser humano y tecnología).
Esto deviene en un acelerado crecimiento del plustrabajo dado a la nueva relación entre
trabajo objetivado (el de la maquinaria) /trabajo vivo (hecho por el hombre).
El capital no es una unidad homogénea. La nueva composición tecnológica de los procesos
de trabajo depende de ventajas geográficas y salariales, productividad y rentabilidad, es por
esto que no es homogénea, pues varía según los lugares donde se asiente, o, su inserción está
sujeta a diversos factores.

Sin embargo, el aumento de los procesos de trabajo presiona al mismo tiempo sobre la tasa
de ganancia e impulsa la búsqueda de reservorios de fuerza de trabajo barata y, con ello, la
extensión de las relaciones capitalistas.

Pero también hay un salto en cuanto a la mercantilización de los vínculos sociales,


rompiendo con las conquistas ganadas y privatizando los servicios. La subordinación de la
vida humana al capital ya no solo pasa por la apropiación del trabajo excedente y de la
difusión de la relación mercantil-capitalista en la sociedad, SI NO que también pasa por una
subordinación de la naturaleza y los procesos biológicos.

La subordinación de los procesos naturales de la vida a los procesos y la dinámica del capital
es uno de los fenómenos que, bajo formas nuevas, inédita e inacabadas, definen la actual
mutación que está sufriendo el capital.

De esta manera, se entiende que la mundialización es una pérdida del dominio que tienen
las sociedades sobre su relación e intercambio con la naturaleza, un ejemplo es el aumento
de cultivos transgénicos.

Pero, aun así, El estado sigue siendo la sede reconocida de la relación de hegemonía en cada
sociedad. Pero regulan cada vez menos los movimientos del capital dentro de sus fronteras.
Esta es la razón de que los pactos mundiales como el de Kioto fracasen estrepitosamente.

El despojo y sus nuevos rostros

Junto a la explotación del trabajo en la relación salarial, la acumulación por despojo es


también un momento constitutivo del capital.

Estos son una tendencia que Marx representaba con la imagen de una espiral ascendente,
donde se recrea una y otra vez la misma historia contada en la narración de la “acumulación
originaria”.

Robo, depredación, apropiación privada de bienes comunes, son algunas de las acciones que
atraviesan la historia del capital desde épocas lejas como la conquista de América, pasando
por el cercamiento de tierras en la Inglaterra de entre XVI-XVIII, el saqueo colonial y
mecanismos tributarios del siglo XX.
El despojo significa para el capital la resolución de dos necesidades:}

a. Logra un reservorio de trabajadores “libres”.


b. Abre nuevas áreas y territorios para la valorización de valor.

Se logra siempre sostenido en la violencia estatal, incorporando productores antes


autónomos a la red de relaciones salariales del mercado capitalista.

Hoy podemos ver el despojo en las privatizaciones de bienes y servicios públicos: salud,
educación, transporte, comunicaciones. Fueron empezadas en los años 80 en Europa por
Thatcher (G.B.) y que se expandió a América Latina. Para luego expandirse en este nuevo
siglo al continente asiático, en especial China quien en los últimos 4 años ocupo el 90% de
las privatizaciones en Asia.

Este nuevo ciclo de despojo y apropiación hoy está disolviendo las formas puras de la
comunidad agraria, convirtiendo la tierra en mercancía y eliminando los mecanismos de
autosuficiencia material de los productores agrícolas (autoabastecimiento). Las primeras
alertas se ven en países de la ex URSS, Europa centro-oriental, China, Vietnam, India y
México.

Los autores emulan este nuevo despojo de tierras (naturales) con el anterior hecho de
cercamiento de tierras comunales de Europa en los siglos XIV-XIX que significaron el
devenir del capitalismo industrial.

Algunos casos actuales los encontramos en: las guerras del agua y gas en Bolivia, los Sin
Tierra en Brasil, la nueva proletarización campesina en América Latina, China e India.

Innovaciones, capital y naturaleza: la apropiación de los cuatro elementos.

Las innovaciones científico-tecnológicas (microelectrónica, informativa, ingeniería


genética, etc.) permitan que la adecuación de naturaleza, trabajo, destrezas y conocimientos
en los circuitos de valorización de valor rompa hoy con limites antes no superables:
biodiversidad, creación intelectual, saberes locales. Pero también con barreras naturales,
por ejemplo, el poder tecnológico en el campo de las mutaciones genéticas en semillas.

En los nuevos métodos del capitalismo actual encontramos:

Un campesino asiático, pobre, que cosecha alimentos transgénicos, cuya producción


y distribución está controlada por grandes corporaciones. Mientras otras dominan el
mercado de almacenamiento y distribución de agua potable.
Esto sería imposible si no hubiera leyes que cubran estas metodologías de despojo. Algunas
de esas leyes son: patentes, registro de marcas y derechos de propiedad intelectual.

El mundo del capital, que se nutre de esta expropiación de los productos de la naturaleza y
del intelecto colectivo, parece no reconocer límites. Hoy se apropia de los cuatro elementos
del mundo antiguo: agua, aire, tierra y fuego. Rompe así el ancestral vinculo sagrado del ser
humano con la naturaleza e impone, en el paroxismo (acceso violento) la lógica de la razón
instrumental que le es constitutiva.

