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CUADERNILLO

DE TEMAS CELTAS

REDACCIÓN

Claudia Moliné
Fabiana Martínez
Edgardo Murray (ob. AD 2014)
Juan José Delaney
María Mercedes Schaefer
Raúl Lavalle

Editor responsable: Raúl Lavalle


Dirección de correspondencia:
Paraguay 1327 3º G [1057] Buenos Aires, Argentina
tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar

nº 12 – 2019
Nota: La Redacción no necesariamente comparte las opiniones vertidas en esta
publicación.

1
ÍNDICE

Presentación p. 3

Martin Freundorfer y la noche de brujas p. 4

Oscar Rice. El irlandés del Salado p. 5

Colmano a Colmano: de un irlandés a otro p. 7

Radulfus. Seguro María Morrison de Parker es una de las


nuestras p. 9

Radulfus. Irlandeses y el “Martín Fierro” p. 12

El rincón de San Patricio p. 13

Cajón de cosas celtas p. 15

La foto de este número p. 16

Libros y otras cosas p. 17

Minucias celtas p. 22

2
PRESENTACIÓN

Es justo que agradezca aquí a Edgardo Murray, por muchos años


Secretario de Redacción de The Southern Cross, el periódico más que
centenario de la comunidad irlandesa en Argentina. También, a Juan
José Delaney, escritor y amante y docente de la literatura.

Con el aliento de estos dos conspicuos irlandeses me animo –no


pierdo conciencia de mi osadía– a presentar este Cuadernillo. En él
escribirán cuentos, ensayos, evocaciones, vivencias, estudios y notas los
amantes del mundo celta. No puedo distinguir con precisión el concepto
de celta (creo que los amadores estamos algo dispensados de la
racionalidad); baste con decir que incluyo en él a lo escocés, a lo
irlandés, a los antiguos galos, a los rasgos y escritores celtas que haya en
Inglaterra, en España, en América, en Oceanía o en otro lado donde
hayan ido los vástagos de esa estirpe indoeuropea. Cada colaborador
usará sus propias normas en cuanto al modo de citar y de dar, en fin,
formalidad a su aporte. Lo que hoy tiene de malo y de incompleto,
quizás mañana podrá mejorarse y completarse.

Patricio, Beda, Columbano, el Padre Fahy y otros sé que no


dejarán de iluminar esta pequeña senda. Te pido que la recibas con
benevolencia, querido lector.
R.L.

3
MARTIN FREUNDORFER Y LA NOCHE DE BRUJAS

Alguna vez en este Cuadernillo he publicado algún poema breve


de Martin Freundorfer, latinista austríaco que escribe sublimes versos en
la lengua de Roma. Para Halloween de 2018 hizo este epigrama.

MARTINVS SODALIBVS SAL

Hac phantasmata lamiasque nocte,


cum mensi ueniente clam Nouembri
annus cederet atque hiems iniret,
ex Orci tenebris redire Celtae
ad terras hominesque crediderunt.
Vnoquoque solet redire nota
anno fabula: Credimus libenter,
quae non sunt –mihi crede!– credita illis.

No me pondré a traducir pero dice que en la primera noche de


noviembre vienen espectros –según creencia de los celtas– desde los
infiernos hacia los hombres. Pero esta fiesta anual trae una gran ironía,
que sí traduzco: ‘Creemos con gusto / en cosas que ni ellos –créeme–
pueden creer.’ [Radulfus]

4
EL IRLANDÉS DEL SALADO
OSCAR RICE

Vicente Barbieri (1903-1956), de Alberti, Provincia de Buenos


Aires, no lejos de Chivilcoy, es un poeta de quien no mucho se recuerda.
Quizás la Balada del río Salado es su poema más conocido. Pero me
detendré aquí un momento en El río distante, una obra que podría
decirse que se compone de recuerdos evocativos que hace un niño
llamado José María. Uno de ellos se relacionaba con Irlanda: “Mr.
Hinds, rubio color de paja, se emborrachaba y cantaba en inglés baladas
tan infinitas y desconocidas como los ríos de su verde Erín –que
nombraba cuando bebía demasiado– llenas de dulces praderas y
muchachas que bailaban en las fiestas patronales” (cap. 26).

