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7/6/2019 La salud en el proceso constituyente venezolano

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Revista Cubana de Salud Pública


versión impresa ISSN 0864-3466versión On-line ISSN 1561-3127
Rev Cubana Salud Pública v.30 n.2 Ciudad de La Habana abr.-jun. 2004
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7/6/2019 La salud en el proceso constituyente venezolano

La salud en el proceso constituyente venezolano


Oscar Feo1 y Pasqualina Curcio2

Resumen

El objetivo de este artículo es presentar el proceso de elaboración de los artículos de salud de la Constitución de
Venezuela, realizada por la Subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que sesionó
durante la segunda mitad del año 1999. Está conformado por tres partes: 1. Antecedentes de la ANC, así como
del marco jurídico que caracterizaba al sistema de salud durante ese período. 2. Aspectos metodológicos que
caracterizaron la elaboración de los contenidos de salud de la Constitución. 3. Análisis de los artículos que
conforman el marco constitucional vigente para la salud en Venezuela, sistematizando sus características más
importantes. En el artículo se resalta el carácter participativo del proceso de redacción de los artículos de salud
de la Constitución de 1999, así como las diferencias existentes en materia de salud, entre la nueva Constitución y
la anterior, de 1961. La principal diferencia es el reconocimiento de la salud como derecho social fundamental y
el deber del Estado de garantizarla, saliendo al paso a las propuestas privatizadoras que caracterizan el contexto
internacional, al considerar que la salud debe ser colocada en el mercado, dejando al Estado solo la
responsabilidad de ofrecer atención a los más pobres. Por último, se comentan los artículos de la Constitución
Bolivariana resaltando los mecanismos que permitirían garantizar el derecho a la salud, estableciendo las
características y principios que deben estar presentes en el nuevo Sistema Público Nacional de Salud,
caracterizado como intersectorial, descentralizado y participativo.

Palabras clave: Proceso constituyente, Derecho a la salud, Políticas de salud, Venezuela.

Introducción

El objetivo de este trabajo es presentar el proceso de elaboración de los artículos de salud de la Constitución de
Venezuela, realizada por la Subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que sesionó
durante la segunda mitad del año 1999. Siguiendo la sistematización presentada por Curcio1 el capítulo está
organizado en tres partes:

1. Antecedentes de la ANC, así como del marco jurídico que caracterizaba al sistema de salud durante ese
período.
2. Aspectos metodológicos que caracterizaron la elaboración de los contenidos de salud de la Constitución.
3. Análisis de los artículos que conforman el marco constitucional vigente para la salud en Venezuela,
sistematizando sus características más importantes.

Antecedentes

El 27 de febrero de 1989, a menos de 2 meses de la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez a su segunda
presidencia, Venezuela sufrió una profunda conmoción social y política a partir de una irrupción popular
conocida como el “Caracazo”, y que constituyó una clara expresión de los niveles de descontento y frustración
existentes en el país. Esa explosión social fue una respuesta espontánea de la población más empobrecida ante la
imposibilidad de alcanzar mejores niveles de vida y, además, se interpreta como respuesta a la puesta en marcha
de políticas neoliberales de ajuste macroeconómico y privatizaciones, que significaron un retraimiento de las
condiciones materiales de vida. Terris2 testigo de excepción de ese hecho, reportó posteriormente sus
características fundamentales.
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Sin embargo, el único cambio sustancial que se produjo, a pesar de la resistencia de la clase política, fue la
elección directa de gobernadores y alcaldes a finales de 1989, que inició un proceso de descentralización hacia
los estados y municipios.

Ese largo proceso de frustraciones colectivas y de incapacidad gubernamental se convirtió en caldo de cultivo
para la conmoción social gestada en la década de los 90, con severas consecuencias en el ámbito político, una de
ellas, las insurgencias militares del año 1992, encabezadas por el actual presidente de la República Hugo
Chávez, en ese entonces comandante de una base militar en el interior del país.

Esa insurgencia militar, unida al profundo descontento popular, abrieron las puertas a profundos cambios
políticos, que continuaron con la destitución del Presidente Pérez y la convocatoria a elecciones generales para
designar al presidente de la República en 1993, en las cuales las propuestas innovadoras tienen papel
fundamental. Surgen ese año candidaturas de fuerte corte renovador, tales como la de Andrés Velásquez
candidato de la Causa R, y que sectores importantes de la opinión política da como triunfante, y la de Rafael
Caldera, uno de los padres del bipartidismo, que rompe con su partido tradicional (COPEI) y resulta electo
Presidente de la República en diciembre de 1993.

El triunfo de Caldera y la aparente derrota del bipartidismo, fueron posibles gracias a su veteranía política, que
hizo que se colocara a la cabeza de las ansias de renovación de amplios sectores populares, conformando a su
alrededor una coalición conocida como “Convergencia”, en la cual participaron entre otros el Movimiento al
Socialismo (MAS) y el Partido Comunista, algunos de cuyos dirigentes plantearon que ese sería el primer
gobierno de la nueva Venezuela, o el último de la vieja Venezuela. Sin embargo, ya en 1995 esas esperanzas se
ven frustradas por la incapacidad del Presidente Caldera y de la clase dirigente para promover los cambios que
exigía la sociedad, tomando el Gobierno, un camino de continuismo que incrementó la frustración de la
población.

