oi

a.
 El concepto comunidad proviene del latín communis,
que significa hombres conviviendo juntos en un espacio,
compartiendo algo, convivencia, comunicación, unidad. Por
lo tanto, podemos en principio decir que es un 'sistema de
relaciones sociales. en un espacio definido, integrado en ba-
se a intereses y necesidades compartidas.
Hasta aquí la definición presenta dos elementos fun-
damentales:
a) el espacio en el que transcurre la vida o parte de la
vida de un conjunto de personas, y en el que se
producen,
b) interacciones.
El espacio es el continente de todos los objetos que
coexisten en un lugar o sitio. Comúnmente se lo delimita
por un obstáculo natural (río, montaña), fronteras adminis-
trativas, radio de influencia 'de las escuelas, centros de sa-
lud, clientela de comercios, etc. Pero esa delimitación es'
siempre relativa, pues no hay población herméticamente ce-
rrada. La limitación del espacio obedece más a necesidades
de concretar una práctica, que a un hecho real, objetivo.
Pero si bien es necesario vivir en un espacio, ésto no es
por sí suficiente para que exista comunidad. Es imprescin-
dible la interacción, la conciencia de la posibilidad de al-
canzar la satisfacción' de alguna necesidad, de compartir
una serie de intereses comunes. Por lo tanto, hay que dejar '\
de hablar de áreas geográficas como comunidades. Tampo-
 co parece ser que la aproximación espacial determine esas
interacciones como lo señaló Férdiriand Tiinnies (1855-
1936), en su hoy clásico trabajo Comunidad y Sociedad de
18871. La aproximación caracteriza al vecindario, pero éste
no es una comunidad, porque carece del sentimiento que
la conforma.
La comunidad aparece entonces como una categoría
de análisis que facilita una base para muchos tipos de es-
tudios y como algo que existió primitivamente, antes de la
aparición de la propiedad privada, cuando la tierra era de
todo el grupo humano que la ocupaba y usufructuaba. Con
el industrialismo, la urbanización y el desarrollo del capita-
lismo, la tierra se fue privatizando y con ello, se fue per-
diendo el sentido comunitario de la convivencia, generán-
dose todo lo opuesto: falta de identidad, desorganización,
desintegración, inseguridad, inestabilidad, alienación, etc.
Las relaciones cooperantes y solidarias fundadas en la ve-
cindad se transformaron en relaciones distintivas, competiti-
vas, de rivalidad, a pesar de la existencia de problemas co-
munes cotidianos, como por ejemplo, la insalubridad del
medio, robos, insuficiencia de servicios, etc.
Esto sirve también para rechazar el criterio funciona-
lista de sociedades en equilibrio. Ninguna lo está. En un
mundo caracterizado hoy por la violencia, nadie puede se-
guir creyendo ésto. La competencia a nivel de lucha por la
existencia cotidiana parece ser el atributo más relevante. La
TÜNNIES, Ferdina.nd: .Comunauté et Societé. París, Presses '
Universitaires de France, 1944, ps. 9-11, caracteriza la comunidad co-
mo "un conjunto de relaciones espirituales que tienen en la amistad
su más clara expresión como fenómeno derivado de la aproximación
espacial".
34
aparente unidad se mantiene sólo por la coerción. No sólo
se desconoce el vecino sino que hasta lo vivimos como an-
tagónico. Por eso es falsa la visión idílica de la comunidad
que nos presentan muchos autores...
En un espacio geográfico restringido, así como en el
espacio regional o nacional, existen clases y estratos socia-
les, subculturas con intereses económicos, sociales, cultura-
les y políticos específicos y distintivos, los que no aparecen
como simples compuestos o partes que se suman a un todo,
sino que todos juntos conforman una totalidad coherente,
aunque en apariencia parezca lo contrario. La comunidad
como grupo primario de Charles M. Cooley es sólo una
ilusión 2.
Concluimos así que salvo en algunos grupos étnicos
aborígenes, la comunidad no es un apriori, sino un proceso
de construcción y su producto. Y llegamos a una definición
operativa, señalando que un área de trabajo comunitario, es
una estructura integrada por una forma histórica de produc-
ción, un sistema de estratificación social y un conjunto de
instituciones y valores sociales, todo lo que configura una
unidad social en un espacio geográfico.
A nosotros, trabajadores sociales,. nos es imprescindible
el conocimiento de las complejidades de la vida colectiva de
los hombres. "Conocer la realidad, coma señala Porzecans-
ki, no es entonces propiamente conocer una zona, los índi-
ces de desempleo, analfabetismo, enfermedad o crecimiento,
aún cuando ellos puedan dar al científico social una idea
generalizada que traduce, de alguna manera, algunos as-
2 COOLEY, Charles Morton: Social
Organization. New York,
Schocken, 1962, ps. 23-31.
