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El arte de

F e d e r ic o L ara P ein a d o

HISTORIA

f-1
El arte de Mesopotamia
Por Federico Lara Peinado
Profesor Titular de Historia Antigua.
Universidad Complutense de Madrid

Indice

5 Presentación

Introducción
Toro androcéfalo de Girsu
( Telloh). Epoca neosumeria. 9 Bibliografía general
Museo del Louvre. París

10
1 ># El período sumerio y acadio
otamia 2 iHt (2900-2004 a. C.)
J Q El Imperio asirio
6 (2150-612 a. C.)
4 á \ á \ El Imperio babilónico
r- 111SIORIÁw
//
1 1 1 (2003-539 a. C.)
1 f Las obras clave
n f A del arte mesopotámico
í 1 Cronología
Coordinación:
17. EL CINQUECENTO Y EL MANIERISMO
A N T O N IO BLANCO FREIJEIRO EN ITALIA. Jesús Hernández Perera
18. EL RENACIMIENTO Y EL MANIERISMO
de la Real Academia de la Historia EN EUROPA. Diego Suárez Ouevedo
19. EL RENACIMIENTO. Y EL MANIERISMO
EN ESPAÑA. Miguel Angel Castillo Oreja

Plan de la obra
20. EL BARROCO EN ITALIA: EL SEICENTO
Antonio Martínez Ripoll
21. EL CLASICISMO FRANCÉS
Jesús Cantera Montenegro
22. EL SIGLO XII ESPAÑOL
1. EL ARTE EGIPCIO (I) Trinidad de Antonio Sáenz
Antonio Blanco Freijeiro
23. BARROCO Y ACADEMICISMO
2. EL ARTE EGIPCIO (II) EN EUROPA
Antonio Blanco Freijeiro Delfín Rodríguez Ruiz
3. EL ARTE DE MESOPOTAMIA 24. EL SIGLO XVII ESPAÑOL
Federico tara Peinado Virginia Tovar Martín
4. EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL 25. EL BARROCO EN EUROPA
Federico Lara y Joaquín Córdoba Antonio Martínez Ripoll
5. EL ARTE GRIEGO (I) 26. EL ARTE COLONIAL
José Jacobo Storch de Gracia y Asensio EN HISPANOAMERICA
6. EL ARTE GRIEGO (II) Víctor Nieto Alcaide y Alicia Cámara Muñoz
Pilar León Alonso 27. GOYA: ENTRE NEOCLASICISMO
7. EL ARTE GRIEGO (III) Y ROMANTICISMO
Miguel Angel Elvira Barba Valeriano Bozal Fernández
8. EL ARTE IBÉRICO 28. EL MOVIMIENTO ROMÁNTICO
Lorenzo Abad Casal y Manuel Bendala Galán Javier Arnaldo Alcubilla
9. ETRURIA Y LA ROMA REPUBLICANA 29. EL SIGLO DE LOS CARICATURISTAS
Miguel Angel Elvira Barba y Antonio Blanco Freijeiro Valeriano Bozal Fernández
10. ROMA IMPERIAL 30. DEL REALISMO AL IMPRESIONISMO
Antonio Blanco Freijeiro Pilar de Miguel Egea
11. EL ARTE BIZANTINO 31. FIN DE SIGLO: SIMBOLISMO
Miguel Cortés Arrese Y ART NOUVEAU. Aurora Fernández Polanco
12. EL ARTE ISLÁMICO 32. LOS ORÍGENES DEL ARTE DEL SIGLO XX
Alfonso Jiménez Martín Valeriano Bozal Fernández
13. EL ARTE ROMÁNICO 33. LAS VANGUARDIAS HISTÓRICAS (I)
Isidro G. Bango Torviso Javier Arnaldo Alcubilla
14. EL ARTE GÓTICO (I) 34. LAS VANGUARDIAS HISTÓRICAS (II)
Francesca Español Bertrán María Santos García Felguera
15. EL ARTE GÓTICO (II) 35. EL ARTE DESPUÉS DE LA GUERRA
Jozquín Yarza luaces María de los Santos García Felguera
16. EL QUATROCENTO ITALIANO 36. MODERNOS Y POSTMODERNOS
Víctor Nieto Alcaide y Alicia Cámara Muñoz Valeriano Bozal Fernández

HISTORI a 6
HISTORIA VIVA S. L.
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Presentación

Compendiar en
un breve volumen
como el presente
todas las manifes­
taciones artísticas
que supieron crear #>
las diversas civili­
zaciones sucesiva­
m ente estab leci­
das en la antigua
M esopotam ia es
tarea harto imposi­
ble. Asimismo, lo
es intentar pene­
trar en los esque­
mas estéticos por
los que se rigieron las clases dirigentes del Próximo Oriente an­
tiguo (en realidad, las responsables de los templos y de los pa­
lacios), inventoras de complejas estructuras religiosas y políti­
cas, a cuyo servicio pusieron absolutamente todos sus senti­
mientos y recursos...
Por ello —y gracias al meticuloso examen directo de multitud
de piezas y a una puesta bibliográfica al día— nos ha parecido
oportuno resaltar, siguiendo la historia diacrónica de sus gentes
(sumerios, acadios, asirios y babilonios), las obras de Arte más
significativas que han llegado a nuestros días, tras haber sor­
teado los avatares de varios milenios.

Federico Lara Peinado


Introducción
E todos es sabido que Mesopota- cantidad posible de piezas de arte bien

D mia (entre ríos, según la termi­


nología griega), situada entre
conservadas con el menor gasto de
tiempo y de dinero. Los nativos asistie­
ron, sin inmutarse, a aquel expolio,
los bíblicos Eufrates y Tigris, fue junto
con Egipto uno de los focos de civiliza­ practicado sin el menor escrúpulo, por
ción más significativos de la Antigüe­ considerar los responsables del Islam
dad. que todos aquellos restos antiguos eran
Gracias a los viajeros occidentales y obra diabólica.
exploradores que recorrieron durante Tras firmarse el armisticio en 1918, y
siglos su dura geografía, se pudieron hasta que el mundo se vio envuelto en
echar las raíces para el rescate de su fa­ una nueva conflagración mundial, las
buloso pasado. Así, P. E. Botta, cónsul excavaciones por parte de ingleses, ale­
francés en Mosul, pudo descubrir entre manes, franceses y norteamericanos se
los años 1842 y 1844 la civilización asi­ reemprendieron, ahora ya bajo garan­
ría; poco después, los ingleses A. H. La- tías científicas. Este período de tiempo
yard —éste con la colaboración del na­ lo ocupa una larga nómina de estudio­
tivo H. Rassam— y H. C. Rawlinson y el sos y arqueólogos, entre los cuales es
también francés V. Place, buscando úni­ de justicia nombrar aquí a R. C. Thomp­
camente piezas de Museo y sin ninguna son, H. R. Hall, C. L. Woolley, H. S. Lang-
preparación científica —eran políticos don, J. Jordán, A. Nóldeke, H. de Ge-
convertidos en improvisados arqueólo­ nouillac, A. Parrot, J. B. Breasted, H.
gos—, se lanzaron a la tarea de recupe­ Frankfort, M. E. L. Mallowan, E. Chiera y
rar las más preciadas joyas de la anti­ F. Thureau-Dangin.
gua Mesopotamia. Finalizada la Segunda Guerra Mundial
A ellos les seguirían el francés F. Fres- (1945), los Estados de Iraq y de Siria,
nel, que inició sondeos en Babilonia, y que, tras acceder a su independencia,
los ingleses G. W. K. Loftus, que exploró se habían repartido la geografía de Me­
los tells de la llanura aluvial, entre ellos sopotamia, crearon sus propios depar­
Uruk, y J. E. Taylor, ocupado en prospec­ tamentos de antigüedades, y empren­
tar Ur. Con otro francés, E. de Sarzec dieron una adecuada campaña de res­
(1877), la ciudad de Lagash pudo dar tauraciones y excavaciones (abriendo
buena parte de sus riquezas, poniendo nuevos yacimientos, revisando los mal
al descubierto una civilización —la su­ excavados), dirigidas por sus propios ar­
meria— totalmente diferente a la asiría queólogos, quienes, contando con la
del alto Tigris, ya entonces conocida. colaboración internacional, intentaron
Pronto, tras franceses e ingleses, hi­ desde aquella fecha —y continúan en
cieron su aparición los alemanes con el su empeño bajo la dirección de los doc­
arquitecto R. Koldewey, que excavó en tores Mu’ayad Sa’id Demirji, en Iraq, y
Babilonia (1899-1917) y en Assur Afif Bahnassi, en Siria— revitalizar el pa­
(1903-1914), aquí junto con su discípu­ sado mesopotámico, enterrado todavía
lo W. Andrae; por las mismas fechas los en sus más de siete mil yacimientos ar­
norteamericanos E. J. Banks y H. Hil- queológicos.
precht excavaban respectivamente en Todos estos esfuerzos, que se han vis­
Bismaya (la antigua Adab) y en Nippur. to recompensados, en muchos casos,
La Primera Guerra Mundial, sin em­ con la recuperación de singulares pie­
bargo, iba a interrumpir esta etapa cuyo zas que van a parar a museos naciona­
objetivo consistía en hallar, según pala­ les (Bagdad, Mosul, Damasco, Aleppo,
bras textuales de la época, la mayor etc.) y no a Berlín, Londres, París, Chi-
TURQl Dohuk
Karkemish * €hagar B
Tell Brak j epe Qawra
Tell Kannas Tell Halaf ...
Ninive
.¿ i •
0 / %
Tepe Imilla ^
Tell Chuere
\<F \íL
• Jarmo
$& AsSgr •
•/Nuzi-Gasur

SIRIA Buqras

Baghuz IRAN
Mari •]

Dur • Eshnunní
iT> Kurigalc
Tutub 4^
IRAQ ’
\f.__, \\ Sippár * M q a ir
Babilonia* # Djemdet-Nasr \ AWAN? C
• Abu Salabih s« Susa
• Ad¿ SiVIASH?
Nippur ¿
. . , • Isir
Shuruppak • . Umma

• Uruk GÍ,r* u
Hadj M o h a m m e d X » Lagash
ARABIA Tell Obeid * #*
MESOPOTAMIA.
PRINCIPALES Eridú
SAUDITA
YACIMIENTOS
(según F. Lara)
KUWAI T
Placa perforada con el tema de la libación Oriente antiguo tuvieron, a lo largo de
cultual, procedente de Lagash (hacia 2.500 su historia, conciencia de sus diferen­
a. C.). Museo del Louvre, París cias específicas, que no sólo se exterio­
rizaban en los rasgos físicos, en la ma­
nera de vestirse, o en el idioma. Tam­
cago o Pennsylvania como antaño, o bién las numerosas obras susceptibles
con el hallazgo de nuevas ciudades de ser calificadas como artísticas —la
(Ebla, Habuba Kebira, Tell Yelkhi), aun­ lengua sumeria y la acadia no conocie­
que no han modificado en esencia los ron vocablos para el concepto arte o be­
conocimientos que se tenían sobre Me- lleza—, elaboradas durante el larguísi­
sopotamia, sí los han ampliado conside­ mo período de tiempo comprendido
rablemente. Todas las piezas rescata­ entre los años 5000 y el 539 a. C. obede­
das, así como los estudios filológicos e cieron a planteamientos estéticos distin­
históricos han permitido acercarnos a la tos, desplegados durante dos grandes
complejidad de la civilización que se etapas: una, antigua, desde el 5000 al
asentó entre los dos ríos, muy distinta 1895, período en el que desarrollaron su
de la del Egipto faraónico y de la del historia los sumerios y los acadios; y
mundo clásico grecolatino. otra, reciente, entre el 1895 y el 539
Los propios habitantes del Próximo a. C., ocupada por los asirios, los babi-
Ionios y otros pueblos invasores (cassi­ narlo siempre a principios prácticos y
tas, hurritas y arameos). no estéticos.
En ambos períodos de tan larga dura­ Talento que, indudablemente, tuvie­
ción pueden verse claras diferencias en ron, pues fueron capaces de resolver los
la cultura material mesopotámica, par­ problemas que les planteaba su medio
ticularmente en sus obras artísticas, to­ físico (carencia de maderas, piedras y
das ellas con características autónomas otros materiales), sus creencias religio­
y diferenciadas. sas (politeísmo, sincretismo) y su siste­
ma político (absolutismo y tiranía de sus
gobernantes y reyes).
Arte mesopotámico, ¿unidad
o variedad?
Bibliografía general
Sin embargo, los variados factores P. Amiet, L'Art antique du Proche-Orient,
geográficos, étnicos y sociales, así como París, 1983 (Reedic.). A. Blanco Freijeiro,
los fenómenos de su dilatada historia Arte antiguo del Asia anterior, Sevilla,
política —plenos de cambios y tensio­ 1972. G. Contenau, Manuel dArchéologie
orientale, París, 1927-1947. 4 vols. B. M.
nes en sus milenios de duración— no Fagan, Retum to Babylon: Travellers, Ar-
han sido obstáculo para teorizar sobre chaeologists and Monuments in Mesopo­
un arte mesopotámico, cuya afirmación tamia, Nueva York, 1979. H. Frankfort,
es válida si se sigue el enfoque metodo­ Cylinder Seáis, Londres, 1965. H. Frank­
lógico de que la unidad geográfica equi­ fort, Arte y Arquitectura del Oriente anti­
vale a la unidad cultural, hasta hace guo, Madrid, 1982. E. Heinrich, Die Tem-
poco aceptada. Hoy debería matizarse pel und Heiligtümer im Alten Mesopota-
esta pretendida unidad a la vista de los mien-Typologie, Morphologie und Ges-
nuevos conocimientos etnográficos y chichte, Berlín, 1982. B. Hrouda, Vordera-
sien I, Mesopotamien, Babylonien, Irán
sociológicos y hablarse más bien de un und Anatolien, Munich, 1971. S. Lloyd,
arte sumero-acadio, asirio, hurrita-mi- The Archaeologie of Mesopotamia. From
tannio y babilónico y no simplemente the oíd stone Age to the Persian Con­
mesopotámico. quest, Londres, 1978. S. Lloyd, Founda-
En cualquier caso, si aceptamos la tions in the dust. A story of Mesopotamian
existencia de un Arte mesopotámico, Exploration, Londres, 1980 (Reedic.). A.
deberá percibirse éste siempre como Moortgat, Die Kunst des alten Mesopota­
un gran tronco de árbol con diferentes mien. Colonia, 1967. U. Moortgat-Correns,
ramas, cada una con entidad propia, a La Mesopotamia, Turín, 1989. S. Moscati,
Cómo reconocer el Arte Mesopotámico,
través de cuyas raíces se absorbieron Barcelona, 1980. R. Opificius, Das Alt-
unos nutrimentos (entiéndanse religio­ babylonische terrakottareliefs, Berlín,
sos y políticos) muy similares. Al domi­ 1971. A. Parrot, Archéologie Mésopota-
nar la religión la esfera del poder políti­ mienne, París, 1946-1953. 2 vols. J. A. H.
co y confundirse con él (la figura del Portraz, Die Kunst des alten Orient, Stutt-
rey-sacerdote, del soberano divinizado gart, 1961. J. B. Pritchard, The Ancient
o del vicario de los dioses fueron sobra­ Near East in pictures, relating to the Oíd
damente conocidas en Mesopotamia), Testament, Princeton, 1969. H. Scháfer,
W. And rae, Arte del antiguo Oriente, Bar­
la ideología espiritual acabaría influyen­
celona, 1933. M. V. Seton-Williams, Les
do de manera determinante en todos trésors de Babylone, París, 1980. A.
los aspectos de la vida, incluido el arte, Spycket, La staiuaire du Proche-Orient
el cual se puso así, totalmente, al servi­ anden, Leiden-Colonia, 1981. E. Strom-
cio del poder. menger, M. Hirmer, Cinco milenios de
Ello trajo como consecuencia el más Arte en Mesopotamia, México, 1967. W.
absoluto anonimato de sus autores, la Stucki, Unterlagen zur Keramik des Alten
ausencia de obras de carácter indivi­ Vorderen Orients, Zurich, 1980-1984. 2
dual o privado, la existencia de cánones vols. J. Sureda, Las primeras civilizacio­
nes. Prehistoria, Egipto, Próximo Oriente,
formales e ideológicos a los que debían Barcelona, 1985. M. Yon, Dictionnaire
someterse cualquier tipo de arte, ne­ illustré multilingue de la céramique du
gando así al artista la posibilidad de ex­ Proche Orient Anden, Lyon, 1981.
presar su talento, que hubo de subordi­
La Mesopotamia
protohistórica
L proceso de neolitización surgió ves y los demás centros de su mismo

E por primera vez en Mesopotamia


en las zonas de lo que hoy cons­
tituye el norte de Iraq, siendo su de­
sarrollo material muy semejante al
horizonte cronológico presentan ele­
mentos de civilización sumeria, perfec­
tamente desarrollada.
Todas estas culturas siguieron un pro­
de Palestina. En tales zonas iraquíes se ceso evolutivo que partiendo de la sim­
ha documentado una serie de encla­ ple ocupación estable de un lugar al­
ves que nos informan de la evolución canzaron la domesticación de animales
del Neolítico mesopotámico. De entre y vegetales, la utilización de la cerámi­
ellos podemos citar Qalaat Jarmo ca, el empleo del tapial o arcilla aglo­
(6750-4950) * con elementos materiales merada y del adobe (riemchen), la con­
propios de una primitiva civilización fección de figurillas de barro y metal, la
agrícola-pastoril; Umm Dabaghiyah (h. erección de templos, tumbas y vivien­
6000), centro ganadero con diferentes das, así como el desarrollo de un activo
niveles de ocupación; Hassuna comercio. Este comercio llegó también
(5800-5500), con una cerámica arcaica, a Egipto, entonces en su civilización
relacionada con la de otros yacimientos predinástica, según han demostrado al­
turcos, sirios y palestinos, y otra stan­ gunos objetos, entre ellos el magnífico
dard, de tipo local, con una amplia área cuchillo de Gebel el-Arak (donde se re­
de dispersión por las zonas norteñas; presenta a un personaje con faldellín,
Samarra (5600-4800), con materiales del gorro de ancho reborde y barba redon­
C a lco lítico superior; Tell H alaf deada, separando a dos leones), la pa­
(5500-4500), con una bellísima cerámi­ leta de Narmer (con animales fantásti­
ca nunca jamás superada y un peque­ cos de largos cuellos entrelazados) y
ño templo en la localidad de Tell Aswad numerosos sellos cilindricos de época
(valle del Balikh); y Tepé Gawra (h. de Jemdet Nasr hallados en Naqada.
4000), núcleo organizado ya socialmen­ Desde el punto de vista de la Historia
te y con abundantes restos materiales del Arte es difícil formular juicios de va­
en sus veinte niveles de ocupación. lor relacionados con los restos protohis-
Los establecimientos y culturas de la tóricos hallados en el ámbito mesopo­
Baja Mesopotamia más importantes támico, y de si sus artesanos tuvieron
fueron Eridu (h. 5000), con el hallazgo voluntad artística plenamente sentida,
de las ruinas de un antiquísimo templo, mientras elaboraban sus obras. Hoy por
sucesivamente reconstruido en el mis­ hoy, dichos restos arqueológicos, tan le­
mo lugar; El Obeid (4800-3750), con res­ janos en el tiempo, se estudian más
tos materiales del Calcolítico medio e desde la óptica del progreso técnico y
inferior, extendidos por toda Mesopota­ material que desde valoraciones pura­
mia y regiones periféricas; Uruk mente estéticas.
(3750-3150), centro de una cultura que
motivó profundos cambios demográfi­
cos, técnicos y culturales —allí y enton­ La arquitectura protohistórica
ces se inventó la escritura—; y Jemdet
Nasr (3150-2900), prolongación de la an­
terior cultura. Estos dos últimos encla­ La arquitectura —si se nos permite
aplicar este término a las primeras
construcciones— tuvo durante la Proto-
* Todas las fechas que aparecen en esta obra
deben entenderse como antes de Jesucristo, sal­ historia una funcionalidad puramente
vo que se especifique lo contrario. pragmática. Las cañas y los juncos, el
Reconstrucción ideal del templo de
Eridu, nivel VII (ni milenio a. C.)

barro —tapial o adobe— y la piedra de casi 20 m de diámetro, que se ele­


—ésta en muy poca cantidad— fueron vaba en medio del poblado, y en Razuk
los materiales básicos; el patio central (Diyala), construcción perteneciente al
con habitaciones a su alrededor fue la período Dinástico Arcaico I.
estructura adoptada, tal como puede La arquitectura religiosa protohistóri-
verse en Hassuna (nivel IV), y la que de­ ca fue, obviamente, más interesante
finió a partir de entonces a todas las tanto por su propia funcionalidad como
construcciones mesopotámicas. por su significado espiritual. Un primer
En el período de Tell Halaf se detecta ejemplo lo tenemos en Tell Aswad (Ba-
ya un urbanismo evolucionado, con ca­ likh), donde se excavó un pequeño edi­
lles pavimentadas y viviendas tanto de ficio creído un santuario, muy similar al
planta rectangular y cubierta adintelada templo de Catal Huyuk (Anatolia). Fue,
—o a dos vertientes— como circular y sin embargo, Eridu la ciudad sumeria
abovedada, precedida o no de una an­ más antigua, la que supo crear una flo­
tecámara rectangular semejante a los reciente cultura en tomo al templo de
tholoi micénicos (varios ejemplares en un dios desconocido (luego desplazado
Yarirn Tepé y en Arpachiyah, cerca de por el sumerio Enki, titular de las
Nínive). Ultimamente, se piensa que es­ aguas), en el que se han localizado die­
tas construcciones circulares servirían cisiete estratos de otros tantos templos
para viviendas y no para graneros, refu­ superpuestos y sepultados luego por
gios o lugares de culto. Donde se con­ una torre escalonada (u-nir), levantada
siguieron los más acabados ejemplos por el rey neosum erio Amar-Sin
con este tipo de planta fue en Tepé (2046-2038). En su mayoría, tales tem­
Gawra, con su famosa Casa redonda, plos fueron diseñados con modestas
proporciones, semejantes a las de una área del Eanna —centro dedicado a la
vivienda, construidos todos ellos con diosa Inanna— se descubrieron al me­
adobes. Desde el simple espacio cua­ nos siete templos, destacando entre
drado (templo XVII) se fue evolucionan­ ellos el Templo de Caliza (nivel V; 80
do hacia formas más complejas, inclu­ por 30 m), llamado así por el material
so con la adición de compartimentos o empleado en sus cimientos, y que con­
capillas laterales (templos XI-IX). taba con una larga nave central en for­
El Obeid, un tell en las cercanías de ma de T, estancias a ambos lados y ca­
Ur, y que constituyó la segunda fase cul­ becera con tres cellae o capillas. Por de­
tural del sur mesopotámico, presenta vi­ trás, por el sudoeste, se hallaba el Patio
viendas hechas tanto de adobes como de los muros de mosaico, con un alto
de cañas con revestimiento de arcilla. pórtico de pilares cilindricos y un pe­
Sin punto de comparación fueron sus queño templo, el Templo A, decorado
construcciones religiosas, hechas tam­ todo ello con un mosaico a base de co­
bién con adobe (fabricado ya a molde) nos de cerámica policromada.
y levantadas sobre una plataforma que Luego, el nivel IV conoció nuevos tem­
las aislaba del suelo. plos, entre ellos el Templo Rojo, por el
El mayor tamaño de estas construccio­ enlucido de sus muros, y el Templo B,
nes —300 m cuadrados promedio— con que pronto fueron demolidos. Sobre sus
una gran capilla con eje perpendicular al ruinas, niveladas, se levantaron los llama­
templo y compartimentos laterales dis­ dos Templos C y D, siendo más intere­
puestos simétricamente, evidencia que sante el primero, a pesar de ser más pe­
desde ellas se controlaba la organización queño, con capillas laterales y cabecera
del poblado. Al final de la etapa, en Eri- —no así celia— al aire libre. También se
du, el templo formaba ya una compacta construyó aquí una Sala de Columnas,
mole de planta rectangular tripartita con descubierta recientemente, que indivi­
muros adornados con contrafuertes ver­ dualizaba un espacio interior no cubier­
ticales y nichos —elementos ambos que to, cuya funcionalidad se desconoce.
acabarían por definir estéticamente a los El período de Uruk tuvo su prolonga­
templos—, todo ello levantado sobre una ción en el de Jemdet Nasr, aunque no
terraza (templo VII). fue en esta localidad, cercana a Kish,
Coetáneos de estos templos de Eridu donde se levantaron los mejores ejem­
fueron los tres, de muros coloreados, plares arquitectónicos, sino en la propia
dispuestos en forma de U, levantados Uruk, que contó entonces en la zona de
en Tepé Gawra, al norte, en el actual Kullab, dedicada al dios An, con el famo­
Kurdistán, que se amoldaron a la estruc­ sísimo Templo Blanco, de planta rectan­
tura tripartita y a los contrafuertes y ni­ gular (22,30 por 17,50 m), levantado so­
chos como ornamentación, pero aquí bre una alta plataforma de muros incli­
no sólo marcados en el exterior del nados, considerada por algunos arqueó­
muro, sino también en su interior. logos ya como una verdadera u-nir, y
La zona meridional de Mesopotamia que, a su vez, recubría otros templos y
carecía de piedras y de madera, debien­ santuarios de la época de El Obeid. Cer­
do por ello edificarse las casas bien con ca de este templo ha aparecido no hace
cañas que se doblaban por la parte su­ mucho una Construcción de piedra (27
perior en torno a un poste para formar por 32 m), subterránea, sin ajuares ni res­
la techumbre (tal como hoy siguen edi­ to alguno, que debe ponerse en co­
ficando los maadans) o bien con ado­ nexión cultual con el Templo Blanco.
bes, adheridos con barro o betún. A pe­ En toda la grandiosa zona del Eanna
sar de ello, en uno de sus enclaves, en (nivel III) se produjo, sin que se sepan
Uruk, en sus dos sectores cultuales, Ku- las causas, una gran revolución arqui­
llab y Eanna, se desarrolló una gran ar­ tectónica, abandonándose los anterio­
quitectura monumental de índole reli­ res complejos templarios. Se levantó
giosa, en la que no faltaba la caliza una gran terraza, fundamento, proba­
como material constructivo. blemente, de algún Templo de Inanna,
Entre los niveles de ocupación XIV y y junto a éste, si es que llegó a cons­
FV, de los dieciocho con que contó el lu­ truirse, se dispusieron numerosos edifi­
gar, según el sondeo efectuado en el cios de habitación, que nos han llega-
Construcción circular de Tell
Qubba de 40 m de diámetro.
Epoca de Jemdet Nasr

Planta de los niveles V-TVb del


Eanna de Uruk. A: templo A sobre
la tenaza N-S. B: templo B
(a. edificio de ingreso; b. puerta; -i
c. patio con mosaicos; d. puerta;
c. patio con mosaicos; d. podio;
e. sala de columnas; f. patio;

fl-
g. celia del Templo de Caliza)

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fJp O O O O c J

J a 10 20 30 m

do, en torno a patios interiores. Sobre (Templo Pintado.) En Khafadye, en el


este sector se levantó luego, en época valle del Diyala, se produjeron cinco re­
de Ur-Nammu (2112-2095), una gran­ construcciones en un Templo del dios
diosa ziqqurratu (56 por 52 m), de la Luna (Nannar o Zuen), de compleja es­
que restan todavía en pie ocho metros tructura, y cuya aportación a la Historia
de los catorce que tuvo de altura. de la Arquitectura consistió en la dispo­
En otra localidad, en Tell Uqair, a sición de su planta en eje acodado. Una
200 km al norte de Uruk, se edificaron vez traspasado el vestíbulo se debía
en esta fase —o quizás en la anterior— efectuar una rotación de 90 grados para
dos importantes templos sobre terrazas, ver el altar del culto.
uno de ellos parecido al Templo Blan­ Finalmente, en el norte de Mesopota­
co antes citado, e interiormente decora­ mia se levantaron, en otras tantas colo­
do con murales de regular calidad nias sumerias dependientes de Uruk, di-
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ferentes construcciones religiosas. En liadas a millares en los estratos prece-
Tell Brak, se alzó la tercera construcción rámicos de Qalaat Jarmo, que represen­
de un recinto, denominado Templo de tan a diversos animales —¿cerdos?— y
los Mil ojos, por la gran cantidad de ído­ a mujeres desnudas, generalmente sen­
los oculados hallados en él; en Habuba tadas, consideradas como las más anti­
Kebira, y en su barrio cultual —hoy Tell guas representaciones de la diosa de la
Qannas— otros tres templos; y en Gebel fecundidad o diosa-madre, que también
Aruda otros dos ( Templo rojo y Templo se elaboraron después en los períodos
gris). Todos ellos repetían estructuras, de Hassuna (Hassuna, Yarim Tepé) y de
planimetrías y detalles ornamentales Umm Dabaghiyah.
sudmesopotámicos. En el yacimiento de Tell es-Sawwan,
Perteneciente también al período de correspondiente a la cultura de Sa-
Jemdet Nasr es la extraordinaria cons­ marra, han aparecido multitud fie figu­
trucción de planta circular hallada recien­ rillas (entre los 5 y los 11 cm de altura),
temente en Tell Qubba, en la zona del con signos anatómicos apenas dibuja­
Gebel Hamrin (curso medio del Tigris). dos, que formaron parte de ajuares fu­
Su núcleo arquitectónico de 40 m de diá­ nerarios. Las elaboradas en arcilla pre­
metro, dispuesto circularmente, conoció sentan una decoración plástica espe­
al menos tres fases de edificación. Igno­ cial, al tener los cráneos alargados y los
ramos la finalidad y empleo de este tho- ojos modelados en forma de granos de
los, que fue protegido por una sólida mu­ café; en el caso de las trabajadas en ala­
ralla doble de 5 m de espesor. bastro, presentan grandes ojos de nácar
A pesar de desconocer el grado de or­ incrustado y los mismos cráneos alarga­
ganización social de las ciudades proto- dos, que recuerdan las estatuillas de la
históricas, dirigidas por el estamento posterior época de El Obeid y aun las
clerical, a cuya cabeza se hallaba el en sumerias arcaicas del 2800.
(señor, sacerdote) a deducir de las im­ De poca calidad estética son los talis­
ponentes construcciones religiosas manes, tallados en obsidiana y en otras
(egalmakh), y no saber nada de las re­ piedras o fabricados en terracota, en
sidencias palaciales (egal), un edificio forma de mujer sentada, cabezas de
localizado en Jemdet Nasr puede apor­ toro —bucráneos— o pájaros apareci­
tar algo de luz sobre este particular. Se dos en Tell Halaf; lo mismo cabe decir
trata de una gran plataforma (300 por de las diosas-madre en arcilla o piedra
200 m) sobre la que se descubrió una de Arpachiyah o Chagar Bazar, todas
construcción de adobes, delgados y pla­ ellas de formas compactas.
nos, creída por algunos como uno de Muchísimo más elaboradas fueron las
los primeros palacios mesopotámicos. terracotas halladas en las necrópolis de
Pudo, sin embargo, haber sido tanto la Tepé Gawra —que siguió la tradición
residencia de un gobernador secular o plástica de Halaf—, Ur y Eridu, corres­
la de una persona que reuniese a un pondientes a la fase cultural de El
tiempo el poder religioso y el civil. Obeid, en las cuales la coroplastia me­
sopotámica presenta nuevas tipologías,
aun cuando se repita el tema de la dio­
La escultura y el relieve sa-madre. En Ur se las representaba de
forma esbelta, aunque de pequeño ta­
Sin pretensiones de belleza al princi­ maño, piernas juntas y anchos hombros
pio, pero apuntando un deseo de voca­ (con excrecencias interpretadas como
ción estética, las primeras esculturillas tatuajes o marcas tribales), con los bra­
de bulto redondo de la etapa protohis- zos delante de la cintura (postura que
tórica mesopotámica que debemos re­ se repetirá a partir de entonces y que
señar, modeladas en arcilla, son las ha- llegaría a definir la escultura mesopotá­
mica) y cabezas que nos recuerdan ofi­
dios, felinos o pájaros, coronadas por
Figura femenina desnuda con las manos una especie de polos o tiara de betún;
sobre el pecho. Arcilla. De Tell Hassan algunas figurillas, incluso, son represen­
(segunda mitad v milenio a. C J. Museo de tadas amamantando niños, como un
Iraq, Bagdad ejemplar del Museo de Iraq (14,8 cm de
altura), de impresionante aspecto. El de los Mil ojos y hoy en el Museo de
mismo museo guarda otro ejemplar, Aleppo, también sin la parte posterior,
procedente de Eridu, que figura a un presenta rasgos que la acercan más a
hombre desnudo, portando una especie un ídolo que a una escultura más o me­
de cetro o bastón en su mano derecha. nos ortodoxa, y en la que sobresalen sus
El período de Uruk, tras superar una dos grandes ojos oblicuos, transmitien­
fase de plástica elemental (toscas figu­ do así, toda ella, un simbolismo apotro-
ritas de prisioneros con las manos ata­ paico. Se ha supuesto que estas cabe­
das a la espalda), alcanzó ya cotas más zas estuvieron fijadas en las paredes del
ambiciosas, con ejemplares de bulto re­ santuario a modo de exvotos.
dondo tallados en piedra caliza, como Por otro lado, los relieves protohistó-
puede verse en dos estatuillas de digna­ ricos presentan un desarrollo muy simi­
tarios, de similar factura (una en el Mu­ lar a la estatuaria de bulto redondo, ob­
seo del Louvre y otra en la Universidad servándose en ellos claramente los su­
de Zurich), ambos de pie y desnudos, cesivos logros alcanzados.
con redondeada barba —que hubo de Del período de Uruk poseemos una
ser postiza— y tocados con un casque­ placa de caliza (5,5 por 6,5 cm), halla­
te globular, similar al que presenta el da en Kish y hoy en Bruselas, donde jun­
rey-sacerdote de los sellos cilindricos. to a la fachada de un templo se figura
La época de Jemdet Nasr significó la una escena de lucha entre dos hom­
edad de oro de la plástica protohistórica, bres, uno tocado con el casquete globu­
con soberbios ejemplares tanto relivarios lar, representados a distinto tamaño; así
como de bulto redondo. De notable inte­ como dos magníficos relieves sobre es­
rés es una estatuilla femenina, en caliza quisto, del Museo Británico, conocidos
blanca (11 cm), de Khafadye —y hoy en como Monument Blau: uno (7 por
el Museo de Iraq—, que a pesar de su 15 cm) tiene en sus dos caras escenas
tosca ejecución manifiesta tendencias cultuales (rey y acólito, rey y obreros);
hacia un claro naturalismo, como puede el otro (4,1 por 17,8cm) sólo por una
verse en su desnudo torso, en claro con­ cara la imagen de un rey-sacerdote pre­
traste con otra esculturilla de Uruk, del sentando un animal de ofrenda.
mismo museo, acéfala, de alabastro Más interesante, aunque ya es un re­
(19 cm), pero con un planteamiento más lieve que pertenece cronológicamente
volumétrico que lineal. a la época de Jemdet Nasr, es un gran
Otra magnífica pieza la constituye el recipiente cultual de Uruk (1,30 m de
llamado Príncipe de Uruk (17,8 cm; Mu­ longitud), hoy en el Museo Británico, en
seo de Iraq), que lo representa con el alabastro, decorado con un relieve muy
torso desnudo —la parte inferior se ha plano en el que se figuran corderillos,
perdido—, cubierto con el típico cas­ ovejas y carneros, dispuestos en perfec­
quete globular, y larga barba postiza de ta simetría junto al establo consagrado
perfil ovalado, con rizos horizontales. a Inanna.
Sus manos están dispuestas delante del Sin embargo, más significativo es el
pecho y sus ojos, incrustados, a base de Vaso ritual de Uruk (92 cm; Museo de
concha y lapislázuli, contribuyen a dar­ Iraq), tallado en alabastro. Toda su su­
le una gran naturalidad. perficie cilindrica, sobre un alto pie có­
De Tell Brak —y de esta época— se nico, hoy reconstruido, está decorada
poseen cuatro cabezas, de bastante in­ con un relieve plano, desarrollado en
terés, y otros fragmentos en alabastro. tres grandes fajas (la última doble) y
Una de ellas (17 cm), en el Museo Bri­ que reproduce la presentación de las
tánico, a la que le falta la parte poste­ primicias del campo y de la ganadería
rior, es de líneas esquemáticas con a la diosa Inanna, dentro del contexto
grandes ojos que contuvieron pupilas de las que fueron famosísimas fiestas
incrustradas, carnosa nariz y labios son­ del Año Nuevo sumerio.
rientes en relieve; el óvalo de la cara Totalmente novedosa es la figura fe­
está muy bien definido, a cuya perfec­ menina de la faja superior (¿la propia
ción contribuiría, sin duda, la peluca Inanna? ¿una sacerdotisa?) representa­
postiza, probablemente en lámina de da de pie junto a símbolos y otros obje­
oro. Otra (9,2 cm) hallada en el Templo tos. Cubierta con largo manto y tocada
Estatua de Tell es-Sawwan
(Sam arra). Alabastro (vi milenio
a. C.). Museo de Iraq, Bagdad
su hermosa cabellera con unas protube­ gundo dispara su arco contra otros dos
rancias (¿tiara de cuernos?), presenta leones, heridos ya por flechas.
las manos en gesto de acogida. Ante Mucho menos importantes, plástica­
ella, un hombre desnudo le ofrece un mente hablando, son los múltiples ido-
cesto de frutas; a él le sigue otro —qui­ lillos oculados, tallados en diversas cla­
zá el rey—, del que sólo resta un pie. ses de piedra (alabastro, sobre todo),
Este personaje iría recubierto con un procedentes de Tell Brak. Algunos de
vestido de ceremonia, cuyo pesado cin­ ellos incluyen en su lisa superficie el re­
turón le ayuda a llevar un sirviente. En lieve de otro o de dos ídolos más pe­
la faja central aparecen nueve servido­ queños (Museo de Aleppo); a veces, for­
res desnudos que portan cestos reple­ man doble pareja (cuatro ojos) e inclu­
tos de cereales y fmtas, copas y jarras so triple (seis ojos) en una única pieza.
de libación; finalmente, en la faja infe­ La carencia en estos idolillos de cual­
rior —en doble registro— se ven los ani­ quier rasgo anatómico, excepto los
males (ovejas y cameros) destinados al ojos, siempre muy grandes y abiertos,
sacrificio, así como las plantas y árboles habla del carácter mágico-religioso de
—espigas de cebada, palmeras datile­ los mismos, sin duda exvotos.
ras— sobre una doble línea ondulada, La escultura animalística de bulto re­
que simboliza el agua. dondo produjo algunos pequeños ejem­
Superior en calidad a las cabezas de plares muy bien modelados y de cierto
Tell Brak, que hemos visto, y realmente interés, de los cuales nos han llegado
sin punto de comparación con cual­ unas cuantas cabezas de oveja y de mo­
quier otra obra escultórica mesopotá- rueco, así como esculturillas de felinos,
mica, es la bellísima Dama de Uruk verracos y carneros o toros, echados o
(20 cm; Museo de Iraq), labrada en ala­ de pie, todos ellos muy naturalistas. La
bastro, quizá el primer intento de repre­ animalística también se representó en
sentar el rostro humano a tamaño natu­ relieves sobre vasos, tal como puede
ral, y a cuyo anónimo autor ya se le pue­ verse en un fragmento de vaso del Mu­
de calificar de artista. No es una obra de seo del Louvre (24,5 cm) con la escena
bulto redondo, pues le falta la parte pos­ de un rebaño de bóvidos que salen de
terior, sino una placa en altorrelieve que su establo, consagrado a una divinidad.
iría fijada sobre alguna pared o monta­ En Tell Brak, también se detecta es­
da sobre un cuerpo de madera. cultura animalística, reflejada sobre
Su peluca, brutalmente arrancada, todo en amuletos de pequeñísimas di­
hubo de ser de lámina de oro, distribui­ mensiones y tallados en alabastro y
da en dos bloques y en grandes ondas; otras piedras, en forma de leones, ca­
sus ojos y cejas lo fueron de otros ma­ bras, pájaros, ranas e incluso monos y
teriales (lapislázuli, concha, betún). La osos sentados.
pureza de líneas del óvalo de la cara, lo Párrafo aparte merecen los cuencos,
armónico de sus perfecciones y la finu­ vasos y jarras de piedra decorados en al­
ra de sus labios hacen de esta pieza —a torrelieve y que definieron los últimos
pesar del desperfecto en su nariz y el va­ momentos de la fase de Jemdet Nasr.
cío de sus cuencas oculares— uno de Con ellos se intentaba buscar nuevas ex­
los retratos más impresionantes de la periencias plásticas, dentro siempre de
Antigüedad, comparable en muchos as­ un campo vigorosamente realista. Entre
pectos a nuestra Dama de Elche. las piezas más hermosas podemos citar
Asimismo, de gran interés plástico e un cuenco de esteatita, de Ur, decorado
histórico es una estela de basalto frag­ con toros y espigas (Museo de Iraq); el
mentada (78 por 57 cm), hallada en aguamanil de Uruk (en el mismo mu­
Uruk y hoy en el Museo de Iraq, cono­ seo) con el pico rodeado de leones en
cida como la Estela de la caza, que re­ bulto redondo y la superficie decorada
presenta en un mismo plano a un úni­ con leones atacando toros; la copa de
co personaje, con larga túnica atada a
la cintura y tocado con el casquete,
pero figurado en dos momentos de una Figura femenina acéfala en alabastro,
cacería: en el primero aparece hundien­ procedente de Uruk (3300-2900 a. C.).
do su lanza sobre un león, y en el se­ Museo de Iraq, Bagdad
19
Tell Agrab (Universidad de Chicago) con perior que puede adoptar la figura de al­
el héroe desnudo que doma leones; el gún animal, generalmente un cáprido
pie de copa, también de Agrab (hoy en echado; otras veces, tal protuberancia
el Museo de Iraq) con la figura de otro puede ser de metal (cobre) o de dife­
héroe desnudo protegiendo a varios to­ rente clase de piedra que se clava en el
ros del ataque de leones; y el vaso frag­ cuerpo del sello. Algunos ejemplares
mentado del Museo Británico con el hé­ del Museo de Berlín o del Ashmolean
roe que ayuda a dos toros a esquivar las Museum de Oxford reúnen estas carac­
garras de dos grandes águilas. terísticas.
Bastantes cilindros alusivos a la admi­
nistración de la etapa protohistórica re­
La glíptica y la pintura mural cogen al rey-sacerdote —al hombre con
vestido de red— en las más variadas ac­
tividades: batallas, rituales religiosos, ca­
Los primeros prototipos de sellos, que cerías. Las ramas de la administración
consistían en pequeños discos de pie­ aparecen también sugeridas en las esce­
dra o de terracota con su cara plana in­ nas de ganadería (como puede verse en
cisa con rayas o retículas, se remontan un bello ejemplar del Ashmolean Mu­
al período de Hassuna (5800-5500). Lue­ seum), barcos y casas, seguridad públi­
go, se convertirían en verdaderos sellos ca, o bien en otras composiciones de ín­
de estampa o molde, algunos incluso dole económica. Los temas animalísticos
con anilla, según han puesto de mani­ fueron, asimismo, tratados abundante­
fiesto los ejemplares hallados en Tell mente: bestias míticas, monstruos, ani­
Halaf, Arpachiyah, Tepé Gawra —aquí males en libertad o atacados por Fieras.
prácticamente sin evolucionar nunca Los sellos cilindricos de la época de
sus formas—, Chagar Bazar y otras loca­ Jemdet Nasr son totalmente distintos a
lidades. Finalmente, se ideó el sello ci­ los de la de Uruk. Se tallaron a menor
lindrico de piedra, tras algunas expe­ tamaño, con piedras preferentemente
riencias con ejemplares labrados en duras e incluso en cristal de roca, pero
madera o hueso. Aunque no se sabe su esta circunstancia no fue obstáculo para
lugar de invención, se piensa que pudo conseguir tal vez los mejores ejempla­
haber sido ideado en Uruk (nivel V), res de toda la glíptica mesopotámica.
como solución a necesidades puramen­ Su área de difusión fue más amplia
te administrativas. que la de Uruk, conociéndose, sin em­
Los sellos consistían en un cilindro bargo, variaciones locales. Su presencia
perforado (para poder ser llevado al ha sido detectada desde Susa hasta
cuello), cuyas dimensiones oscilaban Egipto (aquí influirían en los motivos de
entre los 3 y los 12 cm de altura y los 2 sus paletas), así como en Siria. Las es­
y los 5 de diámetro. Labrados en todo cenas representadas se refieren a acti­
tipo de piedras, presentan en su super­ vidades primarias (fabricación de cerá­
ficie entalles en negativo de variada te­ mica, de tejidos, recolección de cerea­
mática, cuyos dibujos quedaban impre­ les y frutos, etc.), a la vida religiosa (pro­
sos al hacerse rodar sobre la arcilla to­ cesiones, símbolos de dioses, transpor­
davía blanda. te de altares, entrega de ofrendas) y
Realmente, donde la glíptica comen­ también a luchas de animales (leones
zó a tener carácter de arte fue en los se­ contra bóvidos, animales afrontados
llos cilindricos de Uruk y de Jemdet con largos cuellos entrelazados), sin ol­
Nasr, en cuyas escenas se representa­ vidar las composiciones de figura hu­
ban, de alguna manera, las diferentes mana con animales. De todos estos
ramas de la administración o bien el sis­ ejemplares tenemos sellos e impresio­
tema de jerarquía social. nes en varios museos (Louvre, Iraq, Bri­
Tipológicamente, los sellos de Uruk, tánico, Berlín, etc.).
empleados por los distintos individuos Hacia el final del período, los dibujos
de la administración, son de tamaño se esquematizan, llegando a la abstrac­
algo grande (5 por 4,5 cm de prome­ ción y, por consiguiente, a un simbolis­
dio). A veces están sin perforar, presen­ mo de difícil interpretación, según pue­
tando una protuberancia en la parte su­ de verse en los que representan arañas,
nera, el color, que también se aplicó a
algunas esculturillas y, sobre todo, a los
vasos cerámicos (ejemplares de Halaf y
Lagash), fue un vehículo de expresión
artística ampliamente utilizado.
Sin embargo, la poca consistencia de
aquellas construcciones ha motivado
que sólo hayan llegado unos pocos frag­
mentos pintados, localizados en Tepé
Gawra, Eridu y Uruk, escasamente sig­
nificativos. Más importantes son los ha­
llados en Umm Dabaghiyah (h. 5800),
que testimonian una de las más anti­
guas muestras de la pintura mural pro-
tohistórica, enclave que contó con un
edificio decorado con frescos, en los que
se representaban onagros y arañas y,
probablemente, un grupo de buitres, to­
dos ellos tratados muy rudimentaria­
mente en tonos rojos y negros.
Superior a estos restos pictóricos son
los que se localizaron en Tell Uqair
—fase cultural de Uruk— en uno de sus
templos, el Templo pintado, en el cual,
junto a pinturas de tipo geométrico,
aparecían dos leopardos —en tonos
rojo, negro y blanco— al lado de la es­
calera del podio, y un friso de bóvidos
en la pared posterior, todos de esbeltas
siluetas. En cualquier caso, la gran pin­
tura no se haría patente hasta muchísi­
mo tiempo después, en los magníficos
murales del palacio de Mari, de comien­
zos del ii milenio.

