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J U A N G U I L L E R M O D R A P E R
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H I S T O R I A
I

DE LOS

CONFLICTOS ELFJP 1,1 R E L I G I 1 LA

TRADUCCIÓN DIRECTA DEL INGLÉS

AUGUSTO T. ARCIMIS
I'K Í.V KEM. Si.iiüMH ASTRONÜMIC.l DK LÓNDRES

, rg^ml
CON UN PRÓLOGO
k j V I I
DE
m
NICOLÁS SALMERÓN

SEGUNDA EDICIÓN


110392

MÀDBID
E S T A B L E C I M I E N T O T I P O G R A F I C O D E RICARDO F E
Calle de Cedaceros-, núiu. 11

h M-:
* I.
-
•- 1885
37543
PRÓLOGO

L a contrarieda d que hace u n año vino á p e r t u r -


b a r á algunos devotos de la libertad de la Ciencia
Es propiedad, e n su pacífica misión de la e n s e ñ a n z a , y la saña in-
verosímil con que plugo al P o d e r h o n r a r la prime-
r a p r o t e s t a p r e s e n t a d a en la Universidad de Ma-
drid c o n t r a las ilegales restricciones i m p u e s t a s al
P r o f e s o r a d o , dieron feliz ocasión á distinciones so-
ciales y á nobles amistade s con que el Catedrático
de Filosofía del D e r e c h o , Sr. Giner de los R í o s , vió
compensada s las oficiales ofensas, enaltecida su
c o n d u c t a y h a s t a atendida con religioso celo su sa-
l u d , que el Gobierno no supo ó 110 quiso respetar.
U n a de aquellas h o n o r a b l e s p e r s o n a s , que así pres-
t a b a n á la dignidad científica el h o m e n a j e debido
e n t r e las g e n t e s cultas , es el traducto r de este libro.
Quien h a sabido unir su n o m b r e con solos esfuer-
zos y sacrificios personales á.los novísimos adelan-
tos de la A s t r o n o m í a , siendo, por n u e s t r a desgra-
c i a , m á s conocido f u e r a que d e n t r o de E s p a ñ a , no
es maravilla que supiera h o n r a r al que por hon-
r a r la ciencia padecía. A su p e s a r ; queremos hacer
público este testimonio de gratitud, ya que á este d u d a , al carácter y tono de propaganda y polémica
origen de nuestra amistad se anuda la obligación de que acentúa las brillantes y animadas páginas de
escribir el presente prólogo. este libro; mas injusto sería estimarlo como una de
Por grave compromiso, de empeño superior al esas obras que en el fragor del combate se engen-
esfuerzo de unos breves momentos que de otras ta- dran, destinadas á caer en olvido cuando la lu-
reas, apenas puedo en esta sazón distraer, tuve cha termine, y el ardimiento de las pasiones ceda
siempre la empresa de formular un juicio sobre el á la tranquila soberanía de la Razón. Si no recla-
interesante libro en que el profesor Drapér h a ex- m a meditación profunda; si más que discusión fun-
puesto con vasta erudición, severa crítica y esme- damental de principios forma su t r a m a la exposi-
rado arte los Conflictos entre la Ciencia y la Reli- ción de hechos, con que más excita la fantasía y
gión. Por el antiguo y nuevo mundo divulgado; mueve el ánimo que despierta y sostiene la refle-
traducido á casi todas las lenguas cultas; examina- xión , 110 deja por eso de suministrar cumplida y
do y discutido bajo diversos criterios en multitud elocuente prueba, cuanto en la Historia cabe, de
de Revistas; con la autoridad de un nombre ya que la intolerancia de las religiones positivas, h a
ilustre en las Ciencias naturales y en la Historia; y retenido el progreso y contrariado la difusión de la
habiendo alcanzado, en suma, el privilegio de las Verdad en el Mundo, pretendiendo imponer tran-
obras universales, infunde ese religioso respeto que, sitorias y fantásticas representaciones de la Reali-
si la crítica vulgar profana aplaudiendo ó censuran- dad y de la Yida, como criterio definitivo y sobre-
do según las imposiciones del espíritu y aun del natural de las investigaciones científicas.
interés de secta ó de partido, manda á todo hom- Nunca como h o y , por la incuestionable superio-
bre desapasionado y severo juzgar, 110 ya sine ira ridad de los tiempos en que la madurez de la civi-
et studio, que esto en lo pequeño como en lo gran- lización h u m a n a h a sustituido la fe en lo imposible
de importa á la salud del juicio: mas con cabal co- y absurdo, por la convicción en lo real y racional;
nocimiento del asunto, cuya concepción y ejecu- en que el misterio y el milagro han desaparecido
ción sería sin esto imposible estimar rectamente. ante el claro conocimiento de la universalidad y
L a general aceptación que en contados meses ha permanencia de las leyes: en que mitos y símbolos
alcanzado entre los amigos de la libertad del pen- han sido penetrados por la crítica y revelado el
samiento, y la profunda ingrata impresión que h a proceso de su formación en el Espíritu; en que la
producido entre los interesados en mantener las historia comparada de las religiones positivas ha
imposiciones dogmáticas, debidas en parte son, sin hecho reconocer el valor de sus pretendidas reve-
laciones, haciéndolas descender, ó mejor elevándo- ven para la lealtad civil los recientes dogmas cató-
las , de imposiciones ideales y dogmáticas á expre- licos. Y las naciones latinas sufren ó espían las con-
sión temporal del concepto, formado por indivi- secuencias del ominoso yugo. Prescindiendo por el
duos y seguido por los pueblos, del organismo de m o m e n t o de esta relación que ya sabrá resolver
la Eealidad y del destino del H o m b r e en el M u n - la espada, si n o la justicia del E s t a d o ; y fijándonos
do; y en que p a t e n t e , por fin, la inferioridad del e n la lucha entre la ortodoxia y la Ciencia, merece
dogma á las concepciones científicas, aparece con notarse el significativo cambio en pocos años ocu-
su infinita majestad el sol de la R a z ó n , disipando rrido. Con u n poco de piadosa flexibilidad en la
la p e n u m b r a de la f e : n u n c a como hoy, decimos, interpretación de los textos de la Biblia y u n poco
h a sido planteado en su cabal t r a s c e n d e n c i a — a n - de atenuación ó de t o r t u r a en los descubrimientos
tes lo fuera sólo en relaciones particulares y con de la Ciencia—á -que se prestaran hombres como
vago presentimiento—e l problema de las relacio- C u v i e r — h a b í a corrido autorizada una conciliación,
nes entre la Religión y la Ciencia. que h a acabado por reconocerse imposible. Y apar-
I n n u m e r a b l e s y de varios géneros y tendencias tándose cada vez más se encierra la ortodoxia en el
son los trabajos con que desde el periódico hast a el a n a t e m a ; y la Ciencia niega á la religión sus títu-
libro viene dilucidándose esta capitalísima cuestión, los de perpetua dominación en el espíritu del hom-
que en los últimos días hasta ha revestido u n gra- bre. L a contradicción presente es profundísima; y
vísimo carácter político en casi todos los pueblos al repasar la historia h u m a n a con el sentido, y aun
europeos, merced á las pretensiones de imperio la preocupación de la crisis en cuya solución esta-
temporal en que la Iglesia católica quiere encarnar mos empeñados , aparecen los seculares conflictos
la dirección y gobierno de las almas. H a s t a en las con sangre y fuego sellados entr e la fe positiva y la
naciones protestantes se cree mal seguro el E s t a d o Razón. Tocó siempre á aquélla la misión de ver-
con las declaraciones y decretos de la corte pontifi- dugo ; la de mártir á ésta. Cada cual en sus obras
cia y del Concilio Vaticano sobre el poder civil. L a daba testimonio de su virtud y origen. P a r a vivir
rebelde actitud del clero y la superstición de los necesitaba y aun necesita la u n a , oprimir y ex-
fieles, h a n provocado en Alemania medidas que, t e r m i n a r ; la otra , vence sin imposición hast a la
si han pasado de los límites de la defensa, apenas muerte. Inspirado en este espectáculo ta n sublime
si h a n correspondido á las condiciones del adversa- como trágico, en que perece el h o m b r e , pero la Ver-
eario. Inglaterra mism a ha sido apercibida por sus dad prevalece y t r i u n f a , ha escrito el profesor D r a -
m á s eminentes repúblicos del peligro que envuel- per páginas dignas del asunto.
P e r o u n vacío y una h o n d a pena deja la contem- á ellas se anudan la obra más importante de la se-
plación de ese espectáculo t a n viva y bellamente re- gunda edad de la H u m a n i d a d en la Tierra , dentro
presentado en el presente libro. ¿ Son esa contradic- de cuyo período vivimos a ú n , si bien preparándonos
ción y esos cruentos conflictos de la esencia mism a para u n a superior evolución en que, franqueando
de la Religión y la Ciencia? ¿ H a servido aquélla, aquellos límites y rompiendo sus estrechos moldes,
como en su concepción de Satán pretende que éste se eleve la Conciencia á un estado más conforme
sirve para exaltar la grandeza de Dios y la excelsi- con su naturaleza racional, á una concepción m á s
tud de la ciudad celeste, solo par a hacer más pre- comprensiva y verdadera del organismo del Mundo,
ciados los progresos de la Ciencia? ¿ N o ha reporta- y á la absoluta Idea del Sér como principio de la
do la Religión, aun en el límite de sus manifesta- Realidad y de la Vida.
ciones históricas, beneficios á la H u m a n i d a d , ni Pero ni aquellas etapas de la conciencia religio-
contribuido positivamente á la obra de la civiliza- sa y científica son las únicas que merezcan ser co-
ción? ¿ H a b r á de desaparecer al fin la Religión de la nocidas, y basten á fijar las relaciones entre esas
conciencia de los hombres y de los pueblos par a que dos fuerzas capitales del E s p í r i t u ; ni el proceso
éstos en paz alcancen la plenitud de su cultura ? mismo de la formación y desarrollo con que apare-
Cuestiones son éstas, que trascienden de u n me - cen puede ser justa y suficientemente comprendido
ro estudio histórico; que piden ser planteadas y re- y apreciado sin el claro fundamenta l concepto de es-
sueltas bajo principios filosóficos en razón de los tos términos y esferas de la vida racional, y sin el co-
conceptos de la Religión y de la Ciencia; y que en nocimiento de los estados precedentes en cuya con-
su aplicación á las evoluciones progresivas de la vi- tinuidad y relativa dependencia histórica se produ-
da h u m a n a revisten u n carácter complejo filosófico- jeran la fe de Cristo y de M a h o m a . ¿Cómo saber,
histórico, donde la eternidad del concepto se m u e s - por ejemplo, el propio valor de la angelología cris-
tre en el proceso legítimo de su temporal determina- tiana sin conocer sus precedentes en las representa-
ción efectiva. No pretende el ilustre profesor norte- ciones religiosas arianas? ¿Cómo entender y estimar
americano dar este alcance á su trabajo , que desde rectament e la concepción del Dios extramundan o
luego reduce á los límites de una exposición histó- y antropomórfico que por t a n grandes evoluciones
rica; y aun dentro de ellos se circunscribe todavía h a pasado, hast a fijarse en el monoteísmo semíti-
á estudiar el antagonismo y la lucha entre los pro- co y en la Trinidad cristiana, ¿Cómo formar cabal
gresos de la Ciencia y las confesiones cristiana y mu- ideal del Cristo, ignorando las encarnaciones y apo-
sulmana. Sin duda son éstas y las civilizaciones que teosis de las religiones arianas y la doctrina del V e r -
da universal que la Ciencia h a revelado? ¿Como,
bo en la filosofía helénica? ¿Cómo penetrar en el
sin abdicar de su dignidad racional y caer en moral
origen y valor de los intermediarios y patronos que
abyección, sobrepondría el H o m b r e los puros pre- •
pueblan los altares, sin conocer el carácter gentil
sentimientos y creencias religiosas á las verdades
de las divinidades paganas, Y todo esto, ¿cómo vie-
científicamente demostradas? Sobre el absurdo de
ne á ser representación y concreción de la esencia
negar el perfeccionamiento y el progreso en la Re-
de la Religión misma que tiene su fuente universal
ligión se haría inmutable el límite de las revelacio-
y eterna en la Conciencia del hombre?
nes positivas, cuando hasta la revelación misma y lo
Lejos estamos de pensar que la Religión consti-
sobrenatural son mera forma histórica y transitoria
tuya un estado transitorio de la Razón humana,
condición de las representaciones fantásticas en que
como Hegel y Vacherot y Strauss y tantos otros,
encarnan los hombres las relaciones que trascien-
en nuestros días sobre todo, afirman. Lejos tam-
den al Principio de la Realidad por no saber man-
bién de creer que la esencia de la Religión se ago-
tenerse en la pureza é integridad de su concepto:
te en una manifestación histórica, como Rená n y
cosa que, dicho sea de paso, ya reconocen y decla-
Vera pretenden que se h a agotado en la cristiana.
ran los órganos más puros y elevados del llamado
E l grave y trascendental error de confundir ó
protestantismo liberal, como Parker y Vogelin,
identificar la Religión con sus revelaciones positi-
Scholteny Reville, y entre nosotros, espíritus t a n
vas, comparable al de reducir el valor y alcance de
religiosos como Castro y Tapia.
la Ciencia al determinado en el sistema concebido
L a índole y hasta las dimensiones naturales de
por un h o m b r e , llevaría ciertamente á tener por
un prólogo no consienten que nos detengamos á di-
esencial y definitiva la contradicción entre la Reli-
lucidar las cuestiones arriba enunciadas; ni ante
gión y la Ciencia, y á desear la legítima desapari-
la gravedad del asunto podría satisfacer una mera
ción de aquélla como prenda de paz y amor univer-
solución anticipada y dogmática que nunca ten-
sal entre los hombres y condición irremisible para
dría otro valor que el de una opinión subjetiva,
el progreso y difusión de la Verdad en el mundo.
desprovista hasta de autoridad personal, que no
Si así fuera , ¿quién, libre de preocupación, podría
pretenderíamos ostentar tampoco, aunque la me-
resistir, ni qué pudiera oponerse racionalmente á
reciéramos , ante el público. Pero séanos lícito con-
la conclusión de Strauss en su última ingenua y
signar al menos, que si las religiones positivas no
profunda confesión sobre la antigua y la nueva fe,
han tenido, ni pueden tener otro carácter ni ori-
cuando afirma que la Religión es incompatible con
gen que el de un estado temporal de la Conciencia
la nueva superior concepción del Mundo y de la Vi-
h u m a n a en el individuo ó en los pueblos que aspi- y persiguen con piadoso celo y sant a intolerancia.
ran á consagrar en la vida la unión de los seres del A su vez la Ciencia, cuyo propio objeto es la
. Mundo bajo el Principio absoluto de la Realidad, V e r d a d , cuya obra, por t a n t o , consiste en saber
es infundada y hast a irracional la afirmación de las cosas como ellas son r e a l m e n t e , debe distin-
que afecten á la esencia mism a de la Religión y la guirse del parcial y relativo saber que los hombres
Ciencia la contradicción y los conflictos que nacen alcanzan en un tiempo dado. L o s conceptos se for-
sólo de los límites y representación histórica en m a n y r e f o r m a n , se estrechan ó extienden, se sin-
que h a estado por determinado tiempo el espíritu tetizan y elevan; mas la Verdad es siempre la mis-
del hombre. Aun dado que una confesión religio- m a , universal y eterna. P o r su interior homogenei-
sa se estimara como revelación directa de Dios— dad, u n a verdad que sólo en parte ó en determinada
lo cual está contradicho en cada caso por la His- relación, siempre en límite, sea concebida pol* el
toria y hasta por el exclusivismo que cada supues- hombre, conserva su cualidad inalterable en medio
ta revelación p r e t e n d e — h a b r í a de ser necesaria- de la limitación del conocimiento; y en el proceso
m e n t e limitada como determinación efectiva, como de la vida se enlaza libremente con otras y otras
hecho, pues que en ningún hecho puede agotarse relativas y particulares con que vamos penetrando
la esencia de ningún sér; y como dato q u e , con en el reino universal de la Verdad. Y como no se
ser gracioso, indefectiblemente se apropia según impone su parcial descubrimiento, cuanto menos
la condición y el estado del que lo recibe. H a s t a las limitaciones que la contradigan ó deformen,
los mismos católicos, que en punto á erigir en con la pretensión de u n dogma infalible; antes bien
santidad nunca h a n sido muy exigentes de cien- reclama y promueve á cada hora nueva investiga-
cia ni virtud , ¿cómo podrían identificar nunca la ción y p r u e b a , progresa y se extiende en paz y sin
elevación y pureza con que reciban la palabra di- violencia; derriba sin estrépito los ídolos; rompe
vina el más inculto y negligente de los fieles y el las estrechas envolturas al brotar de vigorosos fe-
P a d r e común de todos, que á u n a cuasi consus- cundos conceptos, y corrige con amor los viejos
tancial infalibilidad con Dios han elevado? Y es errores. L a Ciencia vive así de evolución libre y pro-
que en la esfera religiosa, como en todas las de- gresiva : sus manifestaciones históricas no son ce-
más de la vida, los límites de la individualidad rradas , ni exclusivas, ni impuestas; en ella no cabe
son sagrados é infranqueables. P o r eso tambié n la el gentilismo; la escuela no alcanza á anular la li-
libertad es t a n de esencia en la Religión: aunque bertad del concepto. — M a s la Religión, por cuan-
todas las religiones positivas hasta hoy la condenan to consiste en la unión de los seres en la vida , se
produce haciendo estado en una total concepción
del Mundo, fijándola en una representación ideal toria, 110 ya la unidad de principio y comunidad
y congregando bajo esta enseña sus fieles. D e aquí de origen en que se fundan y de que proceden aque-
el gentilismo de que no se ha purgado hasta ahora llas esenciales relaciones de la Conciencia, mas la
ninguna confesión positiva; y de ley es que á su compenetración histórica que en la producción de
proselitismo acompañe el exclusivismo más estre- ambas obras existe. Y algunas, si aun raras, auto-
cho, como sagrado, llegando, según los períodos rizadas voces de los contrarios campos anuncian el
de todo proceso biológico, á predominar éste sobre concierto que presienten, y preparan la armonía
aquél, cuando la hora de la muerte se aproxima. que contemplan en el divino consorcio de la Reali-
Nuevo ideal, nueva fórmula religiosa aparecerá dad y la R a z ó n , á cuyo supremo fin en definitiva
cuando otra nuéva superior concepción de la Rea- sirven, aun sin saberlo y sin quererlo, los mismos
lidad y de la Vida haya penetrado y arraigádose que extreman de un lado la estrechez é irracional
en la Conciencia del hombre. Así, de cada capi- supernaturalismo del dogma, y de otro la negación
tal progreso de la Ciencia debe resultar y resulta de todo principio trascendental en la existencia de
una más amplia y universal y pura comunión reli- los seres y en la formación de su concepto: los unos
giosa, hasta que desgentilizándose, si se permite la precipitan la ruina de las impuestas representacio-
expresión, quede y se afirme la Religión natural, nes dogmáticas; los otros elevan la observación al
con límites franqueables y libres, mas sin limita- reconocimiento de las leyes que rigen el infinito
ciones impuestas ni dogmáticas que la contradigan, organismo del Mundo. Atestiguan en lo general
perviertan ó deformen. De esta suerte se concibe y nuestro aserto las graduales evoluciones del llama-
explica que, en medio de contradicciones históri- do protestantismo liberal, y la transformación que
cas y de colisiones impías, sean esencialmente y en el Positivismo contemporáneo prepara el M o -
deban ser en la madurez de los tiempos de armo- nismo tan preclaramente representado por Haec-
nía y concordia las relaciones entre la Religión y kel y W u n d t .
la Ciencia. Y para no multiplicar citas ni ejemplos, bastará
Por más que sus conflictos todavía nos preocu- notar dos manifestaciones singulares de altísima
pen al presente, y violenta enemiga separe á los importancia.
sectarios del dogma y á los libres investigadores de Después de la aparición de este libro, otro pro-
la Verdad, imposible es desconocer, cuando en ra- fesor, norte-americano t a m b i é n , Mr. Charles W .
zón se piensa y con sana crítica se estudia la His- Schield, ha publicado una obra (Religión and
Sciencie) encaminada á probar la armonía entre la
Draper. 2
Religión y la Ciencia, y donde trazando un rápido
ofrece ninguna solución al misterio que nos envuel-
bosquejo de sus conflictos, muestra cómo han ido
ve y del que nosotros mismos formamos parte.»
tratando los teólogos de conciliar con la Ciencia sus
Allí es la religión positiva que, desesperando de
dogmas. Ofrece en esto un aspecto histórico de la
su propia vitalidad, se aparta de la Ciencia, cuya
cuestión, que con indisputable verdad completa el
luz teme al sentir la relajación y flaqueza de sus
presentado por Draper. E n los tiempos de forma-
misteriosos símbolos; aquí es la Ciencia que, se-
ción é interna vitalidad del Cristianismo aparece
gura de su virtud, y reconociendo sus propios lími-
evidente la decisiva influencia de las doctrinas cien-
tes é históricas limitaciones, aspira confiada al prin-
tíficas. Después, y á medida que va completando
cipio eterno de la Religión misma en la concien-
su definición dogmática, niega y condena las libres
cia racional del hombre. Y es que las imposiciones
especulaciones que por el progreso de la Razón vie-
dogmáticas mutilan y endurecen el Espíritu : los
nen contradiciéndola. Más fiel á su confesión y al
ideales religiosos en cuanto se concretan en fór-
particular fin y título de la enseñanza que profesa
mulas y ritos y se determinan como productos de
(Armonía de la Ciencia y de la Religión revelada),
la actividad de la fantasía, y se encarnan en insti-
que consecuente con la misma verdad histórica que
tuciones seculares, pierden luégo su interna vitali-
en la elaboración del dogma reconoce y sustenta,
dad orgánica; y de productos orgánicos, como en
pretende Mr. Schield que la solución de paz á la
el mundo de la Naturaleza acontece, degeneran en
crisis presente debe esperarse de una filosofía futu-
materiales inorgánicos, estadizos, petrificados, em-
r a , que por cierto no logra determinar; como si
pedernidos, que solo entrando en la circulación
hubiera de amoldarse la Ciencia á las conclusiones
universal y al calor de una nueva idea se vivifican
impuestas por una fe positiva, que á un inferior es-
y transforman como elementos de más altas y com-
tado de cultura corresponde.
prensivas concepciones, que á su vez se determi-
¡Qué distinto es el sentido del ilustre Tyndall, nan en creaciones más puras, libres y bellas. Tal es
cuando en su primer prefacio al célebre discurso el proceso á que las religiones positivas, como to-
pronunciado en Belfast, contesta á las violentas das las obras de la vida racional ,• obedecen.
censuras de la estrecha ortodoxia!: «No e s , dice, en De todas estas cuestiones que afectan al fondo
las horas de claridad y vigor cuando la doctrina del mismo de las relaciones entre la Religión y la
ateísmo se recomienda á mi espirítu; desde que Ciencia prescinde el libro del sabio profesor Dra-
vuelve el pensamiento más fuerte y más sano esa p e r , mas injusto sería censurarlo por ello, y por
doctrina se disipa y desvanece siempre, porque no ello desestimar su obra. No proponiéndose diluci-
dar el problema filosófico; limitando su t r a b a j o á dividuo y de los pueblos, desde la unidad de Dios
u n a exposición histórica, circunscrita todavía por y la naturaleza y destino del alma hast a el gobier-
el tiempo y el objeto, y hasta por condiciones edi- no del M u n d o y la independencia y libertad de las
toriales , era imposible que tratar a í n t e g r a m e n t e el naciones, se hallan expuestas con tal conocimiento
asunto que á toda la Historia h u m a n a afecta y á la de los sucesivos progresos en su racional solución
Filosofía trasciende, ni que dejara por consiguien- cumplidos y de las t r a b a s , anatemas y persecucio-
te de ofrecer vacíos que son en rigor exteriores á nes opuestas por la intolerancia religiosa desde la
los límites de la obra. Mérito singular de ésta es formación del Cristianismo hasta h o y , que difícil-
que su lectura despierte y promueva reflexiones m á s m e n t e podría ensayarse otra t a n acabada, viva y
profundas, y abra al pensamiento más dilatados elocuente representación del grandioso drama en
horizontes que los que aparecen materialment e con- que los seculares conflictos entre la fe positiva y la
signados por el autor. Si hemos querido bosquejar Bazón se vienen desenvolviendo.
algunos términos que no aparecen definidos ni ex- No queremos prescindir, sin embargo, de aducir
puestos en las interesantes páginas con que ese alguna breve consideración sobre ciertas cuestiones,
ilustre hijo del nuevo mund o de la libertad aspira en que más resaltan el sentido que h a inspirado la
á sellar los negros fastos del viejo mund o de la in- obra y el criterio á que el autor obedece. U n senti-
tolerancia , no ha sido en verdad porque las halle- miento de justicia nos mueve y hasta obliga á ello;
mos deficientes, dados el fin y propósito á que res- que si admiración y sincero elogio le tributamos,
p o n d e n ; mas por indicar á los lectores de nuestro no debemos ocultar lo que nos parece deficiente ó
pueblo la altísima y universal trascendencia del sujeto á cierta estrechez de espíritu en la concep-
problema, una de cuyas fases sólo, y aun esto par- ción de la Ciencia.
cialmente, se le ofrecen por u n espíritu noble y ge- Aun sin contar la extensión y elevación de cul-
neroso en la presente traducción. t u r a que en el remoto Oriente alcanzaron sobre
Excusado es ahora, y hasta perjudicial sería, todo las raza s arias, y que en la Beligión como en
pues habríamos de retardar la grata é instructiva el Arte y la Filosofía y hast a en el saber positivo
ocupación con que brinda el libro, que nos detuvié- de la observación n a t u r a l , constituyen un período
ramos á exponer y juzgar su rico y bello conte- brillante y aun solemne por la majestuosa fecundi-
nido. B a s t e , par a animar en el fecundo empeño dad de la fantasía y la profundidad de las ideas, pa-
de prestarle asidua atención, decir: que todas las récenos de todo p u n t o injustificable referir el origen
cuestiones que interesan á la vida espiritual del in- de la Ciencia á la fundación del Museo de Alejandría:
como si pudieran relegarse al ínfimo papel de frus- oriental, imposible por otra parte de conocer y
tráneos ensayos ó fantásticas irreflexivas concep- apreciar rectamente, sin el más preciado y decisivo
ciones las profundas y sistemáticas doctrinas que elemento que su composición entraña. ¡ Cuánto más
con tan regular y legítimo proceso fué producien- lo será el desconocimiento ú olvido de la trascen-
do y desarrollando el maravilloso espíritu del pue- dental influencia y hasta del secular imperio que en
blo griego. Podría quedar inapercibido el movimien- el mundo intelectual han ejercido y ejercen todavía
to antesocrático por la falta de monumentos es- las dos capitales direcciones socráticas! E l idealis-
critos, que no alcanza á suplir la tradición y por mo cristiano es, sin la dialéctica de Platón, incon-
la deficiencia y manquedad de las observaciones cebible. E l evangelio metafísico que fija la doctrina
y teorías, siendo en rigor injusto menospreciar el del Yerbo, ¿qué otra cosa es que una concepción
naturalismo dinámico de la escuela jónica, y el platónica? L o s dogmas que en los primeros siglos
idealismo matemático de la escuela itálica, y e\ pan- se elaboran y que tan lógico proceso siguen desde
teísmo dialéctico y el atomismo mecánico de las es- la Trinidad á la gracia, ¿cómo podrían entenderse
cuelas metafísica y física de Elea, y el esplritua- ni explicarse, sin la fusión de los elementos arios y
lismo de Anaxágoras, y el racionalismo que pudié- semíticos bajo los principios del esplritualismo so-
ramos llamar evolutivo ó transformista de Herácli- crático? Fácil sería demostrar en cada herejía como
to, con que se preparaba una concepción unitaria en cada dogma esta filiación é influencia; pero ex-
del Mundo, y se destruía el antropomorfismo mi- cede de los límites que nos hemos impuesto. Y si
tológico , y se abría el camino de la observación y en la formación dogmática del Cristianismo apenas
la inducción científicas, y se despertaba la Razón aparece la influencia aristotélica, ¿cuál no fué en
al conocimiento reflexivo de los principios y leyes cambio su poder cuando la inspiración ideal se hubo
de la Realidad, y se hacía posible la aparición de concretado en doctrina? Aristóteles compartió en
los genios superiores de Platón y Aristóteles, y has- la E d a d Media, ¿qué digo compartió?, superó á la
ta se formulaban doctrinas á que la Ciencia vuelve autoridad de los Padres de la Iglesia y de los Con-
con reconocimiento profundo en nuestro tiempo. cilios. Bien pudieran señalarse dos períodos carac-
Tratando de estudiar la cultura intelectual de E u - terizados por la influencia de los dos maestros de
ropa, que en relación con el Cristianismo se desen- la filosofía griega: hasta San Agustín inclusive im-
vuelve, es, en nuestra opinión, injustificable pres- pera Platón; después del Doctor de la gracia co-
cindir de estos precedentes y fijarse sólo en el mo- mienza el imperio de Aristóteles. Alterada y muti-
mento en que se produce el sincretismo greco- lada, sin duda más que por la mediación árabe, por
el estrecho espíritu de la Escolástica cristiana, que- diversos, el espectáculo del Océano y del desierto,
dó infecunda é ignorada la teoría de la inducción, la impresión de creaciones orgánicas desconocidas,
que constituye la parte más elevada y esencial de las gigantescas maravillas del arte, los conocimien-
la lógica aristotélica y el punto de congruencia con tos astronómicos, la comunicación de razas y civi-
la dialéctica platónica, hasta el punto de que el au- lizaciones, la más amplia contemplación, en suma,
tor del Novum Organum acusara injustamente al del mundo de la Naturaleza y de la Historia que el
Estagirita por la mutilación del entendimiento que héroe macedonio ofreció y hasta impuso al delicado
el mero procedimiento silogístico envolvía. y ya culto espíritu de los griegos, marcó sin duda
M a s , dejando aparte el valor de las especulacio- un solemne momento en la formación de la Cien-
nes filosóficas ¿ cómo no contar dentro de los orí- cia , que se encarnó en la fundación del Museo don-
genes, y aun de la creciente formación de la Cien- de todos aquellos elementos se recogieron con reli-
cia, las delicadas, profundas y estensas observacio- gioso afán y cultivaron con inspiración fecunda.
nes del enciclopédico saber de Aristóteles, á quien Mas no por esto puede afirmarse que en aquella
hoy mismo tienen que reconocer como un maestro hora y en aquel punto naciera la Ciencia; como no
los naturalistas más eminentes? (Haeckel). ¿Cómo quiera significarse con ello que entonces se organi-
en justicia limitarse á decir que prestó su espíritu zó como una función pública. E l material de inves-
científico á los sabios del Museo alejandrino? ¿Ni tigación y enseñanza, la fundación de bibliotecas,
con qué r a z ó n , de otro lado, se rebaja el valor de la división de los estudios en cuatro facultades, Li -
la filosofía platónica al decir que caracterizó la de- t e r a t u r a , Matemáticas, Astronomía y Medicina, la
cadencia de la escuela de Alejandría? Sin duda que asistencia de 14.000 alumnos, los descubrimientos
el neo-platonismo degeneró en las visiones místicas físicos, químicos y astronómicos que siguieron, co-
á que propendía el espíritu del tiempo; pero ¿ quién sas son en verdad que exceden á cuanto antes se
puede negar ni desconocer siquiera la profundidad hiciera más por esfuerzos del genio que con la co-
y trascendencia del idealismo que entraña un ca- operación social y la protección del Estado. P e r o de
pital problema para la Ciencia h u m a n a , sin el que aquí á declarar que hasta entonces no había apare-
sería deficiente toda construcción científica y que- cido la Ciencia entre los hombres media un abismo,
daría la inteligencia mutilada? No pretendemos re- comparable al que pretende establecer la Iglesia ca-
bajar en un ápice la positiva elevación y engrande- tólica entre ella y las demás comuniones á que nie-
cimiento del saber que siguieron á las conquistas ga el título y carácter de Religión confundiéndose
de Alejandro. L a observación de regiones y climas con el ateísmo. Ni aun admitiendo, lo que parece
PRÓLOGO

inferirse del sentido de Draper, que no hay más gir de aquella mística sublime cópula. P o r lo demás,
Ciencia que la de la observación natural, con lo cual es lo cierto que el origen de la Ciencia no puede
se niega todo u n mund o á la investigación, el m u n - ponerse ni aquí, ni allí; nace en el m o m e n t o en que
do de las ideas, indispensables ciertamente para en- se despierta el H o m b r e á la reflexión sobre la uni-
tender y sistematizar los datos empíricos, y se pre- versal presencia que la Realidad le ofrece. E t e r n a
juzga negativament e la existencia del E s p í r i t u , y relación de la conciencia del hombre, sería imposi-
se reduce la Conciencia á la relación exterior sen- ble que éste existiera sin que la luz más ó menos
sible , y se destierra del reino infinito de la Verdad diáfana y directa de la Verdad le iluminara; sólo
la indagación del Principio absoluto de la Realidad que en la medida que el sujeto atiende, en esa la
y de la Vida , cosas que, como cuestionables al me - ve y conoce. Como el Sol irradia su luz en nuestro
nos, nadie puede desechar en razón ; ni aun así, cielo sin importarle que haya ojo que la perciba y
decimos, sería exacta la afirmación de que el origen contemple, la Conciencia ilumina nuestro sér, aun-
de la Ciencia está en la fundación del Museo ale- que el distraído ó ciego no la vean.
jandrino. Y en el proceso ta n racional y legítimo Otra cuestión de capitalísima importancia par a
del total objeto de la Historia dentro de los parti- apreciar el respectivo valor de las dos civilizaciones
culares límites y relativas desviaciones de la liber- que con t a n t a copia de datos se examinan en el
tad h u m a n a bien puede hoy reconocerse que, mien- presente libro, es la particular composición de los
tras del Oriente venían maravillosos datos de u n a elementos semítico y arriano que caracteriza al
anterior cultura , donde más habían predominado Cristianismo. D e no haberle prestado la considera-
las fuerzas y facultades espontáneas del H o m b r e en ción que merece pende sin duda la sobrestima que,
relación á la Naturalez a y la fantasía, se preparaba en nuestro sentir, dispensa sin razón ni justicia

» la Grecia, por la reflexión y disciplina intelectual,


á interpretar aquellos datos con la luz de las ideas
histórica el ilustre profesor Draper á la religión de
M a h o m a y á la esplendente, fantástica y voluptuo-
para formar u n a superior construcción científica. sa, más que p r o f u n d a , reflexiva'y severa cultura
Tal es, en nuestro sentir, la verdadera significación que entr e los árabes promueve y difunde. Ya que
é importancia del sincretismo greco-oriental, que los límites y condiciones de este ligero trabajo n o
tuvo su foco en el p u n t o intermedio entre los pue- consientan discutir y dilucidar suficientemente te-
blos cuyas civilizaciones condensaba, y donde más m a de tal trascendencia histórica, permítasenos al
tarde pudieran hacer estación y como bautizarse en menos aducir alguna indicación que preste á nues-
su espíritu las nuevas concepciones que debían sur- tro aserto el valor objetivo necesario para oponer-
se á la respetable autoridad personal que abona la nuevos gérmenes de renacimiento en E u r o p a , y
opinión contraria. mantener de otro en el punto intermedio entre los
Infundado sería afirmar, por la mera relación del dos continentes el antagonismo y la lucha entre la
tiempo, la superioridad del Mahometismo; que no civilización oriental y occidental, mientras una más
sigue el progreso h u m a n o , ni la evolución en to- alta y racional solución se prepara á través de la
das las esferas de la vida una línea recta ascenden- Edad Moderna,—sin desconocer, repetimos, el va-
te , antes se extiende y desvía para envolver y reco- lor y los méritos del Islam y de la cultura que pro-
ger múltiples relaciones, concentrándolas en parcia- mueve , es lo cierto que la unidad indeterminada y
les conciertos y composiciones que á través de con- extramundana de Dios, bajo la cual compuso Maho-
tradicción y antagonismo históricos sirven de ele- m a con sus tradiciones nacionales otros principios
mentos á construcciones más elevadas y compren- de la ley judáica, y del Evangelio, y de los Nackas,
sivas. E l progreso es orgánico como la vida , y no y hasta los sueños de los talmudistas, formulando
puede tener su forma adecuada en la simple línea una doctrina religioso-política, viva expresión del
recta. Sobre que la libertad y originalidad de indi- genio y carácter de su r a z a , no deja lugar á las es-
viduos y pueblos y las condiciones y límites en que peculaciones filosóficas sobre las relaciones entre el
su actividad se determina, producen excentricida- Principio de la realidad y el Organismo del Mundo;
des y desviaciones con que sería imposible desple- y negando con su Deísmo exclusivo el principio del
gar su rica variedad en aquel estrecho y monótono Verbo, del Mediador divino, si de una parte gana
carril. Ahora bien, sin desconocer ni menospreciar la verdad histórica reducida á la mera condición
el peculiar valor y la bienhechora influencia del Is- humana la personalidad de Cristo, disipase de otro
lam , que regeneró naciones y razas diversas apor- el fecundo dogma en el cual, bajo una representa-
tando elementos poderosos á la obra de la civiliza- ción fantástica, late la profunda concepción de la
ción, promoviendo bajo un nuevo ideal religioso el inmanencia de Dios en el mundo con que las razas
renacimiento del Oriente, difundiendo desde Bag- occidentales arias transformaron para asimilárselo
dad á Córdoba el saber concentrado y próximo á el Cristianismo. Así, como doctrina teológica se
extinguirse en Alejandría y encarnándose como re- identifica el Islam con la secta arriana que careció
ligión ele los héroes, según la feliz expresión de Gib- de virtud para educar á los pueblos germanos; y
bon, en aquellas tribus tártaras refractarias al nir- mientras en la consustancialidad del Verbo se com-
loana, con las cuales debía derribar el corrompido pone el monoteísmo semítico con la filosofía socrá-
y caduco imperio griego, para esparcir de un lado tica , que los Padres de la Iglesia consideraban co-
DIO p r e c e d e n t e providencial del E v a n g e l i o , la fe de m i n o s m e d i o s , los elemento s conservadores de t o d a
M a h o m a aparec e como u n a reacción c o n t r a la F i - sociedad y salvadores e n las crisis históricas... N i
losofía, m o s t r a n d o en esto la falta de espíritu refle- la individualidad de u n pueblo , ni el contrast e y
xivo que caracteriz a á la r a z a semítica y que fué equilibrio de los p o d e r e s , ni la sustantivida d de las
e n t r e los árabes causa d e su precoz engrandeci- i n s t i t u c i o n e s , condición del organismo social, ni la
m i e n t o y d e su precipitad a decadencia. N o vacila- propiedad en las relaciones h u m a n a s , ni la posibi-
m o s en a f i r m a r l o : la excelencia del Cristianismo lidad de la r e f o r m a y el progreso, como ley de la
procede de la superior composición de aquellos ele- actividad , p u e d e n constituirse ni subsistir, recha-
m e n t o s , de la compenetració n del espíritu de dos z a d a en principio toda oposición y composición al
razas diversas, del i n g e r t o , si vale decir, de la uni- afirmar el p u r o D e í s m o y nega r t o d a esencial rela-
dad e x t r a m u n d a n a y personal de u n poder creador ción e n t r e lo finito y lo infinito , t a n admirable-
en la i n m a n e n c i a de la E a z ó n que desenvuelve y m e n t e r e p r e s e n t a d a p a r a el m u n d o occidental-ger-
e n c a r n a en la Eealida d sus ideas. D e aquí, la m á s m á n i c o e n el Mediado r divino. Si á e s t o , que pro-
l e n t a formación del ideal cristiano ; m a s de aquí cede de la idea , se agrega el carácter con ella t a n
t a m b i é n , la f u e r z a m o d e r a d o r a de la reflexión ra- simpático de la r a z a , comprenderás e fácilment e
cional y la evolución progresiva de las imposiciones cómo ni la l i b e r t a d , ni el derecho aparecen en la
dogmáticas en conocimiento s científicos, que cons- civilización m u s u l m a n a con el propio sustantivo
t i t u y e la ley de la civilización cristiano-europea. valor que u n a firme constitución de la sociedad re-
P a r a mostra r a h o r a cómo estos principios diver- clama. T o d o d e p e n d e de la religión que liga por la
sos se t r a d u c e n en la v i d a , p e r m í t a s e n o s reproducir f e , pero no de la E a z ó n que u n e y distingue j u n t a -
en p a r t e lo que en u n estudio má s detenido sobre m e n t e en propias y concertada s relaciones.
esta i m p o r t a n t í s i m a cuestión liemos expuesto (1). » L e y á la p a r religiosa y civil el Iíorán, á la vez
« L a u n i d a d que M a h o m a predica es t a l , que que impedía y condenaba t o d a r e f o r m a y progreso
niega toda oposición y variedad en la vida; a n t e políticos, que no podían cumplirse sino m e d i a n t e
ella desaparecen las n a c i o n e s ; y con ella no cabe el la aparición de nuevo s profetas y con la escisión
c o n t r a s t e , fecundo d u r a n t e la E d a d M e d i a , e n t r e del I s l a m , reducía la igualdad d e los creyente s á la
lo espiritual y lo t e m p o r a l ; y e n ella no se d a n tér- igualdad de la s e r v i d u m b r e a n t e el Califa, y hacía
d é l a tolerancia religiosa p r i n c i p i o , n o de unión,
sino de disolución social. N i Iglesia ni E s t a d o p u -
(1) Introducción al Estudio sobre el Imperio árabe-espa-
ñol.— oEevista de la Universidad de Madrid», t. I I , n. 1. dieron constituir v e r d a d e r a m e n t e los muslime s por
la confusión de estas dos esferas fundamentales de
tud de pequeñas soberanías, conservándose sin
la vida. No hay progresiva formación de la fe, por-
embargo la unidad temporal en el Imperio, y afir-
que no tienen , como el Catolicismo en los conci-
mándose sobre todo la suprema espiritual en el Pon-
lios , una orgánica comunión de fieles que razone y
tificado , como lazos comunes de una misma civili-
discuta con unidad de espíritu el contenido de sus
zación que con peculiar originalidad prosiguen los
dogmas, concertando la tradición con los progre-
pueblos europeos, el Califato se disuelve en multi-
sos de la inteligencia en las doctrinas religiosas,
tud de dinastías enemigas por el antagonismo de
según aquel fecundo principio que declaró San An-
las razas y la diversidad de creencias.
selmo: Fides qucerens intellectum. De aquí que
»Estos dos gérmenes de disolución debían traer
mientras la Filosofía, expresión del mediador co-
necesariamente la ruina de la unidad árabe. Yux-
m ú n en la vida h u m a n a , se va formando al lado de
tapuestas las razas, pero no fundidas ni unifica-
la religión entre los pueblos occidentales, y llega á
das, sin otro lazo que el de la conquista y el tribu-
elevar por su propio camino el Espíritu á Dios, lá
to, quedaron divididas en radical oposición, que la
inspiración calenturienta es la única fuente del ideal
diferencia y aun enemiga de la fe ahondaban. Esto
religioso entre los árabes. No se constituye la so-
precipitó la ruina de los muslimes en E s p a ñ a ; esto
ciedad según propias condiciones y relaciones jurí-
h a favorecido la emancipación de Grecia, y esto,
dicas , ni mediante instituciones se organizan las
que recientemente produjera la insurrección de
clases sociales, faltando por completo términos me-
Candía (y aun hoy mismo provoca y mantiene la
dios y conservadores del orden político, con los
de la Herzegowina) , concluirá acaso por disolver
cuales pudiera asentarse sobre fuertes pilares la or-
el Imperio otomano de Europa. Demás de que la
ganización del Estado y consagrarse la libertad del
fe supuesta revelada era tanto como lazo de unión
ciudadano. Por eso el absolutismo teocrático, siem-
para los creyentes, de división con los infieles, á
pre opresor y frágil, va acompañado de la anarquía
quienes el Islam mandaba aborrecer como al pe-
y se halla expuesto en nombre de la religión á vio-
r r o , — e l animal impuro, — l a tolerancia, que para
lentas insurrecciones, que la insolidaridad y el an-
facilitar la conquista había predicado Mahoma , y
tagonismo de las razas, y aun la tendencia de és-
practicaron los árabes, permitiendo la coexistencia
tas á la vida nómade, exacerban y alimentan.
de religiones rivales en una misma sociedad no
»Casi al mismo tiempo se fundan los dos grandes constituida por el vínculo común humano del de-
imperios, el cristiano y el musulmáu; pero mien- recho , perpetuó la división de las razas. No supie-
tras en el siglo x la E u r o p a se fracciona en multi- ron los musulmanes hacer de la unidad religiosa el
3
Draper.
principio de la unidad política, como los cristia-
plidos por los árabes en la formación de la Ciencia
nos; condición inexcusable en su tiempo para f u n -
y el influjo que en los pueblos cristiano-europeos
dar la unidad social cuando no existía la jurídica
ejercieron. Abundante copia de datos aduce el autor
del E s t a d o , y más entre los árabes, á quienes el
par a probar la extensión del saber que señalada-
sentido del derecho faltaba.
m e n t e en las ciencias naturales alcanzan así los
«Pero aún hay más: la división en sectas escin-
árabes de Oriente como los de Occidente, y con
dió á la mism a raza conquistadora y destrozó al Isla-
justicia pondera el renacimiento intelectual que
mismo, falto de un cuerpo y unidad religiosa, de
hasta en la Filosofía promueven y difunden por E u -
una verdadera Iglesia que mantuviera la unidad de
ropa al tiempo que la tradición clásica había casi
la f e , y hostil desde un principio á la Filosofía, que
enterament e desaparecido en los nuevos pueblos,
hubiera preparado la racional formación de una
cuya lenta formación preparaba la fusión de las ra-
doctrina, en cuyo espíritu hubiera podido renacer
zas greco-latinas y germánicas. Cuatro largos siglos
el pueblo á r a b e , arrastrado de otra suerte por mi-
de profundo oscurantismo que este período de ges-
serables cismas, hijos de calenturienta inspiración.
tación a b r a z a , y en que sólo la Iglesia, ante cuya
Mas, como dejamos probado, ni aquello cabía den-
fe se rindieron algunas tribus de los bárbaros, y so-
tro del dogma fundamental del M a h o m e t i s m o , ni
metieron las restante s por la fuerza y el rigor de
esto se compadecía con él, y menos con el carácter
los que primero la abrazaron, hubiera podido culti-
de la raza. Así es que, mientras de la disolución de
var la Ciencia y el A r t e , y dispensar sus preciados
la unidad europea en la E d a d Media resultó nueva
dones á las sociedades que nacían de las ruinas del
y m á s fecunda vida, anunciándose también más al-
Imperio; cuatro largos siglos de tinieblas, repeti-
ta y superior unidad ; á la disolución de la unidad
m o s , parecen perdidos en la obra de la civilización,
árabe siguióse, donde más , la independencia y cier-
y no faltan historiadores que como D r a p e r , acusen
ta prosperidad de las provincias, que reproducían
por ta n grave apariencia la inferioridad de la cris-
al cabo la triste historia del despotismo; y en algu-
tiandad. P e r o sin absolver, ni excusar siquiera, la
na p a r t e , como en E s p a ñ a , la degradación, y tras
indiferencia y hasta aversión al saber que tan noto-
efímeros fulgores de cultura la muerte.»
riament e revela la denominación teocrática, es lo
Enlázase con esta consideración general de la cierto que la rica complexión de elementos y el pre-
cultura musulmana otra cuestión, si de menos tras- dominio de la reflexión que caracteriza la cul-
cendencia, de verdadera importancia histórica pa- tura europea, exigían harto más tiempo para for-
ra conocer y apreciar rectamente los progresos cum- marse y florecer que el que bastaba á la asimila-
ción del saber concentrado en Alejandría, y al vue- ínfimo era con todo el saber del clero, y ruda la
lo fantástico de la inspiración árabe. Bast e sólo con vida de la sociedad cristiana , en comparación á la
indicar las dos inmensas obras de la formación de esplendente cultura de los árabes. Ellos comenta n
las naciones y de la producción de las lenguas mo- á Plinio y Dioscórides, á Euclides y Apolonio P e r -
dernas que en aquellos siglos se preparan. geo, á Hipócrates y Galeno, á Ptolomeo y Aristó-
Si á todos los pueblos europeos alcanza esta teles; ellos poseen bibliotecas, observatorios y co-
postración intelectual, contra la que fueron impo- legios que 110 pueden recordarse sin asombro; ellos
tente s los esfuerzos de Cario Magno y Alfredo, y inventan el Álgebra y la Química; ellos acogen las
si la Iglesia en todas partes más se mostró celosa más ilustres academias kebráicas; ellos fomenta n
en arraigar su poder, allegar riquezas y a u m e n t a r y enriquecen la industria con importantísimos des-
sus privilegios, que en educar y ennoblecer las al- cubrimientos; ellos elevan las artes, y en la Arqui-
m a s , cuya sumisión á las imposiciones dogmáticas tectura sobre todo crean u n género, y prestan al
está siempre en razón directa del fanatismo é in- Occidente la ojiva; ellos en la literatura , si no al-
versa de la cultura , justo es notar que en E s p a ñ a , canzan el drama ni la epopeya, i n u n d a n de leyen-
tant o por la elevación que las letras clásicas alcan- das y concepciones fantásticas y poéticas pasiones
zaron bajo la dominación r o m a n a , como por la fa- el espíritu, trasmitiéndolas con el simbolismo orien-
vorable condición para la ciencia y la virtud en que tal y exuberantes formas á la todavía tosca imagi-
el alejamiento del poder con el imperio del arria- nación de los pueblos cristianos, y ellos, en fin, al
nismo colocó al clero católico, se m a n t u v o u n a declinar de su rápida grandeza, legan á la reflexión
cierta tradición literaria y científica, con que no só- del génio europeo la más alta concepción filosófica
lo florecieron ilustres individualidades, m a s conti- de la E d a d M e d i a , el averroísmo. Si no podemos
n u a r o n viviendo escuelas, donde se profesaban las con tales glorias enorgullecemos, porque no fueron
enseñanzas de San Isidoro. Y á la par que presta- obra del espíritu nacional, tocando sólo á las con-
ba E s p a ñ a maestros á F r a n c i a é I t a l i a , como Teo- diciones del suelo la part e que la Naturalez a pone
d u l f o , Cláudio y Galindo, venían extranjeros á ins- en las creaciones de la Historia , es lo cierto que n o
truirse en las disciplinas liberales. E n Ausona sólo sirvió E s p a ñ a de asiento á aquella preciada
(Vich) , y no en Córdoba, como afirma D r a p e r , si- cultura , ni la E s p a ñ a cristiana fué mero cauce par a
guiendo la opinión más extendida que autorizada, llevarla al continente europeo; m a s supo utilizarla
fué donde Gerberto (Silvestre I I ) hizo sus estudios fecundando sus propios campos, preservando con
bajo la dirección del obispo H a t t o . generosa tolerancia aquellos veneros que las ruinas
del imperio musulmán habrían cegado. Draper des- primera víctima de la horrible invención que ofre-
conoce ó nos niega de intento esta justa gloria. ciera á la tiranía religiosa; con la cual no tardó en
¿Cómo si no pasar en silencio el ilustre reinado de identificarse, apenas realizada la unidad monárqui-
Alfonso X?... Verdad que hasta entonces el oscuro ca, la tiranía política, inaugurando asilo s Beyes
fanatismo de la clerecía había rechazado la influen- con razón llamados Católicos un régimen que al-
cia árabe; pero asegurada la obra de la reconquista, canzó su encarnación perfecta en aquel príncipe,
á la par que se extendían los centros de población que los partidarios de la monarquía teocrática ape-
libre, con que formaban las ciudades los senos de llidan el Devoto y el Prudente, pero á quien por
la vida moderna, los príncipes castellanos y arago- siempre la Historia reconocerá con el nombre de
neses difundían la instrucción creando escuelas pú- Demonwm meridiamm, que le dieron las gentes
blicas que colmaban de honores y privilegios. Baste que contra su inmenso poder y más poderosa per-
citar algunos hechos del Bey Sabio para penetrarse fidia supieron salvar la libertad de la conciencia. Y
del amplio y levantado espíritu con que aspiraba á como aquí, donde las glorias nacionales se ligaban
fundir las civilizaciones arábiga y cristiana: recogió á una secular lucha religiosa en que la idea de la
en Toledo las academias hebraicas que en el siglo x patria se había identificado con la Iglesia católica,
se habían instalado en Córdoba; apenas contaba un parecía la victoria milagro de la fe, creyóse que la
año de reinado cuando se publicaron las tablas as- ventura, y aun la existencia de la nación, depen-
tronómicas, y fundó al siguiente en Sevilla los Es- dían de su unidad religiosa; y príncipe y clero y
tudios et Escuelas generales de latín et arábigo, dan- pueblo trabajaron á una para consolidar su abso-
do en las unas las enseñanzas del Trivium y el Qua- luto imperio en el interior, y aun para defenderlo
drivium, y de filosofía y árabe en las otras, y col- é imponerlo en el exterior, haciéndose España el
mándolas por igual de privilegios y distinciones con campeón obligado del catolicismo en el mundo, y
que fomentaba el comercio intelectual entre mude- trayendo á la Eda d Moderna el ideal perseguido en
jares y cristianos. la Media. Así, contra el movimiento libertador y
Desdichadamente la delantera que llevaba Espa- progresivo de la Beforma que á la par amenazaba
ña en los últimos tiempos de la Eda d Media tro- al Pontificado y al Imperio, creamos la milicia es-
cóse luego en inferioridad notoria, cuando el triste piritual del jesuitismo, y armamos formidables ejér-
privilegio de fundar la orden consagrada á la impía citos que, insensatos, creíamos invencibles, desco-
obra de la Inquisición comenzó á dar sus naturales nociendo la incontrastable virtud de las nuevas
y justos resultados. España f u é , como Perito, la ideas. Desde entonces en la patria délos dominicos
y los jesuítas se hizo imposible la libertad de la con- contrario, es lo cierto que sólo, y como inspiración
ciencia. No necesitamos recordar la triste suerte de pasadas grandezas , contamos eminentes crea-
que desde aquella hora funesta viene corriendo E s - ciones de fantasía, u n exuberante desarrollo litera-
paña; basta reparar la situación presente en que to- rio con que más se idealiza la E d a d M e d i a , y como
davía el fanatismo nos desangra, y en que t r a s lar- que se cierra y estrecha el espíritu en el molde ca-
ga serie de revoluciones, si se h a n dejado sentir tólico, que se emancipa y eleva según la exigencia
venganzas y persecuciones contra la Iglesia, ape- de los nuevos tiempos. Voces aisladas á lo sumo,
nas si hemos podido lograr tímidas y como vergon- sin enlace ni consecuencia directa en el proceso de
zantes declaraciones de libertad religiosa. Con esta la E d a d M o d e r n a , son las que ofrece E s p a ñ a en la
causa eficiente de la decadencia y aun degradación esfera de la Ciencia, y aun éstas con el sentido y
de E s p a ñ a en los tiempos modernos se a n u d a la el carácter peculiar á los siglos medios. Vives, F o -
distracción del génio y de la actividad nacional en xo Morcillo y Gómez Pereira se distinguen sobre
empresas de engrandecimiento exterior y de con- todos; mas el primero , con ser t a n vasto y profun-
quistas ; con que mientras los demás pueblos euro- do su saber, con sentir la necesidad de renovar la
peos convertían mediante el renacimiento clásico- Ciencia, y con haberse formado en medio de E u -
naturalista y la Reforma á propia libre reflexión su ropa, no lleva su sentido más allá de un concierto,
espíritu, y se despertaban-á la observación diligen- que 110 siquiera sincretismo, entr e las doctrinas de
te y profunda de la Naturaleza , elaborando un m á s Platón y Aristóteles y las de los Santos P a d r e s ; en-
alto y científico concepto de la Realidad y de la saya el segundo u n a combinación ingeniosa y hast a
Vida, nosotros quedábamos adheridos y como pe- profunda del idealismo platónico y la inducción
trificados en las viejas imposiciones dogmáticas, aristotélica; y el tercero, aunque extremos de or-
prestando á lo sumo esfuerzos materiales á empre- gullo nacional lo estimen como precursor de Des-
sas como las de Colón y Magallanes, que respon- cartes, no pasa, aun prescindiendo de lo absurdo
dían al curso de las nuevas ideas. De aquí, n u e s t r a de ciertas teorías, de enunciar en fórmula silogís-
esterilidad en la Ciencia y nuestro atraso en la in- tica u n razonamient o análogo, como ya lo había
dustria á que tant o contribuyó la expulsión de ju- expuesto San Agustín, al que constituye el^princi-
díos y moriscos ; de aquí la i<dta de intimidad reli- pio del método cartesiano; mas sin el carácter de
giosa que degradó la conciencia de nuestro pueblo; criterio de indagación, ni la intención sistemática
de aquí, la presunción é impotente soberbia que que determinan precisamente su valor científico.
t a n d u r a m e n t e expiamos. Dígase cuanto quiera en Haciendo p u n t o en estas consideraciones que, si
insuficientes para dilucidar el terna de la represen- «no hubo ya autoridad que pudiese condenar las
tación de E s p a ñ a en la E d a d M o d e r n a , exceden ya obras de Newton». Confundiendo en un mismo ana-
de los justos limites que la índole y fin de este tra- t e m a la excepción con la regla, llega por la muerte
bajo imponen , concretamos nuestro pensamiento de Servet £ equiparar el protestantismo con el ca-
afirmando : que ni en la Filosofía, ni en las Ciencias tolicismo; y al fin, viniendo á mejor acuerdo, reco-
naturales, ni en la I n d u s t r i a , cuyos maravillosos noce que si llegó Calvino á ta n bárbaro exceso de
progresos, en oposición al ideal católico y á las fanatismo «no fué por los principios de la Reforma,
imposiciones dogmáticas, caracterizan los tiem- sino por los del catolicismo, de los que no había po-
pos modernos, h a contribuido con obras origina- dido emanciparse completamente». Mas sobrepo-
les y fecundas nuestro génio nacional por la com- niéndose á tales indecisiones, y rectificando sus
presión en que lo h a retenido el absolutismo teo- contradicciones, en definitiva sustenta que «mien-
crático. t r a s el Cristianismo católico y la Ciencia son abso-
P o r lo mismo que deploramos sus funestos efec- l u t a m e n t e incompatibles, no sólo es posible una
tos, que hast a h a n llegado á escindir nuestra nacio- reconciliación entre la Ciencia y la R e f o r m a , sino
nalidad, la más trabajosamente.formad a en la Tie- que se verificaría fácilmente si las Iglesias protes-
r r a , acogemos con júbilo y bendecimos todo esfuer- tante s quisieran- observar la máxim a de L u t e r o ,
zo consagrado á redimir la Conciencia de las impo- establecida en tanto s años de guerra, de que todos
siciones dogmáticas. P u e d e n hoy los hombres de tienen el derecho de interpretar privadamente las
ciencia olvidarse en otras partes , con la secular po- E s c r i t u r a s ; fué el fundament o de la libertad indi-
sesión de la libertad del pensamiento , del dispen- vidual.»
sador de t a n preciado beneficio; pero es imposible Así lo viene confirmando el gradual proceso del
que los desheredados olviden su desgracia. P o r esto, protestantism o cuando llega á destruir toda impo-
sin d u d a , apenas si- se detiene Drape r á consignar sición dogmática y á reconocer todo elemento sobre-
el progreso cumplido en la E e f o r m a , y aun estima n a t u r a l , como extraño á la esencia de la Religión
su trascendencia y carácter con incierto criterio, m i s m a , que sólo en la pureza é integridad de la
incurriendo en contradicciones que no hemo s de Conciencia debe fundarse y producirse en la piado-
pasar en silencio. Preocupado sólo de enumerar los sa racional unión del H o m b r e con todos los seres en
adelantos concretos de la observación, afirma que el M u n d o , bajo el absoluto Principio de la Reali-
«nada debe la Ciencia á la Reforma»; y casi á ren- dad y de la V i d a , en cuya intimidad se halla la
glón seguido tiene que consignar que merced á ella f u e n t e eterna del absoluto y universal amor, que
en determinados límites y con relativa bondad vie-
nen realizando las comuniones positivas. Aunque principio del Mediador divino. De tal suerte, con-
más atentos á purificar y elevar el sentimiento re- cluye el límite de las religiones positivas por sobre-
ligioso que á formar el conocimiento d e c i o s , y aun ponerse á la esencia misma que informa, precipi-
cayendo algunos en el falso prejuicio de relegar la tando su muerte esta concentración de la vitalidad
relación religiosa de la Ciencia, dividiendo de esta orgánica que las hace incomunicables con el espíri-
suerte la indivisa Conciencia racional del hombre, t u ^ movimiento general del mundo. Con una lógi-
todos los órganos del protestantismo liberal aspi- ca que en verdad causa maravilla, ha venido la
ran á consagrar el progreso que dentro del espíri- Iglesia católica á erigir en dogma la incompatibili-
tu cristiano pueden obtener las almas, rompiendo dad de que habla Draper. Ante las declaraciones y
los estrechos y caducos moldes de la ortodoxia. Le- anatemas del Syllabus y del concilio Vaticano,
jos de pugnar con la sociedad civil y rechazar sus ¿quién puede sostener la conciliación del catolicis-
adelantos, se identifica más con ella cada día; y mo y la Ciencia? Imposible es ciertamente espe-
acogiendo sin temor ni aversión los descubrimien- rarla, como aquél no reniegue de su fe ó ésta de la
tos de la Ciencia, pretende sólo mantener viva la Verdad; y aun así no habría conciliación, sino im-
piedad en el corazón y salvar la fe en la voz de Dios perio dé un lado, sumisión de otro, y negación de
que eternamente habla en el Espíritu, de la inevi- sí propios en ambos.
table é inminente ruina de los ídolos en que la han Mas como la contradicción y la lucha ha de te-
encarnado históricamente las supuestas revelacio- ner su solución histórica, ¿que prevalecerá? L a s
nes sobrenaturales, bajo la ley de referir á un ori- enseñanzas siempre contestes de la Historia per-
gen exterior sensible la luz que trasciende de la miten inducir que prevalecerá la Ciencia. L a Ra-
Conciencia, mientras el hombre no llega por la zón afirma que las manifestaciones positivas de
Razón á saber que en ella inside y que por todo el la fe son transitorias y eterna la Verdad; pero sabe
divino organismo de la Realidad penetra. E n cam- también que cada estado de la Conciencia huma-
bio, por una singular contradicción á toda impo- na lleva aneja la fe, como relación del límite siem-
sición dogmática inherente, al dividirse el Cristia- pre móvil del conocimiento al Todo de la Ver-
nismo se denominó católico el ideal cristiano que dad que, si en principio concebimos, sólo en par-
más se estrechó y gentilizó hasta caer en la nega- te de su contenido y gradualmente penetramos. De
ción de la Conciencia como fuente de la vida reli- aquí, la subordinación legítima de la fe, que con-
giosa, y reducir á la antropolatría del Pontífice el siste en un estado subjetivo, á la Ciencia, cuya re-
lación es siempre real, objetiva; de aquí, el ab-
gurdo de erigir á aquélla en criterio de la Verdad. leza, descubierto sus más elementales procesos, in-
Consagra Draper un capítulo de su libro á esta vestigado las formas de su actividad, y elevándose
capitalísima cuestión; mas pone casi exclusivo em- al reconocimiento de las leyes que rigen la deter-
peño en probar con hechos las supercherías y vio- minación de los fenómenos y explican el mecanismo
lencias con que la fe se h a impuesto y la estrechez causal que produce el movimiento universal de la
creciente del principio de autoridad; y llevado del Vida. Injusto y vano sería desconocer que h a en-
sentido positivista que profesa, á la par que mutila sanchado inmensamente -el campo de la Ciencia y
la Ciencia, fijando como único criterio la observa- planteado problemas ignorados de la antigua Me-
ción de la Naturaleza, relega en absoluto la fe como tafísica esta nueva dirección del pensamiento, des-
si no tuviera lugar en el espíritu del hombre, y no plegando t a n prodigiosa actividad que renueva
fuera hasta necesaria para prestar animación en la todas las esferas del saber y prepara, sin duda, una
vida. Con esta limitación se une el desconocimiento superior concepción del Mundo como organismo
y aun el menosprecio injustificado de la Filosofía, de la Realidad. Mas fuera igualmente injusto y
que las insanas exageraciones y soberbia presun- vana presunción negar los precedentes del actual
ción de algunos doctores del Positivismo reinante renacimiento naturalista en la Filosofía, como es-
llevan á condenar como vana y estéril especulación. timar definitivas sus soluciones que tal manquedad
Volviendo por los legítimos fueros de la investi- y aun torcimiento acusan en la Lógica y en la On-
gación racional y metafísica, no hemos de caer tología. Limita r á lo fenomenal la esfera de lo in-
ciertamente en el extremo opuesto de censurar ni teligible y considerar el conocimiento como mera-
combatir como enemigo el movimiento científico mente relativo, es mutilar el problema del Conocer
novísimo; el cual sobre poner saludable correctivo y decapitar el Principio de la Verdad; reducir la
al idealismo, afirmando el valor objetivo del cono- Realidad al mundo de la Naturaleza; y pretender
cimiento, aunque limitado á la concreción de la rea- explicar el mundo de la Conciencia como una trans-
lidad en los hechos, cultiva con tal penetración y formación de la sensación; y suplantar la libertad
delicadeza la observación n a t u r a l , y construye sus moral por inconsciente y mecánico determinismo;
datos con tal exigencia sistemática, y aplica la in- y afirmar el organismo del Universo como una mera
ducción con tal universalidad y trascendencia, y totalidad que en variedad serial evolutiva se dife-
con tal fecundidad—sino con discreta circuns- rencia , es mutilar también la Realidad; confundir-
pección siempre—emplea la hipótesis, que ha sor- la solidaria concreción de las determinaciones cor-
prendido las más íntimas creaciones de la Natura- póreas con la sustantiva discreción del Espíritu;
identificar la condicionalidad con ía causa; y des-
conocer j u n t a m e n t e la contrariedad que el orga- rismo empírico, late en la obra de Draper, quien,
nismo implica y la unidad que como fundamento aun desconociendo el valor de la reflexión de Con-
absoluto exige. Mérito real, incuestionable de esta ciencia al afirmar que el problema del alma hu-
doctrina es haber rectificado el dualismo de la an- mana no puede resolverse sino por la Psicología
tigua Ontología, acabando científicamente con el comparada—cuya trascendencia, si somos de los
caput mortum de la materia y elevando la concep- primeros en confesar, no extremamos al punto de
ción de la Naturaleza á un Todo de sér y vida cor- derivar exclusivamente, de ella el conocimiento de
pórea; con que prepara el concepto racional del nosotros m i s m o s — y explicando, ó mejor preten-
Universo, como una infinita complexión en la cual diendo explicar las facultades intelectuales, por la
se compenetran gradualmente la Naturaleza y el conservación de las impresiones en los ganglios
E s p í r i t u , formando órdenes y esferas de seres nerviosos, acepta, como la hipótesis más compa-
siempre compuestos como el Mundo bajo el Prin- tible con la verdad científica, la existencia de «una
cipio absoluto de sér y realidad: Principio, que no vasta realidad espiritual, que se compone con la
en mera trascendencia extra-mundana , sino en in- vasta realidad material en el Universo».
manencia esencial i n s i d e e n cuanto existe, según* Inseparables como son el problema lógico y el
el limite y grado de su peculiar composición, y á ©litològico, pues que la Verdad es una relación in-
la par trasciende sobre lo finito que orgánicamente terior de la Realidad, y tocando sólo en parte á las
se determina y desenvuelve en el Todo. Bast a enun- llamadas ciencias positivas, según el particular ob-
ciar el problema que tan eficazmente ha contri- jeto á que atienden y el límite en que la observa-
buido á plantear el Naturalismo contemporáneo ción y sus procedimientos auxiliares se aplican; mas
para comprender su índole metafísica. P o r esta ne- no estudiándose en ellas propiamente el problema
cesidad racional, llevados sin duda sus más" pre- del Conocer, ni el del Sér en su unidad é integridad,
claros maestros, aspiran hoy á fundar con el nom- es injustificado, y en rigor imposible, investigar el
bre de Monismo una Metafísica positiva. Así se criterio de la Verdad fuera de la Eilosofía. Y en el
prepara el supremo concierto de la observación y hecho es todavía más injustificable prescindir de la
la especulación que, no en componendas de sin- obra de los filósofos. ¿Cómo al tratar esta cuestión
cretismo artificial, más en composición racional puede Draper olvidarse de Bacon y Descartes? Y
bajo Principio, habrá de transformar la Ciencia dado su sentido, ¿cómo, sobre todo, prescindir del
E s t e sentido, aunque tocado de cierto partícula- primero? Trate en buen hora con toda la severi-
dad , y hasta dureza, que el ínfimo carácter moral
4
Draper.
del Canciller merece. Pero desconocer que él redac-
tó el canon más completo, que aun hasta hoy exis- Eda d Moderna. Y sin embargo de estar consagra-
te, de los procedimientos de observación y de expe- da su inmortal obra á la investigación del criterio
riencia, es imposible. ¿Qué son Stuart-Mill y Baine, de la Verdad, ni mención siquiera merece de Dra-
los legisladores del Positivismo contemporáneo, sino per. Bacon y Descartes representan la indagación
sus continuadores y discípulos? Porque Bacon igno- contra el dogmatismo en la Ciencia; y bajo este co-
rara las Matemáticas, y por su ignorancia cayera m ú n carácter, que sella la vida del pensamiento al
en injusto menosprecio de la importancia y aun ne- salir de la Eda d Media, lleva el uno á la observa-
cesidad de estas ciencias formales para la investiga- ción de la Naturaleza, el otro á la reflexión del E s -
ción de la Naturaleza, ¿dejó por eso de apercibir y píritu , con cuyo doble trabajo se viene elaborando
disciplinar al Espírit u para que, desechando secula- la concepción de estos dos términos interiores de la
res ídolos, pudiera y supiera observar, experimen- Realidad, que se compenetran en el organismo del
tar, inducir rectamente ? El hecho de enlazarse á la Mundo y que ponen eternamente ante la Concien-
doctrina de Bacon todo el movimiento sensualista, cia la cuestión del F u n d a m e n t o absoluto del Sér
que sigue inversa dirección al Idealismo cartesiano; y del Saber.
el haber sellado el génio científico y filosófico ingléáf Y aproximándonos á los tiempos novísimos es
el mostrar la impotencia del escolasticismo, y pro- cuando más clara y precisamente hallamos plantea-
bar la necesidad de una completa renovación de la da esta cuestión, de que pende la solución del cri-
Ciencia, y hasta ensayarla, atestiguan que su obra terio de la Verdad. ¿Cómo olvidar á Kant, cuya Crí-
fué algo más serio y profundo que una «fantasía filo- tica en este p u n t o , como dice con justicia Vache-
sófica». Suprimid á Bacon en el proceso del pen- r o t , h a reducido á u n mero interés histórico toda la
samiento h u m a n o , y se hará inexplicable el rena- Filosofía precedente? Nadie menos que uirpositi-
cimiento del Naturalismo en la Edad Moderna. Por vista puede olvidarlo, cuando no sólo aceptan, mas
eso nos ha sorprendido el menosprecio con que Dra- consagran todos como principio de su doctrina el
per lo trata. E n cuanto á Descartes, sin rebajar la resultado de la Crítica kantiana : la relatividad del
altísima importancia de la Geometría analítica, cu- conocimiento y la incognoscibilidad del noúmenos;
ya invención le deben las Matemáticas, es lo cier- desechando sólo aquellos que más propenden al ex-
to que más ilustra su nombre el Discurso sobre el tremo sensualismo las formas intelectuales subje-
Método, por el cual será siempre tenido en la His- tivas que consideran meras transformaciones de la
toria como el maestro del Esplritualismo en la sensación. Así puede afirmarse que, en medio de
la complejidad de elementos que han contribuido á
determinar el Positivismo contemporáneo, el prin- miento existe. Por eso está todavía en total cues-
cipio lógico que informa su doctrina tiene su géne- tión el criterio de la Verdad; y aunque latente con
sis en la Crítica de K a n t , ó es en rigor esa misma parcial relativo sentido en estos superiores esfuer-
Crítica mutilada por la negación de todo trascen- zos del pensamiento h u m a n o , y hasta iniciado ya
dentalismo; con que si de un lado relega todo prin- en algún ensayo sistemático—que hasta ahora pa-
cipio categórico ó ideal para transformar la sensa- rece, por la preocupación subjetiva que aún impera
ción en concepto, desecha de otro el dualismo del en la Ciencia, una de tantas voces escolásticas que
conocimiento, la división radical de objeto y sujeto ni siquiera seduce por el brillo de ostentosa cons-
que hace insoluble el problema de la Verdad. I)e trucción teórica, y en cambio reclama indagación
esta suerte, mientras en la dirección filosófica que reflexiva y circunspecta—habrán de proseguir las
aceptara la posición del problema en los términos varias, encontradas direcciones con que, bajo apa-
formulados por K a n t , se h a proseguido con un en- rente confusión y discordia, irá entrando la Con-
lace y gradación sin ejemplo la solución de aquel ciencia en la plenitud de sus relaciones en el Mun-
antagonismo hasta llegar al Idealismo absoluto de do , reconociendo el sustantivo valor de cada una y
I-Iegel; en la dirección que se llama científica, bajo capacitándose para concebir el Principio común en-
el imperio de la experiencia natural y asimilándose tre todas y de unidad sobre ellas, que constituye el
el principio de la evolución hegeliana, se h a preten- Criterio absoluto de la Verdad y funda el interior
dido resolverlo también en un Realismo concreto y organismo de criterios que al sistema de aquellas
evolutivo, donde por virtud de un movimiento siem- esenciales relaciones corresponde.
pre determinado se eleva lo inconsciente á lo cons- A esta exigencia de nuestro tiempo se enlaza la
ciente, la sensación á la Idea ( W u n d t , Spencer...). cuestión que con el fin y sentido general de la obra
Por m a n e r a , que han venido á componerse en esta se estudia, bajo el epígrafe de Controversia sobre el
superior manifestación del Positivismo el principio Gobierno del Universo. Tant o por el superior inte-
lógico de Kant con el ontológico de Hegel; mas la rés del asunto, cuanto por la discreta elección de
unidad, aunque abstracta é indeterminada de que los datos, y la belleza de la exposición, y la circuns-
éste procede, falta en aquella doctrina, que vinien- pección del juicio, y el delicado ingenio de las insi-
do de la concreta variedad del Mundo á la concien- nuaciones y censuras, tenemos ese capítulo por el
cia individual del hombre, ni alcanza el Principio mejor del libro; que no es posible leerlo sin sentir
de la realidad que en el Universo se determina, ni la profunda emoción que causa contemplar la rui-
el fundamento de la composición que en el conoci- na de una estrecha, mezquina y arbitraria repre-
sentación de la Realidad, y la erección de un con- que la concepción de Laplace se anuda á las obser-
cepto en que la eterna, inmutable majestad de la vaciones é hipótesis de Herschel, éslo también que
Ley permite abrazar el infinito organismo del Mun- á la opinión de K a n t , no ciertamente fantástica,
do y de la Vida. Por vía de observación, ya que ni mas de incuestionable carácter científico, se refie-
reflexión bastante madura, ni la materialidad del ren las ideas sobre la condensación progresiva de
espacio permitan aventurarnos á exponer, ni bos- las nebulosas y su transformación en estrellas.
quejar siquiera una teoría; que en punto de'tan gra- Evidente es la contradicción entre los dogmas
ve trascendencia y cuando aún se mueve el pen- religiosos y los descubrimientos de la Ciencia rela-
samiento en la esfera de la opinión y las hipótesis no tivos al gobierno del Mundo, y en este conflicto se
bastan algunos ciertos y positivos datos, ni algunas •condensa la crisis que al presente trabaja el pensa-
leyes plenamente comprobadas, ni algunos princi- miento y la vida. Sin duda que la concepción antro-
pios en razón concebidos para autorizar una cons- pomórfica de Dios y la arbitrariedad de su gobier-
trucción científica, por vía de observación, decimos, no, que todavía se supone accesible á sacrificios y
haremos sólo algunas sumarias indicaciones. exhortaciones para operar milagros, perturbar el
• Ante todo, reparando un olvido en que incurre orden de la N a t u r a l e z a , torcer el curso délos suce-
el autor, por el propósito, sin duda, de prescindir sos h u m a n o s , y violar, en suma, la esencia de los
de la Filosofía y de los filósofos, como si pudiera seres, son irracionales y falsas representaciones,
tratarse sin aquélla y sin éstos de la Ciencia, de- con que llevado el hombre por la preocupación sub-
bemos advertir que en la Teoría del Cielo, de Kant, jetiva, eleva sobre la Realidad u n sujeto soberano,
se halla expuesta la que corre hoy autorizada bajo á imagen y semejanza de como él se presume des-
el nombre d e L a p l a c e , con tan leves diferencias que pótico dueño de su actividad y de sus obras. Impo-
casi afectan sólo á la hipótesis que aquél formula niéndosele la variedad del Mundo, y obedeciendo
sobre la destrucción de los astros, siguiendo al pro- á la suprema necesidad de la Razón , que en ley
ceso de su formación, y de que éste prescinde, li- eterna y real descansa, mientras no alcanza el hom-
mitándose á explicar el génesis del sistema planeta- bre á conocer científicamente la Unidad del Todo
rio por el dato que el conocimiento de las nebulosas en que aquella variedad se f u n d a , la anticipa por la
le ofrece, No pretendemos amenguar en un ápice fe, y la representa en un poder extra-mundano, á
la justa fama del astrónomo francés, y aun nos an- que presta los más altos atributos que en su propio
ticipamos á afirmar que no conocía directamente la sér halla. Tal es la teoría de la creación, que en las
obra del inmortal filósofo; pero t a n notorio como e? superiores confesiones religiosas se ofrece
Mas la Ciencia va descubriendo propia actividad sin duda á aventuradas inducciones é hipótesis,
en todos los órdenes de seres, y desde el proceso tiende á reconocer el gradual progreso de termina-
de formación estelar hasta la existencia y desarrollo ciones del Espíritu , que se componen con las d é l a
de la vesícula germinativa que produce los indivi- Naturaleza en el M u n d o , afirmando la complexión
duos epitelúricos, halla donde quiera, en lo máxi- de la realidad finita, cuyo total organismo consti-
mo y en lo mínimo, una célula orgánica y viva, que tuye el Universo.
se desenvuelve, se forma y deforma en concrecio-
Cuestiones hay en esto, sin duda, que sería pre-
nes corpóreas, según leyes inmutables que en la mis-
sunción dar por científicamente resueltas hasta aho-
ma realidad natural insiden. L a solidaria continui-
ra. L a evolución, á que Draper con casi todos los
dad y dependencia de unas determinaciones indivi-
naturalistas contemporáneos se inclina; no pasa de
duales con otras permite inducir la existencia de un
ser una teoría, cuyos datos empíricos no bastan á
Todo y medio natural que constituye interiores par-
autorizar la inducción que se formula, ni en rigor
ticulares centros, donde la actividad se concreta
se ha investigado suficientemente si los términos
con límite peculiar cuantitativo y sustantiva cuali-
de individualidad y grado de -ser se dan en trans-
dad, en interna composición de esencia factible ó
formación incesante, ó tienen sustantividad origi-
realidad formable, y poder activo formador. Así va
nal é imborrable dentro de infranqueables límites.
desapareciendo de las Ciencias naturales la irracio-
Cuanto menos, puede darse por averiguado que la
nal división de lo inorgánico y lo orgánico, recono-
Naturaleza sea impotente para la producción de
ciéndose ( F e c h n e r , Preyer, etc.) como producto de
variedad de tipos, que sólo pudieran determinar-
esto, aquello que revierte en su descomposición al
se por evoluciones de la generación individual.
todo inmediato; ya para transformarse en los p r o -
Lejos está ciertamente la Filogenia de poderse
cesos generales (físico-químico) de éste, sirviendo
invocar como causa científicamente conocida de
de material asimilable á nuevas creaciones indivi-
la morfología ontogénica, según pretende Haeckel;
duales; ya para quedar como material fijo, que, se-
cuando ésta podría ser á lo sumo un dato, y dato
gún su propia realidad y ley, debe el arte humano
insuficiente, para inducir á aquélla, que no pasa to-
emplear y transformar en sus obras. De otro lado
davía de una hipótesis aventurada. Y cuenta que las
la Ciencia penetra en la realidad y vida del Espíri-
hipótesis solo alcanzan valor científico cuando, so-
tu , así mediante la propia reflexión, como median-
bre conformar con los principios racionales, en cu-
te la observación externa (Psicología comparada);
ya virtud se anticipan, son la única explicación po-
y aunque con más lento progreso, y más expuesta
sible de los fenómenos, cuya causa y ley directa-
mente se ignoran. Mas quedará siempre en la evo- cierto su resultado positivo, y la circunspección
lución un fondo de verdad, así por lo que respecta á obligue á no anticiparlo presuntuosamente como
la aparición sucesiva de las especies, como á la mo- solución científica, su resultado negativo en cam-
dificación del tipo específico y al desarrollo del indi- bio puede afirmarse definitivamente. L a cosmogo-
viduo , en razón del proceso de las edades del inme- nía teológica repugna á los principios racionales, y
diato todo orgánico (el planeta), del cambio de con- verdades ya conquistadas por la observación la con-
diciones consiguientes en el medio natural, y de la tradicen.
herencia que la función genérica determina. Tér- Haciendo estado en ellas, mas no cerrado ni dog-
mino también capital de esta teoría, y como toda mático, sino progresivo, bien se deja explicar que
ella, puesto aun en cuestión, es el origen d é l a vida nuestro tiempo se preocupe tanto de la idea del
epitelúrica. Quién se inclina á la protogenesis ó ge- M u n d o , y aun que lo conciba como el Todo de la
neración espontánea, ya de toda la variedad de ti- Realidad, pretendiendo desterrar de la Conciencia
pos, ya sólo del más elemental (protistas); quién el pensamiento y el sentimiento de Dios como ído-
niega la generación espontánea y se inclina á pen- lo de la fe. Mas trabaja en esto ciertamente contra
sar que en la nebulosa se contienen ya los gér- el Dios histórico de las confesiones positivas; y no
menes de vida que se desarrollan al producirse la tardará, si hoy se siente frió é indiferente el Espí-
condición apropiada; quién que los cosmozoos pue- ritu ante esta suprema relación, en convertirse á
den pasar de un cuerpo sidéreo á otro; quién, como ella con diligencia y anhelo, á medida que penetre y
Preyer, sustenta que siendo la Tierra un propio sér se eleve en la concepción del Universo mismo. Cum-
orgánico, se han sucedido en ella una serie de com- ple ahora su obra; y aun cuando lo desconozca y
binaciones cada vez más semejantes al protoplasma, niegue, con ella se capacita para emprenderla fun-
hasta que por el progreso de la diferenciación se de- damental indagación del Principio de la Realidad
terminaron las formas iniciales comunes del reino y de la Ciencia. Si con cierta disculpable presun-
vegetal y animal: hipótesis todas con que se tante a ción estiman hoy los científicos innecesaria y esté-
la explicación del origen de la vida por la propia ril la Metafísica; á los beneficios pasados, que des-
eterna actividad de la Naturaleza. Por deficientes conocen , t e n d r á n que añadir el nuevo y superior de
y problemáticas que estas teorías aparezcan, es lo la construcción sistemática de las verdades particu-
cierto que corresponden á una exigencia y aun ne- lares y relativas, con que sin duda ilustran y enrique-
cesidad irremisible de la E a z ó n : á sustituir la arbi- cen el pensamiento, bajo la Verdad absoluta de la
trariedad por la ley; y aun cuando todavía sea in- presencia del Sér en la Conciencia y en el Mundo.
No queremos entrar en el fondo de esta cuestión. blo; pero su fondo divino y eterno dado y conteni-
Sobre la piadosa desconfianza en nuestras fuerzas, do está en la naturaleza mism a del h o m b r e , la cual
que en vez de presunción quisiéramos conservar es lo inmutable y permanent e que preside al pro-
siempre, sería imposible que en este trabajo bos- gresivo cambio de los estados y los hechos que, con-
quejáramos siquiera las ideas y convicciones que forme á nuestra esencia y esenciales relaciones en
profesamos; pero séanos al menos permitido como el M u n d o , debemos producir con propia concien-
críticos indicar el vacío que dejan las conclusiones cia y libre determinación. M a s el organismo de le-
de D r a p e r , y que el lector experimentará como yes que rigen el movimiento, la actividad del Uni-
nosotros. Parece que propende á u n Cosmoteísmo verso, ¿cómo puede concebirse sin la Unidad del
naturalista , aunque 110 lo declara expresamente. sér y realidad? E n la sustantiva variedad de esferas
Pues b i e n : el Cosmos no se concibe, y menos por cuya mera complexión constituye el Cosmos, y con
el camino de la observación exterior, sino como el la peculiar determinación que la ley recibe en cada
conjunto de los seres finitos, como un Todo de com- u n a , s e r í a inconcebible de otra suerte el universal
posición. M a s éste es en razón inconcebible sin el organismo de las leyes, y el concierto y relaciones
Todo de unidad. ¿Cómo en lo particular y finito re- legítimas de unos con otros seres en la Vida.
conocer el Principio y F u n d a m e n t o de la unión con 'concluyamos . L a s consideraciones que hemos
su opuesto? Ni la L e y , que con progreso sin duda expuesto, si no bastan á formar u n juicio completo
quiere sustituirse á aquella providencia que define y acabado de la interesantísima obra de Draper,
Bossuet y que impíamente se exhorta por el h o m - servirán al menos para dar al lector una idea del.
bre para satisfacer sus pasiones y egoísmo y hast a capital problema que en ella se estudia , y de la ex-
para amparar sus crímenes á veces, ni la L e y , que tensión de conocimientos y riqueza de datos que
es una relación formal de la actividad de los seres, par a su solución allega. U n deber de justicia nos
inmutable y e t e r n a , pasa de una abstracción en los h a obligado á unir la crítica al encomio; mas por
términos con que Draper la entiende y formula. L a diferencia que entre el criterio del autor y el nues-
L e y inside ciertamente en la Realidad, y sería gro- tro exista, siempre quedará de nuestra parte el re-
sero antropomorfismo pensar que su existencia pen- conocimiento á u n a obra meritoria que tiende á
de de que un legislador, aun supuesto s o b e r a n o , la c o n s a g r a r la libertad del p e n s a m i e n t o , ofreciendo
forje é imponga. Ni aun en lo h u m a n o se hace otra una brillante exposición de los progresos de la Cien-
cosa que declararla según en aquel m o m e n t o la con- cia, con que va emancipándose el Espírit u de fan-
cibe y quiere la conciencia del individuo ó del pue- tásticas representaciones é imposiciones dogmáti-
cas y penetrando en el reino divino de la Verdad.
Elevar al hombre al concepto del organismo racio-
nal del Mundo es la misión de la Ciencia en la hora
presente, y la condición indispensable para que
aquél reconozca su puesto legítimo en la Realidad, PBÓLOGO D E L AUTOR
y formando clara conciencia de su destino, sepa y
pueda cumplirlo en la Vida. Por eso, contribuir á
la propagación de este libro, es trabajar en la obra
de la redención humana. ¡ Ojalá se difunda en nues-
tro pueblo, porque serviría eficazmente para sacu- Cualquiera que haya tenido oportunidad de in-
dir el letargo en que yace la conciencia religiosa y formarse de la condición intelectual de las clases
científica! Con esta piadosa y patriótica aspiración, ilustradas en Europa y América, debe haber obser-
hemos querido sellar la amistad que al ilustrado y vado cuán grande y rápido es el abandono de la fe
generoso traductor nos une; y desde este oscuro social religiosa, y que, si bien entre los individuos
rincón del viejo m u n d o , donde apenas comienza á más francos no se oculta esta separación, es, sin
penetrar la luz de las ideas, queremos ligarnos embargo, mucho más extensa y peligrosa la que se
también en el puro y objetivo amor á la Verdad con opera privada y silenciosamente.
el sabio americano que devuelve multiplicado á la T a n vasto y poderoso es este apartamiento, que
Europa el tesoro de la civilización. no podría ser contenido ni por el desdén, ni por el
castigo. N i la fuerza, la burla ó el vituperio pueden
extinguirlo; y se aproxima con rapidez el tiempo
N. SALMERÓN.
en que ha de producir graves sucesos políticos.
L a política del mundo no se inspira ya en el es-
píritu eclesiástico. E l ardor guerrero, como sostén
d é l a fe, ha desaparecido, y sus únicos recuerdos
son las marmóreas efigies que sobre las tumbas de
los caballeros cruzados reposan en las silenciosas
criptas de las iglesias.
Que una crisis amaga, lo demuestra la actitud
de las grandes potencias hacia el Papado ; éste re-
LX XV PRÓLOGO DEL AUTOR

presenta las ideas y las aspiraciones de las dos ter- la fuerza expansiva de la inteligencia del hombre;
ceras parte s de la población de E u r o p a , insiste en la compresión engendrada por la fe tradicional y
aquella supremacía política , conforme con sus pre- los intereses m u n d a n o s , por otra.
tensiones de u n a misión y origen divinos, y en la Nadie h a tratado hasta hoy esta materi a bajo
restauración del orden de cosas de la E d a d Media, t a l p u n t o de vista, y sin embargo, así es como
declarando en alta voz que no quiere reconciliarse actualment e se nos p r e s e n t a , y de hecho como
con la civilización moderna. la de más importancia entre las cuestiones palpi-
E l antagonismo de que somos testigos, entre la tantes.
Religión y la Ciencia, es, pues, la continuación de Pocos años h á , era aún p r u d e n t e y político abs-
la lucha que tuvo principio cuando el cristianismo tenerse de toda alusión á esta controversia y m a n -
comenzó á alcanzar poder político. U n a revelación tenerla alejada del palenque cuanto fuera dable. E l
divina 110 puede sufrir absolutament e contradicción; reposo de la sociedad depende t a n t o de la perma-
debe repudiar todo adelanto en su esfera y mirar nencia de sus convicciones religiosas, que nadie
con desdén los que puedan surgir del desarrollo pro- podría justificar el perturbarlas innecesariamente.
gresivo de la inteligencia h u m a n a . P e r o nuestra P e r o la fe es por naturaleza i n m u t a b l e , estacio-
opinión sobre cada m a t e r i a , está sujeta á la modi- naria; la Ciencia, por naturaleza progresiva, y al-
ficación que pueda imponerle el irresistible adelanto guna vez puede surgir entr e ellas u n a divergencia
de los conocimientos humanos . imposible de ocultar; en este caso, viene á ser u n
¿Podemos exagerar la importancia de un comba- deber para los que h a n consagrado su vida á estos
t e , en el que t o m a n part e todas las personas pen- dos modos del pensamiento presentar modesta-
sadoras, aun á despecho de su voluntad? E n asun- m e n t e , pero con firmeza, el fruto de sus estu-
to ta n solemne como la religión, todo h o m b r e , que dios: comparar estas pretensiones antagonistas c o n
110 se halle ligado por intereses temporales con las calma, con imparcialidad, filosóficamente. L a his-
instituciones actuales, ansia seriamente encontrar- toria enseña que, obrando de otra suerte, sólo se
la verdad. Inquiere y se informa no sólo del asunto obtendrían desgracias y calamidades sociales. Cuan-
que se debate, sino tambié n de la conducta de los do la antigua religión mitológica de E u r o p a se des-
combatientes. plomó bajo el peso de su propia inconsistencia,
L a historia de la Ciencia no es u n mero registro ni los emperadores r o m a n o s , ni los filósofos de
de descubrimientos aislados: es la narración del aquella época hicieron nada que contribuyese á
conflicto de dos poderes antagonistas; por una parte, ilustrar ó dirigir la opinión pública. Dejaron que
5
Draper.
los asuntos religiosos corriesen su suerte, y , como juez competente en los sucesos que en él se narran,
consecuencia, cayeron en manos de ignorantes é me h a inspirado nueva confianza.
iracundos eclesiásticos y de parásitos, eunucos y es- H a sido también objeto predilecto de mi atención
clavos. el estudio d é l a s ciencias ñsicas y naturales, y he
L a noche intelectual que cubrió á E u r o p a , ori- publicado varias memorias sobre tales asuntos; y
ginada por esta gran falta, se va disipando; vivimos quizás no habrá nadie que, dedicándose á esta clase
e n los albores de tiempos más afortunados; la so- de investigaciones y empleando parte de su vida
ciedad ansia la luz para ver en qué dirección es en- en la enseñanza pública de la ciencia, deje de ad-
caminada ; claramente percibe que la rut a seguida quirir ese amor hacia la verdad y la imparcialidad
por la civilización durante largo tiempo h a sido que tanto estimula la filosofía, y que hace nacer en
abandonada al cabo, y que un nuevo impulso la nosotros el deseo de dedicar nuestra existencia al
conduce ahora por mares desconocidos. bien de nuestra especie; y allá en el ocaso de nues-
Aunque profundamente penetrado de tales pen- t r a vida, al considerar nuestra conducta, podremos
samientos , no me hubiera atrevido á escribir esta sentirnos satisfechos de haber cumplido con nobles
obra, ó á exponer al público las ideas que entraña, y levantados propósitos.
si no hubiesen sido materia de mis más graves y Si bien no he excusado trabajo alguno en la re-
profundas meditaciones; por otra p á r t e m e h a dado dacción de este libro, no dejo de reconocer cuán
nuevo vigor la favorable acogida dispensada á mi inferior es á su objeto, que para ser satisfecho
Historia del desarrollo intelectual de Europa, y cumplidamente, exige grandes conocimientos cien-
q u e , publicada hace pocos años en América, ha tíficos, históricos, teológicos y políticos; cada pá-
sido reimpresa varias veces y traducida á numerosos gina debería mostrar gran copia de hechos y exube-
idiomas europeos, tales como el francés, alemán, rancia de vida.
ruso, polaco, servio, etc., siendo en todas partes Pero he recordado que sólo viene á ser como el
benévolamente recibida. prólogo ó precursor de un cuerpo de literatura, que
Al coleccionar materiales para los volúmenes los sucesos y necesidades de nuestra época comien-
que he publicado bajo el título de Historia de la zan á crear; nos hallamos en los albores de un
gran cambio en las inteligencias, y muchas frivolas
guerra civil de América, obra de gran t r a b a j o , m e
lecturas del presente serán sustituidas por produc-
he acostumbrado á comparar opuestos testimonios
ciones austeras y reflexivas, animadas por la pasión
y á dirimir contrarias pretensiones. L a aprobación
religiosa y excitadas por los intereses amenazados.
con que ha recibido este libro el público americano,
L o que h e pretendido es ofrecer u n cuadro claro verdad revelada y los descubrimientos científicos,
é imparcial de las opiniones y conducta de las dos h a aguardado siempre que u n a explicación satis-
factoria venga á traer la conciliación, y en esto sus
partes contendientes; en cierto sentido, h e tratado
esperanzas no han quedado fallidas. G r a n bien ha-
de identificarme con cada u n a de ellas para poder
bría s i d o para la civilización moderna que la Iglesia
comprender plenament e sus motivos; y en otro, y
más alto, me h e esforzado en permanecer á distan- de R o m a hubiese hecho otro tanto .
cia de a m b a s , para relatar con equidad sus hechos. Al hablar de la cristiandad, m e refiero en ge-
n e r a l á la Iglesia r o m a n a , en p a r t e , porque sus
M e atrevo á rogar por tant o á los que se hallen
adeptos componen la mayoría de los cristianos, en
dispuestos á criticar este libro, que tengan pre-
p a r t e , porque sus exigencias son más arrogantes,
sente que mi objeto no es abogar por las miras y
y en p a r t e , porque ha intentado alcanzarlas por
tendencias de este ó el otro partido, sino expo-
medio del poder civil N i n g u n a I g l e s i a protestante
nerlas con claridad y sin temor. E n cada capítulo, h a ocupado jamás u n a posición ta n imperativa, m
por lo regular, h e insertado primero la opinión ha ejercido u n a influencia política ta n considera-
ortodoxa y luego la de sus contrarios. ble; antes al contrario, m á s bien h a n sido refrac-
Obrando de este m o d o , no h a sido menester ocu- tarias á'la restricción, y excepto en m u y pocos ca-
parse demasiado de las opiniones intermedias ó m á s sos, s u oposición no. h a excedido del odio teológico.
moderadas: pues, aunque intrínsecamente puedan ¿ n cuanto á la Ciencia, jamás se lé ocurrió
ser de gran valor en conflictos de esta naturaleza, aliarse con el poder civil. J a m á s intentó sembrar
debe el lector imparcial atender más á los extremos el odio entr e los hombres ni desolar la sociedad.
que á los medios, toda vez qué sus movimientos- J a m á s h a aplicado el torment o físico ni moral , n i
determinan la solución. meno s ha m a t a d o , para realizar ó promover sus
P o r esto he tenido poco que decir respecto de dos ideas; no h a cometido crueldades ni crímenes, y
grandes comuniones cristianas, la protestante y la se presenta pura y sin mancilla. Pero en el Va-
griega; por lo que toca á la ú l t i m a , jamás se h a ticano (baste recordar la Inquisición), las manos
opuesto, desde el renacimiento de las ciencias, á su que hoy se alzan en demanda de gracia al Infi-
progreso y desarrollo; antes al contrario, siempre n i t a m e n t e Misericordioso, todavía están teñidas en
las ha acogido con benevolencia y h a observado .sangre. .
u n a actitud reverente para con la verdad, de cual- H a y dos modos de'escribir la historia, artístico
quier part e que haya venido. Reconociendo la apa- el u n o , científico el otro; el primero acepta que el
rente discrepancia entr e sus interpretaciones de la
hombre da ó es origen de los acontecimientos, por tos de quienes vivieron muchos años há y que nun-
lo tanto escoge algún individuo notable, lo repre- ca hemos visto.
senta bajo una forma de fantasía y hace de él el hé- Al elegir y ordenar los asuntos que voy á exponer,
roe de una novela. E l segundo, considerando que me he guiado en parte por la Confesión del último
los sucesos humanos presentan una cadena jamá s concilio del Vaticano, y en parte por el orden de
interrumpida, en que cada hecho nace de otro an- los acontecimientos históricos. No dejará el lector-
terior y produce otro subsiguiente, declara que 110 de notar con interés que los problemas que se nos
es el hombre quien domina los sucesos, sino éstos presentan son los mismos que se ofrecieron á los
al hombre. antiguos filósofos de la Grecia: aún tratamos las
E l primero crea unas composiciones que, aun- mismas cuestiones sobre que ellos disputaban. ¿Qué
que pueden interesarnos y causar nuestra delicia, es Dios? ¿Qué es el alma? ¿Qué es el M u n d o ? ¿Co-
son poco más que novelas; el segundo es austero, mo está regido? ¿Tenemos alguna norma ó criterio
quizá hasta repulsivo, por la convicción que nos de la verdad? Y el lector reflexivo se preguntará
imprime del irresistible dominio de la ley y de la gravemente: ¿ Son nuestras soluciones mejores que
insignificancia de los esfuerzos humanos. E n asun- las suyas?
to t a n solemne como el que se trata en este libro, E l argumento general de este libro, pues, es co-
está fuera de su sitio lo popular y lo romántico, y.
mo sigue:
el que intente narrarlo debe fijar su vista en esta
Llamo primero la atención hacia el origen de la
cadena del destino, que despliega la historia univer- ciencia moderna, como distinta de la antigua por
sal, y apartar los ojos con desdén de las fantásticas estar basada en la observación, el experimento y la
imposturas de pontífices, reyes y hombres de estado. discusión matemática, en vez de serlo sobre la sim-
Si alguna cosa necesitásemos que nos enseñase ple especulación, y demostrando que ha sido u n a
la falsedad de la composición artística de la historia, consecuencia délas campañas macedónicas que p u -
podríamos encontrarla en nuestra personal expe- sieron en contacto al Asia y la Europa. Como ilus-
riencia. ¡ Cuán á menudo nuestros más íntimos ami- tración de su índole, hago u n ligero bosquejo de es-
gos se engañan al apreciar los móviles de nuestras tas campañas y del Museo de Alejandría.
acciones diarias! ¡ Cuán frecuentemente yerran so- Luego recuerdo brevemente el conocido origen
bre nuestros propósitos! Si esto sucede con lo que del cristianismo, é indico su progreso hasta conse-
ocurre á nuestra vista, con 'mayor motivo ha de guir el poder imperial, y la transformación que su-
sernos imposible comprender con exactitud los ac- frió , incorporándose al paganismo, que era la reii-
gión existente en el imperio romano. Una clara con- por la Inquisición de E u r o p a , en los últimos tiem-
vicción de su incompatibilidad con la Ciencia le hi- pos de la Eda d Media, habiendo sido ahora solem-
zo suprimir por la fuerza las escuelas de Alejandría, ne y formalmente anatematizadas por el concilio
hecho á que le obligaron las necesidades políticas del Vaticano.
de su posición. Mientras t a n t o , con el cultivo de la astronomía,
Establecidas así las dos partes del conflicto, re- la geografía y otras ciencias * se habían alcanzado
ideas exactas sobre la posición y relaciones de la
lato después la historia de su primera lucha en cam-
tierra y la estructura del Universo; y cuando la re-
po abierto: esta fué la primera Reforma ó Reforma
ligión, atrincherándose en lo que llamaba la recta
del Mediodía; y el punto disputado, la naturaleza
interpretación de las Escrituras , insistió en que la
de Dios.
Tierra era el centro y la parte más importante del
E n ella iba envuelta la aparición del mahometis-
mundo, estalló un nuevo y tercer conflicto. Galileo
mo; sus resultados fueron, que gran parte de Asia y
fué el campeón de la Ciencia, y la Iglesia sufrió otra
Africa, con las históricas ciudades de Jerusalem,
derrota. Más tarde, ocurrió una controversia de se-
Alejandría y Cartago, se vieron arrebatadas á la gundo orden sobre la edad de la Tierra: la Iglesia
cristiandad, y la doctrina de la unidad de Dios fué porfió que 110 tenía más de seis mil años, y también
establecida en la mayor parte del territorio que ha-
en esto fué vencida.
bía sido imperio romano. L a s luces de la historia y de la Ciencia se habían
E s t e suceso político fué seguido de la restaura- extendido gradualmente por E u r o p a ; en el siglo
ción de la Ciencia, el establecimiento de escuelas, décimosexto, el prestigio del cristianismo romano
colegios y bibliotecas en todos los ámbitos de la do- disminuyó grandemente por los reveses intelectua-
minación árabe. Esto s conquistadores prosiguiendo les que había experimentado, y también por su con-
rápidamente su desarrollo intelectual, rechazaron dición moral y política. Claramente se comprendía
las ideas antropomórficas de la naturaleza de Dios por muchos hombres piadosos que la religión no
que aún quedaban en su creencia popular, y acep- era responsable de la falsa situación:en que se en-
taron otra más filosófica, semejante á la que había contraba, y que la desventura provenía de la anti-
prevalecido en la India mucho tiempo antes. E l re- gua alianza que había contraído con el paganismo
sultado de esto fué un segundo conflicto relativo á romano. Su remedio evidente era, por tanto, volver
la naturaleza del alma : bajo la denominación de á la pureza primitiva. Así surgió el cuarto conflic-
averrolsmo, aparecieron vigorosas las teorías de la to , conocido por el nombre de la Reforma ó Refor-
emanación y de la absorción, que fueron arrojadas
m a del N o r t e ; el carácter especial que tomó fué un «Examen de lo que h a hecho el cristianismo lati-
debate sobre la norma ó criterio de la verdad: si no por la civilización moderna;»
había de hallarse en la Iglesia ó en la Biblia. E n la «Examen análogo de lo que h a hecho la Ciencia;»
resolución de este problema va envuelto el recono- «Actitud del cristianismo romano en el conflicto
cimiento de los derechos de la razón y de la libertad actual, según la definición del concilio del Vati-
intelectual; L u t e r o , que fué el hombre célebre de cano.» . ,
la época, llevó adelante su designio con no escaso L a atención de muchas personas ansiosas de la
éxito; y al fin del combate, la Iglesia Católica ha- verdad se h a fijado tan exclusivamente en los por-
bía perdido todo el Norte de Europa. menores de las disensiones habidas entre los secta-
Nos encontramos ahora en medio de una contro- rios , que la larga contienda á cuya historia se dedi-
can estas páginas es en general poco conocida.
versia respecto al gobierno del m u n d o : si obedece
á una intervención divina incesante ó á la acción de Habiendo procurado grabar en mi ánimo, al es-
una ley primordial é inmutable. E l movimiento in- cribir este libro, u n severo espíritu de imparciali-
telectual de la cristiandad ha alcanzado aquel pun- dad, hablando con respeto de las partes conten-
to á que llegaron los árabes en los siglos décimo y dientes, pero sin ocultar jamás la verdad, confio
onceno, y las doctrinas que entonces se discutie- en el juicio considerado del lector reflexivo.
ron se nos presentan de nuevo para ser examina- J U A N GUILLERMO D R A P E R

das: tales son las de la evolución, de la creación y


del desarrollo. Universidad de Nueva-York, Diciembre de 1873.
Bajo estos títulos generales, pienso que se halla-
rán comprendidos todos los puntos importantes de
esta gran controversia; agrupados los hechos que
vamos á considerar bajo estas expresivas denomi-
naciones y tratando cada grupo separadamente, ad-
quiriremos, sin duda, una clara idea de sus cone-
xiones y enlaces y de su sucesión histórica.
H e considerado estos conflictos t a n estrictamen-
te como he podido, en su propio orden cronológi-
co , y por vía de suplemento he añadido tres capí-
tulos sobre:
?

