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Ahora la música….
De felisberto hernandez
Juana: el no decirme una cosa que has hecho mal por hacerme bien, es hacerme más mal.
Juan: el resultado de lo que tú piensas es hacerte mal, pero el resultado de lo que yo pienso
es hacerte bien.
Juana: bueno, si es así, como tú dices, cuéntaselo a Mario, y si él está conforme con el bien
que me haces, estaremos de acuerdo.
Juan: bueno, se lo contare. Tú calcularas que él te lo dirá después. Yo también calculo eso,
pero será muy sencillo para mí descubrir si te lo dijo, y mucho más sencillo el castigo: no
decirte nunca más lo que estoy pensando.
Mario: juana me lo ha contado todo, está muy disgustada porque usted nunca le oculto lo
que pensaba. Bueno, a mi si me puede decir lo que usted pensaba.
Juan: se lo contare y me creerá. Lo que más nos encanta de las cosas, es lo que ignoramos
de ellas conociendo algo, igual que la personas: lo que más nos ilusiona de ellas es lo que
nos hacen sugerir. El colorido espiritual que nos dejan, es a base de un poco que nos dicen
y otro poco que no nos dicen. Ese misterio que creamos adentro de ellas lo apreciamos
mucho porque lo creamos nosotros. Hay personas que lo dicen todo, y no nos dejan crear
nuestro misterio, una excepción son las personas muy simples; nos hacen pensar que eso
tan simple no son ellas y pasamos toda la vida pensando que habráá en su interior. Yo soy
de las personas que lo dicen todo. No creo ningúnún misterio, yo quiero ilusionar a juana y
por eso quiero hacer surgir el misterio.
Juana: no te creo
Mario: te lo contare y me creerás. Lo que más nos encanta de las cosas… él es de las
personas que lo dicen todo y no dejan crear el misterio, el quiere ilusionarte y por eso quiere
hacer surgir el misterio.
Juana: yo tuve la culpa, le roguéé mucho hasta que el me lo dijo. Estaba muy atormentada
y me hizo mucho bien que me lo dijera.
Juana: ahora quiero saberlo más que antes y quiero que me lo digas tú directamente
Juana: se lo cuentas a Mario una vez más. Te prometo que no le preguntare nada.
Juan: está bien, acepto, pero igual me voy a dar cuenta si le preguntas, aplicare el mismo
castigo y lo aplicare irremediablemente.
Mario: ella me rogo muchísimo para que le dijera. ¿Cómo hiciste para volver a crear el
misterio?
Mario: te lo contare y me creerás. Me dijo que sonrió como un nuevo medio para volver a
hacer surgir el misterio que yo había hecho desparecer contándote.
Juan no contesta
Juana: bueno, bueno dime ya que estas pensando
Juan: me di cuenta que Mario le había vuelto a decir. Me valí de este nuevo medio para
crear nuevamente el misterio. Todo esto es muy interesante, me servirá para escribir una
obra. No. No porque si la escribo ella la lee y desaparece el misterio.
JEAN TARDIEU
Personajes
Al fondo, una puerta; a la izquierda una ventana. La puerta está cerrada, la ventana en
penumbras, afuera es de noche. En primer plano, a la derecha, una mesa puesta con tres
asientos. (El papá a la izquierda), la mamá (en la mitad), el hijo (a la derecha) están
sentados uno al lado del otro, una luz uniforme cualquiera y un poco triste, como la de un
garaje o sala de espera que baña la escena.
Por la sencillez de la escena y casi aterrador del juego (silencios, entonación, a veces
similares a los que tenemos que hablar con un niño enfermo, a veces profundamente
graves, gestos muy lentos excepto por el tiempo patético) los actores dan la impresión –
bien conocida de los psicólogos - que este "debe haber tenido lugar ya en alguna parte"
EL PADRE
Yo soy el padre. He aquí a mi esposa y he aquí a mi hija. Afuera la noche es larga y fría. Es
invierno. Pero aquí nos calentamos unos a otros, y nos sentamos a esta mesa para
apaciguar nuestra hambre, mientras cambiamos frases afectuosas.
