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Hans

Ulrich Gumbrech, estuvo fundamentado primero de una manera sistemática

como programa de investigación, esbozado por Hans Robert Jauss al

plantear que:« La función social de la literatura se manifiesta en su

posibilidad genuina ahí donde la experiencia literaria del lector entra en el

horizonte de expectativas de su praxis vital, en donde se forma previamente

su concepto del mundo y en donde tiene con ello un efecto retroactivo en su

comportamiento social». (Citado por Gumbrech en su artículo: «Sociología

y estética de la recepción», p.223)

Gumbrech reconoce en este planteamiento de Jauss, un cambio de

paradigma, pues de acuerdo a esta exigencia, ya no se hace evidente tan solo

la determinación social y la función mimética de la literatura, sino más bien

su papel como una fuerza formadora de historia. En las teorías expuestas anteriormente
podemos percibir que se

suceden diferentes definiciones: Jauss habla de horizonte de

expectativas, Umberto Eco de obra abierta y lector modelo,

Iser de la estructura apelativa de los textos y el lector implícito

y Fish del lector informado; pero en algo todos coinciden: en la

necesidad de derribar el antiguo paradigma de que la lectura

era pasiva y el lector un receptor de ideas y expresiones de

sentimientos ajenos.

En sentido general se promulga la cooperación entre el texto y

el lector, la existencia en el texto de determinadas pautas que el

no algo acabado, unívoco e inmutable. Los textos ofrecen un

margen de posibilidades, una gama considerable de lecturas,

pero esto no implica una libertad ilimitada por parte del lector,

sino que la multiplicidad de lecturas está prevista dentro de los


marcos del propio texto.

LOS SIETE LOCOS

Es una novela que puede considerarse como una NOVELA NEGRA en tanto es una
narración que se ubica temporal y espacialmente en la sociedad contemporánea y se
concentra en los vínculos entre el delito y la sociedad, deja de lado el enigma de y el
misterio propios de los policiales clásicos para describir específicamente actos
criminales contra la sociedad. Aunque suele contener algún tipo de crítica social, la
novela negra no intenta proponer ningún tipo de solución a las situaciones descritas,
sino únicamente retratarlas. Se sitúan en un ambiente urbano generalmente oscuro y
sórdido en el que reina la violencia.

El autor trasladó al argumento los problemas sociales por los que pasaba la Argentina
de los años 20, tal como plantea Jauss la concretización de la obra se va a dar por
conocimiento histórico del momento, el lector deberá interiorizarse en cuanto a los
acontecimientos que se vivían en Argentina en la década del 20, la novela se
centralizará en en el segundo mandato de Hipólito Yrigoyen donde a pesar de los
esfuerzos de este por mantener la armonía institucional debió enfrentar grupos que se
levantaban mostrando su disconformidad contra su forma de gobernar aparece por
ejemplo la LIGA para lo que incluyó ciertas reflexiones y enfoques filosóficos que en
cierto modo se anticiparon a la corriente de pensamiento existencialista, pero a ese
factor habría que añadir el estilo tan característico de Roberto Arlt, que empleaba giros
del lenguaje porteño y que le valieron críticas de ser un escritor que despreciaba el uso
correcto del lenguaje

En los policiales

Los siete locos, de Roberto Arlt: el


existencialismo en la narrativa
hispanoamericana
Publicado por: Jaime Molina





Hay algo en la narrativa hispanoamericana
que, de común, no se suele analizar. Se trata de la manera en la que estos escritores hicieron
referencia y hablaron sobre el existencialismo, uno de los movimientos intelectuales y culturales
del siglo XX que dejaron una huella más profunda en el pensamiento y en las artes europeas.
Este es el caso de Los siete locos, una novela de Roberto Arlt, que fue publicada en el año 1929.
El escritor argentino consigue combinar dos enfoques novedosos para los cánones de aquella
época: por un lado, trasladó al argumento los problemas sociales por los que pasaba la
Argentina de los años 20, para lo que incluyó ciertas reflexiones y enfoques filosóficos que en
cierto modo se anticiparon a la corriente de pensamiento existencialista, pero a ese factor habría
que añadir el estilo tan característico de Roberto Arlt, que empleaba giros del lenguaje porteño y
que le valieron críticas de ser un escritor que despreciaba el uso correcto del lenguaje. Y quizá
ahí sea donde radica la mayor modernidad de esta obra, en que conjuga una buena parte de
crítica social, pero no se conforma con una descripción realista de la sociedad de su tiempo, sino
que aporta un estilo literario totalmente renovador a una temática de fondo que gira en torno a
la condición humana y al sinsentido de la vida.
El argumento es disparatado. El protagonista, Remo Augusto Erdosain es un individuo
metafísico y un inventor frustrado (algo que también fue el propio Arlt) que se refiere en
ocasiones a un proyecto que, sin embargo, nunca llegará a ver realizado. Tras haber estafado a la
empresa en la que trabaja con el objeto de conseguir dinero para su proyecto, el protagonista se
ve acuciado por la falta de liquidez, pues la empresa descubre su estafa de modo que se ve
obligado a devolver el dinero robado en un plazo muy breve. A los problemas económicos de
Erdosain, se añade que su esposa se separa de él y se va con otro hombre. Como una posible
solución a sus males, Erdosain decide unirse a una extraña logia cuyo ideólogo es el Astrólogo,
logia que busca su financiación a través una red de burdeles controlada por otro personaje
memorable, el Rufián Melancólico. Al unirse a esta sociedad, Erdosain pretende no sólo
solventar sus apuros económicos, sino vengarse de Barsut, primo de su exmujer quien le
confiesa, no solo que se alegra por su desgracia, sino que él la ha propiciado al denunciarle a la
empresa por su estafa. Por su parte, el objetivo de El Astrólogo es liderar una revolución sin
precedentes en su país para lo cual ha reclutado a seis personas (Erdosain es una de ellas) que
forman el grupo de los siete locos y cuyos nombres van acompañados siempre por apodos o
sobrenombres: el farmacéutico Ergueta, el Mayor, el Buscador de Oro, a Coja, el Hombre que
vio a la Partera, etc. Erdosain.
Pese a que el existencialismo aparece muy ligado a nombres propios como Camus o Sartre,
muchos críticos se refieren a Roberto Arlt como el Dostoievski argentino. De hecho el escritor
ruso fue uno de los primeros en presentar en sus obras temáticas de corte existencialista, con
personajes que bucean a través de novelas de profunda carga psicológica como Crimen y
castigo. Otro tanto sucede en este caso con Roberto Arlt, que inunda su novela con monólogos
interiores que rozan el absurdo kafkiano o la lucidez nietzschiana, capaz de dejar entrever lo que
la cortina social y moral esconde. El absurdo existencial, la muerte, el amor, el sentido de la vida
y otros tantos son los temas que el autor escoge como puntos de partida para construir una
crítica brutal a todo lo establecido. No solo a la sociedad argentina. No solo a los límites de la
literatura. También a la vida, a las condiciones del ser humano, a la frágil psicología que le hace
vivir en sus fantasías más que en su realidad y, por fin, a la realidad, que parece tener más de
sueño que de constructo sólido sobre el que poder vivir de manera decente. Se trata de un
revulsivo que, efectivamente, cumple con las condiciones básicas del existencialismo, que nos
planta frente a nuestra propia vida y hace que la veamos desnuda, tan hermosa y horrible como
solo algunos han sabido mostrarla.

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