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Teoría del actor-red. Síntesis y evaluación de la deriva postsocial de Bruno


Latour

Article · January 2019

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Jósean Larrión
Universidad Pública de Navarra
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Revista Española de Sociología (RES) 2019 © Federación Española de Sociología doi:10.22325/fes/res.2019.03

Artículos / Articles

Teoría del actor-red. Síntesis y evaluación de la deriva postsocial de Bruno


Latour / Actor-Network Theory. Synthesis and Evaluation of Bruno Latour’s
Post-Social Drift
*Jósean Larrión
Departamento de Sociología y Trabajo Social. Universidad Pública de Navarra. España / Spain
josean.larrion@unavarra.es

Recibido / Received: 08/01/2018


Aceptado / Accepted: 30/10/2018

RESUMEN ABSTRACT

En este trabajo, inicialmente, se expone cómo This study begins by describing how actor-network
la teoría del actor-red concibe: el fracaso del pro- theory conceives: the failure of the project of mo-
yecto de la modernidad y de sus viejos dualismos, dernity and its old dualisms, the death of the so-
la muerte de lo social como un factor explicativo cial as a solid and fundamental explanatory factor,
sólido y fundamental y el nacimiento o el redescu- and the birth or rediscovery of the post-social or
brimiento del mundo postsocial o posthumanista. post-humanist world. It goes on to describe how
Después, se describe cómo esta teoría propone, the theory proposes, as the main alternative, that
como principal alternativa, que el principio de si- the principle of symmetry of socio-constructivist
metría propio de la sociología socioconstructivista sociology be generalised, using relational semi-
sea generalizado, utilizando para ello una semió- otics that includes all actants involved in each
tica relacional que incluya a todos los actantes situation, whether human or non-human. It then
implicados en cada situación, sean humanos o discusses the most notable excesses, insufficien-
no-humanos. A continuación, se examinan los más cies and ambiguities of this theory, present in both
relevantes excesos, insuficiencias y ambigüedades its diagnoses and proposals. Hence the study seeks
de esta teoría, presentes tanto en sus diagnósticos to confirm that sociology and other social sciences
como en sus propuestas. Con todo ello, se busca have reasons to understand and indeed learn from
constatar que la sociología y otras ciencias sociales this original and innovative theory, but that they
tienen motivos para escuchar e incluso aprender de also have many reasons to disagree, contradict and
esta original e innovadora teoría, pero que también indeed to reaffirm their own positions.
los tienen, y muchos, para discrepar, reafirmarse y
contradecirla.

Palabras clave: giro postsocial, constructivis- Keywords: post-social turn, constructivism, post-
mo, posthumanismo, teoría del actor-red, sociolo- humanism, actor-network theory, sociology of
gía de la ciencia y la tecnología. science and technology.

*Autor para correspondencia / Corresponding author: Jósean Larrión. Departamento de Sociología y Trabajo Social, Edificio Los Magnolios,
Universidad Pública de Navarra, Campus de Arrosadía s/n, 31006 Pamplona, Navarra, España.
Sugerencia de cita / Suggested citation: Larrión, J. (2019). Teoría del actor-red. Síntesis y evaluación de la deriva postsocial de Bruno Latour. Revista
Española de Sociología, 28 (2), 323-341.
(Doi: http://dx.doi.org/10.22325/fes/res.2019.03)

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INTRODUCCIÓN Latour. La aceptación acrítica y la repulsa intran-


sigente nos servirían para erigir héroes y villanos,
Este trabajo sintetiza y evalúa los principales pero no para ser ecuánimes, hacer matices y adver-
diagnósticos y propuestas de la teoría del actor-red tir claroscuros. En lo posible, pues, se evitará hacer
o actor-network theory (TAR o ANT). Teoría esta tam- tanto de corderos como de lobos al acompañar a
bién denominada (por motivos varios que ya deta- este, nuestro singular príncipe (Latour et al., 2011).
llaré), por ejemplo, como: antropología simétrica, Este artículo renuncia, asimismo, a hacer una
sociología de la traducción, sociología de las aso- revisión sistemática de todos los textos de estos
ciaciones, ontología del actante-rizoma o filosofía autores y sobre estos autores, por ser esta, obvia-
empírica de las mediaciones. No obstante, por eco- mente, una tarea que aquí nos desbordaría por
nomía del lenguaje y por su extendida aceptación, completo. Se trata, más bien, de exponer y analizar
me referiré en lo sucesivo a dicha teoría, enfoque esta teoría en su conjunto, primero sintetizando sus
o perspectiva como la TAR (si bien, en inglés, se principales diagnósticos y propuestas, y después
utiliza sobre todo el acrónimo ANT). evaluando detallada y razonadamente sus más
La TAR se constituyó y desarrolló en gran me- importantes excesos, insuficiencias y ambigüe-
dida en tierras francesas (bajo el rótulo théorie dades. Se trata, en concreto, de examinar ciertas
de l’acteur-réseau), principalmente en los años cuestiones, que creo son fundamentales, con el
ochenta y noventa del siglo pasado. Su miembro fin de constatar que la sociología y otras ciencias
más relevante, influyente, polémico y polemista ha sociales tienen motivos para escuchar e incluso
sido y es, sin duda, el filósofo, antropólogo y so- aprender de esta original e innovadora teoría, pero
ciólogo francés Bruno Latour. Junto a él, en esas que también los tienen, y muchos, para discrepar,
claves y entre otros muchos, siguen colaborando reafirmarse y contradecirla.
autores como Michael Callon, John Law, Annemarie Con esta vocación crítica, que no destructiva,
Mol o Madeleine Akrich. Y su sede de trabajo más la cuestión general o de fondo es, grosso modo,
importante, durante al menos dos décadas y me- según expondré: 1) si, desde los años setenta, la
dia, ha sido el Centro de Sociología de la Innovación sociología socioconstructivista propone rebatir y
de la Escuela de Minas de París. Sitios web afines reorientar la concepción heredada del conocimien-
y actualizados son, por ejemplo: www.bruno-latour. to, la ciencia y la tecnología; y 2) si, desde los años
fr/ y www.csi.mines-paristech.fr/. ochenta, como reacción, la TAR reclama cuestio-
La vigencia y la relevancia de esta teoría son nar también esa sociología socioconstructivista
considerables, en sociología, otras ciencias socia- que había subrayado la centralidad de lo social,
les, el ámbito interdisciplinar y, en particular y des- lo cultural o lo humano; entonces, 3) ¿por qué no
de su emergencia, los estudios de ciencia, tecno- podríamos, ahora, nosotros, solicitar examinar crí-
logía y sociedad o science, technology and society ticamente, asimismo, los propios fundamentos de
(CTS o STS). Desde esos equipos, tiempos, espacios la TAR, el tan admirado artefacto teórico y meto-
y dominios disciplinares, sus obras emblemáticas dológico de Latour y demás impulsores y colabo-
no cesan de reeditarse y traducirse, sus contribu- radores?
ciones teóricas y empíricas de aumentar, y sus par- Inicialmente, pues, presentaré una síntesis
tidarios y grado de influencia social y académica de esta teoría que buscará, en concreto: 1) mos-
de extenderse. Estudios tempranos en castellano, trar cómo en sociología y otras ciencias sociales se
sobre esta teoría y sus repercusiones, son por ejem- han concebido tanto el triunfo como el ocaso del
plo los de Lamo de Espinosa et al. (1994: 566-578), enfoque social o socioconstructivista; 2) dar cuenta
Domènech y Tirado (1998: 13-50) e Iranzo y Blanco del tránsito del principio de simetría limitada al de
(1999: 357-372). simetría extendida o generalizada; 3) indicar cómo
Pero el objetivo central de este artículo no es se ha propuesto y efectuado ese giro postsocial,
glorificar ni demonizar la TAR. Tampoco es celebrar trascendiendo aquí el ámbito de partida de los es-
o maldecir, rendir culto al genio o rechazar en lo tudios de CTS; 4) exponer el sentido de la crítica
personal, a su fundador y principal activo, Bruno latouriana al proyecto de la modernidad y a sus