Trabajo vivo, dominación y violencia: procesos y cambios

Para poder pensar la nueva forma de la dominación y su otra cara, la resistencia e


insubordinación de las clases subalternas, es preciso tener en cuenta los cambios en curso
en la composición de la fuerza de trabajo. Junto a la apropiación capitalista de la ciencia y la
tecnología, cientos de millones de seres humanos lo están haciendo suyo incorporándose
para sí saberes y destrezas, lo utilizan para desplazarse y comunicarse a través de las
fronteras. Transformando de esta manera al trabajo vivo.

No existe trabajo de la mano sin trabajo del cerebro, ni del cerebro sin la mano

Esto nos quiere decir que ninguna de las grandes proezas hechas posibles por las
innovaciones tecnológicas de estos tiempos sería factible sin el conocimiento social
acumulado en la destreza manual y el trabajo intelectual de generaciones pasadas. Son estos
saberes y destrezas los que hoy se condensan en la nueva densidad del trabajo vivo.

Su figura es el nuevo trabajador colectivo globalizado en los procesos productivos, pero a la


vez fijado nacionalmente en los procesos de control estatal del capital, que sigue teniendo
en las fronteras territoriales del Estado nacional los espacios de construcción de su
hegemonía.

En este proceso abierto y conflictivo, no se sabe con precisión las formas y rutas que
adoptaran los nuevos modos de la dominación en gestación. El nuevo peso, denso y elevado,
de la masa de trabajo objetivado en el núcleo de la dominación del capital: la apropiación
de trabajo vivo. Esto quiere decir, que el uso de la maquinaria le ganara espacio a los
trabajadores. Pues al mismo tiempo, el desarrollo científico-tecnológico reduce el trabajo
necesario y amplia, por tanto, la posibilidad abstracta de goce y disfrute de los seres
humanos.
El conocimiento social acumulado en toda la historia del trabajo manual e intelectual de la
especie humana, objetivado en las tecnologías, vuelve entonces materialmente posible
aquello que desde los antiguos fue vislumbrado como un supuesto material de la libertad
humana: la disposición de tiempo libre.

Bajo el dominio del capital, sin embargo, el tiempo liberado por el desarrollo tecnológico se
vuelve una oportunidad para arrancar mayor plustrabajo. El capital captura y pone a su
servicio todas las ciencias, por eso esta se presenta ante el trabajo vivo no como un proceso
liberador, creado por el mismo, sino como un poder avasallante y ajeno.

El uso capitalista de las nuevas tecnologías no solo permite imponer métodos más flexibles
de contratación laboral (trabajo laboral, trabajo a tiempo parcial o trabajo a domicilio), cuyo
peso tiende a crecer en el conjunto del mercado asalariado. Permite también aumentar y
densificar el control y la dominación sobre el trabajo en el punto de producción: ese punto
vivo y conflictivo en que se realiza el encuentro entre trabajo objetivado y trabajo vivo, entre
trabajo pasado y trabajo presente.

Son fundamentos esenciales del nuevo modo de dominación ya dibujados en los 70 y 80 en


múltiples estudios sobre los nuevos procesos de trabajo.
Sus características esenciales, que se resumen en la tendencia hacia un disciplinamiento
crecientemente intensivo de la fuerza de trabajo y de la sociedad en general, pueden ser
enumeradas no exhaustivamente:

1. Alargamiento de la jornada de trabajo.


2. Estado “vigilante”: las tecnologías de control total y su presión invisible y ubicua
sobre el trabajo vivo.
3. Persecución de los migrantes como modo de regulación del conjunto de la fuerza de
trabajo.
4. Presión indirecta y efectiva del “empleo militar” sobre las relaciones y condiciones
civiles de trabajo.
5. Legalización y trivialización de la tortura, por ejemplo, la pistola eléctrica.
6. Multiplicación de controles disciplinadores en la vida cotidiana: control de
identidad, guardias privados, cámaras ocultas, grabaciones y arsenal de leyes y
disposiciones que legalizan tal estado de las cosas.
En estas coordenadas también aumenta la densidad de la violencia potencial. Una nueva
relación entre mercado autorregulado y violencia autorregulada se perfila en el horizonte.
La conversión de la violencia en terreno mismo de la acumulación es otro síntoma de estas
tendencias.

Dentro del Diluvio y más allá

La globalización aparece como la actualización, infinitamente más compleja y sofisticada, de


la múltiple y secular violencia que ha acompañado a la modernidad capitalista.

Desamparo, migraciones bíblicas, retorno al trabajo infantil, exclusión y humillación racial,


destrucción de patrimonios culturales, calentamiento global, catástrofes ecológicas,
hambrunas y violencia cotidiana vuelta pandemia son algunas de las imágenes que
acompañan este cambio de época.

Además, el trabajo vivo adquiere nuevas y aun no reveladas potencialidades, al condensar


en su vida cotidiana, al mismo tiempo, el gore y disfrute de las novedades tecnológicas y la
riqueza y diversidad de la cultura y el conocimiento.

El trabajador en tanto sujeto colectivo y en tanto individuo, se va apropiando de las


innovaciones para imaginar, crear y organizar nuevas formas de afirmación de su ser y
enfrentamiento con el capital; de rebeldía en el proceso de afirmación de su ser y de
enfrentamiento con el capital.

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