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Para dar cumplimiento al llamado de oración especial de estos tiempos que el Señor,
la Santísima Virgen, San Miguel y todo el Cielo nos están haciendo para que
procuremos alcanzar la salvación de nuestras almas, las de nuestros familiares y
ayudar a salvar las de nuestros hermanos que: no creen, no adoran, no esperan y no
aman.
Jn 4,23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán
al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
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A MODO DE INTRODUCCIÓN
Estamos viviendo tiempos difíciles en todo sentido; tiempos que ya habían sido
anunciados, en los que la confusión reinaría, todo sería tergiversado, manipulado,
alterado, mezclado, cambiado o confundido; en los que a la luz se le llamaría oscuridad,
y viceversa, a la oscuridad luz.
Nadie que haga oración se ha escapado de lo anterior, así como de la influencia de
fuerzas de la oscuridad para perturbar la razón, entorpecer el entendimiento, distraer
de la oración especialmente la oración mental, sin que de ello se salve cualquier otra
forma de hacer oración o de elevar el alma a Dios.
Existen en el ambiente mucha literatura de oración, de acompañamiento espiritual, de
orientación doctrinal, de interpretación de la Sagrada Escritura, de compartir
“mensajes” y más mensajes de instrumentos -auténticos o falsos-, revelaciones
privadas, en muchas ocasiones totalmente desconocidas, pero que como siempre,
están captando incautos, acelerados, inocentes, “ambiciosos o glotones espirituales”,
soberbios y especialmente almas que andan como errantes espirituales casando todo
lo que pueda llenarlos, satisfacerlos o llenarles sus expectativas de tener “mucha
claridad” y experiencias sobre dichos temas.
Y como son infantes espirituales 1Cor 3,1-2, así los llama San Pablo; san Juan de la Cruz
los llamará principiantes, carentes de experiencias, hondura, fundamentos y principios
de discernimiento, se van apropiando de todo lo que en el ambiente circula, cayendo
en muchísimas ocasiones en gravísimos errores y hasta en herejía. Teniendo prácticas
o rezando “oraciones” que son Nueva Era, que aparentemente son buenas, como la
mayor parte de lo que circula en la internet, pero que en el fondo no hacen más que
distraer y confundir, hacer perder tiempo que podría ser bien aprovechado y que nos
haría tener una “auténtica” experiencia de Dios y calmar la sed del alma.
Hay almas que están pescando todo lo del ambiente, que no es poco, y se enredan en
cincuenta mil rezos, prácticas, actividades, vivencias, celebraciones… que poco tiempo
les queda para pensar en sí mismas, para discernir, para una dirección espiritual; que
también muchísimas veces va orientada de acuerdo al maestrillo que orienta, como es
apenas de esperar, de esos que dice la Sagrada Escritura: “si un ciego guía a otro ciego,
los dos caerán en el mismo hueco” (Lc 6,39), con lo que harían muchísimo más, para su
propio bien, para gloria de Dios y bien de la Iglesia y de las almas que tanto lo necesitan.
Con este sencillo aporte, no es más que una recopilación, queremos poner en las manos
de almas orantes una selección de oraciones que, bien oradas, como pediría Santa
Teresa de Jesús: “con los labios, con la mente y con el corazón”; o como enseña El
Maestro en el Evangelio: “en espíritu y verdad”; o en el Apostolado de la Preciosísima
Sangre: “desde la Paz Dorada del alma”, estarán alcanzando grandes logros de bondad
divina y misericordia para las almas que tanto lo necesitan, tanto propias como ajenas.
No pretendemos ni figurar, ni producir otro “libro especial” de oraciones que venga a
engordar el ya grueso de material que por doquier se encuentra y se promueve al
respecto, con el que se hace gastar dinero muchas veces a la gente, como si lo tuviera
de sobra o como si realmente fuera a solucionar los problemas que aquejan
espiritualmente a esta humanidad.
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El único fin que se persigue es el de ofrecer en forma recopilada un “paquete” más o
menos completo de subsidios de oración, que hechas con fe, devoción, amor y fidelidad
ayuden a tener un ritmo de oración permanente y sirvan de soporte de la actividad
misionera de la Iglesia, a la par que imploran la Misericordia Divina sobre su pueblo, a
la par que se vive el mandamiento del amor con todo el mundo (Jesús y María, os amo,
salvad el mundo), ya que la oración tiene ese alcance universal que pocas realidades lo
tienen ante el Padre Eterno.
En este sentido, lo primero que deseamos y recomendamos es la vivencia, ojalá diaria
y plena de la Santísima Eucaristía (misa), celebrada y vivida con una mayor
compenetración del Misterio y mayor preparación cada día para que pueda no sólo
alabar plenamente a Dios, sino alcanzar sus frutos para toda la Iglesia: celeste,
purgante y peregrina.
Y por supuesto, convencidos como debemos estar de su valor, misterio, riqueza, poder,
gracia… el rezo del Santo Rosario de la Santísima Virgen, meditando, lo más que se
pueda, sus santos misterios, que son los misterios de nuestra salvación; que son un
reconocimiento de los Misterios Divinos y contemplación de ellos; que es una alabanza
a la Trinidad Sacrosanta, una adoración a cada una de las Tres Divinas Personas, por
sus obras, por su relación con nosotros y con la Iglesia toda. Que es una oración muy
apreciada y pedida en muchas ocasiones por la Santísima Virgen María.
Para un Devoto, Discípulo o Apóstol de la Preciosísima Sangre, conocedor del Valor de
la Sangre Divina, de lo poco que es verdaderamente reconocida, valorada, agradecida
y adorada, no puede faltar diariamente, al menos la Coronilla de la Preciosísima Sangre
como parte de su oración que el Señor nos pide y que la urgencia del mundo reclama;
además, como enseña el Señor en este Apostolado: “para acumular Gracias”, ahora que
es posible y que tenemos dadas las condiciones para hacerla con total libertad y como
expresión de un Grande Amor y de una Fe cada día más madura.
Pero todo lo anterior quedaría incompleto y como desajustado si no hubiera de nuestra
parte la práctica de esa oración en el ejercicio permanente, indiscriminado, alegre y
generoso de la Caridad, sin la cual toda práctica religiosa termina mutilada y como sin
sabor y por consiguiente sin trascendencia, que en últimas es lo que cuenta.
Esa Caridad comenzará por expresarle al Amante por excelencia, al Rey del Amor,
nuestro amor manifestado en la Visita Frecuente al Santísimo Sacramento; en cuanto
sea posible, por cuanto algunas personas por el ritmo de trabajo, quehaceres,
distancias, enfermedades y otros muchos obstáculos no les es posible, al menos en
cuanto quisieran hacerlo. Sin olvidar, eso sí, que cuando esto sucede el Señor nos
concede que al “menos en mente” e imaginariamente, nos pongamos en su presencia
para adorarlo, para agradecerle, para consolarlo, para hacerle compañía.
Que el Señor se digne, por su gran misericordia, hacer de cada uno de sus hijos un alma
verdaderamente orante, que penetra el Corazón de Dios y que alcanza así que su
Misericordia se derrame como un torrente sin medida sobre sí mismo y sobre el
mundo entero.
Queremos dar aquí, antes de pasar a presentar esas oraciones “fundamentales”
sugeridas, doce indicaciones, que creemos serán de mucho provecho para la oración
personal y comunitaria. Especialmente si deseamos no sólo hacer oración… sino
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recorrer con el Señor el Camino Maravilloso de la vida espiritual, es decir, pasar del
Rezo a la Oración de Contemplación.
1. Cuando vayas a orar, (tener momentos especiales y fuertes de oración) SEPARA ESE
TIEMPO SÓLO PARA EL SEÑOR, de tal forma que nada, absolutamente nada
más ocupe su mente. Mt. 6,5-6. Si no puede hacerlo, entonces posponga la oración
para cuando eso sea posible. De lo contrario, es muy posible que todo lo que
haga sea perder su tiempo.
2. En toda oración auténticamente cristiana no puede faltar la INVOCACIÓN AL
ESPÍRITU SANTO, a través de una oración que muy sentida realmente lo invite a
que sea Él Quien ore con nosotros, por nosotros, ore en nosotros. Este momento
no debe reducirse a una fórmula estereotipada, más bien debe ser un momento
“intenso” de oración en el que con todo el corazón, con mucha fe y desde lo más
hondo del ser se le implora su Divina Presencia, se le reconoce como a Dios y
Señor, se le expresan los sentimientos más profundos y más sinceros hacia Él.
Especialmente la intención de hacer solamente “lo que Él Realmente nos
sugiera”.
3. Es muy importante que cuando vayas a orar estés en ESTADO DE GRACIA, es
decir sin pecados mortales y en cuanto sea posible sin pecados veniales. Que
aunque estés recién confesado (no debes durar más de un mes sin hacerlo, ojalá
semanalmente, como lo ha pedido la Santísima Virgen) se debe hacer un acto de
arrepentimiento, un acto de humildad para pedir perdón a Dios por todos los
pecados, aún aquellos que no somos conscientes de tener pero que están ahí; con
lo cual nos estaremos disponiendo para entrar en diálogo con el Santo de los
santos, el SANTO POR ANTONOMASIA, de donde procede toda santidad, Dios.
4. Para que la oración cumpla uno de sus dos cometidos fundamentales, DEBES
ESTAR TOTALMENTE DISPUESTO a alcanzar la SANTIDAD. Lev. 19,2. Hasta que
no tomes la determinación de ser santo, poco o nada, o como dice San Juan de la
Cruz, menos que nada, será lo que hagas, lo que logres y lo que aproveche la
oración. Por consiguiente, también poco o nada será lo que logres agradar y
glorificar a Dios. Ser santos es nuestra meta. Llegar a la configuración plena con
Cristo, para que el Señor ame en nosotros lo que Ama en Él. Para que podamos
ser también hijos suyos de Su Complacencia. Hasta tanto no tomemos esa
“Determinada Determinación” poco será el avance en la oración y también muy
pocos sus frutos. Que son los que en últimas interesan a Dios, a la Iglesia y a
nosotros mismos. La oración, cuando es auténtica, es como el cincel con el cual
Dios te va tallando, te va dando forma, hasta hacer de ti una obra perfecta, como
fue su proyecto desde el principio con cada uno, pero que el pecado ha
deteriorado y que necesita ser restablecido: “Oh Dios, restáuranos, que brille tu
rostro y nos salve.” Sal. 80,4
5. Para vencer al enemigo, que no quiere por ningún motivo que nosotros oremos,
ni alabemos a Dios y por consiguiente buscará siempre distraernos, el mismo
Señor nos ha enseñado una fórmula realmente efectiva para alejarlo y para que
podamos estar en paz y sin distracción alguna; la que debemos decir tres (3)
veces con convicción profunda y con verdadera fe y confianza en las promesas
del Señor y en su fidelidad a ellas: “Poderosa Sangre del Redentor, combate
al enemigo de mi alma en mi cuerpo, mente y espíritu” terminando la tercera
vez con un Amén.