ÍNDICE
!
i
CAPÍTUL O I

Origen de la ciencia.

Condición religiosa de los griegos en el siglo iv antes


de J . C.—Su invasión en el imperio persa los pone
en contacto con nuevos aspectos dé l a naturaleza y los
familiariza con nuevos sistemas religiosos.—La acti-
vidad militar, mecánica y científica, estimulada por
las campañas macedónicas, da origen al estableci-
miento de un instituto en Alejandría, el Museo, para
el cultivo de ltís conocimientos por el experimento, la
observación y la discusión matemática.—Es el origen
de la ciencia

CAPÍTUL O I I

Origen del cristianismo.—Su transformación


al alcanzar el poder imperial. —Sus rela-
ciones con la ciencia.

Condición religiosa de la república romana.—La adop-


ción del imperialismo conduce al monoteísmo— M
'cristianismo se extiende por el imperio romano. -
Las circunstancias en que alcanza el poder imperial
hacen de su unión con el paganismo u n a necesidad
política.—Descripción de sus doctrmas y practicas
por Tertuliano. — Acción degradante que sobre el
ejerce la política de Constantino.—Su alianza con el
poder civil. — S u incompatibilidad con la ciencia.—
Destrucción de la bibüoteca Alejandrina y prohibi-
ción de la filosofía.-Exposición de la filosofía agus-
tiniana y de la ciencia patrística en general.—Las
Escrituras erigidas en norma de la ciencia
ÍXDICE

cionan la geometría y la trigonometría.—Coleccio-


CAPÍTUL O I I I n a n y traducen las antiguas obras griegas de mate-
máticas y astronomía, y adoptan el método inductivo
Conflicto sobre la doctrina de la unidad de Aristóteles.—Establecen vanos colegios, y con
de Dios.— Primera reforma, ó del Me- auxilio de los nestorianos organizan un sistema de
diodía. escuelas públicas.—Introducen los números arabi-
a s y la aritmética, y catalogan y dan nombre a las
Los 'egipcios insisten en la introducción del culto de la estrellas.—Ponen los cimientos de la astronomía
Virgen María. —Son combatidos por Nestorio, pa- moderna, de la química y de la física, é introducen
triarca de Constantinopla; mas por su influencia con grandes mejoras en la agricultura y en la industria.
el Emperador obtienen el destierro de Nestorio y la
dispersión de sus secuaces.
Preludio de la reforma del Mediodía.—Ataque de los CAPÍTUL O V
persas; su efecto moral.
Reforma arábiga.-Relacione s deMahoma con losnes- Conflicto relativo á la naturaleza del alma.
torianos. — Adopta y extiende sus principios, recha- Doctrina de la emanación y de la absor-
zando el culto de la Virgen, la doctrina de la Trini- ción.
dad y todo lo que es opuesto á la unidad de Dios.—
Extingue por la fuerza la idolatría en Arabia y se
previene á hacer la guerra al imperio romano — S u s Ideas europeas sobre el alma.—Se asemeja á la forma
del cuerpo. . , . , ,
sucesores conquistan la Siria, el Egipto, el Asia
Menor, el Norte del Africa, la E s p a ñ a , é invaden la Opiniones filosóficas de los orientales.—La teología de
los Vedas y de Budha afirma la doctrina de la ema-
Francia. .
nación y de la absorción.—Es defendida por Aristó-
Como resultado de este conflicto, la doctrina de la iirn- teles, al cual siguen la escuela de Alejandría y m a s
dad de Dios se establece en la mayor parte del im- tarde los judíos y los árabes.—Se la encuentra en los
perio romano.—Se restaura el cultivo de las ciencias escritos de Erigena.
y el cristianismo pierde muchas de sus m á s ilustres Relación de esta doctrina con la teoría de la conserva-
capitales, como Alejandría, Cartago, y sobre todas ción v correlación de la fuerza.—Paralelo entre el
Jerusalem o r n e n y destino del cuerpo y del alma— Necesida d
de fundar la psicología h u m a n a sobre la psicología
CAPÍTUL O I V comparada. , .
E l averroísmo, que está basado en estos hechos, pe-
Renacimiento de la ciencia en el Sur. netra en la cristiandad por E s p a ñ a y Sicilia.
Historia de la represión del averroísmo.—Rebelión del
islamismo contra é l . - A n t a g o n i s m o délas sinagogas
Por la influencia de los nestorianos y los judíos se de- iudías.—Su destrucción emprendida por el papado.—
dican los árabes al cultivo de la ciencia.—Modifican Establecimiento de la Inquisición en España.—Hor-
sus ideas sobre el destino del hombre y'obtienen u n ribles persecuciones y sus resultados.-Expulsión de
verdadero concepto de la estructura del mundo. — los judíos y moros. Destrucción del averroísmo en
Averiguan el tamaño de la tierra y determinan su E u r o p a . - A c c i ó n decisiva del ultimo Concilio del
forma.—Sus califas forman grandes bibliotecas, pro- Vaticano
tegen la ciencia en todos sus ramos y la literatura, y
fundan observatorios astronómicos.—Desarrollan las
ciencias matemáticas, inventan el álgebra, y perfec-
ÍNDICE LXXXI

Págs.

t r i n a de la creación es sustituida por la de la evolu-


CAPÍTULO VI c i ó n . - D e s c u b r i m i e n t o s respecto á la antigüedad del
• Conflicto relativo á la naturaleza del hombre. .
mundo. L a s unidades de tiempo y espacio en el Universo son
infinitas.—Moderación observada en la discusión de
lo4
la edad del m u n d o

CAPÍTULO VIH

Conflicto relativo al criterio de la verdad.


s o l a r . — L o s tres grandes v.ajes - C o l o n bam.^y
L a antigua filosofía declara que el h o m b r e carece de
medios p a r a cerciorarse de la verdad. _
Surgen distintas creencias entre los primitivos cristia-
n o s . — I n e f i c a z remedio intentado por los Concilios •
<§>.—Galileo ante la I n q u i s i c i o n . - b u castigo. p a r a corregir esta divergencia.—Se introducen las
pruebas por los milagros y las ordalías. ^
E l papado recurre á la confesión auricular y a la i n -
quisición.—Perpetració n de espantosas atrocidades
para extirpar las diferencias de opinión.
Efect o del descubrimiento de las Pandecta s de Justi -
niano y desarrollo del derecho canónico sobre la na-
¡ f i r m a d a por B r u n o - E s preso y muerto por la I n - ^ turaleza de la p r u e b a . - S e hace m á s científica. .
quisición L a R e f o r m a establece los derechos de la r a z ó n indivi-
d u a l . — E l catolicismo a f i r m a que el criterio de la
i. verdad reside en la I g l e s i a , - R e p r i m e por la congre-
gación del Indice la lectura de ciertos libros y com-
CAPÍTULO VII bate á los disidentes por medios tales como la ma -
t a n z a de la noche de S a n B a r t o l o m é .
Controversia sobre la edad de la Tierra. E x a m e n de la autenticidad del Pentateuc o como crite-
o 1. F s e n t a r a , la Tierra tiene solo seis mil años rio p r o t e s t a n t e . - C a r á c t e r espúreo de estos libros.
1 c r e S en m , a s e m a n a . - C r o n o l o g í a ? t ó ü c a P a r a la ciencia el criterio de la verdad reside en las re-
f u n d a d a en las edades de los p a t m r c a s - D i f i c u a velaciones de la n a t u r a l e z a : p a r a el p r o t e s t o t e e n
la E s c r i t u r a : p a r a el católico en la infalibilidad del ^
des que surgen de diferentes apreciaciones en distm
Papa
tas versiones de la Biblia.
Levenda del D i l u v i o . - R e p o b l a c i o n . - L a torre de isa
b e l ; la confusión de l e n g u a s . - E l l e n g u a j e p r n m U v
Descubrimiento del aplanamient o ^ J y t e r por Cas CAPÍTULO I X
sini.—Descubrimiento del a p l a n a m i e n t o d e l a I i e r r a Controversia sobre el gobierno del Universo.
ñor Newton.—Se deduce que su forma la originaron
causas mecánicas.--Confirmació n de esta idea por b s
descubrimientos geológicos sobre las rocas » H a y dos concepciones del Gobierno del m u n d o : L°, por
corroboración por los restos orgánicos. - ^ e c e s dad la Providencia; 2.°, por la L e y . - L a primera soste-
de admitir larguísimos períodos de t i e m p o . - L a doc 6
Draper.
nida por el clero.—Bosquejo de la introducción de la E l resultado general de la influencia política del cato-
última. licismo fué perjudicial á la civilización moderna.. . 215
Keplero descubre las leyes que rigen el sistema solar.
—Sus obras son denunciadas por la autoridad papal.
—Leonardo de Yinci pone los cimientos de la filo- CAPÍTULO X I
sofía mecánica.—Galileo descubre las leyes funda- La ciencia en relación con la civilización
mentales de la dinámica.—Newton las aplica al mo- moderna.
vimiento de los cuerpos celestes y demuestra que el
sistema solar está gobernado por la necesidad mate-
mática. — Herschel extiende esta conclusión á todo Ejemplos de la influencia general de la ciencia tomados
el Universo.—Hipótesis de las nebulosas.—Objecio- de la historia de América.
nes teológicas. Introducción de la ciencia en Europa.—Se transmite
Pruebas del imperio de la ley en la formación de la de los moros de 771 *>aña á la Italia superior y fué fa-
Tierra y en el desarrollo de las series animal y vege- vorecida por la ausencia de los papas en Aviñón.—
tal.—Son producidas por evolución y no por creación. Efectos de la imprenta, de las aventuras marítimas y
E l poder de la Ley se demuestra por el proceso históri- de la Reforma.—Establecimiento de las sociedades
co de las sociedades humanas y por el del individuo. científicas italianas.
Adopción parcial de estas ideas por algunas Iglesias Influjo intelectual de la ciencia. — Cambio que en el
reformadas modo y dirección del pensamiento causa en Europa.
— L a s Memorias de la Real Sociedad de Londres y
otras Sociedades científicas suministran pruebas de
CAPÍTULO X esto.
El influjo económico de la ciencia se prueba por los
El cristianism o latino en s u s relacione s con la numerosos inventos físicos y mecánicos hechos desde
civilización moderna. el siglo decimocuarto.—Su influencia en la salud y la
vida doméstica y en las artes de la paz y la guerra.
Durante más de mil años la cristiandad latina gobernó Contestación á la pregunta: ¿ qué h a hecho la ciencia
la inteligencia de Europa y es responsable del resul- por la humanidad? 241
tado.
Este resultado se manifiesta por la condición de la ciu-
dad de Roma cuando la Reforma y por la condición CAPÍTULO X I I
del continente europeo en su vida doméstica y social. La crisi s inminente.
— L a s naciones europeas soportaban el dualismo co-
existente de un gobierno espiritual y otro temporal.
Estaban sumergidas en la ignorancia, la supers- Indicaciones de la proximidad de una crisis religiosa.—
tición y la escasez.— Explicación de la decadencia La más importante de las Iglesias cristianas, la Ro-
del catolicismo.—Historia política del papado; pasó mana , lo conoce y se dispone para ella.—Pío I X con-
de una confederación espiritual á u n a monarquía ab- voca un Concibo ecuménico. — Relaciones de los di-
soluta.— Acción del colegio de cardenales y de la ferentes gobiernos europeos con el papado.—Relacio-
curia.—Desmoralización ocasionada por la necesidad nes entre la Iglesia y la ciencia, según la Encíclica
de obtener exorbitantes impuestos. y el Syllabus.
Los progresos ocurridos en Europa durante la domi- Actos del Concibo del Vaticano en relación con la in-
nación católica no dependieron de ésta, sino fueron falibilidad del Papa y con la ciencia.—Extracto de
incidentales. sus decisiones.
Controversia entre el Gobierno prusiano y el papado.—
E s u n combate entre la Iglesia y el Estado por la
supremacía. — E f e c t o del doble Gobierno en Europa.
—Cómo declara el Concilio del Vaticano su posición
para con la ciencia. - Constitución dogmática de la H I S T O R I A DE LOS CONFLICTOS
fe catóbca. — Sus definiciones respecto de Dios, la
Revelación, la F e y la Razón.—Sus a n a t e m a s — S u ENTEE
denuncia de la civilización moderna.
L a Alianza Evangéüca protestante y sus actos.
Revista general de las definiciones y actos procedentes. LA R E L I G I Ó N Y LA C I E N C I A
—Condición presente de la controversia y su aspecto
futuro.

CAPÍTULO PRIMERO

O r i g e n de la c i e n c i a .

Condición religiosa de los griegos en el siglo iv antes de J . C — S u i n v a -


sión en el imperio persa los pone en contacto con nuevos aspectos de
la naturaleza y los familiariza con nuevos sistemas religiosos—La ac-
tividad militar, mecánica y científica, estimulada por las campaña s
macedónicas, da origen al establecimiento de un instituto en Alejan-
d r í a , el Museo, p a r a el cultivo de los 'c&nocimientos por el experi-
m e n t o , la observación y la discusión m a t e m á t i c a — E s el origen de la
ciencia.

Ningún espectáculo puede presentarse á un espíritu


pensador más solemne, más triste, que el de una antigua
religión moribunda, después de haber prestado sus con-
suelos á muchas generaciones. _
Cuatro siglos antes del nacimiento de Cristo iba la
Grecia abandonando rápidamente su antigua fe. Sus filó-
sofos, al estudiar el mundo, habían sido profundamente
impresionados por el contraste que existía entre la ma-
jestad de las operaciones de la naturaleza y la falta de
dignidad de las divinidades del Olimpo.
Sus historiadores, considerando.el ordenado curso de
los negocios políticos, la manifiesta uniformidad de los
actos del hombre, y que no ocurría nada ante sus ojos
cuya causa no hallasen con facilidad en algún hecho pre-
Controversia entre el Gobierno prusiano y el papado.—
E s u n combate entre la Iglesia y el Estado por la
supremacía. — E f e c t o del doble Gobierno en Europa.
—Cómo declara el Concilio del Vaticano su posición
para con la ciencia. - Constitución dogmática de la H I S T O R I A DE LOS CONFLICTOS
fe catóbca. — Sus definiciones respecto de Dios, la
Revelación, la F e y la Razón.—Sus anatemas.—Su ENTEE
denuncia de la civilización moderna.
L a Alianza Evangéüca protestante y sus actos.
Revista general de las definiciones y actos procedentes. LA R E L I G I Ó N Y LA C I E N C I A
—Condición presente de la controversia y su aspecto
futuro.

CAPÍTULO PRIMERO

O r i g e n de la c i e n c i a .

Condición religiosa de los griegos en el siglo IV antes de J . C — S u i n v a -


sión en el imperio persa los pone en contacto con nuevos aspectos de
la naturaleza y los familiariza con nuevos sistemas religiosos—La ac-
tividad militar, mecánica y científica, estimulada por las campaña s
macedónicas, da origen al establecimiento de un instituto en Alejan-
d r í a , el Museo, p a r a el cultivo de los 'conocimientos por el experi-
m e n t o , la observación y la discusión m a t e m á t i c a — E s el origen de la
ciencia.

Ningún espectáculo puede presentarse á un espíritu


pensador más solemne, más triste, que el de una antigua
religión moribunda, después de haber prestado sus con-
suelos á muchas generaciones. _
Cuatro siglos antes del nacimiento de Cristo iba la
Grecia abandonando rápidamente su antigua fe. Sus filó-
sofos, al estudiar el mundo, habían sido profundamente
impresionados por el contraste que existía entre la ma-
jestad de las operaciones de la naturaleza y la falta de
dignidad de las divinidades del Olimpo.
Sus historiadores, considerando.el ordenado curso de
los negocios políticos, la manifiesta uniformidad de los
actos del hombre, y que no ocurría nada ante sus ojos
cuya causa no hallasen con facilidad en algún hecho pre-
DESCUBRIMIESTOS Y CRITICISMO 8
2 MITOLOGÍA GRIEGA

cedente, empezaron á sospechar que los milagros y la villas eran alegorías, bajo las cuales la sabiduría de los
celeste intervención, de que estaban llenos sus antiguos antiguos había ocultado sagrados y grandes misterios.
anales, eran puras ficciones. Preguntaron, cuando pasó Intentaron poner de acuerdo lo que empezaban á temer
el tiempo de lo sobrenatural, por qué habían enmudeci- que podría 110 ser sino mitos, con el creciente adelanto
do los oráculos y por qué no tenían ya lugar más prodi- intelectual, pero sus esfuerzos fueron vanos, porque hay
gios en el mundo. fases predestinadas, por las que en tales casos ha de pa-
Tradiciones derivadas de una inmemorial antigüedad sar la opinión pública; acepta con veneración; duda lue-
y aceptadas primero por hombres piadosos como verda- go; ofrece nuevas interpretaciones; disiente más tarde, y
des indiscutibles, habían llenado las islas del Mediterrá- concluye por abandonarlo todo como una mera fábula.
neo y los lugares comarcanos de maravillas sobrenatura- E n este apartamiento fueron los filósofos é historiado-
les : encantadores, magos, gigantes, ogros, arpías, gor- res seguidos por los poetas: Eurípides incurrió en el odio
gonas, centáuros y cíclopes. La bóveda azulada era el de herejía; Esquilo se libertó difícilmente de morir lapi-
pavimento del cielo; allí Zeos, rodeado de dioses, con dado, por blasfemo. Pero los esfuerzos frenéticos de los
sus esposas y concubinas, tenía su corte, ocupado en interesados en sostener el engaño, concluyen siempre
empresas análogas á las de los hombres, y no retroce- derrotados; la desmoralización se extiende sin resisten-
diendo ante actos de pasiones humanas ni criminales. cia por las diversas ramas de la literatura, hasta que al
Una costa accidentada por numerosos senos, un archi- fin llega al común de las gentes.
piélago formado pox algunas de las más hermosas islas El criticismo filosófico de los griegos había prestado
del mundo, inspiraron á los griegos el gusto de la vida su concurso á los descubrimientos científicos en esta des-
marítima, de los descubrimientos geográficos y de la co- trucción de la fe patria; mantuvo con poderosos argu-
lonización. Sus bajeles surcaban el mar Negro y el Me- mentos el torrente de la incredulidad; comparó unas con
diterráneo en todas direcciones. Las en un tiempo ve- otras las doctrinas de las diferentes escuelas, y mostró
neradas maravillas que habían sido glorificadas en la por sus contradicciones que el hombre no tiene criterio
Odisea y consagradas por la fe pública, se vieron desapa- de la verdad; que, puesto que sus ideas sobre el bien y
recer. Gomo se adquirió mayor conocimiento de la natu- el mal difieren según los lugares de su residencia, hay
raleza , se vió que el cielo era una ilusión, que el Olimpo que deducir que no tienen fundamento en la naturaleza,
no existía, y que sobre nuestras cabezas sólo se exten- y que son resultado de la educación; que lo justo y lo in-
dían el espacio y las estrellas. Al desvanecerse la morada, justo eran sólo ficciones que correspondían á ciertos fines
desaparecieron los dioses, así los del tipo jónico de Ho- de la sociedad. E n Atenas, algunas de las clases más
mero como los del dórico de Hesiodo. avanzadas habían ido tan adelante, que no solamente ne-
Mas esto no tuvo lugar sin resistencia. Al principio el gaban lo invisible y sobrenatural, sino que llegaban a
píiblico, y en particular su parte religiosa, acusó de ateís- afirmar que el mundo era un simple sueño, un fantasma,
mo las dudas que se elevaban; despojaron de sus bienes y que nada real existía.
á algunos de estos ofensores; otros fueron desterrados, y La configuración topográfica de Grecia dio caracter a
varios condenados á muerte. Decían que lo que había su condición política, por dividir la población en distin-
sido creído por los hombres piadosos de los antiguos tas comunidades con intereses opuestos, impidiendo asi
tiempos y había pasado por la piedra de toque de las eda- toda centralización; guerras domésticas incesantes entre
des, tenía que ser necesariamente cierto. los Estados rivales, detuvieron su progreso; era pobre, y
Más tarde, cuando las ideas opuestas se hicieron irre- sus jefes se habían corrompido, estando siempre dispues-
sistibles, se contentaron con admitir que estas mara- tos á cambiar los intereses del país por el oro extranjero,
y á venderse ellos mismos al soborno persa. Poseyendo lesponto, y la cortadura del istmo del monte Athos por
una percepción de la belleza en tan alto grado como lo Jerjes, se había perdido en S a l a m m a , en Platea, en Mi-
manifiestan su escultura y su arquitectura, nunca alcan- cala, y el saqueo de las ricas provincias persas había lle-
zado antes ni después por otro pueblo, la Grecia liabía gado á ser una tentación irresistible. Tal fué la expedi-
perdido la apreciación práctica del bien y la verdad. ción de Agesilao, rey de Esparta, cuyos brillantes triun-
Mientras la Grecia europea, llena de ideas de libertad fos fueron, no obstante, interrumpidos por el Gobierno
é independencia, rechazaba la soberanía de la Persia, la persa, que, volviendo á su experimentada política, atacó
Grecia asiática la aceptó sin repugnancia; en este tiem- á Esparta sobornando á sus vecinos: «He sido conquis-
po la extensión del imperio persa era igual á la mitad de tado por 30.000 arqueros persas» exclamaba amargamen-
la Europa moderna. Confinaba con el Mediterráneo, los te Agesilao al reembarcarse, aludiendo á la moneda per-
mares Egeo, Negro, Caspio, Indico, Pérsico y Rojo; seis sa el Urico que tiene grabada la imagen de un arquero.
de los mayores ríos del mundo, de un curso de más de Al cabo Filipo, rey de Macedonia, proyectó renovar
mil millas, tales como el Eufrates, el Tigris, el Indo, el estas tentativas bajo una organización mucho más formi-
Yaxarte, el Oxo y él Nilo, cruzaban su territorio; su su- dable, y con más grandioso propósito; intrigó para ser
perficie crecía desde 1.300 piés bajo el nivel del mar has- nombrado capitán general de toda la Grecia, no con ob-
ta 20.000 piés encima; sus campos producían toda clase jeto de hacer una mera correría en las satrapías asiáti-
de frutos, y su riqueza minera era ilimitada. Heredó el cas, sino con el de derribar la dinastía persa en el mis-
prestigio del imperio caldeo, del babilónico, del médico mo centro de su poder. Asesinado en medio de sus prepa-
y del asirio, cuyos anales contaban más de veinte siglos. rativos, le sucedió su hijo Alejandro, joven entonces, y
La Persia había tenido siempre como de poca impor- que fué unánimemente aclamado en una asamblea ge-
tancia política á la Grecia europea, que apenas ocupaba neral celebrada por los griegos en Oorinto; ocurrieron
tanto como una satrapía, pero las expediciones que em- disturbios en Iliria, y Alejandro marchó con su ejército
prendió para subyugarla le mostraron las condiciones hacia el Norte, hasta el Danubio, para apaciguarlos; du-
militares de este pueblo; entre sus fuerzas, había griegos rante su ausencia,los tebanos y otros conspiraron contra
mercenarios, que eran reputados como las mejoras'tro- él, y á su vuelta tomó Tebas por asalto, degolló 6.000 de
pas , y no vacilaba en ocasiones en dar el mando de sus sus habitantes, vendió como esclavos 30.000, y arrasó la
ejércitos á generales griegos y el de sus escuadras á ca- ciudad. La sabiduría militar de este severo castigo fué
pitanes de esta nación; en las convulsiones políticas por- patente en sus campañas asiáticas, pues, ninguna re-
que fué pasando, tomaron parte los soldados griegos, ya vuelta se produjo á su retaguardia.
por uno, ya por otro de los jefes, y estas operáciones mi- E n la primavera de 334 antes de J. C., cruzó el Iie-
litares, que en un momento obtuvieron resultado, reve- lesponto y pasó al Asia; su ejército constaba de 34.000
laron á la perspicacia de estos guerreros mercenarios la infantes y 4.000 caballos, sin llevar consigo más de 70
debilidad política del Imperio y la posibilidad de llegar á talentos en dinero. Marchó directamente sobre el ejérci-
su centro. Después de la muerte de Ciro en el campo de to persa, que, por todo extremo superior en número, le
batalla de Cunaxa,, se demostró, por la inmortal retirada aguardaba en la línea del Gránico; forzó el paso del rio,
dé los 10.000, bajo Jenofonte, que un ejército griego po- derrotó al enemigo, y obtuvo como fruto de su victoria la
dría abrirse paso hasta el corazón de la Persia. posesión del Asia menor y todos sus tesoros. E l resto-de
Aquel respeto á las dotes militares de los generales aquel año lo empleó en la organización militar de las
asiáticos, tan profundamente impreso en el ánimo de los provincias conquistadas. Mientras tanto, Darío, el rey
griegos por las grandes empresas del puente sobre el He- persa, había avanzado con un ejército de 600.000 hom-
bres, para impedir el paso de los macedonios á la Siria; Mientras se efectuaban los preparativos para la cam-
en los desfiladeros dé*Isso se libró la batalla, y los per- paña final, emprendió un viaje al templo de Júpiter Am-
sas fueron de nuevo derrotados, siendo tan grande la món, que estaba situado en un oasis del desierto de
carnicería, que Alejandro y Ptolemeo, uno de sus gene- Libia, á una distancia de doscientas millas. El oráculo
rales, atravesaron un barranco sobre los cadáveres del le declaró hijo de aquel dios, que bajo la forma de una
enemigo; se cree que los persas perdieron más de 90.000 serpiente había seducido á su madre Olimpia; una con-
infantes y 10.000 jinetes. El pabellón real cayó en poder cepción inmaculada y una genealogía divina eran cosa
del conquistador, juntamente con la esposa y varios lii- tan corriente y bien recibida en aquel tiempo, que cual-
jos de Darío. La Siria fué de este modo añadida á las quiera que se distinguía entre los demás hombres, era te-
conquistas griegas. En Damasco se encontraron las con- nido como de un linaje sobrenatural. Aun en Eoma, al-
cubinas de Darío, sus principales oficiales y un vasto gunos siglos más tarde, no se hubiera podido negar sin
tesoro. peligro que su fundador Bómulo no debía la existencia
Antes de aventurarse en las llanuras de la Mesopota- al casual encuentro del dios Marte con la virgen Beá Sil-
mia para un combate decisivo, quiso Alejandro asegurar via, cuando iba ésta con su cántaro por agua á la fuente.
su retaguardia y sus comunicaciones por mar, dirigién- Los discípulos egipcios de Platón hubieran mirado
dose al Sur por la costa del Mediterráneo y sometiendo con enojo á quien quiera que hubiese rechazado que Pe-
las ciudades á su paso. En su discurso ante el Consejo rictione, la madre del gran filósofo, virgen pura, había
de guerra celebrado después de la batalla de Isso, dijo tenido una concepción inmaculada por la influencia de
que no debía perseguirse á Darío sin haber sometido á Apolo, y que el dios había declarado á Aristón, á quien
Tiro y haber arrebatado á la Persia el Egipto y Chipre, había sido prometida, la progenie del niño. Cuando Ale-
puesto que si la Persia conservaba los puertos de mar, jandro expedía sus cartas, órdenes y decretos, se titu-
podría llevar la guerra á la misma Grecia, y que era por laba , pues: «Alejandro, rey, hijo de Júpiter Ammón», ins-
tanto de absoluta necesidad para ellos la soberanía del pirando así un respeto á los habitantes de Egipto y Si-
mar; con Chipre y Egipto en su poder no temía por la ria, que difícilmente podría lograrse ahora. Los libre-pen-
Grecia. El sitio de Tiro le invirtió más de medio año, y sadores griegos, sin embargo, daban á este origen so-
para vengarse de esta dilación , hizo crucificar más de brenatural su verdadero valor, y Olimpia que, por
2.000 prisioneros; Jesuralem se rindió de grado, y en supuesto, conocía mejor que nadie los detalles del caso,
consecuencia fué tratada con benignidad; mas el paso de acostumbraba chancearse, diciendo que deseaba que Ale-
los macedonios hacia el Egipto fué detenido en Gaza, jandro cesase de confundirla con la mujer de Júpiter.
cuyo gobernador persa, Betis, hizo una defensa obstina- Arriano, el historiador de la expedición macedónica,
da durante dos meses, siendo al fin asaltada la plaza, pa- hace notar que, «yo no puedo condenarle por inducir á sus
sados á cubillo 10.000 hombres, y el resto, con sus mu- súbditos en la creencia de su origen divino, ni puedo
jeres é hijos, reducidos á cautiverio; el mismo Betis fué deducir tampoco ningún gran crimen, porque es muy
arrastrado vivo alrededor de la ciudad, atado á las ruedas razonable imaginar que sólo intentó por este medio ro-
del carro del vencedor. Habían así desaparecido los obs- dearse de mayor prestigio entre sus soldados».
táculos : los egipcios, que odiaban la dominación persa, Asegurado todo en su retaguardia, volvió Alejandro á
recibieron al invasor con los brazos abiertos; éste orga- Siria y dirigió hacia el Este la marcha de su ejército,
nizó el país según sus propios intereses, dando todos los que constaba entonces de cincuenta mil veteranos. Des-
mandos militares á oficiales macedonios y dejando el go- pués de cruzar el Eufrates se mantuvo próximo á las
bierno civil en manos de los egipcios. colinas de Masia, para evitar el intenso calor de las más
8 CONQUISTA DE PERSIA EFECTO D E LAS CAMPAÑAS 9

meridionales llanuras de la Mesopotamia, procurándose las tempestades de arena de los desiertos egipcios; ha-
de este modo forraje más abundante para los caballos. bían visto las Pirámides, levantadas ya hacía veinte si-
E n la orilla izquierda del Tigris, cerca de Arbela, en- glos, y los obeliscos de Luqsor cubiertos de jeroglíficos;
contró al gran ejército de un millón cien mil hombres, avenidas de silenciosas y misteriosas esfinges, estatuas
que había traído Darío desde Babilonia. La muerte del colosales de monarcas que habían reinado en la aurora
monarca persa, que siguió pronto á su derrota, dejó al del mundo. En las salas de Esar-Haddon_ se habían de-
general macedonio dueño de todo el país comprendido en- tenido ante los tronos de los severos y antiguos reyes de
tre el Danubio y el Indo, y aun alguna vez se extendió Asiria, guardados por toros alados. E n Babilonia aún
hasta el Ganges. Los tesoros de que se apoderó exceden quedaban en pie muros de más de sesenta millas de re-
átodo encarecimiento; tan sólo en Susa encontró, según cinto y ochenta piés de alto, á pesar de las injurias de
. dice Arriano, cincuenta mil talentos en dinero. tres siglos y de tres conquistadores; todavía se contem-
E l militar moderno 110 puede contemplar estas campa- plaban las ruinas del templo de Belo circundado de nu-
ñas maravillosas sin admiración; el paso del Helesponto, bes, y en cuya cúspide estaba situado el observatorio
el del Gránico, el invierno invertido en la organización donde los astrónomos caldeos habían estado en comuni-
política del Asia Menor; la marcha del ala derecha y el cación nocturna con las estrellas; todavía se conservaban
centro del ejército á lo largo de la costa del Mediterráneo vestigios de los dos palacios con sus pensiles colgantes,
en la Siria; las dificultades de fortificación vencidas en en los que crecían árboles corpulentos como suspendidos
el sitio de Tiro; la toma de Gaza; el aislamiento de Per- en el aire, y los restos de la máquina hidráulica que ser-
sia de la Grecia; la absoluta exclusión de su escuadra vía para elevar hasta ellos el agua del río; el lago arti-
del Mediterráneo; la represión de cuanta intriga se ima- ficial con su vasto sistema de acueductos y exclusas que
ginó para sobornar á los atenienses y espartanos, y que recogían la nieve derretida de las montañas de Armenia,
con tanto éxito habían empleado siempre los persas; la y la conducían á través de la ciudad entre los muelles
sumisión de Egipto; otro invierno invertido en la orga- del Eufrates, y lo más maravilloso quizás, el túnel bajo
nización política de este país venerable; el movimiento el río.
convergente de todo el ejército, desde las orillas de los Si Caldea, Asiria y Babilonia presentaban estupendas
mares Eojo y Negro á las salitrosas llanuras de la Me- y venerables antigüedades que se remontaban á la noche
sopotamia , efectuado en la primavera siguiente; el paso de los tiempos, no carecía la Persia de maravillas más
del Eufrates, con sus orillas pobladas de sauces llorones, recientes. Las salas de pilastras de Persépolis estaban
por el cortado puente de Tapsaco; el del Tigris; el re- llenas de milagros de arte, tallas, esculturas, esmaltes,
conocimiento nocturno antes de la. grande y memorable armarios de alabastro, obeliscos, esfinges, toros colosa-
batalla de Arbela; el movimiento oblicuo y ataque del les. Ecbatana, la deliciosa residencia de verano de los
centro enemigo, maniobra repetida muchos siglos des- reyes de Persia, estaba protegida por siete muros circu-
pués en Austerlitz; la enérgica persecución del monarca lares de pulida y cortada piedra, elevándose sucesivamen-
persa, empresas son que jamás lian sido sobrepujadas te los interiores, y de colores distintos, en relación astro-
por ningún capitán de tiempos posteriores. lógica con los siete planetas; el palacio estaba techado
Esto dió un poderoso estímulo á la actividad intelec- con tejas de plata y sus vigas cubiertas de planchas de
tual de los griegos; habían caminado con el ejército ma- oro. A media noche se iluminaban sus salones con infi-
cedonio desde el Danubio hasta el Nilo, desde el Nilo nitas antorchas de nafta, que rivalizaban con la luz del
hasta el Ganges; habían sentido el soplo boreal de las sol; un paraíso, supremo lujo de los monarcas orienta-
comarcas situadas al Norte del mar Negro, y el simoun y les, se hallaba plantado en medio de la ciudad, y el irn.-
perio persa del Helesponto al Indo era en verdad el jar- No sólo sus más grandes capitanes, sino también sus
dín del mundo. más grandes filósofos, hallaron en el imperio conquista-
He dedicado algunas páginas á la historia de estas ma- do mucho que debía excitar la admiración de la Grecia.
ravillosas campañas, porque el talento militar que ali- Calístenes obtuvo en Babilonia una serie de observacio-
mentaron contribuyó al establecimiento de las escuelas nes astronómicas de los caldeos, que se remontaban á
prácticas y matemáticas de Alejandría, verdadero origen 1.903 años, y que remitió á Aristóteles; quizás estando
de la ciencia; podemos decir que todos nuestros conoci- grabadas sobre ladrillos cocidos pudieran obtenerse co-
mientos exactos parten de las campañas macedónicas. pias de ellas por las excavaciones modernas en las biblio-
Humboldt lia hecho notar que el espectáculo de nuevos tecas de barro de los reyes de Asiria. Ptolemeo, el astró-
y grandes objetos de la naturaleza engrandece el espíritu nomo egipcio, poseía memorias babilónicas de eclipses
humano; los soldados de Alejandro y la muchedumbre acaecidos 747 años antes de nuestra era; largas y conti-
que seguía su campo hallaban en cada marcha escenas nuadas observaciones de bastante exactitud fueron nece-
pintorescas é inesperadas. De todos los hombres, los sarias , antes que algunos de estos resultados astronómi-
griegos eran los más observadores, y los más rápida y cos que han llegado hasta nosotros hubieran podido ser
profundamente impresionables; aquí encontraron inter- afirmados con certeza. Así, pues, los babilonios habían
minables arenales, allá montañas cuyas crestas se per- fijado la duración del año trópico con veinticinco segun-
dían entre vapores, el espejismo en los desiertos, en las dos de error; su aproximación del año sidereo era sim-
colinas las rápidas sombras producidas por la incierta plemente de dos' minutos de exceso; descubrieron la pre-
marcha de las nubes; visitaron la tierra de las ambarinas cesión de los equinoccios; conocieron las causas de los
palmeras, de los cipreses, del tamarindo, los verdes eclipses, y con ayuda del ciclo llamado de Saros, podían
mirtos y las adelfas. En Arbela combatieron contra los predecirlos. El valor de este ciclo, que es superior á
elefantes de la India, y en las espesuras del Caspio arran- 6.585 días, lo determinaron con una aproximación de
caron de sus madrigueras al tigre real cauteloso; vieron diecinueve y medio minutos.
animales que, comparados con los de Europa, eran no Tales hechos suministran pruebas incontrovertibles de
sólo raros, sino colosales; el rinoceronte, el hipopótamo, la paciencia y habilidad con que había sido cultivada la
el camello y los cocodrilos del Nilo y el Ganges; halla- astronomía en la Mesopotamia, y que 110 obstante lo im-
ron hombres de varios colores y costumbres, el tostado propio de sus medios instrumentales, había alcanzado
sirio, el amarillento persa, el negro africano. Se cuenta una considerable perfección. Estos antiguos observadores
de Alejandro, que en su lecho de muerte hizo llamar á habían formado un catálogo de estrellas y dividido el
su almirante Nearco, y sentándolo á su lado, halló con- Zodiaco en doce signos, el día en doce horas y en otras
suelo en oir las aventuras de este marino, la historia de tantas la noche. Se habían consagrado por largo tiempo,
su viaje del Indo al golfo Pérsico. El conquistador vió según cuenta Aristóteles, á observar ocultaciones de es-
con asombro el flujo y reflujo de la marea, é hizo cons- trellas por la luna, tenían ideas exactas sobre la estruc-
truir bajeles para la exploración del Caspio, que suponía tura del sistema solar y conocían el orden de colocación
ser, así como el mar Negro, golfos de algún gran océano, de los planetas, construían cuadrantes solares, clepsidra?,
como había descubierto Nearco que lo eran el mar Piojo astrolabios y gnómones.
y el golfo Pérsico. Había formado la resolución de que su
No dejan hoy mismo de interesarnos los ejemplares de
escuadra intentara la circumnavegación del África y en-
su método de imprimir; sobre un cilindro giratorio gra-
trase en el Mediterráneo por las columnas de Hércules,
baban en caracteres cuneiformes sus anales, y rodándo-
empresa ya efectuada, según se decía, por los Faraones.
los sobre barro blando cortado en bloques, obtenían prue-
12 SU CONDICIÓN RELIGIOSA CONDICIÓN RELIGIOSA DE LA PERSIA 1.3
bas indelebles. De estas bibliotecas de tejas bien podemos espíritu del mal envió una serpiente para destruir el pa-
esperar que aún obtendremos amplios frutos de literatu- raíso que había formado el buen espíritu; estas leyendas
ra é historia. No carecían de algunos conocimientos de fueron conocidas por los judíos durante su cautividad en
óptica; las lentes convexas encontradas en Nimrod nos Babilonia.
• demuestran que les eran conocidos los instrumentos de La existencia de un principio del mal es el incidente
amplificación. En aritmética habían descubierto el valor necesario de la existencia de un principio del bien, como
de posición de los dígitos, aunque no alcanzaron la gran la sombra es el incidente necesario de la presencia de la
invención india de las cifras. luz. De esta manera puede explicarse el mal en un mun-
¡ Qué espectáculo para los conquistadores griegos que do cuyo hacedor y legislador es el supremo bien. Cada
hasta entonces nada habían observado ni experimentado! uno de estos principios personificados, de la luz y las ti-
Se habían satisfecho con la simple meditación y especu- nieblas , Oromazes y Arimanes tenían sus subordinados,
laciones inútiles. ángeles, consejeros y ejércitos; es deber de todo hombre
Pero el desarrollo intelectual de los griegos, debido en bueno cultivar la verdad, la pureza y la industria. Puede
parte á un sentido más amplio de la naturaleza, fué po- contemplar ante sí, cuando su vida declina, otra vida en
derosamente favorecido por el conocimiento que adqui- otro mundo y esperar en la resurrección del cuerpo, la
rieron de las religiones de los países conquistados. La inmortalidad del alma y la conciencia de una existencia
idolatría de Grecia había sido siempre mirada con horror futura.
por los persas, quienes, en sus invasiones, no habían En los últimos años del Imperio, los principios del
nunca dejado de destruir los templos y de insultar sus magismo habían prevalecido más y más cada vez sobre
brutales dioses. La impunidad de estos sacrilegios había los de Zoroastro; el magismo era esencialmente un culto
causado profunda impresión y socavado no poco la fe he- de los elementos; de éstos, el fuego era considerado como
lénica. Pero así, la adoración de las viles divinidades del la más digna representación del Sér Supremo y sobre los
Olimpo, cuyas obscenas vidas eran repulsivas á todo hom- altares erigidos, no en los templos, sino bajo la azul cú-
bre devoto, fué puesta en contacto con un sistema reli- pula del cielo, ardía sin cesar: el sol naciente era mi-
gioso, grande, solemne, consistente, fundado sobre bases rado como el objeto más noble de la adoración humana.
filosóficas. La Persia, como todos los imperios durade- En la sociedad del Asia nada es visible sino el monarca:
ros , había pasado por varios cambios religiosos. Había en la extensión del cielo todos los objetos se desvanecen
seguido el monoteísmo de Zoroastro, luego el dualismo, y en presencia del sol.
más tarde el magismo; en tiempo de la expedición ma- Atajado prematuramente Alejandro en medio de sus .
cedónica reconocía una inteligencia universal, creadora, grandes proyectos, murió en Babilonia antes de cumplir
guarda y gobierno de todas las cosas, la más santa esen- treinta y tres años (328 antes de J. C.), y se sospechó
cia de la verdad y fuente de todo bien; no estaba repre- que había sido envenenado. Su carácter se había vuelto
sentada por ninguna imagen ni forma grabada, y así tan indómito, sus pasiones tan feroces, que sus genera-
como en toda cosa terrena vemos la resultante de dos les, y aun sus más íntimos amigos, vivían en continuo te-
fuerzas contrarias, así bajo aquélla existían dos princi- mor. Clito, uno de estos últimos, fué asesinado por él en
pios coeternos é iguales, representados por la imagen de un momento de furia. Calístenes, su intermediario con
la luz y las tinieblas; estos principios se hallan en inter- Aristóteles, fué ahorcado según unos, y otros que cono-
minable conflicto, el mundo es su campo de batalla, el cían los hechos, afirman de un modo positivo que sufrió
hombre su presa. el tormento y fué luego crucificado. Pudiera suceder que
En las antiguas leyendas del dualismo se decía que el los conspiradores lo asesinasen, como medio de defensa
Draper. 1
14 DIVISIÓN DEL IMPERIO MUSEO DE A L E J A N D R Í A 15
propia, pero seguramente es calumnioso asociar el nom- taban de los otros generales macedonios, para unirse á
bre de Aristóteles á esta trama, y más bien hubiera su- los ejércitos de Ptolemeo.
frido cuantos tormentos le hubiese aplicado Alejandro La población de Alejandría se formaba, por lo tanto,
que unirse á la perpetración de tan gran crimen. de tres nacionalidades distintas: 1.°, egipcios; 2.°, grie-
Una escena de confusión y sangre, que duró muchos gos; 3.°, judíos; hecho que ha dejado su impresión en la
años, empezó entonces, y no cesó ni aun después que los fe religiosa de la Europa moderna.
generales macedonios hubieron dividido el Imperio. En- Los arquitectos é ingenieros griegos habían hecho de
tre sus vicisitudes hay un incidente que reclama nuestra Alejandría la más hermosa ciudad del antiguo mundo.
atención. Ptolemeo, que era hijo de Filipo y de una her- La habían cubierto de palacios, templos y teatros magní-
mosa concubina, Arsinoe, que en su juventud fué deste- ficos ; en el centro, en la intersección de sus dos grandes
rrado con Alejandro, cuando incurrieron en el desagrado avenidas que se cruzaban en ángulo recto y en medio de
de su padre, que había sido camarada de aquél en 11111- jardines, fuentes y obeliscos, se encontraba el mausoleo
chas de sus batallas y en todas sus campañas, vino á ser en que reposaba el cuerpo de Alejandro, embalsamado
gobernador y luego rey de Egipto. según la costumbre egipcia. Había sido traído con gran
_ En el sitio de Bodas había prestado Ptolemeo tan se- pompa desde Babilonia, durando dos años el fúnebre
ñalados servicios á sus ciudadanos, que éstos en gratitud viaje. Al principio el féretro era de oro puro, pero te-
le tributaron los honores divinos y le saludaron con el miendo que esto causase una violación de la tumba, fué
título de Sotero (salvador). Por este dictado, Ptolemeo reemplazado por otro de alabastro; pero ni esto, ni el
Sotero se distingue de sus sucesores los demás reyes de gran fanal, Faros, construido de mármol blanco y tan
Egipto de la dinastía macedónica. elevado que el constante fuego que ardía en su cúspide
Estableció su gobierno en Alejandría y no en ninguna era visible á muchas leguas de distancia, y contado como
de las antiguas capitales del país. Cuando la expedición una de las maravillas del mundo, aunque magníficos pro-
al templo de Júpiter Ammón, el conquistador macedonio digios de arquitectura no bastaran á detener nuestra
había hecho poner la primera piedra de esta ciudad, pre- atención; el verdadero y el más glorioso monumento de
viendo que había de ser el centro del comercio entre los reyes macedonios de Egipto, es el Museo, y su in-
Asia y Europa. Debe notarse, en particular, que 110 so- fluencia subsistirá aun después de que hayan desapareci-
lamente hizo el mismo Alejandro traer judíos de Palesti- do las pirámides.
na para poblar la ciudad; no sólo Ptolemeo Sotero au- El Museo alejandrino fué empezado por Ptolemeo So-
mentó su número hasta cien mil más después del sitio de tero y completado por su hijo Ptolemeo Filadelfo; esta-
Jerusalem, sino que Filadelfo, su sucesor, redimió de la ba situado en el Bruquion, el barrio aristocrático de la
esclavitud ciento noventa y ocho mil de ellos, pagando á ciudad, é inmediato al palacio del Bey; edificado de már-
sus propietarios egipcios una indemnización equivalente mol , rodeado de pórticos en los cuales paseaban y con-
por cada uno. A todos estos judíos les fueron concedidos versaban los habitantes, sus esculpidas salas contenían
los mismos privilegios que á los macedonios, y á conse- la biblioteca de Filadelfo, y fueron adornadas con multi-
cuencia de este trato considerado, gran número de sus tud de escogidísimas estatuas y pinturas. Esta biblioteca
compatriotas y sirios vinieron voluntariamente á Egipto; llegó á contener cuatrocientos mil volúmenes, y con el
se les llamó judíos-helenos. Del mismo modo, seducidos transcurso del tiempo hubo de enriquecerse, careciendo
por el benigno gobierno de Sotero, multitud de griegos probablemente de capacidad adecuada para tantos libros,
se refugiaron en el país, y cuando las invasiones ele Pér- y entonces se estableció una biblioteca adicional en el ba-
dicas y Antígono, se vió que los soldados griegos deser- rrio adyacente de Bhacotis, en el Serápeo ó templo de
Serapis. El número de volúmenes de esta biblioteca, que cipales objetos del Museo fué que sirviera de albergue á
fué llamada hija de la del Museo, ascendió á trescientos un cuerpo de hombres que, consagrados al estudio, es-
mil; había, pues, setecientos mil volúmenes en estas tuviesen alojados y mantenidos á expensas del Eey, y
colecciones reales. en ocasiones él mismo asistía á su mesa, llegando hasta
Alejandría no era simplemente la capital de Egipto, nosotros algunas anécdotas relacionadas con estas festi-
era la metrópoli intelectual del mundo; se ha dicho que vas escenas. En la primitiva organización del Museo
allí el génio del Este se reunió verdaderamente al génio estaban divididos los alumnos en cuatro facultades: Li-
del Oeste, y este París de la antigüedad vino á ser el foco teratura, Matemáticas, Astronomía y Medicina; otras
de la disipación elegante y del universal escepticismo. subdivisiones de menor importancia se hallaban clasi-
Con las seducciones de esta sociedad encantadora, hasta ficadas bajo alguno de estos títulos generales; así la
los judíos olvidaron su espíritu patriótico y abandonaron Historia natural era considerada como una rama de la
el idioma de sus antepasados, para aceptar el griego. Medicina. Un oficial superior de gran distinción gober-
Al establecer el Museo, tuvieron Ptolemeo Sotero y su naba el establecimiento y tenía á su cargo todas sus aten-
hijo Filadelfo tres objetos presentes: 1.°, perpetuar los ciones. Demetrio Faléreo, tal vez el hombre más ins-
conocimientos que existían en el mundo; 2.°, aumentar- truido de su época, que había sido largo tiempo goberna-
los ; 3.°, difundirlos. dor de Atenas, fué el primer jefe que se nombró; depen-
1 P a r a perpetuar los conocimientos se transmitieron día de él el bibliotecario, empleo ocupado á veces por
al jefe de la biblioteca órdenes para comprar, á costa del hombres como Eratóstenes y Apolonio de Rodas, cuya
Eey, cuantos libros pudiera; un ejercito de copistas ins- fama no se ha extinguido todavía.
talado en el Museo, tenía la obligación de hacer repro- Unido al Museo había un jardín botánico y otro zooló-
ducciones exactas de las obras de que no quisieran des- gico; estos jardines, como sus nombres indican, tenían
prenderse sus propietarios. Cualquier libro importado en por objeto facilitar el estudio de los animales y las plan-
Egipto por los extranjeros, era inmediatamente adquiri- tas. Había también un observatorio astronómico con es-
do por el Museo, y después de copiado fielmente varias feras armilares, globos, armellas solsticiales y ecuatoria-
veces, se entregaba al dueño una de estas copias, que- les , astrolabios, reglas paralácticas y otros aparatos en-
dando el original en la biblioteca. A menudo se pagaba tonces en uso; la graduación de los intrumentos dividi-
por ellos grandes sumas, y se cuenta que, habiendo ob- dos era de grados y sextos. En el piso de este observato-
tenido Ptolemeo Evergetes las obras de Eurípides, Sófo- rio había trazada una línea meridiana. La falta de apa-
cles y Esquilo, de Atenas, envió á sus poseedores, ade- ratos exactos para medir el tiempo y la temperatura era
más de las copias, quince mil pesos fuertes como indem- muy sensible; la clepsidra de Ctesibio llenaba muy im-
nización. A su vuelta de la expedición de Siria, trajo en perfectamente el primer objeto, y otro tanto acontecía con
triunfo todos los monumentos egipcios de Ecbatana y el hidrómetro que flotaba en una copa de agua, indicando
Susa, que Cambises y otros invasores habían sacado del la temperatura por las variaciones de densidad. Filadel-
Egipto, los cuales colocó en sus primitivos lugares, ó fo, que en el ocaso de su vida cobró gran temor á la
agregó como adornos á sus museos. Tanto por las tra- muerte, dedicó mucho tiempo al descubrimiento de un
ducciones como por las copias, se pagaban sumas que elixir; para esta clase de investigaciones estaba provisto
consideraríamos casi increíbles, como sucedió con la tra- el Museo de un laboratorio químico. A despecho de las
ducción de la Biblia de los Setenta, ordenada por Ptole- preocupaciones de la época, y especialmente de las de
meo Filadelfo. los egipcios, había unida al departamento de Medicina
2.° Aumento de los conocimientos. Uno de los prin- una sala de disecciones, donde no sólo se trabajaba sobre
el cadáver, sino que también se hacían vivisecciones en de principios generales ó universales, aproximándose á
los criminales condenados. ellos inductivamente: la inducción es tanto más cierta
3.° Difusión de los conocimientos. En el Museo se ce- cuanto más numerosos son los hechos en que se apoya,
lebraban conferencias, certámenes, concursos y por otros y su precisión queda establecida si nos permite predecir
medios apropiados se daba instrucción en todos los ra- otros hasta entonces desconocidos; este sistema exige un
mos de los conocimientos humanos. Acudieron en tropel trabajo sin fin en la reunión de hechos experimentales
á aquel gran centro intelectual estudiantes de todos los y de observación, y también uua profunda meditación de
países, y según se cuenta, llegó á haber alguna vez has- ellos. Es, por lo tanto, un método de razón y de trabajo
ta catorce mil asistiendo á las aulas. La misma Iglesia esencialmente y no de imaginación. Los yerros que el
cristiana recibió de ellas más tarde algunos de sus Pa- mismo Aristóteles nos muestra tan á menudo no prue-
dres más eminentes, como Clemente de Alejandría, Orí- ban su falta de enlace, sino más bien cuán digno es de
genes y Atan asió. confianza. Son errores debidos á la falta de hechos bas-
La biblioteca del Museo fué incendiada durante el si- tante numerosos.
tio de Alejandría por Julio César; para compensar esta Algunos de los resultados generales que obtuvo Aristó-
gran pérdida, presentó á la reina Cleópatra, Marco An- teles son muy importantes; así, por ejemplo, dedujo que
tonio, la coleccionada por Eumenes, rey de Pérgamo; todas las cosas están dispuestas para la vida, y que las
fué fundada para rivalizar con la de los Ptolemeos, y al variadas formas orgánicas que nos presenta la naturale-
cabo se agregó á la colección del Serápeo. za , son las que permiten las condiciones existentes, y
Nos resta describir brevemente la base filosófica del que cambiando éstas cambiarán también aquéllas; resulta
Museo y algunos de los elementos con que ha contribuí- de aquí una no interrumpida cadena que va desde el sim-
do al caudal de los conocimientos humanos. ple elemento, por plantas y animales, hasta el hombre,
En memoria del ilustre fundador de esta nobilísima fundiéndose insensiblemente unos en otros los diferentes
institución, llamada con delicia por los antiguos «La di- grupos intermedios.
vina escuela de Alejandría», debemos mencionar en pri- La. filosofía inductiva así establecida por Aristóteles,
mera línea «La historia de las campañas de Alejandro». es un método poderoso, y á él se deben todos los adelan-
Grande como soldado y como soberano, aumentó Ptole- tos modernos de la ciencia; en su forma perfecta se ele-
meo Sotero su gloria haciéndose escritor. El tiempo, al va por inducción de los fenómenos hasta sus causas, y
que no ha sido dado destruir el recuerdo de lo que le de- entonces, imitando el método de la Academia, desciende
bemos, no nos ha conservado, sin embargo, sus obras, por deducción desde las causas á los detalles del fenó-
que yacen perdidas para siempre. meno.
Como debía esperarse de la amistad que existía entre Mientras que de este modo se fundaba la escuela cien-
Alejandro, Ptolemeo y Aristóteles, la filosofía aristoté- tífica de Alejandría sobre las máximas de un gran filó-
lica era la piedra angular intelectual sobre que descansa- sofo ateniense, la Escuela ética lo era sobre las de otro,
ba el Museo. El rey Filipo había confiado á Aristóteles la. Zenón, que aunque chipriota ó fenicio, había permane-
educación de Alejandro, y durante las campañas persas, cido largos años en Atenas; sus discípulos tomaron el
el conquistador contribuyó materialmente, no sólo con nombre de estoicos. Sus doctrinas le sobrevivieron largo
dinero, sino por otros medios, á la «Historia natural», tiempo, y cuando no existía otro consuelo para el hom-
entonces en preparación. bre, ofrecieron un apoyo en las horas de prueba y una
El principio esencial de la filosofía aristotélica con- guía segura en las vicisitudes de la vida, no sólo á grie-
sistía en elevarse del estudio de los detalles á un saber gos ilustres, sino también á muchos grandes filósofos,
hombres de estado, generales y emperadores de Eoma. mos que, aunque hay un Poder Supremo, no hay un Sér
Fué el intento de Zenón dar una guía para la práctica Supremo. Hay un principio invisible, pero no un Dios
diaria de la vida y hacer al hombre virtuoso; insistió en personal, al que sería blasfemo y absurdo imputar la for-
que la educación es el verdadero fundamento de la virtud, ma, sentimientos y pasiones del hombre. Toda revelación
pues si nosotros conocemos lo que es bueno, nos incli- es necesariamente una fábula; lo que el hombre llama
naremos á hacerlo; debemos fiarnos de nuestros sentidos, suerte es tan sólo el efecto de una causa desconocida, y
que nos suministran el principio de nuestro saber y que aun para el azar existen leyes; no hay lo que se llama
la razón combinará adecuadamente. En esto se manifies- Providencia, puesto que la naturaleza obra en virtud de
ta claramente la afinidad entre Zenón y Aristóteles. Todo leyes irresistibles, y en este concepto el universo es úni-
apetito, inclinación ó deseo nace de un saber imperfecto; camente una inmensa máquina automática. La fuerza vi-
nuestra naturaleza se nos impone por el_destino, pero tal que llena el mundo es lo que los ignorantes llaman
debemos aprender á dominar nuestras pasiones y á vivir Dios; las modificaciones porque pasan todas las cosas tie-
libres, inteligentes y virtuosos y en todo de acuerdo con nen lugar de un modo irresistible, y por esto puede decir-
la razón; si nuestra existencia fuese intelectual miraría- se que el progreso del mundo, bajo el destino, es como
mos con indiferencia los placeres y los males. No debe- una semilla que no puede germinar sino de un modo de-
mos olvidar jamás que somos hombres libres y no escla- terminado.
vos de la sociedad. «Poseo, dice el estoico, un tesoro que El alma del hombre es una chispa de la llama vital,
nadie en el mundo puede arrebatarme, pues nadie puede del principio general de la vida; como el calor, pasa de uno
privarme de la muerte». Debemos recordar que la natu- á otro, y es finalmente absorbida ó reunida en el principio
raleza en sus operaciones tiende á lo universal y nunca universal de que procede. No podemos, según esto, aguar-
preserva los individuos, pero usa de ellos como medios dar aniquilamiento, sino reunión, y así como el hombre
para cumplir sus designios. Estamos, por lo tanto, suje- cansado anhela el reposo del sueño, del mismo modo el
tos al destino y debemos cultivar los conocimientos y filósofo, harto del mundo, espera la tranquilidad de la ex-
practicarla templanza, la magnanimidad y la justicia, tinción. De estas cosas, sin embargo, debemos pensar con
como cosas necesarias á la virtud. Recordemos que cuan- duda, toda vez que el alma sola es impropia para darnos
to nos rodea es mudable, que la muerte sigue á la vida y un conocimiento cierto de sus recursos internos, y es con-
la vida á la muerte, y que es inútil rebelarse contra ella trario á la filosofía investigar acerca de las causas prime-
en un mundo en que todo muere; así como una catarata ras; debemos tratar sólo de los fenómenos. Sobre todo,
conserva la misma forma de un año á otro, aun cuando el jamás debemos olvidar que el hombre no puede averiguar
agua que la compone cambia constantemente, así el as- la verdad absoluta y que el resultado final de las investi-
pecto de la naturaleza es como un torrente de materia gaciones humanas en este asunto, sólo hace ver que somos
que presenta formas variables. El universo, considerado incapaces de un conocimiento perfecto, y que aunque tu-
como un todo, es inmutable; sólo el espacio, los átomos viéramos en nuestro poder la verdad no podíamos tener
y la fuerza son eternos; y las formas de la naturaleza que seguridad de ello.
vemos son esencialmente transitorias y deben todas des- ¿Qué nos queda pues? La ciencia, el cultivo de la amis-
aparecer. tad y de la virtud, la observancia de la fe y de la verdad,
Es preciso tener presente que la mayoría de los hom- una sumisión resignada á cuanto nos ocurra y una vida
bres está imperfectamente educada, y que no debemos conforme con la razón.
por tanto ofender inconsideradamente las ideas religiosas Pero aunque el Museo de Alejandría estaba especial-
de nuestra época, y es bastante saber para nosotros mis- mente dedicado al cultivo de la filosofía aristotélica, no
debe suponerse que se excluyeran otros sistemas filosófi- Ptolemeo, se asemejan á nuestros estudios presentes de
cos , y el platonismo 110 sólo se practicaba, sino que al filosofía experimental, formando abierto contraste con las
cabo llegó á sobreponerse al peripatetismo, y la nueva vaguedades especulativas de los antiguos escritores. La-
academia marcó el cristianismo con una impresión per- place dice que la única observación hecha por los griegos
manente. El método filosófico de Platón era inverso del antes de la escuela de Alejandría que nos presenta la his-
de Aristóteles: su punto de partida era universal y su ver- toria de la astronomía, es la del solsticio de verano del
dadera existencia materia de fe: de él descendía á lo par- año 432 (antes de -J. C.), debida á Meton y Euctemon.
ticular ó los detalles. Aristóteles, al contrario, se eleva- Tenemos en esta escuela, por primera vez_, un sistema
ba de lo particular á lo universal, avanzando por in- combinado de observaciones efectuadas con instrumentos
ducción. de medir ángulos y calculadas por métodos trigonométri-
Platón, por lo tanto, se dirigía á la imaginación: Aris- cos; entonces tomó la Astronomía una forma que las eda-
tóteles, á la razón; el primero descendía á los detalles des siguientes han podido tan sólo perfeccionar.
por la descomposición de una idea primitiva; el segundo, No conviene á la extensión é intento de esta obra dar
las unía en una concepción general. De aquí que el mé- una relación minuciosa de los elementos con que el Mu-
todo de Platón produjese con rapidez resultados brillan- seo de Alejandría ha contribuido al caudal de los conoci-
tes , pero vanos, y que el de Aristóteles, aunque más tar- mientos humanos; basta que el lector obtenga una idea
dío en sus operaciones, fuese mucho más sólido; impli- general de su carácter; para más detalles, puedo indicarle
caba trabajo sin fin en la reunión de los hechos, un eno- el capítulo sexto de mi Historia del desarrollo intelectual
joso acopio de experimentos y observaciones y la aplica- de Eteropa.
ción de las demostraciones. La filosofía de Platón era un Acaba de verse que la filosofía estoica dudaba si el al-
risueño castillo levantado en el aire; la de Aristóteles ma puede averiguar la verdad absoluta. Mientras estaba
una sólida fábrica, cimentada en la roca y laboriosamen- Zenón entregado á estas dudas, preparaba Euclídes su
te edificada, aunque con algunas grietas. gran obra destinada á desafiar la contradicción de toda la
Acudir á la imaginación es mucho más agradable que raza humana, y que aún sobrevive después de veinti-
hacer uso de la razón. Cuando la decadencia intelectual dós siglos, como modelo de precisión y claridad y prototipo
de Alejandría, fueron preferidos los métodos indolentes de la demostración exacta. Este gran geómetra escribió,
á las observaciones laboriosas y al severo ejercicio men- no sólo sobre otros asuntos matemáticos como las Sec-
tal ; las escuelas del neo-platonismo se inundaron de mís- ciones Cónicas y los Porismos, sino que también se le
ticos especuladores como Ammonio Saceas y Plotino, que atribuyen tratados de armonía y de óptica, estando escri-
ocuparon el lugar de los severos geómetras del antiguo to este último según la hipótesis de que los rayos parten
Museo. del ojo hacia el objeto.
La escuela de Alejandría ofrece el primer ejemplo del Entre los matemáticos y físicos alejandrinos es preciso
sistema que, en manos de nuestros modernos físicos, ha colocar á Arquímedes, si bieu más tarde vivió en Sicilia.
producido resultados tan maravillosos. Rechaza lo imagi- Hay dos libros entre sus obras matemáticas sobre la es-
nario , y sus teorías son la expresión de los hechos obte- fera y el cilindro, en los que demuestra que el sólido con-
nidos por los experimentos y las observaciones, ayudados tenido en la esfera es igual á los dos tercios del cilindro
por la discusión matemática. Sostiene el principio de que circunscrito; y tanta importancia daba á este descubri-
el verdadero método de estudiar la naturaleza es la inte- miento , que ordenó que la figura se grabara sobre su tum-
rrogación experimental. Las investigaciones de Arquíme- ba. Ocupóse también de la cuadratura del círculo y de la
des sobre la gravedad específica y las obras de óptica de parábola; de las conoides y esferoides; de la espiral que
2 4
ERATÓSTENES. — A P 0 L 0 N I 0 HIPARCO. — P T 0 L E 3 I E 0 25
lleva su nombre, cuyo principio le sugirió su amigo Co-
ginis, debió Hiparco su gran- descubrimiento de la pre-
non, el alejandrino. La Europa no produjo otro matemá-
tico igual á él en cerca de dos mil años; en ciencias físi- cesión de los equinoccios; Hiparco también fué el pri-
cas fundó la hidrostática, inventó un método para deter- mero en determinar la perturbación de la luna y la ecua-
minar la gravedad específica; discutió el equilibrio de los ción central; adoptó la teoría de los epiciclos y de las
cuerpos flotantes; descubrió la verdadera teoría de la pa- excéntricas, concepción geométrica ideada con objeto de
lanca; inventó un tornillo, que aún lleva sunonbre, para resolver los movimientos aparentes de los cuerpos celes-
elevar las aguas del Nilo; á él se debe también el tornillo tes, según el principio del movimiento circular. Empren-
sin ím y una forma particular de espejos ardientes, por dió igualmente la construcción de un catálogo de estre-
cuyo medio, durante el sitio de Siracusa, incendió la flo- llas , por el método de las enfilaciones; esto es, indicando
ta romana. las que aparecen en la prolongación de una misma recta.
E l número de estrellas, catalogadas así, es de 1.080;
Eratóstenes, que tuvo á su cargo algún tiempo la bi- trató además de describir el aspecto del cielo y de hacer
blioteca, fue autor de varios trabajos importantes; entre lo mismo con la superficie de la tierra, marcando la po-
ellos merece mencionarse la determinación que liizo del sición de las ciudades y otros lugares por líneas de longi-
intervalo que separa los trópicos, y una tentativa para tud y latitud. Fué el primero que construyó tablas del
averiguar el tamaño de la tierra; se ocupó de la forma y sol y de la luna.
extensión de los continentes, de la posición de las cordi- E n medio de tan brillante constelación de geómetras,
lleras de la acción de las nubes, de la inmersión geoló- astrónomos y físicos, descuella resplandeciente Ptolemeo,
gica délas tierras, de la elevación de los lechos de los autor de la gran obra Sintaxis ó Composición matemática
antiguos mares, de la apertura de los Dardanelos y de fe de los cielos, que durante cerca de 1.500 años no tuvo rival
del Estrecho de Gibraltar, y de las relaciones del Ponto y sólo fué derribada por la inmortal Principia de New-
hmxmo. Compuso, en tres libros, un sistema completo ton. Empieza afirmando que la tierra es globular y está
sobre la tierra, físico, matemático é histórico, acompa- fija en el espacio; describe la construcción de una tabla
ñado de un mapa de todas las partes del mundo conoci- de cuerdas y de instrumentos para observar los solsticios
das entonces. E n estos últimos años únicamente se lian y deducir la oblicuidad de la eclíptica; halló las latitudes
apreciado en su justo valor los fragmentos que quedan de terrestres por medio del esciaterio, describió los climas,
sus Crónicas de los Reyes de Telas, que por varios siglos demostró el medio de convertir tiempo ordinario en si-
han estado relegadas al descrédito que les ocasionaba la déreo, dió razones para preferir al año de este nombre el
autoridad de nuestra absurda cronología teológica trópico, estableció la teoría solar, según el principio de
Es innecesario aducir los argumentos de que se valían una órbita excéntrica, explicó la ecuación de tiempo,
los alejandrinos para probar la forma globular de la tie- llegó á discutir los movimientos de la luna, trató de su
rra. Poseían ideas correctas acerca de la doctrina de la primera desigualdad, de sus eclipses y de los movimien-
estera, de sus polos, eje, ecuador, círculos ártico y an- tos de los nodos. Luego vino el gran descubrimiento de
tartico, puntos equinocciales, solsticios, distribución de Ptolemeo, que ha hecho inmortal su nombre, el de la
os climas, etc. No puedo hacer más que aludir á los tra- evección ó segunda desigualdad de la luna, reduciéndola
tados de las seciones cónicas y de las máximas y míni- á la teoría de las epicicloides. Intentó determinar las dis-
mas de Apolomo quien se dice que fué el primero que tancias de la tierra al sol y á la luna, lo que efectuó con
introdujo las palabras elipse é hipérbola; del propio modo mediano éxito, se ocupó de la precesión de los equinoccios,
pasaré por alto las observaciones astronómicas de Arísti- descubierta por Hiparco, y cuyo período completo es de
lo y iimocans ; á las efectuadas por éste sobre Spica Vir- 25.000 años. Formó un catálogo de 1.022 estrellas, tra-
26 POLÍTICA DE LOS PTOLEMEOS

tó de la naturaleza de la Vía Láctea y discutió magistral


mente l o s movimientos de los planetas. Este p S onl rias se lamentaban aún en sus canciones amorosas de la
tituye otro de los títulos que tiene Ptolemeo para l¡íl suerte de Adonis, era como simple recuerdo, no como
S u d e r m i n a c i ó n de
realidad. Una y otra vez cambió la.Persia su fe nacional;
S V ! f f ^ órbitas plaíete- sustituyó á la revelación de Zoroastro el dualismo, y lue-
i as fue llevada á cabo comparando sus propias observa-
ciones con las de los primeros astrónomos, entre ella, go, bajo nuevas influencias políticas, adoptó el magismo.
las de Timocans, sobre el planeta Venus Había adorado el fuego y colocado sus ardientes altares
En el Museo de Alejandría inventó Ctesibio la máqui- en la cresta de las montañas: había adorado el sol, y
na. de fuego; Heron, su discípulo, la perfeccionó aña- cuando vino Alejandro iba rápidamente cayendo en el
o endole dos cilindros; también funcionó allí la primera panteísmo.
máquina de vapor, ideada por este mismo; era Un país que, en días de grandes desgracias políticas,
cion, según el principio de la eolipila. El s lencio ¿ h J no encuentra auxilio en sus dioses indígenas cambia de
aS
salas del Serápeo fué interrumpido por los S S Í fe inevitablemente. Las venerables divinidades de Egip-
to á cuya gloria se consagraron templos y levantaron
obeliscos, se habían subordinado en más de una ocasión
á la espada del conquistador extranjero. En la tierra de
las Pirámides, los colosos y las esfinges, las imágenes
janana, por su consejo se abolió el año lunar el año íi de los dioses habían dejado de representar realidades ani-

¡Zs'^—t* *»* x - " ¿ ¿ d i


madas; habían cesado de ser objetos de fe; se necesita-
ron otros de nacimiento más reciente, y Serapis reem-
plazó á Osiris. En las tiendas y calles de Alejandría vi-
vían millares de judíos que habían olvidado al Dios que
.mentó religioso de s n t i L p o . U p l t í f a ^ 6 1
^ ' había fijado su solio tras el velo del templo.
La tradición, el tiempo, la" revelación, todo había per-
dido su influencia. Las tradiciones de la mitología euro-
A S F F I S A W T Ó ^ pea, las revelaciones del Asia, los dogmas consagrados
Mas es indudable que obraron n«í • por el tiempo en el Egipto, todo había pasado ó iba des-
apareciendo rápidamente, y los Ptolemeos reconocieron
W : A É A S S G K
cuán efímeras son las formas de la fe.
Pero los Ptolemeos también consideraban que hay algo
más duradero que las formas de la fe que, como las orgá-
poetas adornaban el Mediterráneo, no e r a n s i n o ^ n nicas de las edades geológicas, una vez idas lo son para
siempre y no renacen, no vuelven jamás. Eeconocieron
que dentro de este mundo de ilusiones transitorias hay
un mundo de eterna verdad.
Ese mundo no se descubre por las vanas tradiciones
101 y
no se hubiera hallado ni lugar nara P C 1.! r que han traído hasta nosotros las opiniones de hombres
que vivieron en la aurora de la civilización, ni por los
sueños de los místicos que creyeron estar inspirados. Ha
4
M a r ni había, e s ¿ a m ^ Z ^ t t ^ C t i de descubrirse por las investigaciones de la geometría y
por la interrogación práctica de la naturaleza; esto dará
á la humanidad sólidos, innumerables é inestimables
bienes.
Nunca llegará el día en que se niegue ninguna de las
proposiciones de Euclídes; nadie de aquí en adelante
pondrá en tela de juicio la forma esferoidal de la tierra,
reconocida por Eratóstenes; el mundo no permitirá que
se
. olviden los grandes inventos físicos y los descubri-
CAPÍTULO II
mientos hechos en Alejandría y en Siracusa. Los nom-
bres de Hiparco, Apolonio, Ptolemeo y Arquímedes se
mencionarán con respeto por los hombres de todas las Origen del cristianismo. — Su transformación al
religiones, mientras haya hombres para hablar. alcanzar el poder imperial.—Sus relaciones con
El Museo de Alejandría fué, pues, la cuna de la cien-
la ciencia.
cia moderna. Es verdad que mucho antes de su estable-
cimiento se habían hecho observaciones astronómicas
en China y en la Mesopotamia; las matemáticas tam- Condición religiosa de la república romana. — La adopción del imperia-
lismo conduce al monoteísmo.—El cristianismo se extiende por el
bién se habían cultivado con cierto éxito en la India; pe-
imperio romano. —Las circunstancias en que alcanza el poder impe-
ro en ninguno de estos países había tomado la investi- rial hacen de su unión con el paganismo una necesidad política.—
gación una forma consistente y enlazada, ni se había re- Descripción de sus doctrinas y prácticas por Tertuliano. — Acción de-
currido al experimento físico. gradante que sobre él ejerce la política de Constantino. — Su alianza
La forma característica de la ciencia alejandrina y de con el poder civil—Su incompatibilidad con la ciencia.—Destrucción
la ciencia moderna, es que no les basta la simple obser- de la biblioteca alejandrina y prohibición de la filosofía.—Exposición
vación, sino unida á la interrogación práctica de la na- de la filosofía agustiniana y de la ciencia patrística en general.—Las
turaleza. escrituras erigidas en norm a de la ciencia.

Políticamente hablando, el cristianismo es la herencia


que el imperio romano ha dejado al mundo.
En la época de transición de Roma, cuando el gobier-
no pasó de la forma republicana á la imperial, todas las
nacionalidades independientes alrededor del Mediterrá-
neo habían caído bajo la férula del poder central, si bien
no podían considerar esto como un desastre, toda vez
que por tal medio tuvieron fin las perpetuas guerras que
unas con otras sostenían, y la miseria que sus conflictos
habían producido se trocó por una paz universal.
No tan sólo como señal de las conquistas que había
hecho, sino como satisfacción también á su orgullo, ha-
bía transportado á Roma la victoriosa república los dio-
ses de los vencidos pueblos, y con desdeñosa tolerancia,
permitía el culto de todos ellos. La suprema autoridad
ejercida por cada divinidad en su residencia original,
Draper. 8
á la humanidad sólidos, innumerables é inestimables
bienes.
Nunca llegará el día en que se niegue ninguna de las
proposiciones de Euclídes; nadie de aquí en adelante
pondrá en tela de juicio la forma esferoidal de la tierra,
reconocida por Eratóstenes; el mundo no permitirá que
se
. olviden los grandes inventos físicos y los descubri-
CAPÍTULO II
mientos hechos en Alejandría y en Siracusa. Los nom-
bres de Hiparco, Apolonio, Ptolemeo y Arquímedes se
mencionarán con respeto por los hombres de todas las Origen del cristianismo. — Su transformación al
religiones, mientras haya hombres para hablar. alcanzar el poder imperial.—Sus relaciones con
El Museo de Alejandría fué, pues, la cuna de la cien-
la ciencia.
cia moderna. Es verdad que mucho antes de su estable-
cimiento se habían hecho observaciones astronómicas
en China y en la Mesopotamia; las matemáticas tam- Condición religiosa de la república romana. — La adopción del imperia-
lismo conduce al monoteísmo.—El cristianismo se extiende por el
bién se habían cultivado con cierto éxito en la India; pe-
imperio romano. —Las circunstancias en que alcanza el poder impe-
ro en ninguno de estos países había tomado la investi- rial hacen de su unión con el paganismo una necesidad política,—
gación una forma consistente y enlazada, ni se había re- Descripción de sus doctrinas y prácticas por Tertuliano. — Acción de-
currido al experimento físico. gradante que sobre él ejerce la política de Constantino. — Su alianza
La forma característica de la ciencia alejandrina y de con el poder civil—Su incompatibilidad con la ciencia.—Destrucción
la ciencia moderna, es que no les basta la simple obser- de la biblioteca alejandrina y prohibición de la filosofía.—Exposición
vación, sino unida á la interrogación práctica de la na- de la filosofía agustiniana y de la ciencia patrística en general.—Las
turaleza. escrituras erigidas en norm a de la ciencia.

Políticamente hablando, el cristianismo es la herencia


que el imperio romano ha dejado al mundo.
En la época de transición de Roma, cuando el gobier-
no pasó de la forma republicana á la imperial, todas las
nacionalidades independientes alrededor del Mediterrá-
neo habían caído bajo la férula del poder central, si bien
no podían considerar esto como un desastre, toda vez
que por tal medio tuvieron fin las perpetuas guerras que
unas con otras sostenían, y la miseria que sus conflictos
habían producido se trocó por una paz universal.
No tan sólo como señal de las conquistas que había
hecho, sino como satisfacción también á su orgullo, ha-
bía transportado á Roma la victoriosa república los dio-
ses de los vencidos pueblos, y con desdeñosa tolerancia,
permitía el culto de todos ellos. La suprema autoridad
ejercida por cada divinidad en su residencia original,
Draper. 8
30 E L MONOTEÍSMO EN EL IMPERIO
31
EXALTACIÓN DEL CRISTIANISMO
desapareció de una vez en medio de la multitud de dioses
y diosas que la rodeaban. Como liemos visto ya, los des- de prolongarlo. Comedores relucientes de oro y pedrería,
cubrimientos geográficos y el criticismo filosófico habían esclavos soberbiamente aparejados, el encanto de la so-
quebrantado profundamente la fe religiosa de aquellos ciedad femenina, allí donde todas las mujeres eran diso-
antiguos tiempos, completando su destrucción esta polí- lutas; baños magníficos, teatros, gladiadores, tales fue-
tica de Roma. ron los objetos deseados por los romanos. Los conquista-
dores del mundo habían descubierto que la única cosa
Habían desaparecido los reyes de todas las provincias digna de culto era la fuerza: por ella todo se conseguía,
conquistadas, y en su lugar se había colocado un empera- cuanto el comercio y la laboriosidad habían producido.
dor. Los dioses también se habían desvanecido; conside- La confiscación de bienes y tierras, los impuestos sobre
rando el enlace que en todo tiempo ha existido entre las las provincias, fueron el galardón de unas guerras afor-
ideas políticas y las religiosas, no debe extrañarse abso- tunadas, y el emperador era el símbolo de la fuerza; ha-
lutamente que el politeísmo manifestase tendencias de bía un esplendor social que 110 era sino la corrupción
convertirse en monoteísmo y como consecuencia se tri- fosforescente del antiguo mundo del Mediterráneo.
butaron honores divinos á los emperadores difuntos al
En una de las provincias orientales, en la Siria, algu-
principio, y luego á los mismos emperadores que ocupa-
nas personas de humildísima condición se habían asocia-
ban el trono.
do con objetos benévolos y religiosos. Las doctrinas que
La facilidad con que se creaban así dioses tuvo un po- predicaban estaban en armonía con ese sentimiento de
deroso efecto moral, y la fabricación de uno nuevo hacía
fraternidad universal que hizo nacer la semejanza que
caer el ridículo sobre el origen de los antiguos. La encar-
nación en el Este y la apoteosis en el Oeste, fueron lle- existía entre los reinos conquistados. Eran las doctrinas
nando rápidamente el Olimpo de divinidades. En el Este inculcadas por Jesús.
los dioses descendían del cielo y se encamaban en el El pueblo judío, en este tiempo, conservaba una creen-
hombre; en el Oeste los hombres subían desde la tierra cia fundada en antiguas tradiciones; esperaba que un li-
y tomaban asiento entre los dioses. No fué la importación bertador nacido entre ellos volvería á darles su antiguo
del excepticismo griego lo que hizo excéptica á Roma: esplendor. Jesús fué considerado por sus discípulos como
los excesos de la misma religión minaron los cimientos el Mesías prometido, tantos años esperado. Pero los sa-
de la fe. cerdotes, creyendo que las doctrinas que sostenía eran
contrarias á sus intereses, lo denunciaron al gobernador
Todas las clases de la población 110 adoptaron con romano, que para satisfacer sus clamores, y aunque con
igual rapidez las ideas monoteístas. Los comerciantes, gran repugnancia, lo condenó á muerte.
los abogados y los militares, que por la índole de sus Sus doctrinas de amor y de fraternidad sobrevivieron á
ocupaciones estaban más familiarizados con las vicisitu- este suceso; sus discípulos, en vez de dispersarse, se or-
des de la vida y tenían opiniones intelectuales más am- ganizaron; uniéronse entre sí bajo un principio de comu-
plias, fueron los primeros atacados: los labradores y los nismo , depositando en un fondo común sus escasas pro-
campesinos fueron los últimos. piedades y todas sus ganancias. Las viudas y huérfanos
Cuando el Imperio, en un sentido militar y político, de la comunidad eran socorridos, los pobres y enfermos
alcanzó su mayor elevación, llegó á su más alto punto de amparados; de este germen se desarrolló una sociedad
inmoralidad bajo un aspecto religioso y social: se hizo nueva, y el tiempo confirmó luego que también era to-
completamente epicúreo; sus máximas eran que la vida dopoderosa: fué la Iglesia. Nueva, porque jamás había
debía tomarse como una fiesta; que la virtud es única- existido nada semejante en la antigüedad; poderosa, por-
mente el condimento del placer y la templanza el medio que las iglesias locales, aisladas al principio, pronto se
confederaron por su interés común. A esta organización caso era tan urgente, que el emperador Diocleciano se
debió el cristianismo todos sus triunfos políticos. vió obligado á convocar un consejo con objeto de deter-
Como liemos dicho, la dominación militar de Roma minar lo que debía hacerse.
había producido una paz universal y un sentimiento de La dificultad de la situación puede tal vez apreciarse
fraternidad entre las naciones vencidas. Era fácil, por lo cuando se sepa que la esposa y la hija de Diocleciano
tanto, la rápida difusión por todo el imperio del princi- eran cristianas. Era éste hombre de gran capacidad y
pio cristiano nuevamente establecido. amplias ideas políticas; reconoció en la oposición que de-
Se extendió de la Siria á toda el Asia Menor, y suce- bía hacerse al nuevo partido una necesidad de Estado;
sivamente llegó á Chipre, Grecia, Italia, y en el Oeste sin embargo, ordenó expresamente que no se derramase
hasta las Galias y la Gran Bretaña. sanare; pero ¿quién puede dominar una furiosa conmo-
c i ó n civil? La iglesia de Nicomedia fué arrasada hasta
Se apresuró su propagación por misioneros que lo hi-
cieron conocer en todas partes; ninguna dé las antiguas los cimientos, y en represalias incendiado el palacio im-
filosofías clásicas había empleado nunca medios seme- perial y hecho pedazos y despreciado con todo descaro un
jantes. edicto. Los oficiales cristianos del ejército fueron degra-
Condiciones políticas determinaron las fronteras de la dados; en todas partes tenían lugar martirios y ma-
nueva religión; sus límites fueron por entonces los del tanzas. Tan irresistible fué la marcha de os sucesos,
imperio romano; Roma, donde es dudoso que muriese que ni el mismo Emperador pudo detener la persecu-
Pedro, y no Jerusalem, donde indisputablemente murió ción. , . ,.
el Salvador, vino á ser la capital religiosa. Era mejor po- Vino entonces á ser evidente que los cristianos cons-
seer la ciudad imperial de las siete colinas, que Gethse- tituían una parte poderosa del Estado, animada de indig-
maní y el Calvario con todos sus recuerdos divinos. nación por las atrocidades que había sufrido, y determi-
Por muchos años mostróse el cristianismo como un nada á no soportarlas por más tiempo. Despues de la ab-
sistema que prescribía tres cosas: el respeto de Dios, la dicación de Diocleciano (305), Constantino, uno de los
pureza de la vida, el amor á nuestros semejantes. E n competidores á la púrpura, se puso públicamente a l a
sus tempranos días de debilidad adquirió prosélitos sólo cabeza del partido cristiano, percibiendo las ventajas que
por la persuasión, pero á medida que aumentaba su nú- le acarrearía esta política; encontro así en todo el impe-
mera y crecía su influencia, principió á exhibir tenden- rio hombres y mujeres dispuestos á desafiar el iue^o y el
cias políticas y disposiciones á formar un gobierno den- acero en apoyo suyo, y el concurso decidido de: adeptos en
tro del gobierno y un imperio dentro del imperio; estas todas las legiones de los ejércitos. En la batalla decisiva
tendencias no las ha perdido jamás desde aquel tiempo; cerca del puente Milvio, coronó la victoria sus planes. La
en verdad, son resultado lógico de su desarrollo. Descu- muerte de Maximino, y más tarde la de Licimo, hicie-
briendo los emperadores romanos que era absolutamente ron desaparecer todos los obstáculos y subió al trono de
los Césares, p r i m e r E m p e r a d o r cristiano.
incompatible con el sistema imperial, intentaron abatir-
Empleos, beneficios, poder, tal érala perspectiva que
lo por la fuerza; obraban en esto de acuerdo con d es-
se ofrecía á la vista de los que ahora se unieran a la sec-
píritu de sus máximas militares, que sólo reconocían la
ta conquistadora. Una multitud de personas mundanas,
fuerza como medio de obteuer conformidad.
sin apego alguno á estas ideas religiosas, se hicieron sus
En el invierno de 802 á 303 rehusaron los soldados más ardientes sostenedores; paganos de corazon, su in-
cristianos de algunas legiones tomar parte en las solem- fluencia se manifestó pronto en el paganismo que inme-
nidades instituidas, ya hacía mucho tiempo, en honor diatamente revistió la cristiandad; el Emperador, que
de los dioses; el motín se extendió con tal rapidez y el
no era mejor que ellos, no hizo nada para impedirlo, libros de Moisés, en los que Dios ha encerrado como en
pero no se conformó personalmente á las prescripciones un tesoro toda la religión de los judíos, y por consecuen-
ceremoniosas de la Iglesia hasta el fin de su malvada cia toda la religión cristiana, son mucho más antiguos
vida (837 años). que los vuestros; más aún que vuestros más remotos mo-
Para que podamos apreciar debidamente las modifica- numentos públicos, que el establecimiento de vuestro
ciones impresas ahora en el cristianismo, modificaciones estado, que la fundación de muchas grandes ciudades,
que á veces lo pusieron en conflicto con la ciencia, de- que cuanto conocéis en todas las edades de la historia y
bemos emplear como medio de comparación un testimo- memorias de los tiempos, y que la invención de los ca-
nio de lo que era en sus días más puros: tal lo encontra- racteres, que son los intérpretes de las ciencias y los
mos afortunadamente en la Apología ó Defensa de los cris- guardadores de todas las cosas excelentes. Creo que pue-
tianos contra las acusaciones de los //entiles, escritas por do decir más: son a n t e r i o r e s á vuestros dioses, a vues-
Tertuliano, en Eoma, durante la persecución de Severo, tros templos, á vuestros oráculos y sacrificios. E l autor
y dirigida, no al Emperador, sino á los magistrados que de estos libros vivió 1.000 años antes del sitio de I roya
tenían á su cargo juzgar á los acusados. Es una solemne v 1.500 antes de Homero.»
y ardiente queja, en laque se encuentra cuanto pudiera El aliado de la verdad es el tiempo y solo lo que es
decirse en aclaración del asunto; una representación de cierto y ha sido comprobado por él es lo que cree el hom-
la creencia y causa de los cristianos, hecha en la ciudad bre prudente. La principal autoridad de estas Escrituras
imperial á la faz del mundo entero: no es un llamamien- se desprende de su antigüedad venerable. El mas sabio
to eclesiástico apasionado y turbulento, sino un grave délos Ptolemeos, que fué llamado Filadelfo, principe
documento histórico. Siempre ha sido considerado como cumplido, obtuvo una copia de estos libros sagrados por
uno de los mejores escritos cristianos de los primeros consejo de Demetrio Falereo, y pueden hoy día hallarse
tiempos; su fecha, unos 200 años después de J. C. en su biblioteca. La divinidad de estas Escrituras se
Empieza Tertuliano su argumentación con gran habi- prueba porque todo cuanto ocurre en nuestros días se en-
lidad ; dice á los magistrados que el cristianismo es un cuentra en ellas profetizado: contienen cuanto ha pasado
extranjero sobre la tierra y que espera encontrar enemi- desde aquella fecha ante los ojos del hombre
gos en un país que no es el suyo; sólo pide que no se le ; No es el cumplimiento de una profecía el testimonio
condece sin oirlo, y que los magistrados romanos permi- de 'su verdad* Si hemos visto justificadas estas profecías
tan que se defienda á sí propio, pues las leyes del impe- por los sucesos pasados, ¿se nos podrá vituperar si creemos
rio obtendrán más brillo si se dicta sentencia después de en las que se refieren á los venideros? Ahora bien, asi
un juicio, y lo contrario si se le condena sin oir la de- como creemos en las cosas profetizadas que han sido
fensa; que es injusto odiar una cosa que no se conoce, cumplidas, así creemos en las que están anunciadas y
aun cuando pudiera ser digna de ser odiada; que las le- no se han verificado todavía; porque todas han sido pre-
yes de Eoma castigan las acciones, no los nombres; y dichas por la misma Escritura, lo mismo las que tienen
que á pesar de esto habían sido condenadas gentes por lugar diariamente, como las que todavía no se han cum-
llamarse cristianos y sin que estuviesen acusadas de nin- Pl
gún crimen. E°s'ta Sagrada Escritura nos enseña que hay un Dios
Expone más adelante el origen, la naturaleza y los que hizo el mundo de la nada, y que, aunque visto dia-
efectos del cristianismo, estableciendo que se halla fun- riamente, es invisible; su inmensidad él solo la conoce y
dado en las Escrituras liebráicas, que son los más vene- á un tiempo nos lo oculta y revela. Ha dispuesto para el
rables de todos los libros. Dice á los magistrados: «Los hombre castigos ó recompensas según haya vivido; re-
sucitará los muertos desde la creación del mundo, los doctores de la ley y los príncipes de los sacerdotes le te-
que volverán á tomar sus cuerpos, y luego los juzgará nían envidia y lo denunciaron á Pilatos. Eué crucificado,
entregándolos á la felicidad sin límites ó á las llamas eter- muerto y sepultado, y á los tres días resucitó, permane-
nas. Los fuegos del infierno son aquellas llamas ocul- ció entre sus discípulos cuarenta días, luego fué envuel-
tas que la tierra tiene encerradas en sus entrañas. Ha to en una nube y ascendió al cielo; verdad mucho más
enviado al mundo, en otra época, predicadores ó profe- cierta que ninguno de los testimonios humanos relativos
tas; los de los antiguos tiempos eran judíos y dirigieron á la ascensión de Pómulo ó de cualquier otro príncipe
sus oráculos á éstos, puesto que ellos lo eran, quienes los romano que haya subido al mismo lugar.
lian conservado en las Escrituras. Sobre ellos, como se Tertuliano describe luego el origen y la naturaleza de
lia dicho, se ha fundado el cristianismo, si bien éste di- los demonios, quienes, bajo su príncipe Satanás, produ-
fiere en sus ceremonias del judaismo; se nos acusa de cen las enfermedades, las tempestades, la destrucción
adorar á un hombre y no al Dios de los judíos. No; el de los gérmenes de la tierra, seducen á los hombres para
honor que rendimos á Cristo no deroga el que rendimos que ofrezcan sacrificios, con objeto de obtener su alimen-
á Dios. to , que es la sangre de las víctimas. Son tan ligeros como
En cuanto al mérito de estos antiguos patriarcas, con- los pájaros y saben cuanto pasa sobre la tierra; viven en
sideremos que los judíos eran el único pueblo querido de el aire y desde ahí espían lo que ocurre en el cielo; por
Dios; se deleitaba en comunicar con ellos por su propia esto pueden fingir profecías y oráculos é imponerlos a
boca; por él fueron levantados á admirable altura, pero los hombres. Así anunciaron en Boma que se obtendría
se pervirtieron y lo abandonaron, cambiando sus leyes la victoria sobre el rey Perseo cuando ya sabían que la
en un culto profano. Les advirtió que escogería para sí batalla estaba ganada. Es falso que curen las enferme-
servidores más fieles, y por su crimen los castigó arroján- dades , pues toman posesión del cuerpo de un hombre y
dolos de su país; ahora se encuentran dispersos por todo le producen desórdenes, y entonces ordenan algún reme-
el mundo, errantes en todas partes; no pueden gozar del dio, dejan de afligir al poseído y las gentes creen que se
aire que respiraron al nacer; no tienen ni un Dios, ni un ha verificado una cura.
hombre por rey; ha obrado según lo trataron y ha toma- Aunque los cristianos niegan que el emperador sea
do en todas las naciones y países de la tierra un pueblo Dios, sin embargo ruegan por su prosperidad, porque la
más fjel que ellos. Por sus profetas declaró que obten- disolución general que amenaza al universo y la confla-
drían grandes favores y que un Mesías vendría á publi- gración del mundo están retardadas tanto como dure la
car una nueva ley entre ellos. Este Mesías era Jesús, que gloriosa majestad del triunfante imperio romano, y no
también es Dios; porque Dios puede derivarse de Dios, desean presenciar la destrucción de la naturaleza. Reco-
como la luz de una bujía puede derivarse de la de otra. nocen una sola república, que es todo el mundo; consti-
Dios y su Hijo son un mismo Dios; una luz que se toma tuyen un cuerpo, adoran un Dios y miran todos ante si
de otra es igual á ella misma. la felicidad eterna; no sólo ruegan por el emperador y
Las escrituras nos dan á conocer dos venidas del Hijo los magistrados, sino también por la paz. Leen las Escri-
de Dios; la primera en la humildad, la segunda en el turas para alimentar su fe, elevar sus esperanzas y for-
poder, el día del Juicio. Los judíos debían saber todo tificar la que tienen en Dios. Se reúnen para exhortarse
esto por sus profetas, pero sus pecados los han cegado unos á otros y apartar los pecadores de su sociedad; tie-
hasta el punto de no reconocerlo á su primera venida y nen obispos que los presiden, aprobados por los sufra-
están esperándolo en vano todavía. Creyeron que todos gios de los mismos que están llamados á gobernar. Al
los milagros ejecutados por él eran obras de magia; los fin de cada mes cada uno contribuye, si es su voluntad,
PAGANIZACIÓN DEL CRISTIANISMO 39
38 APOLOGÍA DE TERTULIANO

pero á ninguno se obliga á dar; el dinero recogido de el posterior á Constantino; muchas de las doctrinas pre-
este modo es la fianza de la piedad y no se consume en eminentes en esta última época fueron desconocidas en
comer ni beber, sino en alimentar á los pobres y en en- el primer período. . . .
terrarlos ; en socorrer á los huérfanos sin bienes, en ayu- Dos causas concurrieron á la amalgama del cristianis-
dar á los ancianos que lian gastado sus mejores días en mo y el paganismo:
servicio de la fe; en asistir á los que han. perdido en los 1.° Las necesidades políticas de la nueva dinastía,
naufragios cuanto habían, y á los condenados á las mi- 2.° La política adoptada por la nueva religión para
nas ó desterrados á las islas ó encerrados en las prisio- asegurar su desarrollo.
nes, por profesar la religión del verdadero Dios. Todo es l.° Aunque los cristianos habían demostrado ser bas-
común entre los cristianos, menos las mujeres. No tie- tante fuertes para poder dar un jefe al Imperio, 110 les
nen fiestas, como si debieran morir mañana, y no edifi- fué nunca posible destruir su antagonista el paganismo.
can como si hubieran de vivir siempre; los fines de su El resultado de la batalla que entre ambos se libró, fué
vida son la inocencia, la justicia, la paciencia, la tem- una amalgama de los principios de cada uno; en esto di-
planza y la caridad. fiere el cristianismo del mahometismo, el cual aniquiló á
A esta noble exposición de la creencia y vida cristia- su enemigo por completo y extendió su doctrina sin adul-
nas de su tiempo, no vacila Tertuliano en agregar un teración.
ominoso aviso dirigido á los magistrados; ominoso, por- Constantino mostró continuamente, por su conducta,
que era el presagio de un gran suceso que pronto iba á que conocía que debía ser el soberano imparcial de todo
tener lugar. «Nuestro origen es reciente, y, sin embargo, su pueblo, y 110 sólo el representante de una facción afor-
ya llenamos cuanto alcanza vuestro poder; ciudades, for- tunada. Así es que, si edificó iglesias cristianas, también
talezas, islas, provincias, las asambleas del pueblo, los restauró templos paganos; si escuchó al clero, también
arrabales de Roma, el Palacio, el Senado, los empleos consultó los arúspices; si reunió el concilio de Nicea,
públicos, y especialmente los ejércitos; sólo os hemos de- también veneró la estatua de la Fortuna; si aceptó el rito
jado vuestros templos; ¡reflexionad que podemos empren- del bautismo, también acuñó una medalla en que se le
der grandes guerras! ¡ Con cuánta prontitud no nos sería nombraba Dios. Su estatua, erigida en el extremo de la
dado armarnos, si 110 nos refrenase nuestra religión, que gran columna de pórfido de Constantinopla, era una an-
enseña que es mejor ser muerto que matar!!» tigua imagen de Apolo, cuyas facciones fueron sustitui-
Antes de terminar su defensa, repite Tertuliano una das por las del emperador; la cabeza estaba rodeada de
afirmación que, puesta en práctica más tarde, afectó al una corona de gloria hecha con los fingidos clavos que
desarrollo intelectual de toda Europa. Declara que las sirvieron para la crucifixión de Cristo.
Sagradas Escrituras son un tesoro, del cual se desprende Conociendo que debían hacerse concesiones al derro-
toda la verdadera sabiduría del mundo; que á ellas deben tado partido pagano, acogió con satisfacción, puesto que
todo, filósofos y poetas; trabaja por demostrar que son eran sus ideas, la tendencia idólatra de su corte; los je-
norma y medida de toda verdad y que lo que 110 esté con- fes de este movimiento eran, en efecto, personas de su pro-
forme con ellas debe ser falso necesariamente. pia familia.
Por la hábil obra de Tertuliano vemos lo que era el 2.° En cuanto al Emperador, hombre ambicioso, mun-
cristianismo mientras sufría persecuciones y luchaba por dano y sin ninguna creencia religiosa, pensó indudable-
la existencia. Debemos ahora examinar qué llegó á ser mente que era lo mejor para él, para el imperio y para
en posesión del poder imperial. Grande es la diferencia las partes contrincantes, que cristianos y gentiles se unie-
que existe entre el cristianismo del tiempo de Severo y - sen y amalgamasen cuanto fuera posible. Puede que aun
40 E L CRISTIANISMO BAJO CONSTANTINO INTRODUCCIÓN DE LOS RITOS ROMANOS 41