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viejos dualismos; y 5) señalar la importancia que pero también en la historia de la ciencia kuhniana
dicho giro postsocial concede a los procesos de y las sociologías de la ciencia mertoniana y pos-
traducción, entendidos estos como equivalencias mertoniana.
pero, sobre todo, como transformaciones. Con todo, la reacción inicial y más notable
A continuación, en tono evaluativo, analizaré ante esa concepción tradicional del conocimiento,
los debates más relevantes aquí suscitados, en- ya desde mitad de los años sesenta, corrió a car-
tre otros, sobre: 1) las (supuestas) debilidades del go del paradigma de la construcción social de la
programa fuerte de la Escuela de Edimburgo; 2) la realidad (o, como luego precisaré, de la construc-
tendencia a minusvalorar la agencia humana y su ción social del conocimiento de dicha realidad).
específica potencialidad intencional, simbólica y El potencial académico del referido paradigma
significativa; 3) el problema de cómo y a quiénes, fue sin duda fundamental: antes, para la socio-
entonces, poder atribuir y exigir responsabilidades logía del conocimiento fenomenológica (Berger y
legales o ético-políticas; 4) la ambigüedad en el Luckmann, 1979) y, después, en particular, para
uso de lenguajes más o menos realistas/literales o las sociologías de la ciencia y la tecnología cons-
figurados/metafóricos; 5) el riesgo de que tales es- tructivistas y posmertonianas (Bloor, 1998; Bijker
tudios postsociales puedan convertirse en estudios et al., 1987).
asociológicos o postsociológicos; 6) la presunta ca- La hipótesis central que sustentaba dicha
ducidad de las dicotomías micro vs. macro, habitus perspectiva socioconstructivista, como decimos,
vs. campo o acción vs. estructura; y 7) la creciente resultó, ya de inicio, de gran fuerza, interés y al-
pero engañosa propensión a presentar esta teoría, cance. Así, la metáfora socioconstructivista fue
la deriva postsocial latouriana, como una narrativa difundiéndose y rivalizando con esas otras metáfo-
neutral, apolítica y todopoderosa. Cerraré el trabajo ras, hasta entonces dominantes, que respaldaban
con unas observaciones a modo de resumen y con- la creencia en saberes (potencialmente) objetivos,
clusiones finales. inexorables e incontrovertibles. Si bien, ante ese
creciente giro social y sociológico en teoría del
conocimiento, no faltaron quienes, por motivos y
SÍNTESIS: CONTEXTUALIACIÓN, DIAGNÓSTICOS desde enfoques diversos (no siempre en sintonía
Y PROPUESTAS con los de la TAR), manifestaron que dicho giro
sería básicamente erróneo, confuso, infecundo o
Triunfo y ocaso del socioconstructivismo en exceso relativista y posmoderno (Winner, 1995;
Bourdieu, 1999 y 2003; Sokal y Bricmont, 1999;
La concepción heredada (o received view) del Hacking, 2001: 98).
conocimiento reivindicó la pertinencia de una serie Esas nuevas corrientes en teoría del conoci-
de importantes dualismos, entre ellos, los de: ob- miento, pues, coincidieron en matizar los clásicos
jeto vs. sujeto, observación vs. teoría, conocimien- dualismos ontológicos modernos: cuerpo vs. alma,
to vs. creencia, internalismo vs. externalismo, o materia vs. espíritu, hechos vs. valores, ciencia vs.
contexto de justificación vs. contexto de descubri- política, o naturaleza vs. sociedad. También, en
miento. La crítica filosófica, histórica y sociológica cuestionar la aparente simplicidad de sus muchas
a esa visión tradicional del quehacer científico, sus variantes epistemológicas: realismo vs. nominalis-
dualismos y sus implicaciones (dominante hasta mo, materialismo vs. idealismo, absolutismo vs.
los años sesenta), fue severa y, al parecer, también relativismo, objetividad vs. subjetividad, o positi-
justificada y productiva (Putnam, 1989). Y es que, vismo vs. constructivismo. Con el tiempo, no obs-
según veremos, la deriva latouriana se reivindica- tante, la deriva latouriana llevará al extremo esas
rá, dos décadas más tarde, justamente como una críticas para concluir, según veremos, que unos y
reacción crítica ante el conjunto y los efectos de otros dualismos merecerán no ya repensarse sino,
esos y otros dualismos modernos; los cuales se- antes bien, declararse en gran medida estériles,
guirían estando presentes, se considerará, en las saturados, desbordados, cortocircuitados (Latour,
filosofías de la ciencia popperiana y lakatosiana, 1993 y 2001; García Selgas, 2003).

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Mundo postsocial y simetría generalizada La TAR, asimismo, se interesará en retomar el


desencuentro (personal, político y académico), de
La TAR, insisto, bien podría concebirse como inicios del siglo pasado, entre Gabriel Tarde y Émi-
una reacción crítica ante las teorías y los métodos le Durkheim (Vallejos, 2012). Desde esa época, la
dominantes en los años setenta y ochenta vincula- manera de entender la sociología que de ese deba-
dos a la sociología del conocimiento socioconstruc- te salió fortalecida viene criticando y relegando la
tivista. De ahí esa rivalidad tanto entre investiga- obra tardeana por metafísica, individualista, psi-
dores individuales (Latour y Callon frente a Bloor y cologicista y microanalítica. Pero ahora, la deriva
Collins) como entre centros o escuelas de investi- latouriana revisará dicha polémica para censurar
gación (París frente a Edimburgo y Bath). Y de ahí y rechazar la obra durkheimiana (y la sociología en
también que, en el marco de tales controversias, ella asentada) por positivista, holista, sociologicis-
los latourianos proclamen, según detallaré: el fra- ta y macroanalítica. Se indicará así que “el todo
caso del proyecto de la modernidad y de sus viejos es siempre inferior y siempre más pequeño que las
dualismos; la “muerte de lo social” como un factor partes”, y que ello conlleva y reclama asumir “una
explicativo sólido y fundamental; y el nacimiento o experiencia invertida de lo social” (Latour, 2016 y
el redescubrimiento del mundo postsocial y posthu- 2013: 396 y 402). Tarde, quien no creía en la exis-
manista (Latour y Woolgar, 1995: 291-306; Latour, tencia sui generis de los hechos sociales (externos
1992: 245-261; Latour, 2002). y coercitivos), ni en que el todo (la sociedad) pu-
La deriva latouriana admitirá que las teorías diera ser algo distinto y superior a la suma de las
socioconstructivistas habrían ayudado mucho, a partes (los individuos), será por ello enaltecido y
analistas y ciudadanos, a entender mejor el mundo reivindicado como uno de los principales precurso-
de la ciencia y la tecnología. Sobre todo, compa- res (“ancestro venerable”, se dirá) de la TAR (La-
rando estas con las teorías realistas, positivistas, tour, 2002, y 2008: 29-33; López y Sánchez-Criado,
empiristas y deterministas previas a la emergen- 2006; Sánchez-Criado, 2011).
cia, a inicios de los años setenta, del programa Esta teoría, pues, sí será constructivista, pero
fuerte (o strong programme) en la sociología del no socioconstructivista. Negará la existencia de
conocimiento científico de la Escuela de Edimbur- cuestiones puramente naturales, científicas o tec-
go. No obstante (como luego rebatiré), habría sido nológicas. Pero también la existencia de cuestio-
desacertado (por asimétrico) considerar lo social nes estrictamente sociales, humanas o culturales.
como ese factor que todo lo explica; siendo por con- Negados sendos polos o extremos, se descartará
tra un factor, más bien un “fantasma”, se dirá, que enfrentar el laboratorio a la sociedad, los factores
“nunca explicó nada” y que, por ello, ahora “tiene internos a los externos, y la dimensión tecnocientí-
en cambio que ser explicado” (Latour, 2008: 142, y fica a la sociocultural (Latour, 1995). Así se explica,
2013: 383). por ejemplo, para su segunda edición, de 1986, la
Así, lo social debería repensarse, pero ya no supresión del adjetivo social del subtítulo del cele-
más como cosa, lugar, factor, materia o dominio brado estudio etnográfico La vida en el laboratorio.
específico (Latour, 2008: 335). Con ese propósito, La construcción [social] de los hechos científicos,
reconsiderar lo social, se recurrirá al mundo de lo de Latour y Woolgar (1995: 301-302).
no-social, a ese mundo hasta entonces (supues- El fin esencial será, ahora, corregir las (supues-
tamente) desatendido de objetos, naturalezas y tas) deficiencias del principio de simetría limitada
demás materialidades. Según la TAR, pues, las o inaugural propuesto, en los años setenta, por los
teorías socioconstructivistas, en sus comienzos fundadores del programa fuerte de la Escuela de
habrían sido muy útiles y esclarecedoras; pero, con Edimburgo (Bloor, 1998: 38-39). Latour, así, coin-
el tiempo, estas se habrían convertido en un au- cidirá en gran medida con Bloor en que deben ex-
téntico obstáculo (por esas atribuidas deficiencias) plicarse (de modo simétrico) tanto las creencias te-
para el porvenir de la sociología, otras ciencias so- nidas por falsas como por verdaderas. Pero Latour
ciales y los propios estudios de CTS (Latour, 2008: discrepará de Bloor en que unas y otras creencias
129-175). deban explicarse (de modo asimétrico) solo o prin-

