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VALORES DE LA SEXUALIDAD

Un valor sexual es una cualidad real o ideal, deseada o deseable por su bondad, cuya
fuerza estimativa orienta la vida humana, desde su dimensión comunicativa y simbólica.

Así se puede afirmar que el valor sexual dinamiza el crecimiento personal. En la


apropiación creativa de valores sexuales se va ensanchando el horizonte de nuestra vida
como un continuo estar-dando-de-sí nuestra propia realidad personal, para bien nuestro,
de quienes nos rodean y de la entera humanidad.

La estructuración —siempre pedagógica— de las categorías de valores sexuales que


utilizamos para un cuestionario sobre valores sexuales de los futuros profesionales de la
Educación en la Facultad de Ciencias de la Educación de Granada es la que presentamos
ahora: valores sexuales corporales, intelectuales, afectivos, estéticos, individuales-
liberadores, morales, sociales instrumentales e integrales.

 Valores sexuales corporales: aquellas cualidades relacionadas con la sexualidad


humana cuya fuerza o centro principal es el cuerpo como materia viva de la
persona.
 Valores sexuales intelectuales: cualidades cuya referencia central es la
naturaleza racional del hombre, en cuanto contenido, proceso o resultado, en
relación con la sexualidad.
 Valores sexuales afectivos: cualidades sexuales cuyo contenido afecta a
nuestras reacciones psíquicas de agrado: a los estados de emoción, sentimiento o
pasión.
 Valores sexuales estéticos: cualidades sexuales que son deseadas o deseables
por su belleza en sus manifestaciones en las personas, en el arte o la naturaleza.
 Valores sexuales individuales-liberadores: los valores sexuales individuales-
liberadores son cualidades sexuales que prioritariamente refieren el aspecto
singular y autónomo de la persona, así como sus consecuencias.
 Valores sexuales morales: los valores sexuales morales se centran en la
estimación ética: la bondad o maldad de las acciones sexuales en cuanto tales,
atendiendo al fin o al deber.
 Valores sexuales sociales: afectan directamente a las relaciones sexuales
sociales e institucionales, en su contenido y en el procedimiento o finalidad.
 Valores sexuales instrumentales: son aquellos que estimamos más como
medios que como fines, relacionados con los beneficios que reportan en nuestro
crecimiento sexual.
CARACTERÍSTICAS CULTURALES BASADAS EN EL SEXO (OMS, 2002).

Educar en sexualidad y afectividad


En la interacción diaria con los hijos, hijas y estudiantes se está permanentemente
modelando y formando su sexualidad. A través de la forma de vivir, de vestir, de actuar,
con las palabras, gestos y actitudes, -de aprobación o desaprobación, de respeto o de
intransigencia-, respecto a la conducta de los otros u otras, se comunica lo que pensamos,
sentimos o nos han enseñado respecto a lo que es “bueno” o “malo”, “aceptable” o
“inaceptable” en un hombre o en una mujer, -o en una persona con discapacidad-, en la
expresión de su sexualidad.

Educar en sexualidad y afectividad implica algo más que enseñar sobre relaciones
sexuales y los posibles riesgos asociados a ellas, como los embarazos no deseados o las
enfermedades de transmisión sexual. La educación sexual tiene que ver con formas de
expresar y sentir afecto, tiene que ver con el placer y disfrute de la vida, con la valoración y
respeto al propio cuerpo y al del otro u otra, con aprender a tomar decisiones sin ceder a
presiones o sometimiento.
Educar en sexualidad, requiere que los adultos -madres, padres y educadores/ as-, sean
capaces de acompañar activa e intencionadamente a sus hijos, hijas o estudiantes,
cotidianamente, durante el transcurso de su desarrollo, en su 27 Comisión
Intergubernamental. “Hacia una sexualidad responsable”. 2004.

