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ENCUENTROS2050

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ENRIQUE GRAUE WIECHERS Encuentros2050, Año 2, Número 14


Rector (Febrero 2018) es una publicación mensual,
editada por la Universidad Nacional Autónoma
L E O N A R D O LOM E L Í VA N E G A S
de México, Ciudad Universitaria, Delegación
Secretario General Coyoacán, Ciudad de México, C.P. 04510, a
A L B E R TO V I TA L D Í A Z través de la Coordinación de Humanidades,
Coordinador de Humanidades Presidente Carranza 162, Col. Villa Coyoacán,
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Encuentros2050
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Jefa de redacción y Editora responsable C.V., Centeno 195, Col. Granjas Esmeralda,
C.P. 09819, Delegación Iztapalapa, Ciudad de
México, este número se terminó de imprimir
el día 30 de enero de 2018, con un tiraje de
NÚMERO 14, FEBRERO DE 2018 2000 ejemplares, impresión tipo offset, con
papel bond de 120 gramos para los interiores
y cartulina sulfatada de 250 gramos para
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B I FO F R Í A S Distribuida por la Coordinación de Huma-


Ilustraciones Verdad nidades, Presidente Carranza 162, Col. Villa
Coyoacán, Delegación Coyoacán, Ciudad de
Z U L AY C R E S TA N I México, C.P. 04000.
Ilustraciones Mentira
ITZEL JOHANA
Ilustraciones Ficción
14
Febrero arrastra consigo la renovada intención de discutir vie-
jas interrogantes. Cada generación las actualiza a su manera,
con la perspectiva que el presente impone. Y, sin embargo, los
esfuerzos interpretativos de cada una se acumulan en cadenas
o, mejor dicho, en hilos que guían a quienes vienen detrás.
Calderón de la Barca dice en El laberinto del mundo que “el
hilo de la Verdad es tan constante y tan fuerte que por más que
le adelgace, no es posible que se quiebre”. En la aproximación
a la verdad, somos como Teseo intentando salir del laberinto
de Dédalo, con aliados y ene-
migos en los flancos. Pero a
ENCUENTROS2050 decir verdad, la verdad condi-
ciona la noción de dos parien-
PR E S E NTAC IÓN tes consanguíneos: la mentira
y la ficción. Por eso es justo
decir que Ariadna nos tiende simultáneamente sus tres hilos;
los relatos que hacemos para mantener un vínculo con nuestro
pasado nos abandonan a un mundo en el que las fronteras en-
tre la verdad, la mentira y la ficción se desvanecen. Puesto que
el minotauro actúa sobre ellas como un astuto prestidigitador,
nuestras vidas son libros en los que registramos experiencias
que no siempre sabemos clasificar. Este número despide al úl-
timo mes de invierno. Mientras tanto, repetimos otra célebre
cita de Calderón: “¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra,
una ficción…”. Esperamos junto al lector el arribo de la prima-
vera con la ilusión de que a la luz del día podamos encontrar-
le nuevas rutas al laberinto. M A R Í A O R D Ó Ñ E Z C RU I C K S H A N K
S U M A R
VERDAD

8 11 14
¿QUÉ ES LA VERDAD? ENTRE VERDADES ¿PUEDE EXISTIR UNA TEORÍA
MAR I O GÓM EZ TO R R E NTE Y MENTIRAS: MATEMÁTICA DE LA VERDAD?
Mucho se ha dicho acer- LA COMPLEJA HISTORIA CAR LO S R O M E R O
ca de la verdad, pero ¿qué DE UNA URNA ZAPOTECA El artículo debate la teoría
es la verdad en sí? El artí- ADAM S E LLE N filosófica de Alferd Tarski,
culo aborda la definición la cual pretendía demostrar
A partir de su expe-
de este concepto a través matemáticamente la verdad.
riencia, el autor narra
del tiempo y de diferen- ¿Qué tan viable es este mo-
la historia de una urna
tes postulados filosóficos. delo? ¿Cuáles son los pros y
zapoteca cuya autentici-
dad puso en jaque a la los contras de tal intento?
UNAM y al Museo Real
de Ontario: ¿es antigua?,
¿falsa?, ¿verdadera?

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MENTIRA

20 22 25
FRAGMENTOS PARA TRASLUZ DE LA MENTIRA MENTIR ES UN ARTE,
PENSAR EN LA MENTIRA EN LA LENTE PÚBLICA Y UN SOBREVIVIR TAMBIÉN
E LSA R. B R O N D O COROLARIO ECONÓMICO CAR M E N AMAT
Brondo explora los dife- DAV I D N O R IA M I G U E L ¿Cuál es la identidad
rentes aspectos y nive- A partir del persona- y el origen de Bruno
les de la mentira, desde je principal de la novela Traven? El artículo ha-
el ámbito político has- 1984 de George Orwell, ce un recuento de la
ta el personal, pasando David Noria reflexio- vida y obra del autor,
por su función en temas na acerca de la fun- y analiza el papel que
literarios y artísticos. ción de la mentira en desempeñó la mentira
la sociedad mexicana. en su vida como méto-
do de supervivencia.

I O
FICCIÓN

30 33 37
DARWIN EN EL TALK SHOW NARRAR PARA CONVENCER LA RECONSTRUCCIÓN
E D ITH N E G RÍN O MORIR EN EL INTENTO DE SAN PETERSBURGO
En la novela El cuerpo ex- J O SÉ ANTO N I O LU G O ALO N S O TO LSÁ
puesto, Rosa Beltrán se Lugo recorre los terre- El texto postula un juego
inspira en el naturalis- nos de la ficción par- entre la ficción y el ensa-
ta Charles Darwin pa- tiendo de las narrativas yo, en el que se recons-
ra narrar científica y sa- políticas, pasando por truye el mapa y la ciudad
tíricamente los excesos la literatura e incluso de San Petersburgo por
a los que ha llegado la por temas relacionados medio de los relatos de
sociedad. Así, por me- con la astrología. Así, eminentes autores rusos.
dio de la ficción, la escri- el artículo no pierde de
tora revela duras verda- vista la necesidad que
des de nuestros tiempos. tenemos de crear rela-
tos que nos expliquen
a nosotros mismos.

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VERDAD
´
¿QUE ES
LA VERDAD?
MARIO GÓMEZ TORRENTE

H
ay muchas preguntas sobre la ver-
dad que se hace la gente, y los
filósofos en particular. ¿Cómo se
puede saber la verdad? ¿Qué fines
puede cumplir saberla? ¿Quién
sabe o puede saber la verdad?
¿Cómo se puede ocultar la ver-
dad? ¿Con qué fines? ¿Quién la
oculta o la puede ocultar? ¿Es la
verdad cruel? ¿Bella? ¿Compleja?
¿La mejor máscara de sí misma? ¿Siempre más
extraña que la ficción (como afirmó categórica-
mente Byron)? ¿Tan valiosa que debemos econo-
mizarla (como sugirió quizás irónicamente Mark
Twain)? Y éstas son sólo unas pocas. Pero hay
una pregunta sobre la verdad que no se hace mu-
cho la gente en general y a la que los filósofos se-
guramente hemos prestado más atención que a
ninguna de las otras: ¿qué es la verdad? No en va-
no se dice a veces de los filósofos (y no siempre

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con simpatía) que nos interesa más una cuestión cuanto más Aunque la tendencia general de la modernidad
fundamental es; y la pregunta acerca de qué es la verdad es fue hacia la “objetivización” y la “deshumani-
en un sentido claro más fundamental que las otras, pues ¿no zación” de los saberes, la modernidad filosófica
descansan las otras preguntas en el supuesto de que la ver- fue a veces en la dirección opuesta. En parti-
dad es algo, una cierta propiedad o característica de algunas cular, muchos problemas filosóficos se aborda-
cosas que decimos o pensamos, con una naturaleza particu- ron en términos epistemológicos, o sea desde la
lar que determina o condiciona precisamente cuáles serán perspectiva de sus relaciones con el conocimien-
las respuestas a esas preguntas? to humano. La cuestión de qué es la verdad no
Algunos filósofos han simpatizado con la posibilidad de fue una excepción. Algunos de los críticos de
que la verdad no sea realmente nada; otros, con la de que la teoría de la coincidencia, incluidos los posi-
haya tantas propiedades que en un momento u otro llama- tivistas lógicos y otros filósofos de las tradicio-
mos ‘la verdad’, que en realidad no sea correcto pensar que nes empirista e idealista, propusieron esta idea:
haya una sola que merezca ese nombre. En cualquiera de una oración es verdadera cuando es “coheren-
esos casos tendría un buen fundamento la presumible ironía te” con un grupo de otras oraciones especia-
de Poncio Pilato cuando le pregunta a Jesús ‘¿Qué es la ver- les de las que podemos tener una gran certeza,
dad?’ (y no se queda a esperar su respuesta, que, como sa- un grupo identificado generalmente con el de
bemos por otro pasaje del mismo Evangelio de Juan, es que las oraciones que describen “datos de nuestra
la verdad es Jesús mismo). Y quizás el variado panorama de experiencia”—cosas del tipo ‘Percibo una for-
respuestas a nuestra pregunta que los filósofos han ofreci- ma rectangular y brillante con manchas negras
do justifique aún más la ironía pilatiana: como es su cos- ahora’ (dicha ahora por mí ante esta pantalla en
tumbre sea cual sea la cuestión de la que traten, los filósofos que escribo las oscuras palabras que luego lee-
no se han puesto de acuerdo sobre qué es la verdad, y han rá el lector). ¿Y qué quiere decir ‘coherencia’?
propuesto muchas teorías incompatibles al respecto. Cada La idea intuitiva es que son coherentes las ora-
uno de los proponentes de estas teorías piensa sin duda que ciones no refutables por las verdades especia-
su teoría favorita enuncia la verdad acerca de la verdad. les, por ejemplo, por las mencionadas oracio-
Hay sin embargo una caracterización especialmente na- nes acerca de “datos de nuestra experiencia”.
tural de la verdad, asociada a Aristóteles, el gran genio fi- Una dificultad de esta propuesta es que ninguna
losófico de la Antigüedad, según la cual una oración o un oración parece refutable por las oraciones espe-
pensamiento tiene la propiedad de la verdad, o es verda- ciales excepto ellas mismas. Cualquier oración
dero, cuando describe las cosas de la manera como son, con un grado menor de certeza parece compa-
cuando coincide con los hechos. La verdad se da allí donde tible con los “datos de la experiencia”, supues-
las palabras o los pensamientos coinciden con los hechos. to que uno esté dispuesto a acompañarla de un
¿Podría haber algo más evidente? Bien, por evidente que es- sistema apropiado de creencias “coherentes”
ta idea resulte, a muchos filósofos les ha parecido oscura. con esa oración y con las oraciones especiales.
A algunos les ha parecido excesivamente oscura la noción ¿Acaso no podemos imaginar una concepción
de coincidencia, de describir las cosas de una cierta mane- de la realidad, coherente con los datos de nues-
ra, en parte por una supuesta oscuridad de la relación en- tras experiencias sobre (aparentes) fósiles de tri-
tre las oraciones o los pensamientos y los hechos que des- ceratopos, en la que sin embargo los tricerato-
criben. (¿No es misteriosa —dirían —la cuestión misma de pos nunca existieron? (Al fin y al cabo, muchos
qué es un pensamiento, como sabe el que compara lo que creyentes en la verdad literal del Génesis creen
cree que pasa por su mente con una imagen de resonancia vivir en una realidad así, en la que los aparen-
magnética de su cerebro? ¿Y acaso no es en virtud de que tes fósiles de triceratopos fueron creados por
una oración expresa un pensamiento que esa oración pue- Dios junto con el resto del mundo que conoce-
de ser verdadera?) A otros, les ha parecido que no tenemos mos.) ‘Los triceratopos vivieron en el Cretácico’
una concepción de la noción de hecho según la cual todas no sería verdadera en un sentido absoluto para
las oraciones que llamaríamos verdaderas describan un “he- el “coherentista”, pero esto parece un disparate.
cho”; quizá —se ha dicho— tenemos una concepción de Otro tipo de caracterizaciones de la noción
la noción de hecho según la cual es un hecho que la Torre de verdad en términos de nociones epistemoló-
Eiffel está hecha de hierro dulce, pero no según la cual ha- gicas son las caracterizaciones “pragmatistas”,
ya un hecho descrito por la verdad de que 17 sólo es divisi- asociadas a los filósofos estadounidenses de la
ble sin resto por sí mismo y por 1. (Tenemos bien ubicado escuela del mismo nombre. La idea general de
al objeto que es la Torre Eiffel en una cierta zona del espa- estas caracterizaciones es que una oración ver-
cio-tiempo, pero quizá no está plenamente claro qué clase dadera es una que los seres humanos, dadas
de cosa es el número 17 y cuál es su lugar en la realidad). ciertas condiciones más o menos idealizadas de

