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¿QUÉ ES LA VERDAD? ENTRE VERDADES ¿PUEDE EXISTIR UNA TEORÍA
MAR I O GÓM EZ TO R R E NTE Y MENTIRAS: MATEMÁTICA DE LA VERDAD?
Mucho se ha dicho acer- LA COMPLEJA HISTORIA CAR LO S R O M E R O
ca de la verdad, pero ¿qué DE UNA URNA ZAPOTECA El artículo debate la teoría
es la verdad en sí? El artí- ADAM S E LLE N filosófica de Alferd Tarski,
culo aborda la definición la cual pretendía demostrar
A partir de su expe-
de este concepto a través matemáticamente la verdad.
riencia, el autor narra
del tiempo y de diferen- ¿Qué tan viable es este mo-
la historia de una urna
tes postulados filosóficos. delo? ¿Cuáles son los pros y
zapoteca cuya autentici-
dad puso en jaque a la los contras de tal intento?
UNAM y al Museo Real
de Ontario: ¿es antigua?,
¿falsa?, ¿verdadera?
20 22 25
FRAGMENTOS PARA TRASLUZ DE LA MENTIRA MENTIR ES UN ARTE,
PENSAR EN LA MENTIRA EN LA LENTE PÚBLICA Y UN SOBREVIVIR TAMBIÉN
E LSA R. B R O N D O COROLARIO ECONÓMICO CAR M E N AMAT
Brondo explora los dife- DAV I D N O R IA M I G U E L ¿Cuál es la identidad
rentes aspectos y nive- A partir del persona- y el origen de Bruno
les de la mentira, desde je principal de la novela Traven? El artículo ha-
el ámbito político has- 1984 de George Orwell, ce un recuento de la
ta el personal, pasando David Noria reflexio- vida y obra del autor,
por su función en temas na acerca de la fun- y analiza el papel que
literarios y artísticos. ción de la mentira en desempeñó la mentira
la sociedad mexicana. en su vida como méto-
do de supervivencia.
I O
FICCIÓN
30 33 37
DARWIN EN EL TALK SHOW NARRAR PARA CONVENCER LA RECONSTRUCCIÓN
E D ITH N E G RÍN O MORIR EN EL INTENTO DE SAN PETERSBURGO
En la novela El cuerpo ex- J O SÉ ANTO N I O LU G O ALO N S O TO LSÁ
puesto, Rosa Beltrán se Lugo recorre los terre- El texto postula un juego
inspira en el naturalis- nos de la ficción par- entre la ficción y el ensa-
ta Charles Darwin pa- tiendo de las narrativas yo, en el que se recons-
ra narrar científica y sa- políticas, pasando por truye el mapa y la ciudad
tíricamente los excesos la literatura e incluso de San Petersburgo por
a los que ha llegado la por temas relacionados medio de los relatos de
sociedad. Así, por me- con la astrología. Así, eminentes autores rusos.
dio de la ficción, la escri- el artículo no pierde de
tora revela duras verda- vista la necesidad que
des de nuestros tiempos. tenemos de crear rela-
tos que nos expliquen
a nosotros mismos.
H
ay muchas preguntas sobre la ver-
dad que se hace la gente, y los
filósofos en particular. ¿Cómo se
puede saber la verdad? ¿Qué fines
puede cumplir saberla? ¿Quién
sabe o puede saber la verdad?
¿Cómo se puede ocultar la ver-
dad? ¿Con qué fines? ¿Quién la
oculta o la puede ocultar? ¿Es la
verdad cruel? ¿Bella? ¿Compleja?
¿La mejor máscara de sí misma? ¿Siempre más
extraña que la ficción (como afirmó categórica-
mente Byron)? ¿Tan valiosa que debemos econo-
mizarla (como sugirió quizás irónicamente Mark
Twain)? Y éstas son sólo unas pocas. Pero hay
una pregunta sobre la verdad que no se hace mu-
cho la gente en general y a la que los filósofos se-
guramente hemos prestado más atención que a
ninguna de las otras: ¿qué es la verdad? No en va-
no se dice a veces de los filósofos (y no siempre
“¿
E
s real?” Es una pregun-
ta frecuente que se escu-
cha entre los curadores de
museos. En el sentido más
estricto, todos los objetos
son reales; tienen sustancia
y existen fuera de nuestra
imaginación. Pero esto, por
supuesto, no es el sentido
de la pregunta. Cuando al-
guien pregunta “¿es real?”, ellos quieren saber si el
objeto en cuestión fue producido por primera vez
por una persona o cultura, en un lugar particular o
en un momento determinado. Es decir, muchas ve-
ces se considera que los objetos en los museos son
emisarios inmaculados de un pasado remoto. No
obstante, sabemos que los visitantes de un museo
toleran, de hecho esperan, algunas intervenciones
posteriores en los objetos expuestos en sus vitrinas;
quieren que las ollas estén pegadas, que el óxido
Q
1
“¿
ué es la verdad?” se pre-
guntaba Poncio Pilato.
