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Ensayo N°1
Epicuro y Epicteto
Epicuro por su parte no otorga tal crédito a los dioses. Según su filosofía, a los cuerpos
celestes no se les debe ver como directores de la vida del individuo, ni menos tenerles miedo
por el posible castigo de cometer algún acto que no siga la estructura de comportamiento
divino, instaurado ya en la sociedad. Dice, Epicuro, que la primera actitud del hombre para
el buen vivir debe convenir “[…] estimando al dios como un viviente incorruptible y dichoso
[…]” (Carta a Meneceo, p. 12) y en base a esto atribuir el hecho de que ellos no intervienen
en los sucesos del mundo pues sería caprichoso y distorsionaría su esencia de
incorruptibilidad.
Epicteto era consciente y enfatizaba en lo efímero de la vida, esto sobre la base de las
decisiones de los dioses y el destino que le espere a cada individuo. De esta manera, y no es
de extrañarse, instruía a sus discípulos a mantener siempre presente aquella condición y regir
las acciones en torno al bien. “Ten presente a diario la muerte y el destierro y todo lo que
parece terrible, pero, sobre todo, la muerte. Y nunca pensarás en nada vil ni desearás nada en
exceso.” (Manual, p. 13)
Mientras una vive por y para la naturaleza, viviendo el destino de los dioses, desarrollándose
en lo básico (otorgado por divinidad) y con temor a la muerte; la otra por su parte invita a un
desarrollo más amplio del individuo, bajo las necesidades y deseos naturales propios, aún así
sujeto a la simplicidad y la satisfacción de lo básico, pero con un uso de la razón que le otorga
mayor discernimiento en sus decisiones.
Referencias