(UNSILENCIO) (Él es el único que pregunta y se responde, mientras que la madre y el hijo
están en silencio, con la mirada fija)
¿Qué hiciste esta mañana? Fui a la escuela. ¿Y tú? Fui al mercado. ¿Qué hallaste? Las
verduras más caras que ayer, y la carne, más barata. Tanto mejor, una cosa compensa a la
otra. ¿Y qué dijo el maestro? Que estoy adelantando mucho. Bien hijo mío. Trabaja. Ya
verás. Todo saldrá bien. ¡Ah, qué felices somos juntos! ¡Qué fría y qué negra es la noche
afuera! Alegrémonos de no tener que salir…
LA MUJER
(Que surge de atrás de la escena a la izquierda y llama al papá quien escucha y responde
sin voltear la cabeza).
EL PADRE
¡Ten cuidado! ¡Ten cuidado! (BAJO) Creo que hay un hombre tras la puerta.
EL PADRE
¿Qué hace?
LA MUJER
No sé, espera.
EL PADRE
¿Qué espera?
LA MUJER
A ti quizá…
EL PADRE
Está bien, iré a ver (la mujer desaparece, el papá se levanta, va a la puerta, la abre: un
hombre muy grande, vestido de ceremonia, pero la cabeza desnuda, está de pie en el
umbral) ¿Qué quiere usted?... ¿Quiere usted hablarme? … Pase…. ¿Qué tiene que
decirme? (en silencio, el hombre toma al papá y lo estrangula, bruscamente la ventana se
abre por sí sola, el hombre carga al papá sobre su hombro y desaparece por la puerta.
Mientras tanto la mamá y el hijo voltean la cabeza hacia la derecha ocultando su rostro en
sus manos y permanecer en esta posición durante mucho tiempo. La mujer de negro
vuelve a aparecer a la derecha)
LA MUJER
¡Ya está! Lo que tenía que suceder ha sucedido. Afuera la noche toca a su fin. ¡Deja de
llorar buena madre, y ve a la ventana! (LA MADRE VA A LA VENTANA) ¿Qué ves? Di. Ahora
puedes hablar.
LA MADRE
El campo está lleno de muertos.
LA MUJER
¿Y el barrio?
LA MADRE
LA MUJER
LA MADRE
El sol está al fondo de un sótano, pero sus primeros rayos comienzan a pasar por un
suspiradero. (GRITA) ¡Ah! ¡Ah!
LA MUJER
¿Qué ves?
LA MADRE
LA MUJER
LA MADRE.
LA MUJER
Hijo, ve a la ventana y llama a tu padre.
EL HIJO
LA MUJER
¿Te oyó?
EL HIJO
LA MADRE
EL HIJO
Padre mío
LA MADRE.
¿Quién te mató?
EL PADRE
No fue un hombre.
LA MADRE
EL PADRE
No soy un hombre.
LA MADRE
Nadie.
LA MUJER
EL PADRE
En ninguno de nosotros.
LA MADRE
EL PADRE
LA MUJER
¿Dónde está?
EL PADRE
La ventana se ilumina. (Una luz brillante en efecto sobre la ventana) Alguien se acerca…
¡Esperemos, esperemos, este es solo el comienzo!
LA CONVERSACIÓN SINFONIETA
JEAN TARDIEU
LOCUTOR
En fin… el Scherzo… Vivace… retomando… sobre el ritmo… endiablado… el tema
anterior…forma… como una ronda… ensordecedora… de movimientos… vivos… de tiempo…
inicial… convertido de repente… en ligero… como rápido…
(ANTES DEL FINAL DE ESTE TEXTO EL DIRECTOR DE ORQUESTA HA ENTRADO. ESTÁ VESTIDO
COMO DIRECTOR DE ORQUESTA. TIENE UN AIRE CALUROSO Y AGITADO. SALUDA AL
PÚBLICO Y DÁNDOLE LA ESPALDA VA A SU ESTRADO. TOMA LA BATUTA, VOLTEA LA
PRIMERA PÁGINA DE LA PARTITURA E INDICA EL TONO HABLADO A LOS CORISTAS. ESTO
DEBE LLAMARSE: “dar el Ba”. EN EFECTO, PRONUNCIA A MEDIA VOZ E INTENCIONALMENTE
LA SÍLABA “Ba”. A PARTIR DE ESTA INDICACIÓN, LOS BAJOS REPITEN JUNTOS, CON UNA VOS
GRAVE: “Ba”, “Be”, “Bi”, “Bo”, “Bu”. LAS DOS CONTRALTOS JUNTAS: “Da”, “De”, “Di”, “Do”,
Du”. EL TENOR: “Ma”, “Me”, “Mi”, “Mo”, “Mu”. LA SOPRANO: “La”, “Le”, “Li”, “Lo”, “Lu”.