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su desempeño cognoscitivo, llegarían a creer idea de cuál pueda ser. De la misma manera, si afirmo ‘Todas
o aceptar en un estadio más o menos idealiza- las observaciones hechas por los físicos generan datos de la
do de la historia humana. Una objeción a esta experiencia verdaderos’, no estoy por ello haciendo algo que
idea es que no es en absoluto claro que no va- podría hacer afirmando individualmente todas las oraciones
ya a haber alguna oración falsa que los seres de las que hablo —hacerlo sería simplemente imposible.
humanos estén condenados a aceptar a causa Ha habido autores no redundantistas que han busca-
de la naturaleza de los mecanismos cognosci- do otras maneras de defender una tesis sólo algo más débil
tivos de que disponen. (Quizá los pragmatistas que la redundantista, a saber, la tesis de que ‘es verdad’ y
están condenados a autoengañarse pensando ‘es verdadera’ no expresan una propiedad “sustantiva” de
que se puede en principio conocer toda la ver- las oraciones que la poseen, sino una propiedad en algún
dad sobre un tema, para no buscar un ejem- sentido “insustantiva”. La llamada teoría “semántica” de la
plo muy lejano.) Pero es incluso más discuti- verdad es una de esas teorías insustantivistas de la verdad.
ble que todas las oraciones verdaderas tengan Desarrollada por el gran lógico del siglo XX Alfred Tarski pa-
la propiedad enunciada por el pragmatista; es ra ciertos lenguajes de la lógica y la matemática, pero exten-
razonable pensar que muchas verdades están dida por otros a fragmentos de las lenguas naturales, postu-
fuera del alcance cognoscitivo de los seres hu- la que la verdad se puede ver como una cierta propiedad no
manos. (¿Acaso es razonable pensar que algún redundante de ciertas oraciones, definible en términos de los
día podríamos saber cuántas bacterias habita- conceptos que se mencionan en esas oraciones y de un mo-
ban en el cuerpo de Pilato en el preciso momen- desto aparato conceptual matemático (¡las nociones de coin-
to en que le preguntó a Jesús qué es la verdad?) cidencia y hecho no aparecen por ningún lado en ese apara-
Algunos filósofos han visto en la teoría aristo- to!). Aunque no es redundantista, la teoría semántica tiene
télica de la coincidencia el germen de otra teo- como consecuencia la equivalencia entre ‘Es verdad que no
ría menos oscura, y por tanto quizá menos ob- estuve muy fino ayer’ y ‘No estuve muy fino ayer’, y entre
jetable. Una idea que los ha guiado a menudo todos los pares de oraciones de ese tipo. Esa equivalencia
ha sido la siguiente. En el uso quizá más típico, es la parte esencial de lo que caracteriza a la verdad, según
cuando uno usa las expresiones ‘es verdad’ y la teoría semántica, y lo único requerido para un uso cien-
‘es verdadera’ uno en cierto sentido está hacien- tífico del concepto de verdad en la lógica y la matemática
do de una manera redundante y sólo algo más (tal como el concepto se usa, por ejemplo, en las versiones
enfática lo que podría hacer afirmando directa- más transparentes del célebre primer teorema de incomple-
mente una cierta oración. Según la idea redun- ción de Gödel). Hay que notar, sin embargo, que varios de
dantista, cuando uno afirma ‘Es verdad que no los defensores de esta teoría, incluido el propio Tarski, no la
estuve muy fino ayer’ uno, en algún sentido, han visto como una teoría de lo que es realmente la verdad,
sólo está diciendo un poco más enfáticamente sino como una teoría de una propiedad nueva, sin nombre
lo mismo que podría decir afirmando ‘No estu- en el lenguaje común, y más apropiada a los propósitos de
ve muy fino ayer’. Una consecuencia peculiar la ciencia. Tarski parece haber sido uno de los filósofos a los
de esta idea es que las expresiones ‘es verdad’ que aludíamos al principio, para los que la verdad tal como
y ‘es verdadera’ carecen de una función “re- la concibe el común de los mortales no es realmente nada.
presentacional”, no están por una propiedad ¿Qué es la verdad? La búsqueda de una respuesta a esta
genuina de las oraciones, y la noción de ver- pregunta ha hecho emplear grandes esfuerzos a los filósofos,
dad es una noción extremadamente tenue, que y las respuestas encontradas configuran en buena medida
no tiene una naturaleza más que en un sentido una recapitulación de las partes más teóricas de la filoso-
trivial. La conexión con la teoría de la coinci- fía occidental, como mis lectores filósofos habrán aprecia-
dencia se subraya a veces añadiendo a la idea do al leer los párrafos anteriores. Al menos en este senti-
redundantista la tesis de que ‘es verdad’ o ‘es do la filosofía de la verdad vindica a Esdras: “Grande es la
verdadera’ son expresiones equivalentes en al- verdad, con poder sobre todas las cosas”. Es difícil creer
gún sentido fuerte a la expresión ‘coincide con que una apariencia de tanta grandeza y poder no esconda
los hechos’ o incluso a ‘es un hecho’, al menos realmente nada. Quizá lo que ocurre es simplemente que,
en ciertos sentidos triviales, “no-representacio- como intuyó Aristóteles, con su mezcla de sabiduría e ino-
nales”, de estas últimas expresiones. Pero la cencia premodernas, la verdad es la coincidencia con los
idea redundantista parece claramente objetable. hechos, por misteriosos que sean los hechos y el que coin-
Si yo afirmo ‘El último teorema de la perdida cidan con algunas de nuestras palabras y pensamientos. •
Catóptrica de Arquímedes era verdadero’ no es-
toy por ello haciendo algo que podría hacer afir- Mario Gómez Torrente es investigador en el Instituto
mando la oración de la que hablo —nadie tiene de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

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ENTRE
VERDADES
Y MENTIRAS
La compleja historia
de una urna zapoteca
ADAM SELLEN

“¿
E
s real?” Es una pregun-
ta frecuente que se escu-
cha entre los curadores de
museos. En el sentido más
estricto, todos los objetos
son reales; tienen sustancia
y existen fuera de nuestra
imaginación. Pero esto, por
supuesto, no es el sentido
de la pregunta. Cuando al-
guien pregunta “¿es real?”, ellos quieren saber si el
objeto en cuestión fue producido por primera vez
por una persona o cultura, en un lugar particular o
en un momento determinado. Es decir, muchas ve-
ces se considera que los objetos en los museos son
emisarios inmaculados de un pasado remoto. No
obstante, sabemos que los visitantes de un museo
toleran, de hecho esperan, algunas intervenciones
posteriores en los objetos expuestos en sus vitrinas;
quieren que las ollas estén pegadas, que el óxido

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se haya detenido, o que los textiles frágiles tengan características era correcta, pero otros motivos no respeta-
un soporte que los una. El credo de los restaura- ban el antiguo canon zapoteco. Además, algunas partes ha-
dores estipula que estas intervenciones no deben bían sido obviamente restauradas, pero ¿cuáles y cuándo?
obstaculizar la “autenticidad” de la pieza, ya que Empezamos a sondear el objeto usando la técnica de
la intención del artista en sus contextos intelectua- rayos X que nos permitiría ver a través del objeto y qui-
les e históricos tiene que brillar a través de ella. zás proporcionar un diagnóstico de lo que le había su-
Esto dicho, algunos objetos en las coleccio- cedido. El análisis nos daría una indicación de las técni-
nes de los museos no son lo que aparentan ser. cas de fabricación, espesor, vacíos, rupturas y uniones,
En un estudio realizado entre la UNAM y el Museo y si había alguna razón para realizar una investigación
Real de Ontario, en Toronto, Canadá (conoci- más profunda. La visualización de las primeras imáge-
do por sus siglas en inglés ROM), nos propusimos nes provocó una exclamación de asombro colectivo: el
desentrañar las complejidades de uno de ellos: objeto se había mantenido unido mediante alambres.
una imponente efigie de cerámica —comúnmen- ¡Definitivamente eso no era un rasgo prehispánico! Un es-
te conocido como “urna”—, adquirida hace ca- tudio más amplio ahora estaba justificado. Reunimos a
si un siglo en México. ¿Es antigua?, ¿es falsa?, ¿o un equipo de expertos de diversas áreas en arqueología y
es algo completamente diferente? Al juntar diver- ciencias de los materiales para proporcionarnos diferen-
sos especialistas para analizarla empezamos a tes perspectivas sobre la materialidad y la historia de HM
tener respuestas a nuestras preguntas y, al mis- 1953. En las hábiles manos de una conservadora de cerá-
mo tiempo, entramos en terreno incógnito. mica del ROM, retiramos las capas, separando las partes
Nuestro estudio comenzó, hace muchos años, antiguas de las adiciones modernas. Indagamos su his-
con un rechazo. En 1999, un equipo de investiga- toria en los archivos y analizamos fragmentos, conscien-
dores mexicanos fue invitado por el ROM para ana- tes todo el tiempo de lo que hace que algo sea “real” y lo
lizar su colección de vasijas-efigie zapotecas. La que lo hace que sea “falso” son categorías culturalmen-
autenticidad de varias de ellas se había puesto en te construidas, que podrían desvirtuar la forma en la que
duda, especialmente después de que un estudio se analizan los hallazgos. Al final, nuestro objetivo no era
previo demostró que había numerosas falsificacio- categorizar este objeto sino contar su fascinante historia.
nes entre los originales. Los investigadores comen- HM 1953 es parte de una narrativa mucho más grande re-
zaron a seleccionar cuál de las más de 120 urnas lacionada con el deseo de coleccionar antigüedades meso-
analizarían. Llegaron a la urna con el número de americanas. La gran demanda de material cultural “exóti-
catálogo HM 1953 y la sacaron de su caja de alma- co” de las civilizaciones antiguas del mundo, incluida la
cenamiento para examinarla. Dañada en partes y mexicana, dio lugar a una floreciente industria artesanal
fuertemente restaurada, la frágil y gran urna era que produjo falsificaciones muy convincentes a principios
desconcertante porque no se ajustaba a la noción del siglo pasado. Más tarde, el comercio turístico impul-
de un objeto antiguo, ni a lo que entonces se sabía só la producción, y los museos de todo el mundo recogie-
sobre las falsificaciones. El alcance de la restaura- ron inconscientemente estas mercancías recién acuñadas
ción que había sufrido significaba que no sería un a un ritmo febril. En consecuencia, muchas colecciones de
buen candidato para un estudio que separaba las museos ahora están repletas de objetos espurios, especial-
creaciones modernas de las antiguas; así que, ha- mente las urnas zapotecas, siendo ellas uno de los objetos
biendo visto brevemente la luz del almacén, HM más deseados de la época. Ahora sabemos que las coleccio-
1953 fue embalado y devuelto a su caja de cartón. nes mexicanas del ROM son fundamentales para revelar esa
Afortunadamente, un encuentro casual en el ve- historia, que relatamos de manera breve a continuación.
rano de 2015, entre el autor de estas notas y una Cuando el Museo Real de Ontario abrió sus puertas en
conservadora del ROM, condujo a una nueva eva- 1914, su director, Charles Trick Currelly, quiso presentar
luación de HM 1953 puesto que existía la posibili- al público un museo enciclopédico de arte mundial e his-
dad de analizarla mediante rayos X. Teníamos una toria natural. Canadá había llegado tarde al juego, pues
serie de dudas. Los zapotecos antiguos frecuente- el Museo Británico se fundó en 1753. Por tanto el direc-
mente producían urnas en serie, así pensábamos tor y su pequeño equipo corrieron por todo el mundo en
que podría haber un “acompañante” idéntico de busca de colecciones que habían sido ignoradas por ins-
HM 1953 en el Museo Etnográfico de Berlín, y tal tituciones rivales. Como arqueólogo, Currelly estaba par-
vez otro en el Museo de las Culturas de Oaxaca. ticularmente interesado en obtener objetos de las gran-
Asimismo, queríamos comprender la combina- des civilizaciones antiguas: llegaron cajas de Grecia, Italia,
ción incongruente de las características de la pie- Irak y China, pero México todavía era una región poco re-
za: su nariz era inusual, y el glifo en su tocado presentada en los estantes del museo. Entonces en 1919,
no tenía sentido; la iconografía de algunas de las Currelly tomó un tren rumbo a la ciudad de México.

