Los beneficios del ayuno y las consecuencias de la gula
Sabemos también que Moisés subió al monte por el ayuno; y a la verdad que no fuera tan temerario que se atreviera a llegar a la cumbre de un monte, que despedía llamas, ni meterse entre aquella nube de fuego, si no se armara antes con el ayuno. Por el mérito del ayuno recibió las tablas de la Ley escrita por el mismo Dios. En la cumbre del monte con el ayuno alcanzó la ley, cuando en su falda la destemplanza causó la idolatría: Sentóse el pueblo a comer y beber, y se levantaron a jugar. Lo que el siervo de Dios, Moisés, consiguió conversando con su Majestad cuarenta días, orando y ayunando en ellos, esto mismo lo hizo írrito e infructuoso una desordenada embriaguez. Aquellas tablas que por el ayuno mereció recibir escritas del mismo Dios, éstas hizo pedazos la embriaguez, pues juzgó el Profeta, que era indigno de un favor, como el que le hacía el Señor en darle su ley, un pueblo embriagado y entregado a la destemplanza. En un solo momento, aquel pueblo, que por medio de muchos prodigios, llegó al conocimiento de Dios, por la gula cayó en la abominable idolatría de los egipcios.
El ayuno conduce a Dios, y el placer a la pérdida de la
salvación Concordad entre sí estas dos cosas tan diferentes, el ayuno allí une con Dios, cuando el lujo y el desenfreno quitan aquí la salud. Desciende a cosas menores por el camino que tienes comenzado. ¿Qué fue lo que manchó a Esaú, y que le hizo siervo de su hermano? ¿No fue aquel grosero manjar, por el que le vendió el derecho de primogénito? A Samuel, ¿quién le dio a su madre sino la oración junta con los ayunos? ¿Qué cosa hizo invencible al fuerte Sansón sino el ayuno, con que se concibió en el vientre de su madre? A éste dio a luz el ayuno, y el ayuno le hizo varón robusto: aquel ayuno, digo, que prescribió el Ángel a su madre: "Todo lo que proceda de viña, no lo comas, y no bebas vino ni sidra." El ayuno hace Profetas, anima a los fuertes.
Ejemplos maravillosos de los efectos del ayuno
El ayuno da sabiduría a los legisladores; es guarda segura del alma, y amigo fiel del cuerpo; es una armadura fuerte para los beligerantes, y un ejercicio utilísimo para los atletas. El ayuno quita las tentaciones, dispone para la piedad, es un compañero doméstico de la sobriedad, y obrero de la castidad. En las batallas pelea con denuedo, y en la paz enseña el descanso: el ayuno santifica al Nazareno [forma de consagración a Dios en el Antiguo Testamento], y perfecciona a los sacerdotes, porque no deben llegar estos a ejercer su santo ministerio, no solo en el místico y verdadero culto de estos tiempos, pero ni aun en el que se hacía según la ley en figuras, sin haber ayunado. El ayuno hizo a Elías merecedor de aquella grande visión que tuvo en la cueva de Horeb, quien después de haber purgado su alma con un ayuno de cuarenta días, vio al Señor, cuanto es posible a un hombre en esta vida. Moisés, para recibir la ley por segunda vez, ayunó nuevamente; los Ninivitas, si no hubieran ayunado, y sus animales con ellos, nunca habrían escapado a la amenaza del castigo. (Narrado en el libro del Profeta Jonás). En el desierto, ¿quiénes cayeron, excepto los que deseaban ávidamente la carne? (Cf. Ver Números 11, sobre los israelitas que murmuraron pidiendo carne. El Señor les envió grandes cantidades de codornices, pero luego todos los que habían comido la carne fueron golpeados por una enfermedad mortal.) Fuente: FSSPX.Actualités - 31/03/2019
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