En el cap. 5 había adelantado una, pues dice: “A pocos metros de


la casa, oyeron a Mr. Hinds que cantaba, desentonando mucho, una
antigua balada irlandesa, cuya letra decía, más o menos, cosa así:

Cuelgan hombres y mujeres


porque usan el traje verde.”

Supongo que habla de alguna persecución de la pérfida Albión.


De cualquier forma, veamos otro testimonio, el del cap. 9, que cita otra
balada del irlandés bonaerense:

¿Sabéis de un misterioso
rincón del mar,
donde las viejas y gastadas lunas
se guardan?
Allí los trémulos ahogados
buscan un puerto…

En fin, Mr. Hinds parecía un irlandés cabal, amante de Baco, de


la alegría y de la música. Tengo la satisfacción de decir que dos o tres
ríos de Irlanda conozco. Podría haber sido yo un buen compadre para él.
Pero me animo a más: confiero al río Salado, donde he pescado bagres y
taralilas, la ciudadanía espiritual irlandesa. Podrás objetar no sin razón,
amigo lector, que no tengo autoridad para dar semejante don. A esto
respondería que en mi mundo poético, ajeno a la realidad y lleno de
dislates, el mayor fiscal de mis obras soy yo.

5
Pero no quedan así las cosas, pues el cap. 13 está encabezado por
estas palabras de Don Vicente: “dedico este capítulo a los irlandeses del
partido de Alberti, ‘pioneers’ del progreso de mis pagos.” No quiero
extenderme en dicho capítulo pero menciono dos cosas. Una era común,
el que los lugareños llamaban “ingleses” a tales hibérnicos.

La otra, que el niño narrador solía jugar con los hijos del
matrimonio irlandés, “inglesitos que habían ayudado a José María a
buscar sirenas rubias (y pecosas) en las melancólicas aguas del río
Salado.”

OSCAR RICE

6
COLMANO A COLMANO:
DE UN IRLANDÉS A OTRO

Hacia el año 800 floreció un autor latino (quiero decir que


escribía en latín) oriundo de Irlanda. Su nombre, Colmanus. En inglés
suele ponerse Colman (¿quizás Colmán?). The Latin Library
(http://www.thelatinlibrary.com/colman.html) me facilita un texto. Es el
saludo, en versos latinos, a un compatriota, también llamado Colmanus,
o Colman, que retornaba a Irlanda. Intentaré traducir el poema. Pongo
algunas notas, que serán de tono general, no destinado a eruditos.

Mientras te apuras de repente a ver las dulces tierras


a abandonar la compañía de nuestra vida, apresúrate
más rápido1 y no te doblegarás ante súplica alguna.
No puede retenerte la sugerencia de una blanda voz,
pues te vence el amor de la patria: ¿Quién doblegará
a un amante?2 No pretextaré cansancio de mi mente,
pues si Cristo renovara como al principio mis fuerzas,
si floreciera para mí de nuevo la edad que antes tuve
e hiciera que de repente se ennegrecieran mis canas,
quizás entonces tales cosas tentarían a nuestra mente;
ahora solo perdóname y apiádate de mi inerte vejez,
que obstinada y en demasía se opone a mis deseos.
Escucha lo que canta con sabias palabras el poeta:
todo sufre la edad; al permanecer la vejez, la gélida
sangre se embota y se enfrían las cansadas fuerzas
del cuerpo; las secas venas no llena la cálida sangre.
Me aterrorizan las ignotas costas y rincones del mar
pero tú no te demores en surcarlo con quilla veloz
y acuérdate siempre, Colmano, de tu caro Colmano.
Mas ahora es bueno que te aconseje con mi voz fiel.
Pocas cosas te diré, que guardarás con mente atenta:
que no te deleite el mundo con su gloria y pompas;3
ella, semejante a los alados vientos y al vano sueño,
se desliza y es llevada, como el humo, por los aires
y fluye más rápido que torrentes de impetuoso río.
Pero tú ve seguro, pues te acucia el amor de la patria.