•.
pectos de la realidad: Conocerla, es conocer al hombre que as LOS AGRUPAMIENTOS
vive en ella, las relaciones que lo vinculan a otros hombres, A HUMANOS
la forma como piensa; como trabaja..." 3.

Vamos a distinguir los núcleos poblacionales, de acuerdo

a las funciones que se realizan en un espacio, a las instala-
ciones que posean y al número de habitantes.
En un comienzo, individuo y/o familias se fueron asen-
tando en un espacio, en una tierra para explárarla. La tierra
colonizada se llamó colonia. Coexistían en ella varias unida-
des de explotación agropecuaria, productoras de medios de
subsistencia, llamadas chacra, granja, finca, sitio o pequeña
propiedad rural. En general, la economía de la colonia se
caracteriza por la superposición en una misma unidad de
actividades productivas y de consumo y la ausencia de una
acumulación sistemática de capital. El trueque es la forma
tradicional de intercambios. Y es la necesidad de protegerse
contra elementos ajenos a ella y/o de vender los excedentes
de la producción, lo que va a aproximando a los colonos, lo
que los va haciendo vecinos. Las relaciones de vecindad
implican así desde ritos (el saludo, por ejemplo) hasta con-
tactos informales y formales.
El tipo de relaciones vecinales reflejará los concepto.s
prevalentes de lo 'que se espera que sea o haga un vecino.
"Buen Vecino" es aquél que se comporta con las expecta-
tivas del rol que reconoce el consenso común. Ni) es pa-
riente ni necesariamente amigo. Los amigos se eligen, la
relación con el vecino es prescripta, no elegida. La proximi-
3 PORZECANSKI, Teresa: Desarrollo de la comunidad y su
dad física es significativa. Vecino es el que vive al lado de,
culturas. Buenos Aires, Humanitas, 1983, p. 82.
cerca de. Y la 'relación con los vecinos está colectivamente'

37
 definida, es menos íntima y más limitada que con lcis
amigos.
Así el rol de vecino encaja en una red de roles sociales
y su explicitación depende de la naturaleza de la estructura
social, que incluye la densidad de la población, la distancia
entre las unidades habitacionales, el nivel socioeconómico
de los habitantes, el grado de cooperación pedida o permi-
tida entre los residentes y la confianza general que ponen
los individuos en los no parientes, como señala Suzanne
Keller 1.
El vecino ayuda en momentos de necesidad (hasta en
la construcción de casas en programas de ayuda mutua), en
emergencias, en el .intercambio de útiles, de consejos, etc.
La relación vecinal se establece a medida que se van de-
sarrollando necesidades, intereses y maneras de pensar y
sentfr comunes. ' administrativa de mayor complejidad. Históricamente las éiu-
Lá estancia, a diferencia de las unidades de producción
señaladas, es una institución económica, con una sólida es-
tratificación social, con una estructura verticalista. No exis-
ten en ella relaciones de vecindad. Cada unidad familiar
vive distante de la otra (en, el caso argentino a muchos
kilómetros). Esporádicamente existen encuentros de familias.
Cuando varias unidades dé explotación frente a nece-
sidades comunes, comienzan a crear servicios mínimos e
independientes, como ser una escuela, un centro sanitario,
una iglesia, en torno a ellos se va conformando una aldea,
caserío o poblado, el que reúne hasta 2.000 habitantes por
lo general. Su función como queda expresado es la satis-
1 KELLER, Suzanne: El vecindarió. Una perspectiva socioló-
gica. Madrid, Siglo XXI, 1975, p. 31.
facción social dé las necesidades elementales de la pobla-
ción. En otros casos esos caseríos se desarrollan junto a gran-
des obras de infraestructura (represas, por ejemplo), al
obraje, el ingenio, el cafetal y permanecen hasta terminar la
obra o hasta agotar las tierras o los bosques, dejando luego
pueblos fantasmas, deshabitados o rancheríos con seres ago-
biados por problemas sociales.
A medida que se van incorporando nuevos servicios y
nuevas unidades de producción y la población pasa de 2.000
hasta unos 20.000 habitanteS, se va conformando un pueblo,
el que es la base de una mínima unidad político-adminis-
trativa. Y cuando se integran unidades de transformación y
de distribución de la producción, surge la ciudad, superando
los 20.009 habitantes. Ella es sede de intercambios económi-
cos, sociales, culturales y políticos y una unidad político-
dades se fueron conformando como burgos o villas, con un
centro en el que se concentra el ámbito de la decisión po-
lítica (castillo, palacio, gobierno, iglesia), al que 'se van
agregando las actividades de gestión, adminiltración, co-
mercio y recreación, a partir de lo cual se van incorporando
barrios o distritos. Suburbio o arrabal, es la parte que está
fuera de la ciudad. Y a medida que éste va desapareciendo
en lo rural, surge lo intermedio, lo rurbano.
