Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
DELINCUENCIA ORGANIZADA
Carmen Rodríguez-Medel Nieto
Magistrada-juez del Juzgado de Instrucción 51 de Madrid
Punto de contacto de la Red Judicial Europea y de Iber-Red
Doctora en Derecho
Consejo Europeo de Bruselas de los días 4 y 5 de noviembre de 2004 indica que los
ciudadanos de Europa esperan de la Unión Europea que, sin dejar de garantizar el respeto
de las libertades y los derechos fundamentales, adopte un enfoque común más eficaz de
problemas transfronterizos como la delincuencia organizada. Con ello se evidencia un
segundo rasgo esencial del crimen organizado: el elemento transnacional. Raramente las
organizaciones criminales opera en un solo Estado, precisamente lo característico de este
fenómeno criminal - y lo que hace más compleja su erradicación - es que se aprovecha de
las fronteras para lograr sus fines (cometer delitos graves, garantizar la impunidad de los
autores o esconder las ganancias de la actividad delictiva).
Fruto de esta preocupación de la Unión Europea fue la promulgación de una Decisión
Marco que tuvo por objeto sustituir a la Acción Común 98/733/JAI, de 21 de diciembre
de 1998, relativa a la tipificación penal de la participación en una organización delictiva
en los Estados miembros de la Unión Europea. Se trata de la Decisión Marco
2008/841/JAI del Consejo de 24 de octubre de 2008 relativa a la lucha contra la
delincuencia organizada. Es importante destacar que, conforme se recoge en el
considerando octavo, la Decisión Marco respeta los derechos fundamentales y los
principios reconocidos por la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea
y, en particular, sus artículos 6 y 49, de modo que no pretende reducir o restringir las
disposiciones nacionales relativas a derechos fundamentales o libertades como el derecho
a un juicio justo, el derecho de huelga, de libertad de reunión, de asociación, de prensa o
de expresión, incluido el derecho de cada cual de formar o adherirse a un sindicato junto
a otras personas para proteger sus intereses y el respectivo derecho de manifestación. Con
esta declaración programática se pone de manifiesto la preocupación de la Unión Europea
por garantizar el adecuado equilibrio entre derechos fundamentales, como el derecho de
reunión y de asociación, y la necesidad de combatir de manera más contundente las
organizaciones criminales que operan en el espacio único europeo.
Partiendo de esta premisa, la Decisión Marco obliga a los Estados miembros a castigar
como delito la asociación para delinquir, concretamente:
a) la conducta de toda persona que, de manera intencionada y a sabiendas de la finalidad
y actividad general de la organización delictiva o de su intención de cometer los delitos
en cuestión, participe activamente en las actividades ilícitas de la organización, incluida
la facilitación de información o de medios materiales, reclutando a nuevos participantes,
así como en toda forma de financiación de sus actividades a sabiendas de que su
participación contribuirá al logro de la finalidad delictiva de esta organización;
b) la conducta de toda persona que consista en un acuerdo con una o más personas para
proceder a una actividad que, de ser llevada a cabo, suponga la comisión de delitos
sancionables con una pena privativa de libertad o una medida de seguridad privativa de
libertad de un máximo de al menos cuatro años o con una pena aún más severa, con el
objetivo de obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio de
orden material, aún cuando esa persona no participe en la ejecución de la actividad.
Desde el punto de vista práctico, la tipificación como delito de la pertenencia o
colaboración con estas organizaciones implica que serán sancionados penalmente, como
autores de delito, aquellos que colaboren con la organización (aportando recursos
materiales, realizando labores específicas que le sean atribuidas, facilitando información)
3
aunque se mantengan al margen de los concretos hechos delictivos para los que la
organización se constituye (dicho de otro modo, aunque no participen en el tráfico de
drogas, en la trata de seres humanos, en las actividades terroristas o en cualquier otro
delito grave, serán sancionados penalmente por su participación, integración o
colaboración con la organización criminal).
Asimismo, la Decisión Marco antes aludida obligó a los Estados miembros a prever en
su legislación una importante diferenciación dentro de las conductas asociativas con fines
delictivos. Nos referimos a la distinción entre organización delictiva y asociación (o grupo
criminal):
• la «organización delictiva» es una asociación estructurada de más de dos
personas, establecida durante un cierto período de tiempo y que actúa de manera
concertada con el fin de cometer delitos sancionables con una pena privativa de
libertad o una medida de seguridad privativa de libertad de un máximo de al
menos cuatro años o con una pena aún más severa, con el objetivo de obtener,
directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio de orden
material;
• la «asociación estructurada» por el contrario, es una organización no formada
fortuitamente para la comisión inmediata de un delito ni que necesite haber
asignado a sus miembros funciones formalmente definidas, continuidad en la
condición de miembro, o exista una estructura desarrollada.
En España fue la Ley Orgánica 5/2010, de 22 de junio, por la que se modifica la Ley
Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, la que introdujo esta
diferenciación en nuestro derecho penal positivo. La Exposición de Motivos de esta
reforma razonaba que el devenir de los pronunciamientos jurisprudenciales había
demostrado la incapacidad del hasta entonces vigente delito de asociación ilícita para
responder adecuadamente a los diferentes supuestos de agrupaciones u organizaciones
criminales:
• En primer lugar, porque la configuración de dicho delito como una manifestación
de ejercicio abusivo, desviado o patológico del derecho de asociación que
consagra el artículo 22 de la Constitución, no respondía ni a la letra ni al espíritu
de esta norma. El texto constitucional declara la ilegalidad de las asociaciones que
persigan fines o utilicen medios tipificados como delito; de donde desde luego no
es forzoso deducir que cualquier agrupación de personas en torno a una actividad
delictiva pueda conceptuarse como asociación, y menos aún asimilarse al ejercicio
de un derecho fundamental. Las organizaciones y grupos criminales en general no
son realmente «asociaciones» que delinquen, sino agrupaciones de naturaleza
originaria e intrínsecamente delictiva, carentes en muchos casos de forma o
apariencia jurídica alguna, o dotadas de tal apariencia con el exclusivo propósito
de ocultar su actividad y buscar su impunidad. Los nuevos tipos penales relativos
a la pertenencia a una organización criminal o a un grupo criminal se enmarcan
dentro de los delitos contra el orden público. Lo son, inequívocamente, si se tiene
en cuenta que el fenómeno de la criminalidad organizada atenta directamente
contra la base misma de la democracia, puesto que dichas organizaciones, aparte
de multiplicar cuantitativamente la potencialidad lesiva de las distintas conductas
4
• En segundo lugar, la insuficiencia del delito de asociación ilícita tal y como estaba
configurado antes de la se evidenciaba en el hecho, del que da cuenta la exposición
de motivos que justifica la reforma, de que la jurisprudencia relativa a este delito
de asociación ilícita requiere la comprobación de una estructura con vocación de
permanencia, quedando fuera por tanto otros fenómenos análogos muy extendidos
en la sociedad actual, a veces extremadamente peligrosos o violentos, que no
reúnen esos requisitos estructurales. La necesidad de responder a esta realidad
conduce a la definición, en paralelo con las organizaciones, de los que a partir de
ahora se denominarán grupos criminales, definidos en el Código Penal
precisamente por exclusión, es decir, como formas de concertación criminal que
no encajan en el arquetipo de las citadas organizaciones, pero sí aportan un plus
de peligrosidad criminal a las acciones de sus componentes.
