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Esperanza te quiero,
y la noche al lucero.
También quiero dar las gracias a la pregonera del año pasado Ilari Gómez
Orta por sus palabras hacia mi persona, ¡gracias!.
Aquí estoy madre, madre de todos los redondeleros, aquí estoy para
cumplir mi plegaria; esa plegaria que llevo años de silencio, guardando y
viviendo de tantos recuerdos y vivencias que no puedo ni debo dejar pasar
ni un día más para darte las gracias.
A lo largo de este camino para mí dificultoso, pero emotivo e ilusionante,
os habré abierto mi corazón al completo. Con mis modestas palabras, solo
intentaré ser como soy y manifestar la Fe y el amor por nuestra madre de
la Esperanza.Os pido, que por mis lógicos nervios, no tengáis en cuenta
mis fallos y tampoco si a lo largo de mi intervención mi voz se viese
quebrada por la emoción; no es fácil al menos para mí, la tarea que se me
ha encomendado, ser pregonera de la romería de nuestra señora de la
Esperanza y califico esta tarea de dificil, porque siendo sincera me gusta
escribirle a nuestra madre pero, otra es estar aquí delante de un pueblo y
abriros mi corazón.
Hoy quiero estar con vosotros en este meditar lleno de emociones, que
para todos es la romería de nuestra Esperanza. Hoy madre quiero romper
mi característico silencio y con mi voz pregonar tu gloria, por eso te pido,
que esta noche me ayudes para que mis palabras sepan transmitir lo que
siente mi corazón, el amor de una hija a su madre. Hoy quiero vencer mis
miedos y publicar en voz alta todo lo que te quiero
Para nosotros tus hijos, solo nos basta mirarte para saber que eres la
alegría de nuestro pueblo, y tiene un nombre Esperanza, Nuestra señora
de la Esperanza, bonito nombre, bellísimo nombre, bendito entre los
nombres, solo preonunciarlo me dice, luz, guía, camino y sobre todo
esperanza.
Hace unos años en esta iglesia delante tuya, me propuso Manolo Ramos
ser tu pregonera.
¿Cuál fue mi primera respuesta? ¡Yo No! ¡Yo No! ¡Tú estás loco! Palabras
que salieron de mis labios sin apenas pensarlo; en ese momento un
escalofrío recorrió mi cuerpo, mi corazón se me salía de mi pecho y mis
ojos se inundaron.
Pero, ahora digo ¡SI! Porque te lo debo, te debo tanto y tú lo sabes porque
eres la luz de mi camino, en ti encuentro la paz y tranquilidad que
necesito, tú, me has levantado cuando me he derrumbado, siempre me
ayudas a levantarme y a continuar luchando, eres toda Esperanza mía.
El día dos de junio del año pasado iba bajando la cuesta de la Bota, esa
que me pone los pelos de punta y cuando la subo se me inundan mis ojos.
Esperanza, sabes que siendo una niña tenía un sueño,un sueño hecho
promesa, una promesa hecha ilusión, una ilusión hecha plegaria, una
plegaria hecha realidad y todo gracias a ti Esperanza.
En agosto, sales de reina con tu hijo, maravilla del mundo que llevas
reclinado en tus brazos, su sonrisa, su caricia y su abrazo se quedan
impresos a fuego en tu corazón de Madre para siempre. Dios te hizo en un
molde de diamante y rubies, después de crearte rompió el molde. Le
saliste hermosísima, adornada de todas las virtudes, con sonrisa celestial,
donde tus costaleros te pasean por tu pueblo, donde tú le curas sus
heridas, consuela sus penas, enjuagas sus lágrimas, suavizas todo y
sobretodo perdonas todo. Puertas y ventanas abiertas, balcones
engalonados, donde Manolo Ramos quiere alcanzarte y te lanzan nubes
de pétalos convirtiendo la calle San Sebastian en una gran alfombra
multicolor.
Por fin llega el mes de junio, mes deseado por todos los redondeleros,
donde llevo un año señora desojando mi almanaque, vivo soñando tu
camino, me está llamando al sendero, un replicar de campanas y cohetes
hacia el cielo. Las veces que me despierto y paso las noches en vela,
soñando con el camino para ir a tu vera. Se va llenando de aromas las
lindes de los caminos, el aire lleva la copla a refugiarse en los pinos. Ya
vuelan mis pensamientos por verte de pastora, por esos caminos de
arena, esa noche de luna, de estrellas y escalofríos.
Recuerdo que cuando chica no quería estudiar, lo tenía muy claro, quería
trabajar; iba a las campañas de fresas, por la tarde al campo de Remijo con
mi tía Florencia a despesonar fresas por cuenta, así ganaba algo de dinero
para poder alquilar mi caballo junto a mis amigas Cristi, Anto, María José y
Ana Aurora.
