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PARA LA V I D A C R I S T I A N A
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LECCIONE S
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Aprenda de memoria Mateo 7:7. ¿Qué cree usted que Dios está diciendo con "buscad" en este
versículo?
Esto puede parecer un mensaje sencillo, pero a menudo nos aburrimos, nos irritamos y nos
cansamos de estar esperando ver los frutos de nuestras oraciones. El hecho es que creemos
que Dios contesta cada oración en el momento preciso, pero rara vez parece que estamos en
armonía con el horario de Dios. Queremos que las cosas sucedan al instante; queremos ver
resultados inmediatos en todo lo que hacemos. Sin embargo, la voluntad de Dios no está en
nuestra programación. Como Dios existe fuera del tiempo y puede ver a la vez toda nuestra
vida -pasado, presente y futuro-, solamente Él conoce exactamente lo que necesitamos y
cuándo lo necesitamos.
Orar no es solamente pedir y recibir, es también dar gracias, adorar y alabar al Señor
Dios. Hay dos responsabilidades en la oración: la responsabilidad de Dios y nuestra
responsabilidad. Usted no puede tener una sin la otra; la oración son ambas, la humana y la
divina.
Note el progreso en el énfasis que el Señor da en este pasaje: "pedid... buscad... llamad". No
hay duda de que aquí Cristo nos está diciendo que debemos participar activamente en el
proceso de la oración. ¡La oración no es un deporte para espectadores!
Toda petición, todo deseo de nuestro corazón y toda necesidad debería empezar con la
oración: pedir a Dios su consentimiento, buscar su voluntad. Tenemos el derecho y la autoridad
de acercarnos a Él y hacerle una petición porque Jesucristo está en nuestra vida y es nuestra
vida. (Efesios 3:11-12, Hebreos 4:16)
Dios siempre está en el proceso de contestar la oración. Este mensaje sencillo es el
propósito principal de Mateo 7:7-11. Si alguien preguntara: "¿Significa eso que todo el mundo
puede pedir, buscar, llamar y encontrar?" No, porque el Sermón del Monte está dirigido a los
seguidores de Cristo. Él está hablando de sus hijos.
Compare estos tres pasajes: Efesios 3:11-12; Hebreos 4:16 y Mateo 7:7-11. ¿Qué le están
indicando ellos a usted acerca del carácter de Dios, de sus promesas, su llamado y de sus
responsabilidades? (8 Resp. Correctas)
a. El carácter de Dios es lleno de gracia y bondadoso.
b. Nuestro papel es confiar en Él decididamente
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c. Las promesas de Dios nos otorgan gracia y misericordia cuando creemos que las
necesitamos.
d. Dios planificó por toda la eternidad revelar su sabiduría a sus hijos.
e. Nuestra responsabilidad es tener fe y confianza en Dios
f. Dios prometió otorgarnos gracia y misericordia en el momento de nuestra necesidad y no
antes.
g. A veces Dios aparentemente nos confunde con muchas opciones que parecen buenas.
h. Dios espera que sus hijos pidan con fe
i. Dios espera que nosotros sigamos pidiendo hasta que obtengamos su respuesta
j. Dios es bueno y generoso
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Fíjese en su relación con Dios en el pasado ¿Puede recordar alguna vez cuando la respuesta
de Dios llegó según el tiempo de Él? ¿Puede ver ahora porqué Él se retrasó? ¿Qué clase de
preparación hizo Él en usted durante ese tiempo de espera?
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La segunda razón de que Dios retrasa la respuesta es porque Él está sometiendo a prueba
nuestro fervor, con el fin de inculcar en nosotros un espíritu fervoroso. Si de veras tenemos
fervor, no haremos nuestra petición sólo una vez y luego nos olvidamos de ella si la
contestación se demorara. Por eso el Señor nos dice que oremos, y que sigamos orando,
pidiendo, buscando y llamando. Hay que perseverar, y no darse por vencido. Persevere y no
desista, aun cuando no vea ninguna indicio de que Dios contestará su oración.
Tercero, Dios a menudo retrasa la contestación a la oración con el fin de poner a prueba
nuestra fe. ¿Cómo edifica Dios nuestra fe? Pues sometiéndola a prueba. ¿Cómo lo hace? Él se
aparta. Al comenzar a pedir, buscar y llamar, algo empieza a suceder en nuestro andar con
Dios. Cuando hablamos con Él, estamos edificando y alimentando nuestra relación con Él.
Estamos conociéndolo: quién es Él y cómo hace las cosas. ¿Se da cuenta de que lo que Dios
más quiere darle -una vez que usted pasa a ser hijo de Él- es a sí mismo? Él desea que usted
lo conozca más.
La cuarta razón de que Dios se retrasa es porque, al perseverar nosotros en la oración
hasta que llegue el momento propicio, Él está cultivando en nosotros la paciencia. Dios hace las
cosas en un tiempo muy diferente al de nosotros. Él está mucho más interesado en que lo
conozcamos que en que recibamos de Él todos los deseos de nuestro corazón.
2. ¿Verdadero o Falso? Una razón por la que Dios algunas veces detiene su respuesta a
nuestras oraciones es porque pedimos demasiadas cosas.
Lo que espero que usted comprenda es que nuestro Dios no es alguien que anda repartiendo
regalos. No se trata de darle una lista de las cosas que queremos y esperar que nos las dé.
Mas bien, Dios es nuestro Padre omnisciente, santo y justo, y como cualquier buen padre, Él
sabe que no siempre pedimos lo que es mejor para nosotros. Debemos estar en armonía con
su voluntad para con nuestra vida, para que podamos reconocer los momentos difíciles cuando
Dios nos dice "no," o cuando nos llama a esperar su respuesta. Y aunque a veces nos parezca
que se mueve muy lentamente, sin embargo, Él siempre se mueve en su tiempo perfecto.
Ahora, vuelva a la primera pregunta del diario. Con base en el último párrafo de esta lección,
¿qué cree usted, de acuerdo a las Escrituras, que Dios quiere que usted busque más?
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Ahora que tiene un conocimiento mejor del compás del tiempo de Dios y de su soberanía,
basado en que Él tiene un razonamiento infinito, ¿ha cambiado o ampliado eso su opinión de Él
y de la oración? Piense en lo que usted de veras cree, no en lo que se supone que debe creer.
¿En qué manera está Dios poniendo en tela de juicio lo que usted antes creía y lo que ahora
cree, y cómo está cambiando su concepto de Él en lo que va de este tercer ciclo?
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Tómese tiempo para estar ante Dios. Pídale que le revele los lugares de sus "minas" pasadas
donde usted dejó de cavar. ¿Lo llamó Él para hacer un ajuste en su vida que usted no estaba
dispuesto a hacer? ¿Le pidió Dios que confiara en Él para algo que usted ha vuelto a tomar en
sus manos porque cree que sus creencias pasadas son más seguras? Dios desea darle sus
más grandes bendiciones; pídale que le ayude a entregarle su vida entera a Él.
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1. ¿Verdadero o falso? Nuestro temor de que Dios diga "no" es a menudo lo que nos impide
orar.
Su papel en la oración
Si yo le preguntara a usted si sabe orar, usted probablemente me respondería: "¡Desde luego
que sí; todos los cristianos saben orar!". Sin embargo, si examinara los antecedentes de las
respuestas a sus oraciones, no estaría tan seguro.
En el séptimo capítulo de San Mateo, Jesús hace hincapié en una lección importante que da
sobre la oración, aseverando que la oración no es algo que "nos viene" en forma natural, pero sí
es una actividad, para los hijos de Dios, que se aprende y se hace en forma deliberada. En este
pasaje Él menciona a sus discípulos los tres pasos fundamentales para tener una vida de oración
eficaz, que son: pedir, buscar y llamar.
Lamentablemente, muchos cristianos desaprovechan grandes oportunidades porque asumen
un papel demasiado pasivo en su vida de oración. Muchas veces nos desentendemos de buscar y
llamar. Tendemos a pedirle a Dios una o dos veces por alguna cosa, y después nos olvidamos por
completo de ella.
Por ejemplo, piense en alguien que sinceramente desea conocer más a fondo las Escrituras.
Qué tal que esa persona dejara la Biblia sobre la mesa y le pidiera a Dios: "Señor, por favor
muéstrame las verdades de las Escrituras. Lo que más quiero es entender tu Palabra".
Pues amigo, puede que esa persona ore, ore y ore, pero la única manera en que va a poder
ahondar en su entendimiento de las Escrituras es, no solo pidiendo, sino buscando y
escudriñando la Palabra de Dios. ¡Ni con eso le será suficiente! También tendrá que "llamar a la
puerta" de algunas escrituras y contender con pasajes difíciles, para alcanzar un mayor
conocimiento. Al avanzar en este curso, es mi oración que usted le dé prioridad a su vida de
oración. No hay nada que pueda transformar y darle vigor a su andar con Cristo como cuando
desarrolla una vida de oración más profunda.
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En ninguna parte la Biblia dice que orar sea fácil. Hay una lucha y habrá ocasiones cuando
Satanás lo atacará estando usted de rodillas, acosándole con la duda y enviándole
pensamientos que lo distraigan de su cometido. Una de las armas que Satanás utiliza a
menudo con eficacia es hacerle sentir que delante de Dios usted no merece nada. Este
sentimiento no representa una humildad sincera, sino un sentimiento perjudicial de que ni
siquiera merece que Dios lo mire.
La Escritura echa por tierra ese temor al declarar sin ambigüedades que por medio de Cristo
podemos acercarnos en oración al mismo trono de Dios. Cuando se acerque al Señor, no se
sienta avergonzado, como que no vale nada, ¡sino póstrese ante Él y regocíjese! Diga: "¡Señor
Jesús, alabo tu nombre, que eres mi vida, te agradezco que puedo acercarme a ti con toda
confianza porque me has dicho que pida, que busque y que llame. Por eso, Señor, me acerco a
ti, me acerco como tu hijo, confiando en que estás escuchando lo que estoy diciendo, confiando
en que me guiarás en la vida, confiado en que vas a contestar mi oración. Te alabo y acepto de
antemano la respuesta a mi oración. ¡Alabado sea Dios!.¡Amén!"
Piense en la última vez que usted oró por algo. ¿Se parecen sus oraciones al ejemplo anterior?
Si no, ¿qué cree usted que fue lo que detuvo su confianza en la habilidad y dirección de Dios
para contestar?
No siempre nos gusta las respuestas que Dios da. Él nos dice que le dará todo lo que usted
pida; en cambio, Él promete en Mat 7:11 que todo lo que Él da es bueno para nosotros.
Seguramente a usted no le gustaría que Dios le diera algo que lo dañara o que al final
destruyera su vida ¿Verdad? Por esa razón, Jesús puso la limitación enfrente; Él dice que
solamente nos dará lo que es bueno.
No se preocupe en pedirle a Dios algo muy grande, usted no puede pedirle a Dios algo
demasiado grande que Él no pueda hacerlo si Él lo considera bueno. Dios es honrado por
peticiones imposibles, difíciles, grandes y grandiosas cuando pedimos, buscamos, llamamos y
confiamos en nuestro amante Padre para que conteste siempre a nuestro favor.
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Si usted de veras pone en práctica esta verdad sencilla, Dios transformará su vida de
oración, la cual a su vez transformará su relación con los demás, su eficiencia, su vida
de familia, su negocio y todos los otros aspectos de su vida.
El privilegio de orar es un bien que Dios ha dado a cada uno de sus hijos; es una posibilidad
que sobrepasa el entendimiento humano, y es una obra de la gracia de Dios para cada uno de
nosotros. Es mi oración que usted no desperdicie ese bien. Deje que el Señor haga de usted el
hombre, la mujer o el joven que Él quiere que usted sea. Aprenda a cultivar su relación con Él,
alimente la vida de Cristo en usted con la oración. Haga de su vida de oración una experiencia
íntima y constante con el Señor Jesucristo.
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¿Ha tenido experiencias en las que usted supo sin lugar a duda que había escuchado la voz de
Dios? ¿Fue su voz algo audible o un nuevo entendimiento de las Escrituras o una seguridad
apacible? ¿Cómo le confirmó Dios que era la voz de Él? Póngase a escribir su historia
personal, incluyendo circunstancias, decisiones y resultados, de cuando oyó y obedeció la voz
de Dios.
Si estamos escuchando al Señor, ¿cómo podemos estar seguros de que es Él a quien estamos
oyendo, y no alguna otra voz? A menudo oigo la siguiente pregunta de personas sinceras que
buscan la voluntad de Dios: "Estoy pidiendo al Señor que me guíe, pero me siento como si
estuviera oyendo dos voces. ¿Cómo sé si es Dios el que habla o si es Satanás, o si son mis
propios pensamientos?"
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Estas son preguntas sinceras y genuinas, y en verdad, a menudo es difícil diferenciar entre
las voces y consejos que nos vienen en la vida cristiana. Incluso el apóstol Pedro tuvo esta
experiencia, como vemos en Mateo 16:21-23. Cuando Jesús mencionó a Pedro sobre su
crucifixión inminente, este contestó con atrevimiento: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna
manera esto te acontezca".
Aunque Pedro estaba convencido de que sus palabras vinieron de Dios, Jesús al instante
reconoció la voz detrás de la declaración de Pedro. Él contestó: "¡Quítate de delante de mí,
Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de
los hombres.
1. ¿Por que no fue fácil para Pedro creer que lo que había oído provenía de Dios?
a. Porque parecía irrazonable que Dios permitiera que el Mesías, a quien el mundo había
esperado por tanto tiempo, muriera después de solo tres años de ministerio
b. Porque parecía ilógico que Dios permitiera que su único hijo pasara tal sufrimiento.
c. Porque la voz que le dijo a Pedro que la crucifixión de Jesús no era el plan de Dios
parecía concordar con los propios deseos de Pedro.
d. Todas las anteriores
e. Ninguna de las anteriores
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Aprenda de memoria Mateo 16:23. ¿Según Jesús, cuál era el origen de la confusión de Pedro?
¿Alguna vez ha dejado que el mismo enfoque sea una distracción para oír la voz de Dios?
Explíquelo en su diario.
Antes de que ver cómo reconocer la voz de Dios, quiero decirle que usted como creyente
puede discernir la voz de Dios de otras que podrían demandar su atención. Recuerde, Jesús
mismo testificó de esta verdad en Juan 10:27, "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me
siguen". Nuestro Salvador no está distante. Él nos habla y nos dice que podemos conocer su
voz. La pregunta entonces, es: ¿Cómo reconocemos esa voz entre las otras que podemos oír?
Quiero compartir con usted cinco preguntas que puede usar para examinar una palabra
proveniente de Dios. Siempre que usted crea que ha oído que Dios le habla, pregúntese cada
una de estas para asegurar, en efecto, que es Dios quien le está hablando.
1. ¿Es este mensaje coherente con las Escrituras? Dios nunca nos guiaría a hacer algo que
sea contrario a su Palabra. Las verdades de las Escrituras no cambian; siguen siendo firmes y
seguras sin importar las circunstancias. Esto significa que la Biblia es la única norma absoluta
por la cual podemos medir otras voces, otros principios y otras instrucciones.
Otro punto que quiero mencionar aquí es que debemos medir el mensaje con toda la
Escritura, no sólo un versículo seleccionado. La Biblia es un todo perfecto; no se contradice.
Por tanto, no debemos aislar ningún versículo de su contexto correcto. En verdad, es posible
sacar un versículo de su contexto y tergiversarlo para que diga lo que se nos antoje. Este es un
mal uso de las Escrituras. Por eso debemos medir la voz que hemos oído con todo el mensaje
de la Biblia.
2. ¿Contradice el mensaje la lógica humana? A menudo tomamos decisiones basadas en lo
que parece ser la solución más lógica. Sin embargo, Dios no hace las cosas de acuerdo a
nuestra lógica. Aunque a veces nos parece lógico lo que Dios hace, la verdad es que no
siempre entendemos por qué Dios hace algunas cosas de cierta manera.
En las Escrituras se nos manda con frecuencia hacer cosas que van contra la lógica humana:
amar a nuestros enemigos (Mat. 5:43-48), dar dinero para recibir riquezas eternas (Mat. 6:19-
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24), y considerar a los demás como superiores a nosotros mismos (Filipenses 2:3-4). Para el
mundo, con su perspectiva antibílblica y anticristiana, estas cosas son tonterías; sin embargo, a
los ojos de Dios son las verdades espirituales de éxito. Por eso, no deberíamos nunca
subestimar un mensaje de Dios simplemente porque no parece tener sentido según las normas
humanas; por el contrario, eso podría ser una señal de que es de verdad una palabra
proveniente de Dios.