Educación sexual y discapacidad intelectual


Aprendizaje y conocimiento de sí mismos, como hombres y mujeres que viven, sienten y
se relacionan afectivamente con y desde un cuerpo sexuado, para alcanzar el máximo
potencial de salud física, psicológica y social que sea posible dadas sus características y
capacidades particulares. La educación sexual, además tiene que ver con responder
específica y verazmente a las inquietudes que tienen tanto los niños, niñas como
adolescentes respecto al sexo y a la sexualidad: ¿cómo nacen los niños/as?, ¿qué es el
sexo?, ¿cómo se hace el amor?, ¿duele?, ¿porqué a las mujeres les crecen los pechos y a
los hombres no?, ¿qué significa homosexual?, y a otra multiplicidad de interrogantes que
se les plantean frente a este tema.

La educación sexual es también “un derecho que tiene todo ser humano de ser
acompañado y de contar con situaciones de aprendizaje significativas, que le permitan ir
integrando esta dimensión de su ser personal y social a lo largo de las distintas etapas de
su vida”.
DOLOR FISICO
Dolor es un término que procede del latín y que señala una sensación molesta, aflictiva y
por lo general desagradable en el cuerpo o el espíritu. Puede tratarse, por lo tanto, de una
experiencia sensorial y objetiva (el dolor físico) o emocional y subjetiva (el dolor anímico).

Cada vez que nos lastimamos o enfermamos, sentimos dolor. El dolor nos acompaña
desde que nacemos hasta que morimos.

Y a pesar de que no nos gusta sentirlo, con frecuencia nos es de gran utilidad. De hecho,
el dolor tiene una función. A través del dolor, el cuerpo le avisa al cerebro que existe un
problema, pequeño o grande, que hay que solucionar.

Clasificación del Dolor

Según el tiempo de evolución


 Dolor crónico: Es el dolor que dura más de tres meses, como el dolor oncológico.
 Dolor agudo: Es el dolor que dura poco tiempo, generalmente menos de dos
semanas, como un dolor de muelas, o de un golpe.

Es difícil diferenciar un dolor agudo de un dolor crónico pues el dolor cursa de forma
oscilante y a veces a períodos sin dolor. El dolor postoperatorio es un dolor agudo, pero a
veces se prolonga durante varias semanas. Las migrañas o a dismenorrea ocurre durante
dos o tres días varias veces al año y es difícil clasificarlas como dolor agudo o crónico.

Según la etiología del dolor


 Dolor nociceptivo: Es el producido por una estimulación de los nociceptores, es decir
los receptores del dolor, provocando que el "mensaje potencialmente doloroso" sea
transmitido a través de las vías ascendentes hacia los centros supraespinales y sea
percibido como una sensación dolorosa. Por ejemplo un pinchazo.
 Dolor neuropático: Es producido por una lesión directa sobre el sistema nervioso, de
tal manera que el dolor se manifiesta ante estímulos mínimos o sin ellos y suele ser un
dolor continuo.

Según la localización del dolor


1. Dolor somático: Está producido por la activación de los nociceptores de
la piel, hueso y partes blandas. Es un dolor agudo, bien localizado, por ejemplo un
dolor de hueso o de una artritis o dolores musculares, en general dolores provenientes
de zonas inervadas por nervios somáticos. Suelen responder bien al tratamiento con
analgésicos según la escalera de la OMS.

2. Dolor visceral: Está ocasionado por la activación de nociceptores por infiltración,


compresión, distensión, tracción o isquemia de vísceras pélvicas, abdominales o
torácicas. Se añade el espasmo de la musculatura lisa en vísceras huecas. Se trata de
un dolor pobremente localizado, descrito a menudo como profundo y opresivo, con la
excepción del dolor ulceroso duodenal localizado a punta de dedo. Cuando es agudo
se acompaña frecuentemente de manifestaciones vegetativas como náuseas, vómitos,
sudoración, taquicardia y aumento de la presión arterial. Con frecuencia, el dolor se
refiere a localizaciones cutáneas que pueden estar distantes de la lesión, como por
ejemplo el dolor de hombro derecho en lesiones biliares o hepáticas.