Esta pregunta tiene dos
sentidos, relacionados
pero no iguales. Puede
preguntar qué cosas son
verdaderas; pero tam-
bién puede preguntar
qué es la verdad en sí
misma —¿qué carac-
terísticas constituyen el que algo sea verdadero?
La primera pregunta es la más usual, y probable-
mente era lo que Pilato tenía en mente: la usamos
cuando, enfrentados con un conjunto de posibilida-
des, nos preguntamos cuál de ellas es la correcta.
En ese tipo de circunstancias, la pregunta de Pilato
significa “¿Cuál es la verdad sobre este tema?”.
PARA PENSAR
EN LA MENTIRA
1.
2.
2
Hermanas de la luz y Sin duda hay mentiras peligro-
la oscuridad, la verdad sas y terribles. El “aquí no ha pa-
ilumina y la mentira sado nada” de la Iglesia católica
sume en las tinieblas. frente a los casos de pederastia clerical.
Como en todo opuesto La negación sistemática de un gobier-
binario no hay medias no frente a su responsabilidad en casos
tintas, blanco y negro, de detenciones arbitrarias, tortura o des-
bueno y malo, pero en aparición forzada. Las falsas promesas
un plano más com- de los políticos. Los fraudes electorales.
plejo sabemos que la La quimera de la justicia para las muje-
mentira tiene muchas dimensiones, res asesinadas, los periodistas asesina-
niveles y contextos, tanto como la ver- dos, los defensores de derechos humanos
dad. Nietzsche decía, “no hay hechos, asesinados. La población asesinada…
sólo interpretaciones” y al decirlo pu-
3.
so en entredicho la visión lapidaria de La tarjeta roja para los poetas es
la mentira y la verdad. Tanto una como uno de los tópicos del pensamien-
la otra dependen de tradiciones, jui- to Platónico. El filósofo griego reco-
cios, modos de ver el mundo, intereses mendaba en la República la expulsión de
creados, niveles éticos, circunstancias Homero porque mentía. Para Platón, tam-
históricas, creencias. Entonces debe- bién los sofistas —profesores pagados de la
ríamos hablar de mentiras; de dónde, naciente retórica griega—, eran carne de es-
cuándo y por qué se formulan; de for- carnio porque enseñaban a persuadir y no
mas criminales, horribles, vulgares, va- a alcanzar la verdad como la filosofía, por
nas, creativas o hermosas de mentir. tanto, también mentían. La representación
artística y la persuasión retórica quedaron
inscritas en el terreno fangoso y negati-
vo de la mentira. Platón es el culpable.
5.
Carlo Collodi publicó entre 1882 famosa frase, “Ceci n’est pas une pipe” dadero. Una pistola de mentira.
y 1883 la historia emblemáti- (Esto no es una pipa). Podemos perder- Parecer mentira algo. Ser increíble
ca de la mentira. Le avventure di nos en disquisiciones o escribir como o difícil de creer.
Pinocchio apareció por entregas en el Foucault un ensayo sobre las parado-
10.
periódico Giornale Per I Bambini. Muy jas que introduce Magritte acerca de la La teoría de los mundos po-
poco ha llegado a nuestros días de su representación visual y el lenguaje. De sibles (Doležel) recuerda a la
trama siniestra, pero su moraleja ha cualquier manera, el artista belga nos idea que tenía Aristóteles so-
sobrevivido, al menos hasta la versión regala un problema que tiene que ver bre la literatura y la historia. Aristóteles
edulcorada de Walt Disney de 1940: la con la noción de mentira en las artes. pensaba que la literatura era la potencia
mentira envilece, en tanto la verdad nos de lo que podría suceder, mientras que
8.