La estructura de las nuevas infracciones penales, organización criminal y grupo criminal,
responde a un esquema similar en ambos casos, si bien por un lado las penas son más
graves en el caso de las primeras, cuya estructura más compleja responde al deliberado
propósito de constituir una amenaza cualitativa y cuantitativamente mayor para la
seguridad y orden jurídico, y por otra parte su distinta naturaleza exige algunas diferencias
en la descripción de las acciones típicas.
Así, en el caso de las organizaciones criminales, el nuevo artículo 570 bis tipifica
primero las conductas básicas de constitución, dirección y coordinación, distinguiendo
según se trate de cometer delitos graves u otras infracciones criminales y en un segundo
nivel punitivo sitúa las actividades de participación o cooperación, a las que se anuda
una respuesta penal inferior, agregando en fin agravaciones específicas en función de las
características de la organización y el tipo de delitos que tiene por objeto.
Los grupos criminales se contemplan en el artículo 570 ter, equiparándose las
conductas de constitución de los mismos con la financiación de su actividad o la
integración en ellos, pero siempre distinguiendo la respuesta punitiva a partir de la
gravedad de las infracciones criminales que tratan de cometer, en términos análogos a los
5
que rigen para las organizaciones, y con similares agravaciones en razón de las
características del grupo.
Fruto de esta reforma, la vigente tipificación de la delincuencia organizada en el código
penal español es por tanto del siguiente tenor literal:
Artículo 570 bis
1. Quienes promovieren, constituyeren, organizaren, coordinaren o dirigieren
una organización criminal serán castigados con la pena de prisión de cuatro a
ocho años si aquélla tuviere por finalidad u objeto la comisión de delitos graves,
y con la pena de prisión de tres a seis años en los demás casos; y quienes
participaren activamente en la organización, formaren parte de ella o cooperaren
económicamente o de cualquier otro modo con la misma serán castigados con las
penas de prisión de dos a cinco años si tuviere como fin la comisión de delitos
graves, y con la pena de prisión de uno a tres años en los demás casos.
A los efectos de este Código se entiende por organización criminal la agrupación
formada por más de dos personas con carácter estable o por tiempo indefinido,
que de manera concertada y coordinada se repartan diversas tareas o funciones
con el fin de cometer delitos.
2. Las penas previstas en el número anterior se impondrán en su mitad superior
cuando la organización:
a) esté formada por un elevado número de personas.
b) disponga de armas o instrumentos peligrosos.
c) disponga de medios tecnológicos avanzados de comunicación o transporte que
por sus características resulten especialmente aptos para facilitar la ejecución de
los delitos o la impunidad de los culpables.
Si concurrieran dos o más de dichas circunstancias se impondrán las penas
superiores en grado.
3. Se impondrán en su mitad superior las penas respectivamente previstas en este
artículo si los delitos fueren contra la vida o la integridad de las personas, la
libertad, la libertad e indemnidad sexuales o la trata de seres humanos.
c) Con la pena de tres meses a un año de prisión cuando se trate de cometer uno
o varios delitos menos graves no incluidos en el apartado a) o de la perpetración
reiterada de delitos leves.
A los efectos de este Código se entiende por grupo criminal la unión de más de
dos personas que, sin reunir alguna o algunas de las características de la
organización criminal definida en el artículo anterior, tenga por finalidad o por
objeto la perpetración concertada de delitos.
2. Las penas previstas en el número anterior se impondrán en su mitad superior
cuando el grupo:
a) esté formado por un elevado número de personas.
b) disponga de armas o instrumentos peligrosos.
c) disponga de medios tecnológicos avanzados de comunicación o transporte que
por sus características resulten especialmente aptos para facilitar la ejecución de
los delitos o la impunidad de los culpables.
Si concurrieran dos o más de dichas circunstancias se impondrán las penas
superiores en grado.
Artículo 570 quáter
1. Los jueces o tribunales, en los supuestos previstos en este Capítulo y el
siguiente, acordarán la disolución de la organización o grupo y, en su caso,
cualquier otra de las consecuencias de los artículos 33.7 y 129 de este Código.
2. Asimismo se impondrá a los responsables de las conductas descritas en los dos
artículos anteriores, además de las penas en ellos previstas, la de inhabilitación
especial para todas aquellas actividades económicas o negocios jurídicos
relacionados con la actividad de la organización o grupo criminal o con su
actuación en el seno de los mismos, por un tiempo superior entre seis y veinte
años al de la duración de la pena de privación de libertad impuesta en su caso,
atendiendo proporcionalmente a la gravedad del delito, al número de los
cometidos y a las circunstancias que concurran en el delincuente.
En todo caso, cuando las conductas previstas en dichos artículos estuvieren
comprendidas en otro precepto de este Código, será de aplicación lo dispuesto en
la regla 4.ª del artículo 8.
3. Las disposiciones de este Capítulo serán aplicables a toda organización o
grupo criminal que lleve a cabo cualquier acto penalmente relevante en España,
aunque se hayan constituido, estén asentados o desarrollen su actividad en el
extranjero.
4. Los jueces o tribunales, razonándolo en la sentencia, podrán imponer al
responsable de cualquiera de los delitos previstos en este Capítulo la pena
inferior en uno o dos grados, siempre que el sujeto haya abandonado de forma
voluntaria sus actividades delictivas y haya colaborado activamente con las
autoridades o sus agentes, bien para obtener pruebas decisivas para la
7
Por su parte el art. 570 ter in fine, describe el grupo criminal como "la
unión de más de dos personas que, sin reunir alguna o algunas de las características
de la organización criminal definida en el artículo anterior, tenga por finalidad o
por objeto la perpetración concertada de delitos" (LO 1/2015).
Sin perjuicio de hacerlo a continuación, con carácter previo es preciso puntualizar que,
por las limitaciones propias de esta unidad didáctica, no podremos detenernos en las
peculiaridades de los delitos habitualmente cometidos a través de organizaciones
criminales. Dicho de otro modo: hay delitos, como el tráfico de drogas, la trata de seres
humanos o el terrorismo que de manera frecuente vienen acompañados de la existencia
de organizaciones criminales. Es claro que cada uno de estos delitos (drogas, trata o
terrorismo) tiene a su vez unos rasgos característicos y diferenciadores, que, en muchas
ocasiones, incidirán en la organización creada para su comisión. Sin embargo, un estudio
pormenorizado de estos aspectos excedería con creces del propósito y extensión de esta
unidad didáctica.
Nos centraremos, en consecuencia, en lo que podríamos denominar “mínimo común
denominador” de la delincuencia organizada, que podría sintetizarse en los siguientes
rasgos: opacidad de su estructura y/o funcionamiento, operatividad internacional, uso de
nuevas tecnologías para lograr sus fines y orientación fundamentalmente lucrativa.
Estas características obligan a la policía judicial, a los fiscales y a los jueces a utilizar
frente al crimen organizado nuevos instrumentos jurídico-penales que permitan de
dar una respuesta eficaz desde el Estado de Derecho a este fenómeno delictivo.