1
“Festina citius”, que parece hecha sobre la conocida frase latina “festina lente”,
apresúrate lentamente.’
2
Un verso de Virgilio dice: ‘¿Quién podría engañar a un amante?’
3
“pompiferi gloria mundi”, ‘la gloria del mundo lleno de pompas.’

7
El Padre omnipotente, sola esperanza de nuestra vida,
quien gobierna los vientos y horrísonas olas del mar,
te dé ahora aguas seguras en los muy crispados flujos;
sea Él mismo rector de tu nave en las líquidas ondas
y te lleve por el mar con los soplos del nubífero Euro1
y te deje en costas de la deseada tierra de los escotos.2
Que estés bien, feliz por tu fama y por muchos años
vivas gozando del pregón de tu ilustre vida. Mientras
aquí te deseo ahora los gozos del tiempo presente,
para que te alcancen los gozos de la vida perpetua.

Radulfus

1
Viento del este.
2
Disto mucho de ser un experto en historia pero la voz escoto también se aplicó, en
tiempos antiguos, a pueblos que habitaban Irlanda.

8
SEGURO MARÍA MORRISON DE PARKER
ES UNA DE LAS NUESTRAS
RADULFUS

Muy poco sé de heráldica y mi única herramienta en este escrito


es la Red, quien me dice que los apellidos Parker y Morrison son muy
antiguos en Inglaterra. Parker viene de park, como es esperable, y
Morris del Mauritius romano, a través de los normandos. En fin, digo
esto porque, leyendo una vieja antología de poesía infantil, me encuentro
con un texto de la escritora uruguaya María Morrison de Parker (1878-
1961), quien cultivó la poesía, la narrativa y el periodismo (en Buenos
Aires se desempeñó en la redacción de Para ti). No tengo ningún
fundamento serio, pero me animo a decir que nuestra amiga de los
versos que abajo copio tiene ascendencia, al menos en parte, celta. Ya es
sabido que no pocos de los “ingleses” que anduvieron por estos pagos
eran escoceses, irlandeses, galeses. Me hago entonces cargo de mi
hipótesis y cometo la osadía de darla por cierta. Un sitio de la Biblioteca
Nacional del Uruguay me dice que sus obras son de dominio público.
Aprovecho entonces para tomar aquí su “Romance del niño ciego.” Es el
único texto que pude obtener. Lo tienes, caro amigo, aquí abajo, después
de la foto.

9
–Dime madre, son las rosas
de seda como tu cara?
–Deliras hijo. En un tiempo
fue quizá, rosa mi cara
pero es el llanto rocío
que quema como la helada.
–¿Y por qué lloras, madruca?
Soy tan feliz cuando cantas.
–Lloro porque tus pupilas
son estrellas apagadas
y yo quisiera, mi niño,
que tus ojos me miraran.
Dicen que Santa Lucía
es de ciegos abogada.
Si ella te diera la vista,
yo mis ojos le ofrendara.
–Pero si yo veo, madre,
con las pupilas del alma,
y todo lo que tú me cuentas
es como si lo mirara.
Luego en mis noches yo sueño
cosas bellas y fantásticas:
que mi casa es un castillo
lleno de gentes de armas,
que soy el hijo de un rey
y tú la reina doña Blanca
y una gentil princesita
viene a ser mi desposada.
Imagina si de pronto
yo la vista recobrara
y viera que es una choza
y no un castillo mi casa,
que son pobres mis vestidos
y no es hermosa tu cara.
No ofrezcas, madre, tus ojos
por los míos a la santa.
Ciego siempre seré un niño
arrimadito a tus faldas
y no iré por esas sendas
tan oscuras y tan malas
donde dicen que los hombres
cuando caen, no se levantan.
No ofrezcas, madre, tus ojos
por los míos a la santa.