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6. Por ningún motivo desdeñar o despreciar el MÉTODO DE LA LECTIO DIVINA,
que bien hecha, no sólo por ser tan antigua y recomendada por grandes santos y
Papas, sino porque te hace entrar en intimidad con la Palabra de Dios, hará en ti
y de ti, lo que muchas otras prácticas y rezos no alcanzarán fácilmente. Sal.
118,105. Sus pasos fundamentales, después de la preparación inicial consisten
en: Lectura, Meditación, Oración, Contemplación y Acción o compromiso de
cambio. (Al final en el segundo anexo damos una guía para hacerla).
7. La ORACIÓN PERSONAL NUNCA debe llevarnos al aislamiento, no sería
verdadera oración, por el contrario, ella nos unirá cada día más a nuestros
hermanos, a la Iglesia, al mundo, a la realidad en que vivimos. En este sentido es
muy conveniente HACER EL CENÁCULO recomendado por la Virgen María;
invitándola a Ella a presidir esa oración como lo hizo con los Apóstoles, de un
modo especial en la espera de la llegada del Espíritu Santo. Hch 1,14.
- Es muy conveniente que usted frecuentemente se Encuentre Con Su Grupo de
Oración, para que juntos oren. No necesariamente que todos hagan de todo;
muchas veces será conveniente que TODO EL GRUPO esté orando en silencio,
con una motivación general o sencillamente cada uno en la más profunda
intimidad con el Señor. ORAR EN GRUPO no significa unirnos para hacer muchas
cosas, para que cada uno busque su protagonismo, hable u ore por los demás o
en nombre de los demás. Todos podemos orar porque el Espíritu Santo a
ninguno margina, a ninguno excluye, a ninguno desconoce.
8. La Alabanza a Dios no consiste en cantar hasta perder la voz, hasta agotar el
repertorio de canciones que sabemos o que el grupo maneja, o terminar sudando
por la actividad realizada. UNA ALABANZA DE GLORIA, es un alma humilde y
sencilla que sacia a Dios; es un alma que ama con todo su ser por puro amor; es
un alma que mora en Dios; es buscar la Verdad y cumplir Su Voluntad; es un alma
muy dócil al Toque de Dios; una Alabanza de Gloria es una Vida Armoniosa que
agrada a Dios; es ENTREGARSE TOTALMENTE A DIOS HASTA EL PUNTO DE
VOLVERSE LOCO DE AMOR. Hay que entender que a Dios se le alaba más con
una vida santa que con un momento o acto determinado, pues: “la gloria de Dios
es el hombre viviente.”
- En este sentido, bastará cantar un solo canto, un canto apropiado, hacerlo con
todo el corazón, meditando su contenido, haciéndolo como debe ser: como una
oración y una expresión de verdaderos sentimientos hacia Dios:
Reconocimiento, Adoración, Gratitud, Petición y disponiéndonos PARA ENTRAR
MÁS ADENTRO en la oración.
9. También es MUY CONVENIENTE que cada mañana antes de levantarte ofrezcas
a Dios: PENSAMIENTOS, DESEOS, PALABRAS Y ACCIONES. Pídele que cada uno
de ellos tenga en Dios su origen, su fundamento y su fin. Que con cada uno de
ellos tú puedas cumplir Su Santa Voluntad y agradarlo en todo. Y por supuesto,
procura que eso sea una realidad durante todo el día, todos los días; entonces
verás a tu oración florecer.
10. Como complemento de todo lo anterior, no podemos olvidar que el AYUNO
es esencial si se quiere escalar en la montaña de la oración. Puedes hacerlo de
dos maneras: 1. A pan y agua, las tres comidas durante el día del ayuno (la Virgen
ha recomendado que sean dos días: miércoles que antecede al día eucarístico por excelencia en la
semana -jueves- y el viernes por ser día penitencial en la santa Iglesia). 2. Medio día, cada vez
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lo hagas, sin tomar absolutamente nada hasta el momento en que ingieras el
almuerzo; y acompañando ese ejercicio de piedad con la oración y de ser posible
con una intención especial.
11. Para un alma de oración será siempre de mucho provecho acoger la
recomendación de la Santísima Virgen hecha en el Apostolado de la Preciosísima
Sangre: “No dejar pasar ni una hora sin hacer la Comunión Espiritual”. Lo
anterior permitirá que constantemente hagamos de nuestra jornada toda ella
oración, como el Señor lo desea, pues Dios quiere vidas de oración, no momentos
de oración, que muchas veces están desligados del resto de la jornada. Consejo
que practicado, nos servirá, además, para que estemos retroalimentando
nuestro espíritu y reforzando frecuentemente la comunión sacramental que
seguramente hacemos diariamente; o al menos, cada domingo.
12. Además de todo lo anterior, si quieres crecer en el Camino de la Oración,
será indispensable que tengas un Director Espiritual, que de ser posible sea un
sacerdote orante, un sacerdote santo, que igualmente esté haciendo el camino
de la santidad, que cargue su cruz cada día y que en lo posible sea un sacerdote
según el Corazón de Cristo; para que además de la Gracia de su ministerio
recibida en la Consagración Sacerdotal, tenga la asistencia especial del Espíritu
Santo y te ayude a avanzar y no por el contrario te enrede, te confunda,
entorpezca el designio divino en tu vida y tu avance en la vida espiritual, máxime
si Dios se dignara concederte dones espirituales o fenómenos místicos.
“Consolar es Adorar.”
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CONTENIDO
I. ORACIÓN DE PROTECCIÓN.
II. SELLAMIENTO CON LA SANGRE DE JESUCRISTO.
III. ORACIONES ESPECIALES PARA CADA DÍA DE LA SEMANA.
Día Lunes: Cien réquiems y la devoción a las Almas del Purgatorio.
Día Martes: Oración a los Nueve Coros de los Ángeles.
Día Miércoles: Coronilla de nuestro padre San José.
Día Jueves. Día Sacerdotal y Eucarístico.
Día Viernes: Día Penitencial y de Consideración de la Pasión del Señor. Viacrucis.
Día Sábado: En Honor a la Santísima Virgen María.
Día Domingo: Trisagio a la Santísima Trinidad.
IV. ARMADURA ESPIRITUAL.
Efesios 6, 10-18.
Salmo 91.
Poderosa oración de protección.
Consagración a la Preciosa Sangre de Jesucristo.
Rosario de San Miguel.
Oración de combate de San Miguel.
Comunión Espiritual.
Rosario del Buen Pastor.
Salmo 23, El Señor es mi Pastor.
V. ORACIONES PARTICULARES PARA HACER CADA DÍA.
Padre Eterno yo te ofrezco…
Oración inicial: me uno en oración al Corazón Inmaculado de María…
Oración para pedir el Espíritu Santo.
Coraza de la Sangre Redentora.
Oración por los difuntos.
Oración para salvar almas de ir al infierno.
Oración para bautizar a los niños abortados.
Ofrecimiento diario de vida.
Oración para pedir la salvación del alma y de los hombres.
Oración por los que mueren hoy.
Consagración a Dios Padre.
Consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
Oración para pedir los dones del Espíritu Santo.
Oración a la Santísima Trinidad por mí.
Ofrenda de la propia voluntad a la Reina del Cielo.
Consagración al Corazón Casto de San José.
Coronilla por la cual clamarán misericordia. De reparación a la Santísima
Trinidad por los pecadores del mundo.
Consagración a la Sagrada Familia de Nazareth.
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VI. OTRAS ORACIONES.
Ángelus de San Juan de la Cruz.
Oración del Santo Ángel de la Guarda. Oración que debe hacerse después del Ángelus.
Oraciones para ofrecer la santa misa.
Acción de Gracias para después de la santa misa y de la comunión.
Cinco oraciones para después de comulgar.
Ofrecimiento de la Rosa de la Perfecta Pureza.
Oración de expiación con la Corona de Espinas.
Oración por el triunfo de la Santa Cruz.
Invocación poderosa de protección.
Cuatro oraciones dadas por Jesús a Ottavio Michelini.
Esclarece la Aurora. Oración de la mañana.
Rosa Mística.
Letanías de los santos para los últimos tiempos.
Oración de santa Teresita para alcanzar la humildad.
Te amo oh mi Dios. San Juan María Vianney.
Padre, me pongo en tus manos. Charles de Foucould.
Oración de Renovación del Bautismo.
Oración a la Divina Voluntad.
Oración de consagración al Padre Celestial.
A mi Crucifijo de enfermo.
VII. ANEXOS.
- Para hacer una buena confesión.
- Guía para meditación diaria.
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I. ORACIÓN DE PROTECCIÓN.
Por la Señal de la Santa Cruz... Amén. (Debe hacerse con verdadera atención).
6. ORACIÓN DE PURIFICACIÓN. (Contra Satanás y los ángeles rebeldes. Publicado por orden de S.S.
León XIII). ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL. Gloriosísimo Príncipe de los Ejércitos
Celestiales, San Miguel Arcángel; defiéndenos en el combate contra los principados y
las potestades, contra los caudillos de las tinieblas del mundo, contra los espíritus
malignos esparcidos en los aires (Ef 6, 10-12). Ven en auxilio de los hombres que Dios
hizo a su imagen y semejanza, y rescató a gran precio de la tiranía del demonio (Sb 2,
23-24 y 1 Co.6, 20). A Ti venera la Iglesia como su guardián y patrono. A ti confió el Señor
las almas redimidas para colocarlas en el sitio de la suprema felicidad. Ruega pues al
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Dios de paz, que aplaste al demonio bajo nuestros pies, quitándole todo poder para
retener cautivos a los hombres y hacer daño a la Iglesia. Pon nuestras oraciones bajo
la mirada del Altísimo a fin de que desciendan cuanto antes sobre nosotros las
Misericordias del Señor, y sujeta al dragón, aquella antigua serpiente que es el diablo
y satanás, para precipitarlo encadenado a los abismos, de manera que no pueda nunca
más seducir a las naciones (Ap. 20,3). En el Nombre de Jesucristo Dios y Señor Nuestro,
mediante la intercesión de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, de San Miguel
Arcángel, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos y apoyado en la
autoridad sagrada de la Santa Iglesia, procedemos con ánimo seguro, a rechazar los
asaltos que la astucia del demonio mueve en contra de nosotros.
6. SALMO 67,1-3. "Levántate Dios y sean disipados tus enemigos, y huyan de tu
presencia los que te aborrecen. Desaparezcan como el humo, como se derrite la cera
al calor del fuego así perezcan los malvados ante Dios" (+). Y he aquí la Cruz (+) del
Señor, huyan poderes enemigos. "Venció el León de la Tribu de Judá, el Hijo de David"
(Ap. 5,5). Venga a nosotros Señor, tu Misericordia, pues pusimos nuestra esperanza en
Ti. (Cada vez que se encuentre la señal de la Cruz debe hacerse).