Concretamente, es necesario:
• Dejar al descubierto el funcionamiento real del grupo o de la organización, no
conformándose con aprehender al escalón más bajo del entramado criminal sino
logrando perseguir penalmente al responsable último, aquel que da las órdenes y
dirige de hecho la organización pero que rara vez se involucra en los detalles
operativos de la misma;
• Cooperar internacionalmente con autoridades policiales y judiciales de otros
Estados, evitando así que el elemento trasfronterizo suponga un obstáculo real
para la investigación penal. Conviene destacar la existencia de instituciones,
policiales y judiciales, cuyo objetivo es favorecer la cooperación internacional en
la lucha contra el crimen organizado;
• Utilizar medios especiales de investigación que permitan detectar el delito y sus
responsables a pesar de que éstos hagan uso de medios sofisticados para su
comisión, singularmente a través de las nuevas tecnologías;
• Asegurar y posteriormente, decomisar las ganancias ilícitas obtenidas por el
crimen organizado, puesto que sólo así éste dejará de compensar.
En los próximos epígrafes profundizaremos en algunos de estos nuevos instrumentos
jurídico-penales, algunos de los cuales lograrán cubrir, simultáneamente, todas las
necesidades reseñadas y que resultan imprescindibles para dar una respuesta eficaz desde
el derecho penal al crimen organizado.
Con todo, el supuesto más habitual es aquel en el que varios Estados están desarrollando
simultáneamente una investigación penal, resultando imprescindible la coordinación
entre autoridades para una mayor eficacia de los procesos penales que se encuentran en
curso en todos los Estados implicados. Resulta muy conveniente que ambas
investigaciones estén en similar momento procesal y, a ser posible, en su fase inicial, pues
dándose estas condiciones la operatividad del ECI se verá sin duda fortalecida.
La multiplicidad de delitos objeto de investigación y/o la multitud de Estados miembros
con procesos de investigación en curso complica notablemente las posibilidades reales de
una gestión eficaz del ECI. No cabe duda que desde una perspectiva jurídica es
perfectamente viable un ECI formado por muchos Estados miembros e investigando un
amplio elenco de infracciones penales, pero en el estado actual de desarrollo de esta
técnica parece poco viable que, en la práctica, un ECI de tales características diera
resultados fructíferos para los Estados miembros.
El proceso de constitución del equipo
El proceso de constitución del equipo puede desglosarse en tres fases: solicitud,
autorización y firma del acuerdo de constitución.
A) La solicitud de constitución
La solicitud inicial para la constitución de un ECI puede partir de la autoridad
judicial española pero también de una autoridad de otro Estado. Algunas
legislaciones nacionales de los Estados requieren que se curse una comisión
rogatoria expresa con la solicitud para la constitución del ECI y en otros tal
solicitud formal es innecesaria. En ocasiones es a raíz de un intercambio de
información (formal o informal) cuando las autoridades nacionales de varios
Estados plantean la posibilidad de constituir un ECI como manera idónea de
actuar contra una determinada organización criminal.
C) El acuerdo de constitución
Es decir, en un ECI entre España y Perú existirá un jefe español (que será
el juez de instrucción y dará órdenes a los policías judiciales españoles que
formen parte del equipo) y simultáneamente un jefe peruano (por ejemplo,
un fiscal peruano, encargado de dirigir a los policías peruanos que estén
integrados en el equipo).
La determinación de quien debe ostentar la condición de jefe del ECI para España
ha generado un importante problema en relación con la autorización para su
constitución. En ocasiones se ha remitido al Ministerio de Justicia solicitudes de
autorización para constitución de ECI bajo la fórmula del coliderazgo, de modo
15
que tanto el Juez Instructor como el Fiscal ostentasen la condición de jefe español
del ECI. El criterio de la Dirección General de Cooperación Jurídica Internacional
del Ministerio de Justicia ha sido cambiante, habiendo periodos en los que no se
ha autorizado la constitución del ECI bajo la fórmula del coliderazgo, obligando
por tanto a que sólo figurase como jefe español del equipo el Juez Instructor.
Como hemos adelantado, los dos modelos publicados son optativos para las
partes, esto es, son modelos de los que las partes pueden servirse si lo consideran
oportuno, pero en modo alguno son vinculantes u obligatorios. El primero de estos
modelos se recoge en la Recomendación del Consejo de 8 de mayo de 2003 y el
segundo, en la Recomendación del Consejo de 26 de febrero de 2010.
Existe también otro documento que suele firmarse durante la vida del equipo, el
llamado Plan de Acción Operativo (en adelante, PAO) en el que se diseña la
estrategia por la que debe conseguirse el objetivo del ECI. Es, por tanto, un
documento más policial, con detalles operativos que faciliten el funcionamiento
16
- Aquellos miembros que actúan en un Estado distinto del que representan son
denominados "miembros destinados”.
A su vez, los miembros destinados tendrán unas facultades distintas según actúen
en el Estado en el que están destinados o en su propio Estado.
a. Podrán, en relación con los Estados en los que están destinados:
i. Facilitar la información de que disponga, siempre para los fines de
la investigación penal que motiva la constitución del ECI.
ii. Estar presentes en las medidas de investigación que se practiquen,
salvo que específicamente el jefe del equipo disponga lo contrario.
b. En relación con sus propios Estados, podrán pedir a las autoridades
competentes que adopten en ellos determinadas medidas de investigación. Estas
solicitudes deberán ser examinadas en las mismas condiciones que si fueran
solicitadas en el marco de una investigación nacional.
Con carácter general todos los miembros, destinados o no, podrán usar la
información obtenida a través de las actividades del ECI:
a. Para la investigación penal que dio lugar a la creación del equipo.
b. Para descubrir, investigar o enjuiciar otra infracción penal, condicionado
en este caso al consentimiento previo del Estado donde dicha información haya
sido obtenida. Sin embargo, el consentimiento sólo puede denegarse por dos
motivos, que ponga en peligro una investigación penal en dicho Estado o que se
trate de los supuestos en los que la asistencia judicial puede denegarse.
c. Para evitar una amenaza, inmediata y grave, para la seguridad pública.
d. Para otros fines, si así se ha convenido.
En definitiva, lo que hace de los ECI una técnica novedosa y potencialmente útil para la
investigación penal transfronteriza es la posibilidad de integrar, en una única célula
investigadora, autoridades policiales y judiciales de distintos Estados miembros, que
actúan de común acuerdo. En este sentido, el ECI como tal tendrá capacidad legal para
actuar en varios Estados miembros, aunque al hacerlo se apoye en unos u otros integrantes
del equipo en función del lugar donde se desarrolle la concreta diligencia de
investigación.
Legislación aplicable a las actividades desempeñadas por el ECI
El ECI acomodará su actividad a la legislación del Estado donde esté actuando. Esta
previsión supone consagrar la lex loci frente a la lex fori, constituyendo por tanto una
excepción a la regla general establecida en el art. 4 del Convenio UE del 2000.
La esencia del funcionamiento del ECI está en que la obtención de la prueba para el
equipo permite su utilización en cualquiera de los Estados que lo han constituido, con la
única condición de que se haya respetado la legislación del lugar donde dicha prueba ha
sido recabada. Con ello se solucionan muchos de los problemas que la admisibilidad de
la prueba transfronteriza plantea, haciendo especialmente eficaces estos equipos para
perseguir las organizaciones criminales que operan en distintos Estados.
apropiadas de las actuaciones penales contra los delincuentes sin que ello
menoscabe los derechos de la defensa.
3. 1 MODALIDADES DE DECOMISO
Tradicionalmente el comiso recaía únicamente sobre aquellos bienes, objetos u efectos
que eran medio, instrumento o efecto del delito. En fechas más recientes se ha constatado,
sin embargo, que esto era insuficiente para privar efectivamente a la organización
delictiva de las ganancias obtenidas a través del crimen organizado.
