Sei sulla pagina 1di 4

AMORES PROHIBIDOS

Introducción.
El amor es parte de la naturaleza de Dios. Y todos los que nos hemos convertido a él
participamos de esta naturaleza suya. Somos invitados amar a todos según el
ejemplo de Dios en Juan 3:16 incluso aquellos que nos consideran sus enemigos. Sin
embargo, la Biblia de manera rotunda que no se debe amar ciertas cosas, conductas
y situaciones que van en contra de la naturaleza de Dios, en contra los principios
divinos. Estos se constituyen para los cristianos “amores prohibidos”.

I). AMAR ENGRANDECERSE A SI MISMO.


Mat 23:5 Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues
ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; 6 y aman los
primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas.

Cuando hablamos de amar, hablamos de anhelar, desear y buscar. En este caso, los
primeros asientos en las cenas de las fiestas y en las sinagogas, es decir reunión
religiosas judías. Jesús se está refiriendo a los escribas y fariseos, gente religiosa de
su tiempo que amaban esas cosas. William Barclay dice:

“a los fariseos les encantaba que les asignaran los puestos principales en las
comidas, a la izquierda y a la derecha del anfitrión. Les encantaban los asientos en la
primera fila de las sinagogas.- En Palestina, los últimos asientos eran para los niños
y para la gente menos importante. Cuanto más adelante estaba el asiento, mayor era
el honor. Los sitios más honorables eran los de los ancianos, que se sentaban de cara
a la congregación. Si un hombre se sentaba allí, todos podían ver que estaba presente
y que se conducía durante el culto con mucha devoción” (Com. de Mateo por
William Barclay).

Ellos amaban la preeminencia. Ser los no: 1. Su vanidad social era tan grande que
buscaban los lugares más visibles y prominentes. Estar sentado en los primeros
asientos era una señal de distinción que muchos buscaban. Por eso Jesús dijo:

“Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los


convidados una parábola, diciéndoles: 8 Cuando fueres convidado por alguno a
bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté
convidado por él, 9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste;
y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar. 10 Mas cuando
fueres convidado, vé y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te
convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los
que se sientan contigo a la mesa. 11 Porque cualquiera que se enaltece, será
humillado; y el que se humilla, será enaltecido” (Lucas 14:7-11).
Hasta el día de hoy hay muchos que buscan el renombre y el aplauso que en algunas
celebraciones los anfitriones han tenido que ponerle nombre del invitado a cada
mesa para que sepa el lugar que le corresponde. Pues hay mucha gente que está
dispuesta hacer cualquier cosa aparecer en los primeros lugares de popularidad. Por
ejemplo pagar grandes cantidades de dinero para los primeros asientos en el teatro,
en los partidos de futbol u otro juego. Tomarse la selfie con el hermano famoso, etc.
No es que sea malo eso. Lo malo es hacerlo con el propósito de buscar el aplauso
público. De ambicionar puestos de honor y de superioridad es una señal de orgullo,
cosa contraria a la humildad.

II). AMAR LAS RIQUEZAS.


Luc 16:13 Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y
a las riquezas.

Aquí se presenta a Dios y a las riquezas como dos señores. Que solo uno de ellos va
a despertar amor y estimación y el otro despertara aborrecimiento y menosprecio por
parte de sus siervos. Pero en toda la Biblia se enseña que solo Dios es merecedor de
nuestro amor y aprecio, no el dinero. Salomón dijo que:

Amar al dinero no da satisfacción: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero”


Amar al dinero no sacará provecho. “y el que ama el mucho tener, no sacará fruto.
También esto es vanidad” (Eclesiastés 5:10). El dinero no pude comprar no salud, ni
amor, ni felicidad, ni vida eterna. Alguien dijo que “El dinero es un buen siervo,
pero como maestro es un monstruo”.

Por eso Pablo aconseja a los hermanos ricos y todos los demás diciendo: “A los
ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las
riquezas, las cuales son inciertas sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en
abundancia para que las disfrutemos. (1 Timoteo 6:17).

