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MI LIBRO DE ORACIONES PREDILECTAS DE TODO TIEMPO

Para dar cumplimiento al llamado de oración especial de estos tiempos que el Señor,
la Santísima Virgen, San Miguel y todo el Cielo nos están haciendo para que
procuremos alcanzar la salvación de nuestras almas, las de nuestros familiares y
ayudar a salvar las de nuestros hermanos que: no creen, no adoran, no esperan y no
aman.

Sangre Preciosa de Jesucristo,


Sálvanos a nosotros y al mundo entero.

Jn 4,23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán
al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
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A MODO DE INTRODUCCIÓN

Estamos viviendo tiempos difíciles en todo sentido; tiempos que ya habían sido
anunciados, en los que la confusión reinaría, todo sería tergiversado, manipulado,
alterado, mezclado, cambiado o confundido; en los que a la luz se le llamaría oscuridad,
y viceversa, a la oscuridad luz.
Nadie que haga oración se ha escapado de lo anterior, así como de la influencia de
fuerzas de la oscuridad para perturbar la razón, entorpecer el entendimiento, distraer
de la oración especialmente la oración mental, sin que de ello se salve cualquier otra
forma de hacer oración o de elevar el alma a Dios.
Existen en el ambiente mucha literatura de oración, de acompañamiento espiritual, de
orientación doctrinal, de interpretación de la Sagrada Escritura, de compartir
“mensajes” y más mensajes de instrumentos -auténticos o falsos-, revelaciones
privadas, en muchas ocasiones totalmente desconocidas, pero que como siempre,
están captando incautos, acelerados, inocentes, “ambiciosos o glotones espirituales”,
soberbios y especialmente almas que andan como errantes espirituales casando todo
lo que pueda llenarlos, satisfacerlos o llenarles sus expectativas de tener “mucha
claridad” y experiencias sobre dichos temas.
Y como son infantes espirituales 1Cor 3,1-2, así los llama San Pablo; san Juan de la Cruz
los llamará principiantes, carentes de experiencias, hondura, fundamentos y principios
de discernimiento, se van apropiando de todo lo que en el ambiente circula, cayendo
en muchísimas ocasiones en gravísimos errores y hasta en herejía. Teniendo prácticas
o rezando “oraciones” que son Nueva Era, que aparentemente son buenas, como la
mayor parte de lo que circula en la internet, pero que en el fondo no hacen más que
distraer y confundir, hacer perder tiempo que podría ser bien aprovechado y que nos
haría tener una “auténtica” experiencia de Dios y calmar la sed del alma.
Hay almas que están pescando todo lo del ambiente, que no es poco, y se enredan en
cincuenta mil rezos, prácticas, actividades, vivencias, celebraciones… que poco tiempo
les queda para pensar en sí mismas, para discernir, para una dirección espiritual; que
también muchísimas veces va orientada de acuerdo al maestrillo que orienta, como es
apenas de esperar, de esos que dice la Sagrada Escritura: “si un ciego guía a otro ciego,
los dos caerán en el mismo hueco” (Lc 6,39), con lo que harían muchísimo más, para su
propio bien, para gloria de Dios y bien de la Iglesia y de las almas que tanto lo necesitan.
Con este sencillo aporte, no es más que una recopilación, queremos poner en las manos
de almas orantes una selección de oraciones que, bien oradas, como pediría Santa
Teresa de Jesús: “con los labios, con la mente y con el corazón”; o como enseña El
Maestro en el Evangelio: “en espíritu y verdad”; o en el Apostolado de la Preciosísima
Sangre: “desde la Paz Dorada del alma”, estarán alcanzando grandes logros de bondad
divina y misericordia para las almas que tanto lo necesitan, tanto propias como ajenas.
No pretendemos ni figurar, ni producir otro “libro especial” de oraciones que venga a
engordar el ya grueso de material que por doquier se encuentra y se promueve al
respecto, con el que se hace gastar dinero muchas veces a la gente, como si lo tuviera
de sobra o como si realmente fuera a solucionar los problemas que aquejan
espiritualmente a esta humanidad.
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El único fin que se persigue es el de ofrecer en forma recopilada un “paquete” más o
menos completo de subsidios de oración, que hechas con fe, devoción, amor y fidelidad
ayuden a tener un ritmo de oración permanente y sirvan de soporte de la actividad
misionera de la Iglesia, a la par que imploran la Misericordia Divina sobre su pueblo, a
la par que se vive el mandamiento del amor con todo el mundo (Jesús y María, os amo,
salvad el mundo), ya que la oración tiene ese alcance universal que pocas realidades lo
tienen ante el Padre Eterno.
En este sentido, lo primero que deseamos y recomendamos es la vivencia, ojalá diaria
y plena de la Santísima Eucaristía (misa), celebrada y vivida con una mayor
compenetración del Misterio y mayor preparación cada día para que pueda no sólo
alabar plenamente a Dios, sino alcanzar sus frutos para toda la Iglesia: celeste,
purgante y peregrina.
Y por supuesto, convencidos como debemos estar de su valor, misterio, riqueza, poder,
gracia… el rezo del Santo Rosario de la Santísima Virgen, meditando, lo más que se
pueda, sus santos misterios, que son los misterios de nuestra salvación; que son un
reconocimiento de los Misterios Divinos y contemplación de ellos; que es una alabanza
a la Trinidad Sacrosanta, una adoración a cada una de las Tres Divinas Personas, por
sus obras, por su relación con nosotros y con la Iglesia toda. Que es una oración muy
apreciada y pedida en muchas ocasiones por la Santísima Virgen María.
Para un Devoto, Discípulo o Apóstol de la Preciosísima Sangre, conocedor del Valor de
la Sangre Divina, de lo poco que es verdaderamente reconocida, valorada, agradecida
y adorada, no puede faltar diariamente, al menos la Coronilla de la Preciosísima Sangre
como parte de su oración que el Señor nos pide y que la urgencia del mundo reclama;
además, como enseña el Señor en este Apostolado: “para acumular Gracias”, ahora que
es posible y que tenemos dadas las condiciones para hacerla con total libertad y como
expresión de un Grande Amor y de una Fe cada día más madura.
Pero todo lo anterior quedaría incompleto y como desajustado si no hubiera de nuestra
parte la práctica de esa oración en el ejercicio permanente, indiscriminado, alegre y
generoso de la Caridad, sin la cual toda práctica religiosa termina mutilada y como sin
sabor y por consiguiente sin trascendencia, que en últimas es lo que cuenta.
Esa Caridad comenzará por expresarle al Amante por excelencia, al Rey del Amor,
nuestro amor manifestado en la Visita Frecuente al Santísimo Sacramento; en cuanto
sea posible, por cuanto algunas personas por el ritmo de trabajo, quehaceres,
distancias, enfermedades y otros muchos obstáculos no les es posible, al menos en
cuanto quisieran hacerlo. Sin olvidar, eso sí, que cuando esto sucede el Señor nos
concede que al “menos en mente” e imaginariamente, nos pongamos en su presencia
para adorarlo, para agradecerle, para consolarlo, para hacerle compañía.
Que el Señor se digne, por su gran misericordia, hacer de cada uno de sus hijos un alma
verdaderamente orante, que penetra el Corazón de Dios y que alcanza así que su
Misericordia se derrame como un torrente sin medida sobre sí mismo y sobre el
mundo entero.
Queremos dar aquí, antes de pasar a presentar esas oraciones “fundamentales”
sugeridas, doce indicaciones, que creemos serán de mucho provecho para la oración
personal y comunitaria. Especialmente si deseamos no sólo hacer oración… sino
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recorrer con el Señor el Camino Maravilloso de la vida espiritual, es decir, pasar del
Rezo a la Oración de Contemplación.
1. Cuando vayas a orar, (tener momentos especiales y fuertes de oración) SEPARA ESE
TIEMPO SÓLO PARA EL SEÑOR, de tal forma que nada, absolutamente nada
más ocupe su mente. Mt. 6,5-6. Si no puede hacerlo, entonces posponga la oración
para cuando eso sea posible. De lo contrario, es muy posible que todo lo que
haga sea perder su tiempo.
2. En toda oración auténticamente cristiana no puede faltar la INVOCACIÓN AL
ESPÍRITU SANTO, a través de una oración que muy sentida realmente lo invite a
que sea Él Quien ore con nosotros, por nosotros, ore en nosotros. Este momento
no debe reducirse a una fórmula estereotipada, más bien debe ser un momento
“intenso” de oración en el que con todo el corazón, con mucha fe y desde lo más
hondo del ser se le implora su Divina Presencia, se le reconoce como a Dios y
Señor, se le expresan los sentimientos más profundos y más sinceros hacia Él.
Especialmente la intención de hacer solamente “lo que Él Realmente nos
sugiera”.
3. Es muy importante que cuando vayas a orar estés en ESTADO DE GRACIA, es
decir sin pecados mortales y en cuanto sea posible sin pecados veniales. Que
aunque estés recién confesado (no debes durar más de un mes sin hacerlo, ojalá
semanalmente, como lo ha pedido la Santísima Virgen) se debe hacer un acto de
arrepentimiento, un acto de humildad para pedir perdón a Dios por todos los
pecados, aún aquellos que no somos conscientes de tener pero que están ahí; con
lo cual nos estaremos disponiendo para entrar en diálogo con el Santo de los
santos, el SANTO POR ANTONOMASIA, de donde procede toda santidad, Dios.
4. Para que la oración cumpla uno de sus dos cometidos fundamentales, DEBES
ESTAR TOTALMENTE DISPUESTO a alcanzar la SANTIDAD. Lev. 19,2. Hasta que
no tomes la determinación de ser santo, poco o nada, o como dice San Juan de la
Cruz, menos que nada, será lo que hagas, lo que logres y lo que aproveche la
oración. Por consiguiente, también poco o nada será lo que logres agradar y
glorificar a Dios. Ser santos es nuestra meta. Llegar a la configuración plena con
Cristo, para que el Señor ame en nosotros lo que Ama en Él. Para que podamos
ser también hijos suyos de Su Complacencia. Hasta tanto no tomemos esa
“Determinada Determinación” poco será el avance en la oración y también muy
pocos sus frutos. Que son los que en últimas interesan a Dios, a la Iglesia y a
nosotros mismos. La oración, cuando es auténtica, es como el cincel con el cual
Dios te va tallando, te va dando forma, hasta hacer de ti una obra perfecta, como
fue su proyecto desde el principio con cada uno, pero que el pecado ha
deteriorado y que necesita ser restablecido: “Oh Dios, restáuranos, que brille tu
rostro y nos salve.” Sal. 80,4
5. Para vencer al enemigo, que no quiere por ningún motivo que nosotros oremos,
ni alabemos a Dios y por consiguiente buscará siempre distraernos, el mismo
Señor nos ha enseñado una fórmula realmente efectiva para alejarlo y para que
podamos estar en paz y sin distracción alguna; la que debemos decir tres (3)
veces con convicción profunda y con verdadera fe y confianza en las promesas
del Señor y en su fidelidad a ellas: “Poderosa Sangre del Redentor, combate
al enemigo de mi alma en mi cuerpo, mente y espíritu” terminando la tercera
vez con un Amén.
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6. Por ningún motivo desdeñar o despreciar el MÉTODO DE LA LECTIO DIVINA,
que bien hecha, no sólo por ser tan antigua y recomendada por grandes santos y
Papas, sino porque te hace entrar en intimidad con la Palabra de Dios, hará en ti
y de ti, lo que muchas otras prácticas y rezos no alcanzarán fácilmente. Sal.
118,105. Sus pasos fundamentales, después de la preparación inicial consisten
en: Lectura, Meditación, Oración, Contemplación y Acción o compromiso de
cambio. (Al final en el segundo anexo damos una guía para hacerla).
7. La ORACIÓN PERSONAL NUNCA debe llevarnos al aislamiento, no sería
verdadera oración, por el contrario, ella nos unirá cada día más a nuestros
hermanos, a la Iglesia, al mundo, a la realidad en que vivimos. En este sentido es
muy conveniente HACER EL CENÁCULO recomendado por la Virgen María;
invitándola a Ella a presidir esa oración como lo hizo con los Apóstoles, de un
modo especial en la espera de la llegada del Espíritu Santo. Hch 1,14.
- Es muy conveniente que usted frecuentemente se Encuentre Con Su Grupo de
Oración, para que juntos oren. No necesariamente que todos hagan de todo;
muchas veces será conveniente que TODO EL GRUPO esté orando en silencio,
con una motivación general o sencillamente cada uno en la más profunda
intimidad con el Señor. ORAR EN GRUPO no significa unirnos para hacer muchas
cosas, para que cada uno busque su protagonismo, hable u ore por los demás o
en nombre de los demás. Todos podemos orar porque el Espíritu Santo a
ninguno margina, a ninguno excluye, a ninguno desconoce.
8. La Alabanza a Dios no consiste en cantar hasta perder la voz, hasta agotar el
repertorio de canciones que sabemos o que el grupo maneja, o terminar sudando
por la actividad realizada. UNA ALABANZA DE GLORIA, es un alma humilde y
sencilla que sacia a Dios; es un alma que ama con todo su ser por puro amor; es
un alma que mora en Dios; es buscar la Verdad y cumplir Su Voluntad; es un alma
muy dócil al Toque de Dios; una Alabanza de Gloria es una Vida Armoniosa que
agrada a Dios; es ENTREGARSE TOTALMENTE A DIOS HASTA EL PUNTO DE
VOLVERSE LOCO DE AMOR. Hay que entender que a Dios se le alaba más con
una vida santa que con un momento o acto determinado, pues: “la gloria de Dios
es el hombre viviente.”
- En este sentido, bastará cantar un solo canto, un canto apropiado, hacerlo con
todo el corazón, meditando su contenido, haciéndolo como debe ser: como una
oración y una expresión de verdaderos sentimientos hacia Dios:
Reconocimiento, Adoración, Gratitud, Petición y disponiéndonos PARA ENTRAR
MÁS ADENTRO en la oración.
9. También es MUY CONVENIENTE que cada mañana antes de levantarte ofrezcas
a Dios: PENSAMIENTOS, DESEOS, PALABRAS Y ACCIONES. Pídele que cada uno
de ellos tenga en Dios su origen, su fundamento y su fin. Que con cada uno de
ellos tú puedas cumplir Su Santa Voluntad y agradarlo en todo. Y por supuesto,
procura que eso sea una realidad durante todo el día, todos los días; entonces
verás a tu oración florecer.
10. Como complemento de todo lo anterior, no podemos olvidar que el AYUNO
es esencial si se quiere escalar en la montaña de la oración. Puedes hacerlo de
dos maneras: 1. A pan y agua, las tres comidas durante el día del ayuno (la Virgen
ha recomendado que sean dos días: miércoles que antecede al día eucarístico por excelencia en la
semana -jueves- y el viernes por ser día penitencial en la santa Iglesia). 2. Medio día, cada vez
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lo hagas, sin tomar absolutamente nada hasta el momento en que ingieras el
almuerzo; y acompañando ese ejercicio de piedad con la oración y de ser posible
con una intención especial.
11. Para un alma de oración será siempre de mucho provecho acoger la
recomendación de la Santísima Virgen hecha en el Apostolado de la Preciosísima
Sangre: “No dejar pasar ni una hora sin hacer la Comunión Espiritual”. Lo
anterior permitirá que constantemente hagamos de nuestra jornada toda ella
oración, como el Señor lo desea, pues Dios quiere vidas de oración, no momentos
de oración, que muchas veces están desligados del resto de la jornada. Consejo
que practicado, nos servirá, además, para que estemos retroalimentando
nuestro espíritu y reforzando frecuentemente la comunión sacramental que
seguramente hacemos diariamente; o al menos, cada domingo.
12. Además de todo lo anterior, si quieres crecer en el Camino de la Oración,
será indispensable que tengas un Director Espiritual, que de ser posible sea un
sacerdote orante, un sacerdote santo, que igualmente esté haciendo el camino
de la santidad, que cargue su cruz cada día y que en lo posible sea un sacerdote
según el Corazón de Cristo; para que además de la Gracia de su ministerio
recibida en la Consagración Sacerdotal, tenga la asistencia especial del Espíritu
Santo y te ayude a avanzar y no por el contrario te enrede, te confunda,
entorpezca el designio divino en tu vida y tu avance en la vida espiritual, máxime
si Dios se dignara concederte dones espirituales o fenómenos místicos.
“Consolar es Adorar.”
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CONTENIDO

I. ORACIÓN DE PROTECCIÓN.
II. SELLAMIENTO CON LA SANGRE DE JESUCRISTO.
III. ORACIONES ESPECIALES PARA CADA DÍA DE LA SEMANA.
 Día Lunes: Cien réquiems y la devoción a las Almas del Purgatorio.
 Día Martes: Oración a los Nueve Coros de los Ángeles.
 Día Miércoles: Coronilla de nuestro padre San José.
 Día Jueves. Día Sacerdotal y Eucarístico.
 Día Viernes: Día Penitencial y de Consideración de la Pasión del Señor. Viacrucis.
 Día Sábado: En Honor a la Santísima Virgen María.
 Día Domingo: Trisagio a la Santísima Trinidad.
IV. ARMADURA ESPIRITUAL.
 Efesios 6, 10-18.
 Salmo 91.
 Poderosa oración de protección.
 Consagración a la Preciosa Sangre de Jesucristo.
 Rosario de San Miguel.
 Oración de combate de San Miguel.
 Comunión Espiritual.
 Rosario del Buen Pastor.
 Salmo 23, El Señor es mi Pastor.
V. ORACIONES PARTICULARES PARA HACER CADA DÍA.
 Padre Eterno yo te ofrezco…
 Oración inicial: me uno en oración al Corazón Inmaculado de María…
 Oración para pedir el Espíritu Santo.
 Coraza de la Sangre Redentora.
 Oración por los difuntos.
 Oración para salvar almas de ir al infierno.
 Oración para bautizar a los niños abortados.
 Ofrecimiento diario de vida.
 Oración para pedir la salvación del alma y de los hombres.
 Oración por los que mueren hoy.
 Consagración a Dios Padre.
 Consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
 Oración para pedir los dones del Espíritu Santo.
 Oración a la Santísima Trinidad por mí.
 Ofrenda de la propia voluntad a la Reina del Cielo.
 Consagración al Corazón Casto de San José.
 Coronilla por la cual clamarán misericordia. De reparación a la Santísima
Trinidad por los pecadores del mundo.
 Consagración a la Sagrada Familia de Nazareth.
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VI. OTRAS ORACIONES.
 Ángelus de San Juan de la Cruz.
 Oración del Santo Ángel de la Guarda. Oración que debe hacerse después del Ángelus.
 Oraciones para ofrecer la santa misa.
 Acción de Gracias para después de la santa misa y de la comunión.
 Cinco oraciones para después de comulgar.
 Ofrecimiento de la Rosa de la Perfecta Pureza.
 Oración de expiación con la Corona de Espinas.
 Oración por el triunfo de la Santa Cruz.
 Invocación poderosa de protección.
 Cuatro oraciones dadas por Jesús a Ottavio Michelini.
 Esclarece la Aurora. Oración de la mañana.
 Rosa Mística.
 Letanías de los santos para los últimos tiempos.
 Oración de santa Teresita para alcanzar la humildad.
 Te amo oh mi Dios. San Juan María Vianney.
 Padre, me pongo en tus manos. Charles de Foucould.
 Oración de Renovación del Bautismo.
 Oración a la Divina Voluntad.
 Oración de consagración al Padre Celestial.
 A mi Crucifijo de enfermo.
VII. ANEXOS.
- Para hacer una buena confesión.
- Guía para meditación diaria.
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I. ORACIÓN DE PROTECCIÓN.

Por la Señal de la Santa Cruz... Amén. (Debe hacerse con verdadera atención).

1. ENTREGA. Yo me coloco en la presencia de Jesucristo y me someto a su señorío. Me


pongo "la armadura de Dios, para que en el día malo pueda resistir y permanecer firme
a pesar de todo". (Ef. 6,10-11). Me mantengo firme; tomo "la verdad como cinturón, la
justicia como coraza". (Ef. 6, 14). Yo llevo el escudo de la fe; así podré atajar las flechas
incendiarias de los ángeles caídos (Ef. 6,16). Acepto "la salvación y la espada del Espíritu
Santo o sea la Palabra de Dios." (Ef. 6.17). Me calzo las sandalias del Divino Maestro para
anunciar el Evangelio de la paz y me coloco la Corona de Espinas como casco.
2. SELLAMIENTO: (Con la sangre de Jesús). En el Nombre Poderoso de Nuestro Señor
Jesucristo, yo clamo humildemente su Preciosísima Sangre sobre mí, sobre este lugar;
en el aire, la atmósfera, el agua, el fuego, la tierra, lo subterráneo, los abismos, el bajo
mundo y todos sus frutos a mi alrededor Sello en la Preciosa Sangre de Jesucristo, mi
alma, mi espíritu, mi mente y mi cuerpo, mi pasado presente y futuro; todo lo que soy,
lo que hago y lo que tengo; sello el Norte, el Sur, el Oriente y el Occidente, la puerta de
los abismos, lo alto y lo profundo, lo ancho y lo largo, este lugar y a todos los presentes,
mi familia y asociados, nuestros lugares, posesiones y fuentes de ayuda en la Sangre de
Jesús. Amén. Padre Nuestro.
3. ATADURA: (Mc 3,27). Oh Padre Celestial de ti procede toda bendición en el Cielo y
en la tierra. En el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo tu Bendito Hijo, por los
misterios de su Encarnación, Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión al Cielo; por los
méritos y el poder de sus Gloriosas llagas, de su Preciosísima Sangre, de sus azotes, de
su Corona de Espinas, de sus clavos, de la lanza, de su Santa Cruz, de la soga y de su
humildad, apoyado en su Divina Palabra, por la fuerza del Espíritu Santo y en virtud de
mi Santo Bautismo: Encadeno, ato, amordazo, azoto, circundo, quemo, clavo, traspaso,
ahogo y humillo; a todos y cada uno de los espíritus del mal que moren o influyan en
mí y fuera de mí, en otra persona en este lugar, en el aire, en la atmósfera, en el agua,
en el fuego, en la tierra, en lo subterráneo, en los abismos y en el bajo mundo. También
a los que estén en mis heridas emocionales, con sus correspondientes nombres,
residuos, raíces, atributos y aspectos. (Mencione los malestares físicos, psicológicos, espirituales).
Encadeno, ato, aíslo, amordazo, azoto, circundo, quemo, clavo, traspaso, ahogo, y
humillo, las potestades infernales que tengan autoridad sobre los espíritus malignos
que estén oprimiéndome y a todos los emisarios de la sede satánica, para que no
interfieran en ningún sentido; y a cualquier reunión de brujas, hechiceros o
adoradores de satanás que puedan estar presentes en alguna forma. Ligo las
interrelaciones e interacciones; rompo las comunicaciones, relaciones y acciones entre
los espíritus que estén allí. En el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, invoco a San
Miguel Arcángel, San Gabriel, San Rafael, y a todos los Ángeles de Dios y con la
intercesión de la Bienaventurada y siempre Virgen María, de San José, y de todos los
Santos, les prohíbo a cualesquiera de los enemigos mencionados que se comuniquen
conmigo, que se manifiesten en alguna forma o que hagan algo, excepto lo que yo
ordeno en el Nombre poderoso de Jesús. También les prohíbo a toda reunión de brujas,
grupos satánicos o emisarios de sus asociados, súbditos o jefes, hacerme daño y
vengarse de mí, de mi familia y de mis asociados, o causarle algún daño o herida a los
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trabajos, bienes espirituales y materiales, animales y cosas que tengamos; y así:
encadenados, atados, amordazados, aislados, circundados, azotados, quemados,
clavados, traspasados, ahogados y humillados, los envío a las Sagradas Plantas de
Jesucristo para que Él disponga de ustedes y no vuelvan nunca a atormentarme. Esto
lo hago en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén (+).
4. ROMPIMIENTO DE PACTOS SELLOS, CADENAS, MALEFICIOS... En Nombre de la
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo rompo, deshago, desbarato,
pisoteo, disuelvo, aniquilo, invalido cualquier: pacto, semipacto, sello, consagración,
compromiso, reunión de brujas, maleficio, hechizo, maldición, magia, atadura, trampa,
artimaña, ardid, mentira, impedimento, obstáculo, decepción división, diversión,
distracción, fórmulas, cadenas espirituales o influencia espiritual; también cualquier
efecto satánico en las fuerzas de la naturaleza, engendros o gérmenes diabólicos,
enfermedades del cuerpo, del alma, de la mente y del espíritu, puestos en mí, en este
lugar o en cualesquiera de mis familiares, asociados, lugares y cosas que tengamos o
traídos a mi o adquiridos con satanás o con algún espíritu inmundo, consciente o
inconscientemente por cualquier agente, por alguna persona o por mí mismo, a causa
de mis propios errores y pecados, o que vengan conmigo, desde el momento de la
concepción, desde el vientre materno, desde la niñez, o desde cualquier momento de
la vida, y renuncio a todo lo que he recibido por estos motivos. Si alguna cosa me ha
sido enviada o hecha y no es de Nuestro Señor Jesucristo, en su Santo Nombre la
devuelvo a quien me la envió, y pido al Padre Celestial que reemplace este maleficio,
hechizo, maldición, etc., por una bendición, para que llegue así al hermano que quiso
hacerme daño. Yo me entrego a Jesucristo; me consagro completamente al Señor y al
Corazón Inmaculado de la Santísima Virgen María, y me sello con el Sello del Espíritu
Santo. En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, amén (+).
5. ROMPIENDO CADENAS GENERACIONALES. Coloco la Cruz (+) de Nuestro Señor
Jesucristo entre mí persona y entre todas mis generaciones y en mi árbol genealógico.
Yo ordeno en el Nombre de Jesucristo que no haya comunicación directa entre las
generaciones. Toda comunicación será filtrada a través de la Preciosa Sangre de
Nuestro Señor Jesucristo. Me entrego al ministerio del Espíritu Santo y recibo toda la
verdad sobre la curación intergenérica.
Oh Padre Celestial: humildemente te suplico, por la intercesión de la Bienaventurada
y siempre Virgen María, de los Arcángeles, de los Ángeles, y de todos los santos que lo
que yo, por medio de esta oración ato en la tierra, quede atado en el Cielo, y lo que
desato en la tierra quede desatado en el Cielo por siempre. Te lo ruego Padre Eterno
por Cristo, con Cristo y en Cristo Nuestro Señor que contigo vive y reina en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén. Gloria al Padre, gloria al Hijo
y gloria al Espíritu Santo...