los cristianos sinceros no fueran opuestos á esto; quizás Dios», se abrazaron álas rodillas de su obispo derraman-
creyeron que la nueva doctrina se difundiría por todas do lágrimas de alegría; eran destellos déla antigua creen-
partes con más facilidad incorporada á las ideas ya ad- cia, y lo mismo hubieran hecho sus antepasados por
quiridas de antiguo, y que al fin la verdad triunfaría y la Diana. . ,
impureza sería despreciada. En la realización de esta Este intento de conciliar los convertidos mundanos,
amalgama, abrió la marcha Elena, madre del emperador, adoptando sus ideas y sus prácticas, no dejó de provocar
acompañada por las damas de la corte; para complacer- censuras: «Habéis„ dice Fausto á Agustín, sustituido
la, se descubrieron en una caverna de Jerusalem, donde los sacrificios de los paganos con vuestros agapes, sus
habían permanecido enterradas más de tres siglos, la ídolos con vuestros mártires, á los que rendís los mis-
cruz del Salvador, la de los dos ladrones, la inscripción mos honores. Apaciguáis las sombras de la muerte con
y los clavos. Su autenticidad se probó con un milagro; vino y orgías; celebráis las festividades solemnes de los
empezó entonces un verdadero culto de las reliquias. Apa- gentiles, sus calendas y sus solsticios, y en cuanto a sus
reció de nuevo la superstición como en los tiempos de los costumbres, las habéis aceptado sin alterarlas. Nada os
antiguos griegos cuando se enseñaban en Metaponto las distingue de los paganos, salvo que tenéis separadas
herramientas que se usaron en fabricar el caballo de Tro- vuestras reuniones.» Los ritos paganos se introducían
ya; en Queronea el cetro de Pélope; en Faselis la lanza por todas partes, y en las bodas era costumbre cantar
de Aquíles; en Nicomedia la espada de Memnon; cuando himnos á Venus.
los Tejeatas mostraban el retiro del jabalí caledonio, y Detengámonos aquí un momento y veamos, anticipa-
muchas ciudades se jactaban de poseer el verdadero pala- damente" á qué profunda degradación intelectual con-
dión de Troya; cuando había estatuas de Minerva que dujo esta política de paganización; se adoptaron los ritos
blandían la lanza, pinturas capaces de ruborizarse, imá- gentílicos de pompa y esplendor; los vistosos trajes, las
genes que sudaban é innumerables santuarios y capillas mitras, las tiaras y las hachas; los oficios procesionales,
de reliquias donde se verificaban curas milagrosas. las lustraciones y los vasos de oro y plata; el lituo ro-
A medida que pasaban los años, iba cambiándose la mano, insignia principal de los augures, se convirtió en
fe descrita por Tertuliano en otra más elegante y envile- báculo pastoral. Se edificaron las iglesias sobre las tum-
cida incorporada á la mitología griega. Renació el Olim- bas de los mártires y fueron consagradas con ritos toma-
po , si bien con divinidades de distintos nombres; las pro- dos de las antiguas leyes de los pontífices romanos. Las
vincias más poderosas insistieron en que se adoptasen fiestas y conmemoraciones de los mártires se multiplica-
sus veneradas concepciones de otros tiempos; se admitie- ron tanto como los innumerables hallazgos ficticios de
ron opiniones sobre la Trinidad conformes con la tradic- sus restos; el ayuno vino á ser el gran medio de ahuyen-
ción egipcia; no sólo se restableció bajo un nuevo nom- tar al demonio y de apaciguar á Dios; el celibato la ma-
bre la adoración de Isis, hasta su imagen, de pie sobre yor de las virtudes; se hicieron romerías á Palestina y a
la luna creciente, volvió á aparecer. La efigie bien cono- las tumbas de los mártires, y grandes cantidades de tierra
cida de esta diosa, con su hijo Haroeri en los brazos, ha v polvo traídas de los Santos Lugares fueron vendidas a
llegado hasta nuestros días en la bella y artística creación precios enormes, como antídotos contra el demonio; se
de la Madre y el Niño. El restablecimiento bajo una for- ensalzaron las virtudes del agua bendita. Se introduje-
ma nueva de estas antiguas concepciones, fué recibido en ron en las iglesias imágenes y reliquias que eran adora-
todas partes con delicia. Cuando se anunció á los habi- das á usanza de los dioses gentiles, y se operaban mila-
tantes de Efeso que aquel concilio presidido por Cirilo gros y prodigios en ciertos parajes como en tiempo de
había decretado que la Virgen sería llamada «Madre de los paganos. Se invocaban las almas bienaventuradas
DEGRADACIÓN DEL CRISTIANISMO 43
42 DEGRADACIÓN DEL CRISTIANISMO

de los cristianos muertos y se creía que andaban erran- altares; se usan aspersiones de agua bendita, ó de una
tes por el mundo ó rondaban cerca de los sepulcros; se mezcla de agua y sal, al entrar y salir de los templos ó
multiplicaron las iglesias, los altares y los hábitos peni- lugares de adoración; se encienden en pleno día y ante
tenciarios. Se inventó la fiesta de la Purificación de la Vir- loe altares y estatuas de las divinidades, lámparas y ciria-
gen , para desterrar la intranquilidad del ánimo de los les ; se tapizan los muros de ofrendas votivas y ricos pre-
convertidos paganos que echaban de menos las luperca- sentes como testimonios de otras tantas curas maravillo-
lias ó fiestas de Pan. Se desarrolló .el c-ulto de las imá- sas y de peligros salvados; se deifica ó canoniza _ á los
genes , de los pedazos de cruz ó de huesos, de los clavos justos muertos; se erige en patronos de tal reino ó
y otras reliquias: un verdadero fetichismo; dos argu- provincia á los héroes ó santos difuntos; se adora á los
mentos se empleaban para demostrar la autenticidad de muertos en sus sepulcros ó urnas y en sus santuarios; se
estos objetos; uno la autoridad de la Iglesia, otro el po- reverencian las imágenes y se atribuye á los ídolos pode-
der obrar milagros. Eran venerados hasta los raídos tra- res y virtudes milagrosas; se levantan pequeños orato-
jes de los santos y la tierra de sus sepulcros. Se trajeron rios* altares y estatuas en las calles, en los caminos y
de Palestina unos esqueletos, que se afirmaba eran los de en las cumbres de las montañas; se transportan las imá-
San Marcos, Santiago y otros antiguos justos._ La apo- genes en pomposas procesiones, con innumerables luces
teosis de los antiguos tiempos de Roma fué sustituida por y con canciones y músicas; se practica la flagelación,
la canonización, y santos tutelares ocuparon el lugar de por vía de penitencia, en ciertas épocas solemnes; hay
las divinidades mitológicas locales. Luego vino el mis- gran variedad de órdenes religiosas y de fraternidades de
terio de la Transustanciación, ó la conversión por el sa- sacerdotes; éstos se afeitan el cráneo, á lo que llaman
cerdote del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo, tonsura; los religiosos de ambos sexos se imponen el ce-
y al paso que transcurrían los siglos iba siendo la paga- libato y hacen votos de castidad; todos estos y otros mu
nización más completa. Se instituyeron fiestas religiosas chos ritos y ceremonias se hallan igualmente^ repartidos
en recuerdo de la lanza con que fué atravesado el costa- entre la superstición pagana y la papal. Por último, los
do del Salvador, de los clavos con que fué asegurado á mismos templos, las mismas imágenes que un tiempo es-
la cruz y de la corona de espinas; y aunque varias aba- tuvieron consagradas á Júpiter y otros demonios, se en-
días poseían á un tiempo algunos ejemplares de estas in- cuentran ahora bajo la advocación de la Virgen María y
comparables reliquias, nadie se atrevía á decir que era otros santos. Los mismos ritos é inscripciones se prescri-
imposible la autenticidad de todas ellas. ben en ambas religiones y los mismos prodigios y mila-
gros se relacionan con una y otra; en suma, casi el pa-
Podemos leer con provecho las observaciones hechas ganismo completo se ha convertido en papismo, y uno y
por el obispo Newton sobre este paganismo de los cris- otro se hallan evidentemente formados sobre un mismo
tianos; pregunta: «¿No es el culto presente délos santos y plan y principio, así es que no solamente hay uniformi-
ángeles igual en un todo á la adoración de los demonios dad , sino conformidad entre la adoración de los antiguos
en tiempos anteriores? El nombre solo es distinto, pues y de los modernos, entre la Roma gentil y la cristiana.»
la cosa es la misma precisamente...; los hombres deifica-
Hasta aquí el obispo Newton; pero volvamos á los
dos por los cristianos han sustituido á los hombres deifi-
tiempos de Constantino; aunque estas concesiones á las
cados por los gentiles. Bien penetrados de su semejanza
ideas antiguas y populares fueron permitidas y aun esti-
estaban los promovedores de este culto y de que el uno
muladas, el partido religioso dominante jamás dudó por
era continuación del otro, y en cuanto á que es una mis-
un momento en fortalecer sus decisiones con ayuda del
ma la adoración, se prueba por practicarse con las mis-
poder civil, la cual le fué concedida ampliamente. Cons-
mas ceremonias; en uno y otro se quema incienso en los
44 CIENCIA SAGRADA Y CIENCIA PROFANA DEBATE SOBRE LA TRINIDAD 45

tantiuo pues, puso en vigor las actas del concilio de Ni- E n la controversia sobre la Trinidad que surgió pri-
cea E n el asunto de Arrio, llegó á ordenar que el que mero en Egipto, tierra de las trinidades, era el punto
encontrase algún libro de este hereje y no lo ^ m a s e se- principal de la discusión definir la posición del Hijo.
ría condenado á muerte, y de un modo análogo obló Vivía en Alejandría un presbítero llamado Arrio, candi-
Teodosio, el Joven, que desterró á Nestorio á un oasis dato desahuciado á una silla episcopal; empezó su teo-
ría manifestando que precisamente ha habido un tiempo
^ E l partido pagano contaba entre sus adeptos muchas en que el Hijo, atendiendo á su propia naturaleza de hijo,
de las antiguas familias aristocráticas del Imperio, y to- no podía existir, y un tiempo en que principiaría á ser,
dos los discípulos délas anteriores escuelas filosóficas; mi- puesto que es condición necesaria en las relaciones filia-
raba á su antagonista con desdén y afirmaba que sólo les que un padre sea mayor que su hijo. Pero esta afir-
puede adquirirse el saber por el ejercicio laborioso de la mación destruye evidentemente la coeternidad délas tres
observación y de la razón humana. . . , personas de la Trinidad; implica una subordinación ó
E l partido cristiano aseguraba que todo conocimiento desigualdad entre ellas, y da á entender que hubo una
ha de hallarse en las Escrituras y en las tradiciones de época en que no existía la Trinidad; con este motivo el
la Iglesia; que en la revelación escrita, nos lia dado Dios afortunado obispo competidor de Arrio, desplegó su po-
no sólo un criterio de la verdad, sino todo cuanto quena tencia retórica en públicos debates sobre el asunto, y ex-
que supiésemos. Las Escrituras contienen, por lo tanto, tendiéndose la disputa, los judíos y paganos que foi>
la suma y fin de todo saber; e i d e r o , con el Emperador a maban la inmensa mayoría de la ciudad de Alejandría
sus espaldas, se hallaba dispuesto á no sufrir ninguna se entretenían con representaciones teatrales de la con-
competencia intelectual. tienda religiosa, y el punto de sus burlas era la igualdad
De este modo se manifestaron las que se han llamado entre las edades del Padre y del Hijo.
ciencia sagrada y ciencia profana; así se encontraron Fué tal la violencia que al cabo adquirió el debate, que
frente á frente los dos partidos opuestos; uno adoptando el asunto tuvo que ser sometido al Emperador. Al prin-
como guía la razón humana, el otro la revelación. El pa- cipio consideró la disputa como frivola y quizás se incli-
ganismo se apoyaba en la sabiduría de sus filósofos; el naba sinceramente á la opinión de Arrio, puesto que en
cristianismo en la inspiración de sus Padres. el orden natural de las cosas un padre tiene que ser ma-
La iglesia, pues, se constituyó en depositaría y árbitro yor que su hijo. Tan grande fué, no obstante, la presión
del saber, hallándose siempre dispuesta árecurrir al po- ejercida sobre él, que se vió obligado á convocar un con-
der civil para que hiciera obedecer sus decisiones, empren- cilio, el de Nicea, el cual para alejar el conflicto, estable-
diendo de este modo una marcha que determinó toda su ció un credo ó formulario al que iba unido el siguiente
carrera futura; vino á ser el valladar que se opuso por anatema: «La iglesia Católica y Apostólica anatematiza
más de mil años al adelanto intelectual de Europa. á los que digan: que hubo un tiempo en que no existía
el Hijo de Dios: que tampoco existía antes de ser engen-
E l reinado de Constantino marca la época de la trans-
drado : que fué sacado de la nada ó de otra sustancia ó
formación del cristianismo en un sistema político, y aun-
esencia, y que es creado, mudable ó capaz de sufrir al-
que en cierto sentido, puede decirse que este sistema se
teración.» Constantino en seguida fortificó la decisión
degradó hasta la idolatría, elevóse en otro á un desarro-
del concilio con el poder civil.
llo semejante al de la antigua mitología griega. En el
mundo moral como en el físico, sucede que cuando dos Pocos años después prohibió el emperador Teodosio
cuerpos se chocan, ambos cambian de figura; el paganis- los sacrificios y la entrada en los templos, y calificó de
mo fué modificado por el cristianismo, y éste por aquél. crimen capital la inspección de las entrañas de las víc-
Draper. 9
46 DISPERSIÓN DE LA BIBLIOTECA ALEJANDRINA MUERTE DE HIPATIA 47
timas. Instituyó los inquisidores de la fe y ordenó que plicados: ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué puedo saber?
todos aquellos que no estuviesen conformes con la creen- ¡Hipatia y Cirilo! L a filosofía y el fanatismo no po-
cia de Dámaso, obispo de Roma, y de Pedro, obispo de dían existir juntos, y reconociéndolo Cirilo obró según
Alejandría, fueran desterrados y privados de sus derechos esta idea. Cuando Hipatia se encaminaba á su academia,
civiles; los que celebrasen la Pascua el mismo día que fué asaltada por las turbas de Cirilo, en las que iban va-
los judíos, serían condenados á muerte. La lengua griega rios monjes, desnudada en la calle, arrastrada á una
empezaba á ser desconocida en el Oeste, y el verdadero iglesia y allí asesinada por la maza de Pedro el Lector;
saber se iba extinguiendo. el cuerpo fué destrozado, la carne raída de los huesos con
En este tiempo ocupaba un tal Teófilo el obispado de conchas, y los restos arrojados al fuego. Nunca tuvo Ci-
Alejandría. Habíase dado á los cristianos de esta ciudad rilo que dar cuenta de este horroroso crimen; parece,
' un antiguo templo de Osiris, para que sobre sus ruinas pues, que se aceptaba que el fin santifica los medios.
edificaran una iglesia, y al cavar para echar los cimientos Así acabó la filosofía griega en Alejandría y pereció
del nuevo edificio, se encontraron casualmente algunos la ciencia que tanto se esforzaron en promover los Pto-
símbolos obscenos del culto primitivo, los que Teófilo, lemeos ; la biblioteca Hija, la del Serápeo, fué dispersa-
con más celo que pudor, expuso en el mercado como da, y la suerte de Hipatia sirvió de aviso á los que in-
objetos de pública mofa. Menos sufridos los paganos en tentaran cultivar los conocimientos profanos; no hubo
esta ocasión que los cristianos cuando las farsas teatra- por tanto libertad para el pensamiento del hombre; todo
les sobre el debate de la Trinidad, se alzaron en tumulto el mundo debía pensar como la autoridad eclesiástica or-
y estalló una asonada. Establecieron su cuartel general denase en el año del Señor 414, y en la misma Atenas
en el Serápeo, y tales fueron los desórdenes y la car- aguardaba su sentencia la filosofía; Justiniano al fin pro-
nicería, que el Emperador se vió obligado á intervenir; hibió su enseñanza é hizo cerrar todas las escuelas de la
envió un edicto á Alejandría ordenando á Teófilo que ciudad.
destruyera el Serápeo, y la gran biblioteca reunida por
Mientras tenían lugar estos sucesos en las provincias
los Ptolemeos y que se había salvado del incendio de Ju-
orientales del imperio romano, se extendía por el Oeste
lio César, fué dispersada por este fanático.
el espíritu que los había producido. Un monje bretón,
Al obispado de Teófilo ascendió á su debido tiempo su que había tomado el nombre de Pelagio, pasó del occi-
sobrino San Cirilo, que se había captado el aprecio de las dente de Europa al norte del África, enseñando que la
congregaciones alejandrinas, como predicador elegante y muerte no fué introducida en el mundo por el pecado de
aplaudido, y á él se debió en gran parte la introducción Adán: que antes al contrario, éste era necesariamente y
del culto de la Virgen María. Su influencia sobre este por naturaleza mortal, y que sin haber pecado también
pueblo inconstante estaba empero turbada por Hipatia, hubiera muerto: que las consecuencias de sus pecados
hija de Teon el matemático, que 110 sólo se distinguía sólo á él se referían sin afectar á su posteridad. De estas
en la exposición de las doctrinas de Platón y de Aristó- premisas deducía Pelagio ciertas importantes conclusio-
teles , sino también por sus comentarios sobre los escri- nes teológicas.
tos_ de Apolonio y otros geómetras. Diariamente se es-
Fué acogido en Roma favorablemente, pero en Car-
tacionaba ante su academia una larga fila de carros, y la
tago lo hizo denunciar San Agustín; un sínodo celebrado
sala de las conferencias apenas podía contener las perso-
en Diospolis lo declaró exento de herejía, mas llevado
nas más ricas y elegantes de Alejandría, que iban á es-
el asunto ante Inocencio I , fué, por el contrario, conde-
cuchar sus disertaciones sobre asuntos que en todo tiem-
nado. Sucedió en esto la muerte de Inocencio I , y su su-
po ha inquirido el hombre y que jamás han sido ex-
cesor Zósimo anuló la sentencia y declaró ortodoxa la
48 CONDENACIÓN DE PELAGIO SAN AGUSTÍN 49

opinión de Pelagio; estas decisiones contradictorias se Génesis se había hecho la base del cristianismo ; si bajo
presentan todavía como argumentos por los enemigos de un punto de vista teológico tanto valor se dió á su rela-
la infalibilidad del Papa. En este estado de confusión es- ción del pecado del Paraíso y de la trasgresión y castigo
taban las cosas cuando los astutos obispos africanos, por de Adán, tanto más le corresponde considerado filosófi-
medio de la influencia del conde Valerio, obtuvieron del camente , pues vino á ser la gran autoridad de la ciencia
Emperador un edicto denunciando á Pelagio como hereje patrística. La Astronomía, la Geología, la Geografía, la
y condenándolo con sus cómplices al destierro y la con- Antropología, la Cronología, y ciertamente todos los ra-
fiscación de bienes. Afirmar que la muerte existía en el mos del saber humano debían estar conformes con él.
mundo antes de la caída de Adán, era un crimen de es- Como el efecto de las doctrinas de San Agustín había
tado. sido colocar la teología en antagonismo con la ciencia,
Es muy instructivo considerar en qué descansan los puede sernos interesante examinar con brevedad algunas
fundamentos de esta extraña decisión; puesto que el de las ideas puramente filosóficas de este grande hombre.
asunto era puramente filosófico, hubiera podido discutirse Con tal objeto podemos elegir muy adecuadamente algu-
con arreglo á los principios físicos, pero en vez de esto nos trozos de sus estudios sobre el primer capítulo del
sólo se adujeron consideraciones teológicas. El atento Génesis, contenidos en los libros undécimo, duodécimo y
lector habrá notado en la exposición de Tertuliano sobre décimotercero de sus Confesiones.
los principios del cristianismo, una ausencia completa de Consisten en discusiones filosóficas intercaladas con
las doctrinas del pecado original, de la maldad absoluta, rapsodias. Euega á Dios que le permita comprender las
de la predestinación y de la gracia y la expiación. E l Escrituras y descubrir su sentido; declara que no hay en
cristianismo, tal cual él lo describe, no tiene nada de ellas nada supèrfluo, pero que las palabras tienen diver-
común con el plan de la salvación mantenido dos siglos sas significaciones.
después. Al cartaginés San Agustín es á quien debemos El aspecto de la creación revela la existencia de un
la precisión de nuestras opiniones sobre estos puntos im- creador, pero inmediatamente surge esta cuestión: «¿De
portantes. qué modo, Dios mio, hicisteis el Cielo i la tierra? Bien
Al decidir si la muerte había existido en el mundo cierto es que no hicisteis el Cielo i la tierra ni en el Cie-
antes de la caída de Adán, ó si fué el castigo impuesto lo ni en la tierra, ni tampoco en el ayre, ó en las aguas;
al hombre por su pecado, se trató de averiguar si las porque también estas cosas son una parte del Cielo i de
opiniones de Pelagio estaban ó no conformes, no con la la tierra. Ni el mundo Universo le hicisteis en el mismo
naturaleza, sino con las doctrinas teológicas de San Universo mundo ; porque no havia donde hacerle, ántes
Agustín; el resultado fué tal como debía esperarse. La de hacerle para que le huviese. » La solución de este pro-
doctrina declarada ortodoxa por la autoridad eclesiás- blema fundamental la encuentra San Agustín diciendo:
tica , ha sido derribada por los descubrimientos incues- «Con que Vos solamente dijisteis que fuesen hechas todas
tionables de la ciencia moderna. Mucho antes de que un las cosas : i con decirlo, todas fueron hechas : i asi con
sér humano apareciese sobre la tierra, millones de indivi- vuestra palabra las hicisteis.»
duos , ¿ qué digo ? miles de especies y aun de géneros ha- Pero la dificultad 110 termina aquí; San Agustín llega
bían dejado de existir, y los que ahora viven con nosotros basta observar «que las sylabas pronunciadas por Dios,
no son sino una fracción insignificante de los que han sonaron y pasaron, la segunda despues de la primera, la
desaparecido. tercera despues de la segunda, i así las demás por su or-
Una consecuencia de gran importancia fué el resultado den... Por lo qual evidentemente se descubre, que aque-
de la controversia promovida por Pelagio. Del libro del lla voz fué formada mediante el movimiento de una cosa
50 CRITICISMO DE SAN AGUSTÍN CRITICISMO DE SAN AGUSTÍN 51

criada, que 110 obstante ser temporal i transitoria, servia esos giros retóricos por los que era tan celebrado; «Ees-
á vuestra.voluntad eterna.... Porque estas palabras son pondo, pues, no lo que dicen que respondió otro burlán-
muy inferiores respecto de mi misma i aliun comparadas dose, huyendo de la dificultad, i diciendo, Que entónces
con mi ser no son: porque huyen, pasan, i se desvane- estaba Dios preparando los tormentos del Infierno para
cen ; pero la Palabra de mi Dios i Señor, infinitamente los que pretenden averiguar las cosas altísimas é inescru-
superior á mi, eternamente dura i permanece.» tables... Digo, pues, Dios mió, que Vos sois el único Au-
Además es claro que las palabras así expresadas no han tor i Criador de todo lo criado: i que si con el nombre de
podido ser emitidas sucesiva sino simultáneamente, pues- Cielo i tierra se significan todas las criaturas; digo osada
to que la sucesión por sí implica tiempo y cambio, siendo y resueltamente, que ántes que hicieseis el Cielo i la tie-
así que por el contrario sólo existían la eternidad y la in- rra no haciais cosa alguna. ¿Por qué, si liuvierais hecho
mortalidad : Dios sabe y dice eternamente lo que tiene algo, aquello no havia de ser alguna criatura? ¡ Ojalá pu-
lugar en el tiempo. diese yo saber con tanta certeza todo lo que deseo saber
San Agustín define luego, no sin grande misticismo, útilmente, como sé que ninguna criatura se hacia antes
lo que significan las primeras palabras del Génesis: «En que se hiciese alguna criatura!
el principio» y se guía en sus conclusiones por otro pa- »Más si alguno de entendimiento demasiadamente li-
saje escritura!. «Que magníficas i admirables son vuestras gero anda vagueando por tiempos imaginarios anteriores
obras, Señor! Todo lo haveis hecho con sabiduría. Ella es 1 la Creación, i se admira de que Vos, Dios omnipoten-
el principio de todo, i en este principio hicisteis el Cielo te, Criador de todas las cosas, conservador de todas, Au-
i la tierra.» tor de Cielo i tierra, hayais dejado pasar innumerables
Añade luego: «¿No están ciertamente llenos desús siglos, ántes que hicieseis esta obra tan admirable; vuel-
errores antiguos, los que ahora nos preguntan, — Qué es va sobre sí, i contemple, que se admira de unas cosas
lo que Dios hacia ántes que hiciese el Cielo i la tierra? falsas que él mismo allá se finge. Porque ¿cómo havian
Porque si estaba ocioso, dicen ellos, y no hacia cosa al- de haver pasado ántes innumerables siglos que _ Vos no
guna; ¿por qué no estuvo así siempre i en toda la dura- haviais criado, siendo Vos el único Autor i Criador de
ción subsiguiente, así como en toda la anterior estuvo- todos los siglos? ¿Ni qué tiempos habian de ser los que
siempre sin hacer obra exterior alguna? Porque si en no havian sido criados por Vos? ¿Ni cómo podían haver
Dios huvo algún movimiento nuevo, ó nueva voluntad ya pasado, si todavía no havian sido?
de producir las Criaturas que nunca ántes havia produ- »Pues ¿qué cosa es el tiempo?... Pero aquellos dos
cido; ¿cómo pudiera haver en Dios verdadera eternidad, tiempos que he nombrado, pasado i futuro, ¿de qué modo
haviendo esa voluntad nueva que ántes no la havia? Pues son ó existen, si el pasado ya no es, i el futuro no exis-
la voluntad de Dios no es criatura alguna, sino anterior te todavía? I en quanto al tiempo presente, es cierto que
á toda Criatura; porque no se criaría cosa alguna, si án- si siempre fuera presente, i no se mudára ni se fuera á
tes no precediera la voluntad del Criador. I así la volun- ser pasado, ya no seria tiempo, sino eternidad. Luego si
tad de Dios pertenece á la misma substancia divina. Pero el tiempo presente, para que sea tiempo, es preciso que
si en la substancia i ser de Dios se hallara algo que án- dege de ser presente i se convierta en pasado; cómo de-
tes no lo havia, no se digera con verdad aquella substan- cimos que el presente existe i tiene ser, supuesto que su
cia eterna. I si Dios eternamente tuvo esa voluntad de ser estriva en que dejará de ser; pues no podemos decir
producir las criaturas; ¿por qué ellas ab eterno no fueron con verdad que el presente es tiempo, sino en quanto ca-
producidas ?» mina á dejar de ser.
Al responder á estas preguntas no puede evitar uno de. »Solemos también decir largo tiempo i tiempo corto;
52 CRITICISMO DE SAN AGUSTÍN LA FILOSOFÍA PATRÍSTICA 53

mas esto solamente lo decimos del pasado ú del futuro... fundidad! Horror i temblor causa contemplarla; pero es
Pues ¿cómo puede ser largo ni breve lo que siquiera no un horror nacido del respeto, i temblor que proviene de
es? porque el pasado no es ya, i el futuro no es aliun...» lo mucho que enamora. Muchísimo aborrezco á sus ene-
E l estilo en que expresa San Agustín sus ideas se ase- migos. ¡Oh, si Vos, Señor, con aquella vuestra mysterio-
meja al de una conversación rapsódica con Dios. Son sus sa Espada de dos Jilos los traspasárais de modo que dejá-
obras un sueño incoherente; para que el lector pueda ran de ser enemigos suyos! Pues amo y deseo que mue-
apreciar esta observación, voy á copiar algunos párrafos ran para sí, como vivan para Vos.»
á la ventura; Lo que sigue es del libro duodécimo: Como ejemplo de la manera hermética que tiene San
«Lo que al presente percibo, Dios mió, quando oigo Agustín de revelar los hechos ocultos de la Escritura, pue-
decir á vuestra Escritura: En el 'principio hizo Dios el Cie- do citar lo que sigue del libro décimotercero de las Con-
lo i la tierra; pero la tierra estaba invisible i sin forma al- fesiones ; su objeto es mostrar que la doctrina de la Trini-
guna-, i las tinieblas estaban sobre la faz de la tierra, i que dad está comprendida en la narración mosáica de la crea-
no dice en que dia hicisteis estas dos cosas, lo que desde ción.
luégo entiendo es, que habla aquí de aquel Cielo del Cielo, «He aquí, Dios mió, donde como en enigma se me re-
que es un Cielo intelectual, donde el entendimiento está presenta vuestra Trinidad santísima: porque aquí os veo,
en actual conocimiento de todas las cosas de una vez, i Padre todo Poderoso, criando el Cielo i la tierra en el Prin-
no las conoce por partes, ni como por enigmas, ni como cipio de nuestra sabiduría, el qual es la misma Sabiduría
en un espejo, sino de todo punto, manifiestamente i cara vuestra, nacida de Vos, igual y coéterna á Vos, i que es
á cara; no entiendo ahora una cosa i luégo otra, sino vuestro Hijo.
como está dicho, conociéndolas todas juntas de una vez, »También he dicho ya muchas cosas acerca del Cielo i
i sin variedad alguna ni sucesión de tiempos. También de la tierra invisible i sin forma ni compostura, i también
juzgo desde luégo que habla así la Escritura, á causa de del abysmo cubierto de tinieblas, en orden á la defectibilidad
aquella tierra invisible, informe i sin especie alguna, que de la naturaleza espiritual en el estado de su primer sér
no estaba sugeta á las sucesiones de los tiempos como ésta, informe, si no se huviera convertido ácia aquel que la ha-
que suele ya tener una cosa, ya mudarse á tener otra. via criado i comunicado la tal qual vida que por entonces
Pues por estas dos cosas, que la una fué desde su princi- era, i así participando de su luz se hiciese hermosa vida,
pio perfectamente formada i la otra enteramente informe, i fuese Cielo de aquel Cielo, que despues se hizo entre
aquélla significada con el nombre de Cielo, pero Cielo del unas i otras aguas: en lo qual ya tenia yo al Padre que
Cielo, i ésta con el nombre de Tierra pero tierra invisible hizo todas estas cosas, entendiéndole en la palabra Dios,
i sin forma; por estas dos cosas conozco desde luégo, que i tenia también al Hijo en que las hizo, entendiéndole yo
dice la Escritura, sin conmemoracion de dia alguno, que en la palabra Principio.
En el principio hizo Dios el Cielo i la tierra. Por eso inme- »Mas como el Dios en quien creo es Trinidad, lo mis-
diatamente añade la Escritura, de qué tierra habla; i co- mo que creia, lo andaba buscando en sus mismas pala-
mo también se dice hecho el firmamento en el segundo bras i Escrituras, 1 el Espíritu divino era llevado sobre las
dia, i que se llamó Cielo; bastantemente insinúa de qué aguas. I vé aquí os hallo á Vos, Dios mió, Trinidad, Pa-
Cielo habló ántes sin hacer mención de dias. dre, Hijo, i Espiritu Santo, Criador de todas las cria-
»¡ Admirable es, Dios mió, la profundidad de vuestras turas.»
Escrituras! Se nos presentan fáciles en la superficie, con- Para dar al lector una impresión exacta del carácter
vidando halagüeñamente á los humildes; pero considera- filosófico de los escritos de San Agustín, he sustituido,
das por lo interior, ¡ qué admirable es, Dios mió, supro- en las citas presentadas, á mi propia traducción, la del
de materia hecha de la nada, con todas las especies de
reverendo Dr. Pusey, contenida en el primer volumen de
animales y plantas que en ella existen; la acabó en seis
la Biblioteca de los Padres de la Santa Iglesia Católica, pu- días. Sobre el firmamento están los cielos, y en el tene-
blicada en Oxford en 1840 ( 1 ) . broso espacio bajo la tierra, el infierno. Aquélla es el cen-
Considerando la elevada autoridad que el mundo reli- tro y el cuerpo más importante del universo, para la cual
gioso ha atribuido á los escritos de San Agustín durante han sido criadas todas las demás cosas.
cerca de quince siglos, es un deber hablar de ellos con E n cuanto al hombre, fué sacado del polvo de la tie-
respeto ; no hay ciertamente para qué obrar de otro mo- rra; al principio estuvo solo, pero luego de una de sus
do. Los párrafos notados se critican por sí mismos. Nadie costillas formó Dios á la mujer; es la mayor y más acaba-
hizo más que este Padre para poner en antagonismo la da de sus obras; fué colocado en el Paraíso, cerca de las
ciencia y la religión; él fué quien principalmente apartó márgenes del Eufrates; era en extremo sabio y puro,
la Biblia de su verdadero objeto (una guía para la pureza pero habiendo probado el fruto prohibido y quebrantado
de la vida), colocándola en la peligrosa posición de àrbi- por tanto el mandato que le había sido impuesto, fué
tro del saber humano y audaz déspota sobre el ingenio del condenado al trabajo y á la muerte.
hombre. Una vez dado el ejemplo, no faltó quien lo si-
Sin intimidarse por este castigo los descendientes del
guiera; las obras de los grandes filósofos griegos fueron
primer hombre, siguieron de tal suerte la senda del mal,
estigmatizadas como profanas; los monumentos trascen-
que se hizo necesaria su destrucción. Un diluvio, por lo
dentalmente gloriosos del Museo de Alejandría, fueron
tanto, inundó la haz de la tierra y alcanzó hasta la cres-
oscurecidos por una nube de ignorancia y de misticismo
ta de las montañas. Llenado su objeto, un viento secó
y por una jerga ininteligible, cuyas tinieblas rompían con
las aguas.
demasiada frecuencia los destructores rayos de la vengan-
za eclesiástica. Se salvaron de esta catástrofe, encerrados en un arca,
Noé y sus tres hijos con sus mujeres. De r éstos, Sern se
Una revelación divina de la ciencia no admite mejora,
quedó en Asia y la pobló; Cam pobló el Africa y Jafet la
cambios ni progresos. Rechaza por innecesario y presun-
Europa. No teniendo los Padres conocimiento de la exis-
tuoso todo nuevo descubrimiento, considerando como no- tencia de América, no proveyeron de antepasado á este
civa indiscreción el tratar de inquirir lo que Dios quiere pueblo.
ocultarnos. Escuchemos lo que dice alguna de estas autoridades
¿Qué era, pues, esta ciencia sagrada y revelada que en apoyo de sus afirmaciones. Lactancio, refiriéndose á
los Padres declaraban como la suma de todo el saber? la herética doctrina de la redondez de la tierra, hace no-
Asemejaba todos los fenómenos naturales ó espirituales tar : «¿ Es posible que los hombres caigan en el absurdo
á l a s acciones humanas, y en el Todopoderoso, en el de creer que las mieses y los árboles del otro lado de la
Eterno, sólo veía un hombre gigantesco. tierra cuelguen hácia abajo y que las personas tengan
Afirmaba que la tierra es una superficie plana, sobre los pies más altos que la cabeza? Si les preguntáis cómo
la cual se extiende el cielo como una bóveda, ó según nos defienden estas monstruosidades, cómo las cosas no caen
dice San Agustín, como si fuera una piel. E n él se mue- del otro lado de la tierra, responden que la naturaleza
ven el sol, la luna y las estrellas, para dar luz al hombre de las cosas es tal, que los cuerpos pesados tienden hácia
durante el día y la noche. La tierra fué formada por Dios el centro como los rayos de una rueda, mientras que los
cuerpos ligeros como las nubes, el humo, el fuego, tien-
( 1 ) En esta traducción están tomadas las citas de la edición de
den por todas partes del centro hácia los cielos. Ahora
San Mauro, puesta en castellano por el K. P. Fr. Eugenio Zeballos.— bien, no sé realmente qué decir de los que cayendo así
(N. del T.)
en el error, perseveran en su locura y defienden un ab- raleza ígnea y sutil, redondo y equidistante como un.do-
surdo con otro.» Sobre la cuestión de los antípodas, afir- sel de todos los puntos de la tierra. Gira á su alrededor
ma San Agustín que «es imposible que haya habitantes diariamente con una velocidad indecible, moderada tan
al lado opuesto de la tierra, toda vez que la Escritura no sólo por la resistencia de los siete planetas: tres sobre el
menciona semejante raza entre los descendientes de sol: Saturno, Júpiter y Marte; luego el sol, y tres de-
Adán.» Quizás, sin embargo, el argumento más incon- bajo: Venus, Mercurio y la luna.
trovertible contra la esfericidad de la tierra era que «el »Las estrellas se mueven en círculos fijos, recorriendo
día del juicio, los hombres del otro lado del globo no po- las del Norte los más pequeños. E l cielo más alto tiene
drían ver al Señor descendiendo por los aires.» sus límites propios; en él se encuentran las virtudes an-
No me parece necesario hacer referencia á la introduc- gélicas que descienden sobre la tierra y vuelven después
ción de la muerte en el mundo, á la perpetua interven- que toman cuerpos etéreos, y ejecutan funciones huma-
ción de agentes espirituales en el curso de los sucesos, á nas. Los cielos están templados con agua helada para
los oficios de ángeles y demonios, á la esperada confla- evitar que se inflamen. El inferior se llama firmamento,
gración de la tierra, á la torre de Babel, á la confusión porque separa las aguas de arriba de las de abajo. Las
de lenguas, á la dispersión de la humanidad, á la inter- aguas del firmamento están más bajas que los cielos es-
pretación de los fenómenos naturales, como eclipses, pirituales , pero más altas que todas las cosas corporales,
arco iris, etc. Sobre todo, me abstengo de comentar las y reservadas, en opinión de algunos, para un segundo
concepciones de los Padres sobre el Todopoderoso; son diluvio; otros dicen, con más fundamento, que su objeto
demasiado antropomórficas y faltas de sublimidad. es templar el fuego de las estrellas fijas.»
Tal vez pueda entresacar de Cosme Indicopleusta las ¿Era por estos absurdos planes, producto de la igno-
ideas que se sustentaban en el siglo vi. Escribió éste un rancia y de la osadía, por los que se abandonaron los tra-
libro titulado Topografía cristiana, cuyo intento principal bajos de los filósofos griegos. Mucho tiempo transcurrió
era refutar la opinión herética de la forma globular de hasta que los grandes críticos que aparecieron en tiempo
la tierra y la aserción pagana de que existía una zona de la Reforma compararon las obras de estos escritores,
templada al extremo Sur de la tórrida. Afirma que, se- y colocándolas á un mismo nivel nos enseñaron á mirar-
gún el verdadero sistema ortodoxo de geografía, la tierra las con desprecio.
es un plano rectangular, que se extiende cuatrocientas La parte más extraña de este presuntuoso sistema era
jornadas del Este al Oeste y exactamente la mitad de su lógica y la naturaleza de sus pruebas. Se apoyaba en
Norte á Sur; que está rodeada de montañas sobre las la evidencia del milagro y se suponía demostrado un he-
cuales descansa el cielo; que una de las situadas al Nor- cho con alguna manifestación asombrosa ó cosa seme-
te , más alta que las demás, intercepta los rayos del sol jante. Dice un escritor árabe refiriéndose á este propósi-
produciendo así la noche; que el plano de la tierra no es to : «Si un encantador me afirmara: Tres son más que diez,
precisamente horizontal, sino que está algo inclinado y en prueba de ello voy d cambvi r esta vara en una serpien-
hacia el Mediodía; por esto el Eufrates, el Tigris y otros te, podría admirarme de su habilidad, pero seguramente
ríos que corren hacia el Sur, tienen una corriente rápida, no admitiría su afirmación.» Sin embai'go, durante más
y el Nilo, que se dirige cuesta arriba, tiene por necesidad de 1.000 años fué ésta la lógica aceptada, y en toda Eu-
muy poca. ropa se admitían proposiciones tan absurdas y pruebas
E l venerable Beda, que escribió en el siglo vn, nos tan ridiculas.
dice que «la creación fué hecha en seis días y que la tierra Cuando el partido que había llegado á dominar en el
es su centro y objeto principal. El cielo es de una natu- imperio no fué capaz de producir obras intelectuales que
58 PERSECUCIÓN DE LOS FILÓSOFOS
pudieran competir con las de los grandes autores paga-
nos, y cuando se hizo imposible para él aceptar una po-
sición inferior, nació la necesidad política de perseguir
y anular el saber profano. A ella se debió la persecución
de los platónicos y de los valentinianos. Fueron acusa-
dos de magismo y aun condenados á muerte. La profe-
sión de filósofo llegó á ser peligrosa; era un crimen de CAPÍTULO III
Estado. En cambio se desarrolló la pasión por lo mara-
villoso, el espíritu de superstición. Los grandes hombres
que en Egipto habían formado su inmortal Museo, fue- Conflicto sobre la doctrina de la unidad de Dios.
ron sustituidos por turbas de monjes solitarios y de re- —Primera Reforma ó Reforma del Mediodía.
clusas vírgenes.
Los egipcios insisten en la introducción del culto de la Virgen María.—
Son combatidos por Nestorio, patriarca de Constantinopla; mas por
su influencia con el Emperador obtienen el destierro de Nestorio y la
dispersión de sus secuaces.
Preludio de la Reforma del Mediodía.—Ataque de los Persas ; su efecto
moral.
Reforma arábiga. —Relaciones de Mahoma con los nestorianos. Adopta
y extiende sus principios, rechazando el culto de la Virgen, la doctri-
na de la Trinidad y todo lo que es opuesto á la unidad de Dios. — Ex-
tingue por la fuerza la idolatría en Arabia y se previene á hacer la
guerra al imperio romano. —Sus sucesores conquistan la Siria, el
Egipto, el Asia Menor, el Norte de África, la España ó invaden la
Francia.
Como resultado de este conflicto, la doctrina de la unidad de Dios se
establece en la mayor part e del imperio romano. — Se restaura el
cultivo de las ciencias y el cristianismo pierde muchas de sus más
ilustres capitales, como Alejandría-, Cartago, y-sobre todas Jeru-
salem. ./-.'

La política de la corte bizantina liabía- dado al primi-


tivo cristianismo una forma pagana;,"4a cual se había ex-
tendido por todos los pueblos idólatras que "constituían el
imperio. Se había verificado una, amalgama de los dos
partidos: el cristianismo había modificado al paganismo
y éste al cristianismo. Los .confinas, del imperio romano
eran los límites de esta religión adulterada.
Al mismo tiempo que esta.gra« vextensión, adquirió el
partido cristiano influencia política*y-riquezas, y una
58 PERSECUCIÓN DE LOS FILÓSOFOS
pudieran competir con las de los grandes autores paga-
nos, y cuando se hizo imposible para él aceptar una po-
sición inferior, nació la necesidad política de perseguir
y anular el saber profano. A ella se debió la persecución
de los platónicos y de los valentinianos. Fueron acusa-
dos de magismo y aun condenados á muerte. La profe-
sión de filósofo llegó á ser peligrosa; era un crimen de CAPÍTULO III
Estado. En cambio se desarrolló la pasión por lo mara-
villoso, el espíritu de superstición. Los grandes hombres
que en Egipto habían formado su inmortal Museo, fue- Conflicto sobre la doctrina de la unidad de Dios.
ron sustituidos por turbas de monjes solitarios y de re- —Primera Reforma ó Reforma del Mediodía.
clusas vírgenes.
Los egipcios insisten en la introducción del culto de la Virgen María.—
Son combatidos por Nestorio, patriarca de Constantinopla; mas por
su influencia con el Emperador obtienen el destierro de Nestorio y la
dispersión de sus secuaces.
Preludio de la Reforma del Mediodía.—Ataque de los Persas ; su efecto
moral.
Reforma arábiga. —Relaciones de Mahoma con los nestorianos. Adopta
y extiende sus principios, rechazando el culto de la Virgen, la doctri-
na de la Trinidad y todo lo que es opuesto á la unidad de Dios. — Ex-
tingue por la fuerza la idolatría en Arabia y se previene á hacer la
guerra al imperio romano. —Sus sucesores conquistan la Siria, el
Egipto, el Asia Menor, el Norte de África, la España ó invaden la
Francia.
Como resultado de este conflicto, la doctrina de la unidad de Dios se
establece en la mayor part e del imperio romano. — Se restaura el
cultivo de las ciencias y el cristianismo pierde muchas de sus más
ilustres capitales, como Alejandría-, Cartago, y sobre todas Jeru-
salem. ./-.'

La política de la corte bizantina liabía- dado al primi-


tivo cristianismo una forma pagana;,"4a cual se había ex-
tendido por todos los pueblos idólatras que "constituían el
imperio. Se había verificado una, amalgama de los dos
partidos: el cristianismo había modificado al paganismo
y éste al cristianismo. Los .confinas, del imperio romano
eran los límites de esta religión adulterada.
Al mismo tiempo que esta.gra« vextensión, adquirió el
partido cristiano influencia política*y-riquezas, y una
60 DISPUTAS ECLESIÁSTICAS DISPUTAS ECLESIÁSTICAS 61

parte no pequeña de las vastas rentas públicas se desli- confirmaban con milagros á veces, y á veces con efu-
zaba en los tesoros de la Iglesia. Como sucede en tales sión de sangre. Jamás se pensó en destruir las opiniones
casos, hubo muchos pretendientes al botín, hombres que rivales por un examen lógico; todos los partidos conve-
bajo la máscara del celo por la fe predominante, pensa- nían , sin embargo, en que la impostura de la antigua y
ban tan sólo en los placeres que sus emolumentos podían clásica forma de la fe pagana se había demostrado por la
proporcionarles. facilidad con que se derrumbó. Los triunfantes eclesiás-
En tiempo de los primeros emperadores alcanzó la con- ticos proclamaban que las imágenes de los dioses no ha-
quista su apogeo; el imperio estaba completo y había bían sido capaces de defenderse cuando llegó la hora de
pasado la época de la vida militar, de las empresas gue- prueba.
rreras y del saqueo de las provincias. Ante los. ambicio- Las ideas politeístas han sido siempre simpáticas á las
sos se abría, empero, otra senda: otros horizontes se razas meridionales de Europa; las monoteístas, á las se-
presentaban; una carrera afortunada en la Iglesia condu- míticas. Tal vez, como indica un autor moderno, es esto
cía á resultados dignos de compararse con los que en días debido á que un panorama de valles y montañas, de is-
anteriores se obtenían en el ejército. las , ríos y golfos, predispone al hombre á creer en una
Las historias de aquel tiempo, tanto eclesiásticas como multitud de divinidades. Un vasto desierto de arena,
políticas, se extienden mucho al referir las luchas que el Océano ilimitado, llevan consigo la idea de un solo
por la supremacía sostuvieron entre sí los obispos de las Dios.
tres grandes ciudades metropolitanas, Constantinopla, Ale- Razones políticas habían hecho que los emperadores
jandría y Roma. Constantinopla fundaba sus pretensio- mirasen con benevolencia la mezcla del cristianismo y
nes en el hecho de ser la ciudad imperial existente: Ale- el paganismo, y sin duda por este medio se abatió algún
jandría aducía su posición literaria y comercial; Roma, tanto la rivalidad entre los dos antagonistas. E l cielo
sus recuerdos. El patriarca de Constantinopla luchaba del popular, del elegante cristianismo, era el antiguo
con desventaja, por hallarse no sólo bajo la vigilancia del Olimpo, despojado de las venerables divinidades griegas.
Emperador, sino muy al alcance de su mano, lo cual E n él, sobre un gran trono blanco, se sentaban Dios Pa-
tuvo ocasión de experimentar con frecuencia. La distan- dre, á su derecha el Hijo y luego la bendita Virgen, en-
cia daba seguridad á los obispos de Alejandría y de vuelta en vestiduras de oro y «cubierta con varios ador-
Roma. nos femeniles»; á la izquierda se sentaba el Dios Espíritu
Las disputas religiosas del Oriente consistían por lo Santo. Rodeando estos tronos había legiones de ángeles
general en diversidad de opiniones respecto de la natu- con arpas. El vasto espacio que se extiende detrás estaba
raleza y atributos de Dios; versaban en el Occidente so- cubierto de mesas en las que los espíritus de los bienaven-
bre las relaciones y la vida del hombre. Esta particularidad turados gozaban de un banquete eterno.
se ha manifestado de un modo notable en las transforma- Si las personas iliteratas, satisfechas con la descrip-
ciones que el cristianismo ha sufrido en Asia y Europa ción de esta felicidad, jamás se preocupaban por saber
respectivamente. Por esta causa, en el tiempo á que ha- cómo se habían llevado á cabo los detalles de semejante
cemos referencia, todas las provincias orientales del im- cielo, ni trataban de averiguar qué placer puede obtenerse
perio romano mostraban una completa anarquía intelec- en la languidez de esta eternidad inmutable, de esta per-
tual ; hubo violentas querellas sobre la Trinidad, la esen- petua escena, no ocurríalo mismo á las personas inte-
cia de Dios, la posición del Hijo, la naturaleza del Es- ligentes. Como veremos pronto, algunos elevados ecle-
píritu Santo y las influencias de la Virgen María. Los siásticos rechazaron con horror estas concepciones car-
triunfantes clamores, ora de una secta, ora de otra, se nales y groseras, alzando sus voces de protesta en vindi-
Draper. 10
62 DOCTRINAS EGIPCIAS
LOS NESTORIANOS 63
cación de los atributos del Omnipotente, del Dios Todo- en Efeso. Mientras tanto, había Cirilo sobornado por al-
poderoso. gunas libras de oro al jefe de los eunucos de la corte im-
Iba teniendo lugar en todas partes la paganización de perial, alcanzando por tal medio la influencia de la her-
la religión, y vino á ser de gran interés para los obispos mana del Emperador. «La santa virgen de la corte del
amoldarse á las ideas que de tiempo inmemorial preva- cielo halló así un aliado de su propio sexo en la santa
lecían en la comunidad á su cargo. Los egipcios habían virgen de la corte del Emperador». Cirilo acudió presta-
impuesto á la Iglesia sus opiniones particulares sobre la mente al concilio, acompañado por una turba de hombres
Trinidad, y en esta época se hallaban resueltos á resu- y mujeres de la clase más baja de la sociedad. Se apode-
citar el culto de Isis bajo otra forma, la adoración de la ró en seguida de la presidencia, y en medio del tumulto
Virgen María. leyó el edicto del Emperador antes de que pudieran llegar
Sucedió, pues, que Nestorio, obispo de Antioquía, que los obispos de Siria; un solo día bastó para completar
participaba de las ideas de Teodoro de Mopsuesta, fué su triunfo; todos los ofrecimientos de Nestorio para pro-
llamado por el emperador Teodosio el Joven, para ocupar curar un arreglo fueron desechados; no se leyeron sus
el episcopado de Constantinopla (427). Nestorio recha- explicaciones y fué condenado sin oírsele. Los sacerdotes
zaba el bajo antropomorfismo vulgar, considerándolo de Siria celebraron á su llegada una reunión para pro-
blasfemo, y se representaba en cambio una divinidad te- testar ; un motin muy sangriento que se verificó en la
mible, eterna, que llena el universo y sin ninguno de catedral de San Juan fué la consecuencia. Nestorio, aban-
los aspectos ó atributos del hombre. Nestorio estaba pro- donado por la corte y desterrado á un oasis de Egipto,
fundamente imbuido en las doctrinas de Aristóteles é in- fué atormentado por sus perseguidores con cuantos me-
tentó coordinarlas con los que consideraba dogmas or- dios tuvieron á mano durante toda su vida; á su muerte
todoxos cristianos. Entre él y Cirilo, obispo ó patriarca vociferaron que «¡ su lengua blasfema había sido comida
de Alejandría, se levantó con tal motivo una querella. de gusanos, y que de los ardores de un desierto egipcio
Cirilo representaba el partido pagano del cristianismo, había escapado para caer en los mayores tormentos del
y Nestorio el partido filosófico de la Iglesia; este Cirilo infierno!»
era el asesino de Hipatia y estaba decidido á que se es- La caida y castigo de Nestorio no habían destruido sin
tableciese el culto de la Virgen María como madre de embargo sus opiniones; él y sus partidarios insistían en
Dios; Nestorio á su vez estaba decidido á combatirlo. En la recta deducción del último versículo del primer capí-
un sermón predicado en la iglesia metropolitana de tulo de San Mateo y del quincuagésimoquinto y sexto
Constantinopla, vindicó los atributos delDios eterno Todo- del décimotercero del mismo Evangelio, y no podían lle-
poderoso. «¿Y puede este Dios tener una madre ?»exclamó. gar á reconocer la perpetua virginidad de la nueva reina
En otros escritos y sermones estableció con más preci- del cielo. Sus tendencias filosóficas se manifestaron
sión sus ideas: la Virgen debía considerarse, no como pronto por sus acciones. Mientras su jefe estaba atormen-
madre de Dios, sino como madre de la parte humana de tado en el oasis africano, muchos discípulos emigraron
Cristo, siendo esta parte tan distinta esencialmente déla al Eufrates y establecieron la Iglesia caldea; bajo sus
divina, como puede serlo un templo de la deidad que auspicios, se fundó el colegio de Edessa; del de Nínive
contiene. salieron aquellos doctores que extendieron las doctrinas
Instigados los monjes de Constantinopla por los de de Nestorio por la Siria, la Arabia, la India, la Tarta-
Alejandría, tomaron las armas en defensa de «la Madre ria, la China y Egipto. Los nestorianos adoptaban por
de Dios». La querella subió á tal punto, que el Empera- supuesto la filosofía de Aristóteles y tradujeron las obras
dor se vió obligado á convocar im concilio, que se reunió de este gran escritor al siriaco y al persa; hicieron tam-
CAMPAÑA PERSA EXPEDICIÓN DE IIERACLIO 65
64

bien traducciones semejantes de obras posteriores, como los pies y las manos, apalearon á esotros hasta morir, y
las de Plinio. E n unión con los judíos, fundaron el Co- algunos fueron quemados.
legio de Medicina de Djondesabour; á tal extremo dise- Cuando llegaron á Piorna estas noticias, recibiólas el
minaron sus misioneros en el Asia la forma nestoriana papa Gregorio con regocijo, y rogó para que la mano de
del cristianismo, que sus adoradores llegaron á sobrepu- Focas fuera fortalecida contra todos sus enemigos; como
jar á todos los cristianos europeos de las Iglesias roma- recompensa de este servicio, fué agraciado con el título
na y griega reunidas; debe notarse particularmente que de Obispo Universal. Es indudable que las causas que hi-
tenían un obispo en Arabia. cieron obrar de esta suerte á Gregorio y al patriarca de
Constantinopla, eran que Mauricio estaba tachado de ten-
Las disensiones entre Constantinopla y Alejandría ha-
dencias hacia el magismo, al que había sido inducido pol-
bían llenado, pues, de sectarios toda el Asia occidental;
los persas; el populacho de Constantinopla, al perseguir-
feroces en sus contiendas, alimentaban muchos de ellos
lo por las calles, lo había calificado de marcionita, secta
un odio terrible contra el poder imperial por las persecu-
que creía en la doctrina maga de los dos principios
ciones que les había impuesto. Una revolución religiosa
opuestos.
que afectó al mundo entero, y cuyas consecuencias expe-
rimentamos todavía, fué el resultado. Con sentimientos bien distintos oyó Cosroes la muerte
Obtendremos una idea clara de este gran suceso, si de su amigo. Focas le había enviado las cabezas de Mau-
consideramos separadamente los dos actos en que puede ricio y de sus hijos; el rey persa apartó con horror la vis-
descomponerse: 1.° La caída temporal de la cristiandad ta de este terrible espectáculo y se alistó con presteza
asiática, ocasionada por los persas. 2.° La reforma deci- para vengar por la guerra las injurias causadas á su
siva y final bajo los árabes. bienhechor.
1. Sucedió en el año de 590, que por una de esas re- El exarca de Africa, Heraclio, uno de los primeros
voluciones tan frecuentes en las cortes orientales, Cos- oficiales del Estado, recibió también con indignación las
roes, heredero por la ley del trono de Persia, se vió obli- horribles noticias y no quiso sufrir que la púrpura impe-
gado á refugiarse en el imperio bizantino y á implorar la rial fuese usurpada por un oscuro centurión de aspecto
ayuda del emperador Mauricio; fuéle ésta concedida ale- repugnante. «Era Focas pequeño, deforme, barbilampi-
gremente , y una breve y feliz campaña colocó á Cosroes ño; tenía las cejas espesas y unidas por la frente; el pelo
en el trono de sus mayores. rojo y las mejillas desfiguradas y descoloridas por una
formidable cicatriz; ignorante en las letras, en las leyes
Pero la gloria de esta generosa campaña no preservó
y aun en las armas, sus cualidades consistían en la luju-
al mismo Mauricio. Un motín estalló en el ejército roma-
ria y la embriaguez». Al principio, Heraclio le rehusó
no capitaneado por el centurión Focas; las estatuas del
obediencia y tributo; luego, obligado por la edad y los
Emperador fueron derribadas, y el patriarca de Constan-
achaques, confió á su hijo, que se llamaba como él, la
tinopla declaró haberse penetrado de la ortodoxia de Fo-
peligrosa empresa de la defensa. Un próspero viaje desde
cas y lo declaró emperador. El infortunado Mauricio fué
Cartago colocó pronto al joven Heraclio enfrente de Cons-
arrancado del santuario en que había buscado asilo, y sus
tantinopla. El clero inconstante, el Senado y el pueblo
cinco hijos fueron decapitados á su vista, sufriendo él á
de la ciudad se le unieron, y el usurpador fué preso en su
poco la misma suerte. La Emperatriz fué sacada con en-
palacio y decapitado.
gaño de la iglesia de Santa Sofía, sometida al tormento
y decapitada con sus tres jóvenes hijas. Los adeptos de la Pero la revolución que había tenido lugar en Cons-
familia asesinada fueron perseguidos con ferocidad; arran- tantinopla no detuvo los movimientos del rey persa; sus
caron á unos los ojos, á otros la lengua, cortaron á éstos sacerdotes magos le habían anunciado que obrase indepen-
66 INVASIÓN DE C0SR0E S MAHOMA 67
dientemente de los griegos, cuya superstición declara- Los milagros habían abundado otras veces en la Si-
ban que se apartaba de toda verdad y de toda justicia. ria, el Egipto y el Asia Menor, y no había iglesia que
Cosroes, por lo tanto, cruzó el Eufrates; su ejército fué 110 tuviese un largo catálogo de ellos ; muy á menudo se
acogido con alegría por los sectarios de la Siria y en to- verificaban en ocasiones sin importancia y en casos in-
das partes estallaron insurrecciones en su favor. Rindié- significantes ; pero en los momentos supremos, cuando
ronse sucesivamente Antioquía, Cesarea y Damasco; Je- su ayuda se necesitaba con más urgencia, ni uno solo se
rusalem fué tomada por asalto; el sepulcro de Cristo, las obraba siquiera.
iglesias de Constantino y Elena fueron entregadas á las Asombráronse los pueblos cristianos del Oriente cuan-
llamas; la cruz del Salvador fué llevada como trofeo á la do vieron que los sacrilegios que cometían los persas eran
Persia; las iglesias fueron despojadas de sus riquezas, y seguidos de la más completa impunidad. Ni se deshicie-
las sagradas reliquias, reunidas por la superstición, fue- ron los cielos, ni abrió la tierra sus abismos, ni brilló en
ron dispersadas. Siguió á esto la invasión del Egipto, su el firmamento la espada del Todopoderoso, ni se repitió
conquista y su anexión al imperio persa; el patriarca de la suerte de Senacherib. En la tierra de los milagros, al
Alejandría se salvó, fugándose á Chipre; la costa africa- asombro siguió la consternación y la consternación dege-
na hasta Trípoli quedó dominada. Al Norte, el Asia Me- neró en la duda.
nor fué sometida, y durante diez años las fuerzas persas 2. Terrible fué sin disputa la conquista persa, y sin em-
acamparon en las orillas del Bósforo frente á Constanti- bargo hay que considerarla sólo como el preludio del gran
nopla. acontecimiento, cuya historia tenemos que narrar ahora:
Heraclio, en su extremidad, solicitó la paz. «Nunca la revolución del Mediodía contra el cristianismo. Sus
concederé la paz al Emperador de Roma», replicó el al- consecuencias fueron la pérdida de los nueve décimos de
tivo persa, «hasta que haya abjurado de su Dios cruci- sus posesiones geográficas: el Asia, el África y parte de
ficado y abrazado el culto del Sol». Tras largo tiempo se la Europa.
obtuvieron, sin embargo, condiciones de paz, y el impe- En el verano del año 581 de la era cristiana llegó á
rio romano pudo rescatarse al precio «de mil talentos de Bozrah, ciudad situada en los confines de la Siria, .al
oro, mil talentos de plata, mil trajes de seda, mil caba- Sur de Damasco, una caravana de camellos. Venía de la
llos y mil vírgenes». Meca y estaba cargada con los ricos productos de la
Pero ITeraclio accedió únicamente por un momento. Arabia Meridional ó Arabia Feliz. El conductor de la
Halló medios, no solo de restablecer sus asuntos, sino de caravana, un tal Abu Taléb y su sobrino, muchacho de
tomar la ofensiva contra el imperio persa, y las operacio- doce años, fueron recibidos hospitalaria y generosamen-
nes que llevó á cabo para obtener este resultado fueron te en el convento nestoriano de la ciudad.
dignas de los mejores tiempos de Roma. Pronto supieron los monjes del convento que su joven
Aunque el imperio romano recobró por este medio su huésped, Halibí ó Mohamed, era sobrino del guardián
nombre militar, volviendo á ganar su territorio, sin em- de la Caaba ó templo sagrado de los árabes. Uno de ellos,
bargo , había perdido algo irremisiblemente. La fe reli- llamado Bahira, no omitió trabajo alguno para obtener
giosa nunca pudo restaurarse. A la faz del universo ha- su conversión de la idolatría en que se encontraba ; halló
bía el magismo insultado al cristianismo, profanando sus en el muchacho, no sólo inteligencia precoz, sino un
lugares más sagrados, Bethlehem, Getlísemaní, el Cal- ávido deseo de aprender, especialmente sobre asuntos
vario ; quemando el sepulcro de Cristo, saqueando y des- religiosos.
truyendo las iglesias, arrojando al viento preciadas reli- En el país de Mohamed, en la Meca, era el principal
quias y llevándose entre burlas y risas el Santo Madero. objeto de adoración una piedra negra meteòrica colocada
MAHOMA MA1IOMA 69
en la Caaba, con otros trescientos sesenta ídolos subor- ríanos, dominaban el Yemen, provincia meridional de
dinados que, según entonces se creía, representaban los la Arabia.
días del año. , . El" monje Baliira del convento de Bozrah, enseñó á
En este tiempo, como hemos visto, la Iglesia cristia- Mahoma los dogmas de los nestorianos, y en su compa-
na , por la ambición y maldad de su clero, había caído ñía aprendió el joven árabe la historia de sus persecucio-
en un estado de anarquía; se habían celebrado varios con- nes. Estas revelaciones engendraron en él un odio gran-
cilios con distintos pretextos y cuyos móviles reales es- de hacia las prácticas idólatras de la Iglesia oriental y
taban ocultos. Demasiado á menudo hubo escenas vio- aun hacia toda idolatría, por cuya razón, en su maravi-
lentas , sobornos y corrupción. En el Occidente eran tales llosa carrera nunca hablaba de -Jesús como del Hijo de
las intrigas que para conseguir las riquezas, el lujo y el Dios, sino siempre como de «Jesús, el hijo de María».
poder presentaban los episcopados, que la elección de un Su alma inculta, pero activa, no dejó de impresionarse
obispo era frecuentemente motivo de terribles asesinatos. profundamente, no solo por las ideas religiosas de sus
En el Oriente, á consecuencia de la política de Constan- preceptores, sino también por las filosóficas, pues éstos
tinopla, se hallaba la Iglesia desgarrada por los cismas y se jactaban de ser los representantes vivos de la ciencia
las disputas. Entre la muchedumbre de combatientes, aristotélica.
pueden mencionarse los arríanos, los basilidianos, los Su carrera posterior demuestra cuán por completo se
carpocratistas, los coliridianos, los eutiquianos, los gnós- habían posesionado de él sus pensamientos religiosos, y
ticos, los jacobitas, los marcionitas, los marionitas, los repetidas acciones manifiestan la adhesión que les tenía.
nestorianos, los sabelianos, los valentinianos... De és- Su propia vida fué consagrada á la propagación y difusión
tos , los marionitas consideraban la Trinidad como com- de sus doctrinas teológicas; una vez eficazmente estable-
puesta de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Virgen María; cida, sus sucesores extendieron y adoptaron enérgicamen-
los coliridianos adoraban á la Virgen como una divinidad te sus opiniones científicas, que eran aristotélicas.
y le ofrecían pasteles por sacrificio; los nestorianos, se- Siendo Malioma ya hombre, hizo otras expediciones á
gún hemos visto, negaban que Dios hubiese tenido «una Siria, y podemos tal vez suponer que ni el convento ni
madre» y se enorgullecían de ser los herederos, los po- sus hospitalarios habitantes fueron olvidados; tenía una
seedores de la ciencia de la antigua Grecia. reverencia misteriosa por aquel país. Una rica viuda de
Pero, aunque irreconciliables en materias de fe, con- la Meca, Cadiya, que le había encomendado el manejo de
venían todas estas sectas en un punto: en odiarse y per- su comercio con la Siria, prendóse de su capacidad y hon-
seguirse ferozmente unas á otras. La Arabia, tierra libre radez, tanto como de su persona: pues era Mahoma de
no conquistada, que se extiende del Océano índico al singular hermosura varonil y de maneras agradables y
Desierto de Siria, dió á todas ellas refugio, según les era distinguidas. El corazón de las mujeres es el mismo en
próspera ó adversa la fortuna; así había sucedido desde todas edades y en todos países: por mediación de una es-
tiempos antiguos. Allí se habían reunido un gran número clava hizo saber á Mahoma lo que pasaba en su corazón,
de judíos, escapados de Palestina después de la conquista y durante los veinticuatro años que vivió después de este
romana; allí se retiró San Pablo inmediatamente des- suceso, fué Mahoma su marido fiel. En un país en que
pués de su conversión, según dijo á los Galatas. Los de- existía la poligamia, nunca la ofendió con la presencia de
siertos se hallaban sembrados de anacoretas cristianos, una rival. Muchos años más tarde, en el cúmulo de su
que habían hecho muchos prosélitos entre las principales poder, le decía Aiscia, una de las más hermosas mujeres
tribus arábigas y edificado iglesias en todo el territorio. de la Arabia: «¿No era vieja? ¿No os dió Dios en mí una
Los príncipes cristianos de Abisinia, que eran nesto- esposa mejor?»«No por Dios», exclamó Mahoma, con un
70 MAHOMA VICTORIAS DE JIAHOMA 71

arranque de noble gratitud: «Nunca hubo otra mejor. trañas pasaban ante él; oía en el aire como el sonido de
Ella me creyó cuando los hombres me despreciaban, y una campana distante. En un sueño nocturno, fué trans-
vino á mí cuando estaba pobre y perseguido por el mundo.» portado por Gabriel, de la Meca á Jerusalem, y de aquí
Su casamiento con Cadiya lo colocaba en una posición sucesivamente á través de los seis cielos; en el séptimo,
desahogada y le permitía dedicarse á sus meditaciones re- no se atrevió á entrar el ángel, y Mahoma, solo, penetró
ligiosas, por las que tanta inclinación sentía. Sacedió en la medrosa nube que rodea al Altísimo: «Un temblor
que su primo Waraca, que era judío, se convirtió al cris- se apoderó de su corazón, cuando sintió sobre su hombro
tianismo, siendo el primero que tradujo la Biblia al ára- la fría mano de Dios.»
be ; las conversaciones que con él tuvo aferraron más á Su misión pública encontró al principio mucha resis-
Mahoma en su odio á la idolatría. tencia y éxito poco satisfactorio; expulsado de la Meca
Siguiendo el ejemplo de los anacoretas cristianos refu- por los mantenedores de la idolatría existente, se refugió
giados en sus ermitas del desierto, se retiró Mahoma á en Medina, ciudad en que residían muchos judíos y nes-
una gruta del Monte Hera, á pocas millas de la Meca, torianos; estos últimos se hicieron en seguida prosélitos
entregándose á la meditación y al rezo. En esta reclusión, suyos. Se había visto ya obligado á enviar á su hija y
contemplando los imponentes atributos del Dios Eterno otros discípulos al rey de Abisinia, que era cristiano nes-
y Omnipotente, interrogó á su conciencia para saber si toriano; al cabo de seis años, sólo había hecho mil qui-
debía adoptar los dogmas sustentados por la cristiandad nientos conversos; pero en tres pequeñas escaramuzas,
asiática respecto á la Trinidad, á la filiación de Jesús conocidas más tarde con los pomposos nombres de bata-
como engendrado por el Altísimo y al carácter de María, llas de Beder, de Oliud y de las Naciones, descubrió Ma-
á un tiempo virgen, madre y reina del cielo, sin incurrir homa que su argumento más convincente era la espada.
en pecado y peligro de blasfemia. Después decía con elocuencia oriental: «El Paraíso se
De su meditación solitaria en la cueva, dedujo Maho- hallará á la sombra de las espadas cruzadas.» Por una
ma que, á través de la nube de dogmas y contiendas que serie de operaciones militares hábilmente dirigidas, fue-
le rodeaba, se percibía una gran verdad: la unidad de ron derrotados sus enemigos por completo; la idolatría
Dios. Apoyado en el tronco de una palma, desarrolló arábiga, exterminada en absoluto, y la doctrina que él
sus ideas sobre este asunto ante sus vecinos y amigos. y proclamaba de que «no hay más que un solo Dios», um-
les anunció que dedicaría su vida á la predicación de esta versalmente adoptada por sus paisanos, que reconocieron
verdad. Una y otra vez en sus sermones del Corán decla- su apostolado.
ra: «No soy más que un predicador público... predico la Pasemos de largo su tempestuosa vida, y escuchemos
unidad de Dios.» Tal era el concepto que él mismo tenía lo que dice cuando, en el pináculo del poder y de la gloria
de su pretendido apostolado; desde esta fecha, hasta el terrenal, sentía aproximarse su fin.
día de su muerte, llevó en el dedo un anillo de sello, en Firme en su creencia de la unidad de Dios, partió de
el que estaba grabado: «Mahoma, enviado de Dios.» Medina en su última peregrinación ála Meca, á la cabe-
Es bien sabido entre los médicos que el ayuno pro- za de ciento catorce mil devotos, con camellos adornados
longado y la ansiedad mental producen inevitablemente con guirnaldas de flores y banderolas. Cuando llegaba
alucinaciones. Tal vez no ha habido jamás un sistema cerca de la ciudad santa, pronunció la siguiente invoca-
religioso que no haya sido introducido por hombres que ción: «Aquí estoy para servirte ¡oh Dios! ¡Unico eres!
pretendían obedecer á tentaciones y mandatos sobrena- ¡ A tí sólo corresponde la adoración! ¡Tuyo sólo es el rei-
turales. Voces misteriosas animaban al predicador árabe no! ¡ No hay ninguno que contigo lo divida!»
á persistir en su determinación; sombras de formas ex- Con su propia mano ofreció los camellos en sacrificio;
72 MUERTE DE MAIIOMA
DOCTRINAS DE MAIIOMA 73
consideraba esta institución primitiva tan sagrada como Su idea primera y dominante fué- simplemente refor-
la oración, y no creía que pudieran alegarse razones en mar la religión, destruir la idolatría árabe y poner un
favor de la una que no correspondiesen también á la límite al salvaje sectarismo de la cristiandad. Que se
otra. propuso crear una nueva religión, fué una calumnia que
Desde el pulpito de la Caaba volvió á exclamar: «¡ Oh le levantaron en Constantinopla, donde se le miraba con
oyentes míos, yo no soy sino un hombre como vosotros!» un odio semejante al que se tuvo más tarde en Eoma
Y éstos recordaron que una vez había dicho á un hombre contra Lutero.
que se le aproximaba con timidez: «¿Qué temes? No soy
Pero aunque rechazaba con indignación cualquiera
rey; no soy sino el hijo de una mujer árabe que comía
cosa que tendiese á alterar la doctrina de la unidad de
carne curada al sol.»
Dios, no pudo libertarse de concepciones antropomórfi-
Volvió á Medina, donde murió. Al despedirse de su cas. El Dios del Corán es casi humano, corporal y espi-
congregación, dijo: «Todo se cumple por la voluntad de ritualmente, si estas expresiones pueden usarse con pro-
Dios y en el tiempo que él ha señalado, sin que sea dado piedad. Muy pronto, sin embargo, los secuaces de Ma-
al hombre atrasar ni adelantar los sucesos; vuelvo á quien homa se apartaron de estas bajas ideas y se elevaron á
me ha enviado, y lo liltimo que os mando es que os otras más nobles.
améis y os favorezcáis unos á otros, que os exhortéis
La opinión que hemos presentado del carácter primi-
unos á otros en la fe y constancia de vuestras creencias
tivo del mahometismo ha sido adoptada hace tiempo por
y en la piedad. Mi vida ha sido para vuestro bien y lo
autoridades competentes. El Sr. Guillermo Jones, con-
mismo será mi muerte.»
forme con Locke, considera que el punto principal de
En su agonía, apoyó su cabeza sobre las rodillas de divergencia entre el mahometismo y el cristianismo con-
Aiscia; mojaba de cuando en cuando su mano en un vaso siste «en negar vehementemente el carácter de nuestro
de agua y se humedecía la cara; al fin espiró, y mirando Salvador como Hijo y su igualdad como Dios con el Pa-
fijamente hacia arriba, dijo con acento entrecortado: dre , de cuya unidad y atributos tienen los mahometanos
«¡ Oh Dios, perdona mis pecados, amén: á tí voy!» las más imponentes ideas». Esta opinión ha sido ámplia-
¿Podemos hablar irrespetuosamente de este hombre? mente sostenida en Italia. El Dante consideraba á Ma-
Sus preceptos son hoy mismo la guía religiosa de la ter- homa sólo como el autor de un cisma, y veía en el isla-
cera parte de la raza humana. mismo una simple secta arriana. En Inglaterra, Wha-
Mahoma, que se había apartado del antiguo culto tely lo considera como una corrupción del cristianismo.
idólatra de su país, desterró también los dogmas que le Creció como una rama del nestorianismo, y sólo después
habían imbuido sus preceptores nestorianos, incompati- de derribar á la cristiandad griega en varias batallas y de
bles con la razón y la conciencia, Y si bien en las pri- empezar á extenderse rápidamente en Asia y Africa, fué
meras páginas del Corán declara que cree en lo que cuando, embriagado con su carrera maravillosa, abando-
fué revelado á Moisés y á Jesús, y guarda á éstos gran nó sus limitados intentos primitivos y se estableció como
consideración, su veneración por el Todopoderoso se una revelación separada y distinta,
manifiesta perpétuamente. Le horroriza la doctrina de Mahoma consagró toda su vida á la conversión ó con-
la divinidad de Jesús, la del culto de María como ma- quista de su propio país. Hacia el fin de ella, sin em-
dre de Dios, la de la adoración de imágenes y pinturas, bargo , se encontró bastante fuerte para intentar la in-
que considera como, baja idolatría. Eechaza en absoluto vasión de la Siria y de la Persia. No había tomado dis-
la Trinidad, que á su juicio no es posible comprender posiciones para perpetuar su propio imperio, y de aquí
sino como tres distintos dioses. que ocurriesen luchas cuando llegó el momento de nom-
74 EL PARAISO MAHOMETANO INVASIÓN DE SIRIA

brarle sucesor. Al cabo Abu Bekr, padre de Aiscia, fué »Esta es para informaros de que intento enviar á Si-
elegido y proclamado primer califa ó sucesor del Profeta. ria á los verdaderos creyentes para arrancarla de mano
Hay una diferencia muy importante entre el desarrollo de los infieles, y quiero haceros saber que combatir por
del mahometismo y el del cristianismo; el último nunca la religión es un acto de obediencia á Dios.»
fué bastante fuerte para extirpar la idolatría en el impe- En el primer encuentro Ivhaled, general Sarraceno,
rio romano, y sólo progresaba por su unión y amalgama viéndose acosado por el enemigo, alzó las manos al cielo
con ésta, cuyas antiguas formas fueron vivificadas por el en medio del ejército, exclamando: «¡Oh Dios! esta vil
nuevo espíritu de aquél: la paganización á que nos liemos canalla ora como los idólatras y tienen otro Dios además
referido fué su resultado. de tí; pero nosotros reconocemos la unidad y afirmamos
Pero en la Arabia, Malioma extirpó y aniquiló en ab- que no hay más Dios que tú. Ayúdanos contra estos idó-
soluto la antigua idolatría, y ni resto de ella se encuentra latras : te lo suplicamos por tu profeta Mahoma.» Por
en las doctrinas predicadas por él y sus sucesores. La parte de los sarracenos se llevó á cabo la conquista de la
piedra negra que había caído del cielo, el meteorito de Siria con piedad feroz. La creencia de los cristianos sirios
la Caaba y los ídolos que lo rodeaban desaparecieron por producía en sus enemigos sentimientos de horror é in-
completo de la vista. El dogma esencial de la nueva fe: dignación. «Ilendiré el cráneo á cualquier idólatra blas-
«No hay más que un Dios», se extendió sin adulterarse. femo que diga que el Santísimo, el Eterno, el Dios Todo-
El éxito militar, en sentido mundano, había aprovechado poderoso ha engendrado un hijo.» El califa Ornar, que
á la religión del Corán, y en estos casos nada importan tomó á Jerusalem, empezaba así una carta dirigida al em-
los dogmas, pues siempre hay millares de conversos. perador romano Heraclio: «¡En el nombre de Dios mi-
E n cuanto á las doctrinas populares del mahometismo, sericordioso ! Alabanza á Dios, Señor de este mundo y
nada tendré que decir; el lector á quien pueda interesar del otro, que jamás tuvo ni esposa ni hijo.» Los sarra-
el asunto, hallará una relación de ellas en el examen cenos se burlaban de los cristianos llamándoles «asocia -
del Corán que ¿presento en el capítulo xi de mi Historia dores» porque hacían á María y á Jesús socios del Dios
del desarrollo intelectual de Europa. Basta ahora hacer Santísimo y Todopoderoso.
notar que su_ cielo estaba formado de siete pisos y era No era el intento del califa mandar SU ejército; este
sólo un palacio oriental de delicias carnales, poblado de cargo, que en realidad ejerció Iüialed, fué entregado no-
esclavas y concubinas de negros ojos; la forma de Dios minalmente á Abu-Obeidali. En una revista de marcha,
era tal vez más grandiosa que la paganizada de los cris- recomendó el califa á las tropas la justicia, la caridad y
tianos ; pero no puede borrarse el antropomorfismo de las la fidelidad á sus compromisos; les mandó abstenerse de
ideas de los ignorantes. Su concepto superior de Dios, conversaciones frivolas y del vino, y observar rigorosa-
nunca será más que la sombra gigantesca de un hombre^ mente las horas de oración; ser bondadosos para con los
un vasto fantasma de humanidad, análogo á uno de esos pueblos por donde pasasen, pero tratar sin piedad á sus
espectros alpinos que en medio de las nubes suelen verse sacerdotes.
por los que vuelven sus espaldas al sol. Al Este del Jordán está Bozráh, plaza fuerte, donde
Apenas, había Abu Bekr tomado posesión del califato había recibido Mahoma su primera instrucción de los
cuando publicó la proclama siguiente: cristianos nestorianos; era una de las fortalezas romanas
«¡En nombre de Dios misericordioso! Abu Bekr á los de que estaba cubierto el país, y ante ella acampó el ejér-
verdaderos creyentes, salud y felicidad: sean sobre vos- cito sarraceno. La guarnición era fuerte y los baluartes
otros las gracias y bendiciones de Dios. Sea alabado el estaban cuajados de cruces y banderas sagradas; hubiera
Altísimo. Lo invoco por su profeta Makorna. podido hacer una prolongada resistencia si su gobernador
76 TOMA DE DAMASCO TOMA DE JF.RUSALEM 77

Romano, faltando á sus juramentos, no hubiese abierto Avanzó el ejército sarraceno desde Damasco hacia el
secretamente las puertas á los sitiadores. Su conducta Norte, guiado por los nevados picos del Líbano y el her-
muestra á qué deplorable condición había descendido la moso río Oronte, apoderándose al paso de Baalbec, capi-
población de la Siria, En una arenga que después de la tal del Valle de la Siria, y de Emesa, la principal ciudad
rendición dirigió al pueblo que traidoramente había ven- de la llanura oriental. Para resistir sus progresos, reunió
dido, dijo: «Renuncio á vuestra compañía en este mundo Heraclio un ejército de ciento cuarenta mil hombres. Li-
y en el venidero. Niego á aquel que fué crucificado y á bróse la batalla en Yermuck; el ala derecha de los sarra-
quien quiera que lo adore, y escojo á Dios por Señor y al cenos fué rota; pero exhortados los soldados por sus fa-
islamismo por fe, á la Meca por templo, á los musul- náticas mujeres volvieron á la lucha, terminando la con-
manes por hermanos y á Mahoma por profeta, que nos. tienda con la completa derrota del ejército romano. Hubo
fué enviado para traernos al buen camino y exaltar la cuarenta mil prisioneros y un gran número de muertos;
verdadera religión á despecho de aquellos que dan com- todo el país quedó entonces abierto á los vencedores,
pañeros áDios.» Desde la invasión persa, el Asia Menor, pero como habían avanzado por el Este del Jordán, les
la Siria y aun la Palestina estaban llenas de traidores y fué forzoso asegurar las importantes ciudades de Palesti-
apóstatas dispuestos á unirse á los sarracenos. Romano na que estaban á su retaguardia, antes de intentar nada
era tan solo uno de los muchos que habían perdido sus contra el Asia Menor. Hubo distintas opiniones entre los
creencias á causa de las victorias de los persas. generales sobre si debía atacarse primero á Cesarea ó á
Setenta millas al Norte de Bozráh se encuentra Da- Jerusalem; el asunto fué sometido al califa, que prefirió
masco , capital de la Siria, y allí se dirigió sin dilación acertadamente la ventaja moral de la toma de Jerusalem
el ejército sarraceno. Se intimó inmediatamente á la ciu- á la militar de la de Cesarea, y ordenó que se entrara á
dad que eligiese entre la conversión y el tributo, ó el cu- toda costa en la Ciudad Santa. Se estableció por lo tanto
chillo. El emperador Heraclio se hallaba en su palacio de un estrecho asedio; los habitantes, recordando las atro-
Antioquía ciento cincuenta millas más al Norte, cuando cidades cometidas por los persas y las indignidades he-
recibió las alarmantes noticias del progreso de los inva- chas al sepulcro del Salvador, se prepararon para una de-
sores; dispuso al momento un ejército de setenta mil fensa vigorosa. Pero después de un ataque de cuatro me-
hombres, y los sarracenos se vieron obligados á levantar ses, apareció el patriarca Sofronio sobre las murallas
el sitio; una batalla tuvo lugar en las llanuras de Aizna- solicitando parlamento. Debido á una mala inteligencia
dín, y el ejército romano fué batido y dispersado. Khaled entre los generales cuando la toma de Damasco, habían
apareció de nuevo ante Damasco, con su estandarte del sido asesinados los habitantes fugitivos, por lo cual Sofro-
Aguila Negra, y después de un nuevo asedio de setenta nio exigió que la entrega de Jerusalem se verificase en
días se rindió la plaza. presencia del mismo califa; vino éste, pues, de Medina
con tal objeto. Hizo el viaje en un camello rojo, llevando
Según los historiadores árabes que hablan de estos su-
un saco de trigo y otro de dátiles, un plato de madera y
cesos, podemos colegir que los ejércitos sarracenos eran
un odre de agua; el conquistador árabe entró en la Ciu-
•poco más que una turba de fanáticos, y que muchos de
dad Santa cabalgando al lado del patriarca cristiano, y la
sus soldados combatían desnudos; era muy común que un
trasferencia de la capital de la cristiandad al representan-
guerrero se adelantase al frente de las tropas y retase á
te del mahometismo, se efectuó sin ultrajes ni tumulto.
otro enemigo á duelo mortal; más aún, hasta las muje-
Después de haber ordenado que se edificase una mezquita
res tomaban parte en los combates. Narraciones pinto-
en el sitio del templo de Salomón, volvióse el califa á Me-
rescas han llegado hasta nosotros, describiendo el valor
dina junto á la tumba del profeta.
con que se conducían.
Draper. 11
78 TOMA DE JERUSALEM DERROTA DE LOS PERSAS i

Conoció claramente Heraclio que los desastres que con excusa los historiadores bizantinos por el curso que se
tanta rapidez abrumaban á la cristiandad eran debidos á ven obligados á tomar: «cuando tratan de esta materia,
las disensiones de sus mismas sectas; así que al mismo dejan de hablar por completo del gran asunto de la rui-
tiempo que pugnaba por defender el imperio con las ar- na de la Iglesia de Oriente;» y en cuanto á la Iglesia de
mas, trataba con gran interés de dirimir las diferencias Occidente, hasta los envilecidos papas de la Edad Me-
de los sectarios. Con tal objeto intentó hacer aceptar la dia, de la edad de las Cruzadas, no podían considerar
doctrina monotelita de la naturaleza de Cristo, pero era sin indignación el verse obligados á fundar las preten-
demasiado tarde; Alepo y Antioquía se habían entregado siones que tenía Eoma á ser la metrópoli del _ cris-
ya y nada podía impedir la irrupción de los sarracenos en tianismo en la falsa y legendaria historia de la visita de
el Asia Menor; el mismo Heraclio tuvo que buscar su sal- San Pedro á esta ciudad, mientras que la verdadera me-
vación en la fuga. La Siria, que había sido agregada álas trópoli , el lugar grandioso y sagrado del nacimiento, vi-
provincias del imperio romano por Pompeyo, el rival de da y muerte de Cristo, se hallaba en manos de los infie-
César, setecientos años antes: la Siria, cuna de la cris- les! No han sido tan sólo los historiadores bizantinos
tiandad , escena de sus más caros y preciosos recuerdos y los que lian tratado de ocultar esta gran catástrofe; los
de donde el mismo Heraclio había en un tiempo rechaza- escritores cristianos de Europa han seguido un sistema
do á los intrusos persas, estaba irremisiblemente perdida; semejante cuando han tenido que hablar contra conquis-
los apóstatas y los traidores habían consumado este desas- tadores de distinta creencia, ora fuese sobre asuntos his-
tre. Se cuenta que al alejarse de la costa para dirigirse á tóricos , ora religiosos, ora científicos; ha sido su prác-
Constantinopla, exclamó amargamente Heraclio divisan- tica constante ocultar lo que no han podido despreciar,
do las lejanas montañas: «¡Adiós, Siria, para siempre ó despreciar lo que no han podido ocultar.
adiós!» No tengo lugar (ni tampoco se acomoda ciertamente
Es inútil presentar más detalles sobre la conquista de con el intento de esta obra) para relatar con tantos de-
los sarracenos; cómo fueron vendidas Trípoli y Tiro y to- talles como he dado de la toma de Jerusalem otras con-
mada Cesarea; cómo con los cedros del Líbano y los ma- quistas de los sarracenos, que tales y tan importantes
rineros de Fenicia armaron los sarracenos una flota que fueron, que llegaron á formar un imperio mucho mayor
obligó á la escuadra romana á refugiarse en el Helespon- en extensión geográfica que el de Alejandro y aun que el
to; cómo Chipre, las Cicladas y Sodas fueron taladas, y de Eoma. Pero, deteniéndonos brevemente en este asunto,
cómo el Coloso, una de las maravillas del mundo, fué ven- podemos decir que el magismo recibió un golpe más te-
dido á un judío que cargó novecientos camellos con el rrible aún que el que había sido causado al cristianismo;
bronce que contenía; cómo los ejércitos del califa avanza- decidióse la suerte de Persia en la batalla de Cadesia, y
ron hacia el mar Negro y acamparon á la vista de Cons- en el saqueo de Ctesifonte, el tesoro, las armas realesé
tantinopla. Nada de esto era comparable á la caída de Je- infinitos despojos cayeron en poder de los árabes; no-sin
rusalem. razón llamaron á la batalla de Nehavend «la victoria de
¡ La caída de Jerusalem! ¡ la pérdida de la metrópoli las victorias». Se dirigieron por una parte hacia el Cas-
de la cristiandad! Según las ideas de aquel tiempo, las pio y por otra hacia Persépolis, á lo largo del Tigris. El
dos formas de fe antagonistas se habían sometido á las rey de Persia, con intento de salvar la vida, huyó al
ordalías del juicio de Dios; la Victoria adjudicó el pre- gran Desierto salado, abandonando las estatuas y co-
mio de la batalla, Jerusalem, á los mahometanos; y á lumnas de aquella ciudad, que desde la noche del tumul-
pesar del éxito transitorio de los cruzados, en su poder tuoso banquete de Alejandro empezó á caer en ruinas.
permanece desde hace más de mil años. Son dignos de Una división del ejército árabe obligó al monarca persa
80 INVASIÓN DE EGIPTO TOMA DE ALEJANDRÍA 81
á cruzar el Oxo, siendo asesinado por los turcos; su hijo, Así cayó la segunda gran ciudad de la cristiandad, y
perseguido hasta la China, se hizo capitán de los guar- cupo á Alejandría la suerte de Jerusalem, la ciudad de
dias del emperador celeste. El territorio que se extiende Atanasio y de Arrio y de Cirilo; la ciudad que había im-
más allá del Oxo fué sometido, pagando un tributo de puesto sus ideas trinitarias y el culto de María á la
dos millones de monedas de oro, y mientras el emperador Iglesia. Heraclio recibió la fatal nueva en su palacio de
en Pekin solicitaba la amistad del califa de Medina, el Constantinopla, y su pena no tuvo límites; parecíale que
estandarte del Profeta ondeaba en las márgenes del Indo. su reino estaba deshonrado por la caída de la cristiandad,
Entre los generales que más se habían distinguido en y murió al mes escaso de la pérdida de Alejandría.
las campañas sirias se contaba Amrú, llamado á ser el Pero si esta ciudad era importante para Constantino-
conquistador del Egipto, pues no contentos los califas pía y le había suministrado su fe ortodoxa, también le
con sus victorias en el Norte y el Este, volvían los ojos era indispensable para el alimento cuotidiano. Egipto era
al Occidente y se preparaban para anexionarse el Afri- el granero de los bizantinos, y por esta razón intenta-
ca. Como en las ocasiones anteriores, ayudóles la trai- ron por dos veces, con flotas y ejércitos poderosos, recu-
ción de los sectarios. El Ejército sarraceno fué acogido perar la plaza, y dos veces tuvo Amrú que renovar la con-
como el libertador de la Iglesia Jacobita; los cristianos quista. Vió con cuánta facilidad podían verificarse estos
monofisitas de Egipto, esto es, aquellos que, en el len- ataques estando la plaza descubierta por el lado del mar,
guaje del credo de Atanasió, confundíanla sustancia del y que tan sólo había un medio, y fatal por cierto, para
Hijo, proclamaron por boca de su jefe, Mokaukas, que evitarlo. «Por Dios vivo, si esto se repite tercera vez, juro
no querían comunión con los griegos ni en este mundo hacer á Alejandría accesible por todos lados como la casa
ni en el otro; que abjuraban para siempre del tirano de de una meretriz»; lo que puso en práctica desmantelan-
Bizancio y de su sínodo de Calcedonia. Apresuráronse do las fortificaciones y haciéndola plaza insostenible.
á pagar tributo al califa, á componer los caminos y los No era el intento de los califas limitar al Egipto la
puentes, á suministrar provisiones y á facilitar confiden- conquista, y Otman se deleitaba con la idea de anexio-
cias al ejército invasor. narse toda el África septentrional; su general Abdallah
Memfis, una de las antiguas capitales de los Faraones, salió de Memfis con cuarenta mil hombres, atravesó el
se rindió pronto, y luego fué atacada Alejandría; el mar, desierto de Barca y sitió á Trípoli; pero habiéndose de-
abierto ante esa, permitió á Heraclio reforzar su guarni- clarado la peste en su ejército, se vió obligado á retroce-
ción continuamente. Por su parte Ornar, que era enton- der á Egipto.
ces califa, envió en socorro del ejército sitiador á las tro- Ningún otro ataque se intentó en un período de más
pas veteranas de Siria; hubo muchos asaltos y salidas, y de veinte años; encaminóse entonces Acbali del Nilo al
en uno de ellos el mismo Amrú fué hecho prisionero por Atlántico, y frente á las Canarias, haciendo entrar en el
los sitiados, y pudo escapar gracias al ingenio y sangre mar su caballo, exclamó: «¡ Gran Dios! si mi marcha no
fría de un esclavo. Después de un sitio de cuatro meses fuera detenida por este mar, seguiría hasta los descono-
y una pérdida de veintitrés mil hombres, apoderáronse cidos reinos del Oeste, predicando la unidad de tu santo
los sarracenos de la ciudad; en el despacho que remi- nombre y acuchillando las naciones rebeldes que adoran
tió Amrú al califa, enumeraba los esplendores de esta otros dioses que tú.»
gran capital del Oeste: «sus cuatro mil palacios, sus cua- Esta expedición sarracena se había llevado á cabo por
tro mil baños, sus cuatrocientos teatros, sus doce mil el interior del país, pues los emperadores bizantinos,
tiendas de comestibles y sus cuarenta mil judíos que pa- que eran dueños del mar, conservaban la posesión de las
gaban tributo.» ciudades de la costa. El califa Abdalmalec resolvió al fin
82 INVASIÓN DE ESPAÑA ÍNVASIÓN DE FRANCIA

apoderarse de Cartago, que era la más importante de dad, pasar á Damasco y depositar su alfanje victorioso
ellas, y desde luego la capital del Norte del Africa. Su sobre las gradas del trono del califa.
general Hasan la tomó por asalto; pero nuevos refuer- Pero otro había de ser el curso de los sucesos. Envi-
zos de Constantinopla, ayudados por algunas tropas go- dioso Muza de su lugarteniente Tarik, observó con él
das y sicilianas, le obligaron á retirarse; poco tiempo, una conducta indigna; hallaron medios de rehabilitarlo
sin embargo, gozó de libertad la plaza, pues Hasan re- los amigos que tenía éste en la corte del califa, y un en-
novó su ataque con buen éxito algunos meses después, y viado de Damasco arrestó á Muza en su campamento;
entregó la ciudad á las llamas: fué conducido ante su soberano, quien le hizo azotar pú-
Jerusalem, Alejandría, Cartago, tres de las cinco blicamente y murió de resultas abrumado por la pena.
grandes capitales de la cristiandad, se habían perdido. Intentaron, sin embargo, los sarracenos, bajo otros
La caída de Constantinopla era sólo cuestión de tiempo, jefes, la conquista de Francia; en una campaña preli-
y después de ésta tan sólo quedaba Roma. minar se apoderaron del país que se extiende de la boca
En el desarrollo de la cristiandad había desempeñado del Garona á la del Loira. Entonces su. general Abder-
Cartago un papel importante; había dado á Europa la rahman, dividiendo sus fuerzas en dos columnas, pasó
forma latina de su fe y algunos de sus más grandes teó- con la del Este el Ródano y puso sitio á Arles. Un ejér-
logos ; fué también la cuna de San Agustín. cito cristiano que intentó libertar la plaza, fué derrotado
Jamás en la historia del mundo se ha propagado nin- con grandes pérdidas. La columna del Oeste, igualmente
guna religión más rápida y extensamente que el maho- afortunada, pasó el Dordoña, desbarató otro ejército
metismo ; dominaba entonces desde las montañas de Al- cristiano y le causó pérdidas tan considerables que, se-
tai al Océano Atlántico, desde el centro del Asia al Oc- gún los fugitivos «solo Dios podría contar los muertos».
cidente del Africa. Toda la Francia central estaba dominada y llegaron los
Autorizó luego el califa Al-Gualid la invasión de Eu- invasores á las márgenes del Loira; las iglesias y mo-
ropa, la conquista de Andalucía ó «región de la tarde». nasterios fueron saqueados y despojados de sus tesoros;
Muza, su general, halló, como en otras partes, dos alia- vióse que los santos patronos, que tantos milagros habían
dos eficaces en los sectarios y los traidores; conducida ejecutado cuando no eran necesarios, carecían de poder su-
por el arzobispo de Toledo y el conde D. Julián, general ficiente para obrar uno siquiera en tan extrema ocasión.
godo, una gran parte del ejército, se pasó á los invaso- Carlos Martel detuvo al fin los progresos de los inva-
res en los momentos críticos de la batalla de Jerez; vió- sores el año 782. Entre Tours y Poitiers se libró una
se el rey de España obligado á huir del campo, ahogán- gran batalla que duró siete días. Abderraliman fué muer-
dose en el Guadalete al buscar su salvación en la fuga. to y los sarracenos retrocedieron, viéndose poco después
Con gran rapidez encaminóse Tarik, lugarteniente de obligados á volver á cruzar los Pirineos.
Muza, desde el campo de batalla hacia Toledo, y de allí Las orillas del Loira, por lo tanto, marcan el límite
al Norte. A la llegada de este último era completa la de la irrupción mahometana en el Oeste de Europa. Gib-
sumisión de la península Ibérica, y los restos del ejérci- bon, al referir tan gran acontecimiento, hace esta obser-
ro godo habían sido arrojados más allá de los Pirineos; vación: «Una línea de marcha victoriosa se extendía co-
considerando que la conquista de España era tan sólo el mo mil millas, desde el peñón de Gibraltar á las márge-
primer paso de sus victorias, anunció su intento de for- nes del Loira; ¡la repetición de esta empresa habría lle-
zar su marcha hacia Italia y de predicar la unidad de vado á los sarracenos á los confines de Polonia y á las
Dios en el Vaticano, de aquí marchar á Constantinopla, montañas de Escocia!»
y después de destruir el imperio romano y la cristian- No tengo necesidad de añadir á este bosquejo de la
INSULTO Á ROMA DISENSIONES DE LOS ÁRABES Í5.-)

propagación militar del mahometismo las operaciones de el Mediterráneo á los regiones meridionales que se en-
los sarracenos en el Mediterráneo, sus conquistas de Cre- cuentran mucho más allá de la línea equinoccial.
ta y de Sicilia y su insulto á Roma. Veremos , sin em- Pero, aunque el mahometismo no había llegado á su
bargo , más adelante, que su presencia en Sicilia y en el apogeo, sí lo habían alcanzado los califas. No debió la
g u l b ¿ e Italia ejerció una marcada influencia en el des- Europa su salvación á la espada de Carlos Martel, sino
arrollo intelectual de Europa. á las disensiones intestinas del vasto imperio arábigo;
¡Su insulto á Roma! ¿Hubiera podido haber algo más los califas de la línea de los Omniadas, aunque popula-
humillante que la manera de ejecutarlo? (año 846). Una res en Siria, eran considerados en otras partes como in-
insignificante expedición sarracena entró en el valle del trusos y usurpadores, y los parientes del apóstol eran
Tíber y apareció ante los muros de la ciudad; demasiado mirados como los verdaderos representantes de su fe.
débil para forzar la entrada, insultó y saqueó los alrede- Tres partidos que se distinguían por sus banderas se dis-
dores , profanando sacrilegamente las tumbas de San Pe- putaban el califato y lo deshonraban por sus atrocidades;
dro y'de San Pablo; si la misma ciudad hubiera sido sa- la bandera de los Omniadas era blanca, la de los Fatimi-
queada no habría sido mayor el efecto moral; de la igle- tas verde, y la de los Abbasidas negra; la última represen-
sia de San Pedro fué arrancado el altar de plata y envia- taba el partido de Abbas, tío de Mahoma. El resultado
do á África: ¡ el altar de San Pedro, el verdadero emblema de estas discordias fué la división del imperio mahometa-
de la cristiandad romana! no en tres partes, en el siglo x, entre los califatos de
Constantinopla había sido ya sitiada por los sarrace- Bagdad, del Cairo y de Córdoba; concluyó la unidad en
nos más de una vez; su caída predestinada estaba apla- la acción política mahometana, y la cristiandad encontró
zada tan sólo. Roma había recibido el insulto directo, la su salvaguardia, no en una protección sobrenatural, sino
mayor pérdida que se le podía causar; las venerables igle- en las querellas de los potentados rivales; á las animosi-
sias del Asia Menor habían desaparecido y ningún cris- dades interiores se agregaron á veces presiones extrañas,
tiano podía sin permiso sentar su planta en Jerusalem: y el arabismo, que tanto había hecho por el poder inte-
la mezquita de Ornar se elevaba en el lugar del templo lectual del mundo, concluyó cuando alcanzaron el poder
de Salomón. Entre las ruinas de Alejandría, marcaba la los turcos y los.bereberes.
mezquita de la Misericordia el sitio en que el general sa- Habían olvidado totalmente los sarracenos la oposición
rraceno , harto de sangre, había, con desdeñosa piedad, de Europaocupados por completo en sus divergencias
perdonado á los fugitivos restos de los enemigos de Ma- domésticas; Ockley dice con verdad en su historia: «Di-
lioma; nada quedaba de Cartago sino sus ennegrecidas fícilmente se hubiera encontrado un lugarteniente ó ge-
ruinas. El más poderoso imperio religioso que jamás se neral sarraceno que no hubiese considerado como la ma-
vió en el mundo apareció súbitamente. Abrazaba desde yor afrenta, y tal que debiera causarle una mancha inde-
el Océano Atlántico hasta las murallas de la China, des- leble, el sufrir el menor insulto de las fuerzas reunidas
de las costas del Caspio á las del Océano índico, y sin de toda Europa; y si alguno preguntase por qué los grie-
embargo, en cierto sentido puede decirse que no había gos 110 hicieron mayores esfuerzos para extirpar estos in-
alcanzado su culminación; tenía que llegar el día en que solentes invasores, será respuesta suficiente, para cual-
arrojaría á los Césares de su capital, en que dominaría á quier persona que conoza el carácter ele estos hombres,
la Grecia, en que disputaría con la cristiandad el impe- decir que Amrú fijó su residencia en Alejandría y Moawiah
rio de Europa en el mismo centro de este continente y en Damasco.» .
en que extendería por el África sus dogmas y su fe á tra- Y para mostrar su menosprecio basta este ejemplo: El
vés de ardientes desiertos y de pestilentes selvas, desde emperador romano Nicéforo envió al califa Harun-al-Ras-
86 EFECTO POLITICO DE LA POLIGAMIA