hace humanos. Bildungsroman (nove- Como una posible respuesta a La la historia sólo podía dar cuenta de lo ya
la de formación) o Road story (historia traición de la imágenes de Magritte, sucedido. Salvando las ríspidas relacio-
de viaje), la novela de Collodi expone Joseph Kosuth (Ohio, 1945) expone nes entre verdad y ficción, los mundos
los avatares de un muñeco de made- la obra One and Three Chairs (Una y tres posibles rescatan a la literatura de ser
ra, cuyas malas decisiones y sus men- sillas) en 1965. Se trata de una instalación sinónimo de mentira: Homero podría
tiras lo ponen en peligro. ¿Sería por en donde aparece la fotografía de una si- regresar a la República y Bradbury a los
eso que Cyrano de Bergerac (Edmond lla, la definición de diccionario de la pa- terrenos de una realidad paralela. En
Rostand) tenía una enorme nariz? En labra silla y una silla de madera. Kosuth ocasiones uno puedo pensar que estos
su caso, la mentira fue el vehículo pa- omite el dibujo o la pintura de una silla, universos imaginarios no sólo habitan
ra amar y afirmar su humanidad. dejando que la fotografía enfrente sus la ficción del arte. Basta con recordar
propias paradojas de representación. un buen día de rocambolescos trámi-
6.
En un taller para ilustradores in- ¿Cuál es la silla verdadera?, ¿cuál la de tes (sean los que sean), para experimen-
fantiles, el artista español Miguel mentiras? Kosuth otorga el mismo lugar tar esos mundos posibles que escapan
Tanco revisó un ejercicio gráfico al lenguaje, a la imagen y al objeto. Los a la lógica más rigurosa de la “realidad”.
sobre Pinocchio. El objetivo era hallar tres son el concepto y de todos ellos el
11.
la esencia del personaje y represen- lenguaje es el más universal, porque al Mentira. Falsedad. Ficción. Far-
tarlo gráficamente. A Tanco le llamó la nombrar la palabra silla se nombra a to- sa. Invención. Disimulo. Qui-
atención una ilustración de Pinocchio das ellas. Pero al mismo tiempo, el len- mera. Apariencia. Fingimiento.
en donde su enorme nariz, converti- guaje no corresponde a la verdad del Simulación. Falacia. Engaño. Fraude.
da en espada, atravesaba un corazón. objeto. Nombramos a las cosas, según el Falsificación. Artificio. Argucia. Añaga-
La imagen era por demás dramática, lingüista Saussure, arbitrariamente o co- za. Treta. Subterfugio. Patraña. Bulo.
aunque captaba la esencia de la his- mo decía Benveniste, por necesidad. ¿El Fantasía. Chanchullo. Chisme. Enredo.
toria. Tanco hizo notar al estudiante lenguaje es una mentira? Embuste... Triste es aquél que nunca ha
que si bien Collodi era tremendamen- mentido en nombre de la imaginación. •
te cruel, la mentira para los niños tiene
otro carácter: “El poder de la imagi- Elsa R. Brondo es técnica académi-
nación infantil está ligada a la menti- ca del Instituto de Investigaciones
ra; la verdad, no, es plana e insulsa”. Filológicas de la unam.
S
I alma— tiene que repetir a coro: “la guerra
abemos que al niño le es paz, la libertad es esclavitud, la igno-
ha nacido su mundo in- rancia es fuerza”, lema del Partido, con tal
terior con la primera de ocultar los sentimientos que fatalmen-
mentira. Manifestación te lo condenarán como traidor, al paso que
inaugural de la rebel- la verdad queda relegada al secreto de su
día, suple la capacidad diario. Pero este recurso de conservación
de cambiar la norma no es más que la muleta del lisiado y la li-
que se muestra invaria- mosna con la que sobrevive el mendigo,
ble y enojosa por la pro- pues la mentira está como atada a la preca-
tección que gana para la desobediencia, riedad, y mal podría cambiar de raíz la con-
que de suyo es incapaz de imponerse dición opresora. Del mismo modo en que
abiertamente. La mentira es la defensa el Lazarillo de Tormes sortea adversidades
solapada del desvalido. Por esto el pícaro mudando de amo y de villa con sus falsías
es el personaje que más típicamente usa y argucias, pero es incapaz de transfor-
de ella, porque en sí encarna las desven- mar la falsa sociedad en la que tenderos,
tajas e inferioridades cardinales: la natu- curas e hidalgos comercian con ruindad y
ral, aunque transitoria, que es la niñez, y apariencia, así tampoco el disidente políti-
la sociológica, más persistente, que es la co de 1984 podrá jamás romper la pantalla
pobreza. Pero hay otras, como la política. que lo observa y el altavoz que lo domina.