3. ¿Lo que oigo choca contra mi naturaleza carnal? Dios nunca nos pediría que hiciéramos
algo con el único propósito de agradar nuestros deseos carnales. Ahora, no estoy diciendo que
Dios no nos diría que hiciéramos algo que trajera gran gusto. Dios está ciertamente interesado
en nuestro deleite, pero esto nunca es medido por nuestra inmediata satisfacción carnal. Dios
está más interesado en lo que agrada al Espíritu dentro de nosotros, no en nuestros deseos e
instintos pecaminosos.
El mundo puede decir: "Si te gusta, hazlo." Sin embargo, la verdad de las Escrituras es que
lo correcto, lo que es según Dios, no siempre será lo "más divertido" o lo más placentero para
nosotros. Si la voz que usted oye lo único que hace es despertar sus instintos humanos,
entonces lo más probable es que no sea la Palabra de Dios.
4. ¿Es algo que pondrá a prueba mi fe? Dios está siempre poniendo a prueba nuestra fe,
porque es por medio de esas pruebas y luchas que nuestra fe puede experimentar el
crecimiento más dinámico. Las decisiones difíciles nos dejan a menudo con la única opción de
depender de la gracia de Dios en los momentos de lucha y confusión. Estas experiencias nos
llevarán a una relación más íntima con Dios si mantenemos nuestra mira puesta en Él. Si la voz
que usted oye está poniendo a prueba su fe y lo insta al crecimiento espiritual, es muy probable
que sea la voz Dios.
5. ¿Es una decisión que requiere de valor? Rara vez es cosa sencilla obedecer la voluntad
de Dios en un mundo caído. Por tanto, cuando Él nos llama a hacer algo, casi siempre ello
requiere que nos armemos de valor para lograrlo. Siempre que el Señor nos manda hacer algo
que pone a prueba nuestra fe o choca con nuestra naturaleza carnal, debemos adoptar una
postura firme contra lo que parece "lógico" ante los ojos del mundo.
2. Llene los espacios en blanco para terminar estas cinco preguntas importantes para
considerar cuando distinguir la voz de Dios.
A. ¿Le exige esta decisión __________?
B. ¿Lo que estoy oyendo está chocando con mi ___________?
C. ¿Desafiará esto mi _____________?
D. ¿Es este mensaje coherente con ___________?
E. ¿Entra en conflicto el mensaje con la _____________?
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1. Las escrituras
2. Fe
3. Valor
4. Naturaleza carnal
5. Raciocinio humano
No hay "fórmula secreta" para discernir la voz de Dios, pero estas preguntas nos ayudarán a
evadir algunas de las cosas que nos distraen y nos alejan del verdadero mensaje de Dios. Al
igual que Pedro, aun cuando nuestros móviles sean puros, es fácil dejarnos distraer por
nuestros propios deseos o por el engaño astuto de Satanás. En la lección siguiente
continuaremos con este estudio y hablaremos de algunos principios que pueden ayudarnos a
ver si es el Señor quien en realidad no está guiando.
Considere cuidadosamente Mateo 16:21-23 a la luz de las cinco preguntas presentadas en esta
lección. Si usted fuera Pedro, ¿Cómo podía usted haber respondido a las noticias preocupantes
de Jesús? ¿Cómo podía cada una de estas cinco preguntas haber guiado a Pedro a
reconsiderar su reacción precipitada? Responda en su diario.
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Aprenda de memoria el Salmo 55:2. ¿Qué supuso David que sería un resultado de la atención y
la respuesta de Dios? Registre su respuesta en el diario ¿Se ha sentido usted intranquilo en su
espíritu por una decisión, al punto de estar distraído? Escriba acerca de ello; ¿cuál fue el
resultado?
Primero, cuando Dios está hablando, Él le hará pensar en el efecto que su decisión tendrá en
otras personas. Vea, vivimos en un mundo que es predominantemente egocéntrico. La mayor
parte de la gente parece estar motivada solamente por lo que les dará la mayor ganancia
personal. A Satanás le encanta este trabajo; él susurra suavemente: "no se preocupe por los
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demás; haga lo suyo; usted tiene que cuidar de sí mismo". Sin embargo, Dios nunca habla en
esos términos; a Él le interesa la influencia y el testimonio que nosotros como creyentes
tengamos en la gente.
Dios no habla de lo que "merecemos" o de cuáles son nuestros "derechos". Por el contrario,
Dios habla de nuestra humildad, de poner a los demás antes que nosotros, y de cederle el
control a Él. También se nos dio la responsabilidad de cuidar la imagen que proyectamos a la
gente, para no traer vergüenza o daño al Evangelio. (1 Cor. 8:8-13)
1. Compare 1 Cor 8:8-13 con Gál 5:13-26. ¿Cuáles de los siguientes principios NO es
esposado con estos dos versículos?
a. No haga nada fuera del propio interés o presunción
b. No viva bajo la gracia
c. No inicie conflictos, celos, arranques coléricos y envidia.
d. No utilice la gracia para disculparlo por causar algún otro tropiece.
e. No peque contra Cristo
f. No haga nada que es pecaminoso contra sus hermanos o hermanas en Cristo
Por lo tanto, si usted cree que Dios le está diciendo que haga algo que lo exaltará a usted
mismo y dañará a otros, sin duda esa no es una palabra que proviene de Dios. Aunque es
imposible agradar a todos en todas las decisiones, Dios siempre nos llama a considerar
las consecuencias que tendrán en nuestros hermanos y hermanas.
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Segundo si Dios está hablando, Él le recordará que debe ser paciente. En ninguna parte en
las Escrituras vemos a Dios precipitado o impaciente. De hecho, en el Antiguo Testamento dice
que Él es "tardo para la ira" (Éxodo 34:6; Numeros 14:18; Salmos 86:15; 103:8). Es más, como
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pueblo de Dios se nos dice que seamos pacientes en nuestro andar con Él. El Salmo 37:7 nos
dice: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en él."
¿Verdadero o Falso? El Salmo 37:7 y el Salmo 37:34 nos llama a esperar pasivamente.
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Lea Salmos 1:1. ¿Qué dice en relación al cuarto principio sobre oír de Dios? Escriba sus ideas
y pensamientos en cuanto en el diario.
Quinto, si Dios nos guía a hacer algo, Él nos dirigirá hacia lo que contribuya a nuestro
crecimiento espiritual. Dios nunca nos guiaría a algo que nos haría retroceder espiritualmente.
Por el contrario, las cosas que Él planea para nosotros -ya sean sencillas o complejas- serán
ejercicios para nuestro crecimiento espiritual.
Hay ocasiones, sin embargo, cuando nos hemos desviado tras nuestros propios deseos o
por las presiones de la gente. Puedo recordar una vez cuando una hermana me contó de sus
planes de casarse con un hombre que ella ya sabía que le había sido infiel, que le gustaba el
licor y las apuestas, y que no era creyente en Jesucristo. Yo le dije: "¿significa que usted sabe
todo esto y todavía cree que Dios la está guiando en esta decisión?"
Ella dijo: "bueno, sí. Lo voy a ganar para el Señor".
Yo le dije: "Eso es lo que usted cree. Pero si lo hace, usted será la excepción más rara."
Mire, Dios no nos llama a situaciones en las cuales vamos a correr el riesgo de caer en trampas
espirituales. Si usted cree que ha sido llamado a tal situación, lo insto a reconsiderar lo que está
haciendo. Si el resultado probable de esa decisión va a ser un retroceso en su andar con Dios,
puede estar seguro de que esa no es la voluntad de Dios para usted
Sexta y última, si Dios lo está llamando a una decisión en particular, Él pondrá tranquilidad en
su espíritu. Tenemos esta promesa en Filipenses 4:6-7, "Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús." La voluntad de Dios nos trae paz, pero nunca tendremos la paz
de Dios para desobedecer.
No es realmente cosa fácil discernir la voz de Dios de entre todas las cosas que compiten por
nuestra atención, pero tenemos la seguridad en las Escrituras de que Dios nos habla. Y
tenemos la palabra de Jesús, que de hecho podemos oír su voz (Juan 10:27) Así que, siga
cultivando su vida de oración. Y antes de cerrar este curso, quiero instarle a que le dé al Señor
la oportunidad de hablarle en su tiempo de oración. Así como usted nunca debería dominar
toda conversación con sus amigos cercanos, tampoco debería acercarse al Padre y hablar sólo
usted. Dios tiene una palabra especial para cada uno, por tanto, siempre debemos de tratar de
oír su voz.
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Lea y medite en las siguientes Escrituras. Luego, siéntese en silencio y pida al Señor que le
muestre lo que Él desea para usted. Por último, escriba lo que Él le está guiando a hacer, a
entender o a poner en práctica como resultado de este estudio sobre cómo oír cuando Él habla.
Hay algunas preguntas a continuación que usted puede utilizar como guía.
Juan 10:27
Filipenses 4:6-7
Lucas 12:16-21
Éxodo 34:6
Números 14:18
Salmos 86:15
Salmos 103:8
Salmos 55:1-3
1. ¿Qué elementos sobre oír la voz de Dios ha puesto Él en su corazón que son nuevos o
desconocidos, que han sido malinterpretados en el pasado o que no se han puesto en práctica
de manera constante?
2. ¿Ha estado el Señor hablándole acerca de algún aspecto específico de su vida?
3. ¿Hay algún versículo en particular de la Biblia que usted ha leído (en esta lección o en las
lecciones anteriores de este curso) que Dios ha utilizado para convencerlo de algo, para instarlo
o para inspirarlo de una manera especial?
4. ¿Qué decisión está usted enfrentando en la cual necesita que Dios le guíe?
5. ¿Cree usted firmemente que Dios le contestará en su tiempo perfecto?
6. ¿Cree usted que Dios le ama y que tiene pensado darle lo mejor para su vida?
7. Reflexione en sus respuestas y escriba en su diario las ideas, los consejos y los principios
que Dios le dé.
Conclusión:
Qué privilegio tan impresionante tenemos al acercarnos en oración al Dios todopoderoso. Con
el sacrificio de Jesús, se nos dio el acceso al creador del universo. No solamente eso, tenemos
la capacidad y el derecho de acercarnos a Él en cualquier momento, en cualquier circunstancia.
La Escritura atestigua que cuando oramos, Dios nos oye y Él contesta siempre nuestras
oraciones. Ahora, pueda que Él no conteste de la manera que quisiéramos, pero podemos estar
seguros de que Él contestará siempre de la manera que realmente necesitamos.
Antes de continuar en el curso siguiente, pase cierto tiempo en oración y en meditación
silenciosas. Dios ha prometido que no solamente nos oirá, sino que también podremos oírlo. No
olvide de dar al Señor una oportunidad de hablarle mientras usted ora, pueda que usted esté
perdiendo muchas de las maravillas que Él desea compartir con usted en su vida.
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¿Alguna vez ha considerado lo asombrosa que es la Biblia? Aun si solo fuera un simple libro de
historia, sería indispensable en la reconstrucción de los hechos de la edad antigua. Si fuera tan
solo un libro de poesía, no tendría parangón, por su hermosura y elocuencia. Si tan solo fuera
un libro de pautas morales, aun así sería imprescindible para tener éxito en la vida. Pero la
Biblia es mucha mas que todo eso. Es la misma Palabra de Dios, la cuál Él comunicó a sus
mensajeros y que ha sido transmitida a través de los tiempos y que tiene validez para toda
generación. La Biblia es la gran revelación que Dios a dado al mundo de sí mismo.
Sin embargo, hay gente que no cree en la autoridad de la Biblia. Es mas, hay muchos cristianos
que escogen lo que les conviene y no les conviene creer de la Biblia. Amigo mío, no podemos
fragmentar la Palabra de Dios. Debemos aceptarla enteramente, de principio a fin. Dios nunca
dijo nada por decirlo, por eso debemos entender que toda palabra de las Escrituras es
importante para nuestra vida.
En este curso aprenderemos por qué podemos confiar en que la Biblia es la Santa Palabra de
Dios. También veremos como poner en práctica las Escrituras para que tengan el mayor
impacto posible en nuestra vida. Pido al Señor que al estudiar usted estas lecciones, pueda ver
lo sumamente valiosa que es la Palabra viviente de Dios.
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Pero, qué si entonces ellos le preguntan: ¿Sólo porque la Biblia lo dice, usted lo va a creer?
¿Cómo sabe usted que la Biblia es verdad? Quisiera que usted pudiera decir sin vacilación que
la Biblia es de hecho la Palabra de Dios, y sostenga esa aseveración con razones sólidas de su
confianza. Por consiguiente, este curso le proveerá de una pronta respuesta a aquellos quienes
pudieran cuestionar su fe en la Palabra Santa de Dios.
La primera razón por la que usted puede confiar en la veracidad de la Biblia es por el mismo
testimonio de Jesús. La Biblia en el tiempo de Jesús era lo que conocemos como el Antiguo
Testamento, y fue conocido muy de cerca por los judíos contemporáneos de Jesús. ¿Cómo
visualizaba Jesús las Escrituras? Él tenía completo respeto por ellas. En Marcos 7:6-13, Jesús
debate con los judíos piadosos porque Él creyó que ellos estaban actuando contrario a las
Escrituras. Citando un pasaje del profeta Isaías, Él proclama que los judíos habían invalidado la
Palabra de Dios. En esta declaración, Jesús afirma la verdad del profeta y proclama los escritos
como la misma Palabra de Dios.
Tal vez el mejor ejemplo del respeto de Dios por las Escrituras la podemos ver en Lucas
24:18-27. En esta escena maravillosa, Jesús camina con los enlutados discípulos al tercer día
después de la crucifixión. Encubriendo temporalmente Su identidad de ellos, el Señor pregona
las referencias del Antiguo Testamento que señalan directamente la venida de un Salvador,
Jesucristo. Al hacer esto, el Señor puso su sello de aprobación en el hecho de que la Biblia es
en verdad la Palabra de Dios viviente.
La afirmación de Jesucristo de la validez de la Biblia no se limita solamente al Antiguo
Testamento; los evangelios también afirman claramente la confiabilidad de la entera Palabra de
Dios. Refutar esta aseveración es decir que Jesucristo debió de haberse equivocado. ¿Cómo
puede un creyente creer en Jesucristo como el Hijo Perfecto y Santo de Dios y creer que Él
tomó una decisión en ignorancia, pobre, o mal informada? Mi amigo, esto simplemente no es
una opción. Por tal motivo podemos confiar en la Biblia como la palabra de Dios porque
Jesucristo tenía esta confianza de Él mismo.
La segunda razón por la que podemos confiar en la Biblia es la evidencia de la profecía
cumplida. Vez tras vez a lo largo de toda la Biblia, vemos al Espíritu de Dios revelar a varios
hombres los mensajes proféticos, pero no sólo eso, la historia bíblica también registra los
resultados finales de muchas de estas profecías. Por ejemplo, Isaías 7:14 y Miqueas 5:2 se
escribieron cerca de setecientos años antes del nacimiento de Jesús. Sin embargo, estas dos
profecías otorgan detalles específicos acerca de Su llegada, incluyendo el nacimiento virginal y
el nombre de la ciudad de donde Él vendría. Además, Isaías 53 ofrece detalles tremendos
acerca de la vida, misión y muerte del Mesías, todos estos detalles tomaron vida en el
ministerio de Cristo Jesús.
1. Lea las escrituras de abajo, y elija la ÚNICA que más efectivamente cumpla con la
descripción que usted leyó en Isaías 53.
a. Lucas 15:14
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b. Lucas 14:13
c. Juan 8:34
d. Lucas 22:37
e. Ninguna de las anteriores
a. Mateo 27:9-10
b. Lucas 14:12
c. Marcos 10:24
Sección 2
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¿Por qué sería importante, en su defensa de la veracidad de las Escrituras, apuntar a la Biblia
como un documento pronosticador de eventos históricos? ¿Para qué audiencia esto sería
probablemente muy crucial? Conoce a alguna persona en la que este conocimiento haría un
impacto significativo en su vida? Explique y registre sus avances como un registro de Diario.
Entonces, ¿por qué usted debería creer en la verdad de la Biblia? Bien, ¿cómo puede usted
explicar todas las diversas profecías, escritas por tan diversos hombres a través de tantos
siglos, llegar a ser ciertas realmente como fueron escritas? Estas cosas llegaron a ser ciertas
como Dios profetizó, porque Él fue la persona que dijo a los profetas qué escribir. La Biblia es
un libro que fue escrito por Dios, no por el hombre. Por lo tanto, la Palabra es la evidencia de
Dios a través de las edades, completa y sin error o inconsistencia.