chid una carta amenazadora, y véase cual fué la contes-


tación. «En el nombre de Dios misericordioso, Harun-al-
Raschid, jefe de los fieles á Nicéforo ¡el perro romano!
He leído tu carta ¡oh hijo de madre infiel! y 110 oirás mi
respuesta, ¡la sentirás!» En efecto, se escribió con sangre
y fuego en las llanuras de la Frigia.
Una nación puede recobrar sus provincias y sus rique- C A P Í T U L O IV
zas confiscadas, sobrevivir á la imposición de enormes
indemnizaciones, pero nunca puede reponerse del más
horrible de los actos de la guerra, la confiscación de las Renacimiento de la ciencia en el Mediodía.
mujeres. Cuando Abu-Obeidah envió á Ornar la noticia
de la toma de Antioquía, éste le censuró dulcemente, poí- P o r la influencia de los nestorianos y los judíos, se dedican los árabe s
no haber permitido á los soldados apoderarse de las mu- al cultivo de la ciencia.—Modifican sus ideas sobre el destino del hom-
jeres. «Si quieren casarse en Siria, permitidlo; y permi- bre y obtienen un verdadero concepto de la estructura del m u n d o -
Averiguan el t a m a ñ o de la tierra y determinan su forma.—Sus califas
tidles también que tengan tantas mujeres esclavas como forman grandes bibliotecas, protegen la ciencia en todos sus ramos
la ocasión pueda depararles.» La institución de la poliga- y la l i t e r a t u r a , y f u n d a n observatorios astronómicos.—Desarrollan
mia, basada en la confiscación de las mujeres en los paí- las ciencias matemáticas, inventan el álgebra, y perfeccionan la geo-
ses vencidos, fué la que afirmó en adelante el dominio metría y la trigonometría—Coleccionan y traducen las antiguas obras
musulmán. Los hijos de estas uniones se envanecían de griegas de matemática s y astronomía y adoptan el método inductivo
descender de padres conquistadores; no puede darse ma- de Aristóteles.—Establecen varios colegios, y con auxilio de los nes-
yor prueba de la eficacia de esta política que la que halla- torianos, organizan un sistema de escuelas públicas.—Introducen los
números arábigos y la aritmética , y catalogan y dan nombre á las es-
mos en el Norte de Africa. Bien patente fué el irresisti-
trellas.—Ponen los cimientos de la astronomía m o d e r n a , de la quí-
ble efecto de la poligamia para la consolidación del nuevo mica y de la física é introducen grandes mejoras en la agricultura y
orden de cosas; pasada poco más de una generación, se en la industria.
informó al califa, por sus oficiales, de que debía cesar el
tributo porque todos los niños nacidos en aquella región
eran mahometanos y todos hablaban árabe. «En el curso de mi larga vida, dice el califa Alí, he ob-
El mahometismo, tal cual lo estableció su fundador, servado con frecuencia que los hombres se parecen más
era una religión antropomórfica; su Dios era únicamente que á sus padres, á los tiempos en que viven». Esta ob-
un gigante, su cielo una mansión de placeres carnales. servación profundamente filosófica del hijo político de
Las clases más inteligentes se libertaron pronto de estas Mahoma es por extremo cierta; pues aunque las faccio-
ideas imperfectas sustituyéndolas por otras más filosófi- nes y las formas del cuerpo de un hombre puedan indi-
cas , más exactas. Llegaron éstas á veces á estar confor- car su origen, la constitución de su espíritu, y por tanto
mes con las que se han declarado en nuestros tiempos la dirección de sus pensamientos, se determina por el
como ortodoxas por el concilio del Vaticano; así dice Al- medio en que vive.
Gazzali: «El conocimiento de Dios no puede obtenerse Cuando Amrú, el lugarteniente del califa Ornar, con-
por el que el hombre tiene de sí mismo ó de su propia quistó el Egipto y lo anexionó al imperio sarraceno , en-
alma. Los atributos de Dios no pueden determinarse por contró en Alejandría á un gramático griego llamado Juan
los atributos del hombre. Su soberanía y sus leyes no pue- y apellidado Filópono ó amante del trabajo. Valiéndose de
den medirse ni compararse.» la amistad que se había formado entre ellos, solicitó el
86 EFECTO POLITICO DE LA POLIGAMIA
chid una carta amenazadora, y véase cual fué la contes-
tación. «En el nombre de Dios misericordioso, Harun-al-
Raschid, jefe de los fieles á Nicéforo ¡el perro romano!
He leído tu carta ¡oh hijo de madre infiel! y 110 oirás mi
respuesta, ¡la sentirás!» En efecto, se escribió con sangre
y fuego en las llanuras de la Frigia.
Una nación puede recobrar sus provincias y sus rique- C A P Í T U L O IV
zas confiscadas, sobrevivir á la imposición de enormes
indemnizaciones, pero nunca puede reponerse del más
horrible de los actos de la guerra, la confiscación de las Renacimiento de la ciencia en el Mediodía.
mujeres. Cuando Abu-Obeidah envió á Ornar la noticia
de la toma de Antioquía, éste le censuró dulcemente, poí- P o r la influencia de los nestorianos y los judíos, se dedican los árabe s
no haber permitido á los soldados apoderarse de las mu- al cultivo de la ciencia.—Modifican sus ideas sobre el destino del hom-
jeres. «Si quieren casarse en Siria, permitidlo; y permi- bre y obtienen un verdadero concepto de la estructura del m u n d o -
Averiguan el t a m a ñ o de la tierra y determinan su forma.—Sus califas
tidles también que tengan tantas mujeres esclavas como forman grandes bibliotecas, protegen la ciencia en todos sus ramos
la ocasión pueda depararles.» La institución de la poliga- y la l i t e r a t u r a , y f u n d a n observatorios astronómicos.—Desarrollan
mia, basada en la confiscación de las mujeres en los paí- las ciencias matemáticas, inventan el álgebra, y perfeccionan la geo-
ses vencidos, fué la que afirmó en adelante el dominio metría y la trigonometría.—Coleccionan y traducen las antiguas obras
musulmán. Los hijos de estas uniones se envanecían de griegas de matemática s y astronomía y adoptan el método inductivo
descender de padres conquistadores; no puede darse ma- de Aristóteles.—Establecen varios colegios, y con auxilio de los nes-
yor prueba de la eficacia de esta política que la que halla- torianos, organizan un sistema de escuelas públicas.—Introducen los
números arábigos y la aritmética , y catalogan y dan nombre á las es-
mos en el Norte de Africa. Bien patente fué el irresisti-
trellas.—Ponen los cimientos de la astronomía m o d e r n a , de la quí-
ble efecto de la poligamia para la consolidación del nuevo mica y de la física é introducen grandes mejoras en la agricultura y
orden de cosas; pasada poco más de una generación, se en la industria.
informó al califa, por sus oficiales, de que debía cesar el
tributo porque todos los niños nacidos en aquella región
eran mahometanos y todos hablaban árabe. «En el curso de mi larga vida, dice el califa Alí, he ob-
El mahometismo, tal cual lo estableció su fundador, servado con frecuencia que los hombres se parecen más
era una religión antropomórfica; su Dios era únicamente que á sus padres, á los tiempos en que viven». Esta ob-
un gigante, su cielo una mansión de placeres carnales. servación profundamente filosófica del hijo político de
Las clases más inteligentes se libertaron pronto de estas Mahoma es.por extremo cierta; pues aunque las faccio-
ideas imperfectas sustituyéndolas por otras más filosófi- nes y las formas del cuerpo de un hombre puedan indi-
cas , más exactas. Llegaron éstas á veces á estar confor- car su origen, la constitución de su espíritu, y por tanto
mes con las que se han declarado en nuestros tiempos la dirección de sus pensamientos, se determina por el
como ortodoxas por el concilio del Vaticano; así dice Al- medio en que vive.
Gazzali: «El conocimiento de Dios no puede obtenerse Cuando Amrú, el lugarteniente del califa Ornar, con-
por el que el hombre tiene de sí mismo ó de su propia quistó el Egipto y lo anexionó al imperio sarraceno , en-
alma. Los atributos de Dios no pueden determinarse por contró en Alejandría á un gramático griego llamado Juan
los atributos del hombre. Su soberanía y sus leyes no pue- y apellidado Filópono ó amante del trabajo. Valiéndose de
den medirse ni compararse.» la amistad que se había formado entre ellos, solicitó el
88 INCENDIO DE LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA INCENDIO DE LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA 89

griego que le fuesen regalados los restos de la gran bi- perfectamente, y podemos estar seguros de que los bañe-
blioteca, que se habían salvado de las injurias de la gue- ros de Alejandría 110 emplearían el pergamino mientras
rra, del tiempo y del fanatismo. Amrú, por lo tanto, es- tuviesen un combustible mejor, y la mayor parte de los
cribió al califa pidiéndole autorización; esté contestó: «Si libros estaban escritos en pergamino.
los libros están conformes con el Corán, que es la pala- No puede dudarse, pues, que fué Ornar el que mandó
bra de Dios, son inútiles; si sucede lo contrario son per- destruir esta biblioteca bajo la impresión de su inutili-
niciosos. Destruyanse pues.» En su consecuencia se dis- dad ó de su tendencia irreligiosa; pero tampoco puede
tribuyeron entre los baños de Alejandría, y se dice que ponerse en duda que los cruzados quemaron la de Trípo-
fueron necesarios más de seis meses para que el fuego los li , de la que fantásticamente se dice que contenía tres mi-
consumiera. llones de volúmenes. Vieron que la primera sala donde
Aunque el hecho se ha negado, no cabe duda de que entraron sólo contenía el Corán, y suponiendo que en las
esta orden fué dada por Ornar. El califa era un hombre demás estarían los otros libros del impostor árabe, en-
inculto y estaba además rodeado de gente fanática é ig- tregaron todo á las llamas. La historia de ambos casos
norante. La acción de Ornar es una prueba de la obser- encierra alguna verdad y mucha exageración. El fanatis-
vación de Alí. mo , sin embargo, se ha distinguido frecuentemente por
Pero 110 debe suponerse que los libros ambicionados tales hazañas. Los españoles quemaron en Méjico vastas
por Juan, el Amante del trabajo, eran los que consti- pilas de pinturas jeroglíficas americanas cuya pérdida ha
tuían la gran biblioteca de los Ptolemeos y de Eumenes. sido irreparable; el cardenal Jiménez entregó al fuego en
rey de Pérganio. Cerca de mil años habían transcurrido la plaza de Granada ochenta mil manuscritos árabes, sien-
desde que Filadelfo empezó su colección; Julio César ha- do muchos de ellos traducciones de los autores clásicos.
bía quemado más de la mitad; los patriarcas de Alejan- Hemos visto cómo el talento mecánico, estimulado pol-
dría habían, no sólo permitido, sino inspeccionado la dis- la campaña persa de Alejandro, dió origen al maravilloso
persión de casi todo el resto. Orosio dice y afirma que vió desarrollo de la ciencia pura bajo el gobierno de los Pto-
vacíos los estantes de la biblioteca veinte años después lemeos; un efecto semejante se observa como resultado
que Teófilo, tío de San Cirilo, solicitó del emperador Teo- de las operaciones militares de los sarracenos.
dosío el edicto para destruirla. Y aunque esta noble co- La amistad contraída por el conquistador de Egipto,
lección no hubiese sufrido jamás tales actos de vandalis- Amrú, y Juan el Gramático, indica cuán dispuesto esta-
mo, el simple uso, y quizás puedo agregar, los robos co- ba el espíritu de los árabes para las ideas liberales. El pa-
metidos durante diez siglos, la habrían empobrecido gran- so dado de la idolatría de la Caaba al monoteísmo deMa-
demente. Si bien á Juan, como su apodo nos indica, hu- lioma, lo puso en condiciones de estudiar la literatura y
biera causado gran placer el excesivo trabajo que el cui- la filosofía. Había dos influencias á las que estaba siem-
dado de una biblioteca de medio millón de libros tenía pre expuesto y que conspiraban por trazarle su camino:
que ocasionar, no es menos cierto que habría sido supe- 1.°, la de los nestorianos en la Siria; 2.°, la de los judíos
rior á sus bien medidas fuerzas, y que el costo de su en- en Egipto.
tretenimiento y conservación exigía los amplios recursos En el último capítulo he relatado brevemente la per-
de los Ptolemeos y los Césares, y no los limitados y esca- secución de Nestorio y de sus discípulos; soportaron en
sos de un modestísimo gramático. No es indicio bastan- testimonio de la unidad de Dios infinitos sufrimientos y
te para calcular la magnitud de la colección el tiempo martirios, y rechazaron por completo un Olimpo poblado
que se necesitó para quemarla: el pergamino es quizá de dioses y de diosas.«Lejos de nosotros una reina del
el peor de los combustibles; el papel y el papiro arden cielo», decían.
'JO INFLUENCIA DE NESTORIANOS Y JUDÍOS FATALISMO DE LOS ÁRABES
Siendo éstas las opiniones particulares de los nestoria- lenguaje figurado dice el árabe: «Ningún hombre puede
nos, no tuvieron dificultad en afiliarse á los conquista- libertarse de su suerte por la fuga; el destino conduce sus
dores sarracenos, que no sólo los trataron con el mayor caballos por la noche Y dormido en tu lecho ó en el
respeto, sino que les confiaron algunos de los puestos fragor de la batalla, te hallará el ángel de la muerte.»
más importantes del Estado. Mahoma prohibió del modo « Estoy convencido», dice Alí, á cuya sabiduría ya hemos
más enérgico á sus secuaces que cometiesen la menor in- hecho referencia, «estoy convencido de que los negocios
justicia con ellos. Jesuiabbas, su pontífice, concertó tra- del hombre son gobernados por decretos divinos y no por
tados con el profeta y con Ornar, y más tarde el califa nuestra administración.» Los musulmanes se someten re-
Harun-al-Raschid colocó todas las escuelas públicas bajo signados á la voluntad de Dios. Concilian el libre albe-
la superintendencia del nestoriano Juan Masue. drío y la predestinación diciendo: «Se nos da el contor-
A la influencia de los nestorianos se agregó la de los no de la vida y nosotros lo iluminamos como queremos.»
judíos. Cuando el cristianismo mostró tendencias de unir- Dicen también que si queremos sobreponernos á las le-
se al paganismo, disminuyó la conversión de los judíos, yes de la naturaleza, 110 podremos resistirlas; debemos,
cesando completamente al introducirse las ideas trinita- pues, equilibrarlas unas con otras.
rias. Las ciudades de Siria y Egipto estaban pobladas de Esta sombría doctrina preparaba á sus devotos para el
judíos; sólo en Alejandría había, cuando la tomó Ainrú, cumplimiento de grandes cosas, y tales fueron las que
cuarenta mil que pagaban tributo; siglos de desgracias y ejecutaron los sarracenos. Convertía el desaliento en re-
persecuciones solamente habían servido para afirmarlos signación y enseñaba al hombre á desdeñar la esperanza,
en su monoteísmo y fortificarlos en el odio implacable siendo entre ellos un proverbio que «la esperanza es una
que desde la cautividad de Babilonia profesaban á la ido- esclava, la desesperación un hombre libre.»
latría. Asociados á los nestorianos, tradujeron al siriaco Pero en muchos de los incidentes de la guerra se de-
muchas obras filosóficas griegas y latinas, que después mostró de un modo palpable que las medicinas pueden
nuevamente tradujeron al árabe; y mientras que los nes- calmar el dolor, que el arte puede cerrar las heridas y
torianos se ocupaban de educar á los hijos de las princi- que los que parecían moribundos pueden librarse de la
pales familias mahometanas, hallaron los judíos medios fosa; los médicos judíos vinieron á ser una protesta viva
de darse á conocer como médicos inteligentes. y aceptada contra el fatalismo del Corán. Gradualmente
Estas influencias dominaron el feroz fanatismo de los se mitigó el rigorismo de la predestinación y se admitió
sarracenos; haciendo más dulces sus costumbres y elevan- que en la vida individual hay algo debido al libre albe-
do sus pensamientos. Recorrieron los dominios de la filo- drío; que por sus acciones voluntarias puede el hombre
sofía y de la ciencia tan rápidamente como habían re- determinar su senda dentro de ciertos límites; mas en
corrido las provincias del imperio romano, y abandona- cuanto á las naciones, no teniendo que dar cuenta si Dios
ron los errores del mahometismo vulgar, aceptando en personalmente, se hallan bajo el imperio de leyes inmu-
su lugar verdades científicas. tables.
En un mundo consagrado á la idolatría, la espada sa- En este concepto, era muy notable el contraste entre
rracena había vengado la majestad de Dios; la doctrina las naciones cristiana y musulmana. Los cristianos esta-
del fatalismo inculcada por el Corán contribuyó pode- ban convencidos de la existencia de una incesante inter-
rosamente á este resultado. «El hombre no puede antici- vención providencial; no creían que pudiera haber leyes
par ó posponer su fin decretado; la muerte nos alcanzará en el gobierno del mundo. Con oraciones y súplicas es-
en las torres más altas; desde el principio ha establecido peraban conseguir de Dios un cambio en el curso de los
Dios el lugar en que cada hombre debe morir». En su sucesos, y si esto no bastaba, se dirigían á Cristo ó á la
92 FATALISMO BE LOS ÁRABES
MEDICIÓN DE LA TIERRA 93
Virgen María, ó pedían á los santos su intercesión, ó acu-
dían á la influencia de huesos ó reliquias. Si sus propias la habitación de Dios, que bajo la forma de un gigante
súplicas eran insuficientes, podían obtener sus deseos pol- está sentado en un trono, teniendo á cada lado toros ala-
la intervención del sacerdote, ó por la de los hombres san- dos como los de los palacios de los antiguos reyes asirios.
tos de la Iglesia, y especialmente si á ésta se agregaban Estas ideas, que por cierto no son peculiares del ma-
oblaciones y ofrendas en dinero, creían que podían cam- hometismo , pues la profesan como revelaciones religiosas
biar el curso de los sucesos influyendo con los seres su- todos los hombres en cierto momento de su desarrollo in-
periores. El islamismo esperaba con piadosa resignación telectual , fueron bien pronto abandonadas por los Maho-
en la inmutable voluntad de Dios. La oración del cristia- metanos instruidos, que aceptaron otras científicamente
no era principalmente una fervorosa petición de los bie- exactas. Sin embargo, como en los países cristianos, no
nes deseados; la del sarraceno una devota expresión de se progresó sin que hubiese resistencia por parte de los de-
gratitud por el pasado; en ambas religiones, sustituyó á fensores de la verdad revelada. Así, pues, cuando Al-Ma-
la estática meditación de la India. Para el cristiano, eran mun adquirió la certidumbre de la forma globular de la
los progresos del mundo una serie de impulsos sin cone- tierra, dió orden á sus matemáticos y astrónomos para que
xión y de sorpresas sucesivas. Para el mahometano, este midiesen sobre su superficie un grado de círculo máximo;
progreso presentaba un aspecto muy diferente: todo mo- pero Takyuddín, uno de los doctores religiosos más afa-'
vimiento de un cuerpo era debido á otro movimiento an- mados de aquel tiempo, denunció al malvado califa, de-
terior; todo pensamiento venía de otro; todo suceso his- clarando que Dios le castigaría de seguro, por interrum-
tórico era originado por otro precedente; toda acción hu- pir presuntuosamente la devoción de los fieles, estimu-
mana era resultado de otra ejecutada antes. En los exten- lando y difundiendo entre ellos una filosofía falsa y atea;
sos anales de nuestra especie, nada se ha introducido ja- Al-Mamun persistió, no obstante, en su designio. En las
más bruscamente, sino que hay una continuación orde- costas del mar Rojo, en las llanuras de Shinar, por medio
nada é inevitable de uno á otro suceso ; el destino es una de un astrolabio, se determinó la altura del polo sobre el
cadena de hierro cuyos eslabones son los hechos, y cada horizonte, en dos estaciones de un mismo meridiano que
uno ocupa su lugar preordinado, sin que hayan sido jamás distaban entre sí un grado; la distancia entre las dos es-
ni evitados ni sustituidos; el hombre viene al mundo sin taciones fué medida luego y se vió que era igual á doscien-
saberlo y se va de él tal vez contra sus propios deseos; tos mil codos hashemitas; esto daba para la circunferen-
sólo tenemos, pues, que cruzarnos de brazos y aguardar cia completa de la tierra cerca de veinticuatro mil mi-
el desenlace del destino. llas de las nuestras, determinación no muy apartada de
la verdad. Mas como la forma esférica no podía ser deter-
Coincidió con este cambio de opinión en cuanto al go- minada positivamente por una sola medición, mandó el
bierno de la vida individual, otro relativo á la construc- califa ejecutar otra cerca de Cufa, en Mesopotamia. Sus
ción mecánica del mundo. Según el Corán, la tierra es astrónomos se dividieron en dos secciones, y partiendo
una llanura cuadrada, rodeada de enormes montañas, que de un punto dado, cada sección midió un arco de un gra-
tienen el doble objeto de equilibrarla en su asiento y de do, los unos hácia el Norte y hácia el Sur los otros; el
sustentar la cúpula del cielo. Debemos admirar devota- resultado se expresó en codos, y si éstos fueron como el
mente el poder y la sabiduría de Dios, contemplando el conocido por codo real, la longitud de un grado se obtu-
espectáculo de esta vasta extensión cristalina y brillante, vo con una aproximación de un tercio de milla de su ver-
que ha sido colocada en su sitio, sin peligro de rotura ú dadero valor. De estas mediciones dedujo el califa que la
otro accidente. Sobre el firmamento y descansando en él, forma globular quedaba establecida.
está el cielo, edificado con siete pisos, siendo el superior Es de notar que pronto se transformó el feroz fanatis-
Draper. 1-2
*

Sü PASIÓN POR LA CIENCIA CREAN LA QUÍMICA 95

mo de los musulmanes en una pasión por las investiga- de la ciencia, reunió grandes bibliotecas y se rodeó de
ciones científicas, pues al principio fué el Corán un obs- sabios.
táculo para la literatura y la ciencia. Mahoma lo había Estos elevados sentimientos así cultivados, continua-
ensalzado como las más grandes de todas las composicio- ron aún después que las disensiones intestinas causaron
nes , y había presentado su inabordable excelencia como la división en tres partes del imperio sarraceno. La di-
una prueba de su misión divina. Pero unos veinte años nastía de los Abasidas en Asia, la de los Fatimitas en
después de su muerte, la experiencia adquirida en la Si- Egipto y la de los Omniadas en España, llegaron á ser
ria, en la Persia, en el Asia Menor y en el Egipto, había rivales, no sólo en la política, sino también en las letras
producido un notable efecto; y Alí, que era entonces el y en las ciencias.
califa reinante, protegió abiertamente toda clase de in- En las letras, abrazaron los sarracenos todos los asun-
vestigaciones literarias. Moawyali, fundador de la dinas- tos que pueden recrear ó instruir el ánimo. E n .tiempos
tía de los Omníadas, ocupó el califato en el año 601 y posteriores era su orgullo haber producido más poetas
causó una revolución en el gobierno, cambiándolo ele elec- que todas las naciones juntas. E n las ciencias, su gran
tivo en hereditario. Trasladó su residencia de Medina á mérito consistía en haberlas cultivado según el método de
la más céntrica ciudad de Damasco, é introdujo en su cor- los griegos alejandrinos y no el de los griegos europeos.
te el lujo y la magnificencia. Rompió los lazos de un fa- Conocieron que jamás progresarían por la mera expecta-
natismo rigoroso y se constituyó en patrono y protector ción y que los únicos adelantos sólidos se obtienen pol-
de las letras. Treinta años habían producido grandes cam- la interrogación práctica de la naturaleza: los caractéres
bios. Un sátrapa persa que en una ocasión tuvo que tri- esenciales de su método eran el experimento y la obser-
butar homenaje á Ornar, segundo califa, lo halló durmien- vación; consideraron la geometría y las ciencias mate-
do entre los mendigos sobre los escalones de la mezquita máticas como instrumentos de razonamiento. Se nota con
de Medina; pero los emisarios extranjeros enviados para interés que en sus numerosos escritos sobre mecánica,
solicitar la gracia de Moawyah, sexto califa, fueron pre- hidrostática y óptica, la solución de un problema se obtie-
sentados á él en un magnífico palacio, decorado con ara- ne siempre ejecutando un experimento ó una observación
bescos exquisitos y adornado con fuentes y jardines. instrumental. Esto fué lo que les hizo inventar la química
Antes de cumplirse un siglo de la muerte de Malioma, y los condujo á descubrir aparatos de todas clases parala
se hicieron traducciones al árabe de los principales auto- destilación, la sublimación, la fusión, la filtración, etcé-
res filosóficos griegos; poemas como La Iliada y La Odi- tera; lo que en astronomía les obligó á acudir á los ins-
sea, que se consideraban de tendencia irreligiosa por sus trumentos graduados, como cuadrantes y astrolabios; lo
alusiones mitológicas, fueron traducidos al siriaco, para que en la química les hizo emplear la balanza, con cuya
satisfacer la curiosidad de las personas ilustradas. Alman- teoría estaban perfectamente familiarizados; construye-
zor, durante su califato (de 753 á 775), trasladó la resi- ron tablas de pesos específicos, y de astronomía, como
dencia del Gobierno á Bagdad, que convirtió en una es- las de España, Bagdad y Samarcanda; estó ocasionó sus
pléndida metrópoli; dedicó mucho tiempo al estudio y grandes adelantos en la geometría y trigonometría, su
progreso de la astronomía, y fundó escuelas de medicina invención del álgebra y la adopción de los números in-
y de jurisprudencia. Su nieto Harun al Baschid (786) dios en la aritmética. Tales fueron los resultados_ de la
siguió su ejemplo, y mandó que á cada mezquita de preferencia que dieron al método inductivo de Aristóte-
su reino se agregase una escuela; fué empero la edad les , desechando los sueños de Platón.
augusta del saber asiático la de los tiempos del califa Para establecer y extender las bibliotecas públicas, se
Al-Mamun (813 á 839). Hizo de Bagdad el centro reunieron libros con el mayor esmero; se dice que el ca-
MOVIMIENTO CIENTÍFICO ÁRABE 97
96 SUS GRANDES BIBLIOTECAS
ni restricción alguna, aunque en tiempos posteriores se
lifa Al-Mamun llevó á Bagdad centenares de camellos
necesitó licencia para publicar las obras de teología.
cargados de manuscritos. E n un tratado que celebró con
Abundaban los libros de referencia sobre geografía, esta-
el emperador griego Miguel I I I estipuló que una de las
dística , medicina, historia, etc.; tenían diccionarios _ y
bibliotecas de Constantinopla le sería cedida. Entre los
también epítomes y compendios de ellos, como el Diccio-
tesoros que así adquirió estaba el tratado de Ptolemeo so-
nario enciclopédico de todas las ciencias, por Mahomet-
bre la construcción matemática de los cielos, y lo bizo
Abu-Abdallah. Se cuidaban con orgullo de la blancura y
traducir enseguida al árabe bajo el título de Almagesto.
pureza del papel, de la hábil combinación de las tintas
Las colecciones adquiridas por tales medios llegaron á
de colores, y de los adornos y dorados de los títulos y
ser muy considerables; así, pues, la biblioteca Fatimita
epígrafes.
del Cairo contenía cien mil volúmenes elegantemente
traducidos y encuadernados. Entre éstos había seis mil E l imperio sarraceno estaba cubierto de colegios; los
y quinientos manuscritos sólo sobre medicina y astrono- había en Mongolia, Tartaria, Persia, Mesopotamia, Si-
mía ; el reglamento de esta biblioteca permitía prestar ria, Egipto, Norte de Africa, Marruecos, Fez y España.
los libros á los estudiantes que residían en el Cairo. Con- E n uno de los extremos de estos vastos dominios, que te-
tenía también dos esferas, una de plata maciza y otra de nían una extensión geográfica superior á la del imperio
bronce, y se dice que esta última había sido construida romano, se hallaban el colegio y el observatorio astronó-
por Ptofomeo, y que la primera había costado tres mil mico de Samarcanda; en el otro , la Giralda, en España,
coronas de oro ."La gran biblioteca de los califas de Es- Refiriéndose Gibbón á esta protección dispensada al sa-
paña llegó á contener seiscientos mil volúmenes , y sólo ber, dice: «Los emires independientes de las provincias,
el catálogo constaba de cuarenta y cuatro. Había, ade- quisieron tener la misma prerogativa real, y su emula-
más de ésta, en Andalucía, setenta bibliotecas públicas ción difundió el gusto por la ciencia desde Samarcanda y
y las colecciones particulares eran á veces muy extensas: Bokhara hasta Fez y Córdoba. El visir de un sultán con-
un doctor afamado rehusó la invitación del sultán de sagró una suma de doscientas mil monedas de oro á la
Bokhara, de trasladarse á su corte, porque para traspor- fundación de un colegio en Bagdad, al que dotó con una
tar sus libros hubiera necesitado cuatrocientos camellos. renta anual de quince mil dineros. Los frutos de la ins-
trucción se comunicaron quizás, en distintos tiempos , á
E n toda gran biblioteca había un departamento para seil mil discípulos de todas clases, desde el hijo del no-
copiar y traducir los manuscritos, siendo á veces esta ble al del industrial; se destinaba una cantidad bastante
industria ejercida por empresas particulares. Honian, para atender ¿ los gastos de los escolares indigentes, y el
médico nestoriano, tenía un establecimiento de esta cla- mérito y los trabajos de los profesores se remuneraban
se en Bagdad el año 850; publicaba versiones de Aris- con estipendios proporcionados. E n todas las ciudades
tóteles, Platón, Hipócrates, Galeno, etc. E n cuanto á eran copiadas y coleccionadas las producciones de la lite-
obras originales, tenían costumbre los directores de los ratura arábiga, por la curiosidad de los estudios y por la
colegios de obligar á los profesores á escribir tratados so- vanidad de los ricos.» La superintendencia de estas es-
bre asuntos determinados. Todos los califas tenían un cuelas estaba confiada con noble liberalidad, ora á los
historiador: libros de novelas y cuentos como Las Mil y nestorianos, ora á los judíos. No se inquietaban por sa-
una noches dan testimonio de la creadora fantasía de los ber dónde había nacido un hombre, ni cuáles eran sus
sarracenos; y poseían, además, obras sobre toda clase opiniones religiosas; el nivel de su talento era lo único
de asuntos,"historia, jurisprudencia, política, filosofía, que se consideraba. E l gran califa Al-Mamun había de-
biografías, no sólo de hombres ilustres, sino de caballos clarado que «son los elegidos de Dios, sus mejores y más
y camellos célebres. Se publicaban sin sujeción á censura
ASTRONOMÍA ÁRABE AGRICULTURA É INDUSTRIA 99
98
útiles servidores, aquellos cuyas vidas están consagradas diendo un grado de su superficie; determinaron la obli-
al adelanto de sus facultades racionales: que los precep- cuidad de la eclíptica; publicaron tablas correctas del sol
tores de la sabiduría son los verdaderos luminares y le- y de la luna; fijaron la duración del año y comprobaron
gisladores de este mundo, que sin su apoyo se sumergi- la precesión de los equinoccios. E l tratado de Albatenio
ría de nuevo en la ignorancia y la barbarie.» sobre La ciencia de las estrellas, es citado con respeto por
A ejemplo del colegio de medicina del Cairo, impusie- Laplace, quien llama también la atención sobre un frag-
ron á sus alumnos exámenes rigorosos de salida otros mento importante de Ibn-Junis, astrónomo de Hakem,
colegios también de medicina, y después de aprobado, califa de Egipto en el año 1000, por contener una larga
recibía el candidato autorización para entrar en la prácti- serie de observaciones desde el tiempo de Almanzor, de
ca de su profesión. El primer colegio de medicina estable- eclipses, equinoccios, solsticios, conjunciones de plane-
cido en Europa lo fué por los sarracenos en galerno tas y ocultaciones de estrellas, las cuales han dado
(Italia), y el primer observatorio astronómico el que eri- mucha luz sobre las grandes variaciones del sistema del
gieron en Sevilla (España). mundo. Los atrónomos árabes también se dedicaron á la
Sería salir de los límites de este libro presentar un es- construcción y perfeccionamiento de los instrumentos as-
tado minucioso de los resultados de este imponente mo- tronómicos y á l a medida del tiempo por el empleo de re-
vimiento científico, las antiguas ciencias se extendieron lojes de varias clases, clepsidras y cuadrantes solares, y
considerablemente, dando nacimiento á otras nuevas. Se fueron los primeros en aplicar con este objeto el péndulo.
introdujo el método aritmético de los indios", hermosa in- En las ciencias experimentales dieron origen á la quí-
vención que expresa todos los números con diez caracte- mica : descubrieron algunos de sus reactivos más impor-
res , dándoles un valor absoluto y otro de lugar, y per- tantes, el ácido sulfúrico, el ácido nítrico, el alcohol;
mitiendo el empleo de reglas sencillas para la fácil ejecu- aplicaron esta ciencia á la práctica médica, siendo los
ción de toda clase de cálculos. El álgebra ó aritmética primeros en publicar farmacopeas y dispensarios, en los
universal, método de cálcular cantidades indeterminadas que se incluían preparaciones minerales. E n mecánica
ó de investigar las relaciones que existen entre todas las determinaron las leyes de la caida de los cuerpos y lle-
clases de cantidades, sean aritméticas ó geométricas, fué garon á tener alguna idea de la naturaleza de la grave-
desorrollado del germen que había dejado Diofanto. Ma- dad: estaban familiarizados con las teorías de la dinámi-
homet Ben Musa presentó la solución de las ecuaciones ca. E n hidrostática formaron las primeras tablas de
del cuadrado; Ornar Ben Ibrahim la de las ecuaciones cúbi- gravedades específicas, y escribieron tratados sobre la
cas. Los sarracenos dieron también á la trigonometría su flotación y la. inmersión de los cuerpos_ en el agua. En
forma moderna, sustituyendo los senos á las cuerdas que óptica corrigieron los errores de los griegos, de que los
hasta entonces se habían usado, y haciendo de ella una cien- rayos parten del ojo y tocan el objeto que se ve, introdu-
cia separada. Musa, ya nombrado, fué autor de un Tratado ciendo la hipótesis de que los rayos van del objeto al ojo;
de trigonometría esférica. Al-Baghadali dejó otro sobre geo- comprendieron el fenómeno de la reflexión y refracción
desia, tan bueno, que algunos han declarado que era una de la luz; á Alhazen se debe el gran descubrimiento de
copia de la última obra de Euclides sobre esta materia. la marcha curvilínea de un rayo de luz á través de la
atmósfera, y la prueba de que vemos el sol y la luna an-
En astronomía hicieron, no tan sólo catálogos, sino tes de salir y despues de puestos.
mapas de las estrellas visibles sobre su horizonte, dán-
Los efectos de esta actividad científica se perciben cla-
doles á la de mayor magnitud los nombres arábigos que
ramente en las grandes mejoras que experimentaron
aún conservamos en nuestros globos celestes. Averigua-
muchas de las artes industriales. La agricultura lo de-
ron , como ya hemos visto, el tamaño de la tierra, mi-
100 SU TEORÍA DEL DESARROLLO

muestra por su mejor sistema de riegos, por el liábil em-


pleo de los abonos, por la cría del ganado, por la pro-
mulgación de sábias leyes rurales y por la introducción
del cultivo del arroz, del azúcar y del café. Yernos en la
fabricación el gran desarrollo de las industrias de sedería,
de algodón y de lana, y de las del cordobán, del tafilete CAPÍTULO V
y del papel; en la. minería, fundición y artes metalúrgi-
cas basta recordar la fábrica de armas de Toledo.
Amantes apasionados de la música y de la poesía, de- Conflicto relativo á la naturaleza del alma.
dicaban gran parte de sus ocios á estos elegantes pasa- Doctrina de la emanación y de la absorción.
tiempos; enseñaron á los europeos el juego del ajedrez y
les comunicaron su afición á los romances y novelas; Ideas europeas sobre el alma. —Se asemeja á la forma del cuerpo.
cultivaban con deleite el más grave reino de la literatu- Opiniones filosóficas de los orientales. — La teologia de los Vedas y de
Budha afirma la doctrina de la emanación y de la absorcion. — E s de-
ra; tenían composiciones admirables sobre asuntos tales fendida por Aristóteles, al cual siguen la escuela de Alejandría y m a s
como la instabilidad de las grandezas humanas, las con- t a r d e los judíos y los árabes. —Se la encuentra en los escritos de b r i -
gena.
secuencias de la irreligión, los reveses de la fortuna, el
origen, duración y fin del mundo. Algunas veces, no sin Relación de esta doctrina con la teoría de la conservación y corelación
de la fuerza. —Paralelo entre el origen y destino del cuerpo y del al-
sorpresa, encontramos en ellos ideas que creemos de ma.—Necesidad de f u n d a r la psicología h u m a n a con la psicología
nuestro siglo y de las cuales nos envanecemos; así, pues, comparada.
E l averrofsmo, que está basado en estos hechos, penetr a en la cristian-
nuestras doctrinas modernas sobre la evolución y el des- dad por E s p a ñ a y Sicilia. ^ ,,
arrollo se enseñaban en sus escuelas, y á la verdad, las Historia del averroísmo. — Rebelión del islamismo contra él.—Antago-
nismo de las sinagogas judias. —Su destrucción emprendida por el
llevaban más lejos de lo que nosotros nos atrevemos á papado. —Establecimiento d é l a Inquisición en España.—Horribles
hacer hoy día, extendiéndolas hasta las cosas inorgáni- persecuciones y sus resultados.—Expulsión de los judíos y moros.—
Destrucción del averroísmo en Europa.—Acción decisiva del ultimo
cas ó minerales. El principio fundamental de la alqui- Concilio del Vaticano.
mia era el proceso natural del desarrollo de los cuerpos
metálicos. «Cuando el vulgo, dice Al-Khazini, que es-
cribió en el siglo xn, oye decir á los filósofos que el oro Los paganos griegos y romanos creían que el espíritu
es un cuerpo que ha alcanzado el complemento de la ma- del hombre se asemejaba á su forma corporal, variando
durez, la meta de la perfección, cree firmemente que y creciendo según variaba y crecía ésta; los héroes á quie-
es alguna cosa que por grados ha ido obteniéndola, pa- nes había sido permitido descender á los infiernos, ha-
sando sucesivamente por las formas de todos los demás bían, por lo tanto, reconocido sin dificultad á sus anti-
cuerpos metálicos; así que el oro de ellos fué primero guos amigos; no sólo habían conservado su aspecto cor-
plomo, luego estaño, luego bronce, luego plata y final- póreo, sino que llevaban también sus vestidos usuales.
mente alcanzó el desarrollo del oro; no sabiendo que lo Los primitivos cristianos, cuyas concepciones de la
que quieren significar los filósofos con esto es tan sólo vida futura, del cielo y del infierno, mansiones délos
algo semejante á lo que dicen cuando hablan del hombre justos y de los pecadores, eran mucho más brillantes
y le atribuyen perfección y equilibrio en su naturaleza y que las de sus predesores paganos, aceptarony forta-
constitución, sin que entiendan que el hombre fué pri- lecieron estas ideas antiguas. No dudaban que en el
mero toro, se cambió luego en asno, luego en caballo, mundo venidero se reunirían con sus amigos y habla-
luego en mono y finalmente se hizo hombre.» ríai\ con ellos, como habían hecho aquí en la tierra, es-
100 SU TEORÍA DEL DESARROLLO

muestra por su mejor sistema de riegos, por el liábil em-


pleo de los abonos, por la cría del ganado, por la pro-
mulgación de sabias leyes rurales y por la introducción
del cultivo del arroz, del azúcar y del café. Yernos en la
fabricación el gran desarrollo de las industrias de sedería,
de algodón y de lana, y de las del cordobán, del tafilete CAPÍTULO V
y del papel; en la. minería, fundición y artes metalúrgi-
cas basta recordar la fábrica de armas de Toledo.
Amantes apasionados de la música y de la poesía, de- Conflicto relativo á la naturaleza del alma.
dicaban gran parte de sus ocios á estos elegantes pasa- Doctrina de la emanación y de la absorción.
tiempos; enseñaron á los europeos el juego del ajedrez y
les comunicaron su afición á los romances y novelas; Ideas europeas sobre el alma. —Se asemeja á la forma del cuerpo.
cultivaban con deleite el más grave reino de la literatu- Opiniones filosóficas de los orientales. — La teologia de los Vedas y de
Budha afirma la doctrina de la emanación y de la absorcion. — E s de-
ra; tenían composiciones admirables sobre asuntos tales fendida por Aristóteles, al cual siguen la escuela de Alejandría y m a s
como la instabilidad de las grandezas humanas, las con- t a r d e los judíos y los árabes. —Se la encuentra en los escritos de h r i -
gena.
secuencias de la irreligión, los reveses de la fortuna, el
origen, duración y fin del mundo. Algunas veces, no sin Relación de esta doctrina con la teoría de la conservación y corelación
de la fuerza. —Paralelo entre el origen y destino del cuerpo y del al-
sorpresa, encontramos en ellos ideas que creemos de ma.—Necesidad de f u n d a r la psicología h u m a n a con la psicología
nuestro siglo y de las cuales nos envanecemos; así, pues, comparada.
E l averroísmo, que está basado en estos hechos, penetr a en la cristian-
nuestras doctrinas modernas sobre la evolución y el des- dad por E s p a ñ a y Sicilia. ^ ,,
arrollo se enseñaban en sus escuelas, y á la verdad, las Historia del averroísmo. — Rebelión del islamismo contra él.—Antago-
nismo de las sinagogas judias. —Su destrucción emprendida por el
llevaban más lejos de lo que nosotros nos atrevemos á papado. —Establecimiento d é l a Inquisición en España.—Horribles
hacer hoy día, extendiéndolas hasta las cosas inorgáni- persecuciones y sus resultados.—Expulsión de los judíos y moros.—
Destrucción del averroísmo en Europa.—Acción decisiva del ultimo
cas ó minerales. El principio fundamental de la alqui- Concilio del Vaticano.
mia era el proceso natural del desarrollo de los cuerpos
metálicos. «Cuando el vulgo, dice Al-Khazini, que es-
cribió en el siglo XII, oye decir á los filósofos que el oro Los paganos griegos y romanos creían que el espíritu
es un cuerpo que ha alcanzado el complemento de la ma- del hombre se asemejaba á su forma corporal, variando
durez, la meta de la perfección, cree firmemente que y creciendo según variaba y crecía ésta; los héroes á quie-
es alguna cosa que por grados ha ido obteniéndola, pa- nes había sido permitido descender á los infiernos, ha-
sando sucesivamente por las formas de todos los demás bían, por lo tanto, reconocido sin dificultad á sus anti-
cuerpos metálicos; así que el oro de ellos fué primero guos amigos; no sólo habían conservado su aspecto cor-
plomo, luego estaño, luego bronce, luego plata y final- póreo, sino que llevaban también sus vestidos usuales.
mente alcanzó el desarrollo del oro; no sabiendo que lo Los primitivos cristianos, cuyas concepciones de la
que quieren significar los filósofos con esto es tan sólo vida futura, del cielo y del infierno, mansiones délos
algo semejante á lo que dicen cuando hablan del hombre justos y de los pecadores, eran mucho más brillantes
y le atribuyen perfección y equilibrio en su naturaleza y que las de sus predesores paganos, aceptarony forta-
constitución, sin que entiendan que el hombre fué pri- lecieron estas ideas antiguas. No dudaban que en el
mero toro, se cambió luego en asno, luego en caballo, mundo venidero se reunirían con sus amigos y habla-
luego en mono y finalmente se hizo hombre.» ríai\ con ellos, como habían hecho aquí en la tierra, es-
102 EL ALMA OPINIONES PSICOLÓGICAS ASIÁTICAS 108

peranza consoladora para el corazón humano, en la cieron jamás por completo; en nuestros mismos tiempos
mayor de las desgracias, puesto que le restituye sus tan vasta y silenciosamente se han extendido en Europa,
muertos. que en el Syllabus papal se llama abiertamente la aten-
E n la incertidumbre de lo que ocurre al alma en el in- ción sobre ellas, presentándolas á la clara luz del día, y
tervalo que media entre su separación del cuerpo y el día el concilio del Vaticano, abundando en la opinión de lo
del juicio final, se sustentaron varias opiniones. Algunos peligroso de su tendencia y de su secreta difusión, ha
pensaron que andaban errantes sobre las tumbas; otros, anatematizado marcada y ostensiblemente en sus prime-
que vagaban desconsolados por los aires; según la creen- ros cánones á las personas que las sustenten. «Sea ana-
cia popular, San Pedro es el portero del cielo, y á él se tema quien diga que las cosas espirituales son emanacio-
ha encomendado el admitir ó rechazar á las almas según nes de la-sustancia divina, ó que la esencia divina por
su capricho. Algunas personas, sin embargo, estaban manifestación ó desarrollo viene á ser todas las cosas.»
dispuestas á negarle este poder, puesto que sus decisio- E n vista de este acto autoritativo, es necesario ahora con-
nes se anticiparían al juicio final, que de este modo sería siderar el carácter y la historia de estas opiniones.
innecesario. Desde Gregorio el Magno, la doctrina del Las ideas que se abrazan sobre la naturaleza de Dios,
purgatorio fué aceptada por la generalidad. Las almas de influyen necesariamente en las que se tienen sobre la na-
los difuntos hallaron de este modo un lugar de descanso. turaleza del alma. Los asiáticos orientales habían adop-
Que el espíritu de los muertos volvía á veces á visitar tado la concepción de un Dios impersonal, y en cuanto al
á los vivos y á frecuentar los parajes donde primero ha- alma, su consecuencia necesaria, la doctrina de la ema-
bía vivido, ha sido en todo tiempo y en todos los países nación y de la absorción. ,, ,
de Europa creencia fija, no reducida sólo á los rústicos, Así, pues, la teología de los Vedas está basada en el
sino extensiva á las clases inteligentes. Un grato terror conocimiento de un espíritu universal que llena todas las
se esparce en las largas veladas del invierno, cuando al cosas. «No hay en verdad sino una Deidad, el Espíritu
lado del hogar se escuchan historias de apariciones, duen- Supremo; es de la misma naturaleza que el alma del hom-
des y fantasmas. En los antiguos tiempos, los romanos bre.» Tanto en los preceptos de los Vedas como en los de
tenían sus lares ó almas de los que habían observado una Manu, se afirma que el alma es una emanación de la in-
vida virtuosa; tenían también sus larvas ó lemures de las teligencia universal, y que está necesariamente destina-
almas de los malvados; sus manes ó almas de los de vida du- da á ser reabsorbida. La consideran sin forma y creen que
dosa. Si el testimonio humano sobre estas cosas fuese la naturaleza visible con todas sus bellezas y armonías es
de algún valor, podría acumularse testimonio sobre tes- tan sólo la sombra de Dios.
timonio desde la más remota antigüedad hasta nuestros Convirtióse el vedismo en budliismo, llegando a ser la
días, tan extensos é intachables como se desee, en apoyo fe de una gran parte de raza humana. Este sistema reco-
de cualquiera de estas ideas; que estas sombras de los di- noce que hay un Poder Supremo, pero mega que haya
funtos se reúnen cerca de las tumbas, ó que establecen un Sér Supremo; considera la existencia de la fuerza co-
su secreto domicilio en las ruinas de algún castillo, ó que mo medio de manifestación de la materia; adopta la teo-
se pasean en triste soledad á la luz de la luna. ría de la emanación y de la absorción; en una vela encen-
Mientras que estas opiniones se aceptaban generalmen- dida ve la imagen del hombre, esto es, un cuerpo mate-
te en Europa, otras de naturaleza muy distinta preva- rial y una evolución de la fuerza. Si le interrogamos so-
lecían extensamente en Asia, y por cierto, en las más al- bre el destino del alma, nos pregunta qué se ha hecho de
tas regiones del pensamiento. La autoridad eclesiástica la llama cuando se apaga, y en qué condición estaba an-
consiguió reprimirlas en el siglo xvi, pero no desapare- tes de encender la vela: ¿era la nada? ¿ha sido amqui-
104 EMANACIÓN Y ABSORCIÓN PSICOLOGÍA ARÁBIGA 105^

lada? Admite que la idea de personalidad que nos ha ilu- la absorción: si el alma es reabsorbida y reunida instan-
sionado durante la vida no puede extinguirse por la muer- táneamente en el momento de la muerte, ó si conserva
te instantánea, sino que ha de perderse por grados. En el sentimiento de personalidad por algún tiempo y al-
esto se funda la doctrina de la trasmigración; pero al ca- canza gradualmente una reunión completa.
bo tiene lugar la unión con la inteligencia universal, se De los griegos alejandrinos pasaron estas ideas á los
llega al nirwana, se consigue el olvido, que es un estado filósofos sarracenos, que muy poco después de la toma
que no tiene relación ni con la materia, ni con el espacio, de la gran ciudad egipcia abandonaron á los incultos sus
ni con el tiempo; el estado á que se redujo la extinguida nociones antropomórficas de la naturaleza de Dios y la
llama de la vela, el estado en que nos hallábamos antes forma análoga del espíritu del hombre. Al desarrollarse
de nacer. Este es el fin que debemos aguardar: la reab- el arabismo como un sistema ciéntífico distinto, forma-
sorción en la Fuerza universal, la gloria suprema, el eter- ron las teorías de la emanación y de la absorción al-
no descanso. gunos de sus rasgos característicos. En este abandono
Aristóteles fué el primero que introdujo estas do trinas del mahometismo vulgar les ayudó grandemente el ejem-
en la Europa oriental, y veremos que más tarde se le plo de los judíos; éstos también habían arrojado el an-
consideró como su autor; ejercieron una influencia do- tropomorfismo de sus antepasados; habían sustituido al
minante en el último período de la escuela de Alejan- Dios que residía tras el velo del templo, una inteligencia
dría. Filón el Judío, que vivió en tiempo de Calígula, infinita que llena el universo; y confesando su incapa-
basó su filosofía en la teoría de la emanación; Plotino no cidad para comprender cómo una cosa que se anima de
sólo la aceptó como aplicable al alma del hombre, sino pronto, puede llegar á ser inmortal, afirmaban que el
que creyó que permitía explicar la naturaleza de la Tri- alma del hombre está unida con el pasado, que no tuvo
nidad. Porque así como un rayo de luz emana del sol y principio, y con el futuro, que tampoco tiene fin.
el calor emana del rayo cuando toca los cuerpos materia- En la historia intelectual del arabismo se ven juntos
les, así del Padre emana el Hijo y de éste el Espíritu continuamente judíos y sarracenos; lo mismo sucede si
Santo. De estas opiniones deduce Plotino un sistema re- consideramos su historia política, ya en Egipto, ya en
ligioso práctico y enseña al devoto cómo pasar á.una Siria ó España. De unos y otros obtuvo igualmente la
condición extática de nuestra alma mundana, cual pla- Europa occidental sus ideas filosóficas, que con el tras-
cer precursor de la absorción; en esta condición el alma curso del tiempo culminaron en el averroísmo: éste es el
pierde su conciencia individual. Del mismo modo ense- islamismo filosófico. Los europeos consideraron general-
ñaba Porfirio la absorción ó unión con Dios. Era tirio de mente á Averroes como el autor de estas herejías y en
nacimiento, estableció en Roma una escuela y escribió tal concepto lo infamaron los ortodoxos; sin embargo,
contra el cristianismo; su tratado sobre este asunto fué no fué más que su compilador y comentador. Sus obras
rebatido por Eusebio y San Jerónimo, pero el empera- invadieron la cristiandad por dos caminos; de España,
dor Teodosio lo redujo al silencio con más eficacia ha- pasaron al Sur de Francia y de aquí á la Italia superior
ciendo quemar todos sus escritos. Porfirio se lamentaba engendrando numerosas herejías en su marcha; de Sici-
de su infortunio diciendo que se había unido á Dios en lia pasaron á Nápoles y á la Italia meridional bajo los
éxtasis una sola vez en un período de ochenta y seis años, auspicios de Federico II.
mientras que su maestro Plotino lo había conseguido seis Pero mucho antes de que la Europa sufriese esta gran
veces en sesenta años. Un sistema completo de teología, invasión intelectual, se verificaron las que en cierto
basado en la teoría de la emanación, fué elaborado por modo debieran llamarse manifestaciones esporádicas del
Proclo, que especuló sobre la manera en que tiene lugar orientalismo. Como ejemplo puedo presentar las opimo-
ERIGENA
106 ERIGENA

nes de JuanErigena (800), que había enseñado y adop- lo que ha sido de ellos. E n esta absorción final que des-
tado la filosofía de Aristóteles y efectuado una peregri- pués de un período de tiempo debe venir necesariamente,
nación á la cuna de este filósofo; confiando en unir la re- Dios será todo en todo y nada existirá sino El solo. Lo
ligión y la filosofía, según el modo propuesto por los ecle- contemplo como el principio y la causa de todas las cosas;
siásticos cristianos que entonces estudiaban en las_ uni- todas las cosas que son y todas las que han sido y que
versidades mahometanas de España. Era originario de no son ahora, fueron creadas de E l , por E l y en El_; tam-
Irlanda. . bién le considero como el fin é infranqueable término de
E n una carta á Carlos el Calvo espresa Anastasio su todas las cosas... Hay una concepción cuádruple de la na-
asombro diciendo: «¡Cómo semejante bárbaro, que viene turaleza universal, dos de la naturaleza divina, como
de los confines de la tierra, donde ha estado privado de principio y fin, dos también de la naturaleza creada,
la conversación de los hombres, puede comprender las como causas y efectos. Sólo Dios es eterno.»
cosas con tanta claridad y traducirlas tan bien á otro La vuelta del alma á la inteligencia universal se de-
idioma!» E l intento general de sus escritos era, como signa por Erigena como teosis ó deificación. E n la ab-
hemos dicho, unir la filosofía y la religión, pero el tra- sorción final se pierde todo recuerdo de la experiencia
tar estos asuntos le hizo incurrir en la censura eclesiás- pasada; el alma vuelve á la condición en que estaba an-
tica, y algunas de sus obras fueron arrojadas al fuego. Su tes de que animase al cuerpo. Necesariamente, por lo
libro más importante se titula De Divisione y atura. tanto, incurrió Erigena en el desagrado de la Iglesia.
La filosofía de Erigena se apoya en el hecho observado E n la India fué donde primero descubrieron los hom-
v admitido de que toda cosa existente procede de algo bres el hecho de que la fuerza es indestructible y eterna.
que ha vivido antes. Siendo el mundo visible un mundo Esto implica ideas más ó menos distintas de lo que lla-
de vida, ha emanado, por lo tanto, necesariamente_ de mamos ahora «correlación y conservación.» Considera-
alguna existencia primordial, y esta existencia es Dios, ciones relacionadas con la estabilidad del universo dan
que es, pues, el origen y conservador de todo. Cualquier fuerza á esta opinión, puesto que es palmario que si al-
cosa que vemos, se conserva como cosa visible por la guna vez hubiera, ya un aumento, ya una diminución,
fuerza que de É l se desprende y desaparecería si ésta des- cesaría el orden del mundo. La cantidad definida é inva-
apareciese. Erigena concibe, pues, la Divinidad como riable de la energía del universo debe ser aceptada, pol-
participando incesantemente en las operaciones de la na- lo tanto, como un hecho científico; los cambios que pre-
turaleza, siendo su protector y sostenedor, y en este res- senciamos sólo se refieren á su distribución.
pecto respondiendo al alma del universo de los griegos. Pero toda vez que el alma debe considerarse como un
La vida particular de los individuos es, por lo tanto, una principio activo, dar existencia á una nueva, sacada de
parte de la existencia general, esto es, del alma del la nada, es necesariamente aumentar la fuerza primitiva
mundo. del mundo. Y si esto se ha verificado cada vez que ha
nacido un individuo y ha de repetirse de aquí en ade-
Si alguna vez se anulase el poder conservador, todo
lante, la totalidad de la fuerza debe ir continuamente
volvería á las fuentes de donde salió; es decir, volvería á
aumentando.
Dios y sería absorbido por Él. Toda la naturaleza visible,
, Por otra parte, las personas piadosas experimentan
en suma, ha de volver al cabo á«la Inteligencia.» «La
gran repugnancia en suponer que el Altísimo es como
muerte de la carne es el auspicio de la restauración de las
un servidor de los caprichos y pasiones del hombre y
cosas y de la vuelta á su antigua conservación; así vuel-
que en cierto período después de su origen sea necesario
ven los sonidos al aire en que nacieron y por el cual es-
que cree un alma para el embrión.
taban sostenidos y no se oyen más; ningún hombre sabe
108 PSICOLOGÍA DE AL - GAZ Z ALI ¿SON AUTÓMATAS LOS ANIMALES? 109

Considerando al hombre compuesto de dos partes concretarnos á la observación de un solo hecho; debemos
alma y cuerpo, las relaciones evidentes del último arro- apoderarnos de todos los que nos sean asequibles; la psi-
jarán mucha luz sobre las oscuras y misteriosas de la pri- cología humana no puede resolverse completamente sino
mera. Ahora bien, la sustancia de que consta el cuerpo por la psicología comparada. Con Descartes podemos in-
se obtiene de la masa general de materia que nos rodea, quirir si las almas de los animales son afines á la del hom-
y después de la muerte se restituye á esta masa general. bre y miembros menos perfectos de la misma serie de
¿Ha presentado, pues, á nuestros ojos la naturaleza en desarrollo. Debemos tener en cuenta tanto lo que des-
el origen, transformación y destino de la parte material, cubrimos en el principio inteligente de la hormiga como
ó sea el cuerpo, alguna revelación que pueda hacernos en el principio inteligente del hombre. ¿Qué sería de la
conocer el origen y destino de su compañera, la parte es- psicología humana si no estuviese iluminada por la bri-
piritual ó alma ? llante irradiación de la psicología comparada?
Oigamos un momento á uno de los más poderosos es- Brodie, después de un maduro examen de los hechos,
critores mahometanos: afirma que el alma de los animales es esencialmente
«Dios ha creado el espíritu del hombre de una gota de igual á la del hombre. Todo el que esté familiarizado con
su propia luz ; su destino es volver á ella. No nos enga- el perro admitirá que esta criatura conoce el bien y el
ñemos con la vana idea de que morirá cuando el cuerpo mal y tiene conciencia de sus faltas. Muchos animales
muera. La forma que tuvimos al venir al mundo y la que domésticos tienen la facultad del raciocinio y emplean me-
tenemos ahora no es la misma ; luego no es preciso que dios adecuados para conseguir sus propósitos. ¡Cuán nu-
perezcamos para que perezca nuestro cuerpo. Nuestro es- merosas son las anécdotas que se cuentan de las accio-
píritu viene á este mundo como un extranjero y per- nes intencionadas del elefante y del mono! Y no es esta
manece aquí como en una mansión transitoria, Nuestro visible inteligencia debida á la imitación de las acciones
refugio de las pruebas y tempestades del mundo está en del hombre, puesto que los animales salvajes que no
Dios ; unidos á Él hallaremos descanso eterno sin tris- tienen contacto con él presentan propiedades semejantes.
teza, goce sin dolor, fuerza sin flaqueza, conocimiento En especies diferentes, la capacidad y el carácter varían
sin duda; una tranquila y estática visión de la fuente de en gran manera. Así, pues, el perro es no sólo más inte-
la vida y de la luz y de la .gloria, fuente de la cual ve- ligente, sino que tiene cualidades morales y sociales que
nimos.» Así se expresa el filósofo sarraceno Al-Gazzali, no posee el gato; el primero quiere á su amo, el segundo
en el año 1010. á su casa.
En una piedra se encuentran en equilibrio estable las Du Bois-Reymond hace esta notable observación:
moléculas de materia; puede por lo tanto durar siempre; «Con respeto y admiración debe mirar el que estudia la
un animal, en realidad, es únicamente una forma por la naturaleza esta molécula microscópica de sustancia ner-
cual pasa una corriente incesante de materia. Eecibe lo viosa que es el asiento del alma constructora, ordenada,
necesario y expele lo supèrfluo , en esto se asemeja á un laboriosa, leal y valiente de la hormiga. Ha alcanzado
torrente, á un río ó á una llama ; las partículas que lo su estado presente á través de una serie de generaciones
formaban há un instante se han dispersado en el siguien- sin cuento.» ¡Qué deducción más profunda podemos ob-
te y no puede seguir existiendo si no es alimentado exte- tener de la observación de Huber, que tan bien ha es-
riormente ; tiene una duración de tiempo finita y llega crito sobre este asunto! ¡ Si se observa una sola hormiga
inevitablemente un momento en el cual debe morir. trabajando, puede decirse todo lo que irá haciendo! Con-
En el gran problema de la psicología no podemos es- sidera la materia y razona como nosotros. Oigamos una
perar alcanzar un resultado científico, si persistimos en de las numerosas anécdotas que cuenta el veraz y sen-
Draper. 13
110 PUNCIONES DEL SISTEMA NERVIOSO
CONSERVACIÓN DE LAS IMPRESIONES 111
cilio Hüber: «Una vez que una hormiga inspectora vi- E s una de las funciones" de las células nerviosas con-
sitó las obras, habían empezado los obreros á techar de- servar indicios ó reliquias de las impresiones que los
masiado pronto; examinó el trabajo y lo hizo derribar, órganos de los sentidos les hayan trasmitido; así, pues,
levantar el muro á la altura debida y construir un nuevo los ganglios nerviosos que están compuestos de esta
techo con los restos del antiguo.» Seguramente que materia, pueden considerarse como aparatos _ registra-
estos insectos no son autómatas, y que muestran vo- dores; al par que introducen el elemento del tiempo en
luntad. Reconocen á sus antiguas compañeras que han la acción del mecanismo nervioso. Una impresión que
estado encerradas con ellas por muchos meses, y dan sin ellos hubiera llegado á convertirse en acción refleja,
pruebas de alegría á su vuelta. El lenguaje de las an- se prolonga, y con esta duración vienen todos aquellos
tenas es capaz de variada expresión y • conviene perfec- importantes efectos que surgen por la recíproca acción
tamente á la oscuridad del hormiguero. de muchas impresiones antiguas y recientes.
Los insectos solitarios no viven lo bastante para edu- No hay lo que se llama pensamiento original o espon-
car sus pequeñuelos; pero los insectos sociales, de más táneo. Toda acción intelectual es consecuencia de una
vida, dan muestras de afecciones morales y educan sus acción precedente y viene á la vida en virtud de algo
crías. Modelos de paciencia y maña, algunas de éstas in- que fué antes. Dos espíritus igualmente constituidos y
significantes criaturas trabajan dieciseis ó dieciocho horas colocados bajo el influjo de las mismas circunstancias, en-
al día; pocos hombres son capaces de una sostenida apli- gendrarán precisamente iguales pensamientos; _á esta
cación mental por más de cuatro ó cinco horas. uniformidad de acción aludimos con la expresión po-
Efectos semejantes indican causas semejantes; seme- pular de «sentido común», vocablo en extremo expresivo.
janza de acciones exige semejanza de órganos. Me atre- En la creación de un pensamiento hay dos condiciones
vería á rogar al lector de esté párrafo que se halle fami- distintas: el estado del organismo, como dependiente de
liarizado con las relaciones sociales de estos maravi- impresiones anteriores, y el de las circunstancias físicas
llosos insectos á que me refiero, que acuda al capítulo presentes. .
décimonono de mi obra sobre el «Desarrollo intelectual En los ganglios encefálicos de los insectos están al-
de Europa» en el que encontrará una descripción del macenadas las reliquias de las impresiones que se han
sistema social de los Incas del Perú. Quizás entonces, efectuado sobre los nervios comunes periféricos, y en
en vista de la semejanza de las instituciones sociales y ellos se guardan las que se reciben por medio de los ór-
de la conducta personal del insecto y de las institu- ganos especiales de los sentidos de la vista, el olfato y el
ciones sociales y de la conducta personal del indio ci- oído. La inter-acción de éstos eleva al insecto sobre los
vilizado, aquél un ser insignificante, el otro un hombre, meros autómatas mecánicos, en los cuales la reacción
quizás entonces convendrá conmigo en que «de las abe- sigue instantáneamente á la impresión.
jas, avispas, hormigas y pájaros, de toda esa modesta vida
En todo caso, la acción de cada centro nervioso, sea el
animal, que miramos con tan superior desdén, tiene el
que quiera su estado de desarrollo, alto ó bajo,_ depende
hombre que aprender algún día lo que él es en realidad.»
de una condición química -esencial: la oxidación. Aun
Hoy no pueden aceptarse sin modificación las opi- en el hombre, si el curso de la sangre arterial se detiene
niones de Descartes, que consideraba á todos los in- solo un momento, el mecanismo nervioso pierde su po-
sectos como autómatas; los insectos son autómatas tan der; si disminuye aquél, decrece éste en proporción, y si
sólo cuando juega la cadena nerviosa del vientre y la aumenta, como cuando se respira protóxido de ázoe, la
porción de ganglios del cerebro que tiene relación con acción es más enérgica. De aquí la necesidad de reparar
las impresiones actuales. las fuerzas con el descanso y el sueño.
112 CONSERVACIÓN DE LAS IMPRESIONES 113
CONSERVACIÓN DE LAS IMPRESIONES
Dos ideas fundamentales se encuentran esencialmente mos que puede penetrar mirada alguna indiscreta, en el
unidas á todas nuestras percepciones sobre las cosas ex- más oculto retiro jamás profanado, existen vestigios de
teriores : la de espacio y la de tiempo, y para ellas hay
todas nuestras acciones, siluetas de cuanto hemos ejecu-
repuesto en el mecanismo nervioso, siquiera sea en es-
tado.
tado casi rudimentario. El ojo es el órgano del espa-
Si después de tener cerrados los párpados algún tiem-
cio, el oído el del tiempo y por el elaborado mecanismo
po, como cuando despertamos por la mañana, miramos
de estos aparatos, vienen á ser infinitamente más preci-
rápidamente un objeto fuertemente iluminado y volve-
sas sus percepciones que si fuera posible aplicarles tan
mos con prontitud á cerrarlos ojos, percibimos una ima-
sólo el simple sentido del tacto.
gen fantástica dentro de nuestra inmensa oscuridad. Po-
Hay algunos sencillos experimentos qtie nos ilustran demos asegurarnos de que no es una ficción, sino una
sobre los vestigios de las impresiones gangliónicas. Si realidad, pues muchos detalles que no tuvimos tiempo
sobre un metal frío y pulimentado como la hoja de una para identificar en nuestra momentánea ojeada, podemos
navaja nueva de afeitar, colocamos un objeto, v. gr., una contemplarlos ahora á nuestro placer en el fantasma; así
oblea, y después de echarle aliento aguardamos á que podemos representarnos el diseño de un objeto, como el
desaparezca la capa de humedad y quitamos la oblea, por encaje de una cortina en la ventana ó las ramas de un
delicado y minucioso que sea el análisis que practique- árbol tras ella. Gradualmente la imagen se hace menos
mos, no podremos descubrir el menor vestigio ni dibujo distinta y en uno ó dos minutos todo ha desaparecido;
sobre la brillante hoja; mas si volvemos á respirar sobre parece que tiene como tendencia á flotar en el vacío que
ella, aparecerá claramente una imagen espectral de la que hay ante nosotros, y si tratamos de seguirla movien-
oblea; esto puede repetirse una y otra vez; más todavía: do el globo del ojo, desaparece súbitamente.
si guardamos cuidadosamente la hoja en un lugar en Esta duraeión ue las impresiones sobre 1a- retina prue-
que no pueda su superficie sufrir el menor deterioro, y ba que el efecto de la influencia exterior sobre las célu-
al cabo de muchos meses volvemos á respirar sobre ella las nerviosas no es transitorio; hay correspondencia en-
aparecerá de nuevo la sombra de la oblea. tre la duración, la emergencia, la extinción y la impre-
Este experimento nos demuestra de qué manera es po- sión, como en las preparaciones fotográficas. Así, pues,
sible registrar y conservar una impresión tan trivial y yo he visto paisajes y vistas de edificios tomadas en Mé-
fugitiva. Y si en una superficie inorgánica semejante pue- jico, reveladas, como dicen los artistas, meses después
de marcarse de un modo indeleble esa impresión, ¿ con en Nueva-York, apareciendo las imágenes después de un
cuánto mayor motivo no sucederá en el ganglio, cons- largo viaje, con todas sus formas y contrastes de luz y
truido con este especial objeto? Jamás una sombra se sombra; la fotografía nada había olvidado: había conser-
proyecta sobre la pared, sin dejar una huella permanente, vado lo mismo el contorno de las eternas montañas, que
la que pudiera hacerse visible empleando un procedimien- el humo efímero de una fogata de bandidos.
to adecuado; esto es lo que hace la fotografía. Los retra- ¿Se conservan, pues, más permanentemente en el ce-
tos de nuestros amigos ó las vistas y panoramas pueden rebro, y son más fugaces en la retina, los vestigios de
sustraerse á nuestros ojos en la placa sensible, pero se las impresiones que han sido recogidas por los órganos
los hace aparecer tan pronto como se aplica un revelador sensoriales? ¿Es esta la explicación de la memoria: el
apropiado; un espectro se halla oculto sobre la superficie espíritu contemplando los cuadros de lo pasado y de los
argentada ó cristalina, hasta que por nuestra nigroman- sucesos aue han sido confiados á su custodia? ¿Están
cia le hagamos aparecer en el mundo visible. En los mu- colgados en sus silenciosas galerías los retratos micros-
ros de nuestros más apartados aposentos, donde no cree- cópicos de los vivos y los muertos, las escenas á que he-
114 EXPLICACIÓN DE LA MEMORIA NATURALEZA DE LAS IMPRESIONES RELIGIOSAS 115
mos asistido y los incidentes en que liemos tomado par- nos es dado nunca sustraernos á estas impresiones, y de-
te? ¿Son estas permanentes impresiones, simples marcas ducimos de ellas las mismas conclusiones que nuestros
ó signos como los caracteres de un libro, para comunicar salvajes antepasados. Nuestra condición de vida más ele-
las ideas al ánimo, ó son imágenes inconcebiblemente vada no nos liberta en absoluto de las inevitables opera-
más pequeñas que esas que nos hacen nuestros artistas, ciones de nuestra propia organización, como no nos libra
y en las que, por medio del microscopio, podemos ver á de las dolencias y enfermedades. Bajo este punto de vista
una simple ojeada, en un espacio no mayor que la punta todos los hombres del mundo son iguales; salvajes ó civi-
de un alfiler un grupo de toda una familia? lizados, llevamos en nosotros un mecanismo que nos
Las imágenes, fantásticas de la retina no son percepti- presenta recuerdos de los hechos más solemnes de nues-
bles á la luz del día; las que existen de un modo análogo tra vida. Sólo necesita un instante de reposo ó una en-
en el sensorio no llaman nuestra atención mientras tanto fermedad , cuando la influencia de las causas exteriores
que los órganos sensoriales estáu operando vigorosamen- disminuye, para entrar enjuego; y éstos son precisamen-
te y ocupados en trasladarle nuevas impresiones. Pero te los momentos en que estamos mejor preparados para
cuando estos órganos se cansan ó se gastan, ó cuando recibir las verdades que ha de sugerirnos. Este mecanis-
experimentamos horas de grande ansiedad, ó nos halla- mo no respeta á nadie, ni permite al orgulloso estar libre
mos en una incierta soñolencia, ó dormidos, las apari- de sus advertencias, ni deja al humilde sin el consuelo
ciones latentes toman cuerpo, aumentadas por el con- del conocimiento de otra vida. Los individuos interesados
traste, y se presentan por sí mismas al ánimo. Por la ó mal intencionados no pueden extraviarlo; ni necesita
misma razón nos embargan durante el delirio y la fiebre tampoco el concurso humano para su efecto; presente
y sin duda también en el solemne momento de la muer- siempre en el hombre adonde quiera que vaya, extrae
te ; durante un tercio de nuestra vida, en el sueño, esta- maravillosamente de los vestigios de las impresiones del
mos sustraídos á las influencias exteriores; el oído, la pasado pruebas abrumadoras de las realidades del futuro;
vista y los otros sentidos están inactivos; pero el ánimo, y tomando su poder de una fuente que nos parecería in-
que nunca duerme, este pensador, este encantador vela- verosímil, insensiblemente nos conduce, no obstante lo
do en su misterioso retiro, contempla los ambrotipos que que seamos ni donde estemos, desde los fantasmas cuya
ha reunido (ambrotipos, puesto que son indelebles im- rápida aparición instantáneamente se borra, á una pro-
presiones) , y combinándolos, como á veces sucede, cons- funda creencia en lo inmortal é imperecedero.
truye con ellos el panorama de un sueño. El insecto difiere de un mero autómata en que obran
La naturaleza ha implantado, pues, en la organización sobre él la edad y las impresiones conservadas. En^ las
de todo hombre, medios que le hacen creer en la inmorta- formas superiores de la vida animal, esta conservación ó
lidad del alma y en una vida futura. Hasta el inculto sal- registro viene á ser más y más completa, y la memoria
vaje ve así en sueños las indelebles formas de los paisajes se hace más perfecta. No hay semejanza alguna necesa-
que están tal vez ligados con algunos de sus más gratos ria entre una forma exterior y una impresión ganglionar,
recuerdos; ¿y qué otra cosa puede deducir de estas pin- como no la hay entre las palabras de un mensaje entre-
turas virtuales, sino que son las precursoras de otra tierra gado en una estación telegráfica y los signos que el telé-
más allá de aquella en que se encuentra? A intervalos es grafo trasmite á la estación receptora, ó entre las letras
visitado en sus sueños por apariciones de los vivos que de una página impresa y las acciones ó escenas descritas
ha amado ú odiado, y estas manifestaciones son para él en ella; pero los caracteres presentan claramente al áni-
pruebas incontrovertibles de la existencia é inmortalidad mo del lector los sucesos y las escenas.
del alma. En nuestra condición social más refinada, no Un animal sin aparato alguno para la retención de las
116 TRASMISIÓN DEL SABER TEORÍA DE LA EMANACIÓN 117
i ,
impresiones, tiene que ser un puro autómata; no puede lector acudir al capítulo que trata de La Visión inversa
tener memoria. De principios inciertos é insignificantes, ó Vista cerebral, al cap. xiv, lib. i, y al cap. VIH, lib. n.
este aparato se desarrolla gradualmente, y á medida que La única senda para la psicología humana científica es
adelanta su desenvolvimiento, aumenta la capacidad in- la de la psicología comparada, camino largo y cansado,
telectual. E n el hombre esta retentiva ó registro alcanza pero que conduce á la verdad.
su perfección; se guía por las impresiones pasadas tan ¿Hay, pues, una vasta realidad espiritual que llena el
bien como por las presentes; influye en él la experiencia; universo, como hay una vasta realidad material, un
su conducta, la determina la razón. espíritu que, como nos dice un gran autor alemán, «duer-
Cuando un animal adquiere capacidad para poder tras- ¿ e en la piedra, sueña en el animal y se despierta en el
mitir un conocimiento de las impresiones que conserva en hombre?» ¿Viene el alma de la una, como de la otra el
sus centros nerviosos, á otro animal de su misma espe- cuerpo? ¿Vuelven de un modo análogo á la fuente de don-
cie, se verifica un gran progreso. Esto marca el paso de de han salido ? Si así sucede, podemos interpretar la exis-
la vida individual á la social, lo que ciertamente es bien tencia humana y conciliar nuestras ideas con la verdad
importante. Los insectos superiores lo realizan por el científica y con la concepción que tenemos de la estabi-
contacto de las antenas; el hombre, por la palabra. La lidad é invariabilidad del universo.
humanidad en sus principios, en su estado salvaje, se ha- A esta realidad espiritual dieron los sarracenos, si-
llaba limitada á trasmitir sus conocimientos verbalmente guiendo á las naciones orientales, el nombre de Inteli-
de una persona á otra; las acciones y pensamientos de gencia activa. Creían que el alma del hombre emanaba de
una generación podían comunicarse á otra, é influir, por ella, como una gota de lluvia viene del mar y a el vuelve;
tanto, en los de ésta. así nacieron entre ellos las imponentes doctrinas de la
Pero la tradición .tiene sus límites. La facultad de ha- emanación y de la absorción. La inteligencia activa es
blar hace posible la sociedad y nada más.
No sin interés notaremos los progresos del desarrollo Dl
E n la India, como hemos visto, fué desarrollada esta
de esta función. E l invento del arte de la escritura ex- idea en una de sus formas, de una manera magistral é in-
tendió é hizo durable el registro ó recuerdo de las impre- corporada al vasto sistema práctico del budlusmo, por
siones ; éstas, que hasta aquí habían sido conservadas en Chakia Muni; Averroes, entre los sarracenos, la presento
el cerebro de cada hombre, podían ahora trasmitirse á en otra con menos poder.
toda la raza humana, siendo duraderas para siempre. La Pero quizás debemos decir que los europeos tienen a
civilización se hizo posible, porque la civilización no pue- Averroes por el autor de esta doctrina porque le ven solo,
de existir sin la escritura ó algún otro medio de recuerdo. aislado de sus antecesores; mas los mahometanos le
Desde este punto de vista psicológico, comprendemos dieron poco crédito en cuanto á su originalidad y lo con-
la significación real del invento de la imprenta ó desarro- sideraban como un comentador de Aristóteles que pre-
llo de la escritura, que aumentando la rapidez de la difu- sentaba las ideas de la escuela filosófica de Alejandría y
sión de las ideas y asegurando su permanencia, tiende á de otras de tiempos anteriores al suyo. Los siguientes
promover la civilización y á unificar la raza humana. extractos del Ensayo histórico sobre el averroísmo, por
E n los párrafos anteriores, -relativos á las impresiones Mr. Eenan, indicarán cuán estrechamente se acercaban
nerviosas, al modo de registrarlas y á las consecuencias las ideas mahometanas á las que hemos presentado antes.
que se desprenden de ellas, he dado un extracto de las Este sistema supone que, á la muerte de un indivi-
opiniones presentadas en mi obra sobre Fisiología huma- duo, su principio inteligente ó alma no sigue poseyendo
na, publicada en 1856; para más pormenores puede el una existencia separada, sino que vuelve ó es absorbida
118 AVERROÍSMO CIVILIZACIÓN ANDALUZA 119

en el espíritu universal, la inteligencia activa, el alma La filosofía tomó, pues, entre los árabes la misma di-
del mundo, que es Dios, de quien ciertamente había rección que en la China, que en la India y que en todo
emanado- en su origen.
el Oriente. Su espíritu era admitir la indestructibilidad
La, inteligencia universal, activa ú objetiva es increa- de la materia y de la fuerza. Veía cierta analogía entre la
da, impasible, incorruptible; no tiene ni principio ni reunión de materia de que se compone el cuerpo del
fin; no aumenta, como no aumenta el número de almas hombre, la cual está tomada del vasto deposito de la
individuales; está separada de la materia; es como un naturaleza, y su restitución final á este deposito, y la
principio cósmico. Esta unidad de la inteligencia activa, emanación del espíritu del hombre de la inteligencia
ó razón, es el principio esencial del averroísmo y está en universal, la Divinidad y su reabsorción final.
armonía con la doctrina cardinal del mahometismo: la Habiendo de este modo indicado con suficientes por-
unidad de Dios. menores los caracteres filosóficos de la doctrina de la
La inteligencia individual, pasiva ó subjetiva, es una emanación y la absorción, debo ahora relatar su historia.
emanación de la universal y constituye lo que se llama Introducida en Europa por los árabes de España, tué
alma del hombre. En un sentido, es perecedera y conclu- ésta el foco de donde partió, invadiendo todas las inteli-
ye con el cuerpo; pero en otro más elevado es indestruc- gencias de Europa, y en la misma España murió triste-
tible , porque después de la muerte vuelve ó es absorbida
en el alma universal; y así, pues, de todas las almas m
Los'califas de la Península se habían rodeado de todo
humanas sólo queda una finalmente, esto es, el conjunto el luí o de la vida oriental. Tenían m a g n í f i c o s palacios,
de todas ellas. La vida no es propiedad del individuo; jardines encantadores, serrallos poblados de hermosas
pertenece á la naturaleza. El fin del hombre es entrar en mujeres. La Europa de hoy día no presenta mas gusto,
una unión más y más completa con la inteligencia acti- más refinamiento, más elegancia que la que se veía en
va , la razón; en esto consiste la felicidad del alma; nues- la época de que hablamos en las capitales de los arabes
tro destino es el reposo. Opinaba Averroes que la transi- españoles. Sus calles estaban alumbradas y embaldosa-
ción de la individualidad á la universalidad es instantá- das; los muros de las casás cubiertos de frescos y de al-
nea al morir; pero los budhistas sostienen que la perso- fombras los suelos; en el i n v i e r n o caldeadas con braseros
nalidad humana continúa por cierto tiempo declinando y templadas de los ardores del verano por a i r e periumado
antes de llegar al aniquilamiento; entonces se alcanza á que conducían tubos ocultos bajo los pisos, desde rami-
Nirwana. lletes de flores; tenían baños, bibliotecas, comedores y
La filosofía no ha propuesto nunca más que dos hipó- fuentes de agua y de azogue. En la ciudad y en el cam-
tesis para explicar el sistema del mundo: primera la de po, siempre había fiestas y bailes al són del laúd y de la
un Dios personal que existe separadamente, y un alma mandolina; y en lugar de la glotonería y la embriaguez
humana traída á la existencia ó creada, y, por lo tanto, de sus vecinos del Norte en sus orgías, distinguíanse
inmortal; segunda, la de una inteligencia impersonal ó los moros por la sobriedad de sus fiestas; el vino estaba
Dios indeterminado, y un alma que nace de él y á él prohibido. Las encantadoras noches de luna de Andalu-
vuelve. En cuanto al origen de los seres hay dos opinio- cía eran empleadas por los moros, en sus retirados jardi-
nes contrarias: primera, la de que han sido creados de la nes de hadas ó en los bosquecillos de naranjos, en escu-
nada; segunda, la de que han venido por el desarrollo de char algún romance ó en discutir algún tema hlosóhco,
formas preexistentes. La teoría de la creación pertenece se consolaban de los desengaños de este mundo por refle-
a la primera de estas hipótesis, y la de la evolución á la xiones tales como las de que si la virtud fuese recompen-
segunda. sada en esta vida, no tendríamos la esperanza de la tutu-
120 E L AVERROÍSMO EN ANDALUCIA E L AVERROÍSMO EN LOS JUDÍOS 121

ra, y se reconciliaban con el trabajo diario porque creían del filosófico. Una oposición á la filosofía se había orga-
encontrar descanso después de la muerte; descanso al nizado por todo el mundo musulmán. Difícilmente hubo
que jamás seguiría el trabajo. filósofo que no fuese castigado; algunos fueron senten-
En el siglo décimo, el califa Hakem I I liabíá hecho ciados á muerte, siendo la consecuencia de este rigor
de la hermosa Andalucía el paraíso de la tierra. Cristia- que el islamismo se llenase de hipócritas.
nos, musulmanes y judíos se reunían sin temor. Entre E n Italia, en Alemania y en Inglaterra, había cami-
muchos nombres célebres que han llegado hasta nos- nado el averroísmo silenciosamente. Los franciscanos lo
otros, se halla el de Gerberto, que más tarde fué papa; acogieron con favor y halló su foco en la universidad de
allí también estaba Pedro el venerable y muchos ecle- París; muchos de los jefes científicos más ilustrados lo
siásticos cristianos. Pedro dice que encontró hombres habían aceptado, pero al cabo, los dominicos, rivales
instruidos que habían venido hasta de Bretaña para estu- de los franciscanos, dieron la señal de alarma. Decían
diar astronomía. Todos los sabios, cualesquiera que fue- que destruía toda personalidad, que conducía al iata-
sen su país y la religión que profesaran, eran bien reci- lismo y hacía inexplicables la diversidad y el progreso de
bidos. El califa tenía en su palacio una fábrica de libros, la inteligencia individual. Declarar que solo hay una
con copistas, encuadernadores y miniaturistas, así como inteligencia, es un error subversivo del mérito de los
agentes para comprarlos en todas las grandes ciuda- santos y una aserción de que entre los hombres no hay
des de Asia y Africa. Su biblioteca contenía cuatro- diferencias. ¡Pues qué! ¿110 hay diferencia entre el alma
cientos mil volúmenes, magníficamente encuadernados é santa de Pedro y la del condenado Judas? ¿son acaso
iluminados. idénticas? Averroes, en su doctrina blasfema, niega la
Por toda la extensión de los dominios mahometanos, creación, la providencia, la revelación, la Trinidad, la
en Asia, Africa y España, la clase baja de los musulma- eficacia de la oración, de las limosnas y de las letanías;
nes alimentaba un odio fanático contra la instrucción. no cree en la resurrección ni en la inmortalidad y coloca
Entre los más devotos, aquellos que pretendían ser orto- • ,el summum bonum en el placer.
doxos, tenían penosas dudas sobre la salvación del gran También entre los judíos, que eran entonces los porta-
califa Al-Mamun, el malvado califa, como le llamaban; estandartes de la inteligencia del mundo, se había pro-
porque no sólo había distraído al pueblo, introduciendo pagado considerablemente el averroísmo. Su gran escritor
los escritos de Aristóteles y otros griegos paganos, sino Maimónides lo aceptó por completo, y su escuela lo ex-
que había atacado la existencia del cielo y del infierno, tendía en todas direcciones; una persecución furiosa se
diciendo que la tierra era un globo y pretendiendo medir levantó por parte de los judíos ortodoxos, y Maimónides,
su tamaño. Estas personas, por su número, constituían ' • á quien antes habían declarado ellos mismos, con placer
un poder político. como «el águila délos doctores , el gran sabio, gloria del
Almanzor, que usurpó el califato en perjuicio del hijo Occidente, luz del O r i e n t e , inferior únicamente a Moi-
de Hakem, pensó que su usurpación sería apoyada si se sés», fué considerado como apóstata de la fe de Abraliam;
ponía á la cabeza del partido ortodoxo. Hizo buscar, pol- había negado la posibilidad de la creación y creído en la
lo tanto, en la biblioteca de Hakem todos los libros de eternidad del mundo; se había entregado al ateísmo y
filosofía ó de ciencias, los que fueron llevados á la plaza privado á Dios de sus atributos, haciendo de él un vacio,
y quemados, ó arrojados á las cuevas del palacio. Por una declarándolo inaccesible á la oración y extraño al gobier-
revolución cortesana de la misma índole, Averroes, ya no del Universo. Las obras de Maimónides fueron que-
anciano (murió en 1198), fué expulsado de España, por madas por las sinagogas de Mompeller, Barcelona y l o -
traidor á la religión: el partido religioso había triunfado ledo.
122 SUPRESIÓN DEL AYERROÍSMO LA INQUISICIÓN 123

Apenas habían las armas de Femando é Isabel arro- particular la medicina, y durante toda la Edad Media
jado la dominación árabe de España, cuando el papado fueron los médicos y los banqueros de Europa. Conside-
tomó medidas para extinguir estas opiniones, que se creía raban el curso de los negocios humanos desde un punto
estaban minando á la cristiandad de Europa. de vista elevado, que no alcanzaron los demás hombres.
Hasta Inocencio IV (1243) no había habido tribunal Entre otras ciencias, se hicieron notables en las matemá-
especial contra los herejes, distinto del de los obispos. ticas y en la astronomía; compusieron las tablas alfon-
La Inquisición, introducida entonces de acuerdo con la sinas y fueron los promovedores de los viajes de Gama.
centralización de los tiempos, fué un tribunal papal y Se distinguían grandemente en la literatura amena; desde
general que ocupaba el lugar de los antiguos locales. Los el siglo décimo al décimocuarto, su literatura fué la mejor
obispos, por tanto, vieron la innovación con gran dis- de Europa. Se les encontraba en la corte de los príncipes
gusto , considerándola como una intrusión en sus dere- como médicos ó tesoreros encargados de las rentas pú-
chos. Se estableció en Italia, España, Alemania y pro- blicas.
vincias meridionales de Francia. El clero ortodoxo de Navarra había excitado contra
Los soberanos temporales tan sólo deseaban hacer uso ellos vulgares prejuicios. Para escapar á las persecucio-
inmediatamente de este poderoso mecanismo para sus nes que se originaron, fingieron muchos convertirse al
objetos políticos personales. Contra esto protestaron los cristianismo y luego apostataron volviendo á su primera
papas enérgicamente. No querían que su uso pasara del fe. El nuncio del papa en la corte de Castilla alzó el grito
poder de los eclesiásticos. pidiendo el establecimiento de la Inquisición; los pobres
La Inquisición, que ya había sido ensayada en el Sur judíos fueron acusados de sacrificar niños cristianos en
de Francia, encontrándola eficaz para la supresión de la la Pascua como mofa de la crucifixión; los más ricos
herejía, fué introducida en Aragón y se impuso el deber fueron denunciados como averroístas. Por influjo de Tor-
de acabar con los judíos. quemada, monje dominico y confesor de la reina Isabel,
En los tiempos antiguos, bajo los visigodos, había * solicitó esta princesa una bula del papa para establecer
prosperado este pueblo grandemente; pero á la lenidad el Santo Oficio. La bula fué concedida en Noviembre
con que habían sido tratados, siguió la más atroz perse- de 1478, para la averiguación y extirpación de la herejía.
cución cuando los visigodos abandonaron el arrianismo E n el primer año que funcionó la Inquisición, esto es,
y se hicieron ortodoxos; promulgándose contra ellos las en el 1481, se quemaron dos mil víctimas en Andalucía;
más inhumanas ordenanzas y decretándose una ley que además, miles de cadáveres fueron desenterrados y arro-
los condenaba á todos á la servidumbre. No hay que ma- jados á la hoguera, y diecisiete mil personas castigadas
ravillarse , pues, de los auxilios que prestaron á los sar- ó aprisionadas perpetuamente. La raza entera tuvo que
racenos cuando éstos invadieron la península: como ellos, huir para salvar la vida; Torquemada, nombrado inqui-
eran un pueblo oriental; ambos traían su origen de Abra- sidor general de Castilla y León, adquirió fama por su
ham, su antepasado común; ambos creían en la unidad ferocidad. Se recibían denuncias anónimas sin que jamás
de Dios, y el defender esta dotrina había traído sobre sus se carease á los acusados con los testigos, y se acudía al
cabezas el odio de sus señores los visigodos. tormento, que se aplicaba en mazmorras donde nadie
podía oir los gritos de las víctimas, para obtener las
Bajo el mando de los sarracenos fueron tratados con pruebas que se deseaban. Como fingida conmiseración,
la mayor consideración; se distinguieron per su saber y su estaba prohibido aplicar dos veces el tormento, y con
riqueza; casi todos eran aristotélicos. Fundaron un gran horrible doblez se afirmaba que la tortura no había sido
número de escuelas y de colegios, y sus negocios mercan- completa la vez primera, sino suspendida por caridad,
tiles les hacían viajar por todo el mundo; estudiaban en
124 EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS Y MORISCOS EL AVERROÍSMO EN EUROPA 125
hasta el día siguiente. Las familias de los procesados Inglaterra. Millares de ellos, especialmente madres y
quedaban sumergidas en una ruina inevitable. Llórente, niños de pecho, muchachos y ancianos, murieron en el
historiador de la Inquisición, calcula que Torquemada y camino entre las agonías de la sed.
sus colaboradores, durante dieciocho años, quemaron A esta medida contra los judíos, siguió otra contra los
vivas diez mil doscientas veinte personas, seis mil ocho- moros. Una pragmática se publicó en Sevilla en 1502
cientas sesenta en efigie, y castigaron por otros medios que establecía la obligación en que estaban los castella-
noventa y siete mil trescientas veintiuna. Aquel fraile nos de arrojar á los enemigos de Dios del país, y en la
fanático destruyó las Biblias hebreas donde quiera que que se ordenaba que todo moro no bautizado en los rei-
las halló, y quemó seis mil volúmenes de literatura orien- nos de Castilla y León, excepto los niños, habría de aban-
tal en Salamanca, bajo el pretexto de que inculcaban el donar el país para fin de Abril. Podían vender sus pro-
judaismo. Con horror é indignación indecibles sabemos piedades, pero no llevarse oro ni plata; se les prohibió
que el gobierno papal obtuvo mucho dinero vendiendo emigrar á dominios mahometanos castigando la desobe-
dispensas á los ricos para preservarlos de la Inquisición. diencia á esta orden con la muerte. Su condición fué,
Pero todas estas espantosas atrocidades fueron inefica- pues, peor que la de los judíos, á quienes se había per-
ces. Las conversiones eran escasas. Torquemada, por lo mitido ir adonde quisieren, y era tal la satánica intole-
tanto, insistió en el destierro inmediato de todo judío no rancia de los españoles, que aseguraban que el gobierno
bautizado, y el 10 de Marzo de 1492 se firmó el edicto de obraría con justicia arrancando la vida á todos los moros
expulsión. Se mandó salir del reino á todos los judíos sin por su incorregible infidelidad.
bautizar, de cualquier edad, sexo ó condición, en todo el ¡ Qué ingratitud, tras de la tolerancia que estos habían
mes de Julio, y si eran habidos después de este plazo se- guardado con los cristianos en sus días de poder! No se
rían condenados á muerte; podían vender sus propieda- observó fidelidad con las víctimas. Granada se había ren-
des y llevarse su importe en mercancías ó letras de cam- dido bajo la garantía del completo goce de libertad civil
bio , pero no en plata ni oro. Desterrados así de repente v religiosa, y por instigación del cardenal Jiménez de
de la tierra de su nacimiento, donde habían vivido sus Cisneros, fué violada esta condición, y tras una residen-
antepasados cientos de años, no pudieron vender lo que cia de ocho siglos, se expulsó á los mahometanos del país.
poseían en un mercado que la fatalidad hacía abundante. La coexistencia de tres religiones en Andalucía^, la
Nadie quería comprar lo que se obtendría de balde," pasa- cristiana, la mahometana y la mosaica, había dado faci-
do Julio. El clero español se ocupaba en predicar en las lidades para el desarrollo del averroísmo ó filosofía ará-
plazas públicas sermones preñados de acusaciones contra biga; esto era una repetición de lo que había ocurrido en
sus víctimas, las que al llegar el momento de la expatria- Roma cuando, confundidos en la capital los dioses de to-
ción inundaron los caminos ensordeciendo el aire con sus dos los países conquistados, dejó de creerse en ninguno
gritos de desesperación; los mismos españoles lloraban de ellos. E l mismo Averroes fué acusado de haber sido
al presenciar esta escena de agonía. Torquemada, sin em- primero musulmán, luego cristiano, luego judío, y final-
bargo , agregó á su orden, que nadie osase prestarles la mente incrédulo. Se afirmó que era autor del misterioso
menor ayuda. libro De Tribus Impostoribus.
Algunos de los expatriados se dirigieron á Africa y otros En la Edad Media hubo dos célebres libros hereticos:
á Italia;; estos últimos llevaron á Nápoles el tifus adqui- El Evangelio eterno y De Tribus Impostoribus. E l último
rido en la travesía, del que murieron no menos de veinte fué atribuido con variedad al papa Gerberto, á_ Federi-
mil habitantes de aquella ciudad, devastando la penín- co I I v á Averroes. Los dominicos, en su odio implaca-
sula entera; otros fueron á Turquía y algunos pocos á ble contra este último, le atribuían todas las blasfemias
Draper.
SANTO TOMAS COMBATE EL AYERROISMO
CONDENACIÓN DEL AYERROÍSMO 127
que corrían en aquella época y no se cansaban nunca de
el averroísmo; y el Dante, que era su amigo, denunció
recordar la célebre y ultrajante contra la Eucaristía. Sus
á Averroes como autor de un peligrosísimo sistema. E l
escritos se habían conocido primero en la Europa cris-
odio teológico de estas tres religiones dominantes descar-
tiana , por la traducción que había hecho Miguel Scot á
gó sobre él y fué señalado como el creador de la máxima
principios del siglo xni, pero mucho tiempo antes de su
atroz de que «toda religión es falsa aunque todas son
época, en la literatura del Occidente lo mismo que en la
útiles probablemente.» En el concilio de Viena se inten-
del Asia, abundaban estas ideas; hemos visto con qué
tó suprimir en absoluto sus escritos y prohibir su lectura
amplitud las había aceptado Erigena. Desde que empe-
á todos los cristianos. Los dominicos, provistos con el
zaron los árabes á cultivar la filosofía, habían sido tam-
arma de la Inquisición, aterraron á la Europa cristiana
bién inficionados y se admitían en todos los colegios de
con sus implacables persecuciones, imputando todas las
los tres califatos. Consideradas, no como una forma del
infidelidades de aquel tiempo al filósofo árabe; pero no
pensamiento que nazca espontáneamente en todo hombre
quedó éste sin apoyo: en París y en las ciudades del Nor-
y en cierto estado de desarrollo intelectual, sino como
te de Italia, sostenían los franciscanos sus opiniones,
originadas en Aristóteles, iban siendo continuamente
y toda la cristiandad se hallaba conmovida por estas
acogidas con favor por los hombres de mayor ilustración.
disputas.
Así las vemos en Roberto Grostete, en Rogerio Bacon y
también en Espinosa. Averroes no era su inventor y sólo Por inspiración de los frailes dominicos vino á ser Ave-
les dió expresión y claridad. Entre los judíos del siglo x m rroes el emblema de la incredulidad para los pintores ita-
habían suplantado completamente á su verdadero maes- lianos, Muchas ciudades de Italia tenían pinturas ó fres-
tro y Aristóteles había sido depuesto, ocupando su lugar cos en las que se representaba el día del juicio y el in-
su gran comentador Averroes. Tan numerosos fueron los fierno y en él aparecía Averroes con frecuencia; así en
convertidos á la doctrina de la emanación en la cristian- una que había en Pisa figuraba al lado de Arrio , de Ma-
dad, que el papa Alejandro IY en 1255 creyó necesario homa y del Antecristo; en otra está representado derri-
intervenir. Por orden suya compuso Alberto el Magno un bado por Santo Tomás, puesto que había sido un elemen-
libro contra la «Unidad de la Inteligencia.» Trata del to esencial en los triunfos del gran doctor dominico. Con-
origen y naturaleza del alma é intenta probar que la teo- tinuó siendo familiar á los pintores italianos hasta el
ría de «una inteligencia aparte que ilumine al hombre siglo xvi; sus doctrinas fueron sustentadas en la univer-
por irradiación anterior al individuo y sobreviviéndole, sidad de Padua hasta el siglo XVII.
es un error detestable.» Pero el antagonista más ilustre Tal es con brevedad la historia del averroísmo al in-
del gran comentador fué Santo Tomás de Aquino, des- vadir la Europa por España. Bajo los auspicios de Fede-
tructor de todas las herejías, como la unidad de la inte- rico I I salió de Sicilia de un modo menos imponente; este
ligencia, la negación de la Providencia y la imposibilidad, soberano lo había adoptado por completo; en sus Cuestio-
de la creación; las victorias del «Doctor angélico» fueron nes sicilianas pide luz sobre la eternidad del mundo y la
celebradas no sólo en las disputas de los dominicos, sino naturaleza del alma, y suponiendo haberla encontrado
también en las obras de arte de los pintores de Florencia en las respuestas de Ibn Sabin, se hizo campeón de estas
y Pisa. La indignación de este santo no tuvo límites doctrinas; pero en sus conflictos con el papado fué ven-
cuando los cristianos se hicieron discípulos de un infiel cido y con él se extirparon estas herejías.
peor que un mahometano. La ira de los dominicos, á E n la Italia superior se había sostenido el averroísmo
cuyo orden pertenecía Santo Tomás, estaba aumentada largo tiempo, y era tan de buen tono en la alta sociedad
por la inclinación de sus enemigos los franciscanos hacia veneciana, que todos los caballeros hacían alarde de pro-
fesarlo. Al fin la Iglesia tomó medidas decisivas contra
128 CONDENACIÓN DEL AVERROÍSMO

él, y en el Concilio de Leíran en 1512 condenó á los


adeptos de esta detestable doctrina á ser tenidos por in-
fieles y herejes. Como hemos visto, ha sido anatematiza-
da por el último Concilio del Vaticano; á pesar de cuyo CAPÍTULO VI
estigma debe tenerse presente que estas opiniones se con-
sideran verdaderas por una gran mayoría de la raza hu-
mana, Conflicto relativo á la naturaleza del mundo.

Ideas de la E s c r i t u r a sobre el m u n d o : la Tierra es u n a superficie pía-

i e s - C o l ó n , G a m a y Magallanes.-Circumnavegacio n de la T i e n a .
D e t e r m i n a c i ó n d e su cun-atur a por la medida de u n grado y por el
Descubrimientos de C o p é m i c o . - I n v e n c i ó n del a n t e o j o . - G a l i l e o a n t e

^ ^ » s ^ e n s i o n e s d e l u i i v e r ^ ^ ^ a ^ e -
l l a s . - L a pluralidad de los m u n d o s , a f i r m a d a por B r u n o — E s pieso 5
m u e r t o por la Inquisición.