La cerámica

Durante muchísimo tiempo la cerámi­


ca desempeñó exclusivamente su fun­
ción específica —contención de líqui­
dos, granos y provisiones— sin que se
hiciera de ella un objeto bello, artístico.
Luego, a partir de la fase calcolítica de
Vaso ritual de Uruk en alabastro, ornado Hassuna (h. 5800-5500) comenzó a bru­
con escenas religiosas ( iv-iii milenio a. C.). ñirse y a decorarse con motivos geomé­
Museo de Iraq, Bagdad
tricos muy sencillos —rombos, triángu­
los, líneas puntilleadas—, haciendo de
ella un objeto hermoso. Tras la cerámi­
escorpiones, peces, óvalos que a veces ca de Hassuna apareció la de Samarra,
parecen ojos, ollas globulares, etcétera. mucho más interesante, de tonos mo­
Dada la pobreza de los materiales de nocromos y estilizadas decoraciones
construcción, los edificios protohistóri- geométricas, zoomorfas y antropomor­
cos muy pronto se vieron enlucidos con fas con tendencia a la abstracción. La
pinturas murales para así ocultar los tos­ audacia plástica de aquellos ceramistas
cos adobes de los muros. De esta ma­ les llevó a reproducir, parcialmente en
relieve, sobre los cuellos de las jarras, como puede verse en un magnífico
rostros humanos (un ejemplar, en el vaso de Uruk y en una copa de Khafa-
Museo de Iraq). dye, ambos en el Museo de Iraq.
Mientras se hallaba en pleno auge la
cerámica de Samarra, se originó la de
Halaf, sin discusión la más bella de toda
la fabricada en cualquier etapa de la
Historia de Mesopotamia y nunca des­
pués superada. Estaba hecha a mano y Bibliografía
era de paredes finas, con engobe de to­
R. McC. Adams, H. Nissen, The Uruk
nos rosados o bruñida en algunos ca­ Countryside: The natural setting of Urban
sos; la decoración de sus variadísimos Society, Chicago, 1972. R. McC. Adams,
tipos era polícroma con motivos geo­ Heartland of Cides: Survey of ancient sett-
métricos, zoomorfos y florales bella­ lement and land use on the central Flood
mente realizados, pudiéndose ver en plain of the Euphrates, Chicago, 1981. O.
los mismos claros simbolismos religio­ Aurenche, La maison orientale: l ’archi-
sos. Su área de dispersión fue muy am­ tecture du Proche-Orient anden des ori­
plia, influyendo también en la cerámica gines au milieu du IV millénaire, París,
del sur mesopotámico, en concreto, so­ 1981. M. Th. Barrelet (Ed.), L ’archéologie
de l'lraq, París, 1980. V. G. Childe, Naci­
bre la de Hajji Mohammed (una subcul- miento de las civilizaciones orientales,
tura del período de Eridu). Barcelona, 1976. J. Curtis (Ed.), Fiftyyears
La cerámica de la fase de El Obeid of Mesopotamian Discouery, Londres,
—elaborada a torno lento— está defini­ 1981. P. Delougaz, Pottery from the Diya-
da por sus tonos monocromos mates, la Región, Chicago, 1952. J. D. Forest, Les
marrones o verdosos y su decoración pradques funéraires en Mésopotamie du
elemental, claramente geométrica. Téc­ 5 e. millénaire au debut du 3 e. Etude de
nica y artísticamente, era inferior a la de cas, París, 1983. J. Mellaart, The Neolithic
Halaf, aunque aportaba como novedad of the NearEast, Londres, 1975. J. C. Mar-
gueron, Recherches sur les palais méso-
los picos, las asas y algunas originales potamiens de i age du bronze, París,
formas. 1982. W. Nagel, Djamdat Nasr-Kulturen
Durante las épocas de Uruk y de Jem­ und frühdynasdche Buntkeramiker, Ber­
det Nasr la plena utilización del tomo de lín, 1964. C. L. Redman, The rise ofciuili-
alfarero motivó la elaboración de una tadon from early farmers to urban society
mayor cantidad de cerámica de variadí­ in the ancient Near East, San Francisco,
sima tipología, pero de baja calidad. La 1978.
pobreza artística de esta cerámica se
vio compensada, sin embargo, con la fa­
bricación de copas y vasos rituales, ta­
llados en piedra, de largos picos y con Abajo, sello cilindrico e impronta de
incrustaciones de caliza y conchas co­ Khafadye (iv milenio a. C.), Museo de Iraq,
loreadas, formando metopas ornamen­ Bagdad. Derecha, torso masculino en
tales con cuadriláteros, losanges, ojos alabastro procedente de Uruk (3100 a. C.),
mágicos y rosetas de ocho pétalos, Museo de Iraq, Bagdad
El período sumerio y
acadio (2900-2004 a. C.)
cias a las excavaciones que han pro­
La época del Dinástico Arcaico porcionado inapreciable información
escrita y numerosos restos materiales,
N un momento que no se puede muchos de ellos susceptibles de ser

E precisar —probablemente a co­


mienzos del iv milenio— los sú­
menos irrumpieron en Mesopotamia
encontrándose en ella con una avanza­
considerados de interés artístico, con
la impronta de una notable personali­
dad que alcanzaría una gran proyec­
ción en el futuro.
da civilización, a cuyo desarrollo mate­
rial contribuyeron sin reservas de ningu­
na clase (épocas de Uruk y Jemdet La arquitectura monumental:
Nasr). Muy pronto, el dinamismo civili­ templos, palacios y tumbas
zador de los recién llegados, llamados
en las fuentes los cabezas negras, se
impuso sobre las gentes autóctonas de Las innovaciones técnicas más im­
sustrato asiánico y semita. Se daba paso portantes en el campo arquitectónico
así a una estructura sociopolítica de ciu- fueron la adopción del ladrillo plano­
dades-Estado, organizadas teocrática­ convexo, técnicamente de mayor com­
mente y controladas por una aristocra­ plejidad, que sustituyó a los tipos em­
cia de extracción religiosa, encabezada pleados en la protohistoria, denomina­
por el en, y más tarde de origen civil, dos, según la terminología alemana,
controlada por el lugal, que se organizó riemchen, patzen y flachziegel, y la
en dinastías (*). creación de un muro de sostén (kisu),
De entre ellas, recogidas en su ma­ destinado a reforzar desde el exterior
yoría en listas reales, cabe destacar las paredes de los templos.
las que gobernaron en Kish, Uruk, Ur, Durante el Dinástico Arcaico se con­
Lagash, Awan, Khamazi, Adab, Ma­ tinuó construyendo en el complejo del
ri y Umma, ciudades constantemente Eanna de Uruk, siguiendo, en general,
enfrentadas entre sí. Un reyezuelo de las directrices arquitectónicas de la
esta última, llamado Lugalzagesi fase anterior. Fue más al norte, en la re­
(2342-2318), logró unificar bajo su cetro gión del Diyala, donde aparecieron
a todo el país, extendiendo su poderío, nuevas construcciones, cuyo ejemplo
aunque efímero, por toda Mesopotamia. puede centrarse en Khafadye. Aquí se
El amplio período de tiempo que habían levantado dos templos, dedica­
abre la historia de Sumer (2900-2334) dos respectivamente a Nintu y a Zuen
recibe el nombre de Epoca dinástica (o Sin), que se completaron hacia el
arcaica, subdividida en tres fases, y 2700 con un tercero que se consagró a
también el de Epoca presargónica, por­ un dios desconocido. Este último tem­
que precedió cronológicamente al plo presentaba la novedad de hallarse
gran Sargón, el fundador de la dinastía rodeado por una doble muralla, recin­
semita de Akkad. to que ocupaba alrededor de 103 m de
La época del Dinástico Arcaico está longitud por 74 de anchura. Es el lla­
abundantemente documentada gra­ mado Templo oval, edificado sobre
una alta plataforma de tres niveles y
aislado del resto urbano por potentes
(*) Una panorámica general sobre la Historia
de Mesopotamia puede verse en nuestro trabajo defensas de perímetro ovalado. En su
El nacimiento de la civilización (serie Historias interior, además de las instalaciones
del Viejo Mundo, n.‘J 5), Madrid, Historia 16, 1988. propias del culto, existían almacenes,
Area sagrada del temenos de Ur durante la
III dinastía. I. Patio de Nannar;
2. Etemenniguru; 3. Capilla de Nannar;
4. Edublalmakh; 5. Enumakh; 6. Giparku
(Templo de Ningal); 7. Ekhursag; 8. Templo
de Nimin-Tabba; 9. Cementerio real de U rI;
10. Mausoleo de Shulgi y Amar-Sin;
11. Temenos de Nabucodonosor II

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cocinas, talleres y otras dependencias
administrativas.
De esta época es también el segundo
santuario del Templo del dios Abu en
Eshnunna, de pequeñas dimensiones;
poco después sería agrandado y adop­
taría planta casi cuadrada (Templo cua­
drado) con tres cellae en torno al patio
y eje acodado. Un caso similar puede
verse en el templo de Tell Chuera, al
norte de Gebel el-Aziz (Siria), cuya plan­
ta evolucionó también hacia una estruc­
tura rectangular.
En Nippur, la ciudad sagrada de Su-
mer, cabeza que fue de una primitiva
anfictionía, se comenzó a levantar el
Templo de Inanna, de simple estructu­
ra al principio, contando con dos cellae
y un estrecho vestíbulo rectangular;
todo ello, al parecer, al aire libre.
Durante las épocas de Gilgamesh de
Uruk (h. 2650) y de Mesalim de Kish (h.
2550) comenzaron a aparecer monu­
mentos de carácter civil, de tanta impor­
tancia como los religiosos. Testimonio
de ellos serían la muralla de Uruk, de
casi 9,5 km de perímetro y con 900
torres defensivas, y los palacios reales
de Eridu y de Kish, que revelaron una
nueva forma de civilización basada en
la fuerza militar.
Sin embargo, seguían siendo las cons­
trucciones religiosas lo más significativo
en el campo de la arquitectura. Buen
ejemplo era el Santuario de Shara, en
Tell Agrab, de planta casi cuadrada, tres
cellae y cuatro patios, y la ampliación
que conoció el Templo de Inanna, en
Nippur (estratos VIII-VII), a base de cua­
tro patios, dos cellae y un complejo eco-
nómico-administrativo anejo a él.
Por otra parte, el Templo del dios Abu mo, dos pequeños templos a otras tantas
en Eshnunna adoptó durante la época divinidades —en realidad hipóstasis de
de Mesalim una planta casi cuadrada, Ishtar— llamadas Ishtarat y Ninni Zaza.
con eje acodado, con tres cellae, dato Ambos estaban dispuestos en tomo a pa­
que ha hecho pensar en el culto a algu­ tios, con estancias sin altares, pero con
na tríada divina. Un caso similar se dio podios y estatuillas de orantes. El de Nin­
en el anteriormente citado Templo de ni Zaza se hallaba adornado con las tra­
Nintu, en Khafadye, que fue dotado dicionales pilastras y nichos de gran efec­
también de tres capillas y otros tantos to decorativo, desarrollándose en él ritos
patios con accesos independientes. procesionales en tomo a un betilo colo­
Muy cercano a este último está el ex­ cado en el centro de su patio.
cepcional Templo de Ishtar, en Mari, le­ Otra novedad de la época de Mesa­
vantado en su periferia urbana. Amplia­ lim fue el templo in antis, cuyos proto­
do en tres ocasiones, constaba de celia tipos se localizaron en Tell Chuera. Aquí
y patio con pórtico de columnas. En esta se conocen tres templos de esta tipolo­
misma localidad se levantaron, asimis­ gía, levantados sobre terrazas de ladri-
Reconstrucción del templo oval de do y dotarle de dos torres exteriores que
Khafadye. Epoca Dinástica Arcaica ll-lll encerraban el vano de acceso. Asimis­
(hacia 2700-2400 a. C.) mo, algunas fachadas de templos fue­
ron ornamentadas con importantes de­
coraciones, caso del Templo de la dio­
líos. Presentan planta rectangular con sa Ninkhursag, en El Obeid, encerrado
antas, escaleras de acceso y rampas la­ en una muralla de planta ovalada.
terales con gradas; al fondo, se sitúa el Respecto a la arquitectura civil de la
altar con nichos laterales. etapa Dinástica se poseen pocos datos.
En los últimos tiempos del Dinástico Los restos conservados, aparte de las
Arcaico, la arquitectura religiosa sume- ruinas de las viviendas de algunas ciu­
ria conoció pocas transformaciones. dades, que han permitido conocer la
Quizá la más significativa fuese la refor­ planimetría de determinados sectores
ma del Templo del dios Zuen en Kha­ urbanos, pertenecen básicamente a re­
fadye, al añadirle dos cellae (con lo que sidencias palaciales que, en cualquier
totalizaba cuatro), planta en eje acoda­ caso, fueron similares a las de los par-
ticulares, si bien de mayores proporcio­ trado el cadáver del personaje princi­
nes y con complementos ornamentales pal) son destacables las conocidas
y estructurales (escaleras de acceso, co­ como Tumba del Rey, Tumba de la Rei­
lumnatas, pórticos, corredores, pintu­ na Puabi, Tumba de Meskalamdug y,
ras, etc.). De estos restos los más signi­ sobre todo, la Tumba del gran pozo de
ficativos son los de Eridu, Tell el-Wila- la muerte, en donde fueron hallados 74
yah, Kish y Mari. cadáveres.
En Kish, su Palacio A, de Tell Ing-
harra, constituye un monumental edifi­
cio, con aire militar, construido con la­ La escultura: los ejemplares de
drillos planoconvexos. Consta de dos Eshnunna, Tell Chuera y Mari
cuerpos: uno más antiguo, rodeado por
una doble muralla, con grandiosa puer­
ta, torreones y escalera de acceso, y El Dinástico Arcaico I se caracterizó,
otro más moderno, añadido al sur del desde el punto de vista plástico, por la
primero, articulado en dos estancias búsqueda de nuevas formas tendentes
con columnas, además de un anejo en hacia la abstracción geométrica en el
el lado nordeste con portal indepen­ bulto redondo y hacia un tímido natura­
diente. El primer sector o cuerpo se des­ lismo en los relieves. A comienzos del
tinaría a las tareas del control adminis­ 2900 aún no existía propiamente una es­
trativo y el segundo a residencia del lu- cultura evolucionada, si hemos de to­
gal, su familia y su guardia personal. Al mar como referencia los pocos ejem­
norte de estos dos recintos, y muy cer­ plares que nos han llegado. Los únicos
cano a ellos, se levantó en el Dinástico bien datados estratigráficamente son
Arcaico III otro palacio, fuertemente for­ una estatuilla de caliza representando a
tificado (Palacio P), dispuesto en torno un porteador agachado (7,3 cm; Museo
a diferentes patios. de Iraq) y dos toscas cabezas masculi­
Otros restos palaciales se conservan nas de Kish y de Ur respectivamente,
también en Mari, palacio que fue evolu­ una modelada en terracota pintada y
cionando hasta alcanzar en el siglo xvm otra en arcilla sin cocer, con restos de
una gran complejidad arquitectónica. pintura, que se insertarían en cuerpos
De los restos de su etapa Dinástica Ar­ de estatua. Asimismo, un interesante
caica se han podido detectar, hasta aho­ amuleto aquiliforme (25 cm de longi­
ra, tres fases constructivas, con estruc­ tud, Museo de Iraq), del templo de Zuen
turas tanto religiosas como civiles, ro­ de Khafadye, se acerca al bulto redon­
deadas todas ellas por dobles murallas. do, al tener modelada su cabeza, curio­
Como ejemplo de arquitectura fune­ samente, en forma de león/
raria debemos citar las tumbas del ce­ A finales del Dinástico Arcaico I apa­
menterio de Kish y, sobre todo, las del recieron ya las estatuas de bulto redon­
cementerio de Ur (aquí con un total de do de pequeño y gran tamaño, trabaja­
1850), correspondientes tanto a súbdi­ das tanto en piedra como en metal.
tos como a personas de la realeza que Desde entonces y hasta el final del pe­
vivieron durante la I Dinastía. Las de los ríodo, la plástica sumeria conoció un
súbditos consisten en una simple fosa extraordinario impulso, que fue parejo
rectangular en cuyo fondo se deposita­ al desarrollo de la vida religiosa y cul­
ba el cadáver y algunos objetos de uso tual. Sin embargo, hay que decir que, si
personal. Las sepulturas reales, en las bien todas las estatuas provienen de los
que se empleaba junto al ladrillo tam­ templos, en donde los fieles las habían
bién la piedra, obedecían a distintas ti­ depositado, tras haberlas dedicado a
pologías: de cuatro salas con rampa y sus divinidades, ninguna de ellas repre­
puertas con arco; de una sola cámara senta a un dios o una diosa. Tan sor­
con bóveda de ladrillo; de foso pero sin prendente ausencia ha llevado a algu­
cámara; y de una sola cámara con pa­ nos autores a argumentar que en aquel
tio anterior, hechas indistintamente de estadio de la civilización sumeria
piedra o de ladrillo. (2900-2334) los dioses no fueron adora­
De las dieciséis tumbas.regias (en la dos en las capillas de sus templos bajo
mayoría de las cuales no se ha encon­ la figuración de estatuas, sino tal vez
Restos de la ziqquiratu neosumeria de De la plena fase del Dinástico Arcai­
Ur III (comienzos del mmilenio a. C.) co II, caracterizado en líneas generales
por su estilo severo, sobresalen algunas
estatuas de Nippur, Tell Agrab, Khafad-
bajo símbolos e incluso mediante do­ ye y Umma, no tan divulgadas como las
bles humanos. anteriores, y algunas, sin embargo, de
La gran estatuaria se abre con el de­ notabilísimo interés.
pósito de doce estatuas, en alabastro Superiores tal vez a éstas, y pertene­
yesoso, localizadas en el interior del cientes a la misma fase dinástica, son
Templo cuadrado de Abu (Eshnunna); las seis estatuas, todas masculinas, lo­
por su expresividad destacan las dos de calizadas últimamente en el templo in
mayor tamaño (hoy en el Museo de antis de Tell Chuera, repartidas entre los
Iraq): la del príncipe de ¡a localidad Museos de Damasco y Aleppo; su tipo­
(72 cm), barbado y con largos cabellos, logía las aproxima en todo a las del
y la de su esposa (59 cm), que tenía jun­ Templo de Abu, que antes hemos rese­
to a sí un niño, del que sólo se han con­ ñado, aunque son de menor impacto
servado los pies. Ambas son de idénti­ expresivo.
ca tipología, dispuestas estáticamente Poco a poco la estatuaria sumeria fue
sobre sendos basamentos y con desme­ evolucionando hacia formas y propor­
surados ojos de concha incrustada. ciones más naturales, cuya plasmación
Todo el conjunto escultórico hallado puede verse en el rico repertorio de
en este templo presenta las característi­ Mari, correspondiente al Dinástico Ar­
cas generales de la estatuaria sumeria: caico III. Debemos citar, como obra
forma troncocónica del faldellín, termina­ puntera, la magnífica estatua sedente
do con franjas lanceoladas, piernas grue­ de Ebih-il (52 cm; Museo del Louvre),
sas y pies sin modelar, brazos por delan­ cuyo tratamiento general, naturalista y
te del pecho con las manos juntas, torso expresivo, habla ya de las nuevas
tallado en planos verticales, hombros corrientes plásticas (estilo risueño).
cuadrados y acusada frontalidad. En el templo de Ninni Zaza, de la mis-
ma localidad, también apareció una ca­ descubrimiento permitió identificar el
beza semejante a la de Ebih-il, que per­ sitio de Tell Hariri con la antigua Mari;
teneció a una estatua de Idi-Narum (Mu­ la de Enmetena de Lagash (2404-2375),
seo de Aleppo), así como una magnífi­ acéfala, labrada en diorita (76 cm; Mu­
ca figura sedente conocida como el seo de Iraq); la impresionante por su
Gran chantre Ur nanshe (20 cm; Museo tosquedad volumétrica del devoto Ekur
de Damasco), de formas anatómicas (antes leído Kurlil), hallada en El Obeid
angulosas y rostros de trazos físicos am­ (37,5 cm; Museo Británico), y, sobre
biguos, que llevaron a algunos especia­ todo, la del funcionario Lupad de
listas a identificarla como una figura fe­ Umma (40 cm; Museo del Louvre), en
menina. Presenta como novedad el he­ diorita, cuya masa anatómica domina
cho de tener sus piernas cruzadas a la sobre toda otra consideración.
oriental (ejemplares también en Esh- Pocas son, en cambio, las estatuas fe­
nunna y Khafadye). meninas de bulto redondo, correspon­
La floración de la estatuaria sumeria dientes a este último período dinástico.
de esta etapa traducía las nuevas in­ Su talla obedeció a los mismos plantea­
quietudes por la moda del momento: mientos religiosos y plásticos que la de
largo faldellín con vellones lanosos for­ las masculinas. Fragmentadas o com­
mando volantes (kaunakes), barba cor­ pletas nos han llegado de distintos tem­
ta o bien rostro rasurado y cráneos ra­ plos, sobre todo de Mari —aquí hay im­
pados. Plásticamente, la anatomía se portantes ejemplares, representando a
hacía cada vez más correcta, con cuer­ sacerdotisas tocadas con polos—, Kha­
pos más proporcionados y rostros más fadye, Assur y Tell Agrab.
realistas. Un hecho novedoso fue el uso Al lado de toda esta riquísima estatua­
creciente de las inscripciones grabadas ria, de la que únicamente hemos con­
sobre las estatuas, lo que ha permitido signado muy pocos ejemplares, hay que
identificar la personalidad del repre­ citar, para terminar este epígrafe, una
sentado. serie de pequeñas esculturas que pre­
Ejemplo de todo lo dicho lo consti­ sentan a parejas juntas o enlazadas fa­
tuye la estatua en caliza del sacerdote miliarmente. De ellas citamos única­
Ur-Kisalla de Khafadye (60 cm; Museo mente la conocida como Los esposos
de Iraq), y la más acabada aún de otro (14,5 cm) del Museo de Bagdad, y la Pa­
sacerdote innominado (23 cm, hallada reja de músicos (22,7 cm), hoy en el
en el Templo de Nintu de la misma lo­ Louvre.
calidad, hoy en la Universidad de Fila-
delfia).
Muy similares a estas dos estatuas son El relieve: vasos, mazas, placas
las acéfalas de los reyes Lamgi-Mari, del y estelas
Museo de Damasco, e Iku-Shamagan,
del Museo Británico; la completa de
este mismo rey —que constituye la ma­ En los vasos de piedra de las dos pri­
yor estatua de todo el Dinástico Arcai­ meras fases del Dinástico Arcaico, y que
co, con 1,14 m de altura— y la del fun­ alcanzaron una gran difusión por Sumer
cionario Nani, del Museo de Damasco, y tierras periféricas, puede advertirse la
todas ellas localizadas en el palacio de categoría plástica que prontamente al­
Mari. canzó el relieve. En los mismos, tallados
De notable interés por su mayor evo­ por lo común en esteatita verde o par­
lución plástica formal son algunas nue­ dusca, una compleja trama de figuras
vas estatuas de orantes, entre las que ci­ suele ocupar toda la superficie, recor­
tamos la del rey Lamgi-Mari (27,2 cm; dando en buena parte la glíptica de la
Museo de Aleppo), figurado de pie, con época. Los ejemplares más antiguos,
largas barbas y grandes orejas, y cuyo obviamente, no han llegado completos,
como puede advertirse en el fragmento
del Vaso de Adab, en el que se repre­
Estatua en alabastro del intendente Ebih-il senta una escena religiosa con diferen­
de Mari (primera mitad del iii milenio a. C.). tes músicos, tocados con plumas; en el
Museo del Louvre, París de Nippur, decorado con panteras; y en
el de Tell Agrab, con un cebú, animal enarbolando uno de los tres estandartes
extraño a Sumer. La pieza más signifi­ o mazas que se hallan ante él.
cativa puede que sea el Vaso de Kha- Durante el Dinástico Arcaico II apare­
fadye 01,4 cm de altura; Museo Británi­ cieron nuevas formas artísticas que se
co), con un magnífico relieve en el que manifestaron en objetos cultuales de
aparecen dos mujeres, probablemente imprecisa funcionalidad (luego vere­
la misma diosa: una, de cuyas manos mos uno) y sobre todo en las placas per­
salen chorros de agua, está sentada so­ foradas, esto es, en lastras de piedra de
bre dos cebúes; y otra, de pie entre dos superficie cuadrangular, con orificio
panteras, enarbola dos serpientes, jun­ central para poder ser fijadas en las pa­
to a un toro devorado por un león y un redes de los templos.
águila. Algunos autores lo creen impor­ Sin duda alguna, el mayor interés lo
tado de Irán. acaparan las placas perforadas o tablas
En otros vasos del Dinástico Arcaico votivas que celebraban la inauguración
aparecen figuras de divinidades. Báste­ de construcciones religiosas y otros
nos citar, a título de ejemplo, el frag­ eventos de notable significación. Los
mento de uno de ellos (25 cm; Museo bajorrelieves que las decoran, dispues­
de Berlín), en basalto, de la época de tos en dos o tres fajas o registros, for­
Enmetena de Lagash (2404-2375), con mando composiciones unitarias, repro­
la representación de la diosa de la fe­ ducen sobre todo un acontecimiento: el
cundidad, Ninkhursag, en calidad de ti­ banquete ritual, del que es sujeto un im­
tular de la vegetación, entre ramas car­ portante personaje, rodeado de familia­
gadas de frutos que crecen a sus espal­ res y servidores, en conexión casi siem­
das y con un ramo de dátiles en su pre con edificaciones de templos. De
mano derecha. estas placas del symposium, como tam­
Algunas cabezas de mazas votivas bién se las conoce, tenemos algunos
presentan también decoración relivaria, destacados ejemplares hallados en
con profundas incisiones y marcados Khafadye, Eshnunna, Tell Agrab, Ur y
planos, a fin de figurar mejor los moti­ Nippur.
vos ornamentales, dentro de una clara A finales del Dinástico Arcaico II y du­
abstracción formal. Las más conocidas rante los inicios del período siguiente,
son la de un personaje anónimo —hoy las placas modificaron sensiblemente
conservada en Copenhague— con el su aspecto exterior, pues se abandona
Imdugud —águila con cabeza de león- la división de los dos o tres registros, se­
sobre gacelas, repetido cuatro veces, y gún puede verse en algunos fragmentos
una fantástica hidra de siete cabezas; la de placas de Khafadye y de Mari, aquí
de Mesalim de Kish (h. 2550), hallada con un ejemplar extraordinario revesti­
en Girsu (19 cm; Museo del Louvre), y do con lámina de plata. De sus nueve
que fue dedicada al dios Ningirsu, tam­ metopas tan sólo han llegado pequeños
bién con el Imdugud con las alas expla­ restos en los que el Imdugud y el héroe
yadas y una serie de leones semirram- entre fieras eran el motivo temático.
pantes que se atacan entre sí; y la de La máxima belleza formal de las pla­
Enannatum I de Lagash (2424-2405), cas se alcanzó a finales del Dinástico Ar­
nuevamente con el Imdugud, aunque caico III con los ejemplares pertene­
ahora adorado por varios personajes cientes a la I Dinastía de Lagash. De su
(12,7 cm; Museo Británico). fundador, Ur-nanshe (2494-2465) nos
También se trabajó el relieve sobre han llegado cuatro placas que lo pre­
lastras de piedras de diferentes clases, sentan como constructor de templos.
siendo el ejemplar más importante el De ellas destaca la tan divulgada del
hallado en Girsu, fechado entre el 2700 Museo del Louvre (47 por 58 cm), de ca­
y 2600 (hoy en el Museo del Louvre) y liza, cuya superficie aparece dividida en
conocido como Figure aux plumes dos registros: en el superior se ve al rey
(18 cm). Tal lastra, labrada en relieve de pie portando el cesto de ladrillos en
muy plano, presenta la más antigua su cabeza, y en la inferior, sedente, li­
imagen del dios Ningirsu, cubierto con bando con un vaso en la mano. En am­
faldellín y tocado con dos plumas, sos­ bas representaciones, y a menor tama­
tenidas por una especie de diadema, y ño, aparece su copero. Asimismo, ante
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Placa de caliza perforada del rey Donde el relieve de este último perío­
Ur-nanshe (mitad del ni milenio a. C.). do Dinástico Arcaico llegó a un nivel de
Museo del Louvre, París gran valor estético fue la famosísima
Estela de los buitres, que nos ha llega­
do muy mutilada, ya que restan sólo sie­
el rey se hallan sus hijos, entre ellos te fragmentos. Fue concebida para ilus­
Akurgal, el heredero del trono. De la trar los textos de las campañas de Ean-
placa de Enannatum I (2424-2405) úni­ natum de Lagash (2454-2425) contra
camente nos ha llegado un pequeño Ush, el rey de Umma. Esta estela
fragmento, el que recoge el retrato de (1,80 m de altura; Museo del Louvre),
tal lugal representado de perfil y con las de forma rectangular y redondeada por
manos juntas, con barba y cabellos ra­ la parte superior, presenta decoración
pados, torso desnudo y vestido con el tí­ en todas sus caras. La anterior, dividida
pico kaunakes. Igualmente, de Dudu, en dos campos, recoge, entre otras es­
un importante sacerdote lagashita, se cenas, al dios Ningirsu que sostiene en
posee otra pequeña placa votiva su mano el Imdugud y la red repleta de
(25 cm; Museo del Louvre), en la que enemigos capturados. La posterior está
aparece junto al emblema del dios Nin- dividida en cuatro registros, en los que
girsu y el Imdugud sobre dos leones. se representa detalladamente la lucha
Otras dos placas, procedentes de Gir- entre los ummaítas y los lagashitas, con
su y de Ur, de menor interés que las an­ la victoria de estos últimos.
teriores, recogen también variada temá­ Una estela votiva (22,2 cm), localiza­
tica divina: culto a Ninkhursag y a Nan- da en Larsa o en Umma (hoy en el Me­
nar, respectivamente. tropolitan Museum de Nueva York), fe-
chada por los especialistas en el 2800, las bandas formando arcos o losanges,
presenta cinco personajes en todo su siempre bien entallados, originaban gra­
perímetro. Popularmente es conocida ciosas ondulaciones (varios ejemplares
como Kudurru de Larsa. en el Museo de Iraq). También reprodu­
Un extraño objeto de culto, tallado en jeron escenas de lucha, temática que
alabastro, muy poco difundido en las les llegó de las ciudades del sur meso­
publicaciones de Historia del Arte, es el potámico, en las cuales se había vuelto
relieve (40 por 30 por 13 cm; Museo de a retomar este argumento a partir del
Aleppo) que se halló en la norteña Tell Dinástico Arcaico II, y que ya se había
Chuera, en una Construcción Mitanni. utilizado en períodos protohistóricos. En
Dicho objeto, aunque muy lejano de la algunos sellos cilindricos de Ur vemos a
concepción formal de las placas votivas leones, dispuestos simétricamente, ata­
del Dinástico Arcaico que hemos visto cando animales; en otros aparece la
hasta aquí, debe ser mencionado por la misma escena, pero con la inclusión del
rareza de su temática y por constituir, hombre-toro, motivo que ahora se intro­
que sepamos, un unicum. Su temática duce por primera vez (ejemplares de
se centra en figurar a siete jóvenes dio­ Tell Agrab, de Shuruppak, de Ur). Esta
sas, sedentes, vestidas y tocadas con al­ misma temática sufrirá un cambio radi­
tos gorros, portando en sus brazos niños cal al incorporarse a ella la figura huma­
desnudos o diversos animales (toro, na, según puede verse en un magnífico
león, asno, cabritillos). Se piensa que la sello del Museo del Louvre (3,7 por
pieza hubo de estar en conexión con el 2,1 cm), con un héroe dominando a los
culto a las Pléyades (Sibitti), si bien, has­ leones.
ta ahora, este grupo estelar se conocía En estas composiciones cada vez se
sólo por la representación de siete esfe­ buscaría más la plasticidad y la cohe­
ras o estrellas. sión temática, dentro de su estilo lineal,
originándose así multitud de escenas y
motivos (defensa de rebaños, escenas
Los sellos cilindricos cúlticas y mitológicas), sin olvidar los
hombres-toro, los leones rampantes y el
héroe desnudo entre animales, todo
Durante algún tiempo, las ciudades ello de enorme personalidad por su be­
del sur de Mesopotamia no trabajaron lleza formal y por lo ambiguo de sus ar­
el común estilo de los sellos cilindricos gumentos.
de las últimas fases protohistóricas, cu­ Finalmente, en el Dinástico Arcaico III
yos ejemplares se difundieron, según se se abocaría a un mayor cuidado, si
dijo, desde Irán hasta Siria y Egipto. cabe, del dibujo y del tratamiento glíp-
Sin embargo, sus influencias se deja­ tico, a pesar del amontonamiento de las
ron sentir en la propia glíptica local, figuras, repetidas a veces en dos ban­
centrada en elaborarlos de acuerdo con das. La visión frontal que quiso darse de
tres temas decorativos fundamentales: algunos animales motivó el logro de
los dibujos geométricos, las composi­ mayores efectos plásticos, al modelarse
ciones de lucha y las escenas de ban­ con sumo cuidado. Un ejemplo puede
quete. verse en un magnífico sello de Ur (5,1
En los primeros momentos del Dinás­ por 3,6 cm) del Museo de Iraq, en el
tico Arcaico la superficie de los sellos, cual se representa, probablemente, al­
fabricados en diferentes clases de pie­ gún episodio de las gestas de Gilga-
dra, se decoró con dibujos de espigas mesh.
en varios registros, rosetas en círculos, Al final del período las figuras se fue­
bandas formando arcos y losanges. Lue­ ron alargando, originando así entrecru-
go, en la zona del Diyala se creó un es­ zamientos, lineales y compositivos, lo
tilo de brocado en el que la superficie que actuó en detrimento de la armonía
de los cilindros aparecía muy trabajada general del sello.
sin dejar apenas huecos, buscándose la Muy interesantes fueron las escenas
pura decoración aun en detrimento del de banquete, de cuya temática nos
tema. La sucesión de figuras de anima­ han llegado variados ejemplares (Shu­
les, las rosetas encerradas en círculos, ruppak, Lagash, Khafadye, Ur, etcéte-
Amuleto placa del
pájaro Imdugud en
lapislázuli, oro, cobre
y betún (primera
mitad del ni milenio
a. C.). Museo de
Damasco
Orante barbudo
sobre trípode en
cobre (m milenio
a. C.). Museo de Irak,
Bagdad
Sello cilindrico de Ur
en lapislázuli y oro
(hacia 2100 a. C.).
Museo Británico,
Londres 35
ra), en las que se pueden aislar tres ti­ un auriga, y sobre todo el onagro, en
pologías, dependiendo de si los parti­ electro (5,5 cm, la altura del animal; Mu­
cipantes que aparecen son masculinos seo Británico), figurado en una anilla
o femeninos, de si beben o no de un para riendas, hallado en la tumba de la
vaso grande a través de canutillos o de reina Puabi de Ur.
si comen de una mesa. El cilindro-se- Testimonio de una manifestación re­
11o de la reina Puabi, de lapislázuli, ha­ ligiosa de tipo propiciatorio son los pe­
llado en su tumba, presenta una de queños bustos masculinos, en cobre
esas escenas. (promedio de altura: 7-15 cm), termi­
nados en estípite, de los que podemos
citar algunos hallados en Girsu y en La-
Metalistería y orfebrería gash. En realidad, se trata de verdade­
ros clavos de fundación, que tanto éxi­
to alcanzaron en Sumer, representan­
Aunque Sumer, y en general toda Me- do, a veces, a divinidades (Shul-utula)
sopotamia, careció de numerosas ma­ tocadas con tiaras de cornamenta, o a
terias primas, supo muy pronto hacerse reyes: Lugalkisalsi, Enannatum, Enme-
acopio de ellas mediante una adecua­ tena.
da política comercial. Con el arribo de También debemos citar aquí una se­
metales —cobre, estaño, oro y plata— rie de excelentes bronces, representan­
sus metalurgistas y orfebres fabricaron do cabezas de toros, antílopes, cabras,
numerosos objetos y herramientas, así leones, y pájaros, que podemos singu­
como verdaderas obras de arte. larizar en el gran panel de cobre, hoy en
El trabajo del metal, por sus propias el Museo Británico, que adornó la facha­
características técnicas, aplicado al arte da del Templo de Ninkhursag en El
figurativo, facilitó a los artistas sumerios Obeid. Dicho relieve, que se comple­
una mayor libertad formal, que no ad­ mentaba lateralmente con ocho magní­
vertimos en la plástica en piedra. De ficos toros broncíneos de bulto redon­
gran interés son las esculturillas metáli­ do, estaba formado por el Imdugud con
cas que representan a héroes barbados sus alas explayadas, sujetando a dos
y desnudos (de los tres ejemplares de ciervos. Su perfección y preciosismo da
cobre del Templo oval de Khafadye in­ justa idea del gran dominio de los bron­
teresa el mayor —55,5 cm; Museo de cistas del Dinástico Arcaico.
Iraq—, dispuesto sobre un zócalo dota­ Sin embargo, fue la orfebrería la que
do de cuatro patas y con un apéndice alcanzó un mayor nivel de calidad y be­
en la cabeza destinado a recibir un re­ lleza, en razón de las exigencias que las
cipiente); a atletas (hombre desnudo clases dirigentes y la nobleza precisa­
portando un objeto cúbico —38 cm— ban para sus templos, necrópolis y vida
del Metropolitan Museum de Nueva social. De este modo, tanto las joyas
York); a combatientes (como los Lucha­ como las vajillas más variadas, así como
dores de Tell Agrab — 10,2cm; Museo los instrumentos musicales, tuvieron un
de Iraq— que se agarran del cinturón amplio desarrollo. dentro de las artes
mientras sostienen en sus cabezas gran­ menores.
des vasos); a orantes desnudos (grupo Es muy difícil pormenorizar todas las
de tres personajes, uno femenino y dos obras que pueden darnos idea de la alta
masculinos, en cobre, del Templo de profesionalidad y nivel artístico que los
Shara en Tell Agrab —9,6 cm; Museo de orfebres sumerios alcanzaron, pero qui­
Iraq— participantes en ritos de fecunda­ zás las numerosas joyas halladas en la
ción) e incluso a divinidades (la insólita necrópolis real de Ur (h. 2500-2400)
Divinidad desnuda, en bronce, plata y sean las que nos testimonian la calidad
oro (ll,3cm ; Museo de Damasco), lo­ y belleza de sus obras. Entre las mismas
calizada en el palacio presargónico de debe citarse uno de los ejemplares
Mari como componente de un ofrenda maestros de la orfebrería sumeria, el
de fundación. casco del príncipe Meskalamdug (23 por
De notable interés es la pequeña cua­ 26 cm; Museo de Iraq). Especie de yel­
driga de onagros, en cobre (7,2 cm; Mu­ mo o peluca ceremonial, está fabricado
seo de Iraq), de Tell Agrab, guiada por en lámina de oro macizo de 15 kilates,
repujado, en el que se remarcan moño, Para muchos, sin embargo, la obra
trenzas y bucles a modo de carrilleras, cumbre de la orfebrería del Dinástico
verdadera réplica del que lleva Eanna- Arcaico es el conocidísimo Vaso de En­
tum en la Estela de los buitres. metena de Lagash (2404-2375), magní­
De igual modo, los puñales de cere­ fica pieza (35 cm; Museo del Louvre) fa­
monia, con mango y empuñadura de bricada en plata sobre pie de cobre. Su
plata, madera y lapislázuli y hojas de panza ovoidea se halla adornada con un
oro, plata, cobre y electro, complemen­ precioso trabajo a buril en el que se fi­
tados con afiligranadas vainas de oro y gura por cuatro veces el Imdugud,
plata, dan idea de la fastuosidad de ta­ agarrando sucesivamente a dos leones,
les armas, en verdad, verdaderos obje­ un par de cabras, nuevamente dos leo­
tos suntuarios. nes y por último dos bueyes.
La vajilla ocupó también un lugar im­
portante entre los ajuares funerarios de
Ur. Es imposible detenernos en todos Los adornos con taracea
los ejemplares que las excavaciones lo­
graron recuperar: lámparas, tazones y
tazas, vasos para libaciones... todos de La paciente labor de incrustación de
oro, plata o cobre. Asimismo, son nota­ pequeñas piedras de diferentes mate­
bilísimos los objetos de adorno perso­ riales y coloridos —lapislázuli, cornali­
nal, en los cuales los orífices pusieron na, diorita, alabastro, conchas, etc.—
grandes dosis de imaginación, por sobre almas metálicas, de madera o de
ejemplo, lasjoyas de la reina Puabi, hoy arcilla recubiertas de betún, técnica co­
en el Museo de la Universidad de nocida como taracea, alcanzó una gran
Pennsylvania. Lo mismo podemos decir difusión durante la etapa Dinástica Ar­
de los amuletos encontrados, fabrica­ caica. Trabajada en forma de paneles,
dos básicamente en plata, oro y lapislá­ daba origen a verdaderos mosaicos que
zuli. se aplicaban sobre algunos sectores de
Punto y aparte merecen los dos famo­ los edificios, sobre muebles y especial­
sísimos cameros de Ur, de parecida fac­ mente sobre instrumentos musicales y
tura (uno en Pennsylvania y otro en Lon­ otros objetos de la vida cotidiana.
dres), encaramados a un arbusto flori­ Los ejemplares más importantes de
do de rosetas, símbolo del Arbol de la este tipo de decoración provienen de
Vida, singulares esculturas (50 cm de al­ los complejos palaciales de Kish y de
tura) fabricadas en cuatro materiales Mari, del templo de Ninkhursag en El
—oro, plata, lapislázuli y concha— que Obeid y, sobre todo, de las tumbas rea­
les proporcionan magnífica policromía les de Ur.
natural, y que sirvieron como pedesta­ Del palacio de Kish poseemos los
les de algún objeto religioso o quizá más antiguos restos de esta técnica or­
como protomos de arpa. Mucho se ha namental, consistentes en unos peque­
discutido acerca de su significado, aun­ ños fragmentos de caliza y esquisto em­
que la mayoría de los especialistas los butidos en betún, y que representaban
ponen en conexión con los ritos de fe­ a soldados y prisioneros.
cundidad. En Mari, este tipo de trabajo decorati­
Diferentes instrumentos musicales, vo conoció un gran florecimiento, con
encontrados como componentes de un denso repertorio de temas iconográ­
los ajuares de Ur, sirven también para ficos, entre ellos escenas de guerra y
evaluar el trabajo de los orfebres del paz, banquetes con música y danza y
Dinástico Arcaico. Entre ellos, báste­ asuntos de la vida cotidiana de los tem­
nos citar las diferentes arpas y liras, plos. Así, el Templo de Ishtar ha propor­
realzadas con protomos de toros y va­ cionado restos de un mural de madre­
cas —¿correspondientes en un caso al perlas y piedras oscuras, del que nos ha
sonido de tenor y en otro al de sopra­ llegado varias figuras de oficiales y pri­
no?— elaboradas con lámina de oro sioneros. El Templo de Dagan, de la mis­
batido y lapislázuli, y cuyas cajas de re­ ma ciudad, fue decorado con un intere­
sonancias estaban decoradas con pla­ sante panel de concha, marfil y pizarra,
cas de concha. en cuyos tres registros se representaba
una procesión, el esquileo de ovejas y técnica se representaron las más varia­
unas mujeres hilando. Del Templo de das escenas, algunas de difícil com­
Ninkhursag proviene una única plaquita prensión, como el frontal de la caja de
de madreperla con el tema de un sacer­ resonancia de un arpa (Universidad de
dote que aporta una cabra para el sacri­ Pennsylvania), en donde en cuatro re­
ficio cúltico. Del antiguo palacio presar- gistros se recoge al héroe desnudo en­
gónico de Mari han llegado diferentes tre dos toros antropocéfalos (¿Gilga-
fragmentos, trabajados en lapislázuli, mesh?). También aparecen otros dife­
madreperla y cristal de roca, con el tema rentes animales tocando instrumentos o
—muy esquematizado— del Imdugud, y portando páteras, jarras o campanillas,
que formaría parte de algún trabajo de así como a un hombre-escorpión, figu­
incrustación, hoy perdido. Un objeto ra típica del primitivo bestiario mesopo-
muy interesante es un amuleto-placa en támico. Parece ser que esta última
forma de Imdugud (12,8 cm; Museo de composición pudo formar parte del co­
Damasco), de calidad excepcional, eje­ nocido tema la orquesta de los anima­
cutado en lapislázuli y lámina de oro en les, de carácter mucho más religioso
cola y cabeza y que completaría, quizás, que artístico y que sería el disfraz de al­
algún objeto de una persona distinguida, gunos de los ritos cultuales de la fiestas
acaso una alta sacerdotisa. del Año Nuevo, parangonables a las Sa­
El Templo de Ninkhursag de El Obeid, turnales romanas o a nuestro Carnaval.
del que ya se habló, tuvo también orna­ El arpa de la reina Puabi y otras que
mentada con taracea parte de su facha­ no podemos detallar aparecen decora­
da principal, junto a otros relieves, a das con esta técnica. En la de Puabi el
base de figuras recortadas de caliza y de tema del Imdugud, dos bueyes que co­
conchas que reproducían una escena men del Arbol de la Vida, el hombre-to-
de la vida pastoril. Por su temática ha ro que levanta a dos leopardos y un león
sido denominado popularmente Friso atacando a un toro es el repertorio que
de la lechería, y en el que se podía ver se figura.
el ordeño de las vacas y la fabricación Asimismo, la taracea se halla presen­
del queso, entre otros motivos. te en los tableros de juegos sumerios de
En el cementerio real de Ur se locali­ Ur, sobre cuya alma de madera o plata
zó una famosísima pieza, conocida se incrustaban pequeñas teselas de
como el Estandarte de Ur (4,83 por concha, hueso, lapislázuli, caliza roja,
2,03 m; Museo Británico), muy discutida todas ellas fijadas con betún. Los más
en cuanto a su finalidad práctica, y que conocidos son tres ejemplares, forma­
pudo haber sido la caja de algún instru­ dos por veinte casillas de diferente de­
mento musical, de algún arma o el com­ coración, cuyo geométrico perfil se ase­
plemento de algún objeto mueble. En el meja a una botella con el tapón puesto.
panel de la cara anterior, denominado También sus fichas, de distintas formas
Cara de la guerra y en sus tres frisos, que y en número variable, están decoradas
deben leerse de abajo arriba, se ve una con la técnica de la taracea.
parada de carros tirados por onagros que Finalmente, debemos reseñar algu­
patean a los enemigos; un pelotón de in­ nos objetos de tocador, ornamentados
fantería que vigila a unos prisioneros, y el con dicha técnica. Se trata de cajitas
desfile de los infantes ante el rey, que se rectangulares o semicirculares, varillas
encuentra en la parte central del friso su­ e incluso huevos de avestruz, que sirvie­
perior, escoltado por tres hombres arma­ ron de vasos rituales.
dos. En el panel opuesto o Cara de la
paz se figura a unos hombres cargados
de sacos y fardos —los tributos—, a pas­ El Imperio acadio
tores, un pescador y un trampero que
aportan diferentes animales y, en lo alto,
al rey bebiendo y conversando con sus La Dinastía de Akkad, que sucedió en
dignatarios al son de la lira. el tiempo a la larga fase del Dinástico
La taracea sirvió también para orna­ Arcaico sumerio, desempeñó un im­
mentar liras y arpas, según han testimo­ portantísimo cometido político y cultu­
niado las tumbas reales de Ur. Con esta ral en la historia de Mesopotamia. Has-
I

Estandarte de Ur con escenas de Collares de oro, lapislázuli y cornalina


guerra (hacia 2500 a. C ). Museo procedentes de la necrópolis real de Ur (2500
Británico, Londres a. C.). Museo Británico, Londres
ta tanto no se descubra su capital im­ hasta la fecha los esfuerzos por locali­
perial, Akkadé, situada junto el Eufra­ zar su capital imperial no han alcanza­
tes, debemos contentarnos con cono­ do resultados positivos.
cer algo de tal Dinastía y de sus suce­ Las excavaciones arqueológicas,
sores tomando como referencia restos efectuadas en algunos centros provin­
arqueológicos y testimonios escritos de ciales, han puesto de manifiesto que los
sus centros provinciales, así como tar­ acadios a la hora de restaurar edificios
díos textos literarios. sumerios del Dinástico Arcaico introdu­
La suerte de Akkad comenzó con Sar­ jeron evidentes reformas, pero de las
gón (2334-2279), un aventurero semita mismas no se puede deducir qué plan­
que logró en poco tiempo, tras someter teamientos siguieron en su arquitectura.
a Lugalzagesi de Umma, extender su Por ejemplo, en Eshnunna, en la fase ya
dominio por toda Mesopotamia, desde tardía del Templo de Abu, los acadios
el golfo Pérsico al mar Mediterráneo. alteraron su única capilla, dividiéndola
Después de dos reinados caracterizados en dos estancias que separaron con un
por la debilidad, Naram-Sin (2254-2218), grueso muro con abertura en el centro,
nieto de Sargón, llevaría al Imperio a su para obtener así dos compartimentos: la
máximo poderío en medio de constan­ celia propiamente dicha y una antece-
tes luchas. Unos años de anarquía, du­ lla, con lo que se venía a romper la dis­
rante los cuales gobernaron reyes sin posición típica del eje acodado anterior.
ninguna relevancia histórica, precedie­ También en esta misma localidad se
ron a la caída de Akkad, motivada se­ encontraron los restos de un pequeño
gún las fuentes históricas por el ataque palacio acadio, que se articuló en tres
de la feroz tribu montañesa de los qutu sectores, pero sin aportar ninguna nove­
en el año 2154. dad arquitectónica respecto a la etapa
Artísticamente, con los acadios se anterior.
asistió a un mayor desarrollo de la fan­ Es, sin embargo, en el norte de Me­
tasía y del gusto, tal vez motivado por el sopotamia, donde podemos detectar
propio espíritu de los pastores nómadas unas cuantas particularidades cons­
semitas o quizá por los mayores medios tructivas. En Tell Brak fue hallado un
financieros con que contó Mesopotamia edificio de planta casi cuadrada (111
en aquella época, lo que permitió la lle­ por 93 m), rodeado por potentes mura­
gada de materias primas más abundan­ llas de hasta 10 m de espesor, que le
tes, que habrían podido desarrollar vo­ daban aire de fortaleza. Se accedía a su
caciones artísticas. interior por una única entrada monu­
De las formas estáticas sumerias se mental protegida por dos gruesas
pasó a obras técnicamente más perfec­ torres; tras la entrada, se abría un gran
tas y mucho más vivaces; al propio patio central de 150 m cuadrados de
tiempo se acometió la labra de la gran superficie, que articulaba a su alrede­
estatuaria, asentada en la búsqueda de dor una serie de estancias rectangula­
la perfección anatómica y puesta al ser­ res, que hubieron de servir como depó­
vicio de la ideología imperial. En la glíp­ sito para mercancías. Otros patios me­
tica, con ejemplares de tamaño menor, nores —se han localizado hasta cuatro
pero de más calidad, se representó por más— iluminaban otras alargadas de­
primera vez a los dioses bajo formas hu­ pendencias, utilizadas al parecer tam­
manas, novedad que hizo de los aca­ bién como almacenes. La obra, conce­
dios los creadores del repertorio mito­ bida de modo unitario, según los exper­
lógico de la posterior Babilonia clásica. tos, fue mandada construir hacia el
2250 por Naram-Sin, de acuerdo con las
estampillas de los ladrillos del edificio.
La arquitectura: el edificio A pesar de ser destruido a la caída del
de Tell Brak Imperio acadio, los reyes de la III Dinas­
tía de Ur lo siguieron utilizando.
Asimismo, el Palacio viejo de Assur,
La arquitectura acadia de gran estilo creído por algunos como obra de
no es conocida todavía suficientemen­ Shamshi-Adad I (1813-1781), ha de ser
te, dado que —como se apuntaba— considerado acadio, pues presenta no
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O 10 20 30 40 50 m
O Id 20 M) 40 50 m