Factores que modulan el dolor


Existen múltiples factores psicológicos y físicos que modifican la percepción sensorial del
dolor, unas veces amplificándola y otras veces disminuyéndola.
1. Sexo y edad.
2. Nivel cognitivo.
3. Personalidad: estado de ánimo, expectativas de la persona, que producen control
de impulsos, ansiedad, miedo, enfado, frustración.
4. Momento o situación de la vida en la que se produce el dolor.
5. Relación con otras personas, como familiares, amigos y compañeros de trabajo.
6. Dolores previos y aprendizaje de experiencias previas.
7. Nivel intelectual, cultura y educación.
8. Ambiente: ciertos lugares (ejemplo: sitios ruidosos, o con iluminación intensa)
tienden a exacerbar algunos dolores (ejemplo: cefaleas).
SUEÑO
El sueño es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que
permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para un pleno
rendimiento. Es una necesidad básica del organismo y su satisfacción que nos permite
la supervivencia. Designa también el acto de dormir como la actividad de la mente
durante ese periodo de descanso.

EFECTOS DEL SUEÑO


Consolidación de la memoria
La hipótesis de que el sueño participa en la consolidación de la memoria reciente ha
sido investigada mediante cuatro paradigmas:

1. Efectos de la privación del sueño sobre la consolidación de recuerdos;


2. Efectos del aprendizaje sobre el sueño posentrenamiento;
3. Efectos de la estimulación durante el sueño sobre los patrones de sueño y
sobre la memoria,
4. Reexpresión de los patrones de comportamiento específico neuronal durante el
sueño post-entrenamiento.

ENFERMEDADES DEL SUEÑO


 Apnea del sueño. Trastorno en que la persona deja de respirar durante 10s o
más, en forma repetitiva, mientras está dormida, Lo más frecuente es que se
deba a pérdida del tono en los músculos de la faringe, lo cual permite que
ocurra el colapso de las vías respiratorias.
 Insomnio. Dificultad para conciliar el sueño y quedarse dormido.
 Narcolepsia. Estado en que no se puede inhibir el sueño REM durante los
períodos de vigilia. En consecuencia, sobrevienen durante el día episodios de
sueño involuntarios con duración de unos 15 minutos cada uno.
 Insomnio familiar fatal. Enfermedad hereditaria muy poco frecuente.

NECESIDADES DE SUEÑO Y DE EDAD


Las necesidades de sueño varían según la edad. El niño recién nacido duerme casi todo
el día, con una proporción próxima al 50 % del denominado sueño «activo», que es el
equivalente del sueño MOR. A lo largo de la lactancia los períodos de vigilia son
progresivamente más prolongados y se consolida el sueño de la noche; además, la
proporción de sueño MOR desciende al 25-30 %, que se mantendrá durante toda la
vida. De 1-3 años de edad, el niño ya solo duerme una o dos siestas. Entre los 4-5 años
y la adolescencia los niños son hipervigilantes, muy pocos duermen siesta pero tienen
un sueño nocturno de 9 horas bien estructurado en cinco ciclos o más. En los
individuos jóvenes reaparece en muchos casos la necesidad fisiológica de una siesta a
mitad del día. La necesidad de sueño en un adulto puede oscilar entre 5 y 9 horas.

Asimismo, varía notablemente el horario de sueño entre noctámbulos y


madrugadores. En épocas de mucha actividad intelectual o de crecimiento o durante
los meses del embarazo, puede aumentar la necesidad de sueño, mientras que el
estrés, la ansiedad o el ejercicio físico practicado por la tarde pueden disminuir la
cantidad de sueño. Los estudios efectuados en individuos aislados de influencias
exteriores han mostrado que la tendencia fisiológica general es a retrasar ligeramente
la fase de sueño con respecto al ciclo convencional de 24 horas y a dormir una corta
siesta «de mediodía» (Vallejo, 2006, 232). En los ancianos se va fragmentando el sueño
nocturno con frecuentes episodios de despertar y se reduce mucho el porcentaje de
sueño en fase IV y no tanto el de sueño MOR, que se mantiene más constante a lo
largo de la vida. Las personas de edad avanzada tienden a aumentar el tiempo de
permanencia en la cama. Muchas de ellas dormitan fácilmente durante el día varias
siestas cortas.

El sueño representa una función vital, por ser imprescindible (el ser humano no puede
vivir sin dormir), restauradora (el sueño repara el cuerpo cada día), complementaria y
fundamental para asegurar la vigilia (se duerme para poder sentirse despierto al día
siguiente), fisiológicamente necesario.