10
Si los que miran son ciegos
y no ven por dónde andan,
si no pueden tejer sueños
con realidades amargas,
déjame con las pupilas
que Dios me puso en el alma:
que, para ir por esta vida,
con que tú me lleves basta.

No tengo conocimientos filosóficos serios; no sé psicología pero,


desde una perspectiva quizá literaria, diría que esta es una aplicación de
aquel principio de Edipo y de otros: el conocimiento –aquí, la vista– trae
dolor. Por otra parte este romance es un “cantar de ciegos.” Solo que en
los cantares de ciego que conozco el ciego era el contador de historias;
en cambio aquí es el protagonista. Por mi parte invocaré, en favor de este
niño, no solo a Santa Lucía sino también a Santa Cecilia.
RADULFUS

11
IRLANDESES Y EL MARTÍN FIERRO

Los conocedores del Martín Fierro saben que en el poema se


habla de alguien de “Incalaperra.” El querido amigo Edgardo Murray,
siempre llorado por mí, me dijo que, más que en un inglés, habría que
pensar en un irlandés; que era muy común englobar con la palabra
“inglés” a varios (escoceses, galeses, irlandeses).
Pero hay otra cosa. El propio autor del Martín Fierro era
irlandés. Nunca sé bien los parentescos pero hoy me ayuda la Red. La
madre de José Rafael Hernández y Pueyrredón era Isabel de Pueyrredón,
prima hermana de Juan Martín de Pueyrredón y O’Dogan, el célebre
Director, y era también Dogan. El apellido hibérnico a veces se escribe
Doggan. Cito un lugar de la Red dedicado a genealogía:
https://gw.geneanet.org/markos1?lang=es&n=hernandez+pueyrredon&o
c=0&p=jose+rafael. En fin, como yo mismo profeso poseer varias
ciudadanías (algunas, formales, por así llamarlas; otras, espirituales),
entiendo que José Hernández era irlandés, sin por ello quitarle otra u
otras ciudadanías. En fin, lo que acabo de escribir pienso que justifica el
título de esta nota.
RADULFUS

12
EL RINCÓN DE SAN PATRICIO

La coraza de San Patricio


Mi dulce mujer me dio, para el día de San Patricio de 2019, un
impreso de Editorial Claretiana. Como gran holgazán que soy, me valgo
de la Wikipedia: “Saint Patrick's Breastplate, a Prayer of Protection,
also known as The Deer's Cry or The Lorica of Saint Patrick or Saint
Patrick's Hymn is a lorica whose original Old Irish lyrics were
traditionally attributed to Saint Patrick during his Irish ministry in the
5th century. In 1889 it was adapted into the hymn I Bind Unto Myself
Today. A number of other adaptions have been made.” El impreso de
Claretiana trae tanto la versión más extensa como la breve.

13
El lector ve cuán mal fotógrafo soy. En este caso, creo que lo que
importa es, si lo desea, que busque en la Red textos de la Coraza… y
que se prepare para otro día de San Patricio, que a todos nos alegra.

John Fagan

14
CAJÓN DE COSAS CELTAS

Uno de mis primeros libros escoceses

El anticuario de Scott lo tengo desde tiempos del secundario,


pero lo leí mucho más tarde. Es un libro algo denso y muy erudito. No
podría recordar hoy su argumento, pero su lectura me agradó. Una cosa
peculiar, en algún momento un personaje le da a otro una especie de
disertación sobre las especies de focas, con nombres científicos en latín
y todo eso. En fin, caprichos de la memoria.
Radulfus

15
LA FOTO DE ESTE NÚMERO

El libro galés de mi alumno

Felipe Hendriksen, mi exalumno de la Facultad, anduvo de viaje


por las islas y, sabedor de mi gusto por las cosas raras, me compró un
libro, el de la foto de arriba. El problema es que después se arrepintió:
me compró otra cosa y se quedó con el diccionario de marras. En fin,
tendré que pedir la ayuda informática de alguno de mis hijos, para que
me lo envíen desde esas bellas tierras. El nombre de la editorial me hace
acordar al jefe de El agente de Cipol.
R.L.

