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Arquitectura
arquitectura ecléctica kitsch que campeó en lo que antecedentes, entre otros alardes técnicos.
equivocadamente se sigue llamando “arquitectura De esa relación obscena y ambiciosa quedaron
republicana”, en donde están presentes muchos otras evidencias: las ruinas de la narco arquitec-
de los principios estéticos del Nar-decó, especial- tura; aunque no tienen el halo romántico de la
mente la copia de un supuesto modelo que deriva ruina histórica y patrimonial, sí cuentan con un
y narcotráfico
muchas veces en la caricatura, por replicar formas aire misterioso que las envuelve, e igual dan lugar
con otras materialidades lejanas a las del original, a otro tipo de arqueología. Ahí, en el paisaje ur-
la falta de finura en los detalles y la pérdida de bano, quedan restos de los proyectos iniciados, a
proporción o escala entre uno y otro, para señalar medio hacer y abandonados, con sus columnas al
algunos aspectos relevantes. aire, como testimonios de los embarques no coro-
Pero mientras unos, paradójicamente, “enno- nados o de la caída de los alijos que procurarían
en Colombia
blecen” esas formas eclécticas kitsch burguesas, los recursos financieros necesarios para seguir o
otros atacan las formas Nar-decó por su supuesto culminar las obras, con las consiguientes quiebras
origen popular y falta de “nobleza”. Como dice y conflictos que también terminaban en la muerte
Omar Rincón, criticar la narco-estética es un acto de algunos de los implicados. O esas ruinas he-
de arrogancia burguesa. Aunque en realidad las rrumbrosas, ennegrecidas y con evidentes sínto-
dos sean el producto del recién venido y el nue- mas de violencia, producto de las explosiones de
Luis Fernando González Escobar
revista UNIVERSIDAD 103
DE ANTIOQUIA
los carros-bomba en los momentos más álgidos de asociaciones negativas, y cicatrizar la herida introduce desde su concepción académica prin- narcotráfico. Esta es una relación que cuidadosa-
de las guerras fratricidas; obras que sin el oropel mediante la intervención invasiva, multiplicando cipios rectores espaciales y formales que le oferta mente se ha evitado airear, pues sus desarrollos
con que fueron recubiertas dejan al descubierto las posibilidades de significación del pasado, se- a su mecenas para saciar su demanda. Así, la formales han merecido reconocimiento nacional
la pobreza estética con que fueron concebidas. gún sus propios términos, convirtiéndose así en formalización académica emprende el camino e internacional y, por tanto, forman parte del
O aquellas otras ruinas holladas, perforadas y una condición reflexiva y proyectual del presente. hacia la vulgarización, a partir de unas obras establecimiento oficial. Basta señalar el caso de
derrumbadas por los nuevos guaqueros, no ya Sin lugar a dudas una propuesta polémica, pues que se vuelven referencias icónicas y son valida- un connotado arquitecto que hace pocos años
en busca de las piezas de orfebrería prehispánica, toca fibras sensibles, pero que en su rigor concep- das en los sectores populares que se apropia de recibió un importante premio internacional, por
sino de los nuevos tesoros, en barras de oro o en tual plantea salidas a mirar de frente ese pasado ellas al identificarse con sus formas y detalles el empleo estético de materiales naturales en el
fajos de billetes, luego de que los ya saqueados doloroso a partir de las referencias icónicas de la decorativos. De allí que, desde su mismo inicio, diseño contemporáneo, entre otros argumentos
salones, habitaciones y baños han quedado sin arquitectura producidas en ese pasado reciente. el Nar-decó, como muchos fenómenos estéticos y del jurado para entregarle el premio. Pero pocos
griferías y sin puertas. Ruinas destripadas, sin Obviamente, no se puede hablar de este fe- culturales en el mundo, haya ido de arriba hacia saben, o difícilmente se acuerdan, que posible-
decoro y sin blasones. nómeno conjugándolo en pasado. El Nar-decó abajo y, a la vez, haya emergido desde lo popular mente buena parte de esa búsqueda se debió a las
En el imaginario urbano algunas edificaciones sigue vigente e incidiendo en los paisajes de para permear las propuestas de la alta cultura experimentaciones técnicas y constructivas, con
icónicas del narcotráfico cargan con el lastre o pueblos y ciudades de Colombia, no sólo porque en un fenómeno de circularidad ya descrito por unas estética fundada en elementos vegetales y
la aureola de ese pasado. En unos casos se suma ha sido acogido dentro de la estética popular del historiadores en otras instancias, desde la anti- con referentes vernaculares o regionales, en los
al abandono y la disputa entre las entidades del país, de la misma manera que ha influenciado güedad clásica, pasando por el Renacimiento, proyectos desarrollados en fincas de La Pintada
gobierno y sus reclamantes, herederos o no, una la música, el lenguaje, el cuerpo y muchas otras hasta el presente. (Antioquia) o de Irra (Risaralda), para una de
carga negativa que los hace edificios leprosos, prácticas sociales, sino porque nuevos capitales, Además, la relación arquitectura-narcotráfico las familias más reconocidas de narcotraficantes
mirados con desconfianza y temor, cuyo uso otros patrones menos conocidos y mitologizados, no se agota en el Nar-decó, pues existen otras ver- antioqueños en los años ochenta. Los alardes
posterior es difícil por las amenazas reales o las siguen demandando e imponiendo. Basta ob- siones que se ocultan, suavizan o interesadamente estructurales, el mejoramiento de las condicio-
latentes. Incluso esta connotación negativa se servar ejemplos de tal arquitectura en los barrios se olvidan. Así como muchos capitales de oscura nes mecánicas de la guadua, el uso intensivo del
extiende hacia otras edificaciones abandonadas de Turbo (Antioquia), donde abruptamente, en procedencia fortalecieron empresas legales y mangle de las costas del Pacífico, se deben a estos
que se convierten en mitos urbanos, al punto que calles polvorientas y en medio de casas modestas actuaron como salvavidas para familias y grupos ejercicios para casas, caballerizas, plazas de toros,
sus propietarios deben luchar para contrarrestar o destartaladas, irrumpe una especie de palacete sociales venidos a menos, o sirvieron para posicio- estaderos y otras tipologías arquitectónicas, que
tales efectos al poner pancartas señalando que los con un lejano referente greco-romano, de muros nar nuevos grupos dentro del poder e irrigar la sirvieron de laboratorio y campo de experimen-
propietarios no son narcos, aunque su imagen almohadillados y con columnas redondas con economía nacional —al parecer en un porcentaje tación mucho antes de concebir proyectos para-
gris y pesada los ubique dentro de una narco- basa y capitel en la fachada, convirtiendo el tra- mayor al que se reconoce oficialmente—, también digmáticos, reconocidos en el mundo entero por
estética, por lo que su transformación posterior dicional corredor de la arquitectura regional en en la arquitectura la incidencia de los capitales su calidad y logros estéticos y técnicos.