El siguiente proceso electoral (1998), hizo evidente el agotamiento y deterioro de los partidos políticos
existentes, y estuvo marcado por el rechazo a las fórmulas partidistas tradicionales. Presenciamos el surgimiento
de candidaturas fuera del dominio partidista tradicional, tales como las de Irene Sáez, Henrique Salas y Hugo
Chávez, este último, electo Presidente de la República con más del 50 % de la votación, luego de haber
desarrollado su campaña electoral sobre una clara identificación con los sectores populares, la oferta de una
lucha frontal contra la corrupción y la convocatoria a un Proceso Constituyente para refundar y reconstruir el
país.

Efectivamente, el primer decreto del Presidente Chávez fue la convocatoria a un referéndum popular para
decidir la realización de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que tendría como tarea fundamental
elaborar una nueva Constitución y sentar las bases del nuevo país. El 2 de febrero de 1999 el Presidente de la
República, en ejercicio de la atribución contenida en el artículo 181 de la Ley Orgánica del Sufragio y
Participación Política, decretó en Consejo de Ministros, la realización de un referéndum para que el pueblo se
pronunciara sobre la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. Entre las razones que justificaron la
convocatoria se encuentran:

“El sistema político venezolano está en crisis y las instituciones han sufrido un acelerado proceso de
deslegitimación. A pesar de esta realidad, los beneficiarios del régimen, caracterizado por la exclusión de las
grandes mayorías, han bloqueado, en forma permanente los cambios exigidos por el pueblo. Como consecuencia
de esta conducta se han desatado las fuerzas populares que sólo encuentran su cauce democrático a través de la
convocatoria del Poder Constituyente Originario. Además, la consolidación del Estado de Derecho exige de una
base jurídica que permita la práctica de una Democracia Social y Participativa.”

A pesar de la oposición de la vieja clase política y empresarial, que avizoraban la pérdida del control de la
sociedad venezolana, el 25 de abril del mismo año se llevó a cabo ese referéndum consultivo, aprobándose con
un 81,9 % a favor de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente con el propósito de transformar el
Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico que permitiera el funcionamiento efectivo de una Democracia
Social y Participativa (Venezuela. Presidencia de la República. Decreto No. 3 de febrero de 1999).

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El proceso constituyente

En América Latina, en los últimos años varios países han convocado procesos constituyentes: Colombia, Perú,
Ecuador y Venezuela; y muchos otros contemplan la posibilidad de su convocatoria. Las Constituyentes son
propuestas políticas para la elaboración de una nueva Constitución como mecanismo para transformar la
estructura institucional, política y por consiguiente jurídica de un país y proceder a su refundación por la vía de
la participación directa del pueblo en la elaboración y aprobación de ese instrumento jurídico. Según Negri3
implica tres conceptos claves:

Poder Constituyente: Es el poder del pueblo soberano para decidir cómo debe organizarse y funcionar un
país. Es opuesto y contradictorio al Poder Constituido, que expresa la forma como se ha organizado y
conducido un país hasta el proceso constituyente que pretende cambiarlo. El Poder Constituyente es
originario y tiene la potestad para definir un nuevo marco político y jurídico, y crear una nueva
institucionalidad.
Proceso Constituyente: Es el proceso político y social que permite la expresión del poder constituyente.
Se expresa a través de la participación del pueblo en la definición de las reglas de juego que regirán al
nuevo país, abriendo cauces para la participación de la sociedad en la discusión de los grandes temas que
debe abordar la Asamblea Constituyente. Es un mecanismo que debe permitir que el pueblo se reencuentre
consigo mismo, para que el proceso de reconstrucción o refundación del país permita la reconstrucción del
propio pueblo.
Asamblea Nacional Constituyente: Es un instrumento del poder constituyente, generalmente constituida
por representantes electos por el pueblo para la redacción de la nueva constitución y la definición del
nuevo marco jurídico e institucional del país.

En síntesis, las Constituyentes son propuestas políticas para transformar y refundar una Nación, por la vía de la
elaboración de una nueva Constitución, que contenga y redefina las bases del funcionamiento del país y la forma
de relacionarse Estado, gobierno y sociedad.

En Venezuela, la ANC estuvo integrada por 131 constituyentes electos en forma directa y uninominal, funcionó
durante 6 meses -agosto 1999 a febrero 2000-, y elaboró la nueva Constitución, la cual fue sometida -por
primera vez en la historia nacional- a un referéndum aprobatorio, realizado en diciembre de 1999, obteniendo un
masivo apoyo popular, a pesar de la férrea oposición de grupos económicos, la jerarquía eclesiástica y la vieja
clase política, que desde allí iniciaron una estrategia para hacer fracasar el proceso de transformaciones que la
nueva Constitución encarnaba.

Antecedentes en relación al sistema de salud

El proceso constituyente toca aspectos básicos de la organización del Estado y la sociedad, su funcionamiento, la
forma de relacionarse con los ciudadanos, y su papel en el desarrollo de los derechos y deberes humanos y
sociales. Por supuesto, la organización del Estado y el papel de los ciudadanos en la promoción, defensa y
recuperación de la salud, es un aspecto clave en el diseño constitucional.

