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Microorganismos emergentes
Cuando pensábamos que ya no suponían una amenaza real y que estaban prácticamente
controlados, algunos de los microorganismos más conocidos vuelven para sobrevivir a los
métodos actuales de conservación y procesado de los alimentos.
Si bien algunas de las enfermedades que provocan son “viejas conocidas”, por ejemplo la
salmonella, se consideran emergentes porque están ocurriendo con mayor frecuencia y han
ocasionado, en las últimas 2 décadas, brotes epidémicos en varios países desarrollados y en
vías de desarrollo, poniendo en evidencia la fragilidad de los programas de prevención y
control de las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAs).
¿Qué ocurre si ingiero alimentos contaminados por estos
microorganismos?
Aunque cada uno de ellos provoca diferentes síntomas y estos van a depender del número
total de microorganismos presente en el alimento, la sensibilidad individual y la cantidad de
alimento ingerido, de forma general los síntomas que se producen son:
Los más comunes
– De tipo gastrointestinal: Náuseas, vómitos, diarrea aguda, dolor y calambres abdominales.
– Fiebre, dolor de cabeza.
– Escalofríos, mareos.
En casos más graves
– Arritmias y dificultad para respirar.
Estos síntomas se pueden experimentar desde minutos después de la ingestión del alimento
contaminado a días más tarde, donde resulta más difícil la detección del agente causante.
¿Cómo evitarlos?
Dentro de los alimentos y el agua de consumo algunos son potencialmente peligrosos y hay
que prestar especial atención a ellos. Así, los alimentos ricos en agua (alta tasa de humedad),
ricos en proteínas, los no procesados (frescos) y con baja acidez tienen mayor probabilidad de
ser contaminados por estos microorganismos emergentes y llegar al consumidor final si no
aplican medidas.
A nivel casero, pautas tan básicas como lavarse frecuentemente las manos, separar los
alimentos crudos de los cocinados en la nevera y aplicar técnicas culinarias apropiadas (calor
y tiempo suficiente) son básicas para evitarlos.
Es importante que en restauración colectiva todo el personal esté debidamente formado y se
cumplan las normas relativas a la manipulación de alimentos para evitar que se produzcan las
citadas ETAs.
Además la industria alimentaria debe desarrollar programas de control para la identificación y
destrucción de estos microorganismos antes de que sus productos lleguen al mercado
ayudando así a proteger la salud pública. En este aspecto cobra especial importancia el
disponer de un buen sistema APPCC que ayude a detectar peligros potenciales de
contaminación estableciendo los mecanismos adecuados para minimizar su incidencia, así
como una trazabilidad adecuada para que, en el peor de los casos, contribuya a solventar de
manera rápida y eficaz posibles casos de contaminación.
Referencias
1. Hernández Cruza, Pablo. Bacterias patógenas emergentes transmisibles por los alimentos.
Recuperado el 22 de Julio de 2019 de:
http://www.analesranf.com/index.php/mono/article/viewFile/1111/1128
2. Consumer. Higiene, clave en la prevención de Campylobacter. Recuperado el 23 de Julio
de 2019 de: http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-
consumo/2012/11/07/214022.php
3. Universo porcino. 10 medidas prácticas de bioseguridad en granjas porcinas. Recuperado
el 23 de Julio de 2019 de:
http://www.aacporcinos.com.ar/articulos/10_medidas_practicas_de_bioseguridad_en_gr
anjas_porcinas.html
https://aizea.es/microorganismos-emergentes/