Tengo ahora que presentar las discusiones que se sus-


citaron respecto del tercer gran problema filosohco: la
naturaleza del mundo.
La observación superficial del aspecto de la naturaleza
nos induce á creer que la Tierra es una extensa superfi-
cie plana que sustenta el domo del cielo, dividiendo un
firmamento las aguas superiores de las inferiores; que ios
cuerpos celestes, el Sol, la Luna y las estrellas, siguen
su marcha de Este á Oeste, y que su pequenez y movi-
miento alrededor de la Tierra inmóvil, acusan su interio-
ridad. De las varias formas orgánicas que rodean al nom-
bre , ninguna le iguala en dignidad, y de aquí parece jus-
to deducir que todo ha sido criado para su uso; el bol,
con objeto de darle luz durante el día, y la Luna y las
estrellas por la noche.
La teología comparada nos enseña que este concepto
de la naturaleza ha sido umversalmente aceptado en las
primeras fases de la vida intelectual. Es la creencia de
todas las naciones en todas las partes del mundo, al pnn-
130 OPINIÓN TEOLÓGICA DE LA TIERRA
131
ANTIGUAS MEDICIONES DE LA TIERRA

cipio de su civilización: geocéntrica, porque hace de la se inventaron sin duda algunos sistemas, d e s c o m o *
Tierrra el centro del universo ;, antropocéntrica, porque presentado por Cosme Indicopleusta en
hace del hombre el objeto central de la Tierra. Y no es cristiana; ya tendremos _ ocasión de volver a ata de es-
ésta únicamente la conclusión espontánea que se obtiene ta en las siguientes páginas. Asegura que en la paite sep-
de ojeadas inconsideradas sobre el mundo, es también la tentrional de la T i e L plana hay una montana^ nimensa,
base filosófica de varias revelaciones religiosas concedi- tras de la cual pasa el Sol, produciendo asi la noclie
das al hombre de cuando en cuando. Estas revelaciones, E n un período histórico muy remoto se había descu-
por otra parte, le declaran que sobre el domo cristalino bierto el mecanismo de los eclipses; los de Luna habían
del firmamento hay una región de eterna luz y felicidad: demostrado que la sombra de la Tierra es siempre o cu
el délo, mansión de Dios y de los ángeles, y quizás tam- íai La forma de la Tierra debe ser globular por lo tanto
bién su propia morada después de la muerte; y bajo la puesto que el cuerpo que presenta una sombra circular
Tierra hay una región de eterna oscuridad y miseria, mo- en todas direcciones lia de ser precisamente una esfera.
rada de los malos; hay, pues, en el mundo visible una O t r a s consideraciones, con las que hoy día es a familiari-
pintura del invisible. zado todo el mundo, no pudieron dejar de establecer que
Basados en esta opinión de la estructura del mundo, se é
han fundado grandes sistemas religiosos, y de aquí que' 1 e ? o la S ^ R la estructura de la Tierra no
considerables intereses materiales hayan venido en su la de tronaba de su posición de superioridad; mucho mas
apoyo. Estos han resistido, á veces de un modo sangrien- ¿ a n d e en apariencia" que todas las demás cosas se con-
to , á las tentativas hechas para corregir sus incontesta- vino en que debía considerarse, no sólo corno el centro
bles errores, y esta resistencia se fundaba en la sospecha del mundo sino como el mundo mismo; los demás obje-
de que afectaban á la localización del cielo y del infierno tos que la acompañan carecen absolutamente de impor-
y al supremo valor del hombre en el universo.
Que estas tentativas se hicieran era inevitable. Tan ^ X ™ S i que se desprendían de admi-
pronto como el hombre empezó á razonar sobre este tir la forma globular de la Tierra afectaban muy profun-
asunto, tuvo que desconfiar de la afirmación de que la damente^ las ideas teológicas reinantes eran, sin em-
Tierra era un plano indefinido; nadie puede poner en du- b a l o de mucha menos importancia que las que depen-
d í a n d e la determinación de su tamaño No era necesario
da que el Sol que vemos hoyes el mismo que vimos ayer;
su reaparición todas las mañanas irresistiblemente sugie- nos^er sino un conocimiento elemental de la geometría
re que ha pasado por el lado inferior de la Tierra; pero para comprender que podían obtenerse ideas correctas
esto es incompatible con el reinado de la noche en aque- sobre este punto midiendo un grado en su superficie,
llas regiones y presenta , con más ó menos distinción la probablemente se intentó hacer esto alguna vez en tiem-
idea de la forma globular de la Tierra, pos remotos y acaso se han perdido los resultados. Era-
tóstenes lo ejecutó al fin en Egipto, entre Siena y Ale-
La tierra no puede extenderse indefinidamente hacia
jandría suponiendo que aquélla se encontraba exacte-
abajo, puesto que el Sol no puede en su camino ni perfo-
men e baio el trópico de Cáncer; los dos lugares no están,
rarla , ni pasar por alguna caverna, ya que sale y se pone
S n embargo, en un mismo meridiano y la distancia que
por distintos lugares en las diversas estaciones del año;
hav entre ellos no fué medida, sino estimada. Dos siglos
las estrellas también pasan bajo ella en sus movimientos
más tarde hizo Posidonio otra tentativa entre Alejandría
sin fin; debe de haber por lo tanto un espacio libre de-
v Bodas la brillante estrella Canopo rasaba el horizonte
bajo.
L este ú l t o o lugar, alcanzando en Alejandría unaaltu-
Para conciliar la revelación con estos hechos nuevos,
132 SISTEMA PITAGORICO SISTEMA PTOLEMÁICO 133

ra de 7'/ 2 grados. E n este caso también, por la dirección Pero no es esto lo único con que contribuyó Aristarco
tomada al cruzar el mar se estimó la distancia, pero no se al adelanto de la astronomía: pues considerando que
midió. Finalmente, como ya liemos referido, el califa Al- el movimiento de la Tierra no afecta de un modo sensi-
Mamun liizo dos series de mediciones; una en las costas ble á la posición aparente de las estrellas, infirió que es-
del mar Eojo y la otra cerca de Cufa en Mesopotamia. El tas se hallaban incomparablemente más distantes de nos-
resultado general de estas diversas observaciones dió otros que el Sol. Fué, por lo tanto, de todos los antiguos,
como diámetro de la Tierra de siete á ocho mil millas. como hace notar Laplace, el que tuvo ideas mas exactas
Esta determinación aproximada del tamaño de la Tie- sobre la magnitud del universo. Vió que la Tierra es de un
rra tendía á destronarla de su posición dominadora y daba tamaño absolutamente insignificante, cuando se la com-
origen á resultados teológicos de mucha trascendencia; para con las distancias estelares; vió también que sobre
ayudaron poderosamente á este fin las antiguas investiga- nosotros sólo se extienden el espacio y las estrellas.
ciones de Aristarco de Samos, de la escuela de Alejan- Pero las opiniones de Aristarco respecto a la coloca-
dría (280 años antes de J. C.). En su tratado de las mag- ción de los cuerpos planetarios no fueron aceptadas pol-
nitudes y distancias del Sol y de la Luna, desarrolla el la antigüedad; el sistema propuesto por Pto erneo e in-
ingenioso, aunque imperfecto método que había aplicado corporado en su Sintaxis, se prefino umversalmente. La
á la resolución de este problema. Muchos años antes ha- filosofía física de aquellos tiempos era muy imperfecta;
bía trasportado Pitágoras á Europa desde la India una una de las objeciones de Ptolemeo al sistema de Pitágoras
especulación en la que se presentaba al Sol como centro era que si la Tierra estaba en movimiento, dejaría al aire y
del sistema; á su alrededor, giraban los planetas en ór- los cuerpos ligeros tras de sí. Por lo tanto colocaba la
bitas circulares, por este orden de posición: Mercurio, Tierra en posición central, y por su orden giraban alre-
"Venus, la Tierra, Marte, Júpiter y Saturno; se suponía dedor de ella la Luna, Mercurio, Venus el Sol Marte,
que cada uno giraba sobre su eje, al mismo tiempo que Júpiter y Saturno; más allá de la órbita de Saturno es-
se movía alrededor del Sol. Según Cicerón, Nicetas su- taba el firmamento de las estrellas fijas; en cuanto a las
girió que admitiendo que la Tierra giraba sobre su eje, esferas cristalinas sólidas, que se movían una de Este a
se evitaba la dificultad presentada por la inconcebible Oeste y de Norte á Sur la otra, fantasías eran de Eudo-
velocidad de los cielos. xio á las que no alude Ptolemeo. ,
Hay razones para creer que las obras de Aristarco que Es por lo tanto el sistema ptolemáico esencialmente
había en la biblioteca alejandrina fueron quemadas cuan- geocéntrico; dejala Tierra en su posición de superiori-
do el incendio de César. El único tratado suvo que ha lle- dad, y de aquí que no arroje la menor sombra sobre las
gado hasta nosotros es el que hemos mencionado más opiniones religiosas cristianas ó mahometanas. La in-
arriba sobre las magnitudes y distancias del Sol y de la mensa reputación de su autor, la señalada habilidad
Luna. de su grande obra sobre el mecanismo de los cielos, lo
Aristarco adoptó el sistema de Pitágoras, por ser el que sostuvo por casi mil cuatrocientos años, esto es, desde el
representaba los hechos presentes; esto resultaba del co- segundo siglo hasta el xvi.
nocimiento adquirido de la asombrosa distancia del Sol, La cristiandad empleó la mayor parte de este largo pe-
y por lo tanto de su enorme tamaño; el sistema helio- r í o d o en disputas respecto á la naturaleza de Dios 7 en

céntrico, que consideraba al Sol como centro del orbe, l u c h a s por el poder eclesiástico. La b o n d a d de lo Pa-
rebajaba la Tierra hasta un rango subordinado, hacién- dres y la creencia predominante de que las Escrituras
dola simplemente un individuo del grupo de los seis cuer- contenían la suma de todo saber, hacían que no hubiera
pos giratorios. estímulo para investigar la naturaleza. Si por acaso hubo
134 INVENTOS DE LOS SARRACENOS LOS TRES GRANDES V I A J E S 135

algún interés pasajero en ciertas cuestiones astronómicas, tratar de los problemas de las grandes desigualdades de
se cortaba en seguida, haciendo referencia á la autoridad .
Júpiter y Saturno.
de los escritos de Agustín ó de Lactancio, y no apelando
Esto no representa sino una parte, y por cierto la mas
á los fenómenos celestes. Tan grande era la preferencia
pequeña, de los servicios prestados por los astrónomos
que se daba al saber sagrado sobre el profano, que du-
árabes en la solución del problema de la naturaleza del
rante mil quinientos años no produjo la cristiandad ni
mundo. Mientras tanto, eran tales las tinieblas de la
un solo astrónomo.
cristiandad y tal su deplorable ignorancia, que no se cui-
Mucho más útil y beneficiosa fué la conducta de los daban absolutamente del asunto. Su atención estaba con-
pueblos mahometanos; en ellos, el cultivo de las ciencias centrada en el culto de las imágenes, la transustancia-
data de la toma de Alejandría (638), ocurrida á los seis ción, el mérito de los santos, los milagros y las curacio-
años de la muerte del profeta. En menos de dos siglos, nes en los santuarios. .
no sólo se habían familiarizado con los escritos científi- Esta indiferencia continuó hasta fines del siglo xv, y
cos de los griegos, sino que se habían apropiado sus co- aun entonces no había la menor inclinación hacia la
nocimientos. Como ya hemos mencionado, obtuvo el ca- ciencia; los motivos que la hicieron revivir fueron de ín-
lifa Al-Mamun, debido á su tratado con Miguel I I I , una dole muy distinta y se debieron á rivalidades comercia-
copia de la Sintaxis de Ptolemeo, la cual hizo traducir les; la cuestión de la forma de la Tierra fué definitiva-
al árabe inmediatamente y vino á ser la gran autoridad mente establecida por tres marinos: Colón, Gama y so-
de los astrónomos sarracenos; siendo ésta la base de que bre todos, Magallanes. .
partieron para resolver algunos de los más importantes E l comercio del Asia oriental había sido siempre un
problemas científicos. Habían averiguado las dimensiones manantial de inmensa riqueza para las naciones occiden-
de la Tierra; registrado y catalogado todas las estrellas tales que sucesivamente lo habían obtenido. E n la üdad
visibles en su horizonte, dándoles á las de superior mag- Media estaba concentrado en la Italia superior y era condu-
nitud los nombres que aún llevan en nuestros globosDy ¿ cido por dos líneas, una septentrional, por los mares JNe-
planisferios; determinaron la verdadera duración del año", gro y Caspio (y luego con caravanas de camellos), cuyo
descubrieron la refracción astronómica, inventaron el re- cuartel general era Genova, y otra meridional, por ios
loj de péndola, perfeccionaron la fotometría de las estre- puertos de Siria y Egipto y el mar de Arabia, y cuyo cuar-
llas , averiguaron la marcha curvilínea de un rayo de luz tel general era Yenecia. Los negociantes que se ocupa-
á través de la atmósfera; explicaron la aparición de la ban de este último tráfico habían obtenido también grandes
Luna y del Sol sobre el horizonte y por qué vemos estos ganancias con el servicio de trasportes, en las Cruzadas.
astros antes del orto y después del ocaso; midieron la Los venecianos habían procurado conservar relaciones
altura de la atmósfera, asignándole cincuenta y ocho mi- amistosas con los poderes mahometanos de Siria y Egip-
llas ; dieron las verdaderas teorías del crepúsculo y del to- les fué permitido instalar consulados en Alejandría y
centelleo de las estrellas, y edificaron el primer observa- en' Damasco, y á pesar de las conmociones militares de
tono de Europa. Tan minuciosos eran en sus observa- que fueron teatro aquellos países, el comercio se man-
ciones , que los más hábiles matemáticos modernos han tuvo siempre en un estado hasta cierto punto florecien-
podido hacer uso de ellas. Así Laplace, en su Sistema del te. Pero la línea del Norte ó de Génova fué cortada por
mundo, aduce las observaciones de Albatenio como prue- completo por las irrupciones, de los tártaros y de los tur-
bas incontestables de la disminución de la excentricidad cos y por los disturbios militares de los países que atra-
de la órbita terrestre, y emplea las de Ibn-Junis en su vesaba; el comercio oriental de Génova estaba, no solo
discusión sobre la oblicuidad de la eclíptica, así como al en una condición precaria, sino á pique de perderse.
136 V I A J E DE COLÓN DESCUBRDIIENTO DE AMÉRICA 137
El horizonte visible circular y su depresión en el mar,
de 1492, vió desde el castillo de proa de su barco una luz
la aparición y desaparición gradual de los barcos en lon-
tananza, no podían dejar de inclinar el ánimo de los ma- que se movía á lo lejos; dos horas después, un cañonazo
rinos inteligentes á la crencia en la forma globular de de señal disparado desde otro de los buques le anunció
la tierra; los escritos de los astrónomos y filósofos maho- que habían descubierto tierra. Al salir el sol, puso Colon
metanos habían extendido esta doctrina por todo el occi el pie en el Nuevo Mundo.
dente de Europa; pero, como puede suponerse, fué reci- A su vuelta á Europa se supuso generalmente que ha-
bida desfavorablemente por los teólogos. Cuando Génova bía llegado á la parte oriental del Asia, y que por lo tan-
estaba al borde de su ruina, ocurrióse á algunos de sus to su viaje había sido teóricamente afortunado; el mismo
marinos que si esta opinión era exacta, podía restablecer Colón murió en esta creencia. Pero los numerosos viajes
sus negocios ; un buque que navegase hacia el Oeste, pa- que pronto se emprendieron, hicieron conocer el contor-
sara el Estrecho de Gibraltar y siguiera por el Océano en no general de la costa de América, y el descubrimiento
la misma dirección, no dejaría de llegar á las Indias Orien- por Balboa del gran mar del Sur, reveló al fin la verdad
tales; había además otras grandes ventajas en apariencia; del caso y el error en que habían caído Toscanelli y Colon;
podían trasportarse cargamentos pesados sin tanto costo éstos suponían que en un viaje al Oeste no sería mayor la
como por la vía terrestre y sin necesidad de fraccionar la distancia de Europa á Asia que la que hay de Italia al
mercancía. Golfo de Guinea, viaje que Colón había hecho repetidas
VGC6S •
Entre los marinos genoveses que sustentaban esta idea En su primer viaje, á la caída de la tarde, el 13 de
se hallaba Cristóbal Colón. Septiembre de 1492, hallándose á dos grados y medio al
Nos cuenta que lo que llamó su atención sobre este asun- Este de Corvo, una de los Azores, observó Colon que
to fueron los escritos de Averroes; pero entre sus amigos las brújulas de los barcos no se dirigían ligeramente ha-
nombra á Toscanelli, florentino, el cual se había dedica- cia el Este del Norte, sino hacia el Oeste; esta variación
do á la astronomía y hecho gran defensor de la forma fué haciéndose más sensible á medida que avanzaba a
globular. Encontró Colón en Génova poca protección; in- expedición; sin duda que antes que él notaron otros la
virtió entonces muchos años tratando de interesar á dife- declinación de la aguja, pero él fué incontestablemente
rentes^ príncipes en su empresa; su tendencia irreligiosa el primero en descubrir la línea de invariabilidad. En el
fué señalada por los eclesiásticos españoles y condenada viaje de retorno se observó lo contrario; la declinación
por el concilio de Salamanca; su ortodoxia fué refutada occidental disminuyó hasta cortar el meridiano en cues-
por el Pentateuco, los Salmos, las Profecías, los Evan- tión, en el que las agujas marcaron Norte verdadero y
gelios, las Epístolas y los escritos de los padres San Cri- luego, al irse aproximando á las costas de Europa la de-
sóstomo San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio, clinación cambió al Este. Colón, por lo tanto, dedujo
San Basilio y San Ambrosio. que la línea de invariabilidad era una línea geograhca hja
_ Al cabo, sin embargo, sostenido por la reina de Espa- ó límite'entre el hemisferio oriental y el occidental. En
ña Isabel y ayudado materialmente por la rica familia de la bula de Mayo de 1493, el papa Alejandro "VI adopto
os Pinzones, navegantes de Palos, alguuo de los cuales en consecuencia esta línea, como límite perpetuo entre
le acompañó, zarpó del puerto de Palos el 3 de Agosto de las posesiones de España y las de Portugal, al decidir so-
1492, con tres pequeñas carabelas, llevando consigo un bre las disputas de estas dos naciones; mas tarde, sin
despacho del rey Fernando al Gran Khan de Tartaria, y embargo, se descubrió que la línea se movía hacia el
una carta y un mapa construidos sobre la base de los de Este, llegando á coincidir con el meridiano de Londres
Toscanelli. Poco antes de media noche, el 11 de Octubre en 1662.
138 V I A J E DE GAMA V I A J E DE MAGALLANES 139

Por la bula del Papa, las posesiones portuguesas que- tanto derecho como Portugal al comercio de la India.
daron reducidas á las que se hallaban al Este de la línea Una expedición de cinco buques al mando de Magalla-
de invariabilidad; llegó á oídos de aquel Gobierno, por nes, con doscientos treinta y siete hombres, zarpó de
informes obtenidos de ciertos judíos egipcios, que era po- Sevilla el 10 de Agosto de 1519.
sible navegar alrededor de Africa, pues á su extremidad Magallanes, con el mayor ardor, hizo rumbo desde
meridional se encuentra un cabo que podía doblarse fácil- luegohacia la América meridional, con la esperanza de
mente. Una •expedición de tres barcos, al mando de hallar algún paso á través del continente, por el cual
Vasco de Gama, se dió á la vela el 9 de Julio de 1497, pudiera penetrar en el gran mar del Sur. Durante seten-
dobló el cabo el 20 de Noviembre y llegó á Calicut, en la ta días sufrió las calmas de la línea; sus marineros
costa de India, el 19 de Mayo de 1498. Según la bula se aterraron creyendo haber llegado á una región en
mencionada, este viaje al Este daba á los portugueses el donde jamás soplaban los vientos y de la que les era im-
derecho al comercio de la India. posible huir; calmas, tempestades, sublevaciones, deser-
Hasta doblar el cabo , el rumbo de los barcos de Gama ciones , nada pudo quebrantar su resolución. Mas de un
fué en general hacia el Sur. Muy pronto se notó que la año había trascurrido cuando descubrió el estrecho que
elevación de la estrella polar sobre el horizonte iba dis- lleva su nombre, y según cuenta el italiano Pigafetti que
minuyendo , é inmediatamente después de pasar el Ecua- le acompañaba, derramó lágrimas de alegría cuando vió
dor dejó de ser visible; al mismo tiempo otras estrellas, que Dios había querido al fin traerlo adonde pudiera lu-
algunas de las cuales formaban magníficas constelacio- char con los desconocidos peligros del mar del Sur, del
nes , se presentaron á la vista; eran las del hemisferio «Gran Océano Pacífico». .
austral. Todo esto estaba en armonía con las esperanzas Reducidos por la necesidad á comer tiras de cuero del
teóricas fundadas en la aceptación de la forma globular aparejo y á beber agua corrompida, morían sus marine-
de la tierra. ros de hambre y escorbuto, mientras que este hombre,
Las consecuencias políticas que surgieron en seguida firme en su creencia de la forma globular de la tierra,
colocaron al Gobierno papal en una posición muy emba- hizo rumbo prestamente al Noroeste, y durante cuatro
razosa. Sus tradiciones y su política le impedían admitir meses no vió tierra alguna habitada. Estimó que había
ninguna otra forma de la Tierra, sino la aplanada que navegado por el Pacífico á lo menos doce mil millas;
revelan las Escrituras. Ocultar los hechos era tan impo- cruzó el Ecuador, vió otra vez la estrella polar y al cabo
sible , como inútil sofisticarlos. La prosperidad comercial pisó tierra en las Ladronas. Allí encontró aventureros de
abandonó ahora á Génova lo mismo que á Venecia; el Sumatra; y en una de estas islas fué muerto, ó por los
frente de Europa había cambiado, el poder marítimo se salvajes ó por sus mismos tripulantes. Su teniente, Se-
había trasladado de los países del Mediterráneo á las bastián Elcano, tomó entonces el mando del barco, que
costas del Atlántico. dirigió al cabo de Buena Esperanza, sufriendo espantosas
Pero el Gobierno español no se avino fácilmente á la miserias; dobló el cabo finalmente y cruzó por cuarta
ventaja que le había ganado su rival comercial; escuchó vez la equinoccial. E l 7 de Septiembre de 1522, despues
con interés el mensaje de un Fernando Magallanes, en el de un viaje de más de tres años, condujo su barco, el
que decía que á la India y á las islas de las especias po- Santa Victoria, á fondear en el puerto de Sánlúcar, cer-
día llegarse navegando hacia el Oeste, si tan sólo pudie- ca de Sevilla. Había ejecutado la más grande empresa
ra encontrarse un estrecho ó paso á través de lo que ya que registra la historia de la especie humana. Había dado
se reconocía como «continente americano», y si esto se la vuelta al mundo. .
verificase, España, según la bula del Papa, tendría E l Santa Victoria , navegando hacia el Oeste, había
140 TAMAÑO DE LA TIERRA TAMAÑO DE LA TIERRA 141

vuelto á su punto de partida, y las doctrinas teológicas Francia más exacto. Algunas dilaciones acontecieron,
del aplanamiento de la Tierra fueron derribadas por com- sin embargo, y hasta 1718 no se completaron las medi-
pleto. ciones desde Dunquerque á la extremidad meridional de
Cinco años después de efectuado el viaje de Magalla- Francia; surgió una discusión en cuanto á la _ interpre-
nes , se intentó por primera vez en la cristiandad averi- tación de estas medidas, por afirmar unos que indicaban
guar el tamaño de la Tierra. Fernel, médico francés, una esferoide prolongada y otros una esferoide aplastada;
que había observado la altura del polo en París, se diri- la primera forma puede representarse groseramente por
gió hacia el Norte, hasta encontrar un lugar donde ésta un limón, y por una naranja la segunda. Para decidir la
tímese un grado más que en aquella ciudad. Midió la cuestión, el Gobierno francés, apoyado por la Academia,
distancia entre las dos estaciones por el número de revo- envió dos expediciones á medir un grado de meridiano,
luciones de una de las ruedas de su carruaje, á la cual una al Ecuador y la otra tan al Norte corno fuera posible,
había adaptado un indicador apropiado, y dedujo que la. la primera fué al Perú y la segunda á la L a p o m a sueca;
circunferencia de la Tierra es de cerca de veinticuatro mil ambas expediciones lucharon con grandísimas dificulta-
cuatrocientas ochenta millas italianas. des; la comisión de Laponia, no obstante, completó _ sus
Otras mediciones más exactas se llevaron á cabo en operaciones mucho antes que la del P e r u , que invirtió
varios países; por Snell, en Holanda; por Nerwood, en- nada menos que nueve años. Los resultados de las medi-
tre Londres y York, y por Picard, bajo los auspicios de ciones obtenidas, confirmaron la esperanza teórica de la
la Academia de Ciencias, en Francia. El plan de Picard forma aplastada. Desde aquel tiempo se han efectuado re-
era unir dos puntos por una serie de triángulos, averi- petidas veces muchas y muy exactas operaciones de esta
guar así la dimensión de un arco de meridiano compren- clase, entre las que deben mencionarse las de los ingleses
dido entre ellos, y compararlo con la diferencia de latitud en Inglaterra y en la India, y particularmente la de los
obtenida por observaciones astronómicas. Las estaciones franceses cuando la introducción del sistema métrico de
fueron Malvoisine, próxima á París, y Sourdon cerca de pesos y medidas. Se empezó esta ultima por Delambre y
Amiens. La diferencia de latitud se determinó observan- Mechain partiendo de Dunquerque á Barcelona, y de aquí
do las distancias zenitales de c. Cassiopeas. Hay dos fué extendida por Biot y Arago hasta la isla de Formentera,
puntos importantes relacionados con la operación de cerca de Menorca. Su longitud era de cerca de 12 y medio.
Picard: uno, haber empleado por primera vez instru- Además de este método de medición directo puede
mentos provistos de anteojos, y otro, que sus resultados emplearse para determinar la figura de la Tierra el de la
confirmaron, como pronto veremos, la teoría de Newton observación del número de oscilaciones de un péndulo de
de la gravitación universal. igual longitud, en diferentes latitudes. Esto, aunque
confirma los resultados anteriores, da una elipticidad,
En este tiempo había llegado á ser patente, merced á algo mayor ála Tierra que la hallada por la medición de
consideraciones mecánicas, y en particular á las deduci- grados. El péndulo oscila con más lentitud, a medida que
das por Newton, que puesto que la Tierra es un cuerpo se aproxima al Ecuador; se deduce por lo tanto que este
giratorio, su forma no puede ser la de una esfera perfec- paraje se encuentra más distante del centro de la Iierra.
ta, si no la de una esferoide aplanada por los polos, de / Se<mn las mediciones de más confianza que se han eje-
lo cual se desprende que la longitud de un grado debe ser - cutado, las dimensiones de la Tierra puede decirse que son:
mayor cerca de aquéllos que en el Ecuador.
Diámetro mayor ó ecuatorial 7-925 millas.
La Academia Francesa resolvió ampliar la operación
Diámetro menor ó polar '-OJJ »
de Picard, prolongando las medidas en ambas direccio- 8
Diferencia ó aplanamiento polar. . . .
nes, y que el resultado fuese la base de un mapa de 15
Draper.
142 COPÉRNICO
DESCUBRIMIENTO D E L ANTEOJO 143
Tal fué el resultado de la discusión respecto á la figu-
ra y tamaño de la Tierra; y cuando estaba todavía sin pero se equivocó sosteniendo que los movimientos de los
determinar, surgió otra controversia preñada de conse- astros debían ser circulares. Las observaciones de la ór-
cuencias más graves aún. Fué el conflicto relativo á la bita de Marte y sus diferentes diámetros en distintas
posición de la Tierra con relación al Sol y los planetas. épocas habían sugerido á Copérnico esta teoría.
Copérnico, prusiano, hacia el año 1507, concluyó un Al denunciar, pues, las autoridades eclesiásticas el sis-
libro Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes: Había tema de Copérnico como contrario á la revelación, obra-
viajado por Italia en su juventud y dedicádose á la astro- ron sin duda por las consideraciones que de él se des-
nomía, estudiando en Roma las matemáticas. Un estu- prendían. Destronar á la Tierra de su posición central
dio profundo de los sistemas ptolemáico y pitagórico le dominante, para darle muchos rivales y no pocos supe-
había convencido de la verdad de este último, y apoyarlo riores, parecía que era rebajarla en sus pretensiones a
era el objeto de su libro; comprendió que sus doctrinas las miradas divinas. Si cada una de las innumerables es-
eran totalmente opuestas á la verdad revelada, y pre- trellas es un Sol rodeado de globos giratorios poblados de
viendo que podría acarrearse el castigo de la Iglesia, se seres responsables como nosotros; si hemos pecado tan
expresó con prudencia y de un modo apologético, diciendo fácilmente y hemos -sido redimidos á un precio tan fa-
que había tomado la libertad únicamente de ensayar si, buloso como el de la muerte del Hijo de Dios, ¿qué era de
en el supuesto del movimiento giratorio de la Tierra, era todos esos seres? ¿No había pecado ninguno de ellos, óno
posible hallar una explicación mejor que la antigua délas debían pecar como nosotros? ¿Dónde, pues, encontrarían
revoluciones de los mundos celestes; y que al obrar así un Salvador?
había usado del privilegio concedido á otros de fingir las Durante el año de 1608, Lippershey, holandés, descu-
hipótesis que querían; el prefacio estaba dirigido al papa brió que, mirando á través de dos lentes combinados de
Paulo I I I . cierto modo, se aumentaba el tamaño de los objetos le-
janos, viéndose con gran distinción. Había inventado el
Lleno de aprensiones en cuanto al resultado, se abstu-
anteojo. Al año siguiente, Galileo, florentino, de gran re-
vo de publicar su libro durante treinta y seis años, pen-
nombre por sus escritos científicos y matemáticos, oyen-
sando que «tal vez sería mejor seguir el ejemplo de, los
do el caso, pero sin conocer los detalles de la construc-
pitagóricos y otros, trasmitiendo sus doctrinas sólo por
ción, inventó una especie de instrumento semejante para
tradicción y á sus amigos». A instancias del cardenal
su propio uso; mejorándolo progresivamente, consiguió
Schömberg lo publicó al fin en 1543; un ejemplar le fué
hacer uno que amplificaba treinta veces. Examinando la
presentado ya en su lecho de muerte. Su suerte fué la
Luna, vió que tenía valles como los de la Tierra y mon-
que él habia temido; la Inquisición lo condenó como he-
tañas que daban sombras. Se había dicho por los anti-
rético, y en el decreto de la Congregación del índice se
guos que en las Pleyadas había habido primeramente
prohibía y denunciaba su sistema como «falsa doctrinal
siete estrellas; pero la leyenda refería que una había des-
pitagórica en todo contraria á las Sagradas Escrituras».
aparecido misteriosamente. Volviendo su anteojo hacia
Los astrónomos afirman con razón que el libro de Co- ellas, vió Galileo que podía contar no menos de cuarenta,
pérnico De Eevolutionibus cambió la faz de su ciencia; es- y en cualquier dirección que miraba descubría estrellas
tableció de una manera incontestable la teoría heliocén- que-eran por completo invisibles á la simple vista.
trica; demostró que la distancia de las estrellas fijas es E n la noche del 7 de Enero de 1610 distinguió tres pe-
infinitamente grande, y que la Tierra es un simple punto queñas estrellas en línea recta, adyacentes al planeta Jú-
en el cielo. Adelantándose á Newton, atribuyó Copérnico piter; descubrió una cuarta pocas noches después; notó
la atracción al Sol, á la Luna y á los cuerpos celestes; que giraban en órbitas alrededor del cuerpo del planeta,
144 DESCUBRIMIENTOS DE GALILEO CASTIGO DE GALILEO 145

y con alegría reconoció que representaban en miniatura el estrellas en pleno día desde el fondo de un pozo profundo.
sistema de Copérnico. Galileo fué acusado de impostura, herejía, blasfemia y
E l anuncio de estas maravillas atrajo en seguida la de ateísmo. Con idea de defenderse dirigió una carta al
atención universal. Las autoridades espirituales no tar- abate Castelli, insinuándole que las Escrituras nunca se
daron en adivinar sus tendencias, como perjudiciales pa- consideraron como autoridad científica sino sólo como
ra la doctrina de que el universo estaba liecbo para el una guía moral; esto empeoró el asunto. Fué citado ante
hombre. E n la creación de millares de estrellas, hasta en- la Santa Inquisición , bajo la acusación de haber enseña-
tonces invisibles, seguramente debería de haber otros mo- do que la Tierra gira alrededor del Sol, doctrina «abier-
tivos que el de servir para iluminar sus noches. tamente contraria á las Escrituras». Se le ordenó que re-
Se había objetado á la teoría de Copérnico que si los nunciase á esta herejía, so pena de ser encarcelado; se le
planetas Mercurio y Venus se movían alrededor del Sol obligó á que no enseñase ni defendiese la teoría de Co-
en órbitas interiores á la de la Tierra, deberían presen- pérnico y á comprometerse á no publicarla ni extenderla
tar fases semejantes á las de la Luna; y que tratándose en adelante. Sabiendo bien que la verdad no necesita
de Venus, que tan brillante y notable es, estas fases de- mártires, se conformó con lo que se le exigía y dió la pro-
bían ser muy marcadas. El mismo Copérnico había acep- mesa exigida. .
tado la fuerza de la objeción é intentado en vano hallar Descansó la Iglesia durante diez y seis anos; pero en
una explicación satisfactoria. Galileo, dirigiendo su ante- 1632 se atrevió Galileo á publicar su obra titulada Siste-
ojo al planeta, descubrió que las esperadas fases existían ma del mundo, siendo su objeto la defensa del sistema de
en efecto; se presentaba un octante, luego un cuarto, Copérnico. Fué citado de nuevo ante la Inquisición de
luego una elipse y, por fin, un pleno. Antes de Copérni- Eoma y acusado de haber asegurado que la Tierra se mo-
co se había supuesto que los planetas brillaban con luz vía alrededor del Sol; se declaró que había incurrido en
propia, pero las fases de Venus y de Marte probaron que la pena de herejía, y de rodillas, con la mano sobre la
su luz era reflejada. La noción aristotélica de que los Biblia, fué obligado á abjurar y detestar la doctrina del
cuerpos celestes difieren de los terrestres por su incorrup- movimiento de la Tierra. ¡ Qué espectáculo! Este hombre
tibilidad, recibió una ruda sacudida con el descubrimien- venerable, el más ilustre de su tiempo, forzado por te-
to de Galileo de que hay montañas y valles en la Luna mor á la muerte á negar hechos que sus jueces, lo mis-
como los de la Tierra, de que el Sol no es puro, sino que mo que él, sabían que eran verdaderos! Fué luego envia-
tiene manchas en su superficie y gira sobre su eje en lu- do á una prisión, tratado con cruel severidad durante los
gar de conservarse en un majestuoso reposo. La aparición diez años restantes de su vida, y se le negó sepultura en
de estrellas nuevas había arrojado ya serias dudas sobre lugar sagrado. ¿No debía ser falso lo que necesita como
la teoría de la incorruptibilidad. apoyo tanta impostura, tanta barbarie? Las opiniones
Estos y otros muchos hermosos descubrimientos teles- defendidas de este modo por la Inquisición son ahora mo-
cópicos tendían al establecimiento de la verdad de la teo- tivo de burla para todo el mundo civilizado.
ría de Copérnico y alarmaron ilimitadamente á la Iglesia; Uno de los más grandes matemáticos modernos, refi-
fueron denunciados como fraudes y mentiras por el clero riéndose á este asunto, dice que el punto que aquí se
bajo é ignorante; algunos sacerdotes afirmaban que el disputaba era del mayor interés para la humanidad por
anteojo podía dar indicaciones de los objetos terrestres, el rango que se asignaba al globo que habitamos, bi la
pero que en cuanto á los celestes era distinto; otros de- Tierra estaba inmóvil en medio del Universo, el liombre
claraban que esta invención era una simple consecuencia tenía derecho á considerarse como el principal objeto de
de la observación de Aristóteles de que pueden verse las la atención de la naturaleza; pero si la Tierra es tan sólo
146 DISTANCIA DE LA TIERRA AL SOL DISTANCIA DE LA TIERRA AL SOL 147

uno de los planetas que giran alrededor del Sol, un cuer- nos para el éxito de las observaciones, así que en Europa
po insignificante del sistema solar, desaparece por com- h u b o cincuenta estaciones, en Asia seis, y diecisiete en
pleto en la inmensidad de los cielos, en la cual este América Con este objeto envío el Gobierno ingles al ca-
sistema, tan vasto como aparece ánuestros ojos, es un pitán Cook á su primer célebre viaje á Otahiti, donde
punto insensible. observó con éxito completo. Salió el Sol sfn una nube y
El establecimiento triunfante de la doctrina de Copér- el cielo continuó despejado durante todo e día; el paso
nico data de la invención del anteojo. Pronto no se en- en la estación de Cook duró próximamente desde las nue-
contró en toda Europa un astrónomo que no liubiera ve y media de la mañana hasta las tres y media de la tar-
aceptado la teoría heliocéntrica con su postulado esen- de/y todas las observaciones se efectuaron de un modo
cial , el doble movimiento de la Tierra: movimiento de Sa S
rotación sobre su eje y de revolución alrededor del Sol; p eroCtairidiscutir las observaciones hechas en distintas
si hubieran hecho falta pruebas adicionales del último, estaciones, se vió que no había la conformidad que se
las hubiese suministrado el gran descubrimiento de hubiera deseado, puesto que los resultados vanaban des-
Bradley de la aberración de las estrellas fijas, aberración de ochenta y ocho millones á ciento nueve Elcelebre
que depende en parte de la propagación progresiva de la matemático Encke, por lo tanto, las revisó de 1822 a 1824
luz, y en parte del movimiento de revolución de la Tie- y^sacó en conclusión que la p a r a l a j e horizontal del So ,
rra. El descubrimiento de Bradley se iguala en impor- esto es, el ángulo bajo el cual se ve desde el Sol el semi-
tancia al de la precesión de los equinoccios. El de Eoe- diámetro de la Tierra, es £ segundos: esto da por dis-
mer del movimiento progresivo de la luz, aunque denun- tancia 95.274.000 miHas. Más tarde Hansen revisó otra
ciado por Fontenelle como un error seductor y no admi- vez las observaciones y obtuvo por resultado «1.659£00
tido por Cassini, al cabo se abrió camino y fué aceptado millas. Ultimamente, LeVemer dedujo 91.759.000 Anj
por todo el mundo. y Stone, por otro método, obtuvieron 91.400.000, y Sto-
_ Fué luego necesario obtener ideas exactas de las dimen- ne solo revisando una vez más las antiguas observacio-
siones del sistema solar, ó colocando el problema bajo for- nes 91 730.000; por último, Foucault y Fizeau por ex-
mas más limitadas, determinar la distancia de la Tierra prime n os físicos, determinaron la velocidad de a luz,
al Sol. _ observación por lo tanto que difería en esencia de los pa-
En tiempo de Copérnico se suponía que la distancia del SOS V obtuvieron 91.400.000. Hasta que los resultados del
Sol no excedía de cinco millones de millas, y por cierto n a s o del año próximo (1874) sean conocidos, es necesa-
había muchos que pensaban que este cálculo era muy S pues! admitir que la distancia de la Tierra al Sol es
exagerado. Del examen de las observaciones de Tycho-
aleo menor de 92 millones de millas. .
Brahe dedujo Keplero, no obstante, que el error existía,
pero en opuesto sentido, y que el cálculo debía de aumen- Determinada una vez esta distancia, pueden averigua -
tarse, lo menos, á trece millones. En 1670 Cassini de- se las dimensiones del sistema solar con k c M a d 7 pre-
mostró que estos números eran igualmente discordantes cisión. Es bastante mencionar que la distancia de Nep-
con los hechos, y dió como distancia ochenta y cinco tuno al Sol, el más remoto de los planetas conocidos has-
millones. ta hoy es próximamente treinta veces la de la Tierra
El paso de Venus por el disco del Sol, el 3 de Junio de Con a u l o de estos números podemos empezar_ á ob-
1769, se había pronosticado y se apreciaba su gran valor tener una justa apreciación de a d o c t n n a de dest no ku-
en la solución de este problema fundamental de la astro- mano del Universo y de la doctrina de que todo lúe ne
nomía. Con laudable interés contribuyeron varios gobier- oho para el hombre. Vista desde el Sol, aparece la Tie-
149
148 DIMENSIONES DEL SISTEMA SOLAR DISTANCIA DE LAS ESTRELLAS

rra como una simple mancha, un tenue grano de polvo paralaje de un cuerpo ^ T ^ T l f f J l S e ^
su distancia, una estrella puede hallarse tan^disUnteque
alumbrado por sus rayos. Si el lector desea una evalua-
ción más exacta, aparte este libro de su cara unos dos su paralaje sea imperceptible; esta respuestaera exacta
pies y considere uno de los puntos ó comas: ¡ este punto y la determinación de la paralaje de l a s e s t . e a s h a d
es varias centenas de veces mayor en superficie que la- pendido de la perfección de los instrumentos para medir
Tierra vista desde el Sol!
¿ De qué importancia puede ser, pues, una partícula p a r a l a j e de a Centauri, h e r m o s a ^ ^
casi imperceptible ? Ora fuese trasportada, ora aniquila- hemisferio austral, que se considera a c t u a l m e n t e como a
da, nada, sin embargo, se echaría de menos. ¿Qué im- más c e r c a n a á nosotros, se de ^ Por v ^ primera
portancia tiene una de estas mónadas humanas, de las
cuales pululan en la superficie de este grano de polvo mil
millones, si ni un millón de ellas dejaría rastro de su que esta e s t i l a M
existencia? ¿De qué importancia son el hombre, sus go-
ces, sus dolores?
Entre los argumentos presentados contra el sistema
de Copérnico en la época de su publicación, había uno
del gran astrónomo dinamarqués Tycho-Brahe, anterior-
mente aducido por Aristarco contra el sistema de Pitágo-
ras, y que consistía en que si la Tierra, como se afirma-
ba, giraba alrededor del Sol, debía de haber algún cam-

•¡mi
bio en la dirección en que aparecían las estrellas fijas.
En cierto momento nos encontramos más próximos á
una región particular del cielo, en una distancia igual á
todo el diámetro de la órbita terrestre, que aquel en que
estábamos seis meses antes, y de aquí que debiera de ha-
ber un cambio en la posición relativa de las estrellas; de-
bían aparecer más separadas al irnos aproximando á ellas
y más unidas al irnos alejando, ó para usar la expresión
astronómica, estas estrellas habían de tener una parala-

H
je anua.
La paralaje de una estrella es el ángulo formado por
dos líneas que, partiendo de ella, se terminen una en el
Sol y la otra en la Tierra.
En aquel tiempo la distancia de la Tierra al Sol ape-
nas se conocía y se suponía demasiado pequeña; en otro
caso, como acontece ahora, que se sabe que esta distan-
cia pasa de 90 millones de millas, ó que el diámetro de
la órbita terrestre es mayor de 180 millones, este argu-
mento hubiera sido indudablemente de gran peso.
En contestación á Tycho se dijo que, puesto que la
150 BRUNO IDEAS CIENTÍFICAS DE BRUNO
i ' i
otros se halla á una distancia enorme y deltodo incon- como religioso dominico
mensurable, éste no es sino el primer paso, pues hay sus meditaciones s o b r ¿ « ^ X ™ « f ^
otras cuyos rayos han necesitado miles, quizá millones lada Concepción. No se cuiaaD autoridades e s p m .
de años para llegar á nosotros. Los límites de nuestro siste- y cayo pronto bajo la censui* s u c e sivamente en
ma son inaccesibles para nuestros más poderosos telesco- tuales, viéndose o b l i g a d . 3 J ^ f f i r i a S ^ o s sabue-
pios: ¿qué podemos, pues, decir de los demás sistemas que Suiza, Francia . I n g l a t e r r a y Alemania. ^ c o m p a s i ó n , y
hay tras él? ¡Los mundos están esparcidos como polvo sos del Santo Oficio siguie on su pi ta sm p^ ^
en los abismos del espacio!
¿Tienen estos cuerpos gigantescos, colocados millares cerradlj ®n"^ros'
de ellos á tan vasta distancia que nuestra vista no puede
distinguirlos sin auxilio; tienen, repito, por solo objeto, ^ r ^ É a había
como afirman los teólogos, enviarnos su luz? ¿No de- lidad de los mundos, y en este pais escn ^
muestran sus enormes tamaños; que siendo centros de nativo sus obras más i m p l a n t e s S ¿ S u T m e n t e estaba
fuerza, deben ser centros de movimiento, soles de otros
sistemas de mundos? la exasperación ^ k l S d e s e? imposturas de sus
declamando contra las falsedades f r a que iba hallaba
Guando estos hechos eran aún imperfectamente cono-
cidos (eran, en efecto, más bien teorías que hechos),
Jordán Bruno, italiano, que nació siete años después de
la muerte de Copérnico, publicó una obra sobre Infinitud contra
del Universo y de los Mundos; fué también el autor de S o r J o x i a que no t e n í a m ^ ^ £ l a s Escri-
Conversaciones de la tarde sobre el miércoles de ceniza, apo- E n s u s Conversaciones d teitoítóM« J s i n 0 m o .

logía del sistema de Copérnico, y de La causa única de turas nunca S bre


°
todas las cosas; á éstas debe agregarse una alegoría publi- ral, y que no especialmente debemos
cada en 1584, La expulsión de la bestia triunfante. Había asuntos astronómicos o üsicos, esp c o n s t itució n
coleccionado también, para uso de los astrónomos futu- desechar la o p m i ó n que n o revelan sobi ^
ros , todas las observaciones que pudo hallar respecto á la del mundo, de que la Tiena es u n a ^ y firmamen-
nueya estrella que apareció de repente en Cassiopea en tenida por columnas y de V ^ ^ & w » creer que
el año 1572, y aumentó de brillo hasta sobrepujar á to- to, el suelo del p a r í d e mundos opacos
das las demás del.cielo, pudiéndose ver fácilmente en el Universo es m f i m t o y que esta l no
pleno día. De pronto, el 11 de Noviembre, alcanzó tanto Y luminosos por s i m u c h o s ¡ ü euo egtrellag.
esplendor como Venus en su época más favorable, y en nada hay á nuestro d i e t o ^ « * ^ hecho ve-
Marzo siguiente decreció hasta hacerse de primera mag- Sus meditaciones sobre esto asuntos ^ a o g ^
nitud, mostrando varios colores en pocos meses y des- nir á la conclusión de que ^ ^ ^ ia
apareciendo en Marzo de 1574. e s t a b a n l e ^ s de la verdad; qiw j ^ ^ g ^ ^ g S e l mundo
La estrella que apareció súbitamente en la constelación
de Serpentario, en tiempo de Keplero (1604), fué al
principio más brillante que Venus; duró más de un año;
pasó por varios tonos de púrpura, amarillo y rojo, y al
cabo se extinguió. fe^-Jfii»^Soestádispues-
En un principio estuvo Bruno dedicado á la Iglesia
152 ASESINATO DE BRUNO ASESINATO DE BRUNO

to para ser organizado, para entrar en la vida. Dios es, que un amigo le guiaría dulcemente á pesar del terror de
por tanto, la Causa única de las cosas, el Todo en Todo. las llamas Bruno no pudo tener este consuelo; las opi
a
Puede por esta causa ser considerado Bruno entre los niones^osóficas en cuyo holocausto laúl-
escritores filosóficos como intermediario entre Averroes no le prestaban esperanza a l g u n a D e b m h b a r s o o l a u l
y Espinosa; el último sostenía que Dios y el Universo son tima batalla. ¿No hay algo grandioso en a aebtad de
lo mismo, que todos los sucesos ocurren por una ley in- este hombre solitario; algo que la ^ t u r a e a mnmna no
mutable de la naturaleza, por una necesidad invencible; puede dejar de admirar, al contempladle a l a en la lóhre
que Dios es el Universo, produciendo una serie de movi- ra sala en presencia de sus inexorables j u e c e s ? Sin acu
mientos necesarios ó acciones, á consecuencia de una f d í ¿ S g o s , sin abogado, ^ ^ ^
fuerza intrínseca, inmutable é irresistible. liares del Santo Oficio se deslizan furtivamente a su ai
Por orden de las autoridades eclesiásticas, fué trasla- rededor. Los verdugos y los útiles del tormento están
abajo en el sótano; se le d ^ e sencillamente que e ha
dado Bruno de Venecia á Roma y confinado en las prisio-
atraído vehementes sospechas de herejía
nes de la Inquisición, acusado, no sólo de ser hereje, si dicho que hay otros mundos ademas de ^ e s t ^ be^e
no también heresiarca que había escrito de un modo in- pregunta si se retracta y adjura de su error Bruno no
decoroso respecto á la religión; el cargo especial que había puede ni quiere negar lo que sabe que e ^ ^ t o y al vez
contra él. era que había enseñado la pluralidad de los (puesto que lo había hecho otras veces dice a s u s ^ s
mundos, doctrina contraria á todo el tenor de la Escri- que ellos también en sus corazones tienen la. misma
tura y enemiga de la religión revelada, especialmente en
lo relativo al plan de la salvación. Después de una prisión
de dos años, fué presentado ante sus jueces, declarado
culpable de los hechos alegados, excomulgado, y, por su
noble negativa á retractarse, entregado al brazo secular
e
para ser castigado «tan misericordiosamente como fuera f"nao c a n t ó el gallo. „;Y
posible y sin derramar su sangre»; fórmula horrible que
indicaba que el preso fuese quemado vivo. Sabiendo bien
que aunque sus verdugos podían destrozar su cuerpo, su
pensamiento viviría entre los hombres, dijo á sus jueces" ^ P e r o talTez se aprorima el día en que la posteridad
«Quizás teméis más dictar mi sentencia, que yo escu-
charla.» Esta se llevó á efecto y fué quemado en Roma SSi-tésites^íssi
el 16 de Febrero de 1600. San Pedro en Roma.
Nadie puede recordar sin sentimientos de piedad los
sufrimientos de aquellos mártires innumerables, que ora
por una idea, ora por otra, fueron-conducidos al suplicio
á causa de sus opiniones religiosas; pero cada uno de ellos
tuvo en su momento supren^ .un apoyo poderoso é infa-
lible : el tránsito de esta-vídft á l a otra, aunque á través
de una dura prueba, era e l . & W t q . d e una miseria efíme-
ra a la eterna felicidad; era Huir dé l a crueldad de la tie-
rra á la candad del cielo. E n ta camino por el valle som-
brío, creía el mártir qué»ukar mano invisible le conducía,
1 5 5
EDAD DE L A TIERRA

sienes sobre la fecha de la creación podían tolerarse den^


t o d ciertos límites; estos límites, ^ s t a n t e f a e r ^
traspasados bien pronto , haciéndose asi la controversia
tan peligrosa como la primera.
No era posible adoptar el consejo ^ e da Platon en su
CAPÍTULO VII

Controversia sobre la edad de la Tierra.

Según la Escritura, la Tierra tiene sólo seis mil años y f u é creada en toridad en toda materia científica, y los teólogos habían
una semana. —Cronología patrística fundada en las edades de los
patriarcas.— Dificultades que surgen de diferentes apreciaciones en
distintas versiones de la Biblia.
Leyenda del diluvio. - Repoblación. - La torre de Babel; la confusión
de lenguas. — El lenguaje primitivo.
Descubrimiento del aplanamiento de Júpiter, por C a s s i n i . - D e s c u b r i -
miento del aplanamiento de la Tierra, por Newton. — Se deduce que ^ n e c e s i t a m o s Moer mis que « i r * - ¡ W W »
su lorma la originaron causas mecánicas. — Confirmación de esta idea
por_los descubrimientos geológicos sobre las rocas acuosas; corrobo-
racion por los restos orgánicos. — Necesidad de admitir larguísimos
periodos de tiempo. — La doctrina de la creación es sustituida por la
0
hombre' " ' ~ Descubrimientos respecto á la antigüedad del
Las unidades de tiempo y espacio en el universo son infinitas. — Mode-

^ s s ^ E S g g
ración observada en la discusión de la edad del mundo.

La verdadera posición de la Tierra en el Universo se


estableció tan sólo después de un largo y severo conflicto.
La Iglesia empleó todo su poder y basta aplicó la pena
de muerte en apoyo de sus ideas; pero todo fué en vano;
la evidencia á favor del sistema de Copérnico se hizo
irresistible. Al fin fué admitido unánimemente que el Sol ^ • ¿ » S S j t » obtener las primeras fechas
es el cuerpo central y regulador de nuestro sistema, que
a su alrededor giran los planetas y que la Tierra es uno „ Z C a s e S por S m j r t o , « « Í S
de ellos y por ningún concepto el mayor. en las vidas de los patriarcas, tropezándose con grandes
Aleccionada la Iglesia por el resultado de esta disputa
cuando se presentó la cuestión de la edad del mundo, 110 s s f s s i s
mostró la activa resistencia que había desplegado en la
primera ocasión: pues aunque sus tradiciones estuviesen
de nuevo en peligro, no eran á su juicio tan vitalmente
atacadas. Destronar la Tierra de su posición dominante
era, según declararon autoridades espirituales, minar
los mismos cimientos de la verdad revelada; pero discu-
tuar su exactitud. Los distintos ejemplares que se lian sus conocimientos antediluvianos, procedió á dividir la
librado de los ultrajes del tiempo, presentan grandes Tierra entre sus tres hijos, dando á Jafet la Europa,
diferencias entre sí: así pues, el testo samantano esta- á Sem el Asia y á Cam el Africa; no ocupándose de
blece mil trescientos siete años de la creación al_ diluvio: América, puesto que ignoraba su existencia ; y estos pa-
el texto hebreo, mil seiscientos cincuenta y seis: el de triarcas , sin arredrarse ante las terribles soledades de los
los Setenta, dos mil doscientos sesenta y tres. Los Setenta países adonde se dirigían, ni por los pantanos, ni las
cuentan mil y quinientos años más de la creación á selvas vírgenes, se encaminaron á las tierras que les ha-
Abraham que los hebreos. En general, sin embargo, ha- bían correspondido y dieron principio á la población de
bía tendencia á suponer que el diluvio tuvo lugar cerca los continentes.
de dos mil años después de la creación, y que tras otro En setenta años se había aumentado la familia asiática
intervalo de dos mil años nació Cristo. Algunas personas hasta varias centenas; dirigiéndose á las llanuras de Me-
que prestaron á este asunto mucha atención, afirmaban sopotamia, y allí, por algún motivo que no podemos adi-
que había á lo menos mil ciento treinta y dos opiniones vinar, empezaron á construir una torre «cuya cima lle-
diferentes respecto al año en que vino el Mesías al mundo, gase al cielo». Eusebio nos dice que la obra se siguió
y por esto declaraban que no podían aceptarse con tanto durante cuarenta años y que no la abandonaron hasta
rigor los números de la Escritura, puesto que era evi- que se verificó una milagrosa confusión de su lenguaje
dente, por las grandes diferencias de las distintas versio- dispersándose todos por la tierra. San Ambrosio muestra
nes , que 110 había habido intervención providencial para que esta confusión no hubiera podido ser obra de los
perpetuar una noción exacta, ni existía señal alguna por hombres, y Orígenes cree que ni aun los ángeles la eje-
la cual el hombre pudiera guiarse para encontrar la ver- cutaron.
sión auténtica. Y aun aquellas tenidas en más alta estima La confusión de lenguas ha dado origen á muchas es-
contenían errores innegables : así, los Setenta hacen vi- peculaciones curiosas entre los eclesiásticos en cuanto al
vir á Matusalén después del diluvio. primitivo idioma del hombre. Algunos han creído que el
Se creyó que en el mundo antediluviano constaba el idioma de Adán se componía sólo de nombres monosíla-
año de trescientos sesenta días; algunos llegaban hasta bos y que la confusión fué ocasionada por la introducción
á afirmar que éste era el origen de la división del círculo de los polisílabos. Pero estos hombres eruditos han olvi-
en trescientos sesenta grados. Cuando el diluvio, según dado seguramente las numerosas conversaciones presen-
declaran muchos teólogos, fué alterado el movimiento del tadas en el Génesis, por ejemplo, entre el Altísimo y
Sol y el año se hizo cinco días y seis horas más largo. Adán, la serpiente y Eva, etc., en las cuales se encuen-
Había una opinión predominante de que este suceso es- tran todas las partes de la oración. Coincidían, sin em-
tupendo ocurrió el 2 de Noviembre del año del mundo bargo , las opiniones en un punto: en creer que el lengua-
de 1656. El Dr. Whiston, no obstante, contaba con más je primitivo fué el hebreo. Según los principios generales
precisión y lo aplazó al 28 de Noviembre del mismo año. de los Padres, se establecía que así debía de haber suce-
Creían algunos que el arco iris no se vió hasta después dido.
de la inundación ; otros, con más razón al parecer, infie- Los Padres griegos calculaban que al tener lugar la
ren que entonces se estableció como señal por primera dispersión se formaron setenta y dos naciones, lo cual
vez. Al salir del arca, recibieron los hombres permiso está conforme con la opinión de San Agustín; pero algu-
para usar carne como alimento, pues ¡ los antediluvianos nas dificultades parece que se han encontrado en estos
fueron herbívoros! Parecía que el diluvio no había hecho cálculos; así, pues, el sabio Dr. Shuckford, que se ha
ningún gran cambio geográfico, porque Noé, recordando ocupado minuciosamente de todos estos puntos en su ex-
COSMOGONÍA CIENTÍFICA 159
158 CRONOLOGÍA PATRÍSTICA
celente obra Sobre las relaciones déla historia sagrada y más urgente se presentaba la necesidad de vindicar la
profana del mundo, demuestra que no podía haber mas justicia de Dios, que, al parecer, había abandonado la
de veintiuno ó veintidós hombres, mujeres y nmos en mayoría de nuestra raza á su suerte y reservado la salva-
Gada uno de estos reinos. ción para los pocos que vivieran en los últimos tiempos
Un punto de interés vital en este cálculo cronologico, del mundo. 2.° La perfección de Adán al ser creado, pun-
basado sobre la edad de los patriarcas, era la larga vida to que era necesario á la teoría de la caída y al plan de
que alcanzaban aquellos varones venerables, be suponía la salvación.
generalmente que antes de la inundación «había un equi- Las autoridades teológicas se veían por tanto obligadas
noccio perpetuo» y que no sufría vicisitudes la naturale- á mirar con desagrado, no sólo cualquier tentativa que
za. Después de aquel suceso disminuyó la duración de la tendiese á hacer retroceder el origen de la Tierra á una
vida una mitad, y en tiempo del Salmista había bajado a época indefinidamente remota, sino también la teoría ma-
setenta años, donde todavía continúa; la crudeza del cli- hometana de la evolucióu del hombre desde las formas
ma se afirmaba que debía su origen al desplazamiento del inferiores, ó su desarrollo gradual á su condición presen-
eje terrestre cuando la inundación, y á este mal electo se te en el largo transcurso del tiempo.
¿ r e g ó la influencia nociva de la catástrofe universal que De las puerilidades, absurdos y contradicciones que
«convirtiendo la superficie de la tierra en un vasto pan- acabamos de exponer, podemos deducir cuán poco satis-
tano, dió origen á la fermentación de la sangre y á la de- factoria era esta llamada ciencia sagrada, y quizá pode-
bilidad de las fibras». , . . mos convenir con el Dr. Shuckford, antes nombrado, en
lo inútil de sus esfuerzos para coordinar sus varias partes.
Con objeto de evitar las dificultades que presentaba la «En cuanto á los Padres de los primitivos tiempos de la
extraordinaria longevidad de los patriarcas, indicaron Iglesia, fueron hombres de bien, pero no hombres de
ciertos eclesiásticos que los años de que habla el escritor un saber universal».
sagrado no eran años ordinarios, sino lunares; mas esto, La cosmogonía sagrada considera que la_ formación y
si podía colocar la edad de los patriarcas dentro de los estructura de la Tierra es debida á la acción directa de
límites de la vida actual, introducía, no obstante, otra
Dios, y rechaza la intervención de causas secundarias en
dificultad insuperable, puesto que aparecían con hijos
estos sucesos.
cuando sólo tenían cinco ó seis años.
La cosmogonía científica data del descubrimiento te-
La ciencia sagrada, según la interpretación de los l a -
lescópico hecho por Cassini (astrónomo italiano, bajo
dres de la Iglesia, demuestra estos hechos: 1.° Que la
cuya custodia colocó Luis XIV el Observatorio de París),
fecha de la creación era comparativamente reciente y no
de que el planeta Júpiter no es una esfera, sino una es-
pasaba de cuatro ó cinco mil años antes de Cristo. 2.° Que
feroide aplanada por los polos. La filosofía mecánica de-
el acto de la creación ocupó el espacio de seis días ordi-
mostró que esta figura es resultado necesario de la rota-
narios. 3.° Que el diluvio fué universal y que los anana-'
ción de una masa flexible, y que cuanto más rápida sea
les que sobrevivieron fueron preservados en el arca.
la rotación, mayor será el aplanamiento, ó lo que es lo
4.° Que Adán fué creado perfecto en moralidad é inteli-
m i s m o , mayor será el ensanche ecuatorial.
gencia, que cayó, y que sus descendientes participan de
Por consideraciones de carácter puramente mecánico,
su pecado y de su caída.
había previsto Newton que tal debiera ser, si bien en me-
De estos y otros hechos que pudieran mencionarse, ha- nor grado, la figura de la Tierra. A la masa excedente es
bía dos, sobre los cuales la autoridad eclesiástica creía debida la precesión de los equinoccios, que emplea vein-
deber insistir. Eran éstos: 1.° La fecha reciente de la ticinco mil ochocientos sesenta y ocho años en verificarse
creación, pues mientras más remoto fuese aquel suceso,
FORMACIÓN D E LA T I E R R A
160 ANTIGÜEDAD DE LA TIERRA 161
por completo, y también la nutación Sel eje de la Tierra,
L
d c u S t a ¿or B r a d l e y Hemos tenido ya ocasión d A la misma conclusión venimos á parar si considera-
hacer notar que el diámetro ecuatorial de la l i e i r a es mos el relleno de los lagos, los depósitos tobaceonos, la
mnvnr nue el polar unas vemtiseis millas. denudación de las montañas, la acción del mar en las
¿ o h e c h o s r e v e l a el a p l a n a m i e n t o d e l a T i e r r a . 1 . Q u e
costas, la destrucción por esta causa de los escollos, y la
e r a p r i m i t i v a m e n t e d e c o n d i c i ó n flexible ó p í a t i c a
redondez de las rocas por el agua atmosférica y el ácido
2.o Q u e h a sido m o d e l a d a p o r u n a a c c i ó n m e c a n i c a , y carbónico. ..
p o r lo t a n t o , p o r u n a c a u s a s e c u n d a r i a . Los estratos sedimentarios deben de haberse deposi-
P
M a s esta influencia de u n a causa m e c a n i c a s e m a n - tado en un principio en planos casi horizontales ; gran
flesta, n o sólo e n l a c o n f i g u r a c i ó n e x t e r i o r del globo d e l a número de ellos han tomado diversas inclinaciones pro-
T i e r r a , como u n a esferoide de revolución, sino que t a m - ducidas á intervalos, ya por cataclismos, ya por un movi-
b i £ s e p e r c i b e f á c i l m e n t e e x a m i n a n d o la d i s p o s i c i ó n de miento gradual. Cualquiera que fuese la explicación que
pudiera presentarse de estas inmensas é innumerables
SU
S r c o n s i d e r a m o s l a s r o c a s a c u o s a s , v e m o s q u e su a g r e -
inclinaciones y fracturas, exigiría un período de tiempo
gado c u e n t a m u c h a s millas de espesor, y s i n ^ ^
inconcebible.
tienen que haberse formado necesariamente poi dmien-
El estrato carbonífero de Gales, por su inmersión gra-
t a c i ó n l e n t a . L a m a t e r i a q u e l a s c o n s t i t u y e h a sido o b t e -
dual, ha alcanzado un espesor de 12.000 piés; en la
n i d a p o r la d e s a g r e g a c i ó n de a n t i g u o s t e r r e n o s a n a s t i a -
Nueva Escocia, de 14.570 ; tan lenta y continua fue esta
dos p o r l a s a g u a s y d i s t r i b u i d o s d e n u e v o p o r e l k ^ E f e c -
inmersión, que se ven árboles en pie, unos sobre otros,
tos de esta clase, que t i e n e n lugar a *?r
en los niveles sucesivos; diecisiete veces se repite el
q u i e r e n u n período de tiempo considerable p a r a produc r
hecho en una capa de 4.515 piés ; la edad de los árboles
u n resultado apreciable ; u n depósito acuoso puede m e d i r
se prueba por su tamaño, teniendo algunos cuatro pies
de este modo u n a s pulgadas de espesor en u n siglo: ¿que
de diámetro. Alrededor de ellos, á medida que descendían
diremos entonces del tiempo invertido en la formación
con el suelo, crecían los calamites en capas superpuestas;
d ed e p ó s i t o s de muchos miles de yardas? en la cuenca carbonífera de Sidney, se cuentan cincuenta
y nueve selvas fósiles unas sobre otras.
La posición de la costa de Egipto es conocida hace Las conchas marinas que se encuentran en las crestas
mucho más de dos mil años. E n todo este tiempo, debi- de las montañas del interior de los continentes, se con-
do á los detritus arrastrados por el Nilo, ha avanzado sideraron por los escritores teológicos como una prueba
hacia el mar de un modo bastante notable ; todo el liajo irrecusable del diluvio. Pero cuando los estudios geológi-
Egipto tiene un origen semejante. La costa cercana á la cos fueron más exactos, se probó que en la corteza de la
desembocadura del Mississippí es bien conocida hace tres- Tierra se hallan intercaladas como las hojas de un libro
cientos años, y durante este tiempo apenas han avanzado vastas formaciones de agua dulce y de agua salada; vino
perceptiblemente hacia el Golfo Mejicano : pero hubo un á ser evidente que un solo cataclismo no bastaba á ex-
tiempo en que el delta de este río estaba en San Luis, a plicar estos hechos, y que una misma región, por varia-
más de setecientas millas de su posición actual. E n Egip- ciones graduales de su nivel y de sus alrededores topo-
to y en América (desde luego en todas partes) han ido gráficos , había sido ora tierra enjuta, ora cubierta de agua
los ríos prolongando la tierra hacia el mar, pulgada á dulce, ora de agua salada, y también se hizo evidente
pulgada ; la lentitud de su trabajo y lo vasto de su exten- que para que se hayan verificado estos cambios han sido
sión nos basta para conceder á la operación enormes necesarios millares de años.
períodos de tiempo. A esta evidencia del remoto origen de la Tierra, deciu-
cida de la vasta extensión superficial, del enorme espe- ción repentina de una forma orgánica, sin un progenitor.
sor y variados caracteres de los estratos, se agregó un im- Creaciones arbitrarias, bruscas é incoherentes, pueden
ponente cortejo de pruebas suministrado por los restos servir para demostrar el Poder Divino; pero esta no in-
fósiles. Habiéndose averiguado las edades relativas de terrumpida cadena de organismos, que se extiende de la
las formaciones, se demostró que había habido un pro- formación paleozoica hasta la de tiempos recientes, ca-
greso fisiológico en las formas orgánicas, tanto vegetales dena en la cual cada eslabón está suspendido del ante-
como animales, desde las más antiguas hasta las más rior y sostiene otro subsiguiente, nos demuestra, no sólo
recientes : que las que viven en su superficie en nuestro que la producción de los seres animados está regida por
tiempo no son sino una fracción insignificante de la mul- una ley, sino que por una ley también no ha sufrido cam-
titud prodigiosa que la había ocupado anteriormente; bio; jamás á través de millares de épocas se han suspen-
que por cada especie que vive ahora, hay millares que se dido sus operaciones; jamás han variado.
han extinguido. Aunque las formaciones especiales se Los párrafos anteriores pueden servir para indicar la
caracterizan muy bien por algún tipo predominante de índole de una parte de los testimonios de que dispone-
la vida, que justifica la expresión de edad de los molus- mos para considerar el problema de la edad de la Tierra;
cos, edad de los reptiles, edad délos mamíferos, no obs- los no interrumpidos trabajos de los geólogos han acu-
tante , la introducción de nuevos seres no se ha verificado mulado una cantidad tan inmensa, que harían falta mu-
bruscamente, como por creación repentina. Proceden chos volúmenes para contener sus detalles; estos testi-
por grados de una edad anterior, alcanzando su per- monios están sacados de los fenómenos que presentan to-
fección en aquella que caracterizan y luego muriendo das las rocas, sean acuosas, ígneas ó metamórficas. Ln
gradualmente también y dando lugar á la siguiente. No las rocas acuosas se investiga el espesor, la inclinación y
c ó m o descansan unas sobre otras; cómo las que tienen
hay tal creación repentina ó aparición súbita de for-
mas nuevas ; sino lenta metamorfosis ó desarrollo de una origen en el agua dulce se hallan intercaladas con las de
forma preexistente. Aquí tropezamos otra vez con la ne- origen marino; cómo enormes masas de materia han sido
cesidad de admitir para semejantes resultados largos pe- arrastradas por la lenta acción de la denudación, y que
ríodos de tiempo. Dentro del campo de la historia, no se vastas superficies geográficas han variado de forma; có-
encuentran ejemplos bien marcados de un desarrollo mo los continentes han sufrido movimientos de elevación
análogo y hablamos con temor prudente de casos dudosos y de depresión y sus costas se han hundido en el Océano
de extinción ; y sin embargo, en los tiempos geológicos, ó los escollos y arrecifes del mar se han visto luego tie-
han ocurrido millares de evoluciones y de extinciones. rra adentro; se consideran los hechos zoológicos y bo-
Porque durante la experiencia del hombre no se ha tánicos, la fauna y la flora de las edades sucesivas y de
observado ningún caso de metamorfosis ó desarrollo, han qué modo tan ordenado se ha extendido la cadena de las
querido algunos negar completamente su posibilidad, formas orgánicas, plantas y animales, desde sus oscuros
afirmando que todas las especies diferentes lian venido al dudosos principios hasta nuestros días. De los hechos
mundo por creaciones separadas; pero es más filosófico presentados por los depósitos de carbón, que en todas sus
suponer que cada especie ha sido engendrada por otra an- variedades provienen de restos de plantas, no solo se de-
terior, gradualmente modificada, que no hacerlas entrar muestran los cambios que han tenido lugar en la atmos-
en la vida repentinamente sacadas de la nada. Ni es de fera de la Tierra, sino también los cambios universales
mucho valor la observación de que ningún hombre ha de los climas; por otros hechos se prueba que ha habido
sido jamás testigo de tales transformaciones; recuérdese oscilación en la temperatura, elevándose ésta unas veces
que nadie ha presenciado tampoco una creación, la apari- y cubriendo otras los hielos grandes porciones de los ac-
tuales continentes, en los que se llaman períodos gla- de los tiempos geológicos puede aceptarse, estos cálculos
ciales. se apoyan en bases teóricas demasiado inciertas para su-
Una escuela geológica, apoyando sus argumentos en ministrar resultados incontestables.
testimonios imponentes, enseña que toda la masa terres- Mas considerando el asunto en globo y desde un pun-
tre lia estado fundida ó quizá en estado gaseoso, se lia to de vista científico, es evidente que las opiniones pre-
enfriado por irradiación en un período de millones de sentadas por los escritores teológicos, deducidas de los
épocas, liasta que ha alcanzado su equilibrio de tempe- libros mosaicos, no pueden ser admitidas. Se han hecho
ratura actual. Las observaciones astronómicas prestan repetidas tentativas para conciliar los hechos revelados
gran fuerza á esta interpretación, especialmente en lo con los hechos observados, pero el resultado no ha sido
que se refiere á los cuerpos planetarios de nuestro siste- satisfactorio. El período mosaico es demasiado corto, el
ma. Está también basada en la pequeña densidad media orden de la creación incorrecto y las intervenciones divi-
de la Tierra, la elevación de la temperatura en las pro- nas demasiado antropomórficas; y si bien la exposición
fundidades , los volcanes y las venas inyectadas en las ro- del asunto está en armonía con las ideas que han susten-
cas ígneas y metamórficas. Para satisfacer los cambios tado los hombres cuando por vez primera inclinaron su
físicos que considera esta escuela geológica, se necesitan espíritu á la adquisición de conocimientos naturales, ha
millares de siglos. desaparecido esta conformidad hoy día ante la insignifi-
Mas por las ideas que nos ha dado la adopción del sis- cancia de la Tierra y la grandeza del Universo.
tema copernicano, es claro que no podemos considerar Entre los últimos descubrimientos geológicos hay uno
aisladamente el origen y la historia de la Tierra; debe- de especial interés: el de los restos humanos y los traba-
mos incluir todos los demás miembros del sistema ó fa- jos ejecutados por el hombre que, aun cuando recientes
milia á que pertenece; más aún, no podemos concretar- geológicamente, son muy remotos históricamente consi-
nos tan sólo al sistema solar, debemos abrazar en nues- derados.
tras discusiones el mundo estrellado, y puesto que nos Los restos fósiles del hombre, acompañados de grose-
hemos familiarizado con sus casi inconmensurables dis- ros útiles de sílex tallado ó sin tallar, de piedra pulimen-
tancias, estamos autorizados para suponerle un origen tada, ó de hueso, ó de bronce, se encuentran en Europa
remotísimo; hay estrellas tan distantes de nosotros, que en las cavernas, en los cantos erráticos y-en las turbe-
su luz, á pesar de su velocidad, ha necesitado millares ras. Indican una vida salvaje ocupada en la caza y en la
de años para llegar hasta la Tierra, y por consiguiente pesca. Investigaciones recientes hacen creer que en gra-
debían existir fatalmente también muchos miies de dos bajos é inferiores se puede reconocer la existencia del
años há. hombre hasta en el terreno terciario; era contemporáneo
Todos los geólogos convienen (tal vez no hay uno solo del elefante meridional, del rinoceronte leptorino, del
que disienta) en que la cronología de la Tierra debe en- gran hipopótamo, y quizá también del mastodonte en la
sancharse grandemente, habiéndose intentado fijarla con época miocena.
alguna precisión. Algunos de estos cálculos se han basa- Al finalizar el período terciario, por causas aún desco-
do en principios astronómicos, y en principios físicos nocidas, sufrió el hemisferio boreal un gran descenso de
otros; entre los primeros, pues, el fundado en los cam- temperatura, pasando ésta de tórrida á glacial. Después
bios conocidos de la excentricidad de la órbita terrestre de un período de tiempo incalculable, se elevó otra vez
con objeto de determinar el tiempo desde el principio del la temperatura, y los heleros que en tanta cantidad ha-
último período glacial, ha arrojado doscientos cuarenta bían cubierto la tierra, se retiraron; una vez más hubo
mil años. Si bien el postulado general de la inmensidad disminución de temperatura y avanzaron de nuevo los
heleros, pero no tanto como antes. Esto marca el perío- restos de los árboles que tanto tiempo há se extinguie-
do cuaternario, durante el cual llegó la temperatura al ron en esas localidades, se encuentran aún sus reliquias,
grado que hoy tiene; los aluviones necesitaron millares indicando los utensilios que las acompañan, un percepti j
de siglos para su formación. A principios del período cua- ble orden cronológico. Cerca de la superficie se hallan los
ternario, vivían el oso y el león de las cavernas, el hipo- de bronce, debajo los de hueso ó cuerno, más bajo aún
pótamo anfibio, el rinoceronte ticorino y el mammuth; los de piedra pulimentada, y debajo de todos los de sílex
éste desde luego era abundantísimo; su placer era habi- groseramente tallado. La fecha del origen de algunas de
tar en los climas boreales; gradualmente el rengífero, el estas capas no puede estimarse en menos de cuarenta ó
caballo, el buey, el bisonte, se multiplicaban y le dispu- cincuenta mil años.
taban el alimento; en parte por esta razón y en parte Las cavernas que se han examinado en Francia y en
por el aumento de temperatura, fueron desapareciendo; otras partes han suministrado hachas, cuchillos, puntas
el rengífero también se retiró del centro de Europa, mar- de lanzas y de flechas, rascadores y martillos de la edad
cando su partida el fin del período cuaternario. de piedra; el cambio de lo que podemos llamar período
Desde el advenimiento del hombre á la Tierra vemos, de la piedra tallada al de la piedra pulida, es muy gra-
por lo tanto, que han transcurrido períodos de tiempo dual; coincide con la domesticación del perro, época de
incalculables. Grandes cambios en el clima y la fauna se la vida de caza y que comprende millares de siglos. El
produjeron por la acción lenta de causas que aún obran descubrimiento de las flechas indícala invención del arco
en nuestros días; no bastan los guarismos para darnos y el progreso del hombre de la vida defensiva á la ofen-
una idea de estos inmensos períodos. siva. La°introducción de flechas dentadas nos revela que
Parece hallarse satisfactoriamente demostrado que una talento inventivo iba desarrollándose en él; los huesos y
raza afín á la de los vascos ha existido en la edad neolí- cuernos de los animales pequeños nos demuestran que el
tica; en aquel tiempo, las islas británicas sufrían un cam- cazador extendía su arte á varias clases de animales, y
bio de nivel análogo al que experimenta ahora la penín- principalmente á los pájaros; los silbatos de hueso indi-
sula escandinava. La Escocia se iba elevando y la Ingla- can que cazaba con otros hombres ó con sus perros; los
terra se sumergía; en la época pleistocena existía en la rascadores de sílex, que se vestía de pieles, y los punzo-
Europa central una raza fuerte de cazadores y pescado- nes y agujas, que las cosía; las conchas agujereadas para
res , en extremo parecida á los esquimales. brazaletes y collares, que pronto se desarrolló el gusto de
En los antiguos cantos erráticos glaciales de Escocia los adornos personales; los utensilios necesarios para la
se encuentran restos humanos reunidos á los del elefan- preparación de colores hacen creer que se pintaba el cuer-
te fósil; esto nos hace llegar al tiempo ya referido, cuan- po ó que se tatuaba quizá, y los bastones demando ates-
do una gran parte de Europa estaba cubierta de hielo, tiguaban el principio de una organización social.
que había descendido de las regiones polares á las latitu- Con el más profundo interés vemos los primeros deste-
des meridionales, como descienden los heleros de las llos del arte entre estos hombres primitivos: nos han le-
crestas de las cordilleras á los valles. Especies sin cuen- gado groseros dibujos sobre pedazos de marfil y de hueso
to de animales perecieron en este cataclismo de hielo y y esculturas de sus animales contemporáneos. En estos
nieve, pero el hombre sobrevivió. diseños prehistóricos se ven algunas veces representados,
En su primitiva condición salvaje, viviendo casi siem- no sin idea, el mammuth y combates de rengíferos. Uno
pre de frutos, raíces y mariscos, se hallaba el hombre en de ellos nos muestra un hombre arponeando un pescado,
posesión de un hecho que aseguraba su civilización: sa- otro una escena de caza, con hombres desnudos armados
bía encender fuego. En el fondo de las turberas bajo los de venablos. El hombre es el único animal que tiene pro-
168 ANTIGÜEDAD DEL HOMBRE
años, y la existencia humana es anterior á él. Pero no es
pensión á pintar las formas exteriores y á servirse del este importante hecho sólo el que se nos presenta; tene-
mos también que admitir un estado primitivo animaliza-
fa<
Los kjókkónmóddin-g, compuestos de conchas y de hue- do y un progreso lento y gradual.
sos, alcanzan á veces grandísima extensión y una lecha Esta triste y salvaje condición de la humanidad se ha-
anterior á la edad de bronce; se encuentran llenos de lla en completa contradicción con la felicidad del paraíso
utensilios de piedra, que muestran por todas partes el ó jardin del Edén, y lo que es más grave, es inconcilia-
uso del fuego. Frecuentemente yacen inmediatos a las ble con la teoría del pecado original.
costas actuales, otras veces, no obstante, se hallan muy Me ha inducido á colocar este capítulo fuera de su ver-
al interior, á una distancia de hasta cincuenta millas, bu dadero orden cronológico, la idea de presentar lo que te-
contenido y situación indican una fecha posterior á la de nía que decir respecto de la naturaleza del mundo, de un
la extinción de los grandes mamíferos, pero primordial modo más independiente. Las discusiones sobre la edad
á la de la domesticidad. Se pretende que algunos de ellos de la Tierra se han producido mucho después del conflic-
no tienen menos de cien mil años. to sobre el criterio de la verdad; esto es, después de la
Las habitaciones lacustres dé Suiza, chozas construi- Reforma, ya que, en efecto, han tenido lugar dentro del
das sobre estacas y cubiertas de ramas, fueron, como se siglo actual; y se han conducido con suma moderación,
colige de los utensilios que las acompañan, principiadas como para justificar el epígrafe, que he dado á este capí-
en la edad de piedra y continuadas en la de bronce; en tulo, de «Controversia», más bien que de «Conflicto».
el último período son más numerosos los testimonios de La geología no ha tenido que tropezar con la cruel opo-
una vida agrícola. sición que asaltó á la astronomía, y aunque por su parte
No debe suponerse que los períodos en que han creído ha insistido en conceder gran antigüedad á la Tierra, ha
conveniente los geólogos dividir los progresos de la civi- señalado la poca confianza que ofrecen estos cálculos nu-
lización del hombre, son épocas bruscas que surgieran méricos. El atento lector de este capítulo no habrá deja-
para toda la raza humana; así pues, las tribus nómadas do de observar cierta contradicción en los números pre-
de los indios americanos están saliendo en este momen- sentados, y aunque faltos de exactitud, estos números
to de la edad de piedra. Aún se les ve en muchos lugares, iustificau, sin embargo, la pretensión de una inmensa
armados de flechas con puntas de sílex, y puede decirse antigüedad y nos hacen ver que la medida del tiempo en
que ha sido ayer cuando han obtenido de los blancos el mundo es en grandeza digna compañera de la mediaa
hierro, armas de fuego y caballos. de los espacios.
Tan lejos cuanto se extienden las investigaciones, re-
velan indisputablemente la existencia del hombre en una
fecha separada de la nuestra por muchos cientos de mi-
les de años. Debe tenerse presente que estas investiga-
ciones son muy recientes y.reducidas á un espacio geo-
gráfico muy limitado, y ninguna se ha llevado á cabo en
aquellas regiones que pueden considerarse razonablemen-
te como las primeramente habitadas por el hombre.
De este modo somos arrastrados incomensurablemente
mucho más allá de los seis mil años de la cronología^ pa-
trística; es difícil asignar una fecha más reciente_al últi-
mo enfriamiento de Europa, que un cuarto de millón de
cayeron en una desesperación intelectual. Exclama Ana-
xágoras lastimeramente: «Nada puede saberse, nada pue-
de aprenderse, nada puede ser cierto; el sentido es limi-
tado, la inteligencia débil, la vida corta.» Jenófanes nos
dice que es imposible para nosotros tener certidumbre, ni
CAPITULO VIH aun cuando digamos verdad. Parménides declara que la
misma constitución del hombre le impide averiguar la
verdad absoluta. Empédocles afirma que ningún sistema
Conflicto relativo al criterio de la verdad. religioso ni filosófico es digno de confianza, porque no
tenemos criterio para ensayarlos. Demócrito asegura que
ni aun las cosas que son verdaderas pueden darnos la cer-
La antigua filosofía declara que el hombre carece de medios para cer- tidumbre; que el resultado final de la investigación hu-
ciorarse de la verdad. «„„„,.„
Surgen distintas creencias entre los primeros cristianos.-Ineficaz re- mana es el descubrimiento de que el hombre es incapaz
medio intentado por los Concilios para corregir esta divergencia.-be del conocimiento absoluto, y que teniendo la verdad en
introducen las pruebas por los milagros y las ordalías.
El papado recurre á la confesión auricular y á la Inquisición.—perpe- su poder no puede estar seguro de ella. Pirron nos ad-
tración de espantosas atrocidades para extirpar las diferencias de opi- vierte que reflexionemos sobre la necesidad de suspender
Efecto del descubrimiento de las Pandectas de Justiníano y desarrollo nuestro juicio de las cosas, puesto que no tenemos crite-
del derecho canónico sobre la naturaleza de la p r u e b a . - S e hace m a s rio de la verdad; tan profunda incredulidad infundió en
L a Reforma establece los derechos de la razón i n d i v i d u a l . - E l catolicis-
sus discípulos, que solían decir: «No aseguramos nada,
mo afirma que el criterio de l a verdad reside en la I g l e s i a . - R e p r i m e ni aun siquiera que no aseguramos nada.» Epicuro ense-
por la congregación del Indice la lectura de ciertos libros y combate ñaba á sus discípulos que la verdad no puede nunca de-
á los disidentes por medios tales como la matanza de la noche de ban
Bartolomé. . . , .„ terminarse por la razón. Arcesilao, negando el conoci-
Examen de la autenticidad del Pentatéuco como criterio protestante.— miento intelectual y de los sentidos, confesaba publica-
Carácter espúreo de estos libros. .
Para la ciencia, el criterio de la verdad reside en las revelaciones ele la mente que nada sabía, ni su propia ignorancia. La con-
naturaleza : para el protestante, en lia E s c r i t u r a : para el católico, en clusión general á que vinieron los filosóficos griegos era
la infalibilidad del Papa.
ésta: que en vista de la contradicción que ofrecen las prue-
bas de los sentidos, no podemos distinguir la verdad del
«¿Que es la verdad?» Era la pregunta apasionada de error, y que es tal la imperfección de la razón, que no
un procurador romano en uno de los más solemnes mo- podemos afirmar la exactitud de ninguna deducción filo-
mentos de la historia. Y la Divina Persona que se halla-
ba ante él, y á quien iba dirigida la interrogación, no re- Debiera suponerse que una revelación de Dios al hom-
plicó; á menos que en el silencio mismo no estuviese bre tendría fuerza y claridad bastantes para disipar toda
comprendida la respuesta. duda y destruir toda oposición. Un filósofo.griego, menos
A menudo y en vano se había hecho esta pregunta pesimista que otros, se aventuró á afirmar que la coexis-
anteriormente; á menudo y en vano ha sido hecha des- tencia de dos formas de fe que pretendían ser reveladas
pués. Nadie hasta ahora ha dado una contestación satis- por el Omnipotente Dios, probaba que ninguna de las
factoria. dos era verdadera. Pero recordemos que es difícil para los
Cuando en el albor de la ciencia, en Grecia, iba des- hombres venir á una misma conclusión, aun en las cosas
apareciendo la antigua religión, como al salir el sol la materiales y visibles, á menos de partir de un mismo
neblina, los hombres piadosos y pensadores de aquel país punto de vista. Si la discordia y el recelo eran las condi-
ciones de la filosofía trescientos años antes del naci- mente, hablando de estos tiempos hace notar que: «Na-
miento de Cristo, la discordia y el recelo eran las con- da había que excluyese al ignorante de las dignidades
diciones de la religión trescientos años despues de su elesiásticas; el partido salvaje é indocto, que considera-
muerte. Véase lo que escribía Hilario, obispo de Poitiers, ba todo saber, en especial la filosofía, como perjudicial á
en su pasaje bien conocido en tiempo delConcilio delSicea: la piedad, engrosaba» y en consecuencia: «Las disputas
«Es cosa igualmente deplorable y peligrosa que baya del Concilio de Nicea ofrecieron ejemplo notable de la
tantos credos como opiniones entre los hombres, tantas grandísima ignorancia y confusión de ideas, sobre todo
doctrinas como inclinaciones y tantas fuentes de blasfe- en el lenguaje y explicaciones de los que aprobaron las
mia como faltas entre nosotros, porque hacemos credos decisiones de aquel Concilio». Tan grande como ha sido
arbitrariamente y los explicamos con igual arbitrariedad. su influjo en el mundo, y con todo, «los antiguos crí-
Cada año, cada luna, hacemos nuevos credos para descri- ticos no están acordes en el tiempo ni el lugar en que
bir misterios invisibles, nos arrepentimos de lo que he- se convocó, ni en el número de obispos que concurrie-
mos hecho y defendemos á los que se arrepienten; ana- ron , ni en el nombre del que lo presidió. No se exten-
tematizamos á los que defendimos: condenamos; ya las dieron actas de su famoso decreto, ó á lo menos ninguna
doctrinas de otros en nosotros mismos, ya las nuestras ha llegado hasta nosotros». La Iglesia había venido á ser
en otros; y destrozándonos unos á otros, hemos sido entonces lo que en el lenguaje de los políticos modernos
causa de nuestra propia ruina.» se llamaría «una república confederada». La voluntad del
Estas no son meras palabras; pero la importancia de Concilio se determinaba por la mayoría de votos, y para
tal acusación propia puede apreciarse plenamente tan asegurarla se recurría á toda clase de intrigas é imposi-
solo por los que se hallan familiarizados con la historia ciones, sin desdeñar el soborno, la violencia y el influjo
eclesiástica de aquellos tiempos. Tan pronto como el pri- de las damas de la corte. El Concilio de Nicea había si-
mer fervor de los cristianos, con su sistema de benevolen- do apenas aplazado, cuando fué obvio para los hombres
cia había declinado, apareciéronlas disensiones. Los his- imparciales que, como método de establecer un criterio
toriadores eclesiásticos afirman que: «Desde el siglo se- de la verdad en asuntos religiosos, semejantes concilios
gundo empezó la lucha entre la fe y la razón, la religión habían sido un completo fracaso; los derechos de la mi-
y la filosofía, la piedad y el génio.» Para calmar estas noría no fueron respetados por la mayoría. La protesta
disensiones, para obtener alguna expresión autoritaria, de muchos hombres de bien, de que el simple voto de
algún criterio de la verdad, se recurrió á las asambleas una mayoría de delegados, cuyo derecho á votar nunca
. consultivas, que tomaron más tarde la forma de Conci- fué examinado ni autorizado, no podía aceptarse como
lios. Por mucho tiempo tuvieron tan solo autoridad con- medio para determinar la verdad absoluta, fué acogida
sultiva, pero cuando en el siglo iv había alcanzado el con desdén, y las consecuencias fueron que se convoca-
cristianismo el gobierno imperial, sus decisiones fueron ran concilios contra concilios y que sus disputas y decre-
coercitivas, hallándose apoyadas por el poder civil. Esto tos contradictorios sembraran la confusión y la inquietud
cambió por completo el aspecto de la Iglesia. Los conci- por todo el mundo cristiano. Solo en el siglo ívliubo tre-
lios ecuménicos (parlamentos de la cristiandad) forma- ce concilios contrarios á Arrio, quince á su favor y die-
dos por delegados de todas las iglesias del mundo, eran cisiete semi-arrianos: en todo cuarenta y cinco. Las mi-
convocados por la autoridad del Emperador; los presidía norías intentaron perpetuamente usar las armas de que
personal ó nominalmente, armonizaba las diferencias y la mayoría había abusado.
era de hecho el papa de la cristiandad. El historiador El imparcial escritor eclesiástico mencionado, dice
Mosheim, á quien me he referido antes más particular- también que «dos errores monstruosos y calamitosos se
adoptaron en ese siglo iv: 1.°, que era acto de virtud mente entre las órdenes monásticas, y luego se propaga
engañar y mentir, cuando por este medio se obtenía al- rápidamente en el común del pueblo. Libros tales como
gún beneficio para la Iglesia; 2.°, que cuando se soste- El Evangelio 'eterno, aparecen entre las primeras; sectas
nían y aceptaban errores religiosos después de las debi- como las de los cataristas, valdenses y petrobrusianos,
das amonestaciones, debían castigarse con penas civiles nacen en el último. Estaban de acuerdo en «que la reli-
y tormentos corporales». gión pública y establecida era un sistema abigarrado de
No podemos ver sin asombro lo que en aqúellos tiem- errores y supersticiones, y que el dominio que el Papa
pos se consideraba popularmente como criterio de la ver- había usurpado á los cristianos era ilegal y tiránico; que
dad. Reputábanse establecidas las doctrinas según el la pretensión del obispo de Roma de ser el señor sobera-
número de mártires que las habían profesado ó según los no del universo, sin que ni príncipes ni obispos, ni po-
milagros, las confesiones de los demonios, de los lunáti- deres civiles ó eclesiásticos tuvieran otra autoridad legal
cos ó de personas poseídas del espíritu maligno; así, San en la Iglesia ó en el Estado, sino la que recibiesen de él,
Ambrosio, en sus discusiones con los arríanos, presenta no tiene fundamento y es una usurpación de los dere-
hombres poseídos del demonio, que al aproximarles las chos del hombre.»
reliquias de ciertos mártires, reconocían con fuertes gri- Para contener este torrente de impiedad, estableció
tos que la doctrina nicena de las Tres Personas divinas el gobierno papal dos instituciones: 1.a, la Inquisición;
era verdadera. Pero los arríanos le acusaron de haber 2. a , la confesión auricular; esta última como medio de
sobornado á estos testigos infernales con una buena su- información, y como tribunal de castigo la primera.
ma. Ya iban apareciendo tribunales de ordalías; durante En términos generales, puede decirse que las funcio-
los seis siglos siguientes, se consideraron como un úl- nes de la Inquisición eran extirpar por el terror las disi-
timo recurso para demostrar Ta criminalidad ó la inocen- dencias religiosas y asociar la herejía con las nociones
cia, bajo las formas de pruebas del agua fría, del duelo, más horribles; esto implicaba necesariamente la facultad
del fuego y de la cruz. de determinar lo que constituía la herejía. El criterio de
¡Qué total ignorancia vemos aquí de la naturaleza de la verdad estaba, pues, en poder de un tribunal á quien
la prueba y de sus leyes! ¡ Un acusado se hunde ó nada, se fiaba el cometido de «descubrir y juzgar á los heréti-
al ser arrojado á un estanque; se abrasa ó no las manos, cos ocultos en las ciudades, las casas, los sótanos, los
al coger un hierro enrojecido; el campeón que ha con- bosques, las cuevas y los campos». Con tan salvaje ardor
tratado, vence ó es vencido en combate singular; puede llevó á cabo su propósito de proteger los intereses de la
ó no estar en cruz más tiempo que su acusador, y su religión, que de 1481 á 1808 castigó trescientas cuarenta
inocencia ó su culpabilidad en el crimen imputado queda mil personas, y de éstas cerca de treinta y dos mil fue-
demostrada! ¿ Son éstos criterios de verdad? ron quemadas. E n sus primeros días, cuando la opinión
pública no halló medios de protestar contra sus atrocida-
¿Es sorprendente que toda Europa estuviera llena de
des, «condenó á muerte con frecuencia, sin apelación,
impostores milagros durante aquellas edades? ¡Mila-
en el mismo día de la acusación, á nobles, clérigos,
gros que son una desgracia para el sentido común del
monjes, ermitaños y seglares de todos rangos y condi-
hombre!
ciones». E n cualquier dirección que tomasen los hombres
Mas el día inevitable vino al fin. Doctrinas y asercio- pensadores, hallaban lleno el aire de fantasmas pavoro-
nes basadas en pruebas tan extravagantes, fueron envuel- sos, nadie podía permitirse pensar con libertad, sin
tas en el descrédito que cayó sobre la prueba misma. aguardar un castigo. Tan terribles eran los procedimien-
Al aproximarnos al siglo x m , hallamos la incredulidad tos de la Inquisición, que la exclamación de Pagliarici
extendiéndose por todas partes. Primero se ve clara-
era la de muchos millares: «Es muy difícil para el hom- valdenses para propagar su declaración de que la Iglesia
bre ser cristiano y morir en su lecho». romana, desde Constantino había ido degenerando de su
La Inquisición destruyó en el siglo xin los sectarios pureza y santidad; para protestar contra la venta de
del Sur de Francia. Sus atrocidades poco escrupulosas indulgencias, las que decían que casi habían hecho inúti-
extirparon el protestantismo en España é Italia; pero les la oración, el ayuno y las limosnas; para afirmar que
no limitó su acción á asuntos espirituales solamente y era completamente ocioso orar por las almas de los difun-
también se ocupó en contener á los disidentes políticos. tos , puesto que deberían hallarse ya ó en el cielo ó en el
Nicolás Eymeric, que fué inquisidor general del remo de infierno. Aunque se creía generalmente que la filosofía
Aragón cerca de cincuenta años y que murió en 1399, ha ó la ciencia era perniciosa á los intereses de la cristian-
legado un espantoso testimonio de su conducta y de sus dad y de la verdadera piedad, la literatura mahometana
crueldades en su Directorium Inquisitorium. que entonces florecía en España iba haciendo conversos
Esta desgracia de la cristiandad, y sin duda de la raza entre todas las clases de la sociedad; vemos muy clara-
humana, no tuvo siempre la misma constitución; varia- mente su influencia en muchas de las sectas que se pre-
ba según los países. La inquisición papal fué continua- sentaron; así <dos hermanos y hermanas del espíritu libre»
ción de la tiranía de los antiguos obispos, y la autoridad sostenían que «el universo proviene de emanación de
de éstos fué menospreciada por los oficiales del Papa. Dios y volverá á él finalmente por absorción; que las al-
Por acta del cuarto concilio lateranense, en el año mas racionales son otras tantas porciones de la supre-
1215, el poder de la Inquisición se aumentó de un modo ma divinidad, y que el universo considerado como un
espantoso, hallándose en aquel tiempo formalmente es- gran todo es Dios.» Estas son ideas que sólo pueden sus-
tablecida la confesión privada con un sacerdote (confe- tentarse en un estado intelectual avanzado. Se dice que
sión auricular). Esto dabaomnipresencia y omnisciencia muchos individuos de esta secta fueron quemados, mani-
á la Inquisición en todo lo relativo á la vida doméstica; festando con imperturbable serenidad la alegría y el pla-
ningún hombre estaba seguro; en manos del sacerdote, cer del triunfo; sus ortodoxos enemigos los acusaron de
la esposa y los criados se volvían espías, y desde el con- entregarse á sus pasiones en reuniones nocturnas y á
fesionario extraía y arrancaba sus más íntimos secretos. oscuras; á las que asistían desnudos hombres y mujeres;
Llamado ante el temido tribunal, se le informaba sim- una acusación semejante como es bien sabido se presen-
plemente de que había incurrido en sospecha de herejía; tó contra los primeros cristianos por la sociedad elegan-
no se nombraba al acusador, pero la sortija de tornillo, te de Roma.
la cuerda, el borceguí, la cuña y otros instrumentos de La influencia de la filosofía de Averroes era visible
tortura, pronto orillaban aquella dificultad y, culpable ó en muchas de estas sectas. Este sistema mahometano,
inocente, concluía por acusarse á sí mismo. considerado desde un punto de vista cristiano, conduce
A pesar de todo este poder, no correspondió á su ob- á la creencia herética de que el fin de los preceptos del
jeto la Inquisición; cuando los herejes no pudieron luchar cristianismo es la unión del alma con el Sér Supremo;
contra ella, la burlaron. Una incredulidad general inun- que Dios y la naturaleza tienen la misma relación entre
dó á Europa rápidamente; se negaba la providencia, la sí que el alma y el cuerpo; que no hay más que una in-
inmortalidad del alma, el libre albedrío, y que el hom- teligencia individual y que un alma sola ejecuta todas
bre pudiera resistir la necesidad absoluta, el destino que las funciones espirituales y racionales en toda la raza
le rodea. Estas ideas eran acariciadas en silencio por humana. Cuando posteriormente, en tiempo de la Refor-
multitud de personas impulsadas por la tiranía eclesiás- ma , los averroístas italianos fueron requeridos por la In-
tica ; á despecho de la persecución aún sobrevivían los quisición para dar cuenta de sí mismos, intentaron de-
E l abandono de la prueba m i l a g r o s a y la sustitución de
mostrar que existe una gran distinción entre la verdad la prueba legal en su lugar, aceleraron la fecha de la Refor-
religiosa y la filosófica; que cosas que pueden ser verdad ma No podía admitirse por más tiempo la pretensión que
filosóficamente, pueden ser falsas teológicamente, pre- en tiempos anteriores Anselmo, arzobispo de Canterbury
texto ó disculpa que fué al cabo condenado por el con- en su tratado de Cur Deus Homo, había sustentado, de que
cilio de Letran en tiempo de León X. ' . debemos creer primero sin examen y P O ^ 0 ^ 1 ^ ^ -
Pero á pesar de la confesión auricular y de la Inquisi- tar de comprender lo que hemos creído de tal modo. Cuan-
ción sobrevivían estas tendencias heréticas, y se ha dicho do Cayetano dijo á Lutero: «Tú debes creer que una so a
con razón, que en tiempo de la Reforma se ocultaba en gota de la sangre de Cristo es suficiente para redimir toda
muchas partes de Europa un gran número de personas la raza humana, y la cantidad restante derramada en el
que sustentaban la enemistad más violenta contra el huerto y en la cruz, fué legada al papa como tesoro de
cristianismo; en esta clase perniciosa existían muchos donde saliesen las indulgencias,» el alma del obstinado
aristotélicos, como Pomponazzi; muchos filósofos y hom- monje alemán se rebelaba contra ^ n monstruosa ase -
bres de talento, como Bodin, Rabelais, Montaigne; y ción y no la hubiera creído aun cuando millares de nn-
como León X, Bembo y Bruno en Italia. W s se hubiesen ejecutado en su favor. La practica
La prueba por los milagros empezó á caer en descrédito vergonzosa de la venta de indulgencias para redimir os
durante los siglos xi y xn. Los sarcasmos de los filóso- pecados tuvo origen entre los obispos, ^ ^
fos hispano-árabes habían llamado la atención de los dinero para sus placeres particulares, lo obtenían por
eclesiásticos más ilustrados sobre su índole ilusoria. E l este medio. Abades y monjes, áquienes estehicrativo, co-
descubrimiento de las Pandectas de Justimano, enAmalfa, mercio estaba p r o h i b i d o , b u s c a r o n fondos sacando las re-
en 1130, ejerció indudablemente una influencia muy po- liquias en procesiones solemnes y cargando un impuesto
derosa ; promoviendo el estudio de la jurisprudencia ro-
P
mana y diseminando mejores nociones en cuanto al ca- ° L o r p a p a s , en sus apuros pecuniarios, notando cuán
rácter de la prueba legal ó filosófica. Hallam presenta productivas eran estas prácticas, quitaron á los obispos
algunas dudas sobre la historia bien conocida de este des- el derecho de hacer*semejantes ventas y se lo apropiaion
cubrimiento; pero acepta que el célebre ejemplar de la estableciendo agencias, principalmente entre las órden s
biblioteca Laurentina de Florencia es el único que con- mendicantes, para el tráfico. Entre estas ordenes h a b a
tiene los cincuenta libros completos; veinte años des- ruda competencia, jactándose c a d a u n a , ^ ^
pués, el monje Graciano coleccionó los vanos edictos pa- rioridad de sus indulgencias por su mayor influjo en la cor
pales, los cánones de los concilios, las declaraciones de te del cielo, sus relaciones familiares con la Virgen Mana
los Padres y Doctores de la Iglesia en un volumen llama- y los santos de la gloria. Aun contra Lutero mismo que
do Ei Decreto, considerado como la primera autoridad en había sido monje agustino se corrió la ca unmia de que
derecho canónico. En el siglo siguiente, Gregorio IX pu- se había separado de la Iglesia porque un t í f i c o de esta
blicó cinco libros de Decretales y Bonifacio V I H más tar- clase se confirió á los dominicos y no a los de su oiden,
de añadió otro sexto. A éstos siguieron las Constituciones en los tiempos en que León X
Clementinas, siete libros de Decretales y un Libro de Ins- edificación de San Pedro de Roma en l o l 7 , y hay razo
tituciones , publicados juntamente por Gregorio X I I I en nes para pensar que León mismo, en los primeros tiem-
1580 bajo el título de Corpus Juris Canonici. E l derecho ca- pos déla Reforma, dió fuerza á esta afirmación.
nónico había ganado gradualmente un poder enorme pol- P
Las indulgencias fueron, pues, la inmediata causa in-
la intervención que había obtenido sobre los testamentos, citante de laReforma; pero muy pronto se hicieron visibles
la tutoría da los huérfanos, el matrimonio y el divorcio.
los verdaderos principios que animaban la controversia. por tantos años asolaron la Europa, y creó animosidades
Descansaban en la cuestión: «¿ Debe la Biblia su auten- que ni el Tratado de Westfalia ni el Concilio de Trento,
ticidad á la Iglesia, ó debe la Iglesia su autenticidad á la después de ocho años de debates, pudieron cortar. Nadie
Biblia? ¿Dónde está el criterio de la verdad?» puede leer sin estremecerse las tentativas que se hicieron
No me es necesario relatar aquí los detalles bien cono- para extender la Inquisición en el extranjero. Toda Euro-
cidos de esta controversia, las asoladoras guerras y las pa, católica ó protestante, se horrorizó al saber la ma-
escenas de sangre que originó; cómo puso Lutero noven- tanza de los hugonotes en la noche de San Bartolomé, el
ta y cinco tesis en la puerta de la catedral de Wittem- año 1572; no tiene rival en los anales del mundo, por su
berg y fué citado á Boma para responder de esta ofensa; perfidia y atrocidad.
cómo apeló del Papa, mal informado en aquel tiempo, La senda desesperada en que había entrado el papado
para ante el Papa mejor informado: cómo fué condenado para echar abajo á sus contrarios, provocando guerras
por herético, y por lo tanto emplazado para un concilio civiles, asesinatos y matanzas, fué del todo ineficaz; no
general: cómo á través de las disputas acerca del purga- tuvo mejor resultado el Concilio de Trento, que aparen-
torio , de la transubstanciación, de la confesión auricular temente se convocó para corregir, ilustrar y fijar con cla-
y de la absolución, la idea fundamental que babía en el ridad la doctrina de"la Iglesia, restaurar el vigor de su
fondo de todo el movimiento se puso de relieve: los dere- disciplina y reformar la vida de sus ministros; pero fué
chos del juicio individual; cómo Lutero fué entonces ex- de tal modo preparado, que una gran mayoría de sus
comulgado en 1520, y cómo, por reto, quemó la bula de miembros eran italianos y estaban bajo la influencia del
excomunión y los volúmenes del derecho canónico que Papa; de esto se desprende que los protestantes no po-
denunció porque excitaban la subversión de todo poder dían aceptar sus decisiones.
civil y la exaltación del papado; cómo, por esta hábil El resultado de la Eeforma, fué que todas las Iglesias
maniobra, atrajo muchos príncipes alemanes á sus opi- protestantes aceptaran el dogma de que la Biblia e*s guía
niones ; cómo, citado ante la Dieta imperial en Worms, suficiente para todo cristiano. La tradición fué rechazada
rehusó retractarse, y mientras estaba oculto en el casti- y asegurado el derecho de interpretación privada; se cre-
llo de Wartburgo, se extendían sus'doctrinas y estalló yó que al fin se había encontrado el criterio de la verdad.
en Suiza una reforma bajo Zwingli; cómo el principio La autoridad atribuida de esta suerte á las Escrituras,
sectario, envuelto en el movimiento, hizo que nacieran no fué restringida á materias puramente religiosas ó mo-
rivalidades y disensiones entre alemanes y suizos, y que rales; se extendió á los hechos filosóficos y á la interpre-
aun se dividieran estos últimos entre sí, bajo el mando de tación de la naturaleza; muchos fueron tan lejos como
Zwingli y Calvino; cómo la conferencia de Marburgo, la en los antiguos tiempos Epifanio, que creía que la Biblia
dieta de Spira y la de Augsburgo fueron ineficaces para contenía un sistema completo de mineralogía. Los refor-
reprimir los disturbios, y más tarde la reforma germánica mistas no toleraron ciencia alguna que no estuviese con-
anunció una organización política en Esmalcalda. Las forme con el Génesis; entre ellos había muchos que sos-
disputas entre luteranos y calvinistas hicieron esperar á tenían que la religión, que la piedad, no podrían florecer
Piorna que podría recobrar lo perdido. á menos de separarlas del saber y la ciencia. La máxima
No tardó León en descubrir que la reforma luterana fatal de que la Biblia contiene la suma y esencia de todo
era algo más serio que celos ó rivalidades de monjes acerca saber útil ó posible para el hombre, máxima empleada
de los provechos de la venta de indulgencias, y el papa- de antiguo con tan pernicioso efecto por Tertuliano y San
do se puso formalmente á trabajar para derribar á los re- Agustín, y que tan frecuentemente había sido reforzada
voltosos. Instigó las grandes y horrorosas guerras que por la autoridad papal, fué sostenida con ardor. Los jefes
de la Reforma, Lutero y Melanckthon, determinaron ex- lio de Nicea, y de que el Espíritu Santo animaba todo el
pulsar la filosofía de la Iglesia. Lutero declaró que el es- sistema de la naturaleza, como alma del mundo, y que
tudio de Aristóteles es completamente inútil, y sus vili- será absorbido con Cristo al fin de todas las cosas en a
pendios contra el filósofo griego no tienen límite: cierta- sustancia de la divinidad de que ha emanado. Por esto
mente que es, dice, un demonio, un terrible calumniador, fué quemado á fuego lento. ¿Hubo alguna diferencia
un malvado sicofanta, un príncipe de las tinieblas, un entre este auto de fe protestante y el catolico de Vani-
verdadero Apollyon, una bestia, el mayor embustero de ni, quemado asimismo en Tolosa por la Inquisición, en
la humanidad, en quien difícilmente se halla la menor 1629, por sus Diálogos sobre la naturaleza?
filosofía, un charlatán público y de profesión , un macho La invención de'la imprenta y la propagación de los
cabrío, un completo epicúreo, ese dos veces execrable libros introdujeron una clase de peligros que no podía re-
Aristóteles. Los alumnos del filósofo eran, según Lutero, primir la Inquisición. En 1559, el Papa Paulo IV insti-
«sabandijas, orugas, sapos y piojos», y los aborrecía pro- tuyó la Congregación del Indice expurgatorio, bu obliga-
fundamente. Estas opiniones, aunque no expresadas tan ción era examinar los libros y manuscritos que se desti-
enfáticamente, eran también las de Calvino. En todo naban á la publicación, y decidir si debía permitirse ai
cuanto se refiere á la ciencia, nada se debe á la Reforma: pueblo su lectura; corregir los libros cuyos errores no
siempre estaba ante ella el lecho de Procusto del Pen- fuesen muy numerosos y que pudieran contener ciertas
tatéuco. verdades útiles y saludables, para ponerlos asi en armo-
nía con las doctrinas de la Iglesia; condenar aquellos
E l día de más triste presagio que se registra en los
cuyos principios fueran heréticos y perniciosos, y conce-
anales de la cristiandad es aquel en que ésta se separó de
der privilegios especiales á ciertas personas para leer
la ciencia. Por ello se vió Orígenes, uno de los jefes y co-
libros prohibidos. Esta congregación, que a veces se
lumnas de la Iglesia, obligado en aquel tiempo (281) á
reúne en presencia del Papa, aunque por lo general en
abandonar su cometido en Alejandría, y á retirarse á Ce-
el palacio de su cardenal presidente, tiene una jurisdic-
sarea. E n vano, durante muchos siglos, hicieron los hom-
ción mayor que la de la Inquisición, pues, no solo ad-
bres instruidos de la Iglesia esfuerzos para, como se de-
quiere conocimiento de los libros que contienen doctri-
cía entonces, «extraer el jugo interior y médula de las
nas contrarias á la fe católica romana sino también de
Escrituras, que lo explicaría todo». La historia universal
los que se refieren á los deberes morales, disciplina de
desde el siglo ni alxvi nos enseña cuál fué su resultado,
la Iglesia é intereses de la sociedad. Su nombre provie-
y la lobreguez de aquellos tiempos se debe á esta polí-
ne de las listas alfabéticas ó índices de los libros y auto-
tica. Aquí y acullá;_es cierto, hubo grandes hombres, como
res heréticos, escritas por su mandato.
Federico I I y Alfonso X, que elevándose á un punto de
vista superior y general, comprendieron el valor de la ins- E l Indice expurgatorio de libros prohibidos solo seña-
trucción para el progreso, y en medio del terror de que los ló al principio aquellas obras que era lícito leer; pero
rodearon los eclesiásticos, reconocieron que sólo la cien- viendo que esto era insuficiente, estableció que toda obra
cia puede mejorar la condición social del hombre. no autorizada era desde luego ilícita; medida audaz para
impedir que llegase al pueblo ningún conocimiento, ex-
La aplicación de la pena capital por diferencia de opi- cepto los adecuados á los fines de la Iglesia.
niones duraba todavía. Cuando Calvino hizo quemar á Las dos comuniones rivales de la Iglesia cristiana , la
Servet en Ginebra, comprendió todo el mundo que el protestante y la católica, estuvieron, pues, de acuerdo
espíritu de persecución no había concluido; la culpa de en un punto: en no tolerar la ciencia, exceptó la q.ue
aquel filósofo era su creencia de que la doctrina genuína consideraban conforme con la Escritura. Hallándose ios
de la cristiandad se había perdido aun antes del Conci-
católicos en posesión de un poder centralizado, pudieron un diluvio universal había cubierto la Tierra y que los
hacer respetar sus decisiones donde quiera que se reco- únicos animales que sobrevivieron fueron los que se sal-
nocía su imperio, y fortalecer las moniciones del Indice varon en el arca; en esto fué rectificado su error por la
expurgatorio; los protestantes, cuya influencia se halla- geología. Enseñó que había habido un primer hombre,
ba difundida entre muchos focos de distintas naciones, que seis ú ocho mil años hace fué creado de repente o
no pudieron obrar de un modo tan directo y resuelto. Su sacado de la nada en un estado físico y moral perfecto,
manera de proceder era excitar el «odio teológico » contra del cual cayó; pero la antropología ha demostrado que
el culpable, colocarlo en entredicho social; quizás este existían seres humanos en remotísimos tiempos geologi-
medio no es menos eficaz que el otro. cos y en un estado salvaje, poco superior al del bruto.
Como hemos visto en los capítulos anteriores, había Muchos hombres de bien y de buenas intenciones han
existido un antagonismo entre la religión y la ciencia tratadc de reconciliar los testimonios del Génesis con
desde los primeros días del Cristianismo; podemos con- los descubrimientos de la ciencia, pero en vano; la di-
templar cómo se extiende en toda ocasión propicia , du- vergencia ha crecido tanto, que ha llegado á ser oposi-
rante siglos y siglos; lo ventos así en la caída del Museo ción completa. Uno de los*antagonistas tiene que des-
de Alejandría, en los casos de Erigena y de Wiclef, en aparecer. . .
el desprecio con que los herejes del siglo xin rechazaron ¿No podemos, pues, permitirnos examinar la autenti-
el relato de la Escritura sobre la creación; pero sólo en cidad de este libro, que desde el siglo segundo ha sido
la época de Copérnico, Keplero y Galileo fué cuando los erigido como criterio de la verdad científica? Para soste-
esfuerzos de la ciencia para libertarse de la esclavitud nerse en una posición tan elevada, debe poder desafiar
en que estaba sujeta se hicieron indomables. E n todos la crítica humana.
los países había disminuido grandemente el poder políti- En los primeros tiempos del cristianismo, muchos de
co de la Iglesia; conocieron sus jefes que las nieblas los más eminentes padres de la Iglesia tuvieron senas
sobre las cuales estaba edificada, se iban disolviendo; dudas respecto de la autoridad del Pentateuco entero.
medidas represivas contra sus antagonistas, empleadas No tengo espacio, en la limitada extensión de estas pa-
con éxito en tiempos antiguos, no podían aplicarse ya ginas, para presentar en detalle los hechos y argumentos
ventajosamente, y más le podía perjudicar que favore- que se presentaron entonces y luego. La literatura de
cerle quemar un filósofo aquí ó allá. E n su gran con- este asunto es hoy día muy extensa. Puede el lector acu-
flicto con la astronomía, en el cual se destaca Galileo dir, sin embargo, á la obra del piadoso é ilustrado deán
como la principal figura, sufrió una completa derrota; y Prideaux, El Antiguo y el Nuevo Testamento, reunidos,
como hemos visto, cuando fué impresa la obra inmortal uno de los ornamentos literarios del último siglo. Halla-
de Newton, no pudo presentar resistencia, aunque Leib- rá también tratado el asunto más recientemente por el
nitz afirmó á la faz de Europa que «Newton, había arre- obispo Colenso. Los párrafos siguientes bastarán á dar
batado á la divinidad algunos de sus mejores atributos una idea suficientemente clara del estado presente de la
y minado los cimientos de la religión natural». controversia. .
Se afirma que el Pentatéuco ha sido escrito por Moi-
Del tiempo de Newton hasta nosotros, la divergencia
sés bajo la influencia de la inspiración divina; considera-
entre la ciencia y los dogmas de la Iglesia ha aumenta-
do así, como anales escritos de viva voz y dictados por
do continuamente. La Iglesia declaró que la Tierra es el
el Todopoderoso, exigen acatamiento, no sólo de los
cuerpo central y más importante del Universo; que el
científicos, sino del mundo entero.
Sol, la Luna y las estrellas son tributarios suyos; en es-
Pero, ahora bien; en primer lugar, puede pregun-
tos puntos fué derrotada por la astronomía. Afirmó que
EL PENTATÈUCO 187
186 EL PENTATÈUCO