El instrumento fundamental del Estado venezolano para la salud de la población, lo constituyó el Ministerio de
Sanidad y Asistencia Social (MSAS), creado en 1936 como institución fundamental para la prevención de
enfermedades y la promoción de la salud. El MSAS desde su creación hasta la década de los 60, fue una
institución de gran prestigio tanto nacional como internacional, que dio grandes aportes al país, construyendo
una doctrina sanitaria y una red asistencial que todavía permanece como testigo de ese esfuerzo innovador.

Evidencias de ese esfuerzo: el control de enfermedades como la malaria, los programas de medicina simplificada
para llevar atención a la población rural, y la red de hospitales y ambulatorios existente en el país, entre otros.
Sin embargo, la sustitución del modelo integrista centrado en la prevención y la puesta en práctica de modelos
clientelares, desdibujaron progresivamente el rol del Ministerio, llevándolo a un proceso de deterioro y a la
pérdida de la capacidad de rectoría y liderazgo del sector.

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La Constitución del 61 (artículo 76) planteaba:

Todos tienen derecho a la protección de la salud. Las autoridades velarán por el mantenimiento de la salud
pública y proveerán los medios de prevención y asistencia a quienes carezcan de ellos. Todos están obligados a
someterse a las medidas sanitarias que establezca la ley, dentro de los límites impuestos por el respeto a la
persona humana. 4

Este artículo expresa una concepción limitada de la acción del Estado en salud, asignándole responsabilidades
solamente para la asistencia social a aquellos sectores de población que no pueden satisfacer sus necesidades por
sus propios medios, restringiendo, de esta manera, su acción a los pobres e indigentes. En esta concepción, priva
el criterio hoy expresado con claridad por el pensamiento neoliberal, que las personas tienen la responsabilidad
de satisfacer sus necesidades de salud por sus propios medios, en el mundo de la oferta y demanda de servicios,
permitiendo la intervención del Estado sólo cuando el individuo no puede resolverlos en una relación de
mercado.

En 1998, antes de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, el Sistema de Salud estaba sufriendo
los intentos de reforma promovidos por los entes financieros multilaterales, cuya finalidad fundamental era
colocar a la salud en los circuitos de acumulación del capital, promoviendo privatizaciones, por lo que, durante
ese año, fueron aprobadas dos leyes de claro contenido privatizador: una Ley Orgánica de Salud, que regía para
el Ministerio de Salud, concebido para prestar atención a los indigentes, y una Ley para el Subsistema de Salud
de la Seguridad Social, en la cual se abría el sistema a la creación de Administradoras Privadas de Fondos de
Salud.

La característica central de ese sistema de salud era la existencia de un sistema fragmentado, con múltiples
subsistemas, uno de ellos bajo la rectoría del Ministerio de Sanidad, teóricamente para toda la población, otro
subsistema para los afiliados y beneficiarios de la Seguridad Social, básicamente conformado por la población
laboral activa, y muchos otros sistemas que cubrían distintos grupos de población dependiendo de su condición
socioeconómica y laboral, por ejemplo, maestros, empleados petroleros, militares, funcionarios del poder
legislativo, etc.

Sin embargo, estas leyes a pesar de haber sido aprobadas nunca entraron en vigencia debido al profundo cambio
político que se inició en el país a partir de las elecciones de diciembre de 1998 con el triunfo del hoy Presidente
Chávez y que se concretó con la aprobación de una nueva Constitución.

Aspectos metodológicos en la elaboración de los contenidos de salud

Entre junio y agosto de 1998 se realizaron los comicios para elegir a los 131 Constituyentes que se encargarían
de la redacción de la Constitución y se instaló formalmente la Asamblea Nacional Constituyente, siendo su
primer decreto la reafirmación de su carácter originario, dotándose de un Estatuto de Funcionamiento, que
contemplaba 20 comisiones, una de ellas, la Comisión de Derechos Sociales y de la Familia, cuyo objetivo
abarcaba el derecho a la salud; los laborales y sindicales; los de la Seguridad Social; los de los consumidores y el
de la protección a la familia, la maternidad, la paternidad, y los niños, niñas y adolescentes.

La Comisión de Derechos Sociales y de la Familia organizó su trabajo en tres Subcomisiones: la de Familia y


Mujer, la Subcomisión de Salud y la Subcomisión de Derechos Laborales y Seguridad Social.

La Subcomisión de Salud tenía como objetivo redactar los artículos que expresaran una visión de salud
consonante con la nueva Venezuela, con los conceptos fundamentales y centrales de la nueva Constitución y con
la redefinición del papel del Estado y los ciudadanos en la sociedad:

a) La progresividad e interdependencia de los derechos humanos y sociales, reafirmando el papel del Estado en
la construcción del bienestar colectivo, y enfrentando las corrientes privatizadoras que convierten a esos
derechos en objetos de mercado.

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b) La corresponsabilidad Estado-individuo-sociedad, promoviendo la participación social, que convierte a los


ciudadanos y comunidades en actores protagónicos de la nueva sociedad.

Redacción de los artículos sobre salud

Como insumo al proceso de redacción de los artículos de salud en la Constitución, se plantearon tres momentos.
El primero, la reafirmación de la salud como derecho humano y social fundamental, acompañado de un análisis
de la situación del sector, que permitió identificar las principales carencias de nuestro sistema de salud.

