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Subsecretaria de Educación Media Superior y Superior

Dirección General de Operación de Servicios de Educación


Media Superior y Superior.
Subdirección de Formación Docente
Departamento de Apoyo Académico

INSTITUTO SUPERIOR DE ESPECIALIDADES


PEDAGOGICAS
“IGNACIO M. ALTAMIRANO”, A.C.

MAESTRÍA EN:
ESTRATEGIAS PROFESIONALES CON CALIDAD PARA LA
PRÁCTICA DEL EJERCICIO DOCENTE

ASIGNATURA:
LAS FUNCIONES SUSTANTIVAS DE LA PRÁCTICA
DOCENTE

PONENCIA:
“EL ROL DOCENTE ANTE LOS
CAMBIOS ESTRUCTURALES DEL PAIS
Y LAS EXIGENCIAS DEL SIGLO XXI”

DOCENTE:
LIC. JOSÉ GUADALUPE DUARTE PATRICIO

TELOLOAPAN, GUERRERO, 28 DE DICIEMBRE DE 2018.


RESUMEN O ABSTRACT

El presente trabajo resume un análisis de papel docente a través del tiempo y ante las
condiciones y competencias que requiere el país. Generando propuestas que pretende
amortiguar la situación y atienden la formación inicial. Reconociendo a la educación como
un elemento indispensable para el desarrollo nacional: crea condiciones de equidad,
impulsa la economía, mejora la calidad de vida de las familias y la convivencia social,
fortalece el espíritu de los educandos y favorece la erradicación de problemas sociales.

Los estudiantes como centro del proceso de educativo son requieren de nuestra guía,
orientación y asistencia, para poder formarse integralmente y alcanzar aprendizajes para
sus vidas. Los docentes como punto mediador del sistema educativo requerimos conocer
y apropiarnos de las competencias necesarias para adentrarse en su perfil, sus funciones
y sus relaciones contemporáneas (aculturizarse en el contexto y socializar en su
profesión), con la finalidad de hacerse y recrear una identidad profesional adaptable y
progresiva. Dicha situación deberá atenderse en el proceso de formación inicial y en el
periodo de inducción, buscando que este último sea favorable ante tanta inestabilidad
laboral y desfocalización del rol docente, atraída por políticas educativas, contexto
sociocultural mal asistido, resistencias al cambio y actualización, falta de ética-
profesional.

La adaptación del rol docente es indispensable para sobrellevar la labor educativa en una
sociedad que confronta los efectos de problemas estructurales, vive momentos de
cambio y globalización incesante. Por lo cual debemos emprender caminos de éxito,
generar la resiliencia y asertividad necesaria para aprovechar y superar las situaciones
conflictivas, dejando de ser parte del problema y empezando a ser parte de la solución.

PALABRAS CLAVE

Rol docente- Política Educativa en México- Competencias- Perfil Profesional- Funciones


Docentes- Adaptabilidad- Resiliencia- Asertividad – Formación Inicial- Periodo de
Inducción o Ingreso al Servicio- Historia del Maestro- Evaluación- Aprendizaje- Relación
Contemporánea- Aculturación y Socialización Profesional.
INTRODUCCION.
Actualmente el crecimiento en diversas áreas de nuestra sociedad se muestra cada vez
más rápido y sus niveles de demanda van en aumento, es así como el proceso de
formación de las personas debe estar a la par con las necesidades y exigencias de la
vida cotidiana. La educación es un elemento indispensable para el desarrollo nacional:
crea condiciones de equidad, impulsa la economía, mejora la calidad de vida de las
familias y la convivencia social, fortalece el espíritu de los educandos y favorece la
erradicación de problemas sociales.

Hoy en día, nos damos cuenta que México y Latinoamérica ha oscilado entre constantes
reformas estructurales que ambicionan la transformación continua, y los sistemas
educativos no son la excepción. Tras años de organización y viabilidad ante las
recomendaciones de la OCDE, la última reforma educativa del país intento dar respuesta
al reclutamiento de profesores más preparados, la puesta en marcha de una evaluación
docente y la compensación de resultados educativos, que a groso modo replanteo el
servicio profesional docente y un organismo descentralizado evaluador, sobrecargando al
desempeño del magisterio de responsabilidades en la mejora de la calidad.

