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Espacio público y derecho a la ciudad

Autores/as: Delgado Jaramillo, Pilar; Cárdenas Villamil, Javier; García Bañales, Jon.
Título completo: Espacio público y derecho a la ciudad: La política de espacio
público físico y la venta informal en Bogotá.
Editorial: ONU-HABITAT– Alcaldía Mayor de Bogotá
País: Colombia
Año: 2008
Nº de páginas: 202
Disponible en:
http://www.onuhabitat.org/index.php?option=com_docman&task=doc_details&gi
d=270&Itemid=3

Palabras clave: espacio público, derecho a la ciudad, política, espacio físico, ser
humano

Objetivo

Analizar las políticas de aprovechamiento de los espacios públicos y su interrelación


con el desarrollo de las comunidades en términos de seguridad y políticas públicas de
urbanización a partir de las experiencias que el gobierno colombiano ha tenido para la
recuperación de zonas públicas.

Resumen del contenido

Este documento recoge el esfuerzo institucional de sistematizar y divulgar la gestión


del espacio público físico de Bogotá en el marco del derecho a la ciudad. Quiere
contribuir al reto de construir ciudades democráticas donde la vida individual y
colectiva se realice con un alto nivel de desarrollo humano sostenible. Pues bien, para
lograr dicho objetivo, se debe partir del conocimiento de que la ciudad atrae por su
gran capacidad concentradora de potencialidades para mejorar la calidad de vida y el
bienestar humano.

El Municipio, es fruto de la aglomeración, las sinergias espaciales y las grandes


economías de la urbanización y donde se ha dado el aumento de las en las últimas
décadas, recibiendo además, el impacto de la globalización económica que en
términos urbanos se denomina glocalización, es decir, la concreción de lo global en lo
local.

Se estima que la población en áreas urbanas del mundo aumenta a razón de 70


millones de personas cada año, lo que equivale a una nueva ciudad del tamaño de
Madrid, Dallas o San Petersburgo, todos los meses. La escala y el ritmo de este
crecimiento plantea desafíos políticos, económico-sociales y estético-medio
ambientales sin precedentes, pero, si se gestiona con políticas públicas eficaces, la
urbanización es la clave para luchar contra la pobreza y la inequidad.

El proceso de urbanización desde la perspectiva económica se asocia al


predominio del sector secundario (siendo ésta la industria) en sus inicios y el terciario
(perteneciendo al área de los servicios) más tarde. Además, se relaciona igualmente
con:

 el incremento de la productividad del sector agrícola primero e industrial


después
 y los cambios en la elasticidad e ingreso de la demanda: a medida que aumentan
los ingresos disminuye la participación de los bienes agrícolas e industriales tanto
en los gastos familiares como en la economía.

Así, el incremento de la productividad, las elasticidades de los precios y el


ingreso de la demanda con la consecuente participación sectorial en el producto,
además del fuerte valor agregado de la ciudad al comportamiento macroeconómico,
llevan un mundo donde el espacio se torna en espacio público, espacio moldeado y
formado por la sociedad y la historia, dándole un nuevo sentido a la ciudad y a la vida.

Dentro del contexto de la urbanización, toma fuerza el concepto de derecho a la


ciudad, siendo un derecho complejo, político y cultural, que pone al servicio de los
individuos concretos, de la ciudad, al ser su creación colectiva más compleja. Este
derecho, no deja de lado la vivienda e incluso hoy en día se puede pensar como
derecho al hábitat, esto es, como derecho a la vida en un territorio histórica y
socialmente dado. También, éste concepto referente al municipio, se inscribe en la
búsqueda de la plenitud de los derechos humanos, los cuales se encaminan, como se
puso de manifiesto el 18 de junio del año 2008 en el Consejo Intergubernamental de
Naciones Unidas, a la eliminación de la división artificial entre la libertad para vivir sin
temor y la libertad para vivir sin miseria que ha caracterizado al sistema de derechos
humanos desde sus orígenes.