El segundo, una revisión documental, cuyo objetivo fue conocer y sistematizar los contenidos de salud de
Constituciones de otros países. Se elaboró un cuadro sinóptico con los contenidos de salud de las constituciones
de diversos países, como insumo para recoger y sistematizar otras experiencias en cuanto a los aspectos de la
salud que deben formar parte de la Constitución.

El tercer momento, un proceso participativo de audiencias públicas y derechos de palabra, para permitir a los
actores sociales y políticos claves del sector salud, emitir su opinión sobre aspectos que deberían ser incluidos en
la Constitución. Se realizaron múltiples sesiones abiertas al público, con más de 100 derechos de palabra a
organizaciones o individualidades de la salud. Ese proceso de participación ciudadana, incluyó el desarrollo de
dos programas:

1. El Programa de Participación Abierta y


2. El Programa de Consultas.

El Programa de Participación Abierta tenía como objetivo convocar a todos los ciudadanos y organizaciones
sociales del país a presentar sus ideas y propuestas sobre las tareas temáticas que eran competencia de la
Comisión. En este marco, se realizaron diversas actividades, tales como: Convocatoria pública a la participación
en el proceso constituyente, encuentros con Organizaciones no gubernamentales (ONG’s), convocatorias a
diversos espacios de diálogo social y participación ciudadana, contacto directo de los Constituyentes y la
Sociedad (los Constituyentes estuvieron presentes en múltiples eventos, encuentros, foros, y jornadas de
contacto con la sociedad). Además, se realizaron actividades conjuntas con el Ministerio de Salud, entre ellos,
un ciclo de Foros denominado “Salud y Constituyente. Un debate necesario”.

El Programa de Consultas tenía el objetivo de invitar a expertos y representantes del sector gubernamental, no
gubernamental y académico a exponer personalmente ante los Constituyentes sus reflexiones, opiniones y
propuestas sobre las áreas temáticas que eran competencia de cada Subcomisión. Para ello, la Subcomisión
preparó un Plan de Trabajo invitando a expertos del sector y concedieron derechos de palabras para la
presentación de propuestas. El Plan de Trabajo de la Subcomisión de Salud contempló tres aspectos
fundamentales: 1. Sesiones internas de la comisión. 2. Derechos de palabra a los interesados. 3. Invitación de
expertos internacionales.*

La Subcomisión de Salud recibió más de 80 propuestas, las cuales fueron sistematizadas y presentadas para el
análisis, estudio y debate de la Comisión y las Subcomisiones. Algunas de esas propuestas trataban temas que no
eran de competencia constitucional, las cuales fueron remitidas para su posterior incorporación a leyes o
reglamentos, sin embargo, muchas de las ideas y planteamientos de las propuestas y derechos de palabra, fueron
incorporados al texto constitucional.

Aspectos de la Salud con Rango Constitucional

Ese proceso de construcción colectiva, que incluyó intensas discusiones, una amplia participación de la sociedad
civil y consultas con expertos nacionales y extranjeros, tomó tres meses y fue insumo fundamental para la
elaboración de los artículos.

La síntesis de esos tres meses de trabajo se condensó en un cuadro que contenía los aspectos que se consideraron
con rango constitucional y, por lo tanto, debían ser incorporados al artículo que sería propuesto a la Comisión de
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Derechos Humanos y luego a la plenaria. Ellos aparecen en el cuadro 1.

CUADRO 1. Aspectos de la salud con rango constitucional

a) Como derecho social


b) Como responsabilidad del estado
1. El concepto de salud:
c) Los deberes y responsabilidades
individuales

-El tipo de sistema de salud


-El financiamiento
2. Mecanismos de garantía -La participación de la comunidad
constitucional: -La integralidad (priorizando la
prevención)
-El carácter descentralizado del sistema

La concepción de la salud y el papel del Estado: En una primera instancia se planteó una discusión de gran
importancia, presente a escala mundial: ¿es la salud un derecho social que debe ser garantizado por el Estado o
un objeto de mercado que debe ser resuelto individualmente?, en torno a ese problema se confrontan
internacionalmente dos posiciones. Con la globalización y el predominio del modelo neoliberal de mercado
existe una tendencia a restringir y limitar los Derechos Sociales, disminuyendo el papel del Estado como garante
de esos derechos, convirtiéndolos en responsabilidad individual, colocándolos en el mundo del mercado. Surge
así, una corriente que plantea que la salud es básicamente un bien individual, que debe ser resuelto en el marco
de las relaciones entre el individuo, su familia, y el sector privado proveedor de servicios de salud, y que el
Estado debe intervenir sólo para atender a aquellos sectores de la población que fracasan en proporcionarse ellos
mismos su salud. En los últimos años, con la presencia activa de los organismos financieros internacionales en el
sector salud, esta concepción se expresa más claramente, promoviendo una visión de los servicios de salud como
objeto que debe ser colocado en el mercado, permitiendo el libre juego de la oferta y la demanda.