16
LIBROS Y OTRAS COSAS

Irlandeses en la independencia de Hispanoamérica

La foto que se ve arriba la tomé de la Red y no corresponde a la


edición en español, que es la que sigue: Tim Fanning. Paisanos: Los
irlandeses olvidados que cambiaron la faz de Latinoamérica (trad. Jorge
Fondebrider). Buenos Aires, Sudamericana, 2017, 440 p. En realidad el
título en inglés es la palabra española Paisanos, pero el lector puede ver
que allende y aquende el océano se echó mano de un subtítulo que
tuviera cierto “gancho” para potenciales lectores. El autor nació en 1976
en Dublín y allí estudió historia. En un reportaje dice ser más escritor
que historiador; y que prefirió hacer un libro que, si bien revela seriedad
en la búsqueda de documentación, llegara más a un público amplio y no
tanto a los eruditos (entiendo que en este campo estos serían muy pocos).
Lo leí tomándome mi tiempo y disfruté mucho de él. Lo más osado de
mi parte es que escribo unos renglones sobre Paisanos; pero mi única
contribución será remitir a otros sitios en la Red y, en especial, a la
reseña publicada por Juan José Delaney en la revista Criterio (nº 2441,
oct. 2017, pp. 55-56).

17
Después de leer Paisanos, quedé abrumado por tantos datos
sobre tantos y tan valiosos hibérnicos que en toda América hispana
lucharon por la independencia de estas tierras. Conocía por supuesto a
Brown, a O’Higgins y a algún otro más, pero nunca imaginé regimientos
enteros de ellos. Mi ignorancia me obliga a algunas preguntas que no sé
responder. ¿Por qué pelearon contra España, nación de la misma fe,
haciendo un gran servicio a Inglaterra? ¿Tenían, en tal caso, conciencia
de esto último? ¿Tal vez una buena porción de irlandeses se
consideraban a sí mismos ingleses? Quizás a ello no poco contribuyó el
dominio inglés sobre la patria y, de hecho, he leído que muchos
irlandeses militaban en las fuerzas de su Real Majestad. ¿Son acaso los
irlandeses a natura, por así decir, paladines de la libertad y, por ello, con
gusto odiaban toda dominación? Creo que estas preguntas que me hago
(seguramente muy necias) son paralelas a otras más filosóficas que
incluso hoy me haría. ¿Qué son los irlandeses? ¿Son europeos? ¿Son
ingleses de provincia? No te saco más tiempo, caro lector, con mis
necedades y termino con lo del principio. Te exhorto a leer tan buen
libro, a buscar algún dato en la Red y a leer la reseña de Delaney.
Cumple también ponderar la cuidada edición, enriquecida por
unas treinta ilustraciones impresas en color. No he leído el original pero
pienso que el traductor, Jorge Fondebrider, lo ha reproducido de modo
fiel y ameno, en consonancia con el propósito del libro.
R.L.

Borges y los escritores irlandeses, según un libro de Delaney

18
La imagen de la página anterior lo dice todo. En efecto la
Universidad del Salvador, a través de su cátedra de estudios irlandeses,
presentó en abril de 2019 el libro de Juan José Delaney, a cargo de dicha
cátedra, Borges and Irish writing. Las presentaciones estuvieron a cargo
de la Embajadora de Irlanda, Sra. Jacqueline O’Halloran Bernstein, y de
Justin Harman, quien hace unos años fue también Embajador de esa
nación. Es un libro ciertamente muy importante para la vida cultural de
nuestro país. Es laudable que las universidades atiendan a temas de esta
relevancia. [R.L.]