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El director del ROM llegó a una ciudad con los científicos del ROM realizaron una prueba sobre el ob-
cuantiosas tiendas de antigüedades y de vende- jeto irradiándolo con rayos X, vaporizando muestras pa-
dores poco honrados que traficaban en objetos ra datación por termoluminiscencia, cortando secciones
precolombinos de dudosa procedencia. Los ex- delgadas y finalmente desarmándolo, todo para compren-
pertos en arte se habían alarmado por la proli- der mejor cómo se formó inicialmente. El resultado de es-
feración de falsificaciones mexicanas desde me- tos análisis, disponible mediante un e-book producido por
diados del siglo XIX, por lo que Currelly buscó el ROM, es una comprensión más robusta de una urna que
a un coleccionista de carácter impecable. Pensó confunde nuestros binarios confortables de “real” y “falso”.
que había encontrado uno en Constantine Los objetos compuestos como HM 1953 se pueden encon-
Rickards, un cónsul británico que había nacido trar en todas las colecciones de los museos. Sin embargo,
en Oaxaca, hijo de un minero exitoso. Rickards una vez identificado como tal, los objetos compuestos tien-
contaba con una gran colección de unas 1,500 den a no ser exhibidos porque desafían las categorías. Los
piezas cerámicas, principalmente de la cultura artefactos arqueológicos, en particular, están diseñados pa-
zapoteca, así como un lienzo de origen mixteco ra llevar etiquetas de identificación concisas que los unen
que llevaba su nombre. Currelly aprovechó la en tiempo, espacio, material y tema. Deben representar al
oportunidad y recordó con cariño la adquisición visitante la dinastía Shang, la Roma imperial o la Zapoteca.
de la colección en sus memorias, publicadas ca- Un objeto como HM 1953 lleva un mensaje mixto que va
si 40 años después. en contra de este objetivo. No es una falsificación comple-
Lo más destacado de la colección Rickards fue ta, un producto contemporáneo creado con la intención de
un grupo de 120 urnas zapotecas que represen- engañar, ni totalmente la creación de un artesano zapote-
taban animales, dioses y ancestros. Las urnas co que vivió hace milenios. Tampoco es una réplica crea-
capturan las ideas religiosas que estructuraron da para duplicar una obra de arte original. Piezas como
la vida en una de las primeras civilizaciones del esta urna, tanto antiguas como modernas, a veces han si-
México antiguo, y representan una verdadera do descartadas como “falsas” o “inauténticas”. Sin embar-
ventana al pasado prehispánico. Por tanto es- go, es la fusión de miles de años de historia que a menu-
ta colección fue vista como un potente símbolo do hace que los objetos compuestos sean tan interesantes.
del compromiso del ROM y su cobertura global Contar la historia de HM 1953 requiere que trabaje-
de las culturas antiguas; se les dio un lugar pro- mos contra nuestro impulso visceral de etiquetar categó-
minente en la galería precolombina del museo. ricamente los objetos como “reales” o “falsos”. La mayor
A partir de 1977, una serie de estudios exa- parte de HM 1953 está compuesta de piezas de al me-
minaron la colección de urnas a través de la nos tres urnas zapotecas antiguas que fueron improvisa-
termoluminiscencia (TL), una técnica de data- das con partes nuevas elaboradas a principios del siglo
ción que se usa para decir cuándo fue hornea- XX. El ensamblaje, que se mantenía junto con pegamen-
da por última vez una cerámica. Se encontró to animal, masilla y alambres, finalmente se deslizaba
que dos tercios de las muestras eran de fabrica- en arcilla para proporcionar una apariencia uniforme.
ción reciente, probablemente hechas en talle- Sondear nuestros sentimientos a menudo inconscien-
res de cerámica en Oaxaca unos años antes de tes hacia los objetos nos lleva al mundo de la metafísica,
que fueran compradas. Discretamente, el ROM la rama de la filosofía relacionada con la naturaleza funda-
separó las urnas de recién manufactura del res- mental de la realidad y el ser. ¿Por qué clasificamos cier-
to de la colección. Algunas se vendieron como tos objetos como “reales” y cuáles son los criterios a tra-
copias en la tienda de souvenirs del museo, y vés de los cuales justificamos esta afirmación? Responder a
otras fueron exhibidas como recordatorios del estas preguntas nos lleva de vuelta a la idea de Aristóteles
engaño, pero la mayoría terminó en cajas de del esencialismo y su relación con la categorización de las
cartón y se colocaron encima de los gabinetes cosas. Aristóteles podría parecer un mundo alejado de ob-
de almacenamiento de la sección de arqueolo- jetos como HM 1953, pero museos como el ROM se cons-
gía del museo, relegadas a una cuarentena en truyeron sobre el esencialismo. Y aunque el esencialis-
material de embalaje de segunda categoría. mo aún enmarca la forma en que vemos las colecciones,
Como explicamos a principio, una urna de los enfoques constructivistas de finales del siglo XX aho-
la colección de Rickards, con el número de ca- ra nos alientan a ir más allá de las afirmaciones de au-
tálogo de HM 1953, nunca fue probada con tenticidad para apreciar mejor las ricas historias de obje-
TL. A nuestros ojos, la pieza parecía ser un tos compuestos como la urna conocida como HM 1953. •
Frankenstein oaxaqueño, una nueva figura crea-
da a principios del siglo XX mediante la combi- Adam Sellen es investigador en el Centro Peninsular
nación de repuestos antiguos. Recientemente, en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM.

V E R D AD FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 13


¿PUEDE EXISTIR
´
UNA TEORIA
´
MATEMATICA
DE LA VERDAD?
CARLOS ROMERO

Q
1

“¿
ué es la verdad?” se pre-
guntaba Poncio Pilato.
Esta pregunta tiene dos
sentidos, relacionados
pero no iguales. Puede
preguntar qué cosas son
verdaderas; pero tam-
bién puede preguntar
qué es la verdad en sí
misma —¿qué carac-
terísticas constituyen el que algo sea verdadero?
La primera pregunta es la más usual, y probable-
mente era lo que Pilato tenía en mente: la usamos
cuando, enfrentados con un conjunto de posibilida-
des, nos preguntamos cuál de ellas es la correcta.
En ese tipo de circunstancias, la pregunta de Pilato
significa “¿Cuál es la verdad sobre este tema?”.

14 ENCUENTROS2050 FEBRERO DE 2018 V E R D AD


Pero la segunda manera de entender la pre- 3
gunta de Pilato no supone un tema particular. No.
Es análoga a la pregunta: “¿Qué es un núme- O, al menos: no es obvio.
ro primo?”. Ésta no se responde citando algu- A mediados del siglo XX, el filósofo y ma-
nos números primos: decir “el 7, por ejem- temático Alfred Tarski (1901-1983) inten-
plo” no es una buena respuesta. Se responde tó construir una teoría matemáticamente
así: “un número que sólo es divisible entre sí exacta de la verdad: una que incluyera la
mismo y el 1”. Es decir, una pregunta del ti- idea de Aristóteles y nos permitiera es-
po: “¿Qué es X?” se responde con la defini- tudiar las propiedades de la verdad con
ción o las características esenciales de X. las herramientas de la teoría de conjun-
tos y la lógica formal —tal como la teoría
2 de Newton nos permite estudiar las pro-
Aristóteles ofreció esta respuesta: “Falso es piedades de la gravedad con las herra-
decir que lo que es, no es, y que lo que no mientas del cálculo integral y diferencial.
es, es; verdadero, que lo que es, es, y lo que El objetivo de Tarski era brindar una
no es, no es”.1 Espero que usted no sien- teoría matemática de la que se siguie-
ta ningún ápice de sorpresa frente a esta idea: ran todas las oraciones con la forma:
Aristóteles pensaba que, con esta respuesta, N es verdadera siempre y cuando p,
decía lo más central acerca de la verdad —y, donde N es un nombre para una oración
por lo tanto, lo que siempre suponemos al de- que afirma que sucede un hecho, al que aquí
cir o pensar que algo se ha dicho con verdad. esquematizamos como p. Por ejemplo:
Aunque parte del espíritu filosófico es dete- Fred es verdadera siempre y cuan-
nerse a reflexionar sobre lo que damos por ob- do la nieve es blanca,
vio. Y es así que, a lo largo de la historia de donde ‘Fred’ nombra a la oración ‘La nie-
la filosofía, muchos pensadores han rechaza- ve es blanca’. Así, la oración de arriba simple-
do que la verdad sea lo que dijo Aristóteles. mente dice que: la oración ‘La nieve es blan-
El debate continúa hoy. Pero supongamos que ca’ es verdadera siempre y cuando la nieve
damos por buena la idea: algo es verdadero sea blanca. Esto toma lo esencial de la de-
siempre y cuando sea una afirmación de al- finición aristótelica como un criterio pa-
go que sucede: si digo que la Tierra es plana, ra considerar adecuada a una teoría de la
mi afirmación es falsa, puesto que no suce- verdad, y Tarski le llamó ‘Convención T’.
de lo que he dicho —por poner un ejemplo. Sin embargo, él demostró que había un
¿Encontró Aristóteles, entonces, la definición grave problema para este proyecto.
de la verdad?
4
1 Aristóteles, Metafísica, libro IV.
Desde la antigüedad se conocía el siguien-
te rompecabezas. Epiménides, quien viene de
la región de Creta, un buen día afirma esto:
“Todos los cretenses son mentirosos”. De es-
to se sigue que Epiménides es un mentiroso.
¿Deberíamos, entonces, creer lo que nos ha di-
cho, dado que eso implica que él mismo miente?
En su texto de 1933, “El concepto de verdad
en los lenguajes formalizados”, Tarski demostró
que un problema parecido, pero más grave, sur-
ge dentro de toda teoría matemática —si es que
cumple con dos condiciones:
1. La teoría incluye a la lógica clásica, y
2. Su lenguaje contiene a su propio predicado
de verdad.
Él probó que una teoría que cumpla con
estas condiciones puede demostrar que la
Convención T —la idea aristotélica— es
¡auto-contradictoria!

V E R D AD FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 15


5 6
La primera condición significa que, dentro Pues bien: si en nuestro lenguaje podemos hablar
de nuestra teoría matemática, podemos ha- de oraciones de ese mismo lenguaje, entonces po-
cer demostraciones usando la lógica clásica. demos nombrarlas. (Así como podemos nombrar
Una demostración es un argumento —una se- “Charlie” a la oración “Hoy llueve” y decir: “Charlie
rie de premisas seguidas de un “por lo tan- es una oración falsa” para decir lo mismo de arriba).
to” y su conclusión, digamos— que es lógica- Pero entonces nada nos impide definir lo siguien-
mente válido: es decir, en el cual las premisas te: llamemos “Mentirosa” a la siguiente oración:
implican con necesidad a la conclusión: Mentirosa es una oración falsa.
aceptando las premisas, es imposible recha- Es decir, Mentirosa dice de sí misma que es falsa.
zar correctamente a la conclusión. Qué re- El problema con la oración Mentirosa es que nos
glas son las que determinan qué argumen- lleva a una contradicción lógica. Hay dos opciones:
tos son válidos es el tema central de la lógica. o Mentirosa es verdadera, o Mentirosa es falsa.
Un sistema lógico es, en esencia, un siste- Veamos cada caso.
ma de reglas que se proponen como válidas. Si Mentirosa es verdadera, significa (por la
La lógica que durante mucho tiempo se to- Convención T) que lo que dice, sucede. Pero
mó como la correcta —la que nos da el sis- ella dice que Mentirosa es falsa. Por lo tanto, si
tema de reglas válidas— es la lógica clásica: Mentirosa es verdadera, es falsa. Así que la supo-
la que contiene, por ejemplo, a los principios sición de que es verdadera es auto-contradictoria.
de no contradicción: Probemos con la otra opción: Mentirosa es fal-
Ninguna afirmación es verdadera y falsa sa. Entonces, lo que dice no sucede. Pero lo que ella
a la vez, dice es que ella es falsa. Si no sucede lo que dice,
y de tercero excluido: significa que no sucede que sea falsa; luego, de-
Toda afirmación es o verdadera o falsa be de ser verdadera. Por lo tanto, si Mentirosa es
(no hay “indeterminadas”). falsa, entonces es verdadera. Así que la suposición
Estos principios fueron defendidos por de que es falsa también es auto-contradictoria.
Aristóteles, y sistematizados en la lógica de Así, tanto suponer que Mentirosa es verdade-
Frege y Russell —la que hoy llamamos “lógi- ra como suponer que no lo es, nos llevan a contra-
ca clásica”. No todos los sistemas matemáti- decir nuestras suposiciones. El problema es que,
cos la incluyen; pero, fuera del área de la ló- de acuerdo con la lógica clásica, esas son las úni-
gica formal, la matemática contemporánea cas dos opciones que tenemos. Se sigue que la exis-
suele trabajar con este sistema en su base. tencia misma de Mentirosa implica una contradic-
La segunda condición es que el lenguaje ción. Esta es la famosa paradoja del mentiroso.
matemático en cuestión contenga a su propio ¿Cómo están funcionando las dos condiciones de
predicado de verdad. Esto no sucede siem- Tarski? Si la teoría no contuviera su propio predi-
pre. El lenguaje de la aritmética básica, por cado de verdad, no podríamos siquiera definir una
ejemplo, no lo contiene: contiene, entre otros, oración como Mentirosa: el predicado “es falsa” es
al símbolo de la suma (+), y a los numera- la negación lógica del predicado “es verdadera” y,
les; pero no al predicado “... es verdadero”. sin uno, no tenemos a su negación. Así que una teo-
La pregunta es si esto debería ser así con una ría que no contenga a su predicado de verdad, no
teoría de la verdad: ¿deberíamos ser capa- está sujeta a la paradoja. Pero también se requiere
ces de afirmar que nuestra teoría de la verdad que estemos razonando bajo las reglas de la lógica
es verdadera? ¡Ojalá que sí! De otra mane- clásica, pues las usamos para demostrar la contra-
ra, o la teoría demostraría su propia false- dicción. Este es el famoso Teorema de Tarski de la
dad, o no definiría completamente qué ob- indefinibilidad de la verdad. Ninguna teoría que in-
jetos satisfacen la definición de la verdad. cluya a la lógica clásica y que pueda nombrar a las
El español —y otros lenguajes humanos— oraciones de su propio lenguaje puede definir a su
sí parecen incluir su propio predicado de ver- predicado de verdad sin caer en contradicción.
dad. Si yo digo: “Hoy llueve”, ésta oración Así que hay dos salidas para bloquear la para-
pertenece al español. Pero también puedo de- doja del mentiroso: o bien, no utilizar lenguajes
cir: “La oración ‘Hoy llueve’ es una oración que incluyan su propio predicado de verdad, o
falsa”, y esta oración —que no habla sobre la bien, rechazar a la lógica clásica como la lógica
lluvia sino sobre otra oración— es también adecuada para razonar acerca de las propiedades
parte del español. lógicas de la verdad.