Rural y urbano se van configurando como la unidad de
la realidad social, nunca como categorías 'antagónicas. El
dualismo de los relativistas culturales que juzga la realidad
social por "lo primitivo" o "lo civilizado", no tiene validez,
porque desconoce esa realidad en su proyección histórica.
Las comunidades "folk" de Redfield fueron desapareciendo
con el industrialismo y el desarrollo de los medios de co-
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Esucyicrz" MX1'0
ADQUISICI-014'

municación 2. Urbano-rural son espacios en los que se dan
formas organizativas que la misma dinámica de la sociedad
global determina. Por eso es también falso hablar de comu-
nidades abiertas y comunidades cerradas. La realidad siem-
pre es- más amplia que las• tipologías en las que se pretende
encerrarlas.
Con el industrialismo acelerado irrumpe el urbanismo,
es decir la concentración de grandes masas humanas en las
ciudades. Hoy ese proceso no es tan así, puesto que si bien
la ciudad atrae a la industria por la existencia de mano de
obra, mercado e infraestructura, y ésta a la vez atrae más
mano de obra y genera nuevos servicios, la industria también
se instala en zonas donde existe abundante materia prima
y franquicias para su radicación, lo que luego genera un
proceso de urbanización. Agregamos que hoy el urbanismo
es "una forma de vida", como bien señala Louis Wirth 3.
La difusión de las actividades y funciones en eI espacio
y la interpenetración de dichas actividades configuran las
áreas metropolitanas, en las que el encuentro espacial de
varias ciudades en expansión determina una conurbación o
megalópolis. El desarrollo de esas áreas como verdaderas
fajas urbanizadas, se debe a las excepcionales condiciones
que presentan desde el punto de vista de la localización de
la actividad económica. Valgan como ejemplos la faja lito-
1 ral desde La Plata a Rosario o la que abarca el Alto Valle
del Río Negro y Neuquén, en Argentina.
En las áreas metropolitanas tienen lugar todo tipo de
2 REDFIELD, Robert: Yucatán, una cultura en transición, Mé-
xico, FCE, 1941.
Buenos
8 WIRTH, Louis: El urbanismo como forma de vida,
Aires, Ediciones 3, 1962, p. 4.
40
431
actividades básicas, ya sean de producción, de transforma-
ción, de consumo y de intercambio.
Indudablemente el fenómeno migratorio interno prp-
vocó una verdadera conmoción en las estructuras de todo
país.
Por un lado generó la descomposición de las estructu-
ras rurales. No respondió a una demanda de mano de obra
sino a una búsqueda de mejores posibilidades de vida, fren-
te a la inestabilidad del trabajo agropecuario, a la permanen-
cia de formas arcaicas de tenencia de tierras y también
frente a políticas demagógicas que endiosaron la ciudad en
búsqueda de fuerzas políticas concentradas. Así la migra-
ción interna-externa comenzó a ensanchar los límites de la
ciudad, apropiándose tanto de terrenos fiscales como priva-
dos de la periferia o absorbiendo los edificios deteriorados
del viejo casco urbano.
Esos nuevos asentamientos de crecimiento espontáneo,•
tienen alta densidad de población, sus viviendas están cons-
truidas con materiales precarios (cartón, chapas, latas, ma-
deras, etc.) y no cuentan con servicios sanitarios. •
La ciudad pasó así a conformarse 'ahora sobre la base
de dos estructuras sociales coexistentes: el centro y los ba-
rrios ya existentes, con actividades transformadoras, gran
división del trabajo y especialización, gran heterogeneidad,
mucha competencia, controles formales, escasa cooperación,
gran estratificación, relaciones secundarias, funcionales, im-
personales, dotada de todos los servicios, y la periferia con
una población descalificada para las actividades transforma-
doras y de gestión, y que por lo tanto debe emplearse en
tareas que no exigen calificación (peones, empleadas do-
mésticas, etc.) o subemplearse (vendedores de lotería, ri-
fas, lustradores de calzado, prostitución, etc.), con una ma-
41
 T4
yor cohesión interna de relaciones solidarias frente a proble-
mas comunes de inseguridad económica y habitacional y de
discriminación, controles informales, escasa estratificación,
lo que favorece el desarrollo de la vecindad. Una ciudad
hecha contra el hombre, aunque le brinde determinado ni-
vel de confort, invadida de smog, cada vez con menos es-
pacios verdes ante la fiebre especulativa por la tierra. La
vecindad es el espacio que dentro de ella, es habitualmente
, conocido recorrido y controlado por un grupo de habitantes
y en el cual se satisfacen algunas necesidades esenciales y
se comparten otras no satisfechas.