Por supuesto, aquellos países que han asumido esta concepción terminan con modelos de organización de salud
básicamente privatizados, con un claro predominio de los intereses del capital financiero y asegurador. Es
interesante señalar que estos planteamientos raramente se asumen en forma clara, existiendo la tendencia a
hacerlo en forma sutil, sin aceptar claramente las consecuencias privatizadoras de esas políticas, la cual es
disfrazada de diversas maneras.

La posición asumida por los Constituyentes fue distinta. En el marco de las corrientes de pensamiento
progresista de América Latina, se consideró que la salud está determinada por las condiciones de vida y trabajo
de la sociedad y que por lo tanto para tener mejor salud hay que mejorar la calidad de la vida. La salud está
indisolublemente asociada a la condición humana y a la vida, es consustancial al ser humano, y por lo tanto,
constituye un Derecho Humano y Social fundamental que debe ser garantizado por el Estado. Además, se
concibió la salud como un espacio vital para la participación de la comunidad y la construcción de organización
social y ciudadanía.

En esta perspectiva, el primer planteamiento fue que ante ese dilema, y propiciando un proceso de
reconstrucción y refundación del país, era indispensable rescatar el valor de la solidaridad y la dignidad humana,
reafirmando el carácter de la salud como derecho social y el papel del Estado como su garante, cerrando las
posibilidades de la privatización de ese derecho y construyendo un Sistema Público Nacional de Salud que
garantizara la salud a todos los ciudadanos sin distingos de ningún tipo. Es significativo señalar que existió
consenso en relación con la salud como derecho social. No se presentaron propuestas ni posiciones que
contrariaran esa concepción, y existía acuerdo en relación con que la salud debía ser garantizada por el Estado,
rechazando de esta manera la concepción de salud como bien de consumo y objeto de mercado. También existía
acuerdo en cuanto a que la salud debe ser ofrecida a todos los ciudadanos en igualdad de condiciones, por lo que
sería universal.
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Mecanismos de garantía constitucional

Comprendiendo que no es suficiente consagrar un derecho, sino que es indispensable señalar los principios y
mecanismos que van a permitir su concreción, se inició el debate sobre cómo construir los mecanismos
constitucionales de garantía de ese derecho. El primero de ellos:

Tipo de sistema de salud que queremos: Se plantearon y analizaron detalladamente las diversas formas y
posibilidades de organizar los sistemas y servicios de salud en un país. Se examinaron tres grandes modelos
organizativos, con múltiples variantes entre ellos: el primero, marcado por la concepción del “Estado de
Bienestar” que prevaleció a partir de la posguerra, caracterizados por sistemas nacionales de salud o de seguros
sociales, de larga data, como los de Inglaterra, Alemania, Francia, España, Italia; en los cuales el Estado es su
garante fundamental. El segundo tipo, los sistemas básicamente privados, característico en los Estados Unidos,
donde no existe un sistema nacional de salud y la población debe garantizarse su mecanismo de aseguramiento.
En este sistema es clara la predominancia de los intereses del mercado y las aseguradoras privadas. En tercer
lugar, los sistemas fragmentados como el de Venezuela: en el cual se atiende a la población dependiendo de su
afiliación y cada sector de la población tiene su propio servicio; y solo aquellas porciones de población que no
disponen de ese tipo de servicios acuden a los establecimientos del MSAS.

Se acordó que la nueva Constitución incluyera como mecanismo básico para garantizar el derecho a la salud, la
creación de un Sistema Público Nacional de Salud (SPNS), intersectorial, descentralizado y participativo, regido
por los principios de universalidad, integralidad, equidad y solidaridad.

Financiamiento: Se analizó detalladamente el hecho de que el financiamiento del sector salud en Venezuela se
encontraba afectado por tres grandes problemas: fragmentación, desfinanciamiento e ineficiencia. La propuesta
del gobierno anterior era un modelo de financiamiento basado parcialmente en pagos directos del usuario de los
servicios y aportes vía cotizaciones. Además, entregaba la administración de los fondos al sector privado
(propuesta privatizadora). La visión de los Constituyentes apuntaba hacia la integración del financiamiento en un
Fondo Único, con recursos provenientes básicamente del fisco nacional, con la posibilidad de aportes y
cotizaciones especiales, progresivamente integrados a dicho Fondo.

Algunos sectores gremiales plantearon con insistencia la propuesta de colocar un monto mínimo de la cuota del
presupuesto nacional o del producto interno bruto que se destinaría a la salud. Sin embargo, predominó la idea
de no hacerlo, por considerar que era una medida rígida y que no es cierto que existan normas o patrones
internacionales sobre la materia que sugieran una determinada cifra.

Participación de la comunidad: La participación de la comunidad fue un aspecto presente en la mayoría de las


propuestas y en muchas de las sesiones de la Subcomisión de Salud. Existió consenso en el hecho de que la
participación tuviese rango constitucional y fuese uno de los principios que calificara al sistema de salud que se
estaba diseñando.

Integralidad. Promoción de la salud y prevención de la enfermedad: Se enfatizó el carácter integral que deben
tener las acciones de salud, en un espectro que va desde la promoción de la salud hasta la rehabilitación de los
efectos de la enfermedad. Se insistió, que en ese marco de integralidad, era necesario dar prioridad a la
promoción y la prevención, aspecto en el cual se logró consenso debido a la importancia que para las
condiciones de salud de la población, la eficacia y eficiencia del sistema tienen estas intervenciones.