6. ORACIÓN DE PURIFICACIÓN. (Contra Satanás y los ángeles rebeldes. Publicado por orden de S.S.
León XIII). ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL. Gloriosísimo Príncipe de los Ejércitos
Celestiales, San Miguel Arcángel; defiéndenos en el combate contra los principados y
las potestades, contra los caudillos de las tinieblas del mundo, contra los espíritus
malignos esparcidos en los aires (Ef 6, 10-12). Ven en auxilio de los hombres que Dios
hizo a su imagen y semejanza, y rescató a gran precio de la tiranía del demonio (Sb 2,
23-24 y 1 Co.6, 20). A Ti venera la Iglesia como su guardián y patrono. A ti confió el Señor
las almas redimidas para colocarlas en el sitio de la suprema felicidad. Ruega pues al
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Dios de paz, que aplaste al demonio bajo nuestros pies, quitándole todo poder para
retener cautivos a los hombres y hacer daño a la Iglesia. Pon nuestras oraciones bajo
la mirada del Altísimo a fin de que desciendan cuanto antes sobre nosotros las
Misericordias del Señor, y sujeta al dragón, aquella antigua serpiente que es el diablo
y satanás, para precipitarlo encadenado a los abismos, de manera que no pueda nunca
más seducir a las naciones (Ap. 20,3). En el Nombre de Jesucristo Dios y Señor Nuestro,
mediante la intercesión de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, de San Miguel
Arcángel, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos y apoyado en la
autoridad sagrada de la Santa Iglesia, procedemos con ánimo seguro, a rechazar los
asaltos que la astucia del demonio mueve en contra de nosotros.
6. SALMO 67,1-3. "Levántate Dios y sean disipados tus enemigos, y huyan de tu
presencia los que te aborrecen. Desaparezcan como el humo, como se derrite la cera
al calor del fuego así perezcan los malvados ante Dios" (+). Y he aquí la Cruz (+) del
Señor, huyan poderes enemigos. "Venció el León de la Tribu de Judá, el Hijo de David"
(Ap. 5,5). Venga a nosotros Señor, tu Misericordia, pues pusimos nuestra esperanza en
Ti. (Cada vez que se encuentre la señal de la Cruz debe hacerse).
Los exorcizamos espíritus de impureza, poderes satánicos, ataques del enemigo
infernal, legiones y reuniones secretas diabólicas. En el Nombre y por virtud de
Jesucristo (+) Nuestro Señor, los arrancamos y expulsamos de la Iglesia de Dios, de las
almas creadas a la imagen de Dios, y rescatadas por la Preciosa Sangre del Cordero
Divino (+). No te atrevas más, pérfida serpiente, a engañar al género humano ni
perseguir a la Iglesia de Dios, ni sacudir y pasar por la criba, como al trigo, a los elegidos
de Dios. Te lo manda Dios Altísimo (+) a quien por tu gran soberbia aún pretendes
asemejarte y cuya voluntad es que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad (1 Tm. 2,4). (+) Te lo manda Dios Padre. (+) Te lo manda
Dios Hijo. (+) Te lo manda Dios Espíritu Santo. (+) Te lo manda Cristo, Verbo Eterno
de Dios hecho Carne que para salvar nuestra raza perdida por tu envidia, se humilló y
fue obediente hasta la muerte (Fil. 2, 8); que ha edificado su Iglesia sobre firme piedra,
prometiendo que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, y que
permanecerá con ella todos los días hasta la consumación de los siglos (Mt. l6, 18.19). Te
lo manda la Santa Señal de la Cruz (+) y la virtud de todos los misterios de la Fe
Cristiana (+). Te lo manda el poder de la Excelsa Madre de Dios, la Virgen María (+)
que desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu muy orgullosa
cabeza por virtud de su humildad y pureza. Te lo manda la Fe de los Santos Apóstoles
Pedro y Pablo y la de los demás Apóstoles (+). Te lo manda la sangre de los Mártires y
la piadosa intercesión de los Santos y Santas.
Así pues, despreciable dragón y toda la legión diabólica; te conjuro por Dios (+) Vivo,
por Dios (+) Único y Verdadero, por Dios (+) Santo, por el Dios que tanto amó al
mundo, que llegó hasta darle su Hijo Unigénito, a fin de que todos los que creen en Él,
no perezcan sino que tengan Vida Eterna (Jn 3,14-15). Cesa de engañar a las criaturas
humanas y de brindarles el veneno de la condenación eterna. Cesa de perjudicar a la
Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye de aquí satanás, inventor y maestro de
todo engaño, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede delante de Cristo, en
quien nada has encontrado que se asemeje a tus obras; retrocede ante la Iglesia, Una,
Santa, Católica y Apostólica que Cristo mismo compró con su Sangre. Humíllate bajo
la Poderosa Mano de Dios, tiembla y desaparece ante la invocación, hecha por
12
nosotros, del Santo y Majestuoso Nombre de Jesús, ante el cual se estremecen los
infiernos, a quien están sometidas las virtudes de los Cielos, las Potestades y las
Dominaciones, a quien Querubines y Serafines alaban sin cesar en sus cantos diciendo:
"Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios del universo, llenos están el Cielo y la tierra de su
Gloria, hosanna en el Cielo. Bendito el que viene en el Nombre del Señor, hosanna en
el Cielo". Señor, escucha mi plegaria y mi clamor llegue hasta Ti.
8. ORACIÓN. "Padre Celestial, Rey Omnipotente, en tus manos están puestas todas las
cosas; si quieres salvar a tu pueblo, nadie puede resistir a Tu Voluntad. Tú hiciste el
cielo y la tierra y todo cuanto en ellos se contiene; Tú eres el dueño absoluto de todas
las cosas; ¿Quién podrá pues resistir a tu Majestad? Por tanto, Señor Dios de Abrahán,
ten misericordia de Tu pueblo porque nuestros enemigos quieren perdernos y
exterminar Tu herencia. Así Señor, no desprecies esta parte que redimiste con el
precio de Tu Sangre. Oye Señor nuestras oraciones, Sé favorable a nuestra suerte y Haz
que nuestro llanto se convierta en alegría, para que viviendo alabemos Tu Santo
Nombre y continuemos alabándolo eternamente" (Est 4,17...).
Padre Celestial, dígnate libramos y guárdanos sanos, de todo poder, lazo, mentira y
maldad de los espíritus del mal y de la gente malvada, por Cristo Nuestro Señor. Amén.
(Para terminar, se ora el Avemaría).

II. SELLAMIENTO CON LA SANGRE DE JESUCRISTO.

ORACIÓN DE SELLAMIENTO Y PROTECCIÓN. En el Nombre de Dios Padre, en el


Nombre de Dios Hijo y en el Nombre de Dios Espíritu Santo; sello y protejo con el poder
de la Sangre de Jesucristo el Señor, mi consciente, mi inconsciente y mi
subconsciente. Sello y protejo mi razón, mi corazón, mis sentimientos, mis sentidos,
mi ser físico, mi ser biológico, mi ser sicológico, mi ser material y espiritual. Sello y
protejo todo lo que soy, todo lo que tengo, todo lo que puedo, todo lo que sé. Todo lo
que amo, queda sellado y protegido con el poder de la sangre de Jesucristo el Señor.
Sello mi pasado, mi presente, mi futuro. Sello y protejo mis planes, mis proyectos, mis
sueños, mis ilusiones, mis viajes y mis enfermedades. Sello y protejo mi persona, mi
familia, mis posesiones y mi árbol genealógico.
Me escondo en la llaga del costado herido de Jesús, me escondo en el corazón
inmaculado de la Virgen María, para que nada ni nadie me pueda provocar ningún
daño. Amén, Amén, Amén.

III. ORACIONES ESPECIALES PARA CADA DÍA DE LA SEMANA.


Nota. Las oraciones que aquí presentamos no pretenden desconocer otras muchas oraciones y prácticas
que pueden y deben hacerse cada día, especialmente los jueves, viernes, sábados y domingos; éstas son sólo
una ayuda para cuando no se tenga alguna devoción u oración especial para honrar a quien la Iglesia nos
13
presenta para nuestra consideración cada día de la semana. Por ejemplo, la Hora Santa, la meditación de
pasajes de la Sagrada Escritura, Getsemaní, Horas de la Pasión de Luisa Picarretta, etc.

Día lunes. EN SUFRAGIO POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO. Puede servirse
de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, 0 sea la centena (100) de
Réquiems.

Se empieza rezando: Acto de Contrición,


Un Padrenuestro,
Un Ave María,
Un Gloria y después,
Una decena de Réquiems de esta forma:
V. Concédeles, Señor, el descanso eterno.
R. Y brille para ellas la luz perpetua.
Al final de cada decena de Réquiems se hacen las siguientes invocaciones:
- Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rueguen a Dios por nosotros, que
rogamos por ustedes para que el Señor les dé su gloria. Amén.
- Padre Eterno, te ofrezco la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los
dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros
pecados, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.
Amén.
Con aprobación eclesiástica. Monseñor Julio Hernando García Peláez. Obispo de lstmina - Tadó - Chocó - Colombia

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO. Dulcísimo Jesús
mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los
judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como
inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado
con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado
de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla;
desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre
ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con
la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por
nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a
vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por
vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en
la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con
Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.

Día martes. SÚPLICA ARDIENTE A LOS SANTOS ÁNGELES. Dios Uno y Trino,
Omnipotente y Eterno, ¡antes de dirigir nuestra súplica a Tus siervos los Santos
Ángeles, nos postramos ante Ti y Te adoramos, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO!
¡Bendito y alabado seas por toda la eternidad! ¡Que todos los Ángeles y hombres que
has creado Te adoren, Te amen y Te sirvan, oh Dios Santo, Fuerte e Inmortal!
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Y tú, oh MARÍA, Reina de todos los Ángeles, acepta benigna las súplicas que les
dirigimos a tus siervos y preséntalas ante el trono del Altísimo, tú que eres la
omnipotencia suplicante, la medianera de las gracias, a fin de que obtengamos gracia,
salvación y auxilio. Amén.
Poderosos Santos Ángeles, que nos fuisteis concedidos por Dios para nuestra
protección y auxilio. Os suplicamos en el nombre de Dios Uno y Trino: ¡Daos prisa en
socorrernos! Os suplicamos en nombre de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor
JESUCRISTO: ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por el nombre todopoderoso
de Jesús: ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por las llagas de nuestro Señor
JESUCRISTO. ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por el martirio de nuestro
Señor JESUCRISTO. ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por la santa Palabra
de Dios: ¡Daos prisa en socorrernos Os suplicamos, por el Corazón de nuestro Señor
JESUCRISTO.
¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos en nombre del amor de Dios por nosotros,
los pobres: ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos en nombre de la fidelidad de
Dios por nosotros, los pobres: ¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos en nombre
de la misericordia de Dios por nosotros, los pobres: ¡Daos prisa en socorrernos! Os
suplicamos en nombre de MARÍA, Madre de Dios y Madre nuestra: ¡Daos prisa en
socorrernos! Os suplicamos en nombre de MARÍA, Reina del cielo y de la tierra: ¡Daos
prisa en socorrernos! Os suplicamos en nombre de MARÍA, vuestra Reina y Señora:
¡Daos prisa en socorrernos! Os suplicamos, por vuestra propia bienaventuranza: ¡Daos
prisa en socorrernos! Os suplicamos, por vuestra propia fidelidad: ¡Daos prisa en
socorrernos! Os suplicamos, por vuestro combate a favor del Reino de Dios: ¡Daos
prisa en socorrernos! Os suplicamos: ¡Cubridnos con vuestro escudo! Os suplicamos:
¡Defendednos con vuestra espada! Os suplicamos: ¡Iluminadnos con vuestra luz! Os
suplicamos: ¡Salvadnos bajo el manto protector de MARÍA! Os suplicamos:
¡Guardadnos en el Corazón de MARÍA! Os suplicamos: ¡Colocadnos en las manos de
MARÍA! Os suplicamos: ¡Mostradnos el camino que conduce a la puerta de la vida: el
Corazón abierto de Nuestro Señor! Os suplicamos: ¡Guiadnos seguros a la casa del
PADRE Celestial!
Todos vosotros, nueve coros de Espíritus Bienaventurados: ¡Daos prisa en
socorrernos! Vosotros, compañeros especiales que Dios nos ha dado: ¡Daos prisa en
socorrernos! ¡Apresuraos: socorrednos, os suplicamos! La Sangre preciosísima de
nuestro Señor y Rey fue derramada por nosotros, los pobres: ¡Apresuraos a
socorrednos, os suplicamos! El Corazón de Nuestro Señor y Rey palpita por amor a
nosotros, los pobres: ¡Apresuraos a socorrednos, os suplicamos! El Inmaculado
Corazón de MARÍA, la Virgen Purísima, vuestra Reina, palpita por amor a nosotros, los
pobres: ¡Apresuraos a socorrednos, os suplicamos!
San Miguel Arcángel, tú, Príncipe de los Ejércitos Celestiales, vencedor del dragón
infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder para aniquilar mediante la humildad la
soberbia de los poderes de las tinieblas. Te suplicamos que nos ayudes a tener
verdadera humildad de corazón, fidelidad inquebrantable para cumplir siempre la
voluntad de Dios, y fortaleza en el sufrimiento y la necesidad. Socórrenos para que no
desfallezcamos ante el tribunal de Dios.
San Gabriel Arcángel, tú, Ángel de la Encarnación, fiel mensajero de Dios, abre
nuestros oídos aun a las suaves exhortaciones y llamadas del Corazón amoroso de
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nuestro Señor. Te suplicamos que no te apartes de nuestra vista, para que
comprendamos bien la Palabra de Dios, la sigamos, la obedezcamos y cumplamos lo
que Dios quiere de nosotros. Ayúdanos a alcanzar una disposición vigilante para que
cuando el Señor llegue no nos encuentre dormidos.
San Rafael Arcángel, a ti, flecha de amor y medicina del amor de DIOS, te suplicamos
que hieras de amor ardiente nuestro corazón y hagas que esta herida nunca se sane,
para que en la vida cotidiana vayamos siempre por el camino del amor y todo lo
venzamos a través del amor ¡Socorrednos, poderosos hermanos santos, compañeros
nuestros en el servicio ante Dios! Defendednos de nosotros mismos, de nuestra
cobardía y tibieza, de nuestro egoísmo y avaricia, de nuestra envidia y desconfianza, y
de nuestra ansia de saciedad, de bienestar y de admiración.
Quitadnos las ataduras del pecado y del apego a las cosas terrenas. Quitadnos de los
ojos la venda que nosotros mismos nos hemos puesto para no ver las necesidades que
nos rodean y así poder contemplamos tranquilamente y compadecemos de nosotros
mismos. Clavad en nuestro corazón la espina de la santa inquietud por Dios, para que
no cesemos de buscarlo con anhelo, contrición y amor.
Contemplad la Sangre de nuestro Señor derramada por nuestra causa. Contemplad
las lágrimas de vuestra Reina, lloradas por nuestra causa. ¡Contemplad en nosotros la
imagen de DIOS, que El imprimió amorosamente en nuestra alma y que ahora está
desfigurada por nuestros pecados! ¡Ayudadnos a conocer y adorar, a amar y servir a
DIOS! Ayudadnos en el combate contra los poderes de las tinieblas, que nos acechan
y nos asedian furtivamente.
Ayudadnos para que ninguno de nosotros se pierda y un día estemos reunidos
jubilosamente en la eterna bienaventuranza. Amén.
Durante la novena rezamos, por la mañana la Súplica Ardiente y durante el día invocamos muchas veces a los Santos
San Miguel, asístenos con tus Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros! San
Ángeles:
Gabriel, asístenos con tus Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros! San Rafael, asístenos
con tus Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!
Con aprobación eclesiástica del Vicariato de Roma. 6 de febrero de 1997. P, Luigi Moreni Secretario General, Imprimátur: -Pedro Card. Rubiano Sáenz_ Arzobispo de Bogotá.

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A TODOS LOS ÁNGELES. Señor Jesús, por intercesión


de María y de san José, con el poder y la gracia del Espíritu Santo y para gloria de mi
Padre celestial, quiero en este momento consagrarme con todos mis seres queridos a
mi ángel custodio y a todos los ángeles del universo. Mi más sincero deseo es que todos
los ángeles sean mis hermanos y amigos, en especial, mi ángel custodio. Y, por eso, en
este momento me pongo con toda mi familia en sus manos poderosas, confiando en
ellos para que nos guíen y protejan de todo mal.
Que nuestra unión de amor y amistad sea para la eternidad y que este pacto de amor
con todos los ángeles sea para mí y mis familiares un compromiso de obediencia a ellos
y una aspiración constante a la santidad, cumpliendo siempre la voluntad de Dios.

Que Jesús, nuestro Dios y Señor, nos cubra con su sangre y supla todas nuestras faltas
y desobediencias siendo el garante del cumplimiento de este compromiso y pacto de
amor ahora y para la eternidad. Amén.
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Santos ángeles, nuestros protectores, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros hermanos, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros consejeros, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros defensores, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros amigos, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros guías, oren por nosotros.
Santos ángeles, nuestros intercesores, oren por nosotros.
Santos ángeles de los nueve coros angélicos, oren por nosotros.

ORACIÓN A TODOS LOS ÁNGELES. Oh Espíritus Angélicos, que acompañáis a Jesús


en los sagrarios, donde está realmente presente, defendedlo de cualquier profanación
y ofrecedle todo mi amor. Y, cuando celebre la misa, no permitáis que caiga ninguna
partícula consagrada al pavimento para que no sea pisada por la gente.
Oh Ángel de Dios, ruega por mí para que siempre ame a Jesús y no diga ni haga nada
que lo ofenda. Que mis ojos sean puros para mirarle y mi boca esté limpia para
hablarle. Que mi corazón sea puro para él y que todo mi ser y mi vida entera sea una
ofrenda permanente en su honor y para su gloria.
¡Oh, qué hermoso es para mí pensar que un ángel del paraíso está siempre junto a mí!
En cualquier lugar donde me encuentre estoy bajo su vista y me cuida y me protege en
todo momento. Aunque esté dormido, él vela junto a mí y ora por mí. ¿Cómo podré,
ángel mío, agradecerte por tantas bendiciones que Dios me ha dado por medio de ti?
Quiero evitar todos los malos pensamientos y malas palabras o acciones que te
ofendan, porque te amo y quiero ser tu amigo para siempre. Y contigo amar cada día
más a Jesús y a María, mi querida Madre. Amén.

Día miércoles. Coronilla de San José. Santa Margarita María de Alacoque dice: Rosario de San José,
modelo y patrono de los amantes del Sagrado Corazón de Jesús.
Contemplad los 8 misterios:

1. El anuncio del ángel de que lo concebido en María es obra del Espíritu santo.
2. La búsqueda de posada en Belén.
3. El nacimiento del niño Jesús en Belén.
4. La presentación del niño Jesús en el templo ofreciendo un par de tórtolas o dos
palomas.
5. La huida a Egipto con Jesús y con María.
6. El regreso de la Sagrada Familia a Nazaret.
7. La pérdida y hallazgo del niño Jesús en el templo.
8. La gloriosa muerte de san José en brazos de Jesús y de María.
Repetir 7 veces entre cada misterio (en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José):

V/ San José, custodio y protector de los Corazones Unidos y traspasados de Jesús y de


María.
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R/ Inflamad mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús, como reinó en
vuestro santo corazón.
En vez del gloria: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Al final, 3 veces: V/ San José, modelo y patrono de los amantes del Sagrado Corazón de
Jesús.
R/ Rogad por nosotros.
Promesas al Rosario de San José. Octubre 10/97. Jesús dice: A los que practiquen el Rosario de San
José, os doy las siguientes promesas: 1. Vuestra conciencia gozará de paz. 2. Quitaré de vosotros todo
vicio en vida. 3. Alcanzaréis, después, del camino de vuestra vida, gozar de los resplandores de la
gloria celestial. 4. Huiréis de las ocasiones peligrosas, alejando de vuestro corazón todo ídolo de
afecto terreno, para ocuparos en servir a Jesús y a María. 5. Jamás perderéis a Jesús con culpa grave
y si por desgracia lo perdieseis, lo buscaréis, con sumo dolor para hallarlo, particularmente en
vuestra muerte. 6. Os daré la Gracia de conservar, sin mancilla, la pureza de vuestro cuerpo y alma.
7. Adelantaréis en la virtud y alcanzaréis una santa muerte 8. Os proveeré del alimento corporal,
dándoos paciencia en los trabajos de vuestra vida, para que atesoréis riquezas para la eternidad.

SÚPLICA A SAN JOSÉ. José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo


como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa
y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas
vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y goces me
alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia
de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma.
Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición
para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para
resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud;
particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana
disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que
mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo
amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad.
Amén.

Día jueves. ACTO DE DESAGRAVIO. Por tanto que se ofende a Dios, hagamos
reparación y desagravio. Pidamos perdón y misericordia. (Después de cada invocación
se responde: "te rogamos, escúchanos").
- Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos.
- Señor perdona todas las santas comuniones indignamente recibidas.
- Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento del altar.
- Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia.
- Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios.
- Señor perdona todos los que han abandonado la Iglesia.
- Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados.
- Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos.
- Señor perdona todos los pecados del ateísmo.
- Señor perdona todos los insultos a tu santo Nombre.
- Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de redentor.
- Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre.
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- Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes.
- Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia.
- Señor perdona todo desprecio a la vida humana.

ACTO DE DESAGRAVIO DE PÍO XI. ¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los
hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y
menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales
homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas
partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.

Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad
de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras
almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no
sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino
de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y
Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de
vuestra Ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la
deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas
contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias
proferidas contra Vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario
y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el
mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen
resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por Vos fundada.

¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas,
entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación
de la Virgen Vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la
satisfacción que Vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que
diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en
cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los
pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo
la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la Ley Evangélica,
sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis
injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os
suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos
fieles a Vuestros mandatos y a Vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de
la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre
y del Espíritu Santo, Vivís y Reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES. "Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño, te
rogamos que por el inmenso amor y misericordia de Tu Sagrado Corazón, atiendas
todas las necesidades de tus sacerdotes. Te pedimos que retomes en Tu Corazón todos
aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino, que enciendas de nuevo el deseo
de santidad en los corazones de aquellos sacerdotes que han caído en la tibieza, y que
continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes el deseo de una mayor santidad.
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Unidos a tu Corazón y el Corazón de María, te pedimos que envíes esta petición a Tu
Padre celestial en la unidad del Espíritu Santo. Amén."

ORACIÓN. Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te
rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo
y amor. Así sea.

ORACIÓN PARA OFRECER LA COMUNIÓN POR LOS SACERDOTES. Padre Celestial,


para mayor gloria de tu Santo Nombre, te ofrecemos al Verbo Encarnado que acabamos
de recibir en el Sacramento de su Amor, y en quien tienes todas tus complacencias. Nos
ofrecemos en su unión por manos de María Inmaculada, por la santificación y
multiplicación de tus sacerdotes. Derrama en ellos tu Divino Espíritu, enciéndelos en
amor a la Cruz y haz muy fecundo su apostolado. Amén.

PRECES POR LOS SACERDOTES.


 A nuestro Santísimo Padre el Papa, Dale Señor tu corazón de Buen Pastor.
 A los sucesores de los Apóstoles, Dales Señor, solicitud paternal por sus
sacerdotes.
 A los Obispos puestos por el Espíritu Santo, Compromételos con sus ovejas,
Señor.
 A los párrocos, Enséñales a servir y a no desear ser servidos, Señor.
 A los confesores y directores espirituales, Hazlos Señor, instrumentos dóciles de
tu Espíritu.
 A los que anuncian tu Palabra, Que comuniquen espíritu y vida, Señor.
 A los asistentes de apostolado seglar, Que lo impulsen con su testimonio, Señor.
 A los que trabajan por la juventud, Que la comprometan Contigo, Señor.
 A los que trabajan entre los pobres, Haz que te vean y te sirvan en ellos, Señor.
 A los que atienden a los enfermos, Que les enseñen el valor del sufrimiento,
Señor.
 A los sacerdotes pobres, Socórrelos, Señor.
 A los sacerdotes enfermos, Sánalos, Señor.
 A los sacerdotes ancianos, Dales alegre esperanza, Señor.
 A los tristes y afligidos, Consuélalos, Señor.
 A los sacerdotes turbados, Dales tu paz, Señor.
 A los que están en crisis, Muéstrales tu camino, Señor.
 A los calumniados y perseguidos, Defiende su causa, Señor.
 A los sacerdotes tibios, Inflámalos, Señor.
 A los desalentados, Reanímalos, Señor.
 A los que aspiran al sacerdocio, Dales la perseverancia, Señor.
 A todos los sacerdotes, Dales fidelidad a Ti y a tu Iglesia, Señor.
 A todos los sacerdotes, Dales obediencia y amor al Papa, Señor.
 A todos los sacerdotes, Que vivan en comunión con su Obispo, Señor.
 Que todos los sacerdotes, Sean uno como Tú y el Padre, Señor.
 Que todos los sacerdotes, Promuevan la justicia con que Tú eres justo.
 Que todos los sacerdotes, Colaboren en la unidad del presbiterio, Señor.
 Que todos los sacerdotes, llenos de Ti, Vivan con alegría en el celibato, Señor.
 A todos los sacerdotes, Dales la plenitud de tu Espíritu y transfórmalos en Ti,
Señor.
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De manera especial te ruego por aquellos sacerdotes por quienes he recibido tus
gracias; el sacerdote que me bautizó, los que han absuelto mis pecados
reconciliándome contigo y con tu Iglesia, aquellos en cuyas Misas he participado y que
me han dado tu cuerpo en alimento, los que me han transmitido tu Palabra y conducido
hacia Ti.

CORONILLA POR LOS SACERDOTES Y RELIGIOSOS. La Coronilla se compone de 12


cuentas. Cada una tiene 5 Jaculatorias y 1 Gloria para simbolizar los doce pilares de la Iglesia: las
Doce Tribus de Israel y los Doce Apóstoles; y las Cinco Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y
Eterno Sacerdote.
En las cuentas del Padre Nuestro se dice:
Padre Eterno te ofrezco la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y
Eterno Sacerdote, por la conversión y salvación de todos los sacerdotes y religiosos
del mundo entero.
En las cuentas del Ave María se dice 5 veces:
V/ Divino Corazón de Jesús viviente en el Corazón de María.
R/ Vive y reina en todos los sacerdotes y religiosos y consúmelos en tu puro amor.
En las cuentas del Gloria se dice:
V/ Corazones unidos de Jesús y de María.
R/ Que los sacerdotes y religiosos tengan fecundidad en su ministerio y la victoria
contra el maligno.
Para finalizar se repite 3 veces:
V/ Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
R/ Ruega por todas las almas sacerdotales y religiosas. Amén.

Día viernes. SANTO VIACRUCIS. Oración inicial. Nosotros, cristianos, somos


conscientes de que el vía crucis del Hijo de Dios no fue simplemente el camino hacia el
lugar del suplicio. Creemos que cada paso del Condenado, cada gesto o palabra suya,
así como lo que vieron e hicieron todos aquellos que tomaron parte en este drama, nos
hablan continuamente. En su pasión y en su muerte, Cristo nos revela también la
verdad sobre Dios y sobre el hombre.
Hoy queremos reflexionar con particular intensidad sobre el contenido de aquellos
acontecimientos, para que nos hablen con renovado vigor a la mente y al corazón, y
sean así origen de la gracia de una auténtica participación. Participar significa tener
parte. Y ¿qué quiere decir tener parte en la cruz de Cristo? Quiere decir experimentar
en el Espíritu Santo el amor que esconde tras de sí la cruz de Cristo. Quiere decir
reconocer, a la luz de este amor, la propia cruz. Quiere decir cargarla sobre la propia
espalda y, movidos cada vez más por este amor, caminar... Caminar a través de la vida,
imitando a Aquel que «soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la
diestra del trono de Dios» (Hb 12,2).
Oremos: Señor Jesucristo, colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo,
para que, siguiéndote en tu último camino, sepamos cuál es el precio de nuestra
21
redención y seamos dignos de participar en los frutos de tu pasión, muerte y
resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Juan Pablo II.