Entre centro y periferia se producen desplazamientos
funcionales. El centro es el lugar de trabajo, de recreación,
, de servicios, de gestiones. La periferia es el dormitorio co-
lectivo, un medio que protege pero que a la vez agrede,
porque se ha perdido el sentido de identificación con la
zona, de origen y el nuevo ambiente es inhóspito y extra-
ño a sus costumbres.
A las poblaciones periféricas de las ciudades, se las
denomin- a "villas miserias" en Argentina, "cantegriles" en
Uruguay, "fabelas" en Brasil, "tugurios" en Centroamérica,
"callampas" en Chile, "ranchos" en Venezuela, "barriadas"
en Perú. O bien el concepto genérico de "marginales", ya
que viven al margen, en la orilla, al extremo de algo. Esto
sería una . interpretación ecológica y semántica. Pero la
realidad es más amplia, puesto que además están al mar-
gen de lo económico, y en consecuencia de lo social, lo
cultural y lo político. No están al margen de la moderni-
zación como señalan los funcionalistas ni configuran sec-
tores "atrasados" por voluntad propia.
Es que el hombre agrícola no existe para el desarrollo
'global; sólo vale como medio para el desarrollo económico.
42
—
La tecnología ingresa sólo al servicio de una mejor pro-
ducción no al servicio de los hombres. Valga como ejem-
plo la ausencia de programas de viviendas (muchas ve-
ces viven mejor los animales que los hombres). La ciudad
como afirmamos, es un punto focal que presenta la ima-
gen de algo que se supone mejor y hacia la cual apuntan
especialmente los jóvenes (mejores salarios, protección
sindical, mejores accesos a servicios, posibilidad de ascenso
social, etc.). Lo rural se convierte en polo de expulsión y
lo urbano en polo de atracción.
Volviendo al concepto de vecindad y siguiendo a Su-
zanne Keller, afirmamos que:
a) "las relaciones de vecindad constituyen un tipo de
relación socialmente definida que va desde reglas
y obligaciones muy formalizadas e institucionaliza-
das hasta intercambios voluntarios sumamente va-
riados";
b) "a medida que aumenta la autosuficiencia, las re-
laciones entre los vecinos disminuye en fuerza e
importancia";
c). "las relaciones vecinales son mayores en extensiór,
importancia y estabilidad en los • medios depriva-
dos socioeconómicamente";
d) "la estructura social de una. población afecta al tipo
y la envergadura de las relaciones vecinales que
en ella se dan" 4.
¿Qué hacer frente a la movilidad interna y la excesiva
urbanización?
4 KELLER, Suzanne: ob. cit., ps. 59, 83 y 85.
43
 Entendemos que sólí) pueden atenuarse promoviendo
un modelo equilibrado de asentamientos urbanos y el de-
sarrollo global de áreas rurales con adecuados servicios
sociales y con actividades que permitan reducir la dispari-
dad de la calidad de vida y de oportunidades entre las ciu-
dades y el campo. Exige también adecuar el espaciq urbano
a las necesidades y aspiraciones de sus habitantes, reapro-
piamos de las ciudades para hacerlas más humanas, más
convivenciales, al servicio de los hombres y. no contra• los
hombres, conciliando el dinamismo de la, ciudad con la
dimensión humana óptima.
44
3 EL MUNICIPIO
'En la medida en que los vecinos concretan una or-
ganización, es decir, una definición operativa de las tareas
de cada miembro, asumiendo responsabilidades y funcio-
nes políticas, conforman el pueblo de un municipio.
Benedicto Caplan y otros han definido el municipio,
como "la célula básica de la comunidad organizada que
constituye el Estado, tiene a su cargo el gobierno y la ad-
ministración de los asuntos, acciones, obras y servicios re-
queridos por los habitantes del territorio de su jurisdic-
ción, cuyo ámbito puede ser exclusivamente urbano o
urbano y rural, pero cuya extensión y cantidad de ha-
bitantes posibilite lograr adhesión popular, eficacia opera-
tiva y administrativa y viabilidad económico-financiera pa-
ra su autogobierno y la kprestación eficiente y económica
de los servicios necesario a la población, sin privar de la
necesaria expresión de inquietudes cívicas y necesidades
colectivas a los pequeños grupos de población que habitan
en las aldeas, villas, barrios, centros rurales, etc, a través
de consejos vecinales o rurales, comisiones o juntas de fo-
mento elegidos por los mismos"1.