16 ENCUENTROS2050 FEBRERO DE 2018 V E R D AD


7
Tarski tomó la primera ruta. Mostró cómo par-
tir de un lenguaje que no incluyera su predica-
do de verdad pero sí a la lógica clásica, y desde
ahí construir un nuevo lenguaje —que incluye-
ra al primero, y al predicado de verdad del pri-
mero. Al lenguaje que usamos para estudiar a
otro, Tarski le llamó meta-lenguaje. Al lengua-
je estudiado con otro, le llamó lenguaje objeto.
Supongamos que “Hoy llueve” es una oración
formulable en mi teoría matemática —en el lengua-
je objeto. Entonces, según Tarski, debemos impe-
dir que el lenguaje objeto pueda formular oracio-
nes del tipo “La oración ‘Hoy llueve’ es verdadera”.
Construimos un nuevo lenguaje: uno en el que se
puedan decir cosas como: “La oración ‘Hoy llueve’
del lenguaje objeto, es verdadera”. Esto impide que
se puedan construir enunciados como Mentirosa,
pues ningún enunciado podrá decir de sí mismo
que es falso (o verdadero): lo más parecido que
tendremos son enunciados del meta-lenguaje que Graham Priest (1948), por su parte, ha pro-
digan de otros enunciados (en el lenguaje objeto) puesto rechazar el principio de no contradic-
que son falsos (o verdaderos). ción. Ha defendido la existencia de dialeteias:
Por supuesto, para que no se replique el pro- contradicciones verdaderas. Según Priest, ora-
blema, el meta-lenguaje tampoco puede incluir ciones como Mentirosa son verdaderas y falsas
su propio predicado de verdad: se requiere de un a la vez. Los dialeteistas han diseñado siste-
meta-meta-lenguaje para esto. Siguiendo este ra- mas lógicos que les permiten evitar los proble-
zonamiento, nunca tenemos una concepción de la mas asociados con la aparición de contradic-
verdad ‘definitiva’: lo más que podremos tener es ciones en las inferencias matemáticas; estos
una jerarquía infinita de conceptos de la verdad se conocen como lógicas paraconsistentes.
para lenguajes particulares: con un lenguaje objeto Una tercera opción, explorada recientemen-
en la base, y arriba de éste, una secuencia de len- te, es debilitar la lógica clásica. Se han diseñado
guajes cada vez más expresivos, cada uno de los sistemas que, aún aceptando los principios de
cuales incluye tanto a las oraciones del lenguaje no contradicción y de tercero excluido, recha-
inmediatamente anterior como al predicado de ver- zan alguna otra regla o característica de la lógica
dad de éste, pero no su propio predicado de verdad. clásica, lo cual permite bloquear la inferencia en
Varios lógicos después de Tarski notaron, co- la paradoja del mentiroso. Estos sistemas, que
mo lo hicimos arriba, que los lenguajes natura- son más débiles que la lógica clásica —es decir,
les (como el español, el polaco o el inglés) sí in- que aceptan menos inferencias como válidas—
cluyen su propio predicado de verdad. Dado el se conocen como lógicas sub-estructurales.
teorema de Tarski, esto parece dejarnos con dos
opciones: o tales lenguajes son lógicamente inco- 8
herentes, o no funcionan bajo la lógica clásica. Hoy en día, es difícil afirmar que tenemos una
Saul Kripke (1940) fue uno de los pioneros en teoría de la verdad que esté libre de proble-
examinar esta segunda opción, construyendo una mas lógicos y controversias filosóficas. El de-
teoría en la que no hay una división entre lengua- bate continúa. Sin embargo, su desarrollo ya
je objeto y meta-lenguaje (en su artículo “Esbozo nos ha ayudado a comprender detalles esen-
de una teoría de la verdad”). Uno de las caracte- ciales del concepto de verdad, del funciona-
rísticas de la teoría de Kripke es que postula un miento de la lógica, e incluso ha contribuido
tercer valor de verdad —de manera que oracio- a las matemáticas, siendo uno de los pilares
nes paradójicas, como Mentirosa, quedan siem- del ramo conocido como teoría de modelos. •
pre indeterminadas: no son ni verdaderas ni fal-
sas. La paradoja se evita en parte por rechazar Carlos Romero es doctorante en el posgrado
una versión del principio de tercero excluido. de Filosofía de la UNAM.

V E R D AD FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 17


MENTIRA
FRAGMENTOS ELSA R. BRONDO

PARA PENSAR
EN LA MENTIRA

1.
2.
2
Hermanas de la luz y Sin duda hay mentiras peligro-
la oscuridad, la verdad sas y terribles. El “aquí no ha pa-
ilumina y la mentira sado nada” de la Iglesia católica
sume en las tinieblas. frente a los casos de pederastia clerical.
Como en todo opuesto La negación sistemática de un gobier-
binario no hay medias no frente a su responsabilidad en casos
tintas, blanco y negro, de detenciones arbitrarias, tortura o des-
bueno y malo, pero en aparición forzada. Las falsas promesas
un plano más com- de los políticos. Los fraudes electorales.
plejo sabemos que la La quimera de la justicia para las muje-
mentira tiene muchas dimensiones, res asesinadas, los periodistas asesina-
niveles y contextos, tanto como la ver- dos, los defensores de derechos humanos
dad. Nietzsche decía, “no hay hechos, asesinados. La población asesinada…
sólo interpretaciones” y al decirlo pu-

3.
so en entredicho la visión lapidaria de La tarjeta roja para los poetas es
la mentira y la verdad. Tanto una como uno de los tópicos del pensamien-
la otra dependen de tradiciones, jui- to Platónico. El filósofo griego reco-
cios, modos de ver el mundo, intereses mendaba en la República la expulsión de
creados, niveles éticos, circunstancias Homero porque mentía. Para Platón, tam-
históricas, creencias. Entonces debe- bién los sofistas —profesores pagados de la
ríamos hablar de mentiras; de dónde, naciente retórica griega—, eran carne de es-
cuándo y por qué se formulan; de for- carnio porque enseñaban a persuadir y no
mas criminales, horribles, vulgares, va- a alcanzar la verdad como la filosofía, por
nas, creativas o hermosas de mentir. tanto, también mentían. La representación
artística y la persuasión retórica quedaron
inscritas en el terreno fangoso y negati-
vo de la mentira. Platón es el culpable.

20 ENCUENTROS2050 FEBRERO DE 2018 M E N T I R A


4. 7. 9.
Me miro en el espejo de las co- El cuadro de Magritte, La trahi- En el aspecto semánti-
sas y el fino polvo que se de- son des images (La traición de las co tampoco hay una men-
posita en ellas me muestra el imágenes) de 1928-29, ilustra iró- tira. La Real Academia de
tiempo que no se mide en los relo- nicamente la idea de la representación la Lengua Española lo dice:
jes. Falsas 24 horas, repetidas una y artística de Platón : un artista que pinta Mentira. Cosa que no es verdad.
otra vez, dispuestas en días eternos una cama, no sabe cómo se fabrica una Pero también:
y en instantes. Horas que se insta- cama, ni su obra puede ser usada para Mentira oficiosa. Mentira que se dice
lan en mi cuerpo, hacen fisuras, se dormir. El arte es el pálido reflejo de las para obtener un provecho o ventaja sin
cuelan en mis órganos y hacen flore- cosas que, a su vez, son el pálido reflejo producir daño a otro.
cer a la muerte. El tiempo del reloj es de las ideas verdaderas. Magritte tituló Mentira piadosa. Mentira que se dice
una verdad a medias, una mentira. La traición de las imágenes a la represen- para evitar a otro un disgusto o una pena.
tación de una pipa, acompañada de la De mentira. Un objeto falso o no ver-

5.
Carlo Collodi publicó entre 1882 famosa frase, “Ceci n’est pas une pipe” dadero. Una pistola de mentira.
y 1883 la historia emblemáti- (Esto no es una pipa). Podemos perder- Parecer mentira algo. Ser increíble
ca de la mentira. Le avventure di nos en disquisiciones o escribir como o difícil de creer.
Pinocchio apareció por entregas en el Foucault un ensayo sobre las parado-

10.
periódico Giornale Per I Bambini. Muy jas que introduce Magritte acerca de la La teoría de los mundos po-
poco ha llegado a nuestros días de su representación visual y el lenguaje. De sibles (Doležel) recuerda a la
trama siniestra, pero su moraleja ha cualquier manera, el artista belga nos idea que tenía Aristóteles so-
sobrevivido, al menos hasta la versión regala un problema que tiene que ver bre la literatura y la historia. Aristóteles
edulcorada de Walt Disney de 1940: la con la noción de mentira en las artes. pensaba que la literatura era la potencia
mentira envilece, en tanto la verdad nos de lo que podría suceder, mientras que

8.
hace humanos. Bildungsroman (nove- Como una posible respuesta a La la historia sólo podía dar cuenta de lo ya
la de formación) o Road story (historia traición de la imágenes de Magritte, sucedido. Salvando las ríspidas relacio-
de viaje), la novela de Collodi expone Joseph Kosuth (Ohio, 1945) expone nes entre verdad y ficción, los mundos
los avatares de un muñeco de made- la obra One and Three Chairs (Una y tres posibles rescatan a la literatura de ser
ra, cuyas malas decisiones y sus men- sillas) en 1965. Se trata de una instalación sinónimo de mentira: Homero podría
tiras lo ponen en peligro. ¿Sería por en donde aparece la fotografía de una si- regresar a la República y Bradbury a los
eso que Cyrano de Bergerac (Edmond lla, la definición de diccionario de la pa- terrenos de una realidad paralela. En
Rostand) tenía una enorme nariz? En labra silla y una silla de madera. Kosuth ocasiones uno puedo pensar que estos
su caso, la mentira fue el vehículo pa- omite el dibujo o la pintura de una silla, universos imaginarios no sólo habitan
ra amar y afirmar su humanidad. dejando que la fotografía enfrente sus la ficción del arte. Basta con recordar
propias paradojas de representación. un buen día de rocambolescos trámi-

6.
En un taller para ilustradores in- ¿Cuál es la silla verdadera?, ¿cuál la de tes (sean los que sean), para experimen-
fantiles, el artista español Miguel mentiras? Kosuth otorga el mismo lugar tar esos mundos posibles que escapan
Tanco revisó un ejercicio gráfico al lenguaje, a la imagen y al objeto. Los a la lógica más rigurosa de la “realidad”.
sobre Pinocchio. El objetivo era hallar tres son el concepto y de todos ellos el

11.
la esencia del personaje y represen- lenguaje es el más universal, porque al Mentira. Falsedad. Ficción. Far-
tarlo gráficamente. A Tanco le llamó la nombrar la palabra silla se nombra a to- sa. Invención. Disimulo. Qui-
atención una ilustración de Pinocchio das ellas. Pero al mismo tiempo, el len- mera. Apariencia. Fingimiento.
en donde su enorme nariz, converti- guaje no corresponde a la verdad del Simulación. Falacia. Engaño. Fraude.
da en espada, atravesaba un corazón. objeto. Nombramos a las cosas, según el Falsificación. Artificio. Argucia. Añaga-
La imagen era por demás dramática, lingüista Saussure, arbitrariamente o co- za. Treta. Subterfugio. Patraña. Bulo.
aunque captaba la esencia de la his- mo decía Benveniste, por necesidad. ¿El Fantasía. Chanchullo. Chisme. Enredo.
toria. Tanco hizo notar al estudiante lenguaje es una mentira? Embuste... Triste es aquél que nunca ha
que si bien Collodi era tremendamen- mentido en nombre de la imaginación. •
te cruel, la mentira para los niños tiene
otro carácter: “El poder de la imagi- Elsa R. Brondo es técnica académi-
nación infantil está ligada a la menti- ca del Instituto de Investigaciones
ra; la verdad, no, es plana e insulsa”. Filológicas de la unam.

M E N T I R A FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 21


TRASLUZ DE LA ´
DAVID NORIA MIGUEL

MENTIRA EN LA LENTE PUBLICA


Y UN COROLARIO
´
ECONOMICO

S
I alma— tiene que repetir a coro: “la guerra
abemos que al niño le es paz, la libertad es esclavitud, la igno-
ha nacido su mundo in- rancia es fuerza”, lema del Partido, con tal
terior con la primera de ocultar los sentimientos que fatalmen-
mentira. Manifestación te lo condenarán como traidor, al paso que
inaugural de la rebel- la verdad queda relegada al secreto de su
día, suple la capacidad diario. Pero este recurso de conservación
de cambiar la norma no es más que la muleta del lisiado y la li-
que se muestra invaria- mosna con la que sobrevive el mendigo,
ble y enojosa por la pro- pues la mentira está como atada a la preca-
tección que gana para la desobediencia, riedad, y mal podría cambiar de raíz la con-
que de suyo es incapaz de imponerse dición opresora. Del mismo modo en que
abiertamente. La mentira es la defensa el Lazarillo de Tormes sortea adversidades
solapada del desvalido. Por esto el pícaro mudando de amo y de villa con sus falsías
es el personaje que más típicamente usa y argucias, pero es incapaz de transfor-
de ella, porque en sí encarna las desven- mar la falsa sociedad en la que tenderos,
tajas e inferioridades cardinales: la natu- curas e hidalgos comercian con ruindad y
ral, aunque transitoria, que es la niñez, y apariencia, así tampoco el disidente políti-
la sociológica, más persistente, que es la co de 1984 podrá jamás romper la pantalla
pobreza. Pero hay otras, como la política. que lo observa y el altavoz que lo domina.
Donde hay mentira hay un poder con- Y es tanta la tiranía
tra el que se lucha, pero clandestina o de esta disimulación,
miserablemente: Winston Smith no pue- que aunque de raros anhelos
de sino vivir mintiendo para soportar, por se me hincha el corazón
un trecho al menos, la represión del ré- tengo miradas de reto
gimen de disciplina y asepsia espiritual y voz de resignación.
del Gran Hermano, y su boca —que no su Alfonso Reyes