Donde hay mentira hay un poder con- Y es tanta la tiranía
tra el que se lucha, pero clandestina o de esta disimulación,
miserablemente: Winston Smith no pue- que aunque de raros anhelos
de sino vivir mintiendo para soportar, por se me hincha el corazón
un trecho al menos, la represión del ré- tengo miradas de reto
gimen de disciplina y asepsia espiritual y voz de resignación.
del Gran Hermano, y su boca —que no su Alfonso Reyes
ES UN ARTE,
SOBREVIVIR
TAMBIEN
´
B.
Traven murió en mar- comercial en Alemania, declaró que escri-
zo de 1969, en la calle bía en inglés y después traducía para en-
Río Mississippi, en la viar los textos a ese país. Ahí se vendían
Ciudad de México. Sus muy bien sus novelas ¿Qué iba a hacerle?
cenizas fueron espar-
cidas, a petición suya, Se bajó del barco de vapor en el puerto de
en el río Jataté, en el Tampico. El sol característico de la costa del
estado de Chiapas. A Golfo le soltó un golpe en la cara. Entrece-
su muerte, los trave- rró los ojos. Algo del brillo de espejo de las
nólogos tratarían, una vez más, de hallar once, sobre las olas del mar, lo desconcertó.
la identidad del hombre de las mil caras. Llevaba días viajando en un pequeño y os-
Unos días después del suceso, en un ar- curo camarote. Era el verano de 1924.
tículo breve, Antonio Castro Leal confron- Nadie sabe cuántos años tiene el extran-
taba a su colega, Manuel Pedro Gonzá- jero ni dónde nació; estadounidense de
lez, quien había erigido a B. Traven como origen nórdico es el cuento que relatará a
uno de los grandes escritores mexica- quien lo escuche: “nací en una pequeña
nos. No, contesta Castro Leal a González, cabaña del medio oeste norteamericano,
aunque nadie niegue su pluma prodigio- mis padres son del norte de Europa”.
sa, Traven no debe ser considerado en Se trata del maestro del misterio, “del
nuestras letras: “¿cómo puede pertene- hombre que nadie conoce”. Por lo de-
cer a nuestra literatura, escrita en espa- más, él intentará por siempre, valiéndose
ñol, un novelista en lengua inglesa?”. de tretas y cortinas de humo, esconder-
B. Traven llegó a México cargando en le su origen a quien se interese por él. No
la mochila un pasado de misterio. Desde quiere tener un papel a la mano que logre
su arribo, respondió a quien le pregun- identificarlo. Como Gales, el personaje de
tara que él era estadounidense, y ante el su primera novela, sabe que poseer ese
cuestionamiento por la fama y el auge papel es más peligroso que no tenerlo.
E
n 2013, Rosa Beltrán publica El
cuerpo expuesto (Alfaguara), li-
bremente inspirada en el céle-
bre naturalista Charles Darwin.
Se trata de la 5ª novela de una
de las más sugerentes narrado-
ras mexicanas contemporáneas,
que además cuenta en su haber
con tres libros de relatos, dos de
ensayos e innumerables artícu-
los. Una obra que, en conjunto, ha sido obje-
to de excelente recepción crítica, numerosas
traducciones y merecidos reconocimientos.
Al iniciar la lectura parecería que El cuerpo
expuesto es solamente un libro muy instruc-
tivo, imbuido de verdad que a, través de una
atractiva redacción, establece un puente de
sabiduría entre las ciencias y las humanida-
des, una reflexión humanista sobre el queha-
cer científico.
D
urante las últimas décadas me
he dedicado al discurso polí-
tico, la narrativa, la astrolo-
gía y la crítica literaria. Es de-
cir, me he dedicado a narrar,
a contar historias. Veamos.
En 2006, publiqué con Yolanda
Meyenberg Palabra y poder:
Manual del discurso político
(Grijalbo, 2006). En el capítulo
“La construcción literaria de un personaje po-
lítico”, describí la manera por medio de la cual
Flaubert construye a Emma Bovary, contándo-
nos detalles que permiten que elaboremos en la
imaginación una imagen de ella. Señalé también
1.
A Luigi Amara
3.