“El recibir educación en todos los niveles es un derecho universal de todos los habitantes
del país, sea cual sea su edad, condición social, cultural y económica. Garantizar este
derecho es una responsabilidad del Estado” es el lema que las nuevas políticas
educativas del país, en consecución a un Proyecto de Nación, procuraran perseguir. Por
lo cual, el sistema educativo de México tendría que fortalecerse ante los cambios ya
generados. ¿Cuál será la tarea de cada uno de nosotros como agremiados?, ¿Tendrá un
replanteamiento el perfil docente ante su desempeño?, ¿Cómo se le dará continuidad la
mejora de la calidad educativa?, ¿Prexistirán las soluciones falsas a problemas mal
definidos?

La sociedad sigue acostumbrada a difuminar y esconder el trasfondo de sus verdaderos


problemas, continuar en el confort al no hacer frente a los desafíos y evitar emprender
metas arduas. Ante ello, se replantea el presente análisis entorno al rol docente entre los
cambios estructurales del país y las exigencias del siglo XXI.

EL MAESTRO ATRAVES DEL TIEMPO


Los inicios de la figura del profesor no fueron muy favorables y de aprecio general, se
remontan al siglo V a.C en la cultura griega, donde se le identificaba como “el paidagogo”
o esclavo que acompañaba al hijo del amo a la escuela y que lo instruía, fungiendo más
un papel de niñero que de pedagogo. Fue hasta la aparición de Sócrates (primer maestro
de la Grecia Clásica) y de Marco Fabio Quintiliano (primer reconocido docente romano
con sueldo a cargo del erario) que se reivindicó la profesión con un sentido social,
llegando a considerarle como un sabio con una fuerte influencia en el pupilo.

A pesar de estar guiadas generalmente a la difusión ideológica y la enseñanza religiosa,


las escuelas reaparecen como institución en la época renacentista de la Edad Moderna
con personajes como Juan Luis Vives (pedagogo social que modernizo los programas
educativos). Sin embargo, fue Comenio en el siglo XVII quien replanteo una nueva visión
de la pedagogía (con la primera metodología de la modernidad “La Didáctica Magna”),
atribuyéndole la introducción de la enseñanza tradicional elemental, la cual colocaba al
maestro en el centro del proceso para orientar a los estudiantes como receptores
pasivos.
Dada la necesidad creciente de escuelas, en el siglo XVIII la enseñanza evoluciona
notablemente, donde el maestro asume un papel protagónico y se institucionaliza la
formación de maestros en varios países europeos. Y con propulsores como Enrico
Pestalozzi se fundaron las primeras Escuelas Normales.

Fue así como en el siglo XIX se exige que el maestro sea una persona instruida, culta y
capacitada profesionalmente, remplazando el autoritarismo en la instrucción y la
memorización educativa, para convertir al docente en auxiliar o facilitador del proceso y
otorgarle el rol protagónico al estudiante.

El siglo XX mostro la incesante necesidad de ser competente ante las transformaciones


socioculturales y mejoras tecnológicas apegadas a la globalización. Haciendo posible la
introducción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el proceso
educativo, revolucionando y diversificando las maneras de transmitir y adquirir
aprendizaje.

PANORAMA DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO


Antes de adentrarnos al tema del rol docente, hablaremos de los recientes cambios en
materia educativa, debido a que lejos de solo conocer la evolución histórica del maestro,
también debemos comprender los puntos de quiebre en la formación e ingreso de
profesores al servicio y necesitamos tener un amplio panorama del sistema educativo del
país.

La profesión docente en México ha tenido una expansión sostenida y actualmente


participa de manera significativa en la fuerza laboral de la nación, principalmente desde el
establecimiento de la Secretaría de Educación Pública en 1921. Durante los primeros
años del siglo XX, los esfuerzos se concentraron en la ampliación de los servicios
educativos, principalmente en educación primaria, la cual en 1934 establece su
obligatoriedad y gratuidad, en 1993 se agrega la de la educación secundaria, y en 2002,
la de preescolar. A inicios de 2012 se eleva a rango constitucional la obligatoriedad de la
educación media superior, cuya universalidad se alcanzará en el año 2021. Es por tal,
que las distintas reformas (para incorporar estos niveles escolares a la educación
obligatoria) explican en buena medida tanto el aumento de la matrícula como el del
número de docentes que la atienden.

La Reforma constitucional de 2013 incorpora el concepto de calidad como una


característica esencial de la educación, definida como un derecho humano. Es así como
la importancia de los docentes radica en su capacidad para concretar dicho manifiesto,
representando el primer punto de contacto del sistema educativo con los niños y jóvenes,
así como con sus familias, y son corresponsables de mejorar los aprendizajes de sus
alumnos. Por ello, es que han estado en la mira de las recientes reformas y en el centro
de atención de las políticas públicas.