Planta del palacio de Naram-Sin en Tell de Akkadé, como se ha dicho, aún no


Brak. Al lado (derecha), planta del Palacio ha sido descubierta, ni muchas de las
viejo de Assur. a. Entrada; b. Vestíbulo; principales ciudades acadias han sido
c. Patio principal; d. Salón del trono; e, f, g,
exploradas en su totalidad, todo lo que
h, i, l. Patios; m. Pasaje descubierto,
n. Escalera sabemos de la estatuaria de este perío­
do, proviene de una serie de ejempla­
res hallados, en su mayoría, en la peri­
feria de Mesopotamia, sobre todo en
Susa (Irán), adonde habían sido lleva­
dos como botín, en el siglo xn a. C., por
sólo la misma estructura planimétrica, el elamita Shutrukhnakhunte, tras sa­
sino también parecidas proporciones quear Akkadé, Sippar y otras ciudades.
(112 por 98 m). Comprendía 162 salas Plásticamente, aun existiendo depen­
repartidas alrededor de diez patios; en dencia de la tradición sumeria en los
la zona occidental se situaron dos com­ primeros momentos, poco a poco los
plejos arquitectónicos cortesanos, con artistas acadios fueron buscando sus
sendas salas de audiencia que se abrían propios principios estéticos, dejando a
sobre el patio principal. un lado las formas sumerias, y tendien­
do hacia un mayor realismo y precisión
en la labra.
La escultura acadia En cuanto al contenido ideológico, la
labor del artista se supeditó en todo mo­
mento al servicio imperial, a la propa­
La escultura acadia, cuantitativamen­ ganda del monarca de turno, esculpien­
te menor hasta ahora que la sumeria, do o fundiendo estatuas reales, a veces
presenta respecto a esta última notables a tamaño natural, para la mayor gloria
diferencias tanto plásticas como de de su regio soberano.
contenido ideológico. De Sargón (2334-2279) no nos ha lle­
En primer lugar, dado que la ciudad gado, lamentablemente, ninguna esta­
tua de bulto redondo, aunque sabemos Nippur, ninguna de ellas ha llegado a
por los textos que las hizo esculpir. Po­ nuestros días. De su hermano Manish-
demos hacernos, sin embargo, un idea tushu (2269-2255), que reinó tras él,
de su imagen gracias a una estatuilla de poseemos, sin embargo, varias esta­
piedra caliza (48 cm; Museo del Lou­ tuas, aunque muy mutiladas, tres loca­
vre), que representa a un sacerdote con lizadas en Susa y otra en Assur, en las
faldellín y sobrevesta, aún de vellones al que su formulación plástica, precisa y
estilo sumerio, portando un animal para suelta en la anatomía y en los detalles,
el sacrificio. se aleja ya totalmente de la estética su­
Fechable en su reinado es una serie meria.
de cabezas masculinas (halladas en Una de ellas, en diorita, conocida —a
Girsu, Bismaya y Kish), cuyo tratamien­ falta de mejor nombre— como Faldón
to formal recuerda en algunos aspectos de diorita de un rey (94 cm; Museo del
la estatuaria sumeria anterior. De entre Louvre), por restar sólo la parte inferior
ellas, dos pudieron muy bien represen­ de la escultura, sorprende por el trata­
tar al propio Sargón: nos referimos a la miento dado al tejido. La otra (1,34 m;
pequeña y alabastrina Cabeza del Lou­ Museo del Louvre), en caliza (atribuida
vre (7 cm de altura), barbada, pero con por algunos a Sargón) y de la que falta
mentón y labio superior rasurados, y a toda la parte superior del cuerpo, sólo
la Cabeza imberbe del Fogg Art Mu- deja ver los pies, tallados sobre un ni­
seum de Harward (7,3 cm) en esteatita cho practicado en la propia vestimenta,
negra. y que se apoyan sobre un zócalo en el
Mucho más acadizadas fueron las ca­ que hay grabados en relieve cuatro
bezas y estatuillas femeninas, halladas cuerpos, probablemente príncipes
no sólo en Susa, sino en otros lugares derrotados por Manishtushu.
de Mesopotamia. Dos de ellas, prove­ La escultura de Assur, en diorita, de­
nientes de Ur, una en alabastro (9,5 cm; nominada Estatua anepígrafa (1,37 m;
Universidad de Pennsylvania) y la otra Museo de Berlín), de la que también fal­
en diorita (8,3 cm; Museo Británico), pa­ tan la cabeza y los pies, presenta un fal­
recen ser retratos de la famosa hija de dón tratado de modo muy simple, si
Sargón, llamada Enkheduanna, supre­ bien en el desnudo torso se han marca­
ma sacerdotisa del templo de Sin en Ur, do ligeramente los pectorales, en un de­
además de poetisa notable. seo de dibujar la anatomía, buscando
Al arte popular debemos un buen un mayor efectismo.
conjunto de figurillas también femeni­ Con una serie de fragmentos de dio­
nas, con rostros tratados de forma gro­ rita, llegados al Louvre, se ha podido re­
sera y en algunos casos con peinados componer parte de lo que fue una esta­
con extrañas protuberancias (busto fe­ tua de Manishtushu, sentado sobre re-
menino de Kish). io taburete. Lo poco conservado
Mayor calidad que éstas encierra una 51 cm; Museo del Louvre) impide
sacerdotisa sentada (11,3 cm; Museo de adentrarnos en cualquier otra conside­
Berlín), en alabastro, con las manos cru­ ración.
zadas ante el pecho, vestida con un ro­ A pesar de la importancia histórica
paje de volantes y portando una tablilla del rey Naram-Sin (2254-2218), muy po­
sobre sus rodillas. Muy parecidas a ella cas estatuas suyas nos han llegado. Por
son otras pequeñas estatuas proceden­ la inscripción de una de ellas (47 cm;
tes de Girsu y de Nippur, en cuya des­ Museo del Louvre), de diorita, de la que
cripción no podemos entrar. Algunas, sólo restan los pies, sabemos que per­
de la misma tipología, tienen en vez de teneció a tal rey. Un pequeño busto acé­
tablillas, vasos y jarros junto a sus asien­ falo, de diorita (19 cm; Museo del Lou­
tos, caso, por citar un ejemplo, de la fi­ vre), en mal estado de conservación,
gurita acéfala, de caliza, de la Yale Co- pudo haber pertenecido a Naram-Sin,
llection. aunque en la dedicatoria de la pieza se
Aunque sabemos por algunas ins­ habla de un tal Sharrishtakal, escriba, a
cripciones que Rimush (2278-2270), quien también pudo pertenecer.
hijo y sucesor de Sargón, contó con es­ De Sharkalisharri (2217-2193), su su­
tatuas de bulto redondo, situadas en cesor, no conocemos tampoco ninguna
■u
OJ
estatua, si bien el estilo de su época La victoria real fue prácticamente el
puede deducirse por las estatuas de tema único y exclusivo de tales piezas
uno de sus vasallos, el elamita Puzur- relivarias que, labradas en algún taller
Inshushinak, de quien se han hallado imperial de Akkadé, fueron luego distri­
cuatro fragmentos de estatuas, localiza­ buidas por todo el Imperio para así di­
dos en Susa. fundir el mensaje de la ideología del
Otros fragmentos estatuarios de Mari, monarca.
representando a portadores de ofren­ De la época de Sargón provienen dos
das, y dos pequeños torsos desnudos, fragmentos de diorita (hoy en el Museo
realizados en piedra bituminosa, mues­ del Louvre), que formaron parte tal vez
tran el grado de perfección a que el arte de una estela, cuya temática y tipología
acadio llegó a finales del mmilenio. son todavía subsidiarias de la anterior
Finalmente, y para no alargarnos más, etapa sumeria. Uno de ellos (50 cm),
debemos incluir en este apartado una conserva la decoración de sus cuatro la­
enigmática pieza del Museo del Louvre, dos, aunque uno en muy mal estado: en
de pequeñas dimensiones (13,2 por el friso inferior vemos a Sargón, asistido
5 cm), y en piedra bituminosa, que re­ por un sirviente con parasol, al frente de
presenta a un león atrapando entre sus su ejército; en el superior, aparece el
fauces la cabeza de un hombre, que se desfile de siete prisioneros, desnudos y
halla acurrucado entre las patas anterio­ atados, conducidos por un soldado, y la
res del animal. Su significado se nos es­ ejecución de algunos otros. El segundo
capa y, desde luego, no puede tratarse fragmento (54 cm) presenta la gran red
de una fiera devorando a un hombre, repleta de enemigos, sostenida no por
sino de la representación de alguna es­ un dios (como era el caso de la Estela
cena mitológica que desconocemos. de los Buitres), sino por el propio Sar­
No se ha hallado, que sepamos, nin­ gón, del que se ha conservado parte de
guna estatua de dioses o diosas de bul­ su espalda, brazo y mano derechos. Asi­
to redondo de época acadia, si bien la mismo, en este fragmento se figura en­
escultura pétrea de Inanna-Narundi de tronizada a la diosa Ishtar, ante quien el
Susa (1,09 m; Museo del Louvre), he­ rey ha depositado la red.
cha esculpir por el elamita Puzur-Ins- A Rimush (2278-2270), el hijo y suce­
hushinak, testimonia la existencia de sor de Sargón, debe adscribírsele el
estatuaria divina de gran tamaño en fragmento de otra Estela de la Victoria,
época acadia. decorada en sus dos caras. Lo más no­
vedoso en ella es la clase de armamen­
to que aparece representado, además
Los relieves: las Estelas de la del tipo de vestimenta, mucho más li­
Victoria gera.
Una tercera estela de diorita (restan
46,2 cm) del Museo del Louvre debe
La escultura acadia tuvo también en fecharse en época de Manishtushu
el relieve, al igual que había ocurrido en (2269-2255), a pesar de que algunos la
Sumer durante las etapas anteriores, un consideren de Sargón. El mayor canon
campo muy apropiado para expresar de las figuras de los prisioneros, con­
los nuevos criterios estéticos, cuya fina­ ducidos por un soldado acadio, y la
lidad no era otra que exaltar las gestas mayor vivacidad compositiva anuncian
de sus soberanos. una nueva fase estética acadia. Debe
En ese sentido, el relieve acadio, del adscribirse a Manishtushu —¿o quizás
que interesa la voluntad realista de las a Rimush?— la Estela de Nasiriya, en
escenas, hay que estudiarlo ante todo alabastro, cuyos fragmentos se hallan
en las denominadas Estelas de la Victo­ repartidos entre los Museos de Iraq y
ria, testigos del nuevo enfoque temáti­ de Boston. Uno de ellos, con los con­
co que significaba la ruptura de las sabidos prisioneros desnudos atados
ideas religiosas tradicionales (aunque por los brazos y con los cuellos sujetos
estuviesen presentes algunos símbolos con largos palos, nos hace pensar en
de divinidades) en beneficio de los pro­ alguna de las campañas de tal rey lle­
pios reyes acadios. vadas por Cilicia.
♦H
La máxima calidad plástica de las es­ bante, actuando como suprema sacer­
telas, sin embargo, se manifestó duran­ dotisa en el transcurso de una libación
te el reinado de Naram-Sin. La famosí­ ante el dios del cielo An.
sima Estela de la Victoria de este rey ha­
bla ante todo no sólo de nuevas concep­
ciones estéticas, sino también de un Metalistería
nuevo mensaje político, dado que la vic­
toria sobre los enemigos se había debi­
do no a los dioses, sino al propio esfuer­ Lamentablemente, se poseen pocos
zo del soberano, que se llega a repre­ ejemplares de la metalistería y orfebre­
sentar incluso como divinidad (en sus ría acadias, pues dada la nobleza de los
textos ya se había intitulado dios), al re­ materiales en que fueron fabricadas al­
tratarse tocado con la tiara de corna­ gunas estatuas, numerosas joyas y otros
mentas. objetos suntuarios, prontamente hubie­
Dicha Estela (2 por 1,05171), hallada ron de ser saqueados por los invasores
en Susa y hoy en el Louvre, había esta­ qutu.
do colocada originariamente en Sippar. Entre las obras de pequeño formato
Está trabajada en arenisca rosada y pre­ que han llegado hay que citar, prove­
senta en un único campo compositivo, niente del mercado anticuario, una es­
adaptado a la forma puntiaguda de la tatuilla de oro (hoy en una colección
piedra, su victoriosa lucha contra la in­ particular) que recuerda por su aspecto
sumisa tribu de los lullubitas, habitantes a las que ya conocemos, elaboradas en
de los montes Zagros. El rey, a gran ta­ piedra, de Mari; así como un portador
maño, y armado con hacha de comba­ de cabritillo, en bronce (21,5 cm; Museo
te, arco y flechas, pone su pie sobre los de Berlín), que fue localizado en Assur,
enemigos caídos, mientras que Satuni, y cuyos rasgos faciales dan a su rostro
el jefe lullubita le suplica piedad. Los un aspecto insólito, como pertenecien­
soldados elevan sus rostros desde los te a una extraña etnia.
senderos que conducen a la montaña a Pieza de gran interés es la figura de
fin de contemplar aún mejor la grande­ un héroe desnudo, perfectamente mo­
za y el poderío de su soberano, rey de delada, hallada en Bassetki (hoy en el
las cuatro regiones del Universo. Tres Museo de Iraq) y de la que sólo ha lle­
emblemas astrales (de los siete que ori­ gado la mitad inferior (35 cm de altura).
ginariamente tuvo), representación de Fue vaciada en cobre (restan hoy
los grandes dioses, testimonian la pre­ 160 kg) y lleva en el disco de la base
sencia divina, pero es evidente que el —67 cm— una inscripción de Naram-
rey acadio es quien acapara el interés Sin, por lo que es muy probable que
central. perteneciera a tal rey, representado en
Todavía a Naram-Sin pertenece un el acto de hundir un clavo de fundación
fragmento de otra Estela de caliza de algún templo (¿o quizás se halla
(55 cm de altura; Museo de Estambul), enarbolando algún estandarte de grue­
encontrada en Pir Husein, cerca de Di- so mástil?).
yarbakir. En dicho fragmento aparece Sin embargo, la obra máxima de la to­
el rey acadio no como un guerrero, réutica acadia es la famosísima y muy
sino como un piadoso sacerdote ac­ divulgada Cabeza broncínea de Naram-
tuando durante la ceremonia de la fun­ Sin (36 cm de altura; Museo de Iraq),
dación de un templo, con un peinado hallada en una escombrera cercana al
un tanto artificioso, semejante al que templo de Ishtar de Nínive, adonde fue
veíamos en el casco ceremonial de arrojada ya en la Antigüedad tras serle
Meskalamdug. arrebatadas las incrustaciones y ser mu­
De una de las hijas de Sargón, Enkhe- tilada intencionadamente (le cortaron
duanna, a quien ya nombramos ante­ las orejas). Esta cabeza, de fina y aqui­
riormente, nos ha llegado un pequeño lina nariz, de labios carnosos y bien per­
objeto discoidal, de Ur (26 cm de diá­ filados, de larga y cuidadosa barba y ca­
metro; Universidad de Pennsylvania), bellos recogidos en la nuca en un artís­
de gran calidad plástica, sobre cuya su­ tico moño (recuérdese otra vez el cas­
perficie se la representa tocada con tur­ co-peluca de Meskalamdug), irradia
Cabeza broncínea
del rey acadio
Naram-Sin (hacia
2250 a. CJ. Museo
de Iraq, Bagdad
47
ante todo la belleza idealizada de un rey musculoso héroe que vence a búfalos y
de las cuatro regiones del Universo más leones (Museo Británico) o bien una es­
bien que los rasgos individuales de un cena de caza con personajes de movi­
soberano concreto, de Naram-Sin. mientos muy libres (sello del escriba
Finalmente, debemos citar una se­ Kalki). Al segundo tipo, al de los sellos
gunda cabeza de tamaño natural, halla­ cilindricos plenamente acadios, que ha­
da en la zona del lago Urmia, coetánea bían ido abandonado la abigarrada
tal vez de la que acabamos de comen­ composición que suponían las figuras
tar; es de cobre (34 cm de altura) y se dispuestas en friso, pertenecen las nue­
guarda en el Metropolitan Museum de vas composiciones simétricas, de tipo
Nueva York. Considerada obra del arte heráldico, a las que se añaden cartelas
elamita, hoy ya no se duda, en razón de con pequeños textos cuneiformes,
los análisis comparativos realizados, en como motivo central. AJ lado de esos
afirmar que su estilo es plenamente textos, y guardando simetría, se sitúan
acadio, aunque represente a un perso­ héroes o sabios frente a animales, como
naje de rasgos elamitas, probablemen­ el famoso cilindro de serpentina de Gir-
te a Puzur-Inshushinak. su (4 por 2,7 cm; Museo del Louvre) de
enigmático contenido, y que perteneció
a un escriba de Sharkalisharri, llamado
La glíptica acadia Ibnisharrum.
Entre los sellos con composiciones
religiosas, que son ahora variadísimas,
En donde el arte figurativo acadio y en las que los dioses aparecen repre­
rayó a gran altura fue en la talla de se­ sentados bajo aspectos antropomorfos,
llos cilindricos, en cuyo tratamiento fue­ hay que reseñar uno de Kish, de ejecu­
ron unos consumados especialistas, ción tosca pero de disposición espontá­
tanto por la riqueza de temas y la liber­ nea, que representa la lucha de diferen­
tad compositiva que supieron desarro­ tes divinidades, armadas con mazas.
llar, como por el tratamiento técnico También es de notable interés mitológi­
dado a las diferentes piedras (serpenti­ co el sello de la Biblioteca Nacional de
na, jaspe, cristal de roca, lapislázuli, París, en el que el dios Shamash viaja,
etc.), con las que elaboraron millares de junto a una esfinge, un arado, una jarra
ellos, cuya demanda fue muy solicitada, y otros objetos en una extraña barca,
incluso como objeto de adorno perso­ cuya proa tiene la figura de un dios —¿o
nal, capsulándose a veces con lámina demonio?— y su popa la de una ser­
de oro. piente. O algunos sellos de los museos
La temática de los sellos acadios era, Británico y Louvre, con el tema de la
en líneas generales, de dos tipos: por un manifestación común de los dioses al
lado, la continuación de las bandas de amanecer del Año Nuevo (sellos de los
figuras anteriores, con el repertorio ico­ escribas Adda y Zagganita).
nográfico sumerio tradicional, aunque La escena del banquete, de tanto éxi­
acadizado; y, por otro, los nuevos argu­ to en épocas anteriores, es sustituida
mentos de temática básicamente reli­ ahora por la de la presentación del oran­
giosa, mítica o de la vida diaria, distri­ te ante la divinidad (Ishtar, Shamash o
buidos en forma simétrica. Enki), la cual aparece de pie o sentada
No podemos pormenorizar ejemplos según los casos. No faltan escenas de
concretos a pesar del repertorio tan rico interpretación difícil o totalmente des­
que nos ha llegado, pero sí podemos re­ conocida, como la que puede verse en
coger algunos ejemplares de reconoci­ un sello de Eshnunna, en el que apare­
do interés. Del primer tipo, y siguiendo ce una divinidad serpiente ante un altar
la disposición en friso, el tema del hé­ y en compañía de otra persona.
roe estrangulando a un león seguía sien­ Los sellos cilindricos acadios cono­
do muy cultivado, dentro de una gran cieron una gran área de dispersión y
minuciosidad de talla (algunos ejempla­ también una larga reutilización (casos
res en los museos Británico, Louvre y de del ejemplar hallado en Acemhuyuk,
Iraq); otras veces, es el hombre-toro en Anatolia central, o el de lapislázuli,
que vence a un león (Tell Asmar) o un montado sobre un brazalete de oro,
del brazo derecho de la momia del fa­ fluencia acadia, y que subsistiría hasta
raón Orsokon 1 (hacia 924-889), de la finales del i milenio.
XXII Dinastía). La estructura de las torres escalona­
das, que en adelante ya sería uniforme,
consistía en un grueso núcleo macizo,
El renacimiento sumerio de adobes (con capas de cañizo para su
mejor fragua), recubierto con ladrillos,
de planta cuadrada o rectangular, y con
Durante el dominio de los qutu, épo­ paredes ligeramente en talud. Sobre
ca muy mal conocida por la carencia de este núcleo macizo se elevaban sucesi­
fuentes, algunas ciudades sumerias vas terrazas, por lo común en número
(Uruk, Lagash, Umma, Ur, por ejemplo) impar, cada vez de menor superficie y
fueron capaces de organizarse e inclu­ altura, comunicadas entre sí por rampas
so una de ellas, en concreto Uruk, con o escaleras, también de ladrillo.
su rey Utukhegal (2123-2113) al frente, Ur-Nammu, el fundador de la III Di­
tuvo el empuje suficiente para expulsar nastía de Ur, ordenó levantar diversas
a los invasores. ziqqurratu (Ur, Uruk, Eridu, Larsa, Nip-
Con estas ciudades y sus correspon­ pur): de todas ellas la mejor conserva­
dientes Dinastías se vivió el último pe­ da es la de Ur (62,50 por 43 por
ríodo de esplendor de la civilización su- 21,33 m), dedicada al dios Luna (Nan-
meria, durante el cual se llevaron a nar o Sin) y denominada Etemenniguru
cabo grandes realizaciones materiales y (Casa cuya alta terraza inspira terror).
notabilísimas obras de arte. Estaba estructurada en tres terrazas, ac-
A la floreciente Dinastía de Lagash, cediéndose a la última por una escale­
con la atrayente —y enigmática— figu­ ra frontal, que era continuación de la es­
ra del ensi Gudea (2141 -2122), que a tan calera principal del primer piso, que se
altas cimas supo llevar el arte neosume- iniciaba exenta, lejos del cuerpo de la
rio, le puso fin la ciudad de Ur, la cual torre, y que se complementaba para su
tomó la iniciativa política, llegando a co­ mayor majestuosidad con otros ramales
hesionar su primer rey Ur-Nammu laterales adosados a tal piso.
(2112-2095) todo Sumer y Akkad y for­ Mención especial debemos hacer de
mar un Imperio que se mantuvo más de la ziqqurratu de Mari, levantada, proba-
cien años. Bajo su último rey, Ibbi-Sin blem ente en tiem pos de Shulgi
(2028-2004), después de varios intentos (2094-2047), sobre una antigua terraza
de defensa contra las semitas occiden­ del Dinástico Arcaico (llamada Macizo
tales y los elamitas orientales, un semi­ rojo) y un templo dedicado al dios Da-
ta vasallo, gobernante en Mari, se apo­ gan. Construida totalmente con adobes,
deró del país. Con esta acción, Mesopo­ presentaba como novedad tres largos
tamia volvía a disgregarse en pequeñas muros divisorios, algo distanciados entre
ciudades-Estado, las cuales pusieron fin sí, a modo de rampas de acceso —sin es­
definitivamente a la historia sumeria. caleras— hasta la última terraza.
Dado que este tipo de construcciones
tenía entidad autónoma (por lo común
La arquitectura neosumeria: se rodeaban de murallas que las sepa­
ziqqurratu y templos raban de los templos), se ha intentado
ver si una nueva ideología religiosa ha­
bría producido en la etapa neosumeria
Fue durante la etapa de restauración tal tipo de edificios. Por lo que se sabe,
sumeria, en parte coincidiendo con la parece ser que no hubo tal ideología,
dominación de los qutu, y sobre todo pues las excavaciones arqueológicas
tras su expulsión, cuando la arquitectu­ han detectado que las ziqqurratu se le­
ra monumental llegó en Sumer y Akkad vantaron siempre sobre las antiguas
a su máxima expresión, con dos reali­ terrazas de los templos sumerios. Eran,
zaciones fundamentales: la ziqqurratu, pues, construcciones que continuaban
o torre escalonada, que alcanzaría por la tradición religiosa de los tiempos an­
fin su más acabado modelo, y el templo teriores.
de celia ancha, probablemente de in­ También se ha elucubrado mucho so­
bre su funcionalidad. En este aspecto vierte en el templo donde se tributó cul­
las teorías son diversas, siendo la más to al rey Shu-Sin (2037-2029), divinizado
plausible aquella que sostiene que se en vida, levantado en Eshnunna por el
trataría de un lugar destinado a proteger gobernador Ituria.
de las inundaciones a la divinidad, o Algunos especialistas han querido ver
bien la de ser un altar escalonado, al un tercer tipo de arquitectura religiosa
cual se subía para la presentación de en los llamados templos con cocina sa­
ofrendas a los dioses. Una explicación grada. En Nippur, por ejemplo, se halló
más sencilla, aunque de contenido eso­ un largo templo de planta rectangular,
térico, sería la que ve en las torres es­ el Ekur (Casa montaña), dedicado a En­
calonadas la idea de montaña sagrada, lil, situado al nordeste de la ziqqunatu
esto es, el lugar habitual donde se ma­ de tal ciudad, con una cocina sagrada,
nifestaba lo sobrehumano o, si se quie­ en donde se preparaban las ofrendas
re, el escenario de la comunicación en­ alimentarias. Su singular planta presen­
tre la divinidad y los hombres. ta un portal principal, que estuvo deco­
Otro extremo discutidísimo es el de si rado con rampas y nichos; a sus lados
las ziqqurratu contaron o no con tem­ existían dos cellae con dos estancias co­
plos en su última terraza. Algunos tex­ municadas entre sí, provistas de hoga­
tos clásicos (Heródoto al hablar de Ba­ res circulares de grandes dimensiones.
bilonia, por ejemplo) permiten presu­ Se argumenta que un templo análo­
mirlo, pero no hay constatación arqueo­ go a éste hubo de existir en el Eanna de
lógica de que fuese así. Uruk, correspondiente a esta época his­
Por otro lado, respecto a los templos tórica; sin embargo, no ha sido aún en­
neosumerios, se sabe que su planta se contrado.
diseñó de acuerdo con dos estancias De la ciudad-Estado de Lagash, que
principales: una celia principal, ancha, y conoció un gran florecimiento material
con una pequeña capilla auxiliar, y otra y cultural durante la dominación qutu,
estancia situada por delante (antecella) debido sobre todo a su principal gober­
de parecidas dimensiones. Ambos am­ nador, Gudea, que actuó como verda­
bientes, dispuestos de acuerdo con una dero príncipe independiente, apenas
estructura axial, mucho más pragmáti­ nos han llegado restos de edificios reli­
ca, obedecían indudablemente a las giosos, a pesar del grandísimo número
nuevas exigencias religiosas (rápida re­ de ellos que, según la documentación,
cogida de las ofrendas de fieles y tribu­ se levantaron en las distintas ciudades
tarios; mayor libertad de acceso para la dependientes de Lagash.
oración directa ante la divinidad, etc.) De todos sus templos merece ser ci­
Es también la ciudad de Ur la que me­ tado el Eninnu (Casa cincuenta), dedi­
jor nos puede ilustrar sobre el estudio cado al dios Ningirsu, construido en Gir­
de los templos de esta época, cuyo pa­ su, el centro sagrado y administrativo
radigma se centra en su gran recinto sa­ del Estado. Conocido el templo ya en
grado, en el cual —y adosado al sudes­ época del Dinástico Arcaico, sería con
te de la ziqqurratu— se halla la más an­ Ur-Baba (2155-2142) cuando recibiría
tigua y grandiosa estructura del tipo de una amplia remodelación, para ser re­
templo de dos estancias, dedicado en formado y ampliado considerablemen­
su día a la diosa Ningal, esposa de Sin. te por su yerno y sucesor Gudea, quien
Dicho templo, ubicado en el interior del lo hizo —según sus textos— parejo en
denominado Giparku, santuario muy esplendor al Ekur, el templo de Enlil.
complejo rodeado por una gruesa mu­ Sin embargo, a pesar de las numero­
ralla, comprendía además de las dos cá­ sas referencias que se poseen del Enin­
maras —celia y antecella—, otra serie nu, es muy poco lo que se puede decir
de estancias secundarias. de él, tanto de su arquitectura (dimen­
Otro templo de similares característi­ siones, estancias, capillas, patios) como
cas fue levantado más tarde por Amar-
Sin (2046-2038), al sur de la misma ciu­
dad, dedicado al dios Enki, con su celia Estatua sedente en diorita del ensi Gudea
precedida de la antecella al fondo de un de Lagash (hacia 2130 a. C.). Museo del
patio. El mismo tipo de estructura se ad­ Louvre, París
51
de su valoración artística: decoración, En el mismo recinto sagrado se levan­
mobiliario, utillaje, estilo. Incluso, los ar­ tó otro interesante edificio, el Edublal-
queólogos de comienzos de siglo, cuan­ makh (Casa de las tablillas ensalzadas),
do lo excavaron, cuestionaron su ubica­ transformado siglos después en un san­
ción, decantándose al final por situarlo tuario, ante cuya monumental puerta se
en el Tell A de Telloh (Girsu), en base impartía justicia. No lejos de él, y al sur
a la gran cantidad de ladrillos allí apa­ del gran patio de Nannar, se construyó
recidos con el sello de Gudea y otros el Enunmakh (Casa de la gran tesore­
objetos de arte, estatuas sobre todo. ría), el almacén del templo de Ur.
Por lo que respecta a Mari, controla­ En la ciudad de Eshnunna se edificó
da por gobernadores dependientes de junto al lado occidental del templo de
Ur durante la etapa neosumeria, el an­ Shu-Sin, por orden del gobernador Ilus-
tiguo Templo de Ninkhursag conoció huilia, un palacio provincial, formado
una ampliación, al dotársele de un airo­ por un conjunto arquitectónico de tres
so pórtico sostenido por dos columnas, sistemas de patios. El más cercano al
obra llevada a cabo por Niwar-Mer. Sin templo presentaba dos grandes estan­
embargo, fue Ishtup-ilum, hijo de Ish- cias rectangulares, el Salón del trono y
me-Dagan, quien llevó a cabo la cons­ un Gran salón, a las cuales se accedía
trucción de un templo de nueva planta, por laberínticas habitaciones y largos
el Templo de los leones, que levantó so­ cuartos de guardia; el segundo patio
bre un zócalo de adobes y adosó al sur presentaba a su alrededor dependen­
de la imponente ziqqurratu mariota. Tal cias administrativas y los aposentos del
templo, dedicado al dios Dagan (que no gobernador; finalmente, el tercer siste­
debemos confundir con el que había ma —el más occidental de todos— re­
quedado enterrado en la torre escalona­ petía en buena parte la planta del tem­
da), ornamentado con diversos leones plo de Shu-Sin, con patio, antecella y ce­
de bronce, era de modestas proporcio­ lia, con lo que venía a ser una especie
nes (15,40 por 9,20 m) y poseía un san­ de capilla complementaria, usada a
tuario oblongo con cuatro altares en for­ modo de Salón de audiencias.
ma de lechos, destinados, probable­ Pocos datos tenemos para evaluar las
mente, a las incubationes de ios sacer­ tumbas reales neosumerias. En Ur, se
dotes o al rito hierogámico. localizaron los restos del complejo fune­
rario de Shulgi y Amar-Sin, quienes lo le­
vantaron en la zona sudoriental del gran
Palacios, edificios y tumbas reales recinto sagrado del cementerio real de
la I Dinastía. Sobre una estructura hipo-
gea, de unos 10 m de profundidad, abo­
La arquitectura civil neosumeria es vedada y formada por dos estancias
poco conocida, pues la mayoría de los (una con dos tumbas dobles, la otra con
palacios fueron destruidos en su totali­ una tumba simple), se edificó un piso
dad, dados los avatares de la historia de formado por un cuerpo central (el de
Mesopotamia (caso de los de Ur-Baba y Shulgi) y dos alas anejas (construidas
Gudea en Lagash) o bien se construye­ por Amar-Sin). A pesar de sus mayores
ron sobre ellos, posteriormente, otros proporciones (64 por 24 m, aproxima­
edificios (palacio de Mari, por ejemplo). damente) este complejo arquitectóni­
En Ur, dentro del recinto sagrado o co, en donde se celebraban las ceremo­
Egishshirgal, Ur-Nammu edificó el nias funerarias, era un calco de las ca­
Ekhursag, luego agrandado por su hijo sas de la época.
Shulgi, dividido en dos grandes secto­ En Girsu se localizó también un hipo­
res, uno público, con grandes salas, y geo principesco, perteneciente a Ur-Nin-
otro privado, destinado a la familia real girsu (2121-2118) y a su hijo Pirigme
y a sus servidores. A pesar de lo poco (2117-2115), formado por dos conjun­
que nos ha llegado de tal palacio, exis­ tos, separados por un pasillo, en cada
ten notables semejanzas con las cons­ uno de los cuales existían dos peque­
trucciones acadias de Assury Tel Brak, ñas cámaras mortuorias, encerradas
a las que ya se aludió en páginas ante­ por espesas murallas en forma de tri­
riores. dente. En algún sector se reutilizaron la­
drillos planoconvexos, elemento cons­ nidades, llevan inscripciones de alto
tructivo que había dejado de emplearse interés religioso.
hacía muchísimo tiempo. Un buen número de sus estatuas (hoy
en el Louvre) proviene de Girsu, lugar
en donde fueron reunidas por el rey ara-
La escultura de Lagash y de Ur meo Adad-nadin-akhe en el siglo n a. C.
en el palacio que levantó sobre las rui­
nas del templo Eninnu; otras, proceden­
Si, como hemos visto, de la ciudad de tes de excavaciones clandestinas se ha­
Lagash no tenemos prácticamente nin­ llan repartidas por diferentes museos y
gún resto de palacios ni de templos, en colecciones del mundo (incluso nues­
cambio nos ha llegado una abundantí­ tro Museo Arqueológico Nacional posee
sima colección de estatuas, en su mayo­ la cabeza de una de ellas).
ría trabajadas en diorita y otras piedras Es imposible reseñar y describir aquí,
duras, que se amoldaban por sus pro­ una por una, las estatuas de Gudea,
piedades a la fijación del concepto es­ pero debemos recordar, entre las que lo
tético de la nueva etapa. representan de pie, las conocidas como
Del fundador de la II Dinastía lagashi- Gudea de hombros estrechos (1,40 m),
ta, Ur-Baba (2155-2142), poseemos una Gudea de hombros anchos (1,40 m), Pe­
sola estatua de diorita (68 cm; Museo queño Gudea de pie (1,24 m) —las tres
del Louvre), documentada con toda se­ lamentablemente acéfalas—, Gudea
guridad gracias a la inscripción que pre­ con la vasija manante (62 cm) y Gudea
senta; la misma, muy mutilada (le falta del Museo Británico (73 cm), esta última
la cabeza y la parte inferior del cuerpo), anepígrafa y con la particularidad de
lo representa en actitud orante, con las que cuerpo y cabeza pertenecían a dos
manos cruzadas delante del pecho y estatuas diferentes.
vestido con toga. Posiblemente, le per­ Entre las que lo representan sentado,
tenezca también una estatuilla de dio­ hay que destacar las conocidas como
rita (35 cm; Museo del Louvre), anepí­ Gudea colosal (1,58 m), Gudea con el
grafa, de cráneo y rostro rasurados y de plano de arquitecto (93 cm) —ambas
tosca disposición volumétrica. también acéfalas—, Gudea con la regla
Sin embargo, es de Gudea de quien de arquitecto (86 cm) y Gudea sentado
más estatuas sedentes c erectas, a me­ (45 cm), quizás la más divulgada de to­
nudo mutiladas, se posee (una treinte­ das y único ejemplar completo (si bien
na larga), labradas casi todas en diorita, fragmentado en dos secciones) extraí­
piedra traída, como dicen sus inscrip­ do en unas excavaciones.
ciones, de la montaña de Magan. Vistas De las cabezas de Gudea, que forma­
en su conjunto, dan una impresión de ron parte de estatuas completas de di­
fuerza y de grandeza, dentro de una uni­ ferentes tamaños, la más significativa es
formidad que, aunque parece idealiza­ la Cabeza del Louvre (24 cm), conoci­
da, es engañosa, pues en ellas se apre­ da también como Cabeza con turbante,
cian —si se observan con meticulosi­ que lo representa en plena madurez; es
dad— diferencias singulares tanto en de gran efecto plástico, a pesar de tener
los rasgos anatómicos, como en su ar­ mutilada la nariz y los labios. Le siguen
ticulado plástico. en interés, por diversas razones, las ca­
En la mayoría se halla vestido con bezas de Filadelfia (10 cm), Boston
toga, que le deja al descubierto el (23 cm) y Leyden (14 cm).
hombro y el brazo izquierdos, y tocado Del hijo de Gudea, Ur-Ningirsu, nos
con un encasquetado bonete de lana han llegado tres estatuillas, de parecida
rizada, e invariablemente con los pies disposición a las de su padre. La más fa­
descalzos y dedos bien diferenciados mosa, de alabastro yesoso (55 cm de al­
sobre un podio; en casi todas aparece tura total), que se expone alternativa­
con las manos juntas —palma con pal­ mente en París y Nueva York, dado que
ma— delante del pecho, en actitud de al Louvre pertenece el cuerpo y al Me­
piadoso devoto y con la cabeza y bar­ tropolitan Museum la cabeza, lo repre­
ba rasuradas. Muchas, finalmente, al senta de pie, sobre un redondo pedes­
haber sido dedicadas a diferentes divi­ tal en el que se figuran relieves alusivos
a los tributos recibidos por sus victorio­ Derecha, cara anterior de la estela de
sas empresas militares. Las otras dos Ur-Nammu en piedra caliza 3 x 1,5 m
son, en realidad, bustos que guarda el (finales del ni milenio a. C J, Museo de
Museo de Berlín: uno de ellos, en diori­ Pennsyloania. Arriba, reconstrucción ideal
ta (17 cm), de magnífica factura, lo pre­ de las dos caras según W. Orthmann
senta ya algo alejado del prototipo de
Gudea, con larga barba rizada y peluca
de ondulantes líneas en forma de volu­ gurillas femeninas de bulto redondo,
minoso casquete; el otro busto, de muy con inscripciones o sin ellas, llegadas
mala factura plástica, lo figura portando en lastimoso estado, las cuales nos per­
un cabritillo. miten conocer el aspecto de las muje­
Las excavaciones arqueológicas aún res de la primera etapa neosumeria. La
proporcionaron otras esculturas, en su más famosa, y en verdad una de las más
mayoría muy troceadas, y que no han perfectas estatuas femeninas de la épo­
podido ser asignadas a ningún otro ca de Gudea, es la Dama de la toca
componente de la II Dinastía de Lagash. (17 cm; Museo del Louvre), labrada en
Se han podido aislar bastantes fragmen­ esteatita verde, y que representa a una
tos, pertenecientes a troncos, manos y mujer de la alta nobleza o, según otros,
cabezas, éstas con rasgos personales, a una de las esposas de dicho ensi.
alcanzando la categoría casi de retratos. Le siguen en interés otras dos esta­
De entre ellas es modélica la Cabeza de tuas, consagradas por la vida de Gudea,
Berlín, en blanca caliza (13 cm), de ros­ y que han llegado desgraciadamente
tro y cráneo rasurados, y que pertene­ acéfalas: una, de caliza (13 cm; Museo
ció a la estatua, quizá, de un sacerdote. del Louvre), de pie, con las manos jun­
De esta época son también algunas fi­ tas, representación quizás de Ninalla, la
55
primera esposa de Gudea; y otra, de ala­ de Berlín, y el cuerpo, del de Estambul),
bastro (7 cm; Museo de Estambul), re­ hallada en Babilonia, fue labrada a ta­
cubierta de ricos vestidos. maño natural, en diorita (1,73 m) y to­
Diferentes cabezas, localizadas en Gir­ davía siguiendo el concepto acadio de
su y Ur, principalmente, correspondien­ la realeza, esto es, bajo el aspecto de
tes a otras tantas figuritas de anónimas una divinidad. Tal gobernador, de noble
damas, enriquecen la plástica de bulto rostro, con larga barba de rizos, está to­
redondo de la II Dinastía de Lagash. cado con la tiara de cornamentas y ves­
A pesar de que conocemos el rostro tido con una entallada túnica, termina­
y porte del fundador de la III Dinastía de da en bien perfilados flecos. Aun de ma­
Ur, Ur-Nammu, por algunas estatuillas yor calidad es la estatuilla de Idi-ilum
metálicas de fundación, y sobre todo (41 cm; Museo del Louvre), en esteati­
por los fragmentos de su estela, que ta; aunque le falta la cabeza, quedan
después analizaremos, de él no nos ha restos de su larga barba, similar a la de
llegado, hasta ahora, ninguna estatua. Puzur-Ishtar; el vestido y la regia sobre­
De su hijo Shulgi, en cambio, posee­ vesta, orlada de cuentas y borlas de fi­
mos bastantes, labradas en diorita y es­ nísimo trabajo, son mucho más recar­
teatita oscura, todas fragmentadas y de­ gados que los del gobernador antes ci­
capitadas. La más completa, (26 cm; tado, su predecesor en el trono de Mari.
Museo de Iraq), localizada en Ur, le re­ La estatua de Ishtup-ilum (1,52 m; Mu­
presenta de pie, vestido con túnica. seo de Aleppo), en negro basalto, y mu­
Otra, minúscula (7 cm; Museo del Lou­ cho más divulgada, presenta una estruc­
vre), portando un animal de sacrificio tura plástica de formas muy simplifica­
sobre su pecho. De su estatua más ori­ das, lo que la pone en parangón con al­
ginal (hallada en Girsu y hoy en el Lou­ guna de las estatuas de Gudea de La­
vre), destinada probablemente a ser lle­ gash. Hallada intacta en el palacio de
vada en procesión, sólo se ha conserva­ Mari (sólo tiene aplastada la nariz), sus
do su parte inferior (restan 13 cm de al­ rasgos anatómicos hablan de la fuerte
tura); representaba al rey en actitud de semitización que alcanzó tal ciudad a fi­
marcha, con la pierna y pie izquierdos nales del ii milenio.
ligeramente avanzados. De entre las obras de arte menor, de
Tampoco conocemos ninguna esta­ bulto redondo, hay que recordar, siquie­
tua de los tres sucesores de Shulgi ra sea brevemente, diferentes figuras de
(Amar-Sin, Shu-Sin e Ibbi-Sin), a pesar la animalística neosumeria. Las piezas
de que muchas de sus inscripciones ha­ más características fueron los pequeños
blan elogiosamente de ellas. bisontes echados (el Louvre atesora tres
A finales del mmilenio puede datarse magníficos ejemplares de Girsu), con
un Torso real (Museo de Estambul), en cabeza humana tocada con la tiara de
diorita, encontrado en Nippur; aunque la divinidad, piezas evidentemente mi­
le falta la cabeza, se conserva buena tológicas tomadas de la pasada glíptica
parte de la barba que ennoblecía el ros­ acadia; le seguían los leones, de los cua­
tro. Hubo de pertenecer a algún perso­ les nos han llegado algunos fragmentos
naje importante, como hace suponerlo de Girsu, de época de Gudea, y otros de
el grueso collar de perlas y el brazalete Eridu, éstos ya del 2000; y los ánades de
de su muñeca derecha. Muy similar a fina volumetría, que ejemplificamos en
éste es otro Torso de Susa (27,5 cm; Mu­ el hermoso peso de cinco minas, con el
seo del Louvre), en caliza, probable­ nombre de Shulgi, hoy guardado en el
mente trabajado también en Nippur, y Museo de Iraq.
que fue llevado a Susa como botín.
Finalmente, concluimos este aparta­
do con la reseña de tres magníficas es­ El relieve neosumerio. La estela
tatuas de bulto redondo, del taller de de Ur-Nammu
Mari, correspondientes a tres de sus
shakkanakku (gobernadores), Puzur-
Ishtar, Idi-ilum e Ishtup-ilum, todas de El relieve neosumerio, al igual que la
magnífica factura. La estatua de Puzur- escultura de bulto redondo, en su de­
Ishtar (la cabeza, propiedad del Museo seo de copiar viejos modelos, volvió a
poner de moda las antiguas placas per­ lieve heráldico de claro simbolismo ctó-
foradas de carácter votivo, totalmente nico: dos serpientes entrelazadas, late­
en desuso durante el Imperio acadio. ralmente escoltadas por dos seres híbri­
Estas placas, sobre todo las proceden­ dos a modo de dragones que enarbolan
tes de Girsu, nos han llegado muy tro­ largas espadas curvilíneas.
ceadas, siendo los fragmentos más in­ Muy cercana en estilo, disposición,
teresantes dos del Museo del Louvre, concordancias iconográficas y, sobre
de época de Gudea: en uno, se ve a di­ todo, finalidad ideológica de las este­
cho ensi en una escena de presenta­ las de Gudea, estuvo la gigantesca Es­
ción ante su dios personal Ningishzida, tela de Ur-Nammu, que se encontró
y en el otro se figura al dios Ningirsu en fragmentada en el recinto sagrado de
el contexto de una escena de nupcias la ziqqurratu de Ur y que hoy conserva
sagradas. el Museo de la Universidad de Pennsyl-
Sin embargo, donde mejor puede es­ vania.
tudiarse el relieve neosumerio es en las Tallada en una losa de caliza (3 por
estelas, a pesar de que nos hayan llega­ 1,5 m), presentaba sus dos caras recu­
do muy fragmentadas. Si bien copiaban biertas por una serie de relieves distri­
prototipos de épocas anteriores, la ideo­ buidos en cinco frisos. En la cara ante­
logía contenida en ellas es radicalmen­ rior, en la parte superior y bajo unos
te distina. Ahora sólo se intentará per­ símbolos astrales —de Sin y de Sha­
petuar los servicios ofrecidos a los dio­ mash— se ofrece la presentación del
ses, no las hazañas guerreras, como en rey, de pie, en una escena doble y
los casos de Eannatum o Naram-Sin. Sin prácticamente simétrica, ante los dio­
embargo, no podemos negar tajante­ ses Sin (a la derecha) y su esposa Nin-
mente la existencia de Estelas de Victo­ gal (a la izquierda), asistidos por dos
ria en esta fase histórica; pero lo que sí divinidades que derraman el Agua de
es cierto es que hasta ahora no han sido la Vida. En el segundo friso, Ur-Nam­
descubiertas. mu, cuya imagen se repite también dos
De Gudea poseemos referencia escri­ veces, efectúa una doble ceremonia
ta de las variadas que hizo levantar en cultual, libando sobre arbustos planta­
los templos de su ciudad-Estado: en el dos en altos tiestos y ante los mismos
Eninnu, por ejemplo, dispuso nada me­ dioses, sentados en sendos tronos. Sin
nos que siete estelas, de unos 3 m de al­ le presenta la cuerda y la vara de me­
tura cada una, dándoles incluso un dir, elementos necesarios para la tarea
nombre propio. Eran de aspecto similar constructora que va a emprender el
a la de Eannatum, que ya vimos; es de­ monarca. Por debajo, en los tres regis­
cir, en forma de largo paralelepípedo, tros restantes, se suceden variadas fases
redondeado por su parte alta, a modo de la edificación del monumento reli­
de arco de medio punto. gioso.
Con varios fragmentos, los especialis­ En la cara posterior se ven, en los cua­
tas han intentado reconstruir una de tro frisos inferiores (falta el superior),
aquellas estelas, en concreto la que re­ aunque de modo fragmentario, sacrifi­
memoraba la reconstrucción del Eninnu, cio de animales, escenas de música, así
cuyo proceso conocemos por un mag­ como la ceremonia de adoración de
nífico himno, copiado en dos gruesos ci­ una estatua del propio Ur-Nammu.
lindros de arcilla (hoy en el Museo del En Susa se localizó otra estela (lleva­
Louvre). da como botín), no adscrita todavía a
Diferentes vasos, pilas de consagra­ ningún soberano neosumerio. De la
ción, mazas y platos de comienzos de misma (restan 80 cm de altura; Museo
la fase neosumeria presentaban tam­ del Louvre), sólo nos ha llegado la par­
bién relieves. Los ejemplares más divul­ te superior, en donde bajo un grandio­
gados son los de Gudea, sobresaliendo so símbolo solar, una divinidad hace en­
de entre ellos su Vaso de libaciones trega de la cuerda y la vara de medir a
(23 cm; Museo del Louvre), tallado en un príncipe que efectúa una libación
esteatita a modo de largo cubilete y que ante un arbusto.
había consagrado a su dios personal. La Del rey Shulgi (de quien no nos ha lle­
superficie aparece decorada con un re­ gado ninguna estela) poseemos un
magnífico y grandioso relieve rupestre Arriba, toro androcéfalo de Girsu (hacia
(4 m de altura), que mandó grabar en 2130 a. C.). Museo del Louvre, París.
Darbaud-i-Gawr, en el Kurdistán, con Derecha, vaso de plata de Enmetena
ocasión de su victoria contra los lullubi- (hacia 2400 a. C.). Museo del Louvre, París
tas. Se trata, en realidad, de una copia
de la Estela de la Victoria de Naram-Sin,
en la que el rey neosumerio se presen­ ante el símbolo del creciente lunar, cla­
ta en idéntica postura a la del rey aca­ ra alusión al dios Sin.
dio, pisoteando los cuerpos de sus ene­ Si al comienzo de este renacimiento
migos vencidos. A su reinado pertenece de todo lo sumerio, los temas anima-
también el fragmento de una tablilla vo­ lísticos y de ¡a vida cotidiana aparecen
tiva de esteatita (14 cm; Museo del con relativa frecuencia, aunque con
Louvre), procedente del mercado anti­ tratamientos algo descuidados, visi­
cuario: el relieve es de muy buena cali­ bles en los ejemplares con decoración
dad y, aunque algunos consideran que de pájaros, cisnes, barcos, etcétera,
la figura representada es una imagen de luego alcanzaron verdadera categoría
la reina Ninsun, lo cierto es que se trata artística.
de una alta sacerdotisa de ignorado La escena de presentación, que ya
nombre. conocemos por las estelas, de las que
antes hemos tratado, aparece bastante
unificada, con pocas variaciones, en la
Los sellos cilindricos glíptica de esta épcfca: un adorador es
conducido por una diosa ante una divi­
nidad sentada (usualmente, otra diosa y
Los sellos cilindricos neosumerios, ta­ más raramente un dios o un rey deifica­
llados en diferentes clases de piedras do), ataviada con el vestido de volantes
(lapislázuli, diorita, serpentina, hemati­ y en actitud de alzar la mano, en gesto
tes, sobre todo) presentan, como no era de acogida. La divinidad se halla siem­
menos de esperar, una variadísima te­ pre vuelta hacia la izquierda, tocada con
mática, aunque el argumento preferido, la tiara con el par de cornamentas, y el
repetido una y mil veces, es el de la es­ adorador aparece en todos los ejempla­
cena de presentación, invariablemente res con la cabeza y el rostro rapados,
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esto es, ritualmente puro, llevando un tradicionales, sobre todo con los típicos
vestido similar al del ser divino. héroes atacando o venciendo a fieras
Dado el considerable número de se­ (un cilindro del Ashmolean Museum,
llos con esta temática, debemos reseñar por ejemplo). Ni que decir tiene que
tan sólo unos cuantos: de Gudea, por muchos sellos son ahora reaprovecha-
ejemplo, el de la Morgan Library de dos, borrándose las inscripciones exis­
Nueva York y el tan divulgado del Mu­ tentes y poniéndose otras en su lugar.
seo del Louvre; de Ur-Nammu, el mag­
nífico cilindro-sello que le dedicó su go­
bernador, Khashaner, en donde las figu­ Metalistería y orfebrería
ras aparecen muy estilizadas; de Shulgi
podemos citar los que le dedicaron su
mensajero Kudashum, su portatronos Muy pocas son las esculturas y relie­
Kilula (éste 5,35 por 3,35 cm, de bellísi­ ves de importancia estética que nos han
mas figuras y larga inscripción, hoy en llegado de la época neosumeria traba­
el Museo Británico) y su pastor Nikala jados en metal. Sin embargo, sí posee­
(Museo del Louvre). mos bastantes ejemplares de unas sin­
Digno de ser citado por la variante gulares piezas, conocidas como dioses
que de este tema presenta, es el cilin- de clavo (muy divulgados los de la épo­
dro-sello de Uruk (hoy en el Museo Bri­ ca de Gudea), que funcionaron como
tánico) ofrecido por la vida de Shulgi, clavos de fundación, y hallados en los
en donde el adorador, cuyo nombre se fundamentos de la casi totalidad de los
ignora por hallarse la inscripción in­ templos neosumerios.
completa, se halla solitario ante el dios Tales piezas representan a un dios se­
Meslamtae’a y un dragón, sosteniendo miarrodillado, vestido con faldón, asien­
ambos el caduceo divino. De Ibbi-Sin do con sus dos manos un grueso clavo
podemos reseñar el que le dedicó su que mantiene verticalmente. Estas esta­
escriba Erradan, personaje que es in­ tuillas, con textos inscritos por lo gene­
troducido por una diosa ante el rey dei­ ral, tocadas al principio con la tiara de
ficado. cornamentas, pasaron luego a ser repre­
Otros temas, que tuvieron también sentaciones de los soberanos, no faltan­
difusión, fueron los del personaje soli­ do, a veces, clavos fundacionales en for­
tario (por lo común un dios o una dio­ ma de animales (por ejemplo, los dos
sa), junto a un largo texto que ocupaba ejemplares de Toros yacentes del Mu­
la superficie del sello; el de los anima­ seo del Louvre).
les fantásticos que a modo de Pájaro Diversos museos poseen figurillas de
de la Tormenta atacan animales; las es­ fundación en cobre o bronce con la re­
cenas del sacrificio ritual de animales presentación de Gudea (o de un sacer­
ante altares y divinidades; y la del hé­ dote sustituto), de Ur-Nammu y de
roe que aplasta al enemigo con su pie Shulgi. La disposición suele ser muy
o bien ataca a las fieras. De toda esta te­ parecida: de pie, sosteniendo una es­
mática contamos con muy buenos portilla en la cabeza, torso desnudo y
ejemplares, debiendo citar únicamen­ ajustado faldón hasta las rodillas (o
te, como muestra, el sello cilindrico de hasta los pies), con la pierna izquierda
Urlugaledina (6,10 por 4,50 cm), con la ligeramente avanzada e inscripciones
figura del dios-visir Edinmugi, bella­ conmemorativas.
mente estilizada, a quien se lo dedicó; Dentro de este apartado, debemos in­
y el del oficial Lugalsatran, dedicado al cluir los protomos de leones, fabricados
sacerdote Lushara, sello decorado con con lámina de bronce, que guardaban
un ser mixto con cabeza de león y cuer­ el interior del Templo de Dagan, en
po y alas de águila en el acto de atacar Mari, llamado por ellos Templo de los
a dos ciervos. leones, construido, según vimos, por
Al final del período, la inestabilidad Ishtup-ilum. El aspecto de tales fieras
política también se reflejó en el arte de (se habla de varios ejemplares) con sus
la glíptica, con cilindro-sellos de dimen­ fauces abiertas, sus vivos ojos hechos
siones más reducidas y labra más su­ de caliza blanca y esquisto gris, y sus
perficial y tosca, nuevamente con temas garras en actitud de ataque, era real­
mente feroz, cumpliendo así el papel dades y hombres, en una amplia esce­
simbólico de guardianes del recinto sa­ na encuadrada por dos querubines. El
grado. cuarto presenta al príncipe o goberna­
En el Templo de Ishtar de Assur (ni­ dor en compañía de una diosa y su ayu­
vel E, coetáneo a la época neosumeria) dante ofreciendo una libación y com­
apareció una única figurilla de bronce, bustión al dios Sin; en un lado, aparece
muy elegante, aunque también muy un toro al paso sobre la montaña; en el
oxidada. Era un exvoto y representaba otro, un extraño personaje con los bra­
a una mujer en actitud de oración, figu­ zos extendidos sobre un cielo estrella­
rada de pie. do. Finalmente, del quinto registro úni­
La orfebrería de esta época es franca­ camente han llegado las figuras de unos
mente pobre en ejemplares. De la épo­ pescadores.
ca de Shulgi podemos reseñar un ex­ Lo que llama la atención del cuarto
traordinario pendiente de oro, dedicado registro es que el gobernador o prínci­
a la diosa Geshtinanna, formado por pe va vestido con la túnica de volantes,
tres barquillas unidas entre sí. También propia de los dioses, y el dios porta la
nos han llegado cápsulas áureas que vestimenta principesca. La explicación
sirvieron para enriquecer algunos sellos creemos que es clara: en la pintura se
cilindricos. conmemora muy probablemente la di­
vinización del gobernador mariota, si­
guiendo la antigua tradición acadia que
Las pinturas murales de Mari continuaron los reyes de la III Dinastía
de época neosumeria de Ur, y a la que se sumaron algunos
príncipes de Mari.
En favor de la datación de estas pin­
El palacio de Mari, verdadero foco de turas a finales de la época neosumeria
arte, fue realzado ya desde sus prime­ hablan la poca gama de colores (blan­
ras fases constructivas con esculturas y, co, negro y ocres amarillos y rojos) y la
por supuesto, con pinturas, de las que especial manera de separar los regis­
han llegado notables testimonios de tros, a base de sencillos listones pictó­
época neosumeria y paleobabilónica. ricos.
Indudablemente, el sector palacial
neosumerio, levantado por el shakka-
nakku Ishtup-ilum, y en el cual se halla­
ba la denominada Sala de audiencias, Bibliografía
fue decorado con pinturas parietales,
aplicadas directamente sobre la arcilla P. Amiet, L'art d’Agcidé au Musée du
de sus enlucidos muros. Destruidas en Louvre, París, 1976. P. Delougaz, S. Lloyd,
su mayor parte, sus escasos restos tes­ Pre-Sargonid Temples in the Diyala Re­
timonian escenas religiosas, que nos gión, Chicago, 1942. G. Garbini, Le origini
della statuaria sumerica, Roma, 1962.
ambientan por la convención de sus fi­ S. N. Kramer, The Sumerians, their His-
guras, por el vestuario y por el variado tory, culture and character, Chicago,
utillaje descrito, en los últimos momen­ 1972. F. Lara Peinado, La civilización su-
tos del mmilenio. meria, Madrid, 1989. H. J. Nissen, The
Toda su temática se distribuyó al me­ Early Historv of the Ancient Near East,
nos en cinco grandes registros (3,36 m 9000-2000 b.C., Chicago, 1988. A. Moort-
de ancho mínimo, 2,78 de altura), situa­ gat, Die Kunst des Alten Mesopotamien, 1.
dos a más de 2 m del suelo. De su pri­ Sumer und Akkad, Colonia, 1982. A.
mer registro quedan restos de un desfi­ Parrot, Tello. Vingt campagnes de fouilles
(1877-1933), París. 1948. A. Parrot, Mari,
le de portadores de ofrendas; del segun­ capitule fabuleuse, París, 1974. A. Parrot,
do, una escena de combate, de la que Sumer, Madrid, 1981. F. Safar, M.A. Mus-
sólo se ha recuperado un soldado con tafa, S. Lloyd, Eridu, Bagdad, 1981. C.L.
turbante y carrillera. En cambio, se ha Woolley, The Royal Cemetery, Londres,
podido salvar el tema del tercer regis­ 1934. C. L. Woolley, Excavations at Ur. A
tro, consistente en la adoración de Ish- record of twelve years work. Londres,
tar recibiendo la ofrenda de otra diosa 1954.
secundaria, junto a un cortejo de divini­
El Imperio asirio
(2150-612 a. C.)
aquella fecha los asirios habían dejado
El período paleoasirio de ser nómadas. La arqueología, sin
embargo, ha detectado un templo aún
A caída de la III Dinastía de Ur en más antiguo que el de Ushpiya: el Tem­