Evitar la destrucción de San Petersburgo el que basta una línea recta. Si algo está curva-
era un proyecto que contenía a su vez do en la ciudad, no se debe a una planificación
otros proyectos secretos. El mapa te- específica, sino a que Pedro I era un delineante
nía que ser removido, modelado, trazado y fi- descuidado, cuyo dedo se deslizaba a veces fue-
jado de acuerdo a una lectura particular: no ra del borde de la regla y el lápiz lo seguía. Este
de libros, sino de redes de signos, no de for- gesto entraña algo fundamental de la naturaleza
mas acabadas, sino de pistas de un complica- del poder y el arte, si recordamos ciertos juegos
do rompecabezas urbano. Puesto que nunca infantiles en los que la imaginación sustituía a
había estado en San Petersburgo, la única op- la realidad misma, podemos llegar a comprender
ción para rehacer la ciudad a escala era ciñén- lo que el zar lleva a la práctica: la materialidad
dome a las indicaciones de la literatura, en úl- del delta del Neva es la imitación de un mapa.
5.
tima instancia, radicalizar el acto de leer. Con indicaciones de Gogol, tracé la ave-
nida Nevski. Cruzada de lado a lado, su
extensión debía conectar al Neva del ex-
tremo este al oeste hasta el cementerio Tijvin. El
relato “La nariz” me permitió ubicar poco des-
pués el barrio Vyborg unido con el resto de la ciu-
dad por el puente Liteynyy. El reconocimiento
de todo lo relativo a estaciones de tren y puentes
aledaños al río lo obtuve de Petersburgo, nove-
la de Biely en la que aborda el furor revoluciona-
rio de 1905 enmarcado en el conflicto de la fami-
lia Apolónovich, veta ética de la narración. Por
Dostoievski situé la plaza del Heno, lugar en el
que Raskólnikov se arrodilla para besar la tierra
en busca de expiación por el asesinato que come-
tió. El río Fontanka estaba allí, donde Goliadkin
quejumbroso se veía mirándose en El doble.
Evitar la destrucción de
San Petersburgo era un
proyecto que contenía a su
vez otros proyectos secretos
9.
ción visual y simbólica. La relación del jinete Una persona es extranjera hasta el mo-
de bronce y el hombre, conmigo, es la misma mento en el que comienza a partici-
que guarda todo individuo con la predestina- par de la fantasía de una cultura. Miro
ción, el Zar simboliza el triunfo de la huma- el mapa completo, posiblemente nadie más
nidad sobre la naturaleza, pero también sobre lo consulte en mucho tiempo, y me detengo
el destino histórico detentado por el Estado. a comprobar que estuve en la ciudad de otra
7.
Esta mañana llevé un esbozo de la re- manera, lejana y diáfana, como en un sue-
construcción de San Petersburgo a ño. Entre las hojas de un Atlas cualquiera, ese
Elena, amiga dibujante que me ayu- sueño encuentra un eco en el mapa que evi-
dó a detallarlo sobre una hoja couché. Antes tó la destrucción de San Petersburgo. •
de salir de su estudio con la mitad del ma-
pa en las manos, me detuvo por la espal- Alonso Tolsá es ex becario del FONCA
da para mostrarme un reloj de bolsillo en la categoría de ensayo.
que sacó del fondo de una caja de made-
ra. El reloj, hecho de plata, era de cuer-
da y en un costado tenía grabadas las ini-
ciales de un nombre que no reconocí.
—Míralo —ordenó— El reloj parece avan-
zar, pero siempre da vueltas sobre sí mis-
mo. Está como atrapado dentro de su propio
mecanismo y, sin embargo, sus posibilida-
des son infinitas. El reloj es una síntesis li-
mitada y a la vez inconmensurable del tiem-
po, como tu mapa lo es del espacio, ¿trozos
de ficción anclados al pozo de la “realidad”?
Elena se ajustó los lentes al filo de la na-
riz. Al pronunciar la última palabra entre-
comilló con los dedos, luego pesó el reloj
en su mano extendida, por un momento en
medio de la palma pareció suspenderse.
—El mapa y el reloj son el invento de
una suerte de fetichismo frente al cambio
y la desorientación, una certeza provisio-
nal a la escala de la mano. —Hizo una pau-
sa en la que remangó su chamarra. La piel
rechinó como una rama movida por el vien-
to—. A veces, cuando me lo quedo mirando,
no sé si el tiempo ocurre dentro o fuera de
él. Pienso que si pasara unas horas sin cuer-
da, todo a mí alrededor quedaría paralizado.