Los exorcizamos espíritus de impureza, poderes satánicos, ataques del enemigo
infernal, legiones y reuniones secretas diabólicas. En el Nombre y por virtud de
Jesucristo (+) Nuestro Señor, los arrancamos y expulsamos de la Iglesia de Dios, de las
almas creadas a la imagen de Dios, y rescatadas por la Preciosa Sangre del Cordero
Divino (+). No te atrevas más, pérfida serpiente, a engañar al género humano ni
perseguir a la Iglesia de Dios, ni sacudir y pasar por la criba, como al trigo, a los elegidos
de Dios. Te lo manda Dios Altísimo (+) a quien por tu gran soberbia aún pretendes
asemejarte y cuya voluntad es que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad (1 Tm. 2,4). (+) Te lo manda Dios Padre. (+) Te lo manda
Dios Hijo. (+) Te lo manda Dios Espíritu Santo. (+) Te lo manda Cristo, Verbo Eterno
de Dios hecho Carne que para salvar nuestra raza perdida por tu envidia, se humilló y
fue obediente hasta la muerte (Fil. 2, 8); que ha edificado su Iglesia sobre firme piedra,
prometiendo que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, y que
permanecerá con ella todos los días hasta la consumación de los siglos (Mt. l6, 18.19). Te
lo manda la Santa Señal de la Cruz (+) y la virtud de todos los misterios de la Fe
Cristiana (+). Te lo manda el poder de la Excelsa Madre de Dios, la Virgen María (+)
que desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu muy orgullosa
cabeza por virtud de su humildad y pureza. Te lo manda la Fe de los Santos Apóstoles
Pedro y Pablo y la de los demás Apóstoles (+). Te lo manda la sangre de los Mártires y
la piadosa intercesión de los Santos y Santas.
Así pues, despreciable dragón y toda la legión diabólica; te conjuro por Dios (+) Vivo,
por Dios (+) Único y Verdadero, por Dios (+) Santo, por el Dios que tanto amó al
mundo, que llegó hasta darle su Hijo Unigénito, a fin de que todos los que creen en Él,
no perezcan sino que tengan Vida Eterna (Jn 3,14-15). Cesa de engañar a las criaturas
humanas y de brindarles el veneno de la condenación eterna. Cesa de perjudicar a la
Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye de aquí satanás, inventor y maestro de
todo engaño, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede delante de Cristo, en
quien nada has encontrado que se asemeje a tus obras; retrocede ante la Iglesia, Una,
Santa, Católica y Apostólica que Cristo mismo compró con su Sangre. Humíllate bajo
la Poderosa Mano de Dios, tiembla y desaparece ante la invocación, hecha por
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nosotros, del Santo y Majestuoso Nombre de Jesús, ante el cual se estremecen los
infiernos, a quien están sometidas las virtudes de los Cielos, las Potestades y las
Dominaciones, a quien Querubines y Serafines alaban sin cesar en sus cantos diciendo:
"Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios del universo, llenos están el Cielo y la tierra de su
Gloria, hosanna en el Cielo. Bendito el que viene en el Nombre del Señor, hosanna en
el Cielo". Señor, escucha mi plegaria y mi clamor llegue hasta Ti.
8. ORACIÓN. "Padre Celestial, Rey Omnipotente, en tus manos están puestas todas las
cosas; si quieres salvar a tu pueblo, nadie puede resistir a Tu Voluntad. Tú hiciste el
cielo y la tierra y todo cuanto en ellos se contiene; Tú eres el dueño absoluto de todas
las cosas; ¿Quién podrá pues resistir a tu Majestad? Por tanto, Señor Dios de Abrahán,
ten misericordia de Tu pueblo porque nuestros enemigos quieren perdernos y
exterminar Tu herencia. Así Señor, no desprecies esta parte que redimiste con el
precio de Tu Sangre. Oye Señor nuestras oraciones, Sé favorable a nuestra suerte y Haz
que nuestro llanto se convierta en alegría, para que viviendo alabemos Tu Santo
Nombre y continuemos alabándolo eternamente" (Est 4,17...).
Padre Celestial, dígnate libramos y guárdanos sanos, de todo poder, lazo, mentira y
maldad de los espíritus del mal y de la gente malvada, por Cristo Nuestro Señor. Amén.
(Para terminar, se ora el Avemaría).
Día lunes. EN SUFRAGIO POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO. Puede servirse
de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, 0 sea la centena (100) de
Réquiems.
ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO. Dulcísimo Jesús
mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los
judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como
inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado
con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado
de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla;
desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre
ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con
la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por
nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a
vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por
vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en
la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con
Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
Día martes. SÚPLICA ARDIENTE A LOS SANTOS ÁNGELES. Dios Uno y Trino,
Omnipotente y Eterno, ¡antes de dirigir nuestra súplica a Tus siervos los Santos
Ángeles, nos postramos ante Ti y Te adoramos, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO!
¡Bendito y alabado seas por toda la eternidad! ¡Que todos los Ángeles y hombres que
has creado Te adoren, Te amen y Te sirvan, oh Dios Santo, Fuerte e Inmortal!
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Y tú, oh MARÍA, Reina de todos los Ángeles, acepta benigna las súplicas que les
dirigimos a tus siervos y preséntalas ante el trono del Altísimo, tú que eres la
omnipotencia suplicante, la medianera de las gracias, a fin de que obtengamos gracia,
salvación y auxilio. Amén.
Poderosos Santos Ángeles, que nos fuisteis concedidos por Dios para nuestra
protección y auxilio. Os suplicamos en el nombre de Dios Uno y Trino: ¡Daos prisa en
socorrernos! Os suplicamos en nombre de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor
JESUCRISTO: ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por el nombre todopoderoso
de Jesús: ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por las llagas de nuestro Señor
JESUCRISTO. ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por el martirio de nuestro
Señor JESUCRISTO. ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por la santa Palabra
de Dios: ¡Daos prisa en socorrernos Os suplicamos, por el Corazón de nuestro Señor
JESUCRISTO.
¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos en nombre del amor de Dios por nosotros,
los pobres: ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos en nombre de la fidelidad de
Dios por nosotros, los pobres: ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos en nombre
de la misericordia de Dios por nosotros, los pobres: ¡Daos prisa en socorrernos! Os
suplicamos en nombre de MARÍA, Madre de Dios y Madre nuestra: ¡Daos prisa en
socorrernos! Os suplicamos en nombre de MARÍA, Reina del cielo y de la tierra: ¡Daos
prisa en socorrernos! Os suplicamos en nombre de MARÍA, vuestra Reina y Señora:
¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por vuestra propia bienaventuranza: ¡Daos
prisa en socorrernos! Os suplicamos, por vuestra propia fidelidad: ¡Daos prisa en
socorrernos! Os suplicamos, por vuestro combate a favor del Reino de Dios: ¡Daos
prisa en socorrernos! Os suplicamos: ¡Cubridnos con vuestro escudo! Os suplicamos:
¡Defendednos con vuestra espada! Os suplicamos: ¡Iluminadnos con vuestra luz! Os
suplicamos: ¡Salvadnos bajo el manto protector de MARÍA! Os suplicamos:
¡Guardadnos en el Corazón de MARÍA! Os suplicamos: ¡Colocadnos en las manos de
MARÍA! Os suplicamos: ¡Mostradnos el camino que conduce a la puerta de la vida: el
Corazón abierto de Nuestro Señor! Os suplicamos: ¡Guiadnos seguros a la casa del
PADRE Celestial!
Todos vosotros, nueve coros de Espíritus Bienaventurados: ¡Daos prisa en
socorrernos! Vosotros, compañeros especiales que Dios nos ha dado: ¡Daos prisa en
socorrernos! ¡Apresuraos: socorrednos, os suplicamos! La Sangre preciosísima de
nuestro Señor y Rey fue derramada por nosotros, los pobres: ¡Apresuraos a
socorrednos, os suplicamos! El Corazón de Nuestro Señor y Rey palpita por amor a
nosotros, los pobres: ¡Apresuraos a socorrednos, os suplicamos! El Inmaculado
Corazón de MARÍA, la Virgen Purísima, vuestra Reina, palpita por amor a nosotros, los
pobres: ¡Apresuraos a socorrednos, os suplicamos!
San Miguel Arcángel, tú, Príncipe de los Ejércitos Celestiales, vencedor del dragón
infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder para aniquilar mediante la humildad la
soberbia de los poderes de las tinieblas. Te suplicamos que nos ayudes a tener
verdadera humildad de corazón, fidelidad inquebrantable para cumplir siempre la
voluntad de Dios, y fortaleza en el sufrimiento y la necesidad. Socórrenos para que no
desfallezcamos ante el tribunal de Dios.
San Gabriel Arcángel, tú, Ángel de la Encarnación, fiel mensajero de Dios, abre
nuestros oídos aun a las suaves exhortaciones y llamadas del Corazón amoroso de
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nuestro Señor. Te suplicamos que no te apartes de nuestra vista, para que
comprendamos bien la Palabra de Dios, la sigamos, la obedezcamos y cumplamos lo
que Dios quiere de nosotros. Ayúdanos a alcanzar una disposición vigilante para que
cuando el Señor llegue no nos encuentre dormidos.
San Rafael Arcángel, a ti, flecha de amor y medicina del amor de DIOS, te suplicamos
que hieras de amor ardiente nuestro corazón y hagas que esta herida nunca se sane,
para que en la vida cotidiana vayamos siempre por el camino del amor y todo lo
venzamos a través del amor ¡Socorrednos, poderosos hermanos santos, compañeros
nuestros en el servicio ante Dios! Defendednos de nosotros mismos, de nuestra
cobardía y tibieza, de nuestro egoísmo y avaricia, de nuestra envidia y desconfianza, y
de nuestra ansia de saciedad, de bienestar y de admiración.
Quitadnos las ataduras del pecado y del apego a las cosas terrenas. Quitadnos de los
ojos la venda que nosotros mismos nos hemos puesto para no ver las necesidades que
nos rodean y así poder contemplamos tranquilamente y compadecemos de nosotros
mismos. Clavad en nuestro corazón la espina de la santa inquietud por Dios, para que
no cesemos de buscarlo con anhelo, contrición y amor.
Contemplad la Sangre de nuestro Señor derramada por nuestra causa. Contemplad
las lágrimas de vuestra Reina, lloradas por nuestra causa. ¡Contemplad en nosotros la
imagen de DIOS, que El imprimió amorosamente en nuestra alma y que ahora está
desfigurada por nuestros pecados! ¡Ayudadnos a conocer y adorar, a amar y servir a
DIOS! Ayudadnos en el combate contra los poderes de las tinieblas, que nos acechan
y nos asedian furtivamente.
Ayudadnos para que ninguno de nosotros se pierda y un día estemos reunidos
jubilosamente en la eterna bienaventuranza. Amén.
Durante la novena rezamos, por la mañana la Súplica Ardiente y durante el día invocamos muchas veces a los Santos
San Miguel, asístenos con tus Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros! San
Ángeles:
Gabriel, asístenos con tus Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros! San Rafael, asístenos
con tus Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!
Con aprobación eclesiástica del Vicariato de Roma. 6 de febrero de 1997. P, Luigi Moreni Secretario General, Imprimátur: -Pedro Card. Rubiano Sáenz_ Arzobispo de Bogotá.
Que Jesús, nuestro Dios y Señor, nos cubra con su sangre y supla todas nuestras faltas
y desobediencias siendo el garante del cumplimiento de este compromiso y pacto de
amor ahora y para la eternidad. Amén.