¿Cómo saber si amamos las riquezas? Vives preocupado mayor parte del día. Se te
hace difícil compartirlo aun con tu familia. Cuando lo compartes es porque piensas
en sacar más de él. No convives con gente pobre por temor a que te pidan. Estas
dispuesto como Balaam a comprometer sus convicciones cristianas por amor al
dinero. Pedro dice de algunos que:

“Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam


hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad” (2 Pedro 2:15).
A la gente que está enamorada del dinero se le tiene que decir lo que dijo Pablo, que
la “…raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Timoteo 6:10).

III). AMAR GLORIA DE LOS HOMBRES.


Jua 12:42 Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a
causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. 43
Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.

En otras palabras: amaban la gloria que los hombres dan, que la gloria que Dios da.
Los gobernantes tenían miedo de perder su posición de prestigio en la comunidad.
Por eso no reconocían públicamente a Jesús. Prefirieron la aprobación temporal de
la gente que la aprobación eterna de Dios.

Hasta el día de hoy hay muchas personas que no aceptan a Jesús por miedo al qué
dirán. Se acobardan escondiendo sus convicciones para no tener problemas en el
trabajo, en la escuela y aun en su misma familia. Quieren ser cristianos, pero que
nadie se entere. Porque no quieren perder la aprobación de la gente. Jesús dijo: “A
cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré
delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32).

IV). AMAR AL MUNDO.


“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo,
el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15).

Cuando se ama a alguien o a algo se pone toda la atención en ello, se le da todo el


tiempo y se le considera superior a todo lo demás. Jesús dijo: “Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21). Por eso es que no
se debe amar al mundo. Aquí mundo tiene un significado diferente al de Juan 3:16.
Aquí se refiere a la conducta y costumbres pecaminosas de la gente. En otras
palabras no debían amar la mundanalidad, el estilo de vida mundano. El hermano
Demas lo amo y se perdió. (2 Timoteo 4:10)

Ni al mundo y las cosas de este mundo. Las cosas materiales que están en este
mundo material que no debemos apegar nuestro corazón a ellas. (1 Timoteo 6:7,17)
Jesús dijo que no debemos hacer tesoros en el la tierra porque donde este nuestro
tesoro allí estará nuestro corazón (Mateo 6:19-21)

Según Juan no hay espacio para ser neutral, o se ama a Dios o se ama al mundo. El
amor al mundo y el amor a Dios no pueden coexistir porque ellos no tienen nada en
común. No son compatibles. Si se ama a uno de odia a otro. (Mateo 6:24) Estos dos
amores exigen exclusividad. “Porque los que son de la carne piensan en las cosas
de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. (Romanos 8:5;
12:1-2; 2 Corintios 6:15-18)

V). AMAR LA MENTIRA.


“Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los
idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira”. Apocalipsis 22:15

En el cielo no van a entrar los que aman y hacen mentira. Y una de las razones es
porque el cielo no es el hogar de satanás el padre de mentira (Juan 8:44). La Biblia
dice que el infierno fue hecho para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41). El cielo es
el hogar de Dios porque Dios es Dios de la verdad. David dijo: “En tu mano
encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad” (Salmos
31:5).

Hay quien ama tanto la mentira que ha tratado de justificarla diciendo que hay
“mentiras blancas” o “mentiras piadosas” a fin de salirse con la suya. La mentira
nunca va sustituir la verdad. Nunca va a poder contra la verdad. Quién miente se
engaña pensando que la verdad no lo alcanzara. Pero la verdad es tan poderosa que
tarde o temprano descubre todo. Hay muchas razones por las cuales las personas
mienten. Por ejemplo:

Por conveniencia. Para sacar algún provecho.


Por cortesía (Estuvo rico tu pastel)
Para evitar un dolor.
Para esconder algún error.

Sin embargo, la mentira sigue siendo mentira y como tal no va de acuerdo a la


verdad de Dios. Es mejor como dijo Pablo, seguir “la verdad en amor” (Efesios
4:15).

Por eso Pablo también dice: “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad. 25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad
verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”
(Efesios 4:24-25). También: “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado
del viejo hombre con sus hechos…” (Colosenses 3:9).

Alguien dijo que: "El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque
estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera."

La consecuencia negativa será no entrar a la gloria con Dios. “No habitará dentro
de mi casa el que hace fraude; El que habla mentiras no se afirmará delante de mis
ojos” (Salmos 101:7).

Potrebbero piacerti anche