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Capítulo V

Dictadores venales y pactos secretos, 1931-1962

Un coronel populista frente al Apra


Sánchez Cerro manifiesta su intención de limpiar la Administración Pública y apresa a
Leguía y a su hijo Juan, confiscando sus propiedades.
Leguía, ya anciano y enfermo muere en 1932 en el Hospital Naval.
Sánchez Cerro no cuenta con un partido organizado y es rechazado desde Dentro de las
fuerzas armadas, y aparece un político: Samanez Ocampo, respaldado por el ambicioso
teniente coronel Gustavo “zorro” Jiménez.
Sánchez Cerro, durante su corto gobierno da empleo a toda su familia y salen a relucir sus
hermanos J. Hortensio y Pablo Ernesto.
Salen a relucir también Francisco Lanatta, abogado de reputación cuestionable y Luis A.
Flores para defender la candidatura de Sánchez cerro y se forma un nuevo partido, la “Unión
revolucionaria” (UR).
Entretanto prepara su regreso del exilio, Haya de la Torre que había formado su partido en
México con el nombre de (PAP) Partido Aprista peruano.
Se produce un intento de asesinato a Sánchez Cerro, encarcelamiento de Haya y un sangriento
levantamiento aprista en Trujillo dirigido por Agustín Haya de la Torre, (Cucho) donde
mueren más de mil personas.
Ocurren cantidades de actos delictuosos durante el corto régimen hasta que Sánchez cerro es
asesinado por un aprista de 17 años, y nombran a Benavides como remplazo, a pesar de estar
prohibido por la ley que un militar en estado activo entrase al poder.

Restauración con Benavides


Benavides pide la colaboración de todos los políticos y llama a su amigo Jorge Prado
Ugarteche como primer ministro. Libera a Haya y logra recuperación económica de la
producción y exportaciones.
Prado es remplazado por José de la Riva Agüero como ministro.
Un aprista de 19 años, asesina a los esposos Miró Quesada, generando problemas políticos a
Benavides, quien nombra un gabinete militar.
El principal enemigo de Benavides era Luis Flores, de la UR, apodado “el camiseto”por usar
camisas negras, símbolo del partido Fascista Italiano, liderado por Benito Mussolini.
Aunque el Apra continuaba siendo ilegal, se concede la excarcelación de Haya, quien visita
a Benavides a su salida de la prisión e inicia conversaciones con éste.
En 1939, Benavides apoya a Manuel Prado Ugarteche, quien sale elegido en las elecciones,
pese al pacto de Haya con Flores, para apoyar a José Quezada.
Prado llega a ganar las elecciones dada la desorientación de los votantes apristas, combinadas
con una dosis de fraude electoral. Las elecciones restringidas, arregladas y fraudulentas de
1936 y 1939, sembraron las semillas de procesos electorales similares, especialmente en
1950, 1956 y 1962. Estos sancionaron resultados poco democráticos y la continuidad de
corruptelas en la Administración Pública.
La restauración de Benavides puede también ser entendida como una “normalización” de los
elevados niveles de corrupción heredada y persistente.

Política de guerra sin principios


En diciembre de 1939, Prado asume el mando durante la segunda guerra mundial. Basadre
publica su “primera Historia General de la República del Perú”.
Se descubre que el Director de Gobierno César Cárdenas García y el Prefecto de Lima,
recibían sendos sueldos por permitir el contrabando.
En 1942, El ministro de Gobierno, Guillermo Garrido Lecca, fue denunciado por
comercializar arroz, contribuyendo a la escasez pública. Así mismo David Dasso, ministro
de Hacienda, es denunciado por contribuir a ganancias excesivas en una compañía de madera
de su familia.
Se produce la asonada de mayo de 1940 contra propiedades japonesas.
A raíz de la guerra saltan a relucir muchos casos de corrupción de gente que lucró con ésta
en provecho propio, y apropiándose de pertenencias japonesas.
Prado apoya al general Eloy Ureta, pero en enero de 1945, Benavides publica un manifiesto
urgiendo la candidatura de un civil honesto y la unidad de las fuerzas armadas, en lo que era
un evidente rechazo tanto a Prado como a Ureta. Esta sagaz medida de Benavides, favorece
al partido aprista, quien negocia con el Frente Democrático nacional, cuyo candidato era José
Luis Bustamante y Rivero.
Transición en la cuerda floja
Inmediatamente después de asumir el mando, Bustamante busca “limpiar la casa “y adopta
una serie de medidas, para inclusive despedir a funcionarios deshonestos. Basadre es
nombrado Ministro de Educación.
Basadre descubre una trama para defraudar al estado con aproximadamente el 40% del valor
de un número considerable de pupitres escolares.
Basadre concluye que los “Burócratas del estado consideraban que el enriquecimiento ilícito
mediante la corrupción, era una actividad normal”
El Apra combate a Basadre con la finalidad de poder tener el control de varios ministerios
claves. El Apra gana el 50% de los escaños del congreso y aprueba una amnistía que
beneficiaba principalmente a apristas presos.
Las serias diferencias de Bustamante y su primer ministro, Rafael Belaunde, de cómo
manejar las violentas manifestaciones apristas llevan a la renuncia de Belaunde. En enero de
1946 le entregan más ministerios al Apra, pero se termina con escasez de productos y
descontento popular, y el impago de la deuda externa.
El director de “La Prensa” Francisco Graña Garland, es asesinado por apristas y Bustamante
termina rompiendo abiertamente con el Apra, para luego cometer el error de formar un
gabinete militar.
En octubre de 1948, se produce la revolución naval del Comandante Mosto, que iba a ser
apoyada por el Apra y posteriormente en el mismo mes, la del general Odría que había sido
su ministro de gobierno y exjefe del estado mayor del ejército.