Una vez que nos damos cuenta de que Jesucristo mantuvo determinantemente la verdad de
las Escrituras, y que esa historia por ella misma ha probado la precisión de los profetas, vez
tras vez nuevamente, podemos comenzar a ver el valor fundamental de la santa Palabra de
Dios, la Biblia. En la próxima lección continuaremos este estudio vital al examinar más razones
para nuestra confianza en la Palabra de Dios.
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Aprenda de memoria 2 Timoteo 3:16-17. Entonces, si la Biblia está compuesta por 66 libros,
que fueron escritos por 40 personas diferentes, en tres continentes diferentes; ¿cómo resuelve
este versículo estos hechos y a la vez apunta hacia la unidad de las Escrituras? Explique en su
diario.
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¿Qué quiero decir con la "unidad perfecta de las Escrituras? Quiero decir que toda parte de
la Biblia tiene el objetivo de relatar una historia: el amor de Dios por redimir a la
humanidad. En lecciones anteriores vimos que redimir significa comprar a alguien con el fin de
que quede libre. Entonces, la Biblia es el relato de cómo Dios ha redimido y libertado a la
humanidad para que podamos ser los hombres y las mujeres que Él quiere que seamos.
Recordará que estudiamos brevemente esto en el primer ciclo de estudios. Para refrescar la
memoria, leamos otra vez lo que vimos en el curso A, lección 4, que se titula: Usted ha sido
redimido.
El relato del plan de Dios para la redención no se limita a las páginas de los evangelios, sino
que se da a conocer por toda las Escrituras. En los primeros dos capítulos de Génesis, la
creación del paraíso terrenal y del primer hombre apunta hacia el hecho de que Dios había
planeado nuestra redención. Los capítulos subsiguientes de Génesis (3-11) describen la caída
del hombre y revelan que la redención no fue una alternativa, sino un requisito o una necesidad
para todos los seres humanos. El resto del Antiguo Testamento, el cual establece la historia de
Israel y apunta hacia la venida del Redentor, demuestra que Dios nos preparó para su plan de
redención. Luego, en los evangelios, la vida de Cristo en la tierra demuestra que la redención
del hombre por Dios es una realidad viviente. En el libro de los Hechos, cuando los discípulos
fueron a propagar el evangelio por el mundo, vemos el cumplimiento del plan de Dios de
compartir su obra de redención con todos los pueblos. Las epístolas se escribieron y se
incluyeron en la Biblia para explicar lo que es la redención y, por último, el Apocalipsis cierra el
relato al cumplirse el plan de redención, la preparación y todas las obras de Dios. Sin bien los
libros de la Biblia no se compilaron en orden cronológico, todos encajan como piezas de
rompecabezas a través del tiempo para relatar la misma historia: el amor de Dios por redimirlo
a usted, a mí y a toda persona que ha vivido y vivirá.
1. Después de leer esta cita de la lección anterior, considere si la declaración de abajo es cierta
o es falsa:
La unidad de las Escrituras se fundamenta en el relato de la redención porque tanto el Antiguo
como el Nuevo Testamento explican el plan original de Dios para su pueblo, la caída del
hombre y nuestra expiación y restauración.
La unidad de la Biblia no se puede explicar como algo que simplemente sucedió. La unidad y
la perfección de la Biblia dan tanta evidencia de un Artífice Inteligente como lo hace la
creación misma. A través de toda su obra Dios estuvo preparando y dándonos un libro por el
cual podemos saber cómo vivir, cómo ser perdonados de nuestros pecados y cómo saber que
somos salvos por la eternidad y que el cielo es nuestro hogar.
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Sección 2
Una cuarta razón por la que podemos creer en las verdades de la Biblia, es por la
profundidad inagotable de la Palabra de Dios. Nadie jamás podrá agotar las verdades de las
Escrituras. Hay eruditos que por décadas han estudiado pasajes pequeños de la Biblia, sólo
para darse cuenta de que apenas han tocado la superficie de todo su significado.
¿Ha notado alguna vez que dos personas pueden leer el mismo pasaje y sacar diferentes
mensajes de él? Eso explicar por qué miles de predicadores podrían entregar un mensaje del
mismo texto sin que haya dos exactamente iguales. Vea, una de las cosas que hace que este
libro sea la Palabra viviente de Dios, es que siempre está activa. No importa cuantas veces
usted haya leído un pasaje en particular, siempre descubrirá algo nuevo cada vez que vuelva a
leerlo.
Póngase a pensar en alguno de sus pasajes favoritos de la Escritura. Lea ese pasaje y busque
algo nuevo, quizá un mensaje que usted no había notado antes. ¿Qué nuevo entendimiento le
está dando el Espíritu?
Estudio de un caso: Karen es una madre de 32 años que se dedica a su hogar. Ella ha estado
orando en cuanto a una oportunidad que el pastor presentó. Siempre ha tenido un gran amor
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por los huérfanos, y había la posibilidad de comenzar un ministerio en un orfanato cercano por
medio de la iglesia a la cual asistía. Debido a que Karen es una madre ocupada, ella y su
esposo querían estar seguros de que esta nueva responsabilidad era de Dios, antes de que ella
se comprometiera. Tómese unos minutos para responder en su diario cómo Dios podría utilizar
cada una de los siguientes pasajes para mostrar a ella la decisión que Él quiere que tome.
A. Isaías 40:21-31
B. Salmos 32:8-11; Salmos 10:14-18
C. Santiago 1:27
La Biblia siempre ha estado al día, no importa la época ni la cultura en que sea leída.
Describe perfectamente al hombre y a la sociedad para todas las épocas y todos los lugares,
contiene verdades que son tan importantes hoy día como lo fueron hace dos mil años y si el
mundo resistiera tanto, continuará para llenar las necesidades de cada persona de aquí a dos
mil años más; es la eterna Palabra de Dios viviente.
En la próxima lección concluiremos nuestro estudio de las razones para creer en la Biblia,
veremos que la Palabra (indestructible y sumamente importante en la historia del mundo)
es el testimonio del Espíritu Santo.
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Aprenda de memoria Josue 1:8. ¿Cuál es el significado aquí de la palabra "meditar"? ¿Cuál es
la diferencia entre memorización y meditación? ¿De qué manera ha influido en su vida esta
disciplina espiritual? ¿Qué lo está guiando Dios a hacer como resultado de este versículo?
Antes de proseguir con la lección, escriba sus ideas como registro en el Diario.
La quinta razón de nuestra confianza es el testimonio del Espíritu Santo. El Espíritu Santo
es el único apto para ser nuestro Maestro. En Juan 16:8-13, Jesús declara que el Espíritu Santo
vendría al mundo y nos enseñaría acerca del pecado, de la justicia y del juicio. También vendría
a "guiar (nos) a toda la verdad". ¿Cómo podría Él guiarnos a toda la verdad si no fuera
omnisciente? Como vimos en el estudio acerca del Espíritu Santo, Él es en verdad el Espíritu
omnisciente y perfecto de Dios.
1. Empareja cada descripción del Espíritu Santo con su correspondiente referencia bíblica
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1. Juan 6:63
2. Juan 14:26
3. Lucas 4:1
4. Hechos 1:8
En 1 Corintios 2:10-14 el apóstol Pablo dice que es el Espíritu Santo quien nos revela la
verdad y nos ayuda a entenderla. Sin el Espíritu de Dios no podemos entender las cosas
espirituales. Por eso debemos tener cuidado de la interpretación o entendimiento que da un
inconverso de las Escrituras. Como el Espíritu Santo habita solamente en los creyentes, lo
único que los inconversos pueden hacer es enfocar todo asunto desde el punto de vista
humano. Está por demás decir que de acuerdo a este pasaje en 1 de Corintios, la limitada
sabiduría humana no puede explicar las cosas espirituales desde el punto de vista de
Dios.
Entonces, es claro que el Espíritu Santo es el único que puede guiarnos a toda verdad.
Después de todo, fue el Espíritu quien hizo posible que la Biblia se escribiera; por consiguiente,
podemos confiar en Él para que nos revele todas esas verdades. Por otra parte, el Espíritu no
sólo da información, sino también la transformación que es fundamental para madurar en
nuestro andar cristiano. En Romanos 8:16, se nos dice que: "El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios". Esto significa que el Espíritu no sólo habita en
cada uno de nosotros, sino que está grabando en nuestros corazones la seguridad de que
somos hijos de Dios. Es desde esa posición de confianza e intimidad absolutas que Él nos guía
en la verdad de las Escrituras.
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La sexta razón por la que podemos confiar en la Biblia es la influencia innegable que ha tenido
en este mundo. Podemos ver esto en las personas así como en las naciones.
Pregúntese: "¿Dónde estaría yo si no fuera por la Palabra de Dios? ¿Cómo habría conocido a
Dios? ¿Qué habría pensado de Dios? ¿Cómo habría cambiado mi vida, mis principios y mis
valores?" Escriba sus respuestas como un registro en su Diario.
En muchas partes del mundo no se aprecia a la Biblia. Muchos, pero muchos creyentes
probablemente ni siquiera recuerdan la primera vez que vieron una Biblia. Pero este no es el
caso en todo el mundo. Porque hay lugares en el mundo en los que no se permite la Palabra de
Dios; es contra la ley tener una Biblia o leerla. Pero quiero decirle que incontables miles han
muerto por este Libro. Es lo más valioso que usted pueda tener en sus manos. Nunca se le
olvide que este no es un libro más, sino que es la Palabra misma de Dios.
Recibo cartas de creyentes de todo el mundo, y siempre me maravillo del testimonio de
quienes se criaron en países en los que la Biblia no era permitida. Estas personas recuerdan
con vívido detalle la primera vez que oyeron leer un pasaje de la Escritura; y algunos cuentan
que comenzaron a oír estos relatos acerca de Dios y de este hombre llamado Jesús: cómo vivió
y murió y que luego se levantó de los muertos. Y con el paso del tiempo estas Escrituras
empezaron a penetrar en sus vidas como una fuente de entendimiento, de amor y de
quebrantamiento total porque el Espíritu de Dios conmovió sus corazones incrédulos y plantó la
semilla de la fe en Cristo.
El mundo de hoy tiende a restarle importancia al poder de la Biblia. Sin embargo, esto no
siempre es el caso. Alfredo Magno, uno de los reyes más prominentes de Inglaterra y quien
guió a esa nación al poder, dijo que todos deberían ser instruidos en la Biblia antes de aprender
cualquier otra cosa. Del mismo modo, la reina Isabel I, cuando estaba siendo coronada, acercó
una Biblia a sus labios. ¿Cuál fue el resultado? Durante su reinado Inglaterra se convirtió en
una potencia mundial. Y a la reina Victoria le preguntaron una vez que a qué atribuía que
Inglaterra se había convertido en una potencia. Ella simplemente dijo: "Todo se debe a la
Biblia".
Contrario a lo que creen muchos incrédulos, la nación de los Estados Unidos fue fundada
sobre los principios inconmovibles de la Palabra de Dios. Los puritanos ingleses trajeron al
nuevo mundo su fe en Dios tal y como se revela en las Escrituras. Sin embargo, encuentro
sorprendente que aun los que no profesaban fe en Jesucristo se referían a la Biblia como una
fuente de principios para la vida. Muchos de los primeros fundadores de los Estados Unidos ni
siquiera creían en las enseñanzas de la Escritura; sin embargo, sabían que había muchas
verdades en ella. No hay duda de que la Biblia tuvo gran influencia en esos personajes
históricos importantes.
Por siglos, la Biblia se usó en las escuelas de Estados Unidos como una riqueza de verdades
espirituales y literarias. Sin embargo, en los años 60 el cuerpo gobernante de los Estados
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Unidos decidió sacar la Biblia de las instituciones de enseñanza. Lo que hemos visto desde
entonces es que cuando se elimina la Palabra de Dios, queda un vacío que no se puede llenar
con ninguna otra cosa.
Desde los años 60 hemos visto muchas maneras en que se ha tratado de llenar el vacío
dejado por la Biblia en las escuelas. En lugar de los principios de la Palabra de Dios, tenemos
violencia, drogas, sexo, alcohol, armas y mucho temor. Lamentablemente, el sistema de
enseñanza de Estados Unidos ha dado al mundo un ejemplo vivo del horror y la tragedia que
resulta cuando se prohíbe la enseñanza de la Biblia.
2. Al contestar esta pregunta, recuerde los precedentes históricos antes mencionados de los
que apoyaron y los que no apoyaron la Biblia. ¿Verdadero o falso?
Podemos decir con confianza que la Biblia no es un libro como cualquier otro. Por el contrario,
es un libro que da poder y sustenta cuando se obedece; pero si se desobedece habrá
consecuencias sociales y personales.
El valor de la Biblia no se puede calcular. Es la Palabra de Dios santa, sin errores y eterna;
es el mensaje mismo de Dios para su pueblo. Este no es un libro cualquiera; es el Libro de
libros; y si usted quiere tener satisfacción y éxito en la vida y estar empapado de la voluntad de
Dios, tiene que vivir de acuerdo con la Biblia, no hay otra manera.
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El libro indestructible
En el transcurso de las últimas lecciones hemos estudiado varias razones por las cuales
podemos confiar en que la Biblia es la Santa Palabra de Dios. Al hablar del impacto que la
Biblia ha tenido a lo largo de la historia, quisiera compartir con usted una importante
lección: La Palabra de Dios es indestructible.
Quisiera que pensara en esto por un momento. Jamás ha habido un libro en la historia
que haya sido tan odiado como este Libro. Los enemigos de Dios han hecho todo lo
posible por perseguirlo, acorralarlo y destruirlo. Ha sido decomisado; se han formulado
leyes contra él; lo han quemado, y hasta lo han atado a los púlpitos de las iglesias, con
cadenas, para evitar que la gente del vulgo lo lea por su cuenta. ¿Por qué ha sido
importante para estos hombres evitar que la Biblia se distribuya alrededor del mundo? La
razón es que cuando la gente empieza a leer la Palabra de Dios, se convierten en
personas libres.
Así es que en el transcurso de la historia mucha gente ha tratado de destruirla,
valiéndose de todos los medios. Han hecho todo lo posible para convencer a la gente de
que la Biblia no tiene importancia y que no se puede confiar en ella.
Pero se ha comprobado que esos argumentos son completamente falsos. Por ejemplo,
se da el caso de Voltaire, el famoso escritor francés que murió en 1778. Él proclamó que a
cien años de su muerte la Biblia quedaría en el olvido. Pero algo irónico sucedió. A
escasos veinticinco años de su fallecimiento, una sociedad bíblica comenzó a publicar la
Palabra de Dios en la casa editorial que publicaba los escritos ateos de Voltaire.
Otro ejemplo es el caos de William Tyndale. Él fue el primero en utilizar la imprenta para
imprimir todo el Nuevo Testamento para distribuirlo por todas partes. Los líderes de esa
época se enfurecieron tanto que enviaron a Tyndale al exilio, en Inglaterra. Cuando al fin
volvió, le echaron mano, lo ahorcaron y luego quemaron su cuerpo en la hoguera. ¿Por
qué? Porque trató de poner al alcance de toda la gente la Palabra de Dios. Justo antes de
su muerte, Tyndale pronunció una oración a Dios, pidiendo que le abriera los ojos al rey
para que la Biblia fuera impresa sin impedimento. Un año más tarde el rey ratificó la
impresión de la Biblia y fue distribuida entre el pueblo.
Muchos han pagado con su vida por este Libro que tenemos en las manos. Todas las
riquezas que usted pueda tener ni siquiera se aproximan al valor que tiene un solo
ejemplar de la Palabra de Dios. Es poderosa, es infalible y es, amigo mío, indestructible.
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muy a menudo. La Biblia es el mejor libro vendido de todo tiempo, pero de todo aquel que ha
comprado un ejemplar ¿cree usted que han gastado sus ejemplares al leer y releer sus
páginas? La respuesta, tristemente, es no, porque la mayor parte de esta gente no conoce el
valor de lo que poseen.
Aprenda de Memoria Isaías 55:11. ¿Cómo respalda este versículo la declaración de que la
Biblia es el único libro que tiene el poder de cambiar las vidas? ¿Qué le dice este versículo a
usted acerca de la Persona y del carácter de Dios? ¿Qué le dice acerca del trabajo de Dios en
su vida donde usted está hoy?
Ahora, tomemos algún tiempo para examinar los beneficios de la Palabra de Dios. Primero, la
Palabra nos ayuda a tener una relación correcta con Dios. 1 Pedro 1:23 nos recuerda que
nacimos de nuevo por la Palabra de Dios viva y duradera. Eso significa que fue la Biblia la que
nos ayudó a ver nuestra condición perdida y nuestra necesidad absoluta de Jesucristo. En
Cristo, entonces, hemos llegado a ser herederos de la vida eterna y tenemos la seguridad de
que nos regocijaremos con el Señor para siempre. ¿Cómo habríamos hecho esta decisión sino
fuera por la Palabra de Dios?
