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El cerebro empieza a pensar

Volviendo al punto central de la teoría de Fialkowski, pasa ahora a primer plano la transición
del erectus al sapiens. Alcanzada la masa crítica de células cerebrales al haberse decantado la selección
por un funcionamiento a prueba de averías en condiciones de calor, los circuitos nerviosos del erectus
estaban preparados para emprender una reorganización rápida y fundamental. No puedo describir la
naturaleza exacta de dicha reorganización porque los científicos sabían hasta ahora muy poco sobre el
funcionamiento del cerebro humano. Pero pueden establecerse algunas analogías entre los últimos
adelantos en fabricación de ordenadores y los cambios operados en los cerebros posteriores al del
erectus. Al principio, los ingenieros informáticos construyeron circuitos que procesaban la información
de modo lineal. Las máquinas resolvían los problemas descomponiéndolos en una secuencia de etapas
que se trataban de una en una. Toda la máquina se dedicaba a cada una de dichas etapas porque éstas
se presentaban secuencialmente. Al construir máquinas mayores, con más transistores y memorias, y
con distancias más cortas entre los componentes para aumentar la velocidad de funcionamiento, se
podían resolver problemas más complicados.

Pero los constructores de ordenadores se dieron cuenta de que algunos tipos de problemas,
como el reconocimiento de rostros, la traducción de lenguas y el manejo de robots inteligentes,
sobrepasaban las capacidades del tratamiento lineal. Sus trabajos se centran ahora en conectar muchos
ordenadores pequeños y dejar que todos busquen a la vez una solución a un aspecto diferente del
mismo problema. Esta nueva forma de funcionamiento del ordenador se llama tratamiento en paralelo.

Sería prematuro decir que el cambio del cerebro del erectus al del sapiens fue un cambio de
tratamiento lineal a tratamiento en paralelo, pero la analogía es válida por cuanto los constructores
humanos no pudieron empezar a construir máquinas basadas en el tratamiento en paralelo antes de
disponer de máquinas de tratamiento lineal. En la naturaleza, la selección funciona frecuentemente de
modo similar, empleando estructuras seleccionadas para una función como base para la selección de
estructuras que tienen otra función completamente diferente. Los pulmones, por ejemplo,
evolucionaron a partir de bolsas que los peces no usaban para respirar sino para flotar. Del mismo
modo, las alas de los pájaros eran inicialmente pies frontales que los reptiles bípedos no utilizaban para
volar sino para agarrarse. No faltarían precedentes, pues, si el cerebro que utilizamos para pensar
procediese del cerebro que el erectus empleaba para correr.

Dicho sea de paso, la teoría de Fialkowski trae a colación un comentario sobre los pinnípedos,
un orden de mamíferos marinos al que pertenecen, entre otros, las focas, las marsopas y los delfines,

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célebres por sus cerebros descomunales y su intensa sociabilidad. El problema que tienen estas
criaturas extremadamente activas no es el calor -el agua se encarga de eso-, sino la disminución de
oxígeno en inmersión prolongada. Al igual que los corredores de fondo en tierra, los pinnípedos
cuentan con redes de células cerebrales y circuitos duplicados a prueba de avería. La armada de los
Estados Unidos ha adiestrado pinnípedos en la recuperación de partes de misiles hundidas en el fondo
del mar y en la colocación de explosivos en los cascos de los barcos enemigos. Seis delfines fueron
enviados desde San Diego a servir en el golfo Pérsico durante la guerra entre Irán e Irak. Sin embargo,
como los pinnípedos carecen de necesidades naturales que justifiquen la utilización de herramientas o
la manipulación de objetos, su cerebro nunca emprendió la reorganización que tuvo lugar en la
transición del erectus al sapiens. Lo que resultó bueno para ellos, porque de lo contrario estarían ahora
todos en campamentos de reclutas aprendiendo a matarse unos a otros en el fondo del mar.

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