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Leonardo da Vinci, el homo universalis, el sabio renacentista, el

artista versado en todos los ámbitos del conocimiento humano.


No sólo era artista, también fue una eminencia en aerodinámica,
cocina, hidráulica, anatomía, poesía, botánica.
Y por supuesto, por lo que lo conocemos hoy: por su pintura,
escultura y arquitectura. Gracias a ello forma parte, junto a Miguel
Ángel y Rafael,de la santísima trinidad del arte renacentista.

Ya en la época su vida fue una leyenda, alimentada por escrituras


crípticas, inventos futuristas y obras maestras de la pintura, pero se
saben ciertas cosas de su biografía:

Leonardo nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo de una


campesina y un notario, que tendría 11 hijos (todos varones) en
total. Su insaciable curiosidad se manifestó de niño: ya dibujaba
animales mitológicos, híbridos entre realidad y fantasía. 1ª leyenda:
Su padre entró en casa y se asustó al ver una medusa con serpientes
en la cabeza. Era un dibujo.

Leonardo perfeccionó en el taller de Verrocchiopintura, escultura y


demás artes. No tardó en superar a su maestro. Pronto se interesó
en una nueva técnica llegada de los Países Bajos: la pintura al
óleo. Con ella innovó en composición y claroscuro.

Se traslada de corte en corte: a la Florencia de los Médicis,


al Milán de Ludovico Sforza… No sólo como artista. También como
ingeniero militar (Italia estaba en continua guerra entre sus
múltiples mini-estados), urbanista, músico y luthier.
Durante años desarrolló increíbles tratados científicos y futuristas
ingenios: el submarino, misiles, escafandras, helicópteros…

A los 24 años es acusado de «sodomía». Leonardo era homosexual,


y aunque en la época era bastante habitual, quedaría marcado
socialmente. Aún así, en el cinquecento ya era uno de los mayores
maestros de Italia. Arte y ciencia eran su mundo.

No dejó nada sin experimentar… Hasta la hostelería:


con Botticelli abrió una taberna en la que fue cocinero, llamada «La
Enseña de las Tres Ranas de Sandro y Leonardo». Hablando de
esto, hay que decir que el artista era estrictamente vegetariano.
Incluso llegó a llamar a los omnívoros «devoradores de cadáveres».
Y hablando de esto, también robaba cadáveres para diseccionar.
Pasó sus últimos años en Roma y finalmente en el palacio de Cloux,
como «primer pintor, arquitecto y mecánico del rey». Su brazo
derecho quedó paralizado, pero tenía una mano izquierda igual de
hábil. De hecho se sabe que pese a su dislexia, podía escribir con
una mano hacia adelante, y con la otra hacia atrás.

El genio no dejaría de trabajar en toda disciplina conocida y por


conocer hasta el mismo día de su muerte y hoy es considerado uno
de los artistas más grandes de la historia del arte.

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