Primera Estación. JESÚS ES CONDENADO A MUERTE


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
«Reo es de muerte», dijeron de Jesús los miembros del Sanedrín, y, como no podían
ejecutar a nadie, lo llevaron de la casa de Caifás al Pretorio. Pilato no encontraba
razones para condenar a Jesús, e incluso trató de liberarlo, pero, ante la presión
amenazante del pueblo instigado por sus jefes: «¡Crucifícalo, crucifícalo!», «Si sueltas a
ése, no eres amigo del César», pronunció la sentencia que le reclamaban y les entregó
a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado.
San Juan el evangelista nos dice que, pocas horas después, junto a la cruz de Jesús
estaba María su madre. Y hemos de suponer que también estuvo muy cerca de su Hijo
a lo largo de todo el Vía crucis.
Cuántos temas para la reflexión nos ofrecen los padecimientos soportados por Jesús
desde el Huerto de los Olivos hasta su condena a muerte: abandono de los suyos,
negación de Pedro, flagelación, corona de espinas, vejaciones y desprecios sin medida.
Y todo por amor a nosotros, por nuestra conversión y salvación.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Segunda Estación. JESÚS CARGA CON LA CRUZ


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Condenado muerte, Jesús quedó en manos de los soldados del procurador, que lo
llevaron consigo al pretorio y, reunida la tropa, hicieron mofa de él. Llegada la hora, le
quitaron el manto de púrpura con que lo habían vestido para la burla, le pusieron de
nuevo sus ropas, le cargaron la cruz en que había de morir y salieron camino del
Calvario para allí crucificarlo.
El peso de la cruz es excesivo para las mermadas fuerzas de Jesús, convertido en
espectáculo de la chusma y de sus enemigos. No obstante, se abraza a su patíbulo
deseoso de cumplir hasta el final la voluntad del Padre: que cargando sobre sí el
pecado, las debilidades y flaquezas de todos, los redima. Nosotros, a la vez que
contemplamos a Cristo cargado con la cruz, oigamos su voz que nos dice: «Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame».
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.
22
Tercera Estación. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Nuestro Salvador, agotadas las fuerzas por la sangre perdida en la flagelación,
debilitado por la acerbidad de los sufrimientos físicos y morales que le infligieron
aquella noche, en ayunas y sin haber dormido, apenas pudo dar algunos pasos y pronto
cayó bajo el peso de la cruz. Se sucedieron los golpes e imprecaciones de los soldados,
las risas y expectación del público. Jesús, con toda la fuerza de su voluntad y a
empellones, logró levantarse para seguir su camino.
Isaías había profetizado de Jesús: «Eran nuestras dolencias las que él llevaba y
nuestros dolores los que soportaba. Yahvé descargó sobre él la culpa de todos
nosotros». El peso de la cruz nos hace tomar conciencia del peso de nuestros pecados,
infidelidades, ingratitudes..., de cuanto está figurado en ese madero. Por otra parte,
Jesús, que nos invita a cargar con nuestra cruz y seguirle, nos enseña aquí que también
nosotros podemos caer, y que hemos de comprender a los que caen; ninguno debe
quedar postrado; todos hemos de levantarnos con humildad y confianza buscando su
ayuda y perdón.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Cuarta Estación. JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
En su camino hacia el Calvario, Jesús va envuelto por una multitud de soldados, jefes
judíos, pueblo, gentes de buenos sentimientos... También se encuentra allí María, que
no aparta la vista de su Hijo, quien, a su vez, la ha entrevisto en la muchedumbre. Pero
llega un momento en que sus miradas se encuentran, la de la Madre que ve al Hijo
destrozado, la de Jesús que ve a María triste y afligida, y en cada uno de ellos el dolor
se hace mayor al contemplar el dolor del otro, a la vez que ambos se sienten consolados
y confortados por el amor y la compasión que se transmiten.
Nos es fácil adivinar lo que padecerían Jesús y María pensando en lo que toda buena
madre y todo buen hijo sufrirían en semejantes circunstancias. Esta es sin duda una de
las escenas más patéticas del Vía crucis, porque aquí se añaden, al cúmulo de motivos
de dolor ya presentes, la aflicción de los afectos compartidos de una madre y un hijo.
María acompaña a Jesús en su sacrificio y va asumiendo su misión de corredentora.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Quinta Estación. JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO


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V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús salió del pretorio llevando a cuestas su cruz, camino del Calvario; pero su primera
caída puso de manifiesto el agotamiento del reo. Temerosos los soldados de que la
víctima sucumbiese antes de hora, pensaron en buscarle un sustituto. Entonces el
centurión obligó a un tal Simón de Cirene, que venía del campo y pasaba por allí, a que
tomara la cruz sobre sus hombros y la llevara detrás de Jesús. Tal vez Simón tomó la
cruz de mala gana y a la fuerza, pero luego, movido por el ejemplo de Cristo y tocado
por la gracia, la abrazó con resignación y amor y fue para él y sus hijos el origen de su
conversión.
El Cireneo ha venido a ser como la imagen viviente de los discípulos de Jesús, que
toman su cruz y le siguen. Además, el ejemplo de Simón nos invita a llevar los unos las
cargas de los otros, como enseña San Pablo. En los que más sufren hemos de ver a
Cristo cargado con la cruz que requiere nuestra ayuda amorosa y desinteresada.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Sexta Estación. LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Dice el profeta Isaías: «No tenía apariencia ni presencia; lo vimos y no tenía aspecto
que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y
sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no lo
tuvimos en cuenta». Es la descripción profética de la figura de Jesús camino del
Calvario, con el rostro desfigurado por el sufrimiento, la sangre, los salivazos, el polvo,
el sudor... Entonces, una mujer del pueblo, Verónica de nombre, se abrió paso entre la
muchedumbre llevando un lienzo con el que limpió piadosamente el rostro de Jesús.
El Señor, como respuesta de gratitud, le dejó grabada en él su Santa Faz.
Una letrilla tradicional de esta sexta estación nos dice: «Imita la compasión / de
Verónica y su manto / si de Cristo el rostro santo / quieres en tu corazón». Nosotros
podemos repetir hoy el gesto de la Verónica en el rostro de Cristo que se nos hace
presente en tantos hermanos nuestros que comparten de diversas maneras la pasión
del Señor, quien nos recuerda: «Lo que hagáis con uno de estos, mis pequeños, conmigo
lo hacéis».
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Séptima Estación. JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ


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V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús había tomado de nuevo la cruz y con ella a cuestas llegó a la cima de la empinada
calle que daba a una de las puertas de la ciudad. Allí, extenuado, sin fuerzas, cayó por
segunda vez bajo el peso de la cruz. Faltaba poco para llegar al sitio en que tenía que
ser crucificado, y Jesús, empeñado en llevar a cabo hasta la meta los planes de Dios,
aún logró reunir fuerzas, levantarse y proseguir su camino.
Nada tiene de extraño que Jesús cayera si se tiene en cuenta cómo había sido castigado
desde la noche anterior, y cómo se encontraba en aquel momento. Pero, al mismo
tiempo, este paso nos muestra lo frágil que es la condición humana, aun cuando la
aliente el mejor espíritu, y que no han de desmoralizarnos las flaquezas ni las caídas
cuando seguimos a Cristo cargados con nuestra cruz. Jesús, por los suelos una vez más,
no se siente derrotado ni abandona su cometido. Para Él no es tan grave el caer como
el no levantarnos. Y pensemos cuántas son las personas que se sienten derrotadas y
sin ánimos para reemprender el seguimiento de Cristo, y que la ayuda de una mano
amiga podría sacarlas de su postración.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Octava Estación. JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Dice el evangelista San Lucas que a Jesús, camino del Calvario, lo seguía una gran
multitud del pueblo; y unas mujeres se dolían y se lamentaban por Él. Jesús,
volviéndose a ellas les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por
vosotras y por vuestros hijos»; añadiéndoles, en figuras, que si la ira de Dios se
ensañaba como veían con el Justo, ya podían pensar cómo lo haría con los culpables.
Mientras muchos espectadores se divierten y lanzan insultos contra Jesús, no faltan
algunas mujeres que, desafiando las leyes que lo prohibían, tienen el valor de llorar y
lamentar la suerte del divino Condenado. Jesús, sin duda, agradeció los buenos
sentimientos de aquellas mujeres, y movido del amor a las mismas quiso orientar la
nobleza de sus corazones hacia lo más necesario y urgente: la conversión suya y la de
sus hijos. Jesús nos enseña a establecer la escala de los valores divinos en nuestra vida
y nos da una lección sobre el santo temor de Dios.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Novena Estación. JESÚS CAE POR TERCERA VEZ


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V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Una vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a ser
crucificado, Jesús cayó por tercera vez, exhausto y sin arrestos ya para levantarse. Las
condiciones en que venía y la continua subida lo habían dejado sin aliento. Había
mantenido su decisión de secundar los planes de Dios, a los que servían los planes de
los hombres, y así había alcanzado, aunque con un total agotamiento, los pies del altar
en que había de ser inmolado.
Jesús agota sus facultades físicas y psíquicas en el cumplimiento de la voluntad del
Padre, hasta llegar a la meta y desplomarse. Nos enseña que hemos de seguirle con la
cruz a cuestas por más caídas que se produzcan y hasta entregarnos en las manos del
Padre vacíos de nosotros mismos y dispuestos a beber el cáliz que también nosotros
hemos de beber. Por otra parte, la escena nos invita a recapacitar sobre el peso y la
gravedad de los pecados, que hundieron a Cristo.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Décima Estación. JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Ya en el Calvario y antes de crucificar a Jesús, le dieron a beber vino mezclado con
mirra; era una piadosa costumbre de los judíos para amortiguar la sensibilidad del que
iba a ser ajusticiado. Jesús lo probo, como gesto de cortesía, pero no quiso beberlo;
prefería mantener la plena lucidez y conciencia en los momentos supremos de su
sacrificio. Por otra parte, los soldados despojaron a Jesús, sin cuidado ni delicadeza
alguna, de sus ropas, incluidas las que estaban pegadas en la carne viva, y, después de
la crucifixión, se las repartieron.
Para Jesús fue sin duda muy doloroso ser así despojado de sus propios vestidos y ver
a qué manos iban a parar. Y especialmente para su Madre, allí presente, hubo de ser en
extremo triste verse privada de aquellas prendas, tal vez labradas por sus manos con
maternal solicitud, y que ella habría guardado como recuerdo del Hijo querido.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Undécima Estación. JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
«Y lo crucificaron», dicen escuetamente los evangelistas. Había llegado el momento
terrible de la crucifixión, y Jesús fue fijado en la cruz con cuatro clavos de hierro que le
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taladraban las manos y los pies. Levantaron la cruz en alto y el cuerpo de Cristo
quedó entre cielo y tierra, pendiente de los clavos y apoyado en un saliente que había
a mitad del palo vertical. En la parte superior de este palo, encima de la cabeza de Jesús,
pusieron el título o causa de la condenación: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos».
También crucificaron con él a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
El suplicio de la cruz, además de ser infame, propio de esclavos criminales o de insignes
facinerosos, era extremadamente doloroso, como apenas podemos imaginar. El
espectáculo mueve a compasión a cualquiera que lo contemple y sea capaz de nobles
sentimientos. Pero siempre ha sido difícil entender la locura de la cruz, necedad para
el mundo y salvación para el cristiano. La liturgia canta la paradoja: «¡Dulces clavos!
¡Dulce árbol donde la Vida empieza / con un peso tan dulce en su corteza!».
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Duodécima Estación. JESÚS MUERE EN LA CRUZ


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
Desde la crucifixión hasta la muerte transcurrieron tres largas horas que fueron de
mortal agonía para Jesús y de altísimas enseñanzas para nosotros. Desde el principio,
muchos de los presentes, incluidas las autoridades religiosas, se desataron en ultrajes
y escarnios contra el Crucificado. Poco después ocurrió el episodio del buen ladrón, a
quien dijo Jesús: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». San Juan nos refiere otro
episodio emocionante por demás: Viendo Jesús a su Madre junto a la cruz y con ella a
Juan, dice a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo»; luego dice al discípulo: «Ahí tienes
a tu madre»; y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto,
nos dice el mismo evangelista, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, dijo:
«Tengo sed». Tomó el vinagre que le acercaron, y añadió: «Todo está cumplido». E
inclinando la cabeza entregó el espíritu.
A los motivos de meditación que nos ofrece la contemplación de Cristo agonizante en
la cruz, lo que hizo y dijo, se añaden los que nos brinda la presencia de María, en la que
tendrían un eco muy particular los sufrimientos y la muerte del hijo de sus entrañas.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Decimotercera Estación. JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y PUESTO EN LOS BRAZOS


DE SU MADRE
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
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Para que los cadáveres no quedaran en la cruz al día siguiente, que era un sábado
muy solemne para los judíos, éstos rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los
retiraran; los soldados sólo quebraron las piernas de los otros dos, y a Jesús, que ya
había muerto, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza. Después, José
de Arimatea y Nicodemo, discípulos de Jesús, obtenido el permiso de Pilato y ayudados
por sus criados o por otros discípulos del Maestro, se acercaron a la cruz, desclavaron
cuidadosa y reverentemente los clavos de las manos y los pies y con todo miramiento
lo descolgaron. Al pie de la cruz estaba la Madre, que recibió en sus brazos y puso en
su regazo maternal el cuerpo sin vida de su Hijo.
Escena conmovedora, imagen de amor y de dolor, expresión de la piedad y ternura de
una Madre que contempla, siente y llora las llegas de su Hijo martirizado. Una lanza
había atravesado el costado de Cristo, y la espada que anunciara Simeón acabó de
atravesar el alma de la María.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Decimocuarta Estación. JESÚS ES SEPULTADO


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
José de Arimatea y Nicodemo tomaron luego el cuerpo de Jesús de los brazos de María
y lo envolvieron en una sábana limpia que José había comprado. Cerca de allí tenía José
un sepulcro nuevo que había cavado para sí mismo, y en él enterraron a Jesús. Mientras
los varones procedían a la sepultura de Cristo, las santas mujeres que solían
acompañarlo, y sin duda su Madre, estaban sentadas frente al sepulcro y observaban
dónde y cómo quedaba colocado el cuerpo. Después, hicieron rodar una gran piedra
hasta la entrada del sepulcro, y regresaron todos a Jerusalén.
Con la sepultura de Jesús el corazón de su Madre quedaba sumido en tinieblas de
tristeza y soledad. Pero en medio de esas tinieblas brillaba la esperanza cierta de que
su Hijo resucitaría, como Él mismo había dicho. En todas las situaciones humanas que
se asemejen al paso que ahora contemplamos, la fe en la resurrección es el consuelo
más firme y profundo que podemos tener. Cristo ha convertido en lugar de mera
transición la muerte y el sepulcro, y cuanto simbolizan.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Decimoquinta Estación. JESÚS RESUCITA DE ENTRE LOS MUERTOS


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque tu santa cruz redimiste al mundo.
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Pasado el sábado, María Magdalena y otras piadosas mujeres fueron muy de
madrugada al sepulcro. Llegadas allí observaron que la piedra había sido removida.
Entraron en el sepulcro y no hallaron el cuerpo del Señor, pero vieron a un ángel que
les dijo: «Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí». Poco
después llegaron Pedro y Juan, que comprobaron lo que les habían dicho las mujeres.
Pronto comenzaron las apariciones de Jesús resucitado: la primera, sin duda, a su
Madre; luego, a la Magdalena, a Simón Pedro, a los discípulos de Emaús, al grupo de los
apóstoles reunidos, etc., y así durante cuarenta días. Nadie presenció el momento de la
resurrección, pero fueron muchos los que, siendo testigos presenciales de la muerte y
sepultura del Señor, después lo vieron y trataron resucitado.
En los planes salvíficos de Dios, la pasión y muerte de Jesús no tenían como meta y
destino el sepulcro, sino la resurrección, en la que definitivamente la vida vence a la
muerte, la gracia al pecado, el amor al odio. Como enseña San Pablo, la resurrección de
Cristo es nuestra resurrección, y si hemos resucitado con Cristo hemos de vivir según
la nueva condición de hijos de Dios que hemos recibido en el bautismo.
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
 Señor Jesús, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
 Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.

Oremos: Señor Jesucristo, tú nos has concedido acompañarte, con María tu Madre, en
los misterios de tu pasión, muerte y sepultura, para que te acompañemos también en
tu resurrección; concédenos caminar contigo por los nuevos caminos del amor y de la
paz que nos has enseñado. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Día sábado. De un modo especial el Santo Rosario, cuando es posible ojalá la Corona completa (Gozosos,
Dolorosos, Luminosos y Gloriosos) y la Santísima Eucaristía de la Virgen cuando es posible litúrgicamente. No
olvidar el Rezo de la Salve y al menos una vez las Letanías Lauretanas.
EL SANTO ROSARIO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARIA. (Tradicional). EL SIGNO DEL
CRISTIANO: Por la señal + de la santa cruz, de nuestros + enemigos líbranos, Señor +
Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN: Jesús, mi Señor y Redentor: yo me arrepiento de todos los
pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí
a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que, por tu
infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a
la vida eterna. Amén.
EL CREDO: COMO FÓRMULA OFICIAL DE LA IGLESIA CATOLICA: Creo en un solo Dios,
Padre Todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos
los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no
creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se
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encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá
con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que
con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los
profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo
Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la
vida del mundo futuro. Amén.
ORACION POR LA FAMILIA: Santa María, Virgen Madre de Dios, que fuiste concebida
sin pecado original, yo te elijo en este día como modelo para mi hogar y te ruego que
intercedas por mi familia. Presérvala, por tu Inmaculada Concepción, de todo mal, de
toda violencia y de toda desgracia. Oh Santa Virgen, bendícenos, protégenos,
fortalécenos en las pruebas y guárdanos de todo mal. Amén.
Santísimos corazones de Jesús y María, unidos en el amor perfecto, como nos miráis
con misericordia y cariño, consagramos nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestras
familias a Vosotros. Conocemos que el ejemplo bello de Vuestro hogar en Nazaret fue
un modelo para cada una de nuestras familias. Esperamos obtener, con Vuestra
ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que Os disteis. Qué nuestro hogar sea
lleno de gozo.
Qué el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia, y el respeto mutuo sean dados
libremente a todos. Qué nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no
solamente las nuestras. Y qué siempre estemos cerca de los sacramentos. Bendecid a
todos los presentes y también a los ausentes, tantos los difuntos como los
vivientes; qué la paz esté con nosotros, y cuando seamos probados, conceded la
resignación cristiana a la voluntad de Dios. Mantened nuestras familias cerca de
Vuestros Corazones; qué Vuestra protección especial esté siempre con nosotros.
Sagrados Corazones de Jesús y María, escuchad nuestra oración. Amén.

MISTERIOS GOZOSOS. Lunes y sábados.

1° MISTERIO GOZOSO: LA ANUNCIACIÓN DEL ÁNGEL A MARÍA VIRGEN.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

2° MISTERIO GOZOSO: LA VISITA DE MARIA VIRGEN A SU PRIMA ISABEL.


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1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

3° MISTERIO GOZOSO: EL NACIMIENTO DE JESÚS EN EL PORTAL DEL BELEN.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

4° MISTERIO GOZOSO: LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO Y LA


PURIFICACIÓN DE MARÍA VIRGEN.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

5° MISTERIO GOZOSO: LA PÉRDIDA Y HALLAZGO DE JESÚS EN EL TEMPLO.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

SALVE REINA: Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. ¡Dios te salve!, a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. ¡E a! pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
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siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.
ORACION: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo,
preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese
merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, celebramos con alegría
su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males
presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo, nuestro Señor. Amén.

MISTERIOS LUMINOSOS. Jueves.

1° MISTERIO LUMINOSO: EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RIO JORDAN.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

2° MISTERIO LUMINOSO: LA AUTOREVELACIÓN EN LAS BODAS DE CANÁ.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

3° MISTERIO LUMINOSO: EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

4° MISTERIO LUMINOSO: LA TRANSFIGURACIÓN DE NUESTRO SEÑOR.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
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Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

5° MISTERIO LUMINOSO: LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

SALVE REINA: Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. ¡Dios te salve!, a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. ¡E a! pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.
ACORDAOS: Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que
ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya
sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las
vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh
madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna
mente. Amén.

MISTERIOS DOLOROSOS. Martes y viernes.

1° MISTERIO DOLOROSO: LA ORACIÓN Y LA AGONÍA DE NUESTRO SEÑOR JESÚS EN


EL HUERTO.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

2° MISTERIO DOLOROSO: LA FLAGELACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUS.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
33
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva
al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita
misericordia. Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

3° MISTERIO DOLOROSO: LA CORONACIÓN DE ESPINAS.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

4° MISTERIO DOLOROSO: LA SALIDA DE JESÚS HACIA EL MONTE CALVARIO CON LA


CRUZ A CUESTAS.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

5° MISTERIO DOLOROSO: LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR


JESUSCRISTO.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

SALVE REINA: Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. ¡Dios te salve!, a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. ¡E a! pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
34
siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.
BENDITA SEA TU PUREZA: Bendita sea tú pureza y eternamente lo sea, pues todo un
Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te
ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre
mía. Amén.
BAJO TU AMPARO: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies
nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen
gloriosa y bendita. Amén.

MISTERIOS GLORIOSOS. Miércoles y Domingo.

1° MISTERIO GLORIOSO: LA GLORIOSA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR


JESÚCRISTO.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

2° MISTERIO GLORIOSO: LA ASCENSIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO AL CIELO.


1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

3° MISTERIO GLORIOSO: LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO SOBRE MARÍA VIRGEN Y


LOS APÓSTOLES.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.
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4° MISTERIO GLORIOSO: LA ASUNCIÓN DE MARÍA VIRGEN AL CIELO.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

5° MISTERIO GLORIOSO: LA CORONACIÓN DE MARÍA VIRGEN Y LA GLORIA DE LOS


ÁNGELES Y DE LOS SANTOS.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria al Padre.
V/ ¡Ave María Purísima! R/. Sin pecado concebido María Santísima.
¡Oh Señor Jesús! Perdona nuestros pecados, líbranos de las penas del infierno, lleva al
cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén.
V/. ¡María es Madre de gracia y Madre de misericordia!
R/. En la vida y en la muerte, ampararnos Madre nuestra.

SALVE REINA: Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. ¡Dios te salve!, a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. ¡E a! pues, Señora, abogada
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce
siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.

OFRECIMIENTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN: ¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me


ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este (día o noche)
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo
tuyo Oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como hijo y posesión tuya. Amén.

Día domingo. TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN EL CORAZÓN


INMACULADO DE MARÍA. † En el nombre del Padre, del Hijo...
En el Corazón inmaculado de María, os doy gracias ¡Oh soberana y augusta Trinidad!
por haberme creado, redimido, haberme permitido conocerte, amarte y adorarte, y en
especial por permitirle a esta débil creatura tuya postrarse ante tu soberana majestad
para ofreceros este trisagio de alabanza.
"Mamá María, ven tu misma a adorar, honrar y glorificar en mí a la Divina y Augusta
Santísima Trinidad” (Rezar un Ave María.)
Bendita sea la Santa e indivisa Trinidad, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Amén.
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V. Señor abre mis labios, (al mismo tiempo nos signamos con la señal de la cruz en los labios),
R. y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Dios mío, ven en mi auxilio. (Nos persignamos con la señal de la cruz de la frente al abdomen).
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, Gloria al Eterno Hijo, Gloria al Espíritu Santo. (Inclinamos la cabeza porque
el Nombre de Dios es santísimo y por tanto lo pronunciamos con respeto y adoración.)
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Acto de Contrición. Trinidad Santísima, en esencia una, pura e indivisible. Eterno,
único y verdadero Dios en quien creo y a Quien adoro en tres personas distintas, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, único objeto de todo nuestro amor, adoración y culto. En la fe de
la Santa Iglesia Católica yo os adoro, creo y confieso como a Padre, reconociéndoos por
mi autor, conservador y origen benéfico de todo mi ser; como a Hijo, reconociéndoos
por mi Redentor, tributándoos las más gratas efusiones de amor y ternura; como a
Espíritu Santo, fervorizando mi corazón en castos incendios y anhelando unirlo con
Vos, principio inagotable de caridad. Yo me alegro y me regocijo en unión al Corazón
lnmaculado de mi Santa Madre la Virgen María de que seas Dios, y el único Señor, tan
Sabio, Justo, Santo y Poderoso que de la nada lo haces todo: lo que vive, se mueve y es
lo que tiene que ser.
Yo deseo, Bien Sumo, Divinidad Inefable y Unidad Incomprensible incorporar mi voz y
mis afectos entre los ardores supremos y cánticos misteriosos de los Querubines y
Serafines para celebrar el Trisagio Inmortal con que resuena vuestro Nombre Santo,
Temible y Adorable por toda la extensión del Empíreo.
Yo te ofrezco desde el corazón de la Santísima Virgen María, la más perfecta creatura
que habéis creado, todo lo que me diste, entregándote como a mi dueño legítimo y
único Señor, toda mi vida, mi salud, mis fuerzas y sentidos, mi cuerpo de tierra, mi
inestable corazón, y mi alma que creaste a tu imagen y semejanza; imagen que con mis
culpas he borrado, cambiándola por los horribles monstruos de mis viles apetitos, que
ha deformado el mundo mentiroso, con mi carne tan viciada, volviéndome así esclavo
del demonio e imagen suya por el pecado.
Pero sabiendo, Señor, y confesando que Tú eres el único y verdadero Dios a quien se
debe todo respeto, toda sumisión, obediencia, honra, gloria y todo honor, me vuelvo y
me entrego a Ti, y con la mayor confianza me ofrezco a tu soberana justicia, por la que
te pido perdón y misericordia, porque en el Corazón de María detesto, aborrezco y
rechazo todo aquello con que te he ofendido hasta ahora, desde que perdí la gracia que
te dignaste darme en el Sacramento del Bautismo por el que te doy, y siempre quiero
darte, las debidas gracias, apreciando sobre todo el inmerecido honor de ser cristiano,
y como tal, y desde el Corazón de la Virgen María dejando a satanás renuncio a sus
engaños, sus vanidades, sus pompas y sus obras.
Yo me anonado a los pies de vuestra soberana grandeza que llena de Majestad y de
Gloria los inmensos espacios de los Cielos y la esfera de la tierra. Yo me reconozco en
mi profunda nada, y humillado vergonzosamente por la improbidad de mis delitos,
todo confundido y acongojado, me duelo*, me arrepiento* y me pesa* por haber
ofendido a Vuestra Soberana Majestad (* Golpe de pecho).
¡Oh Eterno Padre! apiadaos de esta criatura vuestra, formada a vuestra imagen y
semejanza ¡Oh Verbo Encarnado! rociad con vuestra Sangre esta infeliz alma
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envilecida toda con el pecado. ¡Oh Paráclito Amoroso! Infundid en mi pecho los más
activos sentimientos de contrición para que pueda dignamente alabar vuestra Unidad
Gloriosa e Inefable Trinidad, y así pueda merecer lo que humildemente os pido, y es: la
firmeza en la Fe, la integridad en mi Oración y Devoción; la certeza de mi Esperanza, el
ardor en la Caridad; la Remisión de mis culpas y pecados; el logro de estas
Indulgencias; la Paz y la Tranquilidad de la Iglesia y del Estado; la Protección de
vuestra clemencia, que me ponga a cubierto de los males y calamidades que nos
afligen; la destrucción del cisma, del error y la herejía; y nos concedas el Triunfo contra
los enemigos de nuestra Iglesia y Fe Católica; la reunión de ellos y de los pecadores al
Verdadero Culto y Penitencia; el descanso de las Almas del Purgatorio, vuestra Gracia
y Bendición.
Me esforzaré para que todos conozcan esta alabanza y en ella Te conozcan, Te amen y
Te sirvan, y para que sea destruido y aniquilado cuanto disgusta y ofende a Tu infinita
santidad. También prometo Amarte, Bendecirte, Alabarte y Adorarte mientras viva,
esperando poder hacer esto en compañía de tus bienaventurados en el Cielo por toda
la eternidad. Amén.

