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“EL AMOR FRATERNAL”

TEXTO 1 Pedro 1:22

Introducción

El Apóstol Pablo termina su tremendo ‘himno al amor’, en 1 Cor 13, hablando de las tres
grandes virtudes cristianas: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero
el mayor de todos es el amor” (1 Cor 13:13). ¿Por qué será que el amor es “el mayor”?
Podemos mencionar DOS razones principales:

i. Porque es la virtud que durará por la eternidad. Por el momento, nos hace falta
tener fe, porque ella es la base de nuestra salvación. Como dice el autor de
Hebreos, la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
(Heb 11:1). Pero cuando estemos con Dios, en la eternidad, ya no será tan necesaria
la fe. Lo mismo es cierto de la esperanza, como afirma Pablo en Rom 8:24-25 (“…
la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué
esperarlo?”). Así que, en la eternidad, ni la fe ni la esperanza serán necesarias;
pero sí el amor. Por toda la eternidad, amaremos a Dios, y amaremos a los santos
glorificados. Por eso la fe es “la mayor” de las virtudes cristianas.

ii. En segundo lugar, el amor es importante porque es el cumplimiento de la ley,


como dice el Señor en Mat 22:36-40). Toda la voluntad de Dios para nuestras vidas
se encierra en esta palabra, ‘amor’ – amor para Dios, y amor para el prójimo. Por
eso es el ‘nuevo’ mandamiento de Cristo (Juan 13:34).

En los primeros capítulos de los Hechos, vemos que la Iglesia primitiva era caracterizada por el
amor. Los hermanos compartían todo lo que tenían; expresaban su amor fraternal en una forma
muy práctica y visible (Hch 2:44-45; 4:32, 34-35).

En 1 Ped 1:21, el apóstol Pedro mencionó dos de estas virtudes – la fe y la esperanza; ahora, en
el v.22, Pedro exhorta a los creyentes a desarrollar el amor fraternal. Era importante que lo
hiciera, por el contexto en el cual los creyentes a quienes escribe estaban viviendo. Estaban
pasando por un tiempo de prueba (1 Ped 1:6). Esta prueba incluía cierta persecución por parte
de la gente pagana que los rodeaba (1 Ped 4:3-4; 3:16). En esa situación, en la cual los
creyentes eran mal vistos, criticados y rechazados por sus familiares, amigos, y vecinos,
era MUY importante que los creyentes se amen mutuamente. Necesitaban hallar un
verdadero amor fraternal en la Iglesia.

Al tratar este tema del amor, Pedro menciona DOS cosas importantes:

1. LAS CARACTERÍSTICAS DEL AMOR

Al exhortarles al amor fraternal, Pedro presenta tres características importantes del amor. Este
amor debía ser:

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a. “de corazón puro”

El amor entre hermanos debe fluir de un corazón limpio; es decir, no debe haber malas
motivaciones, o deseos impuros.

Ilustraciones:

- Un jóven se muestra preocupado por una hermana en la Iglesia; dice que es ‘amor
fraternal’, pero en realidad es una atracción sexual. Al mostrar ‘amor fraternal’ a esa
hermana, lo que el joven está buscando es sacar un provecho personal. Entonces, ya no
es un amor que nace de un “corazón puro”.

- Una hermana necesitada, que se muestra preocupada por una persona pudiente en la
iglesia, y da a entender que lo hace como una expresión de ‘amor fraternal’; cuando en
realidad lo que quiere es ganar un cliente para su venta de productos de limpieza o de
aseo personal. Eso tampoco es un amor nacido de un “corazón puro”.

¡Cuántas malas motivaciones se esconden detrás del ‘amor fraternal’!

Esto también afecta a los pastores y líderes espirituales. Cuando Pablo escribe a Timoteo, que
estaba trabajando con la Iglesia en Éfeso, le advierte a tener cuidado en su trato con las señoritas
en la Iglesia. Él debía amar “a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza” (1 Tim 5:2).

Reflexión: ¿Tenemos un “corazón puro” en nuestro trato con los hermanos en la Iglesia, o
tenemos motivaciones escondidas, que tienen que ver con algún provecho personal?

b. “entrañablemente”

El amor no solo debe ser ‘puro’, sino también intenso y profundo.

La palabra que Pedro emplea aquí (en griego) se usa en Hch 12:5, de la manera en que los
creyentes oraban por Pedro, que estaba bajo amenaza de muerte. Según la RV, oraban “sin
cesar”; pero la NVI traduce mejor - oraban “constante y fervientemente” (DHH, “con mucho
fervor”).