tarse : ¿Quién ó qué lia dado crédito á esta grande pre- ro; que todo el Pentatèuco no es histórico, m mosaico.
Contiene las mayores contradicciones é imposibles , sufi-
tensión? cientes para comprometer la credibilidad del todo; imper-
No es el libro, por cierto ; en ninguna parte lo indica, fecciones tan grandes y flagrantes, que destruirían la
ni hace la impía declaración de que esté escrito por Dios autenticidad de cualquier obra histórica moderna. _
Todopoderoso. Hengstenberg, en sus Disertaciones sobre la autenticidad
Hasta después del siglo segundo, no se impuso á la del Pentateuco, dice: «es la suerte inevitable de toda obra
credulidad humana tan extravagante exigencia. Tuvo histórica falsa, caer en la contradicción; esto es loque
origen, no en la clase elevada de los filósofos cristianos, pasa en gran escala con el Pentatèuco, por no ser genui-
sino entre los fervorosos Padres de la Iglesia, cuyos es- no Si el Pentatèuco es falso, sus historias y leyes han
critos prueban que eran personas sin instrucción y sin sido elaboradas en porciones sucesivas y fueron escritas
espíritu de crítica. en el curso de muchos siglos por diferentes individuos.
Cada época, desde el siglo segundo hasta nuestros días, De este género de trabajos es inseparable una masa de
ha producido hombres de grande ingenio, tanto judíos contradicciones que la hábil mano del último editor nun-
como cristianos, que han rfbhazado estas pretensiones. ca podría ser capaz de borrar por completo».
Sus decisiones se han fundado en la prueba intrínseca de Puedo agregar á estas observaciones lo que dice expre-
los mismos libros ; éstos presentan claras demostraciones samente Ezra (ESDRAS, n , 14), que él mismo, ayudado
de dos autores distintos, á lo menos, que se han llamado por otras cinco personas, escribió aquellos libros en el es-
respectivamente Elohísticos y Jeliovísticos. Hupfeld ase- pacio de cuarenta días. Dice que en tiempo de la cautivi-
gura que la narración Jehovística conserva señales de dad de Babilonia, los antiguos escritos sagrados de os
haber sido unos segundos anales originales, completa- iudíos fueron quemados, y da detalles particulares de las
mente independientes de la Elohística. Las dos fuentes circunstancias en que fueron compuestos. Dee ara que
de que se derivan las narraciones son en muchos puntos emprendió escribir cuanto se había h e c h o en el mundo
contradictorias ; además es seguro que los libros del Pen- desde su principio. Se dirá que los libros de Esdras son
tatèuco jamás se atribuyen á Moisés en las inscripciones apócrifos, pero en cambio puede preguntarse: ¿ b e Han
de los manuscritos hebreos, ni en los ejemplares impre- dado pruebas de ello, capaces de resistir a la critica mo-
sos de la Biblia hebrea, ni seles llama «libros de Moisés» derna 9 En los primeros tiempos de la cristiandad , cuan-
en la versión de los Setenta , ni en la Vulgata, y sí úni- do la historia de la caída del hombre no se consideraba
camente en las traducciones modernas. esencial al sistema cristiano y la doctrina de la expiación
Claro es que no pueden atribuirse solamente á la auto- no había alcanzado la precisión que le dio Anselmo mas
ridad de Moisés, puesto que registran su muerte; claro tarde, era muy generalmente admitido por los Padres de
es que no fueron escritos sino muchos cientos de años la Iglesia que Ezra probablemente compuso el Tentateu-
después de aquel suceso, toda vez que hacen referencia á co Así dice San Jerónimo : Sive Mosem dicere voluens auc-
hechos que no ocurrieron sino después del establecimien- ^'rcm Pentateuchi, sive Esdram ejusdem instauratorem ope-
to del gobierno de los reyes entre los judíos. ri*, non recuso. Clemente Alejandrino dice que, cuando
Ningún hombre puede osar atribuirlos á inspiración del estos libros fueron destruidos en el cautiverio de Nabuco-
Dios Todopoderoso : sus inconsecuencias, contradicciones dònosor, Esdras, habiendo sido inspirado profeticamente,
é imposibles, expuestos por muchos ilustrados y piadosos los reprodujo. Ireneo dice lo mismo. _ .
modernos, alemanes é ingleses, son muy grandes. Deci- Los incidentes contenidos en el Genesis, del primero
den estos críticos que el Génesis es una narración basada al décimo capítulos inclusives (capítulos que por sus re-
en leyendas ; que el Exodo no es históricamente verdade-
¡aciones con la ciencia son de mayor importancia que da y vemos grandes movimientos que se producen desde
otras partes del Pentatèuco), han sido evidentemente muy antiguo ; ninguna forma se ve distintamente, y aun
compilados de fragmentos de leyendas de distintas auto- la dirección de aquellos movimientos tan solo puede adi-
ridades. Todos ellos presentan á la crítica, sin embargo, vinarse, pero se oyen las voces de las grandes aguas».
particularidades que demuestran fueron escritos en las Estoy de acuerdo con la opinión de Hupfeld de que «el
márgenes del Eufrates, y no en el desierto de la Arabia; descubrimiento de que el Pentatèuco está sacado de varias
contienen muchos caldeísmos. Un egipcio no hablaría del fuentes ó documentos originales es, fuera de toda duda,
Mediterráneo como si se hallase á su Oeste, y un asirio no solo uno de los más importantes y fecundos para la
sí. Su exorno y maquinaria, si estas expresiones pueden interpretación de los libros históricos del Antiguo Testa-
usarse con propiedad, son completamente asirías, y no mento , ó más bien para toda la teología y la historia,
egipcias. Hubo tantos anales, que puede esperarse encon- sino que es también una de las averiguaciones más posi-
trar algunos en caracteres cuneiformes en las bibliotecas tivas que se han hecho en el dominio de la crítica y de
de barro de los reyes de Mesopotamia. Se asegura que la historia de la literatura. Diga lo que quiera en contra
una leyenda análoga á la del diluvio se ha exhumado ya, el partido anticrítico, este dato puede sostenerse sin re-
y que no está fuera de los límites de lo probable que el troceder por ninguna cosa, mientras tanto que dure lo
resto pueda obtenerse de un modo semejante. que se llama crítica ; y no será fácil para un lector, su-
De estas fuentes asirías tomó Ezra las leyendas de la perior al nivel de cultura que tenemos hoy día, si lo exa-
creación de la tierra y el cielo, el jardín del Edén, el ha- mina sin prevención y con espíritu recto de apreciar la
cer al hombre de tierra y á la mujer de una de sus costi- verdad, sustraerse á su influencia».
llas , las tentaciones de la serpiente, el nombrar los ani- ¿ Qué, pues? ¿Renunciaremos á estos libros? Admitir
males, el querubín de la espada flameante, el diluvio y que la narración de la caída del Edén es legendaria, ¿no
el arca, los vientos que secaron la tierra, la construcción arrastra consigo la doctrina más solemne y sagrada del
de la torre de Babel y la confusión de lenguas. Empieza cristianismo, la de la redención?
bruscamente la historia de los judíos en el capítulo once- ¡Reflexionemos sobre esto! La cristiandad en sus pri-
no ; en este punto cesa su historia universal y se ocupa meros días, cuando convertía y conquistaba el mundo,
de la historia de una sola familia, la de los descendientes sabía poco ó nada acerca de esta doctrina. Hemos visto
de Sem. que Tertuliano en su Apología no la creyó digna de men-
E l duque de Argyll, en su libro El Hombre primitivo; ción. Tuvo origen entre los herejes gnósticos y no era
refiriéndose á esta restricción, dice muy gráficamente: admitida por la escuela teológica de Alejandría; nunca
«En la genealogía de la familia de Sem tenemos una fué presentada de un modo preminente por los Padres, ni
lista de nombres, que son nombres y nada más para nos- alcanzó el imperio que hoy tiene hasta los tiempos de
otros. Es una genealogía que no hace más ni pretende Anselmo. Filón el judío habla de la historia de la caída
hacer más que trazar el orden de sucesión entre algunas como simbólica; Orígenes la considera como una alegoría.
familias únicamente, aparte de millones de otras que ya Quizás pueden ser acusadas con razón algunas de las Igle-
existían en el mundo ; no se da más que este orden de sias protestantes de inconsecuencia, porque la consideran
sucesión, y ni aun hay certidumbre completa de que éste en parte mitológica y en parte real. Pero si admitimos
sea consecutivo. Nada se nos dice de todo lo que hay de- con ellas que la serpiente es símbolo de Satanás, ¿no
trás del velo de densas tinieblas delante del cual se hacen debe esto dar cierto aire de alegoría á toda la narración?
pasar estos nombres; y, sin embargo, en las raras oca- Es de sentir que la Iglesia cristiana haya tomado sobre
siones que se levanta un poco, podemos dirigir una ojea- sus hombros la defensa de estos libros y que se haya lie-
LA INFALIBILIDAD

clio solidaria de sus manifiestos errores y contradiccio- contiendas. No sin razón preguntan los protestantes: ¿qué
nes. La vindicación de éstos, si tal cosa fuera posible, prueba puede darse de que la infalibilidad existe comple-
debiera haber sido confiada á los judíos, entre los cuales tamente en la Iglesia? ¿Y qué prueba hay de que la Igle-
nacieron y por quienes han sido trasmitidos hasta nos- sia haya estado siempre real y justamente representada
otros. Más todavía: debe sentirse profundamente que el en un concilio? ¿Y por qué se averiguará la verdad por el
Pentatéuco, una producción tan imperfecta que no puede voto de una mayoría mejor que por el de una minoría?
soportar el toque de la crítica moderna, se haya erigido ¡ Con cuanta frecuencia ha sucedido que un hombre, co-
en árbitro de la ciencia. Recuérdese que la exposición locándose en un punto de vista acertado, lia demostrado
del verdadero carácter de estos libros ha sido presentada, la verdad, y después de haber sido denunciado y persegui-
no por capciosos enemigos, sino por ilustrados y piado- do por todos los demás, se han visto obligados éstos más
sos hombres de la Iglesia, algunos de ellos de la más tarde á adoptar sus declaraciones! ¿No es esta la historia
elevada dignidad. de muchos grandes descubrimientos?
Mientras las Iglesias protestantes han insistido en el No toca á la ciencia arreglar estas opuestas pretensio-
reconocimiento de la Escritura como criterio de la verdad, nes; no toca á ella determinar si el criterio de la verdad
ha declarado la católica en nuestros propios tiempos la para el hombre religioso se hallará en la Biblia ó en el
infalibilidad del papa. Puede decirse que esta infalibilidad Concilio ecuménico, ó en el Papa. Pide sólo el derecho,
se refiere solo á las cosas morales ó religiosas; pero que tan voluntariamente concede á los otros, de adoptar
¿dónde se trazará la línea de separación? La omniscien- su propio criterio. Si considera desdeñosamente las leyen-
cia no puede limitarse á un estricto grupo de cuestiones; das no históricas; si contempla con suprema indiferencia
en su propia naturaleza implica el conocimiento de todo, el voto de las mayorías en la determinación de la verdad;
é infalibilidad quiere decir omnisciencia. _ , si abandona al tiempo y á la lógica de los acontecimien-
Sin duda que si se admiten los principios del cristianis- tos futuros el hacer justicia á las pretensiones humanas
mo italiano, su consecuencia lógica es la infalibilidad del sobre la infalibilidad, la misma fría impasibilidad con que
papa; no hay necesidad de insistir en la naturaleza anti- contempla estos asuntos, conserva para examinar sus
filosófica de esta concepción; se destruye por un examen propias doctrinas. Abandonaría sin vacilar las teorías de
de la historia política del papado y por las biografías de la gravitación ó de las ondulaciones si hallase que son in-
los papas. La primera enseña todos los errores y equivo- conciliables con los hechos. Para ella el volumen de la
caciones á que está sujeta una institución completa- inspiración es el libro de la naturaleza, cuyas hojas siem-
mente humana; las segundas son con demasiada frecuen- pre están abiertas ante los ojos de los hombres; confron-
cia una historia de pecados é ignominias. tándolo todo, no necesita sociedades para su disemina-
No era posible que la autoritaria promulgación del ción. En extensión infinita, eterna en duración, nunca
dogma de la infalibilidad del papa hallase universal aco- han podido nada contra ella ni el fanatismo ni la ambi-
gida entre los católicos ilustrados; graves y profundas di- ción humana. En la tierra se manifiesta por todo lo que
sensiones se han producido. Una doctrina tan repulsiva es hermoso y magnífico, y en el cielo son sus letras soles
al sentido común no podía tener otro resultado. Hay mu- y mundos.
chos que afirman que si la infalibilidad existe en alguna
parte, es en el Concilio ecuménico, y sin embargo, estos
concilios no han estado siempre conformes entre sí. Hay
muchos también que recuerdan que los concilios han de-
puesto papas y han hecho caso omiso de sus clamores y
trina del gobierno por leyes fijas, porque parecía despre-
ciar su dignidad, rebajar su importancia; era para ellos
repulsivo un Dios que no puede ser influido por las pre-
ces humanas, una divinidad fría y sin pasiones; veían ea
CAPITULO IX esto algo fatalista y espantoso en consecuencia.
Pero el ordenado movimiento de los cielos no podía de-
jar de hacer en todos tiempos una profunda impresión en
Controversia sobre el gobierno del universo. los observadores reflexivos; la salida y puesta del bol; el
aumento y diminución de la luz del día; las fases de la
Luna; la vuelta de las estaciones en su propia marcha; el
Hay dos concepciones del gobierno del m u n d o : 1 o por la F ^ i d e n c i a ; acompasado rumbo de los errantes planetas en el firma-
2.0, por la ley. - L a primer a sostenida por el clero. - Bosquejo de la
introducción de la última. _ „hrnq son
mento, ¿qué son todas estas y m i l e s más, sino manifes-
Keplero descubre las leyes que rigen el sistema solar - Sus o ras son taciones de una inmutable y ordenada serie de sucesos?
denunciadas por la autoridad p a p a l . - L e o n a r d o d V nci pone, los
cimientos de la filosofía mecánica, - Galileo descubre las leyes tun La fe de los primeros observadores en esta interpretación
damentale s de la dinámica. - Newton las aplica al « W g ^ ^ J E pudo quizás haber sido quebrantada por fenomenos tales
cuerpos celestes y d e m u e s t r a que el sistema solar estagobernado por
la necesidad matemática . - Herscbel extiende esta cono)^um á todo como los eclipses, ruptura brusca y misteriosa del curso
el universo. - Hipótesis de las nebulosas. - Objeciones teológicas ordinario de los sucesos naturales; pero debieron adqui-
P r u e b a s del imperio de la ley en la formación de la Tierra y en d 3es-
arrollo de l a s series a n i m a l y v e g e t a l . - S o n producidas por evolución rirla de nuevo con fuerza décupla, tan pronto como se
descubrió que los eclipses también tienen sus periodos y
E l V o ° d e r ° d r e T a e ^ e demuestra por el proceso histórico de las socieda- que pueden anunciarse.
des h u m a n a s y por el del individuo. •
Adopción parcial de estas ideas por algunas iglesias reformadas. Las predicciones astronómicas de todas clases dependen
de la admisión de este hecho: que nunca ha habido y
nunca habrá intervención alguna en las operaciones de
Dos interpretaciones pueden darse acerca del gobierno
las leyes naturales. El filósofo científico afirma que la
del mundo: ó por intervención divina incesante, ó por la condición del mundo en cualquier momento dado es el
acción de una ley invariable. . . resultado directo de su condición en el momento ante-
El clero se inclina siempre á la adopción de la prime- rior. La ley y el azar no son sino diferentes nombres de
ra, toda vez que aspira á que se le considere como inter- la necesidad mecánica. , , n
mediario entre la oración del devoto y la acción providen- Cerca de cincuenta años despues de la muerte de Oo-
cial. Su importancia aumenta por el poder que pretende pérnico, Juan Keplero, natural del Wurtemberg, que ha-
tener de determinar la índole de esta acción. En la reli- bía adoptado la teoría heliocéntrica, y que estaba profun-
gión pre-cristiana (la romana), el oficio principal del clero damente penetrado de la creencia de que existen relacio-
era descubrir los sucesos futuros por los oráculos, los nes entre las revoluciones de los cuerpos planetarios
presagios ó la inspección de las entrañas de los animales alrededor del Sol, pensaba que si éstas se examinasen
y hacer propicios á los dioses ofreciéndoles sacrificios. correctamente, revelarían las leyes bajo las cuales se ve-
Más tarde, en los tiempos cristianos se pretende un po- rifican estos movimientos, y se dedicó al estudio de las
der mayor; el clero afirma que, por su intercesión, puede distancias, tiempos y velocidades de los planetas y de la
trazarse el curso de los sucesos, advertirse los peligros, forma de sus órbitas. Su método fué someterlas observa-
asegurarse los bienes, obrarse milagros y hasta cambiar- ciones que pudo proporcionarse, como las de iycho-
se el orden de la naturaleza. Brahe, á análisis basadas, primero en una, y luego en
No sin razón, por tanto, miraron con desagrado ladoc-
KEPLERO

otra hipótesis, rechazándolas si los cálculos no se acor- prohibir la promulgación del verdadero sistema de la es-
daban con las observaciones. El increíble trabajo que tructura del Universo. » , „ . . „
emprendió (él mismo dice: «observé y calculé hasta tal Ninguno de los contemporáneos de Keplero creyó en
extremo, que creí volverme loco»), fué al cabo recom- la lev de las áreas ni fué aceptada hasta la publicación de
pensado , y en 1G09 publicó su libro Sobre los movimientos los Principios de Newton. E n suma nadie en aquellos
del planeta Marte. En él intentó reconciliar los movi- tiempos comprendió la importancia filosófica de las leyes
mientos de este planeta con las hipótesis de las excéntri- de Keplero. Él mismo no previó adónde debían llevar
cas y de los epiciclos, pero más tarde descubrió que la irremisiblemente, y sus errores prueban que Estante es-
órbita de un planeta no es un círculo, sino una elipse, t a b a d e p e r c i b i r su resultado Tan es esto.asi, que creyó
uno de cuyos focos ocupa el Sol, y que las áreas descri- que cada planeta era asiento de un principio mtel gente
tas sobre ella por una línea tirada del planeta á éste son y que había una relación entre las magnitudes de las ói-
proporcionales á los tiempos. Esto constituye las que se bitas de los cinco planetas principales y los cinco sólidos
llaman ahora la primera y la segunda ley de Keplero. regulares de la geometría. Al principio se inclinó a creer
Ocho años después tuvo la satisfacción de descubrir una que la órbita de Marte era ovalada y sólo después de un
tercera ley, que definía la relación entre las distancias delicado estudio descubrió la gran verdad, su forma, ehp-
medias de los planetas al Sol y los tiempos de sus revo- tica. La idea de la incorruptibihdad de los cuerpos celes-
luciones: «los cuadrados de los tiempos periódicos son tes había hecho adoptar la doctrina aristotélica de la per-
proporcionales á los cubos de las distancias.» En un Epí- fección de los movimientos circulares en los c elos y e
tome del sistema copernicano, publicado en 1618, anunció creía que eran únicamente los que había. Se lamen a
esta ley y demostró que lo mismo se verifica en los saté- amargamente de este error por haber sido p a r a é l « u n
lites de Júpiter que en el planeta principal. De donde de- gran ladrón de su tiempo » ; el atrevimiento de su filosofía
dujo que las leyes que presidían á los grandes movimien- fe demuestra en romper con esta tradición, consagrada
tos del sistema solar presiden también á los movimientos
P
menores de sus partes constituyentes. ° E n 'muchos puntos importantes adelantó Keplero á
Newton. Fué el primero en dar ideas claras sobre la gra-
La concepción de la ley, que sin error se adquiere pol-
vedad; dice que cada partícula de materia esta en reposo
los descubrimientos de Keplero, y la prueba que adujo en
hasta que alguna otra partícula la perturba que la Tie-
favor de la teoría heliocéntrica contra la teoría geocén-
rra atrae á una piedra con más fuerza que esta atrae a la
trica , no pudo menos de incurrir en la reprensión de las
Tierra y que los cuerpos son atraídos entre si en pro-
autoridades romanas. L a Congregación del Indice, por lo
porción á sus masas ; que la Tierra se acercaría a a Luna
tanto, cuando denunció el sistema copernicano como
un cincuenta y cuatroV o de su distancia, y que la Luna
abiertamente contrario á las Sagradas Escrituras, prohi-
se movería hacia la Tierra un cincuenta y tres avo; afir-
bió el Epítome de Keplero sobre este sistema. Fué en esta
ma que la atracción de la primera es la causa d e l a s ma
ocasión cuando presentó su célebre manifiesto: «Ochenta
S a s y que los planetas deben producir perturbaciones en
años han pasado, durante los cuales la doctrina de Co-
pémico sobre el movimiento de la Tierra y la inmovili-
^ S S ^ ^ astronomía se dividen fácilmente
dad del Sol ha sido promulgada sin ser atacada, porque
estaba permitido disputar sobre cosas naturales para elu-
cidar las obras de Dios, y ahora que se descubren nuevos la observación de los movimientos
testimonios en prueba de la verdad de esta doctrina (tes- aparentes de los cuerpos celestes. .
timonios desconocidos de los jueces espirituales) queréis 2.° E l período del descubrimiento de sus movimientos
verdaderos y particularmente de las leyes de las revolu- fuerza; pero la primera de las leyes de Galileo declara
ciones planetarias: esto fué demostrado señaladamente que todo cuerpo perseverará en su estado de reposo ó de
por Copérnico y Kepléro. movimiento uniforme en línea recta, hasta que le obli-
3." El período del descubrimiento de las causas de es- gue á salir de aquel estado otra fuerza perturbadora.
tas leyes. Esta fué la época de Newton. Una clara percepción de este principio fundamental es
El paso del segundo al tercer período, dependió del esencial para la comprensión de los hechos elementales
desarrollo de la dinámica, rama de la mecánica que ha- de la astronomía física. Como todos los movimientos que
bía permanecido estancada desde los tiempos de Arquí- presenciamos tienen lugar en la superficie de la Tierra y
medes ó de la Escuela de Alejandría. todos tienen fin, nace en nosotros la idea de que el re-
En la Europa cristiana nadie había habido que culti- poso es la condición natural de las cosas; hemos hecho,
vase la filosofía mecánica, hasta Leonardo de Yinci, que pues, un gran progreso al llegar á saber que un cuerpo
nació en 1452. A él, y no á Lord Bacon, debe atribuirse es tan indiferente al reposo como al movimiento, y que
el renacimiento de la ciencia; Bacon, no sólo ignoraba persiste igualmente en uno ú otro estado, hasta que es
las matemáticas, sino que desdeñaba su aplicación á las perturbado por otras fuerzas. Estas fuerzas perturbado-
investigaciones físicas. Rechazó despreciativamente el ras , en el caso de los movimientos comunes, son el ro-
sistema copernicano, alegando contra él objeciones absur- zamiento y la resistencia del aire. Cuando no existe esta
das. Cuando Galileo estaba á punto de efectuar sus gran- resistencia , el movimiento debe ser perpetuo, y esto es
des descubrimientos telescópicos, publicaba Bacon sus lo que sucede con los cuerpos celestes que se mueven en
dudas sobre la utilidad de los instrumentos en las inves- el vacío.
tigaciones científicas; atribuirle el método inductivo es Las fuerzas, sean las que quiera sus diferencias de
desconocer la historia. Sus fantasíasfilosóficasjámás han magnitud, ejercerán toda su influencia en conjunto y
sido de la menor utilidad práctica y nunca ha pensado cada una separadamente y como si las demás no existie-
nadie en emplearlas; excepto entre los lectores ingleses, ran. Así, cuando se abandona una bala á la boca de un
su nombre es en general desconocido. cañón, cae á tierra en cierto intervalo de tiempo por el
Más adelante tendremos ocasión de aludir á Yinci con influjo de la gravedad sobre ella; pero cuando es lanzada
más detalles. Quedan todavía de sus obras manuscritas por la pólvora, aunque recorre algunos millares de piés
dos volúmenes en Milán y uno en París, llevado por Na- por segundo, el efecto de la gravedad sobre ella será pre-
poleón. Después de un intervalo de cerca de setenta años, cisamente el mismo que antes. En las combinaciones de
Vinci fué seguido por el ingeniero holandés Stevin, cuya las fuerzas no hay destrucción; cada una produce su pre-
obra sobre principios del equilibrio se publicó en 1586; ciso efecto específico.
seis años después vió la luz el tratado de mecánica de Ga- En la última mitad del siglo xvin, por las obras de
lileo. Borelli, Hooke y Huvghens se había hecho evidente que
A este grande italiano se debe el establecimiento de los movimientos circulares pueden explicarse por las le-
las tres leyes fundamentales de la dinámica, conocidas yes de Galileo. Borelli, ocupándose de los movimientos
por «leyes del movimiento». de los satélites de Júpiter, demuestra cómo un movimiento
Las consecuencias del establecimiento de estas leyes circular puede originarse por la influencia de una fuerza
fueron muy importantes. central. Hooke hizo patente la inflexión de un movi-
Se había supuesto que los movimientos continuos, co- miento directo en circular por efecto de una atracción
mo, por ejemplo, los de los cuerpos celestes, podían man- central.
tenerse sólo por un perpetuo consumo y aplicación de El año 1687 representa, no sólo una época de la cien-
cia europea, sino también del desarrollo intelectual del Newton hacia este asunto algunas discusiones que tuvie-
ron lugar en 1679, en la Eeal Sociedad, obtuvo los resul-
hombre. Se señala por la publicación de los Principia de
tados de Picard, volvió á su casa, buscó sus antiguos pa-
Newton, obra inmortal é incomparable. peles y emprendió de nuevo los cálculos; cuando iba
Sobre el principio de que todos los cuerpos se atraen aproximándose al fin llegó á ponerse tan agitado, que se
en razón directa de sus masas é inversa del cuadrado de vió obligado á suplicar á un amigo que los concluyese.
sus distancias, Newton demostró que todos los movi- La coincidencia esperada se demostró y se probó que
mientos de los cuerpos celestes pueden explicarse, y que la Luna está mantenida en su órbita y obligada á girar
las leyes de Keplero debieran todas haber sido predichas: alrededor de la Tierra por la fuerza de la gravedad te-
los movimientos elípticos, las áreas descritas y las rela- rrestre. El genio de Keplero había dado origen á los tor-
ciones de los tiempos y las distancias. Como hemos visto, bellinos de Descartes, y éstos á su vez á la fuerza cen-
los contemporáneos de Newton habían comprendido cómo tral de Newton.
podrían explicarse los movimientos circulares; este era
un caso particular, pero Newton dió la solución general Del mismo modo, la Tierra y cada uno de los planetas
del problema, comprendiendo todos los casos particula- se mueven en órbitas elípticas alrededor del Sol por la
res del movimiento en círculo, elipse, parábola, hipér- fuerza atractiva, y las perturbaciones provienen de la ac-
bola , esto es, en todas las secciones cónicas. ción de las masas planetarias entre sí. Conociendo las
masas y las distancias, pueden calcularse estas perturba-
Los matemáticos de Alejandría habían demostrado que ciones. Astrónomos posteriores han conseguido efectuar
la dirección del movimiento de los cuerpos que caen es el problema inverso, esto es, conociendo las perturbacio-
hácia el centro de la Tierra. Newton probó que así tema nes ó irregularidades, hallar la posición y la masa del
que ser precisamente, puesto que el efecto general de la cuerpo perturbador. Así, pues, por las desviaciones de
atracción de todas las partes de la esfera es igual al que se Urano de su posición teórica, se obtuvo el descubrimiento
produciría si todas ellas se hallasen reunidas en el centro. de Neptuno.
Á esta fuerza central que determina la caída de los Consistió el mérito de Newton en aplicar las leyes de
cuerpos, se llama fuerza de gravedad. Nadie hasta enton- la dinámica á los movimientos de los cuerpos celestes, é
ces, excepto Keplero, había considerado cuán léjos lle- insistió en que las teorías científicas deben sustentarse
gaba su influencia. Pareció posible á Newton que pudiera por la concordancia de las observaciones y el cálculo.
extenderse hasta la Luna y ser la fuerza que la desvía de Cuando Keplero anunció sus tres leyes fueron recibi-
su camino rectilíneo y la hace girar en su órbita alrede- das con reprobación por las autoridades espirituales, no
dor de la Tierra. Fué fácil computar, por el principio de porque se creyese que contuvieran algún error, sino en
los cuadrados inversos, si la atracción de la Tierra era parte porque servían de apoyo al sistema copernicano, y
suficiente para producir el efecto observado. Empleando en parte porque se juzgó inoportuno admitir la prepon-
las medidas del tamaño de la Tierra posibles en aquel derancia de una ley cualquiera, como opuesta á la inter-
tiempo, halló Newton que el desvío de la Luna era sola- vención providencial. E l mundo era considerado como
mente de trece piés por minuto; al contrario, si su hipó- el teatro en que la voluntad divina se mostraba diaria-
tesis de la gravitación era exacta, deberían ser quince mente; y era incompatible con la majestad de Dios que
piés. Pero en 1669, Picard, como hemos visto, verificó aquella fuese menoscabada en ningún concepto. El poder
la medición de un grado con más esmero que el que se del clero se manifestaba principalmente en la influencia
había tenido anteriormente; esto cambió el valor asig- que pretendía tener para cambiar sus determinaciones
nado á la magnitud de la Tierra, y por lo tanto el de su arbitrarias. Por esto podía destruir la acción perniciosa
distancia á la Luna; y habiendo llamado la atención de
de los cometas, asegurar la lluvia ó el buen tiempo, pre- una alrededor de la otra. Estas observaciones fueron con-
venir los eclipses, detener el curso de la naturaleza y tinuadas y aumentadas grandemente por Herschel II. Los
obrar toda clase de milagros; de este modo se liizo retro- elementos de la órbita elíptica de la estrella doble ? de la
ceder la sombra en el cuadrante y detener el Sol y la Osa mayor, fueron determinados por Savary, siendo su
Luna en medio de su marcha, período de cincuenta y ocho años y un cuarto; los de
En el siglo precedente á la época de Newton había te- otra a de la Corona fueron determinados por Hind, sien-
nido lugar una gran revolución religiosa y política: la do su período mayor de setecientos treinta y seis años. El
Reforma. Aunque su resultado no había sido conseguir movimiento de estos dos soles en su órbita es elíptico, lo
una libertad absoluta de pensamiento, había debilitado cual nos obliga á admitir que la ley de la gravitación lle-
empero, muchas de las antiguas barreras eclesiásticas. E n ga mucho más allá de los límites del sistema solar; cier-
los países reformados, no hubo autoridad que pudiese tamente , en tanto cuanto alcanza el telescopio, se de-
condenar las obras de Newton, ni hubo entre el clero muestra el imperio de la ley. D'Alembert dice en la in-
propensión á inmiscuirse en tal asunto; al principio, la troducción á la Enciclopedia: «El Universo es un hecho
atención de los protestantes estaba alimentada por los único, una sola y gran verdad.»
movimientos de sus grandes enemigos los católicos, y ¿Debemos, pues, colegir que los sistemas solar y es-
cuando este foco de inquietud cesó y surgieron las inevi- telar han sido creados por Dios y que les ha impuesto por
tables divisiones del protestantismo, la atención fué ab- su voluntad arbitraria leyes bajo cuyo imperio era su pla-
sorbida por las Iglesias rivales y antagonistas. La lutera- cer que verificasen sus movimientos, ó hay razones para
na, la calvinista, la episcopal, la presbiteriana, tenían creer que estos varios sistemas no fueron creados por un
cosa más urgente á la mano que las demostraciones ma- fiat arbitrario, sino por el proceso de la ley?
temáticas de Newton. Expongamos ahora algunas particularidades manifes-
Así, impune y desapercibida, en este clamor de las tadas por el sistema solar, según las enumera Laplace.
' sectas beligerantes, se estableció sólidamente la gran teo- Todos los planetas y sus satélites giran en elipses tan
ría de Newton. Su significación filosófica era más gran- poco excéntricas, que casi son círculos; todos los plane-
de que los dogmas que aquella gente tanto debatía; no tas giran en la misma dirección y casi en el mismo pla-
sólo aceptaba la teoría heliocéntrica y las leyes descubier- no; los movimientos de los satélites se verifican en la
tas por Keplero, sino que probó que, fuera cual fuese la misma dirección que los de los planetas; los movimien-
importancia de la autoridad eclesiástica contraria, el Sol tos de rotación del Sol, de los planetas y los satélites se
debía ser el centro de nuestro sistema y que las leyes de verifican en la misma dirección que sus movimientos de
Keplero son resultado de la necesidad matemática. Es revolución y en planos poco diferentes.
imposible que fueran de otro modo que como son. ¡ Es imposible que tantas coincidencias sean resultado
Pero ¿cuál es el sentido de todo esto? Sencillamente del acaso! ¿No es claro que debe haber habido un lazo
que el sistema solar no es interrumpido por intervencio- común entre todos estos cuerpos y que son solamente
nes providenciales; sino que está bajo el dominio de le- partes de lo que un tiempo sería una sola masa?
yes irresistibles que á su vez soh resultado de la necesi- Pero si admitimos que la sustancia de que consta el
dad matemática. sistema solar existió alguna vez en estado nebuloso y que
Las observaciones telescópicas de Herschel I demos- se hallaba en rotación, todas las particularides anotadas
traron que hay muchísimas estrellas dobles; dobles, no se desprenden como consecuencias naturales; más aun,
sólo porque accidentalmente se encuentran en la misma la formación de los planetas y de los satélites y asteroi-
visual, sino porque están reunidas físicamente girando des se explica del mismo modo. Vemos por qué los pía-

»
netas exteriores y sus satélites son mayores que los inte- en este punto como en el otro, no podrá descomponer
riores ; por qué los planetas mayores giran rápidamente una nebulosa.
y los pequeños con lentitud; por qué los planetas inferio- Afortunadamente, sin embargo, disponemos de otros
res tienen menos satélites que los superiores. Hallamos medios para resolver la cuestión. En 1846, descubrió el
indicaciones sobre el tiempo de las revoluciones de los autor de este libro que el espectro de un cuerpo sólido
planetas y satélites en sus respectivas órbitas, y percibi- incandescente es continuo, esto es, no presenta rayas
mos el modo de formación de los anillos de Saturno; ha- negras ni brillantes. Fraünhofer había hecho saber ante-
llamos explicación de las condiciones físicas del Sol y de riormente que el espectro de un gas incandescente no es
los cambios de condición por qué han pasado la Tierra y continuo: de aquí, pues, que podamos determinar si la
la Luna, como lo indica la geología de ambas. luz emitida por una determinada nebulosa proviene de un
Sólo se han notado dos excepciones á las particularida- gas incandescente ó de un grupo de sólidos en ignición,
des mencionadas, que son Urano y Neptuno. estrellas ó soles. Si un espectro es discontinuo, son ne-
Admitida la existencia de semejante masa nebulosa, bulosas ó gases, y si es continuo, indica una agrupación
todo lo demás se desprende necesariamente. ¿No hay, sin de estrellas. - , 1 1 1
embargo, una gran objeción que hacer? ¿No es esto ex- En 1864, Mr. Huggins hizo el examen de la nebulosa
cluir al Dios Todopoderoso de los mundos que ha creado? de la constelación del Dragón y demostró que era gaseo-
Primero, debemos cerciorarnos de si hay alguna prue- sa. Observaciones posteriores han hecho conocer que, de
ba sólida para admitir la existencia de semejante masa sesenta nebulosas analizadas, diecinueve presentan es-
nebulosa. pectros discontinuos ó gaseosos y el resto espectros
La hipótesis de las nebulosas descansa principalmen- continuos. . .
te en los descubrimientos telescópicos hechos por Hers- Puede, por lo tanto, admitirse que se ha obtenido, ai
chel I , de que hay esparcidas aquí y acullá en el firma- cabo, la prueba física que demuestra la existencia de vas-
mento pálidas manchas luminosas, algunas de las cuales tas masas de materia en estado gaseoso y á la tempera-
son bastante grandes para ser percibidas á simple vista. tura de la incandescencia.
De éstas, muchas pueden resolverse, por telescopios de La hipótesis de Laplace encuentra así una solida base;
bastante fuerza, en grupos de estrellas; pero algunas, en semejante masa nebulosa es necesario el enfriamiento
como la gran nebulosa de Orion, resisten á los mejores por irradiación; la condensación y la rotación son las
instrumentos construidos hasta aquí. consecuencias inevitables. Debe haber una separación de
Se aseguró, por los que 110 estaban dispuestos á acep- anillos todos en un mismo plano, una generación de pla-
tar la hipótesis de las nebulosas, que la 110 resolución era netas y satélites, todos girando del mismo modo, un sol
debida á lo imperfecto de los telescopios empleados; en central y globos que lo rodeen. De una masa caótica, por
estos instrumentos se pueden observar dos distintas fun- obra de las leyes naturales, se ha producido un sistema
ciones ; su potencia como colectores de luz, que depende organizado, convirtiéndose la materia en mundos a me-
del diámetro del objetivo ó del espejo, y su poder de de- dida que disminuía el calor total.
finición , que depende de la perfecta curvatura de las su- Si es ésta la cosmogonía del sistema solar, esta la gé-
perficies ópticas. Los grandes instrumentos pueden poseer nesis de los mundos planetarios, nos vemos obligados á
la primera cualidad en razón á su tamaño , pero difícil- extender nuestra doctrina del imperio de la ley, y a re-
mente la última, ya á causa de mala elaboración en su conocer su acción en la creación tanto como en la con-
construcción, ya por la flexión que su propio peso les im- servación de los orbes innumerables que se amontonan
prime. Pero mientras un instrumento 110 sea tan perfecto en el Universo.
Pero, puede preguntarse otra vez: «¿No hay en esto que son sólo nubes en un período de tiempo mayor, nie-
algo profundamente impío? ¿No exchumos al Dios lo- blas que se conservan algún tiempo más que las otras?
d o p o d e r o s o d e l m u n d o q u e ha hecho?» ¿Puede ningún hombre trazar la línea que separa lo físico
Hemos sido á menudo testigos de la formación de una de lo sobrenatural? ¿No dependen completamente nues-
nube en un cielo puro. Un punto neblinoso, apenas per- tros cálculos sobre la extensión y duración de las cosas
ceptible, una pequeña faja de humedad aumenta de vo- de nuestro punto de vista? ¡Qué magnífica y trascenden-
lumen y se hace más densa y oscura, hasta que cubre tal escena veríamos si nos hallásemos en medio de la gran
una gran parte del cielo. Forma fantásticas figuras y nebulosa de Orion! Las vastas transformaciones, las con-
toma su luz del Sol; es arrastrada por el viento, y tal vez densaciones en mundos del polvo inflamado, parecerían
gradualmente como vino, gradualmente desaparece fun- dignas de la presencia inmediata, de la inspección de
d i é n d o s e en el aire trasparente. _ , Dios; aquí, desde nuestra lejana estación, donde millo-
Ahora bien; decimos que las pequeñas vesículas de nes de millas son inapreciables á nuestra vista y parecen
que estaba compuesta esta nube, provienen de la conden- los soles no más gruesos que átomos en el aire, esa ne-
sación del vapor de agua preexistente en la atmosfera, bulosa es más insignificante que la nube más tenue. Ga-
por reducción de la temperatura, y demostramos como lileo, en su descripción de la constelación de Orion, no
adquieren las formas que presentan; asignamos razones la creyó digna de ser mencionada. Los teólogos más rigo-
ópticas para el brillo ó la oscuridad de la nube; explica- rosos de aquellos días nada habrían tenido que vituperar,
mos por principios mecánicos su a c a r r e o por_ el viento, si se hubiese atribuido su origen á causas secundarias, y
Y para su desaparición acudimos á las explicaciones de la nada irreligioso hubieran encontrado en que no se hicie-
química. Nunca nos ocurre invocar la intervención del se intervenir la acción arbitraria de Dios en sus metamor-
Todopoderoso en la producción y aspecto de estas formas fosis. Si tal es la conclusión á que venimos á parar res-
fugitivas. Explicamos todos los hechos que con ellas se pecto á ella, ¿cuál sería la idea que tendría de nosotros
relacionan por leyes físicas, y quizás dudaríamos reve- una inteligencia que en ella habitase? Ocupa una exten-
rentemente en traer á estas operaciones el dedo de Dios. sión, un espacio, millones de veces mayor que el de nues-
Pero el Universo no es más que una nube semejante, tro sistema solar; desde ella somos invisibles, y, por lo
una nube de soles y mundos, y por infinitamente grande tanto, absolutamente insignificantes: ¿hubiera esta inte-
que parezca á nuestra vista, para la Inteligencia Infinita ligencia creído necesario recurrir para nuestro origen y
y Eterna es tan solo un celajillo flotante. Si hay una conservación á la intervención inmediata de Dios?
multiplicidad de mundos en un espacio infinito, hay Del sistema solar, descendamos á lo que es aún más
también una sucesión de mundos en tiempos infinitos. insignificante; á una pequeña porción de él: descenda-
Así como las nubes se reemplazan unas á otras en el mos^ nuestra Tierra. En el transcurso del tiempo lia ex-
cielo, así el sistema estelar, el universo, es el sucesor de perimentado grandes cambios: ¿han sido éstos debidos á
otros inumerables que le han precedido, y el predecesor intervenciones divinas incesantes, ó á la obra continua
de otros innumerables que le seguirán. Hay una me- de una ley invariable ? El aspecto de la naturaleza cambia
tamorfosis incesante, una serie de hechos, sin prin- perpetuamente ante nuestros ojos, y de un modo más
cipio ni fin. , grande é imponente ha cambiado en las épocas geológi-
cas. Pero las leyes que presiden estos cambios J a m á s
Si por los principios físicos nos damos cuenta ele ios
experimentan la menor variación. En medio de inmen-
incidentes meteorológicos de menor importancia, nieblas
sas vicisitudes, son inmutables: el presente orden de
y nubes, ¿no nos es permitido apelar al mismo principio
cosas es sólo un simple eslabón de una vasta cadena que
para el origen de los sistemas de mundos y universos,
se une ¿ un pasado incalculable y á un futuro infinito. Una forma orgánica de cualquier clase, vegetal ó ani-
Hay pruebas geológicas y astronómicas de que la tem- mal , no sufrirá cambio alguno mientras no varíe el me-
p e r a d de la Tierra y de su satélite fué en tiempos r - dio que la rodea; si ocurriera una alteración en éstos, el
motos mucho más elevada de lo que es abora uim dimi^ organismo sería modificado ó destruido.
nación tan lenta como para ser miperceptible en coitos La destrucción ocurre más fácilmente mientras más
intervalos, pero manifiesta en el curso de muchas épocas, brusco es el cambio del medio ; la modificación ó trans-
ha tenido lugar. El calor se ha perdido por radiación en formación es más posible mientras más gradual es éste.
Puesto que se demuestra ser cierto que la naturaleza
61
El P enMamiento de una masa de cualquier clase, gran- inanimada en el cureo de las edades sufrió grandes trans-
de ó pequeña, es continuo y no se v e i . f i c a p o r sa os ó formaciones ; puesto que la corteza de la Tierra, el mar y
intermitencias ; tiene lugar por obra de una ley materna la atmósfera no son ya lo que fueron en algún tiempo;
tica, si bien no pueden aplicarse á estos " » s a - puesto que-la distribución de las tierras y océanos y to-
bios las leyes ni las fórmulas de Newton ni las de Du- das las condiciones físicas han variado : puesto que ha
lons y Petit. Nada importa que periodos de diminución habido tan grandes cambios en los medios que rodean
parcial, períodos glaciales, ú otros de elevación transí o- las cosas vivientes en la superficie de nuestro planeta,
ria se l i a p n intercalado: nada importa que estas o p - se desprende necesariamente que la naturaleza orgánica
ciones puedan provenir de variaciones topográficas corno debe haber pasado por destrucciones y transformaciones
las de nivel, ó de períodos en la irradiación solar. Ln bol en analogía con dichos cambios.
periódico obraría 'como una simple perturbación en a ¡ Cuán copiosas, cuán abundantes son las pruebas de
diminución gradual del calor. Las pertobamn.es estas extinciones y variaciones!
los movimientos planetarios son una confirmación de la Aquí otra vez debemos observar que, puesto que el
atracción, no una prueba contra ella. . mismo agente distribuidor seguía una ley matemática,
Ahora bien, una diminución de temperatura semejante estos resultados suyos deben considerarse como regidos
debe haber sido seguida en nuestro globo de innumera- por la misma ley. »
bles cambios de carácter f í s i c o , Sus dimensiones deben Semejantes consideraciones, pues, claramente nos
haber disminuido por contracción; la duración del día obligan á venir á la conclusión de que el progreso orgá-
debe haberse acortado, y su superficie endurecido pro- nico del mundo ha sido conducido por obra de una ley
duciéndose fracturas en las líneas de menor resistencia, inmutable ; no quebrantado ni determinado por interven-
la densidad del mar aumentaría haciéndose menor su ciones arbitrarias de Dios. Nos inducen á considerar
volumen; la constitución de la atmósfera vanaría, espe- favorablemente la idea de trasmutación de una forma en
cialmente en la cantidad de vapor de agua y acido carbó- otra, más bien que la de creaciones repentinas.
nico que contenía; la presión barométrica disminuiría. La creación implica una aparición brusca; la transfor-
Estos cambios y otros muchos que podrían mencio- mación , un cambio gradual.
narse, deben haber tenido lugar, no de un modo discon- De este modo , se presenta á nuestra inteligencia la
tinuo, sino ordenado, puesto que el hecho principal, la gran teoría de la evolución. Todo sér orgánico ocupa un
diminución de calor que los causaba , seguía una ley ma- lugar en la cadena de los acontecimientos: no es un he-
cho caprichoso y aislado , sino un fenómeno inevitable;
te tiene su sitio en este vasto y ordenado concurso que su-
PercT no sólo la naturaleza inanimada se ha hallado cesivamente ha nacido en el pasado, se ha introducido
sometida á estos cambios inevitables: la naturaleza ani- en el presente y prepara el camino para el predestinado
mada también lo ka estado simultáneamente.
porvenir. De paso en paso, en esta vasta progresión hay nico, y las masas calizas que á su favor tenía en disolu-
un desarrollo gradual, definido y continuo, un orden de ción, se depositaron en forma sólida. Por cada equivalente
evolución irresistible. Pero, en medio de estos grandes de carbono sepultado en la Tierra, hubo un equivalente
de carbonato de cal separado del mar, no precisamente
cambios, se conservan inmutables las leyes, que domi-
en estado amorfo, sino con más frecuencia bajo forma
nan sobre todo. ,
orgánica. La luz del Sol trabajó un día y otro, pero fue-
Si examinamos la introducción de cualquier tipo de
ron necesarios millares de ellos para completar la obra.
vida en las series animales, vemos que se halla de acuer-
Hubo un tránsito lento de una atmósfera nociva á otra
do con la transformación, no con la creación. Principia
purificada, é igualmente un tránsito lento de los anima-
bajo una forma imperfecta en medio de otras formas,
les de sangre fría, á los animales de sangre caliente.
cuyo tiempo casi está cumplido y que van ya á extin-
Pero los cambios físicos tuvieron lugar bajo el imperio
guirse ; nace gradualmente una especie tras otra en su-
de una ley., y las transformaciones orgánicas no fueron
cesión más y más perfecta, hasta que después de mu-
repentinas, como actos arbitrarios providenciales; sino
chas edades alcanza su culminación; de aquí sigue de un
inmediatas é inevitables consecuencias de los cambios
modo análogo un descenso ó degeneración larga y gra-
físicos, y, por lo tanto, como ellos, resultado necesario
duada.
de la ley.
Así, aunque el tipo de los mamíferos sea característico
de los períodos terciario y post-terciario, no aparece en Consideraciones más detalladas de este asunto puede
ellos súbitamente y sin preparación. Más atrás, en el encontrarlas el lector en los capítulos I , I I y VH del se-
secundario, lo hallamos bajo formas imperfectas, luchan- gundo libro de mi Tratado de Fisiología humana, publi-
do como para conquistar su puesto. Al cabo, alcanza cado en 1856.
cierto predominio bajo más elevados y mejores modelos. ¿Está el mundo, pues, gobernado por la ley ó por una
intervención providencial, que bruscamente rompe y de-
Esto ocurre también con los reptiles, tipo característi-
tiene el curso de los acontecimientos ?
co del período secundario; así como vemos en los cuadros
Para completar nuestra opinión en este asunto, vol-
disolventes desaparecer de yn modo confuso los detalles
vamos, finalmente, la vista á lo que en un sentido puede
de un paisaje que se funde en los más acentuados del
considerarse como de poca significación, si bien en otro
cristal que nuevamente se coloca, va ganando en fuerza,
es de mucha importancia. ¿Muestran las sociedades
alcanza su culminación y luego se desvanece en algún
humanas, en su carrera histórica, señales de un progreso
otro, así la vida de los reptiles aparece dudosa, alcanza
predeterminado en una senda inevitable ? ¿ Hay alguna
su culminación y gradualmente degenera. E n todo esto
prueba de que la vida de las naciones está sometida á una
nada hay brusco, y las tintas se cambian unas en otras
ley inmutable ?
por grados insensibles.
¿Podemos deducir que en la sociedad, como en el in-
¿Cómo podría ser de otro modo? Los animales de san- dividuo, nada sale de la nada, sino que hay una evolución
gre caliente no pueden vivir en una atmósfera tan carga- ó desarrollo de formas que tenían existencia anterior?
da de ácido carbónico como la de los tiempos primitivos. Si alguno censura ó ridiculiza la doctrina de la evo-
Pero más tarde esta sustancia nociva fué absorbida del lución ó desarrollo sucesivo de las formas animadas, que
aire por las hojas de las plantas bajo el influjo de la luz constituye la no interrumpida cadena de los seres orgáni-
solar, y envuelto su carbono en la Tierra en forma de cos, desde los principios de la vida en el globo hasta los
carbón, el desprendimiento del oxígeno les permitió tiempos presentes, reflexione que él mismo ha pasado
vivir. Al modificarse asila atmósfera, participó el mar de por las modificaciones que rechaza; durante nueve meses
este cambio; devolvió una gran parte de su ácido carbó-

/
fué acuático su tipo de vida, y en ese tiempo tomó varias término inevitable. Todas ellas, si se considera bien su
formas distintas, pero correlativas; al nacer, su tipo de historia, muestran su época de niñez, de juventud, de
vida se liizo aéreo y empezó á respirar el aire atmosféri- madurez y de descenso, si sus fases de vida son com-
co; nuevos elementos de alimentación se le aplican, cam- Pl
bia su modo de nutrición, pero todavía no puede ver 'En las fases de toda existencia, si aquéllas son com-
nada, oir nada, ni notar nada. Por grados adquiere con- pletas, hay caracteres comunes, y como uniformidad, lo
ciencia de la vida y percibe que hay un mundo exterior. que revela que todas viven bajo el remo de la ley; pode-
En tiempo oportuno aparecen otros órganos adaptados mos de esto inferir que la vida de las naciones, y cierta-
para un cambio de alimento: son los dientes, y sigue menté el progreso de la humanidad, no tiene lugar por
dicho cambio. Pasa luego por la niñez y la juventud , se azar ó capricho, que la intervención sobrenatural nunca
desarrolla su forma corporal y con ella su poder intelec- rompe la cadena de los hechos históricos, que. todo su-
tual. A los quince años, á consecuencia de la evolución ceso tiene su origen en otro anterior y engendra otros
de una parte especial de su sistema, cambia su carácter
P
moral; nuevas ideas y pasiones le asaltan; y que aquella °Peío°esU conclusión es el principio esencial del estoi-
era la causa y éste el efecto, se demuestra cuando por la cismo, aquel sistema filosófico griego que, como ya he
habilidad del cirujano se destruye aquella parte; no aca- dicho, ofreció un apoyo en sus horas de prueba y una
ba aquí el desarrollo ó metamorfosis; se necesitan al- guía segura en las vicisitudes de la vida no solo á mu-
gunos años para que el cuerpo adquiera toda su perfec- chos griegos ilustres, sino á algunos de los grandes filó-
ción, y otros tantos para la del alma; se alcanza al fin sofos hombres de estado, generales y emperadores de
la culminación y en seguida empieza el descenso: no Boma; sistema que excluía el azar de todo y que consi-
necesito pintar sus tristes incidentes, la debilidad física deraba los sucesos como dirigidos por una necesidad ir-
é intelectual. Quizás no hay exageración en decir que, resistible hacia el perfecto bien; sistema de energía
en menos de un siglo , todo sér humano en la. superficie austeridad, virtud, severidad, protesta viva en favor del
del globo, si no ha sido arrebatado prematuramente, ha sentido común de la humanidad. Y tal vez no disentire-
pasado por todos estos cambios. mos de la observación de Montesquieu, cuando afirma
¿Hay, pues, para cada uno de nosotros una interven- que la destrucción de los estoicos fué una gran calamidad
ción providencial, cuando pasamos de un estado á otro de para la raza humana, pues ellos solos eran grandes ciu-
la vida, ó creeremos más bien que los millares sin cuen- dadanos, grandes hombres.
to de seres humanos que han poblado la tierra se lian ha- . La cristiandad latina en su forma papal es absoluta-
llado bajo el dominio de una ley inmutable' y universal? mente contraria al principio del gobierno por leyes. La
historia de esta rama de la Iglesia cristiana es casi un
Pero los individuos son los elementos constituyentes
diario de milagros é intervenciones sobrenaturales; donde
de las comunidades ó naciones. Mantienen entre sí una
se demuestra que las súplicas de los hombres de bien han
relación como la de las partes del cuerpo: éstas, unidas
detenido á menudo el curso de la naturaleza, si acaso es
en él, empiezan y cumplen sus funciones; mueren y son
que existe ciertamente este curso; que imágenes y pin-
eliminadas.
turas han obrado prodigios; que huesos, cabellos y otras
Como el individuo, nace la nación sin su propio cono- reliquias sagradas han verificado milagros. El criterio ó
cimiento y muere sin su propio consentimiento^ á me- prueba de la autenticidad de muchos de estos objetos no
nudo contra su propia voluntad. La vida nacional no es la investigación de su origen é historia, sino la exhi-
difiere en nada de la individual, excepto en que dura bición de su poder milagroso.
mucho más tiempo; pero ninguna nación se libra de su
¿No es una lógica extraña la que encuentra pruebas Agustín en su obra De dono perseverante. Estas eran:
de un hecho incierto en la demostración inexplicable de que Dios, por su voluntad arbitraria, ha escogido á ciertas
otro? personas sin atender á sus buenas obras ó á su fe, y ha
Aun en los tiempos de la más profunda ignorancia, los ordenado que recaiga en ellas la felicidad eterna; otras
cristianos inteligentes deben haber confiado poco en esta personas, del mismo modo, han sido condenadas al cas-
intervención providencial ó milagrosa. Hay una grande- tigo eterno. Los sublapsarios creían que «Dios permitió
za solemne en el ordenado progreso de la naturaleza, que la caída de Adán»; los supralapsarios, «que lo tenía pre-
nos impresiona profundamente; y es tal el carácter de destinado con todas sus perniciosas consecuencias, de
continuidad en los sucesos de nuestra vida individual, toda eternidad, y que nuestros primeros padres no tu-
que instintivamente dudamos de que á otros pueda ocu- vieron libertad, ni en un principio». Al hablar así, ol-
rrirles nada sobrenatural. El hombre inteligente sabe vidaban estos sectarios la observación de San Agustín.
bien que nunca se ha cambiado para utilidad suya el Nefas est dicere Deum aliquid nisi bonum predestinare.
orden de la naturaleza; para él nunca se ha obrado nin- ¿Es cierto, pues, que «la predestinación á la felicidad
gún milagro; atribuye precisamente todo suceso de su eterna es el objeto imperecedero de Dios, por lo que,
vida á algún otro anterior y considera el uno como causa antes de la fundación del mundo, ha decretado en sus
del otro; cuando oye afirmar que en favor de otro hom- consejos, secretos para nosotros, entregar á la condena-
bre se ha verificado alguna intervención maravillosa, no ción á aquellos que ha escogido entre la multitud? ¿ E s
puede creer sino que ese está engañado ó quiere engañar cierto que de la familia humana hay algunos que, sin ha-
á los demás. ber cometido ninguna falta propia, han sido condenados
Como hubiera podido preverse, la doctrina católica de por el Altísimo á la miseria y torturas eternas?»
la intervención milagrosa recibió un rudo contratiempo E n 1595, los artículos de Lambeth afirmaban que «Dios
de la Reforma, cuando la predestinación y la gracia es- desde la eternidad ha predestinado á ciertos hombres á la
taban sostenidas por varios grandes teólogos y era acep- vida y á otros á la muerte.» En 1618, el Sínodo de Dort se
tada por algunas de las principales Iglesias protestan- decidió en favor de esta opinion, condenó á los que se
tes. Con austeridad estoica, declara Cal vino; «Fuimos opusieran á ella y los trató con tal severidad, que muchos
elegidos de toda eternidad, antes de la formación del de ellos tuvieron que fugarse á países extranjeros. Aun
mundo, no por nuestro mérito, sino por los juicios de en la Iglesia de Inglaterra, como manifestó por su déci-
la voluntad divina.» Al afirmar esto Calvino, se apoya- mo-séptimo artículo de fe, hallaron favor estas doctrinas.
ba en la idea de que Dios tiene decretado de toda eterni- Probablemente, no ha habido punto de controversia
dad lo que debe suceder. Así, pues, tras un período de jamás que haya acarreado sobre los protestantes, por
muchos años, se destacaron de nuevo las ideas de los ba- parte de los católicos, condenas más severas, por acep-
silidianos y valentinianos, sectas cristianas del siglo n, tar la ley como gobierno del mundo. E n toda la Europa
cuyas opiniones gnósticas conducían á ingerir la gran reformada, cesaron los milagros ; pero con la extinción
doctrina de la Trinidad en el cristianismo. Aseguraban de las curaciones por las reliquias, se acabaron también
que todas las acciones de los hombres son necesarias, que grandes beneficios pecuniarios. Es bien sabido que la
hasta la fe es un don natural, á la cual están predesti- venta de indulgencias fué lo que provocó la Reforma,
nados ciertos hombres precisamente, y deben por lo tan- indulgencias que en el fondo son un permiso de Dios
to salvarse, aunque sus vidas sean irregulares. Del Dios para practicar el pecado, á condición de pagar cierta su-
Supremo proceden todas las cosas; así es que alcanza- ma al clero.
ron gran estimación las opiniones que desarrolla San Filosóficamente, la Reforma implica una protesta con-
tra la doctrina católica de la continua intervención divi-
na en los negocios humanos, invocada por un agente sa-
cerdotal ; pero esta protesta distaba mucho de ser com-
pleta en todas las Iglesias reformadas. Las pruebas en
apoyo del gobierno por la ley, que han sido presentadas
en estos liltimos años por la ciencia, se reciben por mu- CAPÍTULO X
chas de ellas con desconfianza, quizá con desagrado; sen-
timientos, sin embargo, que se desterrarán con el tiempo
ante la multiplicidad de la pruebas. El cristianismo latino en sus relaciones
¿No terminaremos, pues, con Cicerón, citado por Lac- con la civilización moderna.
tancio, diciendo: «Una ley eterna é inmutable abraza
todas las cosas y los tiempos?» Durante más ele mil afios, el cristianismo latino gobernó la inteligencia
de Europa y es responsable del resultado. _
Este resultado se manifiesta por la condición de la ciudad de Koma
cuando la Reforma y por la condición del continente europeo en su
vida doméstica y social— Las naciones europeas soportaban el dua-
lismo coexistente de un gobierno espiritual y otro temporal. - l i s t a -
ban sumergidas en la ignorancia, la superstición y la miseria.—ex-
plicación de la decadencia del catolicismo. - Historia política del pa-
pado- cómo pasó, de confederación espiritual á monarquía absoluta.
- A c c i ó n del colegio de cardenales y de la curia.-Desmoralizacion
ocasionada por la necesidad de obtener exorbitantes impuestos.
Los progresos ocurridos en Europa durante la dominación católica no
t d e p e n d i e r o n de é s t a , sino fueron incidentales. .„„.,„
El resultado general de la influencia política del catolicismo fue p e i j u -
dicial á la civilización moderna.

El cristianismo latino es responsable de la condición


y progreso de Europa del siglo iv al xvi. Tenemos ahora
que examinar cómo cumplió este cometido.
Será conveniente limitemos á Europa los elementos
que traigamos al debate, aunque por las pretensiones del
papado á un origen sobrehumano y á la obediencia uni-
versal, podríamos muy bien pedirle cuenta de la condi-
ción de toda la humanidad. Su-ineficacia contraías gran-
i des y venerables religiones del Este y del Sur del Asia se
presta á consideraciones importantes é instructivas , y
nos lleva á la conclusión de que únicamente ha podido
establecerse donde las influencias imperiales de Roma
han prevalecido, deducción política que es rechazada por
él desdeñosamente. • • • 3 1
Sin duda hubo muchas personas, al principio de la
Reforma, que compararon la condición de la sociedad
existente con la que había alcanzado en tiempos antiguos.
*
tra la doctrina católica de la continua intervención divi-
na en los negocios humanos, invocada por un agente sa-
cerdotal ; pero esta protesta distaba mucho de ser com-
pleta en todas las Iglesias reformadas. Las pruebas en
apoyo del gobierno por la ley, que han sido presentadas
en estos íiltimos años por la ciencia, se reciben por mu- CAPÍTULO X
chas de ellas con desconfianza, quizá con desagrado; sen-
timientos, sin embargo, que se desterrarán con el tiempo
ante la multiplicidad de la pruebas. El cristianismo latino en sus relaciones
¿No terminaremos, pues, con Cicerón, citado por Lac- con la civilización moderna.
tancio, diciendo: «Una ley eterna é inmutable abraza
todas las cosas y los tiempos?» Durante má s ele m i l afios, el cristianismo latino gobernó la inteligencia
de E u r o p a y es responsable del resultado. _
E s t e resultado se manifiesta por la condición de la ciudad de Koma
cuando la Reforma y por la condición del continente europeo en su
vida doméstica y social— Las naciones europeas soportaban el dua-
lismo coexistente de un gobierno espiritual y otro temporal . - J u s t a -
ban sumergidas en la ignorancia, la superstición y la miseria.—ex -
plicación de la decadencia del catolicismo. - Historia política del pa-
pado- cómo pasó, de confederación espiritual á monarquía absoluta.
- A c c i ó n del colegio de cardenales y de la curia.-Desmoralizacio n
ocasionada por la necesidad de obtener exorbitantes impuestos.
Los progresos ocurridos en E u r o p a d u r a n t e la dominación católica no
t dependieron de é s t a , sino f u e r o n incidentales. .„„.,„
E l resultado general de la influencia política del catolicismo f u e p e i j u -
dicial á la civilización moderna .

El cristianismo latino es responsable de la condición


y progreso de Europa del siglo iv al xvi. Tenemos ahora
que examinar cómo cumplió este cometido.
Será conveniente limitemos á Europa los elementos
que traigamos al debate, aunque por las pretensiones del
papado á un origen sobrehumano y á la obediencia uni-
versal, podríamos muy bien pedirle cuenta de la condi-
ción de toda la humanidad. Su ineficacia contraías gran-
i des y venerables religiones del Este y del Sur del Asia se
presta á consideraciones importantes é instructivas , y
nos lleva á la conclusión de que únicamente ha podido
establecerse donde las influencias imperiales de Roma
han prevalecido, deducción política que es rechazada por
él desdeñosamente. • • • 3 1
Sin duda hubo muchas personas, al principio de la
Reforma, que compararon la condición de la sociedad
existente con la que había alcanzado en tiempos antiguos.
*
La moral 110 había cambiado; en la inteligencia no se bía sido reemplazado por la hiedra, compañera de la
notaba adelanto, y la sociedad había mejorado poco; muerte.
hasta los esplendores de la misma Ciudad Eterna se Pero quizá se dirá que los papas no eran responsables
habían borrado. Las calles de mármol de que se en- de todo esto. Recordemos que, en menos de ciento cua-
orgullecía Augusto, habían desaparecido; los templos, renta años, la ciudad había sido sucesivamente tomada
las rotas columnas y las jigantescas arcadas de los acue- por Alarico, Genserico, Ricimero, Vitiges y Totila, y
ductos que atravesaban la desolada campiña romana, que muchos de sus grandes edificios habían sido conver-
presentaban un triste aspecto. Deluso á que habían sido tidos en obras de defensa: los acueductos fueron destruí-
destinados respectivamente, llegó el Capitolio á ser co- dos por Yitiges, que arruinó la Campaña; el palacio de
nocido con el nombre de «Colina de las Cabras», y el lu- los Césares, fué saqueado por Totila; luego vinieron los
gar en que se alzaba el Foro romano, de donde se ha- asedios de los lombardos; después, Roberto Guiscardo y
bían dictado leyes al mundo, se llamaba «El campo de sus normandos quemaron la ciudad desde la columna An-
las Vacas». El palacio de los Césares estaba oculto por tonina hasta la puerta Flaminia, desde Letrán al Capito-
montones de tierra cubiertos de flores silvestres; los ba- lio ; luego fué mutilada y saqueada por el Condestable de
ños de Caracalla, con sus pórticos, jardines y depósitos, Borbón; una y más veces inundada por las olas del Tiber
hacía mucho tiempo que no se usaban, por haber sido y quebrantada por temblores de tierra. Debemos, no
destruidos los acueductos que los surtían. E n las ruinas obstante, tener presente la acusación de Maquiavelo,
de aquel gran edificio, guirnaldas de flores y bosquecillos que dice en su Historia de Florencia «que casi todas las
de árboles odoríferos se extendían formando laberintos invasiones bárbaras de Italia fueron debidas á invitacio-
en las inmensas plataformas y sobre los vertiginosos nes de los pontífices, que acudieron á estas hordas! ¡ ISo
arcos suspendidos en el aire. Del Coliseo, la más colosal fueron los godos, ni los vándalos, ni los normandos, ni
de las ruinas romanas, sólo quedaba una tercera parte. los sarracenos, sino los papas y sus sobrinos los que cau-
Capaz en un tiempo de dar cabida á noventa mil espec- saron la dilapidación de Roma! ¡Hornos de cal fueron
tadores , había servido sucesivamente de fortaleza en la alimentados con piedras de las ruinas, construyéronse
Edad Media, y luego de cantera, que suministró piedras palacios para sus príncipes con las de los edificios clasi-
para los palacios de los degenerados príncipes romanos. cos, y sus iglesias se adornaron con los despojos de los
Algunos papas establecieron en él molinos de lana; otros, antiguos templos!»
fábricas de nitro; otros pensaron convertir sus magnífi- ¡Las iglesias decoradas con los restos de los templos!
cas arcadas en tiendas para mercaderes. Los hierros que A estas cosas y á otras semejantes alcanza la responsabi-
unían las piedras habían sido robados; los muros estaban lidad de los papas; soberbias columnas corintias han sido
llenos de grietas y amenaban desplomarse. En nuestros cinceladas para hacer imágenes de santos, magníficos
tiempos, se han escrito obras de botánica de las plantas obeliscos egipcios han sido deshonrados con inscripciones
que por asilo habían escogido este noble despojo. La papales; el Septizonio de Severo fué demolido con objeto
«Flora del Coliseo» contiene cuatrocientas veinte espe- de obtener materiales para la edificación de San Pedro;
cies. Entre las ruinas de los edificios clásicos, pueden ver- fundióse en columnas el techo de bronce del panteón
se columnas rotas, cipreses y frescos mohosos desprendi- para adornar la tumba del apóstol.
dos de los muros. Hasta el mundo vegetal participaba La gran campana de Viterbo, de la torre del Capitolio,
de este cambio melancólico: el mirto, que otras veces había anunciado la muerte de muchos papas, y aun con-
crecía en el Aventino, había desaparecido; el laurel, que tinuaba el despojo de los edificios y la desmoralización
sirviera para coronar la frente de los emperadores, ha- del pueblo. La Roma papal manifestó más bien odio que
218 SU CONDICIÓN POLÍTICA CONDICIÓN SOCIAL DE ROMA 2Í9