Es así como nacen otras instituciones o modalidades de decomiso, que son fruto del
Convenio de Palermo y, en el ámbito europeo, de la Directiva 2014/42/UE del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 3 de abril de 2014 , sobre el embargo y el
decomiso de los instrumentos y del producto del delito en la Unión Europea – en
adelante la Directiva de decomiso -.
Estas modalidades son:
28
El Convenio de Palermo obliga a los Estados Parte a adoptar las medidas que sean
necesarias para autorizar el decomiso no sólo del producto de los delitos
comprendidos en la Convención, sino también de aquellos de bienes cuyo valor
corresponda al de dicho producto. Asimismo, cuando el producto del delito se
haya transformado o convertido parcial o totalmente en otros bienes, esos bienes
podrán ser objeto de decomiso.
En el mismo sentido, el artículo 127 septies del Código penal, que expresamente
regula esta posibilidad cuando esté justificada por una circunstancia ocurrida con
carácter sobrevenido al decomiso inicialmente acordado. Así, el precepto señala
que si la ejecución del decomiso no hubiera podido llevarse a cabo, en todo o en
parte, a causa de la naturaleza o situación de los bienes, efectos o ganancias de
que se trate, o por cualquier otra circunstancia, el juez o tribunal podrá, mediante
auto, acordar el decomiso de otros bienes, incluso de origen lícito, que
pertenezcan a los criminalmente responsables del hecho por un valor equivalente
al de la parte no ejecutada del decomiso inicialmente acordado. De igual modo
se procederá, cuando se acuerde el decomiso de bienes, efectos o ganancias
determinados, pero su valor sea inferior al que tenían en el momento de su
adquisición.
El código penal español dedica a esta figura el artículo 127 ter, estipulando que el
juez o tribunal podrá acordar el decomiso aunque no medie sentencia de condena,
cuando la situación patrimonial ilícita quede acreditada en un proceso
contradictorio y se trate de alguno de los siguientes supuestos:
a) Que el sujeto haya fallecido o sufra una enfermedad crónica que impida su
enjuiciamiento y exista el riesgo de que puedan prescribir los hechos,
b) se encuentre en rebeldía y ello impida que los hechos puedan ser enjuiciados
dentro de un plazo razonable, o
• Decomiso ampliado
El decomiso ampliado no es una sanción penal, sino que se trata de una institución
por medio de la cual se pone fin a la situación patrimonial ilícita a que ha dado
lugar la actividad delictiva. Su fundamento tiene, por ello, una naturaleza más bien
civil y patrimonial, próxima a la de figuras como el enriquecimiento injusto. El
hecho de que la normativa de la Unión Europea se refiera expresamente a la
posibilidad de que los tribunales puedan decidir el decomiso ampliado sobre la
base de indicios, especialmente la desproporción entre los ingresos lícitos del
sujeto y el patrimonio disponible, e, incluso, a través de procedimientos de
naturaleza no penal, confirma la anterior interpretación. La regulación, por lo
demás, es, como se ha afirmado en la jurisprudencia constitucional comparada,
ajustada a los principios de culpabilidad y presunción de inocencia, pues no
persigue reprochar al condenado la realización de un hecho ilícito, lo que sería
propio de una pena, sino conseguir fines ordenadores del patrimonio y de
corrección de una situación patrimonial ilícita derivada de un enriquecimiento
injusto de origen delictivo; y el decomiso ampliado no presupone ni conlleva una
declaración de culpabilidad por la actividad delictiva desarrollada por el sujeto,
pues el decomiso ni presupone tal declaración de culpabilidad ni es una pena. La
regulación prevé, por ello, que si posteriormente el condenado lo fuera por hechos
delictivos similares cometidos con anterioridad, el juez o tribunal deba valorar el
alcance del decomiso anterior acordado al resolver sobre el decomiso en el nuevo
procedimiento.
c) Delitos informáticos
h) Delitos de receptación
o) Delitos de cohecho.
p) Delitos de malversación.
q) Delitos de terrorismo.
Este mismo precepto señala que se valorarán, especialmente, entre otros, los
siguientes indicios:
Por otra parte, el artículo 127 quinquies permite que los jueces y tribunales
acuerden también el decomiso de bienes, efectos y ganancias provenientes de la
actividad delictiva previa del condenado, cuando se cumplan, cumulativamente,
los siguientes requisitos:
a) Que el sujeto sea o haya sido condenado por alguno de los delitos a que
se refiere el artículo 127 bis.1 del Código Penal.
• Decomiso a tercero
El artículo 127 quater del código penal español establece una presunción iuris
tantum para favorecer la aplicación de esta institución, de modo que se presumirá,
salvo prueba en contrario, que el tercero ha conocido o ha tenido motivos para
sospechar que se trataba de bienes procedentes de una actividad ilícita o que eran
transferidos para evitar su decomiso, cuando los bienes o efectos le hubieran sido
transferidos a título gratuito o por un precio inferior al real de mercado.
La Convención de Palermo ya exigió a los Estados Parte que adoptaran las medidas que
fueran necesarias para permitir la identificación, la localización, el embargo preventivo o
la incautación de cualquier bien con miras a su eventual decomiso.
La Unión Europea ha ido más allá obligando a todos los Estados miembros a crear unas
oficinas específicas cuya finalidad es, por una parte, el intercambio ágil de información
patrimonial y, en segundo lugar, la gestión eficaz de los bienes asegurados, evitando que
se deprecien con el transcurrir del tiempo hasta que recaiga la resolución judicial firme
que decrete su decomiso. El instrumento jurídico que puso en marcha estas oficinas fue
la Decisión 2007/845/JAI del Consejo, de 6 de diciembre de 2007, sobre cooperación
entre los organismos de recuperación de activos de los Estados miembros en el
ámbito del seguimiento y la identificación de productos del delito o de otros bienes
relacionados con el delito. La decisión otorga una base jurídica para el intercambio de
información entre los organismos de recuperación de activos de los Estados miembros,
muchos de los cuales estaban ya integrados en la red CARIN («Camden Assets Recovery
Inter-Agency Network»). Esta red, establecida en La Haya los días 22 y 23 de septiembre
de 2004 por Austria, Bélgica, Alemania, Irlanda, los Países Bajos y el Reino Unido,
constituye ya una red global de profesionales y expertos con la intención de reforzar el
conocimiento común de los métodos y técnicas en el ámbito de la identificación, embargo
preventivo, incautación y decomiso transfronterizo de los productos procedentes del
delito y de otros bienes relacionados con él. Además, muchas de las oficinas de
recuperación y gestión de activos de los Estados miembros de la UE se integrarán en redes
de otros ámbitos, como el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT),
organización intergubernamental regional que agrupa a 17 países de América del Sur,
Centroamérica, América de Norte y el Caribe para prevenir y combatir el lavado de
activos, el financiamiento del terrorismo y el financiamiento de la proliferación de armas
de destrucción masiva, a través del compromiso de mejora continua de las políticas
nacionales de prevención y combate a dichos temas, así como la profundización en los
distintos mecanismos de cooperación entre los países miembros.