Himno. Ya el sol ardiente se aparta,


Luz perenne en la Unidad
Difúndela en nuestros corazones
¡Oh Trinidad Inmortal!
En la aurora os alabamos,
A la tarde, en la noche y entre el día
Y pedimos que en los Cielos
Nuestras voces se repitan.
Al Padre y también al Hijo.
Y a ti Espíritu Divino,
Alabanzas os sean dadas
Por los siglos delos siglos. Amén.
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ORACIÓN A DIOS PADRE: ¡Oh Padre eterno!, Tú has creado todas las cosas. Tú les has
dado su ser y las has puesto en equilibrio y armonía; todas están llenas de tu misterio
que toca el corazón si se es piadoso.
También a nosotros, nos has llamado a la existencia y nos has puesto entre Ti y las cosas.
Según tu modelo nos has creado y nos has dado parte en tu soberanía. Tú has puesto
en nuestras manos tu mundo, para que nos sirva y para que completemos en él tu obra.
Pero hemos de estarte sometidos y nuestro dominio se convierte en rebelión y robo si
no nos inclinamos (*hacer una inclinación) ante Ti, el único que lleva la corona eterna y eres
Señor por derecho propio. Maravillosa ¡Oh Padre! es tu generosidad. Tú no has temido
por tu Soberanía al crear seres con poder sobre ellos mismos y al confiar tu Voluntad a
su libertad ¡Grande y Verdadero Rey eres Tú!
Tú has puesto en mis manos el honor de tu Divina Voluntad; dame la gracia para unir
mi voluntad humana a la de mi Madre Santísima, la Virgen María, para que, fundiendo
mi voluntad a la suya, pueda nacer de veras a tu Santa y Divina Voluntad, haciendo
siempre lo que te agrada. Cada Palabra de tu Revelación dice que me respetas y Te
confías a mí, me das dignidad y responsabilidad; por eso, concédeme la santa mayoría
de edad, que es capaz de vivir en Tu Voluntad y así aceptar la ley que Tú guardas y de
asumir la responsabilidad que Tú me transfieres. Ten despierto mi corazón para que
esté ante Ti todo momento, y haz que mis acciones se conviertan en ese dominio y esa
obediencia a la que Tú me has llamado.
¡Oh Padre Eterno!, fuera de tu posesión, yo no veo otra cosa que tristeza y tormento,
por más que digan otra cosa los amadores de la vanidad. ¿Qué me importa que diga el
sensual que su dicha es el gozar de sus placeres? ¿Qué me importa que también diga el
ambicioso que su mayor contento es el gozar de su gloria vana? Yo, por mi parte, no
cesaré jamás de repetir, con la Santísima Virgen María, con tus Profetas y Apóstoles, que
mi suma felicidad, mi tesoro y mi gloria, es el unirme a mi Dios y mantenerme
inviolablemente junto a ÉI. ¡Oh Santo y Santísimo Padre Eterno!, fuente de toda
santidad, infinitamente Santo en Vos mismo y limpio de toda la impureza de las
criaturas; Santo también en todas vuestras obras, de las cuales ni una hay que no sea
perfecta. Haced ¡oh Principio y Fin mío!, te lo suplico con la Santísima Virgen María, tu
hija predilecta, que mi corazón comprenda bien la ceguedad: que bajo un Dios tan Santo,
tan Justo y Bondadoso se pueda encontrar feliz el que vive pecador. Amén.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios Rey de los Ejércitos, llenos están los Cielos y la
tierra de la Majestad de vuestra Gloria, Hosanna en el Cielo, Hosanna en la Tierra. (Tres
o nueve veces uniéndonos a los nueve Coros Angélicos: Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones,
Principados, Potestades, Virtudes, Arcángeles y Ángeles).

ORACIÓN A DIOS HIJO: ¡Oh Santo y Santísimo Hijo de Dios e Hijo de la Santísima Virgen
María!, que nacéis del entendimiento de vuestro Padre entre los resplandores de los
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Santos; Santo y Perfecto modelo de toda Santidad a la cual deben conformarse todos
los santos.
¡Oh Verbo Divino de mi vida!, de mi existencia, de todo mi ser que me absorbes, que me
sumerges dentro de Ti, yo no tengo más amor que Tú mismo, mi Sumo Bien, mi vida, mi
cielo. Mi querer y todos los otros amores, grandes en los límites de la criatura, puros y
legítimos en su procedencia, santos y divinizados con Tu contacto, a Ti también te
pertenecen.
Tú eres Señor mi descanso, mi felicidad, mi acción de gracias, mi correspondencia y mi
único amor. Yo no tengo virtudes, pero Tú las tienes todas y eres mío, divino y humano.
Contigo tengo para pagar mis deudas, para desagraviar a la Divinidad ofendida con mis
pecados, para purificarme e irme al Cielo.
¡Oh Verdad Eterna!, fuera de la cual yo no veo otra cosa que engaños y mentiras: ¡Oh,
cómo me parecen mentirosos y falaces los discursos de los hombres, en comparación
de las palabras de vida con las cuales Tú hablas al corazón de aquellos que Te escuchan!
¡Ah! ¿Cuándo será la hora en que Tú me tratarás sin enigma y me hablarás claramente
en el seno de Tu gloria? ¡Oh qué trato! ¡Qué belleza! ¡Qué luz!
¡Haced, oh mi Dios de Sion! que amando Vuestra Santidad con todas las fuerzas del
Corazón lnmaculado de tu Santísima Madre, la Virgen María, mi espíritu suspire sólo
por la luz de aquel día en el cual necesitando amaros, os ame cuanto debo. Amén.

Santo, Santo, Santo… (Tres veces o nueve veces).

ORACIÓN A DIOS ESPÍRITU SANTO: ¡Oh Santo y Santísimo Espíritu de amor! ¡Oh Amor
dela perfecta Virgen María, vuestra Castísima Esposa! ¡Oh Don del Altísimo!, Centro de
las Dulzuras y de la Felicidad del mismo Dios. Qué atractivo es para un alma el verse en
la profundidad inescrutable de Tu Bondad y toda llena de Tus Inefables Consolaciones.
¡Ah placeres engañosos! ¡Cómo han de poder compararse con la mínima de las dulzuras
que un Dios, cuando le parece, sabe derramar en un alma fiel! ¡Oh! si una sola partícula,
si una sola gota de Tu Bondad y de Tus Inefables Consolaciones es tan gustosa, cuánto
más será, cuando Tú mismo las derraméis como un torrente sin medida y sin reserva,
hablándome claramente en el seno de Vuestra Gloria. ¡Oh qué trato! ¡Qué belleza! ¡Qué
luz! Haced, ¡oh mi Dios Espíritu Santificador! que amando e invocando Vuestra
Santidad con todas las fuerzas del Corazón lnmaculado de María, mi espíritu suspire
sólo por obtener la gracia santificante de tu Luz; camine en la Sabiduría, el
Discernimiento y la Revelación Divina por Gracia de tu iluminación y se me conceda la
Gracia de llenarme de tus Dones, Frutos, Carismas y Virtudes ¿Cuándo será esto, ¡oh mi
Dios Santificador! cuándo será?

Santo, Santo, Santo… (Tres veces o nueve veces).


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Antífona: A Ti, Dios Padre Ingénito; a Ti, Dios Hijo Unigénito; a Ti, Dios Espíritu Santo
Paráclito, Santa e Indivisa Trinidad, en el Corazón de la Virgen María te confesamos,
alabamos y bendecimos. A Ti se dé la Gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
V. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. (Inclinamos la cabeza).
R/. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos. Amén.

Oración: Señor Dios, Uno y Trino; danos continuamente vuestra Gracia, vuestra
Caridad y la Comunicación que procede de Vos, para que en el tiempo y en la eternidad
te amemos y glorifiquemos. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo (inclinación), en
una sola Deidad, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Deprecación Devota a la Beatísima Trinidad. (A las siguientes invocaciones respondemos):


- Toda criatura Te ame y Te glorifique.
 Padre Eterno, Omnipotente Dios, R/.
 Verbo Divino, Inmenso Dios, R/.
 Espíritu Santo, Infinito Dios, R/.
 Santísima Trinidad y un solo Dios verdadero, R/.
 Rey de los Cielos, Inmortal e Invisible, R/.
 Creador, Conservador y Gobernador de todo lo creado, R/.
 Vida nuestra, en Quien, de Quien y por Quien vivimos, R/.
 Vida Divina y Una en Tres Personas, R/.
 Cielo divino de celsitud majestuosa, R/.
 Cielo supremo del Cielo, oculto a los hombres, R/.
 Sol Divino e Increado, R/.
 Círculo Perfectísimo de capacidad infinita, R/.
 Manjar Divino de los Ángeles, R/.
 Hermoso Iris, Arco de Excelencia, R/.
 Luz Primera y Triduana, que al mundo ilustras, R/.

(A las siguientes invocaciones se responde):


- Líbranos, Trino Señor.
 De todo mal de alma y cuerpo, R/.
 De todos los pecados y ocasión de culpa, R/.
 De tu ira y enojo, R/.
 De repentina y de improvisa muerte, R/.
 De las acechanzas y cercanías del demonio, R/.
 Del espíritu de deshonestidad y de sugestión, R/.
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 De la concupiscencia de la carne, R/.
 De toda ira, odio y mala voluntad, R/.
 De las plagas, la peste, el hambre, guerras y terremotos, R/.
 De tempestades en el mar o en la tierra, R/.
 De los enemigos de la fe católica, R/.
 De nuestros enemigos y sus maquinaciones, R/.
 De la muerte eterna, R/.

(A cada petición respondemos): Te rogamos, óyenos.


 Por Tu Unidad en Trinidad y Trinidad en Unidad, R/.
 Por la Igualdad Esencial de Tus Personas, R/.
 Por la Alteza del Misterio de Tu Trinidad, R/.
 Por el Inefable Nombre de Tu Trinidad, R/.
 Por lo Portentoso de tu Nombre, Uno y Trino, R/.
 Por lo mucho que Te agradan las almas que son devotas de Tu Santísima Trinidad,
R/.
 Por el gran amor conque libras de males a los pueblos donde hay algún devoto de
Tu Trinidad Amable, R/.
 Que acertemos a resistir al demonio en el Corazón de María con las armas de la
devoción a Tu Trinidad, R/.
 Que hermosees cada día con los coloridos de la “Llena De Gracia”, tú imagen que
está en nuestras almas, R/.
 Que todos los fieles, desde la fe dela Santísima Virgen María se esmeren en ser
muy devotos de Tu Santísima Trinidad, R/.
 Que todos consigamos las muchas felicidades que están vinculadas para los
devotos de Tu Trinidad Inefable, R/.
 Que al confesar nosotros el Misterio de Tu Trinidad se destruyan los errores de
los infieles, R/.
 Que todas las Almas del Purgatorio gocen mucho refrigerio en virtud de este
Trisagio y por el Misterio de Tu Trinidad, R/.
 Que Te dignes oírnos por Tu piedad, R/.

- Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, R/ Líbranos, Señor, de todo mal. (Tres veces).

Obsequios y Ofrecimientos. ¡Oh Beatísima Trinidad!, apoyado en mi Santísima Madre,


te doy palabra de procurar con todo esfuerzo y empeño salvar mi alma, ya que la creaste
a tu Imagen y Semejanza y para el Cielo. Y también por amor tuyo procuraré salvar las
almas de mis prójimos.
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Para salvar mi alma y darte gloria y alabanza, sé que he de guardar la divina Ley. Te
doy palabra de guardarla como la niña de mis ojos, y también procuraré que los demás
la guarden.
Aquí en la tierra, me ejercitaré en alabarte, y espero que después lo haré con más
perfección en el Cielo, y por esto, con frecuencia rezaré este Trisagio de Alabanza: Gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (inclinación). Y también procuraré que los demás Te
alaben. Amén.
(La respuesta a los siguientes gozos te invitamos a hacerlos como lo hacen los ángeles en el cielo, es decir:
Postrado, con las palmas y el rostro contra el suelo Gen. 17,32 si te fuera posible. Para crecer en la conciencia
de lo que somos ante Dios y la adoración que le debe toda la creación).

GOZOS (para el Trisagio de la Augustísima Trinidad).


DIOS Uno y Trino a Quien tanto,
R/ Arcángeles y Querubines, Ángeles y Serafines dicen: Santo, Santo, Santo.

Porque sois uno en esencia


Y Trinidad en personas Solamente dimanado
A cuyos pies sus coronas Del Amor Paterno y Filial,
Rinden toda inteligencia
Consolador del mortal
Y porque vuestra presencia
Inspira gozo y espanto. Que yace anegado en llanto. R/
R/ Arcángeles y Querubines…
Porque Vuestra Omnipotencia
Porque sois Padre fecundo De todo el mundo admirada
Que gozándoos Ab-eterno Saca seres de la nada,
Engendráis un Hijo tierno Y conserva su existencia
Como fue el que vino al mundo Reproduciendo la esencia
Con respeto el más profundo De los seres con encanto. R/
Trinando el Cielo en su canto. R/
Es Vuestra esencia infinita
Porque Sois Verbo Divino
Todo un piélago soberano
Semejante e Igual al Padre,
Todo un misterio y arcano,
Y porque elegisteis Madre
Que todo lo deposita;
Para encarnarte peregrino
Y porque nada limita
Y elevar nuestro destino
Vuestra Luz, ¡oh Numen Santo! R/
Al Paraíso del Encanto. R/
Porque sois Llama Inmortal
Porque Sois Suma Bondad,
Espíritu Puro, Increado,
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Amor personalizado Este Trisagio Sagrado,
En Dones inagotado Voz del Coro Celestial,
Que perdonáis la maldad; Contra el poder infernal
Y porque en la eternidad La Iglesia le ha celebrado:
En vuestro amor gozáis tanto. R/ Con este elogio ensalzado,
Que en fe y amor adelanto. R/
Porque sois por excelencia
Santo Dios, Fuerte, Inmortal, De la súbita muerte,
Líbranos de todo mal Del rayo, de la centella,
Por esta beneficencia Libra por este Trisagio,
De tu Divina Clemencia Y sella a quien le rece y advierte,
A la que clama nuestro quebranto. R/ Por esta feliz suerte
En este mar de quebranto. R/
A Ti, clamamos, Inmensa
Deidad, Indivisa en Tres Es el Iris que en el mar,
Personas, pues nos perdones En la tierra y en el fuego,
Nuestra miseria y maldad, Y en el aire ostenta
Por tan gran benignidad, Que nos quiere libertar,
De este misterioso canto. R/ Por favor tan singular
De este prodigio y encanto. R/
Interminable Bondad,
Suma Esencia Soberana, Es Escudo Soberano,
De donde el bien nos dimana, De la Divina Justicia,
Santísima Trinidad, Y de la infernal milicia
Pues Tu Divina Piedad Y así triunfa devoto el cristiano,
Pone fin a nuestro llanto. R/ Y como el demonio ufano huye
De terror y espanto. R/
El Trisagio que Isaías
Escribió con gran celo, En Tu bondad me fundo,
Le oyó cantar en el Cielo Señor, Dios Fuerte e Inmortal,
A Angélicas Jerarquías: Que en el Coro Celestial
Para que en sus melodías Cantaré este himno sagrado;
Repita nuestra voz su canto. R/ Pues en los riesgos del mundo
Me cubrís con Vuestro Manto. R/.
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Dios Uno y Trino, A quien tanto, Arcángeles y Querubines…
Antífona: Bendita sea la Santa e Indivisa Trinidad que todas las cosas crea y gobierna,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
V. Bendigamos al Padre, y al Hijo con el Espíritu Santo. (Inclinación).
R/. Alabémosle y ensalcémosle en todos los siglos. Amén.
Oración: Omnipotente y Sempiterno Dios, que Te dignaste revelar a tus siervos en la
confesión de la verdadera fe, la Gloria de Tu Eterna Trinidad, y que adorasen la Unidad
en, Vuestra, Augusta Majestad: Te rogamos, Señor, en el Corazón lnmaculado de María
que por la fuerza de esta misma fe, nos veamos siempre libres de todas las adversidades
y peligros. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Oración para implorar la Misericordia de Dios. Señor, Dios Rey Omnipotente, en


Vuestras Manos están puestas todas las cosas; y si queréis salvar a Vuestro pueblo nadie
puede resistir a Vuestra Voluntad. Vos hicisteis el Cielo y la tierra y todo cuanto en ella
se contiene. Vos sois el dueño de todas las cosas; ¿quién podrá pues resistir a Vuestra
Majestad? Por tanto, Señor Dios de Abraham, tened misericordia de Vuestro pueblo,
porque nuestros enemigos quieren perdernos y exterminar Vuestra herencia. Así
Señor, no despreciéis esta parte que redimisteis con el precio de Vuestra Sangre. Oíd,
Señor nuestras oraciones, sed favorable a nuestra suerte; levantad el azote de Vuestro
Justo Enojo, y haced que nuestro llanto se convierta en alegría para que viviendo,
alabemos Vuestro Santo Nombre y lo continuemos alabando eternamente. Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. † Amén.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD. Con el manto de la Santísima Trinidad


estemos todos cubiertos: ni heridos, ni muertos, ni presos, ni cautivos; ni de nuestros
enemigos seamos vencidos. La Santísima Trinidad esté siempre con nosotros: por la
Hora Santa en que nació el Niño Jesús, por la Hostia Consagrada, por la Cruz en que
murió. Jesucristo divino y humano, que tiemble el infierno por nombre tan soberano,
por los tres dulcísimos nombres De Jesús, María y José, líbranos, Señor, de todo mal.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y


(3 veces).
siempre por los siglos de los siglos, amén.

IV. ARMADURA ESPIRITUAL.

Nota: interesa que lean todo esto con detención para que comprendan de lo que se trata.
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Hijos míos, hijos de mi grey: estáis en tiempo de tribulación y escasez, apenas están comenzando los
dolores para la humanidad. Cada día se acortará más y más, hasta llegar al límite; es allí donde comenzará
el tiempo de mi justicia, la cual será tormento para unos y esperanza para otros. ¡Ya no hay marcha atrás!
Cada día que pasa, se acerca más mi próxima venida, alegraos ovejas de mi redil; porque después de tanta
ignominia y dolor por la que pasareis, al final brillará el sol de la esperanza; el sol de una nueva vida, que
traerá la paz y la armonía en todos los confines de la tierra.

Oren, oren, oren por la humanidad, es tiempo de oración y ayuno; es tiempo de súplicas y es tiempo de
implorar misericordia al Padre Celestial, para que estos días de dolor y llanto, pasen lo más pronto posible.
De vuestras oraciones, súplicas, ayunos y sacrificios dependerá que se acorten o se alarguen.

Acordaos que mi Padre no se complace con vuestros sufrimientos, sois vosotros habitantes de la tierra que
con vuestro pecado, soberbia y adulterio espiritual, traeréis las guerras y la muerte; de vuestra oración
dependerá la vida. "Todo aquel que se aparte de mí perecerá. Ya el hacha está en la raíz del árbol, y todo
árbol que no dé fruto, será cortado, talado y tirado al fuego".

Ya sonaron las primeras trompetas anunciando que la batalla espiritual ha comenzado, recogeos y agrupaos
y formad fortines de oración, para que os integréis a mis ejércitos Celestiales. El amor, la oración, unidos
a la fe, serán las armas que destruyan toda fuerza del mal; debéis de repeler todo ataque que mi adversario
os plantee; acordaos que vuestra mente y vuestra carne son presas fáciles de argucia de mi adversario,
mortificar la carne y los sentidos con oración y ayuno, orad a todo instante para que ninguna fuerza del
mal, pueda apartarlos de mi amor, reprendan espiritualmente espíritus de aire, envidia, venganza y Jezabel.

Todo grupo de oración y todo aquel que camine en mis caminos debe fortalecerse con la Armadura
Espiritual de Efesios 6,10-18 y reforzarla con el salmo 91.

La protección espiritual de mi Salmo 91 os protegerá, el será el pasaporte para salir a la calle, acordaos
que no sabéis en qué lugar os sorprenderán las catástrofes, estáis avisados, esta Armadura que os doy
hacedla también en fe por vuestros hijos y familiares a ellos también alcanzará mi protección espiritual. La
hora de la justicia Divina ha comenzado y todos aquellos que son de la luz deben tener sus lámparas
encendidas para que alumbren la oscuridad que se aproxima, y cieguen toda maldad y todo ataque del
adversario.

HIJOS MÍOS, OVEJAS DE MI GREY, ESTAS SON LAS ARMAS PARA EL COMBATE:
1.- Armadura espiritual (Efesios 6. 10-18) (todos los días).
2.- Rezo del Santo Rosario unidos espiritualmente a mi Madre (todos los días).
3.- Salmo 91 (todos los días).
4.- Poderosa Oración de Protección (todos los días).
5. Consagración a la Preciosa Sangre (rezar todos los días meditando).
6.- Cumplimiento de mis preceptos (Mandamientos de la Ley de Dios).
7.- Estar en Gracia de Dios (Confesión y Comunión, ojalá mis guerreros reciban la Comunión Diaria).
8.- Comunión Espiritual para los tiempos de la gran prueba, donde no vais a poder recibir mí Cuerpo y mi
Sangre, fe, confianza, esperanza, caridad, amor con vuestros hermanos, porque vais a ser probados en esto
y ante todo en el amor.
9.- Oración constante y vigilante para que no os sorprenda los ataques del adversario.
Todo soldado debe estar listo y preparado, para que no lo sorprenda el enemigo sin protección. Estad pues
atentos, andad despiertos para que no los coja la noche y no lo lamentéis. Adelante que la victoria es de
vuestro Dios. Defended mi doctrina y mi verdad aun con vuestra vida, no os dejéis engañar, el arma sutil
de las mentiras apartará a muchos de mí, haciéndolos perder la fe; sed mansos como ovejas y astutos como
serpientes, no os dejéis confundir. Uníos espiritualmente con la fuerza de la oración, unida al Corazón
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Inmaculado de María vuestra Madre y a los Ejércitos Celestiales de Ángeles y Arcángeles os darán la
victoria.

Que mi paz os acompañe. Que mi Madre y mis Ángeles os asistan. La Fuerza de mi Espíritu os guíe. Yo
estaré con vosotros hasta la consumación de los tiempos. Soy vuestro Pastor: Jesús Salvador de su pueblo.

Toda oración que hagáis hacedla en unión espiritual con mi Madre y mis Ángeles. Decid:
"Me uno en oración al Corazón Inmaculado de María y a los ejércitos Celestiales
para repeler toda maldad de los demonios. Hago extensiva esta oración a mi
familia, hermanos y parientes y en general al mundo entero. Jesús, María y José
sálvanos de todo mal".

1. (EFESIOS 6. 10-18). Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su


poder. Revístanse con la Armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del
demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra
los principados y potestades, contra los soberanos de este mundo de tinieblas, contra
los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la Armadura de Dios,
para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado
todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la Verdad y
vistiendo la Justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena
Noticia de la Paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la Fe, con el que podrán
apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la Salvación, y la
espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de
Oraciones y Súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia
incansable a Interceder por todos los hermanos.

2. SALMO 91. Tú que vives bajo la protección del Dios Altísimo y moras a la sombra
del Dios Omnipotente, di al Señor: "Eres mí fortaleza y mí refugio, eres mi Dios en quien
confió". Pues Él te librará de la red del cazador, de la peste mortal; te cobijará bajo sus
alas y tú te refugiarás bajo sus plumas. Su lealtad será para ti escudo y armadura. No
temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela en el día, ni a la peste que avanza en
las tinieblas, ni al azote que asola el mediodía. Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a
tu diestra; a ti no te alcanzarán. Te bastará abrir los ojos, y verás que los malvados
reciben su merecido, ya que has puesto tu refugio en el Señor y tu cobijo en el Altísimo.
A ti no te alcanzará la desgracia, ni la plaga llegará a tu tienda, pues Él ordenó a sus
Santos Ángeles que te guardarán en todos tus caminos, que te llevarán en sus brazos
para que tu pie no tropiece con piedra alguna, andarás sobre el león y la serpiente,
pisarás al tigre y al dragón. Porque él se ha unido a Mí yo lo libraré, lo protegeré pues
conoce mi Nombre; si me llama, Yo le responderé, estaré con él en la desgracia. Lo
libraré y lo llenaré de honores, le daré una larga vida, le haré gozar de Mi salvación.

3. PODEROSA ORACIÓN DE PROTECCIÓN. "Oh Coraza de la Sangre del Redentor;


protégeme en todos mis caminos y batallas espirituales; cubre mis pensamientos,
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potencias y sentidos con tu Coraza Protectora, reviste mi cuerpo con tu poder. Que
los dardos incendiarios del maligno, no me toquen ni en el cuerpo, ni en el alma; que ni
el veneno, ni el hechizo, ni el ocultismo me hagan daño; que ningún espíritu encarnado
o descarnado me perturbe; que satanás y sus huestes del mal, huyan de mí al ver la
Coraza de Tu Sangre Protectora. Libérame de todo mal y peligro Gloriosa Sangre del
Redentor, para que pueda cumplir la misión que me ha sido encomendada y dar gloria
a Dios. Me consagro y Te consagro mi familia voluntariamente al Poder de Tu Sangre
Protectora. ¡Oh mi Buen Jesús, libérame a mí, a mi familia y seres queridos de todo mal
y peligro. Amén.

4. CONSAGRACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE DE JESUCRISTO. Consciente de mi nada


y de tu sublimidad, Misericordioso Salvador, me postro a tus pies, y te agradezco por la
gracia que has mostrado hacia mí, ingrata criatura. Te agradezco especialmente por
liberarme, mediante tu Sangre Preciosa, del poder destructor de satanás. En presencia
de mi querida Madre María, mi Ángel Custodio, mi Santo Patrono y de toda la Corte
Celestial, me consagro voluntariamente, con corazón sincero, oh queridísimo Jesús, a tu
Preciosa Sangre, por la cual has redimido al mundo del pecado, de la muerte y del
infierno.
Te prometo, con la ayuda de tu gracia y con mi mayor empeño, promover y propagar la
Devoción a tu Sangre Preciosa, precio de nuestra redención, a fin de que tu Sangre
adorable sea honrada y glorificada por todos. De esta manera, deseo reparar por mi
deslealtad hacia tu Preciosa Sangre de Amor y compensarte por las muchas
profanaciones que los hombres cometen en contra del precioso precio de su salvación.
¡Oh, si mis propios pecados, mi frialdad y todos los actos irrespetuosos que he cometido
contra Ti, oh Santa y Preciosa Sangre, pudieran ser borrados! He aquí, querido Jesús,
que te ofrezco el amor, el honor y la adoración que tu Santísima Madre, tus fieles
discípulos y todos los santos han ofrecido a tu Preciosa Sangre. Te pido que olvides mi
falta de fe y frialdad y que perdones a todos los que te ofenden. ¡Oh Divino Salvador!
Rocíame a mí y a todos los hombres con tu Preciosa Sangre, a fin de que te amemos, oh
Amor Crucificado, de ahora en adelante con todo nuestro corazón y, que dignamente
honremos el precio de nuestra salvación! Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en
las necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡oh Virgen siempre gloriosa
y bendita.
Que mi paz os acompañe. No temáis, Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los tiempos. Soy
vuestro Maestro y Pastor. Jesús, el Buen Pastor de todos los tiempos. Ovejas de mi grey, no os quedéis
quietas: propagad mis mensajes al mundo entero.

5. ROSARIO DE SAN MIGUEL. Se empieza con:


 Un Credo,
 Un Padrenuestro,
 luego: "Mi alma alaba y glorifica a Dios". (3 veces).
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 Luego: "San Miguel, San Gabriel, San Rafael, rogad a Dios por mí y por mi familia".
(3 veces).
 Luego se dice: "Quién como Dios".
R/ "Nadie como Dios". (10 veces).

 Al terminar de decir las 10 veces se vuelve a comenzar desde el Padre Nuestro.