Aun si usted no leyó la Biblia antes de llegar a conocer a Jesucristo como su Señor y Salvador,
fue una verdad de la Escritura que usted llegaría a creer. Tome un momento para idear las
formas en que usted puede usar la verdad bíblica, directa e indirectamente, como una
herramienta para atestiguar a aquellos alrededor suyo.
Segundo, la Biblia sirve como nuestra guía. Salmos 119:105 describe correctamente como la
Biblia es una "lámpara a mis pies y lumbrera a mi camino". Esto significa que cuando
necesitamos dirección para nuestras vidas, podemos encontrarla en la Escritura, aunque,
generalmente llamamos a nuestros amigos o buscamos el consejo de otra persona. Aun
sabiendo que es de mucha ayuda la sabiduría de amigos piadosos, ¿por qué no vamos primero
a la fuente de toda verdad, la santa Palabra de Dios?
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1. A continuación se exponen algunas razones por las que no acudimos primero a la Palabra
santa de Dios cuando estamos en necesidad de dirección y consejo. Seleccione todas las que
aplican actualmente o han aplicado en su pasado.
a. En nuestros corazones, se nos hace difícil creer que un Dios santo realmente nos
hablaría acerca de las direcciones de nuestras vidas, no importa cuan pequeñas sean.
b. Se nos hace difícil confiar en los caminos de Dios y en Su compás de tiempo.
c. Somos impacientes para esperar en Dios para que nos revele Su camino.
d. No creemos en la Biblia.
e. No conocemos lo suficiente acerca de la Biblia para saber donde buscar las respuestas.
f. No entendemos las cosas prácticas acerca de cómo Dios pudiera dirigirnos por medio de
la Escritura.
g. No estamos cerca de Dios o tenemos en nuestras vidas un pecado sin confesar, el cual
nos hace no querer ir a Él.
h. No hemos crecido en el patrón de buscarlo a Él primero, conforme a Mateo 6:33.
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Tercero, la Escritura nos muestra cómo llegar a ser sabios. Salmos 119:104 explica que si
quiero tener entendimiento y sabiduría, entonces tengo que sumergirme en el libro que me da la
sabiduría más grande, un libro que me ayuda a entender a mi Dios, mi Salvador y mi Guía. La
Biblia nos muestra cómo piensa y actúa Dios, en dónde podemos encontrar la expresión más
grande de sabiduría imaginable.
2.: Compare el Salmo 119:104 e Isaías 55:8-9. Luego, complete la pregunta: ¿Verdadero o
Falso? Leer la Biblia me ayudará a saber todo lo que Dios sabe.
Cuarto, la Palabra nos fortalece en nuestro dolor. (Salmos 119:28) Cuando la pena se nos
hace difícil, siempre podemos encontrar consuelo en la Palabra de Dios. En sus páginas, se
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nos recuerda que Dios nos ama y está personalmente interesado en nosotros. Mi hermano (a),
es imposible estar atrapado por sentimientos de desesperanza cuando usted está en la
seguridad firme del amor y de la protección íntima, presente y perdurable del Dios
todopoderoso.
Quinto, la Biblia trabaja en volver nuestra tristeza en gozo. Vemos en Salmos 119:111 que
los testimonios del Señor son el gozo de nuestros corazones. Muy simple, esto significa que no
podemos estar deprimidos y estar en la Palabra al mismo tiempo. El mensaje y la seguridad de
la provisión y confraternidad de Dios volverán su tristeza en gozo porque usted se dará cuenta
de que Dios mismo está vivo dentro de usted. Este es el por qué el apóstol Pablo nos instruye a
regocijarnos en el señor siempre (Filipenses 4:4). Pablo sabía los peligros y angustias del
mundo, pero su esperanza en el Señor compensaron todos sus problemas. Nosotros también
podemos participar en esa confianza y consuelo.
Sexto, la Escritura pone una paz imperturbable en nuestros corazones y nos cuida de
tropezar. (Salmos 119:165) La paz es un tema importante en la Biblia. Pablo nos dice que hay
una paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipensess 4:7), y Jesucristo prometió darnos esa
misma paz de Dios. (Juan 14:27) ¿Cómo podemos tener paz en el mundo en medio de una
dificultad terrible? Es sólo poque el Dios Todopoderoso pone paz en nuestros corazones.
Recorre profundamente dentro de nosotros y no podemos comprenderla; sin embargo,
sabemos que ahora no importa lo que suceda, hay un sentimiento de profunda seguridad que
viene a nuestras vidas y esa palabra de seguridad llega a nosotros por medio de la Palabra de
Dios.
Sétimo, la Biblia nos habilita para edificar una resistencia y fortaleza hacia el pecado. Salmos
119:9-11 nos muestra que cuando llenamos nuestras mentes con la Palabra de Dios, Él
agudiza y nos provee una fe firme con una gran resistencia hacia el pecado. El tesoro de la
Palabra en nuestros corazones es más fuerte que nuestros deseos del corazón por los placeres
del mundo.
Octavo, la Palabra de Dios nos da esperanza. Salmos 119:49 expresa una oración simple en
la cual el salmista le pide a Dios que lo ayude a recordar la Palabra, en la cual él ha encontrado
esperanza. La esperanza ciertamente es de mucho valor en un mundo acelerado y donde hay
muchos corazones destrozados.
Noveno, la Escritura nos hace regresar a Dios cuando estamos orando, el cual restaura
nuestras almas. (Salmos 19:7) En palabras sencillas, cuando leemos la Palabra de Dios,
llegamos a la convicción de aquellas cosas en nuestras vidas que están fuera de la voluntad de
Dios y son avisos que nos hacen regresar a una relación más cercana con Dios.
Décimo y último, la Biblia nos capacita para vivir una vida santa y experimentar crecimiento
en nuestro caminar con Cristo. 1 de Pedro 2:1-2 nos muestra que la Palabra es tan importante
para nosotros como creyentes, al igual que la leche lo es para un recién nacido, es
absolutamente esencial para nuestro crecimiento, madurez y desarrollo como creyentes en
Jesucristo. Es imposible para nosotros llegar a ser los discípulos de Cristo que Dios quiere que
seamos si no llegamos a sumergirnos en la Palabra de Dios.
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Hemos visto hasta aquí diez argumentos como respaldo al valor de la Palabra, pero,
obviamente, eso solamente rasga la superficie de los beneficios finales de la Escritura. En la
próxima lección, fortaleceremos estos beneficios al explorar los caminos específicos en los
cuales deberíamos andar al usar la Biblia. Hasta entonces, oro para que usted crezca en el
entendimiento del valor inmensurable de la Escritura, y actúe sobre esa comprensión al indagar
en la Palabra con un vigor y entusiasmo frescos.
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Nota Importante: La lección de hoy probablemente necesitará más tiempo que en muchas de
las anteriores. Las asignaciones adicionales son cruciales para aplicar estas verdades a su
vida, así que divida la lección en secciones que le permitan a usted estar atento y completar las
asignaciones en su totalidad.
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Aprenda de memoria Salmos 1:1 y vuelva a leer el pasaje completo de Salmos 1:1-3. Luego en
su Diario, conteste las siguientes preguntas:
· ¿Qué es lo que hace feliz a un hombre o a una mujer?
· ¿En qué encuentra su deleite una persona verdaderamente feliz?
· ¿Cuál es el resultado de su deleite y obediencia?
Si usted no cree que debe leer la Biblia todos los días, entonces le animo a tomar la conexión
que hace Jesucristo entre la comida y el estudio serio de la Escritura. Si usted no cree que
debe leer la Biblia hoy, entonces ¿por qué no trata también de no comer hoy? Si siente que su
cuerpo se pone débil y con hambre por no comer, recuerde que su espíritu también está
hambriento de la Palabra.
¿Cuánto debería de leer cada día? Bueno, no hay realmente una cantidad establecida. Unos
leen un capítulo por día, otros leen acerca de temas específicos cada día, mientras que otros
leen por cierto período de tiempo. Cuánto o cuán poco lee no es lo importante. Lo crucial es
que usted está, de hecho, caminando cada día en la Palabra de Dios.
Tome unos cuantos minutos y pídale a Dios que le hable a su corazón mientras usted considera
las siguientes preguntas. Registre sus respuestas como un registro del Diario.
1) La palabra hebrea "bendito" en el versículo a memorizar de la Escritura de hoy día se
traduce como: "¡Oh, cuan feliz!" ¿Se describiría usted de esa manera en esta época de su
vida?
2) Considere un momento en su caminar con Dios cuando la descripción de arriba se aplicó a
usted. ¿Qué prácticas diarias y/o qué disciplinas fueron sus prioridades?
3) Recuerda algún instante en su vida, cuando usted no se haya identificado con la ilustración
(en términos generales) de Salmos 1:1, como una persona bendecida. ¿Cuáles prácticas fueron
abandonadas por usted? ¿Cuáles prácticas fueron las que aplicó?
4) Basado en su experiencia personal en correlación con la Palabra de Dios ¿cuáles cambios
Dios quiere que usted haga en sus prácticas diarias actuales? ¿En qué quiere Él que usted se
esmere?
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Tercero, aparte de leer y meditar, debemos estudiar activamente la Palabra de Dios. Ahora,
aquí es donde mucha gente fracasa. Es sorprendente cuántos simplemente no saben cómo
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estudiar la Biblia. La verdad es que el estudio genuino de la Biblia puede tomar muchas formas
y puede ser tan fácil como enfocar una simple palabra o una frase en un pasaje.
Por ejemplo, si estoy leyendo un pasaje y me topo con la palabra "prosperar," como vemos
en Salmos 1:3, entonces pueda que me pregunte: "bueno, ¿qué significa prosperar? ¿Cómo
quiere Dios que yo prospere?" Estas preguntas pueden guiarme a examinar esa misma palabra
en otros pasajes, para trazar la idea de prosperidad a travéz de la Biblia.
Para mayor entendimiento, me gustaría incorporar otros recursos en mi estudio. Consultaría
un diccionario Bíblico, una concordancia y tal vez una Biblia tópica para verter luz en el tema.
Usaría también un comentario para ver una explicación total del fondo histórico y teológico del
pasaje que estoy leyendo. Hay incluso muchos programas bíblicos para computadoras o
recursos en línea que podría utilizar para conocer por completo de lo que estoy estudiando.
Vea, cuando estudiamos la Palabra de Dios, no deberíamos hacerlo superficialmente.
Debemos estar dispuestos a sumergirnos y con entusiasmo descubrir exactamente lo que Dios
desea enseñarnos. Podemos hacer esto al averiguar acerca de estas palabras y al hacer
estudios de la palabra, siguiendo ciertos temas o asuntos por toda la Biblia, o al hacer un
estudio libro por libro de la Escritura. Hay muchas, muchas formas de estudiar la Palabra de
Dios, y todas ellas ofrecen una rica experiencia y la bendición de ver la verdad revelada.
Tome los siguientes cinco minutos para examinar las fuentes de estudio bíblico que tiene. El
primer paso es empezar con su Biblia. Pase a través de su Biblia y observe las diferentes
ayudas de estudio, gráficos, mapas, y comentarios que proporciona. Entonces haga dos listas
separadas en su Diario:
1) Las ayudas de estudio que actualmente uso y cómo las uso. . .
2) Las ayudas de estudio que actualmente no uso y cómo podría usarlas. . .
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Recite de memoria el versículo de la lección anterior (Isaías 55:11). Luego, registre los
versículos específicos y cómo Dios los usó para guiarlo, desafiarlo y consolarlo o para cambiar
su pensamiento o transformar su relación con otros. Este registro del Diario servirá como un
registro personal de la verdad de Isaías 55:11, el cual dice que la Palabra de Dios llevará a
cabo lo que Él desea.
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PARA LA V I D A C R I S T I A N A
Ya vamos por la mitad del 3er Ciclo de estudios. Estoy seguro de que ya se habrá dando
cuenta de lo importante que es asimilar todo lo que ha aprendido acerca de Dios y de su Hijo
Jesucristo. Puede ver que si aprendemos estas verdades espirituales únicamente para adquirir
información, entonces nuestra fe no será fortalecida. Pero si la Escritura se arraiga en nuestras
vidas, conoceremos a Dios de una manera más personal e íntima. Así es cómo Él transforma
continuamente nuestras vidas.
Esta obra diaria de Dios en nuestra vida será el enfoque de nuestro siguiente curso de estudio,
titulado: " La vida en el Espíritu."
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PARA LA V I D A C R I S T I A N A
En el curso anterior usted aprendió sobre la importancia de creer en la Biblia y de aplicar sus
verdades a la vida diaria. Pues bien, en este curso, titulado: La vida en el Espíritu, quisiera
compartir con usted lo que la Biblia dice acerca de la vida llena del Espíritu. Juntos
estudiaremos el carácter de Cristo, que se manifiesta por el Espíritu Santo que mora en
nosotros. También aprenderemos acerca de los dones del Espíritu Santo y cómo Dios quiere
que los utilicemos en el ministerio. Mi hermano, mi hermana, es imprescindible que vivamos la
vida que Dios nos ha llamado a vivir para que la obra que Él nos ha llamado a realizar dé fruto y
sea eficaz. Mi oración es que este curso le dé mayor entendimiento de lo que significa vivir la
vida cristiana.
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PARA LA V I D A C R I S T I A N A
como creyentes, llevamos en nuestros corazones y nuestras vidas la presencia del Espíritu
Santo. Si estamos viviendo en el Espíritu gracias a nuestro crecimiento en nuestro
caminar cristiano, entonces el Espíritu que está dentro de nosotros empezará a producir
fruto espiritual en nuestras vidas. De una manera muy real, ese fruto será nuestro testimonio
sobresaliente en un mundo de tinieblas.
Tómese un momento para considerar el resultado de su relación con Jesucristo. ¿Han dado los
demás alguna muestra de que su vida ha causado un impacto eterno en la de ellos? ¿Perciben
ellos su gozo y paz? ¿Acuden a usted buscando consejo porque saben que usted es digno de
confianza? Señale algunos ejemplos específicos de la forma en que Dios se ha glorificado al
penetrar poco a poco en su vida para dar a conocer sus características como creyente a los
demás.
En su carta a los creyentes de Galacia, Pablo identificó específicamente a los frutos del
Espíritu como amor, gozo , paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Estas son cualidades que a menudo se han minimizado en la sociedad contemporánea. Una
razón de esto es que cada una de ellas necesita verdadera humildad bíblica, o una
comprensión sensata de nuestra posición bajo el control de Dios.
Estas no son meras características que uno pueda merecer o algo por lo que se pueda
esforzar. Por el contrario, este es el resultado de la presencia del Espíritu en nuestras vidas. Y
si este fruto no es evidente en nuestras vidas, entonces será casi imposible que la gente se dé
cuenta incluso de nuestra fe en Dios. No importa lo que podamos decir acerca de Dios;
nuestras acciones siempre hablan más fuerte. Si nuestras obras no armonizan con nuestras
palabras, entonces las cosas que hacemos activamente para el Señor pueden convertirse en
algo inútil e infructuoso.
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PARA LA V I D A C R I S T I A N A
Considere este caso concreto: María tiene dos hijos y 35 años de edad, y participa activamente
en varios ministerios de ayuda de la iglesia y de la escuela de sus hijos. Sin embargo, ella suele
desatender a su familia, y se impacienta fácilmente cuando sus amigos le solicitan que les
aconseje. ¿Cuál es la diferencia entre un ministerio organizado y el ministerio que surge gracias
a la obra del Espíritu en la vida de María? ¿Qué podría estar estorbando el deseo de María de
ser una luz en el mundo?
Sección 2
Jesucristo sabía que sus discípulos no podrían vivir una vida de fe según sus propias fuerzas.
Por esa razón Él les ordenó esperar durante algún tiempo, hasta que recibieran el don del
Espíritu Santo (Lucas 24:49). Lo que fue una realidad para los discípulos en aquel entonces, lo
es también para nosotros hoy. Sin la obra del Espíritu Santo, no podemos vivir la vida que
Dios nos ha llamado a vivir.
Piense en el apóstol Pedro, quien anduvo con Cristo a lo largo de todos sus tres años de
ministerio en la tierra. Pedro oyó los mensajes de Jesucristo, vio al Señor sanar a los enfermos,
y disfrutó de una amistad íntima y personal con el Hijo de Dios. Y luego, cuando Él predijo la
traición y negación por parte de sus amigos, Pedro exclamó: "¡Señor, dispuesto estoy a ir
contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte!" (Lucas 22:33).