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cipalmente con arreglo a causas sociales, huma- existente. Y se defenderá tratar de igual modo (es
nas o contextuales. Por ello, por juzgar ese primer decir, simétricamente, con un único lenguaje y una
principio blooriano como un movimiento necesario única metodología) a cosas, animales y personas, a
pero insuficiente, según detallaré, se propondrá máquinas, naturalezas y grupos humanos (Latour,
este segundo y polémico principio latouriano de 2017a: 30).
simetría total, extendida o generalizada (también Con ese principio de simetría extendida, y con
denominado de traducción extendida o de indeter- esa ontología fluida, monista, variable y (neo)ma-
minación radical) (Latour, 1993; Callon, 2001). terialista, por tanto: se proclamará la “muerte de lo
social” como un factor explicativo sólido y funda-
mental; se anunciará y elogiará el “regreso de los
Un giro más después del giro social objetos” al centro de la sociología y demás ciencias
sociales; y se solicitará y efectuará, ante esos nue-
Para la TAR, la naturaleza sería concebible e vos escenarios, una “revolución contracopernica-
interpretable de muy diversas maneras (humanas), na” consistente en propiciar ese “giro postsocial”,
pero esta también impondría ciertos límites, res- ese “giro más después del giro social” (Latour y
tricciones o condicionantes (no-humanos). Propon- Woolgar, 1995: 291-306; Latour, 1992: 245-261;
drá, así, usar un único lenguaje para mostrar todos Latour, 2002).
los elementos que conforman esa red indisoluble de El nuevo principio de simetría generalizada,
humanos, pero también de cosas, aparatos y fuer- pues, rechazará lo social como un factor clave y
zas naturales. Por ello, se hablará de colectivos, resolutivo en los estudios de CTS. Así, no existirían
comunidades o congregados, en general, hechos los hechos científicos objetivos, ni reglas lógicas,
de objetos y sujetos, ciencia y política, naturaleza racionales o institucionales a seguir para su pro-
y sociedad (Latour, 1993, 2001: 231, y 2008: 111). ducción o descubrimiento. Pero, contra la sociolo-
Y, por ello, la (dual y moderna) hipótesis sociocons- gía crítica y socioconstructivista, estos tampoco
tructivista, según la cual lo social (externo) causa serían solo resultado de acuerdos, negociaciones
lo tecnocientífico (interno), será reemplazada por o luchas sociales interesadas. Tales hechos serían
esta otra (híbrida, monista y amoderna) hipótesis efecto de una relación de poder, pero esta involu-
posthumanista, según la cual lo sociotecnocientífi- craría tanto a actantes humanos (individuos y gru-
co influye en y es influido por lo sociotecnocientífico pos) como no-humanos (cosas, máquinas y otros
(Callon et al., 1986; Pickering, 1993; Law y Mol, organismos). La prioridad latouriana, ciertamente,
1993-1994). será entender el poder pero no el poder social, será
Todo sería relacional y coproducido, no existien- entender la dominación pero no la dominación so-
do sustancias en sí, siempre estables y soberanas, cial (Latour, 2008: 95-127).
determinadas y determinantes, sino solo relaciones La TAR, por ello, propondrá: reensamblar a su-
entre conjuntos mestizos, múltiples y precarios de jetos y objetos, palabras y cosas, humanos y no-
relaciones. Se asumirán esos principios del enfo- humanos, significados, dispositivos y naturalezas;
que relacional o no-sustantivo, presentes estos ya sustituir el cogito ergo sum cartesiano (individua-
incluso en los fundadores de la sociología (Emirba- lista y humanista) por el cogitamus ergo sumus la-
yer, 2009); pero esta vez con el propósito principal touriano (cosmopolítico y posthumanista); y recon-
de extenderlos, de ensancharlos, para pensar así, ducir ese (declarado) caduco modelo esencialista y
en los mismos términos, a objetos y sujetos, a na- antropocéntrico, dominante en sociología y demás
turalezas y sociedades. ciencias sociales, con esta innovadora semiótica
El giro social y lingüístico del programa fuerte relacional, postsocial y posthumanista (Greimas y
edimburgués, pues, dará paso a un nuevo giro, a Courtés, 1982; Latour, 2012 y 2017b).
este nuevo giro al tiempo ontológico, epistemoló- La (moderna y crítica) sociología de lo social
gico y metodológico. Se propondrá una concepción (con Durkheim) dará lugar a esta (amoderna y des-
monista (no dual sino híbrida, múltiple, continua, criptiva) sociología de las asociaciones (con Tarde)
entrelazada o enmarañada) del mundo, de todo lo (Latour, 1993, 2002 y 2008: 24 y 228). El sujeto

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humano será desplazado, descentrado, cortocircui- ternos y coercitivos (envolventes, contextuales o


tado y, en paralelo, la agencia será generalizada, condicionantes, como los intereses o los valores so-
desocializada, deshumanizada. Se hablará ahora ciales). Latour, Callon o Law, no obstante y a pesar
no de esencias, sustancias o entidades acabadas de su retórica rupturista (expresada, recordemos,
(referidas a actores, artefactos o naturalezas) sino en modo de una “revolución contracopernicana”), a
de entramados de relaciones, ensamblajes, media- este respecto coincidirán en gran medida con Bloor,
ciones o asociaciones (siempre parciales, inma- Barnes, Bijker o Collins (también con clásicos como
nentes y heterogéneos, y más o menos fluidos o só- Kuhn o Feyerabend y contemporáneos como Wynne
lidos, frágiles o poderosos, reducidos o extendidos). o Jasanoff).
Y ya no de sujetos, actores o actrices humanos/as La TAR, defensora de ese mundo plano y sin
en particular (personas e instituciones sociales) costuras y de esa ontología monista, embrollada
sino de agentes, actantes o participantes huma- y (neo)materialista, hablará ahora de distintos ti-
nos y no-humanos en general (añadiendo objetos, pos o formas de alianzas y conflictos, conexiones y
máquinas y otros organismos), todos los cuales po- desconexiones, asociaciones y disociaciones, arti-
drían actuar/ser agentes al tiempo que ser actua- culaciones y desarticulaciones. Dinámicas estas de
dos/ser pacientes, para, en tales investigaciones, reunión, asociación o ensamblaje que, en síntesis:
volver tanto a “materializar el mundo social” como se graduarán más o menos estables, extensas y po-
a “socializar el mundo material” (Latour, 1992: derosas; se presupondrán siempre empíricamente
245-261; García Selgas, 2003; Law y Mol, 2008; rastreables, descriptibles o cartografiables; y se
Knappett y Malafouris, 2008; Sayes, 2014; Hennion, registrarán (desechando, se supone, cualquier crí-
2017; Muriel, 2016 y 2018). tica, explicación o metalenguaje) con multitud de
metáforas, aunque casi todas ellas (incumplién-
dose ya aquí, como luego remarcaré, su principio
Contra la modernidad y sus viejos dualismos de simetría completa) de orden bélico, masculino,
tecnocientífico y utilitario/estratégico (Haraway,
La TAR, ampliando su crítica a los dualismos 2004: 26).
modernos, por entenderlos estériles y desacertados, Así, sujetos y objetos, humanos y no-humanos,
también rechazará hablar de niveles micro y macro, no existirían al margen de las redes más o menos
y de acciones dentro de sistemas, funciones o es- sólidas, extensas y poderosas de las que son parte
tructuras (Latour, 1995). Es decir, de contraponer integrante. Todo ello en un proceso que no sería li-
(pero, en la práctica, como veremos, privilegiando neal o causal sino circular, relacional y retroactivo.
al primero de estos dos niveles o flancos, aunque en Las metáforas de la red o el rizoma, entonces, sus-
sentido posthumanista): 1) la acción y los microfe- tituirían a las metáforas de la función, el sistema,
nómenos (la comunicación, la negociación, el opor- el organismo o, incluso, la genealogía. Las redes
tunismo y la interacción cara a cara resaltados por (neuronales, de madrigueras, de pesca, eléctricas,
el interaccionismo simbólico, la etnometodología de carreteras, financieras, de amistad, de terroris-
de Garfinkel y las primeras etnografías de los labo- mo, etc.), ciertamente, tenderían a: ser acéfalas y
ratorios de Latour, Woolgar, Knorr-Cetina o Lynch); a rizomáticas; poseer ontologías fluidas, precarias
2) la estructura y los macrofenómenos (los grandes y anárquicas; generar incesantes nodos, enlaces,
procesos culturales, políticos, económicos, reli- subredes y singularidades; y carecer de inicio, fin,
giosos e históricos subrayados por las sociologías centro, lógica, código, esencia, jerarquías inva-
marxista, funcionalista y estructuralista y las so- riables, significados unívocos u órdenes predeter-
ciologías de la ciencia de Merton, Bourdieu, Bloor, minados (Deleuze y Guattari, 1997: 9-32; Latour,
Barnes o Collins). 2013: 41-58).
En el caso de la tecnociencia, también se de- Más que de superar se trataría de abandonar
clinará confrontar: 1) los elementos internos (esen- las habituales dicotomías modernas, esencialistas
ciales, constitutivos o de contenido, como la razón, y de falsa purificación (entre sujetos y objetos, hu-
la lógica o la eficiencia); con 2) los elementos ex- manos y no-humanos). Pues solo así se posibilita-