En España, el Real Decreto 948/2015, de 23 de octubre, en desarrollo de la previsión
contenida en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, creó la Oficina de Recuperación y
Gestión de Activos (ORGA), configurándola como una Dirección General del
Ministerio de Justicia. En su exposición de motivos se detallaba que el creciente número
de hechos delictivos relacionados con la delincuencia económica, frecuentemente
organizada y transfronteriza, con especial preocupación por los delitos de corrupción,
tanto en el sector público como en el privado, impone la necesidad de que el Estado dirija
sus esfuerzos no sólo al castigo de sus responsables, una vez declarada su culpabilidad,
sino también a lograr la recuperación de los activos procedentes del delito, porque tan
importante como el cumplimiento certero de la pena es la recuperación de esos activos.
Su posterior afectación al abono de las indemnizaciones de las víctimas, a la realización
de proyectos sociales y al impulso de la lucha contra la criminalidad organizada
constituye una relevante medida de regeneración democrática y justicia social. La Oficina
de Recuperación y Gestión de Activos se configura, por tanto, como una herramienta al
servicio de los juzgados y tribunales en el marco de los procesos penales, y lo hará
también como auxiliar de las fiscalías en el ejercicio de sus funciones relacionadas con
las investigaciones patrimoniales. Con ello se pretende una mayor eficacia en la lucha
contra la delincuencia económica, normalmente una criminalidad de delincuentes
35
poderosos, que aparece especialmente organizada y que tanto daño ocasiona al Estado
democrático de derecho, haciendo así realidad el principio de que el delito que genera
ilícitas ganancias nunca pueda compensar a su autor.
Desde el punto de vista práctico, cuando un juez o fiscal español está llevando a cabo una
investigación que afecta a crimen organizado puede acudir a la ORGA para que desde
este organismo se realice una investigación patrimonial en profundidad de cuantas
personas físicas o jurídicas participen indiciariamente en la organización. Esta
investigación será en principio nacional, accediendo la oficina a las bases de datos
disponibles para tales fines y analizando con especialistas la información financiera
obtenida a fin de facilitársela debidamente estructurada al órgano judicial. Para dicha
función la oficina cuenta con personal integrante de policía judicial y con formación
específica en esta área. Pero la ORGA puede también realizar investigaciones
patrimoniales a nivel internacional. Así, a través de las redes mencionadas (CARIM,
GAFILAT) y en aplicación del intercambio de información con otras oficinas análogas
de los Estados miembros de la UE (a través de canales seguros habilitados a nivel europeo
para tales fines), puede solicitar datos concretos de los activos o bienes de todo tipo que
los investigados tengan en otros países. Esto agiliza mucho el proceso de identificación
de elementos patrimoniales susceptibles de ser aseguradas primero y decomisadas
después, pues la vía alternativa, es decir, las comisiones rogatorias que pueda emitir el
juez para que se realice una investigación patrimonial en el extranjero, habitualmente
exigen un periodo mucho más prolongado de tiempo para su efectiva cumplimentación.
Localizados los bienes, el juez puede asegurarlos, promoviendo luego que la ORGA
gestione o administre los mismos. La división de gestión de activos de la oficina (diferente
a la división de localización, pero con la que lógicamente actúa coordinadamente) cuenta
con profesionales especializados que realizarán un análisis económico del posible destino
de los bienes asegurados. En ocasiones, lo más rentable será su venta anticipada (pues los
costes de conservación o la depreciación por el tiempo pueden ser elevados). En otros
casos podrá promoverse la adjudicación del uso provisional del bien a la policía judicial
para el cumplimiento de los fines de ésta. Finalmente, habrá supuestos en los que lo más
procedente será la designación de un administrador judicial, especialmente si el activo
embargado es una empresa en pleno funcionamiento. Este conocimiento especializado de
la ORGA y sus propuestas simplifican la toma de decisiones del órgano judicial y
permiten una respuesta más eficaz tendente a que, una vez decomisado el activo
definitivamente, siga siendo rentable.
4. LA COOPERACIÓN PENAL INTERNACIONAL AL SERVICIO DE LA
LUCHA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO
Precisamente por el carácter transnacional o transfronterizo de las organizaciones
criminales resulta esencial dedicar especial atención a los mecanismos con los que
cuentan los jueces y fiscales para garantizar que las fronteras no supongan inmunidad
para la delincuencia organizada. En esta aproximación a estos mecanismos
distinguiremos, por una parte, los instrumentos jurídicos propiamente dichos y por otra
las instituciones favorecedoras de la cooperación judicial penal, con especial atención a
Eurojust.
36
* que los Estados Parte que reciban una solicitud de otro Estado Parte con miras al
decomiso del producto del delito, los bienes, el equipo u otros instrumentos que se
encuentren en su territorio deberán, en la mayor medida en que lo permita su
ordenamiento jurídico interno:
a) Remitir la solicitud a sus autoridades competentes para obtener una orden de
decomiso a la que, en caso de concederse, darán cumplimiento ; o
b) Presentar a sus autoridades competentes, a fin de que se le dé cumplimiento en
el grado solicitado, la orden de decomiso expedida por un tribunal situado en el
territorio del Estado Parte requirente en la medida en que guarde relación con el
producto del delito, los bienes, el equipo u otros instrumentos que se encuentren
en el territorio del Estado Parte requerido.
* las solicitudes presentadas contendrán lo siguiente, según el caso de que se trate:
a) una descripción de los bienes susceptibles de decomiso y una exposición de los
hechos en que se basa la solicitud del Estado Parte requirente que sean lo
suficientemente explícitas para que el Estado Parte requerido pueda tramitar la
orden con arreglo a su derecho interno;
b) una copia admisible en derecho de la orden de decomiso expedida por el Estado
Parte requirente en la que se basa la solicitud, una exposición de los hechos y la
información que proceda sobre el grado de ejecución que se solicita dar a la orden.
* en relación con la disposición del producto del delito o de los bienes decomisados: en
la medida en que lo permita su derecho interno y de ser requeridos a hacerlo, darán
consideración prioritaria a la devolución del producto del delito o de los bienes
decomisados al Estado Parte requirente a fin de que éste pueda indemnizar a las víctimas
del delito o devolver ese producto del delito o esos bienes a sus propietarios legítimos.
Los Estados Parte podrán considerar en particular la posibilidad de celebrar acuerdos o
arreglos en el sentido de:
a) Aportar el valor de dicho producto del delito o de dichos bienes, o los fondos
derivados de la venta de dicho producto o de dichos bienes o una parte de esos
fondos, a la cuenta designada y a organismos intergubernamentales especializados
en la lucha contra la delincuencia organizada;
b) Repartirse con otros Estados Parte, sobre la base de un criterio general o
definido para cada caso, ese producto del delito o esos bienes, o los fondos
derivados de la venta de ese producto o de esos bienes, de conformidad con su
derecho interno o sus procedimientos administrativos.
Retomando el tema principal de este epígrafe, los instrumentos jurídicos de cooperación
penal internacional, debemos enfatizar que todo este elenco de posibilidades de
cooperación que hasta ahora hemos descrito y que serían encuadrables bajo el título de
asistencia convencional, se ha visto superado por dos nuevos mecanismos jurídicos que
han demostrado ser más eficaces en la lucha transfronteriza contra el crimen organizado:
los equipos conjuntos de investigación (a los que hemos hecho extensa referencia más
arriba, allí nos remitimos) y los instrumentos de reconocimiento mutuo de
resoluciones penales de la Unión Europea.