L el 2004 motivó una etapa de lu­


chas interminables durante todo

tos reinos en que se había fragmentado


plo de Inanna (nombre sumerio cam­
biado luego por el acadio en Ishtar). De
el siglo xx y parte del xix entre los distin­
sus ocho niveles de construcción, los
estratos H —que ha proporcionado un
Mesopotamia. Esos mismos siglos cono­ relieve estucado de la diosa— y G han
cieron la independencia y el ascenso a puesto al. descubierto dos pequeños
gran potencia de otro país, Asiria, que, santuarios superpuestos, construidos
si hasta aquella histórica fecha había con adobes, correspondientes a estos
dependido de Sumer y Akkad, sabría primeros momentos.
muy pronto crear su propia personali­ Más tarde Kikkiya, coetáneo y vasallo
dad. de los últimos reyes neosumerios, se
Los más antiguos jefes asirios (wak- declaró independiente, procediendo a
lum) que, según las fuentes, vivían en la construcción de las primitivas mura­
tiendas, gobernaron al principio sobre llas de Assur, que poco después restau­
un pueblo nómada, que se desplazaba raría otro jefe llamado Puzur-Assur I, el
por la alta Mesopotamia. Sus sucesores, cual, aprovechando la caída de la III Di­
afincados en torno a Assur, lograron es­ nastía de Ur y el estado de anarquía de
tabilizar un Imperio que mantuvieron, toda Mesopotamia, logró afianzar su rei­
con variada suerte, más de 1.500 años. no como potencia independiente.
Desde el punto de vista de la Historia Erishum I (1890-1850J, siguiendo el
del Arte, el Imperio asirio conoció tres ejemplo de su padre, desplegaría luego
etapas, perfectamente definidas, que no una gran actividad constructora en Assur;
coincidieron exactamente con su de­ los abundantes recursos que precisó
sarrollo histórico-político. La primera, la para ello los obtuvo por una floreciente
abre la etapa paleoasiría, que abarcó actividad comercial con el extranjero
desde los comienzos (h. 2150) hasta (Capadocia, sobre todo), en donde esta­
aproximadamente el año 1470, momen­ bleció varias colonias (karum).
to en que Asiria quedaría incluida en la Fue precisamente Erishum I quien fi­
órbita de Mitanni. nalizó una de las primeras fases del
Templo de Assur, que sería luego com­
pletado por Shamsi-Adad I (1813-1781)
La arquitectura: escasez de restos y muchísimo más tarde transformado
por Senaquerib, ya al final del Imperio.
El templo, en sus primeros momentos,
Al decimosexto jefe asirio, llamado fue de modestas proporciones para al­
Ushpiya (h. 2100), se atribuye la cons­ canzar en el siglo xix a. C. una planta de
trucción de un templo en Assur (Qalaat 110 por 60 m. Un propileo precedía al
Shergat), enclave que, situado en la patio central, desde donde se llegaba a
confluencia del Tigris y uno de sus ca­ la antecella y a la celia. El edificio do­
nales, había tomado el nombre de la di­ minaba una irregular plaza rodeada por
vinidad tribal de los asirios: Assur. Esta una muralla, doble en el sector este y
referencia equivale a señalar que en triple en el oeste.
MtTANNl

Karkemish
ARAMEOS
Tilbarsip
Alepo
ZAMUA
Arrapkha
Assur •
MEDOS
Hamat

• Qatna

• Eshnunna
• Damasco Tutul
• Tutub

Babiioi
Samaría Susa •

• Jerusalén
ELAM
_

Eridu

EL IMPERIO ASIRIO
Expansión bajo Adad-Nirari I (1307-1275) Expansión bajo Tiglath-Pileser III (774-727)
(según F. Lara)
Expansión bajo Sargón II y Senaquerib
Expansión bajo Tukulti-Ninurta I (1244-1208) (721-681)

Núcleo del Expansión bajo Assur-Nasirpal II Expansión bajo Asarhaddon y


Imperio Asirio y Salmanasar III (883-824) _________ Assurbanipal (680-630)
En cuanto a la arquitectura civil, el pri­ portantes novedades estructurales al
mer palacio de los reyezuelos asirios, el proyectarse de acuerdo con una sime­
llamado Palacio viejo, consistió en una tría absoluta en torno a un eje ideal y
construcción compleja muchas veces que se convertiría, según han apuntado
reconstruida y alterada, alcanzando los especialistas, en el prototipo de los
grandes proporciones. Su planta, ligera­ templos asiritfs posteriores, sobre todo
mente trapezoidal (110,50 por 112 por los del i milenio.
98,30 por 98,10 m) comprendía diez pa­ Debemos aludir, finalmente, aunque
tios, a cuyo alrededor se distribuían 162 sea de modo breve, al sistema defensi­
estancias. vo de la Assur paleoasiria: bañada la
De las mansiones de carácter priva­ ciudad por el este y el norte por las
do, que se levantaron sobre todo en tor­ aguas del Tigris y uno de sus canales,
no al templo, sólo han llegado escasísi­ los reyes construyeron una vasta mura­
mos restos; su característica común era lla por aquel sector y junto a ella un mu­
el tener un gran patio central, rodeado ro-dique para evitar los daños de las
de habitaciones. crecidas del río. El sector meridional se
La ciudad también contó con un tem­ cerró con otra doble muralla en la que
plo arcaico dedicado a Enlil, que se se abrieron tres puertas de acceso (no
completó durante la III Dinastía de Ur localizadas todavía), quedando así el re­
con una magnífica ziqqurratu, consa­ cinto urbano encerrado en una especie
grada también al mismo dios, situado de triángulo o ciudad interior (libbi ali).
cerca del Templo de Assur.
Cuando a finales del siglo xix a. C.
Shamshi-Adad I logró apoderarse de As­ La plástica paleoasiria
sur y convertir tal reino en un verdade­
ro Imperio, coetáneo al de Hammurabi
de Babilonia, se construyeron en la ciu­ De la plástica paleoasiria únicamente
dad varios templos en honor de las prin­ nos han llegado dos fragmentos de una
cipales divinidades, al tiempo que se Estela de la Victoria, tallada en basalto
restauraba la torre escalonada de Enlil —¿de Mardin?, ¿de Gebel Sinjar?— y hoy
y se completaba con nuevos aposentos en el Louvre, que los especialistas asig­
el Templo de Assur. Asimismo, a nan a Shamshi-Adad I. En el fragmento
Shamshi-Adad I se debió la construc­ mayor (40 cm de altura) aparece tal rey
ción de un gran edificio religioso, junto golpeando con su pica y su hacha de
con su correspondiente ziqqurratu, en combate a un enemigo caído en tierra;
Karana (hoy Tell el-Rimah), ciudad si­ en el otro fragmento, cubierto por una
tuada entre Nínive y la cadena del Ge- inscripción, se ve al rey asirio (sólo res­
bel Sinjar. El templo, levantado sobre ta su parte inferior) y frente a él un per­
una terraza, era de planta cuadrada sonaje importante, tal vez el rey de Esh­
(46 m de lado) y constaba de vestíbulo, nunna, atado por las manos. La talla de
patio, antecella y celia, con estancias la­ ambos fragmentos es buena y la tipolo­
terales, todo ello dispuesto de acuerdo gía nos recuerda la escena de la Estela
con un eje axial. La antecella estaba de­ de Naram-Sin.
corada con relieves de piedra (dos dio­
sas Lama entre palmeras; dos cabezas
del demonio Humbaba), aunque de tos­ La glíptica
ca ejecución. Una escalera interior, dis­
puesta en ángulo, permitía el acceso al
tejado, desde el que se llegaba a la ziq­ Los sellos cilindricos de los comien­
qurratu (probablemente de cinco pisos) zos de la historia de Assur, tallados so­
que se situó en la parte trasera del tem­ bre todo en hematites, magnetita y, más
plo. Era una mole de adobes con una raramente, en lapislázuli, siguieron el
cámara abovedada central, que quedó estilo neosumerio, entonces imperante
bloqueada tras el acabado del edificio. en Mesopotamia. No obstante, sus dife­
Siglos después, A ssur-nirari I rencias son evidentes, sobre todo en la
(1547-1522) levantó en Assur el Templo manera de presentar la composición y
de Sin y Shamash, que presentaba im­ en algunos detalles menores.
Plano de Assur: E. Muralla
exterior; E\ Muralla interior;
F. Foso; Q. Muelle fluvial;
M. Bastión Mushlalu; 1. Puerta
Tibira; 2, 3 y 4. Puertas;
5 y 6. Puertas; 7. Puerta
Tisari; 8, 9 y 10. Puertas
sector norte; 11 y 12. Puertas
del sector este; 13. Puerta de
Shamash; 14. Templo de
Assur; 15. Ziqqurratu de Enlil;
16. Templo de Anu-Adad;
17. Templo de Sin-Shamash;
18. Templo de Ishtar;
19. Templo de Nabu; 20. Bit
Akitu; 21. Palacio viejo;
22. Palacio nuevo; 23. Palacio
del Príncipe; 24. Estelas;
25. Río Tigris; 26. Canal

La escena de presentación fue, sin y muy buena técnica, fueron los halla­
duda, el tema más desarrollado, aun­ dos en el karum de Kanesh (Kultepe) y
que con personalidad propia, visible en en otros puntos de Anatolia (Acemhó-
las tiaras de cornamentas, dispuestas a yük, Tarso), fabricados bien en Assur,
modo de frontón o triángulo; en la for­ bien en los propios talleres locales. Los
ma de las manos que parecen más bien temas son de gran variedad: escenas de
pinzas o tenedores; y en el sombrero de presentación, procesión de dioses, tra­
los personajes, a modo de crestas. Los suntos mitológicos, animales, en un
ejemplares con estas características son contexto de abundantes y desordena­
numerosos y sería prolijo descender das figuras minúsculas, por lo general
aquí a su enumeración. de formas angulosas.
Otros sellos presentan entalles a base
de carros tirados por cuatro équidos; es­
cenas de libación asociadas con sacrifi­ El arte de la época mesoasiria
cios religiosos; figuras de monstruos
—cuerpos con dos cabezas— o de leo­
nes con el aspecto de cánidos, con ca­ El reflejo de los movimientos de pue­
bezas prolongadas e hileras de dientes blos indoeuropeos por las zonas asiáticas
serrados. también se proyectó sobre Mesopotamia.
Más tarde presentan claras influen­ En el norte, y a mitad del siglo xv a. C. se
cias paleobabilónicas y paleosirias (ci­ formó un potente Estado, el hurrita de
lindro-sello de Tell Atchana, la antigua Mitanni, cuya área de influencia llegaba
Alalakh), si bien siempre conservaron desde el Mediterráneo a los montes Za-
su propia individualidad, manifestada gros y desde el lago Van hasta más allá
en los motivos menores. de las fronteras meridionales de Asina.
Los ejemplares paleoasirios más im­ En el centro y sur mesopotámicos se
portantes, con un estilo individualizado asistía al final de la etapa paleobabilóni-
ca, motivada por la presencia de una Los restos pictóricos mitannios, las
nueva dinastía extranjera de origen mon­ manufacturas de metal —orfebrería— y
tañés, la cassita. Por otra parte, en el Asia el trabajo en vidrio son poco significati­
anterior quedaba consolidado el Imperio vos para poder efectuar una valoración.
hitita, cuya actuación exterior llegaba
hasta Siria, entrando aquí en fricción con
los intereses de Mitanni. La arquitectura mesoasiria
Este panorama político y el intento de
un equilibrio internacional entre las po­
tencias dominantes había motivado que De acuerdo con el estado actual de la
Asiría pasara a un segundo plano de im­ investigación, de la Asiría del siglo xv en
portancia, manteniéndose bajo la de­ poder de los hurritas de Mitanni, no han
pendencia de los hurritas, durante casi llegado restos arquitectónicos. Tampo­
cuatro siglos. co los poseemos de la época de Assur-
uballit I (1365-1330), rey que supo con­
vertir a Asiría en potencia internacional,
¿Tuvieron los hurritas lejos del vasallaje hurrita. La construc­
un arte propio? ción más antigua de esta etapa históri­
ca corresponde al palacio de Adad-nira-
ri I (1307-1275), levantado en Assur y de
Aunque muchos especialistas inscri­ estructura muy similar a la de los pala­
ben los restos artísticos hurritas en el cios hurritas de Alalakh y Nuzi. Rodea­
amplio contexto cultural de las tradicio­ do por una muralla de irregular períme­
nes mesopotámicas y sirias sin atrever­ tro, estaba diseñado de acuerdo con di­
se a atribuir a dicho pueblo obras con­ versos sistemas de patios, a cuyo entor­
cretas, nosotros creemos que tuvieron y no se abrían las estancias.
desarrollaron un arte con personalidad Años después, con Salmanasar I
propia, cuya influencia se proyectó en (1274-1245) y su hijo Tukulti-Ninurta I
Asiría y en Hatti fundamentalmente. (1244-1208), se dio paso a una política
El conocimiento, sin embargo, que de grandes construcciones religiosas y
poseemos de tal arte es todavía bastan­ civiles, parte de cuyos restos se han po­
te impreciso y de él (con excepción de dido conocer. Salmanasar I fundó una
su cerámica —que conoció estilos dife­ nueva ciudad, Kalkhu —conocida en la
rentes— y de su glíptica —de rico con­ Biblia como Kalakh— (hoy Nimrud),
tenido y enorme producción—) hasta que sería, de hecho, repoblada durante
ahora sólo pueden establecerse hipóte­ el reinado de su hijo y sucesor. Fue éste,
sis, ya que, en realidad, todos los mo­ Tukulti-Ninurta I, quien dio un gran em­
numentos relativos a su arquitectura y puje a la arquitectura al ordenar restau­
su plástica provienen de las zonas de in­ rar y modificar edificios importantes de
fluencia de dicho reino, al no haberse Assur, la capital imperial. Entre ellos es­
podido localizar todavía su más impor­ taba el antiquísimo Templo de Ishtar, al
tante ciudad —y capital a un tiempo— que se le dotó de nueva planta. La es­
Washukanni. tructura principal, dedicada a la Ishtar
No obstante, los pocos restos arqui­ acadia (Assuritu), respetaba, sin embar­
tectónicos hallados en Alalakh, Tell go, la primitiva disposición del eje aco­
Chuera, Tell Halaf, Nuzi, Qatna y otros dado. Una capilla secundaria, situada
puntos, hablan de una personalidad es­ Mucho más importante que esta re­
pecífica, que resiste la comparación forma, fueron el templo y la tone esca­
con la arquitectura siro-mesopotámica lonada, dedicadas a Assur, que ordenó
de su época. Lo mismo cabe decir de construir tal rey en la nueva residencia
su plástica, si bien los ejemplares llega­ que levantó a unos 3 km de Assur, y que
dos han sido escasos (león de Urkis, llamó Kar-Tukulti-Ninurta. El nuevo tem­
dios sedente de Qatna, leones en barro plo, sin embargo, no presentaba planta
vidriado de Nuzi, cabeza de jab alí tam­ asiría, sino babilónica, pues estaba pro­
bién de Nuzi, estatua del rey Idrimi de yectado con una celia larga y estrecha.
Alalakh, etc.), aunque todos ellos con Algunos especialistas ven en esta dis­
módulos estéticos semejantes. p o sició n a rq u ite c tó n ic a la pre-
Rostro femenino trabajado en frita
procedente de Tell el-Rimah
(siglos xiv -x iii a. C.). Museo de Iraq, Bagdad
sencia de la magnífica estatua de Mar­ entre las dos ziqqun'atu cuadradas del
duk, traída allí por el rey desde Babilo­ doble templo.
nia con ocasión del feroz saqueo que in­
fligió a tal ciudad. Típicamente asirios,
no obstante, fueron otros elementos or­ La plástica: escasez de ejemplares
namentales: los nichos, la escalinata y
el podio, por ejemplo.
De la nueva residencia que ordenó La escultura de la etapa mesoasiria
construir no podemos decir casi nada, fue, en líneas generales, de poco inte­
puesto que la planta de la misma no se rés, no sólo por los escasísimos restos
ha podido delinear con coherencia, que nos han llegado, sino también por
dado lo poco que se ha conservado. la pobreza de su arte, dependiente del
Tampoco sabemos nada del nuevo pa­ mundo hurrita y sirio.
lacio que se hizo edificar en la propia De la plástica de bulto redondo úni­
Assur; del mismo, los arqueólogos sólo camente poseemos una estatua de gran
han podido determinar su emplaza­ tamaño (94 cm), hallada en Nínive y hoy
miento, gracias a los cimientos de en el Museo Británico. Se trata del torso
mampostería que han sido encontra­ de una mujer desnuda, tallado en cali­
dos. za y perfectamente fechado por la ins­
A su reinado pertenece, probable­ cripción que presenta y en la que se cita
mente, un magnífico hipogeo (tumba a Assur-bel-kala (1074-1057). Ha llegado
número 45 de las excavaciones), cons­ acéfala y con los brazos y pies rotos,
truido en ladrillo, no lejos del Templo de pero a pesar de ello su interés es excep­
Ishtar de Assur. Sirvió como tumba a cional, pues es el mejor desnudo feme­
dos sacerdotisas y en él apareció un rico nino de toda la Mesopotamia del n mi­
ajuar funerario (22 vasos de alabastro, lenio. Algunos especialistas ven en esta
diferentes objetos de marfil, joyas y un estatua, un unicum, una obra sumeria
magnífico sello de lapislázuli). arcaica que sería reaprovechada, otros
Nuevamente, hemos de esperar un si­ piensan en una obra siria e incluso unos
glo para tener más noticias de activida­ terceros en alguna pieza babilónica. Por
des arquitectónicas asirias. Durante ese su tamaño y disposición anatómica, pa­
espacio de silencio constructivo, los nó­ rece tratarse de la imagen de una diosa
madas arameos habían invadido am­ que debería ser vestida (hay textos ba­
plias zonas de la alta Mesopotamia y las bilónicos que hablan del vestido de oro
fricciones con Babilonia habían sido de los dioses) cada vez que se presen­
cosa frecuente. A todo ello puso térmi­ tase a los fieles.
no Assur-resh-ishi I (1133-1116), el ven­ Mayor personalidad plástica tuvieron
gador del país de Assur, lo que le per­ las terracotas esmaltadas, trabajadas en
mitió luego dedicarse a restaurar y serie gracias a adecuados moldes de ar­
construir templos y palacios en varios cilla. De Assur provienen algunos ejem­
puntos de su Imperio. plares, tanto masculinos como femeni­
Cuando tras él, Tiglat-pileser I nos, de escasa calidad, con la excep­
(1115-1077) accedió al trono, Asiria en­ ción tal vez de una estatuilla masculina
contró de nuevo sus rumbos políticos y acéfala (8 cm; Museo de Berlín), vesti­
su función de gran potencia mundial. da con túnica y esclavina sobre las es­
Las expediciones contra los nómadas, paldas, de indudable influencia siria.
los países de la costa mediterránea y los De mayor interés es una figurita de
reinos neohititas procuraron enormes alabastro (11 cm; Museo de Iraq), halla­
botines al nuevo monarca, parte de los da en el Templo de Ishtar Assuritu, de
cuales empleó en diferentes construc­ grandes ojos con pupilas incrustadas y
ciones. Una de ellas fue el doble templo cabellos caídos sobre la espalda.
de Anu y Adad (dioses del cielo y de la De Karana provienen algunas esta­
tormenta, respectivamente), levantado tuas de piedra caliza, trabajadas some­
en Assur, y del cual sólo nos han llega­ ramente. Dos de ellas representan a
do sus cimientos (36 + 35 m). Su planta mujeres sentadas (25 cm de altura de
constaba de dos capillas idénticas sepa­ promedio) que tienen su contrapunto
radas por un estrecho pasillo, situadas en otras dos figuras masculinas, tam­
bién de grosera talla. Sus ojos cerrados ca) con influencias estilísticas no sólo
y sus gruesos labios, junto a la ausencia hurritas, sino incluso egipcias.
de piernas (tienen formas acampana­ El siglo xm a. C. conoció por primera
das) las acercan más a ídolos que a ver­ vez la talla de unas piezas de piedra a
daderas estatuas. modo de pedestales o altares adornados
La escultura anim alística también con relieves, que sirvieron, probable­
tuvo su representación en terracotas es­ mente, de tronos para las estatuas de
maltadas (león de pasta vitrea de Kara- culto o para el símbolo del dios. Solían
na, por ejemplo), cuyos modelos se­ estar decoradas con relieves y recubier­
guían las pautas de los leones de Nuzi y tas con inscripciones alusivas a la temá­
de Susa. tica representada. De estos altares po­
seemos dos, hallados en Assur, ambos
pertenecientes a Tukulti-Ninurta I. En
El relieve: placas, altares, uno de ellos (57,5 cm de altura; Museo
obeliscos de Berlín), de piedra yesosa, aparece
por dos veces el ya citado rey (en reli-
dad, se trata de dos momentos de una
El relieve mesoasirio estuvo al prin­ misma plegaria) con cabeza y pies des­
cipio influido claramente por el arte nudos, y cubierto con una larga vesti­
hurrita, tal como puede verse en la pla­ menta, ante un altar con el estilete, sím­
ca con el relieve del dios Assur, figura­ bolo del dios Nabu (para otros se trata­
do como Señor de la montaña de ría del emblema del dios del fuego Nus-
Ebikh y de la vegetación, hallada rota ku). El otro altar (1,03 m de altura; Mu­
en varios fragmentos en un pozo de su seo de Estambul), que ha llegado en
templo. Labrada en piedra yesosa peor estado, recoge en su plinto una ex­
(1,36 m; Museo de Berlín), la figura de pedición militar a un país montañoso,
la divinidad —al igual que la estatua bajo la guía del soberano. En el campo
hutrita del rey Idrimi de Alalakh, de la del pedestal se ve al rey en acto de ado­
que depende tipológicamente— acusa ración entre dos estandartes con el em­
disonancias anatómicas (cabeza exce­ blema solar, empuñados por dos héroes,
sivamente grande, enormes ojos abier­ cuyas cabezas coronan dos ruedas.
tos, manos pequeñas, flaccidez mus­ A la época de Tukulti-Ninurta I perte­
cular). A su alrededor aparecen otras nece, asimismo, el fragmento de una
cuatro figuras: dos cápridos en los án­ pequeña tapadera de caliza (12 cm de
gulos superiores que intentan comer diámetro), hallada en Assur y hoy en el
de las largas plantas que tiene el dios Museo de Berlín, con la representación
en sus manos, y dos diosecillas de las de escenas militares, distribuidas en re­
aguas en los inferiores. La pieza fue ob­ gistros.
jeto de culto durante el siglo xiv, en También tiene interés, por ser el pri­
opinión de los expertos. mer relieve rupestre que conocemos de
Del ajuar funerario del hipogeo de As­ los asirios, la representación de la figu­
sur, que acogió, como se dijo, los res­ ra de Tiglat-pileser I cerca de las fuen­
tos de dos sacerdotisas, proceden dife­ tes del río Tigris, en donde aparece ves­
rentes piezas decoradas. Un vaso de tido como sacerdote y empuñando el
alabastro presenta un relieve con la fi­ cetro. El relieve, de pobre calidad, con­
gura frontal de la alada Ishtar, desnuda, memora una de las victorias del rey, se­
tocada con un polos decorado con una gún especifica una inscripción adjunta.
roseta, y adornada con collares, braza­ En época mesoasiria, aunque no se
letes y pulseras. Algunos piensan que se puede precisar el momento ni el lugar,
trata de la versión hurrita de la diosa del se creó una forma típica de expresión
amor, tema que aparece profusamente artística: el obelisco con relieves e ins­
en la glíptica de Kerkuk o en las terra­ cripciones. Tal pieza nació como expre­
cotas de Nuzi. sión ideológica del poder del soberano
En otro vaso del mismo hipogeo apa­ asirio y de sus empresas militares, por
rece el motivo del Arbol de la Vida, flan­ lo cual hubieron de colocarse, según se
queado por dos toros rampantes (pre­ presume, en lugares públicos, en cruces
sentes también en los sellos de la épo­ de caminos o en patios de palacios y
templos, siempre al aire libre para que surbanipal. Aunque el artista no dispu­
fuesen perfectamente visibles desde to­ so en este obelisco los acontecimientos
dos los ángulos. en orden diacrónico, su concepción
El primer ejemplar conocido se re­ plástica daba paso ya a nuevos logros
monta a la época de Assur-bel-kala estéticos.
(1074-1057), aunque tras él, y durante
dos siglos, no se tallaron más (o no se
han encontrado), al ser sustituidos por La glíptica mesoasiria
los ortostatos con relieves.
En el Obelisco de Assur-bel-kala, co­
nocido también como Obelisco roto del Al comienzo de esta etapa, los talla­
Museo Británico, las inscripciones ha­ dores glípticos habían continuado re­
blan de expediciones militares y cinegé­ produciendo la temática de los antiguos
ticas, y los relieves representan al rey sellos de Assur; luego, durante el domi­
como vencedor de sus enemigos. El nio hurrita, la glíptica se sumió en una
dios Assur se halla en forma de disco so­ etapa monótona al copiar una y otra vez
lar alado, del que salen dos manos, una la temática de los dominadores.
portando un arco, y otra abierta, otor­ Pasado el siglo xiv, al recobrar Asiría
gando la victoria y la glorificación al so­ su prestigio político, se produjo en el
berano. arte de tallar las piedras una magnífica
La pieza más importante de todo el re­ proliferación de temas, al tiempo que la
lieve mesoasirio la constituye sin duda al­ calidad de sus ejemplares alcanzaba
guna el Obelisco blanco, (2,90 m de altu­ notabilísimos niveles estéticos que de
ra; Museo Británico), que se localizó en alguna manera suplían la pobreza de la
Nínive. Dicho obelisco, que puede ads­ plástica de bulto redondo.
cribirse al reinado de Assur-nasirpal I Si en el siglo xv a. C. (sello de Assur-
(1050-1032), ha llegado intacto, a pesar nirari II, vasallo de Mitanni) se copian
de estar dañado en algún sector. En sus esfinges, grifos, hombres cubiertos con
cuatro caras son visibles las composicio­ gorro y larga trenza, todo de forma abi­
nes labradas en relieve muy plano, así garrada en uno o dos frisos, siguiendo
como sus inscripciones cuneiformes. En los patrones hurritas, poco a poco (se­
ocho registros se figuran diferentes acon­ llos de la época de Eriba-Adad I) se iría
tecimientos de tipo histórico, religioso y reorganizando la superficie del sello,
profano: en los superiores podemos ver buscándose el enmarque simétrico y las
la conquista de ciudades y fortalezas y la nuevas composiciones.
consiguiente percepción de tributos; Durante el reinado de Assur-uballit I
también escenas de cacería, representa­ (1365-1330) apareció la temática natura­
das éstas en los registros inferiores, que lista, con ejemplares de gran belleza, en
son los más dañados. los que se ven a indefensos animales
Es, asimismo, interesante la proce­ —ovejas, gamos— alimentar a sus crías
sión hacia el templo de Ishtar, guiada o nutrirse de los árboles. Junto a esta te­
por sacerdotes y sacerdotisas que to­ mática, un tanto bucólica, también se re­
can instrumentos musicales. Lo mismo presentaron escenas de la vida diaria de
debemos decir de las escenas de sacri­ los reyes, sobre todo cacerías y ceremo­
ficio y de plegaria elevadas por el sobe­ nias religiosas: impronta del archivo de
rano a dicha diosa en acción de gracias Tukulti-Ninurta I en la que se ve a tal rey
por la victoria conseguida, que se con­ cazando desde un carro cabras monte-
memora con la celebración de un ban­ sas y un caballo; sello de lapislázuli del
quete en el que participan el rey, sus rey cassita Shagarakti-Shuriash, captura­
oficiales y funcionarios. Es muy impor­ do por Tukulti-Ninurta I, en donde se re­
tante remarcar la figuración de un se­ presenta a un rey arrodillado ante Assur,
gundo banquete que tiene lugar ante la siendo testigo el dios Adad.
reina, hecho insólito en el arte asirio, A finales del siglo xn a. C. aparecieron
pues, que sepamos, la presencia de la otros sellos cilindricos tallados con ma­
reina en una escena similar aparecerá yor libertad compositiva y con la presen­
sólo otra vez cuatrocientos años más cia de nuevos temas: animales aislados,
tarde en un relieve del palacio de As­ centauros luchando contra leones, hé-
Gran estela del
rey asirio
Assarhaddon
(680-669 a. CJ,
localizada
probablemente en
el delta del Nilo.
Museo de El Cairo

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roes capturando animales salvajes, etc., Poco es también lo que se ha salvado
junto a toques de paisaje, sobre todo ár­ de la orfebrería mesoasiria de interés ar­
boles con ramas en forma de abanico. tístico. Los ejemplares se reducen a una
A fin de que la escena no se viese in­ estatuilla broncínea de mujer desnuda
terrumpida por las inscripciones, cuan­ (17 cm), encontrada en Djigan, cerca de
do éstas se ponen, son fijadas horizon­ Khorsabad, de esbeltas líneas y portando
talmente en la parte superior del sello, un vaso; a una lámina de oro en forma
en vez de en las laterales, y de forma de silueta femenina de poca importancia
vertical, como se hacía en ios ejempla­ artística, del palacio de Kar-Tukulti-Ninur-
res coetáneos de la Babilonia cassita. ta y a un sello cilindrico de Assur, en cris­
De dos archivos de Assur han llegado tal de roca, montado sobre un hilo de co­
varias tablillas con improntas de sellos bre aguantado por una especie de cruz,
sobre sus superficies, interesándonos, también de cobre, de la que pende una
por la novedad que supone, algunas de lámina rectangular de oro con la figura
ellas: en concreto, las que se centran en incisa de una divinidad, pieza que proba­
la temática arquitectónica (asalto a una blemente fue lucida como pectoral en
ciudad; fachada de santuarios asirios con los usos litúrgicos.
torreones y muros almenados, etc.). Entre los objetos de marfil, únicamen­
No tiene nada de extraño que mu­ te podemos reseñar tres, los cuales ma­
chos sellos de esta etapa llegaran a so­ nifiestan, sin embargo, el gran nivel artís­
brevivir en la Babilonia del milenio si­ tico de las artes menores: un pixis (9 cm
guiente. de alto) de Assur, fechable en el siglo xrv,
y decorado con una escena de paisaje
con diferentes árboles y animales; dos
Pintura9 orfebrería plaquitas ebúrneas, realzadas con la figu­
y marfiles ración de una procesión, localizadas en
el hipogeo número 45 de Assur (el de las
dos sacerdotisas), y que adornaron un
Los palacios, y desde luego también peine; y, finalmente, un pequeño friso,
los templos, de la época que estudiamos, muy fragmentado, decorado con la figu­
se ornamentaron interiormente con her­ ra de un dios con un vaso manante y un
mosas pinturas decorativas, imitando, en toro alado, que hubo de estar fijado en
buena parte, las pinturas hurritas, sobre algún mueble u otro objeto del palacio
todo las del palacio de Nuzi. de Tukulti-Ninurta I.
El único ejemplo conocido lo tene­
mos en el palacio de Kar-Tukulti-Ninur-
ta, del siglo xma. C., cuyas excavaciones El arte de la edad neoasiria
han proporcionado unos cuantos estu­
cos pintados. Sus motivos consistían en
una amplia cenefa de estilizadas palme­ El fin del n milenio fue testigo de un
tas y flores de loto que delimitaban di­ caótico y largo período en todo el Próxi­
versas franjas horizontales, distribuidas mo Oriente, consecuencia de las gran­
en cuadros rectangulares, unos vertica­ des migraciones de pueblos presentes
les y otros horizontales a modo de me- en el Asia anterior desde el año 1200
topas. Los primeros estaban decorados a. C. Mientras que en Siria, Palestina y
con el Arbol de la Vida, de artificioso di­ Asia menor los Pueblos del Mar habían
seño; los segundos con el tema de las aniquilado al Imperio hitita y al reino de
gacelas simétricas al lado del mencio­ Ugarit, en Asiría los arameos campa­
nado Arbol, aunque ahora de trazos ban a sus anchas, aunque fueran luego
más simples. Algunos fragmentos, poco contenidos por algunos soberanos asi­
significativos, han dejado ver también fi­ rios enérgicos (Adad-nirari II, Tukulti-
guras de míticos grifos con crestas. Ninurta II, Assur-nasirpal II, Salmana­
Debido a lo poco que ha llegado, no sar III). Después, tras largos años de
se puede hacer un juicio de valor sobre inestabilidad política, Tiglat-pileser III
la calidad pictórica, reducida en su cro­ supo emprender las adecuadas refor­
matismo a sólo cuatro colores: negro, mas para el despegue económico y
blanco, rojo y azul. p o lítico del Im perio a sirio , que
Pedestal de Tukulti-Ninurta I efectuó la ideología y la propaganda po­
(1244-1208 a. C.) en piedra yesosa. El rey líticas, destinadas en buena parte a
aparece dos veces en actitud de plegaria exaltar la religión nacional del dios As­
sur y el poder omnímodo de sus vica­
rios —los reyes neoasirios—, siendo
cristalizarían más tarde, a finales del si­ ejemplo las fundaciones de nuevas y fa­
glo vni a. C., bajo Sargón II. bulosas capitales, palacios y templos,
Con este rey, Asiría conocería su últi­ enclaves siempre de todo tipo de artes,
ma etapa de poderío, dominando toda puestas al servicio del imperialismo.
Mesopotamia y Siria y teniendo bajo
control a Fenicia y Palestina. Con sus
sucesores, el inmenso gigante asirio co­ La actividad arquitectónica
noció guerras de sucesión e incluso
guerras civiles que minaron tan profun­
damente la economía y las estructuras El gran monarca con quien la arqui­
políticas del Imperio que, en el año 612, tectura neoasiria utilizó fórmulas de
las fuerzas combinadas de medos y cal­ identidad propia fue Assur-nasirpal II
deos fueron capaces de acabar con la (883-859), el cual, poco después de su
existencia de Asiría como Imperio al to­ ascenso al trono, abandonó la vieja ca­
mar Nínive, hecho que causó profunda pital imperial asiría pasando a ocupar
impresión en todo el Oriente Próximo. Kalkhu (Nimrud), ciudad que había
Esta última etapa de la historia de Asi­ construido Salmanasar I en el siglo xm
ría (1000-612) se caracterizó desde el a. C. a unos 70 km al norte de Assur; sin
punto de vista artístico, luego de un lar­ embargo, el nuevo monarca no abando­
go período oscuro motivado por la apa­ nó a su suerte a la ciudad imperial, que
rición de los arameos, por el dominio pasó a desempeñar un papel eminente­
que sobre las manifestaciones estéticas mente religioso.
En Kalkhu, la nueva capital, Assur-na- muralla, en la cual se abrían tres puer­
sirpal II levantó un magnífico palacio tas; todo el conjunto se ordenaba en
(Palacio noroccidental), muchos de cu­ seis patios, a cuyo alrededor se agrupa­
yos datos constructivos conocemos gra­ ban unas 200 estancias. La zona norte
cias a la Estela conmemorativa de su se destinó a residencia para oficiales y
inauguración, que tuvo lugar en el año soldados, cuadras para caballos, alma­
879 a. C. Tal palacio (200 por 120 m), cenes para los carros militares, arsena­
que reproducía en buena medida el de les para las armas y máquinas de
Adad-nirari I de Assur, estaba formado guerra, depósitos para los botines, etc.
por dos grandes patios, perfectamente El sur lo ocupaba un palacio, cuyas ha­
conectados entre sí, a cuyo alrededor se bitaciones, de modestas dimensiones,
distribuían las estancias, con puertas de estaban protegidos por la muralla y por
acceso flanqueados por toros androcé- dos patios laterales. Al lado de los apo­
falos como motivo de ornamentación. sentos se situó el Salón del trono, orna­
En su sector nordeste —llamado baba- mentado con pinturas murales, y la Sala
nu—, y en tomo al gran patio central de del tesoro, siguiendo la disposición de
acceso al palacio, se hallaban las depen­ las salas del Palacio noroccidental, el de
dencias destinadas a las tareas públicas su padre, Assur-nasirpal II.
(viviendas de funcionarios, archivos, de­ En textos de Salmanasar III aparece
pendencias auxiliares, etc.), que se co­ citada por primera vez la ciudad siria de
municaban con la parte privada —sector Til Barsip (hoy Tell Ahmar), capital que
bitanu— gracias al Salón del trono (50 fue del reino arameo de Bit Adini. Tras
por 10 m), una magnífica pieza revestida conquistarla dicho rey, estableció en
con ortostatos decorados con bellísimos ella una colonia que llamó Kar-Salma-
relieves, desde el cual, y mediante un or­ nasar; en ella reconstruyó un antiguo
gánico sistema de estancias, se llegaba a palacio provincial, destinado a residen­
las habitaciones reales. El palacio sería cia de los gobernadores asirios, rodeán­
más tarde abandonado por Adad-nirari III dolo de murallas, con una sola puerta
(810-783) y vuelto a reutilizar por Sar­ de acceso, y que organizó siguiendo la
gón II a finales del siglo vin. disposición de los demás palacios im­
El hijo de Assur-nasirpal II, Salmana­ periales. El interés de este edificio se
sar III (858-824), perfecto estadista, de­ basa en las magníficas pinturas que
voto creyente de Assur y buen militar, adornaron las paredes de algunas es­
tuvo asimismo preocupaciones arqui­ tancias y que cronológicamente abar­
tectónicas, sobre todo de índole militar can desde el final del siglo x hasta me­
y religiosa. Sabemos que construyó las diados del siglo vn a. C.
nuevas murallas de Assur, doblando así Sería Tiglat-pileser III (744-727)
el perímetro de las existentes, reforzó quien, años después, volvió a construir
sus puertas de acceso y construyó un en la propia Kalkhu otra residencia pa­
terraplén interior. También reconstruyó lacial, que situó al sur del Palacio de
la parte superior de la vieja ziqqurratu y Assur-nasirpal II. Por referencias docu­
reedificó el Templo de Ishtar y el doble mentales sabemos que contó —y este
Templo de Anu y Adad. Tras ello, en al­ es el primer caso documentado ar­
gunas puertas de la capital asiría —en queológicamente en Asiría— con una
la Puerta Gurgurri y Tabira, por ejem­ estancia con pórtico con columnas y
plo— situó diferentes estatuas suyas de piso superior, a modo de los bit hilani
bulto redondo, en testimonio de su ac­ sirio-hititas, estancia que a partir de en­
tividad arquitectónica en Assur y, sobre tonces se hallaría presente en todos los
todo, de su prestigio imperial. palacios neoasirios. Del resto de tal
En Kalkhu, fuera de la ciudadela y en construcción, con excepción de algu­
su sector este, ordenó construir una nos de sus relieves, no nos ha llegado
gran estructura multifuncional (Fuerte absolutamente nada. Asimismo, en la
Salmanasar), verdadero fortín que As- lejana Hadatu (hoy Asrlan Tash) edifi­
sarhaddon, años más tarde, al restaurar­ có un palacio provincial, con los apo­
lo, denominaría Ekal Masharti (el arse­ sentos de planta rectangular distribui­
nal). Este fuerte se levantaba sobre una dos, como en los demás palacios asi­
alta terraza rodeada por una potente rios, en torno a un patio central.
Estela del alabastro
de Adad-nirari I I I
(810-783 a, C.)
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Tell el-Rimah.
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El rey Sargón II (721-705) con su per­ sas militares del rey. Fuera de dicho pa­
sonal visión de la grandeza asiria inten­ lacio y del conjunto de templos y capi­
tó la creación de un verdadero Imperio llas antes citado se hallaban —situadas
mundial bajo la égida del dios Assur. La en la zona más baja de la ciudadela y
expresión material de tal presunción fue con una muralla propia— las viviendas
la magnífica ciudad y residencia regia de los dignatarios y funcionarios, así
que levantó de nueva planta en Dur como un templo dedicado a Nabu, el
Shanukin, Residencia de Sargón (hoy cual estaba unido a los templos del re­
Khorsabad), situada cerca de Nínive. cinto palatino por una pasarela que
Dicha ciudad estuvo, en efecto, a la equilibraba el desnivel existente.
altura de la grandeza y prestigio de tal Por el lado sudoeste, e integrado en la
soberano asirio: se trataba de un encla­ muralla de Dur Sharrukin, se situó un pe­
ve urbano fuertemente fortificado (sus queño palacio, tal vez residencia del prín­
muros miden 23 m de espesor), de cipe heredero Senaquerib, que constaba
planta ligeramente rectangular (1750 de dos patios y otras estancias dispues­
por 1685 m) con siete puertas de acce­ tas en forma de T, siguiendo la planta del
so, cuatro de simple estructura y tres arsenal (Ekal Masharti) que Salmana­
adornadas con colosales estatuas de to­ sar III había construido en Kalkhu.
ros alados y genios protectores. Sin embargo, y sin que se sepan los
En el lado noroeste de la misma cons­ motivos, el sucesor de Sargón II, Sena­
truyó una ciudadela que fue estructura­ querib (704-681), conquistador y destruc­
da en dos niveles topográficos diferen­ tor de Babilonia, abandonó Dur Sharru­
tes. En el más elevado, sobre dos terra­ kin y eligió Nínive como capital imperial,
zas de 18 m de altura, se alzaba con sus construyendo y restaurando en ella edifi­
propias murallas defensivas un magnífi­ cios, calles y murallas. En la parte su­
co palacio que ocupaba 10 hectáreas de doeste de la ciudadela (colina de Kuyun-
superficie. A él se accedía desde el in­ jik), que embelleció con hermosos par­
terior de la ciudad por una amplia ram­ ques y jardines, y después de demoler un
pa apoyada en la fachada sudeste. Esta Palacio viejo, levantó sobre una enorme
fachada comprendía un triple portal, plataforma el suyo propio, que denomi­
adornado con estatuas en sus jambas, nó Palacio que no tiene igual, construc­
que daba paso a un gran patio (103 por ción que al no haber sido totalmente ex­
91 m) en cierta manera regulador de cavada presenta serios problemas de in­
todo el complejo. terpretación arquitectónica. Lo conocido
En el sector norte se hallaban las es­ demuestra que seguía el modelo asirio
tancias oficiales, a las que se llegaba de patios con estancias en sus lados,
después de atravesar otro patio, a cuyo aunque ahora la novedad estribaba en
lado estaba la magnífica Sala del trono disponer dichos patios a modo de blo­
(45 por 10 m), con triple portada de ac­ ques o unidades independientes, siste­
ceso, adornada con colosales figuras; matizados en ángulo recto y separados
por el noroeste se abrían otros patios y por corredores y galerías, sin distinguirse
salas, así como lo que pudo haber sido bien la parte pública (babanu) de la par­
un bit hilani; en el oeste se situaba el te privada (bitanu). Este palacio, al igual
gran complejo religioso de la ciudade­ que los anteriores citados, estuvo reves­
la, dominado por una gran ziqqurratu tido de ortostatos con relieves, habiéndo­
de planta cuadrada (43,10 m de lado) nos llegado, sin embargo, sólo una pe­
con sucesivas terrazas (¿tal vez cinco?) queña parte de ellos.
de 6,10 m de altura cada una, decora­ Tampoco se olvidó de Assur, ciudad
das con nichos pintados y provista de en la que levantó el Palacio del prínci­
rampa exterior de acceso. Próxima a pe para su hijo menor Assur-ilu-muba-
ella se levantaban tres templos (de Sin, llitsu, y del que se conservan muy po­
Nigal y Shamash) y tres capillas (dedi­ cos restos.
cadas a Ea, Adad y Ninurta). Assarhaddon (680-669), que accedió al
Tanto los patios como las estancias trono en medio de una guerra civil, se
principales del palacio de la ciudadela hizo construir en Nínive, en la colina de
estuvieron decorados con ortostatos, Nebi Yunus, y de nueva planta, un pala­
cuyos relieves reproducían las empre­ cio. No obstante, prefirió seguir residien­
Planta de la ciudadela de Kalkhu (Nimrud), abuelo Senaquerib, situado, como vimos,
según M. E. L. Mallowan. 1. Templo de en la colina de Kuyunjik, edificó también
Nabu; 2. Palacio quemado; 3. Palacio del su propio palacio en la misma colina,
gobernador; 4. Edificios residenciales;
aunque en el sector norte, palacio que,
5. Manzana de casas TW 53; 6. Templo de
Ishtar; 7. Templo de Ninurta; 8. Palacio lamentablemente, conocemos de modo
noroccidental; 9. Palacio de Adad-nirari III; incompleto, aunque se sabe que estuvo
JO. Palacio central; 11. Palacio estructurado en complejos arquitectóni­
sudoccidental cos independientes, en tomo a patios
unidos por corredores y galerías. Tam­
bién este palacio contó con una hermo­
do en Kalkhu, ciudad en cuyo sector me­ sa decoración relivaria, presente en los
ridional, por debajo del antiguo palacio ortostatos de sus diferentes aposentos:
de Tiglat-pileser III, edificó su residencia quizás sea la más hermosa decoración
palatina, reutilizando en ella materiales y del arte asirio de todas las épocas.
ortostatos del viejo palacio del citado Ti­
glat-pileser. Lo más destacable de tal pa­
lacio fue el bit hilani, con columnas ador­ Las construcciones religiosas
nadas en su base con esfinges.
A Assarhaddon le sucedió su hijo As­
surbanipal (668-630), reconocido rey, Durante la época neoasiria, y a pesar
en contra de los legítimos derechos de de que Assur no siempre fue la capital
su hermano mayor, gracias a los esfuer­ imperial, sus reyes no olvidaron la cua­
zos y maniobras de su abuela, la reina lidad sagrada que encerraba la ances­
Naqi’a. Tal rey, de excelente formación tral ciudad. Ello les obligó a una políti­
intelectual y amante de las letras y del ca de vigilancia sobre sus construccio­
arte, dio quizá los mejores y últimos nes religiosas (los documentos hablan
días de esplendor artístico a Asiría. de 39 templos sólo en la capital) para
A él se debió la reorganización de la así hacer resaltar el continuado dominio
ciudad de Nínive, que la convirtió nueva­ del dios Assur sobre el resto de las divi­
mente en capital imperial. Tras haber re­ nidades mesopotámicas.
sidido un tiempo en el palacio de su Aunque durante cuatro siglos no se
levantaron espectaculares templos en para su esposa Tashmetum, aisladas del
Asiría, pues interesaban más las resi­ muro exterior mediante un corredor.
dencias palaciales, nunca se dejó, sin Tiempo después, Sargón II, Assarhad-
embargo, de lado a los dioses y mucho don y Assur-etil-ilani realizaron profun­
menos al rey de todos ellos, Assur, cuya das reformas en él, alterándose su plan­
figura se identificaba plenamente con la ta (nuevo complejo cultual anejo para
razón de ser del Imperio. Ea y Damkina, los padres de Marduk;
En consecuencia, Assur-nasirpal II no acoplamiento de un Salón del trono de
dudó en dotar a su nueva capital, Kalk­ ignorada finalidad, etc.).
hu, de los apropiados templos y cons­ Cuando Sargón II construyó su nueva
trucciones complementarias. Sus ruinas capital, Dur Sharrukin, tampoco se olvi­
han permitido detectar el Templo que dó de levantar en la ciudadela de la mis­
dedicó a Ninurta, dios de la guerra y de ma una grandiosa ziqqurratu de planta
la caza. Constaba de dos estancias, una cuadrada (43,10 m de lado), probable­
principal con ancha antecella y celia alar­ mente de cinco pisos, que dominaba
gada, siguiendo el modelo de las cons­ todo el complejo urbano. Junto a dicha
trucciones anteriores, y decorada con torre, tal como dijimos anteriormente,
dos leones androcéfalos, y otra, secunda­ se situaron seis magníficos enclaves re­
ria, precedida por una estatua del rey. ligiosos: tres templos con celia alargada
Junto a este templo levantó una magní­ y antecella ancha, dedicados a Sin, Nin-
fica ziqqurratu cuadrada (65 por 51 por gal y Shamash; y tres capillas (no tenían
51 m), sobre basamento de piedra, según antecella) a Ea, Adad y Ninurta. Sus fa­
han revelado las excavaciones. chadas, todas ellas muy semejantes, es­
Al este del Templo de Ninurta se le­ tuvieron decoradas con ladrillos esmal­
vantó otro, dedicado a Ishtar belit mati tados, al tiempo que unas figuras de
(Señora del país), vigilado por leones de dioses flanqueaban las puertas.
alabastro. Muchísimo más importante que estos
Assur-nasirpal II también edificó en templos y capillas fue el Templo de
Imgur-Enlil (hoy Balawat) un pequeño Nabu, también citado en páginas ante­
templo, dedicado al dios Mamu, junto a riores, construido sobre una grandiosa
su Palacio de descanso. De tal templo terraza, al sur de la ciudadela y fuera de
nos han llegado restos de sus imponen­ los muros del sector más elevado de
tes puertas de madera, que fueron re­ Dur Sharrukin. Era de mayores propor­
cubiertas más tarde, durante el reinado ciones que el Ezida de Kalkhu, dedica­
de su hijo Salmanasar III, con láminas do como vimos a la misma divinidad.
de bronce con relieves historiados Comprendía un antepatio, con tres ca­
(Puertas de Balawat). pillas y otras estancias, tras el cual se
El nuevo rey, Salmanasar III, dada su abría el gran patio central; al fondo se
personalidad de ferviente devoto del levantaba el templo cuya fachada esta­
dios Assur, dedicó, asimismo, gran aten­ ba decorada con ladrillos vidriados. El
ción a los templos y santuarios de la ca­ templo era doble, pues también recibía
pital religiosa del Imperio. En ella hizo culto Tashmetum, la esposa del dios.
reconstruir la antigua ziqqurratu de En­ Años después, con Senaquerib, la ciu­
lil, reedificar el Templo de Ishtar y mo­ dad de Assur volvió a sus pasados días
dificar en buena medida el doble Tem­ de esplendor religioso, gracias a la res­
plo de Anu y Adad. tauración que tal rey ordenó emprender
Años más tarde, durante la minoría de en los santuarios, sobre todo en el doble
edad de Adad-nirari III (810-783), hijo Templo de Sin y Shamash, que carecía
que fue de Shamshi-Adad V, y siendo de torre escalonada, y en el de Assur, el
regente su madre Sammuramat, se Eshara (Casa de omnipotencia), al que
construyó en Kalkhu el Ezida (Casa dotó de una nueva estructura al añadirle
eterna), un templo dedicado a Nabu. Su un patio delantero y conectarlo con un
estructura fue similar al Templo de Bor- pequeño templo exterior, el Bit akitu
sippa, la sede originaria de tal dios. El (Templo de las Fiestas del Año Nuevo,
templo de Kalkhu, de grandes propor­ que había introducido el rey en Asiria a
ciones (85 por 80 m), contaba con dos imitación del de Babilonia), de planta
antecellae y dos cellae, para el dios y casi cuadrada con patio central y pórtico
Fragmento de un bajorrelieve en alabastro
con la figura de un genio alado ante el La escultura al servicio de la
árbol sagrado (siglo ix a. C.J, procedente de ideología. Principales ejemplares
Kalkhu (Nimrud). Museo del Louvre, París