Pedro hizo esa declaración según sus propias fuerzas. Era demasiado orgulloso para pensar
que algún día podía fallarle a su Señor. No obstante, esa misma noche, Pedro negó en tres
ocasiones incluso haber conocido a Cristo. (Lucas 22:54-62)
2. Vuelva a leer Lucas 22:33 y Lucas 22:54-62. . Contraste el comportamiento de Pedro aquí
con su comportamiento en Hechos 2:22-41. ¿Qué diferencia ha efectuado el Espíritu Santo en
la vida de Pedro? Elija todas las alternativas que sean pertinentes.
a. Él dudó en cuanto a su comprensión de la seguridad eternal.
b. El fruto de la obra del Espíritu en Pedro para predicar fue lo que indujo a muchos a
recibir el evangelio.
c. Pedro se convirtió en un testigo audaz y apasionado.
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En Lucas 22:33, Pedro se apoya en sus propias fuerzas, seguro de que va a tener éxito. Sin
embargo, cuando llegó el momento, se dio cuenta de que su capacidad era en extremo
deficiente (Lucas 22:54-62). Desde luego que Pedro tenía esto en mente cuando el Señor le
indicó que su ministerio debía esperar hasta que él fuera "investido de poder desde lo alto"
(Lucas 24:49). Cuando aquel "poder" vino sobre ellos, Pedro se vio transformado en una
persona más audaz y más dinámica, que pasó de un momento de cobardía y temor a la
predicación de un mensaje polémico y radical para los líderes de Jerusalén (Hechos 2).
En varias ocasiones a lo largo de los evangelios, Jesucristo demuestra la gran importancia
del fruto en las vidas de sus discípulos. A los ojos de Él, el fruto del Espíritu no es una
posibilidad o un ideal, sino que se trata de la huella misma de los creyentes (Mateo 7:15-
20; Mateo 12:33; Juan 15:16)
Lea los siguientes pasajes de la Escritura, y razone lo que dicen acerca de la importancia del
fruto del Espíritu en la vida del discípulo de Cristo: Mateo 7:15-20, Mateo 12:33, y Juan 15:16.
Una lección difícil para un discípulo es que el fruto del Espíritu puede presentarse de dos
maneras: como actividad y como actitud. La actividad, evidentemente, manifiesta las cosas que
hacemos, las obras que efectuamos para el Señor. Aunque estas pueden ser cosas
maravillosas, no siempre podemos confiar en nuestras acciones. Cristo mismo advirtió acerca
del error de depositar demasiada confianza en nuestras acciones, en Mateo 7:21-23.
El fruto referente a la actitud, sin embargo, es una señal mucho mejor de lo que está
ocurriendo en nuestra vida. Fíjese, a medida que el Espíritu obra en nuestras vidas, su fruto se
manifiesta primero en nuestras actitudes. Al estar bajo la influencia de su amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, nuestras actitudes internas
empezarán a afectar nuestro comportamiento externo. El cambio viene desde adentro,
conforme el Espíritu Santo va modificando nuestras actitudes. Esta transformación interna de
las actitudes está exactamente de acuerdo con la definición misma del arrepentimiento: un
cambio de actitud que conduce a un cambio de comportamiento.
Cuando le damos al Espíritu Santo el libre dominio de nuestras vidas y centramos la
atención en nuestro crecimiento en Él, empezaremos a observar cambios en nuestros
pensamientos y nuestras obras. Es como si al ser llenos del Espíritu, el fruto del Espíritu
fuera sencillamente el flujo natural de lo que está ocurriendo en nuestros corazones. En ese
momento, no podemos evitar mostrarle al mundo el Espíritu que está dentro de nosotros.
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Pero esto no significa que triunfaremos siempre. ¿Podré yo amar a todos en todo momento?
¿Estaré siempre gozoso? No, no será así; aunque nuestros fracasos momentáneos no nos
convierten en fracasados espirituales. Recuerde que todavía estamos viviendo en un mundo de
oscuridad y pecado, y que nuestros espíritus están siempre involucrados en una batalla con
esas influencias externas. No obstante, cuando empecemos a enfatizar la obra del Espíritu
Santo al atender la dirección de Dios y aplicar su Palabra, iniciaremos un tiempo de crecimiento
y madurez sin precedentes que conducirá a un cambio completo de nuestras personalidades y
prioridades.
En la siguiente lección, continuaremos con esta discusión cuando veamos cómo el fruto del
Espíritu se reproduce en nosotros a medida que colaboramos con la influencia del Espíritu
Santo. Entonces, consideraremos algunas formas prácticas mediante las cuales podemos
empezar la recolección de la cosecha del fruto espiritual que Dios desea para nosotros.
3. ¿Falso o verdadero? Nuestras acciones son el único medio para producir el fruto espiritual
de Jesucristo en nuestras vidas.
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1. ¿Falso o verdadero? Debido a que el deseo de Dios para nuestras vidas es que
produzcamos fruto espiritual, deberíamos esforzarnos por conseguirlo por nuestra cuenta,
esperando que nuestras vidas originen tales cosechas.
En segundo lugar, los versículos 2 y 8 muestran una progresión que va incluso más allá.
Según el versículo 2, Dios quitará cualquier pámpano que no esté dando fruto, y podará toda
rama que sí esté produciendo, para que así pueda brotar incluso más fruto. El versículo 8 nos
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muestra el resultado de este productivo estilo de vida: glorificar a Dios al exhibir la evidencia de
que nosotros somos sus hijos.
El acto de podar por parte de Dios alarma a muchos creyentes. ¿Quiere decir que Dios nos
efectuará alguna prueba o examen aun cuando seamos obedientes y fieles a Él? Eso es
precisamente lo que quiere decir el pasaje. Fíjese, algunas veces, especialmente cuando
estamos saboreando el éxito en nuestras vidas como cristianos, llegamos a estar satisfechos
con nosotros mismos. En esos períodos, suele necesitarse una sacudida o una dificultad para
que prestemos atención y avancemos hacia una etapa más fructífera y productiva.
Cuando Dios actúa para podarnos, Él saca su cuchillo y empieza a cortar. Ahora bien, esto
quizá duela un poco, pero tenemos que entender con cuidado lo que Él está haciendo. Él no
está matando la vid, sino que en realidad está eliminando esas cosas que debilitan o limitan la
producción del fruto. Cuando la temporada de poda concluya, el resultado será una cosecha de
un fruto más saludable y abundante. Esto tendrá como consecuencia el que demos la gloria a
Dios, y también un testimonio dinámico que capte la atención de quienes están a nuestro
alrededor.
Ahora bien, puesto que el fruto espiritual es la meta de Dios para nosotros, ¿cómo hacemos
para obtenerlo? Nosotros llegamos a ser fructíferos cuando sometemos nuestras propias vidas
a la voluntad del Espíritu Santo, y permitimos que Jesucristo viva la vida cristiana en y por
medio de nosotros. Cuando aceptamos a Cristo en nuestros corazones, quedamos para
siempre ligados con Él.
Juan 15:4-7 deja este punto rotundamente claro: solo podemos hallar el éxito y el crecimiento
en nuestro andar cristiano cuando convirtamos en nuestra ambición el permanecer -o seguir-
firmemente plantados en Cristo Jesús. Piense en la ilustración que presenta Cristo en este
pasaje. Él dice que es la vid, y nosotros los pámpanos. Literalmente, los pámpanos y la vid
existen en perfecta armonía en una viña. La savia -que es la vida misma del arbusto- fluye
libremente a través de la vid y llega al pámpano. El resultado de esta unión es la producción de
fruto maduro.
Aprenda de memoria Juan 15:5. ¿Cómo se relaciona este versículo de la Escritura con la
verdad de que a menos que sometamos toda área de nuestras vidas al señorío de Cristo,
nuestra vida no alcanzará el potencial en la producción de fruto que Dios desea?
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¿Alguna vez ha pasado usted por una época en su andar cristiano en la que se empeñaba en
añadir más cosas buenas a su vida -estudios bíblicos, ministerios, proyección a la comunidad,
etc.-y sin embargo veía disminuir el fruto? Después de haber aprendido cómo se produce en
nosotros un carácter semejante al de Cristo, ¿qué nuevo entendimiento ha alcanzado en
relación con el fruto del Espíritu en su vida?
Sección 2
Teniendo presente todo lo que hemos estudiado hasta aquí, dediquemos unos cuantos minutos
a considerar algunas formas prácticas de producir fruto en las que podemos tener éxito. En
primer lugar, para poder llevar fruto, debemos estar en la vid. Obviamente, no podremos ser
fructíferos si se nos separa de la fuente de vida. Cuando aceptamos a Jesús como Señor y
Salvador, dice la Escritura que somos injertados eternamente en la vid, y nada puede
arrancarnos de ahí (Romanos 8:35).
En segundo lugar, el fruto no puede desarrollarse donde no hay flujo de savia vivificante.
Para el cristiano, este flujo de vida es el Espíritu Santo. Cuando pecamos contra el Señor,
empezamos a apagar u obstruir el flujo del Espíritu. Esto no significa que la vida de Cristo ya no
esté en nosotros; más bien, significa que el flujo del Espíritu no es lo que debería, porque
hemos decidido desobedecer a Dios. Cada vez que pequemos contra Dios, la calidad de
nuestro fruto disminuirá.
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En tercer lugar, el cristiano fructífero se ha rendido por completo al Espíritu Santo. ¿Y cómo
nos rendimos al Espíritu? Esto se lleva a cabo cuando entregamos nuestro orgullo y nuestros
deseos humanos a Él, y al permitir que Él obre en nuestros corazones y actitudes. Por ejemplo,
si alguien lo atacara verbalmente en público, avergonzándolo en frente de sus amigos y
familiares, ¿cómo respondería usted? ¿Se dejaría llevar por su naturaleza humana y se
desquitaría, o le pediría con humildad al Espíritu Santo que cambiara su actitud y que produjera
una respuesta semejante a la de Cristo dentro de usted?
Quizá usted piense: "Bueno, eso suena bien; pero no dará resultado en la vida real". Claro
que sí.
2. ¿Cuáles son tres elementos esenciales para producir la máxima cantidad de fruto espiritual
en su vida? Escoja UNA de las respuestas, que es la que contesta mejor la pregunta.
a. Debe ser un creyente, debe estar trabajando para llegar a ser mejor, debe pasar tiempo
con Dios.
b. Debe ser un creyente, debe estar en una relación correcta con Dios, debe entregar cada
parte de su vida a Dios..
c. Debe ser un creyente.
d. Debe tratar de aplicar la Biblia a su vida.
e. Todas las anteriores
f. Ninguna de las anteriores
Este es el fruto del Espíritu, la Persona sobrenatural de la Trinidad que vive dentro de
nosotros. Cuando nos apoyamos en Él para que viva una vida semejante a la de Cristo por
medio de nosotros, nos daremos cuenta de que estamos respondiendo a las circunstancias
como nunca antes lo habíamos hecho. Usted descubrirá que es capaz de amar a los que le
hacen daño, y que todavía puede tener gozo sin importar cómo lo traten los demás. El amor y el
gozo son parte del fruto del Espíritu; no es algo que depende de cómo actúe alguien más, sino
más bien del Espíritu Santo que está dentro de usted.
Como ve, todas esas cosas que podamos o no podamos hacer usted y yo, no constituyen el
interés primordial Jesucristo. Él está mucho más interesado en saber si el Espíritu Santo está
reflejando o no los atributos mismos del Salvador dentro de nosotros: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Este fruto es la marca del
cristiano, lo que Jesús está esperando, y lo que debemos mostrarle al mundo. Es posible que
usted sea el único cristiano con el que alguien se encuentre alguna vez. Si ese fuera el caso,
¿podría esa persona ver una imagen clara de Cristo en usted? Esto es posible únicamente
mediante el poder, la presencia y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, el cual refleja el
carácter de Cristo dentro de nosotros.
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obedientemente con el Señor, el pasar por alto una parte tan importante de la Escritura tan solo
no es una opción.
A medida que estudiamos los dones espirituales, debemos empezar por aclarar algunos
términos. En primer lugar, necesitamos entender la diferencia entre el don del Espíritu Santo y
los dones espirituales que recibimos del Espíritu Santo. En esencia, el don del Espíritu Santo se
refiere al hecho de recibir al Espíritu Santo dentro de nosotros en el momento de nuestra
experiencia de salvación (Hechos 2:4,38). Cuando usted aceptó a Jesucristo como Señor de su
vida, recibió el don del Espíritu Santo, el cual está vivo y activo dentro de usted en este mismo
momento.
En segundo lugar, necesitamos entender la diferencia entre el fruto del Espíritu y los dones
del Espíritu. Tal como ya hemos visto, el fruto del Espíritu se refiere principalmente a los
atributos y el carácter semejantes a los de Cristo que tiene un creyente. Nuestro fruto espiritual
es la evidencia de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, el cual nos va moldeando más y
más a la imagen de Cristo (Romanos 8:28-29).
En tercer lugar, hay una diferencia entre los dones espirituales y nuestros talentos
naturales. Todo hombre y toda mujer nacen con ciertos talentos y habilidades, los cuales
vienen, desde luego, de Dios. Sin embargo, estos son distintos a los dones espirituales.
Ahora bien, , cuando hablamos de dones espirituales, nos estamos refiriendo a esas cosas
que se mencionan en 1 Corintios 12:4-11. Estas son las facultades especiales que se nos da
por medio del Espíritu Santo, para que podamos llevar a cabo los ministerios que Dios nos ha
entregado. Como veremos luego, esto no está reservado, por supuesto, para esos pocos
hombres y mujeres que tienen el título de "ministros". Podemos ver en los versículos seis y
once de 1 Corintios 12, que Dios le ha dado estos dones a todo creyente. El Espíritu, pues,
nos ha dotado de dones a todos nosotros, y cada uno tiene el ministerio -o la obra- que Dios le
ha señalado.
1. ¿Falso o verdadero? La diferencia entre el fruto del Espíritu y los dones del Espíritu está en
que el fruto da a conocer la obra de Dios en nuestras vidas y manifiesta sus cualidades
mediante nosotros, y los dones espirituales son facultades especiales del Espíritu Santo
utilizadas con el propósito de llevar a cabo la obra a la que nosotros, como cristianos, hemos
sido llamados.
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2. ¿Se utilizan los dones de la misma manera? (Respalde su respuesta con un versículo de
la Escritura que le proporcione la evidencia respectiva.)
3. ¿Quién está al cuidado del resultado cuando utilizamos nuestros dones de diversas
maneras?
4. Haga una lista de los distintos dones espirituales como se registran en el pasaje.
5. ¿Cómo se determina quién recibe tales o cuales dones?
6. ¿Con qué propósito se utilizan los dones? (Respalde su respuesta con un versículo de la
Escritura que le proporcione la evidencia respectiva.)
Sección 2
Un gran reto en el campo de los dones espirituales es determinar cuál ministerio ha preparado
Dios para que lo llevemos a cabo. Teniendo esto presente, dediquemos el resto de esta lección
a considerar unas cuantas categorías en cuanto a los dones espirituales.
Una de estas categorías se denomina dones de motivación. Podemos ver en 1 Corintios
12:4-11 que Dios nos ha dotado a cada uno de nosotros para el ministerio, y que estos dones
vienen en muchas formas. Romanos 12:4-8 nos muestra además que cada uno de nosotros
tiene al menos un don en esta categoría de motivación. Estos dones incluyen profecía, servicio,
enseñanza, exhortación, reparto generoso, liderazgo y misericordia.
Aunque este pasaje señala que todo creyente tiene al menos un don en esta categoría,
muchos creyentes no logran ejercer estos dones. La razón, desafortunadamente, es que estos
no suelen verse como los dones "importantes" o "impresionantes". Esta es una tragedia tan
grande, porque nuestras normas humanas de lo importante pueden impedirnos el logro de las
grandes cosas que Dios nos tiene reservadas. Analizaremos esto más de cerca en la lección
siguiente cuando estudiemos el papel del Espíritu en la distribución de nuestros dones.
Una segunda categoría es la colección de dones que se usan para capacitar a otros
creyentes. Esto lo vemos claramente resumido en Efesios 4:11-12, donde el apóstol Pablo
señala los dones que se han dado para el adiestramiento de los creyentes y el liderazgo de la
iglesia. Estos dones tienen la finalidad específica de empoderar los ministerios de los apóstoles,
profetas, evangelistas, pastores y maestros de la Palabra.
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2. ¿Falso o verdadero? Hay por lo menos dos categorías distintas de dones espirituales. Una
es la de los dones que nos motivan a dar, servir, exhortar, etc.; y la otra es la de los dones que
ayudan a llevar a cabo los ministerios de evangelistas, pastores, maestros, profetas y
apóstoles.
