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¿HASTA DONDE SE NEGOCIA EL CONFLICTO?

A partir de la constante evolución que se experimenta en la sociedad, surgen cambios en


el comportamiento, actitudes e intereses de los individuos. Estas posturas o reacciones frente a
los cambios, no siempre son aceptadas por la mayoría y es en esa diferencia donde se debe llegar
a algún punto de acuerdo para evitar que la diferencia se convierta en conflicto. El conflicto es
un aspecto que forma parte del diario vivir, aunque en algunos casos se pueda solucionar de
forma sencilla y en otros sea más complicado resolverlo.

Según Viola, F (2006) en su artículo El Conflicto de los Valores, indica que “Los
intereses son negociables y, sus conflictos normalmente se resuelven con un compromiso o, con
la prevalencia del más fuerte. Pero las identidades y los valores no son negociables y, sus
conflictos exigen procedimientos más complejos. Eso significa que estos conflictos son los más
dramáticos y lacerantes” P. 47.

Las diferencias que se pueden presentar entre dos o más personas en referencia a sus
valores, moralidad, el bien y el mal, generan conflictos subjetivos pues se basan en lo que sienten
y creen las personas. Los factores internos que impulsan la conducta humana, entre los cuales se
cuentan los valores y las identidades como producto de su origen, cultura, procesos de
aprendizaje o religión, se convierten en guías de conducta o comportamiento. Estos valores se
ven enmarcados en conflictos sociales tales como la marginación sexual o de género, las
creencias religiosas, discriminación racial, entre otros.

Las diferencias de valores entre individuos, radican en el sistema de creencias que los
individuos adoptan para darle sentido a sus vidas, considerando que estos enmarcan lo bueno, lo
malo, lo justo y lo injusto. Sin embargo, las personas pueden convivir con sistemas de valores
diferentes siempre y cuando no exista un sistema que se quiera imponer por la fuerza, o que no
admita otras creencias. Cuando se habla de negociación o resolución de conflictos, se pretende
encontrar un punto de convergencia, donde se logren acuerdos y cada una de las partes en
conflicto tengan algún beneficio y también algo que ceder, pero cada una de las partes entra a
ponderar en estos acuerdos sus valores, ética, creencias, moral, para poder concluir una solución.
Si esto no se logra es cuando se originan hechos violentos.

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Un ejemplo claro de conflicto de valores, se vive a diario y es el conflicto de valores con
las comunidades LGBTI, que años atrás no podían hacer pública su tendencia sexual, por
considerarse inmoral y hoy en día han ganado reconocimiento y aceptación en algunos sectores
de la sociedad, pero no han sido ajenos de actos violentos y rechazo de instituciones como la

iglesia, y otros escenarios de la sociedad, que históricamente han estructurado un sistema que
margina a aquellos que no cumplen con sus esquemas de valores y con los parámetros
establecidos que definen a hombre y mujer. Sin embargo, la comunidad LGBTI, no ha entrado a
negociar su identidad, sino que ha luchado por esta misma y por ser reconocidos en igualdad de
condiciones, y es precisamente en este aspecto donde el valor del respeto por la diferencia no se
negocia.

Otro ejemplo de un conflicto de valores, son todas aquellas luchas dadas por la iglesia,
enmarcadas en un sistema de valores y moral, que dio como resultado la crueldad de la
inquisición, pues la iglesia tenía un concepto del bien y del mal irracional e inflexible, no
consideraban otras posturas y en nombre de Dios, exterminaron de manera cruel a muchas
personas, en su gran mayoría mujeres. La iglesia de aquella época, tampoco negoció sus valores
con una gran diferencia de la comunidad LGBTI, que no ha negociado su identidad, pero ha
buscado medios y herramientas democráticas, diferentes a la violencia para lograr la igualdad.

Muchos de los conflictos que se viven en la actualidad son producto del ejercicio de la
individualidad. Si se analiza uno de los acontecimientos más violentos en la historia de la
humanidad, la segunda guerra mundial, en cabeza de su actor principal, Adolfo Hitler, se
evidencia como su interés individual era la imposición del poder, para satisfacer su creencia
fundada por el antisemitismo, que estructuró en el pensamiento de Hitler un concepto de seres
humanos “diferentes”, y en consecuencia de este pensamiento se olvidó del colectivo,
cometiendo crímenes atroces contra los judíos, que no encajaban en su esquema de valores.

Con estos ejemplos se puede observar como los valores que no son negociables en
muchas ocasiones, pueden estallar en episodios de violencia de gran magnitud, cuando se
imponen a la fuerza, pues se carece de negociación y resolución y se convierten en valores que

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no admiten creencias divergentes. Lo que realmente se
debe evaluar es si los valores o identidades de un individuo o de un grupo de individuos se puede
enmarcar en principios como

el respeto y la igualdad, pues claramente muchos actores del conflicto no han negociado sus
conflictos considerando las diferencias del otro.

Para responder el interrogante de ¿hasta dónde se negocia el conflicto?, se debe


considerar el tipo de conflicto que se aborda, pues muchas de las diferencias que enfrentan las
personas, ya se encuentran reguladas y normalizadas por el estado o la Constitución Política, lo
que facilita la negociación y resolución de los mismos. Existen herramientas y recursos que el ser
humano puede usar para hacer valer sus derechos, que en muchas ocasiones están enmarcados en
un sistema de valores como el respeto, la igualdad, la responsabilidad.

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