 Al terminar el Rosario se dice:


Gloria a Dios en cielo, y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor. Por tu inmensa gloria Te alabamos, Te bendecimos, Te adoramos,
Te glorificamos, Te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del
Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el
pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú que estás sentado a la derecha del
Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.

 Al terminar esta oración se dice:


"Dad Gloria al Dios de los cielos". R/: "Porque es eterna su misericordia". (7 veces).

6. ORACIÓN DE COMBATE DE SAN MIGUEL. Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso
al Padre Celestial con el rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos:

San Miguel Arcángel defiéndenos en la pelea contra satanás y sus demonios; sed nuestro
amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y
que Dios haga oír Su voz imperiosa para que expulse a satanás y sus demonios que quieren
hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién como Dios, someta a satanás y sus
demonios bajo nuestros pies. Amén".

7. COMUNIÓN ESPIRITUAL. ¡Oh Sangre de Jesucristo, yo te adoro en tu Eucarística


presencia en el altar! Yo creo en tu poder y dulzura. Penetra en mi alma y purifícala,
en mi corazón e inflámalo. Preciosa Sangre de Jesús, realmente presente en la Sagrada
Hostia, alumbra mi inteligencia, toma posesión de mi mente, circula siempre por mis
venas, que todos mis sentidos sean marcados con Tu Divina Unción, que mi corazón
palpite sólo por Tu gloria y que mis labios Te exulten por siempre. (La Comunión Espiritual,
hecha 3 veces, servirá de alimento espiritual para los días de la purificación, cuando no se pueda recibir la Hostia
Consagrada).

8. ROSARIO DEL BUEN PASTOR. Dado para los tiempos de la tribulación.


- Se empieza con un Credo y un Padrenuestro.
- En cada decena se dice: "Oh buen Pastor",
R/: "Sé nuestro amparo y nuestro refugio".
- Al terminar cada decena: "Yo soy el Buen Pastor y el Buen Pastor da la vida por sus
ovejas".
Se reza un Padrenuestro, Y se continúa con la segunda decena. Y así sucesivamente.
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- Al terminar el Rosario se reza el salmo 23.

9. SALMO 23. EL SEÑOR ES MI PASTOR. Él es mi Pastor: nada me puede faltar, ante


mí está la Mesa y la Copa de Cristo; recibí mejor que la Unción de Aceite Sagrado, la del
Espíritu Santo (1Jn 2,27); espero, no el descanso de la muerte, sino el de la resurrección
junto al Padre. El Señor es mi Pastor, nada me falta, en verdes pastos Él me hace reposar
y a donde brota agua fresca Me conduce. Fortalece mi alma, por el camino del bueno
me dirige por amor de su Nombre. Aunque pase por quebradas muy oscuras no temo
ningún mal, porque Tú estás conmigo, tu bastón y tu vara me protegen. Me sirves a la
mesa frente a mis adversarios; con aceite Tú perfumas mi cabeza y rellenas mi copa.
Me acompaña Tu Bondad y Tu Favor mientras dura mi vida, mi mansión será la casa del
Señor por largo, largo tiempo.

V. ORACIONES PARTICULARES PARA HACER CADA DÍA.

1. ORACIÓN CORTA Y EFICAZ DE REPARACIÓN AL ETERNO PADRE. Padre Eterno,


te ofrezco todas las heridas de tu amado Hijo Jesucristo, los dolores y las agonías de su
Sacratísimo Corazón, y su Preciosa Sangre la cual fue derramada de todas sus heridas,
en reparación por mis pecados y los pecados del mundo entero. Amén. (3 veces).
“Todos los que adoran mi Sangre Preciosa, consuelan a mi Padre, que ama mucho a su
Hijo. Mientras adoran mi Sangre Preciosa, los dolores de mi Sagrado Corazón son
aliviados. El sufriente Corazón de mi Madre también será consolado. Hijos, adoren mi
Sangre Preciosa siempre y ofrézcanla a mi Padre para obtener misericordia.
Escuchen esta oración. Récenla tres veces, yo les aseguro que la Divina Misericordia se
multiplicará. Récenla para que sean librados del fuego de la purificación. Hijos, denla a
conocer a todo el mundo”.
2. ORACIÓN INICIAL. "Me uno en oración al Corazón Inmaculado de María y a los
Ejércitos Celestiales para repeler toda maldad de los demonios. Hago extensiva esta
oración a mi familia, hermanos, parientes y en general al mundo entero. Jesús, María y
José sálvanos de todo mal." Amén.
3. ORACIÓN PARA PEDIR EL ESPÍRITU SANTO. Eterno Padre, en nombre de
Jesucristo y por la intercesión de María Virgen Inmaculada, mándame el Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo a mi corazón y santifícalo. Ven, Padre de los pobres y alíviame. Ven,
autor de todo bien y consuélame. Ven, luz de las mentes e ilumíname. Ven, consolador
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de las almas y confórtame. Ven, dulce Huésped de los corazones y no te apartes de
mí. Ven, verdadero refrigerio de mi vida y renuévame.
Gloria… 3 veces.
Espíritu Santo, eterno amor, ven a nosotros con tus ardores, ven, inflama nuestros
corazones. Amén.
4. ORACIÓN POR LOS DIFUNTOS. (Dictada a María Valtorta). ¡Oh Jesús!, que con Tu gloriosa
Resurrección nos has mostrado cómo serán eternamente los 'hijos de Dios', concede la
santa resurrección a nuestros seres queridos, fallecidos en tu Gracia, y a nosotros, en
nuestra hora.
Por el sacrificio de tu Sangre, por las Lágrimas de María, por los méritos de todos los
Santos, abre tu Reino a sus espíritus.
¡Oh Madre!, cuya aflicción finalizó con la alborada pascual ante el Resucitado y cuya
espera de reunirte con Tu Hijo cesó en el gozo de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro
dolor librando de las penas a quienes amamos hasta más allá de la muerte, y ruega por
nosotros que esperamos la hora de volver a encontrar el abrazo de quienes perdimos.
Mártires y Santos que estáis jubilosos en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a Dios,
y una fraterna a los difuntos que expían, para rogar al Eterno por ellos y para decirles a
ellos: 'He aquí que la paz se abre para vosotros'.
Amados, tan queridos, no perdidos sino separados, que vuestras oraciones sean para
nosotros el beso que añoramos, y cuando por nuestros sufragios estaréis libres en el
Beato Paraíso con los Santos, protegednos amándonos en la perfección, unidos a
nosotros por la invisible actividad y amorosa Comunión de los Santos, anticipo de la
perfecta reunión de los 'benditos' que nos concederá, además de gozarnos con la visión
de Dios, el encontraros como os tuvimos, pero sublimados por la gloria del Cielo." Amén.
5. ORACIÓN PARA SALVAR ALMAS DE IR AL INFIERNO. ¡Oh Jesús, Redentor del
hombre!, que tanto sufriste por el amor y la salvación de los pecadores, sabiendo que
no todos iban a aceptar tu Sacrificio.
SIN NINGÚN MÉRITO POR MI PARTE, yo quiero unirme a esos tus sentimientos de
Amor, de Perdón y Misericordia y pedirte en este día la salvación de mil pecadores por
cada latido de mi pobre corazón, unidos a los latidos del Vuestro y a los del Corazón
Inmaculado de María, vuestra Santísima Madre y nuestra, que nos disteis al pie de la
Cruz. Os lo suplico, por vuestra Preciosa Sangre y vuestra Divina Misericordia. Amén.
⁃ Acuérdense que en Fátima la Virgen dijo que muchos iban al infierno porque no se oraba por ellos.
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6. ORACIÓN PARA BAUTIZAR A LOS NIÑOS ABORTADOS. Padre Celestial, tu amor
es eterno, en tu Océano de Amor tú salvaste al mundo por mediación de tu Único Hijo,
Jesucristo. Ahora mira a tu Único Hijo sobre la Cruz, que está constantemente
sangrando por el amor a su pueblo y perdona al mundo.
Purifica y bautiza a los niños abortados con la Preciosa Sangre y Agua del Sagrado
Costado de tu Hijo, que murió colgado en la Cruz por su salvación. En el Nombre del
Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Que ellos por la Bendita Muerte de Jesucristo, ganen la vida eterna, por sus Llagas sean
sanados, por su Sangre Preciosa sean liberados, para gozar con los Santos del Cielo.
Amén.
- Por medio de esta oración un gran número de bebés no nacidos, serán salvados; rézala diariamente y
hazla conocer en este mundo.
- Quienquiera que la enseñe no se perderá. Las almas de los inocentes no dejarán que se pierda.
- Yo, con mi amor y misericordia, los protegeré de caer en pecado mortal. Jesús a Bernabé Nwoye.

7. OFRECIMIENTO DIARIO DE VIDA. Mi amado Jesús: delante de las Personas de la


Santísima Trinidad, delante de nuestra Madre del Cielo y toda la Corte Celestial, ofrezco,
según las intenciones de tu Corazón Eucarístico y las del Inmaculado Corazón de María
Santísima: toda mi vida, todas mis santas misas, comuniones, buenas obras, sacrificios
y sufrimientos, uniéndolos a los méritos de tu Santísima Sangre y tu Muerte de Cruz;
para adorar a la Gloriosa Santísima Trinidad, para ofrecerle reparación por nuestras
ofensas, por la unión de nuestra Santa Madre Iglesia, por nuestros sacerdotes, por las
buenas vocaciones sacerdotales y por todas las almas hasta el fin del mundo.
Recibe, Jesús mío, mi ofrecimiento de vida y concédeme gracia para perseverar en él
fielmente hasta el fin de mi vida. Amén.
8. ORACIÓN PARA PEDIR LA SALVACIÓN DEL ALMA Y DE LOS HOMBRES. Jesús
mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que Os ofrezca y que ofrezca por
Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida abierta en vuestro
Divino Corazón en el Árbol de la Cruz.
Dignaos aplicar eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a
los pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres con
el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en vuestro
Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.
9. ORACIÓN POR LOS QUE MUEREN HOY. Oh Misericordiosísimo Jesús, abrazado en
ardiente amor a las almas os suplico, por las Agonías de vuestro Sacratísimo Corazón y
por los Dolores de vuestra Inmaculada Madre, que lavéis con vuestra Sangre a todos los
pecadores de la tierra que están ahora en agonía y tienen que morir hoy.
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- Corazón Agonizante de Jesús, tened misericordia de los moribundos, amén. 3 veces.

10. CONSAGRACIÓN A DIOS PADRE. Padre Amado, por favor acepta el ofrecimiento
de todo mi ser: cuerpo, mente y espíritu.
Te alabo por tu Creación, por tus Obras y Maravillas. Te agradezco por darme la vida y
por todo lo que has hecho por mí. Te ofrezco, todo aquello que con tanta generosidad
me has concedido. Con toda sinceridad, me arrepiento de no conocerte, amarte, servirte
ni honrarte como debería.
En esta oportunidad quiero asumir mi herencia como hijo Tuyo con todo el gozo y
responsabilidades que correspondan. Te doy mi “sí” para que puedas disponer de mí
como un instrumento de tu Divina Voluntad. Hago la solemne promesa de serte fiel y
Te pido me concedas la gracia de la firmeza y la perseverancia en mi fe.
Padre mío, el más Amado, Cuidadoso y Misericordioso de todos los Padres: en tu Divina
Presencia, proclamo sinceramente mi amor por Ti. Te ofrezco todo mi ser y toda mi
familia... Solemnemente me consagro a Ti junto a los míos ahora y por siempre.
Padre Amado, como tu hijo, Te pido que envíes a María para que me conduzca hacia
Jesús y que Jesús me envíe el Espíritu Santo, para que Ellos puedan llevarme ante Ti.
Que Tú puedas vivir en mí y conmigo -un templo vivo preparado por María, dedicado
por Jesús y purificado por el Espíritu Santo-. Permite que pueda estar siempre en Ti y
Contigo.
Concédeme la gracia de ser un auténtico hijo tuyo, un amigo íntimo y verdadero, uno de
los que Te ama sobre todas las cosas; y cuando vengas a recogerme en mi último
momento, me lleves a tu Hogar para estar Contigo.
Te pido además Padre, por el bien de la humanidad:
-Ten misericordia de todos tus hijos, en su pasado, presente y futuro.
- Trae la paz al mundo y reúne a todos tus hijos alrededor Tuyo.
- Haz que venga a nosotros tu Reino y se haga Tu Voluntad en la tierra y en el Cielo.
Amén.
11. CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y AL CORAZÓN
INMACULADO DE MARÍA. Sagrado Corazón de mi adorado Jesús, manantial de
misericordia infinita, recibe en este día la entrega total de mi ser. Toma mi vida, la
ofrezco a Ti. Sea tu Corazón Sacrosanto, manantial de gracias, no sólo para mí, sino para
toda la humanidad, la cual en este momento junto a mí, entrego a Tu protección.
Te entrego mi corazón, para que éste te ame sólo a Ti. Te entrego mi vista para que yo
mire tu Amor por doquier. Te entrego mis oídos para que éstos escuchen tu latir.
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Te entrego mi pensamiento para que éste, resguardado por Ti, sea constantemente
himno de verdadera ciencia. Te entrego mis manos y mis pies para que sean a tu
semejanza bendición para mis hermanos y hermanas.
Sagrado Corazón de mi adorado Jesús, hoy te acepto como mi refugio en todo momento
de angustia y tribulación, te acepto como protector y custodio de mi vida sobre todo en
los momentos de tentación.
Sagrado Corazón de mi adorado Jesús, desde hoy me entrego totalmente a Ti. Te ruego
me ampares en esta vida para que nada ni nadie me separe de Ti.
Manantial Infinito de Misericordia, toma posesión de mi ser, yo a cambio prometo
amarte y hago propósito de no ofenderte jamás. Acoge, te ruego, esta mi Consagración
a Ti y guárdame desde este momento como posesión Tuya. Amén.
CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
Yo... me entrego, Madre, a Tu protección y a Tu guía; no deseo caminar solo en medio
de la tempestad de este mundo. Ante Ti me presento, Madre del Divino Amor, con mis
manos vacías, pero con mi corazón colmado de amor y esperanza en Tu intercesión. Te
ruego me enseñes a amar a la Santísima Trinidad con Tu mismo Amor, para no ser
indiferente a Sus llamados ni indiferente a la humanidad.
Toma mi mente, mi pensamiento, mi consciente e inconsciente, mi corazón, mis deseos,
mis expectativas, y unifica mi ser en la Voluntad Trinitaria, como lo hiciste Tú, para que
la Palabra de Tu Hijo no caiga en terreno árido.
Madre, unido(a) a la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo sangrante y despreciado, en este
instante de oscuridad, elevo a Ti mi voz suplicante para que la discordia entre los
hombres y los pueblos sea aniquilada por Tu Amor Materno.
SOLEMNEMENTE TE CONSAGRO HOY, MADRE SANTÍSIMA, TODA MI VIDA DESDE MI
NACIMIENTO. CON PLENO USO DE MI LIBERTAD, RECHAZO AL DEMONIO Y SUS
MAQUINACIONES Y ME ENTREGO A TU INMACULADO CORAZÓN. TÓMAME DE TU
MANO DESDE ESTE INSTANTE, Y A LA HORA DE MI MUERTE, PRESÉNTAME ANTE TU
DIVINO HIJO.
Permite Madre de Bondad, que ésta mi consagración, sea llevada por manos de los
Ángeles a cada corazón para que se repita al infinito en cada criatura humana. Amén.
12 ORACIÓN PARA PEDIR LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO. - María Santísima
concédenos x Tu intercesión, el Don de (...).
- Nuestra Señora del Paraná, que el/la (...) reine en nuestra vida como reinó en la tuya
y en la de tu Hijo muy amado.
- Que el/la (...) reine en el mundo para la Gloria de la Santísima Trinidad. Amén.
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⁃ Avemaría. (Así se hace con cada uno de los siete dones.)

DONES: 1 Sabiduría, 2 Piedad, 3 Fortaleza, 4 Consejo, 5 Temor de Dios, 6 Ciencia, 7 Entendimiento.

13. ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD POR MÍ. Dada a Catalina Rivas. PADRE DIOS:
Padre santo, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de Amor, Padre Creador: te amo,
te alabo, te adoro; creo firmemente en tu amor, creo en tu poder creador, creo en tu
perdón porque lo he experimentado, creo que Tú eres un Dios lleno de compasión y
lleno de misericordia para con nosotros. Padre, creo que Tú nos amaste tanto que nos
diste a Jesús, tu Hijo Unigénito, como nuestro único y suficiente Salvador. ¡Oh, Padre!,
hoy, movido por tu Palabra, quiero estar en tus manos, quiero entregarme total e
incondicionalmente a Ti y a tu amor.
AMADO JESÚS: toca mi corazón, lléname de tu presencia, con tu amor, con tu poder.
Únenos en una sola fe, en un solo bautismo, en un solo espíritu, para que podamos
adorarte. Tú eres el amor del Padre para con nosotros, te agradezco, Señor por tu Sí al
Padre, por tu obediencia, por ser nuestro intercesor delante del Padre. Jesús, unido a
tu Corazón, quiero abrirme totalmente a tu amor, a tu Espíritu para poder, Contigo, en
Ti y por Ti, adorar a nuestro Padre eterno. Solamente a través Tuyo puedo sentir,
experimentar y probar este amor que salva, cura y libera. Te amo, Jesús, te agradezco
y quiero decir sí a este amor tan grande. Quiero abrir mi corazón en un acto de fe, un
acto de mucha confianza, un acto de mucha entrega y quiero acogerte en mi vida. Señor,
puede ser que Tú encuentres mi corazón en mal estado, tal vez con pecados, sin alegría,
sin mucha esperanza, lleno de amargura, lleno de dolor y angustia, pero tu Palabra me
ha llenado de esperanza y de fe. Sé que solamente Tú puedes expulsar de mí todo este
vacío de vida, de angustia, todo este estado de búsqueda. Tú eres la vida y yo te acojo
en mí, te recibo como a mi salvador.
Ten misericordia de mí, ven a mi corazón y lávame en tu Sangre Preciosa, perdona mis
pecados. Ten misericordia de los tiempos en que andaba en la ignorancia de tus Leyes,
de tu Palabra, de tu Amor. Ten compasión de todo el odio que encuentres en mi
corazón; ten compasión de tanta amargura, de tanto rencor, de tantas ideas tontas, de
tanto deseo de venganza. Jesús, ten misericordia, mira los lugares de mi ser que están
sometidos al mal… a veces no logro vencer las tentaciones, ten misericordia de mí y por
el poder de tu Nombre y de tu Sangre, líbrame.
Tú sabes que mi confianza y mi esperanza están en Ti. Todo aquel que deposita lo suyo
en Ti es una nueva criatura que no puede ya estar bajo el dominio de satanás, bajo el
dominio del pecado, sino bajo tu Gracia. Señor, dame la gracia de ser inundado con tu
Espíritu, de ser lavado. Que esta fuente de Agua Viva brote en mi corazón y me arrastre
hacia la vida eterna, limpiándome, purificándome, vivificándome, curándome,
salvándome.
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ESPÍRITU SANTO DE DIOS: Amor del Padre y del Hijo, ven a mi corazón. Tú, que eres
la Luz Divina, expulsa las tinieblas que existen dentro de mí, quema toda maldad que
encuentres en mí. Ven Espíritu de Amor, yo te pido en el Nombre de Jesús que hagas de
mí una criatura nueva; ven Señor y cura mi corazón.
Te lo entrego todo: mis sufrimientos, mis dolores, mis pecados; toda rebeldía que pueda
existir dentro de mí; Te entrego todo apego a las cosas materiales, toda falta de
conciencia de pecado. Te entrego lo que soy, lo que tengo y lo que puedo.
Espíritu de Amor, dame el Don de la Oración, dame el entendimiento de tu Palabra;
revélame la presencia de Jesús en la Eucaristía; intégrame en tu Iglesia, dame el gusto
por la vida espiritual. Te lo pido con mi Madre, la Virgen María, Quien camina conmigo
e intercede por mí y en Nombre de mi amado Jesús. Amén.
14. OFRENDA DE LA PROPIA VOLUNTAD A LA REINA DEL CIELO. Dada a Luisa Picarreta.
Mamá Dulcísima, heme aquí postrado ante tu trono: soy tu hijo el más pequeño, que
quiero darte todo mi amor filial, y como hijo tuyo quiero reunir todos los sacrificios, las
invocaciones, las promesas que tantas veces he hecho de no hacer nunca más mi
voluntad, y formando una corona quiero ponerla en tu regazo, como prueba de mi amor
y de mi agradecimiento hacia Ti, que eres mi Madre. Pero esto no me basta; quiero que
la tomes en tus manos, en señal de que aceptas mi regalo y al contacto de tus dedos
maternales me la conviertas en tantos soles, al menos por cuantas veces he querido
hacer la Voluntad Divina en mis pequeños actos. Ah, sí, Madre y Reina, este hijo tuyo
quiere tributarte un homenaje de luz y de soledad refulgentísimos... Sé que Tú ya
posees tantos de estos soles, pero no son los soles de este tu hijo; por eso quiero darte
los míos para decirte que te amo, y para hacer que me ames.
Mamá Santa, tú me sonríes y con toda bondad aceptas mi regalo, y yo de corazón te doy
las gracias; pero quisiera decirte tantas cosas... Quiero encerrar en tu Corazón materno
mis penas y mis temores, mis debilidades y todo mi ser, como en el lugar de mi refugio;
quiero consagrarte mi voluntad. Sí, oh Madre Mía, acéptala; haz de ella un triunfo de la
Gracia y un campo en el que la Divina Voluntad extienda su Reino. Esta voluntad mía,
consagrada a Ti, nos hará inseparables y nos tendrá en una relación continua; las
puertas del Cielo no se cerrarán para mí, porque habiéndote consagrado mi voluntad,
me darás a cambio la tuya. Así que o la Madre vendrá a estar con su hijo en la tierra o el
hijo irá a vivir con su Madre en el Cielo... Oh, ¡qué feliz seré!
Oye, Mama Queridísima para hacer aún más solemne la Consagración de mi voluntad a
Ti, llama a la Trinidad Sacrosanta, a todos los Ángeles y los Santos, y en la presencia de
todos declaro y con juramento, que hago solemne consagración de mi voluntad a mi
Madre Celestial. Así sea.
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Reina Soberana, viviendo en la Divina Voluntad te pido para mí y para todos tu santa
bendición, descienda ésta como celestial rocío sobre los pecadores y los convierta,
sobre los afligidos y los consuele, sobre el mundo entero y lo transforme al bien, sobre
las Almas del Purgatorio y extinga en ellas el fuego que las quema. Tu bendición
materna sea prenda de eterna salvación para todas las almas. Así sea.
15. CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN CASTO DE SAN JOSÉ. Guardián de las vírgenes y
santo padre San José, a cuyo fiel cuidado fueron encomendados Cristo Jesús, la
Inocencia misma, y María, Virgen de las vírgenes; Yo... me consagro a tu honor y me
entrego enteramente a Ti, para que seas siempre mi padre, mi protector, amigo y mi
guía en el camino de la Salvación.
Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente por la vida interior. Te
pido que, siendo preservado de toda impureza, pueda con una mente limpia, un corazón
puro y un cuerpo casto, servir siempre más castamente a Jesús y María todos los días
de mi vida. Siguiendo tu ejemplo que pueda yo también realizar todas mis acciones
para la mayor gloria del Padre, en unión con el Sagrado Corazón de Jesús y el
Inmaculado Corazón de María; y Tú, oh bendito San José, ruega por mí para que pueda
participar de la paz y alegría de tu santa muerte y vida. Amén.
16. CORONILLA POR LA CUAL CLAMARÁN MISERICORDIA. Es la coronilla de reparación a
la santísima Trinidad por los pecadores del mundo. Dada por la Santísima Virgen María.

- Se comenzará haciendo la Señal de la Cruz. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
⁃ La invocación a Dios Espíritu Santo, como fue revelada. Dirás 3 veces: Ven
mi Dios Espíritu Santo a
través de la poderosa intercesión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María, tu
Amadísima Esposa.
⁃ Divino Espíritu Santo,
Luego la oración al Espíritu Santo, que también fue revelada:
Esposo de María, mi Dios y Señor: enciende en cada alma el Fuego de un Nuevo
Pentecostés, para que nos consagremos como Apóstoles del Doloroso e Inmaculado
Corazón de María y Apóstoles de los Últimos Tiempos. Protege con tu Sombra a la
Iglesia. Salva a las almas del mundo. Y realiza el Reino Inflamado de Amor de los
Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María. Amén.
⁃ PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, GLORIA Y CREDO.

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo: Te Adoro


⁃ En las 5 cuentas grandes:
profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad, de tu
Amadísimo Hijo realmente presente en los Sagrarios de la tierra, en Expiación,
Desagravio, Reparación, Adoración y Consuelo, por las Blasfemias, Sacrilegios e
Indiferencias con las que Jesús es ofendido. Te ofrezco los Infinitos Méritos del Sagrado
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Corazón Eucarístico de Jesús y del Doloroso e Inmaculado Corazón de María, por la
conversión de los pobres pecadores y la paz del mundo.
⁃ En las 10 cuentas pequeñas: Dios mío: yo creó, adoro, espero y te amo;

R/ Y te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.


⁃ Jaculatorias al final de cada misterio: Corazón Doloroso e Inmaculado de María ruega por
nosotros que nos refugiamos en Ti.
- Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús venga a nosotros tu Reino Eucarístico, a través
del Triunfo del Doloroso e Inmaculado Corazón de María, nuestra Madre en la Divina
Voluntad y el Triunfo de la Cruz en el Espíritu Santo, extendiendo la Llama de Amor
Santo y Divino en todos los corazones. Amén.
- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo
a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita Misericordia.
Amén.
⁃ Al terminar, 3 veces: Dios
Padre, mira el Rostro sufriente y el Corazón Traspasado de tu
Hijo Jesucristo y convierte en elegidos a los pobres pecadores.
Sacratísimo
⁃ Al final: Consagración al Corazón Eucarístico de Jesús, que la Santísima Virgen dio en Akita:
Corazón Eucarístico de Jesús, verdaderamente presente en la Santa Eucaristía, Te
consagro mi cuerpo y mi alma, para ser enteramente uno con Tu Corazón sacrificado
cada instante en todos los altares del mundo, dando alabanza e implorando al Padre por
la Venida de Su Reino. Ruego que recibas esta humilde ofrenda de mi ser. Utilízame
como quieras para la gloria del Padre y salvación de las almas.
Santísima Madre de Dios no permitas que jamás me separe de tu Divino Hijo, te ruego
me defiendas y protejas como tu hijo especial. Amén.
- En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Quien así lo haga obtendrá paz en su corazón y paciencia para expiar sus pecados. Tu Padre te ama y te bendice.
María Santísima dice:
⁃ Deseo revelarte y dar a todo mi Resto Fiel una Coronilla, por medio de la cual clamarán Misericordia.
- Es la Coronilla de Reparación a la Santísima Trinidad por los pecadores.
⁃ Es una Coronilla completamente mariana, trinitaria y eucarística.
⁃ Al alma que ore esta Coronilla le prometo: Conversión y deseo profundo de santidad, amor y hambre insaciable
por el Pan Eucarístico durante esta vida, haciéndose totalmente un ser eucarístico, prometo la conversión hasta
la quinta generación y el alivio o la liberación de sus familiares en el Purgatorio. Con esta Coronilla intercederán
para que también los más empecinados pecadores se conviertan y se hagan almas escogidas como Apóstoles
de los Sagrados Corazones en este Fin de los Tiempos.

17. CONSAGRACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARETH. Oh Jesús, Redentor


nuestro amabilísimo que habiendo venido a iluminar al mundo con la doctrina y con el
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ejemplo, habéis querido pasar la mayor parte de vuestra vida, humilde y sujeto a
María y a José en la pobre casa de Nazaret, santificando a aquella Familia que había de
ser el modelo de todas las familias cristianas; acoged benigno la nuestra, que ahora se
dedica y consagra a Vos. Dignaos protegerla, guardarla y establecer en ella vuestro
santo temor, con la paz y concordia de la caridad cristiana, para que imitando el ejemplo
divino de vuestra Familia, pueda alcanzar toda entera, sin faltar uno solo, la eterna
bienaventuranza.
Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, con vuestra piadosa intercesión haced que
sea aceptable a Jesús esta humilde ofrenda, y obtenednos su gracia y bendición.
Oh San José, custodio santísimo de Jesús y de María, socorrednos con vuestras
plegarias en todas las necesidades espirituales y temporales, a fin de que en unión con
María y con Vos, podamos bendecir eternamente a nuestro divino Redentor Jesús.
Amén.

VI. OTRAS ORACIONES.

 ÁNGELUS DE SAN JUAN DE LA CRUZ. 1. Llamó Dios a un Ángel que San Gabriel
se decía,
R/ De cuyo consentimiento el Misterio se hacía. (Dios te salve María…).
2. Y aunque Tres hace la Obra, en el Uno se hacía,
R/ Y quedó el Verbo encarnado en el Vientre Purísimo de la Santísima Virgen María.
(Dios te salve María…).
3. Y el que tenía solo Padre, ya también Madre tenía,
R/ Por lo cual Hijo de Dios y del Hombre se decía. (Dios te salve María…).
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R/ Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Señor
Jesucristo.
OREMOS: Derrama, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que habiendo
conocido por el anuncio del Ángel la Encarnación de Jesucristo tu Hijo, lleguemos por
los méritos de su Pasión y Cruz a la gloria de la Resurrección. Por el mismo Jesucristo
nuestro Señor. Amén.

 SANTO ÁNGEL DE MI GUARDA. 1. Oración que debe hacerse junto al Ángelus. Santo
Ángel de mi Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día,
hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos: Jesús, José y María.
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Santo Ángel de mi Guarda, no te alejes de mí, si tú me dejas, ¿qué será de mí? Santo
Ángel de ni Guarda, ruega a Dios por mí.

ORACIÓN A NUESTRO ÁNGEL DE LA GUARDA. 2. Ángel santo de la guarda,


compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día. Aunque
espíritu invisible, sé que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones y cuenta todos mis
pasos. En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi
pecho tus alas de nácar y oro. Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo hacia Dios, que me lo envía. Testigo de lo invisible, presencia
del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía. En presencia de
los Ángeles, suba al cielo nuestro canto: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu
Santo. Amén.

 ORACIONES PARA OFRECER LA SANTA MISA. 1. Oración de san Ambrosio.


¡Oh mi piadoso Señor Jesucristo! Yo pecador, sin presumir de mis méritos, sino
confiando en tu bondad y misericordia, temo y vacilo al acercarme a la mesa de
tu dulcísimo convite, pues tengo el cuerpo y el alma manchados por muchos
pecados, y no he guardado con prudencia mis pensamientos y mi lengua.
Por eso, oh Dios bondadoso, oh tremenda Majestad, yo, que soy un miserable lleno de
angustias, acudo a ti, fuente de misericordia; a ti voy para que me sanes, bajo tu
protección me pongo, y confió tener como salvador a quien no me atrevería a mirar
como juez. A ti, Señor, muestro mis heridas y presento mis flaquezas. Sé que mis
pecados son muchos y grandes, y me causan temor, mas espero en tu infinita
misericordia. Oh Señor Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre, clavado en la cruz por los
hombres: mírame con tus ojos misericordiosos, oye a quien en ti espera; Tú que eres
fuente inagotable de perdón, ten piedad de mis miserias y pecados.
Salve, víctima de salvación inmolada por mí y por todos los hombres en el patíbulo de
la cruz. Salve, noble y preciosa sangre, que sales de las llagas de mi Señor Jesucristo
crucificado y lavas los pecados de todo el mundo. Acuérdate, Señor, de esta criatura
tuya, redimida por tu sangre. Me arrepiento de haber pecado y deseo enmendar mis
errores.
Aleja de mí, Padre Clementísimo, todas mis iniquidades y pecados, para que, limpio de
alma y cuerpo, sea digno de saborear al Santo de los santos. Concédeme que esta santa
comunión de tu cuerpo y de tu sangre, que indigno me atrevo a recibir, sea el perdón de
mis pecados, la perfecta purificación de mis delitos, aleje mis malos pensamientos y
regenere mis buenos afectos; conceda eficacia salvadora a las obras que a ti te agradan;
y, finalmente, sea la firmísima defensa de mi cuerpo y de mi alma contra las asechanzas
de mis enemigos. Amén.
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2. Oración de santo Tomás de Aquino. Omnipotente y sempiterno Dios, he aquí
que me acerco 11 sacramento de tu unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro; me acerco
como un enfermo al médico de la vida, como un inmundo a la fuente de la misericordia,
como un ciego a la luz de la claridad eterna, como un pobre y necesitado al Señor de
cielos y tierra. Imploro la abundancia de Tu infinita generosidad para que te dignes
curar mi enfermedad, lavar mi impureza, iluminar mi ceguera, remediar mi pobreza y
vestir mi desnudez, para que me acerque a recibir el Pan de los ángeles, al Rey de reyes
y Señor de señores con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y piedad, con
tanta pureza y fe, y con tal propósito e intención como conviene a la salud de mi alma.
Te pido que me concedas recibir no sólo el sacramento del cuerpo y de la sangre del
Señor, sino la gracia y la virtud de ese sacramento. Oh Dios benignísimo, concédeme
recibir el cuerpo de tu unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro, nacido de Virgen María,
de tal modo que merezca ser incorporado a su cuerpo místico y contado entre sus
miembros. Oh Padre amantísimo, concédeme contemplar eternamente a tu querido
Hijo, a quien, bajo el velo de la fe, me propongo recibir ahora. Que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
3. Oración a la Santísima Virgen María. Oh Madre de piedad y de misericordia,
Santísima Virgen María, yo miserable e indigno pecador en ti confío con todo mi corazón
y mi afecto; acudo a tu piedad para que; así como estuviste junto a tu dulcísimo Hijo,
clavado en la cruz, también te dignes estar con clemencia junto a mí miserable pecador,
y junto a todos los sacerdotes que aquí y en toda la santa Iglesia van a celebrar hoy, para
que, ayudados con tu gracia, ofrezcamos una hostia digna y aceptable en la presencia
de la suma y única Trinidad. Amén.
4. Intención de la s. Misa. Yo quiero celebrar el Santo Sacrificio de la Misa y hacer el
Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo según el rito de la Santa Iglesia Romana,
para alabanza de Dios omnipotente y de toda la Iglesia triunfante, para mi beneficio y
el de toda la Iglesia militante, por todos los que se encomendaron a mis oraciones en
general y en particular, y por la feliz situación de la Santa Iglesia Romana. Amén. El
Señor omnipotente y misericordioso nos conceda la alegría con la paz, la enmienda de
la vida, tiempo de verdadera penitencia, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo, y la
perseverancia en las buenas obras. Amén.
Otras oraciones de devoción. 5. A san José. ¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a
quien le fue concedido no sólo ver y oír al Dios, a quien muchos reyes quisieron ver y
no vieron, oír y no oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo! V/.
Ruega por nosotros, bienaventurado José. R/. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Oh Dios, que nos concediste el sacerdocio real;
te pedimos que, así como san José mereció tratar y llevar en sus brazos con cariño a tu
Hijo unigénito, nacido de la Virgen María, hagas que nosotros te sirvamos con corazón
limpio y buenas obras, de modo que hoy recibamos dignamente el sacrosanto Cuerpo y
Sangre de tu Hijo, y en la vida futura merezcamos alcanzar el premio eterno. Por el
mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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6. A los Ángeles y los Santos. Ángeles, Arcángeles, Tronos, Dominaciones,
Principados, Potestades, Virtudes de los cielos, Querubines y Serafines, Santos y Santas
todos de Dios, especialmente mis Patronos, interceded por mí para que pueda ofrecer
dignamente a Dios omnipotente este sacrificio, para alabanza y gloria de su Nombre y
en beneficio mío y de toda su Santa Iglesia. Amén.
7. Renovación de intención. Señor, yo quiero in persona Christi renovar el Divino
Sacrificio del Calvario de modo incruento, y consagrar el Cuerpo y la Sangre de Nuestro
Señor Jesucristo.
8. Ofrenda al Amor Misericordioso. Padre Santo, por el Corazón Inmaculado de
María, os ofrezco a Jesús Vuestro Hijo muy amado, y me ofrezco a mí mismo, en Él, por
Él y con Él, a todas sus intenciones, y en nombre de todas las criaturas.
9. Intención. Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción
con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.

 ACCIÓN DE GRACIAS PARA DESPUÉS DE LA SANTA MISA Y DE LA COMUNIÓN.


1. Gracias Señor, porque en la última cena partiste tu pan y vino en infinitos
trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed... Gracias Señor, porque en el
pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas de tú presencia.
Gracias Señor, porque nos amasteis hasta el final, hasta el extremo que se puede amar:
morir por otro, dar la vida por otro. Gracias Señor, porque quisisteis celebrar tu entrega,
en tomo a una mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor. Gracias
Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes a tu vida, en la medida
en que estamos dispuestos a entregar la nuestra... Gracias, Señor, porque todo el día
puede ser una preparación para celebrar y compartir la eucaristía... Gracias, Señor,
porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar mi camino de fraternidad
con mis hermanos, y mi camino de transformación en Ti...
2. Oración de santo Tomás de Aquino. Gracias te doy, Señor Dios Padre
todopoderoso, por todos los beneficios y señaladamente porque has querido admitirme
a la participación del sacratísimo Cuerpo y Sangre de tu Unigénito Hijo. Suplícote, Padre
Clementísimo, que esta sagrada Comunión no sea para mi alma lazo ni ocasión de
castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo de mi
buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos
y aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad y de todas las virtudes; sea
perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos
visibles e invisibles, perpetua unión contigo sólo, mi verdadero Dios y Señor, y sello feliz
de mi dichosa muerte. Y te ruego que tengas por bien llevarme a mí pecador, a aquel
convite inefable, donde Tú con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz
verdadera, satisfacción cumplida y gozo perdurable, dicha completa, y felicidad
perfecta. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
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3. Acción de gracias. Te doy gradas, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno
porque aunque soy un siervo pecador y sin mérito alguno, has querido alimentarme
misericordiosamente con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo. Que
esta sagrada comunión no vaya a ser para mi ocasión de castigo sino causa de perdón,
y salvación que sea para mi armadura de fe, escudo de buena voluntad; que me libre de
todos mis vicios, y me ayude a superar mis pasiones desordenadas; que aumente mi
caridad y mi paciencia, mi obediencia y humildad, y mi capacidad para hacer el bien;
que sea defensa inexpugnable contra todos mis enemigos, visibles e invisibles; y guía
de todos mis impulsos y deseos. Que me una más íntimamente a Ti, único y verdadero
Dios, y me conduzca con seguridad al banquete del cielo, donde Tú, con Tu Hijo y el
Espíritu Santo, eres luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, y felicidad
perfecta. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
4. Gracias, Padre. Dios, omnipotente y misericordioso, que admirablemente creaste al
hombre y más admirablemente aún lo redimiste, que no abandonas el pecador, sino que
lo persigues con amor paternal. Tú enviaste tu Hijo al mundo, para destruir con su
pasión el pecado y la muerte, y con su resurrección devolvemos la vida y la alegría. Tú
has derramado el Espíritu Santo en nuestros corazones, para hacemos herederos e hijos
tuyos. Tú nos renuevas con los sacramentos de salvación, para liberamos de la
servidumbre del pecado, y transformamos de día en día, en una imagen, cada vez más
perfecta de tu Hijo amado. Te doy gracias por las maravillas de tu misericordia, canto
para ti, con nuestra boca, corazón y vida, un cántico nuevo. A ti la gloria, por Cristo en
el Espíritu Santo, ahora y siempre.
5. Os doy gracias. Os doy gracias, mi Jesús, del favor que me habéis hecho de venir a
mí. Si al recibir un regalo cualquiera, doy gracias, ¡cuántas más os las daré a Vos, que
me habéis dado a Vos mismo en persona! Gracias os sean dadas por un tan grande
beneficio. Ahora puedo decir que yo soy vuestro, y Vos todo mío. Como correspondencia
a este beneficio, procuraré llevar una vida más santa, más pura, más agradable a Vos.
Amén. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y
canto.
 CINCO ORACIONES PARA DESPUÉS DE COMULGAR Y SUS PROMESAS DE
JESÚS Y DE MARÍA. Dado a Agustín del Divino Corazón.
La Santísima Virgen María dice: Me quedaba en oración, en silencio y en contemplación
tres horas después de recibir el Cuerpo de mi Hijo Jesús, de mi Señor, de mi Dios y de
mi Todo; y hoy día, las almas no se soportan ni un minuto más después de la Eucaristía.
Salen corriendo hablantinosos y no siguen en actitud de recogimiento. Un alma de su
árbol genealógico saldrá del purgatorio por cada oración, por cada vez que las
promulgue y las dé a conocer.
1 Oración: Amado Jesús mí, habéis descendido a mi corazón para purificarlo. Habéis
descendido a mi corazón para liberarlo de toda atadura. Habéis descendido a mi
corazón para hacer de él un copón de oro, copón de oro que os contiene. Habéis
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descendido a mi corazón para inundado de vuestra Paz, para adornarlo con vuestra
presencia. Habéis descendido a mi corazón para hacer de él vuestra humilde morada,
morada siempre abierta, predispuesta y deseosa en recibiros. Amado Jesús mío, sé que
descendiendo a mi corazón bajo las especies del Pan y del Vino vuestro Sacratísimo
Corazón se une al mío, vuestros latidos se confundirán sin cesar con los míos. Os amo
con infinito amor y con esmerada ternura. Os glorifico y os doy todo el respeto, la
adoración que como Dios os merecéis. Amén.
2 Oración. Jesús amado, haced de mi corazón vuestra humilde cuna de paja, cuna en la
que halléis descanso, cuna en la que os caliente con mis humildes pajas de mi pureza,
con mis humildes pajas de mi conversión. Jesús amado descansad en mí. Sentíos bien
amado y bienvenido. Añoraba este precioso momento de recibiros; recibiros porque
sois mi Amo, mi Señor y mi Rey. Haced de mi corazón vuestro trono; trono en el que
reinéis en mi vida; vida que con vuestra presencia es transformada, moldeada. Jesús
amado, mi corazón es embellecido porque habéis descendido y lo habéis adornado con
vuestra presencia; presencia que aquieta mi espíritu. Presencia que doma mis ímpetus,
domina mis sentidos. Sentidos abiertos para amaros, para adoraros y para recrearme
con Vos. Jesús amado escuchad mis susurros de amor. Escuchad mis te amo. Sentid el
palpitar de mi corazón como himnos de adoración, de alabanza y de gloria porque sois
mi Señor. Sois el Dios vivo que habéis llegado a mi pobre corazón para habitarlo. Os
amo, os adoro, os glorifico y me enternezco ante la calidez de vuestra sutil presencia.
Amén.
3 Oración. Jesús: Cómo no deciros que os amo si habéis llegado a mi corazón a
purificarlo. Cómo no deciros que os amo si hacéis de mi corazón un tabernáculo vivo
para vuestro Amor. Gracias os doy porque rebosáis mi corazón con vuestro Amor
Divino. Amor que me impulsa a adoraras con gran reverencia y respeto porque lo
merecéis todo. Cómo no deciros que os amo si me alimentáis con vuestro Cuerpo y
vuestra Sangre hablando en la profundidad de mi ser; ser que es transverberado por
vuestros rayos de luz. Luz que hace que ilumine la profundidad de mi corazón y os
descubra, os sienta. Gracias infinitas os doy porque mi corazón en estos momentos en
que habéis descendido a él en el Pan consagrado es transformado en un Sagrario;
concededme el don de amaros, aún, más; de adoraros como os adoran los Santos
Ángeles en el Cielo, de rendiros la misma gloria como cuando María os glorificaba y os
adoraba cuando os llevaba en su vientre virginal. Sé, mi tierno Jesús, que estáis dentro
de mí. Sé, que por misericordia vuestra, me alimentasteis hoy del Majar del Cielo.
Manjar que me une más a Vos para sentiros. Manjar que me conlleva a permanecer en
Vos y Vos en mí. Amén.
4 Oración. Amantísimo Jesús mío: privilegiado soy por el concederme la gracia de unir
mi corazón con el Vuestro, bajo las especies Sagradas del Pan y del Vino. Amantísimo
Jesús mío: deseaba unir mi corazón al Vuestro, corazón que palpita de amor cada vez
que llegáis a él para embellecerlo; corazón que palpita de amor cada vez que llegáis a él
para invadirlo de vuestro celestial perfume, nardo purísimo que hace que suspire de
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amor por Vos; corazón que es embellecido porque es vuestra Divinidad que se funde
con lo humano. Amadísimo Jesús mío: os adoro a imitación de María. Beso vuestras
Santas Llagas, me sumerjo en vuestro Sacratísimo Costado para descansar en Vos.
Amantísimo Jesús mío: tomad mis palabras como bellos himnos; himnos tocados con
maestría, himnos cantados melodiosamente porque sois el Ruiseñor del Cielo que
habéis llegado a mi corazón para alegrarlo con vuestra presencia. Si en mi pobre
corazón hay algo que no os agrade purificadlo con una gota de Vuestra Preciosísima
Sangre. No soy digno en recibiros, pero hacedme digno amantísimo Jesús mío. Amén.
5 Oración. Jesús mío, mi delirio de amor, gracias os doy por haber llegado a mi corazón
a tomar posesión de él como vuestra morada. Necesitaba sentiros en la profundidad de
mi corazón; corazón que deseaba ardientemente dejarme poseer; corazón que anhelaba
ser abrasado por la llama de vuestro Amor Divino. Encended en mí deseos de adoraros
con la misma reverenda con que os adoraban las almas que ya se encuentran y gozan
de vuestra presencia en el Cielo, con el mismo ímpetu, con la misma fuerza y con el
mismo amor como os adoraba María, Madre de la adoración y de la reparación.
Consumidme, amante mío, en un éxtasis de amor. Os entrego mis tres potencias:
cuerpo, alma y espíritu para que las unáis a vuestra soberana presencia y hagáis de mí
un reflejo de vuestra luz acá en la tierra. Sois la razón por la cual vivo. Sois el desvelo de
mis ojos y la fijación de mis pensamientos. Habéis llegado a mi corazón bajo la humilde
apariencia de la Hostia Consagrada. Hostia Consagrada que da pureza a mi corazón,
brillo a mi alma y agilidad a mi espíritu; espíritu que ha de volar hacia el Cielo para
unirse por eternidad de eternidades con todos los demás seres angelicales que desde
allá os alaban, os adoran, os glorifican porque sois el Dueño y Señor del Cielo y de la
tierra. Mi corazón os pertenece, mi Jesús amado. Os arropo con mi mirada, os arrullo
con mis latidos y os balbuceo con infinidad de te amo, porque sois mi deleite, sois mi
Creador, sois el amor por el cual vivo. Amén.
Promesas a las Oraciones para después de la Comunión: Jesús dice: julio 6/2009.
1. A toda alma que se proponga orar diariamente estas oraciones, después de comulgar: despertaré en ella
hambre y sed de mi Cuerpo y de mi Sangre, Pan del Cielo que os dará vida eterna.
2. La sumergiré en uno de los Aposentos de mi Sagrado Corazón y le haré sentir cada latido como una pulsación
de amor que la impulse a amarme, a adorarme y a glorificarme, llevando una vida de santidad.
3. No morirá sin la recepción de los Sacramentos de la curación del alma.
4. El alma que, después de haber recibido el Pan del Cielo, medite en estas oraciones: crecerá en alto grado de
virtud de tal modo que hará de su corazón una morada digna para albergar mi pureza infinita. 5. Le concederé
la gracia de sentir horror y repugnancia por el pecado.
6. Exaltaré al alma a imitar las virtudes de María Santísima.
7. Todo aquel que acoja estas oraciones y las propague, será abrasado por la llama de mi Amor Divino, será
sustraído de las cosas del mundo y añorará ardientemente una de las moradas del Cielo. Morada que le será
concedida, si en vida imitó mis Santas Virtudes.
Promesas para los que oren y divulguen las cinco oraciones después de comulgar. María Santísima dice: junio
20/2009. Un alma que medite después de la comunión y haga suyas estas oraciones, después de recibir el
Cuerpo de mi Hijo Jesús y de mi Dios: recibirá perfección, santidad y se ganará un puesto destacado en el Cielo.
Recibirá un matiz de Dios en vida que la haga distinta, que la haga diferente. Son oraciones que debéis darlas a
conocer. Los tibios se enfervorizarán, los fervorosos querrán orar y vivir en mayor santidad, los fríos se
zambullirán en el fuego de la llama de mi Amor Santo y empezarán a crecer en gracia y en virtud.
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Oración. Oh Señor Jesucristo, al presentamos ante Tu adorable Rostro para pedirte a
Ti las gracias que más necesitamos, Te rogamos, por sobre todo, nos concedas la
disposición interior para nunca dejar de hacer en ningún momento lo que Tú requieres
de nosotros con Tus santos mandamientos y divinas inspiraciones. Amén.
Oh Bondadoso Jesús, que has dicho: "Pide y recibirás, busca y encontrarás, golpea y se
abrirá para ti," concédenos, Oh Señor, esa fe que lo obtiene todo provéenos de lo que
carecemos; concédenos, a través del puro efecto de Tu caridad y por Tu gloria eterna,
las gracias que necesitamos y las que buscamos en Tu infinita misericordia. Amén.

 OFRECIMIENTO DE LA ROSA DE LA PERFECTA PUREZA. (Para quienes han sido


consagrados a la Rosa de la Perfecta Pureza). Padre Eterno, beso esta Rosa con amor.

Esta Rosa que tu amor me ha ofrecido, me recuerda mi voto de pureza. Ofrezco sus
méritos, junto con los sufrimientos de los mártires de la castidad en unión con la
Preciosísima Sangre de tu Hijo, Jesús, por la pureza de los sacerdotes y religiosos y por
la pureza de todo tu pueblo. Amén.
- Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 ORACIÓN DE EXPIACIÓN CON LA CORONA DE ESPINAS. Himno. Yo estoy


solo, Yo estoy abandonado, Dejándome con una corona de espinas; La cual
traspasó mi Corazón y también traspasó mi Cabeza.
Todo mi pueblo me ha abandonado. Amados míos, amados míos: ¿En dónde están, en
dónde están? Esta corona de espinas ha traspasado mi alma. Quiten las espinas, tengan
misericordia de Mí.
Por amor a ti, por amor a ti, Yo morí en la Cruz con una corona de espinas; Estoy
viviendo con las espinas nuevamente. Yo soy el Jesucristo Agonizante.
Oración. Mi amadísimo Jesucristo Agonizante, Hijo del Altísimo, yo me postro a tus
pies con toda mi nada. Recuerdo todas mis graves ofensas hacia Ti. Te ruego, Señor, ten
misericordia de mí. Mis pecados te han tenido en agonía durante estos miles de años.
Mirándote colgado vivo en la Cruz con esa horrible corona de espinas, tu rostro
terriblemente bañado con sangre y las puntas de las espinas atravesando tu delicada y
Sagrada Cabeza, me arrepiento por mi regalo de espinas para Ti. Yo quiero retirar la
corona de espinas y ofrecerte una amorosa corona de oro.
Besando la corona y presionándola contra su corazón, Santa Cecilia oró así: Jesús mío,
cuya Sagrada Cabeza yo laceré con una corona de espinas, - ten misericordia de mí,
y perdona al mundo. Jesús mío, que estás sufriendo místicamente el dolor y la agonía
de mi malvada corona de espinas en tu Sagrado Corazón, - ten misericordia de mí y
perdona al mundo. Jesús mío, que sufres la ignominia de mi malvada corona de espinas,
- Ten misericordia de mí, y perdona al mundo.
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Presionando las espinas contra su cabeza, Santa Cecilia besó los pies de Jesucristo
Agonizante en la Cruz y oró: Mi Agonizante Jesús, yo recuerdo cómo golpeé tu Sagrada
Cabeza con una varilla de hierro para hacer que las puntas de las espinas se clavaran
dentro de tu delicado cerebro. Yo siento su sonido y dolor como un rayo desfigurando
tu ser virginal. ¡Oh qué profundamente te ha dolido mi maldad, mi amado Salvador!
Cuando considero tu terrible camino hacia el Calvario, lloro amargamente por mi
malvada corona de espinas en tu Sagrada Cabeza, el Trono de la Divina Sabiduría. Yo
siento tu caída bajo la Cruz, con el peso de la Cruz ayudando a las espinas a penetrar
más y más profundamente dentro de tu delicado Cerebro. Me vi a mí mismo
arrastrándote y golpeándote en tu Sagrada Cabeza con una lanza. ¡Oh, quisiera que yo
no hubiera sido el que hizo todas estas cosas a mi amado Salvador! Yo lucharé por Ti.
Mi Jesús, te he tratado cruelmente, perdóname, perdóname, perdona al mundo. Yo haré
todas las cosas posibles para retirar las espinas a través de mi propia vida de ahora en
adelante.
Mi maldad mantuvo la corona de espinas en tu Sagrada Cabeza hasta tu muerte, para
ver que no tuvieras alivio en ninguna parte de Ti. ¡Señor, ten misericordia de mí, Cristo,
ten misericordia de mi maldad!
Yo siento tu Sagrada Cabeza descansando muerta en el regazo de tu Madre Dolorosa.
Allí vi las manos unidas del amado Juan, María Magdalena y tu Madre Dolorosa,
quitando mi malvada Corona de Espinas de tu Sagrada Cabeza con lágrimas amorosas.
Deseo haber sido uno de ellos, quitando mi malvada corona y ofreciendo una corona de
oro de mi amor para Ti.
Sosteniendo la corona de espinas y meditando en silencio, Santa Cecilia oró así: Yo te
ofrezco todo mi ser y prometo cargar mi cruz detrás de Ti, todos los días de mi vida con
gozo y amor. Toma los méritos de mis sufrimientos y persecuciones, los cuales prometo
aceptar con amor en reparación por mis pecados y los del mundo entero.
Amadísimo Jesucristo Agonizante, con esta pobre ofrenda, yo deseo retirar mi malvada
corona de espinas y ofrecerte una corona de oro. Recibe de mí un sincero amor. Esta
es mi corona de oro que te estoy ofreciendo. Amén.
Padre Eterno, yo te he ofendido enormemente por haber lacerado la Sagrada
(Todos.)
Cabeza de tu Unigénito Hijo, Aquel a quien Tú más amas. Ten misericordia de mí.
Perdóname y perdona tu mundo. Amén. (Tres veces).