22 ENCUENTROS2050 FEBRERO DE 2018 M E N T I R A


Hombres de carne y hueso llegaron a sus mensajes y discursos, ésas que cual- III
ser Winston Smith en el siglo xx —aun- quier manual de lógica enumeraría: an- La historia de México, sin embargo,
que a diferencia de éste hayan podi- fibología, causa falsa, definición negati- es reveladora de cómo se ha materia-
do emigrar de la censura—: Alexandr va o persuasiva, entimema, falacia (con lizado esta idea.2 Hace casi medio si-
Solzhenitsyn, Milán Kundera, Heber- sus consabidas ramificaciones), sofisma, glo Carlos Fuentes consignaba cómo
to Padilla, Iosif Brodsky, tantos más; y tautología, vaguedad, etc. Además, le- “muchos sectores urbanos de México,
ese secreto diario donde Smith escri- mas no faltarán para ser repetidos a coro, en 1971, han logrado realizar el sueño
bía lo que no podía decir abiertamen- por ejemplo: “En la pobreza no hay de- del progreso moderno y, casi, vivir en
te se ha llamado Archipiélago Gulag, La mocracia”, premisa de la cual se deduce Monterrey como en Milán, en Gua-
broma y Fuera del juego, o bien ha sido que la riqueza, universalmente llamada dalajara como en Lyon o en la ciudad
un puñado de poemas dispersos. Por progreso, es condición para que la gen- de México como en Los Ángeles. Esta
una paradoja, la verdad sale a la luz con te juzgue y ejerza por sí misma lo que meta, sin embargo, se ha alcanzado,
resplandor desusado en quienes se ven le conviene, es decir, viva su mayoría de nuevamente, a destiempo: ha coinci-
obligados a mentir para resguardarse. edad, para usar de nuevo la metáfora de dido con las revueltas, dentro de las
la Ilustración. Y así, los “elegidos” elabo- civilizaciones industriales, contra la
II ran de acuerdo a las leyes lógicas y au- tecnocracia, la destrucción del medio
No se acreditan los vicios por tonormativas del mercado, pero no sin
hallarse en grandes sujetos, antes liberalidad y largueza, esas condiciones
2 Escribió Monsiváis en 1996: “El neoliberalis-
bien ofende más la mancha en económicas favorables que habilitarían mo en México (o si se quiere, la religión del mer-
el brocado que en el sayal. eventualmente los plenos derechos polí- cado libre) ha sido un psicodrama espectacular
Gracián, El Discreto ticos de la mayoría. Ése es el postulado.1 en donde un número significativo de personas
creyó y sigue creyendo, de modo literal, en la ha-
1 Cómo se siguió esta lógica en México lo obser- zaña: inaugurar la historia de México que sí vale
La mentira del poderoso es el reverso
vó Gabriel Zaid: “Este viraje sorprendente [a la mo- la pena. Pero al ser lo ocurrido terriblemente re-
de esta medalla. Mas ¿por qué habría de dernización] no buscaba la democratización del país. al, los actores del psicodrama y todos los demás
mentir el que domina? La mentira de Tampoco la rechazaba en principio, siempre y cuan- necesitamos examinar a fondo la relación entre
Estado, tópico rancio de tratadistas po- do se pospusiera para tiempos mejores. Cuando no las ideas y su traslado a la práctica, entre las abs-
líticos y comentadores de Platón, es un había manera de impedir tal o cual avance concreto, tracciones de origen vagamente académico y su
lo aceptaba y hasta lo vendía como una concesión y feroz ejecución gubernamental. Hoy la discusión
mecanismo cotidiano que prolijea en
un logro modernizador”. Cf. La nueva economía pre- de ideas pasa por la verificación de las condicio-
grados y matices. A su manera, el po- sidencial, (Grijalbo: México, 1994) 16. Por democra- nes de vida, y a la inversa” en “El debate de los
deroso miente para luchar contra otro cia y plenos derechos políticos entendemos, con intelectuales. Salinas y Zedillo a cuentas” Proceso
poder, bien si en latencia, que es el de Castoriadis, democracia directa y autoinstitución. 1002 (1996): 7 y 9.
la gente, el demos, el pueblo. ¿Y cómo
no temer este poder por excelencia ca-
paz de las consecuciones más insospe-
chadas, lo mismo excelsas que mons-
truosas, el poder del pueblo, conocido
en otro tiempo como democracia? El re-
cuerdo de 1789 y 1917 basta para quitar
el sueño aún al más autócrata de los po-
tentados o grupo de estos —verdadera
espada de Damocles—, y de ahí aquel
fingimiento y demagogia, aquel maqui-
llaje y lisonja en sus palabras y las de
sus publicistas.
Asumiéndose como los llamados a
guiar a los demás por su abolengo ideo-
lógico, los grupos hegemónicos preten-
den mantener en la minoría de edad a
sus perpetuos educandos a través de
las reciclables formas de la mentira en

M E N T I R A FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 23


ambiente, la polución, los ghettos ur- extrema. Item más: el salario mínimo hoy IV
banos y la falsificación de los medios está por debajo del primer salario míni- La mentira del débil y la del fuerte son
modernos de comunicación: contra el mo en México decretado en 1935. Con a su vez mentiras débiles y fuertes.
pacto fáustico, en suma, del trueque la especulación al mando, los deudores Mientras una se confía al viento, la
del alma por bienes de consumo frági- atrapados, la violencia y el subempleo en otra está soportada por tenaces anda-
les e innecesarios”.3 Pero el postulado auge, y el campo devastado, la econo- mios. Pero son, por supuesto, correla-
económico de la “modernización”, co- mía nacional está en efecto arrasada”.5 tivas. En nuestro régimen, esa mentira
mo empezó llamándose esta tenden- Y sin embargo, los nuevos recursos que del ciudadano que consiste en enga-
cia, persistía en palabras y órdenes al había implementado el Gobierno duran- ñar de a poco al “sistema” y a sus con-
paso que las cifras lo iban refutando. te el sexenio 1988-1994, apertura de mer- ciudadanos, dar y recibir sobornos,
Fuentes recuerda que para 1975 “el 2% cados y privatización, anunciaban al son encarecer los precios de los produc-
de la población acapara en México el del Himno Nacional la inminente entra- tos, “colgarse” de los servicios, eludir
50% del ingreso nacional. La tasa de ga- da al Primer Mundo de las Potencias.6 el torniquete del transporte, aceptar
nancias del sector privado representa, Hoy, a otros veinticinco años, con un sa- despensas a cambio de votos, vender
anualmente, el 30% del capital inver- lario mínimo de $ 80.04 pesos y cerca de malos productos a los consumidores y
tido. La relación entre los ingresos de 53 millones de pobres cabe preguntar- mala comida a los comensales, hablar
los empresarios, y el pago de sueldos y se con Cicerón: “¿Hasta cuándo abusarás jerigonza en el metro y cobrar servi-
salarios llega a ser hasta de un 300% a de nuestra paciencia, Catilina?”, esto es, cios gratuitos con el fuero de sindica-
favor de los capitalistas”.4 Si corremos el cuántas décadas y generaciones hacen tos y burocracias, en fin, toda picares-
reloj del tiempo mexicano por los linde- falta para ver cumplida la promesa. Más ca contemporánea, no se negará, es
ros de la historia intelectual, nos encon- aún, es mandatorio reflexionar sobre la una manera de sobrevivir en un am-
traremos con que en 1996, poco más de promesa misma y preguntarse ¿cuál es biente invivible, pero persistir en ella
veinte años después, Monsiváis escri- el Primer Mundo de las Potencias al que significa resignarse a malvivir. “La ciu-
bía: “Entiendo poquísimo de economía, aspiramos? ¿Al de Estados Unidos, don- dad se hizo —constataba Aristóteles—
pero si la economía nacional significa de entre 2013 y 2015 únicamente quin- no para vivir, sino para vivir bien”: la
aquello que sustenta con dignidad a la ce personas vieron su riqueza aumen- política como oficio de todos por el
mayoría de la población, sí está destrui- tada en 170 mil millones de dólares, es bienestar de la comunidad debe ser
da. ¿O nada demuestran los 2 millones decir, el equivalente de la riqueza del recuperada o, mejor dicho, inaugura-
de cesados en 1995 (según la ctm), ni 40% de su población? ¿Estados Unidos, da entre nosotros.
los millones y millones de desemplea- donde 35 millones de ciudadanos care- La mentira del poderoso y su edifi-
dos, ni los innumerables dramas de ori- cen de seguro social y donde se registra cio no caerán por la literatura ni por la
gen económico? Según datos del inegi, el mayor porcentaje de pobreza infantil filosofía, como tampoco por panfle-
la caída en el Producto Interno Bruto de los países industrializados? ¿Estados tos o redes sociales, plantones o mar-
de enero a septiembre de 1995 equiva- Unidos, donde el 0.1% de la población chas —aunque todo ello pueda llegar
le a un retroceso económico de 60 ó 63 posee prácticamente la misma riqueza a minarlos—, sino por la acción crítica
años. Según el inegi, Nacional Financie- que el 90% restante?7 O bien ¿el Primer con memoria histórica y el uso res-
ra y el Centro de Investigaciones Eco- Mundo de China, donde se ha demostra- ponsable de las facultades que otorga
nómicas, la participación de los sala- do que la producción capitalista más re- la ya muy castigada Constitución de
rios y remuneraciones en el pib (cerca dituable en la historia es perfectamente 1917; pero, ante todo, por la iniciativa
del 24%) equivale a lo que se tenía al compatible con un régimen autoritario? ilimitada de la imaginación política.
principio del sexenio de Ávila Cama- Por lo pronto, temed cuando el ti-
5 Cf. Monsiváis, op. cit., 11.
cho [1940-1946]. En cambio el capital se rano no mienta: el cinismo es el últi-
6 Monsiváis: “Aludí a la ‘modernización’ (nó-
lleva el 65%, para solidificar la concen- tense las comillas) de Salinas, a su deseo de ex- mo gesto del absolutismo, no menos
tración de ingreso. […] Y hay en Méxi- traer la prosperidad del sombrero, a su entusias- que el culto irrestricto a la verdad. •
co 40 ó 45 millones de pobres, mu- mo por ese viaje en arca de Noé al Primer Mundo.
chos de ellos en grados de marginación Y que los pobres esperarán en su sitio, someti- David Noria Miguel es escritor y
dos, ya que como Salinas lo expresó literalmen- filólogo, estudió Letras Clásicas en
te: ‘En la pobreza no hay democracia’”. Idem, 12.
3 Cf. Carlos Fuentes, Tiempo mexicano (México: 7 Bernie Sanders: Bernie Brief: Income la unam y griego moderno en la
Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1975) 32-3. Inequality: 2015, en https://www.youtube.com/ Universidad Aristotélica de Tesalónica,
4 Idem, 173. watch?v=VePpQBCbKBw&t=281s Grecia.

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MENTIR CARMEN AMAT

ES UN ARTE,
SOBREVIVIR
TAMBIEN
´

B.
Traven murió en mar- comercial en Alemania, declaró que escri-
zo de 1969, en la calle bía en inglés y después traducía para en-
Río Mississippi, en la viar los textos a ese país. Ahí se vendían
Ciudad de México. Sus muy bien sus novelas ¿Qué iba a hacerle?
cenizas fueron espar-
cidas, a petición suya, Se bajó del barco de vapor en el puerto de
en el río Jataté, en el Tampico. El sol característico de la costa del
estado de Chiapas. A Golfo le soltó un golpe en la cara. Entrece-
su muerte, los trave- rró los ojos. Algo del brillo de espejo de las
nólogos tratarían, una vez más, de hallar once, sobre las olas del mar, lo desconcertó.
la identidad del hombre de las mil caras. Llevaba días viajando en un pequeño y os-
Unos días después del suceso, en un ar- curo camarote. Era el verano de 1924.
tículo breve, Antonio Castro Leal confron- Nadie sabe cuántos años tiene el extran-
taba a su colega, Manuel Pedro Gonzá- jero ni dónde nació; estadounidense de
lez, quien había erigido a B. Traven como origen nórdico es el cuento que relatará a
uno de los grandes escritores mexica- quien lo escuche: “nací en una pequeña
nos. No, contesta Castro Leal a González, cabaña del medio oeste norteamericano,
aunque nadie niegue su pluma prodigio- mis padres son del norte de Europa”.
sa, Traven no debe ser considerado en Se trata del maestro del misterio, “del
nuestras letras: “¿cómo puede pertene- hombre que nadie conoce”. Por lo de-
cer a nuestra literatura, escrita en espa- más, él intentará por siempre, valiéndose
ñol, un novelista en lengua inglesa?”. de tretas y cortinas de humo, esconder-
B. Traven llegó a México cargando en le su origen a quien se interese por él. No
la mochila un pasado de misterio. Desde quiere tener un papel a la mano que logre
su arribo, respondió a quien le pregun- identificarlo. Como Gales, el personaje de
tara que él era estadounidense, y ante el su primera novela, sabe que poseer ese
cuestionamiento por la fama y el auge papel es más peligroso que no tenerlo.

