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El infierno no es un término bíblico

Por tradición o costumbres ideológicas, toda persona tiene la idea o percepción de hay un
infierno, y los que mueren van allí; el diccionario de la Real Academia Española, nos dice que
infierno (Del lat. infernum), es: 1. Lugar donde los condenados sufren, después de la muerte,
castigo eterno. 2. Estado de privación definitiva de Dios.
El diccionario de la Biblia Jerusalén (Católica) nos dice que es: es el lugar donde los
pecadores son eternamente castigados después de la muerte. El AT sólo conoce una morada
de los muertos (mundo subterráneo; seol), donde habitan todos los difuntos, buenos y malos.
Sin embargo, el diferente destino de justos y pecadores en el otro mundo se va poco a poco
formulando con mayor claridad en el AT) purgatorio, vida de ultratumba, retribución).
Como es de notarse, en este último, se aplica la palabra purgatorio y vida de ultratumba, con
lo cual se enseña cierto estado temporal de las almas, y aún las apariciones o visiones de
estas mismas.
El purgatorio según la doctrina católica, es el lugar donde los justos que no salen de este
mundo enteramente libres de culpa (pecados veniales o reato temporal del pecado) han de
expiar su culpa después de la muerte, antes de ser admitidos a la visión beatífica.
En tanto que el diccionario Hispan – americano de la misión (católico) nos dice: En la
enseñanza católica romana, es el estado temporario de castigo y purificación de los muertos
de sus pecados veniales, antes de su admisión al cielo.
Esto hace muy notable la influencia del latín en las traducciones actuales, como en este caso,
Del lat. Infernum, el cual ha sido aplicado a la palabra griega Gehena, figurativamente el lugar
de castigo para los culpables después del Juicio Final.
Pues al hablar del purgatorio como un estado temporal de castigo y purificación antes de ser
admitidos en el cielo, contraviene totalmente toda la escritura, pues leemos: “Y de la manera
que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio
(Heb 9:27 )”.
Daniel 12:2 nos dice: Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán
despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua, el castigo o
la vida eterna (mateo 25:46, Revelaciones 20:12,15).
No es el castigo antes del Juicio, sino que tiene que haber un juicio para determinar el castigo
o el perdón.
La palabra infierno, es aplicado en alguno pasajes de: Mateo 5.22, 29,30, 9:47, 43 y 18:8,9
entre otros en la traducción Reina Valera revisiones 1909, 1960, 1989, 1995 y la Reina Valera
Gómez, a la palabra griega gehena, en tanto que la traducción del oso, Reina Valera 1569,
que es la traducción original, aplica la palabra quemadero.
Comprobando de esta manera la influencia romana en las revisiones a la versión Reina Valera
1569, vamos a analizar la palabra raíz la cual es G1067 Gehena.
G1067 γέεννα géenna; de origen hebreo. [H1516 Gai y H2011 Jinnóm]; valle del (hijo de)
Hinón; gehena (o Ge-hinón), valle de Jerusalén, usado (figurativamente) como nombre del
lugar (o estado) de castigo eterno.
H1516 ‫ ַּגיְא‬gai; o (abr.) ‫ גַּי‬gai; desfiladero (por sus lados escarpados; de aquí, angosto, pero no
un arroyo ni torrente de invierno):-valle.
H2011 ‫ ִהנֹּם‬Jinnóm; prob. de or. for.; Jinom, apar. un jebuseo:-Hinom.
GEHENA En hebreo quiere decir Valle (de los hijos) de Hinnom. El valle estaba fuera de la
muralla sur de la antigua Jerusalén, y se extiende desde el pie del Monte Sion hasta el valle
Kidron, al este, rodeándola y fue donde los israelitas inmolaron a sus hijos al ídolo Moloch.
Desde el tiempo del rey Josías (s. VII a. C.), era el lugar en donde se quemaban los
desperdicios de la ciudad. El fuego que ardía continuamente en ese gran basurero pasó a ser
símbolo del castigo de los impíos, en el sentido más profundo y definitivo del término.
Como podemos apreciar, el valle o parte de éste, el cual estaba a un lado de Jerusalen, era
utilizado para quemar todo lo que era desechado como la basura, animales muertos, etc. Pues
esto es figura de los dos grupos que van a existir, los que estarán en la nueva Jerusalén y los
que estarán el lago de fuego (Revelaciones 20:9 -15). Pues en ese sentido Jesús les hablaba,
de la manera en que iban a ser desechados y quemados, pues en 1 de Corintios 15:55 la
aplicación a la palabra hades, es la de sepulcro, lugar de donde serán levantados todos los
que duermen o están los muertos, como lo dice Daniel. Porque los muertos nada saben, ni
tienen más paga y no hay memoria de ellos, pues el espíritu vuelve al que lo dió (Eclesiastés
9:5, 12:7).
Pues aún a la palabra hades, la cual tiene como significado hades o sepulcro, el lugar de las
almas de acuerdo al Diccionario Strong. también le han aplicado el término infierno, como
aparece en Revelaciones 20:13, en las traducciones Sagradas Escrituras en español Reina
Valera, RV 1909, Septuaginta, Reina Valera Gomes, Nácar Colunga, Nueva Versión
internacional, Biblia al Día, lo que hace ilógico esto, pues la idea del infierno en la Vulgata, es
la de castigo o tormento. Cuando el sentido literario es el reino de la muerte, el lugar donde
están todos los muertos, el sepulcro.