38
En virtud de estos últimos, la autoridad judicial penal de un Estado miembro (al que
llamaremos Estado de emisión) dicta una resolución (por ejemplo, de detención, de
entrada y registro o de intervención telefónica) que, transmitida a otro Estado miembro
a través de un instrumento de reconocimiento mutuo promulgado por el legislador
europeo (por ejemplo, la orden europea de detención y entrega – si se trata de detenciones
– o la orden europea de investigación – si se trata de practicar diligencias probatorias- )
será reconocida y ejecutada prácticamente de manera automática por la autoridad del
otro Estado (Estado de ejecución), llevándola a efecto en un plazo determinado.
Es importante destacar que la autoridad receptora del Estado de ejecución sólo podrá
denegar la ejecución de la resolución judicial dictada en el Estado de emisión por causas
expresamente tasadas.
Los instrumentos de reconocimiento mutuo de la Unión Europea hacen realidad el espacio
de libertad, seguridad y justicia de la Unión, de modo que las autoridades judiciales de
los diferentes países interactúan entre sí como si de autoridades de un mismo Estado se
tratara. Es decir, salvo disfunciones puntuales, los instrumentos de reconocimiento mutuo
son lo más parecido a peticiones nacionales de asistencia o exhortos.
Pues bien, en materia de lucha contra el crimen organizado, en cuanto mecanismo
extraordinariamente agilizador de la cooperación entre autoridades judiciales de
diferentes Estados, debemos destacar dos instrumentos de reconocimiento mutuo:
• En materia probatoria, la orden europea de investigación (regulada en la Unión
Europea por la Directiva 2014/41/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 3
de abril de 2014 relativa a la orden europea de investigación en materia penal)
• En materia de aseguramiento de bienes de cara a su ulterior decomiso, la orden de
embargo preventivo (regulada en la Unión Europea por la Decisión Marco
2003/577/JAI del Consejo, de 22 de julio de 2003)
• En materia de decomiso, la orden europea de decomiso (regulada en la Unión
Europea por la Decisión Marco 2006/783/JAI del Consejo, de 6 de octubre de
2006).
Todos estos instrumentos de reconocimiento mutuo de la Unión Europea han sido
traspuestos al ordenamiento jurídico español en un mismo cuerpo legal: Ley 23/2014, de
20 de noviembre, de reconocimiento mutuo de resoluciones penales en la Unión
Europea (en adelante LRM).
A los efectos que aquí nos interesan, es especialmente destacable conocer de este cuerpo
legal las siguientes cuestiones:
• Además de una parte preliminar (con los principios básicos inspiradores) y un
título primero dedicado a las disposiciones generales de emisión y de ejecución,
la LRM dedica un título a cada uno de los instrumentos de reconocimiento mutuo
promulgados en la UE. De este modo, el Título VII se destina al embargo, el Título
VIII al decomiso y el Título X a la orden europea de investigación.
• Como anexos a la LRM encontramos los formularios, únicos para todo el espacio
europeo, en que se debe documentar cada instrumento de reconocimiento mutuo.
Hay un formulario para el embargo preventivo, otro para el decomiso, otro para
la orden europea de investigación y así por cada uno de los instrumentos de
39
crimen organizado. De este entramado conviene destacar dos ámbitos: las redes y las
instituciones propiamente dedicadas a la cooperación penal internacional.
En relación con las redes, implica que jueces, fiscales o policías que desempeñan sus
cometidos ordinarios en sus Estados miembros son a la vez puntos de contacto de redes
dedicadas al auxilio de sus homólogos extranjeros. En el ámbito iberoamericano destaca,
por ejemplo, Iber-Red. Ilustremos su funcionamiento con un ejemplo: si una juez
argentina necesita que se practique una determinada diligencia de investigación en
Madrid, España, podrá acudir al punto de contacto argentino de Iber-Red para que éste, a
su vez, contacte personalmente con el punto de contacto español que podrá comunicar
con su compañero, juez o fiscal español, para obtener información del estado que
mantiene la rogatoria y promover su debido impulso y diligenciamiento.
En la UE se han constituido varias redes para su actuación en la esfera de la asistencia
judicial internacional, si bien con distintas finalidades y con desigual importancia.
Específicamente en cooperación judicial penal debe destacarse la Red de Equipos
Conjuntos de Investigación Penal (R/EECCII), la Red Europea de puntos de contacto en
relación con personas responsables de Genocidio, Crímenes contra la Humanidad y
Crímenes de Guerra y la más operativa desde la perspectiva de la asistencia judicial penal
internacional: la Red Judicial Europea (en adelante RJE). De esta Red debe destacarse,
además, la extraordinaria utilidad que tiene su página web, donde puede obtenerse
información práctica sobre los diferentes instrumentos de reconocimiento mutuo y sobre
las autoridades judiciales competentes en cada localidad para su ejecución (aplicación
atlas judicial). La red es especialmente útil en casos donde sólo hay dos o como máximo
tres Estados miembros implicados. Sin embargo, tratándose de crimen organizado no es
infrecuente que la necesidad de llevar a cabo diligencias de investigación, como entradas
y registros, incluso simultáneas, se extienda a tres o más Estados miembros. Para atender
esta necesidad de coordinación multilateral la UE se ha dotado de las instituciones a las
que haremos referencia a continuación.
La Unión Europea ha creado dos órganos especializados en el crimen organizado:
Europol, dedicado a la cooperación policial y Eurojust, a la cooperación judicial.
Entraremos en el análisis de este último, dado que desde el punto de vista jurídico reviste
mayor interés.
Eurojust es un órgano de la UE, con sede en La Haya (Países Bajos) que cuenta con
personalidad jurídica propia y cuya misión consiste en coordinar y dotar de eficacia a la
lucha contra el crimen organizado dentro del espacio europeo. Como tal, no tiene
parangón en el resto del mundo, o, dicho de otro modo, ninguna otra organización
internacional ha constituido un órgano con la finalidad exclusiva de facilitar y coordinar
la cooperación judicial penal. Sin duda sólo cabe entender su existencia partiendo de la
premisa del proceso de integración que vive Europa con la UE, máxime tras la
proclamación explícita del objetivo de constituir un auténtico espacio de libertad,
seguridad y justicia .
El origen de su concepción se remonta al Consejo Europeo celebrado los días 15 y 16 de
octubre de 1999 en la ciudad finlandesa de Tampere, que ideó la creación de una unidad
específica para facilitar la cooperación penal transfronteriza entre los Estados miembros.
Concretamente, su conclusión número 46 rezaba: “Para reforzar la lucha contra la
41
Por tanto, la regulación europea vigente hoy día viene constituida por la versión
consolidada de la Decisión 2002/187/JAI con las modificaciones arriba expuestas (por
claridad expositiva, nos referiremos al texto consolidado como Decisión Eurojust).
No obstante, la Comisión Europea ha presentado una propuesta de Reglamento del
Parlamento Europeo y del Consejo sobre la Agencia Europea de Cooperación en materia
de Justicia Penal (Eurojust) en fecha 17 de julio de 2013, estando hoy día en tramitación
ante las instituciones de la UE . Por tanto, son previsibles a corto plazo nuevos cambios,
y de entidad, en la regulación de este órgano.
Por otra parte, el funcionamiento interno de Eurojust viene regulado en un Reglamento
propio que se centra fundamentalmente en su organización, funcionamiento y normas,
las relaciones con las instituciones y órganos de la Unión y el personal.