La escultura del período estuvo, obvia­


de arcadas sostenido por pilares. El últi­ mente, al servicio exclusivo de los mo­
mo rey de A siría, Sin-shar-iskun narcas neoasirios, mediante la cual inten­
(623-612) reformó el Templo de Ishtar taban exaltar su gloria y hazañas perso­
que muchos siglos antes había levanta­ nales. Esto motivó que sus anónimos ar­
do en Assur Tukulti-Ninurta I. Las refor­ tistas representaran en ellas más un ideal
mas dieron como resultado un doble abstracto de fuerza y poder que los ras­
templo, con un sector para la diosa Ish- gos individuales de los singulares sobe­
tar y otro (con dos capillas gemelas) ranos. De toda aquella plástica, mucha a
para Nabu y Tashmetum. tamaño colosal, nos han llegado muy po- 79
eos ejemplares (de hecho, los que no pu­ ellas la inmutabilidad, la falta de expre­
dieron ser desplazados con facilidad), sividad, el estatismo, la rigidez, muy
a pesar de la profusión de estatuas que acorde con los principios políticos y re­
ordenaron esculpir los reyes, según sabe­ ligiosos de lo que debía ser la figura de
mos por las fuentes escritas. los vicarios de Assur.
Entre los ejemplares de bulto redon­ Rostros impertérritos, cubiertos de
do hay que citar, en primer lugar, los largas barbas cuadradas con mostachos
que representaban a dioses protectores, finamente tallados, espesa cabellera
por lo general figurados de pie, con las caída sobre las espaldas, largos vesti­
manos juntas o bien portando un reci­ dos, a modo de túnicas de franjas enro­
piente. Su común denominador es su lladas en el cuerpo, son las notas domi­
tosquedad, su estructura cilindrica y sus nantes en este tipo de esculturas.
formas estereotipadas, con vestimentas De entre ellas podemos destacar, en
sencillas, más o menos uniformes. Del primer lugar, la magnífica estatua de /\s-
Ezida, el templo de Nabu en Kalkhu, po­ sur-nasirpal II (1,06 m; Museo Británi­
seemos seis imágenes de esos dioses co), hallada intacta en Kalkhu; labrada
protectores que, dispuestos por parejas, en caliza oscura, nos presenta a tal rey
flanqueaban los pasajes que conducían en visión frontal, con. la cabeza ligera­
a la capilla del dios. Dos de ellos, de ca­ mente levantada y sin tiara alguna. La
liza (1,60 m; Museo Británico), van toca­ mano de su brazo derecho, caído a lo
dos con tiara cónica de un solo par de largo del cuerpo, porta una hoz circular
cuernos y presentan larga barba cua­ con pomo en forma de cabeza de ave,
drangular; otro par son de tamaño colo­ mientras que su mano izquierda, a la al­
sal (3 m de altura; Museo de Iraq), tura de la cintura, sujeta el cetro real.
mientras que otros dos —uno está de­ Una corta inscripción en el pecho nos
capitado—, con una altura de 1,55 m, habla de la genealogía del rey, que se
portan una especie de barreño entre sus vanagloria de haber sometido a multi­
manos, adminículo semejante al de las tud de países.
estatuas de dioses del palacio provincial
de Tiglat-pileser I en Hadatu, de donde, De su hijo Salmanasar III han pervivido
por otra parte, sólo ha llegado una de cuatro estatuas, que abarcan varias épo­
esas estatuas, labrada en basalto cas de su vida. La mejor conservada de
(1,73 m; Museo de Aleppo). todas se localizó en el Ekal Masharti de
De Dur Sharrukin han sobrevivido al­ Kalkhu: labrada en caliza (1,03 m; Museo
gunas estatuas-soporte representando a de Iraq), presenta al rey con las manos
dioses secundarios, halladas en los tem­ juntas a la altura del pecho, vestido con
plos de Nabu, Sin y Shamash. No con­ la túnica de doble fleco, sin tiara que cu­
tando con la pareja que se perdió en un bra su cabeza, y adornado con una cinta
naufragio, cuando era conducida a Gran en el cuello de la que penden los símbo­
Bretaña, poseemos de tal localidad un los de Sin, Assur e Ishtar. El ejemplar es­
conjunto de dieciséis estatuas de dicha tuvo policromado, pues aún son visibles
tipología, aparecidas en las sucesivas restos de pintura en cabellos, barba y co­
excavaciones allí efectuadas. Todas llar. Delante lleva grabada también una
ellas portan el típico vaso manante, de larga inscripción, gracias a la cual sabe­
tan larga tradición religiosa mesopotá- mos que la pieza fue dedicada al dios
mica, y van tocadas con tiara cilindrica, Adad de la ciudad de Kurba’il, todavía no
sobre la que se dispone una especie de localizada.
plinto que servía, según opinan algunos En el Museo de Estambul se conser­
autores, de soporte al símbolo del dios va una segunda estatua, en basalto, de
de cada templo o, según otros, como tal soberano, que estuvo colocada en su
base para antorchas, en cuyo caso las es­ tiempo en la puerta Tabira de Assur. Ha­
tatuas funcionarían como lampadarios. llada en multitud de fragmentos, ha sido
Son también pocas las estatuas que reconstruida (2 m), aunque no se ha po­
representan a soberanos asirios. Todas, dido recomponer su cabeza.
en líneas generales, evidencian rasgos La tercera estatua de Salmanasar III,
comunes en su anatomía, vestidos, en caliza blanca (1,40 m; Museo de Iraq),
complementos, etc., destacando en muy mal restaurada, lo representa con
las manos juntas y, por primera vez, to­ terior, de rugientes fauces (uno en el
cado con la tiara de la realeza. El vestido Museo Británico, otro in situ) y los toros
se halla grabado con una extensa inscrip­ alados de cabeza humana de la entra­
ción que recoge las campañas militares da y salida del trono del mismo palacio.
de sus primeros 24 años de reinado. Estas últimas figuras —cuerpo de toro,
La última estatua que se posee de este alas de águila, cabeza humana tocada
rey asirio, y la más antigua de todas, lo con la mitra de los dioses, y escamas de
presenta sentado: el ejemplar (1,35 m; pez en el bajo vientre— eran los lamas­
Museo Británico), de macizas formas cú­ su, seres míticos que funcionaban
bicas, a las que contribuye también la como vínculo entre la divinidad y el
dureza del basalto, se encontró en As­ hombre, síntesis del equilibrio entre el
sur, decapitado y con la parte inferior de cielo, la tierra y el agua.
los brazos totalmente destrozada. Por otro lado, en Dur Sharrukin, las fi­
Mención aparte merece una pieza de guras que protegían el acceso al pala­
joyería, que representa en bulto redon­ cio, así como al Salón del trono, llegan
do a un innominado soberano neoasi- a proporciones verdaderamente monu­
rio, y sobre la cual gravitan sospechas mentales. Aquí, entre los seis lamassu
de falsificación. Elat)orada en ámbar (de 4,20 m de altura cada uno) de la
(19 cm; Museo de Boston) y con un puerta principal del palacio, tratados
magnífico pectoral de oro, su aspecto la con mejor modelado que los de épocas
acerca a la estatua de Assur-nasirpal II, pasadas (uno de ellos en el Museo de
a excepción de las manos, que aquí Chicago), aparece una mítica figura de
aparecen juntas delante del pecho. la antigua civilización sumeria, la del hé­
Hasta el momento sólo podemos ha­ roe del león (de casi 5 m de altura), con
blar de una estatua femenina neoasiria el cuerpo de perfil y el rostro de frente,
de bulto redondo. Se trata de un ejem­ conocido por las dos versiones del Mu­
plar tallado en piedra, localizado en As­ seo del Louvre (en una lleva túnica cor­
sur (70 cm; Museo de Iraq) no hace mu­ ta y en la otra toga), con su larga barba
chos años. Su estructura es cilindrica y la rizada, sus bucles, su machete y su león;
disposición de la figura, de pie, con las algunos autores no dudan en identificar
manos recogidas delante del pecho, des­ este personaje con Gilgamesh, el anti­
calza, sin joyas y vestida con larga túnica guo rey de Uruk. En cualquier caso, esta
lisa, es la usual del arte mesopotámico. figura gigantesca pasaría a Fenicia y
Debemos incluir en este apartado, desde aquí se difundiría por los pueblos
aunque en realidad no son esculturas mediterráneos en calidad de Señor de
de bulto redondo ni mucho menos re­ los animales.
lieves, al no hallarse liberadas del pé­
treo bloque en que se tallaron, las mo­
numentales figuras que en forma de Los relieves neoasirios:
leones y toros androcéfalos vigilaban, a panorámica general
modo de espíritus guardianes (shedu,
lamassu), las puertas de los palacios y
de los templos. Al estar subordinadas a Junto a los lamassu de las puertas de
la arquitectura y adaptadas a un marco Dur Sharrukin se situaron otros relieves,
estructural, sus figuras fueron, invaria­ también de gran tamaño, en piedra ca­
blemente, de aspecto cuadrangular, ad­ liza yesosa, con la representación de ge­
mitiendo dos puntos de vista, el frontal nios alados con la piña y la sítula, en
y el lateral. Ello hizo que se labraran con clara función apotropaica, como puede
cinco patas (y no con cuatro), visibles a verse en el magnífico ejemplar del Mu­
un tiempo sólo si se las observaba obli­ seo de Iraq (3,90 m de altura).
cuamente. Por supuesto, también el palacio de
Podemos citar, como ejemplos, los Senaquerib, en Nínive, contó con los gi­
leones androcéfalos (5 m de longitud, gantescos toros alados en las entradas
3,50 m de altura), en alabastro yesoso, de sus portales; lo mismo que el pala­
que guardaban la entrada el Templo de cio provincial de Hadatu, aunque aquí
Ninurta en Kalkhu; los leones del san­ alternaban los leones de abiertas fauces
tuario de Ishtar belit mati, cercano al an­ (un ejemplar de basalto en Aleppo; 3,70
por 2,70 m) con toros de cinco patas se realzaron de modo magistral en los to­
(ejemplar en el Louvre; 2,40 por 1,57). cados, armas y ameses de los caballos,
Donde verdaderamente los artistas mientras que el resto del relieve, en lí­
neoasirios demostraron gran maestría neas generales, aparecía muy bien mo­
fue en los relieves que adornaron las dulado.
múltiples estancias de los palacios y, en No podemos describir minuciosamen­
menor medida, las de las construccio­ te una a una todas las escenas presentes
nes religiosas. en el gran número de ortostatos que nos
Allí, en las zonas bajas de las paredes han llegado. Bástenos citar las de la caza
de los estrechos y largos salones palati­ del león, en una de cuyas secuencias la
nos, los soberanos se hicieron represen­ fiera ataca de improviso al rey, lanzándo­
tar en el contexto de sus empresas se contra el propio carro; la escena de la
guerreras o actividades pacíficas, siem­ libación en la que el monarca, rodeado
pre al servicio del dios Assur, todo ello de sus oficiales, sostiene una copa junto
bajo un personalísimo enfoque artístico a un león abatido; o la similar escena
que acabaría por definir el arte asirio de junto a un toro también muerto; el ase­
todas las épocas. Las escenas iban dio de una ciudad a orillas de un río, en
complementadas, casi siempre, con donde vemos cómo el dios Assur, situa­
anales literarios, dispuestos a modo de do sobre la cabeza del rey, tensa su arco
largo friso sobre las secuencias de relie­ contra el enemigo; el ataque a una ciu­
ves o bien separándolos cuando aqué­ dad, con todo tipo de instrumental mili­
llos ocupaban dos bandas horizontales. tar, y, finalmente, el regreso del rey al
1. Los relieves del Palacio norocci- campamento, de planta circular y figura­
dental de Kalkhu (Nimrud): El rey As- do en perspectiva aérea.
sur-nasirpal II (883-859) supo hacer de Del Templo de Ninurta, levantado en
su nuevo palacio de Kalkhu (Palacio Kalkhu, proviene un único relieve
noroccidental) el adecuado instrumen­ (2,35 m de altura; Museo Británico), tra­
to de su ideología, concibiendo una bajado sobre dos ortostatos, que repre­
decoración escenográfica para moti­ senta al dios armado con haces de ra­
var en el espectador de sus estan­ yos en lucha contra el mal y el caos,
cias el imponente poderío de su perso­ simbolizados por un dragón de podero­
na e Imperio. sas garras.
Para ello, y de acuerdo con el siste­ 2. Los relieves del Palacio central de
ma arameo y neohitita de cubrición de Kalkhu (Nimrud): Como se dijo, Tiglat-
paredes a base de losas de piedra o pileser III (744-727) había construido al
mármol de gran tamaño (ortostatos), sur del Palacio de Assur-nasirpal II otro
cubrió con placas alabastrinas, trabaja­ nuevo, conocido como Palacio central,
das con bajorrelieves, la parte inferior que también ornamentó con bajorrelie­
de las mismas, dejando el resto orna­ ves sobre ortostatos de alabastro, si­
mentado con pinturas, que incluso pro­ guiendo el modelo de los del palacio de
seguían por los techos. su antepasado en el trono. Se volvía así
De los relieves de este palacio (en su a decorar con placas relivarias las pare­
mayoría en el Museo Británico), todos des de las estancias y salones palacie­
ellos de carácter religioso, el más impor­ gos, después de casi siglo y medio sin
tante era el de la pared este del Salón del que otro monarca hubiese empleado
trono, en el cual se representaba al rey y este costoso sistema ornamental. La­
a su genio protector vueltos hacia el Ar­ mentablemente, años después, Assar-
bol de la Vida, escena presidida por el haddon (680-669) decidió arrancar par­
disco solar alado, el emblema de Assur. te de ellos de su emplazamiento primi­
En la pared meridional del mismo sa­ tivo y reaprovecharlos en su nuevo pa­
lón se representaron escenas guerreras y lacio (Palacio del Sudoeste) que nunca,
cinegéticas, a modo de friso corrido, en sin embargo, llegaría a ser acabado.
composiciones muy vivaces y, sobre
todo, variadas, en las cuales el monarca
aparece siempre remarcado a pesar de Estatua en arenisca de Assur-nasirpal 11
que su figura no se representase a ma­ (883-859 a. C.) procedente de Kalkhu
yor tamaño. Los detalles y pormenores (Nimrud). Museo Británico, Londres
Los relieves hallados en las ruinas de liario—, el campo temático se vio am­
estos dos palacios (hoy en el Museo Bri­ pliado con la incorporación, por prime­
tánico) tienen como temática central ra vez, de escenas relacionadas con la
escenas de guerra protagonizadas por vida privada del rey. A estas innovacio­
Tiglat-pileser III (asedios, combates, de­ nes se unieron los efectos lumínicos y
portaciones, ejecuciones). Eran una de profundidad espacial que se consi­
verdadera ilustración visual de sus ana­ guieron al labrar las placas de alabastro
les, cuyos textos, separando las compo­ con relieves en planos más salientes.
siciones, figuraban en una faja central. En la pared nordeste del gran patio
Técnica y formalmente difieren mu­ palacial, los ortostatos —de casi 3 m de
chísimo de los relieves del palacio de altura— recogían un cortejo de altos
Assur-nasirpal II que antes hemos cita­ dignatarios y servidores que transporta­
do. Aunque el modelado de las escenas ban hacia el rey el trono real, diferentes
del Palacio central de Kalkhu es suave, asientos, mesas y vasos de variadas for­
su tratamiento está muy por debajo del mas. En otra estancia se figuraba una
de los ortostatos del Palacio norocci- gran escena de banquete, celebrado
dental; respecto a las composiciones, al para conmemorar una victoria militar,
faltar aquí, en el Palacio central, las lí­ de la cual se reproducían algunos de
neas del horizonte (algunas figuras y es­ sus episodios.
cenas parecen flotar en el espacio), los No faltan en el palacio los relieves de
artistas debieron amoldarse un tanto gusto narrativo que se fijaron en las ac­
forzadamente al contexto narrativo ge­ tividades constructoras del rey, testimo­
neral para evitar disonancias. niadas —por citar un ejemplo— en la fa­
De entre lo conservado podemos re­ mosa escena marina del transporte de
señar los relieves más significativos de madera desde el Mediterráneo hasta el
contenido religioso (Tiglat-pileser III en corazón de Asiria. En la llamada Sala de
una escena mitológica; representación justicia, los relieves se recreaban en la
de una extraña ceremonia de culto en entrega de los tributos o en los castigos
la que los hombres van batiendo las pal­ aplicados a los vencidos. Aunque las
mas, mientras son seguidos por una fi­ imágenes muestran actos ceremoniales
gura disfrazada con una máscara de en los que Sargón II, en su calidad de re­
león) y también de carácter belicista presentante de Assur, se halla en acti­
(transporte de las imágenes de los dio­ tud distante, lo cierto es que, a veces, el
ses de una ciudad vencida a hombros rey, desprovisto de todo protocolo,
de soldados asirios; deportación de mu­ toma parte activa en ellos como un par­
jeres y niños que parten en carros tira­ ticipante más, saltando con su propia
dos por bueyes; abandono de la ciudad mano los ojos a los vasallos rebeldes.
junto a cuyas murallas se ha dejado un En contraste con estos actos oficiales,
ariete; luchas contra los árabes del de­ indudablemente crueles, una pequeña
sierto, los cuales, una vez derrotados, habitación del noroeste del palacio —y
deben pagar tributos en especie —dro­ el tema es novedoso por introducirse en
medarios—, según se deduce de una la esfera privada del soberano— repro­
reata conducida por la propia reina de ducía un idílico paisaje montañoso, sin
tales gentes). duda el parque real, poblado de árbo­
3. Los relieves de Dur Sharrukin les y con pájaros volando, en medio del
(Khorsabad): Los frisos del palacio de cual el rey se dirigía en su carro ligero
Sargón II (721-705), parte de los cuales hacia un templete, al tiempo que sus
se hallan repartidos entre los Museos servidores, entre los abetos, cazaban
del Louvre, Iraq y Chicago, supusieron animales —pájaros, liebres y gacelas-
un paso adelante en el tratamiento reli­ destinados a la comida festiva, que se
vario asirio. Además de una mayor sol­ representa por encima de las escenas
tura compositiva, unos claros atisbos de venatorias.
perspectiva —aunque geométricamen­
te errónea—, y una mayor atención
puesta en el tratamiento plástico de los Relieve en alabastro con el héroe del león,
detalles más insignificantes —joyas, ar­ procedente de Dur Shanukin (finales del
mas, vestiduras, insignias, vasos, mobi­ siglo vni a. C.). Museo del Louvre, París
: ■

85
4. Los relieves del Palacio de Sena- a los hombres organizados en varias cor­
querib en Kuyunjik (Nínive): Tal como dadas, arrastrando las colosales estatuas
se dijo, Senaquerib (704-681), que se pétreas por tierra o ingeniándoselas para
autocalificaba de conocedor de todas vadearlas por los ríos.
las artes, construyó un palacio propio Sin embargo, la temática principal de
—Palacio que no tiene igual— en Níni­ los relieves de Kuyunjik fueron las cam­
ve (colina de Kuyunjik) al hacerla su ca­ pañas militares, tratadas de un modo
pital imperial. muy realista, con detalles concretos e
Aunque no se conoce en toda su ex­ identificadas por pequeñas indicaciones
tensión, dicho palacio ha proporciona­ escritas. De entre ellas, y sobre 13 ortos-
do —como no era menos de esperar— tatos, sobresale por su gran calidad plás­
hermosos ortostatos de alabastro (hoy tica y compositiva la que describe el ase­
en el Museo Británico) con relieves de dio, asalto y captura de la ciudad pales­
gran interés artístico e histórico. Tales tina de Lakish, con algunos episodios de
relieves, que guardan mayor relación te­ verdadera genialidad narrativa: masacre
mática con los del palacio de Tiglat-pi- de prisioneros, deportación de supervi­
leser III, en Kalkhu, que no con los más vientes, transporte del botín, recepción
recientes de Dur Sharrukin, son en su de una delegación con los embajadores
mayoría verdaderos cronicones de las implorando piedad.
batallas de Senaquerib. La novedad de Más importante, desde el punto de
los mismos estriba en la muchísima im­ vista plástico, que la campaña palestina
portancia que se da a los detalles secun­ aludida, es la que conmemora la lleva­
darios, como pueden ser el arbolado o da a cabo contra los caldeos del País
la fauna, que pasan ahora a un primerí- del Mar. Con gran riqueza de detalles se
simo plano por ser parte integrante del pudo representar el marco paisajístico
marco paisajístico, al cual se adaptan de las marismas que rodeaban las de­
composiciones y figuras. Otra de sus no­ sembocaduras del Eufrates y Tigris, ad­
vedades es la carencia de las fajas con quiriendo gran importancia descriptiva
textos inscritos para subdividir los ortos- los cañaverales y juncales, así como la
tatos en registros y posibilitar así distin­ fauna, que rodean por doquier a las tro­
tas escenas. Aquí, en este palacio, las pas de Senaquerib.
escenas se figuran siempre de modo in­ 5. Los relieves del Palacio norte de
dividual, sin líneas divisorias y sin nece­ Assurbanipal en Kuyunjik (Nínive): El
sidad de quedar determinadas por el palacio norte de Nínive, obra de Assur­
marco del propio ortostato. No obstan­ banipal (669-630), ha proporcionado di­
te, en algunos casos, la superficie de la ferentes grupos de bajorrelieves (en su
piedra se divide en tres registros, aun­ mayor parte hoy en el Museo Británico
que sin romper la unidad argumental, y algunos en el Louvre), que por su tra­
situándose en el superior la campaña tamiento formal obedecen a dos épo­
militar propiamente dicha, en el central cas: una, la más antigua, se caracteriza
los datos paisajísticos —ríos, viñedos, por continuar representando las esce­
olivares, palmeras, juncales— que per­ nas con figuras y paisajes en una visión
miten fijar el escenario, y en el inferior, panorámica, muy al gusto de los mejo­
invariablemente, el retorno de los ven­ res relieves de Senaquerib; la más re­
cedores. ciente, estructura los relieves a modo
Entre las composiciones que nos han de franjas que habían comenzado a
llegado podemos recoger la que se re­ aparecer también con Senaquerib y que
presentó en uno de los corredores pala­ acabarían por imponerse.
ciegos con el tema del regreso de una Entre los bajorrelieves de la primera
cacería real, con los palafreneros condu­ época sobresalen los que representaban
ciendo los caballos reales —de soberbia la dura campaña contra el elamita
estampa— y los servidores portando Teumman en el río Ulai: en ellos puede
viandas y frutos para un banquete. O la verse cómo el ejército asirio avanza y lo­
que se figuró sobre grandes ortostatos gra acorralar a los elamitas que huyen a
(2,25 m de altura) con la escena del difí­ la desbandada. En medio de todo el en­
cil transporte de los lamassu destinados redo de hombres y animales —verdade­
al templo de Nínive: en la misma se ve ro horror vacui plástico— el rey Teum-
Atriba, relieve de la leona herida tallado en En los accesos a la gran Sala del tro­
alabastro, procedente de Nínive no del palacio se representó la conquis­
(siglo vil a. C.). Abajo, cacería de leones de ta de Babilonia y la consiguiente muer­
Assur-nasirpal II (siglo ix a. C.), relieve en te de su rey Shamash-shum-ukin, her­
alabastro procedente de Kalkhu (Nimrud).
mano de Assurbanipal. En otras estan­
Ambas piezas en el Museo Británico,
Londres cias se rememoran, en frisos composi­
tivos, las nuevas expediciones hechas
contra ciudades elamitas (Madaktu, Ha-
man aparece representado en tres oca­ manu) y, en fin, en algunas más, las lu­
siones: en una es alcanzado por una fle­ chas de los asirios contra los árabes del
cha, en la otra es decapitado, y en la ter­ desierto, que cabalgan por parejas so­
cera su cabeza es cogida por un soldado bre dromedarios.
para enviarla a Nínive. Sobre esta abi­ El relieve de tema animalístico llegó
garrada composición aparecen las muje­ con Assurbanipal a su máxima expre­
res y los niños elamitas escoltados por sión de calidad, superando con mucho
soldados asirios. Pequeños textos, dis­ las escenas cinegéticas de Assur-nasir-
puestos sabiamente, narran los episodios pal II, de comienzos del siglo ix. Ahora,
más sobresalientes del combate. además, la caza de leones, que consti-
Desarrollo de los bajorrelieves á

1. SumisióndelpríncipeSuadeGilzanu 2. Entregadeproductosyarmas deGilzanu

5. Sumisióndel israelitaJehú 6. Tributodeoro, platayotrosproductos


deIsrael

9. Entregadecamellos delpaís deMusri 10. Macacoycinocéfalocomotributos de


Musri

13. Tributodeanimales salvajes delpaís 1J4. Armas, marfil yobjetosmetálicosde


deSukhu Sukhu

17. Tributodevasijas dearcillayarmas 18. Cobre, estañoymaderacomotributode


deKhattin Khattin
Obelisco Negro de Salmanasar III

3. Caballos como tributo de Gilzanu U. De Gilzanu, entrega de camellos

7. Entrega de manufacturas israelitas 8. Tributo de ja rra s y copas metálicas,


cetro y arm as de Israel

11. De Musri, un búfalo, un unicornio y un 12. Elefante y macacos, tributos de Musri


antílope

15. Tributo de vestidos y tejidos de lino de 16. De Sukhu, armas, m arfil y otros
Sukhu productos

, 8 9

19. Del país de Khattin, marfil, 20. Entrega de minerales metálicos de


p lata y oro Khattin
tuye el argumento esencial de los frisos, en otras piezas —estelas, paredes roco­
se complementa con magistrales esce­ sas, objetos cultuales, obeliscos— llega­
nas secundarias en donde aparecen ron a repetir su propia imagen y hechos
manadas de gacelas y de asnos salvajes junto a textos de considerable exten­
que son acosados por los perros o que sión, siempre laudatorios.
huyen ante los cazadores. Vemos, en
ocasiones, al rey cazando poderosos
leones tanto a pie, como en carro o a Los relieves de las estelas
caballo, demostrando su pericia en las
tres modalidades venatorias. Al artista,
sin embargo, en este tipo de composi­ Entre las diferentes estelas que nos
ción, no sólo le interesa la figura del rey han llegado, talladas en basalto, diorita,
y de sus ayudantes, sino también las de caliza, alabastro y arenisca, y todas ico­
todo el conjunto, incluso la de los nu­ nográficamente hieráticas, majestuosas
merosos leones representados hasta en y repetitivas, debemos citar las más im­
sus detalles más insignificantes, lo que portantes, exponiéndolas de acuerdo a
transmite al relieve una naturalidad un orden diacrónico.
nunca hasta entonces superada. En primer lugar la de la Victoria, de
De todos los grandes felinos, repre­ Tukulti-Ninurta II (890-884), hallada en
sentados siempre en actitudes distintas Terqa (90 cm; Museo de Aleppo), de es­
y nunca repetidas, los más famosos son tilo más bien sirio-hitita, y que conme­
los conocidos como el león moribun­ moraba las luchas contra los arameos
do, animal que agoniza mientras expul­ de Laqe.
sa sangre por sus fauces, y la leona he­ Le siguen las dos Estelas de Assur-na-
rida, a la cual una flecha clavada en la sirp at II: la del Museo Britán ico
columna vertebral le impide incorporar­ (2,92 m), presenta al rey de perfil con la
se, debiendo arrastrar las patas traseras mano derecha en actitud de oración ha­
al tiempo que ruge de impotencia. cia los emblemas de cinco divinidades;
En una sala-jardín del palacio se situó la del Museo de Mossul (1,28 m), de ma­
otra escena con leones, en esta ocasión yor calidad relivaria (y de parecida tipo­
domesticados, sueltos en un parque logía), interesa por su largo texto, en el
real, y que formaban parte de una re­ que, además de informar de sus hechos
presentación procesional en la que se militares, se recuerda el gran banquete
ven, junto a ellos, sacerdotes que tocan que organizó tal rey con ocasión de
arpas y liras. inaugurar el nuevo palacio de Kalkhu, al
El momento culminante de las esce­ que acudieron 69.594 invitados.
nas de lucha contra los elamitas lo De Salmanasar III se posee una Este­
constituye la representación de un ban­ la de caliza (hallada en Kurkh y hoy en
quete, un symposium, del que nos han el Museo Británico), de 2,20 m y de si­
llegado muy pocos ortostatos. En ellos milar estructura a las anteriores, aunque
se ve al rey recostado sobre un diván en de tosco relieve. Más interesante es la
el acto de beber acompañado de su es­ Estela de Shamshi-Adad V (824-811), lo­
posa, la reina Assur-sharrat, sentada en calizada en Kalkhu (2,18 m; Museo Bri­
alto sillón frente a él. Músicos y servido­ tánico): al ser más estrecha, la figura del
res, que portan viandas, contribuyen a rey, en ademán de oración, presenta un
hacer aun más agradable el banquete esbelto canon. De mayor calidad toda­
que tiene lugar a la sombra del em­ vía es otra estela ele este mismo rey, ha­
parrado de una pérgola del palacio real. llada en Saba’a, en el desierto, al sur de
En las ramas de uno de los abetos, fren­ Sinjar (1,42 m; Museo de Estambul), de
te al rey, aparece colgada —y es el to­ estilo decididamente provincial: la par­
que trágico de la escena— la cabeza del te superior presenta al monarca en la
elamita Teumman, enviada a Nínive tradicional postura de oración, mientras
desde el campo de batalla. que el resto recoge la campaña contra
No sólo los relieves de los palacios Palestina.
testimonian la voluntad que tuvieron al­ Muy superior a las hasta aquí citadas
gunos soberanos neoasirios de perpe­ es la Estela de Adad-nirari III (810-783),
tuar sus hazañas en la Historia, también localizada en Karana (1,30 m; Museo de
Fragmento de un
panel de marfil con
el motivo de una
esfinge alada
(finales del
siglo v iii a. C'),
procedente de
Kalkhu (Nimrud).
Museo de Iraq,
Bagdad

Pintura mural
representando a un
lamassu junto a un
personaje con una
flor de loto,
procedente de Til
Barsip, hoy Tell
Ahmar, Siria
(siglo IX a. C.),
según L. Cavro,
París
Iraq), de finísima talla, con inscripción neles, uno de los cuales (1,85 por 6 m)
central, parte de la cual fue borrada a representa una procesión de dioses, en­
propósito. Del rey Assarhaddon cabezada por Assur, subidos todos so­
(680-669) tenemos tres, provenientes bre sus animales sagrados. La doble
respectivamente de Zincirli (Turquía), imagen del rey, en actitud de oración,
de Til Barsip (Siria) y del delta egipcio encuadra las figuras divinas, algunas re­
(hoy en el Museo de El Cairo). La pri­ conocibles por sus símbolos. En la re­
mera (3,18 m; Museo de Berlín) recoge gión de Hiñes, el rey se representa ado­
al rey libando, mientras sostiene en su rando a Assur y a Ninlil, mientras dos to­
mano la cuerda con la que ata a dos de ros androcéfalos enmarcan, como en el
sus enemigos, figurados a sus pies y a palacio de Dur Sharrukin a un héroe del
insignificante tamaño: Abdimilkutti, rey león. En otro punto, en Bavian, se le re­
de Sidón, y Ushanahuru, hijo de Tahar- presenta acompañado de otro persona­
qa, rey de Egipto y Nubia (otros autores je en acto de adoración a los dioses, su­
opinan que se trataría de Ba’lu, rey de bidos sobre sus animales emblemáti­
Tiro, y del propio faraón Taharqa). La de cos.
Til Barsip (3,80 m; Museo de Aleppo), Menos interesante aún es el relieve
más tosca, troceada en cuatro fragmen­ rupestre de Kank Bogazi (Turquía) he­
tos, presenta el mismo tema argumen- cho esculpir por Salmanasar III, y en el
tal coincidente también con el de la Es­ que se figuraba adorando a un símbolo
tela de El Cairo, en perfecto estado de divino, junto a una corta inscripción.
conservación.
Asimismo, Assurbanipal, renovando
la antiquísima tradición iconográfica su­ El pedestal y el Obelisco negro de
meria se hizo representar en una Estela Salmanasar III
de arenisca (36‘80 cm; Museo Británico)
para conmemorar la reconstrucción del
Esagila, el templo de Marduk en Babilo­ Gran importancia histórica y artística
nia, ciudad bajo su poder; en la misma, tiene el relieve que recorre a modo de
de carácter votivo, se figura como cons­ friso continuo el pedestal o podio de ca­
tructor, portando devotamente sobre su liza que sostuvo en su día el trono de
cabeza el cesto y los ladrillos. Salmanasar III (858-824) existente en el
No podemos dejar de citar, por su sin­ Ekal Masharti de Kalkhu. Sin lugar a du­
gularidad (aunque para la Historia del das, el más acabado de todos es el fron­
Arte no signifique nada), las numerosas tal (25 cm de altura; Museo de Iraq) que
estelas que sin decoración, y sólo con representa la conclusión del tratado de
la inscripción de uno o dos nombres paz del año 850 entre el rey asirio y el
(nunca de dioses), aparecieron al sur de rey babilonio, protegido suyo, Marduk-
la zona más antigua de Assur. Todas son zakir-shumi, a quien el primero había
altas —algunas llegan casi a los 5 m— y repuesto en el trono de Babilonia. Am­
pertenecieron a personas regias y a fun­ bos monarcas, que aparecen como
cionarios. La cronología de tan enigmá­ iguales, acompañados de sus dignata­
ticas estelas abarca desde el siglo xiv rios, están dándose un apretón de ma­
hasta la mitad del siglo ix. nos, escena verdaderamente novedosa
en toda la historia del arte mesopotámi-
co. Los textos que complementan las
Relieves rupestres escenas aluden a los principales hechos
de los primeros trece años del reinado
del monarca asirio, conocidos por otras
El relieve rupestre neoasirio está re­ fuentes.
presentado, pobremente, por los restos Salmanasar III utilizó también en una
que nos han llegado de Maltaya (nor­ ocasión —imitando a su padre Assur-
deste de Khorsabad) y de la región de nasirpal II— el obelisco en vez de las es­
Hiñes (al norte de Nínive), esculpidos telas, para narrar con relieves figurados
por orden de Senaquerib, y en los cua­ y adecuados textos sus empresas mili­
les ensalzó aún más su personalidad. En tares, que completaban las que poco
Maltaya labró sobre la pared cuatro pa­ antes había hecho figurar en las magní­
ficas Puertas de bronce en un templo de siempre entre bandas de espigas (algu­
Imgur-Enlil (hoy Balawat). nos ejemplares de Kalkhu, por ejem­
El Obelisco negro (2,02 m; Museo Bri­ plo).
tánico), llamado popularmente así por En contraste con los relieves de los
el color de su alabastro, presenta sobre grandes ortostatos de los palacios en los
cada uno de sus cuatro lados cinco re­ que la guerra, según hemos visto, era el
cuadros en relieve (en total suman 20) tema casi obligado, los sellos neoasirios
con la representación de las escenas de apenas harán uso de tal temática, des­
vasallaje de diversos reyes y Estados so­ plazada a algunos pocos ejemplares de
metidos y la entrega de los obligados tri­ estilo lineal; por el contrario, un buen
butos (barras de metal, marfil, madera, número ilustra escenas de labranza
objetos manufacturados y animales do­ (ejemplar de la Pierpont Morgan Library
mésticos o salvajes, entre otros). La lec­ de Nueva York, en el que un campesi­
tura de los recuadros debe hacerse en no espolea al bóvido que arrastra el ara­
sentido horizontal y desde arriba abajo, do, bajo los símbolos de Sin, Shamash
abarcándose así cinco argumentos: el y los Sibitti), otros presentan a dioses,
tributo de los habitantes de Guilzanu; el sobre todo Ninurta, y algunos más re­
del israelita Jehú, de la Casa de Omri; crean, incluso, ceremonias religiosas
el del país de Musri; el de Marduk-apil- (símbolos de Assur, genios alados) y tra­
usur, príncipe del país de Sukhu; y, fi­ suntos míticos (combate de Ninurta —y
nalmente, el tributo de Qarparunda, no Marduk— contra Tiamat), no faltan­
príncipe del país de Khattin. do, en fin, otros con temas de carácter
Las cinco secuencias van acompaña­ lúdico (animales tocando instrumentos
das de un breve texto explicativo que musicales).
las identifica perfectamente. La parte Hacia finales del siglo ix se volvieron
superior del obelisco, en forma de torre a utilizar las piedras duras (cornelina, la­
escalonada, y los frontis de las caras por pislázuli) y a inscribir, en algunos ejem­
su parte inferior están cubiertos con el plares, los nombres de sus propietarios,
relato de las campañas de los primeros lo que ha permitido fecharlos con bas­
treinta y un años del rey. tante seguridad (el de Adad-usur, hoy
Esta magnífica pieza, tallada en un en Berlín; el del eunuco Ishtar-duri, en
bajorrelieve muy plano y sobria en de­ el Louvre, etc.).
talles secundarios, fue situada en una Junto al estilo lineal apareció otro
de las grandes Salas de audiencia del más rico, en el que se tallaron escenas
palacio de Kalkhu, sirviendo de propa­ de guerra o de caza, en sueltas compo­
ganda y autoelogio del rey. siciones simétricas que permitían a los
glípticos recrearse en la anatomía de las
figuras y en los detalles de las vestimen­
Glíptica y pinturas murales tas, todo ello, tal vez, debido a la in­
fluencia de los sellos neobabilónicos.
A finales del siglo vm el sello cilindri­
Los sellos cilindricos y los de estam­ co se vio sustituido por el de estampa;
pas de época neoasiria presentan, en sin embargo, el primero no fue arrinco­
razón de su propio medio expresivo, te­ nado del todo, pues se le recubrió con
máticas muy diferentes a las de los ba­ hermosas cápsulas de oro con un dibu­
jorrelieves de los grandes palacios; di­ jo en la base, con lo cual sirvió a un
sentían de aquéllos, asimismo, en cali­ tiempo de cilindro-sello y de sello de es­
dad y no aportaban nada novedoso res­ tampación.
pecto a épocas pasadas. Se ignora cómo se fabricaron los se­
Los sellos del siglo ix están hechos de llos del siglo vil y en qué medida se s u ­
piedras blandas de tonos oscuros (ser­ tilizaron los existentes (muchos de es­
pentina, caliza) y adoptan formas alar­ tos presentan textos y nombres propios
gadas y ligeramente abombadas, de en arameo); en el caso de los sellos de
mayor tamaño que los de la etapa me- estampa apareció el tema del hombre-
soasiria. Sus temas, entre los que desta­ escorpión y del hombre-toro, junto al tí­
can la caza y los banquetes, están trata­ pico Arbol de la Vida, de formas estiliza­
dos con un estilo lineal, encerrados das.
A la vista de lo que manifiestan los re­ pinturas murales (han llegado muy po­
lieves neoasirios no es de extrañar que cos restos), siempre subordinadas a los
la pintura de tal época fuera de gran ca­ magníficos ladrillos vidriados de sus pa­
lidad. De ella, y a pesar de las pocas redes.
muestras que nos han llegado, tenemos El palacio de Dur Sharrukin contó
algunos fragmentos (hoy en los Museos también con pinturas, que decoraron al­
del Louvre, de Aleppo y de Iraq), así gunas salas y pasillos, entre ellas la del
como unas magníficas copias (pinturas trono, utilizando sólo cuatro colores
de Til Barsip) que testimonian la activi­ fundamentales. Se dispusieron en tres
dad pictórica que se desplegó en las re­ largas fajas o cenefas, las dos externas
sidencias reales. con rosetas flanqueadas por genios ala­
Técnicamente, las pinturas de la épo­ dos y la central con cuadrados de lados
ca fueron, ante todo, dib.ujos de armó­ cóncavos ante los cuales inclinan su tes­
nicas formas, coloreados sobre un fon­ ta feroces toros. Por encima de las fajas
do monocolor. Sus contornos y sus de­ y en el interior de un grandioso arcoso-
talles se individualizaban con líneas ne­ lio se ve a Sargón II, acompañado de su
gras de fuerte trazo, resaltando podero­ visir, recibiendo de Assur los símbolos
samente dentro de los colores básicos de la justicia y del poder.
y algunos complementarios que se dis­
ponían de modo plano, sin gradaciones.
Las pinturas más interesantes, en el Los ladrillos vidriados
estado actual de nuestros conocimien­
tos, fueron las del palacio provincial de
Til Barsip, pertenecientes a distintos Los grandes paneles de ladrillo vidria­
momentos. Las más antiguas, quizás de do tuvieron, asimismo, una clara fun­
la época de Adad-nirari III (810-783) nos ción decorativa, similar a la que ten­
presentan al monarca asirio —¿o al po­ drían después en Babilonia y en Persia,
deroso turtanu Shamshi-ilu?— en el sus más directos imitadores. El primer
acto de recibir tributos, mientras dos es­ ejemplo con este tipo de ornamenta­
cribas anotan escrupulosamente los ob­ ción, siempre muchísimo más econó­
jetos recibidos. Entre las demás escenas mica que la de los relieves sobre finas
llegadas, de difícil datación cronológica, lajas de alabastro yesoso, y quizás de
hay que reseñar las de la muerte de un mayor efectismo visual, fueron los pa­
beduino, el gran lamassu con un perso­ neles que decoraron pasillos y estancias
naje, y el acto de sumisión a Tiglat-pile- del Ekal Masharti de Salmanasar III en
ser III, m agnífica com posición de Kalkhu. En la fachada del portal de in­
5,60 m de longitud, sin olvidar la serie greso de una gran cámara se situó una
de caballos pintados en blanco, marrón, extraordinaria composición (4,07 m de
negro y rosa, todos de fina estampa. Al­ alto y 2,91 de ancho; Museo de Iraq)
gunas de las pinturas pertenecieron a la presidida por la doble imagen del rey,
época de Assurbanipal, con el motivo vestido de sacerdote, a los lados del
de la cacería de leones, cuyas secuen­ símbolo de Assur, quien desde su disco
cias seguían las de los relieves del Pa­ solar le ofrecía una corona; por la parte
lacio norte de Nínive. superior, y después de un breve texto
Del Palacio noroccidental de Kaklhu, genealógico, se figuraba el Arbol de la
construido por Assur-nasirpal II, nos han Vida, sobre el cual dos toros rampantes
llegado algunos fragmentos pictóricos apoyaban sus patas delanteras. Una her­
con temas de carros y caballos y moti­ mosísima cenefa con cinco motivos or­
vos geométricos, todos de buen dibujo namentales distintos rodean todo el
y resueltos con colores primarios. campo temático, de tonalidad amarilla.
Asimismo, el Ekal Masharti de Salma­ Tiempo después, los zócalos de los
nasar III fue decorado con grandiosas templos y de alguna otra construcción
de la ciudadela de Dur Sharrukin se vie­
ron decorados con este tipo de cerámi­
Figura en m arfil de un cazador ca, caso del Templo de Sin, que contó
(siglos ix-vm a. C J, procedente de Kalkhu con un zócalo de ladrillos vidriados en
(Nimrud). Museo de Iraq, Bagdad tono azul, ornamentados con figuras de
diversos animales, plantas y objetos una magnífica plaquita de bronce
(león, águila, toro, higuera y arado) de (13,5 cm; Colección De Clerq), de la cual
coloración amarilla, cuyo desarrollo sobresale la cabeza del mítico demonio
abría la imagen del propio rey y la cerra­ Pazuzu. Su anverso, de forma rectangu­
ba su visir. Las dos figuras masculinas lar, presenta cuatro registros en los que
siguen la iconografía tradicional y su sig­ se figura en bajorrelieve una escena de
nificado es claro; en cambio, el resto de exorcismo practicado sobre un hombre
las figuras encierra connotaciones sim­ enfermo, atormentado por la diosa infer­
bólicas. Esta misma temática se repitió, nal Lamashtu. Por el reverso, y con clara
con algunas variantes, en los zócalos de idea de volumetría, aparece la espalda
los templos de Shamash, Ningal y Nabu, de tal demonio, con cuatro alas y cola
de la misma localidad. terminada en cabeza de ofidio.
Asimismo, de Assur y de Nínive nos Otro magnífico relieve broncíneo, que
han llegado algunos ladrillos vidriados revistió un altar o un trono, es el del
sueltos, decorados con lo que podrían fragmento (33 cm; Museo del Louvre)
ser escenas reales o palatinas; pero al que recoge las imágenes de Assarhad-
ser tan escasos en número y tan poco don y su madre Naqi’a, actuando en un
significativos no se puede añadir nada rito sagrado.
más sobre ellos. Los bronces de bulto redondo, con
pequeñas excepciones, todos de gran
calidad, han sido hallados fuera del
Los bronces: láminas, placas, territorio asirio, explicándose este fenó­
figuras, pesos y pedestales meno bien por el tamaño de las piezas
que permitía su fácil transporte, bien
por haber sido elaboradas en dichas zo­
La metalistería neoasiria está magis­ nas periféricas, a donde llegaba la in­
tralmente ilustrada por las láminas de fluencia artística asiría.
bronce de las Puertas de Balawat (la De entre todos los bronces hay que se­
antigua Imgur Enlil), verdadera obra leccionar los que representan al demonio
maestra de carácter decorativo. Las Pazuzu, espíritu titular del Viento del Su­
mismas, hoy repartidas en varias colec­ doeste, siendo el mejor ejemplar, sin
ciones (el lote más importante, en el desmerecer el que conserva el Ashmo-
Museo Británico), provienen del Templo lean Museum, el exhibido en el Museo
de Mamu, dios de los sueños, o según del Louvre (14,5 cm de altura), repetida­
otros (pues el problema de su proce­ mente publicado. Pazuzu está figurado
dencia es discutido) del Palacio de ve­ de pie, con alas y patas de águila, y
rano de tai localidad. monstruosa cabeza con fauces de león;
En su origen, tales puertas, de made­ un anillo sobre la cabeza permitía llevar­
ra, tuvieron más de 6 m de altura, con lo colgado como amuleto protector.
dos batientes, cada uno de 2 m de am­ En el Templo de Hera, en Samos, fren­
plitud; sobre ellos y sus quicios se dis­ te a la costa occidental del Asia Menor,
pusieron láminas de bronce repujado se halló también un lote de figurillas de
(2,43 m de longitud por 27,94 cm de al­ bronce, tenidas como asirías, de pareci­
tura) con textos epigráficos y escenas da factura al pequeño bronce de Tell
militares y religiosas de Salmanasar III, Taynat (norte de Siria), hoy en el Museo
articuladas sin interrupciones. Entre de Antioquía, que representa a un hom­
ellas podemos señalar la conquista de bre barbudo, semiarrodillado, portando
la baja Caldea, el hostigamiento de for­ el vaso manante entre las manos.
talezas sirias, la llegada a Tiro y el regre­ Magníficas piezas del arte animalístico
so con el botín, y el descubrimiento de en bronce son los leones echados, de
las fuentes del Tigris. Textos y apostillas Kalkhu (Nimrud) y de Dur Sharrukin
contribuyen a la comprensión de las es­ (Khorsabad), todos ellos de gran realis­
cenas. Del mismo Imgur Enlil provienen mo y algunos con anilla dorsal para ser
otras láminas de bronce, que adornaron encadenados, a pesar de su pequeño ta­
las puertas del Palacio de verano de As­ maño (entre los 4,5 y los 41 cm de lon­
sur-nasirpal II (hoy en el Museo de Iraq). gitud), en las paredes, a modo de simbó­
De gran interés artístico y religioso es licos guardianes. Muy interesante es el
lote de dieciséis figuritas de león, halla­ cia o aspecto egipcio: uno representa al
das en el Salón del trono del palacio de dios Horus (27,5 cm), y otro tiene gra­
Kalkhu, todas del siglo viii, y de diferen­ bado por dos veces al dios Bes (13,5 por
tes tamaños, lo que ha hecho pensar que 3,9 cm), ambos en el Museo de Iraq.
se trataría de un sistema de pesas. Sin embargo, las piezas más nota­
bles fueron halladas en el Palacio no-
roccidental de Kalkhu, correspondien­
Los marfiles te a la época de ocupación por Sar-
gón II. Allí aparecieron la magnífica ca­
beza conocida como Mona Lisa (16,8
El marfil fue una de las materias cm de altura, por 13,5 de anchura),
más solicitadas por las altas capas so­ perteneciente tal vez al género de la
ciales del mundo neoasirio (sus reyes mujer en la ventana, pieza que servi­
no dudaban en aceptarlo como tributo), ría para decorar algún mueble; la leo­
con el cual se tallaron infinidad de pe­ na que muerde a un nubio (10,5 cm),
queños bajorrelieves para decorar refi­ fino trabajo taraceado con cornalina y
nados muebles y los más variados uten­ lapislázuli y damasquinado en oro; una
silios suntuarios. cabecita de león (6,7 cm), verdadera
Su fina labra fue especialmente prac­ obra maestra, tallada en la propia Kalk­
ticada por los fenicios y los sirios, alcan­ hu; y la esfinge alada (19 por 15 cm)
zando su producción tal volumen que a de factura siria o fenicia.
mitad del siglo ix casi llegaron a extin­ De parecida calidad fueron los marfi­
guir al elefante sirio, del cual acopiaban les hallados en Hadatu (Arslan Tash), y
sus magníficos colmillos. en Ziwiye, al sudeste del lago Urmia
Los palacios neoasirios han propor­ (Irán), en cuyo detalle no podemos en­
cionado numerosos ejemplares ebora­ trar.
rios de gran belleza y perfección técni­
ca, atesorados en ellos, y en su mayoría
procedentes de los saqueos de las ciu­
dades sirias y fenicias. Sin embargo, sa­
bemos que se tallaron bastantes ejem­
plares en la propia Asiría —caso de los
marfiles del Templo de Nabu en Kalk­
hu—, aunque tanto su técnica como sus
temas fueron muy diferentes.
En el Ekal Masharti de Salmanasar III,
también en Kalkhu, se descubrieron nu­ Bibliografía
merosas piezas marfileñas enteras y
R. D. Barnett, A Catalogue of the Nim-
fragmentadas que, de acuerdo con los rud Iuories, Londres, 1957. R. D. Barnett,
estudios efectuados, formaron parte de Sculptures from the North Palace of As-
hasta un total de siete colecciones dife­ surbanipal at Nineveh, Londres, 1976. J.
rentes. Es difícil seleccionar los más im­ M. Córdoba, Mittani y los hurritas, Madrid,
portantes ejemplares, dada su cantidad 1983. S. Dalley, Mari and Karana. Tivo oíd
y calidad. Forzosamente, sin embargo, babylonian cides, Londres, 1984. J. C.
debemos citar una esculturilla de bulto Gadd, The stones of Assyria, Londres,
redondo que figura a un joven sirio (12,8 1936. M. E. L. Mallowan, Nimrud and its
cm; Museo de Iraq), que conduce un Remains, Londres, 1966, 2 vols. y un at­
las. A. Moortgat, Die Kunst des Alten Me-
cervatillo mientras porta una leona a sus
sopotamien, II. Babylon und Assur. Colo­
espaldas; una plaquita con un combate nia, 1985. A. Parrot, Assur, Madrid, 1961.
entre toros y leones (1 m de largo por C. Preusser, Die Palaste in Assur, Berlín,
8,2 cm de alto; Museo de Iraq) y una 1955. S. Smith, Assyrian sculptures in the
pieza conocida como la mujer en la British Museum, from Shalmaneser III to
ventana (10,5 cm; Museo de Iraq), tema Sennacherib, Londres, 1938. J. Stearns,
muy popular y que hay que ponerlo en Reliefs from the Palace of Ashurnasirpal
relación con la prostitución sagrada //. Graz, 1961. E. Strommenger, Die
practicada en los templos. No faltan en neuassyrische Rundskulptur, Berlín, 1970.
dicha localidad los marfiles de influen­
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EL Imperio babilónico
(2003-539 a. C.)
briendo, y por lo poco significativo, en lí­
El período paleobabilónico neas generales, de lo ya descubierto.
La ciudad de Mari adquirió gran im­
ESDE finales del siglo xix y has­ portancia a comienzos del siglo xix,