Descentralización: En relación con la descentralización de la salud, siempre hubo resistencias en algunos


sectores debido al peso de la cultura centralista, sin embargo, ello fue resuelto por el carácter claramente
descentralizador de la Constitución. Quedando establecido el carácter descentralizado del sistema de salud, en el
marco de un sistema intergubernamental, con tres niveles independientes, el nacional, el regional y el municipal,
en los cuales, la descentralización no es solo un proceso administrativo de transferencia de competencias, sino
un proceso político de redistribución del poder.

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Gratuidad: Se analizó el incremento de los costos de la salud vinculados al desarrollo de nuevas tecnologías
diagnósticas y terapéuticas, y la tendencia de los Estados a transferir estos costos a los ciudadanos, por medio de
cobros directos. Se planteó una severa crítica a estas modalidades de recuperación de costos, que ocasionaron un
desplazamiento del financiamiento de los servicios del Estado a las comunidades, generando inequidades y
obstáculos para el acceso a los servicios. En esta perspectiva se asumió la gratuidad como la ausencia de cobro
al ciudadano en el momento de la utilización de los servicios, concluyendo que su contribución al
mantenimiento de los servicios debe efectuarse por la vía de los impuestos generales o las cotizaciones
especiales; pero nunca por el cobro directo a la persona que acude a los servicios de salud.

Otros temas en discusión

Salud de los indígenas: En relación con este tema se desarrolló una sesión conjunta con la Comisión de Pueblos
Indígenas, en la cual representantes indígenas y profesionales de la salud debatieron ampliamente, y en el marco
de una intensa discusión acordaron reconocer el derecho de esos pueblos a ejercer sus prácticas para la
prevención y la curación, en el marco de su propia visión del mundo, sus prácticas y culturas. Se preparó un
artículo especial que se incluiría en el capítulo referido de derechos indígenas. Ese artículo es el 122 y dice así:

Los pueblos indígenas tienen derecho a una salud integral que considere sus prácticas y culturas. El Estado
reconocerá su medicina tradicional y las terapias complementarias, con sujeción a principios bioéticos.5

Análisis de los artículos de salud de la constitución

El texto constitucional aprobado fue el siguiente:5

Artículo 83. La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como
parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad
de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. Todas las personas tienen derecho a la
protección de la salud, así como el deber de participar activamente en su promoción y defensa, y el de
cumplir con las medidas sanitarias y de saneamiento que establezca la ley, de conformidad con los
tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República.
Artículo 84. Para garantizar el derecho a la salud, el Estado creará, ejercerá la rectoría y gestionará un
sistema público nacional de salud, de carácter intersectorial, descentralizado y participativo, integrado al
sistema de seguridad social, regido por los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad,
integración social y solidaridad. El sistema público de salud dará prioridad a la promoción de la salud y
a la prevención de las enfermedades, garantizando tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad. Los
bienes y servicios públicos de salud son propiedad del Estado y no podrán ser privatizados. La
comunidad organizada tiene el derecho y el deber de participar en la toma de decisiones sobre la
planificación, ejecución y control de la política específica en las instituciones públicas de salud.
Artículo 85. El financiamiento del sistema público de salud es obligación del Estado, que integrará los
recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la seguridad social y cualquier otra fuente de
financiamiento que determine la ley. El Estado garantizará un presupuesto para la salud que permita
cumplir con los objetivos de la política sanitaria. En coordinación con las universidades y los centros de
investigación, se promoverá y desarrollará una política nacional de formación de profesionales, técnicos
y técnicas y una industria nacional de producción de insumos para la salud. El Estado regulará las
instituciones públicas y privadas de salud.

Contrario a lo postulado en la Constitución de 1961, la concepción de la nueva Constitución es más amplia, se


concibe la salud como derecho social fundamental, a ser garantizado por el Estado sin distingos ni
discriminaciones de ningún tipo, y como parte del derecho a la vida, expresando claramente la vinculación entre
salud, calidad de la vida y bienestar colectivo.

Asimismo, la nueva Constitución, define los mecanismos de garantía constitucional que permitirán convertir ese
Derecho en una realidad. Ellos son tres, el primero: la creación del Sistema Público Nacional de Salud, de
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carácter intersectorial, universal, descentralizado y participativo; segundo: los principios que rigen a ese sistema:
universalidad, integralidad, solidaridad, equidad; el tercero: el financiamiento básicamente fiscal,
responsabilidad del Estado, quien integra los recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la Seguridad
Social y cualquier otra fuente que establezca la Ley.

El primer artículo (83) incluye tres conceptos fundamentales: La salud como derecho social, que debe ser
garantizado por el Estado como parte del derecho a la vida. Esta definición de tipo político-conceptual es el eje
central alrededor del cual se organiza el resto de los planteamientos constitucionales. Inmediatamente se
desarrolla un concepto que señala la relación entre políticas públicas, calidad de vida y salud. Por último, se
incluye un componente para enfatizar el deber ciudadano de participar en la promoción y defensa de la salud.

Posterior a esta conceptualización, se diseñaron los mecanismos de garantía constitucional en los artículos 84 y
85.