M E N T I R A FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 25


Pero al llegar al puerto le exigen una Por el crimen, a Marhut se le condena a nunca fotografiado, traducido a trein-
identificación. Miente con naturali- muerte, pero escapa antes de la ejecución. ta idiomas, cuya existencia es ates-
dad, como lo hará de ahora en adelan- Con seguridad, aquí adquirió la conciencia tiguada especialmente por su éxito
te: Traven Torsvan, fotógrafo y perio- de que es peligroso poseer sólo un nom- comercial en tres lenguas: alemán, in-
dista estadounidense. Nacido durante bre —una identidad definida— y declarar- glés y, un poco más tarde, español.
el gran incendio de San Francisco, no le tus intenciones verdaderas al enemigo. La fama literaria de ese momento
tiene un papel oficial para avalar su En México, el ya palimpsesto se re- tiene más que ver con el hecho de que
identidad. Viene a documentar lo que escribirá un par de veces más. Al dejar encarna la figura del escritor social-
queda de la Revolución Mexicana. el puerto de Tampico ya era oficialmen- mente comprometido, y con el miste-
El pasado del extraño es distinto, ya te Mr. Traven Torsvan, fotógrafo y perio- rio a su alrededor, que con la calidad
se sabe. Su nombre es Otto Feige y de- dista a quien National Geographic re- de su narrativa. Cuando los nazis pro-
cidió embarcarse hacia la costa mexi- chazaría un escrito sobre los tzotziles. híben sus libros y se ve urgido a bus-
cana por creer que aquí se desenvol- Cuando comprobó su poco éxito en esta car otra fuente de ingresos, Traven se
verá la dialéctica que lo atrae desde las profesión, no comenzó a mendigar (como transmutará una vez más. Ahora será
entrañas, como le escribió después a hace el personaje Dobbs en una de las no- Hal Crove, el agente personal y adap-
uno de sus editores: “México ya es un velas más famosas de B. Traven); exploró, tador de las novelas al cine, que se lle-
punto focalizado de la política interna- más bien, oficios diversos. Traven trabaja- varán a pantalla con la participación
cional del capitalismo y el imperialismo; rá en los campos algodoneros y en la in- de Emilio Carballido, Pedro Armen-
pero al mismo tiempo es, curiosamen- cipiente industria petrolera; luego en al- dáriz y Emilio “El Indio” Fernández.
te, el centro de la política internacional gunas fábricas. Después se ocupará en la Para el público escéptico, los alle-
anticapitalista y anti-imperialista”. No industria del cacao o como recolector de gados a las teorías conspiratorias, Tra-
lo dirá en ese momento, por supuesto. tomates y naranjas. No contento, se em- ven nunca existió: se trataba tan só-
Tiene la experiencia de Baviera, donde pleará también como talador en la selva lo de un pseudónimo utilizado por
casi lo ejecutan por agitar al mundo con tropical, arriero, cazador, y comerciante el presidente Adolfo López Mateos.
ideas anarquistas. Ha aprendido, tendrá con las tribus indias de la Sierra Madre. O quizá detrás de la pluma estaba la
cuidado esta vez: cubrir bien las huellas; En el círculo de intelectuales del que hermana del mandatario, Esperan-
utilizar nombres diferentes; conocer- se hace tras haber conseguido la natura- za, que firmaba las primeras traduc-
los a todos mas no hacer lazos con na- lización mexicana, será llamado B. Tra- ciones al español de sus obras.
die. Mentir. Habitar la periferia y no el ven: Barbick para los comunistas ínti-
centro de la acción. En este punto, a su mos, pero Berick para el periodista que En la narrativa de Traven el tema de
llegada a México, hacerse escritor le pa- lo acecha, Luis Spota, a quien, tras ser la identidad es una constante, pare-
rece más efectivo y menos riesgoso que localizado, Otto Feige despista argumen- ce casi perseguirlo. En un escrito no
ser activista. tando ser “otro” Traven, un primo del ficcional declaró que después de las
Antes de embarcarse hacia Occi- autor. Para el Banco de México era Be- guerras mundiales el acta de naci-
dente, Feige era un montador mecáni- rick Traven Torsvan, registrado con una miento vale más que el hecho de res-
co que pertenecía a una familia preca- residencia en Acapulco; los vecinos de pirar, de estar vivo. Sus novelas tra-
ria de Brandemburgo oriental. En algún ésta lo recordarán como “el gringo”. tan el problema de que, más que el
punto de su joven adultez se convirtió En algún punto, sería ante los ojos de propio cuerpo físico, sea un papel el
en Ret Marut, un actor ambulante de sus contemporáneos el heredero de un tal que verifique nuestra existencia.
la provincia alemana que pedía siem- príncipe Hohenzollern. Otto Feige llegó En la primera, El barco de los muertos,
pre los papeles en los que el personaje lejos en el arte de la mentira: hizo creer a el personaje Gales, durante una cen-
arremetiera contra los burgueses. Des- algunos que su identidad verdadera era tena de páginas, es encarcelado una
pués modificó el nombre y se transfor- ficción; el nombre con el que se presenta- y otra vez en cada país al que arriba.
mó en Richard Marhut; creó la revis- ba era Gerard Gales —el protagonista de Ningún embajador está dispuesto a ha-
ta de corte anarco Der Ziegelbrenner (El su primera novela. cer otra cosa con él que no sea ponerlo
Ladrillero) y probablemente fue ésta la Cuando decide publicar los trabajos es- detrás de rejas, pues no tiene un pasa-
razón que llevó a las autoridades locales critos durante sus viajes en México, los fir- porte o un documento que lo acredi-
a declararlo traidor, fichándolo como lí- ma en definitiva como B. Traven, y se ha- te como marinero, como ciudadano de
der intelectual de la breve pero incen- ce a sí mismo, durante la segunda guerra alguna nación. Ante las increpaciones,
diaria República Popular de Baviera. mundial, escritor de novelas de aventuras, Gales responde de manera significativa:

26 ENCUENTROS2050 FEBRERO DE 2018 M E N T I R A


— Necesariamente hay que tener Sí, importa: identidad y tradición compar- todos sus rincones; conoció y se her-
documentos para probar quiénes ten más de lo evidente. No son sólo recípro- manó con distintas etnias indígenas y
somos —me advirtió el oficial. cas, también establecen los límites de lo que sufrió la mayoría de los climas del terri-
— No necesito documentos; yo sé se nos presenta, de lo que nos es permitido torio; en un punto tomó clases de an-
quién soy. ver y de cómo interpretamos todo ello. tropología en la Universidad Nacional.
— Tal vez, pero hay otras per- A más de cuarenta años de distancia, la Si alguien sabía de México, era Traven.
sonas que necesitan saberlo. obra de B. Traven plantea un problema en Los juicios de sus personajes en El te-
Yo carezco de autoridad pa- términos teóricos. Es esto lo que más me soro de la Sierra Madre sobre la buro-
ra proveerle de documentos. interesa de sus escritos. Pienso lo contrario cracia mexicana coinciden, a décadas
— Pero para encarcelarme sí tie- a Castro Leal, pese a ser cierto, aunque sea de distancia, con los encabezados en
ne usted autoridad ¿no? a medias, el argumento que dio para justi- los periódicos nacionales contempo-
ficar su juicio. Es una certeza ahora que se ráneos. Y la rebelión de sus colgados
La rebelión de los colgados, también con- equivocó: B. Traven no escribía en inglés, comparte mucho con el levantamien-
tiene un episodio que trata el problema sino en alemán. Pero ¿qué iba a saber Cas- to zapatista que ocurriría setenta años
que supone el ser identificado por otros tro Leal de Otto Feige, si yo tuve informa- después, dice la crítica. En Macario,
por medio de un papel, una credencial ción a la mano que él no tuvo? Tan bien sólo un lector mexicano entiende la
o un archivo. Tras varios capítulos en construida estaba la ficción que rodea- negativa del personaje para compar-
los que los trabajadores indígenas su- ba a B. Traven al momento de su muerte, tir el pavo, ante el ofrecimiento de un
fren las peores torturas, y las mujeres que Castro, creyéndola una verdad, juzgó terreno, hecho por el charro que se le
constantes amenazas de violación, los pertinente expulsarlo de nuestras letras. aparece: a través del mito popular, el
boyeros y taladores rebelados deciden ¿Qué habría pasado de lograr el autor lector mexicano puede hacer la ope-
acabar de una vez por todas con los ca- ficcionalizarse hispano, hacerse pasar por ración necesaria y entender la lógica
ciques, y de paso, matar a sus capata- mexicano? Quizá Castro Leal habría escrito del personaje. Ese charro con espue-
ces pulverizándoles con piedras la ca- un libro sobre la vida y obra de B. Traven, las de plata y botones de oro, es el
beza. Quieren liberarse, ante todo, de como hizo con otros representantes de lo diablo: tradición oral de los pueblos
las exageradas deudas contraídas con que él consideraba la tradición de la lite- del centro y el bajío de la República.
los hacendados. Pero la acción se de- ratura mexicana. Tal vez habría subrayado Por último, está lo que el mismo Tra-
tiene en el momento climático: el único las similitudes entre su obra y la de algún ven pensaba sobre la identidad. Dijo
maestro entre los colgados es Martín otro autor canónico, y las diferencias las que le gustaría ser juez de sus propios
Trinidad; por serlo es puesto al frente habría tildado de innovaciones en nuestra asuntos, no exponerlos a la opinión
del movimiento, y el personaje explica tradición. pública. Hablando sobre El barco de los
al resto la sensatez de quemar los archi- Un problema más en relación con la per- muertos declaró que la biografía de un
vos, acabar con el registro de los nom- tenencia de Traven a la tradición de la li- escritor de literatura no puede exigírse-
bres y las deudas. En una palabra: inci- teratura en México tiene que ver con la le: la biografía de un escritor es su obra.
nerar la identidad. Todos son hombres, orfandad literaria; ningún estadouniden- Ahí está la vida del que escribe, sus
todos son iguales, nadie debe nada. Y se y ningún alemán puede sentir endémi- opiniones, su experiencia y su identi-
entre gritos de ¡Tierra y libertad! arden co un texto de este autor, por mucho que dad; no en lo que los demás dicen so-
los libros de cuentas. guste de su narrativa. Sus críticos mencio- bre el escritor; ni siquiera en lo que el
nan a menudo que una de las caracterís- escritor dice de sí mismo. También de-
¿Cómo contestar el poderoso argumen- ticas que identifica a Traven es su exotis- claró que no hay más patria que el sue-
to de Antonio Castro Leal? ¿Cómo res- mo. Aunque la aseveración le pertenezca al lo que uno pisa.
ponder con otra lectura de la obra de B. mexicano Salvador Novo, se siente como El trabajo como el documento que
Traven, que es éste un autor que per- una mirada en definitiva extranjera —o, acredita la identidad y la lectura de
tenece a la literatura escrita en Méxi- de menos, cosmopolita. De leerlo alguien éste como pasaporte artístico, ése es
co, si los textos se volvieron famosos en más familiarizado de lo que estaba Novo el asunto. Lo demás es historia, o sea
una lengua que no era la hispana, entre con la provincia mexicana, los campesinos, ficción. •
un público alemán y estadounidense? los indígenas y sus costumbres, encuen-
Más aún ¿importa la clasificación iden- tra pocos elementos exóticos en su obra. Carmen Amat es ex becaria de la Fun-
titaria de un autor cuando nos senta- Traven era un conocedor profundo de la dación para las Letras Mexicanas y
mos a pensar en él y en su trabajo? cultura y el territorio de este país. Viajó a del fonca en la categoría de ensayo.

M E N T I R A FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 27


FICCIÓN
DARWIN EN
EL TALK SHOW
EDITH NEGRÍN

E
n 2013, Rosa Beltrán publica El
cuerpo expuesto (Alfaguara), li-
bremente inspirada en el céle-
bre naturalista Charles Darwin.
Se trata de la 5ª novela de una
de las más sugerentes narrado-
ras mexicanas contemporáneas,
que además cuenta en su haber
con tres libros de relatos, dos de
ensayos e innumerables artícu-
los. Una obra que, en conjunto, ha sido obje-
to de excelente recepción crítica, numerosas
traducciones y merecidos reconocimientos.
Al iniciar la lectura parecería que El cuerpo
expuesto es solamente un libro muy instruc-
tivo, imbuido de verdad que a, través de una
atractiva redacción, establece un puente de
sabiduría entre las ciencias y las humanida-
des, una reflexión humanista sobre el queha-
cer científico.