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ría esa necesaria labor de describir (sin pretender pero en sentido inverso, de acuerdo con ese princi-
explicar ni evaluar) la “ciencia en acción”, es decir, pio de simetría completa que propone la TAR.
la “socionaturaleza en proceso de coproducción” Esta teoría, por tanto, madurará con, y ven-
(Latour, 1992). Se solicitará, por ello, seguir de cer- drá de la mano de, esta innovadora sociología de
ca a científicos, ingenieros y demás actantes y re- la traducción (Akrich et al., 2006). Traducir, pues,
des implicados en cada situación, para diferenciar expresará la transformación de la identidad y la re-
dos relatos contrapuestos de (la realidad de) los levancia de todos los actantes y vínculos implica-
hechos tecnocientíficos. Uno, solo posible cuando dos, siempre únicos, irreductibles y heterogéneos.
los hechos ya han sido hechos/producidos. Y otro Y como la traducción perfecta es imposible (lo cual
(más esclarecedor), solo posible cuando los hechos refutaría cualquier teoría de la correspondencia
aún se están haciendo/produciendo. Se perseguirá, entre el mundo y los enunciados sobre el mundo),
así, analizar en tiempo real los procesos (humanos no existiría ningún lenguaje observacional, ni ori-
y no-humanos) de fabricación de hechos (en espe- ginal (al que regresar) ni final (aún por construir),
cial, de los tecnocientíficos) antes de que las cajas que posibilite un acceso formal, directo o inocente
negras se forjen, cierren y naturalicen o durante el a eso que, por convección, llamamos hechos, ver-
transcurso de las controversias (siempre desna- dades o realidades, como ya anticiparan Nietzsche,
turalizadoras) que las pueden reabrir, repensar y Foucault o Serres.
reconstituir (Whitley, 1972; Woolgar, 1991; Latour, Así, existirían traducciones más o menos fir-
1992 y 2017a). mes, útiles o favorables, pero solo según criterios
de carácter local, relativo y contingente. Traducir
(y ser traducido) sería, pues, asignar roles, ejercer
Traducciones y cadenas de traducciones de portavoz, homogeneizar lo heterogéneo. Aquí
sería donde los diversos actantes humanos y no-
Actantes y redes, con todo, actuarían posibili- humanos procuran imponer sus intereses sobre
tando y condicionando los, así llamados, procesos multitud de teorías, prácticas y artefactos. Y donde
de traducción, o translation (Callon, 1995). Tradu- se intenta definir, para estabilizar: los grados de
cir sería equiparar palabras de distintos idiomas o pericia experta, las formas legítimas de interac-
lenguajes. Pero también mediar, delegar, movilizar, ción, la identidad de todos los elementos implica-
transportar, poner voz, producir nuevas realidades, dos, y los márgenes de maniobra, enrolamiento o
hablar y actuar en representación. Esta rica polise- desplazamiento.
mia será tan bien acogida que, de hecho, el citado Los procesos de traducción (en especial, en
principio de simetría latouriano también será deno- ciencia y tecnología) constarían de cuatro etapas
minado principio de traducción extendida o genera- fundamentales (Latour, 1995; Callon, 1995): 1) la
lizada (Callon, 2001: 49-61). problematización, donde los actantes que de ini-
Traducir sería algo más que (y distinto a) cio ocupan posiciones débiles cuestionan a los que
mediar pasivamente entre distintos idiomas o ocupan posiciones fuertes; 2) el interesamiento,
lenguajes. Sería crear nuevos saberes, reconfigu- que permite llamar la atención, ser reconocido y
rar realidades, activar transformaciones, reducir resultar útil a otros actantes involucrados; 3) el
complejidad generando nueva complejidad. Sería, enrolamiento, donde la posición antes débil aho-
por ejemplo, lo que de continuo hacen (con más o ra puede redefinir la identidad, los objetivos y las
menos pericia, interés y convicción): los astróno- relaciones de los actantes que han aceptado el
mos con los objetos celestes, los biólogos con los interesamiento; y 4) la movilización, que posibilita
organismos vivos, los ecologistas con el medio am- a los actantes que actualmente ocupan posiciones
biente, los juristas con el derecho, o las jerarquías fuertes ejercer de portavoz y desplazar a los demás
eclesiásticas con (los) dios(es). Aunque lo más ori- actantes enrolados hacia otros problemas, lugares
ginal (y, como luego veremos, rebatible) habría sido o momentos.
pensar y atender las traducciones no-humanas, Esa cadena o concatenación de traducciones
que serían las mismas que las ahora indicadas sería exitosa, pues, solo cuando ganara en robus-

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tez, extensión o durabilidad. Y cuando facilitara Con todo, no pretendo tratar aquí todas las crí-
que un actante débil se convierta en uno fuerte, ticas, ya hechas o por hacer, a esta teoría y sus
haciendo que otros actantes deban ahora pasar por implicaciones, sino, antes bien, las que, a mí juicio
esos nuevos puntos de paso obligatorio (relativos y como sociólogo, considero que son las más im-
a esa multitud ya conectada de ideas, métodos, portantes. Para su mejor comprensión, presentaré
textos, máquinas, personas, empresas, gobiernos, estas críticas (si bien la primera es, en rigor, una
laboratorios, universidades, etc.). Las traduccio- pre-crítica o contracrítica) en siete secciones, es-
nes, por tanto, no serían ciertas o falsas, objetivas tando, no obstante, todas ellas interconectadas.
o subjetivas, correctas o incorrectas, racionales o
irracionales, solo serían fuertes o débiles, creídas o
rebatidas, aceptadas o rechazadas. Solo si el resul- ¿Debilidades de la Escuela de Edimburgo?
tado fuera exitoso en tales términos, en suma, unas
y otras traducciones se asociarían y reforzarían, se La TAR, recordemos, cuestionó el proyecto de
seguiría favoreciendo que esos saberes y aparatos la modernidad y sus viejos dualismos y, como al-
se naturalizaran y cajanegrizaran, y cada vez resul- ternativa, introdujo la agencia no-humana como
taría más factible la acción a distancia sobre otros un recurso explicativo no único pero sí primordial
hechos, teorías o artefactos (Woolgar, 1991; Latour, en los estudios de CTS. La crítica al modelo del de-
1993-1994, 2008: 155-159, y 2012: 30-39). terminismo tecnocientífico dio paso a la crítica al
modelo del determinismo sociocultural. Ni objetos
ni sujetos serían entes tan soberanos, autónomos y
EVALUACIÓN: EXCESOS, INSUFICIENCIAS determinantes. Las cosas estarían hechas de socie-
Y AMBIGÜEDADES dades (humanas), y las sociedades estarían hechas
de cosas (no-humanas). De ahí que esa crítica al
Hasta aquí, en el espacio que permite este ar- socioconstructivismo del programa fuerte edimbur-
tículo, he sintetizado los principales diagnósticos gués conllevara una crítica específica a sus princi-
y propuestas de la TAR. Síntesis, esta, fundada en pios metodológicos, sobre todo a los de causalidad
algo así como el núcleo duro de una teoría que, en y simetría limitada (Bloor, 1998: 3­ 8-39).
efecto, también ha sido concebida como un modelo, Los polos de lo natural y lo social serían igual-
un método, una escuela, un movimiento, una prag- mente activos, inciertos, ambiguos, maleables
mática, una caja de herramientas, un conjunto de y controvertibles. Por ello, se considerará erróneo
sensibilidades, un estilo de hacer investigación (por asimétrico) ser relativista con los asuntos na-
o, en fin, un artefacto teórico y metodológico vivo, turales y realista con los sociales. Es decir: 1) ser
efecto híbrido, contingente y condensado de múlti- relativista y socioconstructivista sobre lo que de la
ples teorías y teóricos/as del actor-red (Domènech y naturaleza dicen científicos, ingenieros y demás
Tirado, 1998; Latour, 1999b y 2008; Law y Hassard, ciudadanos (relativismo natural); y 2) ser realista,
1999; Law, 2006; Mol, 2010; Callén et al., 2011; positivista, empirista y determinista sobre lo que
Tirado y López, 2012). de la sociedad dicen sociólogos y demás analistas
Queda ahora, en lo que sigue, abordar una socioconstructivistas (realismo social) (Callon y
tarea menos frecuente pero fundamental: indicar Latour, 1992; Callon, 1995 y 2001; Latour, 1999a
qué juicio crítico cabe hacer de tales diagnósticos y 2001). Pero analicemos ahora si, ciertamente,
y propuestas. Es decir, explicitar qué evaluación ar- están bien fundados, o no, esos reproches, esas
gumentada cabe realizar, en especial desde las so- supuestas debilidades de la Escuela de Edimburgo.
ciologías clásicas y contemporáneas, de los mayo-
res logros y límites, innovaciones y contrariedades,
de lo que pudieran tener en común (los múltiples La agencia humana y sus especificidades
actantes y redes que conforman) las múltiples teo-
rías del actor-red hasta ahora imaginadas, tradu- Para la TAR, decimos, la distinción entre ac-
cidas, cajanegrizadas y puestas en circulación. ciones conscientes y no-conscientes, intencionales