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Santos ángeles, nuestros protectores, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros hermanos, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros consejeros, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros defensores, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros amigos, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros guías, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros intercesores, oren por nosotros.
Santos ángeles de los nueve coros angélicos, oren por nosotros.
Día miércoles. Coronilla de San José. Santa Margarita María de Alacoque dice: Rosario de San José,
modelo y patrono de los amantes del Sagrado Corazón de Jesús.
Contemplad los 8 misterios:
1. El anuncio del ángel de que lo concebido en María es obra del Espíritu santo.
2. La búsqueda de posada en Belén.
3. El nacimiento del niño Jesús en Belén.
4. La presentación del niño Jesús en el templo ofreciendo un par de tórtolas o dos
palomas.
5. La huida a Egipto con Jesús y con María.
6. El regreso de la Sagrada Familia a Nazaret.
7. La pérdida y hallazgo del niño Jesús en el templo.
8. La gloriosa muerte de san José en brazos de Jesús y de María.
Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):
Día jueves. ACTO DE DESAGRAVIO. Por tanto que se ofende a Dios, hagamos
reparación y desagravio. Pidamos perdón y misericordia. (Después de cada invocación
se responde: "te rogamos, escúchanos").
- Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos.
- Señor perdona todas las santas comuniones indignamente recibidas.
- Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento del altar.
- Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia.
- Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios.
- Señor perdona todos los que han abandonado la Iglesia.
- Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados.
- Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos.
- Señor perdona todos los pecados del ateísmo.
- Señor perdona todos los insultos a tu santo Nombre.
- Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de redentor.
- Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre.
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- Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes.
- Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia.
- Señor perdona todo desprecio a la vida humana.
ACTO DE DESAGRAVIO DE PÍO XI. ¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los
hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y
menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales
homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas
partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad
de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras
almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no
sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino
de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y
Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de
vuestra Ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la
deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas
contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias
proferidas contra Vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario
y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el
mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen
resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por Vos fundada.
¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas,
entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación
de la Virgen Vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la
satisfacción que Vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que
diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en
cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los
pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo
la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la Ley Evangélica,
sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis
injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os
suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos
fieles a Vuestros mandatos y a Vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de
la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre
y del Espíritu Santo, Vivís y Reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN POR LOS SACERDOTES. "Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño, te
rogamos que por el inmenso amor y misericordia de Tu Sagrado Corazón, atiendas
todas las necesidades de tus sacerdotes. Te pedimos que retomes en Tu Corazón todos
aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino, que enciendas de nuevo el deseo
de santidad en los corazones de aquellos sacerdotes que han caído en la tibieza, y que
continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes el deseo de una mayor santidad.
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Unidos a tu Corazón y el Corazón de María, te pedimos que envíes esta petición a Tu
Padre celestial en la unidad del Espíritu Santo. Amén."
ORACIÓN. Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te
rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo
y amor. Así sea.
Oremos: Señor Jesucristo, tú nos has concedido acompañarte, con María tu Madre, en
los misterios de tu pasión, muerte y sepultura, para que te acompañemos también en
tu resurrección; concédenos caminar contigo por los nuevos caminos del amor y de la
paz que nos has enseñado. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Día sábado. De un modo especial el Santo Rosario, cuando es posible ojalá la Corona completa (Gozosos,
Dolorosos, Luminosos y Gloriosos) y la Santísima Eucaristía de la Virgen cuando es posible litúrgicamente. No
olvidar el Rezo de la Salve y al menos una vez las Letanías Lauretanas.
EL SANTO ROSARIO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARIA. (Tradicional). EL SIGNO DEL
CRISTIANO: Por la señal + de la santa cruz, de nuestros + enemigos líbranos, Señor +
Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN: Jesús, mi Señor y Redentor: yo me arrepiento de todos los
pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí
a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que, por tu
infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a
la vida eterna. Amén.
EL CREDO: COMO FÓRMULA OFICIAL DE LA IGLESIA CATOLICA: Creo en un solo Dios,
Padre Todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos
los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no
creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se
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encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá
con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que
con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los
profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo
Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la
vida del mundo futuro. Amén.
ORACION POR LA FAMILIA: Santa María, Virgen Madre de Dios, que fuiste concebida
sin pecado original, yo te elijo en este día como modelo para mi hogar y te ruego que
intercedas por mi familia. Presérvala, por tu Inmaculada Concepción, de todo mal, de
toda violencia y de toda desgracia. Oh Santa Virgen, bendícenos, protégenos,
fortalécenos en las pruebas y guárdanos de todo mal. Amén.
Santísimos corazones de Jesús y María, unidos en el amor perfecto, como nos miráis
con misericordia y cariño, consagramos nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestras
familias a Vosotros. Conocemos que el ejemplo bello de Vuestro hogar en Nazaret fue
un modelo para cada una de nuestras familias. Esperamos obtener, con Vuestra
ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que Os disteis. Qué nuestro hogar sea
lleno de gozo.
Qué el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia, y el respeto mutuo sean dados
libremente a todos. Qué nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no
solamente las nuestras. Y qué siempre estemos cerca de los sacramentos. Bendecid a
todos los presentes y también a los ausentes, tantos los difuntos como los
vivientes; qué la paz esté con nosotros, y cuando seamos probados, conceded la
resignación cristiana a la voluntad de Dios. Mantened nuestras familias cerca de
Vuestros Corazones; qué Vuestra protección especial esté siempre con nosotros.
Sagrados Corazones de Jesús y María, escuchad nuestra oración. Amén.
SALVE REINA: Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. ¡Dios te salve!, a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. ¡E a! pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
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siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.
ORACION: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo,
preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese
merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, celebramos con alegría
su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males
presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo, nuestro Señor. Amén.
SALVE REINA: Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. ¡Dios te salve!, a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. ¡E a! pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.
ACORDAOS: Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que
ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya
sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las
vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh
madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna
mente. Amén.
SALVE REINA: Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. ¡Dios te salve!, a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. ¡E a! pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
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siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.
BENDITA SEA TU PUREZA: Bendita sea tú pureza y eternamente lo sea, pues todo un
Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te
ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre
mía. Amén.
BAJO TU AMPARO: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies
nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen
gloriosa y bendita. Amén.
SALVE REINA: Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. ¡Dios te salve!, a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. ¡E a! pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.
ORACIÓN A DIOS PADRE: ¡Oh Padre eterno!, Tú has creado todas las cosas. Tú les has
dado su ser y las has puesto en equilibrio y armonía; todas están llenas de tu misterio
que toca el corazón si se es piadoso.
También a nosotros, nos has llamado a la existencia y nos has puesto entre Ti y las cosas.
Según tu modelo nos has creado y nos has dado parte en tu soberanía. Tú has puesto
en nuestras manos tu mundo, para que nos sirva y para que completemos en él tu obra.
Pero hemos de estarte sometidos y nuestro dominio se convierte en rebelión y robo si
no nos inclinamos (*hacer una inclinación) ante Ti, el único que lleva la corona eterna y eres
Señor por derecho propio. Maravillosa ¡Oh Padre! es tu generosidad. Tú no has temido
por tu Soberanía al crear seres con poder sobre ellos mismos y al confiar tu Voluntad a
su libertad ¡Grande y Verdadero Rey eres Tú!
Tú has puesto en mis manos el honor de tu Divina Voluntad; dame la gracia para unir
mi voluntad humana a la de mi Madre Santísima, la Virgen María, para que, fundiendo
mi voluntad a la suya, pueda nacer de veras a tu Santa y Divina Voluntad, haciendo
siempre lo que te agrada. Cada Palabra de tu Revelación dice que me respetas y Te
confías a mí, me das dignidad y responsabilidad; por eso, concédeme la santa mayoría
de edad, que es capaz de vivir en Tu Voluntad y así aceptar la ley que Tú guardas y de
asumir la responsabilidad que Tú me transfieres. Ten despierto mi corazón para que
esté ante Ti todo momento, y haz que mis acciones se conviertan en ese dominio y esa
obediencia a la que Tú me has llamado.
¡Oh Padre Eterno!, fuera de tu posesión, yo no veo otra cosa que tristeza y tormento,
por más que digan otra cosa los amadores de la vanidad. ¿Qué me importa que diga el
sensual que su dicha es el gozar de sus placeres? ¿Qué me importa que también diga el
ambicioso que su mayor contento es el gozar de su gloria vana? Yo, por mi parte, no
cesaré jamás de repetir, con la Santísima Virgen María, con tus Profetas y Apóstoles, que
mi suma felicidad, mi tesoro y mi gloria, es el unirme a mi Dios y mantenerme
inviolablemente junto a ÉI. ¡Oh Santo y Santísimo Padre Eterno!, fuente de toda
santidad, infinitamente Santo en Vos mismo y limpio de toda la impureza de las
criaturas; Santo también en todas vuestras obras, de las cuales ni una hay que no sea
perfecta. Haced ¡oh Principio y Fin mío!, te lo suplico con la Santísima Virgen María, tu
hija predilecta, que mi corazón comprenda bien la ceguedad: que bajo un Dios tan Santo,
tan Justo y Bondadoso se pueda encontrar feliz el que vive pecador. Amén.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios Rey de los Ejércitos, llenos están los Cielos y la
tierra de la Majestad de vuestra Gloria, Hosanna en el Cielo, Hosanna en la Tierra. (Tres
o nueve veces uniéndonos a los nueve Coros Angélicos: Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones,
Principados, Potestades, Virtudes, Arcángeles y Ángeles).
ORACIÓN A DIOS HIJO: ¡Oh Santo y Santísimo Hijo de Dios e Hijo de la Santísima Virgen
María!, que nacéis del entendimiento de vuestro Padre entre los resplandores de los
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Santos; Santo y Perfecto modelo de toda Santidad a la cual deben conformarse todos
los santos.
¡Oh Verbo Divino de mi vida!, de mi existencia, de todo mi ser que me absorbes, que me
sumerges dentro de Ti, yo no tengo más amor que Tú mismo, mi Sumo Bien, mi vida, mi
cielo. Mi querer y todos los otros amores, grandes en los límites de la criatura, puros y
legítimos en su procedencia, santos y divinizados con Tu contacto, a Ti también te
pertenecen.
Tú eres Señor mi descanso, mi felicidad, mi acción de gracias, mi correspondencia y mi
único amor. Yo no tengo virtudes, pero Tú las tienes todas y eres mío, divino y humano.
Contigo tengo para pagar mis deudas, para desagraviar a la Divinidad ofendida con mis
pecados, para purificarme e irme al Cielo.
¡Oh Verdad Eterna!, fuera de la cual yo no veo otra cosa que engaños y mentiras: ¡Oh,
cómo me parecen mentirosos y falaces los discursos de los hombres, en comparación
de las palabras de vida con las cuales Tú hablas al corazón de aquellos que Te escuchan!
¡Ah! ¿Cuándo será la hora en que Tú me tratarás sin enigma y me hablarás claramente
en el seno de Tu gloria? ¡Oh qué trato! ¡Qué belleza! ¡Qué luz!
¡Haced, oh mi Dios de Sion! que amando Vuestra Santidad con todas las fuerzas del
Corazón lnmaculado de tu Santísima Madre, la Virgen María, mi espíritu suspire sólo
por la luz de aquel día en el cual necesitando amaros, os ame cuanto debo. Amén.