Por tanto, la palabra infierno, no puede ser un término bíblico, sino que es una aplicación de la
Vulgata latina.
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Hay otra palabra traducida como "infierno" en la Biblia Reina-Valera de 1960, que no se refiere
al sepulcro, pero que tampoco apoya la creencia tradicional. Esta palabra es gehena. Aparece
en los siguientes pasajes: Mateo 5:22,29,30; Mateo 10:28; Mateo 18:9; Mateo 23:15,33;
Marcos 9:43,45,47; Lucas 12:5; Santiago 3:6. En realidad, la palabra no se debió traducir. Es
un nombre propio, y como todos los otros nombres propios, sólo se debió trasliterar. Es un
compuesto griego que significa "el valle de Hinom." Calmet, en su Diccionario Bíblico, la define
del siguiente modo:
GEHENA o valle de Hinom (ver Josué 15:8; 2 Reyes 23:10), un valle contiguo a Jerusalén, a
través del cual pasaban los límites sureños de la tribu de Benjamín.
En tiempos antiguos el valle se usaba para la adoración del dios pagano Moloc, al cual Israel,
lamentablemente mal guiado, ofrecía sus hijos en holocausto. Josías, en su celo contra la
idolatría, dejó el valle a merced de la contaminación y lo designó como repositorio de la mugre
de la ciudad. Se convirtió en el receptáculo de la basura en general, y recibía los cadáveres de
hombres y bestias.
Para consumir la basura e impedir la pestilencia, en él se mantenía fuego ardiendo
perpetuamente. En los días de Jesús, la mayor marca de ignominia que el consejo de los
judíos pudiera infligir era ordenar que un hombre fuese echado al Gehena. En una de las
profecías de Jeremías acerca de la restauración judía, la aniquilación de este valle del
deshonor se predice en las siguientes palabras: "Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la
ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los
caballos al oriente, será santo a Jehová" (Jeremías 31:40).
Este es el Gehena al cual los rechazados han de ser arrojados en el día del juicio. Que se
haya traducido como "infierno," y de este modo haya favorecido al engaño popular, es
sencillamente debido a la opinión de los traductores de que el antiguo Gehena era una
representación del infierno en que ellos creían. No hay base verdadera para esta suposición.
Es la suposición sobre la cual están basadas las observaciones de Calmet, a pesar de su
conocimiento del tema. Pertenecía a la escuela tradicionalista y cometió el común error
tradicional de suponer que el punto de vista popular sobre el infierno era verdadero. Que
primero se demuestre la realidad del infierno popular antes de que se use Gehena en el
argumento. Si es una representación de algo, debe interpretarse como una representación del
juicio revelado, más bien que de uno imaginado. Y el "infierno" popular es simple imaginación,
basada en especulaciones paganas sobre los acontecimientos futuros.
El juicio revelado está en verdad relacionado con el lugar llamado Gehena, y es uno que
tomará la misma forma del Gehena antiguo en lo que respecta a circunstancia y resultado. "Y
saldrán [los que vengan a adorar en Jerusalén en la época futura], y verán los cadáveres de
los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se
apagará, y serán abominables a todo hombre" (Isaías 66:24). El lector puede observar una
similitud entre estas palabras y las de Cristo en Marcos 9:44-48: "Donde el gusano de ellos no
muere, y el fuego nunca se apaga."
Estas palabras se citan frecuentemente para apoyar la idea de tormentos eternos, pero en
realidad los desmienten. En primer lugar, debe admitirse que el gusano que no muere y el
fuego que nunca se apaga son expresiones simbólicas. El gusano es un agente de corrupción
que termina en la muerte. Por lo tanto, cuando se dice que su acción es inevitable, debe
entenderse como indicación de que la destrucción se llevará a cabo sin remedio. La expresión
no significa gusanos inmortales o fuego absolutamente inextinguible.
Un sentido limitado para una expresión aparentemente absoluta se encuentra frecuentemente
en las Escrituras. En Jeremías 7:20, Jehová dice que su ira se derramaría sobre Jerusalén y
sus habitantes, y "se encenderán, y no se apagarán." También dice en Jeremías 17:27: "Yo
haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se
apagará." Esto no significa que el fuego no se iba a apagar nunca, sino que no había de
apagarse sino hasta que hubiera cumplido su propósito. Se encendió un fuego en Jerusalén y
sólo se apagó cuando la ciudad se hubo quemado hasta los mismos cimientos. Así también la
ira de Dios ardió contra Israel, hasta que los eliminó del país, alejándolos de su vista; pero
Isaías habla de un tiempo cuando la ira de Dios cesará en la destrucción del enemigo (Isaías
10:25).
El mismo principio está ilustrado en el capítulo 21 de Ezequiel, versículos 3,4,5, donde Jehová
declara que su espada saldrá de su vaina contra toda carne, y no se envainará más. No es
necesario decir que en la consumación del propósito de Dios, su amorosa bondad triunfará
sobre la manifestación de su ira, el objeto de la cual es la extirpación del mal. En el sentido
absoluto, pues, su espada de venganza volverá a su vaina, pero no antes de cumplir su
propósito. De manera que el gusano que devora al inicuo desaparecerá cuando el último
enemigo, la muerte, sea destruido y el fuego que consume sus restos podridos morirá con el
combustible que lo alimenta; pero en relación con los inicuos mismos, el gusano no muere y el
fuego no se apaga. Las expresiones se tomaron del Gehena, donde la llama y el gusano se
mantenían gracias a las acumulaciones pútridas del valle.

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