Existen también muchas, pero muchas otras áreas ministeriales a las cuales Dios llama a sus
siervos. 1 Corintios 12:4-6 menciona variedades de dones, ministerios y operaciones. Sin
embargo, el tema general y de mayor importancia es que a pesar del gran número de dones y
ministerios, hay un solo Espíritu Santo, el cual determina la distribución y el uso de los dones (1
Corintios 12:11).
Esto significa que nunca se nos deja realizar ninguna acción ministerial por nuestra cuenta o
según nuestra propia capacidad. Por el contrario, el Espíritu Santo nos capacita para la tarea
que tenemos a mano, y nos acompaña durante el proceso del ministerio. Por lo tanto, cada uno
de los actos en el ministerio está saturado por completo del Espíritu Santo de Dios.
Hermano mío, no permita que lo engañen y lo obliguen a pensar que Dios no lo puede utilizar
a usted. La Escritura demuestra claramente que cada uno de nosotros que ha aceptado a
Jesucristo como Señor tiene un don específico, una capacidad específica y un ministerio
específico. No existe ningún miembro inservible en el cuerpo de Cristo. A medida que vamos
examinando el asunto de los dones espirituales, es mi oración que usted empiece a buscar el
corazón de Dios, para que descubra el nombramiento divino que Él le ha otorgado.
Escriba acerca de una experiencia en la que usted decidió rendirse a Dios y confiar en que Él
trabajaría por medio de usted y le capacitaría con sus dones. Escriba luego acerca de alguna
ocasión en que se sintió incapaz de ser utilizado por Dios, y decidió no darle la oportunidad de
trabajar por medio de usted. Explique por qué se sintió así, y reconsidere esa experiencia a la
luz de lo que acaba de aprender en esta lección.
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Aprenda de memoria Romanos 12:6. y compárelo con Romanos 12:3, Pídale luego a Dios que
le dé entendimiento sobre cómo aplicar ambos al uso de sus dones. Al llegar a la última lección
de este curso, haremos un inventario espiritual de sus dones. Pero por ahora, dedique algún
tiempo a meditar sobre estas Escrituras y a consignar lo que Dios le dé a conocer como un
registro en su diario.
Todo don del Espíritu se entrega deliberadamente. Dios no nos capacita de manera fortuita; al
contrario, Él toma en consideración nuestros talentos e intereses. Es decir, sabiendo lo que Él
nos ha llamado a hacer, Dios considera nuestras habilidades, destrezas y personalidades, y las
aumenta mediante un don espiritual específico. Por tanto, podemos confiar, sin lugar a dudas,
en que Él nos preparará y empoderará para lo que Él nos llame a hacer.
¿Alguna vez, Dios lo ha llamado a realizar una tarea para la cual usted no se sintió capacitado?
Después de haber terminado el desempeño de ese servicio -ya fuera enseñar a un grupo
pequeño, llamar a un viejo amigo para infundirle aliento, o compartir el evangelio-- ¿cuál fue el
resultado? ¿Cómo cambió Dios su perspectiva de Él?
Sección 2
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Dediquemos el resto de esta lección a analizar el error de considerar algunos dones más
valiosos o deseables que los otros. Esto lo vemos más a menudo en relación con el don de
lenguas. A lo largo de la historia de la iglesia, éste se ha considerado, por alguna razón, como
un don separado de los demás, por ser una manifestación tan pública y dramática de la obra y
la presencia del Espíritu Santo.
Por tales razones, la iglesia, al principio, caía a veces en el error de exaltar este don por
encima de los otros. En 1 Corintios 13, Pablo le hace ver a la iglesia de Corinto que el poder de
expresión de este don no es lo importante, sino más bien el amor que impulsa el ejercitarlo.
Cuando usamos nuestros dones con el solo propósito de llamar la atención hacia
nosotros mismos, somos culpables del uso incorrecto de los dones maravillosos que
Dios nos ha dado. Estos dones no tienen como finalidad el darnos fama, sino fortalecer los
miembros de la iglesia.
Sin embargo, muchas iglesias todavía sucumben ante este trágico error. A menudo, un don
específico es exaltado y utilizado como una especie de prueba simple y efectiva para medir la
fe y la "espiritualidad" de un creyente. En estas situaciones, le estamos quitando al Espíritu
Santo su responsabilidad de dador de dones, y pretendiendo que nos pertenece a nosotros
mismos. ¿Cómo podemos exigir la evidencia visible de un don particular en la vida de otro
creyente? Ninguno de nosotros puede decidir qué dones recibimos nosotros o alguien más. Por
consiguiente, no tenemos ningún derecho a ensalzar ciertos dones por encima de los demás.
¿Alguna vez ha estado usted en una situación en la que se le obligó a cuestionar sus propios
dones, o los dones y la motivación de otra persona? Anote aquí ese incidente.
Además, es imposible que todo creyente genuino tenga los mismos dones. En ningún
lugar de la Escritura dice que un creyente tendrá todos los dones. Por el contrario, en 1
Corintios 12:29, Pablo señala claramente que el pueblo de Dios tendrá distintos dones, cada
uno con un propósito específico. Por tanto, cuando intentamos imponerle algún don espiritual a
alguien, estamos violando, por supuesto, la Palabra de Dios.
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Lea 1 Corintios 12:7-31. ¿Cómo la lectura de los versículos 28-29 en contexto respalda la
verdad de que los dones espirituales no se eligen ni son superiores a otros dones?
En vez de tratar de ganar o adquirir un don que sencillamente no nos fue dado, debemos en
cambio centrar nuestra atención en los dones espirituales que Dios nos ha otorgado
individualmente. Podemos estar seguros de que a cada uno de los creyentes se le dio al menos
un don espiritual que se ha de utilizar para el ministerio. 1 Corintios 12:7 declara que "a cada
uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho". Esto también se deja bien sentado
en 1 Pedro 4:10, "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios".
Estos pasajes prueban que nadie ha sido excluido de la distribución de los dones
espirituales. Si usted ha recibido a Jesucristo como Señor y Salvador de su vida,
entonces el Espíritu Santo le ha dotado de manera especial para llevar a cabo alguna
tarea específica en la iglesia.
No malgaste su tiempo deseando tener otros dones; por el contrario, haga un uso sabio de
su tiempo preguntándole a Dios: "Señor, ¿cuál es mi don espiritual, y cuál ministerio me has
llamado a cumplir?" Y entonces debemos dejarle a Él toda la responsabilidad de elegir esos
dones. Solo Él sabe cuál ministerio tendremos y cuál don necesitaremos.
En la lección siguiente, echaremos una cuidadosa mirada a los propósitos que tienen nuestros
dones espirituales. Recuerde que estos dones los tenemos por alguna razón; y cuanto antes
descubramos cuáles son esos propósitos, más pronto podremos empezar a utilizar estos dones
que Dios nos ha dado en su servicio.
Dedique un tiempo adicional a la oración hoy, y pídale a Dios que le ayude a identificar los
dones que Él le ha dado. Piense en las formas de participación ministerial hacia las cuales
usted se siente atraído, y considere también los medios específicos a través de los cuales usted
disfruta ayudando a los demás. Pídale a Dios que le destaque la forma específica en que Él le
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ha capacitado, y dele gracias por eso. Anote en su diario lo que Dios le dé a conocer, y haga
una valoración de eso junto con el inventario espiritual que usted hará más tarde en este curso.
En esta lección veremos los riesgos que corremos al pensar que podemos escoger los dones
espirituales que queremos recibir. Ya hemos visto una y otra vez que solo el Espíritu Santo
puede escoger los dones para nosotros. De modo que cuando nos ponemos expectativas a
nosotros mismos y a los demás, de poseer un don en particular, somos culpables de tratar de
quitarle a Dios su derecho a escoger.
Permítame darle un ejemplo de lo que sucede cuando nos salimos de la tangente en este
aspecto. En una ocasión un hermano me relató una experiencia que tuvo en la iglesia. Él vivía
en una zona en donde no había muchas iglesias, así es que él y su esposa asistían a una
congregación en particular, cerca de su casa. Después de hacerse miembros de la iglesia
quisieron participar en el ministerio de estudios bíblicos. Ahora, yo conozco a este hombre y sé
que es un maestro de la Palabra de Dios muy dotado. Así es que cuando se le acercó al pastor
y le dijo: "Queremos ser maestros de escuela dominical", el pastor se entusiasmó.
Sin embargo, el pastor les preguntó: "¿Ya han hablado en lenguas?". Mi amigo contestó:
"No". Se quedó atónito cuando el pastor le respondió, "Bueno, entonces me temo que no van
poder ser maestros de escuela dominical en este sitio. Requerimos que todos nuestros
maestros posean el don de lenguas".
Ahora, esto es lo que quiero que vea. No hay manera de justificar ese tipo de requerimientos.
En 1 de Coríntios, capítulo 12, versículos 29 y 30, las Escrituras dejan muy en claro que todos
recibimos dones diferentes. Cada uno de nosotros tiene un ministerio específico, ordenado por
Dios.
Yo no le puedo exigir a usted que me demuestre un don que Dios no le ha dado. Cuando
hacemos esto estamos limitando a Dios, diciéndole, "Está bien, Dios, si quieres que esta
persona sea maestro, entonces le vas a tener que dar el don de lenguas. Si no le das este don,
simplemente no puedo permitir que enseñe".
Amigo mío, no podemos mandar a nadie diciéndole qué dones debe tener. Solamente Dios
tiene el derecho y la responsabilidad de repartir dones espirituales como a Él bien le parezca.
Nuestra responsabilidad, entonces, es darle gracias a Dios por los dones que ha dado a cada
uno de nosotros y permitirle a Él que nos use en el ministerio que Él nos ha llamado a ejercer.
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Aprenda de memoria 1 Corintios 12:14. Con este versículo en mente, ¿cómo se ha ampliado su
concepto de sus temores y su inseguridad? Dedique algún tiempo a la oración, y respóndale a
Dios según Él lo guíe.
En segundo lugar, el Espíritu Santo nos da dones espirituales para que podamos
capacitarnos los unos a los otros, y así llevar a cabo los propósitos de Dios. Efesios 4:11-13
enumera algunos de los dones espirituales y esboza claramente su propósito. El versículo 12
señala que estos dones son para "perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo". Se ve, pues, claramente, que nuestros dones específicos no
son mera coincidencia. El Señor nos da estos dones con el propósito específico de capacitar a
los hombres y mujeres de Dios para que vivan vidas plenas, exitosas y dinámicas.
A menudo luchamos para averiguar la voluntad de Dios para nuestras vidas; sin embargo,
esta es un área en la que puedo decirle, sin lugar a dudas, cuál es la voluntad de Dios. Él
desea, por supuesto, que usted aprenda cuáles son sus dones espirituales, que los combine
con los talentos y habilidades naturales que le ha dado, y que utilice estas dotes divinas para su
gloria y propósito. Cuando hagamos que el Espíritu Santo se acople de esta manera, nos
convertiremos en instrumentos poderosos en el reino de Dios.
Un peligro del cual tenemos que cuidarnos aquí es la suposición de que nuestros dones
espirituales solo son útiles dentro de la iglesia. Hermano mío, ¡esto no podría estar más alejado
de la verdad! Desde luego que es cierto que hemos de usar nuestros dones dentro de la iglesia
para capacitar y robustecer a nuestros hermanos y hermanas en el Señor; pero también
debemos llevarlos fuera de las cuatro paredes de la iglesia.
Cuando andemos según el poder del Espíritu Santo en el recorrido de nuestra rutina diaria, la
gente lo notará. Y aunque no tengan ni idea de quién es Dios o cómo actúa Él, ellos percibirán
algo distinto en nuestras vidas. Mire, usted tiene un ministerio que es tan importante como el
mío. Dios le ha dotado a usted de sus dones tal como me ha dotado a mí. Ahora bien, quizá
tengamos dones distintos, pero ante Él usted no es menos responsable que yo por la forma en
que los utiliza. Todo el que cree en Jesucristo como Señor puede ser llamado ministro, porque
todos nosotros desempeñamos un papel importante en el ministerio de la iglesia.
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Sección 2
En tercer lugar, el Espíritu Santo nos da dones para que podamos infundirles ánimo a otras
personas. ¿Cómo se nos infunde aliento mediante esa variedad de dones espirituales? Al darle
distintos dones a cada persona, Dios nos ha capacitado para poder ver el valor y la singularidad
de cada individuo. Debido a que todos nosotros tenemos diversos dones y distintas
combinaciones de dones espirituales, ningún cristiano puede ser "sustituido" por otro. Según el
diseño de Dios, todos nosotros somos -cada uno de nosotros-una parte vital del cuerpo de
Cristo. (1 Corintios 12:14-21)
¿Alguna vez usted se ha comparado con los demás, deseando tener los mismos dones que
ellos? Escriba cómo esa forma de pensar ha afectado sus creencias y acciones. Dedique un
tiempo a orar y a meditar sobre 1 Corintios 12:14-21. ¿Cómo ha cambiado Dios su creencia por
medio de esta Escritura?
Cuando hablamos acerca de los dones espirituales, no podemos ignorar nuestra evidente
responsabilidad. Tenemos que estar dispuestos y listos para emplear estas habilidades y estos
dones en la obra del ministerio. Esto lo vemos claramente en 1 Pedro 4:10, donde dice: "Cada
uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios". Es indudable que Dios nos ha dado dones, y es responsabilidad
nuestra utilizar esos dones sabiamente para cumplir con sus propósitos divinos.
2. ¿Cuál de las siguientes NO es una de las razones por las que Dios nos ha dado los dones
espirituales?
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Piense en lo que realmente le gusta hacer en el ministerio. ¿En qué áreas está usted
particularmente dotado? ¿Qué tareas le entusiasman más? ¿Cómo pudieran estas cosas
ayudarle a identificar sus dones espirituales?
Cuando pienso en todo esto, me acuerdo a una encantadora mujer que sirve como voluntaria
en una iglesia de Mississippi. Todas las primaveras organiza una gran conferencia juvenil que
incluye varias iglesias de la zona. Es una gran organizadora. Lo que la gente no puede
comprender es que hace todo este trabajo voluntariamente. Todo esto implica mucho esfuerzo.
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Ella se encarga del lugar, los conferencistas y los músicos. Organiza un comité para las
inscripciones y otro para la promoción. Ella lo hace todo. Cientos de adolescentes han sido
bendecidos como resultado de su ardua labor y su dedicación.
Cuando se le preguntó cómo comenzó su dinámico ministerio con los adolescentes, dijo que
ella sabía que Dios quería que se ocupara en Su servicio, pero pensaba que no tenía nada que
ofrecer.
"Traté de trabajar en la guardería, pero no me gustaba. Después pensé enseñar, pero me
asustaba la idea. Entonces escuché que necesitaban alguien para ayudar a organizar la comida
para nuestro campamento de verano. Pensé: oye, yo puedo hacer eso. Pronto estuve a cargo
de ese trabajo y me encantó."
El ministro de jóvenes de su iglesia se dio cuenta de que ella tenía habilidades en el área de
organización y administración. En cambio, sus dones eran la orientación y discipulado. Así que
le entregó gran parte del trabajo administrativo del ministerio. Ella había encontrado su lugar.
No sabía mucho acerca de los dones espirituales en aquel entonces. Sólo que había hallado
algo que disfrutaba hacer en gran medida.
Mientras servía como asistente voluntaria del ministerio de jóvenes, comenzó a pensar en la
organización de una conferencia juvenil. Por fortuna, su iglesia reconoció sus dones y la animó
en su deseo. En la primavera siguiente tuvieron su primera conferencia. El año pasado
celebraron el octavo aniversario.
La mayoría de la gente descubre sus dones como hizo Brenda. Salen y se ocupan en algo.
Si decide hacerlo de esta manera, recuerde que tomará algún tiempo. No tema cambiar de
posiciones de vez en cuando. No significa renunciar. Estará buscando un lugar dónde
asentarse.
¿Ha tenido usted una experiencia como la descrita antes? ¿Se ha involucrado en un ministerio,
para descubrir al final que lo ama definitivamente y que lo hace muy bien? Describa esa
situación. Si no ha tenido tal experiencia, utilice este tiempo para pensar concentradamente en
las diferentes oportunidades que Dios puede estar dándole en su esfera de ministerio.
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Sección 2
Ahora que hemos echado un vistazo tan profundo a los dones espirituales, es mi oración que
usted haya empezado a discernir cuáles dones le ha dado el Señor. Pero tan solo saber cuáles
son sus dones no es suficiente, sin embargo, para la vida cristiana exitosa. Tenemos también
que utilizarlos para la gloria de Dios y para el fortalecimiento de la iglesia.
2 Corintios 5:10 nos recuerda que tendremos que responder ante Dios por la forma en que
hemos usado nuestros dones en esta vida.