ORACIÓN A DIOS ESPÍRITU SANTO: ¡Oh Santo y Santísimo Espíritu de amor! ¡Oh Amor
dela perfecta Virgen María, vuestra Castísima Esposa! ¡Oh Don del Altísimo!, Centro de
las Dulzuras y de la Felicidad del mismo Dios. Qué atractivo es para un alma el verse en
la profundidad inescrutable de Tu Bondad y toda llena de Tus Inefables Consolaciones.
¡Ah placeres engañosos! ¡Cómo han de poder compararse con la mínima de las dulzuras
que un Dios, cuando le parece, sabe derramar en un alma fiel! ¡Oh! si una sola partícula,
si una sola gota de Tu Bondad y de Tus Inefables Consolaciones es tan gustosa, cuánto
más será, cuando Tú mismo las derraméis como un torrente sin medida y sin reserva,
hablándome claramente en el seno de Vuestra Gloria. ¡Oh qué trato! ¡Qué belleza! ¡Qué
luz! Haced, ¡oh mi Dios Espíritu Santificador! que amando e invocando Vuestra
Santidad con todas las fuerzas del Corazón lnmaculado de María, mi espíritu suspire
sólo por obtener la gracia santificante de tu Luz; camine en la Sabiduría, el
Discernimiento y la Revelación Divina por Gracia de tu iluminación y se me conceda la
Gracia de llenarme de tus Dones, Frutos, Carismas y Virtudes ¿Cuándo será esto, ¡oh mi
Dios Santificador! cuándo será?
Antífona: A Ti, Dios Padre Ingénito; a Ti, Dios Hijo Unigénito; a Ti, Dios Espíritu Santo
Paráclito, Santa e Indivisa Trinidad, en el Corazón de la Virgen María te confesamos,
alabamos y bendecimos. A Ti se dé la Gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
V. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. (Inclinamos la cabeza).
R/. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos. Amén.
Oración: Señor Dios, Uno y Trino; danos continuamente vuestra Gracia, vuestra
Caridad y la Comunicación que procede de Vos, para que en el tiempo y en la eternidad
te amemos y glorifiquemos. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo (inclinación), en
una sola Deidad, por todos los siglos de los siglos. Amén.
- Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, R/ Líbranos, Señor, de todo mal. (Tres veces).
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. † Amén.
Nota: interesa que lean todo esto con detención para que comprendan de lo que se trata.
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Hijos míos, hijos de mi grey: estáis en tiempo de tribulación y escasez, apenas están comenzando los
dolores para la humanidad. Cada día se acortará más y más, hasta llegar al límite; es allí donde comenzará
el tiempo de mi justicia, la cual será tormento para unos y esperanza para otros. ¡Ya no hay marcha atrás!
Cada día que pasa, se acerca más mi próxima venida, alegraos ovejas de mi redil; porque después de tanta
ignominia y dolor por la que pasareis, al final brillará el sol de la esperanza; el sol de una nueva vida, que
traerá la paz y la armonía en todos los confines de la tierra.
Oren, oren, oren por la humanidad, es tiempo de oración y ayuno; es tiempo de súplicas y es tiempo de
implorar misericordia al Padre Celestial, para que estos días de dolor y llanto, pasen lo más pronto posible.
De vuestras oraciones, súplicas, ayunos y sacrificios dependerá que se acorten o se alarguen.
Acordaos que mi Padre no se complace con vuestros sufrimientos, sois vosotros habitantes de la tierra que
con vuestro pecado, soberbia y adulterio espiritual, traeréis las guerras y la muerte; de vuestra oración
dependerá la vida. "Todo aquel que se aparte de mí perecerá. Ya el hacha está en la raíz del árbol, y todo
árbol que no dé fruto, será cortado, talado y tirado al fuego".
Ya sonaron las primeras trompetas anunciando que la batalla espiritual ha comenzado, recogeos y agrupaos
y formad fortines de oración, para que os integréis a mis ejércitos Celestiales. El amor, la oración, unidos
a la fe, serán las armas que destruyan toda fuerza del mal; debéis de repeler todo ataque que mi adversario
os plantee; acordaos que vuestra mente y vuestra carne son presas fáciles de argucia de mi adversario,
mortificar la carne y los sentidos con oración y ayuno, orad a todo instante para que ninguna fuerza del
mal, pueda apartarlos de mi amor, reprendan espiritualmente espíritus de aire, envidia, venganza y Jezabel.
Todo grupo de oración y todo aquel que camine en mis caminos debe fortalecerse con la Armadura
Espiritual de Efesios 6,10-18 y reforzarla con el salmo 91.
La protección espiritual de mi Salmo 91 os protegerá, el será el pasaporte para salir a la calle, acordaos
que no sabéis en qué lugar os sorprenderán las catástrofes, estáis avisados, esta Armadura que os doy
hacedla también en fe por vuestros hijos y familiares a ellos también alcanzará mi protección espiritual. La
hora de la justicia Divina ha comenzado y todos aquellos que son de la luz deben tener sus lámparas
encendidas para que alumbren la oscuridad que se aproxima, y cieguen toda maldad y todo ataque del
adversario.
HIJOS MÍOS, OVEJAS DE MI GREY, ESTAS SON LAS ARMAS PARA EL COMBATE:
1.- Armadura espiritual (Efesios 6. 10-18) (todos los días).
2.- Rezo del Santo Rosario unidos espiritualmente a mi Madre (todos los días).
3.- Salmo 91 (todos los días).
4.- Poderosa Oración de Protección (todos los días).
5. Consagración a la Preciosa Sangre (rezar todos los días meditando).
6.- Cumplimiento de mis preceptos (Mandamientos de la Ley de Dios).
7.- Estar en Gracia de Dios (Confesión y Comunión, ojalá mis guerreros reciban la Comunión Diaria).
8.- Comunión Espiritual para los tiempos de la gran prueba, donde no vais a poder recibir mí Cuerpo y mi
Sangre, fe, confianza, esperanza, caridad, amor con vuestros hermanos, porque vais a ser probados en esto
y ante todo en el amor.
9.- Oración constante y vigilante para que no os sorprenda los ataques del adversario.
Todo soldado debe estar listo y preparado, para que no lo sorprenda el enemigo sin protección. Estad pues
atentos, andad despiertos para que no los coja la noche y no lo lamentéis. Adelante que la victoria es de
vuestro Dios. Defended mi doctrina y mi verdad aun con vuestra vida, no os dejéis engañar, el arma sutil
de las mentiras apartará a muchos de mí, haciéndolos perder la fe; sed mansos como ovejas y astutos como
serpientes, no os dejéis confundir. Uníos espiritualmente con la fuerza de la oración, unida al Corazón
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Inmaculado de María vuestra Madre y a los Ejércitos Celestiales de Ángeles y Arcángeles os darán la
victoria.
Que mi paz os acompañe. Que mi Madre y mis Ángeles os asistan. La Fuerza de mi Espíritu os guíe. Yo
estaré con vosotros hasta la consumación de los tiempos. Soy vuestro Pastor: Jesús Salvador de su pueblo.
Toda oración que hagáis hacedla en unión espiritual con mi Madre y mis Ángeles. Decid:
"Me uno en oración al Corazón Inmaculado de María y a los ejércitos Celestiales
para repeler toda maldad de los demonios. Hago extensiva esta oración a mi
familia, hermanos y parientes y en general al mundo entero. Jesús, María y José
sálvanos de todo mal".
2. SALMO 91. Tú que vives bajo la protección del Dios Altísimo y moras a la sombra
del Dios Omnipotente, di al Señor: "Eres mí fortaleza y mí refugio, eres mi Dios en quien
confió". Pues Él te librará de la red del cazador, de la peste mortal; te cobijará bajo sus
alas y tú te refugiarás bajo sus plumas. Su lealtad será para ti escudo y armadura. No
temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela en el día, ni a la peste que avanza en
las tinieblas, ni al azote que asola el mediodía. Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a
tu diestra; a ti no te alcanzarán. Te bastará abrir los ojos, y verás que los malvados
reciben su merecido, ya que has puesto tu refugio en el Señor y tu cobijo en el Altísimo.
A ti no te alcanzará la desgracia, ni la plaga llegará a tu tienda, pues Él ordenó a sus
Santos Ángeles que te guardarán en todos tus caminos, que te llevarán en sus brazos
para que tu pie no tropiece con piedra alguna, andarás sobre el león y la serpiente,
pisarás al tigre y al dragón. Porque él se ha unido a Mí yo lo libraré, lo protegeré pues
conoce mi Nombre; si me llama, Yo le responderé, estaré con él en la desgracia. Lo
libraré y lo llenaré de honores, le daré una larga vida, le haré gozar de Mi salvación.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en
las necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡oh Virgen siempre gloriosa
y bendita.
Que mi paz os acompañe. No temáis, Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los tiempos. Soy
vuestro Maestro y Pastor. Jesús, el Buen Pastor de todos los tiempos. Ovejas de mi grey, no os quedéis
quietas: propagad mis mensajes al mundo entero.
6. ORACIÓN DE COMBATE DE SAN MIGUEL. Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso
al Padre Celestial con el rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos:
San Miguel Arcángel defiéndenos en la pelea contra satanás y sus demonios; sed nuestro
amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y
que Dios haga oír Su voz imperiosa para que expulse a satanás y sus demonios que quieren
hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién como Dios, someta a satanás y sus
demonios bajo nuestros pies. Amén".
10. CONSAGRACIÓN A DIOS PADRE. Padre Amado, por favor acepta el ofrecimiento
de todo mi ser: cuerpo, mente y espíritu.
Te alabo por tu Creación, por tus Obras y Maravillas. Te agradezco por darme la vida y
por todo lo que has hecho por mí. Te ofrezco, todo aquello que con tanta generosidad
me has concedido. Con toda sinceridad, me arrepiento de no conocerte, amarte, servirte
ni honrarte como debería.
En esta oportunidad quiero asumir mi herencia como hijo Tuyo con todo el gozo y
responsabilidades que correspondan. Te doy mi “sí” para que puedas disponer de mí
como un instrumento de tu Divina Voluntad. Hago la solemne promesa de serte fiel y
Te pido me concedas la gracia de la firmeza y la perseverancia en mi fe.
Padre mío, el más Amado, Cuidadoso y Misericordioso de todos los Padres: en tu Divina
Presencia, proclamo sinceramente mi amor por Ti. Te ofrezco todo mi ser y toda mi
familia... Solemnemente me consagro a Ti junto a los míos ahora y por siempre.
Padre Amado, como tu hijo, Te pido que envíes a María para que me conduzca hacia
Jesús y que Jesús me envíe el Espíritu Santo, para que Ellos puedan llevarme ante Ti.
Que Tú puedas vivir en mí y conmigo -un templo vivo preparado por María, dedicado
por Jesús y purificado por el Espíritu Santo-. Permite que pueda estar siempre en Ti y
Contigo.