30 ENCUENTROS2050 FEBRERO DE 2018 F I C C I Ó N


Estructurada en tres partes tituladas “Adap- actual como “especie imbécil”. Dice, por ejem-
tación”, “Conservación” y “Sobrevivencia”, plo, “la especie está compuesta de seres in-
y aderezada atinadamente con citas textua- conformes, agresivos, entregados a estupefa-
les de Charles Darwin, la novela presenta dos cientes o al terrorismo criminal. Organismos
historias centrales, una es la recreación más estresados, ansiosos”; menciona la actitud lí-
o menos cronológica de etapas significati- mite de los la seres que matan por gusto.
vas en la vida del teórico de la selección na- Enlaza ambas historias el concepto de clasifi-
tural, el revolucionario científico más leído en cación. El hombre de ciencia actual se propone,
el siglo XIX. Una semblanza de aquel aventu- al igual que su mentor, observar, reunir, guardar,
rero navegante, cuyos descubrimientos cam- comprender, seleccionar, catalogar los especí-
biaron para siempre nuestra visión de la huma- menes estudiados; pero su interés fundamental
nidad, quien en el 2009 hubiera cumplido 200 no reside en la flora o la fauna, sino en lo que él
años; por ello en todo el mundo se habló del llama “homínidos”, o bien “bípedos implumes”.
“año de Darwin”. La segunda historia es fic- Se propone registrar “casos” que dan prueba
ticia, es la del otro personaje protagónico, un del deterioro social, de la destrucción de cos-
naturalista del siglo XX-XXI que se asume co- tumbres y valores, desintegración que se revela
mo heredero de las teorías del inglés y se de- de manera privilegiada en el cuerpo humano:
dica con devoción a estudiarlas y divulgarlas. [Nadie] hubiera sido capaz de imaginar las
La trayectoria de Darwin, caracterizado en formas de manipulación que nos han lleva-
la novela como el niño, el joven, el hombre do a cambiar lo que somos, o lo que éramos,
“de los ojos tristes”, su precaria salud, sus an- hasta hace apenas poco más de doscien-
helos, sus fracasos, sus viajes, su familia, sus tos años. Ya no nos parecemos. Los cuer-
colegas, sus textos son en apariencia relata- pos que vemos desfilar ante nuestros ojos
dos con afectuosa empatía en 3ª persona por son cuerpos que no existieron nunca en la
un narrador omnisciente ajeno a la acción. Sin historia, lo mismo que las mentes, hués-
embargo la omnisciencia es engañosa, pues con pedes exclusivas de mundos virtuales.
frecuencia esta voz se imbrica y confunde con
la del otro personaje, el naturalista vigesémico Con lucidez se refiere a la basura que inge-
que protagoniza la segunda historia. rimos en la forma de alimentos procesados.
En su faceta seria, la narración revela no na- Recuerda que en el jardín de niños le ofre-
da más un sólido conocimiento biográfico, si- cían gelatina, que le parecía “un postre inmun-
no un manejo de las aportaciones del investiga- do, un coloide con consistencia semisólida
dor inglés y su vigencia en nuestros tiempos. hecho con cartílago o partes de hueso, sabori-
zantes y colorantes artificiales”. Miraba el pan
Dinamiza la novela la trabazón de perspecti- de caja como “una masa insípida, saturada de
vas, la del personaje moderno, quien lo mis- químicos y sodio”. Odiaba esa alimentación,
mo emplea la primera persona para hablar de aunque aún no sabía de la intención perver-
sí mismo que la tercera para evocar al viaje- sa de las transnacionales que la elaboraban.
ro del Beagle, con la perspectiva del narra- Moderno investigador, este biólogo echa ma-
dor omnisciente, consiguiendo a la vez el tra- no de toda la tecnología a su alcance. Le impor-
zo de un hombre contemporáneo inadaptado ta en una primera etapa difundir y ampliar sus
a su entorno, y una radiografía de este entor- hallazgos por la radio, en un programa titulado
no, una sociedad en galopante decadencia. “La verdad oculta sobre nuestra especie”. Así,
Darwin, es bien sabido, se enfrentó a la co- consciente del imperativo occidental moderno
munidad científica de su tiempo, y a la socie- de la “interactividad”, implementa una espe-
dad en general con su teoría de la evolución de cie de talk shows —él les llama radioteatros—,
las especies. En forma paralela, el biólogo con- en los cuales dramatiza los relatos persona-
temporáneo termina siendo acosado y reprimi- les de sus oyentes, para después analizarlos.
do por intentar probar la tesis opuesta, la invo- Más adelante, va más allá en cuanto al avance
lución de la naturaleza humana y la sociedad. técnico de la comunicación: registra a sus
Habla una vez y otra de la barbarie de nuestra ejemplares, con el beneplácito de ellos y ellas,
civilización, de una especie que se autodepre- en un portal de la red; lo que él llama el primer
da, de la doble moral, de los excesos, de la vio- laboratorio cibernáutico. “Cuelga” —dice
lencia; y no vacila en calificar a la humanidad textualmente— en internet los cuerpos de

F I C C I Ó N FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 31


jóvenes que ejemplifican aberraciones como mayores. Este ejemplo, que se titula “supervi-
la anorexia o la obesidad. vencia del más adecuado”, da pie a múltiples
Al inicio de la novela hay una “Advertencia” hipótesis por parte de los espectadores, y a una
que describe algunos ejemplos de manipula- extensa explicación del conductor del progra-
ción de cuerpos humanos, con vida o sin ella; ma. El científico desmitifica las versiones que
el más llamativo y el mejor conocido es el del sostienen que el contrato matrimonial durade-
artista momificador Gunther von Hagens, au- ro es una fuente de felicidad. Acepta que los
tor de los cuerpos plastinados que hemos po- cónyuges se necesitan mutuamente para sa-
dido observar incluso aquí en México, en el tisfacer necesidades conjuntas tan importan-
museo Universum. El hecho de “colgar” ya tes como escuchar boleros, o soñar momen-
no cadáveres auténticos sino la representa- tos que nunca van a vivir, por ejemplo caminar
ción digitalizada de organismos vivos es el tomados de la mano por una playa; pero —en
triunfo evidente de la realidad virtual sobre su opinión— ambos están instalados en una
la otra, la ¿qué sería? ¿realidad real? El he- “situación aberrante” similar a la esclavitud.
cho se convierte en prueba indudable del de- Considera el sabio que la monogamia no es
clive por el que transita la especie humana. una práctica de los animales a los que se les
Para ofrecer el panorama de la moderni- suele atribuir, como los pingüinos o las ci-
dad tal y como es percibido por el natura- güeñas. Reflexiona “Ya quisieran [los huma-
lista actual, la narración incursiona vertigi- nos] tener al menos la elegancia o la dignidad
nosamente en el terreno del absurdo, con el de esas especies”; y complementa su argu-
ácido humorismo de que la autora hace gala mentación con probados datos tanto zoológi-
en otras de sus obras precedentes. Por una cos sobre las costumbres de pingüinos y ci-
parte, ya es bastante descabellada la imagen güeñas como históricos sobre la invención de
de un respetable hombre de ciencia, dialo- la familia. La idea de familia cristiana es con-
gando con quienes son a la vez sus coneji- secuencia del creacionismo, explica y acon-
llos de Indias y sus destinatarios, por medio seja al auditorio: “Defensores de la familia,
del teléfono primero, y luego de Facebook o uníos. Empapaos en gasolina, encendeos fue-
algo similar. Él los escucha, procesa la infor- go y desapareced”. Adaptando los principios
mación, la analiza y les obsequia consejos de Darwinianos dice, a propósito del matrimonio
autoayuda. A veces es agresivo, como sue- sobreviviente, que es el más apto a la tortura.
le ocurrir con los consejeros radiofónicos. Los relatos subrayan los aspectos grotes-
La narración se acelera, suscitando un efec- cos y ridículos de las relaciones entre pa-
to de aturdimiento gracias a la proliferación dres e hijos, entre sicoanalistas y pacien-
de pequeñas historias autónomas, verdade- tes, para no hablar del caso entre empleados
ros cuentos, narrados por diversas voces, en del banco y tarjetahabientes, o entre compa-
que se convierten los “casos” de los hombres ñeros de oficina que compiten por las galle-
y mujeres del auditorio. A veces una historia tas. Destacan asimismo los infortunios produ-
genera a su vez otras, una multiplicación de cidos por la internet, el acoso, los suicidios.
puestas en abismo. El conjunto confiere a la La advertencia inicial que cita al autor de
novela una calidad polifónica y resulta suma- cuerpos plastinados y a otros, finaliza afirman-
mente divertido. do: “El autor de la historia que aquí se narra for-
Menciono, por citar un ejemplo, sólo una ma parte de este grupo de coleccionistas”. Nada
de estas historias, la de la pareja de edad más cierto. Al igual que los sucesos aquí men-
avanzada en la cual el marido, preocupado cionados, un tanto extravagantes, al igual que
porque las viudas se quedan “ciegas, sordas, Darwin y que el anónimo biólogo mediático, la
cojas”, etc., y se vuelven dependientes, deci- autora observa, experimenta, colecciona, y con
de “entrenar” —así dice— a su mujer en “el talento satírico ofrece un panorama de nuestra
arte del deterioro” para que pueda sobrevi- degenerada sociedad occidental. El absurdo coti-
vir a la viudez. Para evitarle un mal futuro, diano contemporáneo, lo que en la narración pa-
la pone a ejercitarse, por ejemplo, en mo- rece más ficticio, resulta lo más revelador de ver-
verse sin ver; ella tropieza con objetos y se dades en la espléndida pluma de Rosa Beltrán. •
disculpa “es que nunca he sido ciega antes”.
Luego intenta que la esposa funcione sin bra- Edith Negrín es investigadora en el Instituto
zos, sin piernas, con impedimentos cada vez de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

32 ENCUENTROS2050 FEBRERO DE 2018 F I C C I Ó N


NARRAR PARA
CONVENCER
O MORIR
EN EL INTENTO
JOSÉ ANTONIO LUGO

D
urante las últimas décadas me
he dedicado al discurso polí-
tico, la narrativa, la astrolo-
gía y la crítica literaria. Es de-
cir, me he dedicado a narrar,
a contar historias. Veamos.
En 2006, publiqué con Yolanda
Meyenberg Palabra y poder:
Manual del discurso político
(Grijalbo, 2006). En el capítulo
“La construcción literaria de un personaje po-
lítico”, describí la manera por medio de la cual
Flaubert construye a Emma Bovary, contándo-
nos detalles que permiten que elaboremos en la
imaginación una imagen de ella. Señalé también

F I C C I Ó N FEBRERO DE 2018 ENCUENTROS2050 33


Ahora movamos unos cuantos grados nuestro
catalejo para acercarnos al terreno literario. ¿Qué
hacen los escritores sino contarnos historias?
Los mejores imaginan personajes inolvida-
bles y al hacerlo crean arquetipos. Decimos: es
un “Quijote”, es una “Lolita”. Podríamos ha-
cer una lista interminable de estos personajes
La capacidad de seducir de un entrañables: D’Artagnan, el principito, Pedro
Páramo, Leopold Bloom, Doña Flor y Doña
candidato dependerá de qué tan eficaz Bárbara, Mersault, Hamlet, Robinson Crusoe,
Swann, las dos Justine y un larguísimo etcéte-
sea su narrativa, conformada tanto ra. Agreguemos a los personajes de los medios
audiovisuales: los Homeros Adams y Simpson,
por su construcción como personaje el Señor Spock, mi bella Genio, Chano y Chon,
don Regino Burrón y Borolas, el Coyote y el
político, como por la narrativa de la Correcaminos. Todos nos seducen y han llega-
do a formar parte de nuestra reserva de imáge-
visión del país que nos promete nes. Para los antiguos, esos personajes eran los
dioses y los hombres enfrentados a la fatalidad:
las historias de Zeus y Hera, en la psique griega,
convivían con la desgracia de Edipo o los dile-
mas morales de Héctor, que prefiere morir que
legar a su hijo la narrativa de un padre cobarde.
Ahora bien, al igual que en el discurso político,
los personajes que logran seducirnos lo logran
mediante un elaborado proceso de verosimilitud.
la primera impresión que Obama causó en Jon De 1981 a 1985, fui asistente de Juan García
Favreau (después su jefe de discursos). Favreau Ponce. Tuve la fortuna de que en esos años me
respondió a la pregunta de Obama: “¿Cuál es dictara la primera versión de Inmaculada o los
tu teoría del discurso?, de la siguiente manera: placeres de la inocencia. Recordemos la trama.
“No la tengo. Pero cuando lo vi en la conven- Inmaculada es una niña, enfrentada al trau-
ción, usted básicamente contó una historia so- ma original de haber visto a sus padres haciendo
bre su vida del principio al fin, y era una histo- el amor y enterarse después de que la que creía
ria que encaja con la gran narrativa americana”. que era su madre no lo era en verdad. Después
Hoy, los actores políticos son persona- de una serie de escarceos amorosos, se convierte
jes y se construyen con las mismas técni- en el objeto de juego de sus amigas, está a punto
cas literarias que utilizaron el gran maes- de tener una relación incestuosa con su herma-
tro normando y otros grandes escritores. no Alfredo y termina trabajando como secretaria
A 11 años de la publicación de ese libro, hoy del psiquiatra Miguel Ballester, quien adminis-
no sólo importa la construcción del personaje, tra un manicomio junto a su casa y la vuelve su
sino la narrativa que nos quiere vender. O, di- amante. Siguiendo las leyes de la hospitalidad de
cho de otro modo: la capacidad de seducir de Pierre Klossowski, la “ofrece” a sus amigos. En
un candidato —ahora que estamos a punto de un giro inesperado, Inmaculada se adentra en la
iniciar la contienda presidencial— dependerá de casa de los locos y comienza a tener relaciones
qué tan eficaz sea su narrativa, conformada tan- sexuales con los internos. Miguel se da cuenta
to por su construcción como personaje político, y corre al enfermero y a los involucrados. Poco
como por la narrativa de la visión del país que después llega Sebastián, el hijo de Miguel. El
nos promete. Cada candidato convencerá con doctor Ballester decide presentar a Inmaculada
ella a su electorado y pretenderá seducir a los no como su pareja sino sólo como su asistente.
indecisos o a los que han sido atraídos por otras Sebastián se enamora de Inmaculada y entonces
narrativas. Allí estará la clave de la contien- ella, enfrentada al enamoramiento del hijo de su
da. Quizá gane, parafraseando la respuesta de amante y jefe, huye, regresa a su entorno fami-
Favreau a Obama, el que cuente la historia que liar y poco después se casa, envuelta en el traje
encaje mejor con “la gran narrativa mexicana”. blanco de boda, símbolo de pureza e inocencia.

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Juan García Ponce, como todos los novelis-
tas, construye una historia con el objetivo, en
primer término, de que sea verosímil, y en se-
gundo, de que seduzca a sus lectores. Mitad por
la trama y mitad por los personajes, las gran-
des novelas son un entramado de historias, un
tapiz de la imaginación en el que se desplie-
gan las acciones de un sinfín de personajes que
buscan con sus peripecias atrapar al lector.
Ahora pasemos a la astrología. ¿Qué hace un
astrólogo? A partir de la carta astral, es decir,
de un mapa en el que se muestra dónde esta-
ban los planetas del consultante en el momen-
to de su nacimiento, construye una historia y le
dice a su cliente: Eres Escorpión —o Sagitario,
o Piscis—, tienes la Luna en tal o cual signo,
Marte en tal signo, Venus en éste otro, etc., y
con esa información elabora una narrativa que,
al igual que en el discurso, debe ser verosí-
mil, para captar la atención y seducir al clien-
te. Es lo mismo que hace el lector del Tarot,
del I Ching o de cualquier otro oráculo. Si en
el Tarot aparece la carta de El Loco junto con
el Cuatro de bastos, con esa información el ta-
rotista construirá una historia: debes buscar
caminos inesperados sin perder el orden… Lo
que quiere escuchar el consultante es esa nue-
va narrativa sobre sí mismo que le brinde la
posibilidad de entender mejor por dónde va y
le muestre nuevos caminos y posibilidades.
Ahora vayamos a la crítica literaria. Quizá
nadie la haya definido mejor que Michel
Tournier, en su cuento “La leyenda de la pin-
tura“, incluido en Medianoche de amor. El ca-
lifa de Bagdad convoca a los mejores pinto-
res del mundo para que pinten su mejor obra,
en paredes que se encuentran frente a fren-
te. Los dos finalistas son un chino y un grie-
go. El griego pide trabajar de noche. Ningún
artista podrá ver los avances del otro hasta
que ambos terminen. El día en que se develan
los cuadros, se descubre primero el excepcio-
nal paisaje del chino. Todos quedan maravilla-
dos y convencidos, incluso, de que ya no vale
la pena ver la obra del griego. Cuando ésta se
muestra, un murmullo de admiración recorre
la sala. Dice Tournier: “El jardín del chino es-
taba desierto y vacío de habitantes, mientras
que en el jardín del griego se veía una magní-
fica multitud con vestidos bordados, penachos
de plumas, joyas de oro y armas cinceladas.
Y toda aquella gente se movía, gesticulaba y
se reconocía con regocijo. Por unanimidad, el
griego fue declarado vencedor del concurso“.