De esto se desprende:
a) que la Municipalidad es' una organización política-
jurídica-administrativa con un poder circunscripto
a un municipio;
1 CAPLAN, Benedicto y otros: Manual de Gobierno y admi-
nistración municipal, Buenos Aires, Consejo Federal de Inversiones,
1977, p. 1.
45:
7 LA PARTICIPACION

Participar significa estar en algo, ser parte de, decidir.

En todo grupo se da una participación informal, espontá-
nea, sin otra finalidad que prestarse pequeños favores fren-
te a las necesidades de sus componentes. Pero una parti-
cipación organizada es un proceso que no se logra con la
elaboración de un plan técnicamente bien concebido ni
tampoco por decreto gubernamental.
. Participar es tomar decisiones y no simplemente ser
ejecutor de algo como suele interpretarse. Se participa con
ideas y sentimientos. le participa en trabajos y beneficios.
Es ser sujeto en todo un proceso,. cuyo éxito depende en
gran medida de la voluntad de las personas para analizar
sus necesidades y buscar soluciones. Por eso decimos que
la participación es la estrategia esencia en toda promoción
comunitaria..
No hay promoción sin participación activa, racional y
resnonsable del pueblo como sujeto y protagonista de los
cambios. Sin ella ningún cambio tendrá vida auténtica. Por
el contrario se producen procesos regresivos cuando el
cambio ha sido impuesto y desaparece quien lo impuso.
La participación debe ser la expresión organizada de
necesidades socialmente determinadas por la comunidad.
" psa organización representativa es el vehículo de la rei-
vindicación y la que concreta una democrácia "como con-
trol del poder por el sujeto colectivo". Debe desarrollar

1 TOURAINE, Alain: Sociología de la acción. Barcelona, Ariel,

1969, p. 312.

73
 O
en la población, conciencia de sus cualidades y sus posibi-
lidades, haciendo que cada uno sea alguien dentro de su
comunidad. En la medida en que la gente se siente tenida
en cuenta y puede percibir su aporte, desarrollará un sen-
tido de pertenencia a una comunidad en tanto ámbito de
convivencia real. El sentimiento e identificación comuni-
taria surgen estrechamente vinculados con la experiencia
de participación.
Todas las personas son útiles al proceso. Todos pueden
trabajar y cooperar solidariamente en el conocimiento y so-
lución de sus problemas. No se trata de que todos tengan
que participar en todas las acciones-actividades, o que to-
dos sean o se consideren aptos para cualquier tarea. La
participación puede cubrir distintas actividades (culturales,
económicas, asistenciales, etc.), tener diferentes ámbitos
(local, nacional, regional), servir a diferentes grupos (ni-
ños, ancianos, campesinos, etc.). Tampoco se trata de par-
ticipar como activistas en la pura tarea por la tarea en sí,
sino participar con contenidos y habilidades. Y aquí juega
papel fundamental la comunicación, vocablo cuyo origen
nroviene también del latín communis. Como señala Mu-
rray Ross, "sin comunicación no puede existir una interac-
ción por la cual se establecen significados comunes, vida
común y -valores comunes" 2-3 .
Si bien las características de la participación social
están ligadas a la estructura socioeconómica, cultural v po-
lítica, en la acción comunitaria la participación debe ten-
2 ROSS, Murray: Organización comunitaria. Madrid, Euramé-
rica, 1987, p. 246.
Hemos desarrollado el tema conninieación en nuestro tomo
IV, ps. 71-81.
74
der a aumentar el poder de negociación de la población
para lograr elevar la calidad de vida de los grupos invo-
lucrados en dicha acción. Es •por eso que decimos que la
participación es un hecho político. De ahí que no siempre
sea promovida aún cuando se hable de democracia, aun-
que toda democracia suponga necesariamente una oposi-
ción que deberíamos auspiciar.
Aronovici dice que un plan comunitario es "una fuerza
circundante: un medio de expresiones cooperativas en la
cual tanto las posibilidades como las limitaciones de los
individuos y de los grupos que viven en cierta área, pro-
curan hallar la forma de autorrealización" 4. Es evidente
que cuando una población actúa colectivamente, está en
mejores condiciones de satisfacer sus intereses comunes.
Esa participación colectiva se hace a través de grupos.
Por eso el trabajo comunitario es básicamente trabajo con
grupos, vertebrados por objetivos comunes. El problema
técnico es cómo hacer entrar en relación a los distintos gru-
pos en torno a un problema común. La propia práctica y
la personal creatividad deben darnos la respuesta. No es
tarea fácil. Porque participar implica un riesgo: abrirnos a
lo nuevo.
Cuando distintos grupos descubren similares intereses
y necesidades saben unirse. En cambio es prácticamente
imposible unir grupos cuando esos intereses y necesidades
son opuestos, antagónicos.