 ORACIÓN POR EL TRIUNFO DE LA SANTA CRUZ. Himno. ¡Levántate, oh


Cristo Victorioso! ¡Levántate, oh Vencedor de la Muerte! ¡Levántate, oh Anciano
de los Días! ¡Levántate, oh Poderoso Defensor de Israel! ¡Levántate, oh León de
la Tribu de Judá! ¡Levántate, oh Pastor de Israel! ¡Levántate, oh Misericordioso
Agonizante Jesucristo!
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Oración. Tú prometiste atraer a todos los hombres hacia Ti cuando fueras levantado.
¡Contémplate, levantado en mis cruces diarias como lo estás en este crucifijo victorioso
que anuncia tu triunfo y declara la libertad y la victoria a tu pueblo!
Levántate y defiende a tu pueblo que eleva sus ojos, sus mentes y su fe en la victoria de
tu santa Cruz. Dale la salvación a todos los que contemplan tu Cruz Agonizante con fe y
amor.
Así como Tú has sido elevado en la Cruz, levántate y atrae a todos los hombres hacia Ti.
Conquista los corazones de los hombres, oh vencedor de la muerte. Libera a los
cautivos, oh poderoso defensor de Israel. Resucita a los muertos y dale la vida a estos
huesos secos en tu Iglesia y en el mundo, oh Anciano de los Días. Vence a la bestia, el
dragón rojo, el anti-cristo, el hombre de iniquidad, lucifer y sus agentes, oh gran León
de la Tribu de Judá. Dale paz a tu rebaño, oh Pastor de Israel. Que tus ovejas te sirvan
en santidad y en paz. Que el Reino de tu Justicia descienda sobre la tierra, para que tu
pueblo te alabe con gozo y libertad.
Victoria, victoria, victoria oh Santa Cruz, sobre la que mi Salvador fue colgado
(Todos).
sangrando por amor a mí. Victoria, victoria, victoria oh Santa Cruz de Jesucristo, la Luz
del Mundo. Victoria, victoria, victoria oh Santa Cruz la señal de nuestro triunfo. Amén.

 INVOCACIÓN PODEROSA DE PROTECCIÓN. ¡Adoración! ¡Adoración!


¡Adoración! A Ti, oh Poderosa Arma. ¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! A Tu
Sangre Preciosa. Misericordioso Agonizante Jesucristo, derrama tu Sangre
Preciosa sobre las almas, sacia nuestra sed y vence al enemigo. Amén.
Sangre Poderosa de Salvación, combate al enemigo. (Tres veces).

 CUATRO ORACIONES DADAS POR JESÚS A OTTAVIO MICHELINI. 1. Oh


Virgen santa, Madre de Jesús y Madre nuestra.
Oh Virgen Santa, Madre de Jesús y Madre nuestra:
Nadie ha amado a Jesús más que tú,
Nadie ha sufrido por Jesús más que tú,
Nadie ha creído en Jesús más que tú,
Nadie ha seguido tan fielmente a Jesús más que tú,
Nadie ha conocido a Jesús más que tú,
Nadie ha servido mejor a Jesús más que tú,
Nadie ha estado unido a Jesús más que tú,
Nadie ha adorado a Jesús más que tú,
Nadie ha glorificado a Jesús más que tú,
Nadie ha obedecido a Jesús más que tú,
Nadie ha participado en la Omnipotencia de Jesús más que tú.
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Oh María, Madre nuestra, no alejes tu mirada jamás de nosotros peregrinos en la
tierra en camino hacia el Puerto que nos espera.
Oh María, Madre nuestra, ayúdanos, asístenos, protégenos y defiéndenos de los
numerosos males espirituales y materiales que nos rodean.
Oh María, verdadera Madre de Dios y verdadera Madre nuestra, inmunízanos contra
todas las insidias del Infierno, danos la perseverancia y guíanos a través de las
dificultades de nuestra vida terrena. Amén. Amén. Amén.
2. Oración. Libra Señor mi alma del Maligno. Libra Señor mi alma de todo
pensamiento de vanidad y de soberbia. Libra Señor mi alma de todo egoísmo. Libra
Señor mi alma de todo y de todos aquellos que pueden estorbar mi comunión Contigo.
Libra Señor mi alma de todo juicio en discrepancia con la Caridad. Libra Señor mi alma
del apego a las personas, a los bienes y a las cosas de la tierra. Libra Señor mi alma de
toda turbación, de toda duda y de toda angustia que oprime. Libra Señor mi alma de
todos los males espirituales.
Señor me ofrezco a Ti así como soy, con lo que tengo, vuélveme Tú lo que quieres que
yo sea. Señor más que Juez sé para mí siempre Salvador. Señor Tú eres mi Paz. Señor
Tú eres mi Luz. Señor Tú eres mi Camino. Señor Tú eres mi Vida. Señor Tú eres mi
Todo. Señor Tú eres mi único gran infinito Bienhechor.
Señor dame la transparencia de alma para que mi comunión Contigo, Transparencia
infinita, haga de mí una sola cosa Contigo como Tú lo eres con el Padre. Amén. Amén.
Amén.
3. Amarte sin límites. Señor soy menos que gusano, un puñado de polvo, Dios mío soy
solamente pecado. De Ti he recibido todo: de Ti la vida, la gracia y la luz. Tú solo eres
Grande, eres el Santo, Tú el Omnipotente y el Omnisciente; Tú solo el Omnipresente.
Señor, si yo te amo es porque Tú me has dado el amor. Si yo espero en Ti es porque me
has dado la esperanza. Señor, si yo creo en Ti es porque Tú me has dado la fe. Señor
mío Tú eres el Todo, yo la nada; Tú la Luz, yo las tinieblas; Tú La Vida, yo la muerte; Tú
la Verdad, yo el error. Señor yo soy la necedad, Tú eres la Sabiduría.
Dios mío, has puesto desde la eternidad tu mirada misericordiosa en mí, que soy como
un gusano que se arrastra en el polvo. Ven, Oh Jesús mío, con el Padre y el Espíritu
Santo, ven a tu "gotita de agua que cae hacia abajo", Ella te quiere amar sin límites y sin
limitaciones pero no podrá si Tú no vienes a ella.
Sé por tanto Tú el alma de mi alma, dame tu Espíritu que es fuego que arde y que
transforma, que ilumina y calienta, que purifica y vivifica. Sé Tú el alma de mi corazón,
de mi cuerpo, de toda mi vida. Sólo así, Jesús, puedo amarte verdaderamente sin límites.
Así quiero amarte por el tiempo que no te he amado, por aquellos que desde el principio
no te han amado, por quien actualmente no te ama y por los que no te amarán basta la
consumación de los siglos; te quiero amar por los condenados que te odiarán por la
eternidad.
Corazón misericordioso de Jesús, ten piedad de mí. Soy un hombre pecador.
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4. Ten piedad de mí. Señor, yo creo en Ti, Uno y Trino. Creo en Ti, te amo, te adoro
y te doy gracias, Padre que me has creado. Creo en Ti, te amo, te adoro y te doy gracias,
oh Verbo Eterno de Dios hecho Carne, Redentor de la humanidad. Creo en Ti, te amo,
te adoro y te doy gracias, oh Espíritu Santo, alma de la Iglesia y alma de mi alma.
Te pido perdón, oh Dios mío, por esa multitud de culpas, más numerosas que las arenas
del mar, que he cometido en el curso de mi vida. Pecando te he ofendido a Ti que eres
el Alfa y la Omega, el Amor eterno e infinito, que eres el único, máximo Bienhechor de
todos y de todo. Señor, conviérteme radicalmente a Ti, en la entrega de mí mismo, en
la realización de tu Voluntad.
Quiero vivir en un amor creciente por Ti, Uno con el Padre y el Espíritu Santo. Quiero
vivir para tu Madre y mía, para San José, para la Iglesia triunfante, purgante y militante.
¡Señor, ten piedad de mí! Soy un hombre pecador...

 ESCLARECE LA AURORA. Oración matutina. Esclarece la aurora el bello cielo, otro


día de vida que nos dais; gracias a Vos creador del universo, Oh tierno Padre que
en el cielo estáis.
Nuestras voces unimos al concierto, que el universo eleva en Vuestro honor; desde la
tierra, el cielo, el mar profundo, oh tierno Padre Magnífico Hacedor.
Conservad nuestras almas sin pecado, a nuestros cuerpos dad fuerza y salud, a nuestra
mente iluminad piadoso, con un rayo benéfico de luz.
Por nuestra, amada patria, os suplicamos, por la Iglesia elevamos oración; por nuestros
queridos padres y familias, para siempre dichosos los hagáis, Señor.
En Vuestro Santo Nombre comenzamos, este día de vida que nos dais; haced que lo
acabemos santamente, oh Padre Nuestro que en el Cielo estáis. Amén.
 ROSA MÍSTICA. Virgen Inmaculada, Rosa Mística, en honor de tu Divino Hijo nos
postramos delante de Ti, implorando la misericordia de Dios. No por nuestros
méritos, sino por la bondad de tu corazón maternal concédenos ayuda y gracia
con la seguridad de escucharnos. (Ave María).
Rosa Mística, Madre de Jesús, Reina del Santo Rosario y Madre de la Iglesia -del Cuerpo
Místico de Cristo- Te pedimos concedas al mundo, rasgado por la discordia, la unidad y
la paz y todas aquellas gracias que puedan cambiar los corazones de todos tus hijos.
(Ave María).
Rosa Mística, Reina de los Apóstoles, haz que, alrededor de los altares eucarísticos,
surjan muchas vocaciones sacerdotales y religiosas para difundir con la santidad de su
vida y con el celo apostólico el Reino de tu Hijo Jesús por todo el mundo. Derrama sobre
nosotros tus gracias celestiales. (Ave María).
¡DIOS TE SALVE, REINA, ROSA MÍSTICA, MADRE DE LA IGLESIA, RUEGA POR
NOSOTROS!
Oh María, Rosa Mística, Madre de Jesús y también Madre Nuestra. Tú eres Nuestra
esperanza, fortaleza y consuelo. Danos desde el cielo, tu maternal bendición, el Nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. (Ave María).
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 LETANÍAS A LOS SANTOS PARA LOS ÚLTIMOS TIEMPOS. Estas letanías para los
últimos tiempos son inspiradas por Dios a un sacerdote exorcista de Colombia y que deberán dentro de lo posible
hacerse a diario...

- Santo, Santo, Santo, Santo, Santo, Santo, Santo, Dios creador, Salvador, Santificador.
- Poderoso, Eterno, Omnipotente, Glorioso, Sempiterno, Majestuoso, Omnisciente Dios
del Cielo y de la tierra, Gloria y alabanza a tu Santo Nombre.
- Señor, Ten piedad de nosotros,
- Cristo,
- Señor,
- Cristo, Óyenos,
- Cristo, Escúchanos,
- Dios Padre Celestial, Ten piedad de nosotros,
- Dios Hijo Redentor del mundo,
- Dios Espíritu Santo,
- Trinidad Santa un solo Dios,
- Trinidad Santa, Conservadnos en los últimos tiempos,
- Trinidad Santa, Abrazadnos en los últimos tiempos,
- Trinidad, Santa, Salvadnos en los últimos tiempos.
- Santa María, Ruega por nosotros. - Santa Reina del cielo y de la tierra,
- Santa Hija del Padre, - Santa Reina de los corazones,
- Santa Madre del Hijo, - Santa María, refugio nuestro en los
- Santa Esposa del Espíritu Santo, últimos tiempos,
- Santa Madre de Dios y Madre Nuestra, - Santa Reina, amparo nuestro en los
- Santa Inmaculada, últimos tiempos.
- Santa Virgen de las vírgenes, - Santa Virgen, poderosa en los últimos
- Santa Asunta Virgen María, tiempos.

- Santos Coros de los Ángeles. Rogad por Nosotros.


- Santos Serafines, - Santos Ángeles,
- Santos Querubines, - San Miguel,
- Santos Tronos, - San Gabriel,
- Santos Principados, - San Rafael,
- Santas Dominaciones, - Santos Ángeles Guardianes,
- Santas Potestades, - Todos los Santos Coros de los Espíritus
- Santas Virtudes, Bienaventurados,
- Santos Arcángeles,
- Santos Ángeles, Luchad a nuestro lado en los últimos tiempos,
- Santos Ángeles, Cuidadnos en los últimos tiempos,
- Santos Ángeles, Cubridnos en los últimos tiempos.
- Santos y Santas de Dios, Rogad por nosotros en los últimos tiempos,
- Santos y Santas de Dios, Fortalecednos en los últimos tiempos,
- Santos y Santas de Dios, Guiadnos en los últimos tiempos.
71
- Santos Patriarcas, Rogad por nosotros.
- Santos Jueces, - Santos Diáconos,
- Santos Profetas, - Santos Doctores,
- Santos Evangelistas, - Santos Pastores,
- Santos Apóstoles, - Santos Místicos,
- Santos Discípulos del Señor, - Santos Varones,
- Santos Inocentes, - Santas Viudas,
- Santos Mártires, - Santos Confesores,
- Santas Mujeres, - Santos Reyes,
- Santos Religiosos, - Santos Castos,
- Santas Vírgenes, - Santos Patronos,
- Santos Monjes, - Santos Eucarísticos,
- Santos Ermitaños, - Santos Monjes del desierto,
- Santos Papas, - Santos Exorcistas,
- Santos Obispos, - Santos Adoradores,
- Santos Sacerdotes, - Santos y Santas de Dios.
- San Abraham, Ruega por nosotros.
- San Isaac, - San Bernabé,
- San Jacob, - San Lucas,
- San Moisés, - San Marcos,
- San Josué, - San Esteban,
- San Samuel, - San Lorenzo,
- San David, - San Vicente,
- San Daniel, - San Fabián,
- San Elías, - San Sebastián,
- San Elíseo, - San Juan mártir,
- San Juan Bautista, - San Pablo mártir,
- Santa Isabel, - San Cosme,
- San Zacarías, - San Damián,
- San José, - San Gervasio,
- San Pedro, - San Protasio,
- San Pablo, - San Silvestre,
- San Andrés, - San Gregorio,
- San Juan, - San Ambrosio,
- Santo Tomás, - San Agustín,
- Santiago, - San Jerónimo,
- San Felipe, - San Martín,
- San Bartolomé, - San Nicolás,
- San Mateo, - San Antonio,
- San Simón, - San Benito,
- San Tadeo, - San Bruno,
- San Matías, - San Bernardo,
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- Santo Domingo, - Santo Padre Pío,
- San Francisco de Asís, - Santa Faustina Kowalska,
- Santa María Magdalena, - San Nicolás de Tolentino,
- Santa Águeda, - San Vicente de Paul,
- Santa Lucía, - San Antonio de Padua,
- Santa Inés, - Santa Brígida,
- Santa Cecilia, - San Camilo Lelis,
- Santa Catalina, - San Felipe Neri,
- Santa Clara de Asís, - Santo Tomás de Aquino,
- Santa Anastasia, - San Vicente Ferrer,
- San Charbel, - San Isidro labrador,
- Santa Eulalia, - San Cipriano,
- San Francisco Javier, - San Atanasio,
- San León Magno, - Santa Juana de Arco,
- San Gregorio Magno, - Santa Rosa de Lima,
- San Ignacio de Antioquía, - Santa Laura Montoya,
- San Ignacio de Loyola, - San Policarpo de Esmirna,
- San Juan Bosco, - Santa Rita de Casia,
- San Juan de la Cruz, - San Calixto,
- Santa Juana Francisca, - San Lorenzo,
- San Francisco de Sales, - San Juan Pablo II,
- San Martín de Porres, - San Juan XXIII,
- Santo Cura de Ars, - Beato Paulo VI,
- San Pedro José Eymard, - Beato Arnulfo Romero,
- Santa Teresa de Ávila, - Beata Ana Catalina,
- Santa Teresita del Niño Jesús, - Beata Sor Isabel de la Trinidad,
- Santa Teresa Benedicta Edith Stein, - Beato Tomás de Kempis.
- Santa Teresa de los Andes,
- Santa Iglesia purgante, Rogad por nosotros en los últimos tiempos,
- Santa Iglesia purgante, Orad por nosotros en los últimos tiempos,
- Santa Iglesia purgante, Interceded por nosotros en los últimos tiempos.
- Muéstratenos propicio, Padre Creador, Perdónanos en los últimos tiempos.
- Muéstratenos propicio, Señor Salvador, Ten piedad en los últimos tiempos.
- Muéstratenos propicio, Espíritu Santificador, Redímenos en los últimos tiempos.
- De Lucifer. Líbranos en los últimos tiempos.
- De Satanás, - De la Avaricia (mammon),
- De los coros y jerarquías satánicas, - De la Lujuria (asmodeo),
- De la Soberbia (lucifer), - De los demonios,
- De la Envidia (leviatán), - De todo espíritu inmundo,
- De la Pereza (belfegor), - De las asechanzas del demonio,
- De la Ira (satanás), - De la posesión satánica,
- De la Gula (behemont), - De la infestación satánica,
73
- De la vejación satánica, - De tu cólera santa,
- De la opresión satánica, - De la muerte súbita e imprevista,
- De la presión satánica, - De la cólera, del odio y de toda mala
- De la esclavitud satánica, intención,
- De la contaminación satánica, - Del espíritu de fornicación, lujuria e
- De la tentación satánica, impureza,
- De los agentes satánicos, - Del poder tener y placer demoniaco,
- De los maleficios satánicos, - De las catástrofes naturales,
- De los enemigos del alma y del cuerpo, - Del rayo y de la tempestad,
- De todo mal, - Del azote de los terremotos,
- De todo pecado, - De las inundaciones,
- De toda iniquidad, - De la peste, del hambre y de la guerra,
- De tu ira, - De la muerte eterna.
- Por el poder de la Sagrada Escritura. Cuidadnos en los últimos tiempos.
- Por el misterio de Tu santa - Por Tu admirable Ascensión,
Encarnación, - Por la venida del Espíritu Santo,
- Por tu Venida, nuestro Consolador,
- Por tu Natividad, - Por los Santos Mandamientos,
- Por Tu Bautismo y santo ayuno, - Por los Santos Sacramentos,
- Por Tu Cruz y Tu Pasión, - Por los Santos Misterios del Rosario,
- Por el poder de Tus Santas Llagas, - Por el Santo amor de María Reina de los
- Por Tu muerte y sepultura, Corazones,
- Por Tu santa Resurrección, - Por los Dolores de la Santísima Virgen.
- Nosotros, pecadores, Te rogamos óyenos en los últimos tiempos.
- Que nos perdones,
- Que nos seas indulgente,
- Que Te dignes conducirnos a verdadera penitencia,
- Que Te dignes convertirnos,
- Que tengas misericordia de nosotros,
- Que Te dignes regir y gobernar Tu Santa Iglesia,
- Que Te dignes conservar en Tu Santa Religión al Sumo Pontífice y a la jerarquía
eclesiástica,
- Que Te dignes abatir a los enemigos de la Santa Iglesia,
- Que Te dignes conceder a los reyes y príncipes cristianos la paz y la verdadera
concordia,
- Que Te dignes conceder la paz y la unión a todo el pueblo cristiano,
- Que Te dignes devolver a la unidad de la Iglesia a los que viven en el error,
- Que Te dignes traer a la luz del Evangelio a todos los infieles,
- Que Te dignes fortalecernos y conservarnos en Tu santo servicio,
- Que levantes nuestro espíritu al deseo de las cosas celestiales,
- Que concedas a todos nuestros bienhechores la recompensa de los bienes eternos,
- Que libres nuestras almas, las de nuestros parientes y bienhechores, de la condenación
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eterna,
- Que Te dignes darnos y conservar las cosechas de la tierra,
- Que Te dignes conceder el descanso eterno a todos los fieles difuntos,
- Que Te dignes escucharnos, Hijo de Dios.
- Que Te dignes cuidarnos en los últimos tiempos,
- Que Te dignes sellarnos en los últimos tiempos,
- Que Te dignes salvarnos en los últimos tiempos,
- Que Te dignes fortalecer nuestra fe, esperanza y caridad en los últimos tiempos,
- Que Te dignes darnos fidelidad en los últimos tiempos.
- AVE María Purísima Hija del Padre, Líbranos del demonio en los últimos tiempos.
- AVE María Madre del Hijo.
- AVE María Esposa del Espíritu Santo.
- Por Tu poder Creador, Libérame Señor en los últimos tiempos.
- Por Tu Poder Salvador,
- Por Tu Poder Santificador,
- Oh María Reina de los corazones, Somos tuyos hoy y por la eternidad,
- Oh María Reina de los corazones, Por siempre vivamos en tu corazón,
- Oh María Reina de los corazones, En tu corazón nos refugiamos.
En María y con María vivimos los últimos tiempos para Ti Señor Creador, Señor
Salvador, Señor Santificador.
- Oh Dios Uno y Trino Te amamos, Te amamos, Te amamos en estos últimos tiempos y
por siempre, en el Corazón de María Reina de los Corazones. (3 veces.). Amén, Amén Amén.

 ORACIÓN PARA ALCANZAR LA HUMILDAD. (Santa Teresita del Niño Jesús). ¡Jesús!
Jesús, cuando eras peregrino en nuestra tierra, tú nos dijiste: «Aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón, y vuestra alma encontrará descanso».
Sí, poderoso Monarca de los cielos, mi alma encuentra en Ti su descanso al ver cómo,
revestido de la forma y de la naturaleza de esclavo, Te rebajas hasta lavar los pies a tus
apóstoles. Entonces me acuerdo de aquellas palabras que pronunciaste para enseñarme
a practicar la humildad: «Os he dado ejemplo para que lo que he hecho con vosotros,
vosotros también lo hagáis. El discípulo no es más que su maestro... Puesto que sabéis esto,
dichosos vosotros si lo ponéis en práctica».
Yo comprendo, Señor, estas palabras salidas de tu corazón manso y humilde, y quiero
practicarlas con la ayuda de Tu gracia. Quiero abajarme con humildad y someter mi
voluntad a la de mis hermanas, sin contradecirlas en nada y sin andar averiguando si
tienen derecho o no a mandarme. Nadie, Amor mío, tenía ese derecho sobre Ti, y sin
embargo obedeciste, no sólo a la Virgen Santísima y a San José, sino hasta a tus mismos
verdugos. Y ahora Te veo colmar en la hostia la medida de tus anonadamientos.
¡Qué humildad la tuya, ¡Rey de la gloria, al someterte a todos tus sacerdotes, sin hacer
alguna distinción entre los que te amen y los que, por desgracia, son tibios o fríos en tu
servicio...! A su llamada, Tú bajas del cielo; pueden adelantar o retrasar la hora del santo
75
sacrificio, que Tú estás siempre pronto a su voz... ¡Qué manso y humilde de corazón
me pareces, Amor mío, bajo el velo de la blanca hostia! Para enseñarme la humildad, ya
no puedes abajarte más. Por eso, para responder a tu amor, yo también quiero desear
que mis hermanas me pongan siempre en el último lugar y compartir tus humillaciones,
para «tener parte contigo» en el reino de los cielos.
Pero Tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana tomo la resolución de practicar la
humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo.
Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de
orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en Ti. Ya que tú lo puedes
todo, haz que nazca en mi alma la virtud que deseo. Para alcanzar esta gracia de tu
infinita misericordia, te repetiré muchas veces: «¡Jesús manso y humilde de corazón, haz
mi corazón semejante al tuyo!»
 TE AMO, OH MI DIOS. (Sn. Jn. Ma. Vianney). Te amo, mi Dios, y mi solo deseo es
amarte hasta el último respiro de mi vida.
Te amo, oh Dios infinitamente amable, y prefiero morir amándote antes que vivir un
solo instante sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es aquella de
amarte eternamente. Dios mío, si mi lengua no pudiera decir que te amo en cada
instante, quiero que mi corazón te lo repita tantas veces cuantas respiro. Te amo, oh mi
Dios Salvador, porque has sido crucificado por mí, y me tienes acá crucificado por Ti.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote y sabiendo que te amo. Amén.
 PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS. Charles de Foucauld. Padre, me pongo en tus
manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo. Lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en
todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. Te confío mi alma, Te la doy con todo el
amor de que soy capaz, porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin
medida, con una infinita confianza, porque TÚ eres mi Padre.
 ORACIÓN DE RENOVACIÓN DEL BAUTISMO. Santísima Trinidad, he recibido
el sello de pertenencia a la Iglesia en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, a través del símbolo bautismal del agua, significando que todo lo que soy
fue sumergido en Cristo.
Por eso, pertenezco al misterio de la Pascua de Jesucristo, quien murió para liberarme
del poder del mal y del pecado. Hoy, Señor, con la intercesión de la Santísima Virgen
María, y de todos los santos, de los santos ángeles y arcángeles, como por la intercesión
de la Iglesia del cielo, como de la Iglesia peregrina en la tierra; quiero renovar mi
compromiso bautismal pidiéndote que derrames sobre toda mi vida, en toda mi historia
pasada, presente y futura, la conversión, la redención y la santificación.
Conversión para ver mis debilidades y pecados, reconociendo que de Ti proviene el
amor, el perdón y la misericordia, Señor, mi Padre. La redención, para que al ser
postrado a los pies de tu Hijo Jesucristo, sea liberado del poder del pecado, de las
tinieblas y del mal en todas sus formas, como de todos los enemigos que me separan de
Ti, mi Dios; por los méritos de la vida, pasión, muerte, sepultura y resurrección; por los
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méritos de la preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que se entregó por mí.
La santificación, para que el Espíritu Santo obre en mí, viva en mí, more en mí, ame
en mí, perdone en mí; en pocas palabras, para que Dios viva a través de mi historia. Hoy
acepto el signo de la cruz, para que por el Nombre glorioso de Jesucristo, mi vida esté
sumergida en Ti, mi Dios, mi roca y mi fortaleza. Dame, Señor, si es tu Santísima
voluntad, la conversión, la redención y la santificación; haciendo que mi
entendimiento, mi memoria y mi voluntad sean consagradas al misterio de tu amor:
aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad, hágase en mí según tu Palabra.
Toma mi cuerpo, mi alma, mi espíritu, porque quiero adorarte en Espíritu y en Verdad,
porque quiero ser templo del Espíritu Santo, hazme morada de tu amor; quiero ser
como un sagrario vivo para que en mi vida se refleje la Gloria de Jesucristo. Hoy
renuncio al pecado, y a poner mi fe en otras cosas; hoy quiero creer y confiar sólo en Ti:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios.
Renuncio a colocar mi confianza en los seres humanos, antes que en Ti; ayúdame, Señor,
a amarte sobre todas las cosas. Renuncio a las ataduras de la avaricia, el poder y el
placer. Renuncio a pertenecerme a mí mismo; hoy declaro: mi vida es tuya, mi historia
es para Ti; haz que sea alabanza, oración, gratitud y bendición; instrumento de
salvación, según tu beneplácito. Toma mi libertad y guíame por el camino que conduce
a Ti. Dirige mi oración y mi espiritualidad. Haz que constantemente confirme mi fe en Ti,
sin desviarme ni a izquierda ni a derecha; por eso te pido, que tú mismo orientes y
dirijas mi fe y todas mis creencias. Ahora y por siempre me cobijo bajo tu poder, para
que mis luchas, mis trabajos, mis acciones, mis sentimientos sean para tu alabanza y
para tu gloria, porque tú eres mi refugio y fortaleza. Permite Señor que viva siempre
reconciliado contigo, pues Tú me has amado hasta el extremo. Hoy quiero pertenecer
al misterio de la Iglesia, Esposa de Cristo.
Por eso, haz que mi vida esté toda comprometida con la vida de la Iglesia en la fe, la
esperanza y la caridad. Quiero reconocer tu presencia, Señor, sobre todo en el
hermano solo y desamparado. Dame la sabiduría para ayudar verdaderamente al que
en realidad me necesita. Haz que mi vida sea como el alimento para que otros tengan
vida; haz que mi vida sea instrumento de tu salvación. Te doy gracias porque tu voluntad
es santa, justa, bendita.
Te alabo y te bendigo porque tu voluntad es que todos te conozcan y lleguen al
conocimiento de la verdad. Te glorifico porque tu voluntad es que todos los hombres
alcancen la santidad. Te exalto, te bendigo, te glorifico, por todo lo que has hecho, por
todo lo que haces, por todo lo que harás, pero especialmente, te bendigo por todo lo que
Tú eres, Señor. AMÉN.
 ORACIÓN A LA DIVINA VOLUNTAD. Oh Divina Voluntad: Amor y misericordia
infinita del Dios uno y trino, sed favorable a mí, pequeña criatura indigna de
vuestra gracia, pero llena de esperanza en Vos, sublime esencia, sublime
magnificencia, sublime voluntad.
Dadme una pequeña gota de tu riqueza inefable y sed propicia a mi petición. Derrama
Divina Voluntad sobre mí y mi familia, la bendición que tanto espero. Hacer petición.
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Te lo pido, en el nombre de Dios Padre (bendición), en el nombre de Dios Hijo (bendición),
en el nombre de Dios Espíritu Santo (bendición). Que todo sea para la gloria de la
Santísima Trinidad y bien de nuestras almas. Amén.
 ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL PADRE CELESTIAL. Oh Padre Celestial,
amadísimo Señor del cielo y de la tierra, Rey de Reyes y Señor de Señores.
Dios de los ejércitos. Me consagro a Ti, que todo se haga en mí, conforme tu voluntad.
Dadme tu santa protección y bendice mi familia, mi hogar, mi país, mi ciudad, mi trabajo
y todo mi ser. Padre amado, no tengas en cuenta mis pecados, mírame con ojos de
misericordia y dame la gracia de permanecer firme y leal a ti, en las pruebas que se
avecinan. Que tu santa bendición permanezca en mí, y en los míos, para que junto a
nuestra Madre María, podamos gozar de tu salvación, por los siglos de los siglos. Amén.
 A MI CRUCIFIJO DE ENFERMO. ¡Oh mi Cristo adorado!... te beso noche y día con
el amor más grande que encierra el corazón; uno a Ti mis dolores, por medio de
María e imploro para el mundo la paz y la salvación.
Desde la Cruz bendita, mírame con ternura, ¡oh mi Cristo adorado! Hermano en el
dolor… “Aparta, si es posible, mi cáliz de amargura… Más… ante todo, acepto, tu
Voluntad, Señor.
Yo quiero ser contigo ofrenda permanente, sobre el altar sagrado: mi lecho de dolor…
Recíbenos, oh Padre, Señor Omnipotente como continuadores de Jesús Redentor.
Te contemplo clavado con los brazos abiertos para darme el consuelo de tu abrazo
eternal. Los dos, peregrinamos a través del desierto, siempre en pos de la meta: la
Patria Celestial.
Contigo en la vida, ¡oh mi Cristo adorado! La Cruz del sufrimiento… el Cristo del dolor.
Un día diré tranquilo: todo está consumado” y entraré jubiloso a tu gozo, ¡Oh Señor!
Bendice a todos los enfermos del mundo entero, Bendice también a los que a su cuidado
se dedican, Bendice a los que por la salud trabajan y lo hacen con amor; y concédenos a
todos especialmente, la salud espiritual.
Haz que vivamos nuestras enfermedades y dolores, asociados a tu Misterio Redentor,
unidos a tu Cruz Gloriosa, para un día de sus frutos junto a Ti poder gozar. Amén.