Un actor bien irlandés

En mi época había ciertos actores que conocíamos de cara, pero


no de nombre. Uno de ellos Doug McClure (1935-1965). Yo le
encuentro algún aire al actor que ves en la página siguiente, caro lector.

19
El artículo en inglés de la Wikipedia me dice que nació en
California y que su madre era inglesa; pero también, que su padre,
Donald Reed McClure, era un “Irish-American.” Hago entonces uso de
mi criterio y lo considero irlandés. Actuó en infinidad de papeles.
Menciono nada más el de “Trampas”, en la serie El Virginiano, y el de
vendedor de pasajes aéreos en el primer capítulo de Ladrón sin destino,
donde era seducido por la belleza de Senta Berger, la flor de Viena.
John Fagan

Aquel sapito irlandés


Caminaba el sábado pasado por San Isidro, cerca de las vías del
Tren de la Costa. El día invernal había sido lluvioso y no faltaba tanto
para la noche. Quizás por eso me topé con un simpático sapito, que no
parecía muy asustado ante mi presencia. Lo corrí amablemente para el
lado del pasto, para que no fuera víctima de algún perro y seguí mi
camino. Y me acordé de aquel otro sapito:

Nadie sabe dónde vive.


Nadie en la casa lo vio.
Pero todos escuchamos
al sapito: glo... glo... glo...

20
Digo en el título que era un sapito irlandés, porque su autor, José
Sebastián Tallon, según me había enseñado Edgardo Murray, era de
ascendencia hibérnica. Aproveché una ínfima placita con aparatos
gimnásticos que hay en el paseo, me senté y anoté en mi block Geloso
estas líneas, que a mi dulce mujer le parecieron “espantosas.” Pero no
puedo con mi genio y te las escribo, caro lector:
Mi sapito, mi sapito,
mi sapito Crocrocró,
recordemos a un amigo,
que hace un tiempo te cantó.
La bella y lluviosa Irlanda
a estas pampas nos lo envió.
Yo siempre mal lo decía:
era “Tallon”, no “Tallón.”
Oscar Rice

21
MINUCIAS CELTAS

Una pica en Etruria


Hace poco estuve de viaje por esa parte de Italia que se puede
llamar Etruria; vale decir, la tierra de los antiguos Tusci o Etrusci
(tirrenos, decían los griegos). ¿Y qué tienen que ver los etruscos con los
celtas? Siempre hay relaciones, si nos ponemos a buscar cosas lejanas.
En plan de inventar, probablemente algún barco etrusco haya llegado a
las costas de la Galia.
En fin, vuelvo a mi viaje. Una ciudad etrusca fue Roma (según la
tradición, los tres últimos reyes romanos fueron etruscos: Tarquinio el
Antiguo, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio). No es raro encontrar en
las grandes ciudades algún pub irlandés; y Roma no es excepción en
esto, como muestra mi foto de uno que está cerca de la Chiesa del Gesù.
Si Roma es Ciudad Eterna, este pub eterniza, por así decir, la gloria de la
alegre Irlanda.

Nihil Roma maius! En otras palabras, nada hay más grande que
Roma. Pero también anduve en otra ciudad etrusca, más pequeña, que se
llama Perugia. Aquí seguro que podemos establecer relaciones célticas,
pues Perugia tiene una importante universidad para extranjeros. Y de
esos jóvenes extranjeros una parte no pequeña proviene del mundo
angloparlante, de donde salen sin duda varios de prosapia celta.

22
Puedes ver abajo, amigo, a mi dulce esposa sentada en un pub.
En fin, en la ciudad de los bombones tuve varias cosas dulces: mi dulce
esposa, los chocolates Perugina, la belleza serena e histórica de Perugia
(con su imponente arco etrusco)… y el recuerdo de la dulce Irlanda.

Radulfus

San Patricio en San Silvestre


San Silvestre es una de las iglesias monumentales de Roma. El
lector podrá acudir a la Red y ver algunas características.