4 ARONOVICI, Carol: La construcción de la comunidad. Bue-
nos Aires, Eudeba, 1965, p. 233.
 El Trabajo Social como profesión que procura capa-
citar a los hombres para que asuman una acción organiza-
da tanto preventiva como transformadora, que supere sus
problemas sociales, se inserta en una población (unidad de
atención), como una variable interviniente, como una ase-
soría técnica para trabajar con individuos y grupos. La
comunidad es para el Trabajo Social un objetivo meta, un
proceso y un producto de su acción. Es por ello, que Las
Heras y Cortajarena, señalan que "la comunidad aparece
como centro de articulación del Trabajo Social como prác-
tica" 1.
Señalamos ya que la participación es un estrategia
básica. También lo es partir de la Municipalidad como or-
ganización político-administrativa que tiene la función de
gobernar y administrar los asuntos, acciones, obras y servi-
cios requeridos por sus habitantes y comprometerla como
recurso en todo él proceso de la promoción comunitaria.
¿Por dónde empezar la acción? Muchos autores tra-
dicionales señalan por contactarse con los líderes formales.
Nosotros decimos rotundamente no a eso. Hay que contac-
tarse progresivamente con toda la comunidad, incluyendo
a los llamados "lideres formales" (maestros, políticos, reli-
giosos, empleados públicos, etc.) como habitantes de esa
población. No hacer excepciones ni compromisos que pue-
dan dificultar la relación con otros. Tampoco investigando

1 LAS HERAS, Patrocinio y CORTAJARENA, Elvira: Intro-

ducción al Bienestar Social. Madrid, FEDAS, 1979, p. 180.
 con encuestas. El trabajo comunitario comienza siempre
caminando, caminando y caminando, observando, obser-
vando y observando todo y registrando todo lo que llame
nuestra atención. Nunca preguntando: "¿Qué problemas hay
aquí?". Los problemas aparecen a nuestra percepción sin
preguntar por ellos. Y si alguien pregunta qué hacemos (no
olvidar que la observación siempre es participante), acla-
rar nuestro rol, de dónde venimos y señalar que estamos
conociendo ese barrio, esa zona, simplemente porque nos
gustaría trabajar allí. ¿En qué?". "En lo que sea necesario,
útil para todos". No generar expectativas. La dislocación
entre aspiraciones muy altas y la dura realidad genera
frustraciones que conducen al fracaso.
Y cuando los problemas aparecen, es importante abor-
dar aquellos que competen a la profesión. Aquí cabe seña-
lar que mientras en nuestros países subdesarrollados el
Trabajo Social comunitario al servicio de un programa gu-
bernamental, tiende a mejorar algunas condiciones de vi-
da, en los países desarrollados, tiende exclusivamente a
educar para la convivencia. Aquí está nuestro rol, en la
educación social. Y si tenemos que seguir actuando en lo
paliativo, tengamos conciencia que no podemos perder de
vista los objetivos profesionales y que nos compete tam-
bién enseñar con un trabajo coherente y comprometido, a
renunciar a aventurarse en cuestiones en las que general-
mente creen entender, a quienes sin la especialización ni la
idoneidad necesarias, se creen con derecho de trabajar en
comunidad.
El Trabajo Social es un medio para construir la co-
munidad, para lograr que sus miembros sean sujetos de
cambio, conscientes de sus necesidades reales, aspiraciones
y valores; para ayudar en su organización y definición de
78
objetivos, para capacitar a la población en la apropiación
de instrumentos que les permitan continuar por sí el per-
manente proceso de promoción. Para esto último es im-
portante que participen en todas las etapas del proceso,
que se les permita la comprensión de las mismas y se les
transfieran conocimientos (contenidos y habilidades). El
Trabajo Social también es un medio para que los organis-
mos de Bienestar Social, revisen y reestructuren sus instru-
mentos operativos, superando la ideología asistencialista y
la estructura paternalista de las actividades sociales.
Nos surge aquí otra pregunta: ¿La opinión de los
técnicos coincide siempre con los intereses de los poblado-
res de un asentamiento humano? No siempre. Los prejui-
cios formativos de los trabajadores sociales pueden actuar
como formas inconscientes de presión ("a esta gente les
hace falta ..."). Entendemos que la gente debe tener siem-
pre la palabra. Y que debemos retirarnos de un poblado,
si sus habitantes no quieren que trabajemos con ellos.