Sabiendo que la masiva apertura en convocatorias para ingreso al servicio educativo, la


organización de un sistema controlado de evaluación y promoción, la institucionalización
de un organismo evaluador, son ejemplos de soluciones falsas a problemas mal
definidos. Sin embargo la Reforma Educativa instauró instrumentos de medición y
evaluación con la creación de:
-Servicio Profesional Docente: Que estableció el diseño y la operación de una serie de
mecanismos que ordenan los procesos de ingreso, promoción, reconocimiento y
permanencia de los profesores dentro del servicio educativo.
-Instituto Nacional de Evaluación de la Educación: Que articuló los mecanismos del SPD
a través de la emisión de lineamientos para las evaluaciones y generó información para
sustentar las directrices de política educativa con el afán de conocer a los docentes en
términos de quiénes son, dónde se forman profesionalmente, qué tan bien preparados
están, y bajo qué condiciones prestan sus servicios.

Irónicamente, en lugar de fomentar la evaluación para la mejora y que las promociones


salariales sean un camino ideal para los docentes, estos mantuvieron en su mayoría un
rechazo ante una inestabilidad laboral, con sindicatos minimizados políticamente, una
administración magisterial, el control de la practica educativa y la muestra de los errores
del maestro, y no del sistema. Criticas claras y compartidas, de evaluaciones que no
fueron encaminadas a la mejora, ofertas de actualizaciones y tutorías mal planteadas e
insuficientes, diagnósticas que han trabajado en poco con la formación inicial y periodos
de inducción al servicio. Soluciones simples que descubrieron pretendidos resortes
ocultos para el cambio que se presentan con el peso de lo evidente. No obstante, los
objetivos y desafíos que han sido planteados tienen que ser mantenidos.

El actual gobierno desde su proyecto de nación, en lo que respecta al ámbito educativo,


comprende que la calidad no depende exclusivamente del desempeño del profesor.
Pretendiendo dar cumplimiento al derecho constitucional de una educación de calidad
laica, gratuita y obligatoria, mejorando las condiciones, buscando atender la formación
integral de los educandos, con una práctica educativa acorde al programa de
transformación del país que involucre a todos en la enseñanza, como un tema de interés
público y general, culminando en el mejoramiento de las condiciones de trabajo,
formación continua y participación del magisterio. Siendo claros, probablemente los
concursos públicos seguirán, los estímulos permanecerán y la evaluación que demanda
la constitución va a prevalecer (de la reforma permanecerá lo esencial). Ante ello, las
viabilidades y práctica, marca un andamiaje de realidades educativas difíciles de
transformar.

En México, se han experimentado varios cambios en los planes y programas de estudio


de la educación básica; pero en ninguno de ellos se han obtenido los efectos que se
esperaban. Tan solo volteemos hacia los resultados de las evaluaciones internacionales
como las de PISA, o sin pensar en grande, los de ENLACE. La típica justificante para
culpar de este fracaso: “el desempeño del docente en el aula”. Pero: ¿cómo desarrollar
competencias, conocimientos, técnicas, estrategias y métodos innovadores para el
aprendizaje? ¿Qué es lo que sucede con la formación del profesorado?, ¿por qué se
produce el “choque con la realidad” en la práctica?, ¿por qué no hay transferencia de
conocimientos del ámbito formativo a la práctica docente de manera consistente y
sistemática? ¿Exactamente, cuáles transferencias se pueden esperar durante un
programa de formación de profesores?

Históricamente en México las instituciones encargadas de la formación inicial de los


docentes de educación básica han sido sobre todo las escuelas normales. Sin embargo,
ante la inclusión en la educación básica obligatoria y las modificaciones curriculares de
los planes y programas de estudio, el sistema educativo ha debido apoyarse para la
formación de docentes en las escuelas normales privadas, la UPN, las IES, entre otras.
En este ámbito educativo, los procesos de inducción al servicio docente y la capacitación
han sido deficientes para la formación pedagógica del personal académico, a niveles de
demanda los resultados están lejos de ser los deseables.

Ser docente en definitiva requiere de mucho resiliencia y de una especialidad en


todólogo, con asertividad limitante que atienda las normatividades público-educativas que
emergen de los cambios socioculturales que enfrentamos en el país y a nivel
internacional, además de confrontar los constantes cambios didáctico-pedagógicos del
modelo educativo, afrontar la incesante globalización y la cambiante política educativa.

