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LA EJECUCIÓN DE JESÚS COMO MUERTE POLÍTICA

Evangelio de San Marcos 12-34 “El escriba le dijo: «Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un
solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con
todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los
sacrificios».

Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: «Tú no estás lejos del Reino de Dios».”

Ahora que estamos rememorando la Pasión de Jesucristo, quisiera exponer mi


punto de vista sobre la ejecución de Jesús. Se nos ha hablado desde siempre que
Jesucristo vino al mundo para redimirnos de nuestros pecados por su muerte en la cruz,
y que tanto nos amó el Padre que envió a su único Hijo para que, con su sangre, expiara
nuestros pecados. Estoy en completo desacuerdo con ese punto de vista.

Podría entender esto si nuestra creencia en Dios fuese de un dios castigador,


vengativo, sediento de sangre. Pero el mensaje que envió Jesús es de Dios como papá,
madre protectora, amante de la Humanidad, de cada persona individualizadamente, que
nos quiere alegres, sin miedos, donde podemos buscar refugio y Ella nos abraza
tiernamente cuando nos perdemos, nos equivocamos. Por ello, esa visión de que Jesús
fue enviado al mundo para que fuese sacrificado, y que su sangre saciara la Sed de
Venganza de Dios por nuestros pecados me parece una blasfemia.

La ejecución de Jesús fue una muerte política. Jesús rompió con todos los
estamentos religiosos de su época, y empezó a cuestionar la jerarquía. Con ello,
molestaba a la poderosa familia de Caifás, pues les echaba en cara su connivencia con el
opresor romano, y su vida lujosa a costa de los más pobres.

Jesús vino al mundo para enseñarnos el camino de la Verdad, de la Vida,


sembrando la esperanza en cada corazón. Rompió muchas barreras sociales al admitir a
la Mujer como discípula (cuando en aquella época nos estaba vedado ser discípulas de
cualquier rabino). Acabó con la discriminación de la Mujer al igualarla con el hombre, y
eso de por sí, ya resultó escandaloso y sospechoso. No tuvo reparos en acercarse a las
clases desposeídas, en curar durante el sabath, en preferir la reconciliación y la ayuda al
prójimo (Mc. 5-25/34, Mc. 2-27, Mt. 5-24) que una asistencia formal a la celebración
litúrgica.

Con ello, y con el ataque frontal a la Injusticia social de su tiempo y las


plusvalías que se obtenían en los negocios a costa de los más pobres (Mc. 11, 15-18), la
consecuencia fue el miedo de la jerarquía política/religiosa de entonces y el complot
para darle muerte. Con Delores Williams, podemos decir que Jesús fue ejecutado con la
tristeza de Dios, porque El no vino al mundo a morir por la Humanidad sino que vino a
Vivir por ella, a predicar un Mundo Nuevo, con valores basados en el Amor. Y esta
nueva forma de pensar y de vivir, no es aceptada por los poderosos, sean de la época
que sean, pues se les quitan las armas de manipulación social (miedos, ansiedades) para
que el mundo trabaje para sus propios intereses, en detrimento de la Justicia Social y la
Paz.

Evidentemente, una persona así no interesa al poder económico y político, y ésta


debe ser eliminada. Jesús bien que sabía cuál iba a ser su final, pues tenía el ejemplo
próximo de Juan el Bautista. Sin embargo, y como José Antonio Pagola infiere, aceptó
su muerte por ser fiel hasta sus últimas consecuencias con la Nueva Buena, la nueva
noticia, lanzada al mundo. Lo que supone un fracaso en términos humanos, es una
victoria para Dios pues el resultado fue la Resurrección.

Dios nos llama a seguir construyendo el Reino de los Cielos en la Tierra. Eso no
es más que luchar por la Justicia, la Paz, el reparto equitativo de los bienes, de un
trabajo y salario justos, vivienda digna, salud al alcance de toda persona que lo
demanda, educación para la infancia, cuidar de nuestro planeta, y todo hecho desde el
Amor. No podemos seguir instalados en nuestras comodidades mientras se producen
otras muertes políticas de personas justas, tal y como hicieron con nuestro Maestro.

Como personas cristianas tenemos que saber que nuestra misión es la redención,
que como cristianas/os somos partícipes de esa lucha. No somos las ovejas, somos los
pastores. No es una responsabilidad de otros (monjas, curas) sino una responsabilidad
personal. Tenemos que luchar para que todo esto sea posible, y tal y como está el
mundo hoy en día tenemos mucho trabajo que hacer.

Luz Sans Soucí.


Mujeres Homosexuales Cristianas
Nueva Magdala

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