A CONTINUACIÓN ENSAYAN UN MOMENTO ESTAS SÍLABAS, CADA UNO POR SU LADO, EN
DESORDEN, COMO UNA ORQUESTA QUE SE AFINA.
EL DIRECTOR DE ORQUESTA QUE ES UN ROL MUDO, DIRIGIRÁ REALMENTE DANDO LA
ENTRADA DE CADA RÉPLICA, RECITATIVO O EN CONJUNTO E INDICARÁ LAS VARIACIONES.
LOS CORISTAS HABLAN LO MÁS QUE PUEDAN SIN MODULACIÓN CANTADA SIMPLEMENTE
CON EFECTOS DE RITMO O DE INTENSIDAD. ELLOS NO REPRESENTARÁN EL SENTIDO DE LO
QUE DICEN, COMO LOS ACTORES, PERO SÍ EL SONIDO COMO LOS INSTRUMENTISTAS.
HABRÁ ENTONCES UN CONTRASTE ENTRE LO QUE DICEN Y SUS ACTITUDES, CON AIRE SERIO
E IMPERSONAL, CON ESA ESPECIE DE DESFACHATEZ PARTICULAR DE CIERTOS MÚSICOS
PROFESIONALES, QUE SE DEDICAN A TOCAR BIEN SIN TENER EL AIRE DE PARTICIPAR EN LO
QUE ESTÁN HACIENDO)
SEGUNDO BAJO: Señora, usted que me acoge aquí, estoy muy feliz de volverla a ver después
de esta larga ausencia.
PRIMER BAJO: (MUY RÁPIDO) ¿Quién se ausentó?
SEGUNDO BAJO: (CONTINÚA DE PIE) No sé quién se ausentó. Si es usted o soy yo, pero
seguramente alguien se ausentó puesto que no nos hemos encontrado. (SE SIENTA)
PRIMER CONTRALTO: (SE LEVANTA) ¡Es verdad! En nuestra ciudad estamos muy ocupados…
SEGUNDO CONTRALTO Y SOPRANO: (JUNTOS) Sin vernos, sin vernos, sin vernos…
PRIMER CONTRALTO Y SEGUNDO CONTRALTO: (AL MISMO TIEMPO) ¡Ella no lo dudaba! ¡Ella
no lo dudaba!
PRIMER CONTRALTO: A pie, sí, a pie, a pie, Puesto que camino gustosamente.
PRIMER CONTRALTO: Decía que hoy bajando por la calle ¿encontré, adivine a quién?
LOS OTROS CINCO CANTANTES JUNTOS: ¿Un barco de vela en plena calle? ¡Qué cosa tan
extraña!
PRIMER CONTRALTO: (RIENDO) Pero era un barco de propaganda. Ah ah ah ah ¡ah! ¡ah!
¡ah! ¡ah! En cartón y madera pintado, puesto sobre un automóvil.
SOPRANO: (SE LEVANTA) Señora: estoy desconsolada. Hubiera querido que fuera un
verdadero barco navegando por la calle. ¡La vida es verdaderamente monótona!
PRIMER BAJO: (CON RUDEZA) ¡Pero no, pero no, pero no!
SEGUNDO BAJO: ¡Pero no, pero no, pero no, pero no!
SEGUNDO CONTRALTO: Las jóvenes son románticas. Yo lo fui alguna vez. Hubiera querido
no sé qué.
PRIMER CONTRALTO: Pero sí, pero sí, pero sí, pero sí.
PRIMER CONTRALTO Y SEGUNDO CONTRALTO(JUNTOS): ¡Pero sí, pero sí, pero sí, pero sí!
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: (JUNTOS) ¡Pero no, pero no, pero no, pero no!
PRIMER CONTRALTO Y SEGUNDO CONTRALTO: (JUNTOS) ¡Pero sí, pero sí, pero sí, pero sí!
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: (JUNTOS) ¡Pero no, pero no, pero no, pero no!
PRIMER BAJO: (SE LEVANTA) La vida está bien así. Hay que saberse contentar. Con lo que
uno tiene sin buscar nada. En los sueños inútiles. (SE SIENTA)
PRIMER CONTRALTO: En el fondo, señor, en el fondo tiene toda la razón. Hay que saber vivir
bien.
SEGUNDO CONTRALTO: (PATÉTICO) Con la condición de que uno tenga “de qué” vivir.
SEGUNDO BAJO: Yo siempre he vivido.