Ese recorrido que me trae tantos recuerdos, tantas vivencias vividas, a una
persona que era el cabecilla de tu romería; pero sé que él sigue tu camino,
pendiente de todo, pendiente tuya. Él en su caballo sigue dirigiéndote
Esperanza, en el buen camino, un camino de risas y alegrías, un camino de
devoción y plegarias.
Ese fue su último camino, un camino que hizo con su hijo, en el cual llegó
un poco defraudado. Decía que las ramas de los pinos te darían en tu
hermosa cara y las raíces de los pino borrarían tus pisadas.
Ese fue su último camino, ese camino que lo recorría con tanta ilusión y
esperanza. Desde entonces me llevo preguntando ¿por qué te lo llevaste
madre mía? Porque aquel fatídico quince de junio de 2004 fue el peor de
nuestras vidas; ya no lo veríamos más, ya no guiaría a esos caballistas en
tu romería, ya no dirías más prima arreglame el sombrero. Un sombrero
que lo arreglaba cada año, porque él quería ir perfecto en tu romería;
siempre recordaré sus consejos, siempre me decía prima una mujer jamás
se quita el sombrero, ni delante de la virgen que más quiero.
Para mí la romería es lo más bonito que hay, el convivir con los amigos, la
familia, donde conoces gente nueva, donde conocí al que es mi marido, el
padre de mis hijos.
Que bonito ser mujer, madre cuando se nace redondelera, cada vez que
pares a un hijo a tí Esperanza te lo llevan, para cuando sean mayores en tu
paso ellos se metan, llorando rotos de amores te pasean y te llevan hasta
tu iglesia.
Campanitas de plata quisiera ser como dicen las sevillanas, que mayor
privilegio hay que el de ir junto a tí Esperanza y acompañarte al son de
sevillanas, toques de flauta, tambor o al compás de unas palmas bien
tocas. Nuestra romaría está llena de sonidos, desde el crujir de la carreta
al silvido de un cohete, desde el replique de las campanas al choque de
unas herraduras sobre la carretera; sonidos que para muchos son ruídos
pero, para mi es un reclamo que me acelera el pulso y me anuncia que
estamos en la semana más grande del año.
Sales a hombros de los redondeleros los que más te quieren, los que te
van meciendo con los cantes, plegarias y rezos; no les importan el peso en
los cuerpos, porque llevan en sus pechos otro más hondo y se ofrecen a
llevarte porque saben que les calmarás todos sus pesares, te van llevando
y en cada paso que dan desponjan sus penas.
En el camino voy cerquita tuya, donde lee mis labios y nos contamos
nuestras penas; yo le abro mi corazón, entonces descubre lo que hay
dentro de él y lo que de verdad siento dentro de él. Los niños te
acompañan y juegan a ser el mejor caballista, las niñas se recogen el pelo
y se lo adornan con flores del camino. ¡Qué tendra nuestro camino, que
año tras año lo repite los peregrinos, peregrinos de fuera, peregrinos
queridos porque nuestra Esperanza acoge a todos sus hijos.
Las vivencias del camino marcarán la senda en sus vidas, algunos andarán
despacito el camino con humildad tras la carreta en el silencio, otros irán
dibujando recuerdos por cada paso del camino. Hay momentos que no se
pueden explicar; el ir caminando con un amigo al lado de tu carreta y de
pronto, surge esa conversación, esas confidencias o simplemente abres tu
corazón en ese camino, yendo andando por tus arenas rodeada de arte,
sentimientos, y eso es lo que hace el camino especial a un redondelero.
Esos momentos que aunque estás sola con tus sentimientos, en tu
promesa ves que no estás sola, están tus hermanos andando contigo el
mismo camino, rezando y llorando contigo, riendo y disfrutando de una fé
y un sentimiento. Es un camino de calor, un camino polvorido, pero todos
vamos en tu camino.
Nos vamos acercando al cabezo Santa Brigida, que estampa tan bonita,
donde se ve todo tu pueblo bailando en tu compañía, pasamos el camino
de la Zurrera hasta llegar a tu pozo de la jeza, tu pozo vendecido, donde es
bautizado los nuevos peregrinos que se estrenan ese año haciendo el
camino. Allí son bautizados con un nombre relacionado con el camino, un
nombre que llevarán siempre sonsigo; los cantes, bailes y sonidos del
camino de los que han sido testigos del bautizo se van, por tanto
trasladándose de nuevo en tu camino; llegamos a Urbasur, allí recordamos
tu primera romería y te rezamos, seguimos andando, nos metemos en el
camino, ese camino de pinos, sol y marismas; que estampa tan bonita,
donde los pinos te abrazan con cariño, donde llevas un sendero en el cual
guías a tus peregrinos. La tarde va cayendo y el sol del atardecer va
pegando en tus mejillas, mejillas sonrojadas del calor del camino; nos
acercamos a la playa donde los caballistas por respeto a tí se afilan de lado
a lado con sus sombreros en las manos, donde te tiran piropos y alagos. Ya
estás en tu playa, ya suenan las olas del mar, que se van calmando al verte
llegar. Te meten en el agua, el agua se vuelve cristalina y en ella se refleja
tu cara divina; te cantamos la salve por los marineros que ya no están, que
estampa más bonita, una estampa donde el momento es único, donde los
corazones allí presentes laten más fuerte que nunca, donde se quedan
grabadas en las retinas de los ojos allí presentes, ese momento que sólo
los redondeleros tenemos el privilegio; la mar de fondo, los rayos del sol
pegándote en tus mejillas, la subida de las arenas, esa subida donde Saúl
altera los bueyes; tranquilo Saúl, deja descansar a los bueyes que aquí
está su pueblo para llevarla hasta el cielo.