En lo que a España concierne, la Ley 16/2006 reguló por primera vez el estatuto del
miembro nacional español en Eurojust, implementando con ello la Decisión
2002/187/JAI. Pero era necesario llevar a cabo modificaciones legislativas para trasponer
también a nuestro derecho las reformas aprobadas en la UE en el 2009. Los Estados
miembros debían adaptar su legislación nacional a la Decisión 2009/426 antes del 4 de
junio de 2011, habiéndolo hecho España con la publicación el 8 de julio de 2015 de la
Ley 16/2015 .
En la misma línea que su antecesora, esta Ley 16/2015 regula el estatuto del miembro
nacional español y del resto del personal que compone la delegación (o la apoya). El
correcto entendimiento de esta legislación nacional exige tener presente la norma europea
pues será ésta la que definirá qué es Eurojust, cómo funciona el Colegio y otras cuestiones
de capital importancia que no deben ser objeto de implementación por los Estados
miembros pero que, no obstante, deben ser conocidas por sus autoridades.
Los objetivos de Eurojust (fomentar la coordinación y la cooperación en las
investigaciones y actuaciones judiciales de los Estados miembros, apoyándolos en aras a
obtener una mayor eficacia judicial) deben perseguirse en relación con unas formas
concretas de delincuencia, es decir, en relación con las infracciones encuadradas
específicamente dentro de la competencia de Eurojust. Estos delitos vienen delimitados
de conformidad con dos criterios:
* Que el delito afecte a dos o más Estados miembros de tal modo que, debido al
alcance, gravedad y consecuencias de los actos delictivos, se requiera una
actuación conjunta de los Estados miembros;
* Que se trate de delincuencia organizada, terrorismo u otras formas graves de
delincuencia encuadrables en las específicas categorías delictivas que se
mencionan en el anexo de la Decisión o bien se trate de delitos conexos a éstos.
Eurojust está compuesto, por una parte, por los miembros nacionales destacados de cada
Estado miembro (y su suplente y asistentes), y por otra, por el Colegio, órgano de
actuación colegiada de dichos miembros nacionales. Al margen de estos componentes
principales, merecen mención específica tanto la célula de coordinación de emergencias
como los respectivos sistemas de coordinación nacionales.
43
Al frente del órgano hay un presidente de Eurojust y dos vicepresidentes, elegidos entre
los miembros nacionales de los 28 Estados miembros y por ellos mismos. Como es lógico,
cuenta asimismo con personal propio, como un encargado de protección de datos y un
servicio legal.
• Miembros Nacionales, suplentes y asistentes:
Los miembros nacionales pueden ser fiscales, jueces, o funcionarios de policía con
competencias equivalentes. De este modo, al atribuir a cada Estado la elección del cuerpo
al que pertenecerá el miembro nacional se respetan las respectivas tradiciones jurídicas
en relación con los responsables de la investigación criminal, pues en este aspecto hay
importantes discrepancias en los países de nuestro entorno.
El miembro nacional deberá tener su lugar de trabajo habitual en la sede de Eurojust y
estará necesariamente asistido por un suplente y un asistente; al menos el suplente deberá
poder sustituirle (que pueda hacerlo en el caso español lo prevé el art. 6.1 Ley 16/2015).
La mención específica a que tenga su sede permanentemente en Eurojust parece superflua
para Estados como España, donde el elevado número de asuntos tramitados anualmente
hace impensable otra solución. Sin embargo, para Estados más pequeños, o con un
volumen de cooperación judicial internacional menor que España (al menos desde la
perspectiva pasiva) era habitual con la anterior legislación que el miembro nacional se
trasladase sólo esporádicamente a La Haya, situación ésta que se pretende evitar con el
nuevo tenor literal de la Decisión.
El miembro nacional, por imperativo también de la reforma operada en la Decisión
2009/426, desempeñará su cargo por cuatro años, sin que pueda ser separado antes del
final de su mandato sin informar previamente al Colegio de los motivos de la separación
(art. 4 Ley 16/2015).
Se ha querido garantizar también con la nueva normativa que el miembro nacional tenga
acceso a un determinado nivel de información, concretamente registro de antecedentes
penales, libros-registros de detenidos, de investigaciones, registros de ADN u otros.
Una de las disfunciones más patentes del funcionamiento de Eurojust hasta la reforma
operada por la Decisión 2009/426 era la disparidad de atribuciones entre los miembros
nacionales, de modo que mientras algunos tenían amplias facultades para intervenir en
las investigaciones penales seguidas en sus respectivos Estados miembros, otros, sin
embargo, tenían una capacidad más limitada, lo que restaba eficacia al órgano. La premisa
general en la actual regulación sigue siendo que cada Estado miembro defina la naturaleza
y alcance de las competencias de su miembro nacional. Ahora bien, para uniformar en
cierta medida esta disparidad competencial la nueva Decisión ha establecido un “mínimo
común denominador” en dichas atribuciones. Este mínimo deberá garantizarse para todos
los miembros nacionales, en relación con cualquier materia de cooperación judicial,
incluidos los instrumentos que dan efecto al principio de reconocimiento mutuo de
resoluciones judiciales.
Lo ciertamente notable de la nueva regulación europea sobre esta materia es que se
configure como un mínimo. Dicho de otro modo, que se prevea también un conjunto de
facultades que entran de pleno en la actividad jurisdiccional. La Decisión Eurojust, tras
44
la reforma operada por la Decisión 2009/426, permite que el miembro nacional pueda
estar habilitado para ir más allá de la mera propuesta, concretamente, que pueda ejercer
estas funciones directamente. Es una posibilidad y no un imperativo, porque se prevé que
las normas constitucionales o los aspectos fundamentales del sistema judicial penal (el
propio reparto de competencias entre la policía, los fiscales y los jueces, la división de
funciones entre autoridades fiscales o la estructura federal del Estado miembro de que se
trate) hagan imposible materializar esta función (art. 9 sexies Decisión Eurojust). En caso
de que no existan tales obstáculos y el miembro nacional pueda ejercitar las competencias,
aun así la regla general es que necesitará para ello la autorización de la autoridad nacional
competente. Pero contempla la Decisión Eurojust que, como excepción, podrá prescindir
de la autorización dándose las siguientes circunstancias (art. 9 quinquies Decisión
Eurojust, sin perjuicio de que la autoridad nacional competente sea informada tan pronto
como pueda ser contactada):
- que se trate de un caso urgente, y no sea posible contactar con la autoridad
nacional competente,
- que el objeto de la asistencia sea autorizar y coordinar entregas vigiladas
o ejecutar en su Estado miembro solicitudes de cooperación judicial.
El legislador español descartó tanto la posibilidad de que el miembro nacional actuara
con la autorización de la autoridad nacional competente y también, con más motivo, que
hiciera uso de esta opción excepcional de actuar sin autorización, de modo que el
miembro nacional por España no tiene capacidad para ejercitar las competencias propias
de las autoridades nacionales que dirigen la investigación penal, limitándose a tener las
facultades del mínimo común denominador que venía fijado en la Decisión Eurojust .