D ta la mitad del siglo xvm Meso-


potamia, como consecuencia
de la descomposición de la III Dinastía
dada su situación geográfica, que la
convirtió en un gran centro económico
y político. Sin embargo, no sabemos
de Ur y la presencia de tribus semitas, nada de las reformas o ampliaciones
se hallaba atomizada en diferentes ciu- que probablemente recibiría el Templo
dades-Estado y en pequeños reinos de Ninkhursag, que había fundado Ni-
que reivindicaban mediante las armas war-Mer, ni tampoco de las del Templo
la herencia de la anterior etapa sume- de Dagan, levantado por Ishtup-ilum
ria. Poco a poco, el clima casi constan­ (aunque el culto a Dagan desaparece­
te de guerra civil y la fragmentación ría), que quedó en un segundo término
territorial se fueron decantando hasta al ser ocultado por otros santuarios au­
llegar a dirimir la supremacía política tónomos, levantados en su explanada
tan sólo unas pocas potencias, entre por orden de Zimri-lim (1782-1759).
ellas, Isin, Larsa, Eshnunna, Assur y Ba­ Por otra parte, la ciudad-Estado de
bilonia. Eshnunna recuperó a comienzos de esta
Babilonia acabaría erigiéndose en ciu­ nueva etapa histórica algo de su pasado
dad indiscutible a partir de Hammurabi prestigio, lo que se tradujo en la erec­
(1792-1750), sexto rey de la I Dinastía ción de algunos templos (sólo ha llega­
amorrea que en 1894 había sabido fun­ do una Sala de audiencias, posible com­
dar Sumu-abum. Sin embargo, con los ponente de un espacio religioso articula­
sucesores de Hammurabi el Imperio que do en patios, y una pequeña capilla de­
se llegó a forjar a costa de sangrientas lu­ dicada al dios Tishpak). Una de sus ciu­
chas se vino estrepitosamente abajo, mo­ dades dependientes, Neribtum (hoy Is-
mento que aprovechó el hitita Murshili I chali), en el curso del Diyala, contó con
para, en 1595, y en el transcurso de una un magnífico templo, dedicado a Ishtar-
audaz incursión, saquear Babilonia y po­ Kititum, levantado por el rey de Eshnun­
ner fin a su dinastía amorrea. na Ipiq-Adad II (h. 1840). Asentado sobre
Todo ese período de cinco siglos de una plataforma, era de considerables di­
duración constituye la fase conocida mensiones (101 por 67 m) y seguía en su
como época paleobabilónica, y repre­ disposición las plantas del anterior perío­
senta la primera edad de oro de tal ciu­ do neosumerio. El conjunto contaba con
dad, edad novedosa en el campo de las tres grandes puertas de acceso, flan­
artes, la literatura y el derecho. queadas cada una por dos torres, lo que
contribuía, junto a sus muros con con­
trafuertes, a dar a toda la masa volumé­
La arquitectura religiosa: templos trica el aspecto de una verdadera forta­
de Mari y de Eshnunna leza. En su interior se hallaba el templo
de Ishtar-Kititum y otros dos santuarios
menores.
Los conocimientos que se poseen de Asimismo, Shaduppum —hoy Tell Har-
la arquitectura religiosa del período pa­ mal—, centro administrativo que perte­
leobabilónico son todavía muy incom­ neció a Eshnunna, contó con dos peque­
pletos, por los escasos restos que de tan ños y sencillos templos, que seguían las
agitada época histórica se van descu­ características generales de la arquitectu­
Palacio de Mari: 1. Entrada; 2. Patio de
acceso; 3. Patio de las palmeras; 4. Sala de
audiencias; 5. Capilla; 6. Sector
presargónico; 7y 8. Almacenes; 9. Salón del
trono; 10. Salón del podio; 11. Patio 106 de
Zimri-Lim; 12. Apartamentos reales;
13. Oficina de escribas; 14. Escuela de
escribas; 15 y 16. Sector servicos;
17. Viviendas de funcionarios

ra religiosa neosumeria. El mayor, de sector estaba formado por una antecella


modestas proporciones (28 por 18 m), y una celia, anchas y poco profundas, si­
dedicado a la diosa Nisaba, presentaba guiendo el esquema del eje axial. A sus
una puerta sencilla con gradas flanquea­ lados se levantaban las dependencias
das con leones de terracota; le seguía un auxiliares así como un pequeño santua­
vestíbulo que daba acceso a un gran pa­ rio anejo, en donde se veneraba a Haia,
tio, en el que se abría la puerta del se­ el esposo de Nisaba.
gundo tramo arquitectónico, decorada a El otro templo, situado no muy lejos de
su vez con gradas y leones. Este nuevo este de Nisaba, constaba de dos están-
cias prácticamente semejantes (era en lacio. Al fondo del mismo, y por el lado
realidad un templo doble) sin vestíbulo meridional, se abría la grandiosa puerta
ni antecella; una habitación interior, en­ de una estancia (25,10 por 7,70 m), con
tre las dos estancias, y dividida en dos podio de doble escalera lateral en el cen­
sectores, era compartida independiente­ tro de la pared, verdadera antecámara
mente por cada una de las capillas. del Salón del trono, que ocupaba la es­
tancia adyacente, aún de mayores pro­
porciones (26,35 por 11,70 m): en uno de
La arquitectura cwil: sus lados —el occidental— se ubicaba el
los grandes palacios regio trono y en el opuesto, una tribuna
con una escalinata de once peldaños.
Todo el sector oeste estaba destinado
Para el estudio de la arquitectura ci­ a complejo residencial: en su tramo
vil de este período —edad de oro de los norte se hallaban los apartamentos pri­
grandes palacios— contamos con las vados de la familia real, formados por
ruinas de uno de los más famosos de 23 salas ordenadas en tomo a un patio
toda Mesopotamia, verdadera maravilla interior, abierto, al que daban siete
en su tiempo no sólo por sus extraordi­ puertas. Aquí se localizaron la Cámara
narias dimensiones, sino también por del rey y la de la reina, así como la Sala
su espléndida decoración y riqueza ar­ del baño, de especial refinamiento.
tística. Nos referimos al palacio de Mari, Ocupando la zona central de este
complejo arquitectónico resultante de mismo sector, estaban las dependen­
diferentes yuxtaposiciones constructi­ cias administrativas (con la escuela y las
vas, cuya forma más acabada corres­ oficinas de los escribas). En el ángulo
pondió al reinado de Zimri-lim, el últi­ meridional de este lado se levantaban
mo de sus ocupantes. las residencias de los funcionarios, do­
La planta de tal palacio, de forma tra­ tadas de muchas comodidades, así
pezoidal, tenía dimensiones espectacu­ como numerosos almacenes.
lares (237 y 148 m, los lados mayores; En el lado oriental del palacio, por el
135 y 155, los menores), que posibilita­ nordeste, una decena de cámaras, con
ban hasta doce sistemas de patios para patio interior, estaban destinadas a los
un total de casi 300 estancias. Todo el viajeros extranjeros (embajadores, co­
complejo se hallaba rodeado por una merciantes, correos); por el sudeste, y
muralla de espesor variable (entre los después de haber dejado el gran Patio
15,30 y 1,80 m) según los sectores, y de de las palmeras, otra serie de estancias
unos 675 de perímetro, con una única permitía el paso hacia una especie de ca­
puerta de acceso, defendida con torres pilla, que constaba de dos salas (una an­
y precedida por una escalinata, abierta tecella y una celia) con un podio, lugar
en su lado septentrional. Realmente, el en donde oraron no sólo Zimri-lim, sino
palacio constituía un ente urbano autó­ también sus antecesores, entre ellos Idi-
nomo dentro de la ciudad de Mari. ilum y Laasgaan, según las estatuas que
De un espacioso vestíbulo se pasaba a aquí se han encontrado. Más al sur de
un patio y desde este a otra estancia alar­ este sector oriental, y en otra sala, apa­
gada que se debía recorrer obligatoria­ recieron varios altares, de épocas diver­
mente para llegar al patio más grande del sas, que testimoniaban la presencia de
palacio (49 por 33 m), ambientado con un lugar sagrado de antiquísima venera­
multitud de palmeras. Al sur de este Pa­ ción. Tal vez aquí se habría rendido cul­
tio de las palmeras (así lo llamaba una to a la tumba de Ansud (o Ilshu), el fun­
tablilla del Archivo), se encontraba la dador de la antiquísima dinastía de Mari,
Sala de audiencias, a la que se accedía recogida en las listas reales sumerias.
mediante una majestuosa escalera semi­ Lamentablemente para la Historia del
circular, con tres peldaños de ladrillo. Por Arte y de la Cultura, en 1759 el palacio
otra puerta, abierta en el oeste del gran fue saqueado y luego incendiado por las
patio, se pasaba al Archivo y a un corre­ tropas de Hammurabi de Babilonia,
dor que desembocaba en otro patio de quien había acudido personalmente a
planta casi cuadrangular (29,55 por Mari para sofocar la rebelión de Zimri-
25,65 m), uno de los más lujosos del pa­ lim, que era vasallo suyo.
De menor importancia arquitectónica de piezas, citaremos tan sólo la Cabeza
fue el Palacio de la ciudad de Larsa (Tell de Telloh (8,4 cm; Museo del Louvre), de
es-Senkereh), también de comienzos del excepcional calidad artística, con alta tia­
ii milenio, estructurado, como los de su ra de cornamentas, larga barba y realista
época, en tomo a un gran patio central. expresión facial; el Busto de Copenhague
Algunos de los ladrillos recuperados por­ (18 cm), localizado probablemente en
tan impreso el nombre de Naplanum Nippur, policromado y de factura popu­
(2025-2005), el fundador de la dinastía; lar; y el dios sentado de Nippur (34 cm;
sin embargo, la construcción fue debida Museo de Iraq), de rasgos faciales muy
a Nur-Adad (1865-1850). Al no haberse someros, todo él policromado.
hallado cacharros de cerámica ni objetos Las estatuas de diosas son, en cam­
muebles se piensa que nunca fue habi­ bio, más numerosas y mucho más suel­
tado y que se dejó inacabado. tas en su ejecución plástica, representa­
Conocemos muy pocas cosas, dado das sobre todo bajo dos temas de gran
el estado en que ha llegado, del palacio éxito: como diosas del vaso manante y
que Sin-Khasid (h. 1865), un amorreo como diosas intercesoras.
fundador de una dinastía paleobabilóni- En Mari se halló una, excepcional, en
ca en Uruk, ordenó levantar en aquella piedra (1,50 m; Museo de Aleppo), es­
ciudad. Comprendía un conjunto de pa­ culpida en bulto redondo, denominada
tios rodeados de cámaras, sin organiza­ popularmente Diosa del Vaso manante.
ción arquitectónica aparente, siguiendo La originalidad de esta pieza radica en
la disposición del antiguo palacio de Ur. la forma del cabello, compacto y caído
sobre los hombros, con su par de corna­
mentas; en el jubón de manga corta (de
Personalidad de la escultura. moda siria y no paleobabilónica) que
Principales ejemplares modula sus senos; en la canalización
que desde el zócalo permitía que el
agua llegase por el interior al vaso que
La plástica paleobabilónica fue here­ porta en las manos; y en otros detalles
dera del pasado sumero-acadio en mu­ menores, visibles en el vestido y tocado.
chos de sus aspectos técnicos y estéti­ Junto a todo esto, presenta, sin embar­
cos. Sus artistas, semitas amorreos ve­ go, determinados arcaísmos, deliberada­
nidos de Occidente, al ser más permea­ mente expresados: la clásica cornamen­
bles a todo tipo de influencias, aporta­ ta para indicar el carácter de divinidad,
ron ciertas innovaciones que acabarían las órbitas huecas para la incrustación
dando personalidad al arte babilónico. de los ojos, el tratamiento de las cejas,
Refiriéndonos a estatuas de dioses, hay la larga falda que cubre su cuerpo, el co­
que señalar que nos han llegado poquí­ llar de perlas de seis vueltas y, también,
simos ejemplares, a pesar de saber por sus pies desnudos sobre el pedestal.
los textos el gran número que se escul­ El tema de las diosas intercesoras, co­
pieron y fundieron en diferentes metales nocidas como Lama, representación,
durante toda la etapa paleobabilónica. por otra parte, abundantísima en el
En piedra solamente poseemos una campo de la glíptica, tuvo entonces gran
escultura de Mari, de gran tamaño (1,09 eco, sobre todo en figurillas metálicas.
m, Museo de Aleppo), acéfala, conoci­ En piedra y en forma de bulto redondo
da como Estatua Cabane por el nombre poseemos, lamentablemente, pocos
de su descubridor. Creída representa­ ejemplares, no así en relieves o placas,
ción de una divinidad, lo conservado que luego señalaremos.
muestra, en cambio, que se trata de la En cuanto a diosas como tal, conoce­
estatua de un orante. Su inscripción nos mos unos pocos ejemplares, siendo una
dice que fue dedicada al dios Shamash estatuilla divina de Ur (29 cm; Museo de
por el hijo del asirio Shamshi-Adad I, Iraq), en diorita, la más significativa de
Iasmash-Addu (h. 1811-1782), durante las mismas. Sentada en trono, flanquea­
su etapa de gobernante en Mari. da con dos ocas (o cisnes), presenta sus
En terracota, y de muy buena factura, desnudos pies sobre otros dos ánades.
poseemos varios ejemplares. Al tener Es de factura tosca, aunque contó con
que hacer forzosamente una selección aplicaciones de metal y concha. Algu­
Cabeza de diorita, probablemente De Bur-Sin (1895-1874), que gobernó
representación de Hammurabi (1792-1750 en Isin, nos ha llegado la parte inferior
a. C.J. Museo del Louvre, París de una minúscula estatuilla en ágata
(2 cm; Colección Weidner), de escasa
nos especialistas la identifican con la calidad técnica, representado descalzo
diosa Baba. y con vestimenta de tipo militar.
La estatuaria real paleobabilónica De los reyes de Eshnunna poseemos
está mal representada, pues carecemos una media docena de estatuas, a mitad
prácticamente de ejemplares, a pesar del tamaño natural, en su mayoría en po­
de saber que los reyes de Isin, Larsa, sición sedente y con las manos cruzadas
Eshnunna y Babilonia ordenaron labrar delante del pecho, todas ellas decapita­
bastantes esculturas con sus efigies. das. Han aparecido en Susa, a donde,
como tantas otras obras mesopotámicas, bulto redondo, debemos decir que no
habían sido llevadas en el siglo xii como presentan grandes modificaciones en
botín. La de mejor calidad, tallada en dio- relación al estilo de finales de la III Di­
rita (89 cm; Museo del Louvre), es una nastía de Ur. Unos cuantos ejemplares
que, por su vestimenta y adornos, podría permiten hacemos una idea de su cali­
representar a Hammurabi de Babilonia. dad plástica. Pueden citarse una esta­
Al faltar la cabeza, no se puede compa­ tuilla de caliza (8,7 cm; Universidad de
rar con la efigie de tal rey, conocida por Pennsylvania), erecta, de expresivo ros­
la estela de su Código, y que, si se acep­ tro, con peluca probablemente acopla­
ta la identificación, habría sido labrada da; y una serie de obras menores en
en Eshnunna después de haberla con­ terracota, procedentes del mercado an­
quistado el rey babilonio. ticuario, enteras o fragmentadas, de las
En Mari se localizó la cabeza de una cuales las más importantes son una ca­
escultura en alabastro, finamente tallada, beza de la colección Norbert Schimmel
de un joven guerrero (20 cm; Museo de (18 cm) y una estatuilla de Ur (46 cm;
Aleppo); lleva lo que sería un casco qui­ Museo de Iraq), dedicada al dios Nins-
zá de cuero, por debajo del cual apare­ hubur, de caliza, realzada con policro­
ce otra pieza que le cubre la nuca, ore­ mía; es de tipo sedente y de rasgos tos­
jas, mejillas y barbilla. Al estar el rostro to­ cos, con ojos incrustados.
talmente rasurado (lo que no deja de ex­ Punto y aparte merece la estatuilla de
trañar, pues el resto de las estatuas mas­ Enannatuma (24 cm; Universidad de
culinas de la época tienen barba) la lar­ Pennsylvania), la hija de Ishme-Dagan
ga y delgada nariz transmite a la pieza de Isin (1953-1935), que había sido su­
una gran personalidad. Algunos la fechan prema sacerdotisa en Ur. La pequeña
en época neosumeria, pero hay detalles pieza votiva, tallada en diorita y restau­
para asignarla a la de Isin-Larsa. rada en exceso, presenta una gran viva­
En Babilonia, y puesto que las capas cidad en el modelado de su rostro, den­
freáticas del Eufrates han enterrado to­ tro de la sencillez de líneas motivadas
talmente la ciudad de época paleobabi- por su posición sedente y los brazos cru­
lónica, no ha sido encontrada ninguna zados delante del pecho. Algunos espe­
estatua de bulto redondo (a excepción cialistas opinan que representaba a la
de dos del soberano de Mari Puzur-Ish- diosa Ningal.
tar, que ya citamos, y que siglos des­ De gran calidad fue el modelado de
pués Nabucodonosor II (604-562) había las esculturas en barro poco o nada se­
situado en su Museo de Antigüedades. riadas. Las puertas del Templo de Nisa-
Debemos señalar que no se posee nin­ ba y Haia y de su recinto sagrado en
guna escultura a gran tamaño, científica­ Shaduppum estuvieron vigiladas, reli­
mente comprobada, del famosísimo giosamente hablando, por parejas de
Hammurabi (1792-1750). Una cabeza de leones exentos, en terracota, de media­
diorita (15 cm; Museo del Louvre), halla­ no tamaño (63 cm de altura), sentados
da en Susa, parte que fue de una estatua sobre sus traseros, con las fauces abier­
de bulto redondo, ha sido considerada tas y las crines erizadas, motivando así,
como representación de tal rey en razón aún más, el adecuado temor sagrado
a sus rasgos faciales (ya algo envejeci­ que el recinto exigía. Estas imágenes
dos) y a la nobleza del rostro. Existen de­ —algunas en el Museo de Iraq— fueron
terminados especialistas que niegan esta el precedente de la serie de animales vi­
identificación por falta de pruebas. gilantes o protectores de las jambas de
En terracota poseemos un precioso las puertas que más tarde aparecerían
ejemplar de guerrero paleobabilónico en Siria, Fenicia, Hatti y Assur.
(19 cm; Museo de Iraq), hallado en Gir-
su, cubierto con largo manto y portan­
do un hacha en su mano derecha; lo Los relieves sobre placas de
más significativo es su rostro, que se re­ arcilla y de caliza
duce a la nariz, ojos y orejas empasta­
dos con pellas de barro, y a una larga
barba finalizada en tirabuzones. El nivel artístico de los relieves estu­
Respecto a las figuras femeninas de vo a menor altura, salvo excepciones,
Diosa del vaso manante de Mari, en piedra
caliza (siglo xvm a. C ). Museo de Aleppo,
Siria
que el de las esculturas de bulto redon­ titum en Ischali, y que copiaba, sin duda,
do; sin embargo, debemos indicar que alguna estela relivaria fabricada en meta­
tuvo gradaciones cualitativas según el les preciosos. La pieza consiste en una
soporte fuese de arcilla, piedra o metal. plaquita ovalada por su parte superior
En cualquier caso, el relieve (sobre todo con la representación de la diosa Ishtar,
el de las terracotas) estuvo muy de aderezada con unos grandes pendientes,
moda durante la etapa paleobabilónica, de parecido modelo al que citamos al
dado su bajo coste, al ser fabricado en hablar de la orfebrería neosumeria, y con
serie, gracias a apropiadas matrices de un magnífico pectoral, formado por di­
arcilla, algunas de las cuales nos han lle­ versos collares de grandes perlas.
gado. Todas las piezas fueron utilizadas, La última pieza que seleccionamos,
en general, como exvotos, talismanes e muchísimo más divulgada, es la famosí­
incluso como juguetes. sima lastra Burney (50 cm; Colección
La temática del relieve en tenacota, Norman Colville), conocida como Relie­
cuyas piezas han aparecido tanto en ve de la diosa Lilith. Esta lastra de barro
templos como en viviendas privadas, cocido representa a tal divinidad, enemi­
abarcó todos los campos, desde el ga de las parturientas y de los recién na­
mundo de los dioses hasta el de la vida cidos y seductora nocturna de hombres,
cotidiana, sin olvidar el mundo animal, con tiara de cornamentas, alada y con
éste más de contenido mitológico que poderosas garras de lechuza sobre leo­
decorativo. nes, a cuyo lado dos siniestros búhos,
Dejando a un lado la gran cantidad de símbolo de la nocturnidad, la enmarcan.
plaquitas con figuras de sacerdotisas La diosa, desnuda, porta en sus manos
desnudas, las imágenes de las divinida­ la cuerda y la vara de medir (un juego
des más representadas fueron Lama e en cada una), elementos que ya habían
Ishtar. Las placas con la diosa Lama la aparecido en las estelas neosumerias
presentan con los brazos en alto y con como instrumentos de medición y que
una mano encima de la otra, en actitud acabarían simbolizando la justicia.
de intercesión. Entre los ejemplares No podemos pasar por alto algunos
más conocidos hay que citar los dos de relieves con escenas de la vida cotidia­
Susa y el de Mari, todos de pequeñas di­ na: púgiles luchando, tañedores de arpa
mensiones y que fueron fijados en la pa­ o de laúd, ni tampoco los que recogen
red de alguna capilla. escenas de animalística, como la perra
De las numerosas placas de Ishtar, amamantando a su camada, símbolo
bástenos recoger dos ejemplares del Mu­ quizá de la diosa Gula, o la extrañísima
seo de Iraq, aunque no de muy buena plaquita con la figura de una rana, sím­
factura: la que la representa de pie, en bolo también de la fecundidad.
tanto que diosa de la guerra, armada, en­ De profundo contenido religioso son
cima de un león; y otra, también arma­ las placas del Dios matando a un cíclo­
da, pero de pie sobre un carro de guerra. pe, de Khafadye (Museo de Iraq), la del
Entre las terracotas de verdadera ca­ hombre montando a un toro (Universi­
lidad artística, solamente nos vamos a dad de Chicago), la de la demonio en­
detener, por razones de espacio, en tres flaquecida de Tell ed-Der (Museo de
de ellas. Trátase la primera, inhabitual Iraq) y las numerosísimas representa­
por su forma y tratamiento, de un disco ciones del monstruo Humbaba, el míti­
con representación de danza y música co guardián de los cedros, figurado a ve­
(15,5 cm de diámetro) del Museo de ces como una banda continua, a modo
Iraq: en el campo plástico aparecen dos de los intestinos de un animal sacrifica­
danzarinas desnudas, de estilizadísima do (ejemplar en el Museo Británico) y
figura, entre las cuales se hallan dos otras como terrible demonio desnudo,
enanos de piernas torcidas; alrededor de grotesco cuerpo (Museo Británico) o
de este grupo se figuran tres monos como terrorífica testa (placas del Museo
(dos de ellos sentados). La escena ha­ de Iraq). Todas estas terracotas tuvieron
bla inequívocamente de alguna repre­ siempre una función apotropaica.
sentación circense. De los pocos relieves labrados en pie­
La segunda es una terracota (12,6 cm; dra que nos han llegado, uno de ellos
Museo de Iraq) del Templo de Ishtar Ki- presenta particular interés por constituir
Relieve del Código de
Hammurabi (1792-1750 a. C.), en
diorita, localizado en Susa. Museo
as*. del Louvre, París

n
mm 109
la única representación segura de la ima­ pocas representaciones babilónicas de
gen del rey Hammurabi, sexto rey de la la Muerte.
I Dinastía de Babilonia: nos referimos a la A estas dos piezas le siguen en impor­
famosísima estela de diorita que contie­ tancia otros bronces localizados en Is-
ne las leyes que tal soberano promulgó chali y hoy en la Universidad de Chica­
en 1753. La pieza (2,25 m; Museo del go, que representan a dos divinidades
Louvre), erigida originariamente en Sip- cuatricéfalas, seguramente esposo y es­
par y hallada en Susa a comienzos de posa. Una (17,3 cm), erecta, figura a un
este siglo, recoge en el relieve de su par­ dios guerrero, vestido con la tradicional
te superior (65 cm) a Hammurabi, com­ ropa de volantes, con el pie izquierdo
pareciendo de pie y en acto de adora­ apoyado sobre el lomo de un carnero
ción ante el dios Shamash, sentado so­ echado. Lo más significativo es su cabe­
bre un trono en forma de edícula, quien, za, formada por cuatro barbudos rostros
al tiempo que dicta las leyes al sobera­ perfectamente ensamblados, que miran
no, le hace entrega de los símbolos de la en todas direcciones (¿dios Amurru?).
justicia y del poder. Plásticamente, esta La otra figura, la de la diosa consorte
estela o Código de Hammurabi, como se (16,2 cm) aparece sentada sobre un alto
la conoce usualmente, presenta grandes taburete y cubierta con un vestido ador­
novedades, pues hay claros indicios de nado con líneas verticales y ondulantes,
perspectiva y un nuevo tratamiento ana­ portando el típico vaso manante. Su ca­
tómico en las figuras, bien delineadas y beza, también de cuatro caras, no está
bellamente esculpidas. tan trabajada como la del dios.
El Museo Británico posee una peque­ De -las diferentes piezas en bronce y
ña placa de caliza (36 cm) con la soli­ cobre de la diosa Lama, bástenos citar,
taria figura en relieve de un rey ante una para no hacer una enumeración tedio­
inscripción. El parecido del rostro con el sa, el pequeño bronce (hoy en Berlín)
del Código es muy evidente, lo que ha de tal divinidad, en el que va tocada con
motivado que algunos lo consideren un la tiara de cornamentas y cubierta con
segundo retrato de Hammurabi. el vestido de volantes que le tapa inclu­
so los pies.
Nos han llegado, también en bronce,
Metalistería numerosísimas estatuas de orantes, por
lo general de pequeño formato; se figu­
ran de pie y son de buena factura técni­
En metal, sobre todo bronce y cobre, ca, cubiertas algunas con lámina de oro.
se fundieron también magníficas obras Tampoco podemos enumerarlas, pero
de arte, de las cuales nos han llegado al­ sirva como ejemplo la magnífica estatui­
gunas de gran interés. Una de ellas, de lla del Museo Británico (30 cm), que re­
Larsa, de controvertida identificación, es presenta a un orante imberbe, ataviado
la estatuilla de un orante (19,5 cm; Mu­ con un vestido parecido al que lleva
seo del Louvre) que representa a un Hammurabi en el relieve de su Código.
hombre genuflexo (con manos y rostro Lamentablemente, no han sobrevivi­
recubiertos con lámina de oro) sobre un do ninguna de las estatuas metálicas
zócalo ornamentado con relieves muy (incluso elaboradas en oro y plata) que,
planos y con una inscripción alusiva a un anualmente, y a modo de nombre de
tal Lu-Nannar. Algunos autores ven en la año de reinado, depositaban, según di­
misma el retrato y la figura de Hammu­ cen los textos, los gobernantes de Esh-
rabi, por cuya vida se había dedicado la nunna, en el Templo de Tishpak, el dios
estatua; otros consideran que represen­ titular de la ciudad. Tampoco las que di­
ta al dedicante, a Lu-Nannar. ferentes reyes de Isin, Larsa y Babilonia
El Museo de Arte de Cincinnati posee (aquí hay que destacar a Samsu-ditana,
una extraña figurilla de bronce (15 cm), el último rey de la I Dinastía, con más
también sobre un zócalo, digna del ma­ de quince estatuas metálicas) ordena­
yor interés; se trata de un hombre sen­ ron fabricar para los templos de sus ciu­
tado, desnudo, prácticamente esquelé­ dades. Sí, en cambio, tenemos en el Mu­
tico, con cráneo y barba rasurados, creí­ seo Británico bastantes figurillas feme­
do por algunos autores como una de las ninas de bronce, por lo general desnu-
Estatuilla en bronce y oro del orante
Lu-Nannar, procedente tal vez de Larsa
(hacia 1760 a. C.). Algunos autores piensan
que podría tratarse de Hammurabi. Museo
del Louvre, París

1
das, que representan tal vez al personal cambio en la ubicación de las figuras,
sagrado de los templos. pues ahora la diosa intercesora aparece
Entre la metalistería hay que citar, fi­ detrás del orante, quedando así éste fren­
nalm ente, una m ag n ífica peana te a la divinidad principal (sellos de Ilum-
(22,5 cm; Museo del Louvre) adornada mutabil y de Iliskka-utul del Museo Britá­
con tres cabras montesas, perfectamen­ nico, y de Kirikiri en Chicago).
te fundidas y con mascarilla de oro. Sin embargo, a estos tres y a muchí­
simos otros ejemplares, los supera en
calidad uno que se localizó en la griega
Orfebrería Tebas, también con una escena de pre­
sentación, pero con motivos de relleno
decorativo en todo su campo.
Que la orfebrería paleobabilónica fue Los motivos, que se mantendrían a
importante lo demuestra el magnífico partir de entonces, consistían en la adi­
tesoro del orfebre Ilshu-Ibnishu (h. ción de mazas, cabezas humanas, ena­
1738), escondido dentro de un jarro de nos de piernas arqueadas y todo tipo de
cerámica en el Templo Ebabbar de Lar­ animales, tanto reales como fantásticos
sa. Allí fue descubierto no hace muchos (pájaros, erizos, perros, peces, tortugas,
años en el transcurso de unas excava­ moscas, leones, grifos, tritones, etc.).
ciones francesas. En el interior del reci­ Junto a este tipo de sello, y sus copias,
piente aparecieron, al lado del instru­ se abría otra fase en la talla de piedras,
mental de joyería, diversos fragmentos retomándose los prototipos antiguos
de oro y plata, el sello cilindrico del or­ neosumerios, por lo que las escenas de
febre, una serie de 65 pesos de ágata, lucha, ofrendas de animales, libaciones
hematites y otras piedras, gran cantidad ante los dioses, héroes y leones, y figu­
de perlas, crecientes de plata, anillos y ras de reyes divinizados o no con dio­
perlas de oro y dos hermosos medallo­ sas intercesoras, volvieron a gozar de
nes, uno de electro y otro de oro con fi­ alta estima, junto a otros temas nuevos
ligrana y granulado. (árbol entre animales, vaca amaman­
El reciente hallazgo en Sippar-Amna- tando al ternerillo, hombrecillos aga­
num (Tell ed-Der) de joyas elaboradas chados), todo ello dentro de numerosos
en estaño puro, junto a cuentas de co­ estilos regionales, siendo el de Sippar,
llares de diferentes piedras, fechadas a con mucho, el más importante.
comienzos del II milenio, ha venido a Tras Hammurabi, se produjo un nue­
completar los conocimientos de la orfe­ vo cambio artístico en la glíptica, que
brería paleobabilónica. afectó tanto a la temática como a sus
formas expresivas. Los nuevos sellos,
sin embargo, eran de menor calidad
El gran repertorio temático de los que los anteriores, dada su rápida pro­
sellos cilindricos ducción ante la gran demanda genera­
da. Como ejemplos, podemos citar los
sellos de Taribatum, de Nanna-mansu y
La glíptica de la larga etapa paleoba­ de Sin-tayyar, todos ellos en el Museo
bilónica dispuso de un repertorio temá­ Británico, con la escena de la tradicio­
tico muy rico, aunque en toda su pro­ nal presentación.
ducción no se advierte unidad de estilo
ni de argumentos, dado que las tradicio­
nes de las distintas ciudades sobre las Las pinturas del palacio de Mari
que se situaron los amorreos diferían
notablemente entre sí.
Al comienzo del período de Isin-Larsa La pintura de esta etapa se reduce,
todavía los sellos cilindricos, trabajados hasta hoy, a lo que nos ha llegado del
sobre todo en hematites —la piedra más palacio de Mari, cuyos restos hablan
empleada en estos siglos— estaban cer­ más de influencias semítico-occidenta-
canos a los de la III Dinastía de Ur, con les que propiamente mesopotámicas.
la escena de presentación como motivo Lo poco que ha podido recuperarse
más repetido. Curiosamente, hubo un pertenece a dos épocas: una, probable­
mente, a la de Iasmakh-Addu, el hijo de la Investidura encierra elementos mito­
Shamsi-Adad I, y otra, a la de Zimri-lim, lógicos con claras alusiones al mundo
el último ocupante del palacio. ctónico, terrenal y celeste. Desde el
En el gran patio casi cuadrangular de punto de vista iconográfico hay determi­
su sector meridional, que conectaba con nadas novedades que manifiestan in­
la antecámara del Salón del trono, y so­ fluencias de origen sirio occidental,
bre un compacto revoque de estuco, se como antes apuntamos, visibles sobre
pintó durante el gobierno de Iasmakh- todo en la actitud de los dioses, en la
Addu, o quizás de algún predecesor disposición de las hojas de los árboles
suyo, un mural continuo de unos 2 m de en forma de abanico y en el enmarque
altura. Su temática era de contenido re­ general a base de róleos entrelazados.
ligioso, pues representaba un magno
cortejo sacrificial, junto a otros temas
militares y mitológicos. De este mural El período mesobabilónico
han llegado dos fragmentos (Museo del
Louvre) en los que se representan dig­
natarios clericales que conducen toros Babilonia había quedado práctica­
al sacrificio; abriendo el cortejo se halla mente desmantelada a causa de la fu­
el rey, representado a doble tamaño que gaz y contundente invasión hitita del
los demás, aunque de su figura sólo se año 1595. La marcha de Murshili I, que
ha conservado una mínima parte. incluso se atrevió a llevarse las estatuas
Parecidas a estas pinturas, por la téc­ del dios Marduk y de su esposa Zarpa-
nica y estilo, son otros fragmentos del nitum, y la desaparición de Samsu-dita-
lado occidental del mismo gran patio y na, el último rey de la I Dinastía
otros de las habitaciones reales. Sobre amorrea, habían provocado un interreg­
la entrada de la Sala del podio, que co­ no que fue aprovechado por gentes del
municaba con este patio, hubo también País del Mar (golfo Pérsico) que se con­
pinturas con el antiquísimo motivo de sideraron herederas del Imperio, esta­
cabras, ovejas y bovinos en torno al Ar­ bleciéndose rápidamente en Babilonia
bol de la Vida. (II dinastía). Sin embargo, muy pronto
Cuando Iasmakh-Addu fue expulsado fueron desplazados de ella por los mon­
de Mari y Zimri-lim, en 1782, volvió a tañeses cassitas, quienes, amoldándose
ocupar el trono, los frescos del patio en lo posible al pasado babilónico, lo­
cuadrangular fueron alterados al orde­ graron establecer una dinastía de 36 re­
nar este rey intercalar entre ellos el mo­ yes, que se mantuvo en el poder, según
tivo de su coronación. Ahora, sobre un las fuentes, un total de 576 años.
sencillo revoque de arcilla se figuró la Durante aquellos siglos, Babilonia, lla­
llamada Investidura de Zim ri-lim mada entonces Karduniash, extendió su
(1,75 m de altura y 2,50 de anchura; Mu­ influencia por todo el Próximo Oriente,
seo del Louvre), empleando únicamen­ dada su superior civilización, pero muy
te seis colores diferentes, aunque con el pronto chocó con Asiria, la otra gran po­
predominio del ocre, todos muy bien tencia mesopotámica. Con ello se ini­
tratados. En la parte central y dentro de ciaba un conflicto crónico que enfrentó
dos alargados campos rectangulares, a los dos Imperios con suerte alterna.
rodeados de esfinges, grifos y cebúes En 1156 los elamitas, aprovechando un
presididos por dos diosas orantes, se fi­ previo ataque asirio conducido por As-
guraron las dos escenas de principal in­ sur-dan I, que había debilitado en grado
terés. En una vemos a la diosa Ishtar en extremo al último rey cassita, pusieron
el momento de entregar a Zimri-lim los fin a la dinastía de Karduniash, saquean­
emblemas del poder y de la justicia, en do las ciudades de la Baja Babilonia.
presencia de otras tres divinidades. En
la otra —rectángulo inferior— se ve a
dos diosas que portan sendos vasos ma­ Arquitectura cassita
nantes, de los que salen plantas y cua­
tro grandes ondas, que se comunican
entre sí, y en las que saltan peces. Los restos arquitectónicos más anti­
Toda esta magnífica composición de guos de los cassitas, el nuevo pueblo
que había ocupado Babilonia a finales una sala cuadrada, cubierta con cúpu­
del siglo xvi, y que se reveló como ex­ la sobre pechinas, ejemplar que cons­
celente constructor, fueron hallados tituye el prototipo más antiguo de este
en Uruk, en el área del Eanna, el anti­ tipo de bóvedas.
guo recinto sagrado de la diosa Inan- Al mismo rey se debieron las profun­
na. Allí, el rey Kara-indash, hacia el das reformas que hizo en otra de las
1440, levantó un templo, cuya planta construcciones del complejo de Ur, el
—de disposición axial— y alzado eran Edublalmakh (Casa de las tablillas ensal­
algo totalmente distinto a lo anterior: zadas), lugar en cuya puerta se adminis­
de pequeñas proporciones (23 por traba justicia. Si en su origen fue una
17,5 m), carecía de patio interior, es­ puerta con peristilo de columnas que
pacio que era ocupado por una celia permitía el acceso al santuario del dios
rectangular con vestíbulo, todo ello Sin, ahora se convierte en una construc­
flanqueado por dos alargados vanos ción con fachadas cerradas, sobre zóca­
laterales que al unirse formaban una lo y paredes ornamentadas con los típi­
especie de deambulatorio. Sin embar­ cos nichos cassitas. Su planta contó sólo
go, la personalidad del templo le ve­ con dos estancias, una de ellas con cú­
nía dada por sus fachadas exteriores pula y con un portal de acceso de 3 m
(hoy parcialmente reconstruidas en de altura con bóveda de cañón.
los museos de Berlín y de Iraq), cuyos Este mismo rey, Kurigalzu I, por razo­
paramentos estaban constituidos por nes de tipo político y religioso, decidió
un decorativo zócalo que era parte in­ abandonar Babilonia y construir una re­
tegrante, y no sólo adorno, de la es­ sidencia propia, que convirtió en capi­
tructura del muro. Tal zócalo, que se tal, llamándola con su propio nombre,
repetía por todo el exterior de la cons­ Dur Kurigalzu (Fortaleza de Kurigalzu),
trucción, consistía en una serie de pi­ que funcionó como centro administrati­
lastras y nichos, adornados con figu­ vo hasta el 1170, año en que fue incen­
ras en altorrelieve (2 m de altura) de diada por los elamitas.
dioses de la montaña y diosas del De la misma (hoy Aqar-Quf), situa­
agua, dispuestas alternativamente. To­ da no lejos de Bagdad, quedan impor­
das las figuras, todavía toscas y fabri­ tantes restos, pero el hecho de no es­
cadas en arcilla de acuerdo con un tar excavada en su totalidad impide
molde, son de forma alargada; sostie­ que conozcamos la urbanística cassi­
nen en sus manos un vaso manante, ta. Lo más importante de sus ruinas es
del que brotan chorros de agua que la ziqqurratu (69 por 67,60 por 70 m),
trepan por las pilastras de separación llamada Egirim, que fue dedicada al
en ornamentales ondas y descienden dios Enlil y de la que todavía se man­
sobre una especie de estelas lisas. tienen en pie 57 m de altura. Es toda
Esta innovación plástico-arquitectóni­ de adobes y ladrillos y su construcción
ca tuvo su continuidad en otros edificios venía a testimoniar el respeto que Ku­
mesopotámicos (Ur, Nippur y Dur Kuri- rigalzu I demostró por las tradiciones
galzu, ciudad de la que después habla­ religiosas del país. Las fachadas esta­
remos) e incluso extramesopotámicos ban adornadas con siete pilastras y se
(Elam, por ejemplo). accedía a los pisos superiores por una
Otro rey c a ssita , K urig alzu I triple escalera; por su lado sudeste se
(1430-1401), restauró y reformó algu­ levantaron los Templos bajos (al me­
nos sectores del magno complejo reli­ nos tres comunicados entre sí), de los
gioso de Ur, sede del dios Sin. Allí, en que han llegado grandes y medianos
la zona sudeste, levantó un nuevo y ori­ patios rectangulares, no habiéndose
ginal templo a la diosa Ningal, la espo­ localizado, en cambio, las cellae o ca­
sa de Sin. De reducidas proporciones pillas, que estuvieron consagradas a
(17 por 15 m), estaba provisto de un Enlil, Ninlil y Ninurta.
patio anterior, al cual daban acceso Por la zona occidental, y a corta dis­
dos monumentales puertas situadas a tancia de la torre escalonada, en el
los lados. El templo era asimétrico en montículo A se hallaba otro santuario,
la disposición de sus estancias, pero el Egashanantagal, alzado sobre un zó­
en su centro geométrico se hallaba calo de ladrillos, dedicado a Enlil y a
Kudurru de
Meli-Shipak II
(siglo xn a. C.),
labrado en piedra
arenisca,
procedente de
Susa. Museo del
Louvre, París

La piedra
Michaux. Kudunu
cassita (sislo xn
a. C.) de
procedencia
desconocida.
Biblioteca
Nacional, París

Fragmento de
pintura mural del
palacio de Mari
(comienzos del
II milenio a. C.).
Museo del Louvre,
París