TENOR Y SOPRANO: (CRESCENDO) Con un poco de amor. Con un poco, mucho amor.
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: ¡La salud ante todo! ¡La salud ante todo!
TODOS JUNTOS: (FUERTE) ¡La salud ante todo! ¡La salud ante todo! ¡La salud ante todo!
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: (RESERVADOS) ¡Casi todo! ¡Casi todo! ¡Casi todo!
PRIMER CONTRALTO: (MISTERIOSAMENTE) Yo señor, yo señora iré más lejos que ustedes
créanme, créanme, los espíritus están por todas partes.
LOS CORISTAS JUNTOS: ¡Hou, hou, hou, hou, hou, hou! Hou, hou, hou, hou, hou, hou!
ESTE “HOU” DE ESPANTO ES MÁS QUE TODO MURMURADO PERO EN CRESCENDO.
MODULACIÓN ASCENDENTE Y DESPUÉS DESCENDENTE Y DE UNA DURACIÓN IGUAL A LA DE
LOS VERSOS PRECEDENTES.
SOPRANO: ¿Son malos señoras? Para mí, no puedo creer en la ferocidad de nuestros pobres
ancestros.
PRIMER CONTRALTO: Desde que son desgraciados y vagan en la noche en su vieja guarida,
algunos, dicen, que son maléficos y feroces como lobos.
LOS SEIS JUNTOS: ¡Hou, hou, hou, hou, hou, hou, hou, hou, hou, hou! (COMO LA
ACOTACIÓN ANTERIOR)
PRIMER CONTRALTO: Algunos por el contrario son dulces, se les tomará en las rodillas pues
aman en la noche volver cerca a nosotros.
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: (JUNTOS) Con un hermano loco, con un hermano loco…
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: Él veía mejor que nosotros, él veía mejor que nosotros…
SEGUNDO CONTRALTO: Y bien, a menudo en la cocina, los espíritus por necesidad venían a
robar jamones y patés.
SEGUNDO CONTRALTO: (INDIGNADO) ¡Dije que él estaba loco pero no tanto para confundir
un felino con un espíritu!
PRIMER CONTRALTO: Y en mi familia señor sabemos que un fantasma no hace mucho
tiempo que venía a robarnos el dinero.
PRIMER BAJO: (COMO UN BUEN HOMBRE) ¡Vamos señora reflexione! cómo quiere usted
que un espíritu subterráneo…
SOPRANO: Quizás “allá” se tenga necesidad de una moneda de cambio: los espíritus no son
ángeles…
SEGUNDO BAJO: (AFIRMATIVO Y ACELERANDO) ¡Y yo tampoco creo! ¡El que existe está aquí
abajo entre nuestras manos y bajo nuestros pasos, se parece a ustedes y a mí se oye y se
ve!
LOS SEIS JUNTOS: Oh, oh, oh, oh, oh, oh, Oh, oh, oh, oh, oh, oh.
(COMO EN LA ANTERIOR)
PRIMER BAJO: ¡Con una buena comida, con una buena comida!
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: ¡Con una buena comida, con una buena comida!
LOS SEIS JUNTOS: (MUY BAJO) ¡Con una buena comida, con una buena comida! ¡Con una
buena comida! ¡Con una buena comida, con una buena comida! (DECRECIENDO UN
SILENCIO)
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO (REPITIENDO CON UN RITMO MUY MARCADO DOCE VECES
LA MISMA SÍLABA): Me gustan, me gustan, me gustan, me gustan, me gustan, me gustan,
me gustan, me gustan, me gustan, me gustan, me gustan, me gustan.
TENOR: El ron.
PRIMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: (LO MISMO DE ANTES) Me gustan, me gustan, me gustan,
me gustan, megustan, me gustan, me gustan, me gustan, me gustan, me gustan, me gustan,
me gustan, me gustan, me gustan, me gustan, me gustan.
PRIMER CONTRALTO: (SE LEVANTA PARA DECIR SU PARTE Y ENSEGUIDA SE SIENTA) Así haga
frío o haga calor me gusta una perdiz en su bandeja.
SEGUNDO CONTRALTO: (LO MISMO DEL ANTERIOR) Un solomito con alcachofa, un pastel
de sesos.
PRIEMER BAJO Y SEGUNDO BAJO: (MUYMARTILLADO) ¡Está bien, está bien, está bien, está
bien!
TENOR: El calor.
SOPRANO: el frío.