El artículo 84 rescata la rectoría del Estado en las políticas de salud y contempla la creación de un Sistema
Público Nacional de Salud, definiendo sus características: intersectorial, descentralizado y participativo,
integrado a la seguridad social, regido por los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad y
solidaridad.

Intersectorial, porque parte de la concepción de que la salud depende fundamentalmente de la calidad de la vida
y de las condiciones de trabajo de la población. No es posible construir salud en una sociedad enferma, con
niveles de pobreza, desnutrición y desempleo elevadísimos. Por lo tanto, construir un sistema de salud al margen
de construir un país diferente es absolutamente imposible; planteamos que el desarrollo de la salud debe ir
acompañado de un proceso que permita elevar la calidad de la vida, y ello implica Intersectorialidad.

Único y universal, se trata de un sistema único, nacional, universal, que atienda sin distingo de ningún tipo a
todos los ciudadanos y acabe con la dualidad, la discriminación y la fragmentación.

Integral, porque enfrenta la concepción medicalizada, centrada en la curación y en la acción hospitalaria,


proponiendo una concepción integral, que asuma tanto lo curativo como lo preventivo, pero que privilegie la
promoción y la prevención, al mismo tiempo que sea capaz de atender la enfermedad y reparar y rehabilitar los
daños que ella produce.

Ello queda claramente planteado, al señalar que se debe dar prioridad a la promoción de la salud, a la prevención
de la enfermedad, y que debe dar cuenta también del tratamiento y la rehabilitación: El sistema público de salud
dará prioridad a la promoción de la salud y a la prevención de la enfermedad, garantizando tratamiento
oportuno y rehabilitación de calidad.

Luego, un párrafo de connotación política, cerrando la posibilidad de privatizar bienes o servicios de salud. En
muchos países del mundo se ha transitado el camino de la privatización del sector salud, debido al predominio
de una concepción de la salud como un objeto de mercado. Se introduce este para impedir cualquier intento
privatizador posterior. El párrafo dice: Los bienes y servicios públicos de salud son propiedad del Estado y no
podrán ser privatizados.

Por último, se incluye un párrafo, que era un artículo independiente en la propuesta inicial, pero quedó como
parte del artículo 84 sin tener mucho que ver con él. Dice ese párrafo: La comunidad organizada tiene el derecho
y el deber de participar en la toma de decisiones sobre la planificación, ejecución y control de la política
específica en las instituciones públicas de salud. Es la concepción de la participación de la comunidad, en donde
se da la oportunidad de participar en la toma de decisiones a todos los niveles del proceso sanitario.

El artículo 85 contiene tres grandes conceptos: el financiamiento, la coordinación con las universidades y el
papel regulador del Estado sobre el sector privado.

Financiamiento: Se plantea la necesidad de integrar los recursos para evitar la fragmentación existente, y
posteriormente la necesidad de un presupuesto adecuado: El financiamiento del sistema público de salud es
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obligación del Estado, que integrará los recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la seguridad social y
cualquier otra fuente de financiamiento que determine la ley. El Estado garantizará un presupuesto para la
salud que permita cumplir con los objetivos de la política sanitaria.

Coordinación con las universidades y los centros de investigación: En coordinación con las universidades y los
centros de investigación, se promoverá y desarrollará una política nacional de formación de profesionales,
técnicos y técnicas y una industria nacional de producción de insumos para la salud. Se plantea la necesidad de
coordinar el diseño de una política nacional de formación de profesionales y de desarrollo tecnológico en la
producción de insumos para el sector salud, buscando mecanismos que permitan vincular al Estado, productor de
servicios de salud, con la Universidad, generadora de conocimientos y profesionales, en la perspectiva necesaria
de convertir los conocimientos producidos por las universidades en tecnologías que puedan ser utilizadas por el
sector salud. Se insistió mucho en la necesidad de tener claramente definidas políticas relacionadas con la
ciencia y la tecnología en el sector salud desde dos puntos de vista: uno, como la necesidad de definir políticas
que vinculen la producción científica con las necesidades del sector y otro, como regulación del uso de la
tecnología, asunto que redundaría en la eficiencia y la eficacia del sistema de salud.

Y el último elemento tiene que ver con el papel rector y regulador del Estado: “El Estado regulará las
instituciones públicas y privadas de salud”.

Además de estos tres artículos centrales (83-84-85) hay otros 9 artículos relacionados con la salud, que se
presentan en el cuadro 2.

CUADRO 2. Artículos de la Constitución

Seguridad social
86 Salud laboral, prevención de accidentes y enfermedades
87 ocupacionales
111 Deporte y salud
122 Salud de los pueblos indígenas
127, 128 y Contaminación ambiental y el impacto de los desechos tóxicos y
129 peligrosos
156 Competencias del Poder Nacional
178 Competencias del Poder Municipal
184 Descentralización de los servicios de salud a municipios y
comunidades

Resaltamos el carácter avanzado del artículo 184 que en forma absolutamente novedosa plantea: “La ley creará
mecanismos abiertos y flexibles para que los Estados y los Municipios descentralicen y transfieran a las
comunidades y grupos vecinales organizados los servicios que estos gestionen previa demostración de su
capacidad para prestarlos, promoviendo: 1. La transferencia de servicios en materia de salud, educación....”.
Este artículo resulta interesante porque plantea el problema de la descentralización, no como simple
transferencia de competencias desde el Estado Nacional a los estados y municipios, sino como la generación de
mecanismos abiertos y flexibles para que los estados y municipios profundicen la descentralización hacia la
sociedad organizada, y el primer elemento que se debe transferir es el de la salud. Allí hay un elemento que nos
parece fundamental en lo que es la concepción democratizadora de esta Constitución en relación con el papel
protagónico que debe tener la comunidad.