115
su consorte Ninlil. Lo poco excavado mente en todo la antigua arquitectura
permite saber que se trataba de un paleobabilónica.
templo de alargada planta rectangular
con distintas estancias.
A poco más de 1 km del complejo La estatutaria cassita:
religioso, en las colinas de Tell al-Ab- pobreza de ejemplares
yad, está la residencia real cassita (Pa­
lacio A), una gran estructura con nu­
merosas habitaciones abovedadas, Debido a los pocos fragmentos que
destinadas a viviendas, administra­ de la estatuaria cassita de bulto redon­
ción, almacenes y a cámaras de teso­ do han llegado, no podemos hacernos
ros, ordenadas en torno a grandes pa­ una idea exacta de su calidad. La nómi­
tios cuadrangulares o rectangulares. na de ejemplares, parca en número y de
Dado que esta residencia estuvo habi­ calidad más bien media, hace pensar
tada durante casi dos siglos, su cons­ que tales gentes aceptaron la tradición
trucción conoció diferentes fases, lo paleobabilónica, plasmando su perso­
que motivó, lógicamente, reformas y nalidad artística únicamente en el relie­
ampliaciones. Tras ser destruida por el ve, del cual nos ocuparemos después.
asirio Tukulti-Ninurta I a finales del si­ Nada nos dicen, por su escaso inte­
glo xm —en la misma acción militar rés, los fragmentos de una estatua colo­
también saqueó Babilonia—, volvió a sal de diorita, hallada en Aqar-Quf, con
ser reconstruida, levantándose ade­ el nombre de Kurigalzu (no sabemos si
más un nuevo palacio (Palacio H) en I o II), ni tampoco otro fragmento, tam­
el sector nordeste, del que nos ha lle­ bién de diorita, encontrado en Ur, apar­
gado un ala con estrechas galerías, te de constatar que se continuó tallan­
desde la que se accedía a un amplio do esta piedra dura.
patio. Las paredes de los pasadizos es­ Es en las piezas de terracota, en pe­
taban decoradas con pinturas murales queño número, donde puede evaluarse
de tema humano, floral y geométrico. algo la plástica cassita, siempre de me­
En cualquier caso, los cuatro niveles diana calidad. Nos ha llegado de Dur
diferentes de ocupación de este último Kurigalzu un hermoso ejemplar de ca­
complejo palacial presentan muchos beza masculina (4,3 cm; Museo de
problemas de tipo histórico, arquitectó­ Iraq), pintada de rojo y negro, con nariz
nico y artístico. aguileña, ojos ligeramente oblicuos so­
También el Templo Ebabbar (Casa bri­ bre arcos supraciliares bien marcados y
llante) de Larsa, dedicado a Shamash, y barba puntiaguda. Para algunos podría
que había sido abandonado a su suerte tratarse del tipo racial cassita, para
a finales del siglo xviii, conoció una pro­ otros, la testa, sin más, de un príncipe o
funda restauración por parte del rey cas- dignatario sirio.
sita Buma-buriash ,111 (1375-1347) y algu­ Coetánea a esta pieza es una cabeza
no más de sus sucesores. La originalidad femenina de Ur, rota por los hombros,
del templo residía en la decoración de y labrada en caliza (7 cm; Museo de
sus fachadas: un juego de salientes y en­ Iraq); el rostro, de rasgos groseros, tie­
trantes a modo de gruesas columnas de ne ojos incrustados y hubo de portar to­
ladrillo, dando la impresión de grandes cado metálico. En cualquier caso, la
cordones retorcidos. Esta refinada deco­ pieza es de pobre calidad artística, infe­
ración, que no tenía paralelos en Meso- rior a la antes reseñada.
potamia, fue conocida poco después en
Karana (Tell al-Rimah), no lejos de Níni-
ve, y en Tell Leilan (Siria). La animalística
Finalmente, dentro de las escasas en terracota
muestras de la arquitectura cassita, hay
que señalar el complejo religioso que
Kadashman-Enlil I (1400-1376) y otros En cuanto a la animalística modelada
reyes levantaron en Isin, dedicado a la en terracota, las excavaciones nos han
diosa Gula y al dios Ninurta. Era de plan­ facilitado una magnífica leona (hoy los
ta rectangular y reproducía práctica­ especialistas quieren ver aquí un cánido)
con restos de pintura roja (13 cm de lon­ Biblioteca Nacional de París), conocido
gitud y 7 de altura; Museo de Iraq), de como Caillou Michaux —llamado así por
justa fama y parcialmente rota (sólo con­ su primer propietario—, fue el primer do­
serva una de sus patas). La expresividad cumento mesopotámico que llegó a Eu­
de la cabeza y la esbeltez del cuerpo ha­ ropa. El texto de este mojón, que cubre
blan de un artista de grandes cualidades. la mayor parte de su superficie, está co­
Semejante a este animal son otras ronado por los símbolos de cinco dioses,
tetracotas, representando también cáni­ claramente reconocibles y perfectamen­
dos, leones e incluso dromedarios (se­ te identificados.
rían las primeras apariciones de este ani­ Le sigue en interés otro, del mismo
mal en la Historia del Arte), descubiertas rey, localizado en Susa y hoy en el Lou­
en diferentes puntos de Dur Kurigalzu. vre, en arenisca negra (68 cm), decora­
do con cinco fajas figuradas, en las cua­
les se recogen los símbolos de hasta 24
Los kudurru cassitas divinidades, todas ellas garantes y pro­
tectoras de lo que hay escrito en el dor­
so del mojón. También de Meli-shipak
Lo que define a los cassitas en el cam­ II, y hallado en Susa, es otro kudurru
po del arte es, como hemos dicho, el re­ (54 cm; Museo del Louvre) en forma de
lieve, sobre todo el plasmado en unas roca fortificada con torres y almenas y
piedras más o menos ovoides o en for­ con una gran serpiente cornuda en la
ma de estelas, de mediano tamaño, co­ base, todo ello coronado por dos frisos
nocidas como kudurru, término acadio en relieve: uno, en el que se representa
que significa límite, frontera. Estas piezas, una procesión en donde aparecen siete
hincadas en el suelo de los campos, eran dioses de forma antropomorfa, arma­
los símbolos que de modo público certi­ dos y que se mueven al son de sus laú­
ficaban los derechos que un individuo y des, seguidos de otros tantos animales
sus herederos tenían sobre una propie­ salvajes hacia un árbol simbólico al que
dad, donada por el soberano cassita. antecede una diosa que toca un címba­
En los kudurru aparecen generalmen­ lo; y el otro, por encima de éste, donde
te tres elementos combinados entre sí: se reproducen numerosos símbolos di­
la inscripción, que era la copia exacta vinos. Otro kudurru del Louvre (68 cm)
de la tablilla de concesión —archivada configura la escena de ingreso y presen­
en el templo— de una propiedad o tación de la hija del rey Meli-shipak II
bien, y que siempre finalizaba con mal­ como suprema sacerdotisa del templo
diciones contra quien dañase, borrase o de Ishtar; el texto que tenía grabado fue
destruyese la piedra; los símbolos reli­ totalmente borrado en Susa, adonde la
giosos (sol, luna, círculos, altares, cor­ piedra había sido llevada como trofeo,
namentas, instrumentos de culto, ani­ al igual que tantas otras obras artísticas.
males, etc.) algunos de difícil compren­ Estas piezas, cuya utilización se man­
sión; y las figuras del monarca, sus be­ tuvo hasta finales del período neobabi-
neficiarios y a veces dioses. Iónico, encierran preciosos datos para
No sabemos ni dónde ni cuándo sur­ el estudio de la religión, la economía, la
gió el primer kudurru, si bien ya se co­ sociedad y el derecho de los babilonios.
nocieron piedras parecidas en Sumer,
Akkad y en la región del Diyala: el más
antiguo kudurru cassita, de los 110 Los dos estilos glípticos cassitas
ejemplares que se conocen en la actua­
lidad, pertenece a Kurigalzu I (59 cm;
Museo Británico). La glíptica cassita experimentó una
La época de mayor producción de este fuerte reducción cuantitativa, si hemos
tipo de instrumentos jurídicos y también de hacer caso al número de ejemplares
la de mayor belleza plástica por la cali­ hasta ahora rescatados. Técnicamente,
dad de sus hermosos bajorrelieves, debe los sellos cilindricos se tallaron en pie­
situarse en tomo al rey Meli-shipak II dras duras, como era costumbre (lapis­
(1182-1174), de quien poseemos varios. lázuli, diorita), pero se prefirieron algu­
Uno, de forma ovoide, en diorita (45 cm; nas variedades de cuarzo (calcedonia,
ágata, cristal de roca) y aun la pasta vi­ cual se han tallado dos grifos simétricos
trea. rampantes sobre una roseta, y la famo­
A menudo estos objetos, que alcan­ sísima impresión de Nippur (hoy en Es­
zan ahora los 5 cm de altura, fueron en­ tambul) con la figuración de una divini­
riquecidos con cápsulas o capuchas de dad bifronte, tal vez de los montes, si­
oro granulado, que adoptaban una de­ tuada entre dos árboles estilizados y nu­
coración en forma de triángulos y rom­ merosos pájaros.
bos, sobre todo aquellos que pertene­ Que sepamos no hay sellos fechados
cieron a personajes importantes. para los dos últimos siglos de gobierno
En sus figuraciones pueden distinguir­ cassita, pero uno muy pequeño, con la
se, aunque admiten matices e incluso representación de gacelas y peces po­
variantes, dos grandes tipologías estilís­ dría pertenecer a los últimos momentos
ticas: una, derivada directamente de la de dicha Dinastía o a comienzos de la
tradición paleobabilónica, con la repre­ siguiente, la II de Isin.
sentación de diosas intercesoras ante el Un detalle significativo, bien observa­
monarca (caso de la pieza más antigua do por algunos estudiosos, es la diferen­
que hoy podemos fechar para esta épo­ ciación iconográfica que existió entre la
ca: el sello de Izkur-Marduk, un hijo de glíptica cassita y los kudurru. Los sím­
Kara-Indash, de la segunda mitad del si­ bolos de estos mojones no aparecen en
glo xv), y el árbol o el héroe entre dos los sellos cilindricos y los de éstos (por
animales, junto a los cuales aparecen ejemplo, la cruz tan frecuentemente re­
algunos de los motivos de relleno ya co­ presentada) tampoco en los kudurru.
nocido (mosca, perro echado, cabezas Quizás fuese debido a las distintas fina­
de gacela, saltamontes) o que se crean lidades de cada tipo de piezas, unas
ahora por primera vez (cruz, rombo, destinadas a servir como garantía divi­
gran roseta). na de una donación (kudurru) y otras a
Al propio tiempo, las inscripciones funcionar como un distintivo o identifi­
van ocupando cada vez mayor espacio cación personal (los sellos).
en la cara del sello cilindrico; otras ve­
ces, las figuras se alargan para rellenar
el espacio disponible. Pintura, metalistería y orfebrería
La segunda variedad estilística se ca­
racteriza por el dinamismo de las com­
posiciones, que aunque retomen la an­ Parte del interés del palacio de Dur
tigua iconografía (animales, árboles, Kurigalzu radica en los restos de sus
plantas, personajes) aparecen ahora pinturas murales, muy mal conserva­
mucho más sueltas, a pesar de la redu­ das, correspondientes a su última fase
cida superficie del campo glíptico, posi­ de ocupación: en una gran sala del Pa­
bilitadas sobre todo por los vistosos pá­ lacio A aparecieron los restos de sus pa­
jaros, los grifos, los centauros tensando redes y techos pintados con cables tren­
el arco o las flores fantásticas. zados, frutas y racimos, todo ello en to­
Durante los reinados de Kurigalzu II nos blanco, rojo y azul; por otra parte,
(1345-1324) y de Nazi-Maruttash en las galerías del sector nordeste del
(1323-1298) ambos estilos coexistieron, Palacio H se rescató el único resto de
y no hay duda alguna de que influyeron pintura cassita figurativa, lo que parece
sobre los sellos de la etapa mesoasiria. ser una procesión de dignatarios, toca­
Al estilo tradicional, pero con las nove­ dos con una especie de turbante blan­
dades apuntadas, pertenecieron los co, y vestidos con túnicas ajustadas de
ejemplares de Meli-Shipak, administra­ manga corta, y policromía elemental.
dor de la diosa Ninmakh, hallado en Te- La repetición de las figuras, humanas
bas (Grecia), donde se le figura de for­ o vegetales, la tosquedad del dibujo co­
ma muy estilizada dentro de una larga loreado (torsos frontales, rostros de per­
inscripción, y el de Zarikum, sacerdoti­ fil, ojos también de frente) hacen que
sa que fue de Nannar (hoy en Friburgo). todos estos restos sean sólo prueba de
Al estilo dinámico corresponden el de la existencia de pintura mural entre los
Adad-Ushabshi, hijo de un oficial de cassitas antes que una obra de arte.
Burnaburiash (hoy en Jerusalén), en el Lo mismo cabe decir de los escasos
restos pictóricos hallados en los Templos racterizada toda ella por su dependen­
bajos, próximos a la ziqqurratu de Aqar- cia de Asiría, especialmente durante el
Quf, de temática geométrica y floral. reinado de los grandes reyes sargóni-
Es también lamentable que los cassi- das, con quienes Babilonia fue la capi­
tas, a pesar de haber permanecido en tal de una provincia del Imperio neoa-
el poder más de cinco siglos, hayan de­ sirio. Al derrumbarse este, los caldeos
jado tras sí tan pocos ejemplares metá­ (una federación de tribus arameas) lo­
licos y obras de orfebrería, a pesar de graron apoderarse de la ciudad de Mar-
haber sabido acopiar metales, gracias a duk instaurando la X y última Dinastía,
sus contactos con Egipto (Kurigalzu 1 que aún dio años de esplendor, sobre
pudo levantar su nueva ciudad en parte todo con Nabucodonosor II (604-562).
por el metal egipcio), con Hatti e indi­ Finalmente, el persa Ciro II, en el 539,
rectamente con Grecia (en Dur Kurigal­ puso fin al Imperio neobabilónico, ini­
zu se ha encontrado un lingote con for­ ciándose a continuación el definitivo
ma de piel de buey micénico, y en Te- ocaso de Babilonia.
bas varios sellos cilindricos cassitas). De todo este largo período (1156-
De arte menor, y sin que se puedan fi­ 539), que estuvo dominado prácticamen­
jar cronológicamente, poseemos una te por arameos y asirios, apenas nos han
cabecita en cobre (4,5 cm) con ojos de llegado restos arqueológicos y artísticos,
concha incrustada (sólo resta el izquier­ dadas las sucesivas destrucciones que
do) y una estatuilla de cobre (7,4 cm; tuvieron que soportar las ciudades babi­
Museo Británico) de la diosa Lama, que lónicas. Es de esperar, sin embargo, que
seguía la iconografía tradicional, piezas las excavaciones actualmente emprendi­
ambas halladas en el Templo de Ningal das en diferentes puntos del centro y sur
en Ur, que había construido Kurigalzu I. de Iraq (sobre todo las que se realizan
Junto a ellas hay que recoger algunos en Sippar y Babilonia) puedan proporcio­
sellos de estampa, fabricados en cobre namos en un futuro muy cercano el ma­
y en plomo (Museo de Estambul) con el terial que precisamos para evaluar el ni­
tema de la diosa con el vaso manante; vel artístico que se alcanzó durante aque­
algunas cápsulas de oro de los sellos ci­ llos seis largos siglos.
lindricos, así como un brazalete de oro
(5 cm de diámetro; Museo de Iraq) ha­
llado en lo que pudo haber sido el Sa­ La arquitectura monumental
lón del trono del palacio de Dur Kurigal­
zu, pieza granulada y rellena con pasta
vitrea azul. Indudablemente, la arquitectura de
este último período debe analizarse a
partir de los restos que de la propia Ba­
El período neobabilónico bilonia —la madre de las fornicaciones
y de las abominaciones de la tierra, se­
gún la Biblia— han llegado a nuestros
Abandonadas las ciudades babilóni­ días. Dichos restos, que se extienden
cas a su suerte tras los ataques de los por una zona de unas 975 hectáreas,
elamitas que habían puesto fin a la Di­ ocupan el mayor asentamiento urbano
nastía cassita, no se tardó mucho en or­ antiguo de toda Mesopotamia.
ganizar algunos focos de resistencia, Lo excavado hasta ahora ha permiti­
siendo el más importante el de Isin, ciu­ do conocer la imagen que tuvo la ciu­
dad que logró establecer una Dinastía dad, sobre todo durante sus últimos
en el país (la IV según las fuentes) de la años caldeos, mucho mejor que la de
cual Nabucodonosor I (1124-1103) fue las épocas aqueménida y seléucida que
su rey más prestigioso. Años después, siguieron a aquéllos; pues las construc­
los arameos, que habían invadido Asi­ ciones de estas dos últimas épocas ape­
ría, cayeron también sobre Babilonia, nas se han conservado, dada la pobre
llegando uno de sus jefes, Adad-apla-id- calidad de los materiales que se em­
dina (1067-1046), a ser rey. plearon.
Siglos más tarde, con Nabu-nasir Gracias a un antiguo trabajo escolar,
(747-734) se iniciaba la IX Dinastía, ca­ copiado luego muchas veces en la eta-
Templo de la fiesta
del AAo Nuevo

Fortaleza del Norte

Museo

Ciudadela del Sur


□□□□
Palacio Teatro
Griego Pu«nj

Puerta ■^TfcjnTemplo V J
“ .táfee Ishtarpi1
uj\-de Agadéi'p-
^ Templo de
Belit Nina

Templo
de Adad ESA G IL
Templo di
Marduk „

Puerta

Templo de
.Shamash
\pvjer'^«-

Dilbat,
Borsippa

Plano esquemático de Babilonia en su tos de Marduk, y los de Nabu, Ishtar,


última etapa histórica, según E. Unger Ninmakh, Ninurta, Gula, Belit-Nini, Adad
y Shamash.
pa neobabilónica en cinco tablillas (ti­ Obviamente, la índole de este estudio
tulado Tintirki = Babilu), se conoce no permite analizar uno a uno todos es­
con bastante detalle la topografía de la tos templos, algunos incluso restaura­
ciudad, que contó con 24 calles princi­ dos en la actualidad; sin embargo, sí de­
pales, distribuidas en diez distritos, den­ bemos detenernos en los más impor­
tro de un recinto de planta rectangular. tantes, así como en las construcciones
El citado trabajo escolar, Tintir­ de carácter cultual.
ki = Babilu, recogía como existentes en
Babilonia ciudad 43 templos principa­
les, 55 lugares santos para Marduk, 300 Los edificios religiosos
capillas para los Igigu, 600 para los
Anunnaku, 180 nichos de culto al aire li­
bre para Ishtar, 180 puntos de rezo para a) El Etemenanki: El punto de inte­
Lugalgirra y Meslamtae’a, 12 estaciones rés religioso de Babilonia era, sin duda,
para los Sibitti y otros 8 para otras divi­ la ziqqurratu, llamada Etemenanki
nidades menores. De toda esta abulta­ (Casa fundamento del cielo y de la
da nómina de centros religiosos (en to­ tierra), de la cual hoy sólo subsisten al­
tal 1198), tan sólo se han descubierto gunos ladrillos de sus cimientos y una
diez: el Etemenanki y el Esagila, recin­ ancha fosa cuadrangular con un apén-
dice frontal —llamada es-Sahn = la sar­ lia, que guardaba la gran estatua de Mar­
tén—, todo lleno de agua, en donde cre­ duk, de oro, sentado en trono también
cen las cañas. de oro, se accedía por una fachada mo­
Por una tablilla de la época seléuci- numental, reforzada con torres.
da, hallada en Uruk (Tablilla del Esagi- c) El bit akiti: Un tercer santuario, en
la), y que copiaba un original más anti­ conexión con el Esagila era el bit akiti
guo, conocemos las dimensiones reales (Casa del Festival Akitu), situado fuera
de la monumental torre: 15 por 15 por de las murallas de la ciudad, en su zona
(15) gar, esto es, 90/91 m cada uno de norte, probablemente en el actual Tell
los lados de la base por 90/91 de altura. esh-sharki. De tal construcción, que de­
La mole, formada por un núcleo de sempeñaba un importantísimo papel
adobes recubiertos por una gruesa capa cada año con motivo de las fiestas en
de ladrillos de hasta 15 m de espesor, honor de Marduk, nada se sabe al no
se alzaba sobre un gigantesco terraplén haberse localizado.
en forma rectangular (456 por 412 m), d) La Vía de las Procesiones: Los
cerrado por una muralla con doce puer­ tres conjuntos religiosos que acabamos
tas, en cuyo sector meridional se levan­ de citar estaban conectados entre sí
taban los edificios auxiliares, y en el mediante una magnífica Vía procesio­
oriental el mercado, los quioscos y los nal que, arrancando desde el puente
almacenes. Se ignora el número exacto del Eufrates (a partir de un desembar­
de plantas que tuvo y la disposición de cadero) se dirigía, tras bordear el Ete­
sus escaleras, aunque las reconstruccio­ menanki, hacia el norte para ir a buscar
nes más fiables hablan de siete pisos y la Puerta de Ishtar y prolongarse en la
de una gran escalera de acceso, exen­ campiña hasta el bit akiti.
ta, y que alcanzaba la segunda planta. Esta Vía, llamada Ai-ibur-shabu (El
Desde allí se llegaba a la cúspide, en enemigo no pasará), lugar por donde se
donde algunos autores sitúan un templo desarrollaban las espectaculares proce­
alto (shakhuru) que, según los textos, siones de Marduk, Nabu y demás dioses
Nabucodonosor II hizo centellear con durante las fiestas del Año Nuevo, esta­
ladrillos esmaltados de azul claro, para ba pavimentada con cuadradas losas de
contraponerlo, de alguna manera, al caliza roja con vetas blancas. Su longi­
templo bajo, como así se denominaba tud era de unos dos km y su anchura os­
al Esagila de Marduk. cilaba entre los 16 y los 20 m. Discurría
b) El Esagila: Sobre el lado meridio­ entre muros de 7 m de altura y presen­
nal del Etemenanki, y ocupando una su­ taba como decoración las figuras de 120
perficie de 6.700 m cuadrados, delimita­ leones (el animal sagrado de Ishtar), he­
da por una muralla, se situó el templo chas también de ladrillo moldeado y vi­
bajo de Marduk, llamado Esagila (Casa driado sobre un fondo azul. La serie de
de la cabeza alzada), todavía hoy escon­ fragmentos encontrados ha permitido
dido por una gran capa de escombros. realizar una reconstrucción parcial de la
Constaba de un santuario principal y dos misma en el Museo de Berlín.
patios situados al este, sobre los que se e) La Puerta de Ishtar: De las ocho
abrían numerosas dependencias auxilia­ puertas de la ciudad, cada una asigna­
res, midiendo todo 89,40 por 116 m. En da a una divinidad, la más importante
este magnífico templo (79,30 por 85,80), fue la dedicada a la diosa Ishtar. Estruc­
que guardaba el tesoro del dios en cá­ turalmente, tal construcción se compo­
maras secretas, tenían sus capillas Mar­ nía de dos puertas, con pequeños ves­
duk, muy espaciosa (40 por 20 m), su es­ tíbulos internos, conectadas con un
posa Zarpanitum y el hijo de ambos, paso de enlace y realzadas con sendos
Nabu, así como otras dedicadas a las dei­ torreones dobles; sus cuerpos, de distin-
dades más importantes del panteón.
Por referencias sabemos que las pare­ Arriba, una de las posibles reconstrucciones
des y la cubierta de la celia principal eran de la Torre de Babel (siglos vn-vi a. C.).
de maderas preciosas revestidas de lámi­ Abajo, dragón mitológico fmushhushshu)
na de oro y plata, el pavimento de bal­ en ladrillo vidriado, procedente de la
dosines de alabastro y lapislázuli y el te­ puerta de Ishtar de Babilonia (siglo vil
cho de vigas de cedro dorado. A tal ce­ a. C.). Museo de Berlín
ta altura, finalizaban en almenas y se fue mucho más compleja (18 km de pe­
adaptaban en todo a la línea defensiva rímetro), pues contaba con un triple cin­
de las murallas del sector norte, zona en turón defensivo, esto es, una línea de tres
la que estaba ubicada. murallas con un espesor total de 17,70 m:
Su construcción conoció tres fases, una interior y más alta, de adobe, llama­
debiendo elevarse cada vez el nivel de da Imgur-Enlil (6,50 m), una segunda,
la calle: en la primera, se levantó con la­central (7,20 m), también hecha de ado­
drillos en relieve sin esmaltar, en la se­ bes, y, tocando a ésta, una tercera o ex­
gunda, con ladrillos esmaltados y lisos, terior (4 m), de ladrillos, llamada Nemet-
y ya, en la última (lo que significó el en­Enlil. Este triple cinturón, que se hallaba
terramiento de las dos puertas anterio­ reforzado de tramo en tramo con torres
res), se combinaron las dos modalida­ salientes, estuvo rodeado de un foso de
des de ladrillos (esmaltados y en relie­ unos 50 m de anchura, conectado con el
ve), dando como resultado una maravi­ Eufrates, por lo que el recinto de la vieja
llosa obra arquitectónica. Babilonia quedaba convertido, a volun­
Las paredes de la Puerta, que alcanzó tad, en una verdadera isla.
los 25 m de altura, se revistieron con la­ Dentro de este circuito de murallas,
drillos esmaltados en tono azul intenso, evaluadas tan fantásticamente en su
sobre los cuales se situaron en relieve y longitud, anchura y altura por algunos
en un mínimo de 13 filas 575 figuras de autores clásicos (Heródoto y Ctesias,
dragones (mushhushshu) y toros, atribu­ por ejemplo), y hoy todavía no excava­
tos ambos, en este contexto, del dios das sistemáticamente, se hallaban los
Marduk, a quien Nabucodonosor II —y templos antes indicados y también sig­
no a Ishtar— entregó la puerta como nificativas construcciones civiles de ex­
don. traordinaria magnificencia y belleza.
En la actualidad, lo aue subsiste in b) Los palacios: La propia muralla y
situ es la parte inferior (entre 7 y 12 m el foso dividían por el norte dos fastuo­
de altura) de la Puerta sin esmaltar, con sos palacios. Uno, el Palacio del norte,
los restos todavía de unos 150 toros y o palacio principal, parcialmente exca­
dragones. Muy cerca de ella, se ha cons­ vado, fue levantado por Nabucodono­
truido últimamente una reproducción sor II ya al final de su reinado. Para ello
de la Puerta a mitad de su tamaño, pá­ hubo que rellenar el foso de agua y
lido reflejo de lo que fue la construcciónconstruir un potente bastión exterior de
originaria vidriada, la cual puede verse piedra caliza y formar así una línea de­
hoy, parcialmente montada, en el Mu­ fensiva complementaria al otro lado de
seo de Berlín. la muralla. Lo más significativo de este
monumento fue el gran salón que des­
tinó el rey Nabucodonosor II (ampliado
Las construcciones civiles después por Nabónido) a Museo de An­
tigüedades —llamado Gabinete de ma­
ravillas de la humanidad—, el primer
Babilonia extendió su urbanismo por ejemplo de un museo en la historia, y
ambas márgenes del río Eufrates, arte­ en donde han aparecido, entre otros
ria que la cruzaba en dirección norte- restos, un famoso león de basalto, dos
sur. Toda su superficie quedó salpicada estatuas de un gobernador de Mari, es­
también de extraordinarias construccio­ telas asirías e hititas y diversas obras de
nes civiles, algunas de las cuales se co­ época neosumeria.
nocen gracias a las minas que de ellas El otro palacio, resguardado por la
han llegado. muralla urbana, fue construido por Na-
a) Las murallas: La ciudad, durante bopolasar (625-605), reformado y am­
su etapa caldea, estuvo fortificada con pliado por su hijo Nabucodonosor II
dos líneas de murallas. La exterior, de la (604-562) y acabado por Nabónido
que se co n o cen pocos tramos (555-538): es el Palacio del sur, denomi­
(11,30 km) y ninguna puerta, se levantó nado en los textos, a causa de su mag­
en la margen oriental y encerraba cam­ nificencia y esplendor, Morada resplan­
pos de cultivo y el llamado Palacio de ve­ deciente y Centro del país, ubicado en­
rano por el norte. La interior, en cambio, tre la Vía de las Procesiones al este, el
®
Arriba, reconstrucciones ideales
de la Torre (ziqqurratu) de
Babel en Babilonia, según
diferentes especialistas:
1. Koldewey. 2. Busink.
3. Unger. 4. Andrae. 5. Martiny.
6. Bombart. 7. Moberg.
8. Parrot. 9. Von Soden.
10. Wiseman. Abajo,
reconstrucción de la fachada de
la Sala del Trono del Palacio de
Nabucodonosor II, según
E. Heinrich.
Palacio del norte por la zona septentrio­ tamente sólidos y abovedados, con
nal, por una ciudadela de gruesas mu­ enormes muros paralelos, y también, en
rallas, llamada Halsu rabitu, al oeste, y una habitación cercana, un tipo insólito
por el canal Libil-hegalla al sur. De plan­ de pozo, formado por tres conductos
ta trapezoidal (322 por 190 m) compren­ unidos que habrían posibilitado la ele-,
día cinco grandes patios separados por vación de agua (noria hidráulica), se
puertas y corredores rodeados por nu­ pensó que tales estructuras debieron
merosas estancias a modo de unidades- servir como parte de los cimientos de
casa, evaluadas en más de 200 por los las terrazas de ladrillos de los Jardines
excavadores. La entrada, situada al colgantes.
este, sobre la Vía de las Procesiones, Hoy se sostiene, con mejor funda­
daba acceso a un alargado vestíbulo, mento, que tales aposentos fueron es­
desde el cual se pasaba, sucesivamen­ tancias administrativas (incluso se halla­
te, a dos patios. Ambos patios y sus apo­ ron en ellas listas con raciones alimen­
sentos anejos estaban destinados al per­ tarias para los deportados judíos) y que
sonal de guardia y a los servicios admi­ los Jardines se situaron en el sector no­
nistrativos. Por una entrada monumen­ roeste, por el lado occidental del Pala­
tal, situada también al este y decorada cio del norte y de la ciudadela Halsu ra­
con hermosos ladrillos vidriados, se lle­ bitu, sobre terrazas de distintos niveles,
gaba al patio más importante (60 por formando así una verdadera montaña
55 m), desde el cual, mediante tres artificial, cubierta de verde arbolado.
puertas —la central más elevada—, con d) El puente sobre el Eufrates: Tam­
bóvedas de cañón, se pasaba al Salón bién causaba gran admiración, dado el
del trono (17,50 por 52 m), abovedado escasísimo número que de este tipo de
y decorado con ladrillos vidriados, que construcciones existió en Mesopotamia,
se hallaba sobre la fachada sur del pa­ el puente que franqueaba el río Eufra­
tio. Más al oeste estaba el primitivo pa­ tes a su paso por Babilonia. Tal puente,
lacio de Nabopolasar, cerrado en su el más antiguo del mundo, se levantaba
lado occidental por la ciudadela Halsu sobre ocho pilares de caliza y ladrillo
rabitu, antes citada, con muros de 25 m (han aparecido siete), de 9 m de espe­
de espesor, que daba ya al Eufrates. sor y situados a 9 m de distancia entre
Mucho más al norte (en lo que hoy es sí, totalizando una longitud mínima de
Tell Babil), fuera del núcleo urbano, Na­ 135 m. La forma de los pilares era aqui-
bucodonosor II construyó en medio de llada a fin de que el agua no hiciera ex­
jardines y palmerales su Palacio de ve­ cesiva presión sobre sus bases. A su al­
rano, llamado así por la especial dispo­ rededor, y en cada lado del río, se ha­
sición de sus muros, dispuestos para llaban malecones y oficinas, propias de
proporcionar frescor. un grandioso muelle fluvial, donde radi­
c) Los Jardines colgantes: Una de caba el karum o mercado central babi­
las siete maravillas del mundo antiguo, lónico. Algunos autores hablan de que
según la tradición clásica, fueron los la calzada del mismo consistía en unas
Jardines colgantes de Babilonia, que to­ planchas de cedro y ciprés, colocadas
davía hoy excitan la admiración y el in­ sobre largos troncos de palmeras; otros
terés general. La tradición señala que piensan en unas pasarelas de madera,
fueron construidos por la famosísima tendidas de un pilar a otro y que debe­
reina Semíramis, aunque un escritor ba­ rían quitarse para permitir el paso de las
bilonio, Beroso, contemporáneo de Ale­ embarcaciones con mástil alto o para
jandro Magno, los atribuyó a Nabucodo­ impedir la entrada de indeseables en el
nosor II, quien los levantaría para su es­ corazón de la ciudad. Se trataría, si se
posa Amytis, hija del rey medo Astiages, acepta esto, de un verdadero puente
a fin de que no sintiese nostalgia de las movible. Fue construido por Nabopola-
montañas de su lejano país, repletas de
árboles y flores.
Dado que en el ángulo nordeste del Panel en ladrillo vidriado del salón del
Palacio del sur se descubrió una larga trono del palacio de Nabucodonosor II en
estancia (42 por 30 m) con 14 pequeños Babilonia (siglos vil-vi a. C.). Museo de
aposentos (siete por cada lado), perfec­ Berlín
sar y restaurado por Nabucodonosor II. Nippur (11 cm; Museo de Iraq), de equi­
Los reyes de la Dinastía caldea libradas proporciones y agradable mo­
(625-538) centraron su actividad arqui­ delado, muy parecida a otra estatuilla
tectónica también en otras importantes que coronaba un alfiler de oro, hallado
ciudades de su área de dominio. Tales en Ur.
actividades estaban motivadas ante Donde la plástica neobabilónica al­
todo por razones religiosas, pero tam­ canzó niveles de calidad media fue en
bién por el gran interés personal que la representación de animales, que se
sintieron por la historia del pasado me- realizaron en barro y en piedras duras.
sopotámico y por la recuperación de El barro, al posibilitar mayor libertad ex­
antiguos objetos artísticos, que recogie­ presiva, permitió un modelado más pre­
ron y atesoraron en sus palacios. Borsip- ciso, más naturalista, como podemos
pa, Sippar, Kish, Nippur, Uruk, Isin, Lar- ver en la leona de Uruk (17 cm; Museo
sa y Akkadé (que todavía subsistía), fue­ de Iraq), representada en el momento
ron ciudades que conocieron reformas de lanzarse contra su presa; en cambio,
y reconstrucciones arquitectónicas en la una figurita de dromedario, hallada en
etapa neobabilónica. Nippur, es totalmente inexpresiva, de
Por falta de espacio, lamentablemen­ tosca factura.
te, no podemos entrar en una enume­ La piedra, lógicamente, ofrecía mayo­
ración pormenorizada; pero a modo de res dificultades técnicas, como pode­
botón de muestra sírvanos recordar la mos observar en el famosísimo león de
magnífica ziqqurratu que se levantó en Babilonia (1,95 m de altura; 2,60 m de
Borsippa (hoy Birsh Nimrud), muy cer­ longitud), que se encontró en lo que fue
ca de Babilonia, creída durante muchí­ Museo de Antigüedades del Palacio de
simo tiempo como la verdadera Torre Nabucodonosor II, y hoy expuesta in
de Babel. Dicha torre escalonada, cons­ situ. Tal felino, que ataca a un hombre
truida por Nabucodonosor II, y llamada que yace entre sus garras, apenas está
Eurmeiminanki (Casa de los siete con­ esbozado, pues el lapidario lo trabajó a
ductores del cielo y de la tierra), junto golpes de cincel en grandes planos. Al­
al majestuoso Ezida (el templo de gunos autores piensan que esta gran­
Nabu), de la que todavía subsisten 47 m diosa escultura tuvo un revestimiento
de altura, competía en belleza con la metálico o bien pictórico sobre alma de
propia Etemenanki de Babilonia. barro o betún. La pieza basáltica en que
está tallado procede de Siria del Norte,
hecho que cuestiona si se labró en di­
La escultura neobabilónica: cha zona y fue llevada como botín al pa­
pobreza en ejemplares lacio de Nabucodonosor II, o bien se
trajo el bloque a Babilonia y allí fue mo­
delado. Los expertos afirman que la ta­
La pobreza de la escultura que se ela­ lla es siria, de estilo neohitita, fechable
boró entre el final de la Dinastía cassita entre los siglos ix y vm, si se compara
y el advenimiento de la Dinastía caldea con otros dos leones de basalto halla­
confirma la debilidad política y econó­ dos en Hama (Siria).
mica de Babilonia durante los siglos de Debemos señalar, finalmente, los nu­
las invasiones arameas y del dominio merosos fragmentos de basalto, halla­
asirio. Asimismo, con los reyes neoba- dos sobre todo en Babilonia, que repre­
bilónicos tampoco la escultura de bulto sentan leones y toros, figuras pertene­
redondo representó nada significativo, cientes a botines de guerra.
pues sus responsables se decantaron
más por la arquitectura que por las res­
tantes artes. El relieve neobabilónico: estelas,
La escultura de esta etapa caldea ha kudurru, placas
proporcionado muy pocos ejemplares y
todos de regular calidad (dos pequeñas
cabezas de dioses en terracota y una ca­ De muchísima mayor calidad técnica
beza femenina de marfil). Algo superior que la escultura de bulto redondo fue el
a estas obras es la mujer desnuda de relieve que se elaboró durante las tres
últimas Dinastías babilónicas, aunque tres símbolos divinos puestos en la par­
dispongamos sólo de unos pocos ejem­ te superior. Quizás la más interesante
plares para poder evaluarlo. sea la que está intacta, hallada en
Entre las escasas piezas llegadas —en Harrán y conservada en el actual museo
claro contraste con la abundancia de re­ turco de Urfa.
lieves asirios—, destaca una inscripción Finalmente, hay que recoger un frag­
fundacional de Nabu-apla-iddina mento (40 cm de altura) con un relieve
(888-855), el restaurador material de los inacabado sobre piedra (hoy en el Me­
destrozos causados por los ataques de tropolitan Museum de Nueva York), y
suteos y arameoá a comienzos del si­ creído de época neobabilónica, en el
glo ix. De tal inscripción, hallada en Sip- que se representa a la diosa Ishtar de
par y hoy en el Museo Británico, intere­ perfil sobre su animal sagrado, el león.
sa el pequeño relieve (18 por 9,8 cm) De muchísima menor calidad fueron
que decora su parte superior, en el que las plaquitas de terracota con relieves de
aparece Shamash entronizado en su ca­ amplia temática (mujeres desnudas
pilla y ante él el rey babilonio, un sacer­ amamantando a niños, diosas con el
dote y la diosa Aya. La escena está tra­ vaso manante, dioses, reyes, mushhushs-
tada con evidentes arcaísmos plásticos hu de Marduk, etc.), elaboradas en serie.
(vestidos, emblemas, técnica de la la­ Han aparecido sobre todo en Babilonia,
bra) y temáticos (escena de presenta­ aunque la más interesante sea una de
ción, trono con relieves de hombres-to­ Nippur que representa a un rey babilonio
ro), aunque la composición habla ya de del siglo vil, con bastón de borlas, tiara
una nueva época. puntiaguda y armado de espada.
De este período han llegado bastan­
tes kudurru, en diferentes estados de
conservación. De ellos son de interés La glíptica: variedad de temas
por sus relieves el de Marduk-nadin-
akhkhe (1097-1081), de la II Dinastía de
Isin, de caliza negra (61 cm; Museo Bri­ La glíptica neobabilónica, a tenor de
tánico), en el que aparece dicho rey to­ lo que se conoce, hubo de buscar al co­
cado con alto gorro cilindrico y armado mienzo su fuente de inspiración en los
con arco y flecha; el de Marduk-zakir- sellos cilindricos asirios del siglo ix más
shumi I (854-819), en caliza (33 cm; Mu­ que en los relieves de producción local
seo del Louvre), en donde se figura a tal o en los sellos paleobabilónicos y me-
rey y a un escriba, ambos casi a igual ta­ sobabilónicos. Su temática, tras unos
maño, y los símbolos de seis dioses; y tanteos iniciales, con figuras estilizadas
el de Marduk-apla-iddina II (721-710), de animales, se decantó luego por las
en mármol (46 cm; Museo de Berlín), escenas de lucha de un héroe contra
con el mejor relieve de toda la época, uno o dos animales. Junto a estos ejem­
en el cual se ve al rey caldeo (a mayor plares, los hubo también de creación tí­
tamaño) en el acto de donar unas picamente neobabilónica, con figuras
tierras a uno de sus súbditos, escena tocadas con altas tiaras y diademas con
puesta bajo la protección de cuatro di­ cornamenta o con duplicidad de divini­
vinidades, cuyos símbolos, siguiendo la dades con pares de alas de idéntica lon­
iconografía cassita, coronan la parte su­ gitud (en el caso asirio las alas inferio­
perior del mojón. res eran, como vimos, más cortas).
Debemos aludir, también, a dos este­ Poco a poco, las tallas se hicieron más
las de piedra, en muy mal estado, de dinámicas e incluso se llegó a superar la
Nabónido, el último soberano de Babi­ calidad de los sellos asirios coetáneos.
lonia. Ambas son de forma rectangular, Otros, dentro de escenas estáticas, pre­
ovaladas por su parte superior y presen­ sentaban también gran agilidad plástica,
tan sobre un fondo liso la solitaria figu­ como son algunos sellos cilindricos del
ra del rey, vestido con larga túnica y to­ Museo Británico, donde se figuran a sa­
cado con alta y puntiaguda tiara, co­ cerdotes de rapada cabeza oficiando
giendo en su mano izquierda un tornea­ ante altares con símbolos divinos.
do báculo, mientras que la derecha la La reutilización de ejemplares más
sube en gesto de adoración hacia los antiguos siguió siendo práctica usual;
gracias a ella nos ha llegado el magnífi­ chapados de oro, plata y adornos de
co y gran cilindro-sello de lapislázuli cobre.
(12,5 por 3,2 cm), del siglo ix, con la De toda esa riqueza, que confirma la
imagen del dios Adad, y que fue apro­ existencia de expertos metalistas y orfe­
vechado por Assarhaddon (680-669), bres, nada ha llegado, salvo unas cuan­
rey de Asiria y de Babilonia, quien le tas piezas totalmente insignificantes:
añadió una inscripción personal y lo de­ una cabeza de bronce del dragón de
dicó a Marduk. Marduk (15 cm; Museo del Louvre), una
Dentro de la glíptica neobabilónica plaquita de oro repujado con la decora­
hay que aludir, finalmente, a un cilindro ción de un templo de época de Nabo-
ornamental (un kunukku), hoy en el polasar, y algunos collares con cuentas
Museo de Berlín, que presenta grabada de oro y piedras de los Museos del Lou­
finamente la imagen del dios Marduk, vre, Berlín e Iraq.
tocado con alta tiara cilindrica y vestido
con lujosos ropajes, de pie, junto a su
animal sagrado, el dragón. Este extraor­ A modo de colofón
dinario ejemplar, tallado en lapislázuli
(19 por 3,5 cm), dedicado por Marduk-
zakir-shumi I (854-819) al dios de Babi­ Babilonia, la ciudad varias veces re­
lonia, según dice su inscripción, estuvo surgida de sus ruinas, con los nuevos se­
montado en oro y adornó el cuello de ñores, los persas, conoció todavía páli­
la estatua de tal divinidad. dos días de esplendor artístico. Toma­
da, finalmente, por Alejandro Magno,
sería el macedonio quien la reconstrui­
Metalistería y orfebrería ría, haciendo de ella su capital de Orien­
te; sin embargo, la pronta muerte de
aquél, en el año 323, cortó en seco la
Sabemos por los textos neobabilóni- historia de la Babilonia monumental ,y
cos que los templos y los palacios se artística de la nueva fase helenística.
embellecieron con generosa abundan­ Paulatinamente, la ciudad quedó aban­
cia de oro, plata, bronce y cobre, así donada a su suerte, convirtiéndose en
como con las más diversas piedras pre­ un campo de polvo y olvido... Con ello
ciosas. Los textos dicen también que las la Historia del Arte mesopotámico había
estatuas de culto de Marduk y las de los finalizado.
dioses más importantes del panteón,
venerados en el Esagila, estaban fundi­
das en oro puro y enriquecidas con in­
crustaciones de marfil y abundante pe­ Bibliografía
drería. Incluso que el pueblo, en agra­ G. Annequin, Los tesoros de Babilonia,
decimiento a Nabucodonosor II, levan­ Barcelona, 1975. T. Baqir, Tell Harmal,
tó a tal rey una estatua de oro macizo Bagdag, 1959. T. Baqir, Babvlon and Bor-
de más de cuatro toneladas de peso... sippa, Bagdad, 1959. R. Koldewey, Das
Una y otra vez, los textos hablan de wiedererstehende Babylon, Leipzig, 1925.
A. Moortgat, Die Kunst des Alten Mesopo-
las fabulosas riquezas de las capillas, tamien, II. Babylon und Assur, Colonia,
construidas con ricas maderas y ador­ 1985. A. Parrot, Mission archéologique de
nadas con metales nobles y en algún Mari (II, I). Le Palais. Architecture. (II, 2).
caso revestidas, incluso, con láminas de Le Palais. Peintures murales. París, 1958.
oro puro. Lo mismo dicen del mobilia­ A. Parrot, Ziggurats et Tour de Babel, Pa­
rio: tronos, mesas, lechos de los dioses, rís, 1949. A. Parrot, La Tone de Babel,
confeccionados en exóticas maderas y Barcelona, 1962. O. E. Raun, Herodotu's
ricos metales. Description of Babylon, Copenhague,
La abundancia de éstos posibilitó, 1942. U. Seidl, Die Babylonischen ku-
dunu-Reliefs, Gotinga, 1989. F. Wetzel,
además, que las ocho puertas de Babi­ F. H. Weissbach, Das Hauptheiligtum des
lonia estuvieran recubiertas con grue­ Marduk in Babylon, Esagila und Eteme-
sas láminas de bronce, así como las de nanki, Berlín, 1957. D. J. Wiseman, Nebu-
los templos y palacios, aunque en és­ chadrezzar and Babylon, Oxford, 1983.
tas el broncíneo metal se realzó con
Obras clave del
Arte Mesopotámico
Por Federico Lara Peinado
Profesor Titular de Historia Antigua.
Universidad Complutense de Madrid
1. Plantas de los templos C y D del Eanna fortificadas. Sobre un alto podio se levanta­
ba un templo de planta rectangular, hoy to­
Epoca de Uruk (hacia 3200-3100). Dimensio­ talmente perdido, y en torno al cual se cons­
nes: 56 x 22 m y 50 x 81 m, respectivamen­ truyó un gran complejo religioso y económi­
te. Ladrillos y piedra caliza. Ruinas in situ. co.
(Según H. J. Lenzen).

En el monumental conjunto cultual del


Eanna de Uruk, dedicado a la diosa Inanna,
se construyeron en el nivel IV nuevos tem­ 3. Restos de la ziqqurratu de Ur
plos sobre los restos de otros anteriores. El
Templo C (a la izquierda), con planta en for­ Epoca neosumeria (2112-2095). 62,50 x 43
ma de T, verdadera innovación para la épo­ m. Altura, 16,70 m. Adobes y ladrillos. Res­
ca, presentaba techumbre únicamente en la tos in situ (Tell Muqqayar).
nave central y en la celia. El Templo D, tam­
bién con la misma disposición en su planta, El primer rey de la III dinastía de Ur, Ur-
tenía gruesos muros que albergaban nume­ Nammu, ordenó la remodelación del barrio
rosas capillas y nichos. real y religioso de Ur, siendo una de las no­
vedades más importantes la construcción de
la torre escalonada (ziqqurratu), denomina­
da Etemenniguru (Casa cuya alta terraza ins­
pira terror) que dedicó al dios Luna (Nanna
o Sin). Es de planta rectangular y de tres pi­
sos de altura, a los que se accedía por otras
tantas escalinatas. Hoy día puede verse su
primera terraza totalmente restaurada.

2. Templo ovalado de Khafadye

Epoca D inástica A rcaica 11-111 (h acia


2700-2400). Recinto exterior, 103 x 74 m. La­
drillos y otros materiales. Ruinas in situ (an­
tigua Tutub, hoy Khafadye). (Según H. D.
Darby).

Las nuevas circunstancias sociopolíticas


condicionaron la protección de los templos
sumerios con fuertes murallas, uno de cu­
yos ejemplos lo constituye el magnífico tem­ 4. Vaso de Warka
plo de Tutub (hoy Khafadye), asentado so­
bre dos terrazas de planta oval reciamente
Epoca de Jemdet Nasr (3150-2900). Altura,
92 cm (en su origen más de 1 m). Alabas­
tro. Uruk (hoy W arka). Bagdad, Museo de
Iraq.
El vaso de Warka, hallado en el complejo
religioso del Eanna de Uruk (nivel IlIa-II),
constituye una de las grandes obras del re­
lieve sumerio. De estructura cilindrica, pre­
senta en sus cuatro fajas decoradas y en re­
lieve muy plano una procesión alusiva a una
de las ceremonias del año nuevo: la ofren­
da de las primicias agrícola-ganaderas a la
diosa Inanna, que aparece en la faja supe­
rior rodeada de sus símbolos sagrados.
-
Esta escultura alabastrina (se trata de la
parte anterior de una cara femenina) es uno
de los más acabados retratos de todos los
tiempos y, por supuesto, la obra maestra de
la plástica sumeria. El cabello, que iría recu­
bierto probablemente con un tocado de oro,
se parte en dos secciones, y los ojos (hoy
perdidos) serían de concha, con pupilas qui­
zá de lapislázuli. Se piensa que formaría par­
te de una estatua de tamaño natural, com­
puesta de varios materiales (piedra, madera
y asfalto). Algunos autores ven en ella el re­
trato de la diosa Inanna.

6. Estatuas de orantes de Tell Asmar

Epoca Dinástica Arcaica II (2700-2550). Altu­


ra, 72 y 59 cm, respectivamente. Alabastro
yesoso. Eshnunna (hoy Tell Asmar). Bagdad,
Museo de Iraq.

Para escapar a la destrucción fue escon­


dido en el suelo del Templo cuadrado del
dios Abu de la antigua Eshnunna un lote de
esculturas. Las dos mayores representan
muy probablemente al príncipe de tal loca­
lidad (a mayor tamaño) y a la sacerdotisa
principal del templo, participando ambos en
alguna ceremonia religiosa (vaso entre las
5. Dama de Warka manos) y en actitud de gran atención. Lo
más llamativo es el expresionismo de sus
Epoca de Jemdet Nasr (3150-2900). Altura, rostros a lo que contribuyen los grandes ojos
20 cm. Alabastro. Uruk (hoy Warka). Bag­ de concha y piedra incrustados, y las formas
dad, Museo de Iraq. pesadas de su anatomía.
7. Placa votiva de Urnanshe el registro superior, ante la estatua del dios
Luna (Nanna o Sin), un sacerdote desnudo
Epoca D inástica Arcaica II I (h acia y ritualmente puro efectúa una libación so­
2494-2465). 47 x 58 cm. Piedra caliza. Girsu bre un altar; en el inferior, otro sacerdote
(hoy Telloh). París, Museo del Louvre. también liba sobre otro altar, situado ante la
puerta de un templo. En ambos casos los ofi­
ciantes van seguidos de otros personajes,
En la más importante de las cuatro placas portando en algún caso ofrendas.
votivas de Urnanshe, tal ensi de la ciudad de
Lagash, aparece representado en dos esce­
nas superpuestas. En la superior porta el
cesto de ladrillos para el nuevo templo que
va a construir; en la inferior celebra la termi­ 9. El intendente Ebih-il de Mari
nación de tal obra. En ambas escenas apa­
rece junto a algunos miembros de su fami­ Epoca Dinástica Arcaica III (2550-2340). 52,5
lia (entre ellos el heredero Akurgal) y de su cm. Alabastro. Templo de Ishtar en Mari
corte, identificables por los nombres que se (hoy Tell Hariri). París, Museo del Louvre.
recogen en las inscripciones cuneiformes
que aparecen en la placa. Las minas del palacio de Mari (Siria) han
proporcionado estatuas de notabilísima ca­
lidad plástica. Una de ellas es la de Ebih-il,
en la que dicho funcionario aparece en for­
ma sedente, con las manos cruzadas delan­
te del pecho y vestido con el típico faldellín
sumerio. En general, el rostro es de gran ex­
presividad, a lo que contribuyen los apliques
de lapislázuli en los ojos. La estatua fue de­
dicada a la diosa Ishtar en cumplimiento de
un voto.

8. Placa votiva de Ur

Epoca Dinástica Arcaica III (2550-2340).


22 x 28 cm. Piedra caliza. Ur (hoy Tell Muq-
qayar). Londres, Museo Británico.

En esta placa votiva, con agujero central,


se representa una doble escena cúltica. En

10. Sacerdotisa del templo de Ninni-Za-


za de Mari

Epoca Dinástica Arcaica III (2550-2340). 36


cm. Alabastro. Mari (hoy Tell Hariri). Museo
de Damasco, Siria.
También de Mari procede una serie de es­
culturas que representan a diferentes sacer­
dotisas. Una de las más importantes es la de
la sacerdotisa del pequeño templo presargó-
nico de Ninni-Zaza (una diosa hipóstasis de
Ishtar), que se hizo representar sentada so­
bre alto trono de forma cúbica. La expresi­
vidad del rostro le viene dada por el alto to­
cado dado a sus cabellos (polos) y el largo
manto que la recubre.