Jean Tardieu
Salón burgués, hacia 1830. Zenaida sola. Triste, arregla un ramo de flores en un vaso.
Tocan a la puerta. Zenaida.- (Alta voz.) ¿Quién es? (Aparte.) ¡Con tal de que no
sea Osvaldo, mí prometido! No me puse el vestido que le gusta. Además, ¿para qué?
¡Después de todo lo que ha ocurrido!
Osvaldo: (Aparte.) ¡Oh, qué suerte la mía! ¿Qué podré decirle? ¡Jamás tendré el valor
de revelarle la triste verdad!
Zenaida.- (Alto, dice.) ¡Siéntese usted, Osvaldo! (Aparte.) ¡No habla, el desdichado! Me
parece oír su corazón, late con golpes precipitados, al mismo ritmo que el mío. ¡Y no
obstante, él todavía no sabe nada y cree aún en nuestra unión! (Se sienta.)
Osvaldo.- (Alto, despreocupado.) ¡Ah, si, las cinco! (Aparte.) ¡Para mí, el alba de los
condenados!
Zenaida.- (Alto.) Todavía es de día. (Aparte, con aire estúpido.) Pero las flores cierran
sus corolas, mi abuelo prefiere los chícharos de olor y el jardinero guarda sus
herramientas.
Osvaldo.- (Alto, suspirando.) ¡Es la primavera, Zenaida! (Aparte, sombrío, casi delirante.)
¡En las Antípodas, reina el invierno! En el Congo, los lapones se embarcan en la ice-
bergs; en China, los bávaros beben cerveza en las tabernas; en Canadá, los españoles
bailan la seguidilla.
Zenaida.- (Alto, suspirando.) Sí, aún es de día. (Aparte, extraviada.) ¡Este silencio me
sofoca! El bastón de mi tío tiene el puño de oro, la marquesa sale a las cinco, mi
razón se extravía ¿Debo decirle todo? ¿O devorar mis palabras y enloquecer hasta
perder el habla?
Osvaldo.- (Alto, tierno,) ¡Es de día! Ya lo dijo usted, Zenaida. (Aparte.) Y ahora me
vuelvo brutal. ¡Fuego y demonio, sangre e infierno! ¡Las brujas vuelan al aquerrale, la
Luna corre por los campo!... ¡Será mejor que le revelase el secreto que me ahoga!
Zenaida.- (Alto.) ¡Quizá contestaré su carta! (Aparte.) ¡Será la última carta que le
escribiré al mundo, antes de enterrar en un convento mi juventud desesperada!
Pomméchon.- ¡Vaya, vaya! ¡Tranquilícense! ¡No me los voy a comer, caramba! A su edad
y en su lugar, ya hace mucho tiempo que… la hubiera besado.
Pomméchon.- Significa, mis tórtolos, mis burritos, que han sido juguetes de una burla
afectuosa. Significa que he aparecido para arreglarlo todo. Vengo de parte de tu madre
(A Zenaida.) y de tu padre. (A Osvaldo.) Habíamos decidido someter sus sentimientos
a prueba. Cuando ustedes creían que todo estaba perdido, su tristeza nos demostró que
la atracción que los une no era uno de esos fuegos de artificio, una de esas nubes de verano,
ni uno de esos afectos que duran un día… Pero, se ¿quedan callados? ¡Caramba! Parece que
la sorpresa los ha petrificado.
(Acaricia la mejilla de Zenaida con rudeza, da una palmada a Osvaldo y desaparece, riendo.)
(Alto.) Oh! who is me to have seen wath I have seen, to see wath I seen!
Osvaldo.- (Aparte.) ¿Qué dice? ¿En qué lengua desconocida habla? ¡Oh música de la voz
bien amada! Su melodía hace vibrar nuestra alma, a pesar de que no comprendo sus
palabras. (Alto.) ¡Son las cinco, Zenaida!
Osvaldo.- (Aparte.) ¡Demonios, no, todavía es de día! ¡pero nunca hay que contradecir
a las mujeres! (Alto.) ¡He aquí qué ya le perteneces, ángel querido!
Zenaida.- (Aparte.) Otro error: él es el que me pertenece, pero ¡qué importa! (Alto.) ¡Sí,
henos al fin reunidos, vueltos a nosotros mismos.
Osvaldo.- (Aparte.) ¡Dijo nosotros! Ella es para mí, yo para ella, nosotros para nosotros.
(Alto.) ¡Para siempre!