quiere darles otro aire, aligerar sus formas y una especie de pronaos tropical, coronado con del narcotráfico auspiciaron aquella que iba más No se trata de un señalamiento o enjuicia-
conferirles color y vida. Sobre otros bienes recae un entablamento en el que el frontón no tiene su allá de la caricatura y el pastiche. La doble moral miento de un falso moralismo, sino una demos-
la mirada morbosa, pues no en vano posesiones forma clásica sino que acude a formas geométri- social y económica de la arquitectura se evidencia tración de lo que se ha venido planteando, esto
tristemente célebres como la hacienda Nápoles cas y curvaturas que recuerdan a una espadaña en viviendas, edificios, urbanizaciones o centros es, que la relación narcotráfico-arquitectura es
terminan convertidas en parques de diversiones barroca. O también en medio de la selva pacífica, comerciales adecentados. mucho mas compleja de lo que se ha pensado,
para saciar la curiosidad de los visitantes. donde en el denominado anillo vial de la ciudad La supuesta idea del mal gusto del Nar-decó que las diversas producciones desde la década de
Otra perspectiva sobre las narco-ruinas se de Quibdó, es decir, en su centro histórico, han no está presente en esas otras formas reconocidas los setenta son otra demostración de la manera
plantea al considerarlas monumentos, como lo desaparecido las casonas de madera tradicionales y validadas. Se les ha recubierto de un falso gla- como la arquitectura siempre ha glorificado
consideró el arquitecto Juan Camilo Medina en con sus calados y formas angloantillanas para mour, en tanto son el típico proyecto especulativo el poder y el ego; que dentro de ellas, una de
su tesis de maestría: “La narco-arquitectura como ceder su lugar a edificios de cinco o más pisos urbanístico que acude al facilismo de las fachadas las vertientes es el Nar-decó, con una línea muy
patrimonio cultural”, elaborada en el 2005. En con formas inclasificables, entre un inusitado flotantes de vidrio, la versión más socorrida y popular denostada por cierta oficialidad, pero
ella propone una categoría del monumento que barroquismo y unas pretensiones posmodernas. falta de imaginación de la arquitectura mercan- que también existen otras manifestaciones intro-
deja de lado la idea retrospectiva y arqueológica Algo que de forma parecida está ocurriendo en tilista. Un literal espejismo arquitectónico y un ducidas en el circuito económico del desarrollo
propia de la mirada tradicional en aquellos casos otras ciudades y regiones del país, donde este emparentamiento del objeto arquitectónico con inmobiliario del país y en los círculos estéticos
tomados como trascendentes y con valores posi- fenómeno goza de toda la popularidad y acep- las camionetas 4 x 4 polarizadas, ahora estáticas, más sofisticados, en los que se validan y recono-
tivos para la sociedad, para avanzar hacia una tación social. varadas en la empobrecida —en términos esté- cen como grandes logros. u
idea de monumento como proyecto, en el que Aunque es necesario señalar que es absurdo ticos, no especulativos inmobiliarios— fachada
acogiendo un edificio representativo de este tipo seguir considerando el Nar-decó sólo como un urbana colombiana.
de arquitectura lo interviene y lo re-construye producto de la emergencia de lo popular. Puede Pero si se buceara a mayor profundidad, se Luis Fernando González Escobar (Colombia)
—propone el edificio Dallas de Medellín—, que el “patrón” reclame unas formas a imitar vería que no sólo algunos adelantos técnico-cons- Profesor asociado adscrito a la Escuela del
para convertirlo en un elemento instructivo del que el arquitecto, con su formación académica, tructivos, como se ha planteado, sino estéticos, Hábitat, Facultad de Arquitectura, Universidad
momento histórico contemporáneo, con su carga le proporciona, pero, a su vez, este profesional se debieron al jalonamiento de los capitales del Nacional de Colombia (sede Medellín).