12. Estela de Manishtushu de Akkad

Epoca acadia (2260). Altura del fragmento,


46,2 cm. Diorita. Susa. París, Museo del
Louvre.
Fragmento de una estela de victoria aca­
dia, probablemente perteneciente a Manish­
tushu (2269-2255), en donde se muestra a
un soldado acadio armado escoltando a
unos prisioneros desnudos. Estos monu­
mentos son una prueba del imperialismo
acadio. La obra, asignada por algunos al rey
Sargón, fue localizada en Susa (Irán), adon­
de fue transportada en el siglo xu a. C. por
un rey elamita como botín de guerra.

11. Estela de los buitres

Epoca Dinástica Arcaica III (hacia 2450). Al­


tura 1,80 m. Anchura 1,30 m. Piedra caliza.
Girsu (hoy Telloh). París, Museo del Louvre.

Esta estela (hoy sólo restan siete fragmen­


tos) es una de las obras capitales del Dinás­
tico Arcaico III sumerio. Sus relieves, lamen­
tablemente mutilados, recogen la campaña
de Eannatum de Lagash contra Ush, rey de
Umma. En el anverso (cara mitológica) apa­
rece una diosa —muy mutilada— y el dios
Ningirsu, asiendo el pájaro Imdugud y la red
repleta de enemigos. En el reverso (cara his­
tórica) y dispuestos en franjas aparece entre
otras escenas el rey de Lagash al frente de
sus tropas, que derrotan al enemigo.
13. Cabeza de rey acadio una sola escena se conmemora la victoria
del rey y de su ejército sobre los lullubitas,
Epoca acadia. (¿2250?). Altura, 36,6 cm. belicoso pueblo de los Zagros. La composi­
Bronce. Nínive. Bagdad, Museo de Iraq. ción, presidida por tres símbolos divinos
(dos parcialmente estropeados), centra su
A pesar de las pocas obras que de los se­ interés en la figura del rey, armado y ador­
mitas acadios se han conservado (recuérde­ nado con la tiara de cuernos, el distintivo de
se que la capital imperial Akkadé aún no ha los dioses. Llevada a Susa como botín en el
sido descubierta), esta cabeza, trabajada en siglo xn a. C. le fue añadida una inscripción
bronce y de tamaño casi natural, muestra el elamita, visible a la altura de la montaña del
realismo que sus artistas dieron a sus obras relieve.
plásticas. La cabeza, creída durante un tiem­
po retrato de Sargón de Akkad (2334-2279),
hoy se atribuye a su nieto Naram-Sin
(2254-2218). La perfección de la pieza habla
de un gran broncista al servicio de la corte.
Por lo que sabemos fue mutilada en la An­
tigüedad para aprovechar los metales pre­
ciosos que tenía incrustados.

14. Estela de Naram-Sin

Epoca acadia (2250). Altura, 2 m. Anchura,


1,05 m. Piedra arenisca. Susa. París, Museo
del Louvre.
Esta estela, levantada en Sippar para la
glorificación de Naram-Sin (2254-2218),
constituye el apogeo del relieve acadio. En
15. Gudea sentado 17. Estatua de Gudea con el vaso
manante
Epoca neosumeria (2130). Altura, 45 cm.
Diorita. Girsu (hoy Telloh). París, Museo del Epoca neosumeria (2130). Altura, 62 cm.
Louvre. Diorita. Girsu (hoy Telloh). París, Museo del
Louvre.
Entre la treintena larga de estatuas de Gu­
dea (2141-2122), ensi de Lagash, ésta que lo En esta otra estatua, Gudea es representa­
representa sentado y en actitud de reveren­ do de forma erecta, sosteniendo entre sus
cia es una de las más divulgadas. Colocada manos, delante del pecho, el vaso del cual
en el templo Eninnu de Girsu y dedicada a mana el Agua de la Vida, que se derrama
su dios Ningishzzida, venía a funcionar por encima de su túnica, alcanzando inclu­
como sustituto del propio gobernante para so el zócalo de la estatua. En la parte frontal
obtener vida eterna al hallarse en constante lleva una dedicatoria a la diosa Geshtinan-
plegaria ante la divinidad. A pesar del redu­ na, esposa de Ningishzzida, el dios tutelar de
cido canon y de su marcado esquematismo Gudea. En el plano formal la estatua está
geométrico, la belleza de formas está total­
mente conseguida.

16. Estatua de Gudea

Epoca neosumeria (2130). Altura, 73,6 cm.


Diorita. Tell Hamman (Sur de Iraq). Londres,
Museo Británico.

Esta estatuilla de Gudea, de estructura ci­


lindrica, originariamente fue encontrada sin
cabeza. Muy pronto se le aplicó otra (tam­
bién representando al ensi) que acopla bas­
tante bien, a pesar de una volumetría un
poco mayor en relación con el tronco. En la
parte trasera de la estatua hay restos de una
incripción con una dedicatoria a la diosa
Nanshe por la vida de Gudea. La calidad de
la talla y la perfección del modelado hacen
de esta obra un buen ejemplar plástico.

poco articulada y da sensación de pesadez,


a lo que contribuye la carencia de cuello.

18. Toro androcéfalo de Girsu

Epoca neosumeria (2130). Altura, 12 cm. Es­


teatita. Girsu (hoy Telloh). París, Museo del
Louvre.
Figura de toro divino (por la tiara de cor­
namentas) con rostro humano de gran sere­
nidad, que funcionaría como exvoto dedica­
do al dios Sin, titular de la Luna. El cuerpo
del animal, echado, y el rostro tenían origi­ 20. Vaso de piedra de Warka
nariamente incrustaciones de metales no­
bles a modo de manchas estrelladas que Epoca de Jemdet Nasr (3150-2900). Altura,
simbolizaban al firmamento. 15 cm. Uruk (hoy Warka). Bagdad, Museo
de Iraq.

Magnífico vaso para libaciones cultuales


fabricado en piedra y ennegrecido con be­
tún. Tal vaso litúrgico está decorado con dos
bandas horizontales con incrustaciones de
nácar y caliza en forma de pequeñas tese­
las cuadrangulares o triangulares o bien for­
mando ojos. Las rosetas separadas por lí­
neas verticales de incrustaciones constitu­
yen el motivo central.

19. Estatuilla de Idi-ilum de Mari

Epoca neosumeria (hacia 2000). Altura, 41


cm. Esteatita. Mari (hoy Tell Hariri). París,
Museo del Louvre.

Finamente estilizada, esta estatuilla acéfa­


la del shakanakku (gobernador) de Mari Idi-
ilum (según señala la inscripción existente
en el manto) constituye una prueba de la
evolución que sufrió la estatuaria sumeria a
finales de su última etapa histórica. La bar­
ba, muy alargada y dispuesta en tirabuzones,
así como el largo manto de orlas muy deco­
rativas, hacen de esta estatuilla, junto a otra
de Puzur-Ishtar, una de las obras maestras
de la ciudad de Mari.

21. Casco de Meskalamdug

Epoca Dinástica Arcaica 111(hacia 2420). Al­


tura, 23 cm. Anchura, 26 cm. Oro de 15 kila-
tes. Necrópolis real de Ur (hoy Tell Muqqa-
yar). Bagdad, Museo de Iraq.
Una de las más fabulosas joyas aparecidas
en la necrópolis real de Ur (concretamente
en la tumba del pozo PG 755) es el casco fa­
bricado en lámina de oro de Meskalamdug,
en el que se remarcan moño, orejas, con ori­
ficio para permitir la audición, trenza y bu­
cles, éstos a modo de carrilleras. En reali­
dad, se trata de una fastuosa peluca cere­
monial que se aplicó al difunto príncipe en
el momento de su sepelio.
En la fosa PG 1237 del cementerio real de
Ur apareció una magnífica arpa en forma de
trapecio invertido y ornamentada con la ca­
beza de un toro barbado, hecha en lámina
de oro, montada sobre un núcleo de made­
ra y betún, y con ojos de lapislázuli. El signi­
ficado de este animal en este objeto fue pro­
bablemente apotropaico.

23. Vaso de plata de Enmetena

Epoca Dinástica Arcaica III (hacia 2400). Al­


tura, 35 cm. Plata y cobre. Girsu (hoy Telloh).
París, Museo del Louvre.
Este vaso ovoidal, de alto cuello y con so­
porte de cuatro patas de cobre (muy altera­
do por el óxido), constituye la obra más per­
fecta de la orfebrería sumeria. Fabricado en
plata, presenta un friso con figuras finamen­
te grabadas a buril, entre las que sobresalen
cuatro águilas representando a otros tantos
Imdugud. Fue regalado por Enmetena
(2404-2375) al dios Ningirsu.

22. Particular de un arpa de Ur

Epoca Dinástica Arcaica III (2550-2340). Altu­


ra, 1,20 m. Longitud, 1,40 m. Altura del pró-
tomo de toro, 29,5 cm. Oro, nácar y piedras
de colores. Necrópolis real de Ur (hoy Tell
Muqqayar). Bagdad, Museo de Iraq.

24. Vaso de libaciones de Gudea

Epoca neosumeria (2141-2122). Altura, 23


cm. Esteatita. Girsu (hoy Telloh). París, Mu­
seo del Louvre.
El vaso de libaciones de Gudea, a modo El denominado estandarte de Ur, localiza­
de alargado cubilete, y que dedicó a su dios do en la fosa PG 779 del cementerio real de
personal Ningizhzzida, es un extraordinario tal localidad, presenta en sus dos caras o pa­
ejemplar realzado con un relieve formado neles principales, y distribuidas en tres regis­
por dos serpientes entrelazadas, enmarca­ tros, escenas relativas a la guerra y a la paz.
das por dos dragones alados armados con En el panel de la guerra aparecen un ataque
largas hachas, seres del mundo del dios tu­ con carros de combate, la captura de los
telar de Gudea. enemigos y su entrega al rey. En el de la paz,
que celebra la consecución de la victoria, se
figura el variado botín conseguido y el ban­
quete con acompañamiento musical.

26. Carnero de Ur

Epoca Dinástica Arcaica III (hacia 2500). Al­


tura, 46,5 cm. Oro, plata, lapislázuli, mosai­
cos y asfalto. Necrópolis real de Ur (hoy Te11
Muqqayar). Londres, Museo Británico.
Este fantástico camero rampante, encara­
mado al Arbol de la Vida, hallado en la fosa
PG 1237 de la necrópolis real de Ur, sirvió
como pedestal para ofrendas o, quizá, como
adorno de un arpa. Muy probablemente su
significado simbólico se relaciona con los
dioses de la fertilidad. La finura de su ejecu­
ción y el perfecto tratamiento dado a los ma­
teriales nobles indican la extraordinaria va­
lía de los orfebres sumerios.

25. Estandarte de Ur

Epoca Dinástica Arcaica III (hacia 2500).


20,3 x 48,3 cm. Concha, cornalina, lapislá­
zuli y asfalto. Necrópolis real de Ur (hoy TeII
Muqqayar). Londres, Museo Británico.
27. Shamash apareciendo entre dro-sello, denominado Del escriba Adda, ve­
montañas mos a tal divinidad emergiendo de entre dos
montañas. A su derecha se halla el dios de
las aguas Ea, con ríos de peces que emanan
Epoca acadia (hacia 2250). Altura, 3,8 cm. de sus hombros, seguido de su ministro Ush-
Diámetro, 2,5 cm. Piedra verde. ¿Cercanías mu, el de los dos rostros. Por encima el Pá­
de Akkadé? Londres, Museo Británico. jaro de la Tempestad, Anzu. A la izquierda
se ve a Ishtar como diosa de la vegetación
Los cilindro-sellos acadios representaban y al dios de la guerra Ninurta armado de
en sus escenas, por lo general, al dios del arco. Algunos autores conectan estas esce­
sol Shamash. En la impronta de este cilin­ nas con los ritos del Año Nuevo.

28. Templo de Anu y Adad Estaba formado por dos ziqqurratu gemelas,
de tres pisos, conectadas por dos capillas, y
Imperio medio asirio (hacia 1100). Dimen­ un eran patio rectangular de gruesos y alme­
siones del templo, 36 x 35 m. (Se ignora el nados muros.
resto). Ladrillo, caliza y otros materiales. As-
sur (hoy Qalaat Shergat). Ruinas in situ.

El rey asirio Tiglath-pileser I (1105-1077) 29. Patio de acceso del palacio de


aplicó parte de los botines de sus conquis­ Assur-nasirpal II
tas en la construcción de templos. Uno de
ellos, levantado hacia el 1100 a. C., en el sec­ Imperio nuevo asirio. Piedra, ladrillos y otros
tor norte de Assur, fue el dedicado al dios materiales. Kalkhu (hoy Nimrud). Estado en
del cielo Anu y al dios de la tormenta Adad. ruinas.
Con Assur-nasirpal II (883-859) el poderío constructor, en el que existía también una
asirio del Imperio nuevo se recupera. Aban­ ziqqurratu y un grandioso templo con seis
donada la antigua capital de Assur, el rey es­ santuarios, además de un complejo conjun­
tableció su residencia en Kalkhu (la Kalakh to de patios, salones y almacenes. La puerta
bíblica), haciéndola capital imperial. En ella principal del palacio estaba protegida por el
levantó su palacio, que inauguró en el 879. héroe del león (posiblemente representa­
En la fotografía se ve uno de los patios con ción de Gilgamesh) entre parejas de toros
puerta de acceso, de medio punto, guarda­ alados antropomorfos (lamassu).
da por vigilantes toros alados antropomorfos
(lamassu).

30. Plano del palacio de Sargón II

Imperio nuevo asirio (706). Dimensiones,


314 x 344 m. Piedra, ladrillos y otros mate­
riales. Dur Sharrukin (hoy Khorsabad). Rui­
nas in situ. (Según J. Hawkes).
A pocos kilómetros al norte de Nínive, Sar­
gón II (721-705) levantó ya al final de su rei­
nado como capital imperial la residencia de
Dur Sharrukin (Fortaleza de Sargón), que
ocupaba una extensión de 1.760 x 1.685 m,
y a la que rodeó con potente muralla y siete
puertas de acceso. En su sector norte edifi­ 32. Estatua de Assur-nasirpal II
có una ciudadela sobre la que levantó su pa­
lacio real, junto a un templo de Nabu y otro Imperio nuevo asirio (883-859). Altura, 1,06
dedicado a diferentes dioses, además de las m; pedestal 53,3 cm. Piedra arenisca. Kalk­
residencias para sus dignatarios. hu (hoy Nimrud). Londres, Museo Británico.

31. Palacio de Sargón II

Imperio nuevo asirio (706). Dimensiones,


314 x 344 m. Piedra, ladrillos y otros mate­
riales. Dur Sharrukin (hoy Khorsabad). Rui­
nas in situ. (Según V. Place).
En la ciudad de Dur Sharrukin, con las
montañas del Kurdistán al fondo, se eleva­
ba sobre una plataforma de entre 14 y 18 m,
el palacio real de Sargón II (721-705), su
Muy pocas han sido las estatuas del cen­ maza y el arma curva típica de los dioses. El
tenar largo de reyes asirios que han llegado estatismo y la frialdad de su cerrada boca
a nosotros. En ésta, el rey asirio Assur-nasir- transmiten una impresión de lejanía, de im­
pal II (883-859) aparece en posición erecta, pasibilidad. Sobre el pecho se hallan graba­
vestido con largo y ajustado traje, sostenien­ das ocho líneas de texto, con sus nombres,
do en sus manos los atributos del poder: la títulos y hazañas.

33. Assur-nasirpal II cazando leones caza. Aquí lo vemos cazando en carro y dis­
puesto a disparar su flecha contra un león al
Imperio nuevo asirio (883-859). Altura, 86,4 que se había dado por muerto. Unos solda­
m. Alabastro. Kalkhu (hoy Nimrud). Londres, dos acuden prestos a ayudarle con las espa­
Museo Británico. das desenvainadas. A pesar del rigor esque­
mático y del excesivo lincamiento, el artista
ha sabido sacar gran partido en el aspecto

34. Fachada de ingreso al templo de Sin Entre las diferentes puertas monumenta­
les existentes en Dur Sharrukin (Fortaleza de
Imperio nuevo asirio (706). Ladrillos y pie­ Sargón) destacaron las de los distintos tem­
dra caliza. Dur Sharrukin (hoy Khorsabad). plos en ella emplazados (Sin, Nergal, Nabu,
Fachada desaparecida (reconstrucción de Shamash) y las de las capillas (Adad, Ea, Ni-
V. Place y F. Thomas). nurta), aunque todas sin la importancia de
la del palacio real. La del templo del dios Sin
(la Luna) constaba de dos torreones que en­
marcaban una alta puerta de medio punto.
Los zócalos se decoraron con figuras de di­
versos animales.

35. Sala de antigüedades asirías del


Museo de Berlín
Ortostatos de alabastro procedentes de
Kalkhu (hoy Nimrud). Imperio nuevo asirio
(883-859). Altura, 2,20 m.
Después del Museo Británico y del Museo
del Louvre el Vorderasiatisches Museum de
Berlín es el tercero del mundo en presentar
la más completa colección de antigüedades
del Próximo Oriente asiático. En la Sala 11
del indicado museo (que se reproduce en
parte) aparecen un conjunto de ortostatos
del palacio de Kalkhu correspondientes al
reinado de Assur-nasirpal II (883-859). En pri­
mer plano se ve uno de ellos con el relieve
de un genio alado con cabeza de águila
efectuando una aspersión sobre el Arbol de
la Vida.

36. Obelisco negro de Salmanasar III

Imperio nuevo asirio (hacia 827). Altura, 2,02


m. Anchura, 60 cm. Alabastro negro. Kalkhu
(hoy Nimrud). Londres, Museo Británico.

Uno de los obeliscos más interesantes de


toda Mesopotamia es el de Salmanasar III 37. El tributo de Jehu a Salmanasar III
(854-824), dispuesto a modo de esbelto pris­
ma finalizado en una especie de torre esca­ (Relieve del Obelisco negro de Salmana­
lonada. Sus cuatro caras están decoradas sar III). Alabastro negro. Kalkhu (hoy Nim­
cada una con cinco bandas en relieve (en rud). Londres, Museo Británico.
total 20 composiciones) y junto a las cuales
se narran las campañas asirías del rey, que Una de las composiciones del segundo re­
finalizaron con la sumisión y la entrega de gistro superior del Obelisco negro represen­
tributos de los vencidos. Sus relieves, muy ta el tributo que el rey israelita Jehu
planos y sin profundidad espacial, tuvieron (841-814), de la Casa de Omri, hizo en su pri­
un fin claramente propagandístico. mer año de reinado al asirio Salmanasar III.
Jehu aparece arrodillado, besando el suelo 39. Estela de Adad-nirari III
ante el todopoderoso rey asirio, que está
acompañado por algunos dignatarios. Se tra­ Imperio nuevo asirio (810-783). Altura, 1,30
ta del primer retrato de un rey de Israel re­ m. Alabastro. Karana (hoy Tell El-Rimah).
cogido en un monumento profano, así como Bagdad, Museo de Ircuq.
de la primera y única cita de su nombre en
un texto no bíblico. La estela de Adad-nirari III, hijo de la fa­
mosísima Semíramis, es una de las mejores
del arte asirio, tanto por la belleza de sus
proporciones como por la finura del relieve.
En la misma el rey está en actitud de dirigir­
se a la divinidad, probablemente Adad. En­
tre los símbolos que aparecen en la parte su­
perior derecha están los de Assur, Marduk,
Nabu, Adad y Anu; en la izquierda los de
Shamash (¿o Ishtar?), Sin y los Sibitti. La par­
te inferior de la inscripción fue borrada a
propósito, pues el donante Nergal-eresu se
excedió en sus prerrogativas como goberna­
dor.

38. Martirio de los vencidos (Puertas de


Balawat)

Imperio nuevo asirio (hacia 846). Altura ori­


ginal de las puertas, 6 m. Anchura, 3,64. Lon­
gitud de las bandas de bronce, 2,43 m. Altu­
ra de los registros, 27,94 cm. Imgur Enlil (hoy
Balawat). Londres, Museo Británico. (Hay
también fragmentos en los museos de Es­
tambul, Louvre de París e Iraq de Bagdad.)

No lejos de Kalkhu (Nimrud), en el peque­


ño enclave de Imgur Enlil, donde existía una
residencia veraniega y un templo dedicado
a Mamu, se encontraron diferentes fragmen­
tos del revestimiento broncíneo del gran
portal del templo antedicho (otros autores
piensan que pertenecieron a un palacio de
Salmanasar III). En tales planchas de revesti­
miento, cuyos relieves se consiguieron mar­
tilleando las láminas de bronce, se recor­
daban gráficamente, a modo de crónica vi­
sual, los principales acontecimientos bélicos
de los primeros nueve años del reinado de
Salmanasar III (854-824).

40. El rey Sargón II

Imperio nuevo asirio (706). Altura del panel,


1,20 m. Alabastro yesoso. Dur Sharrukin (hoy
Khorsabad). París, Museo del Louvre.
La amplia temática de los relieves del pa­ En el voluminoso podio o estrado del tro­
lacio de Dur Sharrukin, construido por Sar- no de Salmanasar III (854-824) del palacio-
gón II (721-705), ya al final de su vida, ten­ fortaleza Ekal-Masharti de Kalkhu se dispu­
día a la mayor glorificación del soberano asi­ so un largo y estrecho friso en todo su perí­
rio. El tema más celebrado era, obviamente, metro con diferentes escenas. La más inte­
el de la guerra, siempre con la representa­ resante e la que representa al rey asirio (a
ción de victoriosas campañas. En algunas la derecha) con su protegido babilonio Mar-
escenas aparecen altos dignatarios que ofre­ duk-zakir-shumi (854-819) (a la izquierda)
cen pleitesía al rey, cuya efigie se recoge, en concluyendo el tratado de paz del año 850
parte, en el grabado. con un apretón de manos. Esta disposición
compositiva y sobre todo el gesto de ambos
monarcas no tenía precedente hasta enton­
ces en las obras de Arte.

42. Héroe del león

Imperio nuevo asirio (721-705). Altura, 4,85


m. Alabastro yesoso. Dur Sharrukin (hoy
Khorsabad). París, Museo del Louvre.

La colosal figura de este héroe que, junto


a una segunda de parecida factura y tama­
ño y otras figuras de toros alados antropocé-
falos (lamassu) guardaban la entrada prin-

41. Salmanasar JII y el rey babilonio


Marduk-zakir-shumi

Imperio nuevo asirio (850). Altura, 25 cm.


Kalkhu (hoy Nimrud). Londres, Museo Britá­
nico.
cipal del Salón del Trono del palacio de Sar­ ta con los primeros ladrillos para la repara­
gón II en Dur Sharrukin, reúne las caracte­ ción del indicado templo, según la antigua
rísticas típicas de la plástica asiria. Algunos costumbre sumeria.
autores identifican a este héroe del león con
el lejano rey de Uruk Gilgamesh (hacia
2650).

43. Barcos comerciales con carga


de cedros

Imperio nuevo asirio (721-705). Altura del or-


tostato, 2,83 m. Alabastro yesoso. Dur
Sharrukin (hoy Khorsabad). París, Museo del
Louvre.

Los cedros del Líbano, de justa fama en la


Antigüedad, se embarcaban en algún punto
de la costa fenicia y se remontaban hacia la
embocadura del Orontes, para desde allí ser
transportados luego a Asiria. Los barcos de
carga, de pequeñas dimensiones y con
proas finalizadas en prótomos de animales,
eran impulsados por remeros o bien por
vela, diferenciándose estructuralmente de
los de guerra. Esta escena recoge a algunos
de los barcos que aparecían en los relieves
del palacio de Sargón II.

45. Banquete de Assurbanipal bajo el


emparrado

Imperio nuevo asirio (hacia 645). Altura, 55


cm. Anchura, 1,35 m. Alabastro. Nínive (hoy
Kuyunjik). Londres, Museo Británico.
44. Assurbanipal como rey
constructor

Imperio nuevo asirio (hacia 648-647). Altura,


36,8 cm. Piedra arenisca. Babilonia. Lon­
dres, Museo Británico.

Esta estela conmemora la reconstrucción


del Esagila (Casa de la cabeza elevada), el
templo principal de Marduk en Babilonia,
ciudad que conquistó el asirio Assurbanipal
(669-630) a su propio hermano. En la misma
se ve a dicho rey restaurador, tocado con
gorro real y vestidura ritual, portando te ces­
Fragmento de un ortostato del Palacio da), que todavía tiene fuerza en sus garras
Norte de Nínive con el tema del symposiurn anteriores para incorporarse, al tiempo que
del rey Assurbanipal (669-630) y de su espo­ arrastra sus patas traseras, ya paralizadas a
sa, atendidos por ocho de sus músicos y ser­ causa de la flecha que le atraviesa la colum­
vidores. Dicho banquete, bajo el emparrado na vertebral.
del jardín real de palacio, conmemora la vic­
toria contra el Elam, cuyos pormenores re­
lata el rey, recostado sobre un diván, a su es­
posa Assur-Sharrat, sentada en alto trono. En
las ramas de uno de los abetos aparece col­
gada (para confirmar la crueldad asiria) la
cabeza de Teumman, el rey elamita.

46. Assurbanipal cazando leones

Imperio nuevo asirio. Altura, 65 cm. Longi­


tud, 1,10 m. Alabastro yesoso. Nínive (hoy
Kuyunjik). Londres, Museo Británico.

Este relieve del Palacio Norte de Nínive


con el tema de la caza de leones por parte 48. Cabeza de mujer de INimrud
de Assurbanipal (669-630), que en esta es­
cena los caza montado a caballo, es una de Imperio nuevo asirio (721-705). Altura, 16,8
las más acertadas y rítmicas composiciones cm. Anchura, 13,5 cm. Marfil. Kalkhu (hoy
del arte asirio. La armonía de líneas, la mi­ Nimrud). Bagdad, Museo de Iraq.
nuciosidad de los detalles y, sobre todo, la
representación del movimiento animado Uno de los conjuntos más importantes de
que el artista ha transmitido a los animales marfiles de tipo fenicio fue hallado en el pa­
hacen de la pieza una obra maestra. lacio de Nimrud, cuya nobleza apreciaba es­
tas magníficas tallas. Una de las más hermo­
sas es esta máscara, conocida como Mona
Lisa, que pudo fijarse a algún mueble como
elemento ornamental. Fue hallada en el fon­
do de un pozo de una de las salas del pala-

47. La leona herida

Imperio nuevo asirio. Altura, 60 cm. Alabas­


tro yesoso. Nínive (hoy Kuyunjik). Londres,
Museo Británico.

La matanza a causa de la cacería realiza­


da por Assurbanipal, ayudado de sus jinetes,
ha sido espantosa y el artista ha sabido re­
presentar a los animales caídos, volteando
en el aire o revolviéndose de dolor. Uno de
ellos es una leona herida (aquí reproduci­
ció, a 25,4 m. de profundidad. La pieza aúna águila. Según la inscripción de su dorso era
elementos estilísticos egipcios y está dotada hijo de Hanpa y rey de los espíritus malig­
de una clara sonrisa griega arcaica. La nariz nos del aire. La anilla que presenta en la par­
ha sido reparada. te superior de la cabeza indica que se trata
de un talismán para ser llevado al cuello.
Hoy se ve en este ser no a un demonio, sino
a un espíritu protector, benéfico.

49. Leona devorando a un joven nubio

Imperio nuevo asirio (721-705). Altura, 10,5


cm. Ancho de la base, 9,8 cm. Marfil, oro, la­
pislázuli y cornalina. Kalkhu (hoy Nimrud).
Londres, Museo Británico.

Otra de las piezas fenicias para ser incrus­


tada en algún mueble es esta placa criso-
elefantina que representa a una leona dan­
do muerte a un joven nubio en un matorral
de papiros y lotos. El faldellín y la base de al­
gunas de las plantas están recubiertos con
pan de oro. También fue hallada en uno de
los pozos de una sala del Palacio Noroeste
de Kalhu.

51. Pinturas del palacio de Til Barsip

Imperio nuevo asirio (744-727). Altura, 1,55


m. Longitud, 2,22 m. Pintura al fresco. Til
Barsip (hoy Tell Ahmar). (Según L. Cavro,
París).
Tiglath-pileser 111 (744-727) reformó y am­
50. El demonio Pazuzu plió el palacio de Til Barsip (Siria), que des­
tinó a residencia de su gobernador. Dado el
Imperio nuevo asirio (siglos vui-vn). Altura, carácter provinciano de tal palacio en vez de
14,5 cm. Bronce. Procedencia indetermina­ ornamentarlo con relieves, lo hizo con pin­
da. París, Museo de Louvre. turas murales, completando las ya existen­
tes. En las mismas aparecen los temas usua­
El quimérico mundo asirio de dioses y de­ les asirios, sobre todo los de tipo militar y ci­
monios, en buena medida similar al babilo­ negético. La escena reproducida recoge la
nio, puede ser simbolizado en esta figurilla ejecución de un beduino por parte de un
del demonio Pazuzu, ser de deforme cara, soldado asirio, insensible a la clemencia que
brazos terminados en garras y pies y alas de suplican dos mujeres y otro beduino.
52. Erizo de cerámica 53. Pinturas murales del Salón de Khor-
sabad
Imperio nuevo asirio (s. vil). Altura, 19,1 cm.
Barro cocido. Kalkhu (hoy Nimrud). Bagdad, Imperio nuevo asirio (706). Altura, 13,4 m.
Museo de Iraq. Pintura al fresco. Dur Sharrukin (hoy Khor-
sabad). (Copia de G. Loud y C. B. Altmann).
La cerámica asiría no se redujo, obvia­
mente, a la fabricación de vajilla, sino que
conoció, en ocasiones, una gran libertad for­
mal para fabricar objetos artísticos. Ese es el
caso de este erizo de terracota, de concep­
ción muy interesante, con ojos en forma de
bolitas aplicadas y púas a base de pequeñas
protuberancias triangulares.

■.T 1. 1 ‘T i r . T . .
Sargón II levantó al Norte de Nínive la ciu­ La tecnología del vidrio estuvo muy avan­
dad de Dur Sharrukin que convirtió en su ca­ zada en Mesopotamia ya en el segundo mi­
pital imperial. Alrededor del palacio se le­ lenio. Buen ejemplo de ello es este magní­
vantaron las residencias de los funcionarios, fico jarrón de vidrio ornamentado con fajas
realzadas con pinturas murales. Sin embar­ en zig zag amarillas, azules y blancas, sobre
go, las más interesantes fueron las del pro­ fondo azul oscuro (hoy descolorido), en un
pio palacio, en concreto las del Salón del alarde de perfección técnica.
trono. Consisten en largas cenefas decora­
das con rosetas, genios alados arrodillados
y toros; en la estancia principal, y bajo un
enorme arcosolio, aparece la escena del
dios Assur, que recibe el homenaje del rey 55. Hieródula paieobabilónica
y de su visir.
Períodos Isin-Larsa (siglos xx-xix). Altura,
13,5 cm. Terracota. Eshnunna (hoy Tell As-
mar). Bagdad, Museo de Iraq.
54. Jarrón de vidrio asirio
Con la crisis sobrevenida tras la desapari­
Finales del Imperio antiguo asirio (hacia ción de la III dinastía de Ur (2004), el arte su­
1450). Altura, 13,4 cm. Anchura, 6,5 cm. Vi­ fre un sensible retroceso. La plástica se re­
drio. Karana (hoy Tell El-Rimah). Bagdad, fugia sobre todo en pequeñas obras de terra­
Museo de Iraq. cotas destinadas al uso doméstico. He aquí
una hieródula, totalmente desnuda, tocada nica. Va armado con un hacha en su mano
con una corona hecha con una doble hilera izquierda y en la derecha tal vez tuviese un
de círculos, relacionada indudablemente arma. Obsérvese que va descalzo. Se desco­
con los ritos de fecundidad de tanta raigam­ noce la finalidad de esta terracota, aunque
bre en la religiosidad popular. hay que conectarla con algún simbolismo
religioso, dado su carácter de exvoto.

56. Guerrero paleobabilónico


57. Placa con un tañedor de arpa
Períodos Isin-Larsa (siglos xx-xix). Altura, 19
cm. Terracota. Girsu (hoy Telloh). Bagdad, Períodos Isin-Larsa (Inicios del siglo xx). Al­
Museo de Iraq. tura, 13,5 cm. Terracota. ¿Eshnunna (hoy
Tell Asmar)? Bagdad. Museo de Iraq.
Figurilla masculina, probablemente de al­
gún reyezuelo, con larga barba y amplia tú­ La música mesopotámica al servicio de la
religión oficial nos es conocida por los tex­
tos y también por algunas placas de arcilla
cocida, todas ellas muy realistas, como la
que se reproduce, en la que un músico tañe
un arpa de siete cuerdas. Aunque la calidad
del modelado no es notable, sí se evidencia
la pureza de espontaneidad plástica del anó­
nimo artista.

58. Muerte de un cíclope a mano de un


dios

Período paleobabilónico (siglo xvm). Altura,


11 cm. Terracota. Tubut (hoy Khafadye).
Bagdad, Museo de Iraq.
Esta placa de arcilla cocida, cuyo signifi­ constructivos. Ruinas in situ (Tell Hariri). (Se­
cado ritual no ha sido aclarado convenien­ gún A. Parrot y J. Hawkes).
temente, presenta a un dios armado con
arco y daga dando muerte a un terrible cí­ Uno de los más famosos y grandes pala­
clope de flamígera cabeza y vestido con lar­ cios del Próximo Oriente antiguo fue el de
ga túnica de vellones de lana. Otro ejemplar Mari (Siria), comenzado a construir a finales
con la misma escena, pero de menor tama­ del tercer milenio y que tras una serie de
ño, se encuentra en el Oriental Institute Mu- destrucciones y reformas alcanzó su forma
seum de Chicago. definitiva con el rey mariota Zimri-Lim
(1782-1759). Dotado con más de 300 salas,
galerías y patios, destinados a los más varia­
dos usos, presenta una planta muy comple­
ja, con una única puerta de acceso, situada
en el sector Norte. En su riquísimo archivo
fueron halladas más de 20.000 tablillas.

60. Diosa de Mari con el vaso manante

Epoca paleobabilónica. Altura, 1,50 m. Pie­


dra caliza. Mari (hoy Tell Hariri). Museo de
Alepo (Siria).

59. Planta del palacio de Mari


Epoca paleobabilónica (siglo xvm). Dimen­
siones 200 x 120 m. Diferentes materiales
Esta magnífica estatua, que ha llegado a 62. La ziqqurratu de Enlil
nosotros prácticamente completa, represen­
ta a una divinidad desconocida, que porta Epoca cassita (1430-1401). Dimensiones
en sus manos el vaso del que manaba el 69 x 67,60 m. Altura, 70 m (hoy se conser­
Agua de la Vida. Su tratamiento estético es van 57 m). Adobe y ladrillos. Dur-Kurigalzu
rígido, pero el modelado es de formas sua­ (hoy Aqar Quf). Ruinas in situ.
ves, ondulantes, buscando transmitir algu­
nos arcaísmos plásticos. La belleza del ros­ El rey cassita Kurigalzu I decidió construir
tro y la solemnidad que irradia toda la figu­ una nueva capital imperial para lo cual le­
ra habla de una obra de primerísima impor­ vantó en lo que hoy es Aqar Quf un comple­
tancia. jo urbano dotado de palacio, templos y san­
tuarios, así como viviendas para sus cortesa­
nos y funcionarios. Sobre sus ruinas se le­
vanta hoy, todavía airosa, su ziqqunatu, de­
dicada aí dios Enlil. Dicha torre escalonada,
61. Estela con el Código de Hammurabi cuyos pisos estaban decorados con pilastras
verticales, poseía, al igual que la de Ur, tres
Epoca paleobabilónica (1753). Altura, 2,25 escalinatas para acceder a su último piso.
m. Altura del relieve, 65 cm. Diorita. Susa
(Irán). París, Museo del Louvre.

Esta estela, originariamente colocada en


Sippar (hoy Abu-Habba), pero transportada
como botín en el siglo xn a Susa por un con­
quistador elamita amante de las antigüeda­
des, contenía en su superficie todo el arti­
culado del Código jurídico que Hammura­
bi promulgó en el 1753 De gran interés ar­
tístico es la parte superior, en cuyo bajorre­
lieve se ha representado al dios Shamash
(titular de la Justicia), sentado en su trono,
en el acto de dictarle las leyes a Hammu­
rabi, quien de pie escucha atentamente al
dios.

63. Muro exterior del templo de Inanna

Epoca cassita (1430). Altura de la decoración


del panel, 2,05 m. Dimensión del templo,
23x17,5 m. Ladrillos. Uruk (hoy Warka).
Berlín, Vorderasiatisches Museum.
En el área Nordoriental del antiguo Eanna
de Uruk, el rey cassita Karaindash levantó
hacia el 1430 un pequeño templo que dedi­
có a la diosa Inanna. Además de la novedad
de su diseño arquitectónico (planta simétri­
ca en torno a una celia central, carencia de

154
patios), la decoración de su fachada de ac­ Los cassitas hicieron de los mojones o es­
ceso era también algo nuevo: la representa­ telas (kudurru) verdaderos documentos ju­
ción de alargadas figuras en alto relieve de rídicos. En ellos se consignaban donaciones
dioses y diosas que, modelados en ladrillos hechas por los reyes a sus familiares y no­
y fijados dentro de nichos, sostienen vasos bles. Junto al texto y juramento se reprodu­
manantes. cían en relieve los símbolos de algunos dio­
ses babilonios y cassitas. Uno de ellos es el
de Meli-Shipak II (1182-1174), que fue lleva­
do a Susa como botín de guerra en el siglo xn
a. C. En dicho kudurru se registra una dona­
64. Estatuilla del orante Lu-Nannar ción hecha por el rey a su hijo Marduk-apla-
iddina. En las cinco fajas figuradas se reco­
Epoca paleobabilónica (hacia 1760). 19,5 gen los símbolos de 24 divinidades, protec­
cm. Bronce y lámina de oro. ¿Larsa (hoy toras del mojón.
Senkereh? París, Museo del Louvre.

Un tal Lu-Nannar dedicó su estatua al dios


Amurru por la vida de Hammurabi de Babi­
lonia y por la suya propia. En la base de la
misma, una inscripción en lengua sumeria
recuerda este exvoto junto a otros dos relie­
ves: en uno se ve nuevamente al mismo per­
sonaje ante Amurru, sentado en trono, así
como un carnero, el animal sagrado del dios
de los pastores. La figura de Lu-Nannar apa­
rece arrodillada, en actitud orante, pero con
un rostro de gran vivacidad.

66. Cabeza de noble

Epoca cassita (hacia 1400). Altura, 4,30 cm.


Terracota policromada. Dur-Kurigalzu (hoy
Aqar Quf). Bagdad. Museo de Iraq.

Muy pocas esculturas cassitas han sido re­


cuperadas hasta ahora y todas ellas de poco
valor plástico. Quizás se deba hacer una ex­
cepción con una cabecita de terracota poli­
65. Kudurru de Meli-Shipak II cromada, hallada en la sala 71 del nivel su­
perior del palacio de Dur-Kurigalzu, de cara
Epoca cassita (1182-1174). Altura, 68 cm. afilada, ojos oblicuos y altas cejas. El realis­
Piedra arenisca negra. Susa. París. Museo mo y el tratamiento informal de la pieza son
del Louvre. detalles a destacar.
quien tomó su nombre) en el año 1786 a la
Biblioteca Nacional de París. Los dos regis­
tros de la parte superior contienen los sím­
bolos divinos de Anu, Enlil, Ea, Marduk y
Nabu. El texto, que cubre la mayor parte de
ia superficie, lleva escrito el nombre de Me-
li-Shipak II.

68. Kudurru de Marduk-nadin-akhkhe

Epoca mesobabilónica (1097-1081). Altura,


63 cm. Caliza negra. Procedencia descono­
cida. Londres, Museo Británico.

En este kudurru mesobabilónico aparece


el indicado rey, tocado con alto gorro cilin­
drico metálico, realzado con motivos orna­
mentales, y armado con arco y flecha, en
toda su simbología ideológica. El texto del
mojón alude a la venta de un campo al fun­
cionario Marduk-nasir a cambio de diferen­
tes enseres y animales que se especifican
minuciosamente.

67. La «piedra Michaux»

Epoca cassita (1182-1174). Altura, 45 cm. Cir­


cunferencia, 62 cm. Diorita. Procedencia des­
conocida. París, Biblioteca Nacional (Gabi­
nete de Medallas).

Este kudurru cassita fue el primer docu­


mento mesopotámico que llegó a Europa,
siendo cedido por el botánico Michaux (de

69. Inscripción fundacional de Nabu-a-


pla-iddina

Imperio Babilónico de la Epoca Oscura


(870). Anchura del relieve, 18 cm. Altura, 28
cm. Piedra. Sippar (hoy Abu-Habba). Lon-
______ ______ dres, Museo Británico.
Esta pequeña placa de piedra testimonia
la restauración del templo y estatua del dios
Shamash de Sippar que hizo el rey babilonio
Nabu-apla-iddina hacia el 870. En la parte
superior, en el relieve conmemorativo, se ve
la presentación de tal rey, acompañado por
la diosa Aya y el sumo sacerdote Nabu-na-
din-shumi, ante Shamash, entronizado en su
capilla. Toda la escena, tratada con eviden­
tes arcaísmos plásticos (vestidos, emble­
mas, poses), tiene como fundamento la
masa del Océano líquido, el Apsu.

71. Plano general de la ciudad


de Babilonia
Imperio neobabilónico (siglos vil-vi). Plano
esquemático según la reconstrucción de
E. Unger.

70. Kudurru de Marduk-apla-iddina II

Imperio Babilónico de la Epoca Oscura


(714). Altura, 46 cm. Mármol negro. ¿Babilo­
nia? Berlín, Vorderasiatisches Museum.

Este kudurru o mojón conmemora la do­


nación de tierras por parte del rey babilonio
Marduk-apla-iddina a uno de sus funciona­
rios del templo de Marduk llamado Bel-
akhkhe-eriba (representado a menor esca­
la), acción puesta bajo la protección de los
símbolos de cuatro divinidades, los cuales
aparecen en la parte superior del mojón.
Técnicamente el tratamiento dado al relieve
es suave, remarcándose sobre todo la belle­
za de formas y líneas.
En este plano puede verse la planta rec­ Muchas han sido las reconstrucciones que
tangular del complejo urbano de Babilonia, los arqueólogos han imaginado de lo que
rodeado con una doble muralla (en algunos pudo haber sido la ziqqurratu de Babilonia,
sectores triple) exterior. La ciudad, atravesa­ llamada Etemenanki (Casa fundamento del
da por el río Eufrates, estuvo dotada con im­ cielo y de la tierra), creída también para al­
portantes edificios civiles (palacio de Nabu­ gunos la bíblica Torre de Babel. Este símbo­
codonosor II, puente sobre el río) y religio­ lo religioso constaba de siete pisos de ado­
sos (templos de Gula, de Ninurta, de Adad, bes, recubiertos por una capa de ladrillos
de Ishtar, de Shamash, de Ninmakh y de policromados de 15 m de espesor y de dis­
Marduk, torre escalonada o ziqqurratu). La tintos colores, según los pisos. Gracias a la
Vía de las Procesiones y la Puerta de Ishtar tablilla del escriba seléucida Anu-bel-shumi
arquitectónicamente alcanzaron una belleza ( Tablilla del Esagila) conocemos sus dimen­
impresionante, puesta al servicio de las ce­ siones reales.
remonias religiosas.

72. Puerta de Ishtar

Imperio neobabilónico (580). Altura, 25 m.


Ladrillos vidriados. Babilonia. Reconstruc­
ción parcial en Berlín, en el Vorderasiatis-
ches Museum (14,30 m de altura) y restos in
situ (12 m de altura). Otra reconstrucción
moderna, más pequeña, en la propia Babi­
lonia.

La Puerta de Ishtar, la más bella de cuan­


tas tuvo Babilonia, abría la Vía de las Proce­
siones, que finalizaba en el gran complejo
religioso de Marduk. Estructuralmente, tal
puerta consistía en dos gruesos cuerpos de 74. Ruinas de los Jardines colgantes
altura diferente con dos torres cada una. Su
superficie estaba revestida con ladrillos es­ Imperio neobabilónico (siglo vi). Ladrillos.
maltados de tonos azules y decorada con un Conducciones de agua. Gran variedad de ár­
mínimo de 575 figuras de dragones (mush- boles y plantas. Babilonia. Ruinas in situ.
hushshu) y toros, alusivos a Marduk.
La tradición clásica atribuyó a la reina Se-
míramis (objeto de leyendas), confundida, a
veces, con la mítica reina Nitocris, la crea­
ción de unos hermosos jardines en Babilo­
nia, creídos una de las siete maravillas del
mundo. Beroso habla de Nabucodonosor II
(604-562) como su constructor, quien los ha­
bría levantado para su esposa meda Amitis
para que le recordara las montañas y árbo­
les de su patria originaria. Hoy se piensa (en
contra de la ubicación que propuso R. Kol-

73. Ziqqurratu de Babilonia

Imperio neobabilónico (siglos vii- vi). Altura,


91 m. Bases, 91 x 91 m. Adobes y ladrillos.
Babilonia. Ruina total (con proyecto de re-
158 construcción).
dewey) que estuvieron situados junto al Eu­ Las figuras de los toros que ornamentan
frates, al oeste del Palacio Norte y de la ciu- la Puerta de Ishtar en Babilonia hay que po­
dadela Halsu Rabitu. nerlas en este caso no en relación con Adad,
dios de la tempestad y cuyo emblema era
efectivamente el toro, sino con Marduk,
nombre que en sumerio significaba Novillo
del dios Sol. Estos ladrillos esmaltados des­
75. Panel del Salón del trono del Palacio
tacaban sobre el fondo azul del paño de las
de Nabucodonosor II
paredes de la magnífica Puerta.
Imperio neobabilónico. Dimensiones del sa­
lón, 52 x 17,50 m. Altura del panel, 12,40 m.
Ladrillo vidriado. Babilonia. Berlín, Vordera-
siatisches Museum.
El magnífico Salón del trono del Palacio
de Nabucodonosor II (604-562) fue orna­
mentado con un grandioso mural corrido de
ladrillos esmaltados con tonalidades
marrón-amarillo, blanco y azul claro sobre
un fondo azul cobalto, que representaba ro­
setas, palmeras, árboles estilizados y leones
al paso. Dicha ornamentación posee un cla­
ro simbolismo, en el que la roseta y el Arbol
de la Vida aluden a la existencia y el león a
la muerte, a la amenaza del orden estable­
cido, que el rey debía atajar.

77. León decorativo de la Vía de las


Procesiones

Imperio neobabilónico (hacia 580). Altura,


1,05 m. Ladrillo vidriado. Babilonia. París,
Museo del Louvre.
La magnífica Vía de las Procesiones (16 m
de anchura por más de 200 de longitud), que
conectaba el conjunto religioso de Marduk
(Esagila y Etemenanki) con la Puerta de Ish-
tar, era una amplia y bien pavimentada ca­
lle que transcurría en algunos trechos entre
altos muros, decorados con 120 figuras de
leones al paso (60 en cada lado), símbolos
de la Ishtar babilónica. Trabajados en ladri­
llo modelado y vidriado destacaban sobre el
fondo azul del citado muro y eran testigos
mudos de las solemnes procesiones.

76. Toro decorativo de la Puerta


de Ishtar

Imperio neobabilónico (hacia 580). Altura,


1,02 m. Longitud, 1,26 m. Ladrillo vidriado.
Babilonia. Berlín, Vorderasiatisches Mu­
seum.
78. Cabeza del demonio Humbaba algún lugar de sus conquistas (el estilo de la
pieza recuerda el arte neohitita), si ordenó
Imperio neobabilónico (siglo vil). Altura, 8 tallarlo o bien fue encontrado (por ser una
cm. Terracota. Sippar (hoy Abu-Habba). obra antigua) durante la restauración de al­
Londres, Museo Británico. gún templo de Babilonia. Hallado en el año
1776 es hoy en día una de las piezas turísti­
Uno de los personajes del Poema de Gil- cas más famosas de tal ciudad.
gamesh es el demonio Humbaba, maléfico
guardián del Bosque de los Cedros y a quien
dieron muerte Enkidu y Gilgamesh. En toda
Mesopotamima fue muy usual la elabora­ 80. El dios Marduk
ción de amuletos y mascarillas con tal per­
sonaje, cuyo rostro se reproducía imitando Imperio babilónico de la Epoca oscura
las entrañas de un animal sacrificado para (854-819). Altura, 19 cm. Base, 3,5 cm. Altu­
realzar aún más la fealdad de tal demonio. ra, de la figura. 10 cm. Lapislázuli. Babilo­
nia. Berlín, Vorderasiatisches Museum (se­
gún V. Andrae).
En un cilindro (kunukku) de lapislázuli,
dedicado por el rey Marduk-zakir-shumi I, de
la VIII dinastía de Babilonia, montado en oro
para adornar el cuello de la imagen de Mar­
duk, existente en el Esagila, se representa la
figura de tal dios (quizá la única existente),
tocado con gorro cilindrico y vestido con lu­
josos ropajes y ornamentos, junto a su ani­
mal sagrado, el dragón (mushhushshu). Am­
bas figuras flotan sobre las olas del Océano
(Apsuj. El cilindro fue robado de la tesore­
ría del Esagila.

79. León de Babilonia

Imperio neobabilónico (604-562). Altura, 2


m. Longitud, 2,60 m. Basalto. Babilonia. Se
conserva in situ.
Una de las muchísimas piezas que ateso­
raba el Museo Real que Nabucodonosor 11si­
tuó en el Palacio Norte de Babilonia, fue este
león inacabado, atacando a un hombre que
yace entre sus garras. Se ignora si lo trajo de

160
Esquema cronológico
MESOPOTAMIA
NORTE SUR
8000 a. C. o h
E c
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E
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O -J O É-* CALCOLITICO Obeid III-IV

3000 PERIODO GAWRA PERIODO URUK

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z z Mesalim di Kish
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o 2550
t-
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cu
2500 Eannatum de Lagash
IMPERIO ACADIO 2340-2159 2470
Sargón 2340-2284
Naram-Sin 2260-2223
DOMINACION Ql TI
III DINASTIA DE I R 2111-2003
Gudea de Lagash
I r-Nammu 2111-2094
l
PERIODO
ISIN-LARSA
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Shamshi-Adad Hammurabi
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Hegemonía
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1500 «3
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O 1244-1208 ss ?; 1
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o Assur-nasirpal II Dinastía del
1000 5 País del mar
UJ
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883-859
1024-1004
Sargón II
O Dtf 721-705 DINASTIA
2 55 NEOBABILONICA
2 <
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Cu Z
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669-631 j Nabucodonosor 604-562
Nabónido 562-538
500 DOMINACION DE LOS MEDOS Ciro II 538-530

GOBERNANTES MACEDONIOS Alejandro Magno 330-323

300 REINO SELEUCIDA Seleuco I Nicátor 311-281

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