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y no-intencionales, es de nula o escasa relevan- límite ni restricción, sin priorizar a las agencias hu-
cia. Nada importarían fines, metas o propósitos manas sobre las no-humanas, entonces nada (nos)
(potencialmente) implicados en las acciones, solo sería (social y académicamente) relevante. Esa
qué sucede, cómo se conecta y cuáles son sus asociología o postsociología, entiendo, convencida
consecuencias. No obstante, para la sociología de las (supuestas) ventajas de dicho principio de
socioconstructivista (que los latourianos tacharán simetría completa (contrario a distinguir cualita-
de asimétrica, obsoleta y dogmática), es del todo tivamente a lo humano de lo no-humano, y a las
desacertado concebir a humanos y no-humanos ciencias sociales de las naturales), derivaría así
como agentes dotados de la misma capacidad en todología, permítaseme la expresión, en estéril,
para actuar y generar/transformar situaciones o confusa y grandilocuente todología.
acontecimientos. Pues eso sería, precisamente, lo La TAR sí ha hecho estudios (creo que de inte-
que más y mejor distingue a lo no-humano (accio- rés) donde se concede centralidad o protagonismo
nes necesariamente mecánicas o instintivas) de lo a ciertos actores humanos, como Pasteur (Latour,
humano (acciones potencialmente —aunque no 1995). Sin embargo, ¿no son acaso esas narra-
necesariamente— reflexivas, deliberadas y social- ciones, esas descripciones, las más próximas a la
mente significativas), según ya constataran, antes, historia y la sociología (de lo social), precisamen-
Weber, Schütz o Habermas y, después, en este con- te, por incumplir esa ortodoxia, por priorizar unas
texto, Bloor, Barnes o Collins. metáforas (las políticas) sobre otras, por distan-
Para las personas, por ejemplo, los terremotos ciarse de esa ciencia o poética de la totalidad, por
pueden ser significativos; pero, para los terremo- contravenir, quizá inevitablemente, el tan exigente
tos, las personas no pueden ser significativas. Los principio de simetría completa de la TAR? El juego
humanos pueden discutir sobre cómo fabricar sis- de la traducción, que reproduce la tensión entre
mógrafos e interpretar sus inscripciones; pero los discursos y prácticas, es el juego de la similitud
sismógrafos y sus inscripciones no pueden discu- (ser fiel) y la diferencia (traicionar), también en el
tir sobre nada, sin duda carecen de consciencia, caso de la propia TAR (Law, 2006).
conciencia y estructuras lingüísticas complejas Se nos dice que nada influye en nada y que todo
(Collins, 2010). Por ello, sostengo, ignorar o mi- es y está en todo, en el sentido de no existir afueras
nusvalorar esa asimetría, esa no-equivalencia, (sociales o contextuales) ni adentros (naturales,
esa específica potencialidad humana, es ignorar cognitivos o instrumentales). No existirían factores
o minusvalorar qué distingue o puede distinguir, (sociales vs. no-sociales); tampoco capas, niveles
cualitativamente, a humanos de no-humanos y a o escalas (micro vs. macro). Pues, al parecer, ya
las agencias humanas de las no-humanas. de inicio todo sería híbrido y múltiple, reticular y
Lo social, además, de asumirse la simetría to- rizomático. Como en las mónadas, esos supuestos
tal latouriana, no sería ya un objeto o ámbito de entes únicos e indivisibles, las partes no serían
estudio delimitable. Lo social, asimismo, dejaría de inferiores al todo ni el todo superior a sus partes.
ser un recurso explicativo nítido y fundamental. Así, Y como en El Aleph, de Borges, existirían mágicos
en el extremo, toda entidad, mónada, sustancia o objetos de infinitos objetos, perfectas fusiones de
singularidad, física o metafísica, animada o inani- tiempos y espacios, singulares y fantásticos cen-
mada (incluyendo, pues, espíritus, genes, átomos tros y espejos del propio Universo. El problema
y galaxias) sería igualmente digna de tenerse en aquí, reitero, es que esta concepción monista y
consideración. Lo cual restaría importancia, por continua del acontecer deja a la ciencia social des-
fuerza, a objetos de estudio y variables explicati- provista de objetos de estudio y variables explica-
vas clave (al menos en sociología) como: clases tivas delimitables; concepción esta, por lo demás,
sociales, roles de género, grupos étnicos, estilos de presente en la literatura (de ciencia ficción), pero
vida, intereses económicos, ideologías políticas o que no nace de la propia ciencia (social) sino, antes
convicciones religiosas. bien, de la filosofía más especulativa (primero de
Porque, si (como objeto de estudio y como re- Leibniz. luego de Tarde y ahora de Latour) (Latour,
curso explicativo) todo es igualmente relevante, sin 2002, 2008: 29-33 y 2016).

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La radicalidad de este giro (ontológico, epis- instrumento, para intentar abrir alguna de las se-
temológico y metodológico), asimismo, se ha gundas; y 3) entre ese y un humano que graba la
denunciado, puede conducir a que las ciencias escena para procurar emitirla en un documental
sociales sean desautorizadas por las ingenierías sobre inteligencia y artefactualidad animal en Na-
y esas otras ciencias (las naturales) a las que, tional Geographic.
obviamente, atribuimos mayor pericia experta para Las entidades 1 pueden actuar, pero solo las
hablar del mundo natural, material o no-humano. 2 y 3 pueden (es decir, tienen la capacidad para)
Simetrizar a lo humano con lo no-humano, minus- hacerlo conscientemente, aun a riesgo de equivo-
valorando la específica potencialidad intencional, carse (como cuando el mono se golpea en uno de
simbólica y significativa de las acciones humanas sus dedos, o como cuando el documentalista graba
(enarbolando aquí un supuesto más alto grado de esa escena a destiempo o desenfocada). Los obje-
relativismo o de reflexividad), puede, en suma, ge- tos materiales no pueden tener voluntad o propósi-
nerar confusión, ambigüedad y, lo más grave, un tos, los sujetos animales y humanos sí, aunque, sin
pernicioso retroceso (reaccionario) a las teorías y duda, en desigual proporción o grado de profundi-
los métodos realistas, positivistas, empiristas y de- dad. Los sujetos animales están a medio camino,
terministas tecnocientíficos previos a las críticas por así decir, entre los objetos y los sujetos huma-
foucaultiana, bourdieuana y socioconstructivistas nos: a algunos de ellos les concedemos algunos
(Bourdieu, 2003; Collins y Yearley, 1992: 322; Co- derechos (actitud esta, por cierto, muy a mejorar,
llins, 2010). según el movimiento en defensa de los animales),
pero a todos ellos les eximimos de cualesquiera
responsabilidades.
Responsabilidades legales y ético-políticas Es cierto que, en principio, esta teoría busca y
logra mostrar los procesos de continuidad y entre-
La TAR, igualmente, es, en la práctica, poco lazamiento entre ambos polos o extremos, entre lo
compatible con la potencial (y por ello, en tales ca- humano y lo no-humano. El problema, sostengo, es
sos, demandable) responsabilidad de individuos y que con ello, finalmente, se elude atender la espe-
grupos humanos. La cuestión aquí aludida es aca- cificidad de lo humano, de la agencia humana, y
démica, pero tiene también importantes repercu- dar cuenta, con la debida precisión, de toda esta
siones jurídicas y ético-políticas. Diluir, despreciar compleja aunque, en rigor, diferenciable heteroge-
y desatender la especificidad de lo social, de lo hu- neidad.
mano, para ceñirse a la descripción (supuestamen- Así que, en nuestros estudios, ¿de verdad de-
te aséptica y completa) de los efectos indistintos bemos considerar equivalentes a humanos y no-
de humanos y no-humanos, conduce a este tipo humanos? Como sociólogos, ¿de verdad debemos
de insuficiencias. La crítica social y política, así, aplicar, a unos y otros, un único lenguaje y una
queda “sin energía”, muy debilitada, casi imposi- única metodología? ¿De verdad debemos aceptar
bilitada, tras (esos excesos en) las críticas ontoló- que nada importante distingue, como en el ejemplo
gica, epistemológica y metodológica (Latour, 2004: anterior, a piedras, nueces, monos y documentalis-
17). Porque, si todo es político, sin finitud, otredad tas? ¿De verdad, en fin, debemos celebrar esa pro-
o restricción alguna, entonces nada sería específi- puesta latouriana de utilizar “una sola sintaxis y
camente político (Calonge, 2008); y, si todos somos una sola semántica tanto para las cosas como para
responsables, por igual humanos y no-humanos, las personas”? (Latour, 2017a: 30).
entonces nada ni nadie sería responsable ni res- No es arbitrario, pues, ese vínculo entre liber-
ponsabilizable (Ema, 2008). tad y contingencia, consciencia y conciencia, in-
Y es que, considero, existen diferencias rele- tención y responsabilidad. Veamos otros ejemplos
vantes (esenciales o graduales, según cada caso), adicionales que, quizá también de tan sencillos,
por ejemplo: 1) entre una piedra y una nuez de pudieran resultarnos inadvertidos. Es la intención
palma; 2) entre esos objetos y un mono capuchino lo que distingue una clara ofensa personal (como
que utiliza alguna de las primeras, como medio o que, queriendo, nos den un pisotón mientras cami-

