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Un valor sexual es una cualidad real o ideal, deseada o deseable por su bondad, cuya
fuerza estimativa orienta la vida humana, desde su dimensión comunicativa y simbólica.
Educar en sexualidad y afectividad implica algo más que enseñar sobre relaciones
sexuales y los posibles riesgos asociados a ellas, como los embarazos no deseados o las
enfermedades de transmisión sexual. La educación sexual tiene que ver con formas de
expresar y sentir afecto, tiene que ver con el placer y disfrute de la vida, con la valoración y
respeto al propio cuerpo y al del otro u otra, con aprender a tomar decisiones sin ceder a
presiones o sometimiento.
Educar en sexualidad, requiere que los adultos -madres, padres y educadores/ as-, sean
capaces de acompañar activa e intencionadamente a sus hijos, hijas o estudiantes,
cotidianamente, durante el transcurso de su desarrollo, en su 27 Comisión
Intergubernamental. “Hacia una sexualidad responsable”. 2004.
La educación sexual es también “un derecho que tiene todo ser humano de ser
acompañado y de contar con situaciones de aprendizaje significativas, que le permitan ir
integrando esta dimensión de su ser personal y social a lo largo de las distintas etapas de
su vida”.
DOLOR FISICO
Dolor es un término que procede del latín y que señala una sensación molesta, aflictiva y
por lo general desagradable en el cuerpo o el espíritu. Puede tratarse, por lo tanto, de una
experiencia sensorial y objetiva (el dolor físico) o emocional y subjetiva (el dolor anímico).
Cada vez que nos lastimamos o enfermamos, sentimos dolor. El dolor nos acompaña
desde que nacemos hasta que morimos.
Y a pesar de que no nos gusta sentirlo, con frecuencia nos es de gran utilidad. De hecho,
el dolor tiene una función. A través del dolor, el cuerpo le avisa al cerebro que existe un
problema, pequeño o grande, que hay que solucionar.
Es difícil diferenciar un dolor agudo de un dolor crónico pues el dolor cursa de forma
oscilante y a veces a períodos sin dolor. El dolor postoperatorio es un dolor agudo, pero a
veces se prolonga durante varias semanas. Las migrañas o a dismenorrea ocurre durante
dos o tres días varias veces al año y es difícil clasificarlas como dolor agudo o crónico.
El sueño representa una función vital, por ser imprescindible (el ser humano no puede
vivir sin dormir), restauradora (el sueño repara el cuerpo cada día), complementaria y
fundamental para asegurar la vigilia (se duerme para poder sentirse despierto al día
siguiente), fisiológicamente necesario.
PULSION
Es un término que se utiliza en psicoanálisis para designar aquel tipo de impulso
psíquico característico de los sujetos de la especie humana que tiene su fuente en una
excitación interna (un estado de tensión percibida como corporal) y que se dirige a un
único fin preciso: suprimir o calmar ese estado de tensión. Para lograr este fin, la
pulsión se sirve de un objeto, el que sin embargo no es uno preciso, ni está
predeterminado.
La noción de pulsión fue desarrollada por el austriaco Sigmund Freud a finales del siglo
XIX cuando comenzó a reflexionar sobre las conductas humanas que exceden a lo
instintivo y que, incluso, pueden contradecirlo.
De esta manera, Freud estableció que la pulsión es la tensión corporal que tiende hacia
distintos objetos y que se descarga al acceder a ellos, aunque de manera momentánea,
ya que la pulsión nunca se satisface completamente.
El padre del psicoanálisis distinguió varios momentos de la pulsión, como la fuente (el
origen que radica en lo somático), el esfuerzo o drang (la tensión que se traduce en la
pulsión), la meta (en estado pasivo o activo) y el objeto (que disminuye
temporalmente la tensión).
Pulsión, Según la teoría clásica de Freud toda pulsión es concebida como un derivado
de una llamada basal, que roza lo instintivo; tal es el caso de la pulsión de vida, que
tiene como objeto la conservación de la propia existencia. A medida que madura el
sistema nervioso de cada persona, tiene lugar una serie de fases o estadíos
pulsionales, en cada una de las cuales se da un desarrollo neurológico bien definido en
zonas que más tarde serán erógenas (aquellas que tienen más sensibilidad y que
buscan estimular sexualmente al sujeto).
Las primeras seis fases, reconocidas por Freud a través de sus estudios:
1- Oral: tiene lugar entre el nacimiento y el primer año y medio de vida. La boca es
prácticamente la única zona erógena, ya que el sujeto empieza a orientar su psiquismo
en una meta bien clara: nutrirse;
2- Anal: desde el año y medio hasta los tres años, y a raíz del creciente control de los
esfínteres del ano, el niño siente placer ante la posibilidad de controlar su propio
cuerpo, lo cual consigue en este caso a través de decidir retener o dejar salir la materia
fecal;
3- Fálica: también llamada uretral, tiene lugar entre los tres y los seis años de edad.
Durante esta fase, el individuo adquiere el control de sus esfínteres uretrales y esto
representa un anticipo de lo que, más tarde, será la fase genital. Según Freud, es en
esta etapa que se constituye el edipo de cada persona, aunque esto no significa que se
acabe, ya que se trata de un elemento presente de manera activa a lo largo de toda la
vida;
5- Período de latencia: hasta alcanzar la pubertad, y desde los seis años, se da una
intensa y espontánea sublimación de los sentimientos de la libido, lo cual facilita la
integración en la cultura;
6- Genital: a partir de la pubertad, una vez se configuró el edipo, los intereses sexuales
(parte de los cuales es la inclinación sexual) comienzan a desarrollarse.