Aprenda de memoria 2 Corintios 5:10 ¿Qué nuevo entendimiento le proporciona Dios acerca de
su tiempo aquí en la tierra?
Asimismo, 1 Corintions 3:10-13 demuestra que nuestras obras serán probadas "con fuego" por
el Señor. En ese momento, todas nuestras obras que estén fuera del plan de Dios se
quemarán, y únicamente las acciones puras y justas permanecerán. Indudablemente,
rendiremos cuentas de lo que hicimos con lo que se nos entregó.
Hermano mío, olvidar ese momento en que el Señor juzgará nuestras obras es ser
terriblemente corto de vista. Puede ser que no ocurra hoy o mañana, pero la Escritura es clara
en cuanto a que un día seremos llamados a dar cuentas de nuestro ministerio. En ese
momento, aunque usted esté seguro eternamente por su vínculo con Cristo, ¿resistirá alguna
de sus obras la prueba del fuego sagrado de Dios?
Cuando hablamos acerca del fruto del Espíritu y de los dones espirituales, no nos estamos
refiriendo a la seguridad eterna, sino más bien a nuestra obediencia. Si yo quiero andar en el
Espíritu, entonces debo ser obediente a Dios. Y esa obediencia requiere que yo cumpla con su
llamamiento en mi vida.
Él nos ha dado dones a todos nosotros con un propósito específico. Si yo me niego a
esforzarme por llevar a cabo ese propósito, entonces estoy viviendo en rebeldía. La Palabra no
deja espacio para la duda: hemos de usar nuestros dones para cumplir con el llamado de
Dios al ministerio a todos nosotros. (1 Corintios 12:7; 14:12)
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Si usted es un creyente en Jesucristo, entonces no hay duda de que está seguro eternamente,
tal como lo hemos estudiado antes con todo detalle. Sin embargo, aunque usted esté seguro,
está poniendo en riesgo su recompensa eterna, si se niega a utilizar sus dones
espirituales según los propósitos del reino. Si está confuso en cuanto a la idea de las
recompensas eternas en el cielo, yo le animo a que repase el curso completo sobre el tema de
la seguridad eterna.
Permítame hacerle una pregunta muy sencilla. ¿Está dispuesto a vivir una vida en la que
dependerá solo de sus talentos naturales y ocupará sus dones espirituales solamente de vez en
cuando? ¿Está dispuesto a presentarse ante el tribunal de Dios y explicarle a Él por qué
malgastó los dones preciosos que Él seleccionó personalmente para usted? Mi hermano, mi
oración es que usted jamás se conforme con lo que sus talentos naturales le puedan ofrecer,
sino que más bien luche impetuosamente por lo que Dios le tiene reservado. Solo hasta ahí
podemos llegar por nuestros propios medios. Dios, no obstante, nos ofrece el poder para
conducirnos con éxito hasta nuestra recompensa eterna. Y eso, en las palabras del apóstol, es
muchísimo mejor (Filipenses 1:23).
Creo que ya se habrá dado cuenta de una verdad que nos hace libres: que sin la ayuda del
Espíritu Santo no podemos llegar a ser lo que Dios quiere que seamos. Cuanto más crezcamos
en nuestro conocimiento de Jesucristo, más se desarrollarán en nosotros sus actitudes y
hechos. En este curso hemos visto lo hermosa que es la vida llena del Espíritu: que no hemos
sido llamados meramente a ser seguidores de Cristo, sino a manifestar su semejanza al
mundo. En San Juan 15:16, Jesús dice claramente: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que
yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca".
Acompáñeme en el siguiente curso, titulado: Cómo compartir su fe, donde trataremos el tema
de cómo el Espíritu Santo nos capacita para hablar a los demás acerca de la esperanza que
tenemos en Jesucristo.
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En el curso anterior aprendimos que Dios no quiere que fracasemos. Su llamado a nosotros es
que vivamos la vida para la cual nos ha capacitado si confiamos en el Espíritu Santo. En este
curso final del tercer ciclo, que se titula: “Como compartir su fe”, aprenderemos cómo el Espíritu
de Dios obra en nuestras vidas para darnos a cada uno testimonio personal de fe. Es mi
oración que cuando concluya este curso, usted sepa:
Qué le impide compartir su fe con los demás.
Cómo y cuando compartir su fe, y
Cómo cerciorarse de que sus hijos conocen a Jesucristo e inculcarles ese conocimiento
por medio de su relación con Dios.
Estoy seguro de que está ansioso por conocer la respuesta a estas preguntas, así que
comencemos.
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la iglesia: Felipe. Pero antes de ir mas allá en esta lección, deténgase y lea Hechos 8:4-39 en
su totalidad, centrando su atención en la persona de Felipe.
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pudo haber dicho tan solo: “Señor, no puedo hablar con ese hombre; va conduciendo su carro;
y en todo caso, a lo mejor no lograría alcanzarlo”.
Ahora bien, ¿por qué es importante todo esto para nuestro testimonio? Porque nuestro carácter
es lo que somos. Nuestro carácter es esa parte invisible de nosotros que habla mas fuerte de lo
que nos damos cuenta. Por eso, si alguien le preguntara: “¿Alguna vez ha dado usted su
testimonio?”, indudablemente, la respuesta sería que sí lo ha hecho. Aun si no damos nuestro
testimonio con palabras, nuestro propio carácter manifiesta algo acerca del Señor todos los
días. De modo que la pregunta para nosotros como creyentes es: “¿Qué está diciendo nuestro
testimonio?”
Por tanto, podemos ver que nuestro testimonio no es algo que redactamos y expresamos
oralmente. Aunque esa pueda ser una manifestación externa de él, nuestro testimonio empieza
por el carácter mas recóndito en nosotros. Si hay algo en nuestro carácter que vaya en contra
de la verdad que conocemos, entonces el resultado será, definitivamente, un testimonio turbio
de Jesucristo.
Sección 2
La segunda parte de nuestro testimonio, tal como podemos observar en la vida de Felipe,
es nuestra conducta. Ahora, dijimos que nuestro carácter es lo que somos; así que nuestra
conducta es lo que hacemos. Cuando miramos a Felipe, es obvio que este es un hombre que
tenía su vida bajo control. No era perfecto en sus caminos, sino que era un hombre como lo
describe la Palabra; de buen testimonio.
Anteriormente, leímos que Felipe era un hombre de carácter fuerte; y yo quiero que usted
entienda que era su conducta lo que daba a conocer su carácter a quiénes lo rodeaban. Esto lo
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vemos, principalmente, en su obediencia radical al llamado de Dios. Felipe hacía todo lo que
Dios le llamaba a hacer, desde servir a las mesas hasta predicar en tierras distantes.
Si Dios nos llama a hacer algo, pero nuestra conducta entra en conflicto con esa obra de Dios,
entonces vamos a tener un testimonio turbio. Recuerde que cuando hablamos de nuestros
testimonios cristianos, sabemos que nuestras acciones hablan mas fuerte que nuestras
palabras. Ahora bien, nuestras acciones no nos convierten en creyentes. Leer la Biblia, asistir a
la iglesia y participar en el ministerio, todas esas cosas son importantes; pero ninguna de estas
obras puede hacernos más ni menos salvos. No obstante, nuestra conducta será una
manifestación sobresaliente de nuestro andar con Cristo. Si hay alguna acción en su vida
que sea contraria a la Palabra de Dios, entonces usted es culpable de desvirtuar la verdad de la
Palabra, y eso dañará su testimonio ante los demás.
El tercer aspecto de nuestro testimonio, tal como se aprecia en Felipe, es nuestra
conversación. Obviamente, esto se refiere a lo que decimos. La mayoría de personas cree que
es aquí donde comienza el testimonio; pero en realidad, nuestra conversación es siempre una
añadidura de nuestro carácter y de nuestra conducta. Toda palabra que expresemos será
comparada con el testimonio de nuestras vidas, y si existe alguna contradicción, nuestro
testimonio puede pasarse por alto completamente.
El testimonio de Felipe en Hechos 8:25-39 pone de manifiesto dos cosas de las cuales
debemos estar conscientes en nuestra comunicación oral del evangelio:
1. Debemos hacer hincapié en la Palabra, no en nosotros mismos. Cuando usted
comparte a Cristo con los demás, ¿cómo empieza? ¿diciendo algo así: “Permítame decirle lo
que Dios ha hecho en mi vida”? Eso es algo muy común, aunque puede ser un problema. Muy
a menudo, nuestros testimonios se debilitan debido al hecho de que iniciamos nuestro
encuentro hablando de nosotros mismos; y a veces, cuando hacemos esto, la conversación no
consigue pasar de ahí. Felipe no abordó al etíope de esta manera. En vez de eso, empezó con
la Palabra de Dios, abriendo las Escrituras y poniendo de manifiesto el poder de Dios por medio
de Su Palabra escrita. Debemos de recordar siempre que no estamos dando testimonio de
nuestros propios logros, sino de la obra de Dios. Esto puede ocurrir solamente cuando nuestra
presentación se fundamente en la Escritura.
2. Debemos centrar la atención en Jesucristo como el tema clave. Es imposible brindar una
presentación exacta de la Palabra de Dios sin mencionar a Jesús. No se trata tan solo de un
personaje bíblico, sino que ¡Él es su vida misma! Y sin embargo muy a menudo somos algo
tímidos para expresar el nombre de Jesús. ¿Por qué?
El nombre de Jesús traza una línea divisoria en la conversación. Resulta mucho mas fácil tener
una conversación acerca de “Dios”, porque la gente no se ve tan amenazada por la idea de
Dios en general. Fíjese, ellos pueden imaginarse casi cualquier cosa cuando mencionamos la
palabra “Dios”. No obstante, cuando nos referimos a Jesús por su nombre, les estamos
pidiendo que tomen una decisión: ¿es Jesús quien pretendía ser o no? Si la respuesta es
afirmativa, entonces eso ejerce, evidentemente, un poderoso efecto sobre sus vidas. Pero si
nuestra conversación carece de este elemento clave, estamos dejando entonces de presentar
el corazón del mismo evangelio.
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Felipe manifestó estos dos aspectos de la conversación al empezar la discusión con las
Escrituras, y seguir trabajando para mostrar cómo éstas señalaban a Jesús. Él sabía que sin
Cristo, no había mensaje de salvación en lo mas mínimo. Debemos recordar nada mas lo que
Felipe nos enseña: estamos llevando personas a Jesús, no a la iglesia.
Hermano mío, ya sea que usted abra o no su boca en algún momento para hablar de Jesús,
usted tiene un testimonio. Las demás personas lo están observando, y todo lo que usted haga o
diga les dice a ellos algo acerca de Jesucristo. Oro para que usted asuma esta carga con toda
seriedad mientras dedicamos estas lecciones a analizar nuestros testimonios; y espero que
comience a traer a la memoria su propia historia de fe a medida que avanzamos a la lección
siguiente, “Dos elementos fundamentales al compartir su fe”.
Vuelva a leer Hechos 8:30-35. Basado en lo que leyó, ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es
falsa?
a. Felipe comenzó a compartir el evangelio después de una invitación de parte del eunuco.
b. Felipe comenzó a compartir el evangelio basado en su propia experiencia personal.
c. Felipe comenzó a compartir el evangelio basado en el lugar donde el eunuco se encontraba
en su trayecto espiritual.
d. Felipe comenzó a compartir el evangelio tan pronto cómo se acercó al carro del eunuco.
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Aprenda de memoria 1 Corintios 2:3-4. ¿Por qué cree usted que es importante que vayamos o
no con el evangelio de Jesucristo a los no creyentes “con debilidad, y mucho temor y temblor”?
Una y otra vez a lo largo de la Escritura, se demuestra que la humildad es indispensable para
un servicio fiel a Dios. (Miqueas 6:8; Isaías 66:2; Filipenses 2:1-5). Uno de los mayores
obstáculos para un testimonio eficaz es nuestro orgullo. Mire, cuando ponemos énfasis en
nosotros mismos (nuestra inteligencia, nuestro atractivo, nuestra personalidad) entonces hemos
hecho de nosotros el centro de interés del mensaje; y, hermano mío, eso es idolatría.
El orgullo va en contra de nuestro testimonio de dos formas. Primero, infla nuestros egos de tal
forma que pensamos que podemos ganar a las personas para el Señor según nuestro propio
esfuerzo. Pablo luchó con esto en su propio ministerio al apartar constantemente la atención de
sí mismo, para dirigirla hacia la obra de Cristo. (1 Corintios 1:17; 2:15).
1. Compare 1 Corintios 1:17 con 1 Corintios 2:1-5 ¿Falso o verdadero? Estas referencias
bíblicas apoyan la verdad de que no tenemos que ser oradores elocuentes o tener
personalidades atractivas para poder compartir a Jesucristo con los demás.
La segunda forma en que el orgullo va en contra de nosotros es que este produce un temor al
rechazo. Debido a que no queremos ser rechazados por los demás, a menudo nos quedamos
callados, cuando nosotros sabemos en nuestros corazones que debemos hablar a favor de
Cristo. Sin embargo, lo que debemos recordar es que nuestra aprobación no se halla en los
hombres, sino en Dios. Lo que quizá se sienta como un rechazo para nuestros orgullosos egos,
en realidad, es un rechazo del evangelio de Cristo, no de nosotros mismos.
Este temor al rechazo es muy distinto al “temor y temblor” que se describe en 1 corintios 2:3.
En este pasaje, Pablo se está refiriendo a su propia sensación humilde de incompetencia. Él
sabía, sin lugar a dudas, que su energía humana no podía conducir a los corintios a Cristo. Sin
embargo, en vez de concentrar la atención en su propia debilidad, Pablo hace brillar la luz con
el único poder verdadero en su vida: el Espíritu Santo.
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El apóstol explica un poco más esto en una carta posterior a los corintios. En 2 Corintios 3:5-6,
Pablo da a conocer lo siguiente “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar
algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual
asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”. De modo que aunque Pablo admite su propia
incompetencia para el trabajo, también recalca el poder abundante del espíritu para cumplir con
los propósitos de Dios por medio de él.
Ya sea que usted trate de testificar a los demás según sus propias fuerzas, o que tenga temor
de compartir el evangelio con ellos por causa de un posible rechazo, usted está operando
dentro de los límites del orgullo. Y mi hermano, es imposible presentar eficazmente el mensaje
de salvación de Jesucristo si su atención está centrada en sí mismo.
Tómese un tiempo para considerar sus móviles al compartir el evangelio con la gente. ¿Lo
comparte usted debido a su amor por ellos, o debido a su deseo de convencerlos de que usted
tiene la razón? Y si no ha compartido el mensaje de salvación de Jesucristo durante algún
tiempo (o nunca), ¿se debe a su temor al rechazo, o a que el testimonio de su vida no es lo
bastante fuerte? Mientras reflexiona sobre su respuesta a estas preguntas, y las anota en su
diario, pídale a Dios que haga la obra que sea necesaria en su corazón.
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2. La segunda clave para un testimonio eficaz es tener el mensaje correcto. Pablo era
un filósofo sobresaliente, quien había estudiado con los maestros más eminentes de aquella
época. Sin embargo, al predicar a los corintios, les dirigió un mensaje nada complicado: “Pues
me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado” (1
Corintios 2:2)
Como puede ver, no importa si usted está hablando con un profesor de filosofía, un científico, o
un niño pequeño; el mensaje del evangelio es el mismo para todos. Y quizá usted diga: “¿Pero
qué pasa si ellos plantean este tema o aquel otro tema?” Bueno, puede que en realidad ellos
planteen ciertos asuntos que usted no pueda resolver. No obstante, esos asuntos secundarios
no deberían apartarlo a usted nunca del mensaje del evangelio. Cuando la gente trate de
desviar su conversación, usted deberá traerlos de vuelta a Jesús.
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Solo hay un mensaje de salvación para toda persona: Jesucristo, el Hijo de Dios, experimentó
una muerte expiatoria en el Calvario, saldando así la deuda de pecado de toda persona. Tres
días después, su Padre celestial lo liberó de la tumba, y esa victoria está disponible para todo
aquel que reciba a Jesús como Salvador de su vida. Ya está; ese es el mensaje. Usted no tiene
por qué avergonzarse nunca de él, o ponerlo en tela de juicio, o disculparse en cuanto a él.
Solo tiene que compartirlo.
Yo he testificado a Ricos y a mendigos, y en ambos casos, siempre predico el mismo mensaje.
¿Sabe usted por qué? Porque todo hombre está en la misma condición. Todos somos
pecadores y lo que mas necesitamos es la salvación que está disponible por medio de Cristo
Jesús.