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namos) de un banal, menos molesto y más fácil- tivas) de la acción intencional, también para los
mente disculpable incidente (el mismo acto, pero propios actores sociales desencadenantes, aunque
sin querer, por descuido). Es también la intención esto ya lo anticiparon autores como Marx, Durkhe-
del actor (humano, por necesidad) lo que distingue, im, Weber o Merton.
en derecho, un asesinato de un homicidio involun- Esas son, pues, las dos caras de la acción
tario (como los que suelen ocurrir en carretera) o humana: hacer y sufrir, ser agentes y pacientes
por negligencia (como los que suelen ocurrir en (Arendt, 1993: 199-276). Con todo, dado que esa
quirófano). No es responsabilizable el perro que específica potencialidad intencional es tan rele-
muerde a un humano (ni el mineral que conforma vante en nuestro acontecer en sociedad, y dado asi-
el duro esmalte de sus dientes), pero sí el humano mismo que los objetos materiales carecen de ella
que lo ha molestado y provocado, o el humano que por completo, cabe preguntarse, ¿por qué entonces
lo ha criado y dejado suelto en lugar y momento esta no debería ser igualmente importante para los
indebidos sabiendo de su peligrosidad. Lo que científicos sociales que buscamos comprender y
pueda ocurrir en las plazas de toros no es respon- explicar ese mismo acontecer?
sabilidad de los actantes no-humanos materiales La simetría total latouriana, así, nos conduce
(legislación, maderos, tierra batida, muletas, es- al exceso de afirmar que humanos y no-humanos
toques o cámaras de televisión), ni de los actantes deben compartir la responsabilidad de las accio-
no-humanos animales (toros y caballos), solo lo es nes. Se pregunta por ejemplo Latour: “¿Quién o qué
de los actantes humanos ahí implicados (legisla- es responsable del acto de matar?”. Y concluye: “No
dores, ganaderos, toreros, empresarios, público en son ni las personas ni las pistolas las que matan.
general, medios de comunicación o movimientos Los diversos actantes deben compartir la respon-
pro y antitauromaquia). Como en el documental sabilidad de la acción” (Latour, 2001: 213 y 216).
Bowling for Columbine, de Michael Moore, solo los Pero ¿de verdad cabe aceptar que humanos y
humanos pueden cometer crímenes, nunca las co- no-humanos deben “compartir la responsabilidad
sas o los animales; si bien el humano que mata a de la acción”, por ejemplo, de la acción de matar?
otro humano disparando una pistola puede no ser El problema, aquí, es que la noción de responsa-
el único (humano) responsable de esa acción, pues bilidad, así concebida, así movilizada, queda sin
también pueden serlo, en grados disímiles, los sentido, desvirtuada, tergiversada. Los no-huma-
(humanos) que diseñan esas armas, las fabrican, nos tienen agencia, pueden participar en el curso
comercian con ellas, las legitiman, regulan su uso de la acción, pero no en su responsabilidad. La
o amparan entornos sociales favorables. Y tampoco pistola tiene agencia, puede participar en el acto
tiene sentido, ni jurídico ni ético-político, que los de matar, pero no en la responsabilidad del acto
grupos ecologistas se indignen y discutan con los de matar. Y esto en sus dimensiones tanto legales
alimentos transgénicos en sí mismos, con su pura como ético-políticas. Por ello, es un sinsentido, una
y sorda materialidad, pero sí con todos aquellos hu- exageración, un abuso del lenguaje (deliberado o
manos que, con unos u otros motivos, contribuyen no), reclamar, en su literalidad, que humanos y no-
a impulsar su diseño, cultivo, expansión, consumo humanos deben “compartir la responsabilidad de
o justificación (Larrión, 2008, 2009, 2010a, 2010b la acción”, como reclama Latour.
y 2016). Así que, insisto, ¿de verdad podemos responsa-
bilizar, como en los ejemplos anteriores, a coches,
perros, estoques, pistolas o transgénicos? Atribuir
Metáfora sugerente, o literalidad sin sentido responsabilidades a los no-humanos, ¿acaso no es
proyectar?, ¿acaso no es practicar (un, como tal,
La TAR acierta al subrayar que el mundo social asimétrico) antropomorfismo? Atribuir responsabi-
casi nunca sucumbe por completo a propósitos, lidades u otras facultades humanas a los no-hu-
diseños y controles humanos. De hecho, no toda manos, como metáfora puede ser sugerente, pero
acción humana es intencional, existiendo además en su literalidad es un error, un exceso, un sinsenti-
consecuencias no-intencionales (positivas y nega- do. El problema, aquí, no es que se usen metáforas,

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ni que estas sean más o menos precisas o ambi- 2008; Law y Mol, 2008; Romero, 2008; García Sel-
guas, sino que se es ambiguo (deliberadamente o gas, 2010; Ruiz y Romero, 2010; Muriel, 2018). Pero
no) en el hecho mismo de si estamos, o no, ante también es evidente, reitero, el riesgo de que tales
un lenguaje realista o figurado, literal o metafórico. nuevos estudios y puntos de vista, amodernos o
Los sujetos pueden sentir, querer, creer, pensar posmodernos, deriven en asociológicos o postsocio-
y tener puntos de vista; los objetos no. Solo los se- lógicos. Así, aunque la propuesta latouriana no sea
res animados pueden comprender, captar y otorgar o no pretenda ser antisociológica o contrasociológi-
sentido, tener y atribuir propósitos o intenciones. ca, considero que esta sí es, por sus implicaciones,
¿Cómo iba a ser riguroso (en ciencia y derecho, no abiertamente asociológica o postsociológica (La-
así en arte o religión) hablar, por ejemplo, de la tour, 2008: 24-25).
crueldad de un estoque, la bondad de un ordena- Lo cual quizá nada inquiete a físicos, biólogos,
dor, la intención de un huracán, la voluntad de una químicos, ingenieros, geógrafos o arquitectos. Y tal
estrella o la consciencia del Universo? Los objetos vez poco preocupe a artistas, filósofos, psicólogos,
no pueden tomar decisiones, ni siquiera los que es- historiadores, economistas, antropólogos o acti-
tán a la vanguardia de eso que llamamos inteligen- vistas sociales. Empero, sí debiera importar (esta
cia artificial o computacional (pues tampoco estos es mi posición) a sociólogos y demás científicos
pueden tener consciencia, aunque sí simular que la sociales (de lo social) a quienes, con provocadora
tienen, como mide el test de Alan Turing, recrea la prosa y frecuente maniqueísmo, los textos latou-
película Blade Runner de Ridley Scott o muestra el rianos (nos) simplifican y caricaturizan (la lista de
experimento de la habitación china de John Searle). tales calificativos es considerable) como: ingenuos,
Solo los sujetos pueden tomar decisiones (con dogmáticos, poco reflexivos, mecanicistas o deter-
consciencia y conciencia), y por eso solo a ellos ministas sociales.
pueden exigírseles responsabilidades. La respon- La agencia, es decir, la capacidad para actuar
sabilidad, por acción u omisión, solo puede ser y contribuir a generar/transformar situaciones o
humana, tanto en sentido legal como ético-político. acontecimientos, existe por supuesto más allá de
Esta, en concreto, solo puede atribuirse y exigirse a lo social, de lo humano. Reside, también, en ac-
humanos adultos, dotados de consciencia, inten- tantes como la clorofila de las plantas, el bacilo del
ción y capacidad emocional, cognitiva y moral para ántrax, moluscos como las vieiras, la energía eléc-
hacerse cargo, nunca a objetos, animales, bebés o trica, la fuerza de la gravedad, o nuestra estrella,
personas con graves trastornos mentales. Estos úl- el Sol. Por ello, diluir y aplanar lo social, quitando
timos son agentes, tienen agencia, pero no pueden protagonismo a los actores para dárselo a toda cla-
ser agentes responsables ni responsabilizables. A se de actantes, pienso, puede ser una buena idea
veces pensamos que sí cabe solicitar responsabi- en semiótica, pero no así en sociología.
lidad a objetos, animales, bebés o personas con El riesgo es, pues, que esa sociología del en-
esos graves trastornos; pero solo en la medida en redo sea ella misma enredada, por cuanto que a
que obviamos que siempre terminamos solicitando sus practicantes se les pide que renuncien a ex-
dicha responsabilidad a los humanos (en)cargados plicar lo social, que se limiten a enredar lo ya
de su diseño, fabricación, liberación, uso, crianza, enredado, a ensamblar lo ya ensamblado (Latour,
cuidado, vigilancia, administración, etcétera. 2008). Lo cardinal es, entonces, si la sociología y
demás ciencias sociales deben estudiar la agencia
genérica, proceda de donde proceda, en sus infini-
Sociología y agencia humana tas formas y manifestaciones, o solo (¡nada más y
nada menos!) o preferentemente la agencia social
Son de gran interés (por su carácter sugerente o humana. Porque, por mucho que todo pueda ser/
e innovador) los numerosos análisis realizados por estar embrollado o interconectado, quizá no sea tan
estos enfoques también concebidos, con acierto, difícil, ni tan infecundo, distinguir (y priorizar) en
como postsociales o posthumanistas (Knorr-Ce- nuestros estudios (sociales) a la agencia humana
tina, 1997; Tirado y Domènech, 2005; Domínguez, de (y sobre) las agencias animal y material.