Puede ocurrir que una •comisión vecinal venga a bus-
carnos para que trabajemos en un determinado barrio. Es
un punto de partida, aún cuando lo que nos solicitan no
competa a nuestra profesión. Pero sí le compete clarificar
por qué desean esa actividad u obra, qué relación tiene
con las áreas sociales (educación, salud, trabajo, educa-
ción, vivienda) y orientar hacia el recurso que pueda sa-
tisfacer su necesidad. Poco a poco irán apareciendo tareas
para nuestra profesión. Creemos que el acceso del Trabajo
Social a una población debe hacerse con consignas abso-
lutamente claras, ya que ellas serán el encuadre de nuestra
tarea, es decir las constantes con las que trabajaremos. E
insertarnos en su propia vida, librándonos en lo posible de
la urgencia de lograr resultados inmediatistas. Parafrasean-
79
 O
do a Illeger, lo que nos' interesa "es ayudar a esclarecer los
problemas y objetivos que la misma comunidad tiene... y-
por sobre todo ayudar a que los integrantes de ella tomen
conciencia de sus actitudes y de sus posibilidades como
seres humanos" 2.
El Trabajo Social debe procurar organizar las solida-
ridades buscando la autorrealización de las personas y de
los grupós como agentes de sus proceso de cambio, lo que
a su vez supone reconocer la libertad como principio de la
dignidad humana y sin la cual todo acto es manipulación;
debe despertar conciencia de que la nueva situáción es el
producto del trabajo de todos y que la acción debe ante-
ponerse a la ocurrencia de los problemas sociales (preven-
ción) y a remover las causas que impiden la plena realiza-
ción de los hombres (transformación).
Al Trabajo Social le compete pues, habilitar estructu-
ras de participación popular, para 'asentar sólidamente la
acción; hacer que todo lo que se decida sea ampliamente
difundido para conocimiento de toda la población, movili-
zar la ,permanente incorporación de nuevos pobladores a
las actividades que se realizan, fortalecer las organizacio-
nes de base existentes y contribuir a formar otras, capaci-
tar a todos los niveles para que se logren los objetivos fi-
jados a la promoción.
J. Algunas actividades o proyectos de la promoción co-
munitaria son: la organización de la población para lograr
los proyectos que ella demande, investigación de sus ca-
racterísticas y necesidades, infraestructura física y equipa-
2 BLEGER, José: -Psicohigiene y Psicología Institucional. Bue-
nos Aires, Paidós, 1966, p. 132.
80
miento social (agua potable, electrificación, gas, elimina-
ción de excretas y residuos, pavimento, riego, viviendas,
locales para la convivencia social, recreación, escuelas, cen-
tros sanitarios); crear y mejorar servicios sociales; defensa
y apropiación de espacios verdes, fortalecimiento de las
unidades familiares, capacitación cívica, laboral, sindical;
fomento de la cultura popular y de la artesanía, asesoría
técnica y mejoramiento tecnológico, organización coope-
rativa, supervisión de créditos, higiene laboral, del medio
y familiar, elevación del nivel educativo mediante la alfa-
betización, nivelación escolar, recuperación de desertores
y niños con problemas de apréndizaje, promoción de la en-
señanza secundaria y técnica; estimulación temprana, re-
creación, asesoría técnica a grupos e instituciones, forma-
ción de personal local para que lleve a cabo disintas acti-
vidades, huertas colectivas, etc. La nómina de actividades
en las que podemos intervenir puede ser infinita.
Otra pregunta: ¿El trabajador social hace todo eso?
Indudablemente no. La promoción comunitaria no es campo
exclusivo de nuestra profesión, pero ella debería dirigir y
coordinar todos los programas, porque somos formados es-.
pecíficamente para hacerlo. Un trabajador social debe
atraer hacia dichos programas todos los recursos sectoria-
les necesarios, articulando su intervención y garantizando !
la participación voluntaria de la población.
Queda expresado que el grupo es el instrumento bási-
co de trabajo. Creemos aquí necesario señalar que nuestra
apción no puede limitarse a coordinar grupos u orientar per-
sonas hacia determinado recurso. Entendemos que debe-
mos trabajar con ellos, no ser simples espectadores de como
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los demás trabajan. Saber enseñar pero también estar dis-
puestos a aprender de la gente, de su realidad, de sus for-
mas de vida, de sus experiencias. Nuestro compromiso se
juega siempre junto a la gente.
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9 EL METODO
Habiendo desarrollado el método de Trabajc Social en
los tomos segundo y tercero de esta obra, corresponde aquí
sólo una breve referencia de los pasos a seguir, a partir del
conjunto de conocimientos que tenemos previo a la prácti-
ca y que llamamos Teoría I.
9.1. — INVESTIGACION
9.1. 1. — CONSTITUCION DEL EQUIPO: La pro-
moción comunitaria exige un equipo de tra-
bajo. Este puede ser formado a priori, pero
su número de integrantes necesariamente se
va ampliando a medida que la práctica va
exigiendo nuevas incorporaciones.