Concédeme la gracia de ser un auténtico hijo tuyo, un amigo íntimo y verdadero, uno de
los que Te ama sobre todas las cosas; y cuando vengas a recogerme en mi último
momento, me lleves a tu Hogar para estar Contigo.
Te pido además Padre, por el bien de la humanidad:
-Ten misericordia de todos tus hijos, en su pasado, presente y futuro.
- Trae la paz al mundo y reúne a todos tus hijos alrededor Tuyo.
- Haz que venga a nosotros tu Reino y se haga Tu Voluntad en la tierra y en el Cielo.
Amén.
11. CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y AL CORAZÓN
INMACULADO DE MARÍA. Sagrado Corazón de mi adorado Jesús, manantial de
misericordia infinita, recibe en este día la entrega total de mi ser. Toma mi vida, la
ofrezco a Ti. Sea tu Corazón Sacrosanto, manantial de gracias, no sólo para mí, sino para
toda la humanidad, la cual en este momento junto a mí, entrego a Tu protección.
Te entrego mi corazón, para que éste te ame sólo a Ti. Te entrego mi vista para que yo
mire tu Amor por doquier. Te entrego mis oídos para que éstos escuchen tu latir.
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Te entrego mi pensamiento para que éste, resguardado por Ti, sea constantemente
himno de verdadera ciencia. Te entrego mis manos y mis pies para que sean a tu
semejanza bendición para mis hermanos y hermanas.
Sagrado Corazón de mi adorado Jesús, hoy te acepto como mi refugio en todo momento
de angustia y tribulación, te acepto como protector y custodio de mi vida sobre todo en
los momentos de tentación.
Sagrado Corazón de mi adorado Jesús, desde hoy me entrego totalmente a Ti. Te ruego
me ampares en esta vida para que nada ni nadie me separe de Ti.
Manantial Infinito de Misericordia, toma posesión de mi ser, yo a cambio prometo
amarte y hago propósito de no ofenderte jamás. Acoge, te ruego, esta mi Consagración
a Ti y guárdame desde este momento como posesión Tuya. Amén.
CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
Yo... me entrego, Madre, a Tu protección y a Tu guía; no deseo caminar solo en medio
de la tempestad de este mundo. Ante Ti me presento, Madre del Divino Amor, con mis
manos vacías, pero con mi corazón colmado de amor y esperanza en Tu intercesión. Te
ruego me enseñes a amar a la Santísima Trinidad con Tu mismo Amor, para no ser
indiferente a Sus llamados ni indiferente a la humanidad.
Toma mi mente, mi pensamiento, mi consciente e inconsciente, mi corazón, mis deseos,
mis expectativas, y unifica mi ser en la Voluntad Trinitaria, como lo hiciste Tú, para que
la Palabra de Tu Hijo no caiga en terreno árido.
Madre, unido(a) a la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo sangrante y despreciado, en este
instante de oscuridad, elevo a Ti mi voz suplicante para que la discordia entre los
hombres y los pueblos sea aniquilada por Tu Amor Materno.
SOLEMNEMENTE TE CONSAGRO HOY, MADRE SANTÍSIMA, TODA MI VIDA DESDE MI
NACIMIENTO. CON PLENO USO DE MI LIBERTAD, RECHAZO AL DEMONIO Y SUS
MAQUINACIONES Y ME ENTREGO A TU INMACULADO CORAZÓN. TÓMAME DE TU
MANO DESDE ESTE INSTANTE, Y A LA HORA DE MI MUERTE, PRESÉNTAME ANTE TU
DIVINO HIJO.
Permite Madre de Bondad, que ésta mi consagración, sea llevada por manos de los
Ángeles a cada corazón para que se repita al infinito en cada criatura humana. Amén.
12 ORACIÓN PARA PEDIR LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO. - María Santísima
concédenos x Tu intercesión, el Don de (...).
- Nuestra Señora del Paraná, que el/la (...) reine en nuestra vida como reinó en la tuya
y en la de tu Hijo muy amado.
- Que el/la (...) reine en el mundo para la Gloria de la Santísima Trinidad. Amén.
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⁃ Avemaría. (Así se hace con cada uno de los siete dones.)
13. ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD POR MÍ. Dada a Catalina Rivas. PADRE DIOS:
Padre santo, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de Amor, Padre Creador: te amo,
te alabo, te adoro; creo firmemente en tu amor, creo en tu poder creador, creo en tu
perdón porque lo he experimentado, creo que Tú eres un Dios lleno de compasión y
lleno de misericordia para con nosotros. Padre, creo que Tú nos amaste tanto que nos
diste a Jesús, tu Hijo Unigénito, como nuestro único y suficiente Salvador. ¡Oh, Padre!,
hoy, movido por tu Palabra, quiero estar en tus manos, quiero entregarme total e
incondicionalmente a Ti y a tu amor.
AMADO JESÚS: toca mi corazón, lléname de tu presencia, con tu amor, con tu poder.
Únenos en una sola fe, en un solo bautismo, en un solo espíritu, para que podamos
adorarte. Tú eres el amor del Padre para con nosotros, te agradezco, Señor por tu Sí al
Padre, por tu obediencia, por ser nuestro intercesor delante del Padre. Jesús, unido a
tu Corazón, quiero abrirme totalmente a tu amor, a tu Espíritu para poder, Contigo, en
Ti y por Ti, adorar a nuestro Padre eterno. Solamente a través Tuyo puedo sentir,
experimentar y probar este amor que salva, cura y libera. Te amo, Jesús, te agradezco
y quiero decir sí a este amor tan grande. Quiero abrir mi corazón en un acto de fe, un
acto de mucha confianza, un acto de mucha entrega y quiero acogerte en mi vida. Señor,
puede ser que Tú encuentres mi corazón en mal estado, tal vez con pecados, sin alegría,
sin mucha esperanza, lleno de amargura, lleno de dolor y angustia, pero tu Palabra me
ha llenado de esperanza y de fe. Sé que solamente Tú puedes expulsar de mí todo este
vacío de vida, de angustia, todo este estado de búsqueda. Tú eres la vida y yo te acojo
en mí, te recibo como a mi salvador.
Ten misericordia de mí, ven a mi corazón y lávame en tu Sangre Preciosa, perdona mis
pecados. Ten misericordia de los tiempos en que andaba en la ignorancia de tus Leyes,
de tu Palabra, de tu Amor. Ten compasión de todo el odio que encuentres en mi
corazón; ten compasión de tanta amargura, de tanto rencor, de tantas ideas tontas, de
tanto deseo de venganza. Jesús, ten misericordia, mira los lugares de mi ser que están
sometidos al mal… a veces no logro vencer las tentaciones, ten misericordia de mí y por
el poder de tu Nombre y de tu Sangre, líbrame.
Tú sabes que mi confianza y mi esperanza están en Ti. Todo aquel que deposita lo suyo
en Ti es una nueva criatura que no puede ya estar bajo el dominio de satanás, bajo el
dominio del pecado, sino bajo tu Gracia. Señor, dame la gracia de ser inundado con tu
Espíritu, de ser lavado. Que esta fuente de Agua Viva brote en mi corazón y me arrastre
hacia la vida eterna, limpiándome, purificándome, vivificándome, curándome,
salvándome.
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ESPÍRITU SANTO DE DIOS: Amor del Padre y del Hijo, ven a mi corazón. Tú, que eres
la Luz Divina, expulsa las tinieblas que existen dentro de mí, quema toda maldad que
encuentres en mí. Ven Espíritu de Amor, yo te pido en el Nombre de Jesús que hagas de
mí una criatura nueva; ven Señor y cura mi corazón.
Te lo entrego todo: mis sufrimientos, mis dolores, mis pecados; toda rebeldía que pueda
existir dentro de mí; Te entrego todo apego a las cosas materiales, toda falta de
conciencia de pecado. Te entrego lo que soy, lo que tengo y lo que puedo.
Espíritu de Amor, dame el Don de la Oración, dame el entendimiento de tu Palabra;
revélame la presencia de Jesús en la Eucaristía; intégrame en tu Iglesia, dame el gusto
por la vida espiritual. Te lo pido con mi Madre, la Virgen María, Quien camina conmigo
e intercede por mí y en Nombre de mi amado Jesús. Amén.
14. OFRENDA DE LA PROPIA VOLUNTAD A LA REINA DEL CIELO. Dada a Luisa Picarreta.
Mamá Dulcísima, heme aquí postrado ante tu trono: soy tu hijo el más pequeño, que
quiero darte todo mi amor filial, y como hijo tuyo quiero reunir todos los sacrificios, las
invocaciones, las promesas que tantas veces he hecho de no hacer nunca más mi
voluntad, y formando una corona quiero ponerla en tu regazo, como prueba de mi amor
y de mi agradecimiento hacia Ti, que eres mi Madre. Pero esto no me basta; quiero que
la tomes en tus manos, en señal de que aceptas mi regalo y al contacto de tus dedos
maternales me la conviertas en tantos soles, al menos por cuantas veces he querido
hacer la Voluntad Divina en mis pequeños actos. Ah, sí, Madre y Reina, este hijo tuyo
quiere tributarte un homenaje de luz y de soledad refulgentísimos... Sé que Tú ya
posees tantos de estos soles, pero no son los soles de este tu hijo; por eso quiero darte
los míos para decirte que te amo, y para hacer que me ames.
Mamá Santa, tú me sonríes y con toda bondad aceptas mi regalo, y yo de corazón te doy
las gracias; pero quisiera decirte tantas cosas... Quiero encerrar en tu Corazón materno
mis penas y mis temores, mis debilidades y todo mi ser, como en el lugar de mi refugio;
quiero consagrarte mi voluntad. Sí, oh Madre Mía, acéptala; haz de ella un triunfo de la
Gracia y un campo en el que la Divina Voluntad extienda su Reino. Esta voluntad mía,
consagrada a Ti, nos hará inseparables y nos tendrá en una relación continua; las
puertas del Cielo no se cerrarán para mí, porque habiéndote consagrado mi voluntad,
me darás a cambio la tuya. Así que o la Madre vendrá a estar con su hijo en la tierra o el
hijo irá a vivir con su Madre en el Cielo... Oh, ¡qué feliz seré!
Oye, Mama Queridísima para hacer aún más solemne la Consagración de mi voluntad a
Ti, llama a la Trinidad Sacrosanta, a todos los Ángeles y los Santos, y en la presencia de
todos declaro y con juramento, que hago solemne consagración de mi voluntad a mi
Madre Celestial. Así sea.
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Reina Soberana, viviendo en la Divina Voluntad te pido para mí y para todos tu santa
bendición, descienda ésta como celestial rocío sobre los pecadores y los convierta,
sobre los afligidos y los consuele, sobre el mundo entero y lo transforme al bien, sobre
las Almas del Purgatorio y extinga en ellas el fuego que las quema. Tu bendición
materna sea prenda de eterna salvación para todas las almas. Así sea.
15. CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN CASTO DE SAN JOSÉ. Guardián de las vírgenes y
santo padre San José, a cuyo fiel cuidado fueron encomendados Cristo Jesús, la
Inocencia misma, y María, Virgen de las vírgenes; Yo... me consagro a tu honor y me
entrego enteramente a Ti, para que seas siempre mi padre, mi protector, amigo y mi
guía en el camino de la Salvación.
Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente por la vida interior. Te
pido que, siendo preservado de toda impureza, pueda con una mente limpia, un corazón
puro y un cuerpo casto, servir siempre más castamente a Jesús y María todos los días
de mi vida. Siguiendo tu ejemplo que pueda yo también realizar todas mis acciones
para la mayor gloria del Padre, en unión con el Sagrado Corazón de Jesús y el
Inmaculado Corazón de María; y Tú, oh bendito San José, ruega por mí para que pueda
participar de la paz y alegría de tu santa muerte y vida. Amén.
16. CORONILLA POR LA CUAL CLAMARÁN MISERICORDIA. Es la coronilla de reparación a
la santísima Trinidad por los pecadores del mundo. Dada por la Santísima Virgen María.
- Se comenzará haciendo la Señal de la Cruz. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
⁃ La invocación a Dios Espíritu Santo, como fue revelada. Dirás 3 veces: Ven
mi Dios Espíritu Santo a
través de la poderosa intercesión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María, tu
Amadísima Esposa.
⁃ Divino Espíritu Santo,
Luego la oración al Espíritu Santo, que también fue revelada:
Esposo de María, mi Dios y Señor: enciende en cada alma el Fuego de un Nuevo
Pentecostés, para que nos consagremos como Apóstoles del Doloroso e Inmaculado
Corazón de María y Apóstoles de los Últimos Tiempos. Protege con tu Sombra a la
Iglesia. Salva a las almas del mundo. Y realiza el Reino Inflamado de Amor de los
Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María. Amén.
⁃ PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA Y CREDO.
ÁNGELUS DE SAN JUAN DE LA CRUZ. 1. Llamó Dios a un Ángel que San Gabriel
se decía,
R/ De cuyo consentimiento el Misterio se hacía. (Dios te salve María…).
2. Y aunque Tres hace la Obra, en el Uno se hacía,
R/ Y quedó el Verbo encarnado en el Vientre Purísimo de la Santísima Virgen María.
(Dios te salve María…).
3. Y el que tenía solo Padre, ya también Madre tenía,
R/ Por lo cual Hijo de Dios y del Hombre se decía. (Dios te salve María…).
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R/ Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Señor
Jesucristo.
OREMOS: Derrama, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que habiendo
conocido por el anuncio del Ángel la Encarnación de Jesucristo tu Hijo, lleguemos por
los méritos de su Pasión y Cruz a la gloria de la Resurrección. Por el mismo Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
SANTO ÁNGEL DE MI GUARDA. 1. Oración que debe hacerse junto al Ángelus. Santo
Ángel de mi Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día,
hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos: Jesús, José y María.
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Santo Ángel de mi Guarda, no te alejes de mí, si tú me dejas, ¿qué será de mí? Santo
Ángel de ni Guarda, ruega a Dios por mí.
Esta Rosa que tu amor me ha ofrecido, me recuerda mi voto de pureza. Ofrezco sus
méritos, junto con los sufrimientos de los mártires de la castidad en unión con la
Preciosísima Sangre de tu Hijo, Jesús, por la pureza de los sacerdotes y religiosos y por
la pureza de todo tu pueblo. Amén.
- Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- Santo, Santo, Santo, Santo, Santo, Santo, Santo, Dios creador, Salvador, Santificador.
- Poderoso, Eterno, Omnipotente, Glorioso, Sempiterno, Majestuoso, Omnisciente Dios
del Cielo y de la tierra, Gloria y alabanza a tu Santo Nombre.
- Señor, Ten piedad de nosotros,
- Cristo,
- Señor,
- Cristo, Óyenos,
- Cristo, Escúchanos,
- Dios Padre Celestial, Ten piedad de nosotros,
- Dios Hijo Redentor del mundo,
- Dios Espíritu Santo,
- Trinidad Santa un solo Dios,
- Trinidad Santa, Conservadnos en los últimos tiempos,
- Trinidad Santa, Abrazadnos en los últimos tiempos,
- Trinidad, Santa, Salvadnos en los últimos tiempos.
- Santa María, Ruega por nosotros. - Santa Reina del cielo y de la tierra,
- Santa Hija del Padre, - Santa Reina de los corazones,
- Santa Madre del Hijo, - Santa María, refugio nuestro en los
- Santa Esposa del Espíritu Santo, últimos tiempos,
- Santa Madre de Dios y Madre Nuestra, - Santa Reina, amparo nuestro en los
- Santa Inmaculada, últimos tiempos.
- Santa Virgen de las vírgenes, - Santa Virgen, poderosa en los últimos
- Santa Asunta Virgen María, tiempos.
ORACIÓN PARA ALCANZAR LA HUMILDAD. (Santa Teresita del Niño Jesús). ¡Jesús!
Jesús, cuando eras peregrino en nuestra tierra, tú nos dijiste: «Aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón, y vuestra alma encontrará descanso».
Sí, poderoso Monarca de los cielos, mi alma encuentra en Ti su descanso al ver cómo,
revestido de la forma y de la naturaleza de esclavo, Te rebajas hasta lavar los pies a tus
apóstoles. Entonces me acuerdo de aquellas palabras que pronunciaste para enseñarme
a practicar la humildad: «Os he dado ejemplo para que lo que he hecho con vosotros,
vosotros también lo hagáis. El discípulo no es más que su maestro... Puesto que sabéis esto,
dichosos vosotros si lo ponéis en práctica».
Yo comprendo, Señor, estas palabras salidas de tu corazón manso y humilde, y quiero
practicarlas con la ayuda de Tu gracia. Quiero abajarme con humildad y someter mi
voluntad a la de mis hermanas, sin contradecirlas en nada y sin andar averiguando si
tienen derecho o no a mandarme. Nadie, Amor mío, tenía ese derecho sobre Ti, y sin
embargo obedeciste, no sólo a la Virgen Santísima y a San José, sino hasta a tus mismos
verdugos. Y ahora Te veo colmar en la hostia la medida de tus anonadamientos.
¡Qué humildad la tuya, ¡Rey de la gloria, al someterte a todos tus sacerdotes, sin hacer
alguna distinción entre los que te amen y los que, por desgracia, son tibios o fríos en tu
servicio...! A su llamada, Tú bajas del cielo; pueden adelantar o retrasar la hora del santo
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sacrificio, que Tú estás siempre pronto a su voz... ¡Qué manso y humilde de corazón
me pareces, Amor mío, bajo el velo de la blanca hostia! Para enseñarme la humildad, ya
no puedes abajarte más. Por eso, para responder a tu amor, yo también quiero desear
que mis hermanas me pongan siempre en el último lugar y compartir tus humillaciones,
para «tener parte contigo» en el reino de los cielos.
Pero Tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana tomo la resolución de practicar la
humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo.
Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de
orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en Ti. Ya que tú lo puedes
todo, haz que nazca en mi alma la virtud que deseo. Para alcanzar esta gracia de tu
infinita misericordia, te repetiré muchas veces: «¡Jesús manso y humilde de corazón, haz
mi corazón semejante al tuyo!»
TE AMO, OH MI DIOS. (Sn. Jn. Ma. Vianney). Te amo, mi Dios, y mi solo deseo es
amarte hasta el último respiro de mi vida.
Te amo, oh Dios infinitamente amable, y prefiero morir amándote antes que vivir un
solo instante sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es aquella de
amarte eternamente. Dios mío, si mi lengua no pudiera decir que te amo en cada
instante, quiero que mi corazón te lo repita tantas veces cuantas respiro. Te amo, oh mi
Dios Salvador, porque has sido crucificado por mí, y me tienes acá crucificado por Ti.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote y sabiendo que te amo. Amén.
PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS. Charles de Foucauld. Padre, me pongo en tus
manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo. Lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en
todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. Te confío mi alma, Te la doy con todo el
amor de que soy capaz, porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin
medida, con una infinita confianza, porque TÚ eres mi Padre.
ORACIÓN DE RENOVACIÓN DEL BAUTISMO. Santísima Trinidad, he recibido
el sello de pertenencia a la Iglesia en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, a través del símbolo bautismal del agua, significando que todo lo que soy
fue sumergido en Cristo.
Por eso, pertenezco al misterio de la Pascua de Jesucristo, quien murió para liberarme
del poder del mal y del pecado. Hoy, Señor, con la intercesión de la Santísima Virgen
María, y de todos los santos, de los santos ángeles y arcángeles, como por la intercesión
de la Iglesia del cielo, como de la Iglesia peregrina en la tierra; quiero renovar mi
compromiso bautismal pidiéndote que derrames sobre toda mi vida, en toda mi historia
pasada, presente y futura, la conversión, la redención y la santificación.
Conversión para ver mis debilidades y pecados, reconociendo que de Ti proviene el
amor, el perdón y la misericordia, Señor, mi Padre. La redención, para que al ser
postrado a los pies de tu Hijo Jesucristo, sea liberado del poder del pecado, de las
tinieblas y del mal en todas sus formas, como de todos los enemigos que me separan de
Ti, mi Dios; por los méritos de la vida, pasión, muerte, sepultura y resurrección; por los
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méritos de la preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que se entregó por mí.
La santificación, para que el Espíritu Santo obre en mí, viva en mí, more en mí, ame
en mí, perdone en mí; en pocas palabras, para que Dios viva a través de mi historia. Hoy
acepto el signo de la cruz, para que por el Nombre glorioso de Jesucristo, mi vida esté
sumergida en Ti, mi Dios, mi roca y mi fortaleza. Dame, Señor, si es tu Santísima
voluntad, la conversión, la redención y la santificación; haciendo que mi
entendimiento, mi memoria y mi voluntad sean consagradas al misterio de tu amor:
aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad, hágase en mí según tu Palabra.
Toma mi cuerpo, mi alma, mi espíritu, porque quiero adorarte en Espíritu y en Verdad,
porque quiero ser templo del Espíritu Santo, hazme morada de tu amor; quiero ser
como un sagrario vivo para que en mi vida se refleje la Gloria de Jesucristo. Hoy
renuncio al pecado, y a poner mi fe en otras cosas; hoy quiero creer y confiar sólo en Ti:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios.
Renuncio a colocar mi confianza en los seres humanos, antes que en Ti; ayúdame, Señor,
a amarte sobre todas las cosas. Renuncio a las ataduras de la avaricia, el poder y el
placer. Renuncio a pertenecerme a mí mismo; hoy declaro: mi vida es tuya, mi historia
es para Ti; haz que sea alabanza, oración, gratitud y bendición; instrumento de
salvación, según tu beneplácito. Toma mi libertad y guíame por el camino que conduce
a Ti. Dirige mi oración y mi espiritualidad. Haz que constantemente confirme mi fe en Ti,
sin desviarme ni a izquierda ni a derecha; por eso te pido, que tú mismo orientes y
dirijas mi fe y todas mis creencias. Ahora y por siempre me cobijo bajo tu poder, para
que mis luchas, mis trabajos, mis acciones, mis sentimientos sean para tu alabanza y
para tu gloria, porque tú eres mi refugio y fortaleza. Permite Señor que viva siempre
reconciliado contigo, pues Tú me has amado hasta el extremo. Hoy quiero pertenecer
al misterio de la Iglesia, Esposa de Cristo.