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No pretendo aquí fijar posición sobre qué debe de estar más y mejor conectados, es decir, de ser
ser la sociología, o sobre cuáles deben ser sus ob- enormemente sólidos/estables, globales/extensos y
jetivos y metodologías. Tampoco que la sociología poderosos/influyentes.
deba encargarse, de algún modo, de atribuir res- Luego diré algo más del supuesto 3. Pero fijé-
ponsabilidades, y mucho menos de atribuir cul- monos ahora en que los supuestos 1 y 2 (en sin-
pas. Pero sí poner en valor que solo cierto tipo de tonía con los discursos neoliberales, amodernos y
agencia, la social o humana (con sus ya indicadas posmodernos) implican que si no hay estructuras
especificidades), merece estar en el centro de la sociales, ni manifiestas ni subyacentes, tampoco
sociología, como objeto de estudio y como variable habría ganadores ni perdedores de tales macrodis-
explicativa. Lo cual nos ayudaría a entender, por positivos, ni motivos para cuestionarlos e intentar
cierto, por qué el programa fuerte edimburgués reconducirlos. Bajo esos supuestos, no sorprende
nunca defendió la tesis de la construcción social que se nos diga: que debemos evitar al “fantas-
de la realidad/naturaleza (como con frecuencia se ma de la sociedad” (Latour, 2013: 383); o, más en
simplifica y malinterpreta) sino, antes bien, la te- concreto, que no existe el capitalismo, que no cabe
sis de la construcción social del conocimiento (en oponer la cultura del don a la del interés, o que
tanto que conjunto de creencias compartidas) de debemos salir de “la calamitosa oposición entre el
dicha realidad/naturaleza (Schaffer, 1991; Bloor, mercado y el Estado” (Callon y Latour, 2011: 191).
1999; Elder-Vass, 2015). Se indicará que “no hay tierra firme en ningún
lado”, y que, por ello, también la crítica, la crítica
social moderna, se quedó “sin energía” y “hace
Acción, estructura y teoría crítica tiempo que desapareció” (Latour, 2004: 17, 20 y
47). El desprecio (excesivo) a la modernidad (y a
La TAR, desde esa declarada radicalidad, ha la sociología crítica que la describe y la interpe-
tendido a proponer muchos conceptos y reinventar la), así, dificulta mucho visibilizar, por ejemplo, a
acepciones, sustituyendo un lenguaje académi- personas pobres, a grupos sociales marginados,
co consolidado por otro alternativo, sin duda muy a las clases trabajadoras más precarias, o a esas
innovador. Así sucede, por ejemplo, con el ya muy ideologías que minimizan tales problemas estruc-
recurrente debate micro vs. macro, habitus vs. turales. La actitud crítica y las distinciones ana-
campo, o acción vs. estructura. líticas modernas, en coherencia, son tan erróneas
Esta teoría ha criticado los fundamentos de la y estériles para las teorías neoliberal, amoderna y
sociología y demás ciencias sociales y, en especial, posmoderna como acertadas e indispensables para
la pertinencia de sus conceptos explicativos ma- las teorías (críticas) marxista, feminista, ecologis-
cro (como los de sistemas, funciones, estructuras, ta y poscolonial (Larrión, 2007).
instituciones, roles de género, hechos sociales, in- Es esa otra, la emancipación de los no-huma-
tereses de clase, factores culturales, reproducción nos, la que específica y preferentemente interesa
social, representaciones colectivas, etc.). Sin em- promover a Latour. Para sus defensores, esa políti-
bargo, pese a su insistencia, dicha teoría no fija ca orientada a los objetos no es ni de izquierdas ni
posición (de nuevo, es ambigua, deliberadamente de derechas, ni progresista ni conservadora, pues
o no) sobre si todos esos macroactantes, macroa- todas estas serían concepciones políticas huma-
gregados o macrofenómenos: 1) son irreales por nistas, ya agotadas y desbordadas (Latour et al.,
completo, pues no existirían en absoluto; 2) son 2011). Con todo, simetrizar a la agencia humana
meras ficciones metafísicas, simples ideaciones con la no-humana y despreciar al proyecto cogni-
místicas y sin fundamento real alguno, propias de tivo y normativo de la modernidad, quiérase o no,
ciertos analistas sociales, sobre todo de marxistas, contribuyen a desoír, minusvalorar y desatender el
funcionalistas y estructuralistas; o 3) son actantes problema de la desigualdad social, esto es, el pro-
y redes, traducciones y cadenas de traducciones, blema de las notables asimetrías de poder, control
asociaciones híbridas de humanos y no-humanos, y capacidades que existen entre unos y otros grupos
pero con la única aunque crucial particularidad humanos (Hornborg, 2017).

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No por casualidad, la tesis de que no existe la apresuradamente a teorías de la acción como las
sociedad, solo los actantes y sus redes (de Bruno de Bourdieu, Giddens o Habermas, y menos para
Latour) se conecta y ensambla muy bien con la dar una bienvenida en exceso amable, entusiasta
tesis de que no existe la sociedad, solo los indi- y condescendiente a alternativas como esta, la de
viduos y sus familias (de Margaret Thatcher) (La- Latour (Ramos, 2008; Farías, 2010).
tour, 2008: 18 y 75). Es muy difícil, por ello, que
las ciencias sociales puedan conocer y criticar lo
social, sus inercias, tensiones y desafíos, si antes Finitud, precisión y reflexividad
no trascienden ese pretendido simple (aunque la-
borioso) registro de flujos, de eventos, del puro de- La TAR, en sus estudios de caso, solo preten-
venir, y no asumen la especificidad de lo social y el de seguir, observar y describir (con todo detalle y
peso (no determinante pero sí muy condicionante) minuciosidad) cada híbrido y heterogéneo magma
de lo histórico, de lo contextual, de las estructuras de actantes y redes. El problema, ya aquí, es que
sociales imperantes. cada flujo continuo de nodos y enlaces, tiempos y
La estructura, como hecho social, existe, y es espacios, universos y multiversos, traducciones y
externa y coercitiva, aunque esto no sea compar- retraducciones, sería infinito, ilimitable, desbor-
tido ni por Tarde ni por Latour. La sociología crí- dante. Nada quedaría fuera, no habría finitud,
tica afirma que el comportamiento humano está otredad o alteridad posibles, deslizándonos así, en
condicionado por lo social, por factores sociales efecto, hacia una ciencia o poética de la totalidad.
estructurales, pero no que este está “totalmente El enjambre de entidades y asociaciones podría ser
determinado”, como una y otra vez exagera y tergi- tan extenso, inestable y laberíntico (incluso desde
versa Latour (2004: 35). Rechazar tales principios, ese radical pero estrecho actualismo metodológico,
desatender tales condicionamientos, entiendo, que descuida el peso de lo histórico, de la tempo-
solo contribuye, en clave política y por desgracia ralidad) que, en efecto, se haría del principio de
para los grupos sociales más vulnerables (pobres, simetría completa latouriano un ideal excesivo, una
mujeres, colonizados, inmigrantes, homosexuales, regla imposible, una norma de por sí impracticable
discapacitados, etc.), a amparar y consolidar esa (Strathern, 1996; Lee y Brown, 1998).
otra “muerte de lo social”, ese otro más literal y Es reprochable esa falta de finitud y, también,
lacerante “fin de las sociedades” (tantas veces de precisión. Por ejemplo, de un texto latouriano
expuesto y denunciado, entre otros, por Foucault, sobre las causas de la muerte del faraón Ramsés II
Bourdieu, Beck, Bauman, Touraine o Sennett). (Latour, 1998), se ha concluido que no dice “nada
El antes citado supuesto 3, por ende, parece el claro” y que “oscila entre banalidades extremas
más plausible, siendo el único capaz de cuestionar y falsedades patentes” (Sokal y Bricmont, 1999:
la metáfora de flatland, como en la sátira de Ed- 104-105). Más genérica y recientemente, también
win Abbott, esa metáfora de un mundo social llano, se ha considerado que la “inmadurez general” y
plano o bidimensional (Latour, 2008: 237-247). Así, la “ambigüedad que hay en [sus] categorías” ex-
solo de ser este el caso (pues aquí ya hemos visto presan la “patología básica” del modelo teórico de
que la posición no es clara ni estable), presencia- flujos o procesual del que, entre otros, participa
ríamos un notable cambio de forma o lenguaje, fru- Latour (García Selgas, 2015: 75-77).
to de comprensibles modas (sociales y generacio- La meta central sería, pues, solo registrar even-
nales) y tensiones (académicas y paradigmáticas), tos y describir entidades y asociaciones, ciñéndose
pero no tanto de fondo o contenido. así a ese empirismo plano, presentista y cosmopo-
Lo cardinal, entonces, no sería si esos enfoques lítico. Evitar, por ende, dar explicaciones sociales;
postsociales son más originales o sugerentes que mostrar las estructuras sociales manifiestas o
los precedentes, sino si son mejores, es decir, si con subyacentes; y agregar o anteponer el enfoque del
ellos la sociología y otras ciencias sociales ganan/ analista al de los actantes implicados. Pero, pienso,
revelan más de lo que pierden/encubren. Es por qué difícil es aquí no pecar de cinismo (¿ideológi-
ello que creo que quizá no debamos decir adiós tan co?) o ingenuidad (¿utópica?), en concreto, por lo

