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VICIOS DEL CONSENTIMIENTO.

Son requisitos del hecho voluntario, que sean ejecutados con discernimiento, intención
y libertad (art. 987). La ausencia de uno solo de ellos lo priva de tal carácter, y los vicios
de la voluntad son los que pueden atacarlo.

Discernimiento: es la facultad genérica de conocer, condicionada por el desarrollo del


individuo y su capacidad personal. Puede verse privado de su capacidad cognoscitiva
por dos causas:
1- Inmadurez: hasta haber cumplido cierta edad. Antes de los 10 años no existe
discernimiento para acto alguno. Después de esa edad, se reputa existente para
los actos ilícitos. Para los lícitos, el discernimiento comienza legalmente después
de los 14 años.
2- Insanidad: la falta de salud mental, sea permanente u ocasionada por motivos
accidentales.
Intención: es la coincidencia entre el fin propuesto y el realizado, entre lo pensado y el
resultado obtenido. Obstan a su existencia dos causas:
1- El error o ignorancia: estos casos están equiparados porque sus resultados son
equivalentes. Tanto el no conocimiento como el conocimiento erróneo producen
el mismo resultado: que el agente realice algo distinto de lo que tenía en mira.
2- Dolo: consiste en “toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo
verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee con ese fin”.
Mientras el error es espontáneo, el dolo induce a error. Para que anule el acto
debe: ser grave; ser causa determinante de la acción; haber ocasionado un daño
importante; y no haber sido recíproco (art. 932).
Libertad: consiste en la espontaneidad de la determinación del agente. Obstan a la
libertad dos causas:
1- La violencia o fuerza: consiste en la fuerza física que se efectúa ilegítimamente
sobre otro para obligarlo a decidirse sobre la ejecución o abstención de un acto.
El art. 941 dispone que la fuerza hace anulable el acto aunque se haya empleado
por un tercero que no intervenga en él. En forma concordante el art. 954 en su
primer párrafo dispone que podrán anularse, entre otros, los actos viciados de
violencia.
2- La coacción o intimidación: habrá intimidación -dice el art. 937-, cuando se
inspira a uno de los agentes por justas amenazas un temor fundado de sufrir un
mal inminente y grave en su persona, libertad, honra o bienes, o de su cónyuge,
descendiente o ascendientes, legítimos o ilegítimos.
Simulación: la simulación consiste en la declaración de un contenido de voluntad no
real, emitida concientemente y de acuerdo entre las partes, para producir con fines de
engaño, la apariencia de un acto jurídico que no existe, o es distinto del que se ha
llevado a cabo.
Puede ser lícita o ilícita (art. 957) y absoluta o relativa (art. 956). Es lícita mientras no
afecte a terceros. Los terceros afectados pueden pedir que se declare la simulación del
acto. La declaración judicial beneficia a todos los acreedores, y no sólo a los que
promovieron la acción.
Fraude: como en el caso anterior, es un vicio propio de los actos jurídicos. Cuando una
persona insolvente, enajena bienes, a fin de sustraerlos a la ejecución de los acreedores,
queda configurado el fraude, que la ley previene concediendo a los acreedores la
“acción revocatoria”, por la cual se declara revocado el acto. Esta revocación sólo
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beneficia al acreedor que ejercita la acción. No se trata de una acción de nulidad, sino de
inoponibilidad. Si fuera lo primero, beneficiaría a todos los acreedores.
Lesión: está establecida en el art. 954. Los elementos de la lesión son:
1- Elemento subjetivo: es cuando el artículo dice “necesidad, ligereza o
inexperiencia”.
a. Necesidad: puede ser económica o moral: carencia de bienes o medios
que son imprescindibles para la vida.
b. Ligereza: implica por lo menos una limitación mental (patológica o no).
c. Inexperiencia: es la falta de experiencia que coloca en situación de
inferioridad respecto de un contratante malicioso.
2- Elemento objetivo: está configurado por la ventaja patrimonial evidentemente
desproporcionada y sin justificación.
a. Desproporcionada: la norma es flexible, y deja librado al juez apreciar
qué debe entenderse por ventaja desproporcionada.
b. Sin justificación: es cuando existiendo desproporción de prestaciones,
exista una causa válida que la justifique.
La necesidad de apreciar la desproporción al momento del acto, y no después, es
la distinción fundamental entre la lesión y la teoría de la imprevisión. En la
imprevisión la desproporción se produce con posterioridad al acto.

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