consideración hacia la Eoma clásica. Los pontífices se Guillermo de Malmesbury dice que en su tiempo ven-
habían visto subordinados á los soberanos bizantinos, dían los romanos por oro todo lo que fuera sagrado ó
luego tenientes de los reyes francos y más tarde árbitros santo, y después de esta época no ha habido mejoría ; la
de la Europa; su gobierno había mudado tanto como los Iglesia degeneró en un instrumento para explotar dine-
de las naciones limítrofes, sufriendo una metamorfosis ro. Vastas sumas fueron recogidas en Italia ; vastas su-
completa, en máximas, objetos y pretensiones; sólo en mas fueron arrancadas bajo toda clase de pretextos de
un punto no había cambiado, en la intolerancia. Preten- los países cercanos. De éstas, la más funesta fué la venta
diendo ser el centro de la vida religiosa de Europa, rehu- de indulgencias para la perpetración de pecados. La re-
só invariablemente reconocer existencia alguna religiosa ligión italiana había venido á ser el arte de saquear al
fuera de la suya, y no obstante, tanto en el sentido polí-
tico como en el teológico, estaba podrido hasta el cora- ^Durant e más de mil años, los soberanos pontífices ha-
zón. Erasmo y Lutero escucharon asombrados las blas- bían sido los gobernantes de la ciudad. Es cierto que ha-
femias y presenciaron con estremecimiento el ateísmo bían presenciado infinitas escenas de devastación de las
de la ciudad. que no eran responsables ; pero sí lo eran de no haber
El historiador Ranke á quien debemos muchos de es- nunca hecho ningún esfuerzo vigoroso y persistente por
tos hechos, ha pintado fie un modo gráfico la desmora- su adelanto moral y material. En vez de ser en este res-
lización de la gran metrópoli. La mayor parte de los pa- pecto un ejemplo que el mundo imitase, vinieron á ser
pas fueron elegidos ya ancianos ; 'el poder, por lo tanto, un ejemplo de vergüenza. Las cosas fueron así de mal en
pasaba incesantemente á nuevas manos ; cada elección peor, hasta la época de la Reforma, sin que ningún hom-
era una revolución de esperanzas y deseos. En una co- bre piadoso pudiera visitarla sin avergonzarse.
munión donde todos pueden subir, donde todos pueden El papado, repudiando la ciencia como absolutamente
aspirar al puesto más elevado, se deduce necesariamente incompatible con sus pretensiones, se había consagrado
que cada individuo se ocupaba en echar hacia atrás á al- en años posteriores á estimular el arte. Pero la música y
gún otro. Aunque la población de la ciudad había dismi- la pintura, aunque puedan ser exquisitos adornos de la
nuido, al principio de la Reforma, á ochenta mil almas, vida no tienen fuerza viva para convertir en robusta una
había una multitud de empleados y otra mayor aún de nación debilitada ; nada que pueda asegurar permanen-
aspirantes á serlo. El afortunado que ocupaba el pontifi- temente el bienestar ó la felicidad de la comunidad ; y
cado , tenía millares de colocaciones que repartir, de las de aquí que en tiempo de la Reforma, para el que con-
que desposeía sin remordimiento á los que las ocupaban; siderase reflexivamente su condición, Roma había per-
muchas se habían creado con objeto de venderlas. Nunca dido toda energía vital. No era ya el árbitro del progreso
se preguntaba por la capacidad é integridad del candi- físico ó religioso del mundo. A las máximas progresivas
dato ; los puntos que se consideraban eran, qué servicios de la república y el imperio, había sustituido la máxima
había hecho ó podía hacer al partido y cuánto podía pa- estacionaria del papado. Tenía la apariencia de la piedad
gar por la preferencia. Un lector americano comprenderá y la posesión del arte. En esto se asemejaba á uno de esos
perfectamente este estado de cosas, puesto que á cada cadáveres de.frailes que todavía vemos envueltos en sus
elección presidencial es testigo de actos semejantes. La pardos hábitos en . las bóvedas de los templos capuchi- -
elección de un papa por el Cónclave no se diferencia del nos, con un breviario ó algunas flores marchitas en las
nombramiento de un presidente americano por la Con- manos. • ^ _ ,
vención. En ambos casos hay muchos empleos que dis- De este examen de la Ciudad Eterna, de este panora-
tribuir. ma de lo que había hecho el cristianismo latino por la
misma Roma, volvamos la vista á todo el continente fuerza generatriz, que sobrepuja á los medios de subsis-
europeo. Tratemos de determinar el verdadero valor del tencia , estableciendo una presión constante sobre ellos.
sistema que guiaba á la sociedad; juzguémoslo por sus Bajo estas circunstancias, sucede necesariamente que
frutos. cierto número de individuos que vienen á la vida mueren
La condición de las naciones en cuanto á su bienestar de hambre.
está representada con más exactitud por las variaciones Como ejemplos de las variaciones que han ocurrido en
de su población. Las formas de gobierno tienen muy poca la población de diferentes países, puede mencionarse la
influencia sobre la población; pero la política puede do- inmensa diminución de la de Italia á consecuencia de las
minarla por completo. guerras de Justiniano; la despoblación del Norte de Afri-
Se ba demostrado muy satisfactoriamente por los au- ca á consecuencia de las guerras religiosas y su repobla-
tores que se han dedicado á este asunto, que las variacio- ción por los mahometanos; el aumento de la de toda
nes de la población dependen del equilibrio entre la fuer- Europa por el sistema feudal, cuando los señoríos eran
za generatriz de la sociedad y las resistencias contra la más apreciados en proporción al número de pecheros que
vida. contenían. Las cruzadas causaron una diminución sensi-
Por fuerza generatriz de la sociedad, se entiende aquel ble, no sólo por las enormes pérdidas del ejército, sino
instinto que se manifiesta en la multiplicación de la raza. también en razón al número de hombres que apartaron
En algún tanto depende del clima; pero, puesto que el de la vida matrimonial. Variaciones semejantes han ocu-
clima de Europa no cambió sensiblemente entre los si- rrido en el continente americano ; la población de Méjico
glos iv y xvi, podemos considerar esta fuerza como inva- disminuyó rápidamente dos millones por la rapacidad y
riable en este continente, durante el período que exami- atroces crueldades de los españoles, quienes arrastraron
namos. á los indios civilizados á la desesperación. Lo mismo
Por resistencias contra la vida se comprende todo lo sucedió en el Perú.
que tiende á hacer más difícil de soportar la existencia La población de Inglaterra en tiempo de la conquista
individual; entre ellas pueden enumerarse la insuficien- de los normandos era de cerca de dos millones. E n qui-
cia de alimento, de abrigo y de vestido. nientos años apenas se duplicó. Puede suponerse que
Se sabe también que si las resistencias vienen á ser esta condición estacionaria se debió parcialmente á la po-
inapreciables, la fuerza generatriz duplicará la población lítica papal, que hizo obligatorio el celibato eclesiástico.
en veinticinco años. La ««fuerza generatriz legal» fué indudablemente afecta-
La resistencia obra de dos modos: 1.°, físicamente, da por esta política, pero no la «fuerza generatriz efec-
puesto que disminuye el número de nacimientos y acorta tiva». Por los que han estudiado este asunto se ha dicho,
el término de la vida media; 2.°,intelectualmente,pues- con fundamento, que el celibato público es el desorden
to que en lo moral, y particularmente en una comunión privado; esto principalmente determinó^ al pueblo, lo
religiosa, aplaza el matrimonio, haciendo que no lo con- mismo que al Gobierno inglés, á suprimir los monaste-
traigan sus individuos hasta que se sientan capaces de rios. Se aseguraba públicamente que había cien mil mu-
sostener las cargas y cuidados de la familia. De aquí la jeres en Inglaterra prostituidas por el clero.
explicación de un hecho largo tiempo conocido: que el E n mi Historia de la Guerra civil americana he presen-
número de matrimonios durante un período dado, está en tado algunas reflexiones sobre este punto , que voy á to-
relación con el precio de los alimentos. marme la libertad de copiar aquí. «¿Qué es, pues, esta
E l aumento de población es proporcional á la abun- situación estacionaria de la población ? Quiere decir ali-
dancia de alimentos; y ciertamente es tal el poder de la mentación obtenida con gran trabajo, insuficiencia de
vestidos, desaseo personal, habitaciones mal ventiladas, pestíferos miasmas y esparcían la muerte en todas direc-
efecto destructor del calor y el frío, p a s m a s , falta de ciones. Las casas de París y de Londres eran de madera,
precauciones sanitarias, carencia de médicos, inutilidad cubiertas de ramajes y techadas con paja y cañas; care-
de las curaciones milagrosas, decepción de los prodigios cían de ventanas, y hasta la invención de las sierras de
en que había puesto su confianza la sociedad; ó resumien- molino muy pocas tenían pavimento de madera. El lujo
do, un largo catálogo de penas, necesidades y sufrimien- de las alfombras era desconocido; alguna paja extendida
tos, quiere decir, en una palabra, gran mortandad. Mas por el suelo las sustituía. No había chimeneas, y el humo
aún- quiere decir escasez de nacimientos, y ¿a que se del hogar se escapaba por un agujero abierto en el techo;
debe esto? A matrimonios aplazados, vida licenciosa, per- en estas habitaciones difícilmente se encontraba amparo
versidad privada y desmoralización social. contra las inclemencias del tiempo. Nada se hizo para
»Para un americano que vive en un país que era ayer formar alcantarillado, y los restos de los animales é in-
un desierto impenetrable y sin fin, pero que hoy oía esta mundicias eran simplemente arrojados á la puerta. Hom-
cubierto por una población que se duplica en razón de la bres , mujeres y niños dormían en la misma habitación,
ley ya citada, c a d a veinticinco años, esta terrible taita de y con mucha frecuencia en compañía de los animales do-
vida presente accidental no puede por menos de ser un mésticos ; en semejante confusión de familia, era imposi-
hecho sorprendente. Su curiosidad lo llevará a inquirir ble que se mantuviesen ni la moralidad ni el pudor. El
qué clase de sistema era el que pretendía guiar y desarro- lecho era comunmente un saco de paja, y un leño la
llar á la sociedad, el cual debe ser responsable de esta almohada. El aseo personal se desconocía por completo;
destrucción prodigiosa, superior en su resultado enganoso grandes oficiales del Estado, y aun altos dignatarios
á la guerra, la peste y el hambre juntas: enganoso por como el arzobispo de Canterbury, estaban plagados de
creer los hombres que aseguraban sus mayores intereses parásitos; esta era al menos la condición de Tomás Be-
temporales. ¡Qué diferencia ahora! En Inglaterra, la cket, antagonista de un rey de Inglaterra. Para disimu-
misma superficie geográfica sustenta diez veces la pobla- lar la suciedad corporal se usaban necesariamente y con
ción de aquel tiempo, y envía al extranjero sus enjam- profusión perfumes. Los ciudadanos se vestían de cuero,
bres de emigrantes. Reflexionen los que contemplan el sustancia que duraba muchos años con impurezas acu-
pasado con veneración sobre el valor de semejante sis- muladas , y se consideraban en una posición desahogada
tema.» si podían comer carne fresca una vez por semana. Las
calles no tenían husillos, ni empedrado, ni luces. Des-
Estas variaciones de la población de Europa han sido
pués del crepúsculo se abrían las ventanas y las inmun-
acompañadas de cambios en su distribución. El centro de dicias se vaciaban sin ceremonia, con gran disgusto del
población ha pasado hacia el Norte desde el estableci- vecino tardío que buscaba su rumbo por las estrechas ca-
miento del cristianismo en el imperio romano, y luego lles alumbrándose con una triste linterna.
ha pasado á Occidente á consecuencia del desarrollo de
Eneas Silvio, que luego fué el papa Pío I I , y es pol-
la industria fabril. lo tanto escritor muy competente é imparcial, nos ha
Podemos examinar ahora algo más detalladamente el dejado una relación muy gráfica de un viaje que hizo á
carácter de la resistencia que así por mil años mantuvo las Islas Británicas en 1430. Describe las casas de los
estacionaria la población de Europa, La superficie del campesinos, que estaban construidas con piedras puestas
continente estaba en su mayor parte cubierta de selvas unas sobre otras sin argamasa ; los lechos eran de turba
impenetrables, y aquí y allá de ciudades y monasterios. y una piel de toro servía de puerta. Los alimentos se
En los llanos y á lo largo de los ríos, había pantanos, á componían de hortalizas ordinarias, como guisantes, y
veces de algunas millas de extensión, que exhalaban sus
des utilidades estaban ocupados por eclesiásticos, y en to-
aun de cortezas de árboles, no conociéndose el pan en
das las naciones existía un doble gobierno: 1.°, el de ca-
algunos parajes. . rácter local, representado por un soberano temporal;
Chozas de cañas y barro ; casas de estacas unidas ; no- 2.°, el de carácter extranjero, que acataba la autoridad del
gares sin chimenea alimentados con turba, apenas sin Papa. Esta influencia romana era, por la naturaleza de
salida para el humo; antros de miserias físicas y morales las cosas, superior á la local; expresaba la voluntad so-
donde pululaban los parásitos, haces de paja cubriendo berana de mi hombre sobre todas las naciones reunidas
los miembros para rechazar el frío ; y el recurso, para del Continente, y asumía un poder superior por su uni-
el moribundo campesino, de esperar su curación de las dad. La influencia local era necesariamente de naturaleza
reliquias de los santos. ¿ Cómo era posible que aumenta- débil, puesto que estaba de continuo quebrantada por las
se la población ? rivalidades de los Estados colindantes y las disensiones
¿Nos maravillaremos, pues, de que en el hambre de diestramente provocadas por su competidor. En ningún
1030 se vendiera y guisase carne humana, ó de que en caso pudieron coligarse los varios estados de Europa con-
la de 1258 quince mil personas murieran de hambre en tra su antagonista común; si surgía alguna cuestión, se
Londres? ¿Nos maravillaremos de que en algunas de las veían hábilmente divididos y dominados. Era el objeto
invasiones de la peste fueran tantas las defunciones que ostensible de la intrusión papal procurar el bienestar mo-
apenas había vivos para enterrar á los muertos? En la ral de los varios pueblos; su objeto real, obtener pingues
peste de 1348, que vino de Oriente por la ruta comercial ingresos y sostener vastas congregaciones de eclesiásticos.
y se extendió por toda Europa, fué destruida la tercera Las rentas obtenidas de este modo fueron con mucha
parte de la población de Francia. frecuencia mayores que las que iban á parar al tesoro del
Tales eran las condiciones de los campesinos y de los poder local. Así, pues, cuando Inocencio IV pidió provi-
habitantes pobres de las ciudades, y no mucho mejores sión para trescientos clérigos italianos que habían de in-
las de los nobles. Guillermo de Malmesbury, hablando corporarse á la Iglesia de Inglaterra, y uno de sus sobri-
de las costumbres degradadas de los anglo-sajones, dice: nos , un niño, obtuvo una silla en la catedral de Lincoln,
«Sus nobles, entregados á la glotonería y la sensualidad, se vió que la suma que cobraban anualmente los eclesiás-
nunca iban á la iglesia; sino que en su propia habita- ticos extranjeros en Inglaterra era triple de la que ingre-
ción, antes de levantarse, un fraile con gran presteza les saba en las arcas del rey.
leía la misa y los maitines, sin que prestasen la menor Mientras que el alto clero se apoderaba de todos los
atención. El común de las gentes eran presa del más po- empleos políticos más lucrativos, y los abades rivalizaban
deroso ; su propiedad les era arrebatada, sus personas con los condes en el número de los esclavos que poseían,
enviadas á lejanos países, y sus hijas entregadas á la teniendo algunos, según se dice, no menos de veinte mil,
prostitución ó vendidas como esclavas. Beber noche y día los frailes mendicantes inundaban la sociedad por todas
era la ocupación general, y los vicios compañeros de la partes, cogiendo lo poco que aun quedaba al pobre. Ha-
intemperancia afeminaban las almas varoniles.» Los cas- bía un vasto cuerpo de seres improductores, que vivían
tillos de los barones eran cuevas de bandoleros. Cuenta en la ociosidad, reconociendo una autoridad extranjera,
el cronista sajón cómo hombres y mujeres eran apresados y que se alimentaban del fruto del trabajo del labrador.
y conducidos á aquellas fortalezas, colgados por los pul- No podía por menos de suceder, sino que las pequeñas
gares ó por los piés, y ya colocándoles fuego debajo, ya heredades fuesen absorbidas por los grandes predios, que
azotándolos, ó por otros tormentos, les arrancaban su el pobre cada día poseyese menos, y que la sociedad, le-
rescate. jos de mejorar, mostrase un aumento constante de desmo-
En toda Europa, los empleos ventajosos por sus gran-
ralización. Fuera de las instituciones monásticas, no se verdadero valor esta en un tiempo lucrativa impostma.
intentaba el menor progreso intelectual; ciertamente, en ¿Cuántos santuarios hay ahora en explotación en Eu-
cuanto concernía á los laicos, la influencia de la Iglesia ropa? „ . .,.,.,
se dirigía á un resultado opuesto, pues era máxima ad- Para los pacientes demasiado enfermos, imposibilita-
mitida generalmente que «la ignorancia es madre de la dos de moverse ó de ser conducidos, no había otro reme-
devoción». dio sino los de carácter espiritual, los Paternóster ó Ave-
Era práctica establecida por la república y el imperio María. Para impedir las enfermedades, se hacían oracio-
de Boma tener rápidas comunicaciones con todas su le- nes en las iglesias, pero no se tomaban medidas sanita-
janas provincias por medio de hermosos puentes y cami- rias; se creía que con los rezos de los clérigos se ahuyen-
nos. Uno de los primeros deberes de las legiones era cons- taría la peste de las ciudades infestadas de miasmas pú-
truirlos y conservarlos; de esta suerte aseguraba su auto- tridos que se aseguraría la lluvia ó el buen tiempo, y que
ridad militar. Pero como el dominio de la Boma papal se evitaría el influjo maléfico de los eclipses y cometas.
dependía de un principio diferente, no tenía exigencias Pero cuando se presentó el cometa de Halley en 145b,
de esta clase, y en consecuencia esta obligación fué deja- tan tremenda fué su aparición, que se hizo necesario que
da al cuidado de las autoridades locales, que la abando- el mismo Papa interviniese; lo exorcizó y expulso del
naron : así que, en la mayor parte del año y en todos cielo y huyó el cometa á los abismos del espacio, aterra-
sentidos, los caminos estaban casi intransitables. El me- do por las maldiciones de Calixto I I I , y sm atreverse a
dio ordinario de transporte era el de pesadas carretas tira- volver durante setenta y cinco años.
das por bueyes, que caminaban, cuando más, tres ó cuatro E l valor físico de las curas en los santuarios y por los
millas por hora. Donde no podía hacerse uso de la nave- remedios espirituales se mide por la proporcionalidad de
gación fluvial, se empleaban caballos y mulos de carga la« defunciones; en aquel tiempo, moría probablemente
para el transporte délas mercancías, medio que estaba en una persona por cada veintitrés, y hoy día, con nues-
armonía con el mezquino comercio de aquella época; tros procedimientos materiales, muere una por cada cua-
cuando había que mover grandes masas de hombres, las
re
dificultades se hacían casi insuperables, y el mejor ejem- La'condición moral de Europa se demostró notable-
plo para demostrar esto puede hallarse en la historia de mente cuando por los compañeros de Colón se introdujo
la. marcha de la primera Cruzada. Estas dificultades en la sífilis en Europa desde las Indias Occidentales; se ex-
las comunicaciones hacían que con gran facilidad se ex- tendió con rapidez maravillosa; personas de todas clases,
traviasen los caminantes, y los viajes emprendidos por desde el Santo Padre León X hasta el mendigo de los ca-
individuos aislados no podían llevarse á cabo sin gran minos, contrajeron la vergonzosa enfermedad. Muchos
riesgo, pues no había bosque ni orilla que no tuviese sus disimularon su desgracia declarando que era una_ epide-
salteadores. mia que emanaba de cierta malignidad en la constitución
El estado general de ignorancia existente era oportuno del aire, pero en verdad su efecto era debido á cierta do-
para el desarrollo de la superstición; la Europa estaba lencia en la constitución del hombre, dolencia que no se
cuajada de milagros bochornosos. Por todos los caminos, extirpaba por la influencia espiritual bajo la cual habían
se veían infinitos peregrinos que se dirigían á los santua- vivido. . , ,
rios renombrados por las curas que habían verificado; ha A la eficacia medicinal de los santuarios, debemos agre-
sido siempre política de la Iglesia desanimar á los médi- gar la de las reliquias especiales, siendo éstas á veces de
cos en su arte, mezclándose á cada paso con sus reliquias la clase más extraordinaria: había varias abadías que po-
para curar las enfermedades; el tiempo ha reducido á su seían la corona de espinas de nuestro Salvador: once te-
nían la lanza que atravesó su costado, y si alguien se constitución de la Iglesia romana; pero, hacia 845, se
hubiera atrevido á dudar de la autenticidad de todas, al elaboraron las Decretales de Isidoro en el Occidente de
punto hubiera sido denunciado como ateo. Durante las las Galias; falsificación que consta de cerca de cien pre-
guerras santas, fundaron los caballeros templarios un lu- tendidos decretos de los primeros papas, unidos á otros
crativo comercio, trayendo de Jerusalem á los ejércitos supuestos escritos de varios dignatarios eclesiásticos y
de los cruzados botellas de leche de la bendita Virgen, actas de sínodos. Esta falsificación extendió inmensa-
que vendían por sumas enormes: estas botellas eran con- mente el poder papal, y sustituyendo el antiguo sistema
servadas con piadoso cuidado en muchos grandes estable- de gobierno de la Iglesia, acabando con los atributos re-
cimientos religiosos. Pero quizás ninguna de estas impos- publicanos que había poseído, la transformó en una mo-
turas sobrepuja en audacia á la que ofreció un monasterio narquía absoluta. Eedujo á los obispos á la dominación
de Jerusalem, presentando á la adoración ¡uu dedo del de Eoma, é hizo al Pontífice juez supremo del clero y de
Espíritu Santo! La sociedad moderna ha hecho justicia todo el olbe cristiano. Preparó el camino para la gran
silenciosamente á estos objetos escandalosos, y si bien en tentativa que hizo más tarde Hildebrando, de convertir-
un tiempo alimentaron la piedad de muchos miles de los Estados de Europa en un reino teocrático de frailes
hombres sinceros, hoy día se les considera demasiado con el Papa á su cabeza.
despreciables para ocupar un lugar en ningún museo pú- Gregorio VII, autor de este gran golpe, vió que sus
blico. planes serían llevados á cabo mejor con el auxilio de los
¿ Cómo nos explicaremos el mal éxito de la Iglesia en sínodos y restringió por lo tanto á los papas y sus delega-
la tutela de Europa? No hubiera sido este el resultado, si dos el derecho de convocarlos; para <lar más apoyo á este
hubiese habido en Eoma un cuidado constante por la asunto, se ideó por Anselmo de Lucca un sistema nuevo
prosperidad material y espiritual del Continente, si se de jurisprudencia eclesiástica, en parte basado sobre las
hubiese ocupado tan sólo el Pastor universal, el sucesor antiguas falsificaciones de Isidoro y en parte sobre nue-
de Pedro, de la santidad y felicidad de su rebaño. vas invenciones. Para establecer la supremacía de Eoma,
No es difícil hallar la explicación. Está contenida en no sólo hubo que hacer un nuevo derecho canónico, sino
una historia de pecados y vergüenzas. Prefiero, por lo que inventar también una nueva historia. Esta suminis-
tanto, en los párrafos siguientes presentar hechos expli- tró ejemplos indispensables de reyes depuestos y exco-
catorios, sacados de los autores católicos, y por cierto mulgados y probó que siempre habían estado subordina-
presentarlos hasta donde me sea posible, con las mismas dos á los papas. Las decretales de los Pontífices fueron
palabras de los escritores. colocadas al mismo nivel que las Escrituras, y al cabo
La historia que voy á relatar es una narración de la llegó á admitirse en todo el Occidente que los papas ha-
metamorfosis de una confederación en una monarquía bían sido, desde el principio de la cristiandad, los legis-
absoluta. ladores de toda la Iglesia. Así como los soberanos abso-
En los primeros tiempos, cada Iglesia, sin perjuicio lutos en estos últimos tiempos no pueden soportar las
de conformarse con la Iglesia universal en todos los pun- asambleas representativas, así el papado, cuando deseó
tos esenciales, manejaba sus asuntos propios con perfecta ser absoluto, halló que los concilios délas Iglesias nacio-
libertad é independencia, manteniendo sus propios usos nales particulares, debían concluir y permitirse sólo los
tradicionales y su disciplina; y todas las cuestiones que que estuviesen bajo la inmediata vigilancia del Pontífice.
no concernían á la Iglesia universal, ó que no eran de Esto, en sí mismo, constituyó una gran revolución.
capital importancia, las resolvía al punto. Otra ficción inventada en Eoma en el siglo vm tuvo
Hasta el principio del siglo ix, no hubo cambio en la consecuencias importantes. Se fingió que el emperador
CENTRALIZACIÓN D E L PAPADO 231
280 CENTRALIZACIÓN D E L PAPADO
monasterios estaban exentos de la jurisdicción episcopal,
Constantino, en gratitud por su curación de la lepra y pagando un tributo á Poma. El Papa había llegado á ser
por su bautizo por el papa Silvestre, había cedido la Ita- entonces «el Obispo universal», tenía jurisdicción en to-
lia y las provincias occidentales á la Santa Sede, y que das las diócesis y podía entender en todos los casos ante
en prueba de su subordinación, había servido al l a p a sus propios tribunales. Sus relaciones con los obispos
como lacayo, llevando su caballo del diestro algún tre- eran las de un soberano absoluto con sus oficiales; no
cho. Esta falsedad iba dirigida contra los reyes írancos, podían aquéllos dimitir sin su permiso, y las sedes que
para darles una idea exacta de su inferioridad y demos- vacaban de este modo le pertenecían ; se estimulaban en
trarles que, en las cesiones territoriales que habían He- todos sentidos las apelaciones á Roma, porque procura-
cho á la Iglesia, no le regalaban nada, sino tan sólo le ban indulgencias, y millares de procesos fueron ante la
restituían lo que le pertenecía de derecho. _ curia, llevando consigo una rica cosecha, A menudo,
E l instrumento más potente del nuevo sistema papal cuando disputaban varios pretendientes un beneficio,
fué el decreto de Graciano, que se publicó á mechados del desposeía el Papa á todos ellos y lo daba á una hechura
siglo XII ; era un conjunto de falsedades. Hacia a todo el suva; á menudo los candidatos perdían años en Roma y
orbe cristiano, por el papado, subdito del clero italiano; morían allí, ó volvían impresionados profundamente por
inculcó que era legal procurar la felicidad de los hombres tanta corrupción. Alemania sufrió más que otros países
por la fuerza, dar tormento y ejecutar á los herejes y con- de estas apelaciones y-procesos, y por esto era el país
fiscarles los bienes ; que matar á un excomulgado no era mejor preparado para recibir la Reforma. Durante los si-
asesinato, que el Papa, en su ilimitada superioridad á glos XIII y xiv hicieron los papas esfuerzos jigantescos para
toda ley, se equipa^ con el Hijo de Dios. _ la adquisición del poder; en lugar de recomendar á sus
A medida que se desarrollaba el nuevo sistema de cen- favoritos para los beneficios, los presentaban, imponién-
tralización, se manifestaban con calor públicamente má- dose ; sus partidarios italianos debían ser recompensados
ximas que en los antiguos tiempos hubieran sido recha- y nada bastaba á satisfacer sus clamores ; fué preciso en-
zadas : que toda la Iglesia es propiedad del Papa, quien tregarles los países extranjeros ; nubes de pretendientes
puede hacer en ella lo que le plazca ; que lo que en otros morían en Roma y el Papa entonces se arrogaba el dere-
es simonía, no lo es en él; que es superior á toda ley y cho de nombrar los beneficios. Al fin , se estableció que
no puede ser residenciado por nadie ; que quien quiera tenía derecho á disponer de todos los oficios eclesiásticos
que le desobedezca debe sufrir la muerte ; que todo hom- sin distinción y que el juramento de obediencia que le
bre bautizado es súbdito suyo y debe seguir así toda su prestaban los obispos implicaba su sumisión política y
vida, que quiera ó que no. Hasta el final del siglo x n . h a - eclesiástica ; en los países en que había gobierno dualis-
bían sido los papas vicarios de Pedro ; después de Ino- ta, se aumentó de este m o d o prodigiosamente el poder
cencio I I I , fueron vicarios de Cristo.
espiritual. ^
Mas un soberano absoluto tiene necesidad de rentas, y Derechos de todas clases para completar esta centrali-
en esto el Papa no era una excepción. La institución de zación se destruyeron sin remordimiento, siendo para
los legados es de tiempo de Hildebrando ; unas veces fué ello poderosos auxiliares las órdenes mendicantes; éstas
su obligación visitar las iglesias, yendo otras comisiona- y el Papa por un lado, por otra el clero parroquial y los
dos para negocios especiales; pero siempre marcharon obispos. La corte romana se había apropiado los derechos
investidos de poderes ilimitados para llevar dinero al lado de los concilios, de las Iglesias metropolitanas y nacio-
allá de los Alpes ; y puesto que el Papa podía, no sólo nales y de los obispos. Incesantemente contrariados éstos
hacer leyes, sino también anularlas, se introdujo una le- por los legados, concluyeron por perder todo interés en
gislación cuyo objeto era la venta de indulgencias. Los
conservar la disciplina de sus diócesis: incesantemente el gran movimiento centralizador, no tuvieron tiempo
contrariados los párrocos por los frailes mendicantes, para dedicar su atención á los asuntos interiores de su
quedaron sin autoridad entre sus propios feligreses; su rebaño particular en la ciudad de Eoma; había millares
influencia pastoral fué completamente destruida por las de asuntos extranjeros y todos producían más. Dice el
indulgencias papales y por las absoluciones compradas, y obispo Alvaro Pelayo: que «en cualquier ocasión que en-
el dinero, mientras tanto, entraba en Roma. trase en las habitaciones de un dignatario del clero ro-
Necesidades pecuniarias obligaron á muchos papas á mano , lo encontraba contando dinero, que se ve en ellas
acudir á pequeños expedientes, como pedir á un princi- á montones.» Toda oportunidad que pudiera presentarse
pe , obispo ó gran maestre, que tuviese autos pendientes á la curia para extender su jurisdicción, era bien recibi-
ante sus tribunales, el regalo de una copa de oro llena da; las exenciones se daban con tal arte, que siempre era
de ducados. Estas necesidades dieron también origen á necesario renovarlas. A los obispos se dieron privilegios
jubileos. Sixto IV fundó colegios completos y vendió las contra los cabildos catedrales, y á éstos contra los obis-
sillas á trescientos ó cuatrocientos ducados; Inocencio VIII pos ; y á los conventos, obispos é individuos contra las
empeñó la tiara papal. Se dice que León X había disipa- extorsiones de los legados.
do las rentas de tres papas: las de su antecesor, las su- Las dos columnas sobre que descansaba el papado
yas y las de su sucesor; creó y vendió dos mil ciento cin- eran el Colegio de Cardenales y la curia. Los Cardenales,
cuenta oficios nuevos, que se consideraban muy lucrati- en 1059, habían llegado á ser electores de los papas;
vos porque producían doce por ciento, y el interés salía, hasta ese tiempo las elecciones fueron hechas por todo
por supuesto, de los países católicos. En ninguna parte el cuerpo del clero romano, y era necesario el concurso
de Europa podía colocarse el capital mejor que en Eoma, de los magistrados y de los ciudadanos. Pero Nicolás II
donde se realizaban grandes sumas por las ventas de hi- restringió las elecciones al Colegio de Cardenales; hizo
potecas y donde no sólo se vendían sino se revendían los que fuesen necesarios dos tercios de los sufragios y dió
oficios, pues se ascendía á las gentes para vender de nue- al emperador de Alemania el derecho de confirmación.
vo sus empleos. Durante dos siglos, lucharon por la supremacía la oligar-
Aun contra la teoría papal, que condenaba la usura, quía cardenalicia y el absolutismo papal. Los Cardena-
estableció el Papa un inmenso sistema de Banco, en re- les concedían de buen grado que el dominio del Papa
lación con la curia, en el que se prestaba dinero á un in- fuese absoluto en el extranjero, pero nunca dejaron de
terés bárbaro á los prelados, á los pretendientes y á los explorar su ánimo antes de darle sus sufragios, con ob-
litigantes; los banqueros del Papa tenían privilegio; los jeto de conseguir de él cierta participación en el gobier-
demás eran censurados. La curia descubrió que le impor- no ; después de la elección y antes de la consagración,
taba tener deudores eclesiásticos en toda Europa, pues juraba observar ciertas capitulaciones, tales como repar-
así eran más flexibles, toda vez que los excomulgaba si no tir las rentas con los Cardenales; se obligaba á no ale-
pagaban los intereses. En 1327, se calculaba que la mi- jarlos de Eoma y á permitirles reunirse dos veces al año
tad del mundo cristiano estaba excomulgada; los obispos, para que discutieran si había observado sus juramentos,
por no acceder siempre á las exigencias de los legados, y que eran quebrantados con gran frecuencia. Por una
los particulares por cualquier pretexto, con objeto de parte, los Cardenales querían tener participación en el
obligarlos á comprar la absolución á precios exorbitan- gobierno de la Iglesia y en los emolumentos; y por otra,
tes. Las rentas eclesiásticas de toda Europa se vaciaban los papas rehusaban acceder á compartir ni el poder, ni
en Eoma, antro de corrupción, simonía, usura, extor- las rentas. Los Cardenales querían ostentar una pompa
sión y soborno. Los papas, desde 1066, cuando empezó y un lujo que los obligaban á gastar enormes sumas; en
cierta ocasión, no menos de quinientos beneficios esta- que el enriquecimiento de sus familias se escapaba de
ban ocupados por uno de ellos, y sus deudos y amigos sus garras. Habían llegado á considerar al papado como
eran-mantee idos y sus familias enriquecidasSe asegura- su propia hacienda, siendo el pueblo escogido de Dios
ba que todos los ingresos de Francia eran insuficientes bajo la ley de Cristo, como bajo la mosáica lo habían
para cubrir estos gastos; sucedió á veces que por sus sido los judíos.
rivalidades tardáronse varios años en elegir Papa, y pa- Al concluir el siglo x m , se descubrió un nuevo reino,
recía como que trataban de demostrar que bien podía capaz de producir inmensos ingresos. Este fué el Purga-
pasar la Iglesia sin vicario de Cristo. torio , que se demostró que el Papa podía vaciar por in-
Hacia el fin del siglo si , la Iglesia Romana vino á ser dulgencias; en esto no había hipocresía alguna y se ha-
la corte romana; en vez del rebaño cristiano, que dulce- cía con el mayor desenfado; el germen original de la pri-
mente siguiese á su pastor en el santo recinto de la ciu- macía apostólica se había convertido ahora en una mo-
dad, había una cancillería de escribientes, notarios y narquía colosal.
procuradores, que negociaban sobre privilegios, dispen- La Inquisición había hecho irresistible el sistema pa-
sas, exenciones, etc.; no se veíanmás'quepretendientes pal ; toda oposición era castigada con la muerte en la
de puerta en puerta, y Poma era el punto de cita para los hoguera, y un simple pensamiento, no traducido en sig-
aspirantes de todas las naciones. En vista de la enorme no alguno exterior, era considerado como delito; andan-
cantidad de autos, procesos, gracias, indulgencias, ab- do el tiempo, se hizo esta práctica inquisitorial cada
soluciones , órdenes y decisiones dirigidas á todas partes vez más odiosa, y se aplicaba el tormento por la más li-
de Europa y Asia, las funciones de las Iglesias locales gera sospecha; el acusado mo podía saber el nombre del
perdieron su importancia; se necesitaban muchos cente- denunciador y no se le permitía tener abogado; no había,
nares de personas en la curia y cuyo objeto capital era pues, apelación; se mandó á los inquisidores que no se
ascender, para lo cual hacían lo posible por aumentar los apiadasen y que no aceptasen retractaciones. La inocen-
ingresos del Papa. Todo el orbe cristiano había llegado á te familia del acusado era despojada de sus bienes por
ser tributario suyo. Todo vestigio de religión había des- la confiscación; la mitad iba al tesoro papal, la otra mi-
aparecido de allí; sus miembros estaban ocupados en po- tad á los inquisidores; tan sólo la vida, decía Inocen-
lítica, litigios y procesos, y ni una sola palabra podía cio III, debía dejarse á los hijos del descreído, y esto, por
escucharse relativa á asuntos espirituales; cada pluma- un acto de misericordia. Fué la consecuencia que papas,
da tenía su precio; beneficios, dispensas, licencias, abso- como Nicolás III, enriquecieron á sus familias con los
luciones, indulgencias, privilegios, eran comprados y despojos de los desgraciados, adquiridos por este tribu-
vendidos como mercancías; el pretendiente tenía que nal, haciendo lo propio los inquisidores.
gratificar á todo el mundo, desde el portero al Papa, y La lucha que por la posesión del papado sostuvieron
si no, perdía su demanda; para los pobres no había franceses é italianos, condujo inevitablemente al cisma
atención alguna, ni esperanza, y el resultado fué que del siglo xiv. Por más de cuarenta años, dos papas rivales
cada clérigo se creyó facultado para seguir el ejemplo estuvieron anatematizándose mutuamente; dos curias ri-
que había visto en Roma, y á sacar provecho de su mi- vales agobiaban á los pueblos para sacar dinero, y llegó á
nisterio espiritual y de los sacramentos, por haber com- haber hasta tres obediencias, y triples contribuciones que
prado este derecho en Roma y carecer de otros medios sacar. Nadie entonces podía garantizar la validez de los
para pagar su deuda. La transferencia de poder de los sacramentos, puesto que nadie podía estar seguro de quién
italianos á los franceses por traslación de la curia á Avi- era el verdadero Papa; los hombres se veían obligados á
ñón, no produjo cambio; sólo conocieron los italianos pensar por sí mismos, y no podían encontrar quién era el
legítimo pensador para todos ellos. Empezaron á ver que nales, con aliados inteligentes en todas partes, puesto
la Iglesia debía libertarse de la cadena curial y acudir á que hablaban la misma lengua.
un concilio general; esto se intentó una y otra vez, con No era injustificado el odio que manifestó Eoma al re-
la idea de elevar el concilio á parlamento de la cristian- nacimiento del griego é introducción del hebreo , y la
dad y hacer del Papa el jefe del poder ejecutivo. Pero los alarma con que notó la formación de los idiomas moder-
grandes intereses que habían crecido por la corrupción de nos, nacidos'de los dialectos vulgares; y no sin motivo
las edades, no pudieron derribarse tan fácilmente; la cu- se hizo eco la Facultad de Teología de París del senti-
ria recuperó su ascendiente, y el comercio eclesiástico miento que prevalecía en tiempo de Jiménez. «¿Qué ven-
empezó de nuevo. Los alemanes, áquienes nunca se ha- drá á ser de la religión, si se permite el estudio del grie-
bía permitido entrar en la curia, se pusieron á la cabeza go y el hebreo?» El predominio del latín érala condición
de los primeros que intentaron la Eeforma. Yendo las de su poder, su abandono la medida de su decadencia, su
cosas de mal en peor, se convencieron ellos también de desuso la señal de su limitación á un pequeño principado
que era imposible reformar la Iglesia por medio de con- de Italia; en suma, el desarrollo de las lenguas europeas
cilios. Erasmo exclamaba: «Si Cristo no liberta á su pue- era el instrumento de su derrota. Formaban una comuni-
blo de esta múltiple tiranía eclesiástica, sería más tole- cación útil entre los frailes mendicantes y el populacho •
rable la tiranía de los turcos.» Se vendían entonces los inculto, y no hubo ninguno entre ellos que no manifes-
capelos cardenalicios, y bajo León X, los oficios ecle- tase un profundo desprecio contra sus primeras produc-
siásticos y religiosos se sacaban á pública subasta. La ciones.
máxima de la vida era: primeo el interés y luego el ho- El desarrollo de la literatura políglota de Europa co-
nor ; entre los oficiales, no había uno que quisiese ser existió por lo tanto con el descenso del cristianismo pa-
honrado en la sombra, ó virtuoso sin testigos. Las capas pal; la literatura europea era imposible bajo la domina-
de terciopelo violeta y el blanco armiño de los cardena- ción católica. Una unidad religiosa, grande, solemne é
les eran la verdadera librea de la maldad. imponente, hacía necesaria la unidad de literatura, que
La unidad de la Iglesia, y por lo tanto, su poder, re- implica el uso de una sola lengua.
querían el uso del latín como idioma sagrado. Por esto, Mientras que la posesión de un idioma universal tan
Boma había sostenido su actitud estrictamente europea, y señaladamente aseguraba su poder, el secreto real de
estaba en actitud de mantener una relación internacional gran parte del influjo de la Iglesia descansaba en la vi-
general. Esto le dió mucho mayor poder que su autori- gilancia que con tanta habilidad había obtenido de la
dad espiritual; y, por muchas que sean sus pretensiones vida doméstica. Su influjo disminuyó al declinar ésta,
de haber hecho algo bueno, debe condenársele franca- coincidiendo con este cambio su alejamiento de la! direc-
mente, porque con tales elementos en sus manos, que ción de las relaciones diplomáticas internacionales.
jamás volvió á tener ningún sucesor, no hizo mucho más. En los antiguos tiempos de la dominación romana se
Si no hubiesen estado los soberanos pontífices tan ocupa- había demostrado que los acantonamientos de las legio-
dos completamente en conservar sus emolumentos y tem- nes en las provincias eran siempre focos de civilización.
poralidades en Italia, habrían podido hacer progresar al La industria y el orden que presentaban servían de ejem-
continente entero, como un solo hombre. Sus oficiales plo , que no era perdido por los bárbaros que los rodea-
podían atravesar sin dificultad por todas las naciones y ban en Bretaña, en las Galias ó en Alemania; y aunque
comunicar sin tropiezos unos con otros, de Irlanda á Bo- no entraba como parte de su obligación ocuparse activa-
hemia y de Italia á Escocia. La posesión de un idioma mente en mejorar la condición de las tribus conquista-
común les dió la administración de asuntos internacio- das, sino más bien mantenerlas en estado de sumisión,
un rápido progreso tuvo lugar tanto en la vida individual blo de lo que hizo para sí propio. Cuando pensemos en
como en la social. los suntuosos monasterios, palacios lujosísimos, con sus
Bajo la dominación eclesiástica de Roma ocurrió una avenidas de segado césped, sus jardines y bosquecillos,
cosa semejante. En los despoblados, reemplazó el monas- I sus fuentes y manantiales de dulce murmullo', 110 debe-
terio al campamento legionario; en la villa ó la ciudad, mos relacionar estas maravillas con el desgraciado cam-
la Iglesia era el centro de luz; un poderoso efecto se pro- pesino que moría sin auxilio en los pantanos, sino con el
dujo por el lujo elegante de los primeros y por las sagra- abad, su corcel, su halcón y sus perros, sus bodegas re-
das y solemnes moniciones de las segundas. pletas y sus magníficas cocinas. Es parte de un sistema
Al ensalzar el sistema papal por lo que hizo en la or- que tiene su centro de autoridad en Italia y al cual debe
ganización de la familia, la definición de la política civil, sumisión ; todos sus actos tienden á asegurar sus intere-
la construcción de los estados de Europa, debemos limi- ses. Cuando vemos, como aun podemos hacerlo, las mag-
tarnos á recordar que el objeto principal de la política níficas iglesias y catedrales de aquellos tiempos, mila-
eclesiástica fué el engrandecimiento de la Iglesia, y no gros de arquitectura y arte (únicos milagros verdaderos
los progresos de la civilización; los beneficios obtenidos del catolicismo); cuando con el pensamiento restauramos
por los laicos no los debieron á intención deliberada, las pompas celebradas, las grandes ceremonias de que
sino que fueron incidentales ó colaterales. fueron escena, la vaga luz religiosa que proyectaban las
No hubo proyecto ni plan formado para mejorar la con- vidrieras de colores, el sonido de voces en nada inferiores
dición física de las naciones. Nada se hizo para favorecer á las del cielo, los sacerdotes con sus vestiduras sagradas,
su desarrollo intelectual; al contrario. la política estable- y sobre todo, los adoradores postrados, escuchándolas
cida era mantenerlas, no sólo en un estado iliterato, sino letanías y preces en un idioma extranjero y desconocido,
ignorante. Siglo tras siglo pasaban, y dejaban al aldeano no debemos preguntarnos: ¿se hacía todo esto porla sal-
poco mejor tan sólo que el ganado de los campos. Las co- vación de aquellos adoradores, ó por la gloria de la gran-
municaciones y la locomoción, que tan poderosamente de y omnipotente autoridad de Roma?
tienden á ensanchar las ideas, no recibieron impulso; la Pero tal vez alguno puede decir que hay límites para
mayoría de los hombres morían sin haber salido de la ve- nuestros esfuerzos, cosas que ningún sistema político,
cindad en que habían nacido. Para ellos no había esperan- ningún poder humano, por buenas que sean sus intencio-
za de adelanto personal, ni de mejorar su suerte ó culti- nes, puede realizar: ¡no es posible sacar al hombre de la
var su espíritu; nada se hacía en general para evitar las barbarie, ni civilizar un continente en un día !
necesidades individuales, nada para precaver las hambres; El poder católico no puede, sin embargo, juzgarse por
las pestes no hallaron el menor contratiempo y sólo se tal norma, puesto que rechazaba con desprecio y rechaza
les oponían las farsas religiosas. Mala alimentación, ves- hoy día un origen humano y pretende ser sobrenatural.
tidos miserables, abrigo insuficiente, fueron bastante El soberano Pontífice es el Vicario de Dios en la tierra:
para producir su resultado, y al cabo de mil años no se infalible en sus juicios, tiene el poder de ejecutarlo todo
había duplicado la población de Europa, milagrosamente, si lo necesita. Ejerció una tiranía auto-
Si la política puede ser responsable, tanto por el nú- cràtica sobre la inteligencia de Europa por más de mil
mero de nacimientos que impide como por el número de años, y aunque en varias ocasiones encontró resistencia
muertes que ocasiona, ¡qué responsabilidad no hay en en algunos príncipes, en conjunto fué esto de tan poca
esto! importancia, que puede asegurarse tuvo á su disposición
En esta investigación de la influencia del catolicismo el poder físico y político del continente.
debemos separar cuidadosamente lo que hizo por el pue- Los hechos que se han presentado en este capítulo
fueron indudablemente bien examinados por ^ r e f o r -
madores protestantes del siglo x v i y los llevaron a la
conclusión de que el catolicismo había fracasado.en su
misión; qué había venido á ser un v a s t o sistema de false-
S s é imposturas, y que la restauración de verdadero
cristianismo, podría sólo v e n f i c a r s e v ^ u d o á la fe y
prácticas de los primitivos tiempos. No fue esta una sen CAPÍTULO XI
tencia rápidamente proferida; l a r g o tiempo había sido la
opinión de muchos hombres instruidos y religiosos. Los
piadosos fratricelli de la Edad Media expresaron en alta La ciencia en relación con la civilización
voz su creencia de que el fatal donativo de un emperador moderna.
romano había perdido la verdadera religión. No hizo falta
más que la voz de Lutero para atraer á los hombres de •í
Ejemplos de la influencia general de la ciencia, tomados de la historia
todo el Norte de Europa á la creencia de que el culto de de América.
la Virgen, la invocación de los santos, los milagros, las Introducción de la ciencia en Europa.—Se transmite, de los moros de Es-
paña á la Italia superior, y fué favorecida por la residencia de los Pa-
curaciones sobrenaturales de los enfermos la compra de pas en Aviñon.-Efectos de la imprenta , de las aventuras marítima s
indulgencias para pecar, y todas las demás malas practi- y de la Iíeforma.—Establecimiento de las Sociedades científicas ita-
lianas.
cas, lucrativas para sus fautores, que se habían mtrodu- Influjo intelectual de la cimcia.—Cambio que en el modo y dirección del
cido en el cristianismo, pero que no eran parte de el, pensamiento causa en Europa.—Las Memorias de la Keal Sociedad
de Londres y de otras Sociedades científicas suministran pruebas
debían concluir. El catolicismo, como sistema para pro- de ello.
curar el bienestar del hombre, ha fracasado claramente El influjo económico de la ciencia se prueba por los numerosos inventos
físicos y mecánicos hechos desde el siglo decimocuarto.—Su influen-
en justificar su supuesto origen; sus obras no han corres- cia en la salud y la vida doméstica y en las artes de la paz y la guerra.
pondido á sus g r a n d e s pretensiones; y tras «na opoi^um- Contestación á la pregunta: ¿qué ha hecho la ciencia por la h u m a -
nidad?
dad que ha durado más de mil años, ha dejado a los hom-
bres sometidos á sus influencias, tanto en lo relativo al
bienestar físico, como á la cultura intelectual, en un esta- La Europa en la época de la Reforma nos da un ejem-
do mucho más inferior del que debiera haber sido. plo del resultado de las influencias romanas en cuanto á
promover la civilización. La América, examinada del
mismo modo en la época actual, nos presenta un ejem-
plo de la influencia de la ciencia.
En el curso del siglo xvn, se establecieron los euro-
peos esparcidos por las costas occidentales del Atlántico.
Atraídos por la pesca del bacalao en Terra-Nova, tenían
los franceses una pequeña colonia al Norte del San Lo-
renzo ; los ingleses, los holandeses y los suecos ocupaban
la costa de Nueva Inglaterra y los estados del centro; al-
gunos hugonotes vivían en las Carolinas; los españoles
fueron á la Florida, atraídos por el rumor de que había
allí una fuente de eterna juventud. Detrás de la zona de
aldeas que habían edificado estos aventureros, había un
fueron indudablemente bien examinados por losjefoi-
madores protestantes del siglo xn, y los llevaron a la
conclusión de que el catolicismo había ^ a s a d o e n s u
misión; qué había venido á ser un v a s t o sistema de false-
S s é imposturas, y que la restauración de verdadero
cristianismo, podría sólo v e n f i c a r s e v ^ n d o á la fe y
prácticas de los primitivos tiempos. No fue esta una sen CAPÍTULO XI
tencia rápidamente proferida; l a r g o tiempo había sido la
opinión de muchos hombres instruidos y religiosos. Los
piadosos fratricelli de la Edad Media expresaron en alta La ciencia en relación con la civilización
voz su creencia de que el fatal donativo de un emperador moderna.
romano había perdido la verdadera religión. No hizo falta
•i
más que la voz de Lutero para atraer á los hombres de
Ejemplos de la influencia general de la ciencia, tomados de la historia
todo el Norte de Europa á la creencia de que el culto de de América.
la Virgen, la invocación de los santos, los milagros, las Introducción de la ciencia en Europa.—Se transmite, de los moros de Es-
paña á la Italia superior, y fué favorecida por la residencia de los Pa-
curaciones sobrenaturales de los enfermos la compra de pas en Aviñon.-Efectos de la imprenta, de las aventuras marítimas
indulgencias para pecar, y todas las demás malas practi- y de la Iíeforma.—Establecimiento de las Sociedades científicas ita-
lianas.
cas, lucrativas para sus fautores, que se habían mtrodu- Influjo intelectual de la ci&icia.—Cambio que en el modo y dirección del
cido en el cristianismo, pero que no eran parte de el, pensamiento causa en Europa.—Las Memorias de la Keal Sociedad
de Londres y de otras Sociedades científicas suministran pruebas
debían concluir. El catolicismo, como sistema para pro- de ello.
curar el bienestar del hombre, ha fracasado claramente El influjo económico de la ciencia se prueba por los numerosos inventos
físicos y mecánicos hechos desde el siglo decimocuarto.—Su influen-
en justificar su supuesto origen; sus obras no han corres- cia en la salud y la vida doméstica y en las artes de la paz y la guerra.
pondido á sus g r a n d e s pretensiones; y tras «na oporíuni- Contestación á la pregunta: ¿qué ha hecho la ciencia por la huma -
nidad?
dad que ha durado más de mil años, ha dejado a los hom-
bres sometidos á sus influencias, tanto en lo relativo al
bienestar físico, como á la cultura intelectual, en un esta- La Europa en la época de la Reforma nos da un ejem-
do mucho más inferior del que debiera haber sido. plo del resultado de las influencias romanas en cuanto á
promover la civilización. La América, examinada del
mismo modo en la época actual, nos presenta un ejem-
plo de la influencia de la ciencia.
En el curso del siglo XVII, se establecieron los euro-
peos esparcidos por las costas occidentales del Atlántico.
Atraídos por la pesca del bacalao en Terra-Nova, tenían
los franceses una pequeña colonia al Norte del San Lo-
renzo ; los ingleses, los holandeses y los suecos ocupaban
la costa de Nueva Inglaterra y los estados del centro; al-
gunos hugonotes vivían en las Carolinas; los españoles
fueron á la Florida, atraídos por el rumor de que había
allí una fuente de eterna juventud. Detrás de la zona de
aldeas que habían edificado estos aventureros, había un
vasto y desconocido país habitado por indios errantes, ellos cruza el continente, reuniendo el Atlántico y el Pa-
cuyo número desde el golfo de Méjico hasta el San Lo- cífico.
renzo , no excedía de ciento ochenta mil. Por ellos, ha- Pero no son sólo estos resultados materiales los dignos
bían sabido los europeos que en aquellas regiones solita- de mencionarse; otros de interés moral y social nos obli-
rias había mares de agua dulce y un gran río que llama- gan á fijar nuestra atención. Cuatro millones de negros
ban el Mississipí; algunos decían que corría por la Virgi- esclavos han sido emancipados, y si la legislación se in-
nia al Atlántico, otros que por la Florida, aquéllos que clinaba hacia algún partido, era al partido del pobre; su
desembocaba en el Pacífico, éstos que en el golfo de Mé- intento era sacarlo de la pobreza y mejorar su suerte;
jico. Separados estos emigrados de la madre patria por una carrera se abría al talento, y esto sin restricción al-
ei tempestuoso Atlántico, en cuya travesía se empleaban guna : todo era posible para la inteligencia y la aplica-
varios meses, parecían perdidos para el mundo. ción; muchos de los oficios públicos más importantes es-
Pero antes de concluir el siglo xix, los descendientes taban ocupados por hombres que habían salido de las cla-
de aquel débil pueblo han llegado á ser uno de los mayo- ses más humildes de la sociedad. Si no había igualdad
res poderes de la tierra. Establecieron una república, social, como tiene que suceder en todo país rico y prós-
cuyo dominio se extendía del Atlántico al Pacífico; con pero , había igualdad civil, rigurosamente mantenida.
un ejército de más de un millón de hombres, 110 en el Puede decirse tal vez que mucha parte de esta prospe-
papel, sino en el campo, han derrotado á un enemigo ridad material nace de condiciones especiales, como nun-
doméstico; han tenido en el mar una escuadra de cerca ca se han presentado antes á ningún otro pueblo. Había
de setecientos barcos, con cinco mil cañones, algunos de un vasto y abierto teatro de acción, un continente ente-
ellos los más pesados del mundo. Las toneladas de estos ro, dispuesto para el que quisiera tomar posesión de él;
buques subían á medio millón. En defensa de su vida na- nada más que valor y actividad se necesitaba para apo-
cional han gastado en menos de cinco años algo más de derarse de la naturaleza y coger los abundantes tesoros
cuatro mil millones de duros. El censo tomado periódi- con que brindaba.
camente demostró que la población se duplicaba cada Pero ¿ no deben estar animados de un gran principio
veinticinco años, lo que justifica la esperanza de que al los hombres que sucesivamente transforman las primiti-
fin de este siglo contará cerca de cien millones de almas. vas soledades en centros de civilización, que no desma-
Un continente silencioso se había transformado en una yan ante las sombrías florestas, ó los ríos, ó las monta-
escena de industria, que ensordecía el aire con el ruido ñas , ó los temibles desiertos, que siguen adelante su con-
de la maquinaria y la actividad de los hombres. Donde quista por un continente en el transcurso de un siglo y
había un bosque virgen, hubo cientos de ciudades y pue- llegan á dominarlo? Pongamos en contraste los resulta-
blos. El comercio encontró alimento con el algodón, el tados de la invasión de Méjico y el Perú por los españo-
tabaco y los productos alimenticios; las minas contenían les, quienes derribaron una asombrosa civilización, en
inmensas cantidades de oro, hierro y carbón; iglesias sin muchos conceptos superior á la suya, civilización que se
cuento, colegios y escuelas públicas atestiguaban que una había efectuado sin hierro ni pólvora, civilización basa-
influencia moral vivificaba esta actividad material; la lo- da en una agricultura sin caballos, ni bueyes, ni arados.
comoción ocupaba un lugar preferente; sus ferrocarriles Los españoles tenían una amplia base de donde partir y
excedían en longitud á todos los de Europa reunidos. ningún obstáculo en su progreso; arruinaron todo cuan-
En 1873, los ferrocarriles de Europa tenían una longi- to habían creado los hijos aborígenes de América; milla-
tud de sesenta y tres mil trescientas sesenta millas; y los res de estos infortunados fueron destrozados por su cruel-
de América setenta mil seiscientas cincuenta. Uno de dad, y naciones que por muchos siglos habían vivido en
INTRODUCCIÓN DE LA CIENCIA ÁRAB E 245
244 PUGNA ENTRE FRANCIA Y E L PAPADO

el contento y la prosperidad, bajo instituciones que su Anagni, tratándolo con tanta dureza, que murió en po-
historia demuestra que les eran apropiadas, fueron en- cos días; su sucesor, el pontífice Benedicto X I , fué en-
tregadas á la anarquía; el pueblo cayó en una vergonzo- venenado.
sa superstición, y una gran parte de sus tierras y propie- El rey de Francia estaba decidido á que el papado se
dades vino á ser patrimonio de la Iglesia romana. purificase y se reformara; á que no fuera por más tiempo
propiedad de unas cuantas familias italianas 'que diestra-
He escogido los ejemplos anteriores sacados de la his-
mente cambiaban por dinero la credulidad de Europa, y
toria de América, con preferencia á otros muchos que
á que predominase la influencia francesa. Vino, por lo
hubiera podido tomar de la de Europa, porque suminis-
tanto, á un arreglo con los cardenales; un arzobispo
tran una prueba del poder del principio activo sin estar
francés fué elevado al pontificado y tomó el nombre de
perjudicado por condiciones extrañas. Los progresos po-
Clemente V. La corte papal fué trasladada á Aviñón, en
líticos europeos son más complejos que los americanos.
Francia, y Roma fué abandonada como metrópoli de la
Antes de considerar su manera de obrar y sus resulta-
cristiandad.
dos, relataré brevemente cómo se introdujo en Europa el
principio científico. Setenta años transcurrieron antes que el papado volvie-
se á la Ciudad Eterna (año 1376). La diminución de su
influencia en la Península, por esta causa, dió ocasión
al memorable movimiento intelectual que pronto se ma-
I n t r o c i n c c i ó 11 d . e l a c i e n c i a e n E u r o p a .
nifestó en las grandes ciudades comerciales de la Italia
superior; hubo también al mismo tiempo otros sucesos
propicios. El éxito de las Cruzadas había quebrantado la
fe de toda la Cristiandad. En una época en que la prue-
No sólo habían llevado las Cruzadas por muchos años
ba por las ordalias del combate se aceptaba universal-
vastas sumas á Roma, arrancadas al temor ó á la piedad
mente, habían concluido aquellas guerras dejando la
de las naciones cristianas: también habían aumentado el
Tierra Santa en poder de los sarracenos; los muchos mi-
poder papal hasta un extremo peligroso. En el gobierno
les de guerreros cristianos que habían vuelto de ellas, no
dualista que prevalecía en toda Europa, había correspon-
vacilaban en declarar que habían encontrado á sus anta-
dido la supremacía al espiritual, siendo el temporal poco
gonistas, no como los había pintado la Iglesia, sino va-
más que su servidor.
lientes, corteses y justos. Por las alegres ciudades del
De todas partes y bajo toda clase de pretextos, nos de Sur de Francia se desarrolló el gusto á la literatura ro-
oro corrían rápidamente hacia Italia; los príncipes tem- mántica; los errantes trovadores cantaban sus composi-
porales observaron que tan sólo les habían dejado escasos ciones , que no eran sólo de amores y guerras; con fre-
y pobres recursos. Felipe el Hermoso, rey de Francia cuencia sus trovas referían las atrocidades que se habían
(año 1300), determinó, no sólo evitar esta sangría en perpetrado por la autoridad papal, las matanzas religio-
sus dominios, prohibiendo la exportación de oro y plata sas del Languedoc y los ilícitos amores de los clérigos.
sin su licencia, sino que también acordó que los predios De los moros de España habían venido las ideas caballe-
eclesiásticos y del clero le pagasen tributo; lo que pro- rescas de la gentileza y el valor, y con ellas el noble sen-
dujo una violenta contienda con el Papa. El Rey fué ex- timiento del «honor personal», destinado en el transcurso
comulgado , y en represalias, éste acusó al papa Bonifa- del tiempo á dar sus leyes á Europa.
cio VIII de ateísmo, pidiendo que fuese juzgado por un
concilio general. Envió á Italia algunas personas de con- La vuelta del Pontífice á Roma distó mucho de resta-
fianza , que se apoderaron de Bonifacio en su palacio de blecer su influencia en la Península italiana. Más de dos

ii
generaciones habían pasado desde su partida , y aunque fluencia del púlpito ha llegado á ser insignificante y ha
hubiera vuelto con su fuerza original , no habría podido sido suplantada completamente por los periódicos.
resistir los progresos intelectuales verificados durante su Sin embargo, no cedió el catolicismo, sin luchar, sus
ausencia. El papado volvió, sin embargo, no para domi- antiguas ventajas; tan pronto como se percibió la tenden-
nar, sino para ser dividido y hallarse con el gran cisma. cia inevitable del nuevo arte, una cortapisa bajo forma de
De 'sus disensiones, salieron dos papas rivales; luego, censura fué establecida; era necesario para imprimir un
tres- todos pretendían imponerse, todos maldecían a sus libro obtener licencia, lo cual exigía que el libro fuese leí-
antagonistas. Pronto se desarrolló un sentimiento de in- do , examinado y aprobado por el clero, que extendía un
dignación en toda Europa y un deseo dS que concluyeran certificado de qué la obra era ortodoxa. Una bula de ex-
escenas tan vergonzosas. ¿Cómo podía el dogma del vi- comunión se publicó en 1501 por Aléjandro VI contra los
cario de Dios en la tierra, el dogma de un Papa infalible, impresores que diesen á luz doctrinas perniciosas. En
ser sustentado en presencia de tales escándalos? Aquí 1515, el concilio lateranense mandó que no se impri-
está la razón que tuvieron los eclesiásticos ilustrados de mieran libros que no hubiesen sido inspeccionados por
aquellos tiempos (y que para desgracia de Europa no se los censores eclesiásticos, bajo pena de excomunión y
llevó á cabo) para pedir que un concilio general fuese el multa; advirtiéndose á los censores «que tomasen el ma-
parlamento religioso permanente de todo el continente, yor cuidado en que no se imprimiese nada contrario á la
con el Papa como su primer jefe ejecutivo. fe ortodoxa». Se tenía miedo á la discusión religiosa y
Si este intento se hubiese llevado á efecto, no existiría aterraba la idea de que apareciese la verdad.
hoy conflicto entre la ciencia y la religión; se habrían Pero esta lucha insensata del poder de la ignorancia no
evitado las convulsiones de la Reforma y no hubieran naci- tuvo éxito; la comunicación intelectual entre los hombres
do las luchas de las sectas protestantes. Pero los con- estaba asegurada. Culminó en los modernos periódicos,
cilios de Constanza y Basilea fracasaron en quebrantar que diariamente dan noticias de todas las partes del mun-
el yugo italiano, fracasaron en conseguir este noble re- do y la lectura vino á ser una ocupación común. En la
sultado. antigua sociedad, muy pocas personas, comparativamente,
El catolicismo se debilitaba de esta suerte, y a medida poseían este arte; la sociedad moderna debe á este cam-
que se sacudía el manto de plomo que cubría al mundo, bio su carácter más notable.
se desarrollaba la inteligencia del hombre. Los sarrace- _ Tal fué el resultado de importar en Europa la fabrica-
nos habían inventado el método de hacer papel de trapos ción del papel y la imprenta; del mismo modo, la intro-
de hilo y algodón; los venecianos habían importado de ducción de la aguja de marear fué seguida de imponentes
China á Europa el arte de imprimir. La primera de es- efectos morales y materiales: fueron éstos el descubri-
tas invenciones era esencial á la segunda; desde este mo- miento de América, á consecuencia de rivalidades entre
mento y sin que fuera posible oponerse, hubo comunica- venecianos y genoveses por el comercio de la India; la
ción intelectual entre todos los hombres. vuelta al Africa por Gama y la circumnavegación de la
La invención de la imprenta fué un rudo golpe para el tierra por Magallanes. Respecto de esta última, la más
catolicismo, que había gozado previamente de la inapre- grande de todas las empresas humanas, debe recordarse
ciable ventaja del monopolio de la comunicación. Desde que el catolicismo había adoptado irrevocablemente la
su solio central, podían diseminarse órdenes á todos los doctrina del dogma de la tierra plana, con un firmamen-
rangos eclesiásticos, fulminándose luego desde el pulpito; to como piso del cielo y un infierno bajo el mundo. Al-
este monopolio y el asombroso poder que confería fué gunos padres cuya autoridad era inatacable, como hemos
destruido por la prensa; en los tiempos modernos la in- dicho ya antes, habían presentado argumentos filosóficos
LA REFORMA 249
248 EFECTO DE LAS EXPEDICIONES MARÍTIMAS
había sido una masa inerte, enseñar el individualismo,
y religiosos contra la teoría globular de la tierra. La con- era ponerla en conflicto con las influencias que la habían
troversia fué cortada súbitamente y la Iglesia sorprendi- oprimido. Durante los siglos xiv y xv, luchas sin des-
da en un yerro. canso demostraron lo que iba á suceder. En los princi-
La corrección de este error geográfico no fué la única pios del xvi (1517) se libró la batalla. El individualismo
consecuencia importante que se obtuvo de los tres gran- se personificó en un testarudo monje alemán, y por lo
des viajes. El espíritu de Colón, de Gama y Magallanes tanto, quizás necesariamente, adoptó una forma teoló-
se difundió entre todos los hombres emprendedores de la gica. Hubo algunas escaramuzas preliminares sobre in-
Europa occidental. La sociedad había vivido hasta aquí dulgencias y otras materias de menor importancia; pero
bajo el dogma de «lealtad al rey, obediencia á la Iglesia»; muy pronto la verdadera causa de la disputa se hizo cla-
había vivido, pues, para los otros y no para sí misma; el ramente visible. Martín Lutero rehusó creer del modo
efecto político de ese dogma había culminado en las cru- que se le había mandado por sus superiores eclesiásticos
zadas; millares sin cuento habían perecido en guerras de Roma que lo hiciera, y afirmó que tenía el derecho
que no les proporcionaban ninguna recompensa y cuyo inalienable de interpretar la Biblia por sí solo._ _
resultado había sido una completa derrota. La experien-
A primera vista no percibió Roma en Martin Lutero
cia había revelado el hecho de que los únicos que gana-
sino un monje vulgar, insubordinado, pendenciero; si la
ban eran los pontífices, los cardenales y otros eclesiásti-
Inquisición hubiera podido echarle el guante, pronto hu-
cos de Roma, y los armadores de Venecia. Pero cuando
biese dado fin al asunto; pero al propagarse el conflicto,
se supo que las riquezas de Méjico, el Perú y las Indias
se descubrió que Martín no estaba solo; muchos miles
podían alcanzarse por todo el que tuviera valor é intre-
de hombres, tan resueltos como él, vinieron en su ayuda,
pidez , los móviles que habían animado á las activas po-
y mientras él combatía con los libros y la pluma, los otros
blaciones de Europa cambiaron repentinamente. Las his-
fortalecían sus proposiciones con la espada.
torias de Cortés y de Pizarro encontraron lectores entu-
siastas en todas partes, y las aventuras marítimas susti- Los ultrajes que se prodigaron á Lutero fueron tan
tuyeron al entusiasmo religioso. crueles como ridículos. Se declaró que su padre no era el
marido de su madre, sino un incubo prolífico que había
Si tratamos de aislar el principio que hay en el fondo seducido á ésta; que después de diez años de lucha con
del maravilloso cambio social que tuvo lugar entonces, su conciencia, se había vuelto ateo; que negaba la inmor-
podemos reconocerlo con gran facilidad: hasta aquí todo talidad del alma; que había compuesto himnos en honor
hombre había dedicado sus servicios á su superior feudal de la embriaguez, vicio que le dominaba; que blasfemaba
ó eclesiástico; y ahora había resuelto apropiarse el fruto de las Sagradas Escrituras y particularmente de Moisés;
de su trabajo, él mismo. El individualismo iba hacién- que no creía una sola palabra de cuanto predicaba; que
dose predominante y la lealtad iba descendiendo á senti- llamaba á la epístola de Santiago una cosa de paja, y
miento ; ahora veremos qué ocurría respecto á la Iglesia. sobre todo, que la Reforma no era su obra, sino que se
El individualismo descansa en el principio de que el debía en realidad á cierta posición astrológica de las es-
hombre debe ser dueño de sí mismo, tener libertad para trellas; era un dicho vulgar entre los eclesiásticos roma-
formular sus opiniones é independencia para llevar á nos que Erasmo había puesto el huevo de la Reforma y
cabo sus resoluciones. Está, por lo tanto, siempre en que Lutero lo había empollado.
lucha con sus semejantes y su vida es la exhibición de su Roma cometió al principio el error de creer que aque-
energía. llo no era más que una sublevación casual, y no conoció
Apartar de la vida de Europa el estancamiento de tan- que era en efecto la culminación de un movimiento m-
tos siglos, vivificar súbitamente lo que hasta entonces
to. La tolerancia, excepto cuando se impone por el te-
terno que durante dos siglos había ido labrando en Eu-
rror, puede tan solo venir de los que son capaces de .com-
ropa y engrosando en fuerzas por momentos ; solo la
prender y respetar otras opiniones que las suyas; por lo
existencia de tres papas y tres obediencias, hubieran for-
tanto, solo puede venir de la filosofía. La historia nos
zado ya á los hombres á pensar, á deliberar y a fallar por
enseña con demasiada elocuencia, que el fanatismo es
sí mismos. Los concilios de Constanza y Basilea les en-
estimulado por la religión y neutralizado ó extirpado pol-
señaron que había un poder más alto que el délos papas.
la filosofía.
Las largas y sangrientas guerras que siguieron fueron
El verdadero objeto de la Reforma era desterrar del
terminadas por la paz de Westfalia; y entonces se vió
catolicismo las ideas y el rito pagano que le habían im-
que la Europa central y septentrional se habían libertado
puesto Constantino y sus sucesores en su tentativa de
de la tiranía intelectual de Roma, que el individualismo
reconciliarlo con el imperio romano. Los protestantes
había conseguido su designio y establecido el derecho
deseaban volverle á su primitiva pureza: y de aquí que,
que todo hombre tiene de pensar por sí propio.
mientras restablecían las antiguas doctrinas, desterraron
Pero era imposible que, establecido este derecho del las prácticas de la adoración de la Virgen María y la in-
libre examen, se limitase á rechazar el catolicismo. Al vocación de los santos. La Virgen, según nos aseguran
principio del movimiento, algunos de sus hombres más los evangelistas, había aceptado los deberes de la vida
distinguidos, como Erasmo, que se contaba entre sus matrimonial y dió á su marido varios hijos; en la idola-
primeros promovedores, lo abandonaron. Se apercibieron tría dominante había dejado de ser considerada como la
de que muchos de los reformadores sentían por la ins- mujer del carpintero, alcanzando el puesto de rema del
trucción profundo desdén, y les atemorizó la idea de cielo y de madre de Dios.
caer bajo el dominio de los caprichos devotos. Habiendo
La ciencia de los árabes siguió la ruta mvasora de su
fundado así su existencia él partido protestante, por di-
literatura, que había penetrado en la cristiandad por dos
sentimiento y separación, debió á su vez someterse á
vías: el Mediodía de Francia y la Sicilia. Favorecida por
la acción de los mismos principios: era inevitable una
el destierro de los papas á Aviñón y por el Gran Cisma,
descomposición de muchas de las sectas subordinadas,
hizo buen camino en la Italia superior. La filosofía induc-
y éstas, que ya nada tenían que temer de su gran ad-
tiva ó aristotélica, vertida del sarraceno por Averroes,
versario italiano, empezaron á atacarse unas á otras.
hizo mushos adeptos secretos y no pocos amigos públicos;
Como en los diversos países, ya una secta, ya otra, al-
halló muchos espíritus dispuestos á recibirla y en aptitud
canzaron el poder, se mancharon por las crueldades que
de apreciarla. Entre éstos se hallaba Leonardo de Vmci,
ejercieron en sus contrarios. Las represalias mortales
que proclamó el principio fundamental de que el experi-
que siguieron, cuando, por las vicisitudes del tiempo, el
mento y la observación son los únicos fundamentos del
partido oprimido vino á ser opresor, convencieron á
raciocinio científico; que el experimento es el solo intér-
sus contendientes de que debían conceder á sus compe-
prete veraz de la naturaleza y esencial para la averigua-
tidores lo que pedían para ellos mismos, y así por sus di-
ción de sus leyes. Demostró que la acción de dos fuerzas
sensiones y crímenes, se obtuvo el gran principio de la
perpendiculares sobre un punto es igual á la diagonal de
tolerancia. Pero la tolerancia es solo un estado interme-
un rectángulo cuyos lados representan aquéllas; pasar de
dio; y á medida que la descomposición intelectual del pro-
esto á la proposición de las fuerzas oblicuas era muy fácil;
testantismo avance, este estado transitorio conducirá á
esta proposición fué vuelta á descubrir por Stevm un si-
una condición más noble y elevada, esperanza de la filo-
glo más tarde y aplicada por él á la explicación de las
sofía en todas las edades pasadas del mundo: á un es-
fuerzas mecánicas. Vinci presentó una exposición clara
tado social en que haya completa libertad de pensamien-
Gran Duque. Contaba entre sus socios á muchos hom-
bres eminentes, como Torricelli y Castelli; las condicio-
nes que se exigían para ser admitido en ella eran abjurar
toda fe y dedicarse á la investigación de la verdad. Estas
sociedades sacaron á los amantes de la ciencia del aisla-
miento en que hasta entonces habían vivido, y promo-
algunos^ problemas fisiológicos y e n t r e ^ ó alguna de l s viendo su comunicación y relaciones, fortificaron la ener-
grandes conclusiones de la geología moderna como la gía y actividad de todos ellos.
naturaleza de los restos fósiles y la elevación de los con
ü n e n t e s Explicó el fenómeno de la luz cenicienta; con
S S o s a variedad de genio, descolló como escultor, ar- I n f l u j o i n t e l e c t u a l ele l a c i e n c i a .

quitèctTé ingeniero ; estaba J J ^ f ^


astronomía, la anatomía y la química de su t empo,e n Volviendo ahora de esta digresión, de este b*osquejo
pintura, fué rival de Miguel Angel y e n ^ ^ j o n histórico de las circunstancias bajo las cuales fué intro-
él se le consideró como su superior. Su U l ü i m L e m ^ n ducida la ciencia en Europa, paso á considerar su mane-
ra de-obrar y sus resultados.
E l influjo de la ciencia en la civilización moderna se
ha manifestado de dos modos: l. p , intelectualmente; 2.°,
económicamente. Bajo estos títulos podemos considerarla
con provecho.
Intelectualmente, derribó la autoridad de la tradición,
multiplicación y aumento de las rehusó aceptar, á menos de venir acompañada de prue-
F.ran éstas imitación de las moriscas que habían exis bas, la decisión de ningún maestro, por honorable ó
ti do antes en Córdoba y Granada. Como monumento eminente que fuera su nombre. Las condiciones para la
" e l paso por donde ha admisión en la Academia italiana del Cimento y el mote
civilizadora, existe todavía la Academia de Tolosa fun adoptado por la Eeal Sociedad de Londres, prueban la
dada en 1345. Representaba, sin e m b a í « 1la h eiatma actitud que tomó en este punto.
gaya del Sur de Francia y era conocida bajo el titulo ca Rechazó las pruebas sobrenaturales y milagrosas en
prióhoso de Academia de Jusgos florales. L a p n m e r a - las discusiones físicas. Abandonó las señales divinas de
ciedad para promover el estudio de la «encía fue 1La Acá- los judíos de los antiguos tiempos, y negó que pudiera
demia Secretorum Nature9, f u n d a d a e n Nápole por Bau^ demostrarse un hecho por ningún medio ajeno al asunto,
tista Porta, y disuelta, como cuenta T i r a b o chi por las rompiendo así con la lógica que había prevalecido por
autoridades eclesiásticas. La Lmceana f u e f u n d a d a por ei muchos siglos.
príncipe Federico Cesi en Boma y su d i v i s a c a r a m nte E n investigaciones físicas, era su modo de proceder
indica su objeto: un lince, con los ojos vueltos al cielo apreciar el valor de cualquier hipótesis propuesta, eje-
desgarra con sus uñas un cerbero de res c a b e z a . La cutando cálculos en cada caso especial, sobre la base ó
Academia del Cimento, establecida en Florencia en1W7, principio de aquella hipótesis, y luego, practicando al-
celebraba sus sesiones en el palacio ducal. Diuo d e gún experimento ó verificando alguna observación, ave-
años, siendo suprimida á instancias del gobierno papal, riguar si su resultado concordaba con el del cálculo, y si
y nombrado cardenal, en compensación, el hermano del • no, se rechazaba la hipótesis.
Podemos ahora presentar dos ó tres ejemplos de este cantidad de cualquier metal y luego el óxido producido
por él, se demostraba que el último era más pesado, y
modo de proceder. , en consecuencia, la falsedad de la teoría del flogisto. Más
Sospechando Newton que la influencia de la atracción adelante, continuando las investigaciones, se pudo de-
terrestre, la gravedad, pudiera llegar hasta la Luna, y mostrar que los óxidos ó cales, como se solían llamar, se
ser la fuerza que la obliga á girar en su órbita alrededor hacían más pesados combinándose con uno de los ingre-
de la Tierra, calculó que, por su movimiento en su ór- dientes del aire.
bita, era desviada de la tangente, trece pies cada minuto;
Se atribuye generalmente á Lavoisier este experimen-
pero averiguando el espacio que recorren en un minuto
to capital; pero el hecho de que el peso de un metal au-
los cuerpos que caen en la superficie de la Tierra, y su-
menta por la calcinación, era conocido de los primeros
poniéndolo disminuido en razón inversa de los cuadra-
experimentadores de Europa, y desde luego de los quími-
dos, resultaba que la atracción en la órbita lunar hubiera
cos árabes. Lavoisier, sin embargo, fué el primero en re-
sido para un cuerpo colocado en ella, de quince piés por
conocer su gran importancia, y en sus manos produjo
minuto; por lo tanto, consideró su hipótesis como insos-
una revolución en la química.
tenible por aquel entonces. Pero ocurrió que Picard poco
después llevó á cabo con más exactitud una nueva me- El abandono de la teoría del flogisto es una prueba de
dición de un grado; esto cambió el tamaño calculado de la prontitud con que se derriban las hipótesis científicas
la Tierra, y la distancia de la Luna que estaba medida cuando les falta concordancia con los hechos; la autori-
en semidiámetros terrestres. Newton reanudó de nuevo dad y la tradición pasan desatendidas y todo se establece
sus cálculos, y, como ya hemos relatado en páginas an- haciendo un llamamiento á la naturaleza; se sabe que las
teriores, cuando iba llegando al fin, previendo que la contestaciones que ésta da á las interrogaciones prácticas
concordancia era muy posible, fué tal su agitación, que son siempre verdaderas.
se vió obligado á pedir á un amigo que los concluyera. Comparando ahora los principios filosóficos sobre que
La hipótesis era fundada. funciona la ciencia, con los principios sobre que descansa
Un segundo ejemplo ilustrará suficientemente el mé- la Iglesia, vemos que mientras la primera repudia la tra-
todo que estamos considerando. Lo encontramos en la dición , es ésta el principal apoyo de la última; mientras
teoría química del flogisto. Stahl, autor de ella, asegu- la primera insiste en la conformidad del cálculo y la ob-
raba que hay un principio inflamable, al que daba el nom- servación ó la correspondencia entre el raciocinio y el
bre de flogisto, que tenía la propiedad de unirse á los hecho, la última se inclina á los misterios; mientras la
cuerpos; así pues, cuando lo que llamamos ahora un primera rechaza sumariamente sus propias teorías si ve
óxido metálico estaba unido á él, se producía un metal; que no pueden coordinarse con la naturaleza, la última
y si se le separaba el flogisto volvía el metal á su ante- encuentra mérito en una fe que ciegamente acepta lo in-
rior condición térrea ú oxidada. Por este principio, pues, explicable, en una contemplación satisfactoria «de las
los metales eran cuerpos compuestos, tierras combinadas cosas superiores á la razón». Su antagonismo creció cada
con flogisto. día más; por parte de la una, había un sentimiento de
Pero durante el siglo xvin se introdujo la balanza co- desdén; por el de la otra, de odio. Los testigos imparcia-
mo instrumento en las investigaciones químicas; ahora les percibían que por todos lados iba la ciencia minando
bien, si la hipótesis del flogisto era verdadera, sucedería á la Iglesia.
que un metal sería más pesado, y su óxido más ligero, Las matemáticas habían venido á ser el gran instru-
puesto que el primero contenía alguna cosa, el flogisto, mento de investigación y de razonamiento científico. En
que se le había agregado al último. Pero pesando una cierto modo, puede decirse que reduce las operaciones
del espíritu á un proceso mecánico, p u e s sus símbolos á fué trasmitido á Italia hacia principios del siglo x m , y
veces evitan el trabajo de pensar. El hábito de a exacti- atrajo tan poca atención que casi pasaron trescientos
tudmental que estimularon se extendió á todos los ramos años antes de que apareciese ninguna obra europea so-
del pensamiento, produciendo una revolución m elec ual bre el asunto. E n 1496 Paccioli publicó su libro titulado
no era posible por más tiempo satisfacerse la prueba Arte Maggiore ó Alghebra. En 1501 Cardano de Milán dió
milagrosa ni con la lógica que se había a c e p t a d o en la un método para las soluciones de las ecuaciones cúbi-
Edad Media, y no sólo influyó este hábito en la manera cas; otras mejoras fueron añadidas por Scipión Ferreo
de pensar, sino que cambió la dirección del pensamien- en 1508, por Tartalea y por Vieta. Los alemanes se apo-
t o ; podemos convencernos de esta verdad comparando deraron entonces del asunto, y debe notarse que en aquel
los asuntos discutidos en las memorias de las distintas tiempo la numeración se hallaba en un estado imper-
sociedades científicas, con las elucubraciones que habían fecto.
o c u p a d o l a a t e n c i ó n d e l a E d a d M e d i a . La geometría de Descartes, publicada en 1637, con-
Pero el uso de las matemáticas no estaba imitado a la tiene la aplicación del álgebra á la definición é investi-
comprobación de las teorías; como se lia indicado antes, gación de las líneas curvas, y constituye época en la his-
suministró también medios de predecir lo que hasta en- toria de las ciencias matemáticas. Dos años antes había
tonces había pasado desatendido, contraponiéndose asi a aparecido la obra de Cavalieri sobre los indivisibles ; este
las profecías eclesiásticas. El descubrimiento de Neptuno método fué mejorado por Torricelli y otros. Ya estaba el
es un ejemplo de esta clase que nos presta a astrono- camino abierto para el desarrollo del cálculo infinitesi-
mía, y el de la refracción cónica nos lo facilita la teoría mal , del método de las fluxiones de Newton y del cálcu-
lo diferencial é integral de Leibnitz. Aunque en su poder
óptica de las ondulaciones. , , , ,
muchos años antes, nada publicó Newton sobre las flu-
Pero mientras este gran instrumento conducía á tan
xiones hasta 1704 : la notación imperfecta que empleó,
maravilloso desarrollo de la ciencia natural, sufría el
hizo que se retardase mucho la aplicación de su método.
mismo mejoras importantes. Hagamos observar en pocas
Mientras tanto, en el continente, gracias á la brillante
líneas sus progresos. , . , , solución de algunos de los más elevados problemas verifi-
El mermen del álgebra puede descubrirse en las obras cada por los Bernouillis, era aceptado universalmente el
de Diofanto de Alejandría, que se supone vivió en el si- cálculo de Leibnitz, perfeccionándolo muchos matemáti-
glo II de nuestra era. E n aquella escuela egipcia había cos. Un desarrollo extraordinario de la ciencia tuyo lugar
obtenido Euclides, primeramente, las grandes verdades entonces y continuó todo el siglo. Al teorema del binomio,
geométricas, ordenándolas luego lógicamente. Arqunne- prèviamente descubierto por Newton, agregó Taylor en su
des en Siracusa había intentado la resolución de mas Método de incrementos el célebre teorema que lleva su nom-
grandes problemas, por el método de exhaución. Tal era bre, en 1715. E l cálculo de las diferencias parciales fué
la tendencia de las cosas, que si hubiese seguido el pa- introducido por Euler en 1734, extendido por D'Alembert
trocinio de la ciencia se habría inventado el álgebra in- y seguido del de variaciones por Euler y Lagrange, y del
evitablemente. método de las funciones derivativas por Lagrange, en 1772.
A los árabes debemos nuestro saber de los rudimentos Pero no era solamente en Italia, Alemania, Inglaterra
del álgebra y el nombre que lleva esta rama de las cien- y Francia donde se verificaba este gran movimtento en
cias matemáticas; habían agregado cuidadosamente á los las matemáticas; Escocia, con el gran invento de los lo-
restos de la escuela alejandrina los progresos obtenidos garitmos por Napier de Merchiston, había agregado un
en la India, comunicando al asunto cierta forma y con- nuevo diamante á la diadema intelectual que ceñía su
sistencia. El conocimiento del álgebra tal cual lo poseían,
sentimiento vinculado en el catolicismo. Cuando se fun-
frente. Es imposible formarse idea adecuada de la impor-
dó la Real Sociedad de Londres se dirigió contra ella el
tancia de este invento incomparable. Los físicos y astró-
odio teológico con tal saña, que sin duda hubiese sido ex-
nomos modernos estarán muy conformes con la exclama-
tinguido, si el rey Carlos I I no le hubiera prestado su
ción de Briggs, profesor de matematicas del colegio de
franco y leal apoyo. Se la acusaba de intentar «destrun-
Gresbam: «¡Jamás vi un libro que más me agradase m
la religión establecida, ofender las universidades y derri-
que me causara más asombro ! » No sin razón el inmortal bar el antiguo y sólido saber».
Keplero consideraba á Napier « como el mas grande hom-
bre de su siglo en la ciencia á que se había consagrado » Sólo tenemos que recorrerlas páginas deSus Memorias,
Napier murió en 1617 ; no es exagerado decir que este in- para comprender cuánto ha hecho esta Sociedad por los
vento, simplificando los trabajos, duplica la vida del as- progresos de la humanidad. Fué organizada en 1662, y
se ha interesado en todo el gran movimiento científico y
tl0 en todos los descubrimientos que se lian hecho desde en-
pero°debo detenerme aquí; debo recordar que no es
tonces. Publicó los Principios de Newton; promovió el
ahora mi objeto hacer la historia de las matematica , sino
viaje de Halley, primera expedición científica emprendi-
considerar lo que la ciencia ha hecho por el adelanto de
da por un gobierno; hizo experimentos sobre la transfu-
la civilización del mundo ; y en seguida se presenta la pre-
sión de la sangre, y aceptó el descubrimiento de Haryey
gunta: ¿Cómo es que la Iglesia no ha producido un geó-
de la circulación. E l estímulo que dió á la inoculación
metra en su autocràtico reinado de mil doscientos anos?
hizo que la reina Carolina cediese seis condenados á muer-
Respecto á las matemáticas puras puede hacerse esta te para ensayarla, y que luego prestase para la operación
observación: su cultivo no exige medios que no se hallen sus propios hijos. Debido á su protección realizó Brad-
al alcance de muchos individuos; la astronomía necesita ley sus grandes descubrimientos de la aberración de las
su observatorio, la química su laboratorio, pero las mate- estrellas y de la nutación del eje de la Tierra; á estos dos
máticas sólo piden disposición personal y algunos libros; •descubrimientos, dice Delambre, debemos la exactitud de
no requiere grandes gastos ni el auxilio de ayudantes. la astronomía moderna. Promovió la perfección del ter-
Pudiera creerse que nada podría ser más á propósito, mómetro, medida de la temperatura, y del reloj de Ha-
nada más delicioso, aun para el retiro de la vida monás- rrison, el cronómetro, medida del tiempo. Por ella se in-
tica. ,. _ , , trodujo el calendario Gregoriano en Inglaterra en 1752,
¿Responderemos con Eusebio: «Por el desprecio con contra una violenta oposición religiosa. Algunos de sus
que miramos esos inútiles trabajos, no nos ocupamos de miembros fueron perseguidos por las calles por una plebe
ellos; volvemos nuestras almas al ejercicio de cosas mejo- ignorante y furiosa, que creía que le habían robado once
res».? ¡Cosas mejores! ¿Qué puede ser mejor que la ver- días de su vida, y fué necesario ocultar el nombre del pa-
dad absoluta? ? Son mejores los misterios, los milagros y dre Walmesley, jesuíta instruido, que había mostrado
las imposturas? ¡ Estas eran las que había sembradas en gran interés en el asunto; ¡ se dijo que Bradley, que mu-
la senda ! . rió durante el tumulto, había sufrido el castigo que el cie-
La autoridad eclesiástica había reconocido desde el lo le había impuesto por su crimen!
principio de la invasión científica que las ideas que ésta Si intentara hacer justicia á los méritos de esta gran
iba diseminando eran absolutamente inconciliables con sociedad, tendría que dedicar muchas páginas á asuntos
la teología corriente ; luchó contra ella directa é indirec- semejantes, al anteojo acromático de Dollond, á la má-
tamente; tan grande fué su odio á la ciencia experimen- quina divisoria de Ramsden, que dió precisión por pri-
tal, que creyó alcanzar una gran victoria con la supresión mera vez á las observaciones astronómicas, á la medición
de la Academia del Cimento. No estaba, empero, este
de un grado en la superficie de la Tierra por Masón y
Dixon; las expediciones de Cook en relación con el paso I n f l u j o e c o n ó m i c o d e la, c i e n c i a .
de Venus; su viaje de circumnavegación; su demostra-
ción de que el escorbuto, ese azote de los viajes largos,
puede evitarse con el uso de sustancias vegetales; las ex- El estudio científico de la naturaleza tiende, no sólo á
pediciones polares; la determinación de la densidad de la corregir y ennoblecer las concepciones intelectuales del
Tierra por los experimentos de Maskelyne en Sclieballion, hombre, sino que sirve también para mejorar su condi-
y por los de Cavendisli; el descubrimiento del planeta ción física, sugiriéndole perpetuamente la idea de hacer
Urano por Herscbel; la composición del agua por Caven- aplicación de sus descubrimientos á las necesidades de la
dish y Watt; la determinación de la diferencia de longi- vida.
tud entre Londres y París; el invento de la pila voltáica; La investigación de los principios es rápidamente se-
el catastro de los cielos por los dos Herscliel; el desarro- guida por los inventos prácticos; ésta es ciertamente la
llo del principio de las interferencias por Young y esta- fisonomía característica de nuestra época y ha producido
blecimiento de la teoría Ondulatoria de la luz; la ventila- una gran revolución en la política nacional.
ción de las prisiones y otros edificios; la introducción del En los tiempos primitivos, se hacía la guerra para pro-
gas en el alumbrado público; la determinación de la lon- curarse esclavos. Un conquistador trasportaba poblacio-
gitud del péndulo de segundos; la medición de la varia- nes enteras y les imponía trabajos forzados, pues sola-
ción de la gravedad en distintas latitudes; las operacio- mente con el trabajo humano era como podían los hom-
nes para averiguar la curvatura de la Tierra; la expedi- bres ayudarse. Pero cuando se descubrió que los agentes
ción polar de Eoss; el invento de la lámpara de seguridad físicos y las combinaciones mecánicas podían emplearse
por Davy y su descomposición de los álcalis y tierras; con incomparable ventaja, sufrió un cambio la política
los descubrimientos electro-magnéticos de Oersted y Fa- pública; cuando se reconoció que la aplicación de un nue-
raday; las máquinas calculadoras de Babbage; las dispo- vo principio ó el invento de una nueva máquina era me-
siciones tomadas á instancias de Humboldt para la fun- jor que la adquisición de un esclavo más, la paz vino á
dación de observatorios magnéticos; el estudio de las ser preferible á la guerra; y no sólo eso, sino que nacio-
perturbaciones magnéticas actuales en la superficie de la nes que poseían gran cantidad de esclavos ó siervos, co-
Tierra. Pero es imposible en el limitado espacio de que mo América y Eusia, viendo que á las consideraciones
dispongo presentar ni aun el catálogo de sus Memorias. de humanidad se unían las de interés, dieron libertad á
Su espíritu era idéntico al que animaba á la Academia sus siervos.
del Cimento, y su divisa «Nullius in verba». Proscribía Así, pues, vivimos en un período en que es caracterís-
la superstición, y sólo permitía el cálculo, la observación tico sustituir con máquinas el trabajo humano ó animal;
y el experimento. las invenciones mecánicas han causado una revolución
No debe suponerse, ni por un momento, que en estas social; acudimos á lo natural, no á lo sobrenatural, para
grandes tentativas, en estas grandes empresas, estuviese realizar nuestros propósitos. Con esta civilización mo-
sola la Eeal Sociedad. En todas las capitales de Europa derna que así se presenta, es con la que no quiere recon-
había Academias, Institutos ó Sociedades tan distingui- ciliarse el catolicismo. El papado proclama en alta voz
das y tan afortunadas en promover el saber humano y la su inflexible oposición á semejante estado de cosas, é in-
civilización moderna. siste en que se restablezcan tal cual se hallaban en la
Edad Media.
Que un pedazo de ámbar, cuando se le frota, atrae y
262 INVENTOS CIENTÍFICOS INVENTOS CIENTÍFICOS 263

repele los cuerpos ligeros, era un lieclio conocido seis- bía obtenido hasta entonces. En vez de cuarenta días
cientos años antes de Cristo, y permaneció aislado y sm que se invertían en cruzar el Atlántico, se tardan hoy
estudiar, como un mero pasatiempo, hasta mil y seiscien- ocho. Pero en el transporte terrestre se mostró su poder
tos años después de la era cristiana; sometido luego á los de un modo más sorprendente. El admirable invento de
métodos científicos de la discusión matemática; al expe- la locomotora permitió al hombre viajar más, en menos
rimento y á las aplicaciones prácticas de sus resultados, de una hora, que antes en más de un día.
ha permitido á los hombres comunicarse instantánea- La locomotora no sólo ha ensanchado el campo de acti-
mente á través de los continentes y bajo los mares. Ha vidad del hombre, sino que, disminuyendo las distancias,
centralizado el mundo, permitiendo á la autoridad sobe- ha aumentado la capacidad de la vida humana; y por el
rana trasmitir sus órdenes sin mirar la distancia ni el transporte rápido de los productos fabriles y ágrícolas,
tiempo, ha hecho una revolución en la política y ha con- ha venido á ser el incentivo más eficaz de la industria.
densado su poder. La navegación oceánica por el vapor fué grandemente
En el Museo de Alejandría había una máquina inven- mejorada por el invento del cronómetro, que hace posi-
tada por Herón, el matemático, unos cien años antes del ble saber con exactitud la situación de un buque en el
nacimiento de Cristo; giraba por medio del vapor y te- mar. E l gran obstáculo para el adelanto de la ciencia
nía la forma de lo que llamamos áliora una eolipila. Esto, en la Escuela de Alejandría fué la falta de instrumentos
que era el germen de uno de los mayores inventos he- para medir el tiempo y la temperatura: del cronómetro y
chos en el mundo, fué considerado como un objeto cu- el termómetro; la invención del último es ciertamente
rioso durante mil y setecientos años. esencial para la del primero. Las clepsidras ó relojes de
E l azar no entra como elemento alguno en la inven- agua se habían ensayado, pero carecían de exactitud. De
ción de las modernas máquinas de vapor; han sido pro- una de ellas, adornada con los signos del zodiaco y des-
ducto de la meditación y el experimento. A mediados del truida por algunos primitivos cristianos, hace notar San
siglo XVII, varios ingenieros mecánicos intentaron utili- Policarpo de un modo significativo: «En todos estos
zar las propiedades del vapor, y sus trabajos recibieron monstruosos demonios se ve un arte enemigo de Dios.»
un gran perfeccionamiento por Watt á mediados del si- Hasta cerca de 1680, no empezó el cronómetro á aproxi-
g l o XVIII.
marse á la exactitud; Hooke, contemporáneo de Newton,
La máquina de vapor vino á ser pronto el obrero de la le agregó el volante con muelle en espiral, y distintos es-
civilización, ejecutando el trabajo de muchos millones de capes se idearon sucesivamente, como el de áncora, el
hombres; dió ocasión para superiores cosas á todos los de punto muerto, el dúplex y el remontoir. Se tomaron
que se hubieran visto condenados á una vida de trabajo precauciones para corregir las variaciones producidas por
mecánico. E l que en otro tiempo era fuerza motriz, po- la temperatura, y más tarde alcanzó su perfección por
día ahora pensar. Harrison y Arnold, llegando á ser en sus manos una'
exacta medida de la marcha del tiempo. A la invención
Las primeras aplicaciones que se le dieron fueron _á las
del cronómetro, debe agregarse la del sextante de refle-
bombas, donde sólo se necesitaba fueiza. Pronto, sin em-
xión de Godfrey, que permitía hacer observaciones as-
bargo , dió pruebas de su delicadeza de tacto en las artes
tronómicas á pesar del movimiento del buque.
industriales del hilado y tejido. Creó grandes estableci-
mientos fabriles y surtió de telas al mundo, cambió la Los adelantos de la navegación oceánica han ejercido
industria de las naciones. un poderoso influjo en la distribución de la humanidad,
E n sus aplicaciones, primero á l a navegación fluvial y aumentando la entidad y alterando el carácter de la colo-
luego á la marítima, cuadruplicó la velocidad que se ha- nización.
baldosadas siglos atrás. En ésta, hoy día hermosa metró-
Pero no son sólo estos grandes descubrimientos' é in- poli, se prohibió criar cerdos, ordenanza que lastimó á
venciones, producto de la investigación científica, los que los monjes de la abadía de San Antonio, los que pidieron
cambian la suerte de la raza humana; otros muy peque- que á los cochinos de este santo se les permitiera ir adon-
ños, quizá insignificantes individualmente considerados, de quisiesen; el gobierno transigió la cuestión, mandan-
han llevado á cabo por su combinación efectos sorpren- do que les colgasen campanillas al cuello. El rey Felipe,
dentes. E l naciente estudio de la ciencia en el siglo xiv hijo de Luis el Gordo, murió á consecuencia de la caída
dió estímulo maravilloso al talento inventivo, dirigido de su caballo, que tropezó con una marrana. Se publica-
sobre todo á resultados prácticos útiles; esto fué más tar- ron- órdenes prohibiendo verter las aguas sucias por las
de grandemente reforzado con el sistema de los privile- ventanas. En 1870, un testigo presencial, el autor de este
gios , que asegura al inventor una porción razonable de libro, á la conclusión del poder pontifical en Eoma, vió
los beneficios de su ingenio. Basta referir á la, ligera al- que, paseando por las asquerosas calles de esta ciudad,
gunos de estos adelantos, y en seguida apreciaremos lo era más necesario ocuparse del suelo que observar el cie-
mucho que nos han servido. La introducción de las sie- lo para conservar la limpieza personal. Hasta principios
rras mecánicas proporcionó pavimentos de madera para del siglo xvn, no fueron barridas las calles de Berlín; ha-
las casas, desterrando los de yeso, ladrillo ó piedra; los bía una ley que mandaba que todo campesino que viniese
adelantos que abarataron la fabricación del vidrio nos al mercado con su carro había de llevárselo cargado de
dieron las ventanas de cristales, haciendo posible el cal- basura.
deo de las viviendas. Sin embargo, hasta el siglo xvi no
se pudo usar el cristal cómodamente, pues entonces se El embaldosado fué seguido de tentativas, á veces im-
introdujo el diamante para cortarlo. La adición de las perfectas , de construcción de arroyos y alcantarillas; se
chimeneas purificó la atmósfera de las habitaciones, ahu- había hecho patente á todos los hombres reflexivos que
madas y ennegrecidas como las chozas de los salvajes, esto era necesario para la conservación de la salud, no
procurando este indescriptible bien de los países septen- sólo en las ciudades sino en las casas aisladas. Luego si-
trionales, un hogar alegre. Hasta entonces, un agujero guió el alumbrado público; al principio, los habitantes
en el techo para dar salida al humo, una excavación en de las casas con fachada á la calle estuvieron obligados á
medio del piso para el combustible y una tapadera para poner velas ó lámparas en ellas; más tarde, se intentó el
cubrirlo, cuando sonaba la campana ó sobrevenía la no- sistema que se había seguido con tanta ventaja en Cór-
che , eran los tristes é insuficientes medios de calefac- doba y Granada, de tener lámparas públicas, pero esto
ción. no llegó á su perfección hasta el siglo actual, cuando se
inventó el alumbrado de gas; y al mismo tiempo que el
Aunque no sin cruda resistencia por parte del clero, alumbrado público, se organizaron los serenos y la po-
empezaron los hombres á pensar que las pestes 110 eran licía.
castigos que Dios imponía á la sociedad por sus pecados
religiosos, sino consecuencias físicas del desaseo y la mi- En el siglo xvi, los inventos mecánicos y los adelan-
seria ; que el verdadero medio de evitarlas no es invocar tos fabriles ejercieron notable influencia en la vida social
á los santos, sino procurar la limpieza personal y muni- y doméstica. Había espejos y relojes en los muros, y cam-
cipal. En el siglo XII , se hizo necesario embaldosar las panas sobre las chimeneas; aunque en muchas partes el
calles de París que estaban convertidas en cloacas, y al fuego de la cocina se alimentaba siempre con turba, el
momento disminuyeron las disenterías y las fiebres pa- uso del carbón empezó á propagarse. La mesa del come-
lúdicas, consiguiéndose un estado sanitario semejante al dor ofreció nuevas delicadezas: el comercio le traía pro-
de las ciudades moriscas de España que habían sido em- ductos extranjeros; las ásperas bebidas del Norte fueron
sustituidas por los delicados vinos del Mediodía; se cons- menes para relatar debidamente las mejoras que han te-
truyeron neveras; el cerner la harina, costumbre intro- nido lugar en la vida social y doméstica desde que la cien-
ducida en los molinos de viento, había dado un pan más cia empezó á ejercer su benéfico influjo y el talento in-
blanco y fino. Por grados, las cosas raras se hicieron co- ventivo vino en auxilio de la industria, hay algunas co-
munes , como el maíz, la patata, el pavo, y, notable en- sas que no pueden pasarse en silencio. En el puerto de
tre todas, el tabaco. Los tenedores, invención italiana, Barcelona habían sostenido los califas un importantísimo
desterraron el sucio empleo de los dedos; puede decirse comercio, y secundados por los negociantes judíos, ha-
que la alimentación del hombre civilizado sufrió un cam- bían adoptado ó mejorado muchos inventos comerciales,
bio radical. El té vino de la China; el café, de Arabia; que, con otros conocimientos de ciencia pura, trasmitie-
el uso del azúcar, de la India, y éste, en grado no in- ron al comercio europeo. La teneduría de libros por par-
significante , sustituyó á los licores fermentados. Las al- tida doble se introdujo de esta suerte en la Italia superior;
fombras ocuparon el lugar de las tongas de paja; en las distintas clases de seguros fueron adoptadas, aunque
habitaciones aparecieron camas mejores, y en los arma- fuertemente combatidos por el clero, que veía en los se-
rios ropa más limpia, que se mudaba con más frecuencia. guros marítimos y de incendios un atentado contra la
En muchas ciudades, fueron sustituidos los acueductos Providencia. El seguro de la vida era considerado como
por fuentes públicas y bocas de riego; los cielos rasos, una ingerencia en la voluntad de Dios. Las casas de
que en otros tiempos hubieran estado cubiertos de hollín préstamos con interés, esto es, los bancos y Montes de
y polvo, se decoraban ahora con frescos ornamentales. piedad, fueron cruelmente condenados, y en especial se
Los baños se usaron con frecuencia y era menos necesa- excitó la indignación contra los que cobraban crecidos in-
rio acudir á los perfumes para ocultar los propios olores. tereses, que eran anatematizados como usura, senti-
Un gusto creciente por los inocentes placeres de la horti- miento que existe aún en el día de hoy en ciertas nacio-
cultura se manifestó en la introducción de muchas flores nes atrasadas. Se adoptaron las letras de cambio en su
exóticas en los jardines; el jacinto oriental, la aurícula, forma y redacción actuales, fundándose el oficio de nota-
la corona imperial, la azucena de Persia, el ranúnculo, rio público y el protesto de los documentos no pagados.
la caléndula africana; en las calles, aparecieron las lite- Ciertamente puede decirse, con poca exageración, que
ras , las carrozas, y sobre todo, los coches de alquiler. entonces se introdujo el mecanismo comercial que hoy se
usa. Ya he hecho notar que, á consecuencia del descubri-
Entre los rudos campesinos se abrieron paso los ade-
miento de América, había cambiado la faz de Europa.
lantos mecánicos, y gradualmente alcanzaron los útiles
Muchos ricos negociantes italianos y muchos judíos em-
para arar, sembrar, trillar, segar y aventar, la perfección
prendedores se habían establecido en Holanda, Inglate-
de nuestra época.
rra y Francia, llevando á esos países los hábitos comercia-
Empezó á reconocerse, á despecho de las predicacio- les. Los judíos, que no se cuidaban de las maldiciones del
nes de las órdenes mendicantes, que la pobreza es la Papa, se enriquecían, gracias al decreto pontifical, pres-
fuente del crimen y el obstáculo para el saber; que con- tando dinero á interés crecido; pero Pío I I , conociendo el
seguir las riquezas por el comercio es mucho mejor que yerro que se había cometido, retiró la prohibición, Los
adquirir el poder por la guerra. Pues, aunque puede ser Montes de piedad fueron al fin autorizados por León X,
cierto, como dice Montesquieu, que mientras el comer- que amenazó con excomulgar á los que escribiesen con-
cio une á las naciones, indispone á los individuos y tra- tra ellos. A su vez, los protestantes mostraron desagrado
fica con su moralidad, sólo él puede dar unidad al mun- contra estos establecimientos autorizados por Boma. Co-
do: su sueño, su esperanza, es la paz universal. mo el dogma teológico de que la peste y los temblores de
Aunque, en vez de algunas páginas, harían falta volú-
tierra eran castigos inevitables de Dios por los pecados tural. De Dominis empezó, completándola NeAvton, la
de los hombres, empezaba á no ser creído, se intentó explicación del arco iris; demostraron que no era un ar-
contener sus progresos, estableciendo las.cuarentenas. ma de guerra de Dios, sino un efecto de los rayos lumi-
Cuando el descubrimiento mahometano de la inoculación nosos en las gotas de agua. De Dominis fué atraído á
fué traído de Constantinopla en 1721 por Lady María Boma por la promesa do un arzobispado y la esperanza
Wortley Montagu, fué tan vigorosamente combatido por de un capelo cardenalicio; alojado en una hermosa resi-
el clero, que se hizo necesario que lo adoptase la familia dencia, pero atentamente espiado, se le acusó de haber
real de Inglaterra para que se extendiese. Una resistencia sugerido un pacto entre Boma é Inglaterra; fué preso en
análoga se presentó cuando Jenner introdujo su gran me- el castillo de Sant Angelo y allí murió; lleváronlo en su
jora de la vacuna; sin embargo, hace un siglo era raro féretro ante un tribunal eclesiástico, que le juzgó como
ver una cara que no estuviese marcada por las viruelas; hereje y arrojaron su cuerpo con un montón de libros he-
hoy día la excepción es ver una desfigurada. Del mismo réticos á las llamas. Franklin, demostrando la identidad
modo, cuando el gran descubrimiento americano de los del rayo y la electricidad, privó á Júpiter de sus celes-
anestésicos se aplicó á los casos de obstetricia, fué ata- tiales armas. Las maravillas de la superstición fueron
cado , no por razones fisiológicas, sino bajo el pretesto de sustituidas por los prodigios de la verdad. Los dos teles-
que era un atentado impío huir de la maldición lanzada copios , el reflector y el acromático, inventos del pasado
contra la mujer en el Génesis, ra, 16. siglo, permitieron al hombre penetrar en la infinita gran-
deza del universo, reconocer, en cuanto es posible, sus
El genio inventivo no se limitó á producir creaciones espacios ilimitados, sus tiempos sin medida; y un poco
útiles, y agregó otras agradables. Poco después de la in- más tarde el microscopio acromático puso ante sus ojos
troducción de la ciencia en Italia, las casas de los aficio- el mundo de lo infinitamente pequeño. El globo lo arras-
nados empezaron á contener sorprendentes curiosidades tró sobre las nubes, la campana de buzo lo llevó al fondo
mecánicas de todas clases, ó, como se decía, efectos má- de los mares; el termómetro le dió la verdadera medida
gicos; entre ellos figura en primer término la linterna de las variaciones de calor, el barómetro de la presión
mágica. No sin motivo detestaban los eclesiásticos la filo- del aire; la introducción de la balanza dió exactitud á la
sofía experimental, por una razón de no escasa impor- química y probó la indestructibilidad de la materia. El
tancia: el juglar se convertía en rival afortunado del ha- descubrimiento del oxígeno, el hidrógeno y otros muchos
cedor de milagros. Los fraudes piadosos, usuales en las gases; el aislamiento del aluminio, el calcio y otros me-
iglesias, perdieron su encanto al ponerse en competencia tales demostraron que ni la tierra, ni el aire, ni el agua
con los juegos del mago de la plaza pública; éste tragaba son elementos. Una empresa que nunca será bastante
llamas, andaba sobre carbones encendidos, mordía un elogiada, la del paso de Venus, dió motivo para enviar
hierro candente, sacaba de su boca cestos de huevos y expediciones á diferentes regiones, y se determinó la dis-
hacia maravillas con muñecos. No obtante, la antigua tancia de la Tierra al Sol. El camino recorrido por la in-
idea de lo sobrenatural se destruía con dificultad. Un ca- teligencia humana entre 1456 y 1759 se demuestra por
ballo, á quisn su dueño había enseñado varias habilidades, el cometa de Halley; cuando apareció en el primero de
fué juzgado en Lisboa en 1601, convicto de hallarse po- estos años fué considerado como mensajero de la ven-
seído por el demonio, y quemado. Todavía después de esa ganza de Dios y anuncio de horrorosas calamidades, co-
época subieron muchas brujas á la hoguera. mo guerras, hambres y pestes. Por orden del Papa, to-
Una vez introducidos con decisión, no han cesado de das las campanas de la cristiandad repicaron para ahu-
progresar á paso redoblado los inventos de todo género: yentarlo , teniendo los fieles que duplicar sus rezos; y
uno provoca á otro y continuamente minan lo sobrena-
como estas oraciones habían tenido buen éxito en los lógicos, del cultivo da las bellas artes, de los progresos de
eclipses, sequías y grandes lluvias, también se declaró la agricultura y de la economía rural, de la introducción
en esta ocasión que el Papa había alcanzado una victoria de los abonos químicos y de la maquinaria de campo ; no
sobre el cometa, Pero al mismo tiempo Halley, guiado he hecho referencia de la fabricación del hierro y sus nu-
por las revelaciones de Keplero y Newton, había descu- merosas industrias afines, de las fábricas de tejidos, de las
bierto que sus movimientos, lejos de ser regidos por las colecciones ó museos de historia natural, antigüedades y
súplicas de la cristiandad, eran guiados en una órbita curiosidades. No he hecho mención de los grandes inven-
elíptica por el destino, y sabiendo que la naturaleza le tos de la misma maquinaria, como los cepillos, planas,
había negado la oportunidad de presenciar el cumplimien- etcétera, y otros muchos mecanismos que permiten cons-
to de su atrevida profecía, suplicó á los astrónomos ve- truir aparatos de una precisión casi matemática ; nada he
nideros que vigilasen su reaparición en 1759, en cuyo dicho acerca de los ferrocarriles, del telégrafo eléctrico,
ano se verificó precisamente. ni del cálculo, la litografía, la máquina neumática ó la
Quien quiera que con espíritu imparcial examine lo batería voltàica, del descubrimiento de Urano y Neptuno
que ha hecho el catolicismo por el progreso intelectual y y de más de cien asteroides; de la relación de los enjam-
material de Europa durante su largo reinado, y lo que bres meteóricos con los cometas; nada de las expedicio-
ha hecho la ciencia durante su breve período de acción, nes de mar y tierra, que han enviado varios gobiernos
puede, estoy persuadido de ello, venir á concluir en que para la averiguación de importantes fenómenos astronó-
al formular una comparación, ha establecido un contras- micos ó geográficos ; nada de los costosos y delicados ex-
te. Y sin embargo, ¡ cuán imperfecto, cuán impropio es perimentos que ha sido preciso hacer para averiguar los
el catálogo de hechos que he presentado en las páginas principios fundamentales de la física. He sido tan injusto
anteriores! Nada he dicho del desarrollo de la instrucción con nuestro siglo, que no he hecho alusión á alguno de
por la difusión de las artes, de la escritura y lectura, sus mayores triunfos científicos : sus grandes concepcio-
por las escuelas públicas y la creación, en consecuencia, nes en historia natural, sus descubrimientos sobre el
de una sociedad que lee; del modo que se forma la opi- magnetismo y la electricidad, su invento del hermoso
nión pública por los periódicos y revistas; el poder del arte de la fotografía, sus aplicaciones del análisis espec-
periodismo; la difusión de las noticias públicas y priva- tral , sus tentativas para sujetar la química á las tres le-
das por el correo y los transportes económicos; las venta- yes de Avogadro, de Boyle y Mariotte y de Charles; su
jas individuales y sociales de los anuncios en los perió- producción artificial de sustancias orgánicas con cuerpos
dicos ; nada he dicho del establecimiento de los hospita- inorgánicos, que trae consecuencias filosóficas de la ma-
les, cuyo primer ejemplar es el Hotel de los Inválidos de yor importancia; su reconstrucción de la fisiología, intro-
París; nada de la mejora de las prisiones, de las casas de duciendo en ella la química ; sus progresos y adelantos
corrección, establecimientos penitenciarios y asilos y del en el levantamiento de planos y la exacta representación
tratamiento de los locos, pobres y criminales; nada de de la superficie de la Tierra. No he dicho nada de los ca-
la construcción de canales, de las medidas de salubridad ñones rayados, ni de los barcos acorazados, ni de la revo-
pública, de los censos y estadísticas; nada de la inven- lución que se ha operado en el arte de la guerra ; nada de
ción de la estereotipia, del blanqueo por el cloro, de los este dote de la mujer: la máquina de costura; nada, en
prodigios de la industria algodonera, que nos ha propor- fin, de las nobles contiendas de las artes de la paz, cele-
cionado ropa barata, asegurando, por lo tanto, la limpie- bradas triunfalmente en las Exposiciones universales.
za, la salud y el bienestar; nada de los grandes adelantos ¡Qué catálogo no tenemos aquí, y , sin embargo, cuán
de la medicina y la cirugía ó de los descubrimientos fisio- imperfecto es ! Es una rápida ojeada á una conmoción in-
telectual, sin cesar creciente, una mera lista de las cosas clame su seguridad común, proseguirán su libre carrera.
que se presentan al acaso á nuestra vista. ¡ Qué contraste L a segunda, aunque ha modificado el aspecto político de
tan notable entre esta actividad científica y literaria y el Europa y se ha distinguido por operaciones militares sor-
estancamiento de la Edad Media! prendentes , 110 ha conseguido aún su objeto; una y otra
El resplandor intelectual que rodea á esta actividad ha vez ha traído sobre Francia terribles desastres. Su forma
repartido innumerables beneficios á la raza humana: en de gobierno dualista, su sumisión á dos soberanos, el
Rusia, ha emancipado una vasta servidumbre; en Amé- temporal y el espiritual, la ha hecho sucesivamente jefe
rica, ha hecho libres á cuatro millones de negros escla- y antagonista del progreso moderno. Con una mano en-
vos. En vez de la triste sopa á la puerta de los conventos, tronizó la razón, con la otra restableció y apoyó al Papa.
ha organizado la caridad y dirigido la legislación hacia el No cesará esta anomalía de su conducta hasta que dé una
pobre. Ha enseñado á la medicina sus verdaderas funcio- verdadera educación á todos sus hijos, aun á los del más
nes : prevenir, más bien que curar las enfermedades. En rústico y humilde campesino.
política, ha introducido los métodos científicos, sustitu- El ataque intelectual hecho á las opiniones reinantes
yendo, á la fortuita y empírica legislación, una averigua- por la revolución francesa, no fué científico, sino de ca-
ción laboriosa de los hechos sociales anteriores, para rácter literario, crítico y agresivo. Pero la ciencia nunca
aplicarles remedios legales. Tan notable, tan imponente ha sido agresora; ha estado siempre á la defensiva, de-
es la elevación á que el hombre ha llegado, que las atra- jando á su antagonista el cuidado de atacar. Además, el
sadas naciones del Asia desean participar de sus favoresi disentimiento literario no tiene la fuerza del científico,
No olvidemos que nuestra acción sobre ellas debe seguir- puesto que la literatura es por esencia local y la ciencia
se de su reacción sobre nosotros. Si la destrucción del cosmopolita.
paganismo se completó cuando todos los dioses fueron Si preguntamos ahora: ¿Qué ha hecho la ciencia pol-
llevados á Roma y confrontados; ahora, cuando, por la civilización moderna, por la felicidad y el bienestar de
nuestra maravillosa facilidad de locomoción, naciones ex- la sociedad? Hallaremos la respuesta del mismo modo
tranjeras y religiones antagonistas se encuentren frente á que encontramos lo que hizo el cristianismo latino. El
frente, los mahometanos, los buddistas, los sectarios del lector de los párrafos anteriores deducirá indudablemente
brahmanismo, deben ocurrir modificaciones en todos que ha habido una mejora en la suerte de nuestra raza;
ellos. En este conflicto, sólo la ciencia descansará tran- pero cuando apliquemos la piedra de toque de la estadís-
quila , pues nos ha dado ideas más grandes del Universo tica , la deducción se convertirá en certidumbre. Los sis-
y más imponentes de Dios. temas filosóficos y las formas religiosas encuentran la
El espíritu que ha dado vida á este movimiento, que medida de su influencia en los censos de la humanidad.
ha animado estos descubrimientos é invenciones, es el El cristianismo latino, en mil años, no pudo duplicar la
individualismo; en algunas almas la esperanza del lucro, población de Europa y no aumentó de un modo sensible
en otras más nobles, el deseo de distinguirse; 110 hay que la duración de la vida humana. Pero, como ha demostra-
asombrarse, pues, de que este principio tomara una for- do el Dr. Jarvis en su Memoria al Tribunal de Sanidad
ma política y que durante el pasado siglo, en dos ocasio- de Massachusetts, en tiempo de la Reforma, «la dura-
nes , fuera origen de convulsiones sociales: la revolución ción media de la vida en Ginebra era 21,21 años; entre
americana y la francesa. La primera ha conseguido dedi- 1814 y 1833 era de 40,68; hoy día, hay más personas
car todo un continente al individualismo; en él, bajo for- que cuenten setenta años, que hace trescientos las había
mas republicanas, antes de concluir el siglo actual, cien que contasen cuarenta. En 1693, el Gobierno británico
millones de individuos sin más restricción que la que re- tomó dinero prestado, vendiendo anualidades desde la
infancia, sobre la base de la duración inedia. El trato era
ventajoso. Noventa y siete años más tarde, otra escala de
anualidades se formó bajo las mismas bases que la del
siglo anterior; pero estos asegurados vivieron mucho más
que sus predecesores, lo que hizo que el empréstito fuera
muy oneroso para el Gobierno. Se vió que en la primera
operación morían diez mil de cada sexo antes de los vein- CAPÍTULO XII
tiocho años; y sólo cinco mil setecientos sententa y dos
varones y seis mil cuatrocientas dieciseis hembras mu- La crisis inminente.
rieron á la misma edad cien años después.
Hemos ido comparando lo espiritual con lo práctico, Indicaciones de la proximidad de u n a crisis r e l i g t o s a . - L a mas impor-
lo imaginario con lo real. Las máximas seguidas en am- tant e de las Iglesias cristianas, la Romana , lo conoce y se dispone pa-
r a e l l a . - P i ó IX convoca un Concilio ecuménico—Relaciones de los
bos períodos han producido sus inevitables resultados. diferentes gobiernos europeos con el papado—Relaciones entre la
E n el primero, la máxima era: «La ignorancia es la ma- Iglesia y la ciencia, según la Encíclica y el Syllabiis.
Actos del concilio del Vaticano en relación con la infalibilidad del P a p a
dre de la piedad;» y en el segundo: «Saber es poder.» y con la ciencia.—Extracto de sus decisiones.
Controversia entr e el gobierno prusiano y el p a p a d o . - E s un combate
entr e la Iglesia y el Estado por la supremacía.—Efecto del doble go-
bierno en Europa.—Cómo declara el Concilio del Vaticano su posi-
ción para con la ciencia,-Constitución dogmática d é l a fe católica —
Sus definiciones respecto de Dios, la Revelación, la Fe y la Razón —
Sus a n a t e m a s . - S u denuncia de la civilización moderna.
La Alianza Evangélica protestante y sus actos. __
Revista general de las definiciones y actos precedentes.—Condicion pre-
sente de la controversia y su aspecto futuro.