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Lo mismo hace el crítico literario: super- Ahora bien, juntemos las piezas. ¿Qué nos
pone un sistema de valores, su lectura, a la constituye como individuos? Cito a Gilberto
historia que ofreció el primer artista y al ha- Giménez, en Estudios sobre la cultura y las iden-
cerlo, crea una nueva obra o, cuando me- tidades sociales (CONACULTA , 2007): “lo que nos
nos, una nueva mirada sobre esa obra. En particulariza y distingue es nuestra propia bio-
otras palabras, sobre la narrativa del escri- grafía incanjeable, retratada en forma de ‘historia
tor original o sobre la del cuadro si es un de vida’”.
crítico de arte, crea una segunda narrativa Yo, usted, amable lectora o lector, hemos ela-
que intenta revelar las claves ocultas de la borado una biografía, hemos construido nuestra
obra, permitiendo, como diría Juan García propia historia. Somos el personaje que hemos
Ponce “la aparición de lo invisible”, que se creado. Ésa es nuestra identidad “internamen-
hace evidente gracias a la segunda mirada, te definida” (continúo con Gilberto Giménez).
la del crítico creador que al revelar el sig- Pero hay otra narrativa, la “externamente impu-
nificado oculto crea una nueva historia. tada”. Yo me veo de una manera, pero los demás
En este recuento, nos falta ver la narrati- me ven de otra. O quizá me ven igual a cómo me
va en el contexto de la seducción amorosa. veo. De la fusión de las dos narrativas, la de có-
Recordemos a Cyrano de Bergerac. El gran mo me percibo y la de cómo me juzgan los de-
personaje de la obra de Edmond Rostand es- más, surge quién soy. De nada sirve que yo crea
tá basado en el escritor del mismo nombre, que soy el mejor si en la narrativa externa que
autor del Viaje al Sol y del Viaje a la Luna, construyen los demás sobre mí no lo soy, porque
obra esta última inmortalizada por George entonces no me darán el trabajo, la mujer ama-
Meliés en su famosa película, en la que ve- da no me dará el sí, etc. Se trata, nuevamente, de
mos cómo una nave —idéntica por cierto a ver cuál narrativa gana.
las paletas en forma de cono del Occidente Ahora bien, en el mundo posmoderno las
de México—, se “clava” en el ojo de la Luna. identidades no son de una sola faceta. Hoy, to-
Recordemos también que Cyrano es un se- dos somos multidimensionales y construimos
ductor a través de las palabras. Cyrano ena- nuestra narrativa personal a partir de un “bu-
mora a su prima Roxane a través de la figura ffet” de opciones que incluyen la preferencia
de Christian. Él no se atreve a pretenderla sexual, lo que leemos, qué música nos gusta,
directamente, porque cree que ella no co- qué comida consumimos y un largo etcétera.
rresponderá a su amor por su protuberan- La defensa ante una globalización que preten-
te nariz. Por eso le sirve de “escritor fantas- de unificar todo es construirnos como una singu-
ma” a Christian. Este galán, una vez que laridad, conformada por múltiples facetas que al
Roxane se muestra enamorada de él, deci- final conforman un todo: nuestra personalidad,
de prescindir del narigón. Va a verla so- en la que confluye todo lo que nos ha seducido
lo, y le dice: “¡Te amo tanto!”. Roxane le y que intentamos reunir con una coherencia na-
contesta: “¡Describid vuestros sentimien- rrativa que nos permita crear nuestra identidad.
tos!” y él responde: “Te quiero; te adoro”, Como hemos visto, en el mundo posmoder-
a lo que ella replica: “¡Id a capturar vues- no de 2017, en la multidimensionalidad de ca-
tra elocuencia que ha huido!”, da media da personalidad y en el reflejo que los demás
vuelta y lo deja con su yermo discurso. perciben de nosotros, lo más importante, como
El amante construye una narrativa del políticos, artistas, videntes, escritores o, sim-
enamoramiento. Lo mismo hacen el pa- plemente, seres humanos, es nuestra capacidad
vo real y todas las especies animales. En de contar historias y seducir con ellas a los de-
el gran juego de la seducción, las pala- más. Todos somos Cyranos —o queremos serlo.
bras y la imaginería visual se mezclan pa- Si logramos imponer nuestra narrativa, triunfa-
ra crear la narrativa de la ilusión que hace remos —whatever it means. De lo contrario, se-
posible el amor. Dice Durrell en El cuarte- remos como Christian y nos dirán: “¡Id a cap-
to de Alejandría: “Atribuir a una persona turar vuestra elocuencia que ha huido!”. •
atributos fijos es una ilusión, pero una ilu-
sión necesaria si queremos enamorarnos”. José Antonio Lugo es autor, entre otros títulos,
Dicho de otro modo, sólo convirtiéndonos de Palabra y Poder: Manual del discurso político
en personajes, construyendo una histo- (con Yolanda Meyenberg) y es director editorial
ria, podremos seducir a la persona amada. de El tapiz del unicornio.

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LA´RECONSTRUC-
CION DE SAN
PETERSBURGO
ALONSO TOLSÁ

1.
A Luigi Amara

Abrí el gran tomo del Atlas


Espasa buscando el mapa de San
Petersburgo. Al llegar a la página
indicada, noté que estaba cortado
a la mitad: una rasgadura lo atra-
vesaba a lo largo con una preci-
sión atribuida a manos hábiles.
El resto de la ilustración mostra-
ba avenidas, ondulados canales,
intersecciones y puentes violen-
tamente interrumpidos por aquella hondona-
da geográfica. Imaginé las consecuencias que el
mapa mutilado estaría ejerciendo sobre la ciu-
dad: hundimientos, terremotos catastróficos e
inundaciones, la posibilidad de que terminara
de partirse por la mitad en un plazo próximo.

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2. 4.
La fundación de San Petersburgo se re- Las consecuencias de la revelación
monta a 1703. Se dice que Pedro I tu- de Pedro I, guardan algo demoniaco.
vo una revelación mientras recorría Principalmente porque llegó a realizar-
los páramos cenagosos del norte: fundar una se a cambio de cientos de miles de vidas, pese a
ciudad a orillas del mar Báltico que fortalecie- ser una empresa imposible. Lo demoniaco po-
ra el poderío naval de Rusia y los nexos diplo- see la realidad cuando la ilusión logra hacer que
máticos con Europa. Aquel momento provi- se confundan. Brodsky señala que Pedro I só-
dencial quedó inmortalizado en la efigie hecha lo usó un instrumento al trazar los planos de la
por E. M. Falconet, por encargo de Catalina ciudad: una regla. El espacio que se ofrecía ante
II, en la que el zar monta su encabritado ca- él era totalmente llano, horizontal, y tenía toda
ballo con la mano señalando al horizonte. clase de razones para tratarlo como un mapa en

3.
Evitar la destrucción de San Petersburgo el que basta una línea recta. Si algo está curva-
era un proyecto que contenía a su vez do en la ciudad, no se debe a una planificación
otros proyectos secretos. El mapa te- específica, sino a que Pedro I era un delineante
nía que ser removido, modelado, trazado y fi- descuidado, cuyo dedo se deslizaba a veces fue-
jado de acuerdo a una lectura particular: no ra del borde de la regla y el lápiz lo seguía. Este
de libros, sino de redes de signos, no de for- gesto entraña algo fundamental de la naturaleza
mas acabadas, sino de pistas de un complica- del poder y el arte, si recordamos ciertos juegos
do rompecabezas urbano. Puesto que nunca infantiles en los que la imaginación sustituía a
había estado en San Petersburgo, la única op- la realidad misma, podemos llegar a comprender
ción para rehacer la ciudad a escala era ciñén- lo que el zar lleva a la práctica: la materialidad
dome a las indicaciones de la literatura, en úl- del delta del Neva es la imitación de un mapa.

5.
tima instancia, radicalizar el acto de leer. Con indicaciones de Gogol, tracé la ave-
nida Nevski. Cruzada de lado a lado, su
extensión debía conectar al Neva del ex-
tremo este al oeste hasta el cementerio Tijvin. El
relato “La nariz” me permitió ubicar poco des-
pués el barrio Vyborg unido con el resto de la ciu-
dad por el puente Liteynyy. El reconocimiento
de todo lo relativo a estaciones de tren y puentes
aledaños al río lo obtuve de Petersburgo, nove-
la de Biely en la que aborda el furor revoluciona-
rio de 1905 enmarcado en el conflicto de la fami-
lia Apolónovich, veta ética de la narración. Por
Dostoievski situé la plaza del Heno, lugar en el
que Raskólnikov se arrodilla para besar la tierra
en busca de expiación por el asesinato que come-
tió. El río Fontanka estaba allí, donde Goliadkin
quejumbroso se veía mirándose en El doble.

Evitar la destrucción de
San Petersburgo era un
proyecto que contenía a su
vez otros proyectos secretos

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6. 8.
La larga sombra de Pedro I a caballo “El arte es una forma sintética del uni-
se extiende sobre la nieve. Un hom- verso, un microcosmos que reprodu-
bre joven huye a toda prisa de los cas- ce la especificidad del mundo”. Podría
cos oscurecidos del animal. Un típico cielo citar cada una de las palabras de Piglia sin-
gris de invierno permite asomarse al sol tími- tiendo que lo que transcribo está siendo escri-
damente sobre la cabeza del jinete. La pla- to por primera vez. Una maqueta de Buenos
za se extiende hasta el pie del edificio del Aires, una fotografía, un mapa o un reloj que
Senado, detrás del cual el Almirantazgo y San suscitan narrativas simultáneas, paralelas,
Isaac asoman sus perfiles apenas insinuados. contradictorias. Me pregunto si hay referen-
Entre la pintura de Benois, El jinete de bron- cias necesarias en lo que imaginamos, si de-
ce, y yo, se establece un triángulo interpreta- bería haberlas. Hemos llegado tan lejos que
tivo determinado por la inusual perspectiva ha dejado de ser relevante la comprobación de
de la obra: la dimensión de Pedro I prescri- hechos: en la anécdota y la primera plana, co-
be la insignificancia del hombre por oposi- mo en la literatura y la fantasía, todo es real.

9.
ción visual y simbólica. La relación del jinete Una persona es extranjera hasta el mo-
de bronce y el hombre, conmigo, es la misma mento en el que comienza a partici-
que guarda todo individuo con la predestina- par de la fantasía de una cultura. Miro
ción, el Zar simboliza el triunfo de la huma- el mapa completo, posiblemente nadie más
nidad sobre la naturaleza, pero también sobre lo consulte en mucho tiempo, y me detengo
el destino histórico detentado por el Estado. a comprobar que estuve en la ciudad de otra

7.
Esta mañana llevé un esbozo de la re- manera, lejana y diáfana, como en un sue-
construcción de San Petersburgo a ño. Entre las hojas de un Atlas cualquiera, ese
Elena, amiga dibujante que me ayu- sueño encuentra un eco en el mapa que evi-
dó a detallarlo sobre una hoja couché. Antes tó la destrucción de San Petersburgo. •
de salir de su estudio con la mitad del ma-
pa en las manos, me detuvo por la espal- Alonso Tolsá es ex becario del FONCA
da para mostrarme un reloj de bolsillo en la categoría de ensayo.
que sacó del fondo de una caja de made-
ra. El reloj, hecho de plata, era de cuer-
da y en un costado tenía grabadas las ini-
ciales de un nombre que no reconocí.
—Míralo —ordenó— El reloj parece avan-
zar, pero siempre da vueltas sobre sí mis-
mo. Está como atrapado dentro de su propio
mecanismo y, sin embargo, sus posibilida-
des son infinitas. El reloj es una síntesis li-
mitada y a la vez inconmensurable del tiem-
po, como tu mapa lo es del espacio, ¿trozos
de ficción anclados al pozo de la “realidad”?
Elena se ajustó los lentes al filo de la na-
riz. Al pronunciar la última palabra entre-
comilló con los dedos, luego pesó el reloj
en su mano extendida, por un momento en
medio de la palma pareció suspenderse.
—El mapa y el reloj son el invento de
una suerte de fetichismo frente al cambio
y la desorientación, una certeza provisio-
nal a la escala de la mano. —Hizo una pau-
sa en la que remangó su chamarra. La piel
rechinó como una rama movida por el vien-
to—. A veces, cuando me lo quedo mirando,
no sé si el tiempo ocurre dentro o fuera de
él. Pienso que si pasara unas horas sin cuer-
da, todo a mí alrededor quedaría paralizado.

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