¿DOCENTE DEL SIGLO XXI EN MÉXICO?


Nuestra sociedad confronta los efectos de problemas estructurales, vive momentos de
cambio y globalización incesante, sin embargo, esto no tiene por qué visualizarse como
una tendencia negativa ante el escaso acceso a la oportunidades en la población, sino
por el contrario, generar la resiliencia y asertividad necesaria para aprovechar y superar
las situaciones conflictivas.

Si bien, no todas las personas aprenden en ritmos y formas idénticas o sobrellevan estas
experiencias de modo positivo, todos de una u otra manera generamos aprendizaje
significativo y funcional para nuestras vidas. Es por ello, que la educación funge un papel
fundamental, y los docentes representan el centro de esta ardua tarea.

El sistema educativo demanda de procesos dinámicos y flexibles, por lo que requiere de


maestros capaces de propiciar aprendizajes que permitan potenciar el desarrollo y
calidad de vida de sus educandos. Luego, ante los constantes cambios en el contexto
sociocultural, el docente de estos tiempos, debe reunir una serie de cualidades y
características personales y profesionales muy singulares que le den identidad y
competitividad, pues deberá contar con las herramientas y conocimientos requeridos para
orientar, coordinar y normar su práctica educativa, acorde a las exigencias y necesidades
contemporáneas para una formación integral de sus estudiantes que facilite el acceso a
oportunidades.

Ahora bien, a la hora de cualificar el desempeño profesional, es definitoria la


competencia demostrada, entendida como "un conjunto de elementos: conocimientos,
habilidades, destrezas, actitudes, que se integran en cada sujeto según sus
características personales (capacidades, rasgos, motivos, valores...) y sus experiencias
profesionales, y que se ponen de manifiesto a la hora de abordar o resolver situaciones
que se plantean en contextos laborales” (De Miguel, 2005). En el plano educativo se
puede afirmar que un docente posee competencia profesional cuando a través de
destrezas y aptitudes necesarias para educar e instruir, resuelve los problemas
relacionados con la docencia de forma autónoma y flexible, está capacitado para
colaborar en su entorno escolar y en la organización del proceso educativo.

¿Por qué no evaluar a los docentes para aprender?, los proyectos y los objetivos son
buenos pero las bases y los medios son poco claros, quizá probablemente difuminar al
docente como parte del problema punitivo del sistema educativo no haya sido intencional.
Es claro que la transformación educativa del país en gran medida depende de sus
agremiados, somos parte esencial de la solución a cierta porción de la problemática
educativa, parte del resultado ramaje del árbol depende de nosotros, pero las raíces y
demás follaje del jardín no es solo cuestión nuestra. El choque con la realidad es
inevitable y los docentes difícilmente acedemos a reconocer nuestra identidad
profesional, aquejándonos de los males ajenos y las desgracias sociales.
Para ser docente considero a modo personal que debemos tener y fortalecer
competencias que nos permitan atender 3 cosas “el perfil, las funciones y la relación que
establecemos con la realidad”, para ello citare lo siguiente:

-La Ley General del Servicio Profesional Docente establece la necesidad de asegurar un
desempeño docente que fortalezca la calidad y equidad de la Educación Básica y Media
Superior, por lo cual establece los PPI en 5 dimensiones: D1. Un docente que conoce a
sus alumnos, sabe cómo aprenden y lo que deben aprender. D2 Un docente que
organiza y evalúa el trabajo educativo y realiza una intervención didáctica pertinente. D3
Un docente que se reconoce como profesional que mejora continuamente para apoyar a
los alumnos en su aprendizaje. D 4 Un docente que asume las responsabilidades legales
y éticas inherentes a su profesión para el bienestar de los alumnos. D5 Un docente que
fomenta el vínculo de la escuela y la comunidad para asegurar que todos los alumnos
concluyan con éxito su escolaridad
-Según Blanco (2001) Un docente debe cumplir con funciones metodológicas
(encaminadas a la planificación, ejecución, control y evaluación del proceso),
investigativas (encaminadas al análisis crítico, la problematización y la reconstrucción de
la teoría y la práctica) y orientadoras (encaminadas a la ayuda para el auto conocimiento
y el crecimiento personal mediante el diagnóstico y la intervención psicopedagógica en
interés de la formación integral del individuo.)
-Para Zapata (2011) una de las singularidades de los docentes contemporáneos como
entes activos, es la relación que establece con sus estudiantes generadas en el proceso
en un ambiente de libertad, cooperación y colaboración.