Así pues, el concepto de derecho a la ciudad es la concreción de los derechos


humanos en los territorios globalizados, siendo ante todo, una búsqueda política que
corresponde a un espacio físico e imaginario y a un trabajo. Como nuevo espacio
político, designa un “lugar” donde se entrelazan los múltiples hilos de los seres
humanos, brindando un campo para sus ideas como para sus acciones, cohesionando
el nuevo contrato social que, al basarse en el ejercicio positivo de los derechos, forma
una totalidad indivisible y provista de un nuevo sentido: la simple población toma
progresivamente los rasgos de una comunidad en ejercicio pleno de sus derechos y se
transforma en ciudadanía, dando nuevamente, pero de una forma contemporánea,
vida a la polis.

De lo anterior se deriva que al hacer referencia al espacio público físico no


significa resolver meramente el problema de su provisión, mantenimiento y
protección, ni siquiera el de la gestión de sus diversos usos, promoviendo su
complementariedad, sino también la ponderación de derechos y el abordaje de
estados y procesos que, expresándose en él, remiten más allá de su presencia material
en el espacio público físico. En la medida en que esta ponderación es una cuestión
política, debe realizarse, en el marco del Derecho a la Ciudad. Ello debe hacerse a
través de la autorregulación, tanto formal como informalmente, dentro de la cultura
ciudadana de los habitantes. Desde esta perspectiva, la relación de los habitantes de la
ciudad con el espacio público físico que la configura, no es solo de consumidor o
usuario, sino de ciudadanos activos, y sujetos de derecho que discuten valores, y
ponderan derechos que aplican en el diseño, formulación, implementación, y ser
objeto, en el caso de pertenecer a colectivos vulnerables, de las políticas públicas
relativas a su regulación y restitución.

Por lo tanto, el derecho a la ciudad no es un mero derecho a la ciudad física ni


incluso aquel que pueda garantizarse solamente a sus habitantes. Es una búsqueda
política para implementar en un mundo crecientemente urbanizado un planteamiento
que en su concreción efectiva lleva una alta dosis de complejidad: la política pública, si
bien se hace desde cierto nivel de abstracción técnico-científica, debe igualmente
traducirse en realizaciones efectivas para que el individuo concreto, la “gente”, pueda
tener un disfrute de los derechos para alcanzar un desarrollo humano de calidad y
bienestar.

Cuando se definen políticas públicas desde la ciudad hay que tomar contacto
directo con las necesidades de sus habitantes y a partir de allí definir satisfactores
concretos para la totalidad de la población con capacidad de elevar la calidad de la
vida cotidiana, atendiendo las demandas materiales y psicológicas propias del habitar
en un mundo urbanizado.

Por todo ello, el citado texto queda dividido en una serie de capítulos –
concretamente siete- en donde se hacen referencia a esos requisitos indispensables de
los ciudadanos en el marco del Derecho a la Ciudad.
Así pues, en el primero de los capítulos se aborda el concepto general de hábitat,
su desarrollo humano, la importancia de la ciudad en el mundo contemporáneo y,
finalmente, el derecho existente a la ciudad.

En segundo lugar, se aborda el espacio público, su uso y gestión.

En su tercer capítulo, encontramos la política que se lleva a cabo en Bogotá


sobre las ventas informales y el reto político de las mismas en los espacios físicos de
dicha ciudad, así como sus factores económicos, perfil socio-económico, principios
rectores, entre muchos otros.

A continuación, en el cuarto capítulo se abordará el componente jurídico de la


política de espacio público físico y ventas informales como ahora la tensión entre
derechos concurrentes, normativa y reglamentación.

En el quinto de sus capítulos, se especifican los componentes democráticos y


participación ciudadana, el proceso de concertación, las asambleas locales así como los
pactos de cumplimiento.

En el penúltimo capítulo, se abordarán los componentes socioeconómicos y


urbanos como ahora el desarrollo del Plan Maestro de Espacio Público, distintas
acciones llevadas a cabo así como programas, estrategias y convenios.

Finalmente, en el último de los capítulos se tratarán el espacio físico y derecho a


la ciudad en Bogotá.

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