VII. ANEXO.

 PARA HACER UNA BUENA CONFESIÓN. Oración preparatoria. Oh Dios,


innatamente santo, que siempre estáis dispuesto a acoger al pecador y a
perdonarle, dignaos fijar vuestros amorosos ojos en un alma que vuelve
sinceramente a Vos, ya que quiere purificarse de sus manchas en las aguas
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saludables de la penitencia. Concededme la gracia, Oh Dios mío, de acercarme a
este sacramento con las disposiciones necesarias; iluminadme el entendimiento,
a fin de que conozca todos mis pecados; movedme el corazón para que los deteste
con verdadero y amargo dolor; dirigid mis labios a fin de que los confiese con
sinceridad y alcance perdón y misericordia. Amén.
Pasos para una buena confesión. 1. Recuerde cuando fue la última confesión, bien
hecha (sacramental).
2. Comience por hacer un examen de conciencia.
3. Arrepiéntase sinceramente de los pecados cometidos.
4. Confiése todos los pecados.
5. Haga firme propósito de enmendarse.
6. Después de la confesión, cumpla la penitencia impuesta por el sacerdote.
- Se debe decir el acto de contrición antes de hacer la confesión o mientras el sacerdote da la absolución.
Gracias o favores de la confesión. 1. Sanación de enfermedades físicas. 2.
Restauración espiritual. 3. Nos devuelve y aumenta la gracia santificante, es decir, la
amistad con DIOS. 4. Nos da fuerzas para evitar el pecado y rechazar las tentaciones. 5.
Nos trae paz y libertad. 6. Nos da rechazo a todo lo que sea ofensa para DIOS.
Cómo debemos hacer el examen de conciencia. 1. Pedimos al ESPÍRITU SANTO que
nos ilumine y nos recuerde cuales son nuestros pecados que más le están disgustando
a DIOS. 2. Vamos repasando los diez mandamientos y los pecados capitales para saber
que falta hemos cometido. Véase: Juan 20. 19-23 Mateo 16. 15-19
Sacramento de la confesión. Es el sacramento en el cual, por medio de la absolución
del sacerdote, recibimos el perdón de nuestros pecados, siempre y cuando nuestro
corazón vaya verdaderamente arrepentido.
PECADO: Es la ruptura, alejamiento del pacto o amistad con Dios. Juan 14, 15. Si ustedes
me aman, guardarán mis mandamientos. `
Oración para antes de la confesión. Vengo Señor desnudo, para que Tú me vistas,
perdido, para que Tú me orientes, triste, para que me des Tú gozo, ignorante, para que
Tú me instruyas, débil, para que Tú me fortalezcas, solitario, para que Tú me
acompañes, ingrato, para que Tú me hagas noble, arrepentido, para que Tú borres mis
culpas, pecador, implorando Tú perdón, Tú que quitas el pecado del mundo ten
Misericordia de mí.
AMAR DIOS CON LO POCO QUE ERES, AMAR DIOS CON LO POCO QUE TIENES, AMAR
DIOS CON LO POCO QUE HACES, PERO NUNCA DEJES DE AMARLO. Juan 14,21. El que
conoce mis mandamientos y los aguarda, ese es el que me ama. Y mi padre amará al que
me ama a Mí y Yo también lo amaré y me mostraré a él.

FALTAS A LOS MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS. 1. Amar a Dios sobre todas las
cosas. (No tendrás otro Dios fuera de Mí). Catecismo 2084. Mateo 4,10. ¿Hago oraciones por la
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mañana, por la noche, al comer, en el trabajo? ¿He creído en hechicerías,
supersticiones o brujerías? ¿Puse en duda alguna verdad de Fe? ¿Es firme mi Fe? ¿He
hablado mal de la religión de la Iglesia? ¿Me he avergonzado de la Fe o de la religión?
¿Me he burlado de las cosas de Dios? ¿Me he burlado de las personas al servicio de Dios?
¿Hago de lo temporal o del placer, mi Dios? ¿Me preocupo de mi formación cristiana?
¿Participo activamente de las cosas de la Iglesia? ¿Amo verdaderamente al prójimo, lo
ayudo, le sirvo? ¿Cómo me he portado con mi familia? ¿He colaborado con las
necesidades materiales y morales? ¿Me preocupo de la formación cristiana de mis hijos?
¿He ayudado a los pobres y necesitados? ¿Me burlo de los ancianos y enfermos?
2. No jurar su santo Nombre en vano. Catecismo 2143. ¿Pronuncié el nombre de Dios,
Jesús, de la Virgen María o delos santos sin respeto? ¿He jurado sin necesidad? ¿Con
mentira? ¿He faltado a alguna promesa o compromiso? ¿He dicho palabras injuriosas
o blasfemas? ¿Me he burlado del nombre de Dios? ¿Santifico a Dios con mis
pensamientos, palabras y acciones?
3. Santificar las fiestas. (Acuérdate del día del Señor). Catecismo. 2169. Éxodo 20, 11. ¿Falto a misa
por pereza los domingos y fiestas de guardar? ¿Llego tarde a misa? ¿Salgo antes de
terminar la eucaristía? ¿He estado distraído en misa, conversando, comiendo o
hablando por celular? ¿He irrespetado el templo?
4. Honrar a padre y madre. Catecismo. 2215. Eclo. 7. ¿Desobedecí a mis padres? ¿Les falto
al respeto? ¿Les deseo mal? ¿He sido insolente? ¿Me he burlado de ellos? ¿Les causo
tristeza o malestar? ¿Desobedecí a personas mayores a quienes debo obediencia? ¿He
ayudado a mis padres en sus necesidades? ¿Los visito?
5. No matar. Catecismo. 2258. Mateo 5, 21-22. ¿Expongo mi vida abusando sin necesidad?
¿Me dejo llevar por vicios, drogas, cólera, malacrianza? ¿He perjudicado mi salud con
exceso de bebidas? ¿He descuidado mi salud? ¿He hecho daño a otros en su persona 'o
en sus cosas? ¿He deseado la muerte de alguien? ¿He golpeado a otros? ¿He peleado o
maltratado a otros? ¿He ofendido a otros? ¿He criticado, murmurado o hablado mal de
otros? ¿Tengo odios o enemistad con alguien? ¿He perjudicado a otros con mentiras o
difamaciones? ¿He calumniado a otros? ¿He hecho juicios de otros? ¿Me he expuesto
al peligro voluntariamente? ¿He hecho un aborto? ¿Lo he aconsejado, procurado o
intervenido? ¿He participado, consentido 0 aprobado el matar a alguien? ¿Por
misericordia o eutanasia? ¿He intentado suicidarme? ¿He respetado las leyes de
tránsito? ¿Busco peligros para llamar la atención? ¿Me he emborrachado? ¿soy católico
y no lo reconozco? ¿He matado la fama, la dignidad, el buen nombre de otras personas?
¿Soy altanero orgulloso, fanfarrón, creído?
6. No fornicar. Catecismo 2366. Éxodo 20, 14. ¿He pensado cosas deshonestas? ¿Las deseo?
¿He visto y permitido ver películas pornográficas? ¿He tenido o programado revistas
pornográficas? ¿He contado y pido chistes vulgares? ¿He hecho actos deshonestos solo
o con otros? ¿Le he faltado al respeto y al pudor de los demás? ¿He sido deshonesto en
pensamientos, palabras, obras y acciones? ¿He permitido actos de homosexualidad,
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masturbación, lesbianismo? ¿He-tenido relaciones sexuales con mi novia/novio? ¿He
cometido actos impuros? ¿Hago vulgaridades?
7. No robar. Catecismo. 339-2501. Éxodo 20, 15. ¿He robado? ¿He dañado cosas ajenas? ¿He
aceptado cosas robadas o encontradas? ¿He sido topador? ¿He encubierto al que roba?
¿He perdido tiempo o he sido descuidado en el trabajo o en el estudio? ¿He sido puntual
y responsable? ¿He recibido salario sin haber trabajado? ¿He sido perezoso en los
quehaceres? ¿He sido descuidado y desordenado en mis cosas? ¿He echado a perder
cosas ajenas por descuido o negligencia? ¿He perdido tiempo? ¿He sido vagabundo o
flojo? ¿He malgasto dinero o cosas propias o ajenas?
8. No levantar falso testimonio, ni mentir. Catecismo. 2456. Éxodo 20, 16. ¿He dicho
mentiras? ¿He dañado a otros con la mentira? ¿He levantado calumnias? ¿He revelado
secretos a mí confiados? ¿He divulgado errores, faltas o pecados de otros? ¿He dejado
de decir la verdad? ¿He sembrado discordia, odio y división? ¿He criticado, hablado
mal de otros?
9. No desear la mujer del prójimo. Catecismo. 2515. Éxodo 20, 17. ¿He sido fiel al legitimo
cónyuge? ¿He mantenido relaciones de adulterio? ¿He cometido adulterio de
pensamiento? ¿He respetado a mi cónyuge en la vida íntima? ¿He ayudado al
esposo/esposa en sus tareas? ¿He llegado tarde a casa y descuidando los deberes de
esposo/esposa? ¿He descuidado mis deberes de padre/madre andando fuera del
hogar? ¿He pretendido otra mujer/hombre fuera del matrimonio? ¿He sido fiel a mis
deberes de educar junto con mi cónyuge a los hijos? ¿Les he dado buen ejemplo? ¿He
sabido corregir con firmeza y sin cólera?
10. No codiciar los bienes ajenos. Catecismo. 2534. Éxodo 20,17. Deuteronomio 5,21. ¿He sido
envidioso? ¿Pretendo tener por ambición? ¿He dañado lo ajeno por no ser mío? ¿He
compartido mis bienes con otros?
Otros. ¿Agradezco a Dios los dones recibidos? ¿He guardado el ayuno y la abstinencia?
¿Tengo firme esperanza de la vida eterna? ¿He procurado crecer en la vida espiritual?
¿Participo de algún apostolado dentro de la iglesia? ¿He sobre llevado con fortaleza las
contradicciones de la vida? ¿Estoy dispuesto a corregir mis defectos y pecados?
PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO. 1. Desesperar la Misericordia de DIOS.
2. Presunción de salvarse sin ningún mérito.
3. Impugnación de una verdad conocida.
4. Envidia de los bienes espirituales del prójimo
5. Ser terco en el pecado.
6. Impenitencia final.

PECADOS QUE CLAMAN VENGAZA AL CIELO. 1. Asesinato deliberado (aborto).


2. Sodomía.
3. Explotación de los pobres.
4. Retención injusta de salarios a los trabajadores.
81

Maneras de hacerse cómplice del pecado de otros:


1. Por consejo.
2. Por mandato explícito.
3. Por consentimiento.
4. Por provocación.
5. Por alabanza o lisonja.
6. Por encubrimiento.
7. Participación por silencio
8. Por defensa del mal cometido.
Recuerde que nuestros pecados son de PENSAMIENTO, PALABARA, OBRA Y OMISION,
La mayoría de las personas solamente hacen tres confesiones en toda su vida: La
primera en la preparación a la Primera Comunión, la segunda es para muchos el día del
matrimonio y la tercera es a la hora de la muerte. Confesión de enfermo es confesión
enferma. Arrepentirse de los pecados es sentir tristeza 0 pesar de haber ofendido a
DIOS y a nosotros mismos; por haber pensado, dicho o hecho, lo que hace daño a
nosotros y a los demás; haber dejado de hacer el bien o de prevenir el mal propio y de
los otros. He venido, no para llamar a los buenos, sino para invitar a los pecadores a
que se arrepientan. Lucas 5, 32.
PECADOS CAPITALES: 1. Soberbia. Prepotencia - autosuficiencia ~ orgullo -
presunción - despotismo – odio radical _ violencia - antipatía - desasosiego - belicosidad
- cinismo - crueldad - corrupción - rencor - ansiedad - rebeldía - vanidad – desprecio -
depresión - perturbación - asesinato - crimen - suicidio - miedo`- temores - desolación
- desequilibrios - aniquilamiento - fobias - perturbaciones - represalias - venganzas -
utilitarismo.
2. Avaricia. Usura - celos - codicia - egoísmo - egolatría - caprichos - angustia -
hipocresía - culpa - alcahuetería - insolidaridad - desaires - derroche - presunción -
idolatría - ansiedad - sacrilegios - tormento - falta de caridad - simonía - materialismo -
ambición - avidez - mezquindad – rapacidad - tacañería - cicatería - roñosería - ruindad
- miseria - sordidez - envidia - ansia.
3. Lujuria. Fornicación - incesto - infidelidad - sensualidad - impudicia – erotismo -
seducción - violación - adulterio - masturbación- prostitución - homosexualidad -
lesbianismo - bisexualidad - manipulación genética - fertilización humana artificial -
aberraciones - onanismo - necrofilia - bestialismo - unión libre - abuso sexual -
travestismo - divorcio - aborto - impureza - exhibicionismo sexual y corporal - trata de
blancas – pornografía - acoso sexual - zoofilia - sueños eróticos - nudismo – voyeurismo
- hedonismo.
4. Ira. Injurias - ultrajes - ofensas - burlas - autodestrucción - mal genio - rivalidad -
discordias - hostilidad - riñas violentas - histeria - confusión – fracaso - frustración -
escándalos - destrucción - amargura- odio - berrinche - arrebato - rabieta - enfado ›
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disgusto - enojo - desilusión - sofoco – rabia - cólera - furia - enojo - enfado - irritación
- exasperación.
5. Gula. Alcoholismo - drogadicción - vicios - adicciones -juego - placeres - apegos -
desmedidos - violación a las leyes - inmodestia – tabaquismo - narcotráfico - glotonería
- falta de ayuno - voracidad - avidez - bulimia.
6. Envidia. Vanidad - ostentación - menosprecio - tristeza - soledad – resentimiento -
ambición - falta de perdón - ridiculizo - rechazo - desamor - celos - desanimosidad -
rencor - tirria - rabia - resquemor - desazón - codicia.
7. Pereza. Pesimismo - apego - cobardía - desordenes en la vida - incredulidad -
indiferencia - tedio - sugestión - autogestión - dolor - desprecio – abandono -
aburrimiento - desanimo - holgazanería - apatía - amargura – agnosticismo - relativismo
- desgano - desidia - vagancia - gandulería - negligencia - dejadez - apatía.
Tibieza o pereza espiritual. Herejía - apostasía - profanación - fallar a misa - impiedad
– incredulidad - inmoralidad - duda - malos pensamientos consentidos – penitencia
incumplida - no pagar el diezmo - omisión de pecado- mala intención -
irresponsabilidad - engaño - no santificar las fiestas - rechazo a la oración y a la iglesia
- a Dios - al sacerdote - al obispo- al papa - ateísmo - oración mal hecha - sacrilegios -
falta contra los diez mandamientos - falsa humildad - falsos dioses - celos espirituales -
CONFESIONES MAL HECHAS, EUCARISTÍAS MAL RECIBIDAS, SACRAMENTOS MAL
RECIBIDOS. PECADOS OCULTOS Y PECADOS OLVIDADOS. OCULTISMO - ESOTERISMO
- Nueva era. Mormones - gnosticismo - esoterismo - nueva era - eneagrama – santería
- astrología - sectas - tarót - cartomancia - ciencias ocultas – médium - quiromancia -
tabla guija - ocultismo - gitanas de la buena ventura - amuletos - pactos - supersticiones
- José Gregorio Hernández - bebedizos
- riegos - baños - telepatía - lectura del cigarrillo - conjuros – carta astral - salamientos
- horóscopos - desdoblamiento - heavy metal – viaje astral - métodos silva - magia negra
- magia blanca - masonería – vudú - rosacrusismo - metafísica y chin - Fen Shui -
parapsicología - yoga - espiritismo - satanismo - esencia de flores - rock satánico -
tatuajes
en el cuerpo - pearcing - agüeros - cristaloterapia - círculo de fuego - reencarnación -
yagé - lectura de cartas, mano y tabaco - línea psíquica - maleficios - hechizos - brujerías
- mantras – día de las brujas – Halloween - chamanes indígenas - hare krishna - bola de
cristal - velaciones de fotos - talismanes - hechizos - velas de colores y milagrosas -
contras - mata de sábila conjurada - herradura - pata de conejo - piedras de colores
puestas sobre el cuerpo - numerología - ajos machos - billetes conjurados – dólar
preparado - azabaches - cinta roja cruzada en el pecho de los niños – baños con ramas
aromáticas y flores de superstición - limpieza de casas con altamisa - entierros - todo lo
que altere la conciencia y voluntad de la persona.
Otros. Atraco - engaño - chantaje - despojo - utilitarismo - explotación - manipulación
- peculado - prevaricato - soborno - aprovechamiento – estafa - contrabando ~ comprar
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objetos robados - intolerancia - recelo – intriga - venganza - dureza de corazón -
ligadura de trompas - vasectomía - dispositivos intrauterinos - todo anticonceptivo -
chistes verdes - engaños - contradicción - blasfemia - falsedad - irresponsabilidad -
lavado de cerebro - abuso de confianza - sicariato - mercenario - chismes -
murmuraciones.
ORACIONES. Acto perfecto de amor y contrición. Señor mío Jesucristo. Dios y
hombre verdadero. Creador Padre y Redentor mío por ser Voz quien sois, bondad
infinita y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos
ofendido y también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno y
ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente no volver a pecar. Confesarme
y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.
ORACIÓN FINAL. Pésame, Dios mío y me arrepiento de todo corazón, de haberte
ofendido, pésame por el infierno que merecí y el cielo que perdí, pero mucho más me
pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos, antes querría
haber muerto que haberte ofendido; y propongo firmemente no volver a pecar más y
evita todas las ocasiones próximas al pecado.
ALMA DE CRISTO. Alma de Cristo, Santifícame; cuerpo de Cristo, Sálvame; Sangre de
Cristo, Embriágame; agua del costado de Cristo, Lávame; pasión de Cristo, Confórtame;
Oh buen Jesús, Óyeme; dentro de tus llagas, Escóndeme; no permitas que me parte de
Ti; del enemigo malo, defiéndeme; en la hora de mi muerte, Llámame; y mándame ir a
Ti, para que con tus Santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA CONFESIÓN. Qué grande es tu misericordia, Señor.
Tú me has aceptado como tu hijo y me has colmado de tu amor. Te agradezco, Señor, y
deseo con la ayuda de tu gracia, amarte cada vez más y no ofenderte jamás. Jesús
bondadoso, concédeme que me mantenga fiel hasta el final. Haz que yo siempre desee
y busque lo que a Ti te agrada. Virgen Santísima ayúdame: Tú eres la Madre de la
perseverancia, tú eres la razón de mi esperanza. Intercede por mí, consérvame en la
gracia de Dios, feliz y sin pecado, como lo estoy en estos momentos. Amén.
Miradme oh mi amado y buen Jesús. Que postrado ante vuestra santísima presencia
os ruego con el mayor fervor, que imprimáis en mi corazón. los más vivos sentimientos
de fe, esperanza y caridad, dolor de mis pecados y propósito de jamás ofenderlos
mientras que yo, lleno de amor y de compasión voy considerando vuestras cinco llagas,
comenzando por aquellas palabras que de vos dijo el Santo profeta David: Han
taladrado mis manos y mis pies se pueden contar todos mis huesos. (Padrenuestro, Ave
María y Gloría).

MANDAMIENTOS DE LA SANTA MADRE IGLESIA.


1. Oír Misa entera todos los domingos y demás fiestas de guardar.
2. Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte y si ha
de comulgar.
3. Comulgar al menos por pascua de Resurrección.
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4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.
5. Ayudar a la iglesia en sus necesidades.
OBRAS DE MISERICORDIA. Espirituales:
- Enseñar al que no sabe (Col. 3,16).
- Dar buen consejo al que lo necesita (Col. 3, 16).
- Corregir al que se equivoca (Mt. 18,16).
- Perdonar las ofensas (Mt 18).
- Consolar al triste o afligido (1Tes. 5, ll).
- Sufrir con paciencia los defectos de los demás (Col. 3, 13).
- Rezar a Dios por los vivos y muertos (2Macab. 12, 45)
Corporales:
- Visitar a los enfermos.
- Dar de comer al hambriento.
- Dar de beber al sediento.
- Socorrer a los presos.
- Regalar vestido a los pobres.
- Dar posada al peregrino.
- Dar sepultura a los muertos.

 GUÍA PARA LA MEDITACIÓN DIARIA. Relájese – Con-céntrese. Para comenzar


cualquier periodo de oración es importante lo siguiente: siéntate y acomódate de
tal forma que tu cuerpo esté cómodo y puedas permanecer así tranquilo un buen
tiempo y trata de centrar tu espíritu en lo que vas a hacer. (Recuerda que hay muchos métodos
para ello).
Reconoce. Es necesario que te concientices de la PRESENCIA DE DIOS EN TU VIDA y de
A QUIÉN te diriges en la oración. Puedes decir: "Heme aquí, Padre, ante Tu presencia.
Anhelo que todo lo que transcurra durante este periodo venga a fortalecer mi comunión
contigo. Con la Sagrada Escritura puedes decir: "Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser
su Santo Nombre."
Pide perdón. Este es un momento para la confesión y para entrega personal. Das una
mirada a tu vida y confiesas tu fragilidad, tu pecado y pides perdón a Dios para que te
haga digno de estar en su presencia, ante Él que es Santo, Santo, Santo.
Confíe - abandónese. Necesitas recordar que Dios es un Dios en quien puedes confiar:
"En Ti, oh Dios me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás"; "Confía en Dios sin reserva
alguna, no te apoyes en tu inteligencia, en todas tus empresas tenle presente y Él dirigirá
todos tus pasos." Prv. 3, 5-6.
Conságrate de nuevo a Dios y a su Santa Voluntad. Entrégale tu tiempo, tus emociones,
tu mente y tus actividades. Te puede ayudar la oración de Charles de Foucould: Padre, me
pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea te doy gracias. Estoy dispuesto a
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todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus creaturas. No deseo
nada más Padre. Te entrego yo mi vida, la pongo en tus manos, te la doy con todo el amor de
que soy capaz, porque te amo y necesito darme, entregarme sin reserva, con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre. Amén.
LEE. Este es el momento especial para que tengas contacto con la Palabra de Dios. Abre
tu mente y tu corazón para recibir el Mensaje de Vida que Dios te da en ella. Lee
repetidamente el texto, previamente seleccionado, hasta que puedas narrar su contenido.
MEDITE. Tome tiempo para reflexionar sobre lo que leíste. ¿Cuáles son las ideas
sobresalientes? ¿Quiénes son los personajes? ¿Quién es el principal? ¿Quiénes son los
personajes secundarios? ¿Cuál es la actitud de cada uno de ellos? ¿Cómo comienza y cómo
termina el texto? ¿Qué evidencia el texto?; ¿Qué te inspira el pasaje? ¿Qué es lo que Dios te
está diciendo mediante esta lectura? ¿Qué nueva visión has recibido? ¿Qué nuevo desafió
se te ha presentado? ¿Cómo ilumina tu vida? ¿Cómo debes vivir a la luz del mensaje que has
recibido?...
ORE. Haga oración los sentimientos, pensamientos, las inspiraciones, reflexiones… que la
Palabra de Dios, HOY, suscita en tu interior. (Puedes orar: alabando, dando gracias, bendiciendo, pidiendo
perdón, pidiendo ser protegido, ser liberado, alcanzar una virtud si es voluntad de Dios, alejar de tu vida una situación
o sentimiento negativo, un vicio, un pecado…).
RECUERDE TAMBIÉN. Puede ser la oportunidad para orar por aquellas necesidades y
personas que están muy cerca de tu corazón. (Muchas personas encuentran útil mantener una lista
de personas por quienes orar, no solamente con los nombres de las personas, sino indicando la situación en
que se encuentran para pedir por su necesidad. Los presento amorosamente ante mi memoria y entonces los
encomiendo al cuidado de Dios). Aunque es bueno recordar que esto no es lo principal de la oración.
CONTEMPLE. Este es un don que Dios da a quien Él libremente quiere y cuando quiere,
pues el ser humano no puede por ningún mérito alcanzarlo. Si te es posible suspender, con
la ayuda de Dios, las potencias del alma (memoria, entendimiento y voluntad), si el Señor te
concede la gracia de alcanzar las esferas de lo trascendente, lo espiritual en grado sumo, la
mística… déjate guiar por Él; silencia el pensamiento, los recuerdos, los sonidos, las
imágenes y deja que el Espíritu de Dios te lleve por CAMINOS INSOSPECHADOS. (Recuerde:
esto siempre será don de Dios y sólo de Él y ni siquiera tienes derecho a pedirlo, pues la verdadera oración es
abandono, entrega, HACER SU VOLUNTAD).

''Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios
tiene nada le falta, sólo Dios basta" Santa Teresa de Jesús.

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