Con esto en mente, quiero que analice seriamente su propio testimonio, y que identifique las
cosas en su vida que podrían impedirle compartir su fe. ¿Siente temor al rechazo? ¿Se siente
mal preparado? ¿Hay alguna actrividad o hábito en su vida que contradiga la verdad que usted
conoce? Empiece a limpiar su corazón en oración de estos obstáculos, mientras avanzamos a
la siguiente lección, Cómo tratar al no creyente.
En esta lección, las preguntas de su diario lo han motivado a usted a analizar el posible origen
de su fracaso para compartir a Cristo con los demás. Sin importar dónde nos encontremos en
nuestra relación con Jesús, todos nosotros luchamos de vez en cuando con esta situación.
Puesto que ya ha discernido el origen de su lucha, dedique un tiempo a la oración, pidiéndole al
Señor que le ayude a discernir si el rendir cuentas puede ayudarle. Si descubre que sí le
ayudará, ore para que Dios le lleve hasta un hermano o hermana en Cristo que le pueda ayudar
a ser responsable de seguir las instrucciones del Señor en cuanto a compartirlo a Él con los
demás. Asimismo las metas podrían resultarle de provecho en su deseo de crecer en esta área
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de su andar por fe. Cuando Dios le de a conocer un medio por el cual rendir cuentas, póngalo
por escrito, y sea concreto. Y si necesita mencionar a alguien por su nombre, hágalo, y léalo
con frecuencia.
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Aprenda de memoria Colosenses 4:6. Analice ahora algunas referencias cruzadas con
respecto a este pasaje de las Escrituras: Efesios 4:29; Marcos 9:50 y 1 Pedro 3:15. ¿De qué
manera debe usted hablar con los no creyentes? ¿Qué actitud debe adoptar al hablar? ¿Qué
comparación se hace entre sus acciones y palabras, y la sal? Pídale a Dios que le hable a su
corazón acerca de las formas específicas de aplicar esta Escritura y apunte aquí lo que Él le
diga.
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Piense e el ambiente en que usted vive y trabaja. ¿Cuáles personas ha puesto Dios en su vida
para que usted influya en ellas? Pídale a Él que le señale algunos lugares y personas que Él ha
permitido en su vida, para que su testimonio pueda influir en los no creyentes de manera
permanente. Anote los nombres y situaciones aquí en su diario, y ore por cada uno de ellos.
La segunda pregunta es esta: ¿Qué debemos hacer para ejercer influencia en ellos? Ya
hemos visto que nuestras tres áreas de influencia más dinámicas son nuestro carácter
personal, nuestra conducta y nuestra conversación. Es importante notar que en Colosenses
4:5-6, Pablo reitera este mensaje, asesorándonos en cuanto a nuestra conducta y
conversación. Es claro que no podemos eludir nuestra responsabilidad en estas áreas críticas.
Dedíquese un tiempo a leer con todo cuidado los pasajes que veremos a continuación. Luego,
con el uso de su diario, responda a las Escrituras, identificando la instrucción específica de
cada pasaje, y los resultados de obedecer la Palabra en estas áreas.
Mateo 5:16 - Filp 2:14-15 - 1 Corintios 10:32-33 - 1 Tesalonicenses 4:11-12 - 1 Pedro 2:12
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Tenemos la responsabilidad para con los no creyentes de ser irreprochables. Esto no significa
que tengamos que ser impecables, porque todos nosotros a veces fracasamos. Sin embargo,
debemos procurar ser como Cristo en todas las áreas de nuestras vidas. A menudo, un no
creyente puede señalar una actitud específica o una acción pecaminosa en la vida de un
creyente, y decir: “¡Vaya, miren eso! Yo ni siquiera pretendo ser cristiano, ¡pero yo jamás haría
algo así!” Mi hermano, si hemos de ser testigos eficaces de Jesucristo, entonces debemos librar
nuestras vidas de cualquier obstáculo semejante.
La tercera pregunta al considerar nuestra conducta es esta: ¿Cómo debe ser esta
conducta? En Colosenses 4:5, Pablo da a conocer que un elemento clave para nuestra
buena conducta es la capacidad de andar sabiamente, es decir, de actuar desde una posición
de sabiduría por medio de la cual podemos ver nuestras vidas y acciones desde el punto de
vista de Dios, y responder a ellas correctamente.
“Bueno, eso es estupendo (puede decir usted), pero ¿cómo comenzamos a obtener esta
sabiduría?” Esa es una buena pregunta. Permítame compartir cinco aspectos específicos
sobre cómo podemos alcanzar la sabiduría santa.
1. Aprenda los principios de la Escritura. Es falso que haya un hombre sabio o una mujer
sabia que desconozca la verdad de la Palabra de Dios. Dios quiere transmitirnos su
sabiduría; todo lo que debemos hacer es pedirle esa bendición.
2. Obedezca esos principios. Si aceptamos la Palabra como verdadera, entonces debemos
poner en práctica esas verdades en nuestras vidas.
3. Considere los resultados de su obediencia a esos principios. Esto es esencial, aunque
a menudo se pasa por alto. Básicamente, debemos analizar continuamente lo que hicimos
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y cual fue el resultado. Mientras lo hacemos, podemos comenzar a esperar con ilusión la
obra de Dios, porque nos hemos disciplinado para decir: “Esto es lo que hice, y así es como
Dios ha respondido”.
4. Observe la desobediencia de los no creyentes. Debemos mirar las vidas de aquellos que
no conocen a Cristo, para familiarizarnos con su necesidad desesperada, aunque a
menudo escondida, de Él.
5. Observe las consecuencias de la desobediencia de los no creyentes. Así como
crecemos al analizar los frutos de la obediencia, también podemos adquirir un gran
entendimiento al mirar los resultados de la amarga desobediencia (Proverbios 21.12)
Ahora que ya sabemos cómo obtener la sabiduría divina, ¿cómo podemos aplicar esa sabiduría
a nuestras relaciones con los no creyentes? Después de todo, si la palabra de Dios no produce
un cambio significativo en nuestra conducta, entonces no hemos comprendido la totalidad de su
impacto en nuestras vidas. Por consiguiente, debemos decidirnos por permitir que la sabiduría
de Dios se manifieste en nuestras vidas. El seguir estos principios podrá brindarle alguna
ayuda:
1. Extienda su mano a los no creyentes con una actitud de siervo. Es sencillamente
asombroso lo que sucede cuando nos entregamos al servicio de los demás y podemos
ayudarles. Que cuadro tan maravilloso de Cristo puede ser este para alguien que está
necesitado.
2. Acepte a los no creyentes tal como son. Recuerde, jamás debemos dar la impresión
de que alguien debe “asearse” antes de venir al Señor.
3. Recuerde dónde se halla el no creyente: fuera del cuerpo de Cristo. Para poder
aceptarlos, debemos recordar que ellos están perdidos, separados de Dios y sin el
Espíritu Santo.
4. Evite la apariencia de mal. Hay algunas conductas de las que quizá necesitamos
despojarnos con el fin de ganar a una persona para Cristo. Esto no quiere decir que
debamos mentir o ser de “doble ánimo”; mas bien se refiere a ciertas acciones que
aunque sean pecaminosas, todavía pueden hacer que un no creyente tropiece.
5. Permita que sus relaciones con los no creyentes ser caractericen por su
amabilidad. Muy a menudo, pasamos por alto el simple poder que hay en una sola
palabra de amabilidad. Debemos vivir vidas que muestren el gozo y la gracia que se nos
ha dado en Cristo.
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2. ¿Cuál de las siguientes es una expresión de sabiduría divina en las interacciones entre un
creyente y un no creyente?
a. Negarse a ofrecer su amistad a alguien que está involucrado en una relación
pecaminosa.
b. Hablar de la esperanza que usted tiene en Cristo, cuando un amigo no creyente
manifiesta sus sentimientos de desesperanza.
c. Llevar a un no creyente en el auto al trabajo cuando su vehículo se descompone.
d. Decidir no reírse a causa de ciertas bromas en la oficina que ridiculizan o maltratan a los
demás.
e. B, c y d
f. Ninguna de las anteriores
g. Todas las anteriores.
Finalmente, para poder tener un testimonio eficaz en nuestra conducta, debemos aprovechar al
máximo el tiempo que se nos ha dado (Colosenses 4:5-6). Para esto se necesita una gran
sensibilidad hacia las necesidades de quiénes nos rodean. Debemos ser sensibles ante las
palabras que ellos expresan, las señales de su lenguaje corporal, y la condición de sus vidas.
¿Han sido lastimados o afligidos? ¿Están sufriendo? ¿Se sienten entusiasmados, confusos,
gozosos, etc.? Cualquiera que sea la situación de ellos, trate de ser sensible ante sus
necesidades, y responda como es debido. Esto nos permitirá fomentar un ministerio de tan solo
“estar ahí”, el cual puede servir para fortalecer nuestro testimonio acerca de la presencia
permanente de Dios en nuestras propias vidas.
Relacionarse con los no creyentes suele ser difícil, aunque esa dificultad no debe impedirnos
jamás estar tan ocupados en las vidas de los demás, que podemos convertirnos en una fuerza
poderosa a favor de Cristo entre “los de afuera”.
En la lección que sigue, continuaremos con este importante estudio, para lo cual echaremos un
vistazo minucioso a la forma en que nuestras palabras pueden utilizarse para el reino de Dios.
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Agradézcale a Dios por ellas, y luego pídale que le ayude a ser una luz para alguien, de la
misma manera en que esas personas lo fueron en su vida.
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Aprenda de memoria y reflexione sobre Efesios 4:29. ¿Qué dice Pablo que no debe salir de
nuestras bocas como creyentes? Por el contrario, ¿qué dice él que es conveniente para el
lenguaje de alguien que ha sido redimido por Cristo?
En Colosenses 4:5-6, Pablo presenta dos características específicas que deben distinguir
nuestras palabras. Primero, él dice que nuestra palabra debe tener gracia. Es fácil ver
cuando alguien no habla con gracia. ¿Hay personas en su vida que cada vez que abren su
boca, le arrojan veneno verbal a cualquiera que esté cerca? Estoy seguro de que sí ha topado
con ellas. Obviamente, a nadie le agrada estar cerca de estas personas, al saber que nada
positivo, alentador o amoroso saldrá jamás de una boca venenosa.
Ahora bien, lo preocupante aquí es darse cuenta de que muchas de éstas víboras verbales son
cristianos. Mi hermano, esta clase de palabras puede destruir por completo su capacidad de ser
un testigo eficaz para el Señor. En vez de utilizar nuestra conversación para derribar personas,
aquí se nos manda que hablemos con gracia; es decir, que seamos amistosos, amables,
corteses, atentos, compasivos y considerados en lo que expresamos.
Efesios 4:29 deja bien claro este asunto al decir: “No salga de vuestra boca ninguna palabra
mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que
imparta gracia a los que escuchan”. (LBLA)
Este pasaje señala que nosotros somos responsables de lo que decimos. Cada vez que
abrimos nuestras bocas, tomamos una decisión; y Pablo dice que nuestra decisión debe ser no
permitir que salga ningún lenguaje indecente, áspero y ofensivo.
Pero él también declara lo que debería salir de nuestras bocas: solamente aquellas palabras
que sirvan para la enseñanza o la edificación de quienes nos rodean. Y nuestras palabras
deben satisfacer la necesidad del momento, lo cual significa que debemos ser sensibles a las
necesidades de los que nos rodean. Cuando identificamos una necesidad en la vida de alguna
persona, nuestras palabras y nuestra conducta deben intervenir para satisfacer esa necesidad,
“a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29)
Hermano mío, todas las personas (cada una de ellas sobre la faz de la tierra) necesitan
edificación. Todo el mundo necesita aliento. Cuando somos capaces de satisfacer esa
necesidad en los demás, les estamos mostrando la gracia de Dios. Y para los no creyentes,
esta es una forma eficaz de presentarles el amor de Dios. Quizá nos parezca sencillo brindar
una palabra insignificante de amor o de aliento; pero a menudo se nos olvida cuán eficaces
pueden ser nuestras palabras. Estas tienen poder para derribar o edificar. Como testigos de
Cristo, tenemos la responsabilidad de utilizar nuestras con fines constructivos y Cristocéntricos.
De manera muy auténtica, nuestras palabras pueden tener una repercusión eterna en la vida de
alguien. Debemos utilizarlas con sumo cuidado.
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Tómese unos minutos para completar este ejercicio de memorización: Considere las
conversaciones que usted sostuvo (tanto con creyentes como con no creyentes) durante la
semana pasada. Dedique un tiempo a apuntar los temas de cada conversación, y de las
observaciones que usted hizo que resultaron edificantes, así como las que no fueron tan
edificantes. Al reflexionar sobre su lista, ¿son la mayoría de sus comentarios positivos o
negativos? ¿Su presencia les da ánimo a esas personas, o las seduce a descubrir lo negativo
en la vida? Nuestra conversación surge de las creencias y actitudes en nuestros corazones.
Pídale a Dios que le dé a conocer y que purifique cualquier actitud impropia dentro de su
corazón, que pueda estar condiciéndole a un lenguaje desagradable.
Sección 2
La segunda característica de nuestra palabra es que ésta debe estar “sazonada con sal”.
Ahora bien, ¿qué hace la sal? Ésta da sabor, preserva y sana. La sal sirve para muchas cosas
útiles, y Pablo dice en Colosenses 4:5-6 que nuestra palabra debe ser igual.
El truco para nosotros consiste en entender lo que quiere decir “sazonar” nuestra palabra. Al
cocinar, si usted agrega demasiada sal, eso puede arruinar por completo la comida. Sin
moderación, la sal puede arruinar, escocer, quemar y secar nuestros alimentos completamente.
Sin embargo, cuando se usa correctamente, el “sazonar” con sal puede ser el toque final que
conduce a una comida a su mas delicioso final.
¿Y qué significa esto en cuanto a nuestras palabras? Significa que con una actitud de gracia y
amor, hemos de ser firmes cuando necesitemos ser firmes, y fuertes cuando necesitemos ser
fuertes; además, debemos decir la verdad aunque esta duela, y aunque haga que la gente se
aleje de nosotros. Sin embargo, todo esto hemos de hacerlo con gracia y amor, demostrando
fortaleza y compasión. No hemos sido llamados a tener un lenguaje salobre, sino más bien a
sazonar nuestras palabras. Esto significa que la gracia debe ser siempre nuestra guía al hablar.
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1. ¿Falso o verdadero? Nuestras palabras deben siempre manifestar la verdad con una
franqueza severa, sin importar lo perjudicial que esto pueda resultar, incluso si amarga a las
personas respecto a Cristo.
Y entonces, ¿cómo vamos a tratar a los no creyentes? Mediante nuestra conducta y nuestras
palabras, debemos representar fielmente a Jesucristo, de tal manera que eso los atraiga a Él.
También, debemos procurar defender todo lo que Cristo defiende, para que cuando los no
creyentes nos vean, puedan tener un vislumbre de Dios.
Con esto en mente, permítame hacerle una pregunta final; esto es algo que también yo mismo
debo preguntármelo constantemente: Por medio de su conducta y sus palabras, ¿está usted
llevando personas a Cristo, o alejándolas de Él? No debemos olvidar jamás que nuestra
conducta y nuestras palabras están representando constantemente algo acerca de Jesucristo, y
que debido a eso, estamos afectando su vida eterna. Si un no creyente no puede mirarnos y
querer saber (por esa razón) mas acerca de Jesús, entonces estamos alejando activamente a
esa persona de la única fuente de salvación eterna. Esta es una tremenda responsabilidad que
no debemos olvidar jamás.
Conclusión:
Usted acaba de concluir el tercer ciclo. Este ciclo tenía como objetivo transformar su
entendimiento de lo que verdaderamente significa ser un discípulo de Jesucristo. Repasemos
las verdades que hemos aprendido:
En el curso a se recalca la importancia de la oración, y se explica lo que es y no es la
oración. También aprendimos cómo escuchar a Dios.
Otra cosa importante que aprendimos es cómo manejar la palabra de Dios, la Biblia. El
curso b nos muestra cómo creer en la Palabra de verdad y cómo ponerla en práctica.
En el curso c aprendimos que sin la ayuda del Espíritu Santo que mora en nosotros no
podemos de ninguna manera vivir la vida cristiana.
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Y el último curso nos enseña los fundamentos sobre cómo compartir nuestra fe con los
que no son creyentes.
No importa cuánto tiempo llevemos de ser creyentes, es de vital importancia que aprendamos,
que recordemos y que pongamos en práctica estas verdades todos los días de nuestra vida.
Gracias por su dedicación y empeño en el estudio de estos cursos. Ahora ya está capacitado
para aprender acerca del crecimiento espiritual, que veremos en el siguiente ciclo de cursos de
los Fundamentos de la fe. Sírvase acompañarnos en el cuarto ciclo, titulado: En pos de la
madurez.
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