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dudoso de que esa cartografía micro y radical pu- ción. Han sido revitalizantes, también, sus críticas
diera ser preferible a, y compatible con, cualesquie- a los principios metodológicos de causalidad y si-
ra otras estrategias de comprensión, explicación, metría limitada propuestos y aplicados, en los años
crítica, evaluación, asesoramiento o compromiso setenta y ochenta, por el programa socioconstruc-
normativo (por ejemplo, con los ideales, por fuerza tivista de la Escuela de Edimburgo. Es de valorar,
modernos, de libertad, igualdad, justicia, solidari- asimismo, la vocación decididamente empírica de
dad, democracia, etc.) (Winner, 1987: 35-56). un muy elevado número de los trabajos de Latour y
La TAR, por ello, igualmente puede ser acusada demás impulsores de la TAR. Dicha perspectiva, por
de ser menos reflexiva y autocrítica de lo autopro- estos y otros motivos ya detallados, ha supuesto un
clamado (Woolgar, 1991). No es que en esta teoría notable descubrimiento, un muy aguerrido, innova-
la reflexividad y la autocrítica no estén presentes, dor y productivo programa de investigación, tanto
sino que en ella no se pone en valor, como merece, teórico como empírico, en los estudios de CTS y más
la dimensión social de los sujetos cognoscentes. allá de los estudios de CTS.
Así, poco suele saberse del sujeto humano que rea- Sobre su noción de traducción, no obstante,
liza tales trabajos, omitiéndose explicitar quién es, he mantenido que, aunque en su acepción prime-
su agencia como autor/a, su identidad, intereses ra (limitada) es una original y positiva aportación,
y valores, cómo registra con tanta limpieza y fide- en su acepción segunda (generalizada) supone un
lidad esas traducciones, o en qué sentido puede exceso. He subrayado que la sociología y demás
estar formando parte de (afectar a y ser afectado ciencias sociales no deben tomar como objeto de
por) las mismas. estudio cardinal a las agencias no-sociales o no-
Su narrativa se comporta como un conocimien- humanas, en especial por no poder evitar, con
to no situado, como un saber necesario, privilegia- ello, incurrir en graves errores y sinsentidos. Los
do, no posicionado y libre de cualquier contexto o defensores de esta teoría aciertan al decir que los
condicionamiento social (Haraway, 1995: 313- no-humanos tienen agencia, pero eluden hacer un
346). Al hablar de todos y por todos, esta tiende a balance (crítico) sobre lo que la sociología gana y
desplegarse como una final y aséptica narrativa, pierde al llevar a los no-humanos y sus agencias,
como esas otras grandes narrativas ahistóricas en pie de igualdad, al centro de sus indagaciones.
y totalizadoras que dice haber superado, con sus Y es que, una cosa es afirmar que el principio de
propios infra o metalenguajes (Lee y Brown, 1998). simetría limitada del socioconstructivismo edim-
Es, en suma, como si el sujeto autor/a no existie- burgués deba extenderse y radicalizarse (algo, sin
ra o nada importara su condición social; como si duda, legítimo e innovador), pero otra que ello sea
nada ni nadie pudiera escapar a esos enfoques, favorable para, y compatible con, el quehacer de la
conceptos y metodologías; como si presenciáramos sociología y otras ciencias próximas que, en efecto,
no una traducción situada, una más entre otras asuman con rigor, mesura y memoria por qué son y
posibles, sino una representación neutral y directa se denominan ciencias y sociales o humanas.
de ese fluir incesante de actantes y redes; como si, Muy discutible, insisto, ha de parecernos su
en efecto, un ojo fuera del mundo, supremo, sabe- frontal oposición: al proyecto de la modernidad, a
lotodo y todopoderoso, se limitara a registrar fiel, la sociología crítica, a las explicaciones sociales, al
apolítica e infaliblemente todo lo que en ese mundo carácter sui generis de lo social, o a la agencia hu-
pudiera acontecer. mana y sus especificidades. Y muy arriesgadas sus
propuestas: de ese transitar de los no-humanos
al centro de la sociología, de ese aludido segundo
CONCLUSIONES principio de simetría, ahora radical o generalizada,
o de ese giro hacia ontologías fluidas, planas, amo-
Según hemos constatado, han sido originales dernas y posthumanistas.
las acepciones latourianas dadas a conceptos tan En particular, más allá, pues, de otras muchas
importantes como, por ejemplo, los de red, actante, consideraciones ya explicitadas, porque esos reba-
colectivo, asociación, híbrido, mediación o traduc- tibles diagnósticos y propuestas: 1) poco sirven a

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sociólogos y demás científicos sociales para elegir tory of Technology. Cambridge (Mass.): The MIT
y delimitar objetos de estudio relevantes; 2) poco Press.
ayudan a los grupos sociales más vulnerables para Bloor, D. (1998). Conocimiento e imaginario social.
resistir y hacer frente a sus problemas y circuns- Barcelona: Gedisa.
tancias; y 3) poco aportan al conjunto de la ciu- Bloor, D. (1999). Anti-Latour. Studies in History and
dadanía para reducir las incertidumbres mayores Philosophy of Science, 30 (1), 81-112.
sobre qué mundo en común podríamos y debería- Bourdieu, P. (1999). Razones prácticas. Sobre la
mos estar construyendo (García Díaz, 2008 y 2011). teoría de la acción. Barcelona: Anagrama.
Puede ser muy fecunda, y desde aquí animo a Bourdieu, P. (2003). El oficio de científico. Ciencia
ello, la atenta lectura de esa amplísima y provo- de la ciencia y reflexividad. Barcelona: Ana­
cadora producción académica de Latour y demás grama.
miembros aún muy en activo de la TAR. Los diag- Callén, B., Domènech, M., López, D., Rodríguez, I.,
nósticos y las propuestas de esta muy innovadora Sánchez-Criado, T., Tirado, F. (2011). Diásporas
teoría, sin duda, debieran motivarnos a escucharla y transiciones en la teoría del actor-red. Athe-
con gran atención y detenimiento. No obstante, sus nea Digital. Revista de Pensamiento e Investi-
excesos, insuficiencias y ambigüedades, subraya- gación Social, 11 (1), 3-13.
dos por una evaluación crítica como la aquí pre- Callon, M. (1995). Algunos elementos para una
sentada, también debieran mantenernos en alerta sociología de la traducción. La domesticación
ante dicha deriva, la deriva postsocial y postsocio- de las vieiras y los pescadores de la Bahía de
lógica de Bruno Latour. Saint Brieuc. En J. M. Iranzo, R. Blanco, T. Gon-
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RES n.º 28 (2) (2019) pp. 323-341. ISSN: 1578-2824


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