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Si una mañana de verano un niño.

Carta a mi hijo sobre el amor a los libros, de


Roberto Cotroneo

Johán Benítez

Pocas figuras han tenido una representación constante en el plano cultural italiano en las
últimas tres décadas como Roberto Cotroneo. Fotógrafo, periodista, novelista y crítico
literario se desempeñó como columnista durante dieciocho años en el semanario Espresso
(en la actualidad trabaja para el Corriere della Sera). Desde la publicación en 1995 de su
primera novela, Pronto con fuego, se han editado ocho obras más, siendo Nada personal la
más reciente (2018). Además de estas dos facetas, sus trabajos fotográficos han hecho eco
en la comunidad artística con la edición de un par de libros y de exposiciones como la
realizada en 2017 en la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo en Roma,
Italia. Por último, cientos de lectores se han maravillado con sus tres libros de poesía y la
serie de ensayos que se han publicado desde comienzos de los noventa, época en la cual
empezó a cultivar este género. Precisamente, su segundo ensayo, Si una mañana de verano
un niño, editado por primera vez en 1994 por Frassinelli, contribuyó a su consolidación
como escritor con una prosa limpia y fluida.

Como bien se reseña en su subtítulo, Carta a mi hijo sobre el amor a los libros, la obra está
escrita para el hijo de Cotroneo, Francesco, quien para entonces tiene dos años. A través de
un ejercicio de crítica literaria, el autor navega por un amplio espectro de libros y autores
que formarán parte de los hábitos lectores de su pequeño. Clásicos como La isla del tesoro
de Stevenson; El guardián entre el centeno de Salinger, El malogrado de Bernhardt y
Prufrock y otras observaciones de Eliot son abordados dejando a un lado los consabidos
estigmas de los críticos más ortodoxos. Por el contrario, la premisa de “no veas la literatura
como una montaña imponente” es el estímulo que infunde Cotroneo para que Francesco,
junto con los demás lectores, no teman a dialogar con los textos, los personajes y la trama
de los libros para desvelar aquello que intentan decir. A su vez, utiliza como referencia
intertextual obras infantiles como El libro de la selva y Peter Pan para crear un ejercicio
carnavalesco que logre atrapar el interés del pequeño.

Luego de una breve introducción, cuatro títulos enmascarados con las sentencias “La
inquietud”, “La ternura”, “La pasión” y “El talento” sirven de abreboca para la disección de
la temática y de los personajes de los libros enumerados en el párrafo anterior. Finalmente,
en la última parte se ejemplifica en una escena el principio de diálogo entre las obras. El
lugar: un castillo. El público: decenas y decenas de personajes de los libros. El moderador:
el mismísimo Jorge Luis Borges acompañado de su bastón y su sabia voz. Como una
serpiente que se muerde la cola, la obra finaliza conectando el inicio del libro, el motivo por
el cual Cotroneo se propuso a escribirlo y los primeros pasos que dio Francesco en su amor
por las historias, con un singular animalito que con suma satisfacción se posa en la
chaqueta del venerable maestro argentino.

Pese a que el título del ensayo y las mismas páginas de este pretendan focalizar el público
objetivo al propio Francesco, en realidad el espectro de lectores y lectoras que encontrarán
un libro productivo y agradable es mucho mayor y, como no podría ser de otra forma,
heterogéneo. En efecto, un padre interesado en la formación de su hijo que desee incentivar
el hábito de la lectura podrá encontrar un mecanismo para lograrlo y formas para
desentrañar el misterio de los libros. Por otro lado, un joven al cual llegue a sus manos un
ejemplar del ensayo (bien sea lector o no) se maravillará por su propia cuenta de todo el
panorama literario. En el otro extremo, estudiantes y profesores podrán pasar tardes y
noches agradables recordando sus primeras lecturas, sus tímidos ejercicios de crítica y lo
trascendente que representó el encuentro con el hecho literario. Todo esto es posible gracias
a la versátil prosa de Cotroneo que logra conjugar un lenguaje didáctico con uno
especializado que va, cual montaña rusa, en ascenso a media que se avanza la lectura.

Quince años después de haber publicado la primera edición del ensayo, la editorial
Frassinelli divulgó una versión ampliada por el propio Cotroneo. Bien se puede consultar
esta, bien la versión original. La utilizada en esta reseña corresponde a la editada por
Taurus en 1998 y traducida por Alessandra Picone. Como curiosidad final, Roberto
Cotroneo, con el auspicio de la editorial Nortesur, y en coautoría con Gaia Bermani
Amaral, incursionó en 2015 en la literatura infantil y juvenil esta vez no a través de un
ensayo, sino con un libro titulado Le fate dell’arcobaleno e il mistero delle cinque lune
(Las hadas del arco iris y el misterio de las cinco lunas). Los dibujos de este libro
corresponden a la afamada ilustradora Serena Riglietti y puede utilizarse en compañía de
las demás obras de este calibre para despertar en los más pequeños en amor por los libros.

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