Ver la misma palabra empleada en 1 Ped 4:8, “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente
amor…”.

¿Por qué es importante que el amor fraternal sea ferviente? Por dos razones, que podemos
notar (tomando como analogía el amor en el matrimonio).

- A veces hay ‘choques’ entre hermanos, y el amor se enfría. Por eso necesitamos que el amor
sea ferviente, para que soporte esos choques sin enfriarse.

- A veces nos acostumbramos los unos a otros, y el amor se enfría por la propia rutina de vernos
todos los domingos.

Por lo tanto, tenemos que avivar el fuego del amor. Pero, ¿cómo hacemos esto?

Básicamente, tenemos que pensar y meditar en ciertas verdades:

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i. Ese hermano(a) esta yendo al cielo con nosotros; tenemos un largo viaje juntos – por lo tanto,
debemos amarnos. Es más, el o ella es parte del ejército de Dios; tenemos que pelear juntos
contra nuestros enemigos espirituales. Por ende, debemos amarnos fervientemente.

ii. Esa persona es nuestro hermano(a) en Cristo. Somos hijos del mismo Padre celestial; somos
miembros de la misma familia cristiana. Por lo tanto, debemos amarnos fervientemente, y
apoyarnos mutuamente, como lo hace cualquier familia terrenal (en el mejor de los casos).

iii. Dios ama a ese hermano/hermana. Por lo tanto, si Dios los ama, yo también debo amarlo/la.

c. “no fingido”

Literalmente, no debe ser un amor ‘hipócrita’; eso es, de ‘dos caras’.

Lamentablemente, existe mucho de esta clase de amor en la Iglesia. A veces, un creyente te


muestra cierta ‘cara’ cuando lo saludas, pero cuando no está contigo, dice toda clase de cosa
negativa de tu persona. Eso es falta de sinceridad, y nos hiere tremendamente.

¿Qué podemos hacer para no caer en la trampa de amar con ‘dos caras’? Simplemente
reconociendo que si hacemos eso a otros, nos harán lo mismo algún día.

Ilustración: Piensa en una persona en la Iglesia que te quiere mucho…y luego imagínate a esa
persona diciendo cosas muy negativas de ti a otra persona. ¿Te gustaría que haga eso? Si no,
entonces, ¡no hagas eso a otros!

Estas tres características del amor fraternal indican que no es nada fácil amar de esta manera a
todos en la Iglesia. Entonces, ¿cómo lo podemos hacer?

Esta pregunta nos lleva a considerar la segunda cosa que Pedro dice en este verso acerca del
amor fraternal.

2. LA PREPARACIÓN PARA AMAR

Para amar en esta manera, tenemos que preparar nuestros corazones para ello. ¿Cómo? Pedro
destaca DOS cosas importantes:

a. La Limpieza Interna

Todos quisiéramos ser amados de esta manera, pero nos cuesta hacerlo. ¿Por qué? Porque
nuestros corazones son malos (ver Gál 5:19-21). Las cosas que Pablo menciona en estos versos
‘ensucian’ nuestros corazones, y por ende, no nos permiten amar ‘limpiamente’ a los hermanos
en la Iglesia. Para poder amar, “de corazón puro”, primero tenemos que limpiar nuestros
corazones. Por eso Pedro comienza el v.22 diciendo, “Habiendo purificado vuestras almas…”.

¿Cómo obtenemos un corazón purificado?

- Por medio del Nuevo Nacimiento (Tito 3:5).


- Por medio de la sangre de Cristo (1 Juan 1:7).

¡Esto es lo que Dios hace, para purificar nuestros corazones!

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PERO Pedro enfatiza nuestra responsabilidad también en el asunto…

b. Obediencia a la Verdad

Cuando somos concientes de algunas malas actitudes en nuestros corazones, tenemos que:

i. Arrepentirnos de ellas…
ii. Dejar de tener esas actitudes…

- Debemos dejar de ser egoístas.


- Debemos procurar hacer el bien a otros.
- Debemos aprender a ser generosos.

Dios nos manda ser así; por lo tanto, al aprender a obedecer la Palabra de Dios, nos permitirá
amar con un amor profundo y sincero, a los hermanos en la Iglesia.

Conclusión

Al fin y al cabo, el amor es una obra del Espíritu Santo (Gál 5:22).

¡Sólo Él nos puede ayudar a amar a los hermanos en esta manera! Rom 5:5.

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