A ninguno que conozca el estado actual del pensamien-


to de la Cristiandad, puede ocultarse que una crises in-
telectual y religiosa es inminente.
En todas direcciones vemos las nubes bajas, y oímos
los rumores de la amenazadora tempestad. En Alemania,
el partido nacional se organiza y se apresta contra el ul-
tramontanismo, en Francia, los hombres del progreso
luchan contra los retrógrados, y en el combate la supre-
macía política de esta gran nación pierde su importancia.
En Italia, Eoma ha pasado á manos de un rey excomu -
erado; el Soberano Pontífice, fingiéndose prisionero, ful-
mina desde el Vaticano sus anatemas, y en medio de las
pruebas más convincentes de sus errores, afirma su propia
infalibilidad. Un arzobispo católico declara con verdad que
toda la sociedad civil de Europa parece separarse en su
vida pública del Cristianismo. En Inglaterra y America,
perciben con desaliento las personas religiosas que la ba-
infancia, sobre la base de la duración inedia. El trato era
ventajoso. Noventa y siete años más tarde, otra escala de
anualidades se formó bajo las mismas bases que la del
siglo anterior; pero estos asegurados vivieron mucho más
que sus predecesores, lo que hizo que el empréstito fuera
muy oneroso para el Gobierno. Se vió que en la primera
operación morían diez mil de cada sexo antes de los vein- CAPÍTULO XII
tiocho años; y sólo cinco mil setecientos sententa y dos
varones y seis mil cuatrocientas dieciseis hembras mu- La crisis inminente.
rieron á la misma edad cien años después.
Hemos ido comparando lo espiritual con lo práctico, Indicaciones de la proximidad de u n a crisis r e l i g t o s a . - L a mas impor-
lo imaginario con lo real. Las máximas seguidas en am- tant e de las Iglesias cristianas, la Romana , lo conoce y se dispone pa-
r a e l l a . - P í o IX convoca un Concilio ecuménico—Relaciones de los
bos periodos han producido sus inevitables resultados. diferentes gobiernos europeos con el papado.—Relaciones entre la
E n el primero, la máxima era: «La ignorancia es la ma- Iglesia y la ciencia, según la Encíclica y el Syllabiis.
Actos del concilio del Vaticano en relación con la infalibilidad del P a p a
dre de la piedad;» y en el segundo: «Saber es poder.» y con la ciencia.—Extracto de sus decisiones.
Controversia entr e el gobierno prusiano y el p a p a d o . - E s un combate
entr e la Iglesia y el Estado por la supremacía.—Efecto del doble go-
bierno en Europa.—Cómo declara el Concilio del Vaticano su posi-
ción para con la ciencia,-Constitución dogmática d é l a fe católica —
Sus definiciones respecto de Dios, la Revelación, la Fe y la Razón —
Sus a n a t e m a s . - S u denuncia de la civilización moderna.
La Alianza Evangélica protestante y sus actos. __
Revista general de las definiciones y actos precedentes.—Condicion pre-
sente de la controversia y su aspecto futuro.

A ninguno que conozca el estado actual del pensamien-


to de la Cristiandad, puede ocultarse que una crises in-
telectual y religiosa es inminente.
En todas direcciones vemos las nubes bajas, y oímos
los rumores de la amenazadora tempestad. En Alemania,
el partido nacional se organiza y se apresta contra el ul-
tramontanismo, en Francia, los hombres del progreso
luchan contra los retrógrados, y en el combate la supre-
macía política de esta gran nación pierde su importancia.
En Italia, Poma ha pasado á manos de un rey excomu -
oado; el Soberano Pontífice, fingiéndose prisionero, ful-
mina desde el Vaticano sus anatemas, y en medio de las
pruebas más convincentes de sus errores, afirma su propia
infalibilidad. Un arzobispo católico declara con verdad que
toda la sociedad civil de Europa parece separarse en su
vida pública del Cristianismo. En Inglaterra y America,
perciben con desaliento las personas religiosas que la ba-
276 PREDOMINIO DEL CATOLICISMO EL CONCILIO ECUMÉNICO 277

se intelectual de la fe lia sido socavada por el espíritu de no es sólo un mero gobierno coordinado, sino un poder
la época, y se preparan lo mejor que pueden para el soberano. Insiste en que el Estado no tiene derecho al-
próximo desastre. guno sobre cosas que ella declara de su dominio, y que
La prueba más seria por que tiene que pasar la socie- siendo el protestantismo una simple rebelión, no tiene
dad, es la disolución de sus vínculos religiosos. Las his- derechos ningunos; que aun en las comunidades protes-
torias de Grecia y Roma nos muestran de un modo sen- tantes el único pastor espiritual legal es el obispo cató-
sible cuán grandes son los peligros. Pero no es dado á lico.
las religiones vivir eternamente, sufren por necesidad Es obvio, por lo tanto, que la mayoría de los que pro-
transformaciones según el desarrollo intelectual del hom- fesan el cristianismo es católica, y tal es la autoritaria
bre. ¿Cuántos países profesan hoy la misma religión que pretensión del papado á la supremacía, que bajo cual-
tenían en tiempo de Cristo? quier aspecto que se considere la presente condición re-
Se calcula que toda la población de Europa es de cer- ligiosa del Cristianismo, hay que fijarse principalmente
ca de trescientos y un millones. De éstos, ciento ochen- en sus actos. Sus movimientos están dirigidos por las
ta y cinco millones son católicos romanos y treinta y tres más elevadas y hábiles inteligencias. El catolicismo obe-
millones católicos griegos. Protestantes, hay setenta y dece las órdenes de un solo hombre, y tiene, por lo tan-
un millones, divididos en muchas sectas; judíos, cinco to , una unidad, una solidez, un poder que no poseen las
millones y mahometanos siete millones. comuniones protestantes. Además, obtiene una fuerza in-
No puede presentarse un buen estado délas subdivisio- estimable de los recuerdos del gran nombre de Roma.
nes religiosas de América. Toda la América meridional Libre de toda vacilación, ha contemplado el papado la
cristiana es católica romana; lo mismo puede decirse de crisis intelectual que se aproxima, ha pronunciado su de-
la América central y de Méjico, y también de las pose- cisión , ocupando el terreno que le ha parecido más ven-
siones francesas y españolas en las Indias Occidentales. tajoso.
En los Estados-Unidos y Canadá predomínala población La definición de esta posición la hallamos en los actos
protestante; igual observación puede aplicarse á la Aus- del último Concilio del Vaticano.
tralia. En la India, la escasa población cristiana viene á Pío I X , por Bula fechada el 29 de Junio de 1868, con-
ser insignificante en presencia de doscientos millones de vocó un Concilio ecuménico que debía reunirse en Boma
mahometanos y otras sectas orientales. La Iglesia cató- el 8 de Diciembre de 1869. Sus sesiones concluyeron en
lica romana es la más ampliamente difundida y la más Julio de 1870. Entre otros asuntos sometidos á su consi-
poderosamente organizada de todas las sociedades moder- deración, había dos puntos de la mayor importancia, la
nas. Es más bien una combinación política que religiosa; afirmación de la infalibilidad del Romano Pontífice y la
sus principios son que todo el poder reside en el clero, y definición de las relaciones entre la ciencia y la religión.
que á los legos sólo queda el privilegio de la obediencia. Pero la convocación del Concilio distó mucho de ser
Las formas republicanas que revestía la Iglesia en el pri- generalmente aprobada.
mitivo cristianismo se han fundido gradualmente en una La opinión de las Iglesias orientales fué en general
centralización absoluta, con un hombre, como un vice- desfavorable. Afirmaban que veían en el Romano Pontífi-
Dios, á su cabeza. Esta Iglesia asegura que el mandato ce un deseo de colocarse á la cabeza del cristianismo,
divino, por el cual obra, comprende el gobierno civil, contra lo que ellos creían, pues, la cabeza de la Iglesia
que tiene derecho á usar del Estado para sus propios solo es Jesucristo; creyeron que el Concillo solo produ-
fines, pero que el Estado no tiene derecho para mezclar- ciría nuevos disturbios y escándalos. El sentimiento de
se en sus asuntos; que, aun en los países protestantes, estas Iglesias venerables se demuestra bien por el inci-
278 ESPERANZAS DEL PAPADO LA ENCÍCLICA Y E L SYLLABUS 279

dente ocurrido en 1867, cuando el patriarca nestoriano las á la última extremidad, sin tener en cuenta las con-
Simeón fué invitado por el patriarca caldeo á volver á la secuencias que pudieran acarrear.
unidad católica romana, y en su respuesta hizo ver que No tan sólo se aseguró que el papado tenía un derecho
no había esperanzas para un común acuerdo entre el divino para participar del gobierno de todos los países,
Oriente y el Occidente: «Me invitáis á besar humilde- en unión con sus autoridades temporales, sino que la su-
mente la chinela del obispo de Roma, pero ¿no es, bajo premacía de Roma en este asunto debía ser reconocida; y
todos aspectos, un hombre como vos mismo? ¿Es su dig- que en cualquiera discusión entre ellas, debe la autoridad
nidad superior á la vuestra? Nunca permitiremos que se temporal someterse á la del Papa.
introduzcan en nuestros santos templos la adoración de Y puesto que su peligrosa situación había sido ocasio-
las imágenes y estatuas, que no son más que abomina- nada principalmente por los progresos de la ciencia, qui-
bles é impuros ídolos. ¡ Pues qué! ¿ Atribuiremos al Dios so definir sus límites y prescribir fronteras á su autori-
Todopoderoso una madre como osáis hacer vosotros? dad. Más todavía; se atrevió á denunciar la civilización
¡Lejos de nos semejante blasfemia!» moderna.
Los patriarcas, arzobispos y obispos de todas las regio- Se pensó en estas medidas poco después de la vuelta
nes del mundo, que tomaron parte luego en este Concilio de Su Santidad de Gaeta, en 1848, y fueron aconsejadas
fueron setecientos cuatro. por los jesuítas, que lisonjeándose de que Dios liaría im-
Roma había visto muy claramente que la ciencia iba, posibles, suponían que el papado en su vejez necesitaba
no sólo minando con gran rapidez los dogmas del papado, vigorizarse. E l órgano de la curia proclamó la absoluta
sino adquiriendo también gran poder político. Reconoció independencia de la Iglesia en relación con el Estado; la
que por toda Europa se verificaba una terrible separación dependencia de los obispos para con el Papa; la de los
ó alejamiento de las personas cultas, y que su verdadero diocesanos para con los obispos; la obligación de los pro-
foco era la Alemania del Norte. testantes de abandonar su ateísmo y volver al redil; la
Siguió por lo tanto con profundo interés la guerra aus- condenación absoluta de toda clase de tolerancia. En una
tro-prusiana, dando al Austria cuanto estímulo pudo. La asamblea de obispos celebrada en Diciembre de 1854 pro-
batalla de Sadowa le ocasionó un amargo desengaño. clamó el Papa el dogma de la Inmaculada Concepción;
Con nueva satisfacción vió la ruptura de Francia y diez años después, dió á luz la célebre Encíclica y el
Prusia, no dudando que el resultado fuese favorable á la Syllabus.
primera, y por lo tanto á ella. Aquí otra vez fué contris- La Encíclica está fechada el 8 de Diciembre de 1864.
tada con el desengaño de Sedán. Fué redactada por eclesiásticos instruidos, discutida lue-
No teniendo ya nada que esperar en muchos años de go por la congregación del Santo Oficio, dirigida más
una guerra extranjera, resolvió ver qué podría hacerse tarde á los prelados, y finalmente aprobada por el Papa
por insurrecciones internas, y el movimiento actual en y los cardenales.
el imperio germánico es el resultado de sus maquina- Mucha parte del clero objetó contra su condenación
ciones. de la civilización moderna, y algunos cardenales tuvie-
Si Austria ó Francia hubiesen triunfado, el protestan- ron repugnancia en asociarse á ella. La prensa católica
tismo hubiera sido derribado al mismo tiempo que Prusia. la aceptó, no sin sentimiento. Los gobiernos protestantes
Pero, mientras se ejecutaban estas operaciones milita- no pusieron obstáculos á su publicación: los católicos se
res, iba teniendo comienzo un movimiento diferente de vieron más apurados. Francia permitió sólo la publi-
carácter intelectual. Sus principios eran restaurar las cación de la parte relativa á"la proclamación del jubileo.
añejas doctrinas y prácticas de la Edad Media, llevándo- Italia y Austria la dejaron introducir sin aprobarla. La
280 L A ENCÍCLICA Y E L SYLLABUS
CONVOCACIÓN DEL CONCILIO 281
política de Europa estaba ahora profundamente conmo-
prensa política y los parlamentos de los países católicos
vida, y en especial las relaciones del papado, el Papa pu-
le lucieron una acogida desfavorable; muclios la deplora-
blicó una alocución (Junio 27 de 1867) confirmando la
ron por considerar que ahondaba la desunión de la Igle-
Encíclica y el Syllabus y anunció su intento de convocar
sia y la sociedad moderna. La prensa italiana la conside-
un Concilio ecuménico.
ró como motivo para una guerra sin tregua ni armisticio
entre el papado y la civilización moderna. Aun en Espa- En su consecuencia, como ya hemos mencionado, al
ña hubo periódicos que lamentaban «la obstinación y ce- año siguiente (Junio 29 de 1868) se publicó la bula con-
guera de la corte de Eoma en señalar y condenar esta ci- vocando el Concilio. Con Austria, sin embargo, habían
vilización». surgido algunas diferencias. El Eeichsrath austriaco ha-
bía adoptado leyes que introducían igualdad de derechos
Denuncia que «es opinión perniciosa é insana creer
civiles para todos los habitantes del imperio, y restrin-
que todo hombre tiene derecho á la libertad de concien-
gían la influencia de la Iglesia. Esto produjo por parte
cia y de culto, y que este derecho en un país bien gober-
del Gobierno papal una reclamación, y obrando como
nado debe ser proclamado y apoyado por la ley; y que la
Rusia, el gobierno austriaco se vio obligado á abrogar el
voluntad del pueblo manifestada por la opinión pública
Concordato de 1855.
(como es llamada) ó por otros medios, constituye una
ley suprema, independiente de todo derecho divino y hu- En Francia, como ya se ha dicho, no fué permitida la
mano». Niega á los padres el derecho de educar á sus lu- publicación del Syllabus completo; pero Prusia, deseosa
jos fuera de la Iglesia católica. Denuncia «la impudencia» de conservar buenas relaciones con el papado, no puso
de los que pretenden subordinar la autoridad de la Igle- ningún inconveniente á su difusión. Las exigencias de
sia y de la Sede Apostólica, «la cual le ha sido conferida Roma se aumentaron; declaró abiertamente que el cre-
por Cristo nuestro Señor para juzgar á las autoridades yente debe sacrificar á la Iglesia sus bienes, su vida y
civiles». Su Santidad recomienda á los venerables her- hasta sus convicciones intelectuales, y griegos y protes-
manos á quienes se dirige la Encíclica, la oración cons- tantes fueron invitados á prestar su sumisión.
tante, y «con objeto de que Dios pueda acceder más fá- E n el día fijado se abrió el Concilio; su objeto era tra-
cilmente á nuestras oraciones y á las vuestras', emplee- ducir á la práctica el Syllabus, establecer el dogma de la
mos con toda confianza, como nuestra mediadora para infalibilidad del Papa y definir las relaciones de la religión
con É l , á la Virgen María, Madre de Dios, que está sen- y la ciencia; todo se había dispuesto para que triunfasen
tada como Eeina, vestida de oro y cubierta de pedrerías, los puntos apetecidos. Se informó á los obispos de que
á la derecha de su único Hijo Nuestro Señor Jesucristo. habían ido á Eoma, no á deliberar, sino á sancionar los
No hay nada que Ella no pueda obtener de El». decretos previamente extendidos por un Papa infalible,
y no pasó ni por las mientes nada que pudiera asemejar-
Los principios confesados claramente por el papado,
se á una discusión libre; no era permitido examinar las
debían producirle una colisión aun con los gobiernos con
actas de las sesiones, y á los prelados de oposición apenas
que hasta entonces había conservado relaciones amisto-
se les toleró que hablasen. En Enero 22 de 1870 se pre-
sas; Rusia manifestó gran desagrado, y el incidente á
sentó una proposición pidiendo que se definiese la infalibi-
que dió origen provocó la alocución de Su Santidad (No-
lidad del Papa, á la que siguió otra de la minoría pidien-
viembre de 1866) condenando la conducta de aquel go-
do lo contrario. Por esta causa se prohibieron las delibe-
bierno. A esto contestó Rusia declarando abrogado el
raciones de la minoría y sus publicaciones, y aunque la
Concordato de 1867.
curia había procurado reunir una mayoría compacta, se
Sin aterrarse por el resultado de la batalla de Sadowa recurrrió al expediente de dictar una orden declarando
(Julio de 1866), y aunque era palmario que la condición
INFALIBILIDAD DEL PAPA 283"

que para aprobar una proposición no era necesaio que se resucitar ideas de la Edad Media. La minoría de los obis-
votase casi por unanimidad, sino que bastabalasimple pos, así fortalecida , pidió entonces que las relaciones del
mayoría. Las protestas de la minoría fueron desoídas poi poder espiritual y el secular se estableciesen antes de
discutir la infalibilidad del Papa, y que se determinase
C si Cristo había conferido á San Pedro y sus sucesores
°A medida que adelantaban los trabajos del Concilio, poder sobre los emperadores y los reyes.
empezaron alarmarse las autoridades eclesiásticas £ Ni se paró en esto atención; ni se permitió aplaza-
traineras por sus desatentadas determinaciones. E n una miento; los jesuítas que estaban en el fondo del asunto,
petición redactada por el arzobispo de Viena y firmada con mano firme lo llevaron adelante con su mayoría com-
por varios cardenales y arzobispos, se suplicaba a Su San- pacta ; el Concilio no omitió medio alguno para sustraer-
tidad que no sometiese á su deliberación el dogma de a se á la crítica pública, y sus sesiones se celebraron con el
infalibilidad «porque la Iglesia tiene actualmente que mayor secreto; todos los que en ellas tomaron parte se
sostener una lucha, desconocida en los primeros tiempos, obligaron por un juramento solemne á observar silencio,
contra hombres que combaten á la religión en si misma El 13 de Julio se verificó la votación. De 601 votos,
como institución perjudicial & la n a t u r a l e z a h u m a n a y
que es inoportuno imponer á las naciones católicas suje- hubo 451 afirmativos. Por acuerdo de la mayoría, fué
tas á la tentación por tantas maquinaciones, más do - aprobada la medida, y cinco días después proclamó el
mas que los que proclamó el Concilio de Trento». Ana- Papa el dogma de su infalibilidad. Se ha observado por
San que «la definición solicitada daría armas nuevasá muchos que éste fué el día en que Francia declaró la
los enemigos de la religión, y excitaría contra la Iglesia guerra á Prusia. Ocho días más tarde, las tropas france-
católica el resentimiento de los hombres de bien». El sas eran retiradas de Poma. Tal vez los hombres de Es-
primer ministro austríaco dirigió una protesta al (jODier- tado y los filósofos aceptaran que un Papa infalible sería
no papal avisándole que Austria no permitiría que se un elemento poderoso de concordia , si el sentido común
diera ningún paso que pudiera menoscabar sus derechos. pudiera reconocerlo.
El Gobierno francés también dirigió una nota, expresan- Sobre la marcha dirigió el Eey de Italia una carta au-
do que un obispo francés explicaría en el Concnio los de- tógrafa al Papa, demostrando en términos muy respe-
rechos y la condición de Francia. A esto replico el (*o- tuosos la necesidad de que sus tropas avanzasen y ocupa-
bierno papal que un obispo no podía revestir el doble ca- ran posiciones «indispensables á la seguridad de Su San-
rácter de embajador y de padre del concilio, sobre lo cual tidad y á la conservación del orden», lo que al mismo
el Gobierno francés, en una nota muy respetuosa, hizo tiempo que satisfacía las aspiraciones nacionales, hacía
notar que para evitar que opiniones ultramontanas se que el Jefe del Catolicismo rodeado de la devoción de las
convirtiesen en dogmas, confiaba en la moderación de poblaciones italianas «pudiera conservar en las márgenes
los obispos y en la prudencia del Santo Padre ; y para de- del Tíber un solio glorioso é independiente de toda sobe-
fender sus leyes civiles y políticas contra la invasión de ranía humana».
la teocracia , contaba con la razón pública y el patriotis- A esto replicó Su Santidad en una carta concisa y
mo de los católicos franceses. La Confederación de la cáustica: « Doy gracias á Dios, que ha permitido que
Alemania del Norte se unió á estas protestas, sometién- V. M. llene de amargura los últimos días de mi vida. Por
dolas con eficacia á la consideración del Gobierno papal. otra parte, no puedo acceder á ciertas demandas, ni con-
formarme con algunos principios de los contenidos en
El 23 de Abril, Yon Arnim, embajador de P r u s i a , en vuestra carta. Además, apelo á Dios y pongo mi causa,
unión con M. Daru, ministro de Francia, hicieron a la que es la suya, en sus manos. Ruego á Dios que conceda
curia algunas insinuaciones sobre la inoportunidad de
GOBIERNO ITALIANO ASUNTOS DE PRUSIA 285
284
cas á la autoridad eclesiástica. Algunos no vacilaron en
á V. M. sus bondades, lo libre de todo peligro y le dis-
acusar al mismo Papa de herético. Contra estos insubor-
pénsela misericordia de que tanto necesita».
dinados empezaron á lanzarse excomuniones, y al fin se
Las tropas italianas encontraron poca resistencia y
solicitó que algunos profesores y maestros fueran separa-
ocuparon á Roma el 20 de Septiembre de 1870. Se publi-
dos de sus puestos sustituj'én dolos por infalibilistas. A
có un manifiesto, estableciendo los detalles de un plebis-
esta petición no accedió el Gobierno prusiano.
cito, siendo la votación por papeletas y la cuestión «la
unidad de Italia». El resultado demostró cuán completa- Este Gobierno había deseado calurosamente conservar
mente se babia emancipado el espíritu italiano de la teo- relaciones cordiales con el papado, no quería entrar en
logía. En las provincias romanas, el número de votantes una contienda teológica, pero poco á poco fué adquirien-
en las listas era de 167.548; el número de los que vota- do el convencimiento de que la cuestión no era religiosa
ron 135.291 y de éstos lo hicieron por la anexión 133.681 sino política, si el poder del Estado podía emplearse con-
y en contra 1.507; votos perdidos, 103. E l Parlamento tra el Estado mismo. Un profesor de un instituto había
de Italia ratificó el voto del pueblo romano por una vota- sido excomulgado, y se solicitó del Gobierno su separa-
ción de 239 contra 20. Un real decreto anunció entonces ción, á lo cual se negó. Las autoridades católicas denun-
la anexión de los estados del Papa al reino de Italia, pu- ciaron el hecho como un ataque á la fe. El Emperador
blicándose un maniflsto con los detalles del arreglo en el apoyó á su ministro; el órgano del partido de la infalibi-
que se declaraba que «por estas concesiones trataba de lidad le amenazó con la oposición • de todos los buenos
demostrar á Europa el Gobierno italiano que la Italia católicos, y le dijo que al enemistarse con el Papa pue-
respeta la soberanía del Papa en conformidad con los den y deben cambiar los sistemas de gobierno. Esto hizo
principios de la Iglesia libre en el Estado libre». patente á todo el mundo que la cuestión se había reduci-
do á «¿quién es el Jefe del Estado, el Gobierno ó la Igle-
En la guerra pruso-austriaca había esperado el papado sia romana ? Es llanamente imposible que los hombres
restaurar el Imperio alemán bajo el Austria y hacer de vivan bajo dos gobiernos, uno de los cuales declare in-
Alemania un país católico. En la guerra franco-prusiana justo lo que el otro manda. Si el Gobierno no se somete
aguardaban los franceses simpatías de los ultramontanos á la Iglesia romana, los dos son enemigos». Un conflicto
de Alemania; no se omitió medio alguno para excitar el estalló entonces entre Prusia y Eoma, conflicto .en que
sentimiento católico contra el protestante; no se perdonó la última, impelida por su antagonismo á la civilización
ofensa de ningún género ; se les llamó ateos y se les de- moderna, es evidentemente la agresora.
claró incapaces de ser hombres honrados; se señalaba el
número de sus sectas como prueba de que sus separacio- El Gobierno, reconociendo entonces á s u antagonista,
nes los iban disolviendo. «Los secuaces de Lutero son los se defendió, aboliendo el departamento católico del mi-
hombres más corrompidos de toda Europa». Hasta el nisterio de los Cultos Públicos, en el verano de 1871. En
mismo Papa, presumiendo que todo el mundo habría Noviembre siguiente, aprobó el Parlamento Imperial una
olvidado la historia, no vaciló en decir: «Comprenda el ley que declaraba que los eclesiásticos que abusasen de
pueblo alemán que ninguna otra Iglesia sino la de Eoma sus funciones comprometiendo la tranquilidad pública,
es la Iglesia de la libertad y el progreso.» serían castigados como criminales. Y guiado por el prin-
cipio de que el porvenir pertenece á los que tienen la di-
Mientras tanto, se organizaba un partido entre el clero
rección de la enseñanza, hizo esfuerzos para separar de
alemán para protestar y aun resistir contra las usurpa-
la Iglesia las escuelas.
ciones del Papa. Protestó contra «haber puesto un hom-
bre en el trono de Dios», contra un Vice-Dios, fuese El partido de los jesuítas iba extendiendo y fortale-
quien fuese, y contra someter sus convicciones científi- ciendo una organización por toda la Alemania fundada
28G ACTOS DEL GOBIERNO PRUSIANO LA I G L E S I A COMO PODER POLÍTICO 287
p1 «vi-ncíriio de que, en asuntos eclesiásticos, la legis- á que «el ejercicio de la libertad religiosa no se oponga á
? l P l . Fstado no es obligatoria. Este era un acto de los deberes del ciudadano hacia la comunidad ni hacia
a b T e r U insurrección ¿ Podía°el Gobierno dejarse intimi- el Estado.»
dar? El obispo de Ermeland d e c l a r ó l e no obeoedem Con razón se afirma que el papado no se administra
las leyes del Estado si atacaban a la Iglesia. El bobier ecuménicamente, ni es una Iglesia universal para todas
no suspendió el pago de su sueldo, y comprendiendo que las naciones, sino para beneficio de algunas familias ita-
no b a t ó a p a z imentras se tolerase á los jesuítas perma- lianas. Consideremos su composición. Consta de un Pa-
no flC0,.aó v p u s o en práctica su expulsión.
pa , de cardenales obispos y de cardenales diáconos, que,
K n X el 4 o d e 1872P Su Santidad pronunció una en este momento histórico, son todos italianos; cardena-
alocución en la que bacía referencia ála ^ersecución de les , presbíteros, casi todos italianos; ministros y secreta-
k M e s a en el imperio de Alemania» y afirmaba que rio del Sagrado Colegio, en Roma, todos italianos. La
i ó b la iglesia tenía derecho á fijar los límites entre su Francia no ha dado un Papa desde la Edad Media. Lo
dominio y el del Estado, principio peligroso é inadmisi- mismo sucede con Austria, España y Portugal. A despe-
ble puesto que, bajo el nombre de la moral, comprende cho de toda tentativa para cambiar este sistema de ex-
la iglesia todas las relaciones de los hombres entre, s i y clusión, para abrir las dignidades de la Iglesia á todos los
afirma que quien quiera que no la ayude, l a S o - católicos, ningún extranjero puede alcanzar la sagrada
bre lo cual, pocos días después (Enero> ? de 1878 , cuatro cátedra. Hay que reconocer que la Iglesia es un patri-
leves fueron presentadas por el Gobierno: 1. Dando monio dado por Dios á las familias de los príncipes ita-
eg s á Sos individuos sobre la manera de romper sus lianos. De los cincuenta y cinco miembros del actual
lazos con la Iglesia. 2.» Restringiendo la facuHad de la Colegio de cardenales, cuarenta son italianos, es decir,
Iglesia en la aplicación de las penas eclesiásticas. S Re treinta y dos más de los que le corresponden.
gularizando el poder eclesiástico en materia ae discipli- La piedra de tropiezo para el progreso de Europa ha
n a , prohibiendo los castigos c o r p o r a e s , regularizando sido su sistema de doble gobierno. Mientras que una na-
las multas y destierros, concediendo el privilegio de ape- ción tenga dos soberanos, uno temporal en el interior y
la en asuntos eclesiásticos al Tribunal Real de Justicia otro espiritual en el extranjero, con diferentes jefes tem-
cuya decisión sería ejecutoria. 4.a Mandando que el cleio porales en las distintas naciones, mas tan sólo un verda-
fuese educado y nombrado por el Estado, debiendo po- dero jefe para todos, el Pontífice de Roma, ¿cómo es po-
seer una buena instrucción, sufrir e x á m e n e s públicos sible que la historia nos presente otra cosa, sino una na-
ante tribunales del Estado, y conocer la ñlosoha, la his- rración de los combates de estos poderes rivales? Cual-
toria y la literatura alemana. Las instituciones que no se quiera que reflexione sobre este estado de cosas, verá
sometiesen á ser gobernadas por el Estado serian di- cómo las naciones que han sacudido la forma dualista en
el gobierno, son las que han hecho mayores progresos.
SU
Estas leyes demuestran que Alemania está resuelta á Descubrirá cual es la causa de las parálisis en que ha
no verse entorpecida ni mandada por unas cuantas lami- caído Francia. Por una parte desea ser jefe de Europa, y
llas nobles italianas, que quiere ser dueña de su casa. Ve por otra se ata á un cadáver. Con objeto de atraerse á las
en el conflicto, no un asunto religioso ó de conciencia, clases ignorantes, penetra en vías políticas que condena
sino una lucha entre la soberanía de la legislación del As- su inteligencia. Las dos soberanías bajo las cuales vive
tado y la soberanía de la Iglesia, Trata al papado como á oscilan á cada momento, predominando ya ésta, ya aqué-
un poder religioso y no político, y está resuelta a que la lla, y no es raro que una se sirva de otra como de un -
" declaración de la Constitución prusiana sea mantenida y instrumento para conseguir sus fines.
EL SYLLABUS 289
Edad Media, se opone á la civilización moderna y de-
Pero este sistema dualista se aproxima á su fin. A las nuncia la sociedad actual.
naciones septentrionales, menos dominadas por la ima- La Encíclica y el Syllabus presentan los principios que
ginación y la superstición, há tiempo que les es i n t o c a - el Concilio del Vaticano aprobó y para cuya aplicación
ble- lo rechazaron inmediatamente en tiempo de la de- práctica fué convocado. E l Syllabus estigmatiza el pan-
forma, á pesar de las protestas y pretensiones de Poma. teísmo , el naturalismo y el racionalismo absoluto, con-
Rusia, más feliz que las demás, jamás ha consentido la denando opiniones como éstas: que Dios es el Universo;
influencia de ningún poder espiritual extranjero, be va- que no hay más Dios que la naturaleza; que los asuntos
nagloria de su fidelidad al antiguo rito griego, y no ve teológicos deben tratarse del mismo modo que los filosó-
en el papado más que un disidente incomodo de la le ficos ; que los métodos y principios, por los cuales culti-
primitiva. En América, lo temporal y lo espiritual están varon la teología los antiguos doctores escolásticos, no
completamente divorciados, no permitiéndose al ultimo son adecuados á la época y á los progresos de la ciencia;
la menor ingerencia en los negocios del Estado aunque que todo hombre es libre para abrazar y profesar la reli-
en todo lo demás se le concede libertad. La condición de gión que crea verdadera, guiado por la luz de su razón;
Nuevo Mundo también nos prueba que las dos formas del que pertenece al poder civil definir cuáles son los dere-
cristianismo, la católica y'la protestante, han perdido su chos y límites en que la Iglesia puede ejercer autoridad;
poder expansivo; ninguna de las dos puede traspasar sus que la Iglesia no tiene derecho de emplear la fuerza ni
antiguas fronteras; las repúblicas católicas permanecen ningún poder temporal directo ni indirecto; que la Igle-
siendo católicas, y las protestantes, protestantes; y entre sia debe ser separada del Estado y el Estado de la Igle-
las últimas va desapareciendo la tendencia a aislarse en sia ; que la religión católica no debe establecerse como
sectas y personas de diferentes denominaciones; se casan religión del Estado, con exclusión de todo otro culto;
y reúnen sin dificultad alguna. Forman sus opiniones que las personas que vengan á residir á un país católico
usuales por los periódicos, y no por la Iglesia. tienen derecho al ejercicio público de su religión; que el
Pío I X , en el movimiento que hemos considerado, na romano Pontífice puede y debe reconciliarse y confor-
tenido dos objetos presentes: 1.° Centralizar de un modo marse con los progresos de la civilización moderna. El
más completo el papado, poniendo á su cabeza un autó- Syllabus pretende que la Iglesia tiene derecho de inspec-
crata espiritual que asuma las prerogativas de D i o s ; z. , cionar las escuelas públicas y niega este derecho al Es-
vigilar el desarrollo intelectual de las naciones que pro- tado ; pretende también intervenir en los matrimonios y
fesan el cristianismo. divorcios.
La consecuencia lógica de la primera de estas preten- De estos principios formuló el Concilio los que creyó
siones es la intervención política. Insiste en que en todos oportunos, inscribiéndolos en la «Constitución dogmá-
los casos el poder temporal debe subordinarse al espiri- tica de la Fe Católica». Los puntos esenciales de esta
tual; toda ley contraria á los intereses de la Iglesia debe constitución que más especialmente tratan de las rela-
ser rechazada, pues no son obligatorias para los fieles. ciones entre la ciencia y la religión, son los que vamos á
E n las páginas anteriores he relatado brevemente algu- examinar ahora. Se comprenderá que en lo que sigue no
nas de las complicaciones que han ocurrido ya, en las presento todos los documentos, sino solo un extracto de
tentativas realizadas para mantener esta política. lo que parece ser su parte más importante.
Voy ahora á considerar la manera cómo entiende el pa- Esta definición empieza con una severa revista de los
pado que ha de establecer su inspección intelectual; cómo principios y consecuencias de la Reforma protestante:
define sus relaciones para con su adversario, la ciencia, «Rechazando la autoridad divina de la Iglesia para en-
y buscando una restauración de las condiciones de la
290 CONSTITUCIÓN D E LA PE CATÓLICA CONSTITÜCIÓN DE LA P E CATÓLICA 291

señar, y sujetando todas las cosas pertenecientes á la re- rido revelarse y mostrar los eternos decretos de su volun-
ligión al juicio de cada individuo, ha hecho nacer muchas tad por un medio sobrenatural. Esta revelación sobrena-
sectas, y como éstas disentían y disputaban entre sí, tural, como lo ha declarado el santo Concilio de Trento,
toda creencia en Cristo fué borrada del espíritu de mu- está contenida en los libros del Antiguo y Nuevo Testa-
chos, y las Sagradas Escrituras empezaron á ser conside- mento , según están enumerados en los decretos de aquel
radas como mitos y fábulas; el cristianismo ha sido re- Concilio y según se encuentran en la antigua edición de
chazado , y el reinado de la Razón, como ellos dicen, ó la Vulgata Latina.
de la Naturaleza, le ha sustituido; muchos caen en los »Son sagrados estos libros, porque fueron escritos bajo
abismos del panteísmo, del materialismo y del ateísmo, la inspiración del Espíritu Santo. Tenían á Dios por
y repudiando la naturaleza racional del hombre y toda autor, y como tales han sido entregados á la Iglesia.
regla de verdad y error, trabajan para derribar los verda- » Y con objeto de reprimir á los espíritus inquietos que
deros fundamentos de la sociedad humana. Como estas puedan dar explicaciones erróneas de ellos, se decreta,
impías herejías se extienden por todas partes, no pocos renovando la decisión del Concilio de Trento, que nadie
católicos han sido inficionados por ellas. Han confundido puede interpretar las Sagradas Escrituras de modo con-
la ciencia humana y la fe divina. trario al sentido con que han sido interpretadas por la
»Pero la Iglesia, madre y señora de las naciones, está Santa Madre Iglesia, á quien pertenece semejante inter-
siempre dispuesta á fortalecer á los débiles, á recibir en pretación.
su seno á los arrepentidos y á conducirlos á cosas mejo- » De la fe. Así como el hombre depende de Dios como
res. Y hallándose ahora los obispos de todo el mundo su Señor, y la razón creada está completamente sujeta á
reunidos en este Concilio ecuménico y el Espíritu Santo la verdad increada, así está obligado, cuando Dios hace
entre ellos, y juzgando con nosotros, hemos determina- una revelación, á obedecerla por la fe. Esta fe es una vir-
do declarar desde esta cátedra de San Pedro la doctrina tud sobrenatural y el principio de la salvación del hom-
salvadora de Cristo y proscribir y condenar los errores bre, que cree verdaderas las cosas reveladas, no por su
opuestos. verdad intrínseca como vistas á la luz natural de la ra-
»De Dios, creador de todas las cosas. La Santa Iglesia zón, sino por la autoridad de Dios al revelarlas. Pero á
Católica Apostólica Romana cree que hay un Dios vivo pesar de que la fe puede ser conforme con la razón, Dios
y verdadero, Creador y Señor del cielo y de la tierra, To- quiso añadir milagros y profecías que, demostrando su
dopoderoso, Eterno, Inmenso, Incomprensible, Infinito omnipotencia y su saber, son pruebas apropiadas á la
en inteligencia, voluntad y perfección. Es distinto del comprensión de todos. Tales son los de Moisés y los Pro-
mundo. Por su propio y libre consejo creó de la nada las fetas , y sobre todo los de Cristo. Ahora bien, deben ser
criaturas espirituales y temporales, angélicas y terrestres. creídas todas estas cosas que están escritas en la palabra
Luego hizo la naturaleza humana, compuesta de ambas. de Dios ó son trasmitidas por la tradición, y que la Igle-
Además, Dios, por su providencia, protege y gobierna sia por sus maestros propone á nuestra creencia,
todas las cosas de extremo á extremo, poderosamente, »Nadie puede justificarse sin esta fe y nadie alcanzará
ordenando todas las cosas de un modo armónico. Todo la vida eterna si no persevera en ella hasta el fin; por lo
está manifiesto á sus ojos, hasta las cosas que suceden que Dios, por medio de su único Hijo, ha establecido la
por la libre acción de sus criaturas. Iglesia como guardadora y maestra de la palabra revela-
s> De la Revelación. La Santa Madre Iglesia sostiene da , pues solamente á la Iglesia Católica pertenecen todos
que Dios puede ser conocido con certidumbre por la luz los signos que hacen evidente la credibilidad de la fe de
natural de la razón humana; pero que también ha que- Cristo. Además, la misma Iglesia, en vista de su mara-
292 CONSTITUCIÓN DE LA FE CATÓLICA CONSTITUCIÓN DE LA FE CATÓLICA 293

villosa propagación, de su eminente santidad, de su in- Luego la sombra vana de estas contradicciones viene
agotable fecundidad para el bien, de su unidad católica, principalmente de que, ó las doctrinas de la fe no son
de su inquebrantable estabilidad, ofrece una garantía comprendidas y enseñadas como la Iglesia realmente las
grande y evidente para ser creída y una prueba innegable entiende, ó las falsas teorías y opiniones de los hombres
de su divina misión. Así, pues, la Iglesia muestra á sus son errores no dominados por la razón. Declaremos, pol-
hijos que la fe que tienen descansa en un solidísimo ci- lo tanto, como falsa toda aserción que sea contraria á la
miento, por lo cual es totalmente distinta la condicion luminosa verdad de la fe. Además, la Iglesia que á más
de los que por el celestial don de la fe han abrazado la de la misión apostólica de enseñar á los hombres, está
verdad católica, á la de los que, conducidos por opinio- encargada también de la custodia del depósito de la fe,
nes humanas, siguen una falsa religión. tiene como Dios el derecho y el deber de condenar «el
» De la fe y la razón. Por otra parte, la Iglesia católi- »saber falsamente llamado así, por temor de que el hom-
ca ha sostenido siempre y sostiene ahora que existen dos »bre pueda ser seducido por la vana filosofía». De aquí,
clases de saber, distinto uno de otro, tanto en su princi- pues, que no sólo está prohibido á todo fiel cristiano de-
pio como en cuanto á su objeto. En cuanto á su princi- fender como conclusiones legítimas de la ciencia aquellas
pio , porque en el uno sabemos por la razón natural y en opiniones que se sabe son contrarias á la doctrina de la
el otro por la fe divina; en cuanto á su objeto, porque fe, especialmente si están condenadas por la Iglesia, sino
además de aquellas cosas que nuestra razón natural pue- que está además obligado á tenerlas por errores revesti-
de alcanzar, se presentan á nuestra creencia misterios dos con el aspecto de la verdad.
ocultos en Dios que, á menos de que él los revele, no po- »No sólo es siempre imposible que la fe y la razón se
demos llegar á saber. contradigan entre sí, sino que más bien se favorecen mú-
»La razón, ciertamente, iluminada por la fe, puede tuainente, puesto que la recta razón establece los cimien-
llegar por la gracia divina á alguna comprensión, limita- tos de la fe y con ayuda de su luz cultiva la ciencia de las
da °en extensión, pero saludable en sus efectos, de los cosas divinas; y la fe por otra parte libra y preserva á la
misterios, tanto por analogía de las cosas que le son na- razón de errores, enriqueciéndola con conocimientos de
turalmente conocidas, como por la conexión de los mis- muchas clases. Tan distante está, pues, la Iglesia de opo-
mos misterios entre sí, y con el destino final del hombre. nerse á la cultura de las artes y ciencias humanas , que
Pero nunca puede ser capaz la razón de comprender com- antes las promueve y estimula de varios modos, pues no
pletamente los misterios, como comprende aquellas ver- ignora ni desprecia las ventajas que de ellas se despren-
dades que forman su propio dominio. Los misterios de den para la vida del hombre; al contrario, reconoce que
Dios en su propia naturaleza sobrepujan tanto álos lími- vienen de Dios, señor de todo saber, así que si son estu-
tes de la inteligencia creada, que aun enseñados por la diadas rectamente, con ayuda de la gracia, conducen á
revelación y recibidos por la fe, quedan cubiertos por la Dios. Ni prohibe á ninguna ciencia el uso de sus propios
fe misma como por un velo, y ocultos como si dijéramos principios y métodos dentro de su propia esfera; pero,
en las tinieblas, por tanto tiempo como dura esta vida reconociendo esta razonable libertad, cuida de que no
mortal. pueda contradecir la enseñanza de Dios, caer en errores
ó traspasar los verdaderos límites, é invadir ó introducir
»Pero aunque la fe esté sobre la razón, nunca habrá
confusión en el campo de la fe.
ningún desacuerdo real entre ellas, puesto que el mismo
Dios que revela los misterios é infunde la fe ha dado al »Pues la doctrina de la fe revelada por Dios no ha sido
alma del hombre la luz de la razón, y Dios no puede ne- propuesta, como algunos descubrimientos filosóficos, para
garse á sí mismo ni puede una verdad contradecir á otra. ser perfeccionada por el ingenio humano, sino que se ha
ANATEMAS DEL VATICANO 295

»Quien diga que la revelación divina no incluye miste-


entregado á la esposa de Cristo, como un depósito divino rios, sino que todos los dogmas de la fe pueden compren-
para ser fielmente guardado y enseñado. De aquí que to- derse y demostrarse por la razón debidamente cultivada.
dos los puntos de la santa fe lian de ser explicados siem-
»Quien diga que la ciencia humana debe proseguirse
pre , según el sentido y la intención de la Iglesia; ni es
con tal espíritu de libertad, que puedan considerarse sus
permitido jamás separarse de ellos so pretexto ó color de
afirmaciones como verdaderas, aun cuando se opongan á
una explicación más luminosa. Por lo tanto, á medida
la verdad revelada.
que pasen las generaciones y los siglos, crezcan la inte-
»Quien diga que llegará un tiempo en el progreso de
ligencia , el saber y la ciencia de todos y cada uno y de
las ciencias, en que las doctrinas enseñadas por la Igle-
toda la Iglesia; pero no obstante, consérvese puro é in-
sia deban tomarse en otro sentido que aquel que la Igle-
violable el sentido y la interpretación y creencia de la
sia les dió y les da todavía.»
misma doctrina.»
La extraordinaria y, ciertamente puede decirse, arro-
Entre otros cánones, se promulgaron los siguientes:
gante presunción contenida en estas decisiones, distaron
«Sea anatema:
mucho de ser recibidas con satisfacción por los católicos
»Quien niegue el único Dios verdadero creador y señor
ilustrados. Por parte de las universidades alemanas hubo
de todas las cosas visibles é invisibles.
resistencia , y cuando al concluir el año se aceptaron los
»Quien afirme sin rubor que sólo existe materia.
decretos del Concilio del Vaticano, en general no lo fue-
»Quien diga que la sustancia ó esencia de Dios y de
ron por convencimiento de su verdad, sino por un senti-
todas las cosas es única é igual.
do disciplinario de obediencia.
»Quien diga que las cosas finitas, corporales y espiri-
tuales , ó á lo menos las cosas espirituales, son emana- Muchos católicos de los más piadosos consideraron con
ciones de la sustancia divina, ó que la divina esencia por la más sincera tristeza todo el movimiento y los resulta-
manifestación ó desarrollo de sí misma viene á ser todas dos á que conducía. El P. Jacinto, en una carta al supe-
las cosas. rior de su Orden, dice: «Protesto contra el divorcio tan
impío como insensato, que quiere establecerse entre la
»Quien no reconozca que el mundo y todas las cosas
Iglesia, que es nuestra madre eterna, y la sociedad del
que contiene fueron producidas por Dios y sacadas de la
siglo xix de que somos hijos temporales, y hacia la cual
nada.
también tenemos deberes y consideraciones. Es mi con-
»Quien diga que el hombre puede y debe por sus pro-
vicción más profunda que si Francia en particular y la
pios esfuerzos y por progresos constantes llegar al cabo
raza latina en general se entregan á la anarquía moral,
á la posesión de toda verdad y virtud.
social y religiosa, la causa principal no es indudablemen-
»Quien rehuse aceptar como sagrados y canónicos los
te el catolicismo en sí propio, sino la manera que por
libros de la Sagrada Escritura íntegros, con todas sus
mucho tiempo se ha tenido de comprenderlo y practi-
partes, según fueron enumerados por el santo Concilio de
carlo. »
Trento, ó niegue que son inspirados por Dios.
»Quien diga que la razón es tan sabia é independiente, No obstante su infalibilidad, que implícala omniscien-
que Dios no puede pedirle la fe. cia, no previó Su Santidad el desenlace de la guerra
»Quien diga que la revelación divina no puede hacerse franco-prusiana. Si el talento profético le hubiera sido
creíble por pruebas exteriores. concedido, hubiese conocido la inoportunidad de los ac-
»Quien diga que no pueden hacerse milagros ó que nun- tos del concilio. Su petición al rey de Prusia para que
ca pueden conocerse con certeza, y que el origen divino prestase ayuda militar á su poder temporal, fué desoída.
del cristianismo no puede probarse por ellos. El rey excomulgado de Italia, como hemos visto ya, to-
296 LA ALIANZA EVANGÉLICA CRÍTICA DE LA CONSTITUCIÓN DEL VATICANO 297

mó posesión de Eoma. Una amarga Encíclica papal que proporciones que crecían de hora en hora, de aspecto
contrastaba fuertemente con las formas corteses de la di- amenazador. Algunas veces se dirigió la Alianza á esta
plomacia moderna, se publicó el 1.° de Noviembre de estupenda aparición con palabras corteses, otras en tono
1870, denunciando los actos de la corte piamontesa «que de censura.
había seguido el consejo de las sectas de perdición». En La Alianza dejó de comprender que la ciencia moder-
ella declara Sú Santidad que está en cautiverio y que na es hermana legítima, ciertamente gemela, de la Re-
nunca entrará en negociaciones con Belial. Pronuncia la forma, -Juntas fueron engendradas y juntas nacieron;
excomunión mayor, con censuras y castigos contra sus dejó de comprender que, aun cuando hay imposibilidad
enemigos, y ruega por «la intercesión de la Inmaculada de formar una coalición de las diferentes sectas, todas
Virgen María, Madre de Dios, y de los benditos apósto- pueden hallar en la ciencia un punto de enlace, y que,
les Pedro y Pablo». no una actitud desconfiada hacia ella, sino una cordial
Varias de las confesiones protestantes se habían aso- unión, es su verdadera política.
ciado, con objeto de consultarse, bajo el título de Alian- Quedan ahora que presentar algunas reflexiones sobre
za Evangélica. Su última reunión tuvo lugar en Nueva esta «Constitución de la Pe Católica», según la definió el
York en el otoño de 1873. Aunque en esta reunión se hu- Concilio del Vaticano.
bieran congregado también varios piadosos representan- Los objetos que se presentan bajo relaciones idénticas
tes de las Iglesias reformadas de Europa y América, no á diferentes personas deben verse de un mismo puntp de
tenía el prestigio ni la autoridad del gran Concilio que vista. En el caso que estamos ahora considerando, tiene
acababa de terminar sus sesiones en San Pedro de Po- el hombre religioso su propia estación especial, y el cien-
ma. No podía apelar á una no interrumpida tradición de tífico otra muy distinta; ninguno de ellos puede exigir
más de mil años; no podía hablar con la autoridad de un que su coobservador admita que el panorama de hechos
igual ó, ciertamente, de un superior á reyes y empera- desarrollados ante él sea igual al que aparece ante los
dores. Mientras qne una inteligencia y diplomacia pro- ojos del otro.
fundas y una gran sabiduría humana brillaban en todo La constitución dogmática insiste en la admisión de
lo que había hecho el Concilio del Vaticano, la Alianza este postulado; que la Iglesia Romana obra bajo un man-
Evangélica se reunió sin una idea clara y precisa de su dato divino, especial y exclusivamente entregado á ella.
objeto, sin una intención muy marcada y definida. "Sus En virtud de esta grande autoridad, requiere que todos
deseos eran estrechar los lazos de unión entre las varias los hombres resignen sus convicciones intelectuales, y
Iglesias protestantes, pero no tenía esperanzas bien fun- que todas las naciones le subordinen su poder civil.
dadas de conseguir este resultado deseable. Demostró Pero una pretensión tan exigente debe apoyarse en los
precisamente la naturaleza de los principios que dieron testimonios más decisivos é inatacables; en pruebas, no
origen á estas iglesias: nacieron de la discusión y vivían sólo de carácter indirecto, sino claras, terminantes y
por la división. pertinentes: pruebas de las que sea imposible dudar.
Sin embargo, en los actos de la Alianza Evangélica La Iglesia, sin embargo, declara que no someterá sus
pueden observarse ciertos hechos notables. Apartó sus pretensiones al arbitrio de la razón humana: pide que
miradas de su antiguo enemigo, aquel enemigo que había sean en seguida aceptadas como artículos de fe.
recientemente abrumado á la Reforma con contumelias y Si se admite esto, todas las demás pretensiones tienen
denuncias, y como el Concilio del Vaticano, las fijó en también que concederse, por exorbitantes que puedan
la ciencia. Bajo este nombre pavoroso veía erguido ante parecer.
ella algo que parecía un espectro de forma incierta, de Con una inconsecuencia extraña, la Constitución dog-
CRÍTICA DE LA CONSTITUCIÓN DEL VATICANO 299
298 CRÍTICA DE LA CONSTITUCIÓN DEL VATICANO
blime, pero se abstiene de afirmar que este tan terrible
mática desprecia la razón, afirmando que no puede de-
imponente Sér nació de una madre terrenal, esposa de
terminar los puntos que examina, y sin embargo se
un carpintero judío, que luego ha llegado á ser reina del
somete á sus argumentos para fortalecerlos. En verdad
cielo. El Dios que pinta no es el Dios de la Edad Media,
debiera decirse que toda la composición es un alegato
sentado en su trono de oro, rodeado de coros de ángeles,
apasionado á la razón para que se inmole en favor del
sino el Dios de la filosofía. La Constitución no tiene na-
cristianismo romano.
da que decir acerca de la Trinidad, nada del culto debi-
Con puntos de vista tan hondamente separados es im- do á la Virgen, al contrario, esto se encuentra virtual -
posible que la religión y la ciencia puedan estar de acuer- mente condenado; nada acerca de la transustanciación,
do en la representación de las sosas. Ni puede alcanzarse ó conversión por el sacerdote de la hostia y el vino en
en común conclusión alguna, excepto cuando se acude a carne y sangre de Dios; nada de la invocación á los
la razón como juez supremo y final. santos. Lleva en todas sus páginas impreso el pensamien-
Hay muchas religiones en el mundo, algunas de la to de la época y de los progresos intelectuales del
antigüedad más venerable, otras, que cuentan muchos hombre.
más adeptos que la romana. ¿ Cómo puede hacerse una
elección entre ellas si no se acude exclusivamente á la Esta es la exposición que nos presenta respecto á los
razón ? La religión y la ciencia deben someter sus preten- atributos de Dios, y nos enseña luego su modo de gober-
siones y diferencias á su arbitrio. nar el mundo. La Iglesia afirma que posee una inspec-
ción sobrenatural en todos los asuntos materiales y mo-
Contra esto protesta el Concilio del Vaticano; eleva la
rales. E i d e r o , en sus diversos grados, puede determinar
fe sobre la razón; dice que constituyen dos órdenes dis-
distintos desenlaces de lo futuro, ya por el ejercicio de
tintos de saber, teniendo respectivamente por asunto
sus atributos inherentes, ya por su influyente invocación
misterios y hechos. La fe trata de los misterios, la razón
á los poderes celestiales. Al soberano Pontífice se le ha
de los hechos. Proclamando el superior dominio de la fe,
concedido castigar ó perdonar á su gusto. Es ilegal ape-
intenta satisfacer la repugnancia del espíritu con mila-
lar de stfs decisiones ante un Concilio ecuménico, como á
gros y profecías.
un árbitro terrenal superior á él. Poderes como éste con-
Por otra parte, la ciencia vuelve la espalda á lo in- cuerdan con un dominio arbitrario, pero son inconcilia-
comprensible y mantiene la máxima de Wiclef: «Dios no bles con el gobierno del mundo por leyes inmutables, De
obliga al hombre á creer lo que no puede comprendér.» aquí que la Constitución Dogmática implantase firme-
A falta de una exposición de testimonies satisfactorios mente su creencia en una incesante intervención provi-
por parte de su enemigo, considera si hay en la historia dencial; no quiere admitir ni por un momento que en las
del papado y en las biografías de los papas algo que pue- cosas naturales hay una sucesión irresistible de aconte-
da apoyar adecuadamente el mandato divino, algo que cimientos , ó en los ^asuntos del hombre un inevitable
pueda justificar la infalibilidad pontificia, de dónde dedu- curso de hechos.
cir esta ciega obediencia que se debe al vice-Dios.
¿ Pero no ha sido el orden de la civilización igual en
Una de las más notables, y sin embargo, característi-
todas partes del mundo? ¿No se asemeja el crecimiento
ca contradicción de la Constitución dogmática, es el ho-
social al individual? ¿No presentan ambos fases de ju-
menaje forzado que paga á la inteligencia del hombre.
ventud, madurez y decrepitud? Para una persona que
Presenta una definición de la base filosófica del catolicis-
haya considerado cuidadosamente la civilización progre-
mo , pero oculta de la vista las formas repulsivas de la fe
siva de las sociedades humanas, en distantes y apartadas
vulgar. Enseña los atributos de Dios, creador de todas
regiones de la tierra, que haya observado las formas
las cosas, con palabras adecuadas á una concepción su-
idénticas bajo las cuales se manifiesta, ¿no es evidente armonía con esta grandiosa idea; no sostiene que al ser
que procede en virtud de una ley determinada ? Las ideas concebido cada hombre, Dios crea un alma de la nada
religiosas de los incas del Perú y de los emperadores de para él, sino que una porción de la inteligencia divina y
Méjico, y las ceremonias de sus cortes, eran iguales á las universal preexistente es separada, y cuando la vida cesa,
de Europa, iguales á las del Asia. La corriente del pen- vuelve y es absorbida en la fuente general de donde ori-
samiento había sido la misma. Un enjambre de abejas ginariamente vino. Los autores de la Constitución prohi-
transportado á una tierra lejana construirá su colmena y ben sostener estas ideas bajo pena de condenación eterna.
organizará sus instituciones sociales, del mismo modo Del mismo modo tratan la doctrina de la evolución y
que otros enjambres desconocidos, y esto sucede con los desarrollo, insistiendo obtusamente en que la Iglesia
enjambres separados de hombres. Tan invariable es esta cree en distintos actos creadores. La doctrina de que cada
sucesión de pensamientos y acciones, que hay filósofos forma viviente se deriva de alguna anterior, está mucho
que, transportando los ejemplos del pasado presentados más adelantada científicamente que la relativa á la fuer-
por la historia asiática, no vacilarían en sostener la pro- za, y con toda probabilidad puede considerarse como es-
posición siguiente: «Dado un obispo de Poma y algunos tablecida , sean lo que quiera las adiciones que última-
siglos, se obtendrá un papa infalible : dado un papa infa- mente le han sido agregadas.
lible y algún tiempo más, se obtendrá el lamaísmo, al En su condenación de la Reforma, la Iglesia lleva á la
que hace tanto tiempo lia llegado el Asia. práctica sus ideas de la subordinación de la razón á la
En cuanto al origen de las cosas corporales y espiri- fe; á sus ojos, la Reforma es una impía herejía, que con-
tuales, la Constitución Dogmática añade un solemne én- duce á los abismos del panteísmo, del materialismo y
fasis á sus declaraciones, anatematizando á todos aque- del ateísmo, y tiende á derribar los verdaderos cimientos
llos que sostengan la doctrina de la emanación, ó que de la sociedad humana. Quiere, por lo tanto, reprimir
crean que la naturaleza visible es sólo manifestación de esos «espíritus inquietos» que, siguiendo á Lutero, sos-
la esencia divina. En esta tarea han encontrado sus auto- tienen que «todo hombre tiene derecho á interpretar la
res grandes trabajos. Tenían que chocar con estas formi- Escritura por sí mismo». Afirma que es un error malva-
dables ideas, ya antiguas ó modernas, que en nuestros do conceder á los protestantes iguales derechos políticos
tiempos se introducen tan enérgicamente en los hombres que á los católicos, y que cohibirlos y suprimirlos es un
pensadores. La doctrina de la conservación y correlación deber sagrado ; que es abominable permitirles que esta-
de la fuerza conduce, por una consecuencia lógica, á la blezcan instituciones de enseñanza. Gregorio X.VI de-
vetusta teoría oriental de la emanación; la doctrina de la nunció la libertad de conciencia como una locura insana,
evolución y del desarrollo rechaza la de las creaciones y la libertad de la prensa como un error pestilente que
sucesivas. La primera descansa en el principio funda- no puede ser bastante detestado.
mental de que la cantidad de fuerza en el Universo es in- Pero ¿ cómo es posible reconocer un oráculo infalible
variable ; y de que, aunque esta cantidad no puede aumen- é inspirado en el Tíber, cuando se recuerda que una y
tar ni disminuir, pueden trasmutarse de unas en otras otra vez ha habido contradicciones entre papas sucesivos,
las formas bajo que se expresa. Esta doctrina, sin embar- que papas han condenado concilios y concilios han con-
go , no ha recibido todavía una demostración científica denado papas; que la Biblia de Sixto Y ha admitido tan-
completa; pero tan numerosos y convincentes son los ar- tos errores (cerca de dos mil) que sus propios autores tu-
gumentos aducidos en su apoyo, que se nos presenta de vieron que recogerla? ¿Cómo es posible para los hijos de
un modo imponente y casi autoritario. Además, lateo- la Iglesia considerar como «errores engañosos» la forma
ría asiática de la emanación y de la absorción se halla en globular de la tierra, su posición como un planeta en el
sistema solar, su rotación sobre el eje y su revolución diluvio que cubrió toda la Tierra, hasta la cresta de las
alrededor del Sol? ¿Cómo pueden negar que hay antípo- más altas montañas, y que las aguas de esta inundación
das y otros mundos además del nuestro? ¿Cómo pueden fueron secadas por un viento. Las ideas exactas respecto
creer que el mundo fué hecho de la nada en una semana á las dimensiones de la atmósfera y del mar y á la acción
y concluido como lo vemos ahora; cómo, que no ha su- de la evaporación, prueban cuán insostenible es este
frido cambio y que sus partes han trabajado tan sin co- aserto. Dijo que los progenitores de la especie humana
nexión como para necesitar incesantes intervenciones? habían salido perfectos de manos del Criador, tanto en
Cuando se pide hoy á la ciencia que rinda sus convic- cuerpo como en alma, y que luego habían caído. Ahora
ciones intelectuales, ¿no puede ésta pedir á la Iglesia que considera y estudia la mejor manera de libertarse de las
recuerde su pasado? La batalla respecto á la figura de la incesantes pruebas que demuestran el estado salvaje del
Tierra y la localización del cielo y del infierno, le fué hombre prehistórico:
adversa. Afirmó que la tierra era una extensa llanura y ¿ Es, pues, sorprendente que el número de los que tie-
que el cielo es un firmamento, el suelo del paraíso, por nen en poca estima las opiniones de la Iglesia vaya rá-
el cual una y otra vez se han visto ascender algunas per- pidamente aumentando? ¿Es posible recibir como guía
sonas. Demostrada la forma globular, sin que fuera posi- seguro de lo invisible á quien en tan profundos errores
ble la menor contradicción, por las observaciones astro- cae en lo visible ? ¿ Cómo puede inspirar confianza en lo
nómicas y por el viaje de Magallanes, sostuvo luego que moral y espiritual quien tan visiblemente ha errado en
era el cuerpo central del universo y que todos los demás lo físico? No es posible apellidar á estos conflictos «va-
le estaban subordinados, siendo el principal objeto de las nas sombras, falsos ardides, ficciones de una mal llama-
miradas de Dios. Desalojada de esta posición, afirmó da ciencia, errores que revisten la engañosa apariencia
luego que no tenía movimiento; que el Sol y las estre- de la verdad», según la Iglesia los estigmatiza. Al con-
llas giraban á su alrededor, como lo vemos diariamente. trario, son sólidos testimonios que descansan en bases
La invención del anteojo probó que en esto también es- inatacables, contra las pretensiones eclesiásticas de la
taba equivocada. Luego sostuvo que todos los movimien- infalibilidad, á la que convencen de ignorante y ciega.
tos del sistema solar están regulados por intervención Convicto de tantos errores, no intenta el papado dar
providencial; los Principios de Newton demostraron que explicación alguna. Ignora todo el asunto; más todavía,
son debidos á las leyes irresistibles. Afirmó luego que la contando con el apoyo eficaz de la audacia, aunque abru-
Tierra y todos ios cuerpos celestes fueron creados hace mado por estos hechos, proclama su infalibilidad.
seis mil años y que en seis días se estableció el orden de Pero 110 pueden concederse otros derechos al Pontífice
la naturaleza, introduciéndose todas las tribus de plan- que los que le otorgue el tribunal de la razón. No puede
tas y animales. Obligada por la acumulación de pruebas pretender la infalibilidad en asuntos religiosos y decli-
contrarias, alargó sus días á períodos de duración inde- narla en los científicos. La infalibilidad comprende todas
finida, tan sólo, para hallar luego, sin embargo, que las cosas, implica la omnisciencia. Si es buena para la
hasta este artificio era inaceptable. Las seis épocas, con teología, buena debe ser para la ciencia. ¿Cómo es posi-
sus seis creaciones especiales, 110 pudieron sostenerse ble coordinar la infalibilidad del Papa con los bien sabi-
más tiempo cuando se descubrió que las especies apare- dos errores en que ha caído ?
cían lentamente en una época, culminaban en una se-
¿No es necesario, pues, rechazar la pretensión del pa-
gunda y gradualmente morían en una tercera; estos sal-
pado , de emplear medios coercitivos para conservar sus
tos de época á época no sólo hubieran exigido creaciones,
opiniones; repudiar totalmente la declaración de que «la
smo re-creaciones también. Afirmó que había habido un
Inquisición es una necesidad urgente en vista de la incre-
dulidad de la edad actual» y en nombre de la natura- Venimos, pues, á parar á esta conclusión: que el cris-
leza humana protestar altamente contra la ferocidad y tianismo católico y la ciencia son absolutamente incom-
terrorismo de esta institución? ¿No tiene la conciencia patibles, según reconocen sus respectivos adeptos; no
derechos inalienables ? pueden existir juntos, uno debe ceder ante otra, y la hu-
Un abismo infranqueable y que se agranda por mo- manidad tiene que elegir, pues no puede conservar ambos.
mentos, se abre entre el catolicismo y el espíritu de la Mientras que tal vez es éste el desenlace que aguarda
época. El catolicismo insiste en que la fe ciega es supe- al catolicismo, no sólo es posible una reconciliación en-
rior á la razón, en que los misterios son mucho más im- tre la ciencia y la Reforma, sino que se verificaría fácil-
portantes que los hechos. Pretende ser el único intérprete mente , si las Iglesias protestantes quisieran observar la
de la naturaleza y que la revelación sea el árbitro supre- máxima de Lutero, establecida en tantos años de guerra,
mo del saber; rechaza sin vacilar todas las críticas mo- de que todos tienen el derecho de interpretar privada-
dernas de las Escrituras y ordena que la Biblia se acepte mente las Escrituras: fué el fundamento de la libertad
de acuerdo con las opiniones de los teólogos de Trento; individual. Pero si se permite la interpretación personal
abiertamente confiesa su odio á las instituciones libres y del libro de la revelación, ¿cómo puede negarse tratán-
á los sistemas constitucionales, y declara que están en dose del libro de la naturaleza ? En los errores que han
un error condenable los que consideran posible ó desea- aparecido, debemos considerar siempre la debilidad de la
ble la reconciliación del Papa con la civilización mo- naturaleza humana. A las generaciones que siguieron in-
derna. mediatamente á la Reforma puede excusarse que no com-
Pero el espíritu de la época pregunta: ¿ debe la inteli- prendiesen la completa significación de su principio car-
gencia humana subordinarse á los padres tridentinos ó dinal y que no lo llevasen á efecto en todas las ocasiones
á los caprichos de los ignorantes que escribieron en los oportunas. Cuando Calvinohizó quemará Servet, estaba
primeros tiempos del catolicismo? No ve mérito en 1a- fe animado, no por los principios de la Reforma, sino pol-
ciega y más bien desconfia de ella. Mira hacia adelante, los del catolicismo, de los que no había podido emanci-
para que el progreso del cánon popular de credibilidad parse completamente. Y puede decirse lo mismo del clero
decida entre el hecho y la ficción. No se considera obliga- de algunas confesiones influyentes del protestantismo,
do á creer en fábulas y falsedades que han sido inventa- cuando ha estigmatizado á los investigadores de la natu-
das para fines eclesiásticos. No encuentra argumentos en raleza como á infieles y ateos. Para que el catolicismo se
apoyo de su verdad, pues las tradiciones y leyendas há reconcilie con la ciencia hay obstáculos formidables, qui-
tiempo que vivieron; eñ este respecto las fábulas de la zá insuperables, en su camino; para que el protestantis-
Iglesia son muy inferiores á las del paganismo. La lon- mo consiga este gran resultado, no hay ninguno. En el
gevidad misma de la Iglesia no se debe á una protección primer caso, hay una cruda y mortal animosidad que ven-
ó intervención divina, sino á la habilidad que ha tenido cer; en el otro, puede restablecerse una amistad quema-
en adaptar su política á las circunstancias que la han ro- las inteligencias han enfriado.
deado. Si la antigüedad fuese criterio de la autenticidad, Pero sean los que fueren los incidentes preparatorios
las pretensiones del budhismo deberían ser respetadas, de esta gran crisis intelectual que se aproxima y que de-
pues tiene una superioridad de muchos siglos. No cabe be presenciar inevitablemente el cristianismo, podemos
d.iensa de estas deliberadas falsificaciones de la historia, estar seguros de que la separación silenciosa de la fe pú-
de esta ocultación de los hechos de que la Iglesia'tan fre- blica , que de tan ominosa manera caracteriza á la genera-
cuentemente ha sacado ventaja. En estas cosas, el fin no ción presente, encontrará al fin su expresión política. No
justifica los medios. deja de tener significación que Francia refuerce las ten-
dencias ultramontanas de la población ignorante, promo- y el fuego toda tentativa de progreso; poder que se funda
viendo peregrinaciones, ejecutando milagros y exhibiendo en una nube de misterios; que se coloca sobre la razón y
apariciones celestiales. Obligada á ello por su destino, lo el sentido común; que en alta voz proclama el odio que
hace sonrojándose. No deja de tener significación que siente contra la libertad de pensamiento y de las institu-
Alemania esté resuelta á libertarse del dualismo guber- ciones civiles; que profesa la idea de reprimir la una y
namental, excluyendo el elemento italiano y llevando destruir la otra en cuanto encuentre oportunidad; que
á su complemento la Reforma que hace tres siglos dejó denuncia como la más perniciosa é insana la opinión de
sin concluir. Se aproxima el tiempo en que los hombres que la libertad de conciencia y de cultos es derecho de
deben escoger entre la fe tranquila é inmóvil, con sus todo hombre; que protesta de que el derecho sea procla-
consuelos de la Edad Media, y la ciencia que incesante- mado y afirmado por la ley en todo país bien gobernado;
mente reparte sus beneficios materiales en el camino de que repudia despreciativamente el principio de que la yo- ,
la vida, elevando la suerte del hombre en este mundo y luntad del pueblo, «manifestada por la opinión pública
unificando la especie humana. Sus triunfos son sólidos y (como se dice)», ó por otros medios, constituya juris-
duraderos. Pero la gloria que el catolicismo puede ganar- prudencia; que rehusa á todo hombre el derecho detener
en un conflicto con las ideas materiales es, cuando más, opinión en materias de religión, y sostiene que es simple-
como la de algunos meteoros celestes que llegan á nues- mente su deber creer lo que le dice la Iglesia y obedecer
tra atmósfera, transitoria é inútil. sus mandatos; que no permite á ningún gobierno tempo-
Aunque la afirmación de Guizot de que la iglesia siem- ral definir los derechos y prescribir los límites de la
pre ha estado al lado del despotismo es demasiado cierta, autoridad de la Iglesia; que declara que no sólo induce,
debe recordarse que la conducta que sigue es por necesi- sino que obliga á los individuos á la desobediencia; que in-
dad política. Está obligada á ello por el peso de dieci- vade la santidad de la vida privada, haciendo en el con-
nueve siglos. Pero si lo irresistible se indica en su acción, fesonario delatores y espías á la esposa, las hijas y los
lo inevitable se manifiesta en su vida, pues sucede con criados del sospechoso; que juzga sin acusador y, por el
el papado lo que con el hombre. Ha pasado por las luchas tormento, busca testigos contra el acusado; que niega á
de la infancia, ha desplegado la energía de la madurez, y los padres el derecho de educar á sus hijos fuera de la
completada su obra, tiene que caer ahora en las debili- Iglesia é insiste en que á ella sola pertenece la dirección
dades é impertinencias de la ancianidad. Su juventud ja- de la vida doméstica y la inspección de los matrimonios
más puede volver, y sólo le queda la influencia de sus y divorcios; que denuncia «la impudencia» de los que
recuerdos. Así como la Roma pagana derramaba sus úl- presumen subordinar la autoridad de la Iglesia al poder
timos resplandores sobre el imperio, tiñendo todos sus civil ó abogan por la separación de la Iglesia y el Esta-
pensamientos, así la Roma cristiana lanza sus postreros do; que repudia absolutamente toda tolerancia, y afirma
rayos sobre Europa. que sólo la religión católica tiene derecho á ser única re-
¿Consentirá la civilización moderna en abandonar la ligión de un país, con exclusión de todo otro culto ; que
carrera de progreso que tanto poder y felicidad le ha da- exige que toda ley contraria á sus intereses sea rechazada,
do? ¿Consentirá en desandar lo andado, y volver á la y que si no se accede á ello, ordena á todos sus adeptos
ignorancia semi-bárbara y á la superstición de la Edad que la desobedezcan?
Media ? ¿ Se someterá al arbitrio de un poder que, pre- Este poder, con la conciencia de que no han de obrarse
tendiendo una autoridad divina, no presenta testimonios milagros en su servicio, no vacila en perturbar la socie-
adecuados á su puesto; poder que tuvo á Europa estancada dad con sus intrigas contra los gobiernos, y trata de con-
por muchos siglos, suprimiendo ferozmente con el hierro seguir sus fines aliándose con el despotismo.
Pretensiones semejantes indican una revolución contra
la civilización moderna, y una intención de destruirla,
no importa á qué precio. ¡ Para someterse á ellas sin re-
sistencia era preciso que los hombres fuesen esclavos!
¿Y puede alguien dudar del resultado del conflicto pró-
ximo? Todo lo que descansa en la ficción y el fraude será INDICE ALFABÉTICO
derribado; instituciones que organizan imposturas y ex-
tienden falsedades, deben mostrar qué razones tienen
para existir. La fe tiene que dar cuenta de sí á la razón;
los misterios, deben dar lugar á los hechos. La religión
, tiene que abandonar la posición imperiosa y dominadora A. Andalucía, conquista de—, 82;
que por tanto tiempo ha mantenido contra la ciencia. su civilización , 120.
Absorción , doctrina de l a — , 103 Anestésicos, 268.
Debe haber absoluta libertad para el pensamiento. Los A b u - B e k r invade la Siria, 74. Animales, ¿ son autómatas los ?
eclesiásticos aprenderán á conservarse dentro del domi- A g e s i l a o , expedición d e — , 5. — 109, 110.
nio que han escogido, y dejarán de tiranizar al filósofo, Agustín denunciad Pelagio, 47; Anteojo, invención d e l — , 143.
que, convencido de su propia fuerza y de la pureza de examen desús escritos, 49-53; A n t í p o d a s , San Agustín sobre
sobre los antipodas, 56. los—,55-
sus intenciones, no soportará por más tiempo esta inge- Alejandría, fundación de—, 14; A p o l o n i o , obras matematicas
rencia. Lo que escribió Esdras en las márgenes del río de M u s e o d e — , 15; biblioteca de—,24; reloj de agua de—, 26.
los sauces llorones, junto á Babilonia, hace más de vein- de—, 16; toma de, por Amrú, A q u i n o , Santo T o m á s d e — ,
80. combate el averroísmo, 126.
titrés siglos, aún se conserva: «La verdad es eterna, y no
A l e j a n d r o invade la P e r s i a , 5: A r a b e s , fatalismo de los—, 90;
perece jamás; vive y vence siempre.» su m u e r t e , 13. su literatura, 94; su indus-
A l - G a z z a l i , 86-108. tria y agricultura, 99, 100;
A l g e b r a inventada por los sa- sus inventos y descubrimien-
rracenos, 95, 98, 256. tos, 134.
A l h a z e n , 99. A r b e l a , batalla de — , 5.
A l i a n z a E v a n g é l i c a , 296. A r g y l l , duque d e — , 188, 189.
A l m a , 102; opinión del Conci- A r i s t a r c o , 132.
lio del Vatican o sobre el—, Aritmétic a i n d i a , 98.
103; naturaleza d e l — , 107. A r q u i m e d e s , 23.
Almagesto, 96. Arrio, 44; concilios sobre— 173.
Al-Mamun , medición de la T i e - Astronomía babilónica. 11; ára-
rra, 93, 131; sus bibliotecas, b e , 98; p r o g r e s o s d e la—195.
96; nota sobre —, 9 7 ; denun- Averroísmo, 105, 117; en Anda-
ciado , 120; traduce la «Sin- lucía, 120; combatido por los
taxis», 134. dominicos, 121, 122; en E u -
Almanzo r en B a g d a d , 94. r o p a , 125; en Italia, 127, 177.
Alucinaciones , sus causas reli-
giosas, 70. B.
A m é r i c a , descubrimiento de—,
137; sus progresos, 241. Babilonia , 9.
A m r ú invade el E g i p t o , 80; B a c o n , L o r d — , 196.
consulta al califa sobre la bi- B a g d a d , centro de l a ciencia,
blioteca de A l e j a n d r í a , 88. 94.
Anatem a niceno, 45; del C o n - B a h i r a convierte á Mahoma,
cilio del V a t i c a n o , 294. 67.
Pretensiones semejantes indican una revolución contra
la civilización moderna, y una intención de destruirla,
no importa á qué precio. ¡ Para someterse á ellas sin re-
sistencia era preciso que los hombres fuesen esclavos!
¿Y puede alguien dudar del resultado del conflicto pró-
ximo? Todo lo que descansa en la ficción y el fraude será INDICE ALFABÉTICO
derribado; instituciones que organizan imposturas y ex-
tienden falsedades, deben mostrar qué razones tienen
para existir. La fe tiene que dar cuenta de sí á la razón;
los misterios, deben dar lugar á los hechos. La religión
, tiene que abandonar la posición imperiosa y dominadora A. Andalucía, conquista de—, 82;
que por tanto tiempo ha mantenido contra la ciencia. su civilización , 120.
Absorción , doctrina de l a — , 103 Anestésicos, 268.
Debe haber absoluta libertad para el pensamiento. Los A b u - B e k r invade la Siria, 74. Animales, ¿ son autómatas los ?
eclesiásticos aprenderán á conservarse dentro del domi- A g e s i l a o , expedición d e — , 5. — 109, n o .
nio que han escogido, y dejarán de tiranizar al filósofo, Agustín denunciad Pelagio, 47; Anteojo, invención d e l — , 143.
que, convencido de su propia fuerza y de la pureza de examen desús escritos, 49-53; A n t í p o d a s , San Agustín sobre
sobre los antipodas, 56. los—,55-
sus intenciones, no soportará por más tiempo esta inge- Alejandría, fundación de—, 14; A p o l o n i o , obras matematicas
rencia. Lo que escribió Esdras en las márgenes del río de M u s e o d e — , 15; biblioteca de—,24; reloj de agua de—, 26.
los sauces llorones, junto á Babilonia, liacé más de vein- de—, 16; toma de, por Amrú, A q u i n o , Santo T o m á s d e — ,
80. combate el averroísmo, 126.
titrés siglos, aún se conserva: «La verdad es eterna, y no
A l e j a n d r o invade la P e r s i a , 5: A r a b e s , fatalismo de los—, 90;
perece jamás; vive y vence siempre.» su m u e r t e , 13. su literatura, 94; su indus-
A l - G a z z a l i , 86-108. tria y agricultura, 99, 100;
A l g e b r a inventada por los sa- sus inventos y descubrimien-
rracenos, 95, 98, 256. tos, 134.
A l h a z e n , 99. A r b e l a , batalla de — , 5.
A l i a n z a E v a n g é l i c a , 296. A r g y l l , duque d e — , 188, 189.
A l m a , 102; opinión del Conci- A r i s t a r c o , 132.
lio del Vatican o sobre el—, Aritmétic a i n d i a , 98.
103; naturaleza d e l — , 107. A r q u i m e d e s , 23.
Almagesto, 96. Arrio, 44; concilios sobre— 173.
Al-Mamun , medición de la T i e - Astronomía babilónica. 11; ára-
rra, 93, 131; sus bibliotecas, b e , 98; p r o g r e s o s d e la—195.
96; nota sobre —, 9 7 ; denun- Averroísmo, 105, 117; en Anda-
ciado , 120; traduce la «Sin- lucía, 120; combatido por los
taxis», 134. dominicos, 121, 122; en E u -
Almanzo r en B a g d a d , 94. r o p a , 125; en Italia, 127, 177.
Alucinaciones , sus causas reli-
giosas, 70. B.
A m é r i c a , descubrimiento de—,
137; sus progresos, 241. Babilonia , 9.
A m r ú invade el E g i p t o , 80; B a c o n , L o r d — , 196.
consulta al califa sobre la bi- B a g d a d , centro de l a ciencia,
blioteca de A l e j a n d r í a , 88. 94.
Anatem a niceno, 45; del C o n - B a h i r a convierte á Mahoma,
cilio del V a t i c a n o , 294. 67.
B a r t o l o m é , N o c h e de S a n — , C i s m a , el G r a n — , 235, 246. D e s c a r t e s , 108, 110; geometría R e f o r m a , 223; doble gobier-
181. C i v i l i z a c i ó n y catolicismo, 238. d e — , 256. no e n — , 224; p o b l a c i ó n d e — ,
B e d a , el v e n e r a b l e , 56. C l e r o (el) debe r e c o r d a r el p a - «De T r i b u s Impostoribus», 125. 222, 275; sectas d e — , 276.
B i b l i o t e c a a l e j a n d r i n a , 1 5 ; su sado, 302. D i l u v i o , fecha d e l — , 156. E v a n g é l i c a (Alianza), 296.
d i s p e r s i ó n , 46; su destruc- Colegios á r a b e s , 97. D i o c l e c i a n o , su oposición al «Evangeli o Eterno», 141, 174.
ción, 89; del C a i r o , 96. C o l e n s o , sobre el P e n t a t è u c o , cristianismo , 32; su a b d i c a - E v o l u c i ó n , doctrin a de l a — ,
B i b l i o t e c a s d e barro , 1 1 ; a n d a - 185. c i ó n , 33. 208.
luzas, 96. Coliseo, 216, 217. Dionisi o el E x i g u o f o r m a la E y m e r i c , el i n q u i s i d o r — , 176.
B o z r a h , t o m a d e , 75. C o l ó n , v i a j e d e — , 136; d e s c u - c r o n o l o g í a , 156.
b r e la linea de invariabili -
B r a d l e y d e s c u b r e la a b e r r a c i ó n
dad, 137.
D o b l e g o b i e r n o , 224, 289. F.
d e las estrellas , 146. D o m é s t i c a , progresos en l a v i -
B r u n o , 150; su a s e s i n a t o , 152. Concilios (los) determinan l a d a — , 264, 266. F a t a l i s m o d e los árabes, 90.
B u d h i s m o , doctrina s d e l — , so- v e r d a d , 172; infalibles, 190. D o m i n i s , castigo d e — , 269. F a u s t o , 40.
b r e el a l m a , 103; n a t u r a l e z a C o n f e s i ó n a u r i c u l a r , 175. D u a l i s m o , 12. F e d e r i c o I I , sus «Cuestione s
d e l — , 118. C o n f u s i ó n de lenguas, 157. D u B o i s - R e y m o n d , sobre las sicilianas», 126.
C o n s e r v a c i ó n de la fuerza, 300. h o r m i g a s , 109.
F e l i p e el H e r m o s o , 244.
Constantino emperador, 33 ; s u
C. donación al P a p a , 230.
Fernel, medición de la Tierra,
Constitución dogmática de la
E. 139-
C a a b a (la), 72. F e r r o c a r r i l e s , 243.
fe c a t ó l i c a , 297, 298.
C a b o , se d o b l a e l — , 138, 248. E d e s s a , colegio d e — , 63. F i l i p o de M a c e d o n i a , 5.
C a d e n a del d e s t i n o , 92. Constituciones c l e m e n t i n a s ,
Efeso, C o n c i l i o d e — , 63. F i l ó n el j u d í o , 104.
C a l d e a , e s t a b l e c i m i e n t o de la *79- E l c a n o (Sebastián), 139. F i l ó p o n o (Juan) p i d e p a r a sí l a
iglesia, 63. C o p é r n i c o , 142; establecimien - E l é c t r i c o , t e l é g r a f o — , 262. b i b l i o t e c a A l e j a n d r i n a , 88.
C a l d e o s , o b s e r v a c i o n e s d e los, to de su s i s t e m a , 146. E l e n a p a g a n i z a el cristianis- Filosofía aristotélica, 18,19, de-
11. C o r a n , el D i o s d e l — , 73. m o , 39. c l a r a d a c r i m e n de E s t a d o , 57.
C a l i f a t o s , los t r e s — , 85. C o r o n a de e s p i n a s , 227. E m a n a c i ó n , d o c t r i n a de l a — ,
C o s m e I n d i c o p l e u s t a , 56, 131. F l o g i s t o ( e l ) , 254.
C a l i s t e n e s , muerte d e — , 13. 103, 501.
Cosmogoní a científica, 159. F o c a s , motín d e — , 64.
C a l v i n o , 180; q u e m a á Servet, E n c í c l i c a (la), 296.
C o s r o e s i n v a d e el imperio ro - F r a n c e s a , r e v o l u c i ó n — , 272.
182; s o b r e la predestinación , E n c i c l o p e d i a s á r a b e s , 97.
212. mano , 66 ; se apodera de Je- F r a t r i c e l l i , opiniones de l o s — ,
E n e a s Silvio, su descripción de
C a m p a ñ a s m a c e d ó n i c a s , 6. rusalem, 66; se lleva la C r u z ,
las Islas B r i t á n i c a s , 223.
239-
66. F r a u e n h o f e r , sobre el espectro,
C a r d e n a l e s , colegio d e — , 233. E n f r i a m i e n t o d e la T i e r r a , 205.
C r e a c i ó n y E v o l u c i ó n , 162. 202.
C a r t a g o , i n c e n d i a d o por los sa- E p i f a n i o , s o b r e mineralogía,
C r i s i s ( l a ) i n m i n e n t e , 275. F u e r z a ( l a ) es indestructible,
r r a c e n o s , 82; i n t r o d u j o el 182.
C r i s t i a n i s m o , origen d e l — , 28; 106.
cristianism o l a t i n o , 82. Eratóstenes, s u s obras, 24; me-
p a g a n i z a c i ó n d e l — , 38; su
Cassin i d e s c u b r e ei aplana -
transformación en sistema dición de la T i e r r a , 130. G.
miento d e Júpiter, 159. E r í g e n a , filosofía d e — , 106.
político , 45,
C a t o l i c i s m o , ineficaci a d e l — , E s c r i t u r a , efectos de l a — , 116. Galileo, descubrimiento s d e — ,
C r i t e r i o de la v e r d a d , 169.
240, 270. E s d r a s , autor del P e n t a t é u c o , 143; su c a s t i g o , 144; su m e -
C r o n o l o g í a v u l g a r , 156; patrís- cánica, 197.
C a y e t a n o á L u t e r o , 179. 188, 308.
tica, 156.
C e n s u r a , 247. E s p a ñ a , invasió n d e — , 82. G a m a ( V a s c o de), 137, 247.
C h a k i a - M o u n i , 117. Cronómetro, 263. G é n e s i s (el) es la base del cris-
Espinosa , 126.
Cielo, descripción d e l — , 56; Ctesibio inventala máquina de t i a n i s m o , 4 7 ; interpretació n
Espíritu libre, hermanos y her-
de los m a h o m e t a n o s , 93. f u e g o , 26. d e S a n A g u s t í n sobre é l — ,
m a n a s d e l — , 178.
C i e n c i a s a g r a d a , 54; introduc- C u r i a ( l a ) ; sus negocios, 232. 50; crimen d e l — , 185. _
E s p í r i t u Santo, d e d o d e l — , 228.
c i ó n d e l a — e n E u r o p a , 245; E s t o i c i s m o , 21, 211 . Geometría ( l a ) perfeccionada
i n f l u j o d e la,—253. D. por los s a r r a c e n o s , 95.
E s t r e l l a s , distancia s de l a s — ,
Circumnavegación de la Tie- D a m a s c o , t o m a d e — , 66, 76. 148; nuevas, 150. G o b i e r n o del m u n d o por la ley,
r r a , 139,140. Decretales de I s i d o r o , 229. E u c l i d e s , 23. 193.
C i r i l o asesina á H i p a t i a , 47; Desarrollo , teorí a d e l — , ioo, E u r o p a , su c o n d i c i ó n social, Graciano, «El Decreto» de—,
s o b o r n a al eunuco, 63. 209. 222, 225, 227; en tiempo de la 178, 230.
G r a d o , medición d e u n — , 139, India, a r i t m é t i c a — , 98. L. M e m o r i a , explicación de l a — ,
198. Indic e Espurgatorio , 182. "3-
G r a n a d a , rendición d e — , 125. Individualismo , 249. L a c t a n c i o , nota d e — , 56.
Mercantiles , i n v e n t o s — , 268.
G r a v i t a c i ó n universal, 198. Indulgencias, 179. L a m a í s m o , 300.
M i l a g r o s , p r u e b a s por l o s — ,
L a m b e t h , artículo s d e — , 212.
G u i l l e r m o de M a l m e s b u r y , so- Infalibilidad, I9 0 -.. 56, 174-
bre los anglo-sajones, 224. Inglaterra, población d e — , 221. L a p l a c e , sobre la hipótesis ne- Mississippi, a v a n c e d e l — , 161.
G u i z o t , afirmació n d e — , 306. Inoculación, 260. bular, 203. M o a w y a h el califa, 94.
Inquisición, 122,175, 235; nece- L a t i n a , cristiandad , 214. M o n o t e í s m o , tendencia s a l — ,
L a t i n o , uso del idioma , 236.
H. sidad apremiant e d e — , 303.
L e g a d o s , deberes de l o s — , 231.
28; origen d e l — , 61.
Insectos, 110. M o r o s (los) son arrojado s d e
Inteligencia activa, 117. Leibnitz , acusación c o n t r a E s p a ñ a , 124.
H a k e m , biblioteca d e — , 120.
Intervención y ley, 211. N e w t o n , 183. Mosaicos, r e c u e r d o s — , 164.
H a l l e y , c o m e t a d e — , 227, 270.
Harun'-al-Raschi d o r g a n i z a co- Invento s científicos, 262. L e y , gobierno del m u n d o p o r M u e r t e , introducció n de l a —
legios, 94. Isis, restauración del c u l t o de, l a — , 193. en el mundo, 4 7 .
H e r a c l i o , su expedició n á Cons- 40, 61. L o c o m o c i ó n , 262. M u n i c i p a l e s , m e j o r a s — , 265.
tantinopla, 66; c a m p a ñ a con- L o g a r i t m o s , invento d e l o s — , M u s e o d e A l e j a n d r í a , 15-20, 27.
tra Cosroes, 66; a b a n d o n a la J. 2
57- , . .
S i r i a , 78. L u t e r o , 179, 250; c o n t r a A r i s - N.
H e r o n invent a la m á q u i n a de J a c i n t o (el p a d r e ) , sus opinio- tóteles, 182.
fuego, 26. nes, 296.
H e r s c h e l , sobre las estrellas do- Jerez, batall a d e — , 82.
Ll. N e b u l a r , hipótesis— , 201, 204.
N e g r o s , e s c l a v i t u d de l o s — , 243
bles, 201; sobre la hipótesis Jerusalem, se rinde á A l e j a n d r o , L l ó r e n t e , histori a d e la I n q u i - Neptuno, descubrimient o d e — ,
nebular, 202. 6; á Cosroes, 66; á los sarra- sición, 123. 199.
H i l a r i o de Poitiers , n o t a d e — , cenos, 77.
N e r v i o s o , funciones del siste-
r -71'
J e s u i a b b a s , s u s t r a t a d o s con M. n j a — , 116.
M a h o m a , 90.
H i p a r c o , 24. Nestoriano s (los) son aristoté-
H i p a t i a , asesinato d e — , 46. Jesuitas (los) en Prusia , 286. M a c e d ó n i c a s , c a m p a ñ a s , 6. licos, 63; dan origen al m a -
H o m b r e , antigüeda d d e l — , 165; Jiméne z q u e m a los manuscri - Magallanes , v i a j e d e — , 138,248. hometismo, 73; su influjo so-
desarrollo d e l — , 210 tos árabes, 89; perfidia d e — , M a g i s m o , 13; d e r r i b a d o por el b r e los sarracenos , 90.
H o n i a n el librero, 96. I25-, mahometismo , 72. N e s t o r i o , 47; sigue las opinio-
H u b e r , sobre los insectos , n o . Juan el g r a m a t i c o , 90. M a h o m a en B o z r a h , 63; casa- nes de Teodoro de Mopsues-
H u g g i n s , sobre las nebulosas, Judíos (los); c e s a su conver- miento d e — , 68; b a t a l l a s de, ta, 61; sus disensiones con
203. sión, 90; su influjo sobre los 70; muerte d e — , 72; opinio- Cirilo, 63; j u i c i o d e — , 63;
H u m b o l d t , sobre l a influencia s a r r a c e n o s , 90; su psicolo- n e s religiosas d e — , 72. m u e r t e d e — , 63.
de la naturaleza , i x . gía, 105; en E s p a ñ a , 122; des- M a h o m e t i s m o (el) es una r a m a N e w t o n ( I s a a c ) d e s c u b r e el
H u p f e l d , sobre el Pentatéuco, • terrados de E s p a ñ a , 123. del nestorianismo, 72; doctri- aplanamiento de la T i e r r a ,
186. Justiniano cierra las escuelas nas p o p u l a r e s d e l — , 73,86. 160; sus «Principios» , 195,
I. paganas, 47; P a n d e c t a s d e — , M a i m o n i d e s , 122. 196; ejemplos d e su filosofía,
178; efecto d e sus guerras, M a n u , preceptos d e — , 103. 254.
Ibn-Junis , 98, 133. 220. M á q u i n a de v a p o r , 262. N e w t o n , obispo, nota d e l — , 42.
I d i o m a primitivo, 157. M a r t e l ( C a r l o s ) d e r r o t a á los
N i c e a , C o n c i l i o d e — , 44, 45,
I d i o m a s modernos, 237. K. sarracenos, 83.
I 7- 1 -
Iglesia caldea, 63; c a t ó l i c a , sus M a t e m á t i c a s , 256. N i r w a n a , 103, 118.
adeptos, 276; s u s pretensio- Kaled , general sarraceno, 74. M a u r i c i o , emperador, 64. N o é , reparte la T i e r r a , 156.
nes, 276; p a t r i m o n i o de Ita- K e p l e r o , leyes d e - , 194; con- M e d i c i n a , colegios sarraceno s
lia, 295. denación d e — , 194; se antici- d e — , 97; progreso s de l a — ,
I m p r e n t a , efectos d e l a — , n 6 , p a á N e w t o n , 195, 268. O.
2 M é d i c o s judíos , 90.
T 47- . K j ó k k ó n m ó d d i n g (los), 167.
O b s e r v a c i o n e s astronómicas de
Impresiones asirías , 12. M é j i c o , disminució n d e la po-
b l a c i ó n d e — , 220; c i v i l i z a c i ó n los c a l d e o s , n .
Incas, ideas religiosas de los—,
d e — , 244. O b s e r v a t o r i o de Sevilla, 97.
296.
Ornar, rendición de Jerusalem P o s i d o n i o , medició n d e la T i e - S. 163; disminució n d e su calor.
á — , 77; en Medina, 94. rra, 130. 205.
Oraciones cristianas y m a h o - P r e c e s i ó n de los e q u i n o c c i o s , Salerno, colegio d e — , 96. T o l e r a n c i a , 251.
metanas, 92. 24. 15.7- S a r r a c e n o s (los) toman á Jeru- T o r q u e m a d a el inquisidor , 123;
Organismos , sus variaciones, Predestinación , 212. salem, 77; á A l e j a n d r í a , 81; á q u e m a los m a n u s c r i t o s orien-
207. Prehistórico , el h o m b r e — , 165. C a r t a g o , 81; i n v a d e n á E s - tales, 123.
Oriente, religiones d e l — , 60. P r e s t i d i g i t a c i ó n , suertes d e — , paña, 82; á F r a n c i a , 83; in- T o r r e de B a b e l , 157.
268. sultan á R o m a , 84; disensio- T r e n t o , C o n c i l i o d e — , 181.
Protestantismo, descomposi- nes d e — , 85; desprecia n á T r i g o n o m e t r í a (la) i n v e n t a d
P. ción d e l — , 246; su reconcilia- los europeos , 85; dinastías por los sarracenos, 95, 98.
ción c o n la ciencia, 305. de l o s — , 94. T r i n i d a d , disput a sobre l a — ,
P a d r e s de la Iglesia, c a r á c t e r P r u s i a , conflicto de l a — , con el S e g u r o s (los), 268. 45; S a n A g u s t í n sobre l a — ,
de l o s — , 159. P a p a , 285; leyes eclesiásticas Servet, opiniones y asesinato 53; P l o t i n o sobre l a — , 104.
d e — , 287. d e — , 182, 305.
P a n d e c t a s de Justiniano, 170.
P a p a ( e l ) infalible, 190; elec- P t o l e m e o s , su p o l í t i c a , 26. Sífilis (la), 227. U.
ción d e l — , 233. Ptolemeo, el astrónomo, 24; su «Sintáxis» (la) de P t o l e m e o , 24.
sistema, 132. Siria, la i n v a d e C o s r o e s , 66; la U n i v e r s o , gobiern o d e l — , 193.
P a p a d o (el), sus transformacio -
nes, 228; su centralización , P t o l e m e o Sotero, nacimient o invaden los sarracenos, 74.
230; patrimoni o de los italia- d e — , 14; r e y d e E g i p t o , 15; S i x t o V , su biblia, 301. V.
nos, 287. autor, 23. S o c i e d a d e s científica s italia-
P a p a l e s , rentas— , 225, 232. Purgatorio , 235. nas, 253. V a l d e n s e s , declaracione s de
P a p e l , invent o d e l — , 248. P u s e y (el Dr.), nota d e su tra- Sofronio e n t r e g a á Jerusalem , l o s — , 177.
P a r a l a j e del Sol, 147; de las es- ducción , 53. V a l e n t i n i a n o persigue á los
77-
trellas, 148. platónicos, 57.
Sol, distancia d e l — , 146.
P a t r i a r c a s , longevidad d e l o s — Q. Sosígenes r e f o r m a el calenda-
V a l e r i o intenta el castigo de
158- . Pelagio , 48.
rio, 26.
P a t r í s t i c a , filosofía—, 54; c r o - Q u í m i c a , origen de l a — , 95, V a n i n i . asesinato d e — , 182.
«Syllabus» (el), 278; e x a m e n
n o l o g í a — , 156. 99- d e l — , 291. V a r i a c i ó n de l a a g u j a , 136.
V a s c o de G a m a , 138.
P e l a g i o , su doctrin a y conde- R. T. V a t i c a n o , C o n c i l i o d e l — , 277.
R e a l S o c i e d a d (la), 259. V e d i s m o (el), 103.
T a r i k i n v a d e la E s p a ñ a , 82. V e n u s , p a s o d e — , 147, 270.
R e f o r m a (la), 180, 2514,251, 301. T a y l o r , teorema d e — , 257.
P e n t a t é u c o , T e r t u l i a n o sobre V e r d a d , criteri o de l a — , 16
Refracción atmosférica, 99, T e l é g r a f o eléctrico, 262.
e l — , 35; crítica d e l — , 185. 132. V i c a r i o (el de Cristo, 231.
T e o d o s i o cierra los templos, 45. V i n c i , L e o n a r d o d e — , 196, 252.
P é r g a m o , b i b l i o t e c a d e — , 20, R e n á n , sobre el averroísmo, T e ó f i l o dispersa la biblioteca
88._ 117. de A l e j a n d r í a , 46.
V i r g e n M a r í a (la) m a d r e de
P e r s é p o l i s , 10. Dios, 61; l e c h e de l a — , 228.
R e n t a s del P a p a , 231, 234.
Persia, campaña s e n — , 3; con- T e r t u l i a n o , apología d e — , 34,
R e t e n c i ó n d e l a s impresiones
dición intelectual d e — , ir- nerviosas, 112. 37- Y.
religión d e — , 13. R e v o l u c i ó n americana, 272. T i e r r a (la), su forma, 93; me-
Perú, c i v i l i z a c i ó n d e l — , 244. d i d a p o r A l - M a m u m , 94; Y e r m u c k , b a t a l l a d e — , 76.
R i t o s romano s (los) se adopta n
P i c a r d , medició n de la T i e r r a , en el cristianismo, 47. opiniones teológicas s o b r e — ,
140, 198. 128; m e d i c i o n e s d e — , 130, Z.
R o m a en tiempo d e la R e f o r -
Pigafetti, 138. 139; c i r c u m n a v e g a c i ó n d e — ,
ma, 2 1 5 ; condición política Z e b a l l o s , nota de su t r a d u c -
P í o I X , sus intentos, 290. 138; medició n d e — , por los
d e — , 218 ; c o n d i c i ó n s o c i a l ción, 53.
Pitagórico, s i s t e m a — , 1 3 1 . franceses, 140; dimensiones
d e — , 218; o c u p a c i ó n d e — p o r
de, 140; distanci a d e — al S o l , Z e n ó n , 21.
Platonismo, 23. el ejército italiano, 284.
146; e d a d d e — , 144; aplana - Zoroastro , religión d e — , 12,
Plotino, 104. R o m a n a s , familias aristocráti- miento d e — , 153; f o r m a c i ó n Z ó s i m o a n u l a la sentencia de
Población, teoría de l a — , 219. c a s — , 44. d e — , 153; antigüeda d d e — , Inocenci o I, 47.
Poligamia, efecto p r á c t i c o de R o m a n c e s árabes, 94.
l a - , 86. R o m a n o , traición d e — , 75.
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