¿Cuáles son las competencias de un docente? Realmente no existe una limitante para al
laudable profesión. Sin embargo, Una red de cooperación universitaria de habla hispana
y portuguesa, constituida por 1,401 instituciones de educación superior en 23 países de
Iberoamérica, que impulsa la investigación, La Fundación Universia, propone que para
una buena enseñanza se necesita un buen profesor, uno que no solo enseñe, alguien
que sepa escuchar, que comprenda a los alumnos y los apoye en los diferentes
problemas que presente en su vida académica, social o familiar. Además este docente
debe poseer las siguientes cualidades:

-Responsabilidad. Significa atenerse a las mismas expectativas y estándares que se


exigen a los niños y jóvenes (ser justo e igualitario).
-Flexibilidad. Implica que ante una situación especial o problema sea capaz de hacer
cambios y modificaciones en las lecciones o actividades en el momento. Si los alumnos
no comprenden un concepto, contenido, ejemplo o ejercicio se debe encontrar una mejor
explicación, método o procedimiento.
-Preocupación. Se debe realizar el mayor esfuerzo para asegurarse que todos los
estudiantes sean exitosos, conocer sus personalidades, potencialidades, ritmo y estilo de
aprendizaje, diferencias individuales e intereses.
-Compasión. Es fundamental poder reconocer que los educandos tienen problemas
personales para poder apoyarlos y ayudarlos a resolverlos y superarlos.
-Cooperativismo. Es clave para trabajar efectivamente con administrativos, otros
docentes y los padres de familia, además de crear ambientes para aprender.
-Creatividad. Es esencial para crear situaciones de aprendizaje que motiven, interesen y
atraigan la atención de sus alumnos.
-Dedicación. Implica no escatimar en tiempo y esfuerzo en la preparación de actividades
didácticas que beneficien el desarrollo del proceso el logro de los aprendizajes
esperados. Los entornos mediados por las TIC a la vez que posibilitan la construcción del
conocimiento demanda del docente la elaboración de actividades prácticas y
evaluaciones que busquen la aplicación de los saberes, para lo que el docente requiere
mayor tiempo de lectura, análisis y reflexión individual. Además para la actualización y
profesionalización personal.
-Decisión. Disposición para asegurar el logro de las metas trazadas hacer todo lo
necesario para que los estudiantes reciban la formación que necesitan.
-Empatía. Un buen educador debe ponerse en el lugar de sus educandos y ver las cosas
desde su perspectiva, suele ser esencial para ayudarlo a triunfar.
-Ser cautivador. Debe desarrollar la habilidad de atraer la atención del alumno y ser
capaz de mantenerla por tiempo prolongado, mediante la creación de un ambiente
agradable que permita una atmósfera de aprendizaje, dinámica, ágil, fresca y ausente de
estrés, dejarlos motivados a continuar aprendiendo.

Podríamos citar un sinfín de competencias y cualidades, pero considero en lo personal


que sin ser despectivas de una profesión. En la docencia debemos reconocer nuestro
papel. Y No es que oscile con atrevimiento a la laicidad educativa, sino a tema de moral
personal, aperturaré entre los colegas: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu
hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”, Reconocemos que mucha legislación es
papel muerto, pero los ideales y el profesionalismo no, sencillamente no es que podamos,
cada uno de nosotros somos ese eslabón perdido para la transformación de nuestros
contextos de contacto y a nivel personal nos falta mucho por reconocer, sin existir
fórmulas mágicas para ser docentes expertos. Seamos claros, los estudiantes merecen
atención docente de nosotros en su formación para facilitar su aprendizaje, y así mismo,
nosotros merecemos adentrarnos no solo en nuestro perfil sino hacernos una identidad
profesional de adaptabilidad y progreso.