Vámonos para tu ermita, donde pasas por las casetas abiertas, donde en
ellas te piden salud para volver a ellas.Rifamos tu pendón, el pendón que
todo el mundo espera tener en sus casas para hablarte, rogarte y sobre
todo rezarte.
¡Qué guapa estás Madre de la Esperanza! Con que mimo y con que cariño
te ha vestido y perfumado tu camarista. Es el momento de la fiesta
religiosa, en tu honor madre, hermosa ceremonia romera.
Como veis el mes de junio del año pasado, llegó pegando fuerte en mi
almanaque, señalando días claves. Día dos me propusieron ser tu
pregonera, de la más grande, día quince día donde nos arrebatan los
hombres de mi casa, día treinta me proponen de nuevo formar parte de la
junta de mi hermandad de la Esperanza. Sueños cumplidos y sueños que
no debieron de existir. Conforme se aproxima la hora, todo tu pueblo se
va arremolinando en torno a la ermita y a lo largo de todo el recorrido
para seguir cantándote, para seguir lanzándote ¡Vivas! Para seguir
diciéndote ¡guapa! Para hacerte romera con tu pueblo. Con los años
comprendí que no era tal procesión, si no que la virgen de la Esperanza
tenía ganas de salir a dar un paseo por los caminos y sus hijos la
acompañamos, en filas sino apiñados en torno a la carrtera donde va
nuestra Esperanza. La tarde noche va cayendo, especial, brillante,
emotiva, imborrable. Tarde en que tu madre te hace peregrina y te vienes
con nosotros porque quieres que continuemos de celebración, hacer
Madre el camino de vuelta acompañándote, emocionándonos cuando
entramos en el pueblo junto a tí; son para mí de los momentos también
más hermosos y emocionante. Si toda la romería es hermosa, cuanta
vitalidad, una explosión de alegría y el reencuentro con tu pueblo, son
emociones más intensas.
Así de gozosa entras Madre al pueblo, tus hijos te esperan orgullosos para
pasearte en ellas. Entra lentamente en la calle iglesia, toda engalonada,
redondeleros alumbrando tu entrada con antorchas, gitanillas bailando,
conforme nos adentramos en ella la noche va avanzando y se va haciendo
dueña, pero las luces encendidas y las luces de sus faroles hacen, si cabe
más bella la estampa y así poco a poco vamos llegando a tu casa. Se hace
cada vez más dificil el caminar y el querer y casi no poder tocarte aunque
sea de forma ligera tu manto. Llegando a tu iglesia rompen a vuelo tus
campanas anunciando tu llegada ¡qué aquí ya no cabe ni un alma! En la
puerta y en su interior se siguen agolpando tus hijos, para seguir dándote
la bienvenida.
Ya con tus últimos esfuerzos entras en tu iglesia, seguro que llegas bien
cargada de alegría y agradecimiento, llena de peticiones, súplicas y
rogativas. Madre ya estás en tu pueblo, aquí estamos tus hijos esperando
que nos seque las lágrimas, esperando que nos sigas regalando tu amor;
ese amor tuyo, generoso, desinteresado, ese amor fuerte que aguanta y
que resiste, ese amor de Madre que sin pedir nada a cambio das la vida.
Los nervios se acercan, cantamos las últimas salves, los últimos vivas, todo
va llegando a su fin. Tu carreta nuevamente subió al cielo y todo tu pueblo
se abraza, lloran dándote las gracias a tí Esperanza, reina de todos los
redondeleros por regalarnos esta romería, este sueño hecho realidad para
algunos. Con palmas y vivas nos despedimos de tí y vamos ideando la
próxima romería; mi oración en voz alta podría haber sido mejor o
sencillamente distinta pero, en ello he puesto toda mi ilusión,
sentimiento, dedicación y amor por mi gente, por mi pueblo que sois
vosotros y por supuesto por nuestra virgen de la Esperanza. Ella nos
acompañará hasta el final de nuestros días, mientras tanto será nuestra
Esperanza que nos ilumina el día a día, Esperanza en las inquietudes y
preocupaciones, Esperanza en nuestros miedos y temores, Esperanza en
nuestras enfermedades y dolores, Esperanza de nuestro sin sabores, en el
trabajo, Esperanza también para sanar nuestro orgullo y vanidades.