Durante el sueño profundo (Fase III), se produce la restauración física y durante el


sueño MOR la restauración de la función cognitiva (proceso de aprendizaje, memoria y
concentración).

PULSION
Es un término que se utiliza en psicoanálisis para designar aquel tipo de impulso
psíquico característico de los sujetos de la especie humana que tiene su fuente en una
excitación interna (un estado de tensión percibida como corporal) y que se dirige a un
único fin preciso: suprimir o calmar ese estado de tensión. Para lograr este fin, la
pulsión se sirve de un objeto, el que sin embargo no es uno preciso, ni está
predeterminado.

El instinto se caracteriza por llevarnos a buscar objetos inamovibles para alcanzar la


satisfacción. La pulsión, en cambio, no tiene un objeto predeterminado; por el
contrario, está vinculada a fuerzas que derivan de las tensiones somáticas del ser
humano, con diferentes fuentes y formas posibles de manifestación.

La noción de pulsión fue desarrollada por el austriaco Sigmund Freud a finales del siglo
XIX cuando comenzó a reflexionar sobre las conductas humanas que exceden a lo
instintivo y que, incluso, pueden contradecirlo.

De esta manera, Freud estableció que la pulsión es la tensión corporal que tiende hacia
distintos objetos y que se descarga al acceder a ellos, aunque de manera momentánea,
ya que la pulsión nunca se satisface completamente.

El padre del psicoanálisis distinguió varios momentos de la pulsión, como la fuente (el
origen que radica en lo somático), el esfuerzo o drang (la tensión que se traduce en la
pulsión), la meta (en estado pasivo o activo) y el objeto (que disminuye
temporalmente la tensión).

Para algunos psicoanalistas, las pulsiones se originan a partir de la falta original de un


objeto instintivo. Dicha carencia hace que el deseo se traduzca en pulsiones, que se
dirigen a metas momentáneas. Una vez alcanzado dicho momento, la pulsión reinicia
el proceso.

Pulsión, Según la teoría clásica de Freud toda pulsión es concebida como un derivado
de una llamada basal, que roza lo instintivo; tal es el caso de la pulsión de vida, que
tiene como objeto la conservación de la propia existencia. A medida que madura el
sistema nervioso de cada persona, tiene lugar una serie de fases o estadíos
pulsionales, en cada una de las cuales se da un desarrollo neurológico bien definido en
zonas que más tarde serán erógenas (aquellas que tienen más sensibilidad y que
buscan estimular sexualmente al sujeto).

Las primeras seis fases, reconocidas por Freud a través de sus estudios:

1- Oral: tiene lugar entre el nacimiento y el primer año y medio de vida. La boca es
prácticamente la única zona erógena, ya que el sujeto empieza a orientar su psiquismo
en una meta bien clara: nutrirse;

2- Anal: desde el año y medio hasta los tres años, y a raíz del creciente control de los
esfínteres del ano, el niño siente placer ante la posibilidad de controlar su propio
cuerpo, lo cual consigue en este caso a través de decidir retener o dejar salir la materia
fecal;

3- Fálica: también llamada uretral, tiene lugar entre los tres y los seis años de edad.
Durante esta fase, el individuo adquiere el control de sus esfínteres uretrales y esto
representa un anticipo de lo que, más tarde, será la fase genital. Según Freud, es en
esta etapa que se constituye el edipo de cada persona, aunque esto no significa que se
acabe, ya que se trata de un elemento presente de manera activa a lo largo de toda la
vida;

4- Complejo de castración y sepultamiento del complejo de Edipo: en este punto es


probable que tenga lugar una ruptura, por lo cual es un momento muy importante
para el desarrollo del aparato psíquico. Se trata de un proceso que sirve para
reorganizar las experiencias y los roles, así como las pulsiones mismas;

5- Período de latencia: hasta alcanzar la pubertad, y desde los seis años, se da una
intensa y espontánea sublimación de los sentimientos de la libido, lo cual facilita la
integración en la cultura;

6- Genital: a partir de la pubertad, una vez se configuró el edipo, los intereses sexuales
(parte de los cuales es la inclinación sexual) comienzan a desarrollarse.

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