CONCLUSIONES (APORTACIONES PERSONALES)

Existen muchas cualidades y competencias (responsabilidad, innovación, paciencia,


flexibilidad, preocupación, compasión, cooperativismo, creatividad, dedicación, decisión,
empatía, ser cautivador, versátil, carismático, organizado, positivo, etc.) que no solo
podrían hacer de nosotros mejores docentes, sino mejores humanos y ciudadanos en el
país, lejos de ello, es indispensable entender que la educación es uno de los pilares de la
humanidad y en el centro de nuestra labor se encuentran los estudiantes (no las familias,
la sociedad, las políticas educativas ni la falta de recursos y apoyo), ¿nosotros? Somos
esos agentes de posibilidad de cambio, lo difícil es entender el verdadero papel y rol
encabezador que tenemos en pequeños contextos de nuestra competencia profesional,
sin gimotear y lamentarnos de las condiciones del entorno. Ya que aunado a la carga
sociocultural que emprendemos ante las dificultades sociolaborales y la indiferencia o
falta de empoderamiento educativo, contribuimos a formar parte del problema en lugar de
ser parte de la solución. Año con año abrimos debate y análisis de estas temáticas,
conflictuamos nuestro quehacer docente y emprendemos acciones ineficaces pues
parecieran siempre quedarse o derrumbarse a la mitad.

Considerando ineludible que los docentes respondan a las exigencias y demandas que
plantea una sociedad global, es necesario:
Buscar la forma de aminorar el cargo de tensión laboral y vocacional que enfrentan
muchos profesores en función, sería crear ambientes de trabajo y aprendizaje para el
gremio, lejos de querer cumplir administrativamente y pasar evaluaciones sin que
generen sentido de crecimiento propio. Para ello se deben crear condiciones e invertir en
actualización y profesionalización en materia del rol docente, porque la motivación
intrínseca debería partir de que nos acomode la realidad en nuestra labor. Después de
todo, es indispensable que uno valore su condición personal y profesional en la docencia
(De manera personal, aún recuerdo la tesis basada en tutoría y las emociones bajo la que
me titule en el 2014, cuatro años después se reconoce a nivel nacional la importancia de
la inteligencia emocional).

Asumir el papel fundamental y rol protagónico de las escuelas de formación inicial, en


donde deberá ser indispensable invertir y actualizar a los futuros docentes hacia la
adaptabilidad e identidad ética-profesional, que atienda normatividad, política educativa y
cambios contemporáneos para la implicación educativa. Transformar las instituciones
formadoras de maestros en el país, para capacitar la formación desde el inicio (como se
pretende realizar en la educación básica con los estudiantes) acercarse al choque con la
realidad de la pedagogía y didáctica trabajando vivencialmente con la creación de
innovación curricular que vaya más allá de las practicas o servicios sociales durante los
periodos de preparación. Preparando un camino más realista al ingreso al servicio
profesional docente o como pase a llamársele al periodo de inducción a la docencia, con
una formación fundamentada en competencias del área en que se enseña, aquellas que
son pedagógicas basadas en el cumplimiento de los estándares de aprendizaje
(planificación, metodología, selección y uso de recursos y evaluación de aprendizajes),
competencias socioculturales, las de formación continua y desarrollo profesional, de
liderazgo, compromiso ético y vocación.

Continuar con la esencialidad de las reformas y realizar cambios organizacionales en


materia educativa que atiendan problemas concretos sin pretender marcar soluciones
fijas o eslabones punitivos de la problemática (para sorpresa de la reforma en cantidad no
esperada los docentes hemos cumplido con los estándares evaluativos de idoneidad y el
cambio educativo que se perseguía no muestra ser el esperado). Quizá se deban atender
no solo las vialidades político-culturales, administrativas, organizativas y materiales, sino
también atender la el sentido de viabilidad y afección al contexto de poca influencia (pero
que son el centro de la educación “alumnos, maestros, familias”) para empezar a liderar
cambios compartidos de manera horizontal.

Acceder a procesos de actualización ciudadana y contextual para poder desarrollarnos no


solo en el contexto, sino para interactuar con el contexto. Buscando medios y estrategias
para crear una sociedad humana, saludable, culta y profesional que forme parte de la
globalización en diversos contextos, abriendo canales de aprendizaje asertivo y correcto
más allá de la tecnología.
Si bien no hay formula maestra para ser un profesor experto en materia de docencia: “Un
docente debe conocer y apropiarse de las competencias necesarias para adentrarse en
su perfil, sus funciones y sus relaciones contemporáneas (aculturizarse en el contexto y
socializar en su profesión), con la finalidad de hacerse y recrear una identidad
profesional adaptable y progresiva, sin dejar de ninguna forma de lado la formación
continua y el desarrollo profesional”
BIBLIOGRAFÍA

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Cultura Económica.

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México en el Mundo Reporte de Competitividad del Foro Económico Mundial


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Marco referencial. 12 World Economic Forum (2017). Competitiveness Report 2017-2018.


Disponible en https://www.weforum.org/reports /the-global-competitiveness-report2017-
2018

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