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Introducción
La psicoterapia se define como un acuerdo voluntario entre dos individuos, en la cual uno de
ellos (consultante) en virtud de sus necesidades psicológicas de ayuda se asocia con otro experto
(el terapeuta) con el fin de recibirla (Fonagy, 2010). En esta relación consultante-terapéutica se
presentan condiciones particulares que resaltan la dimensión ética implícita en cualquier relación
humana y profesional. Se trata de un vínculo por definición asimétrico, en el que uno de los dos
participantes es el “experto” poseedor del poder y el otro se encuentra por lo general en una
A pesar de que en nuestro medio en las diversas escuelas de formación de terapeutas se brinda
educación basada en los principios de la bioética y en los códigos de las diferentes colegiaturas,
esta educación en salud mental ha demostrado ser insuficiente (Castilla García & Castilla San José,
2001). Es por tanto imperativo mantener un debate y una revisión constante sobre el tema que le
permita a los futuros y actuales terapeutas desenvolverse de una mejor manera en esta, lo cual
El psicoanálisis como escuela psicológica particular posee unas características que la hacen
especial. Además de los principios éticos generales aplicables a cualquier psicoterapia, requiere
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la amplitud del tema, el análisis profundo de cada uno de los conflictos éticos en psicoterapia en
general e incluso en la psicoanalítica se escapa del alcance de este trabajo, sin embargo, se presenta
Una de las principales faltas éticas reportadas en psicoterapia es “ejercer en un área en la cual
adquiere una mayor relevancia pues no cualquier persona puede ser psicoanalista debido a que se
requieren dos requisitos fundamentales: 1) conocimiento sobre las raíces históricas, los constructos
por un psicoanalista reconocido por un tiempo adecuado (G. Guerrero, 2016). El ejercicio como
psicoanalista sin el cumplimiento de estos requisitos representan una falta ética grave que
aspectos más importantes de las dos condiciones anteriormente mencionadas y su relevancia ética.
es decir, pretende desvelar el origen primario de los síntomas del paciente, información que por lo
general por su carácter doloroso y conflictivo se encuentra desplazada fuera de la conciencia (G.
Guerrero, 2016). Aunque el cuerpo teórico en el que se basa el psicoanálisis es basto y heterogéneo
hay que decir que el concepto de inconsciente es nuclear esta escuela y lo ha situado en un lugar
central, pues es en esta esfera donde se da la génesis de los síntomas mentales y es estudio de los
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conflictos que ahí se presentan darían luz sobre la enfermedad del paciente y así mismo sobre su
tratamiento.
Acceder al inconsciente no tarea fácil. Al inicio del psicoanálisis se experimentó con diversas
técnicas que permitieron entrar en contacto con esa parte del aparato mental del paciente, se trabajó
con la la hipnosis, la interpretación de los sueños, los lapsus y hasta con sustancias psicoactivas,
sin embargo, finalmente se descubrió que es la asociación libre (permitir al paciente que hable
sobre lo que primero que se le venga a la mente sin censura) es la mejor forma de explorarlo, debido
a que permite llevar a la conciencia lo inconsciente para así poder interpretarlo y resignificarlo .
Para desarrollar este método se requiere un terapeuta entrenado en la escucha activa, alguien que
esté en capacidad de interpretar los silencios, el orden de las palabras y las frases, los gestos, las
contratransferencia. En este fenómeno los inconscientes del paciente y el terapeuta interactúan con
ponen en peligro el proceso terapéutico y dan cuenta de grandes faltas éticas (Bascuñán Rodríguez,
2014).
La persona que desea ser psicoanalista debe someterse primero a psicoanálisis. En su video
sobre Orientación para los nuevos psicoterapeutas el doctor Juan G. Guerrero argumenta que “no
se puede tratar de conocer la personalidad de otra persona si antes no conocemos nuestra propia
psicoanalítico propio faculta al terapeuta para reconocer y manejar las emociones, sentimientos,
psicoterapéutica.
ejercicio por parte de un terapeuta más experimentado por lo menos en las etapas iniciales de la
practica como psicoanalista y de asistencia a actividades formación continua (G. Guerrero, 2016).
relación entre consultante y terapéutica más allá de relación profesional. Esto ha recibido el nombre
de relación dual y es uno de los conflictos éticos más reportados por consultantes, terapeutas y
tribunales éticos (Bascuñán Rodríguez, 2014). El gran problema de las relaciones duales es que
representan un gran riesgo de explotación del paciente a diversos niveles (económico, laboral,
sexual) y que pueden reforzar actitudes de dependencia y recreación de relaciones previas a través
Gregorio, Martín Rodríguez, & Torres Pérez, 2003). Es muy importante entonces establecer límites
claros desde el principio. Una de las formas de realizarlo es a través de una serie reglas explicitas
que se tratan con el consultante al inicio de la relación terapéutica denominadas encuadre (G.
Guerrero, 2016).
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clarifiquen las condiciones en las que esta se llevara a cabo. Hablar sobre los horarios de las
fundamental para el desarrollo adecuado de la terapia (G. Guerrero, 2016). Lo anterior recibe el
nombre de encuadre psicoanalítico externo y tiene varias ventajas: por un lado, trasmite el
compromiso del terapeuta para con el consultante que ha dispuesto un espacio y un tiempo solo
para él, y por otro lado le refuerza su autonomía y sentido de responsabilidad, favoreciendo
El encuadre también puede ser interno, y es en este dónde se establecen los objetivos de la
Conclusión
padecimiento psicológico que genera sufrimiento. Es una relación que escudriña en lo más
profundo y privado de la subjetividad de una persona enferma y vulnerable, por lo tanto, es por
definición una relación ética, por ende, la persona que pretenda desempeñarse como terapeuta
además de los conocimientos técnicos de la disciplina debe poseer una estructura racional sobre
El psicoanálisis posee una serie de normas éticas que deben respetarse para poder llevar a cabo
un ejercicio terapéutico exitoso. Estas normas incluyen la adecuada preparación teórica disciplinar
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y metodológica del terapeuta, incluyendo el reconocimiento del concepto del inconsciente con sus
repercusiones, aunado al establecimiento a través del encuadre de unos los límites claros de la
relación terapéutica.
Referencias
Castilla García, A., & Castilla San José, M. . L. (2001). El consentimiento informado en
https://doi.org/10.4321/s0211-57352001000400003
Fonagy, P. (2010). Psychotherapy research: do we know what works for whom? British Journal of
https://youtu.be/FJfzIuGjPKI
Holmes, J., & Adshead, G. (2009). Ethical aspects of the psychotherapies. In Psychiatric Ethics
https://doi.org/10.1093/med/9780199234318.003.0019
Río Sánchez, C. del, Borda Mas, M., Pérez San Gregorio, M. A., Martín Rodríguez, A., & Torres
Treuer, T. (2008). Ethics in Psychotherapy and Counseling: A Practical Guide, 3rd ed. Primary
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Care Companion to The Journal of Clinical Psychiatry, 10(1), 79. Retrieved from
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2249822/