23
Esta minor basilica está hoy al cuidado de padres palotinos; esto
es, los de tan rica historia en nuestro país. Un dato concreto, los de San
Patricio, en Belgrano. Quienes tienen algunos años recordarán un
infausto episodio, que justamente también recuerda una lápida de la
iglesia romana, que fotografié.

El padre con quien hablamos nos dio una bendición de viaje y


nos preguntó de dónde éramos. Le contesté que de Buenos Aires y que,
entre muchas otras cosas, me había conmovido la inscripción. Si bien
vivo confundiendo nombres, recordé a Father John, al Padre Thomas, a
Mons. Leaden y a algunos otros compatriotas de él (el padre nos contó
que era como la canción, pues procedía de Tipperary).
Los momentos difíciles no son una excepción en nuestro país y
no quiero emitir juicios descaminados sobre un tema que conozco mal
(aunque fui ocho años feligrés de San Patricio), pero permíteme decirte,
amigo lector, que la contemplación de la lápida recordatoria me hizo
revivir muchos años de mi vida.
Radulfus

24
La Reina de Irlanda… en Buenos Aires
Cerca de mi casa, en la calle Rodríguez Peña, está la iglesia
Nuestra Señora del Carmen. Para quienes gustan del tango, Tita Merello
la frecuentaba. Yo mismo la he visto paseando por allí a su perro
Corbata. Pero no todo el mundo sabe que en el interior del Carmen hay
una bella imagen de la Virgen de Knock.

Para quienes no saben mucho (por ejemplo, un servidor), hay una


útil explicación, que exhibe mi muy mala foto.

Solo me queda, querido lector, invitarte a visitarla.


Oscar Rice

25
¡Feliz Aniversario!
Santiago Boland, hibérnico de Bahía Blanca, más de una vez
apareció en estas páginas. Copio una invitación que envió a sus
allegados en marzo de 2019.
“Familia y amigos, en 1999 muchos de ustedes nos
acompañaron cuando nos casamos compartiendo nuestras
esperanzas. El pasado 17 de marzo se cumplieron 20 años. Hoy
queremos agradecer a Dios el don de estos años de matrimonio
con una misa. Será el próximo domingo 31 de marzo a las 11:15
en San Luis Gonzaga (Espora 149). Esperamos a los que nos
puedan acompañar con su presencia; a los que no, les pedimos
una oración de acción de gracias.”
Al pie de la nota se leían los nombres de los queridos amigos
Adriana y Santiago. Como nuestro compañero sabe también sus latines,
me tomo la libertad de dedicarle este epigrama en la lengua de Roma (no
puedo hacerlo en irlandés).
Víridís colór Hibérniae,
víridís colór spéi:
cómitábitúr Patrícius
dúlci vós sanctá et concórdia.
Mis humildes versos dicen, más o menos, que el verde es el color
tanto de Irlanda como de la esperanza; por ello San Patricio los
acompañará en dulce y santa unanimidad de corazón.
R.L.

El libro de cocina irlandesa que escribió Boland

26
Nupcias en Irlanda… y una antigua costumbre
Una niña argentina que conozco, que vive en Inglaterra, se casó
con un irlandés, también habitante de tierras de Su Majestad. No pude
asistir a las bodas, porque se celebraron en un castillo cerca de
Londonderry. Me permito detenerme en algo muy íntimo, caro lector, a
lo cual me refiero sin dar nombres. La cuestión es que el novio de la niña
en cuestión la acompañó antes aquí y pidió a sus padres la mano de su
amada. Te confieso, amigo, que me conmovió una práctica tan delicada,
que estos prosaicos tiempos ignoran. Escribo entonces una coplilla
latina, en la cual me dirijo al padre de la novia:
Mánum fíliae á te pétit,
sícut mós erát maiórum:
hóc Patrícius cóntemplátur,
Brítannús qui Hibérniam dócuit.
‘Te pidió la mano de tu hija, / costumbre de antepasados: / esto lo
contempla Patricio, / un británico que instruyó a Irlanda.’
Radulfus

Una boda irlandesa que me obsequia la Red

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