Por eso, haz que mi vida esté toda comprometida con la vida de la Iglesia en la fe, la
esperanza y la caridad. Quiero reconocer tu presencia, Señor, sobre todo en el
hermano solo y desamparado. Dame la sabiduría para ayudar verdaderamente al que
en realidad me necesita. Haz que mi vida sea como el alimento para que otros tengan
vida; haz que mi vida sea instrumento de tu salvación. Te doy gracias porque tu voluntad
es santa, justa, bendita.
Te alabo y te bendigo porque tu voluntad es que todos te conozcan y lleguen al
conocimiento de la verdad. Te glorifico porque tu voluntad es que todos los hombres
alcancen la santidad. Te exalto, te bendigo, te glorifico, por todo lo que has hecho, por
todo lo que haces, por todo lo que harás, pero especialmente, te bendigo por todo lo que
Tú eres, Señor. AMÉN.
ORACIÓN A LA DIVINA VOLUNTAD. Oh Divina Voluntad: Amor y misericordia
infinita del Dios uno y trino, sed favorable a mí, pequeña criatura indigna de
vuestra gracia, pero llena de esperanza en Vos, sublime esencia, sublime
magnificencia, sublime voluntad.
Dadme una pequeña gota de tu riqueza inefable y sed propicia a mi petición. Derrama
Divina Voluntad sobre mí y mi familia, la bendición que tanto espero. Hacer petición.
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Te lo pido, en el nombre de Dios Padre (bendición), en el nombre de Dios Hijo (bendición),
en el nombre de Dios Espíritu Santo (bendición). Que todo sea para la gloria de la
Santísima Trinidad y bien de nuestras almas. Amén.
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL PADRE CELESTIAL. Oh Padre Celestial,
amadísimo Señor del cielo y de la tierra, Rey de Reyes y Señor de Señores.
Dios de los ejércitos. Me consagro a Ti, que todo se haga en mí, conforme tu voluntad.
Dadme tu santa protección y bendice mi familia, mi hogar, mi país, mi ciudad, mi trabajo
y todo mi ser. Padre amado, no tengas en cuenta mis pecados, mírame con ojos de
misericordia y dame la gracia de permanecer firme y leal a ti, en las pruebas que se
avecinan. Que tu santa bendición permanezca en mí, y en los míos, para que junto a
nuestra Madre María, podamos gozar de tu salvación, por los siglos de los siglos. Amén.
A MI CRUCIFIJO DE ENFERMO. ¡Oh mi Cristo adorado!... te beso noche y día con
el amor más grande que encierra el corazón; uno a Ti mis dolores, por medio de
María e imploro para el mundo la paz y la salvación.
Desde la Cruz bendita, mírame con ternura, ¡oh mi Cristo adorado! Hermano en el
dolor… “Aparta, si es posible, mi cáliz de amargura… Más… ante todo, acepto, tu
Voluntad, Señor.
Yo quiero ser contigo ofrenda permanente, sobre el altar sagrado: mi lecho de dolor…
Recíbenos, oh Padre, Señor Omnipotente como continuadores de Jesús Redentor.
Te contemplo clavado con los brazos abiertos para darme el consuelo de tu abrazo
eternal. Los dos, peregrinamos a través del desierto, siempre en pos de la meta: la
Patria Celestial.
Contigo en la vida, ¡oh mi Cristo adorado! La Cruz del sufrimiento… el Cristo del dolor.
Un día diré tranquilo: todo está consumado” y entraré jubiloso a tu gozo, ¡Oh Señor!
Bendice a todos los enfermos del mundo entero, Bendice también a los que a su cuidado
se dedican, Bendice a los que por la salud trabajan y lo hacen con amor; y concédenos a
todos especialmente, la salud espiritual.
Haz que vivamos nuestras enfermedades y dolores, asociados a tu Misterio Redentor,
unidos a tu Cruz Gloriosa, para un día de sus frutos junto a Ti poder gozar. Amén.
VII. ANEXO.
FALTAS A LOS MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS. 1. Amar a Dios sobre todas las
cosas. (No tendrás otro Dios fuera de Mí). Catecismo 2084. Mateo 4,10. ¿Hago oraciones por la
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mañana, por la noche, al comer, en el trabajo? ¿He creído en hechicerías,
supersticiones o brujerías? ¿Puse en duda alguna verdad de Fe? ¿Es firme mi Fe? ¿He
hablado mal de la religión de la Iglesia? ¿Me he avergonzado de la Fe o de la religión?
¿Me he burlado de las cosas de Dios? ¿Me he burlado de las personas al servicio de Dios?
¿Hago de lo temporal o del placer, mi Dios? ¿Me preocupo de mi formación cristiana?
¿Participo activamente de las cosas de la Iglesia? ¿Amo verdaderamente al prójimo, lo
ayudo, le sirvo? ¿Cómo me he portado con mi familia? ¿He colaborado con las
necesidades materiales y morales? ¿Me preocupo de la formación cristiana de mis hijos?
¿He ayudado a los pobres y necesitados? ¿Me burlo de los ancianos y enfermos?
2. No jurar su santo Nombre en vano. Catecismo 2143. ¿Pronuncié el nombre de Dios,
Jesús, de la Virgen María o delos santos sin respeto? ¿He jurado sin necesidad? ¿Con
mentira? ¿He faltado a alguna promesa o compromiso? ¿He dicho palabras injuriosas
o blasfemas? ¿Me he burlado del nombre de Dios? ¿Santifico a Dios con mis
pensamientos, palabras y acciones?
3. Santificar las fiestas. (Acuérdate del día del Señor). Catecismo. 2169. Éxodo 20, 11. ¿Falto a misa
por pereza los domingos y fiestas de guardar? ¿Llego tarde a misa? ¿Salgo antes de
terminar la eucaristía? ¿He estado distraído en misa, conversando, comiendo o
hablando por celular? ¿He irrespetado el templo?
4. Honrar a padre y madre. Catecismo. 2215. Eclo. 7. ¿Desobedecí a mis padres? ¿Les falto
al respeto? ¿Les deseo mal? ¿He sido insolente? ¿Me he burlado de ellos? ¿Les causo
tristeza o malestar? ¿Desobedecí a personas mayores a quienes debo obediencia? ¿He
ayudado a mis padres en sus necesidades? ¿Los visito?
5. No matar. Catecismo. 2258. Mateo 5, 21-22. ¿Expongo mi vida abusando sin necesidad?
¿Me dejo llevar por vicios, drogas, cólera, malacrianza? ¿He perjudicado mi salud con
exceso de bebidas? ¿He descuidado mi salud? ¿He hecho daño a otros en su persona 'o
en sus cosas? ¿He deseado la muerte de alguien? ¿He golpeado a otros? ¿He peleado o
maltratado a otros? ¿He ofendido a otros? ¿He criticado, murmurado o hablado mal de
otros? ¿Tengo odios o enemistad con alguien? ¿He perjudicado a otros con mentiras o
difamaciones? ¿He calumniado a otros? ¿He hecho juicios de otros? ¿Me he expuesto
al peligro voluntariamente? ¿He hecho un aborto? ¿Lo he aconsejado, procurado o
intervenido? ¿He participado, consentido 0 aprobado el matar a alguien? ¿Por
misericordia o eutanasia? ¿He intentado suicidarme? ¿He respetado las leyes de
tránsito? ¿Busco peligros para llamar la atención? ¿Me he emborrachado? ¿soy católico
y no lo reconozco? ¿He matado la fama, la dignidad, el buen nombre de otras personas?
¿Soy altanero orgulloso, fanfarrón, creído?
6. No fornicar. Catecismo 2366. Éxodo 20, 14. ¿He pensado cosas deshonestas? ¿Las deseo?
¿He visto y permitido ver películas pornográficas? ¿He tenido o programado revistas
pornográficas? ¿He contado y pido chistes vulgares? ¿He hecho actos deshonestos solo
o con otros? ¿Le he faltado al respeto y al pudor de los demás? ¿He sido deshonesto en
pensamientos, palabras, obras y acciones? ¿He permitido actos de homosexualidad,
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masturbación, lesbianismo? ¿He-tenido relaciones sexuales con mi novia/novio? ¿He
cometido actos impuros? ¿Hago vulgaridades?
7. No robar. Catecismo. 339-2501. Éxodo 20, 15. ¿He robado? ¿He dañado cosas ajenas? ¿He
aceptado cosas robadas o encontradas? ¿He sido topador? ¿He encubierto al que roba?
¿He perdido tiempo o he sido descuidado en el trabajo o en el estudio? ¿He sido puntual
y responsable? ¿He recibido salario sin haber trabajado? ¿He sido perezoso en los
quehaceres? ¿He sido descuidado y desordenado en mis cosas? ¿He echado a perder
cosas ajenas por descuido o negligencia? ¿He perdido tiempo? ¿He sido vagabundo o
flojo? ¿He malgasto dinero o cosas propias o ajenas?
8. No levantar falso testimonio, ni mentir. Catecismo. 2456. Éxodo 20, 16. ¿He dicho
mentiras? ¿He dañado a otros con la mentira? ¿He levantado calumnias? ¿He revelado
secretos a mí confiados? ¿He divulgado errores, faltas o pecados de otros? ¿He dejado
de decir la verdad? ¿He sembrado discordia, odio y división? ¿He criticado, hablado
mal de otros?
9. No desear la mujer del prójimo. Catecismo. 2515. Éxodo 20, 17. ¿He sido fiel al legitimo
cónyuge? ¿He mantenido relaciones de adulterio? ¿He cometido adulterio de
pensamiento? ¿He respetado a mi cónyuge en la vida íntima? ¿He ayudado al
esposo/esposa en sus tareas? ¿He llegado tarde a casa y descuidando los deberes de
esposo/esposa? ¿He descuidado mis deberes de padre/madre andando fuera del
hogar? ¿He pretendido otra mujer/hombre fuera del matrimonio? ¿He sido fiel a mis
deberes de educar junto con mi cónyuge a los hijos? ¿Les he dado buen ejemplo? ¿He
sabido corregir con firmeza y sin cólera?
10. No codiciar los bienes ajenos. Catecismo. 2534. Éxodo 20,17. Deuteronomio 5,21. ¿He sido
envidioso? ¿Pretendo tener por ambición? ¿He dañado lo ajeno por no ser mío? ¿He
compartido mis bienes con otros?
Otros. ¿Agradezco a Dios los dones recibidos? ¿He guardado el ayuno y la abstinencia?
¿Tengo firme esperanza de la vida eterna? ¿He procurado crecer en la vida espiritual?
¿Participo de algún apostolado dentro de la iglesia? ¿He sobre llevado con fortaleza las
contradicciones de la vida? ¿Estoy dispuesto a corregir mis defectos y pecados?
PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO. 1. Desesperar la Misericordia de DIOS.
2. Presunción de salvarse sin ningún mérito.
3. Impugnación de una verdad conocida.
4. Envidia de los bienes espirituales del prójimo
5. Ser terco en el pecado.
6. Impenitencia final.
''Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios
tiene nada le falta, sólo Dios basta" Santa Teresa de Jesús.