Procedemos a examinar ahora las funciones que constituyen este mínimo común
denominador, tanto en la normativa europea como en su traslación a la legislación
española de implementación. Las funciones que constituyen este núcleo común pueden
clasificarse en las siguientes dos categorías:
- A) Aquellas que permiten la intervención autónoma del miembro nacional y que lo único
que implican, en definitiva, es impulsar la cooperación:
Según la Decisión Eurojust, el miembro nacional podrá recibir, transmitir, proporcionar,
cursar solicitudes de cooperación judicial, así como facilitar información complementaria
a las mismas, incluidos también los instrumentos de reconocimiento mutuo. Se trataría,
por tanto, de que sea un cauce de transmisión privilegiado (puesto que puede proporcionar
información complementaria) tanto desde la perspectiva pasiva como activa. Así se
contempla en el artículo 9 ter 1 de la Decisión Eurojust (competencias ordinarias) y se ha
trasladado al artículo 9.1 de Ley 16/2015.
- B) Aquellas en las que la intervención del miembro nacional tiene lugar a través de
propuestas a la autoridad nacional competente, es decir, al juez o fiscal que conoce del
procedimiento en España. Debemos distinguir entre dos tipos de propuestas:
* propuestas subsanadoras de deficiencias : el miembro nacional podrá pedir a la
autoridad nacional competente de su Estado miembro que ordene medidas
45
internacional penal) proporciona las circunstancias óptimas para una adecuada resolución
de la situación.
Siguiendo con la mecánica de funcionamiento de este órgano, sea o no tras una reunión
de coordinación, el miembro nacional puede dirigirse a la autoridad judicial española para
que lleve a cabo alguna actuación (en los términos de las facultades que le confiere el art.
10 Ley 16/2015). Tras recibir esta solicitud, la autoridad judicial española tendrá que
tomar la decisión y comunicarla al miembro nacional en el plazo de diez días, respuesta
que en principio deberá ser motivada (art. 22 Ley 16/2015).
Una de las actuaciones que puede promover el miembro nacional de España en Eurojust,
bien a su instancia o del Colegio, consiste en que la autoridad judicial española asuma
una investigación que ha sido iniciada en otro Estado miembro, asumiendo por tanto el
procedimiento en el estado en que se encuentre. Esta posibilidad está regulada en el
artículo 27 Ley 16/2015, que establece varios límites: que sea posible asumirlo porque el
estado del procedimiento lo permita (es decir, no sería posible, por ejemplo, asumir el
enjuiciamiento de un caso que ya ha empezado, de modo que parte de la vista se celebrar
ante tribunales de un Estado y parte ante tribunales de otro); que la jurisdicción española
resulte competente para conocer de esos hechos y que el delito presuntamente cometido
no hubiera prescrito de conformidad con derecho español.
4. 3 ATRIBUCIÓN DE JURISDICCIÓN CON INDEPENDENCIA DE
CRITERIOS ESTRICTAMENTE TERRITORIALES
Por último, una de las previsiones jurídicas que facilitan la lucha contra el crimen
organizado de las autoridades judiciales nacionales es que su jurisdicción no se vea
limitada por el hecho de que la organización se haya constituido en el extranjero, o por el
hecho de que parte de sus actividades se desarrollen en otros Estados.
El convenio de Palermo ya abordó esta materia ampliando la jurisdicción para favorecer
la persecución de estos delitos. Concretamente, en su artículo 15, determina a los Estados
parte a establecer su jurisdicción:
Imperativamente cuando:
a) El delito se cometa en su territorio ; o
b) El delito se cometa a bordo de un buque que enarbole su pabellón o de una
aeronave registrada conforme a sus leyes en el momento de la comisión del delito.
Facultativamente cuando:
a) El delito se corneta contra uno de sus nacionales ;
b) El delito sea cometido por uno de sus nacionales o por una persona apátrida
que tenga residencia habitual en su territorio ; o
c)respecto de los delitos comprendidos en la presente Convención cuando el
presunto delincuente se encuentre en su territorio y el Estado Parte no lo
extradite.
Sin perjuicio de las normas de jurisdicción previstas en la LOPJ, destacaremos aquí que
en el código penal español, el artículo 570 quater, epígrafe tercero, expresamente estipula
49
que sus disposiciones serán aplicables a toda organización o grupo criminal que lleve a
cabo cualquier acto penalmente relevante en España, aunque se hayan constituido, estén
asentados o desarrollen su actividad en el extranjero.
BIBLIOGRAFÍA
AAVV. CRIMINALIDAD organizada trasnacional: una amenaza a la seguridad de los
estados democráticos / Laura Zúñiga Rodríguez (Directora); Julio Ballesteros Sánchez
(Coordinador) -- Valencia : Tirant lo Blanch : Universidad de Salamanca, 2017 -- 872 p.
; 21 cm
AAVV. POLÍTICA criminal ante el reto de la delincuencia transnacional / Ana Isabel
Pérez Cepeda (directora); autores, Julio Ballesteros Sánchez ... [et al.] -- Salamanca :
Universidad de Salamanca ; Valencia : Tirant lo Blanch, 2016 -- 1006 p. ; 21 cm -- (ARS
IVRIS)
AAVV. RECUPERACIÓN de activos y decomiso : reflexiones desde los sistemas
penales iberoamericanos / Ignacio Berdugo Gómez de la Torre, Eduardo A. Fabián
Caparrós, Nicolás Rodríguez García (directores) -- Valencia : Tirant lo Blanch, 2017 --
521 p. ; 21 cm -- (Tirant Monografías)
CARRILLO DEL TESO, Ana E, La directiva 2014/42/UE sobre el embargo y el
decomiso de los instrumentos y del producto del delito en la UE: Decomiso ampliado y
presunción de inocencia, En: Revista de estudios europeos, ISSN 1132-7170, ISSN-e
2530-9854, Nº. Extra 1, 2017 (Ejemplar dedicado a: Garantías procesales de investigados
y acusados: Situación actual en el ámbito de la Unión Europea), págs. 20-32
DE HOYOS SANCHO, M., “El principio de reconocimiento mutuo como principio rector
de la cooperación judicial europea”, La cooperación judicial civil y penal en el ámbito de
la Unión Europea: instrumentos procesales (JIMENO BULNES, coord.), Barcelona, 2007
MERINO HERRERA, Joaquín, Lecciones de criminalidad organizada / Joaquín Merino
Herrera, Francisco Javier Paíno Rodríguez -- Madrid: Servicio de Publicaciones Facultad
de derecho, Universidad Complutense de Madrid, 2016 -- 189 p. ; 24 cm
PÉREZ GIL, J., “Equipos conjuntos de investigación penal”, en La cooperación judicial
civil y penal en el ámbito de la Unión Europea: instrumentos procesales (JIMENO
BULNES, M, coord.), Barcelona, 2007
RODRÍGUEZ-MEDEL NIETO, C. y SEBASTIÁN MONTESINOS, A., Manual práctico
de reconocimiento mutuo penal en la Unión Europea, Valencia, Tirant lo Blanch, 2015.
RODRÍGUEZ-MEDEL NIETO, C, Obtención y admisibilidad en España de la prueba
penal transfronteriza. De las comisiones rogatorias a la orden europea de investigación,
Aranzadi 2016.
VALLINES GARCÍA, E., “Los equipos conjuntos de investigación en la Unión Europea:
una perspectiva española” en El Derecho procesal penal en la Unión Europea. Tendencias
actuales y perspectivas de futuro (ARMENTA/GASCÓN/CEDEÑO Coord.), Madrid,
2006
50
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
http://www.eurojust.europa.eu/Pages/languages/es.aspx
https://www.ejn-crimjust.europa.eu/ejn/EJN_Home.aspx
http://www.mjusticia.gob.es/cs/Satellite/Portal/es/areas-tematicas/oficina-
recuperacion-gestion
www.prontuario.org