La recompensa del General Odría


Siguiendo los ejemplos anteriores de Cáceres, Benavides y Sánchez Cerro, un líder militar
se levantan nuevamente para “restaurar” y “rescatar” la política peruana de la inestabilidad
extrema y del conflicto interno. Odría dio a su golpe el contradictorio título de la “Revolución
Restauradora”.
El Apra la apoyó al comienzo, y Pedro Beltrán proporcionó conocimientos de política
económica.
Beltrán riñe abiertamente contra la dictadura de Odría y su séquito militar. Odría entonces
procede a amañar las elecciones de 1950, que posiblemente fueron las más fraudulentas de
la política peruana. Esta maniobra le permitió gobernar hasta 1956, caracterizándose por
aumentos a los militares y al presupuesto de defensa y tratar de conquistar al pueblo
permitiendo la toma ilegal de terrenos baldíos. Los grandes gastos del erario fiscal,
empujaron hacia la devaluación de la moneda.
Haya de la Torre se asila en la Embajada Colombiana, Odría rehúsa otorgarle el
salvoconducto y Haya permanece asilado hasta 1954.
La corrupción campea durante el gobierno de Odría y se enriquecen muchos odriístas. Se
produce el “golpe” del ambicioso general Noriega, quien es exiliado.
En diciembre de 1954 el conocido historiador y ex diplomático Raúl porras Barrenechea
criticó públicamente la demora en la reconstrucción del Cuzco, tras el terremoto de 1951.
Según Bustamante, el gobierno de Odría tenía un sistema de “comisiones”, “participaciones”
y “primas”, para otorgar contratos en obras públicas. Odría intensifica su juego electoral
deshonesto, encarcela a Pedro Beltrán, pero se ve amenazado por inminentes conspiraciones
militares.
Mantiene conversaciones con Ramiro Prialé, jefe del partido aprista y trata de apoyar a
Hernando de Lavalle, que fue rechazado por los votantes por considerársele candidato de
Odría.
Manuel Prado regresa de París para negociar la promesa de una amnistía y le promete a Odría
y a sus ministros inmunidad contra las acusaciones de corrupción y actos inconstitucionales.
Este pacto secreto y turbio le asegura a Prado el triunfo a pesar del vigoroso éxito obtenido
por el arquitecto Fernando Belaunde Terry.

Perdonar y olvidar
Una de las primeras leyes de Prado en 1956 fue la amnistía política general, que protegía no
solamente al Apra sino a Odría y su séquito.
En el gobierno de Belaunde, salen a relucir las sospechas de transacciones, malversaciones y
corruptelas durante el gobierno de Odría.
Los déficits presupuestarios se incrementaron en 1957 y 1958, la moneda fue devaluada en
30% Augusto Thorndike ministro de Hacienda fue retirado del gabinete en1958, debido a
sus tráficos de influencias. Había vendido 170 licencias tributarias de importación a
concesionarios de automóviles europeos.
Otro escándalo fue la exoneración de impuestos para 22 senadores y 67 diputados.
El escándalo más dañino para Prado fue la firma de un contrato por 200 millones de soles
con la International Electric Corp. De N. York., para modernizar la red de teletipos del
gobierno, sin licitación previa.
Carlos Ledgard Jimenez, Carlos Carrillo Smith y varios parlamentarios fueron considerados
responsables de haber permitido éstas transacciones.

Reformas pospuestas
Fernando Belaunde y Pedro Beltrán eran los críticos más conspicuos del gobierno de Prado.
Ambos enfatizaron la necesidad de vivienda y de una reforma agraria, así como la
moralización de la Administración Pública.
Se revelan documentos secretos firmados por Ricardo Alonso, Embajador de Cuba en el Perú,
donde se implican cantidad de políticos, parlamentarios, dirigentes estudiantiles y activistas
de izquierda como agentes, pagados del gobierno Cubano.
Justo antes de las elecciones presidenciales de junio de 1962 la oposición Belaundista
denuncia el fraude electoral que iban perpetrando los partidos en el poder. Pesquisas
judiciales confirman la falsificación de padrones oficiales de votantes obtenidos ilegalmente
en las oficinas del Apra y el MDP.

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