9.1. 2. — ENCUADRE DE LA TAREA: Definir el
conjunto de variables que como constantes
guiarán la práctica.
9.1. 3. — DETERMINAR LA POBLACION O PAR-
TE DE ESTA CON LA QUE SE VA A
TRABAJAR: Equivale a precisar la factibi-
lidad y viabilidad de realizar una práctica
que permita concretar los objetivos profe-
sionales.
9.1. 4. — RECOLECCION DE INFORMACION EN
FUENTES DOCUMENTALES: Para re-
construir su historia y conocer aspectos de
su desarrollo en el tiempo, así como sobre
los programas y/o proyectos que se ejecu-
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Ixt
tan o se piensa ejecutar en la población ele-
gida.
9.1. 5. — APROPIACION SENSIBLE DEL ESPA-
CIO: Implica reconocerlo, delimitarlo, sec-
torizarlo, representarlo en gráficos, mapas,
fotografías, etc.
9.1. 6. — CONTACTOS INFORMALES-FORMALES
CON GRUPOS, INSTITUCIONES Y PER-
SONAS: Para captar nuevas características,
confirmar algunos supuestos o rechazarlos,
presentar al equipo, lograr aceptación, pre-
cisar un centro operativo, recoger universo
temático, conocer necesidades 1.
9.1. 7. — ANALISIS - SINTESIS DE LA INFORMA-
CION: Permite integrar nuevamente el área
como una totalidad, así como lograr una
caracterización descriptiva, precisando ca-
racterísticas, necesidades y recursos.
9.1. 8. — FORMULACION Y DELIMITACIOI., DEL
OBJETO: Sobre el que vamos a trabajar.
Conceptos, definiciones, juicios.
9.1. 9. — FORMULACION DE HIPOTESIS Y OPE-
RACIONALIZACION DE VARIABLES: Pa-
ra buscar aquellas regularidades de la rea-
lidad y la distribución de procesos sociales.
1 Un medio que podemos utilizar también para recolectar in-
formación es lo que en algún momento llamamos Jornadas de Pro-
moción Comunitaria, en la que reunida la población de un lugar,
se detectan, analizan y discuten los problemas más sentidos y se
formulan alternativas de solución a concretar.
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9.1.10. — VERIFICACION DE HIPOTESIS: Para
precisar la naturaleza, relevancia e impli-
caciones de los procesos estudiados. Previo
deben elegirse los instrumentos de verifi-
cación.
9.1.11. — SISTEMATIZACION DE LA INFORMA-
CION RECOLECTADA: Clasificación, or-
denamiento, análisis. Interpretación.
9.1.12. — INFERENCIAS: Explicación. Conexión de
la teoría con los hechos constatados.
9.1.13. — EVALUACION DIAGNOSTICA Y PRO-
NOSTICO: Teoría II 2. Transferencia de la'
información a los pobladores.
9.2. — INTERVENCION TRANSFORMADORA:
9.2. 1. — FUNDAMENTACION DE LA INTER-
VENCION TRANSFORMADORA
9.2. 2. — DECIDIR •LA ALTERNATIVA DE AC-
CION: Hipótesis predictiva.
9.2. 3. — OBJETIVOS. Estrategias y tácticas.
9.2. 4. — ELABORAR DISEÑO DEL EXPERIMEN-
TO DE CAMPO: Para verificar hipótesis,
operacionalizar variables y definir los ins-
trumentos de medición y control a utilizar.
Programación.
2 La confirmación de que una evaluación diagnóstica se reitera
en otros contextos similares, nos indica que los procesos sociales
estudiados son estructurales. Realizarlos en una región puede per- .
mitir atacar los problemas en forma global, a partir de una coordi-
nación operativa.
 9.2. 5. — EJECUCION. DEL EXPERIMENTO DE
CAMPO.
9.2. 6. — DESCRIBIR, INTERPRETAR, EXPLICAR
Y EVALUAR RESULTADOS. Conexión de
la teoría a los procesos o consecuencias pro-
ducidas. Teoría III.
9.2. 7. — INFORME: Para exponer las conclusiones
e insertar los resultados en el sistema de
conocimientos.
El lector no debe olvidar que hemos planteado el
método como una guía, como algo que se debe ir cons-
truyendo y reconstruyendo en la práctica. Por eso afir-
mamos una vez más, que es necesario no copiar exacta-
mente, sino utilizar la información que precede como una
orientación. El Trabajo Social requiere creadores, profesio-
nales con una perspectiva global de la realidad, lanzados
a la aventura de construir con otros un mundo mejor.

iSANCO DI LA REPUbi.:N.
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