Finalmente, el 15 de diciembre de 1999, se convocó un referéndum en el cual los ciudadanos debían, por
primera vez en la historia, emitir su opinión acerca de la nueva Constitución. De esta manera, con un 71,37 % a
favor del “SÍ” se consagra en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela el derecho social a la
salud y los mecanismos para garantizarlo.

Tareas pendientes

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Convertir este texto constitucional en realidad implica una responsabilidad colectiva que permita construir la
legislación y la institucionalidad que logren desarrollar un nuevo sistema de salud acorde con los principios
constitucionales. La legislación vigente, en muchos casos, es contradictoria con los principios constitucionales y
un centenar de instrumentos legales deben ser actualizados. Ello implica el diseño de políticas de salud que
incorporen los siguientes elementos:

1. Fortalecer el papel del Estado como rector del sistema de salud y responsable del diseño de políticas
intersectoriales, para intervenir sobre los diversos factores que determinan la salud de la población.
2. Construir el Sistema Público Nacional de Salud integrando los diversos organismos estatales existentes,
particularmente los componentes de salud de la seguridad social, garantizando la universalidad y unicidad
del sistema. Ello implica vencer las resistencias al cambio. Este es un punto de elevadísima complejidad,
ya que existen muchas resistencias gremiales, corporativas y políticas a esa integración.
3. Integrar las múltiples fuentes de financiamiento dispersas, e impulsar una fuerte inversión del estado para
romper el desfinanciamiento. Introducir mecanismos de presupuestación que incluyan la evaluación de
desempeño e impulsen la búsqueda de mayores niveles de eficiencia en la prestación de servicios y
manejo de los recursos.
4. Promover el desarrollo de un modelo conceptual que rescate la integralidad de la salud, enfatizando la
necesidad de coherencia y armonización entre lo biológico y lo social; lo individual y lo colectivo.
5. Permitir y promover la participación real de la comunidad organizada en el diseño de las políticas de salud
y en el control de los servicios, construyendo mecanismos que permitan su real participación.
6. Construir una transición progresiva, programada, con viabilidad política y financiera, hacia un sistema de
salud totalmente diferente al que tenemos hoy.

Los próximos pasos son decisivos, requerimos compromiso político, viabilidad financiera, consenso social,
alrededor de una propuesta nacional de salud para el cumplimiento de los principios consagrados en la
Constitución.

Summary

The objective of this paper is to present the process of drafting the articles on health care of the Venezuelan
Constitution carried out by the Health Sub-commission of the National Constituent Assembly that was in session
during the second half of the year 1999. It is composed of three parts: background of National Constituent
Assembly as well as the legal framework that characterized the health system during this period; 2)
methodological aspects that characterized the drafting of the health care contents of the Constitution; 3) analysis
of the articles that make up the present constitutional framework for health care in Venezuela and their most
important features. The paper underlined the participatory nature of the drafting process of the articles on health
care of 1999 Constitution as well as existing differences in terms of health between the new Constitution and
that of 1961. The main difference is the recognition of health as a fundamental social right and the duty of the
State to assure health, facing up to the privatization proposals that characterize the international context and
consider that health should be placed on market, leaving the State the sole responsibility of providing care to the
poorest. Lastly, the articles of Bolivarian Constitution are commented upon, underlining the mechanisms that
will allow guaranteeing the right to health, setting the characteristics and principles that should be present in the
new National Public Health Care System considered as inter-sectoral, decentralized and participatory.

Key words: constituent process, right to health, health policies, Venezuela.

Referencias bibliográficas

1. Curcio P. El Derecho a la salud en el desarrollo político de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999.


Caracas: Mimeo; 2000.
2. Terris M. Witnesses to History: the Caracas explosion and the International Monetary Fund. J Public
Health Policy 1989;10 (1):149.
3. Negri T. El Poder Constituyente. Madrid: Libertarias; 1994.
4. Constitución de la República de Venezuela. Gaceta Oficial 1961;(662 Ex):23.
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5. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial 2000;(5453 Ex).

Recibido: 30 de febrero de 2003. Aprobado: 30 de enero de 2004.


Oscar Feo. E-mail.oscarfeo@telcel.net.ve

* Participación como asesores en diversos momentos del proceso Cristina Laurell (México). Eleuterio Rodríguez
(Brasil), Antonio Heras (España), Camilo González y Antonio Navarro Wolf (Colombia), César Vieira y Mónica
Bolis (Organización Panamericana de la Salud).

1 Médico. Especialista en Salud Pública. Coordinador de la Comisión de Salud. Asamblea Nacional


Constituyente. Venezuela.
2 Economista. Doctora en Ciencias Políticas. Asesora de la Subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional
Constituyente.

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